pregón 2014 (agustín sandoval altelarrea)

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PREGÓN 2014
Buenas tardes convecinos de Duruelo, autoridades y visitantes de
Pinares, Soria y resto de localidades, que habéis querido compartir
con nosotros, este momento tan especial de inicio de las fiestas
principales de esta localidad. Vosotros sois realmente los
protagonistas de este pregón, al acompañarme, y sentir la emoción de
uno de los momentos más esperados y entrañables del año.
En primer lugar, quisiera dar las gracias al Sr. Alcalde y la Comisión de
Fiestas, por haber tenido la deferencia de ser el pregonero, lo que
constituye un honor y distinción, para cualquier durolense. Supuso
una primera sorpresa inicial, que se transformó en cierta
preocupación por no estar a la altura del desafío.
Pero el momento ha llegado, tal como expone el dicho: visto y no
visto llega el Cristo, por lo que esa responsabilidad previa de realizar
el pregón, se materializa en este texto, que espero que os agrade.
Quisiera comenzarlo con mis recuerdos de mi niñez en Duruelo, y
como no, aquellos circunscritos a las vivencias de la escuela en el
colegio público Santo Cristo de las Maravillas. Es algo lógico, ya que
los primeros momentos de la vida marcan el carácter de cada
persona, siendo aún más en mi caso, ya que mis padres fueron
maestros durante décadas de este colegio. Lo cual, por otra parte,
crea situaciones incómodas, porque, ¿qué niño o preadolescente
quisiera que sus padres fueran maestros de su cole? Aún así, o quizás
por esta causa, los recuerdos de aquellos años se agolpan en mi
mente como auténtico manantial al intentar recordarlos.
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Sobre todo, destacaba la obediencia y la sensibilidad de los alumnos
ante las indicaciones de los maestros:
• Por ejemplo, si el maestro nos sugería que cogiéramos la puerta y
nos fuéramos de clase por mal comportamiento, le hacíamos caso
sin rechistar. El problema era, que en algunas ocasiones, lo
entendíamos literalmente, y aunque pesara un poco por ser
maciza, cumplíamos la orden encomendada.
• A veces, se advertía por parte de algún alumno de forma educada a
los maestros, que no vinieran a casa para informar de la marcha
escolar, ya que: “No hay jamón”.
• Incluso alguna vez, un alumno indicó al maestro desde una ventana
de un segundo piso de la escuela, que no viniera a por él para
reiniciar la clase tras el descanso, pues de lo contrario saltaría a la
calle desde los 10 metros que había. Y cumplió la palabra dada,
como infantes educados y cumplidores que éramos. El maestro, en
estado de shock tras saltar la criatura, desconocía que el infante se
había precipitado a un camión lleno de pienso, desde donde le
saludaba de forma educada y efusiva, mientras el profesor, en
estado catatónico, pensaba que se había destripado del salto.
Pero no solo era la escuela el punto neurálgico de la educación, si no
que la calle proporcionaba un complemento de socialización, tanto o
más influyente. De este modo, en aquellas épocas sin consolas ni
internet, los días infantiles transcurrían con las diversas ocupaciones
lúdicas, y no tanto, que se configuraban como auténticas actividades
extraescolares, pero sin participación de la escuela.
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• A este respecto, cómo no recordar los juegos de lunas y chavos
mochadores, que conformaban de forma peculiar, un tanto
picasiana, las aceras y pesetas. Sin olvidarnos de los famosos
escurrideros, esculpidos en el frecuente hielo invernal, y que
proporcionó inolvidables pases de baile serranos, como las
agachaditas, y más de un susto a la gente mayor.
• Otras actividades un poco menos fraternales, eran los burros y el
churro/media manga/manga entera. Especial mención merece el
peculiar salto denominado “estilo bomba”. Pobres riñones del
infante-burro, al que le tocaba sufrir el salto bomba del infantegañán.
• También se ha de mencionar, aunque de actividad amistosa y
lúdica tenía ciertamente muy poco, las batallas multitudinarias en
las tardes de invierno a ganchazo limpio con los estiragomas. Desde
aquello, creo en el Ángel de la Guarda, pues no hubo nunca heridos
importantes en esas cruentas campañas, y eso, a pesar de que la
munición era metálica y ganchuda.
• Y mención especial merece el lugar que se configuraba como
preferido punto de encuentro por la chavalería, y que no era otro
que la plaza del frontón. Sitio emblemático por los multitudinarios
muerdos de pelota mano, o los partidos de futbito. Igual daba que
hiciera 30 grados o 5 grados bajo cero.
Pero los más jóvenes pensarán que ya está contando batallitas de
abuelo Cebolleta, de aquellos tiempos pretéritos que parece que
siempre fueron mejores.
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Al pertenecer a una generación en que se han producido cambios
trascendentales, y que tiene recuerdos de la anterior forma de vida,
percibes la importancia de las nuevas tecnologías, y cómo han
evolucionado las relaciones sociales en un muy corto periodo de
tiempo. Hasta los 25 años desconocía teclear un ordenador, pero
enseguida comprendí el inmenso poder, y utilidad, del mundo de las
nuevas tecnologías e internet. La red de redes, y lo que lo sustituya,
constituyen una revolución comparable a la imprenta de Gutemberg.
El mundo rural no debe permanecer ajeno a esta revolución, pues con
un simple clic tienes acceso a infinidad de información de la aldea
global que se ha convertido nuestro planeta. De este modo, de la
aldea real, Durueloaldea, llegamos a aldea global sin renunciar a
nuestra idiosincrasia. Por ello,
se ha de seguir solicitando
reiteradamente a las autoridades competentes, que se prosiga con la
implementación y mejoraría en la calidad de las nuevas tecnologías en
el entorno rural.
No solo posibilita el acceso a dicha información global, si no que es
un elemento indispensable para la interacción comercial y profesional
con cualquier entorno. Y para estas zonas alejadas de los grandes
hubs o centros técnicos, de servicios e industriales de Europa, es
condición necesaria, aunque en absoluto suficiente, su completa
implementación para su supervivencia.
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Sin olvidarse los más jóvenes, que no todo es virtual, y que Duruelo y
Pinares en general, dispone de parajes espectaculares a los que se
puede acceder mediante fáciles travesías, como las que propone el
club de montaña Urbión de Duruelo. Y, de esta forma, contemplarlos
en estado natural, y no solo mediante twiter o blogs.
En mis frecuentes travesías por Urbión compruebo que la gente más
joven no pasea con asiduidad por estas zonas, y realmente la
naturaleza de Duruelo es pieza fundamental para comprender la
idiosincrasia de esta localidad. Parajes como toda la red de
conglomerados silíceos de Castroviejo, Berrocales, Ambas Cuerdas,
Cuerda la Graja, Covarande, o su continuación en Regumiel como
Covarnatis, Peña Lobera y Peñas Amarillas, constituyen un conjunto
que destaca por su espectacular singularidad paisajística y geológica,
por lo que se deberían poner en valor, y proteger, constituyendo un
todo natural.
Dichas formaciones rocosas, se encuentran al nivel de las
conformadas por los antiguos glaciares de Urbión y Sierra de Neila, de
tal forma que las complementan, y componen una espectacular
unidad natural, que junto con los bosques de pinos albares y tejos
centenarios, se ha de preservar, mantener, desarrollar e implementar
a través de una red de protección y promoción turística.
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Por otra parte, estos son días de fiesta, pero también para recordar a
aquellos, que por diversas circunstancias, no pueden acompañarnos,
o no recuerdan siquiera que hoy es el día grande de Duruelo. Un
especial recuerdo a los que sufren la enfermedad del olvido,
pandemia del siglo XXI, ya que aunque ellos nos olvidarán, nosotros
nunca lo haremos. Un afectuoso saludo a sus familiares, y a las chicas
de la Resi.
También hemos de recordar, a aquellos afectados por la crisis
sistémica que nos ha tocado sufrir, y que de forma traumática, ha
afectado a nuestra Nación, y no ha sido ajena Duruelo. Supondrá,
supone ya, un cambio de perspectivas y referencias vitales, de tal
forma que las coordenadas de todo tipo que parecían obvias hace tan
solo 7 años, han dejado de serlo. Solo con la colaboración, espíritu
emprendedor y de sacrificio, ética y compromiso de comunidad
podremos, si no reconducir la situación a años anteriores, si
adaptarnos a este nuevo contexto y modelo económico que se está
implementando. Creo que estos valores están profundamente
arraigados en Duruelo, debido a nuestra cultura comunal secular y
cooperativista, por lo que se ha de ser racionalmente optimista al
respecto.
Y cómo no, enfilo la última parte del pregón, por lo que más se me
conoce, y creo por lo que se me ha escogido, la meteorología. Mi
afición a la meteorología comienza con la gran nevada de enero de
1978. Justo después de Reyes, y en una sola noche, un metro de nieve
sepultó Duruelo en una de las nevadas más copiosas en décadas.
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Aún me acuerdo ir con mi padre al colegio cogido de la mano por la
trocha de nieve que se había hecho “a desmano”. Las paredes que la
conformaban eran más altas casi que yo. Eso sí, siempre con los
dichosos pantalones cortos, cuyo tejido, se ve que no era made in
China, aguantaba tanto 20 grados bajo cero, como 30 sobre cero.
Y es que es realmente fácil que te atrape esta afición en una localidad
como Duruelo. Clima muy especial dentro de la Península Ibérica, y
que no es ajeno a casi ningún fenómeno extremo. Lo único que nos
faltaba era un tornado, y ya lo sufrimos este junio, habiendo sido
recientemente reconocido por la Agencia Estatal de Meteorología de
España.
Basta recordar algunas efemérides en este campo, para comprender
este especial clima de Duruelo, y en general de estos altos valles de
Pinares:
• Así, las nevadas son generosas, y habituales, tanto en invierno
como en primavera. Aparte de la ya comentada de enero del 78,
destacan la de la Inmaculada de 1.990 con sus 70 cm, o la más
reciente del 24 de febrero de 2006, con sus 80 cm de nieve en 24
horas.
• Así mismo, los temporales del oeste ocasionan, por causas
orográficas, generosas cantidades de precipitación y posibilidad de
fuertes riadas, especialmente si se añade el deshielo. Esto ocurrió
en las Navidades de 1.981, en que a los 600 l/m2 del mes se
añadieron episodios de deshielo, provocando la mayor riada del
Duero y Revinuesa en décadas.
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• Otra especial característica del clima de este valle, es la facilidad
que tiene para helar. A este respecto, se registran algunos años
heladas en julio y agosto, considerándose meses de helada
probable, algo muy poco frecuente no solo en España, si no en
cualquier localidad habitada de Europa Occidental. El número de
días de helada por año es superior en cuanto a media a 130, y
algunos años puede aproximarse a la mitad, a nada menos que 165.
En cuanto a heladas extremas, destaca la producida el 1 de marzo
de 2005, tras un invierno durísimo, con temperaturas que se
desplomaron reiteradamente en torno a 20 bajo cero. Culminó
dicho día 1 de marzo, con 25 grados bajo cero. La helada fue tan
dura, que todos los brezos albares del valle se congelaron,
helándose todas sus ramillas y hojas.
• Y destacar otro patrón característico de este clima, como son las
brutales oscilaciones térmicas diarias, muy características desde
finales de primavera hasta otoño. Sobresale, a modo de ejemplo, el
25 de julio de 2009, que desde una mínima de 0 grados, con
escarcha incluida, se alcanzó una máxima de 30. Del invierno a
pleno verano en muy pocas horas.
• Del cierzo, el temido caballo y su montera llamada bardera, no lo
quiero ni mencionar, dada su especial predilección y facilidad de
presentarse sin ser llamado. Menudos Cristos nos ha
proporcionado algún año, en que ni con mantas zamoranas lo
combatíamos, como los del año 1988.
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Y, para finalizar, y cómo ya os conozco, e intuyo que me vais a
preguntar al respecto de forma educada y a baja voz todas las fiestas,
os hago un pronóstico del tiempo siguiendo el modelo probabilístico
europeo versión Señor Gil, desarrollado por el primer y más insigne
meteorólogo de Duruelo, y cuya fiabilidad estadística llega al 100 %:
¿Queréis conocer qué tiempo va a hacer estos Cristos? ¿Si?
Pues el día 18 os lo digo.
Y, por tanto, ya solo queda decir en estos días de fiesta, zurracapote y
reencuentro,
Que comience la Fiesta
VIVAN LAS PEÑAS
VIVA EL CRISTO
VIVA DURUELO
A mis padres, Fidel y María Teresa
Agustín Sandoval Altelarrea, Duruelo de la Sierra, septiembre de 2014
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