1 de 9 PREGÓN 2014 Buenas tardes convecinos de Duruelo, autoridades y visitantes de Pinares, Soria y resto de localidades, que habéis querido compartir con nosotros, este momento tan especial de inicio de las fiestas principales de esta localidad. Vosotros sois realmente los protagonistas de este pregón, al acompañarme, y sentir la emoción de uno de los momentos más esperados y entrañables del año. En primer lugar, quisiera dar las gracias al Sr. Alcalde y la Comisión de Fiestas, por haber tenido la deferencia de ser el pregonero, lo que constituye un honor y distinción, para cualquier durolense. Supuso una primera sorpresa inicial, que se transformó en cierta preocupación por no estar a la altura del desafío. Pero el momento ha llegado, tal como expone el dicho: visto y no visto llega el Cristo, por lo que esa responsabilidad previa de realizar el pregón, se materializa en este texto, que espero que os agrade. Quisiera comenzarlo con mis recuerdos de mi niñez en Duruelo, y como no, aquellos circunscritos a las vivencias de la escuela en el colegio público Santo Cristo de las Maravillas. Es algo lógico, ya que los primeros momentos de la vida marcan el carácter de cada persona, siendo aún más en mi caso, ya que mis padres fueron maestros durante décadas de este colegio. Lo cual, por otra parte, crea situaciones incómodas, porque, ¿qué niño o preadolescente quisiera que sus padres fueran maestros de su cole? Aún así, o quizás por esta causa, los recuerdos de aquellos años se agolpan en mi mente como auténtico manantial al intentar recordarlos. 2 de 9 Sobre todo, destacaba la obediencia y la sensibilidad de los alumnos ante las indicaciones de los maestros: • Por ejemplo, si el maestro nos sugería que cogiéramos la puerta y nos fuéramos de clase por mal comportamiento, le hacíamos caso sin rechistar. El problema era, que en algunas ocasiones, lo entendíamos literalmente, y aunque pesara un poco por ser maciza, cumplíamos la orden encomendada. • A veces, se advertía por parte de algún alumno de forma educada a los maestros, que no vinieran a casa para informar de la marcha escolar, ya que: “No hay jamón”. • Incluso alguna vez, un alumno indicó al maestro desde una ventana de un segundo piso de la escuela, que no viniera a por él para reiniciar la clase tras el descanso, pues de lo contrario saltaría a la calle desde los 10 metros que había. Y cumplió la palabra dada, como infantes educados y cumplidores que éramos. El maestro, en estado de shock tras saltar la criatura, desconocía que el infante se había precipitado a un camión lleno de pienso, desde donde le saludaba de forma educada y efusiva, mientras el profesor, en estado catatónico, pensaba que se había destripado del salto. Pero no solo era la escuela el punto neurálgico de la educación, si no que la calle proporcionaba un complemento de socialización, tanto o más influyente. De este modo, en aquellas épocas sin consolas ni internet, los días infantiles transcurrían con las diversas ocupaciones lúdicas, y no tanto, que se configuraban como auténticas actividades extraescolares, pero sin participación de la escuela. 3 de 9 • A este respecto, cómo no recordar los juegos de lunas y chavos mochadores, que conformaban de forma peculiar, un tanto picasiana, las aceras y pesetas. Sin olvidarnos de los famosos escurrideros, esculpidos en el frecuente hielo invernal, y que proporcionó inolvidables pases de baile serranos, como las agachaditas, y más de un susto a la gente mayor. • Otras actividades un poco menos fraternales, eran los burros y el churro/media manga/manga entera. Especial mención merece el peculiar salto denominado “estilo bomba”. Pobres riñones del infante-burro, al que le tocaba sufrir el salto bomba del infantegañán. • También se ha de mencionar, aunque de actividad amistosa y lúdica tenía ciertamente muy poco, las batallas multitudinarias en las tardes de invierno a ganchazo limpio con los estiragomas. Desde aquello, creo en el Ángel de la Guarda, pues no hubo nunca heridos importantes en esas cruentas campañas, y eso, a pesar de que la munición era metálica y ganchuda. • Y mención especial merece el lugar que se configuraba como preferido punto de encuentro por la chavalería, y que no era otro que la plaza del frontón. Sitio emblemático por los multitudinarios muerdos de pelota mano, o los partidos de futbito. Igual daba que hiciera 30 grados o 5 grados bajo cero. Pero los más jóvenes pensarán que ya está contando batallitas de abuelo Cebolleta, de aquellos tiempos pretéritos que parece que siempre fueron mejores. 4 de 9 Al pertenecer a una generación en que se han producido cambios trascendentales, y que tiene recuerdos de la anterior forma de vida, percibes la importancia de las nuevas tecnologías, y cómo han evolucionado las relaciones sociales en un muy corto periodo de tiempo. Hasta los 25 años desconocía teclear un ordenador, pero enseguida comprendí el inmenso poder, y utilidad, del mundo de las nuevas tecnologías e internet. La red de redes, y lo que lo sustituya, constituyen una revolución comparable a la imprenta de Gutemberg. El mundo rural no debe permanecer ajeno a esta revolución, pues con un simple clic tienes acceso a infinidad de información de la aldea global que se ha convertido nuestro planeta. De este modo, de la aldea real, Durueloaldea, llegamos a aldea global sin renunciar a nuestra idiosincrasia. Por ello, se ha de seguir solicitando reiteradamente a las autoridades competentes, que se prosiga con la implementación y mejoraría en la calidad de las nuevas tecnologías en el entorno rural. No solo posibilita el acceso a dicha información global, si no que es un elemento indispensable para la interacción comercial y profesional con cualquier entorno. Y para estas zonas alejadas de los grandes hubs o centros técnicos, de servicios e industriales de Europa, es condición necesaria, aunque en absoluto suficiente, su completa implementación para su supervivencia. 5 de 9 Sin olvidarse los más jóvenes, que no todo es virtual, y que Duruelo y Pinares en general, dispone de parajes espectaculares a los que se puede acceder mediante fáciles travesías, como las que propone el club de montaña Urbión de Duruelo. Y, de esta forma, contemplarlos en estado natural, y no solo mediante twiter o blogs. En mis frecuentes travesías por Urbión compruebo que la gente más joven no pasea con asiduidad por estas zonas, y realmente la naturaleza de Duruelo es pieza fundamental para comprender la idiosincrasia de esta localidad. Parajes como toda la red de conglomerados silíceos de Castroviejo, Berrocales, Ambas Cuerdas, Cuerda la Graja, Covarande, o su continuación en Regumiel como Covarnatis, Peña Lobera y Peñas Amarillas, constituyen un conjunto que destaca por su espectacular singularidad paisajística y geológica, por lo que se deberían poner en valor, y proteger, constituyendo un todo natural. Dichas formaciones rocosas, se encuentran al nivel de las conformadas por los antiguos glaciares de Urbión y Sierra de Neila, de tal forma que las complementan, y componen una espectacular unidad natural, que junto con los bosques de pinos albares y tejos centenarios, se ha de preservar, mantener, desarrollar e implementar a través de una red de protección y promoción turística. 6 de 9 Por otra parte, estos son días de fiesta, pero también para recordar a aquellos, que por diversas circunstancias, no pueden acompañarnos, o no recuerdan siquiera que hoy es el día grande de Duruelo. Un especial recuerdo a los que sufren la enfermedad del olvido, pandemia del siglo XXI, ya que aunque ellos nos olvidarán, nosotros nunca lo haremos. Un afectuoso saludo a sus familiares, y a las chicas de la Resi. También hemos de recordar, a aquellos afectados por la crisis sistémica que nos ha tocado sufrir, y que de forma traumática, ha afectado a nuestra Nación, y no ha sido ajena Duruelo. Supondrá, supone ya, un cambio de perspectivas y referencias vitales, de tal forma que las coordenadas de todo tipo que parecían obvias hace tan solo 7 años, han dejado de serlo. Solo con la colaboración, espíritu emprendedor y de sacrificio, ética y compromiso de comunidad podremos, si no reconducir la situación a años anteriores, si adaptarnos a este nuevo contexto y modelo económico que se está implementando. Creo que estos valores están profundamente arraigados en Duruelo, debido a nuestra cultura comunal secular y cooperativista, por lo que se ha de ser racionalmente optimista al respecto. Y cómo no, enfilo la última parte del pregón, por lo que más se me conoce, y creo por lo que se me ha escogido, la meteorología. Mi afición a la meteorología comienza con la gran nevada de enero de 1978. Justo después de Reyes, y en una sola noche, un metro de nieve sepultó Duruelo en una de las nevadas más copiosas en décadas. 7 de 9 Aún me acuerdo ir con mi padre al colegio cogido de la mano por la trocha de nieve que se había hecho “a desmano”. Las paredes que la conformaban eran más altas casi que yo. Eso sí, siempre con los dichosos pantalones cortos, cuyo tejido, se ve que no era made in China, aguantaba tanto 20 grados bajo cero, como 30 sobre cero. Y es que es realmente fácil que te atrape esta afición en una localidad como Duruelo. Clima muy especial dentro de la Península Ibérica, y que no es ajeno a casi ningún fenómeno extremo. Lo único que nos faltaba era un tornado, y ya lo sufrimos este junio, habiendo sido recientemente reconocido por la Agencia Estatal de Meteorología de España. Basta recordar algunas efemérides en este campo, para comprender este especial clima de Duruelo, y en general de estos altos valles de Pinares: • Así, las nevadas son generosas, y habituales, tanto en invierno como en primavera. Aparte de la ya comentada de enero del 78, destacan la de la Inmaculada de 1.990 con sus 70 cm, o la más reciente del 24 de febrero de 2006, con sus 80 cm de nieve en 24 horas. • Así mismo, los temporales del oeste ocasionan, por causas orográficas, generosas cantidades de precipitación y posibilidad de fuertes riadas, especialmente si se añade el deshielo. Esto ocurrió en las Navidades de 1.981, en que a los 600 l/m2 del mes se añadieron episodios de deshielo, provocando la mayor riada del Duero y Revinuesa en décadas. 8 de 9 • Otra especial característica del clima de este valle, es la facilidad que tiene para helar. A este respecto, se registran algunos años heladas en julio y agosto, considerándose meses de helada probable, algo muy poco frecuente no solo en España, si no en cualquier localidad habitada de Europa Occidental. El número de días de helada por año es superior en cuanto a media a 130, y algunos años puede aproximarse a la mitad, a nada menos que 165. En cuanto a heladas extremas, destaca la producida el 1 de marzo de 2005, tras un invierno durísimo, con temperaturas que se desplomaron reiteradamente en torno a 20 bajo cero. Culminó dicho día 1 de marzo, con 25 grados bajo cero. La helada fue tan dura, que todos los brezos albares del valle se congelaron, helándose todas sus ramillas y hojas. • Y destacar otro patrón característico de este clima, como son las brutales oscilaciones térmicas diarias, muy características desde finales de primavera hasta otoño. Sobresale, a modo de ejemplo, el 25 de julio de 2009, que desde una mínima de 0 grados, con escarcha incluida, se alcanzó una máxima de 30. Del invierno a pleno verano en muy pocas horas. • Del cierzo, el temido caballo y su montera llamada bardera, no lo quiero ni mencionar, dada su especial predilección y facilidad de presentarse sin ser llamado. Menudos Cristos nos ha proporcionado algún año, en que ni con mantas zamoranas lo combatíamos, como los del año 1988. 9 de 9 Y, para finalizar, y cómo ya os conozco, e intuyo que me vais a preguntar al respecto de forma educada y a baja voz todas las fiestas, os hago un pronóstico del tiempo siguiendo el modelo probabilístico europeo versión Señor Gil, desarrollado por el primer y más insigne meteorólogo de Duruelo, y cuya fiabilidad estadística llega al 100 %: ¿Queréis conocer qué tiempo va a hacer estos Cristos? ¿Si? Pues el día 18 os lo digo. Y, por tanto, ya solo queda decir en estos días de fiesta, zurracapote y reencuentro, Que comience la Fiesta VIVAN LAS PEÑAS VIVA EL CRISTO VIVA DURUELO A mis padres, Fidel y María Teresa Agustín Sandoval Altelarrea, Duruelo de la Sierra, septiembre de 2014