Reg.: A y S t 241 p 358-367. En la ciudad de Santa Fe, a los trece días del mes de setiembre del año dos mil once se reunieron en acuerdo los señores Ministros de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia, doctores Daniel Anibal Erbetta, María Angélica Gastaldi, Roberto Héctor Falistocco, Mario Luis Netri y Eduardo Guillermo Spuler, con la Presidencia del titular doctor Rafael Francisco Gutiérrez a los efectos de dictar sentencia en los autos caratulados "ROSS, Alicia contra HSBC BANK ARG. S.A. y otro -Cobro de Pesos- sobre RECURSO DE INCONSTITUCIONALIDAD" (Expte. C.S.J. nro. 88, año 2009). Se resolvió someter a decisión las siguientes cuestiones: PRIMERA: ¿es admisible el recurso interpuesto?; SEGUNDA: en su caso, ¿es procedente?; y TERCERA: en consecuencia, ¿qué resolución corresponde dictar?. Asimismo se emitieron los votos en el orden que realizaron el estudio de la causa, o sea, doctores Spuler, Gutiérrez, Gastaldi, Erbetta, Falistocco y Netri A la primera cuestión -¿es admisible el recurso interpuesto?- el señor Ministro doctor Spuler dijo: 1. Surge de las constancias de autos -en lo que es de interés al caso- que Alicia Marcela Ross demandó por cobro de pesos a HSCB Bank Argentina S.A. y a HSBC Servicios Financieros Personales (HSBC S.A. de Ahorro y Préstamo). Manifiestó que mantenía con la demanda una relación laboral, desempeñándose en la categoría de auxiliar conforme al C.C.T Bancarios nro. 18/75, siendo su puesto de promotora de ventas y su función la de vender servicios financieros; que en fecha 15.04.04 “HSBC Bank Argentina S.A.” la despidió sin justa causa, pretendiendo encubrir dicho despido mediante un supuesto acuerdo rescisorio (art. 241 L.C.T.), instrumentado mediante Escritura Pública nro. 67, del 15.04.04, pasada ante el escribano Guillermo Juaristi; que el acuerdo es nulo de conformidad a los artículos 12, 14 y 15 L.C.T. dado que en verdad hubo una reducción en el plantel de las vendedoras y se la despidió. Expresó la actora que resulta evidente la falta de concurrencia de voluntades, estando en presencia de una adhesión mediante engaño de la demandada, viciando la voluntad del contratante, con el objeto de liberarse de sus obligaciones dinerarias producto del despido incausado; y que no media resolución fundada en los términos del articulo 15 L.C.T., resultando perjudicada por la supuesta rescisión dado que el pago recibido resulta insuficiente. Reclamó rubros indemnizatorios, remuneratorios y no remuneratorios detallados en su demanda. A fs. 70 compareció “HSBC Bank Argentina S.A.. Sostuvo -en esencia- que la actora ingresó a trabajar el 01.02.02, como “promotor de ventas”, como consecuencia de la cesión del contrato de trabajo de “HSBC Ser. Financieros Personales S.A.”, reconociéndosele una antigüedad desde el 04.06.87; que en fecha 13.04.04 ésta solicitó mediante nota adherirse al Plan de retiro voluntario y así fue que, por pedido expreso, voluntario y escrito, el 15.04.04 ambas partes decidieron ponerle fina al contrato que las uniera, mediante Escritura Pública, conforme lo establecido en el articulo 241 L.C.T. A fs. 94 comparece “Uniservicios S.A.”, continuadora de “HSBC Servicios Financieros Personales y HSBC Argentina S.A. de ahorro y Préstamo para fines determinados”, expresando que la actora prestó expresa conformidad a la cesión del personal y adhirió a la contestación formulada por HSBC. En fecha 22 de octubre de 2007 el Juez de Primera Instancia de Distrito en lo Laboral de la Tercera Nominación de la ciudad de Rosario dictó sentencia rechazando la pretensión en todos sus términos, con costas a la accionante. Fundó su decisión en que no encontró en el acuerdo rescisorio situación “contra legen” que amerite la aplicación de las sanciones prescriptas por los arts. 953, 954 y 1045 del C.Civil, o violación del orden público laboral que afecte la irrenunciabilidad prescripta por el artículo 12 L.C.T., resultando la decisión tomada por la trabajadora con pleno conocimiento de sus alcances, congruente con su intención previa de acogerse el retiro voluntario, en plenitud de su voluntad y en uso de las facultades que le otorga la ley. Dicho pronunciamiento fue apelado por la parte actora. Expresados y contestados que fueaon los agravios, la Sala Segunda de la Cámara de Apelación en lo Laboral de la ciudad de Rosario dictó sentencia en fecha 5 de setiembre de 2008, resolviendo -por mayoría- receptar parcialmente el recurso de apelación en lo que concierne a la multa establecida en el artículo 80 L.C.T., la que prosperó con la extensión analizada en el fallo, confirmando la sentencia inferior en lo demás que fuera materia de agravio. Impuso las costas de la Alzada íntegramente a la actora atento lo exiguo del éxito obtenido. En primer término votó la Dra. Mambelli analizando, por un lado, la validez o no del convenio suscripto entre las partes y, por otro, las objeciones vertidas en torno a la imputada omisión de tratamiento de rubros ajenos a los derivados de la extinción del contrato. Concluyó -luego de analizar el caso a la luz de las pruebas y derecho aplicable, como así también de doctrina a la que adhiere- que al no lograr la recurrente persuadir de que en autos hubo un despido incausado en lugar de una extinción convenida del contrato, los reproches vertidos al respecto debían desestimarse. Por otra parte, entendió que en tanto el A quo consideró válido el convenio suscripto entre las partes, la invocada omisión de ponderar la procedencia del resto de rubros reclamados en la demanda era sólo aparente. Por último, receptó el pedido de sanción conminatoria prevista en el artículo 80 L.C.T.. En segundo término votó la doctora Aseff en disidencia. Aclaró ante todo que para calcular el rubro vinculado al artículo 80 citado, debía estarse a la prueba rendida en autos y no objetada, antes que a la remuneración consignada en el convenio que puso fin a la relación. En cuanto al convenio consideró -con sustento en doctrina que invoca y en los hechos y derecho que entendió relevantes-, que fue un instrumento utilizado por la patronal para encubrir un despido incausado, y que esta circunstancia determinó la existencia de diferencias salariales en favor de la trabajadora, evidenciando las ventajas que la empleadora obtuvo en desmedro de su dependiente. Entendió, en definitiva, que al estarse ante un despido sin causa correspondía tratar los reclamos formulados por la trabajadora, reconociéndole diversos créditos. Asimismo afirmó que la demanda contra “Uniservicios S.A” debía ser rechazada porque las obligaciones resultantes de la relación de trabajo cedida son posteriores a la cesión reconocida por ambas codemandadas. Finalmente, votó la Dra. Bungi de Basualdo manifestando compartir las opiniones y conclusiones expuestas por la Dra. Mambelli, votando en igual sentido y vertiendo apreciaciones “que apoyan y/o refuerzan aun más las suyas”. Aseguró, en suma, no advertir ni siquiera la existencia de indicios suficientes para presumir que lo manifestado por las partes en el acto por el que se desvincularan no responda a la realidad y que la actora lo haya suscripto en contra de su voluntad, manteniéndose incólume durante aproximadamente siete meses; e hizo especial referencia a inexistencia de pruebas fehacientes sobre el cumplimiento habitual de horas extras que permita recepcionarlas como se solicita. 2. Contra dicho fallo interpone la actora recurso de inconstitucionalidad con fundamento en el supuesto previsto en el artículo 1ro., inciso 3ro., de la ley 7055. Afirma que los Vocales que formaron la mayoría rechazan su pretensión de cobro de rubros indemnizatorios y remuneratorios basándose en meras interpretaciones dogmáticas de las disposiciones de derecho privado, dejando de lado principios básicos del derecho laboral de jerarquía constitucional, valorando en forma distorsionada los hechos probados en la causa y prescindiendo de prueba decisiva para la suerte de su pretensión. Bajo la invocación de arbitrariedad normativa sostiene que el primer voto hace aplicación lisa y llana de la teoría clásica de los contratos, como si el caso de autos fuera un negocio de derecho privado, apartándose manifiestamente de preceptos legales que forman el orden público laboral, todos ellos con anclaje en normas constitucionales e ignorando el principio de primacía de la realidad. A su criterio se equivoca la Camarista cuando aplica la doctrina por ella citada para analizar el caso, ya que estamos ante un negocio que merece una mirada crítica, que fue celebrado entre dos partes entre las que prima el desequilibrio y no la ficción de la libertad contractual. Añadió que debió ver que la ilicitud del convenio se hallaba en la causa fin, es decir que para la demandada la causa del convenio era el aligeramiento de los costos laborales de un despido incausado. Dice que la misma solución aplica la Dra. Bungi de Basualdo, pero sus argumentos otorgan decisivo significado al tiempo transcurrido entre el despido y el reclamo de la trabajadora (siete meses) apartándose de normas de la ley 20.744, siendo tal argumento arbitrario al darle relevancia jurídica al silencio del trabajador para convalidar vicios que afectan el orden público. A su juicio las dos vocales que propician la validez del acuerdo aplican un rigorismo formal inaceptable para el caso. Añade que en tal sentido es esclarecedor el segundo voto, en disidencia, de la Dra. Aseff y la doctrina por ella citada. Transcribe parte de dicho voto, según el cual una transacción o acuerdo liberatorio sobre los créditos derivados de la extinción injustificada, en cuanto tal, requerirá la intervención de la autoridad competente con funciones homologatorias; que cualquiera sea la interpretación que se haga acerca de los alcances de la disponibilidad en el marco del artículo 15 de L.C.T., los acuerdos alcanzados requieren como condición de validez la “resolución fundada” a que alude dicha norma, la que en el caso está ausente, ya que el acto celebrado ante escribano no sólo no fue sometido posteriormente a la homologación sino que la trabajadora concurrió a su otorgamiento sin asistencia letrada alguna; y, en la medida que lo percibido por la actora es una suma menor a la que le hubiera correspondido por un despido incuasado, además de dar por clausurado todo tipo de reclamos a la sociedad derivados de la relación de trabajo y/o su extinción, no cabe sino concluir que ese arreglo privado vulnera el orden público en doble sentido: implica disponer de derechos irrenunciables y carece de intervención homologatoria de autoridad pública. Insiste en que estamos ante un contrato con causa ilícita, no habiendo en el acuerdo ventajas comparativas para la trabajadora sino para su empleadora. Señala que el fallo impugnado se opone claramente a las normas de orden público aplicables al caso, prescindiendo del texto legal, específicamente, artículos 3, 7, 9, 11, 12, 15, 55, 63 LCT y artículos 502, 953 y 1198 del C.Civil. Bajo el título “arbitrariedad fáctica” invocó apartamiento de pruebas decisivas para la causa. Expresa que su parte nunca cuestionó la autenticidad de la escritura pública; que la Magistrada que votó en primer término desvaloriza prueba de vital importancia consistente en el correo electrónico que comunica el despido, la absolución de posiciones de la demandada y los testimonios rendidos en autos, en clara violación al debido proceso y derecho de defensa en juicio. Refiere en apoyo de su planteo nuevamente al voto en disidencia de la Dra. Aseff, en particular a la valoración que dicha Jueza hizo de la prueba. Afirma que lo que no prueba la demandada, por ser inexistente, es en qué consistía el régimen de retiro voluntario general y el marco del plan de retiro voluntario, en cuya cabeza pesaba el onus probandi. Añade que resulta claro que la inserción de esas expresiones en el instrumento que contiene el acuerdo nulo, no tiene otro fin que inventar la causa fuente del convenio; y que siendo falsa la existencia del plan de retiro voluntario, la trabajadora nunca pudo solicitar la adhesión. Luego de referir ampliamente a este tema asevera que el fallo cuestionado deja en estado de indefensión a su parte, ya que la Vocal preopinante pone cortapisas a la postulación de falta de pruebas sobre la existencia del plan de retiros, pero por otro lado desdeña la falta de colaboración procesal de la demandada, quien tenía en su poder todos los medios probatorios sobre la existencia real del mentado plan. Aduce que en el mismo sentido votó la Dra. Bugni de Basulado, quien desdeña la valoración de la confesional de la demandada hecha por la Dra. Aseff en cuanto a la respuesta a la posición undécima, presuponiendo inexistentes errores de tipeo. También dice que es notable la desvalorización que formula de los testimonios ofrecidos por su parte, exigiéndoles para que la convenzan del despido que estuvieren presente en el acto de rescisión, cuando va de suyo que esos acuerdos se celebran en privado. Destaca que esta forma caprichosa de ponderar la prueba rendida hace que su voto no se funde en los hechos debidamente acreditados en la causa, resultando arbitrario. Señala que la tergiversación que hacen los vocales que forman la mayoría del alcance de los medios probatorios producidos en autos, han hecho que el fallo impugnado esté viciado por un exceso de rigorismo ritual, arribando a una solución manifiestamente injusta. Invoca violación de los principios fundamentales del derecho laboral de raigambre constitucional y del derecho de propiedad. Sostiene que resulta inconcebible que para la aplicación de la multa por falta de entrega de certificación de servicios y remuneraciones el fallo haya decidido que se debía tomar la remuneración consignada en el convenio de extinción, cuando de acuerdo con la pericial contable la suma informada como mejor remuneración es mayor a la que indica el fallo. Agrega que la violación al derecho de propiedad también se consuma con el rechazo de la pretensión de cobro de las horas suplementarias laboradas, las que se hallan debidamente probadas conforme las testimoniales, siendo el voto en disidencia impecable en su análisis. Dice que la falta de homologación del acuerdo incumpliendo lo requerido por el artículo 15 LCT habilita su reclamo sin cortapisas. 3. Por decisorio de fecha 6 de febrero de 2009, la Sala Segunda-integrada- resuelve, por mayoría, conceder el recurso de inconstitucionalidad interpuesto, logrando así la impugnante el acceso a esta instancia excepcional. 4. El nuevo examen de admisibilidad que prescribe el artículo 11 de la ley 7055, efectuado con los autos principales a la vista, me conduce a propiciar la rectificación del criterio sustentado por la mayoría de la Sala en oportunidad de conceder el recurso extraordinario, no obstante lo dictaminado por el señor Procurador General a fs. 538/541 vto. Ello así, pues los agravios esgrimidos por la recurrente carecen de virtualidad para hacer excepción al criterio conforme al cual las cuestiones relativas a la interpretación de normas de derecho común y a la valoración de extremos de hecho y prueba en principio no deparan materia idónea en orden a lograr el acceso a la vía intentada, que- como se ha destacado en reiteradas oportunidades- no constituye una tercera instancia ordinaria ante la cual los justiciables puedan cuestionar decisiones equivocadas o que se estimen tales según sus particulares interpretaciones, ni tiene por objeto permitir la sustitución de los criterios adoptados por los juzgadores en el ejercicio de funciones privativas (cfr. A. y S., T. 54, pág. 382; T. 55, pág. 212; T. 59, pág. 319; T. 62, pág. 386; T. 64, pág. 259, etc; en sentido concordante, Fallos 297:29, 117 y 291; 300:1039; 301:1062; 306:143; 307:234; 311:1950; 313:1222, entre otros). Máxime cuando, como en el caso, la sentencia se funda en argumentos que, aunque no conforman a la quejosa, resultan suficientes para sustentarla e impiden su descalificación como acto judicial (Fallos, 302:175; 308:986, etc.). En efecto, si bien la compareciente enumera una serie de vicios que, a su entender, estarían presentes en el voto mayoritario de la Sala, haciendo incurrir a los sentenciantes en arbitrariedad, la confrontación de su planteo con lo resuelto en el fallo atacado evidencia que su queja no traspasa el límite de la mera discrepancia interpretativa respecto de la cuestión central debatida vinculada, esencialmente, a la validez del acuerdo rescisorio celebrado entre las partes en los términos del artículo 241 de la Ley de Contrato de Trabajo y a la procedencia de los rubros reclamados en la demanda, lo que no depara caso constitucional idóneo para lograr la apertura de la instancia excepcional intentada. Es que la consideración de la totalidad de las constancias de la causa me conducen a sostener que las hipótesis de arbitrariedad normativa y fáctica invocadas carecen de idoneidad para lograr la descalificación de lo resuelto por la mayoría de la Sala a la hora de confirmar casi íntegramente la sentencia apelada -que rechazó, a su turno, la demanda interpuesta en autos-, acogiendo sólo el agravio vinculado a la indemnización prevista por el artículo 80 de la Ley de Contrato de Trabajo, dado que traducen tan sólo el cuestionamiento de la compareciente a la labor cumplida por el órgano jurisdiccional al tratar los temas sometidos a su juzgamiento, en ejercicio de funciones que le atañen, sin que se pueda afirmar válidamente que en tal tarea las sentenciantes hayan desbordado el límite de sus atribuciones. En cuanto a sus quejas articuladas bajo la tacha de arbitrariedad normativa en que habrían incurrido las Magistradas que votaron en primer y tercer término, al propiciar éstas la validez del acuerdo cuestionado en clara oposición a normas de orden público laboral y prescindiendo del texto legal de los artículos 3, 7, 9, 11, 12, 15, 55, 63 de la L.C.T. y artículos 502, 953 y 1198 del Código Civil, cabe señalar que -sin lugar a dudas- la sola lectura de los tres votos que conformaron el fallo atacado pone en evidencia que estamos en presencia de una cuestión netamente interpretativa, vinculada a las condiciones de validez y alcance de la extinción contractual por mutuo acuerdo -en el caso, un retiro voluntario- realizada en los términos previstos por el artículo 241 L.C.T., que ha dado lugar a diversas posturas doctrinarias y jurisprudenciales -como se señala en el auto de fecha 6 de febrero de 2009, f. 531 vto.-, lo que en principio determina que se trata de una temática de por sí ajena a la instancia excepcional prevista en la ley 7055. Ello es así, ya que en tanto no se demuestre que los sentenciantes han desbordado el marco de posibilidades interpretativas que la norma brinda, o hayan incurrido en algún vicio que descalifique desde una óptica constitucional su razonamiento, no corresponde que esta Corte revise lo resuelto por éstos. En el caso, vemos que las Vocales que entendieron que en autos hubo una extinción convenida del contrato de trabajo, cumpliéndose las condiciones exigidas por el artículo 241 L.C.T., y no un despido incausado como pretende la recurrente, arribaron a esa conclusión luego de un detenido y fundado análisis de las circunstancias relevantes acreditadas en la causa, respondiendo los agravios planteados y valorando las pruebas aportadas conforme al criterio que explicitaron en su voto. Todo ello con apoyo en doctrina que permite respaldar la solución brindada al caso concreto, razonamiento que no permanece en un plano teórico, sino que se lo vincula a las particularidades que la causa ofrece, conforme a la valoración de las circunstancias que juzgaron relevantes a la hora de decidir a la luz de la interpretación propiciada de las normas legales en juego. Al respecto es oportuno recordar que las cuestiones atinentes a la interpretación de las normas jurídicas resultan materia extraña al recurso de inconstitucionalidad, puesto que se encuentran reservadas a los jueces de la causa, salvo caso de arbitrariedad, no demostrada en autos. Esta Corte ha sostenido que no es arbitraria la sentencia si la inteligencia del precepto no excede el marco de posibilidades que brindan las normas en juego, ni traduce una apreciación irrazonable del tema propuesto, tampoco si la elección importa adoptar una solución posible, apoyándose en razones suficientes (Cfr. Fallos 304:1826; 304:948; 308:71; A. y S. T. 95, pág. 1; T 123, pág. 49; T. 211, pág. 25, entre muchos otros); y que no resulta arbitrario el fallo por el sólo hecho de existir jurisprudencia contraria a la solución de la causa (Cfr. A. y S. T. 58, pág. 219; T. 69, pág. 380; T. 79, pág. 224, entre otros). También ha afirmado que un reencuadre del recurso extraordinario por interpretación arbitraria de la norma aconseja reservarlo, conforme con pautas señeras del Máximo Tribunal nacional, para desaciertos de gravedad extremas que descalifiquen a la sentencia como pronunciamiento judicial, precisamente para no abrir una tercera instancia ordinaria donde puedan discutirse todas las decisiones equivocadas (Ver A. y S. T. 151, pág. 248; T. 211, pág. 25, etc.). A la luz de dichos principios rectores, de la lectura del fallo atacado no se advierte que, en el sub judice, las Vocales que conformaron la mayoría hayan vulnerado con su voto garantías constitucionales desde que, al margen del grado de acierto o error en su pronunciamiento, optaron por un criterio exegético que no puede ser tildado de arbitrario al no desbordar las posibilidades interpretativas que ofrecía la normativa en juego al juzgar, en definitiva, que resultaba válido el convenio suscripto entre las partes, descartando fundadamente las quejas que al respecto esbozó la compareciente. Insisto, frente a la argumentación desarrollada por la mayoría en sustento de la solución propiciada, las alegaciones de la quejosa resultan insuficientes para derrumbar dicho pronunciamiento desde una óptica constitucional puesto que no alcanzan a demostrar que las juzgadoras hubieran propuesto una hermenéutica de la normativa aplicable que exceda, en las particulares circunstancias del caso, los márgenes de razonabilidad tolerados, con la consecuente conculcación de derechos y garantías consagrados en las leyes laborales y en la Constitución. Los agravios de la impugnante sólo traducen su particular lectura del caso y de la solución que correspondería al mismo, intentado hacer prevaler su propio criterio en cuanto a que en el caso hubo un despido sin causa encubierto, postura que coincidiría con el voto minoritario, más sin llegar a acreditar vicio alguno en lo resuelto finalmente que lesione su derecho a la jurisdicción. Por otra parte, tampoco ha de prosperar la imputación de arbitrariedad fáctica, dado que las pruebas que señala como preteridas no fueron tales, sino que se las apreció de manera distinta a la pretendida por la impugnante. Así, la Vocal preopinante analizó la autenticidad de la escritura pública, lo que indicaba el correo electrónico, la negociación previa, las circunstancias que no tornaban creíble que no hubiera sido la real voluntad de la actora la de acogerse a un retiro voluntario; que la existencia del plan de retiro voluntario no era objeto de prueba; el hecho determinante de que la extinción del contrato se llevó a cabo de acuerdo al art. 241 L.C.T.; como así también en la ampliación de fundamentos la Vocal del tercer voto hizo especial referencia a la confesional de la parte demandada y a las testimoniales, no encontrando ni siquiera la existencia de indicios suficientes para presumir que lo manifestado por las partes en el acto por el que se desvincularon no responda a la realidad y que la actora lo haya suscripto en contra de su voluntad. Frente a ello, las quejas de la compareciente sólo reflejan su particular apreciación de los hechos y las pruebas, más sin lograr acreditar que en autos se haya efectuado una valoración irrazonable u omisiva que autorice una revisión excepcional de lo resuelto. En suma, con sus argumentos no persuade que, frente a las constancias obrantes en la causa, haya sido irrazonable que la mayoría se haya pronunciado por la validez del acuerdo rescisorio, conforme a los fundamentos ampliamente desarrollados en sus votos. En materia probatoria la Corte ha afirmado que no pesa sobre el sentenciante el deber de respaldar su decisión en la totalidad del material probatorio, sino que puede escoger aquél que estime adecuado en orden a lo decidido finalmente; y que por ello no puede descalificarse lo resuelto aunque la Sala no haya analizado, una por una, la prueba aportada, ni haya extraído de ella todas las conclusiones posibles, en la medida que la lectura de su pronunciamiento revela que está fundado en aquéllas que juzgó decisivas a la hora de resolver (Cfr. A. y S. T. 128, pág. 263 y T. 160, pág. 68, por todos). Por último, sus reproches vinculados a la remuneración tomada en cuenta para la aplicación de la multa prevista en el artículo 80 LCT y al rechazo de su pretensión de cobro de horas suplementarias tampoco revisten entidad constitucional desde que sólo reflejan su desacuerdo con lo resuelto al respecto, en un intento de hacer prevalecer su propio criterio en cuanto a la solución que correspondería adoptar, más sin lograr traspasar el ámbito de la mera discrepancia, lo que sella la suerte adversa de tales planteos. En definitiva, la insistente intención de renovar el debate sobre la valoración fáctica y jurídica en torno a temas de derecho común -ya tratados suficientemente en las instancias ordinarias- no depara caso constitucional idóneo para operar la apertura de la instancia extraordinaria en esta sede, dado que no es misión de esta Corte sustituir a los tribunales ordinarios en la decisión de cuestiones que le son propias, sino efectuar el control de adecuación de las sentencias al orden jurídico fundamental (A. y S. T. 140, pág. 149). Por las razones expuestas, voto, pues, por la negativa. A la misma cuestión, el señor Presidente doctor Gutiérrez expresó idénticos fundamentos a los expuestos por el señor Ministro doctor Spuler y votó en igual sentido. A la misma cuestión, la señora Ministra doctora Gastaldi dijo: A mi juicio, el remedio extraordinario interpuesto debe ser declarado admisible por entender que los agravios de la actora ostentan virtualidad suficiente en orden a excepcionar el criterio conforme al cual las cuestiones relativas a la interpretación de normas de derecho común y a la valoración de extremos de hecho y prueba -en principio- no deparan caso constitucional. Ello así, desde que las alegaciones de la recurrente -reprochando a la Sala conceder validez al acuerdo rescisorio celebrado entre las partes en base a la aplicación de principios civiles y omitiendo dar respuesta por las implicancias del principio de primacia de la realidad en conexión con disposiciones que preservan para emplados y trabajadores la irrenunciabilidad de las indemnizaciones que las leyes establecen y que informan el orden público laboral- ostentan entidad suficiente a fin de lograr el franqueamiento de esta instancia extraordinaria toda vez que ponen en evidencia un supuesto de ostensible incumplimiento del mandato consagrado por el artículo 95 de la Carta Magna provincial al sustentar la aplicación del precepto legal en juego mediante un razonamiento limitado al aspecto formal, desvinculado de la restantes condiciones normativas, de las específicas modalidades del caso y de los hechos comprobados de la causa. En consecuencia, considero, el remedio debe ser declarado admisible. Voto, pues, por la afirmativa. A la misma cuestión, el señor Ministro doctor Erbetta expresó idénticos fundamentos a los vertidos por la señora Ministra doctora Gastaldi y votó en igual sentido. A la misma cuestión, el señor Ministro doctor Falistocco dijo: Comparto los fundamentos expuestos por el señor Ministro doctor Spuler y por tanto adhiero a su voto. Asimismo, en relación a los horas extraordinarias que se pretenden, no resulta ocioso destacar que en la sentencia recurrida la vocal de tercero voto puntualizó que no se advertía la existencia de pruebas fehacientes sobre su cumplimiento habitual, para concluir en que "la actora no probó la habitualidad del cumplimiento de horas extras, lo que no permitiría tener por acreditadas las que reclama en su demanda debido a la falta de elementos de convicción en cuanto a días y horas en que las habría llevado a cabo, lo que indudablemente impide su cuantificación y determina que el rubro estuviera imposibilitado de prosperar" (Cfr, F. 485/486 vto.). Con cita de los testigos Ribba, Spagnolo e Ippoliti asumió que no había un control horario por parte de la demandada, por lo que la actora podía manejarlo según las circunstancias en forma variable, sin que el hecho de visitar a un cliente en determinado horario del día implique que el resto de ese día también estuviere laborando para la demandada...; no hay prueba en autos que logre acreditar en forma fehaciente que durante los 18 meses por los que se demanda, la actora haya trabajado todos los días las jornadas completas y, a su vez, las tres horas más cuyo pago reclama además de las comisiones que ya percibiera". En suma, los argumentos del Senteciante aparecen adecuadamente fundamentados, pues vinculan las circunstancias de la causa con el marco teórico adecuado -habrá de repararse que se ha sostenido reiteradamente que tratándose de reclamos basados en supuestos de excepción, como es la extensión de la jornada normal de trabajo, cabe exigir prueba fehaciente de que tal prestación ha existido- por lo que los agravios al respecto deben ser desestimados. Voto, pues, por la negativa. A la misma cuestión, el señor Ministro doctor Netri expresó idénticos fundamentos a los vertidos por el señor Ministro doctor Spuler y votó en igual sentido. A la segunda cuestión -en su caso, ¿es procedente?- el señor Ministro doctor Spuler dijo: Atento el resultado obtenido al tratar la primera cuestión, no corresponde expedirse sobre ésta. A sí voto. A la misma cuestión, el señor Presidente doctor Gutiérrez, la señora Ministra doctora Gastaldi y los señores Ministros doctores Erbetta, Falistocco y Netri expresaron idéntico fundamento al expuesto por el señor Ministro doctor Spuler y votaron en igual sentido. A la tercera cuestión -en consecuencia, ¿qué resolución corresponde dictar?- el señor Ministro doctor Spuler dijo: Atento al resultado obtenido al tratar las cuestiones anteriores, corresponde declarar inadmisible el recurso interpuesto, con costas a la recurrente vencida (artículo 12, ley 7.055). Así voto. A la misma cuestión, el señor Presidente doctor Gutiérrez, la señora Ministra doctora Gastaldi y los señores Ministros doctores Erbetta, Falistocco y Netri dijeron que la resolución que correspondía dictar era la propuesta por el señor Ministro doctor Spuler y así votaron. En mérito a los fundamentos del acuerdo que antecede, la Corte Suprema de Justicia de la Provincia RESOLVIÓ: Declarar inadmisible el recurso interpuesto, con costas a la recurrente vencida. Registrarlo y hacerlo saber. Con lo que concluyó el acto, firmando el señor Presidente y los señores Ministros por ante mí, doy fe. Fdo.: GUTIÉRREZ-ERBETTA-FALISTOCCO-GASTALDI-NETRI-SPULER- Fernández Riestra (Secretaria)