Las tecnologías de la información y de las comunicaciones en el nuevo derecho constitucional Ricardo Porto Introducción La Constitución Argentina, en la reforma de 1994, ha incorporado a su texto un conjunto de tratados sobre derechos humanos, concediéndoles una especial jerarquía. Otras constituciones americanas, como las de Venezuela, Ecuador o Bolivia, han seguido un camino similar. Böhmer explica que la Argentina sale, en momentos cruciales de su historia, a la búsqueda de derecho extranjero para producir el diálogo que sus instituciones eran incapaces de generar. “Luego de las violaciones masivas de derechos de los años setenta y de la permanente imposibilidad de construir democracia por más de cien años, la Argentina buscó una vez más en otras legislaciones y jurisprudencias los textos que nuestra incapacidad no pudo escribir. La vergüenza de nuestro encuentro con el mal radical nos permitió darnos cuenta que existían otros que reclamaban ser escuchados y que habíamos silenciado. Así, entre otros gestos, la reforma constitucional de 1994 incorporó una decena de tratados internacionales de derechos humanos, incluidas sus instancias jurisdiccionales”. (1). En efecto, los tratados internacionales ratificados por nuestro país y la doctrina y jurisprudencia elaborada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos y por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos van conformando un nuevo escenario jurídico. A ello hay que sumarle las declaraciones conjuntas adoptadas por los Relatores sobre la Libertad de Expresión, de la OEA y la ONU, que, paulatinamente, van cobrando una especial significación normativa. Toda esa compleja trama jurídica contiene importantes disposiciones y principios referidos a las tecnologías de la información y de las comunicaciones –TIC-; que deberán ser tenidos especialmente en cuenta por el legislador, al momento de dictar políticas públicas en esta materia. El presente trabajo analiza como aborda este nuevo derecho constitucional la revolución tecnológica de nuestro tiempo. Nuevo progreso, espacio audiovisual, habeas data La reforma constitucional de 1994 le permitió a la Argentina incorporar ciertos institutos jurídicos vinculados a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. En ese orden, cabe señalar la denominada cláusula del nuevo progreso (artículo 75 inciso 19); fundamentalmente en lo referido a la facultad concedida al Congreso Nacional de promover a “..la investigación y al desarrollo científico y tecnológico, su difusión y aprovechamiento”. 1 Como señalan Migueliz y Gamborg, dicha cláusula complementa el viejo inciso alberdiano del progreso y abre un abanico de posibilidades para que el Congreso adquiera un rol protagónico en la legislación referida a Internet, bases de datos, informática, firma digital, etc.(2) En verdad, ha existido una interesante producción legislativa en los últimos años vinculados a esta temática. La ley 25.036, modificatoria de la ley 11.723, orientada a la protección de programas de computación; la ley 25.326, de datos personales; la ley 25.467, que impulsa la investigación científica y el desarrollo tecnológico; la ley 25.506, de firma digital; la ley 25.856, que considera a la producción de software como actividad industrial; la ley 25.922, que promueve la citada industria del software; la ley 26.032, que garantiza la libertad de expresión de Internet y la ley 26.388, de delitos informáticos, son algunas de las normas dictadas en la materia. Volviendo al texto constitucional, es dable destacar que en la mencionada cláusula del nuevo progreso se establece la promoción de políticas diferenciadas que tiendan a equilibrar el desigual desarrollo relativo de provincias y regiones. Esta disposición es de vital importancia para el dictado de políticas públicas sobre TIC, dado que ellas, por mandato constitucional, deben estar orientadas a reducir la brecha digital existente entre los diferentes pueblos y ciudades argentinas. Sobre el particular, cabe poner de manifiesto la profunda diferencia que existe entre las grandes ciudades argentinas y los pequeños pueblos del interior, en materia de teledensidad, acceso a las tecnologías, banda ancha, etc. En otro orden, en el citado artículo 75 inciso 19 se faculta al Congreso para dictar leyes que protejan los espacios audiovisuales. Este moderno concepto de espacio audiovisual ha sido la base de sustentación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual 26.522. Otro de los novedosos institutos jurídicos incorporados a la Constitución Nacional es el denominado Habeas Data, por el cual se garantiza a las personas el derecho a tomar conocimiento de los datos a ellas referidos y de su finalidad, que consten en registros o bancos de datos públicos y privados, y en caso de falsedad o discriminación, exigir la supresión o rectificación. De este modo, se resguarda el denominado derecho a la autodeterminación informativa. Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú, Venezuela, Honduras, Panamá, México, entre otros países, han recogido también este instituto en sus constituciones. Las nuevas constituciones americanas La virtual totalidad de las constituciones latinoamericanas protegen, en forma genérica, la libertad de expresión en sus diversas manifestaciones. No obstante ello, importa ahora detenernos en 2 aquellos textos que se ocupan específicamente de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. La Constitución de Brasil de 1998, por caso, se refiere a la regulación de los servicios de telecomunicaciones, disponiendo que le corresponde a la Unión explotar, directamente o mediante autorización, concesión o permiso, los servicios de tales servicios de telecomunicaciones. Bolivia, Venezuela y Ecuador también establecen en sus respectivas constituciones la facultad regulatoria del Estado en materia de telecomunicaciones. Ecuador, por su parte, asegura el derecho al uso de las bandas libres para la explotación de redes inalámbricas. Asimismo, garantiza el acceso universal a las tecnologías de la información y la comunicación. En el capítulo referido a la cultura, asegura el depósito legal de impresos, audiovisuales y contenidos electrónicos de difusión masiva, además de alentar la difusión de los conocimientos científicos y tecnológicos. El concepto de sociedad del conocimiento está presente en la constitución ecuatoriana, que impone al Estado la tarea de facilitar e impulsar la incorporación, precisamente, de la sociedad del conocimiento. La constitución de Venezuela, por su parte, además de impulsar el acceso universal a la información, establece que los centros educativos deben incorporar el conocimiento y la aplicación de las nuevas tecnologías y de sus innovaciones. Un tópico que está presente en diversas constituciones latinoamericanas es el espectro radioeléctrico. Colombia, por ejemplo, lo define como un bien público inenajenable e impresecriptible, sujeto a la gestión y control del Estado. Además, garantiza la igualdad de oportunidades en el acceso al mismo y exige la intervención estatal para evitar prácticas monopólicas en el uso del espectro radioeléctrico. En similares términos, la constitución paraguaya afirma que la emisión y propagación de señales de comunicación electromagnética son del dominio público del Estado, que debe promover su pleno empleo, en igualdad de oportunidades, sin más límites que los impuestos por las regulaciones internacionales y las normas técnicas. La constitución de Ecuador, por su lado, se refiere a este instituto en diferentes artículos. En el 17 se ocupa de garantizar la asignación, a través de métodos transparentes y en igualdad de condiciones, de las frecuencias del espectro radioeléctrico. Más adelante, en el artículo 261, dispone que el mismo es competencia exclusiva del Estado central. Por último, en el artículo 408 afirma que el espectro radioeléctrico, junto a otros recursos, es de propiedad inalienable, imprescriptible e inembargable del Estado. Venezuela, en una orientación similar, asigna al Poder Público Nacional la administración del espectro radioeléctrico. 3 La Convención Americana sobre Derechos Humanos, además de garantizar en forma integral la libertad de expresión y el derecho a la información, se ocupa expresamente de las frecuencias radioeléctricas. Así, en el artículo 13, inciso 3 se afirma que “No se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas, o de enseres y aparatos usados en la difusión de información o por cualesquiera otros medios encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones”. (la cursiva me pertenece) En la misma orientación, la Comision Interamericana de Derechos Humanos ha advertido que los gobiernos suelen realizar violaciones indirectas a la libertad de expresión abusando de su legítima facultad de administrar el espectro radioeléctrico. “La Comisión reconoce que el Estado tiene potestad de administrar el espectro radioeléctrico, de establecer previamente términos de duración de las concesiones y de decidir sobre su renovación a la finalización de los plazos respectivos. Tal potestad, sin embargo, debe ser ejercida tomando en cuenta las obligaciones internacionales asumidas por el Estado, que incluyen garantizar el derecho a expresar ideas y pensamientos de toda índole por una diversidad de medios de comunicación sin que se adopten restricciones directas o indirectas al ejercicio del derecho a la libertad de expresión, tal como lo establece el artículo 13 de la Convención Americana”. (3) Tratados Internacionales Como fuera señalado anteriormente, el nuevo derecho constitucional en materia de TIC está conformado, además de los textos constitucionales, por tratados internacionales suscriptos por los países de la región, las opiniones consultivas de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, las resoluciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y las declaraciones del Relator sobre la Libertad de Expresión. En esta inteligencia, cabe puntualizar que diversos convenios internacionales adoptan una definición amplia y abarcativa del fenómeno comunicacional, en donde aparecen garantizadas implícitamente las TIC. En ese orden, cabe señalar al artículo 13° de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en donde se señala que: “1. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección”. Esta última frase, por cualquier procedimiento de su elección, permite afirmar que las modernas formas de comunicación están garantizadas por este instrumento internacional. 4 El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos tiene una redacción similar, en donde se vuelve a garantizar la libertad de expresión “por cualquier otro procedimiento de su elección”. “Artículo 19. 1. Nadie podrá ser molestado a causa de sus opiniones. 2. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión; este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección”. Por su parte, la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, en su artículo 4to., señala: “Toda persona tiene el derecho a la libertad de investigación, de opinión, de expresión y de difusión del pensamiento por cualquier medio”. En verdad, el punto de partida de esta nueva visión del proceso comunicacional fue dado por la propia Declaración Universal de Derechos Humanos. “Artículo 19. Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.” (el subrayado me pertenece). Asi las cosas, cabe precisar que estos instrumentos internacionales constituyen, dada su redacción amplia y abarcativa, una sólida fundamentación y sustento jurídico a las TIC. Internet según la Relatoría de la Libertad de Expresión Además de la recepción de las TIC en las constituciones, en los tratados internacionales y por las decisiones adoptadas por la Corte y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, estas modernas tecnologías también han sido consideradas por la Relatoría sobre la Libertad de Expresión. Así, en la Declaración Conjunta de 2001, adoptada por los relatores para la libertad de expresión de la ONU, la OEA y por el representante europeo para la libertad de los medios de comunicación, se afirma que el derecho a la libertad de expresión rige tanto para Internet como para los demás medios de comunicación. Asimismo, se señala que los gobiernos deben promover activamente el acceso universal a Internet y evitar las restricciones al contenido de Internet. (4) En el año 2005, tiene lugar otra Declaración Conjunta, en donde se avanza mucho más pormenorizadamente en las garantías sobre el uso y acceso a Internet. (5) Por caso, se manifiesta que a ninguna persona se le debe requerir su registración o la obtención de un permiso de cualquier organismo público para operar un servicio de provisión de Internet, sitio de Internet, blog o cualquier otro sistema para difundir información en línea (on line) incluyendo la difusión de Internet por los medios de comunicación de radio y televisión. 5 Asimismo, se afirma que Internet, tanto a nivel global como local, sólo debe ser controlado por organismos públicos protegidos de la interferencia política y comercial del gobierno. La regulación a nivel nacional de los nombres de dominio de Internet nunca debe ser utilizada como un medio para controlar su contenido. Por otro lado, se señala que el derecho a la libertad de expresión impone a todos los Estados la obligación de asignar los recursos adecuados para promover al acceso universal a Internet, incluyendo puntos de acceso en la vía pública. La comunidad internacional debe tener el acceso universal a Internet como una prioridad en el marco de programas asistenciales para ayudar a los países pobres a cumplir con esta obligación. Un aspecto interesante de la Declaración Conjunta es el referido a los mecanismos técnicos de control del Internet. Allí se afirma que la filtración de sistemas no controlados por usuarios finales – ya sea impuesta por un proveedor gubernamental o comercial del servicio- es una forma de censura previa y no puede estar justificada. Concordantemente con ello, se indica que las personas no deben ser consideradas responsables por el contenido de Internet que no es de su autoría, a menos que hayan adoptado el contenido como propio o se hayan negado a obedecer una orden de un tribunal para remover ese contenido. Por lo demás, se aclara que la jurisdicción en casos relativos a Internet debe restringirse a aquellos Estados en los que el autor se haya establecido o a los cuales el contenido se haya dirigido específicamente; no debe establecerse la jurisdicción en un Estado simplemente porque el contenido haya sido descargado allí. Asimismo, se advierte que las restricciones basadas en el contenido de Internet, ya sea que se apliquen a la difusión o a la recepción de información, sólo deben imponerse en estricta conformidad con la garantía de la libertad de expresión, tomando en consideración la naturaleza especial de Internet. Por último, en la Declaración Conjunta se señala que las empresas que proveen buscadores de Internet, Chat, publicidad u otros servicios de Internet deben esforzarse para asegurar que se respetan los derechos de sus clientes de usar Internet sin interferencias. A pesar de que esto puede acarrear dificultades con relación a algunas operaciones en ciertos países, se alienta a estas empresas para que trabajen en forma conjunta, con el apoyo de otros accionistas, para resistir intentos estaduales de controlar o restringir el uso de Internet, en oposición a los principios aquí establecidos. Finalmente, en el año 2010, se dicta otra Declaración Conjunta, en la cual se advierten acerca de un variado conjunto de factores que dificultan la masificación de Internet y frustran el acceso universal a las nuevas tecnologías de la información. (6) En ese orden, la citada Declaración reconoce que el inmenso potencial que ofrece Internet como herramienta para promover el libre intercambio de información e ideas aún no ha sido aprovechado 6 plenamente dados los esfuerzos de algunos gobiernos para controlar o limitar este medio. Para los relatores, las cuestiones más preocupantes son: a) La fragmentación de Internet a través de la imposición de cortafuegos (firewalls) y filtros, y de requisitos de registro. b) El bloqueo estatal de sitios Web y de dominios que permiten el acceso a contenidos generados por usuarios o redes sociales, por razones sociales, históricas o políticas. c) El hecho de que ciertas corporaciones que proveen servicios de búsqueda, acceso, mensajería instantánea, publicación u otros servicios de Internet no realizan esfuerzos suficientes para respetar el derecho de quienes usan esos servicios a acceder a Internet sin interferencias, por ejemplo, por razones políticas. d) Las normas que permiten que ciertos casos, particularmente sobre difamación, puedan ser juzgados en cualquier sitio, lo cual conduce a una situación de "mínimo común denominador". Por otra parte, la Declaración Conjunta del año 2010, se refiere a la problemática del acceso a tecnologías de información y comunicación, reconociendo que, si bien Internet ha ofrecido a miles de millones de personas posibilidades de acceso a la información y a herramientas de comunicación sin precedentes, la mayoría de los ciudadanos en todo el mundo aún no tienen acceso a Internet o sólo tienen un acceso limitado. Los factores que se consideran causantes de tales debilidades son: a) Las estructuras de precios que imposibilitan el acceso de los sectores pobres a Internet. b) La omisión de extender la conectividad a todo el territorio, lo que deja a los usuarios rurales sin acceso. c) La asistencia limitada a centros de tecnologías de la información y comunicación comunitarios y otras opciones de acceso público. d) Esfuerzos insuficientes de capacitación y educación, en especial en sectores pobres, rurales y entre la población mayor. Como puede apreciarse, a criterios de estas declaraciones, son variadas las causas que conducen a impedir la masificación de las TIC y a frustrar el acceso a esas modernas tecnologías. La Sociedad de la Información James Gorjeen ha dicho que la universalización del acceso a los servicios de telecomunicaciones cambió el eje de las políticas públicas. Si en las dos décadas anteriores el foco era asegurar a la sociedad el acceso a los medios colectivos de producción de cultura, a través de emisoras de radio y canales de TV , en el Siglo XXI la democracia parece también concentrarse en la alfabetización de los ciudadanos 7 para el uso de las TICs, con el objeto de reducir la exclusión social. (7) Así como en otros tiempos el carbón y el petróleo fueron los motores de la industria, en estos momentos, ese papel lo desempeña la información. La explosión informativa ha modificado sustancialmente la vida de la sociedad. El trabajo, el comercio, la economía, la educación, la cultura, la medicina y virtualmente todas las actividades del hombre han sido transformadas con las nuevas tecnologías de la información. Esta nueva sociedad, es la denominada sociedad de la información. El concepto “Sociedad de la Información” ha ido evolucionando, y una de sus acepciones es la que refiere al estadio de desarrollo social, caracterizado por la capacidad de sus miembros para obtener y compartir cualquier información, instantáneamente, desde cualquier lugar y en la forma que se prefiera. La Unión Internacional de Telecomunicaciones ha señalado reiteradamente la necesidad de construir una “Sociedad de la Información” centrada en la persona, integradora y orientada al desarrollo, en la que todos puedan crear, consultar, utilizar y compartir la información y el conocimiento. En esa orientación, en la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información de Ginebra 2003 y Túnez 2005, se destacó la necesidad de construir una Sociedad de la Información orientada a eliminar las diferencias socio-económicas y a evitar la aparición de nuevas formas de exclusión. La reducción de la brecha digital se transforma en el desafío central de estos tiempos. En el continente americano se ha manifestado también el interés por construir la sociedad de la Información. En la “Conferencia Ministerial Regional preparatoria de América Latina y el Caribe para la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información”, celebrada en la República Dominicana, en febrero de 2003, se suscribió la “Declaración de Bávaro sobre la Sociedad de la Información”, en donde se puso de manifiesto la necesidad de generar la igualdad de oportunidades en el acceso y uso de las tecnologías de la información y la comunicación, comprometiéndose a desarrollar acciones tendientes a superar la brecha digital. Posteriormente, en la misma orientación, otros documentos de la región coincidieron en garantizar el màs amplio acceso a las TIC. Conclusion El nuevo derecho constitucional está incorporando las tecnologías de la información y de las comunicaciones. Esta compleja trama jurídica contiene importantes disposiciones y principios, que conforman un mandato expreso para el legislador. La instalación del nuevo progreso, la preservación del espacio audiovisual, el acceso universal a las modernas manifestaciones tecnológicas, la reducción de la brecha digital, la ampliación de los márgenes de la libertad de expresión y el derecho a la información constituyen valores sustanciales del derecho constitucional de este nuevo siglo. 8 De su vigencia efectiva dependerá la construcción de la sociedad de la información. Bibliografia 1. Böhmer Martín. Préstamos y Adquisiones. La Utilización del Derecho Extranjero como una Estrategia de Creación de Autoridad Democrática y Constitucional) 2. Migueliz y Gamborg. 3. Comision Interamericana 51. 4. Dec conjunta 5. Dec conjutna 6. Dec conjunta 7. James Gorjeeen (52) 9