CONSULTORIO LABORAL MIGUEL ÁNGEL MORCILLO, abogado y consejero de Lex, Centro de Asesores Técnico-Jurídicos, S.A. E n los contratos de trabajo de la empresa consultante, se incluye una cláusula de permanencia: esto es, el trabajador se obliga a no marcharse de la empresa en un período de tiempo determinado. Si incumple este compromiso, debe indemnizar a la empresa con una cantidad ya fijada en el propio contrato. Se quiere saber si esta cláusula es legal. El articulo 21 del Estatuto de los trabajadores establece en su apartado 4 la posibilidad de pactar está circunstancia. Pero lo hace con sometimiento a una serie de condiciones: 1.– Es necesario que el trabajador haya recibido por parte de la empresa una especialización profesional “para poner en marcha proyectos determinados o realizar un trabajo especifico”. 2.– La duración del pacto no puede supera los dos años. 3.– El pacto necesariamente ha de ser escrito. En el pacto celebrado en esta empresa se cumplen todos los requisitos exigidos por la Ley, aunque la cuestión de la especialización profesional ofrece ciertas dudas porque los trabajadores normalmente, se preparan para la realización de un trabajo que no requiere una gran especialización. La jurisprudencia, no obstante, viene interpretando que estos pactos son, en general, válidos. Así, en la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid de 29 de septiembre de 2005 se considera que es legal el pacto de permanencia porque el trabajador, en ese caso, había recibido un curso de especialización. La del Tribunal Superior de Justicia de Canarias de 23 de junio de 2005 acepta el pacto y señala que no es necesario que la empresa, al reclamar el tra- Capital Humano 134 bajador la indemnización derivada de su incumplimiento, acredite el coste del curso, ni el importe de los perjuicios porque la indemnización se corresponde con una cláusula contractual legítima. La Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid de 10 de mayo de 2005 confirma esta tesis. Y la del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña de 10 de febrero de 2004 afirma que “ es licito que la empresa pretenda protegerse de abandonos de trabajo para ir a la competencia una vez adquirida la formación que le sirve precisamente para aportarla como un acerbo y realizar una clara competencia con la que le ha dado la formación, ello no impide ni limita la libertad del trabajo, y por ello no infringe ningún precepto constitucional, así lo entendió el Tribunal Supremo en su Sentencia de 29/12/00, cuando estima que el pacto de permanencia es válido por representar una manifestación del principio de autonomía de la voluntad de las partes y ser conforme con lo dispuesto en el articulo 21 del Estatuto de los Trabajadores.” Por el contrario , la sentencia de ese tribunal de 29 /10/ 99 advierte que el pacto es por recibir especialización, por lo que la simple formación general impartida por la empresa no da derecho a la formalización del pacto de permanencia. Pese a ello, el mismo Tribunal señala en su sentencia de 11/11/99 que no existe inconveniente legal alguno para que este pacto se incorpore a un contrato en prácticas. El Tribunal Supremo, en sentencia de 06/05/02 estudia de manera muy detallada el pacto y sus condicionantes y consecuencias. Dice esta sentencia que por “especialización profesional” hay que entender la recibida por el trabajador con cargo al empresario y para poner en ma4rcha proyectos determinados, no bastando con la formación de cualquier índole. La especialización profesional – dice la sentencia – es ajena al derecho de todo trabajador a recibir la formación ordinaria. El pacto de permanencia constituye una importante limitación al derecho de todo trabajador a extinguir el contrato de trabajo por su sola voluntad, mediante la dimisión, por cuya razón no debe bastar para la validez del pacto con el mero cumplimiento de los requisitos formales. Incumbe, en todo caso, a la empresa probar que la formación proporcionada al trabajador ha supuesto realmente una auténtica especialización profesional que, por una parte, redunde en un plus de cualificación del trabajador respecto de la que corresponde habitualmente a la función laboral contratada, permitiendo a quien la ha recibido mayores facilidades de colocación en el futuro y, por otra, que origine al propio tiempo a aquella un verdadero perjuicio la marcha anticipada del trabajador sin haber resarcido a la empleadora del esfuerzo que le ocasionó la especialización. La cláusula se consignó, en este caso, en un contrato en prácticas, lo que ha hecho que parte de la doctrina le niegue la posibilidad de que quepa este tipo de cláusulas en contratos de este tipo. La sentencia examina el cumplimiento de los requisitos formales de la cláusula y llega a la conclusión de que se han respetado las exigencias formales del artículo 21.4 del Estatuto de los Trabajadores. Pero, a continuación, dice que la “cláusula no parece estar fundada en causa suficiente para justificar su licitud... pues no existe la necesaria proporcionalidad o equilibrio de Nº 198 • Abril • 2006 intereses para justificar la renuncia del trabajador a su derecho a dimitir” Añade que la empresa se había comprometido solamente a mantener la relación con el trabajador por la duración del contrato en prácticas, mientras que el empleado asumía el compromiso de trabajar parra la empresa durante dos años y que habría sido distinto si se hubieran igualado estos compromisos pero, al mantenerse así, la aceptación por parte del trabajador de la cláusula supone una renuncia anticipada de derechos que está prohibida por el articulo 3.5 del Estatuto. Así pues, lo fundamental es que la cláusula respete ese necesario equilibrio, y a partir del mismo, hay que considerar válido el pacto, siempre y cuando, claro está, la empresa esté en condiciones de probar que ha impartido a su cargo al trabajador una formación superior a la que normalmente deriva de un contrato de trabajo. L a empresa que nos hace la consulta pretende tener la seguridad de que está cumpliendo sus obligaciones en relación con el mantenimiento de los datos de sus trabajadores, pues ha oído que, en algunos casos, cuando los datos un trabajador que ha causado baja no son cancelados, se puede sancionar a la empresa. La Ley orgánica 15/1999 de 13 de diciembre, en su articulo 3 define conceptos básicos para comprender el alcance de sus normas. Así, se entiende por “Datos de carácter personal” cualquier información concerniente a personas físicas identificadas o identificables; por “Fichero” todo conjunto organizado de datos de carácter personal, cualquiera que fuera la forma o modalidad de su creación, almacenamiento, organización y acceso; y por “afectado o interesado”, la persona física titular de los datos que sean objeto de tratamiento. En su articulo. 9, la Ley establece la figura del “responsable del fichero” y en el lo garantiza el deber de secreto que alcanza al responsable del fichero y a cuantas personas interocupan en cualquier fase del tratamiento de datos de carácter personal; obligación de secre- Nº 198 • Abril • 2006 to que subsiste aún después de finalizada la selección entre el responsable del fichero y el titular del mismo. En el articulo 16 se establece la obligación del responsable del fichero de hacer efectivo el derecho de rectificación o cancelación del interesado, en el plazo de diez días. Y en el mismo articulo se establece la obligación de rectificar o cancelar datos cuando los mismos no se ajusten a la Ley o sean inexactos, salvándose, en párrafo posterior, la obligación de conservar los datos de carácter personal durante los plazos previstos en las disposiciones legales o en las relaciones contractuales entre la persona o entidad responsable del tratamiento y el interesado. El articulo 44 de la Ley recoge el repertorio de infracciones y sanciones. En el Registro General de Protección de Datos deben ser inscritos todos los ficheros que contengan datos de carácter personal( por ejemplo nóminas, seguros sociales) aunque solo contengan el nombre y apellidos del trabajador. Para suprimir, cancelar o modificar datos se debe cumplimentar un modelo normalizado. Como consecuencia de la ley se han dictado diversas Instrucciones para cumplimentar sus mandatos. En lo que afecta a la consulta, la mas importante es la Instrucción 1/1998 de 19 de enero en la cual se hacen las siguientes precisiones: 1.– Se distingue entre los derechos de acceso a los ficheros y los de rectificación o cancelación de datos. 2.– El afectado tiene derecho a solicitar y obtener información de sus datos de carácter personal incluidos en ficheros automatizados. Este derecho se puede hacer efectivo mediante la visualización en pantalla; escrito o fotocopia; telecopia o cualquier otro procedimiento adecuado. 3.– El afectado tiene asimismo derecho a la rectificación de sus datos y a la cancelación de los mismos. Si los datos de carácter personal son inexactos o incompletos, el afectado puede solicitar que se rectifiquen. Si los datos rectificados o cancelados hubieran sido cedidos a un tercero, de forma legítima, el responsable del fichero tiene la obligación notificar al cesionario de los datos la rectificación o cancelación de los mismos. 4.– La cancelación no procede cuando exista obligación legal de conservar los datos. 5.– La cancelación consiste precisamente en el borrado físico de los datos o, cuando esto no fuera posible, en su bloqueo, con el fin de impedir su ulterior proceso o utilización. No existe en las normas, ninguna que obligue a la empresa a cancelar los datos de los trabajadores de forma automática, pero como la razón de la existencia de esos datos es justamente la relación laboral, la extinción de ésta hace desaparecer la causa que legitima a la empresa para poseer esos datos, por lo que lo más aconsejable sería cancelarlos. Sin embargo, es cierto que algunos datos son necesarios y obligatorios para que la empresa pueda acreditar el cumplimiento de determinadas obligaciones. En estos casos, se deben conservar los datos, si bien reducidos a los imprescindibles. En las normas que regulan las infracciones y sanciones derivadas del cumplimiento de la Ley no aparece específicamente la circunstancia sobre la cual se consulta por lo que, como deben interpretarse restrictivamente al tratarse de normas sancionadoras, no parece posible que se produzcan situaciones como las que teme la empresa. No obstante, la legislación sobre protección de datos está todavía por desarrollar de manera que habrá que estar al tanto de las novedades que se produzcan. En cualquier caso, parece que la cancelación de datos tiene por origen la solicitud del propio trabajador, por lo que, en tanto esta no se produzca, una solución intermedia puede ser el bloqueo de los datos.\ 135 Capital Humano