13 Una experiencia de intervención con chavales en situación de riesgo Luis Medina y Jesús López Educadores Asociación para la Integración del Menor, Paideia Sumario 1. Presentación.—2. Origen del proyecto. 2.1. Usuarios del proyecto.— 3. Conclusión.—4. Bibliografía. RESUMEN Desde la Asociación Paideia se identifican cuatro factores de socialización para los niños y adolescentes: familia, escuela, barrio y grupo de iguales; en estos factores se pueden reconocer la mayoría de las dificultades y handicaps de los chavales en situación de riesgo. Una vez reconocidas y estudiadas las dificultades se pretende intervenir en ellas. Para realizar la intervención se cuenta con un espacio que permite dinamizar al barrio atendiendo fundamentalmente a los factores antes comentados. Los protagonistas de la intervención en el Centro son los chavales, los cuales realizan actividades de tiempo libre, estudio y talleres de muy diversa índole. Documentación Social 120 (2000) 329 Luis Medina y Jesús López PALABRAS CLAVE Factores de socialización, situación de riesgo, Centro abierto. ABSTRACT The Paideia Association identifies four factos of socialisation for children and adolescents: family, school, neighbourhood an peer group. Most of the difficulties and handicaps that children may have in a risky situation, can easily be found in the factors. After being considered and analysed these difficulties it is necessary to intervene on them. To make and intervention we dispose of a space which allows to develop dynamically the neighbourhood children according to the factors already exposed. The protagonists of the intervention are the who take part in the activities of leisure, study and various workshops. KEY WORDS Factors of socialisation, risky situation, open centre. 330 Documentación Social 120 (2000) Una experiencia de intervención con chavales en situación de riesgo 1 13 PRESENTACIÓN El siguiente texto pretende dar una visión global de la realidad cotidiana del barrio de Lavapiés exponiendo, al mismo tiempo y de una forma resumida, la intervención que lleva a cabo la Asociación Paideia junto con otras asociaciones y la Administración pública a la hora de transformar la realidad. Nuestro barrio, el barrio de Lavapiés, se encuentra situado en el centro de Madrid (distrito de La Latina), a unos pocos pasos del kilómetro 0 de la Puerta del Sol, curiosamente también a unos pasos de las principales instituciones municipales, comunitarias y estatales; estableciéndose un hecho contradictorio y paradójico, estar tan cerca y tan lejos de todo. Este barrio, que puede parecer uniforme, no lo es; hay zonas bien diferenciadas que pueden escapar a simple vista. Existen lugares de reunión y de encuentro, pero son espacios bien diferenciados según el colectivo que se busque. Podemos encontrar en la Plaza de Cascorro y sus aledaños el lugar más importante de reunión y participación del colectivo gitano; si por el contrario buscamos los lugares de reunión de la población inmigrante, y fundamentalmente marroquí, los encontraremos en la calle Mesón de Paredes y sus proximidades, y si por otro lado buscamos inmigrantes de origen chino, nos tendremos que trasladar a la calle Magdalena. Este reparto de lugares de reunión no implica lógicamente que la población no se desplace ni se relacione en uno u otro lugar, sino que en espacios muy próximos coexisten costumbres y lenguas muy diferentes, produciéndose un intercambio constante en todos los aspectos de la vida, excepto en lo que se refiere a los lugares de encuentro que son propios Documentación Social 120 (2000) 331 Luis Medina y Jesús López de cada colectivo. La población paya, de toda la vida, es la que se distribuye por todo el barrio, siendo la que más interactúa con todos los colectivos, lo que es lógico al ser la población más numerosa y más implantada en el barrio. A toda esta mezcolanza de colectivos, en principio tan diferentes, les unen los mismos problemas. Si tuviéramos que destacar alguno comenzaríamos por el más objetivo y visible, como es la falta de infraestructuras. En el espacio marcado, que nosotros definimos como nuestro barrio, sólo podemos encontrar dos pequeños parques, que no son un dechado de virtudes y de posibilidades. Son, en general, espacios olvidados, excepto para aquellos que ejercen el trapicheo, los indigentes que no encuentran otro lugar donde situar sus camas y los niños que juegan entre unos y otros. Los chavales entienden a estas personas como una parte más del mobiliario urbano, del cual no anda muy sobrado el barrio. Continuando con las infraestructuras, diremos que la zona cuenta con un polideportivo minúsculo, que no es suficiente, ni de lejos, para cubrir y atender las necesidades de la población. A estos problemas generales de infraestructuras se le añaden otros que, como ya hemos mencionado anteriormente afectan a todos, payos y gitanos, inmigrantes y nacionales, a todos. Estos problemas son los relacionados con la vivienda, el paro y los sueldos de subsistencia por los que trabajan. Concretando un poco más, podemos decir que el problema de la vivienda en el barrio es sangrante: los alquileres son caros y las prestaciones que se dan por estos precios son para quedarse perplejo. Más del 50% de las viviendas tienen menos de 50m2, y más del 30% de las mismas carecen de baño y ducha, y algunas no poseen ningún tipo de calefacción. En estas casas viven familias de cinco o seis miembros. En algunos ca- 332 Documentación Social 120 (2000) Una experiencia de intervención con chavales en situación de riesgo 13 sos extremos se emplea la técnica de «cama caliente», cuando uno se levanta, otro se acuesta en su lugar. Cabe mencionar que estos datos no recogen la situación de la población inmigrante debido a la dificultad que supone su censo El paro es otro de los problemas, pero no afecta a todos los colectivos por igual, siendo los inmigrantes los que más dificultades laborales tienen. En este sentido los «españoles» tienen el problema de la precariedad del empleo y sueldos de subsistencia (el 60% de las familias tienen unos ingresos que están por debajo de 3,5 veces el Salario Mínimo Interprofesional), mientras que en el caso de los inmigrantes al problema de los sueldos de subsistencia se le añade la ilegalidad del trabajo en una gran cantidad de ocasiones. Los hombres como vendedores ambulantes y las mujeres como empleadas de hogar. En el acceso a la educación es donde podemos encontrar la mayor igualdad y la mejor calidad; el profesorado, enormemente motivado y emprendedor, se encuentra con graves problemas para atender las necesidades que tienen los chavales. En algunos colegios e institutos la población inmigrante llega a ser del 70% (en toda la zona el 43% de los escolares matriculados son hijos de inmigrantes), con los problemas que esto conlleva (1). En nuestro barrio, con todo lo esbozado hasta aquí, podemos decir que se encuentra como pez en el agua lo que se viene denominando «Cuarto Mundo»; ese mundo que se da en los países desarrollados, donde los habitantes tienen escasas posibilidades de acceder a los beneficios del Estado de bienestar del que tanto se habla (2). Este «Cuarto Mundo» afecta a todos, pero nosotros nos vamos a centrar en los niños y adolescentes, con los que trabajamos. (1) Los datos aportados han sido recogidos por la Empresa Municipal de la Vivienda y Gerencia Municipal de Urbanismo, referentes al año 1997. (2) MELENDRO, E. M.: Adolescentes protegidos, 1998. Documentación Social 120 (2000) 333 Luis Medina y Jesús López Para analizar cómo afectan los problemas mencionados vamos a utilizar una perspectiva global, después comentaremos la intervención que realiza la Asociación Paideia, junto con otras asociaciones y organismos públicos, para mejorar la calidad de vida infantil y juvenil en el distrito Centro, y por último haremos algunas reflexiones y propuestas a tener en cuenta para la mejora de la intervención. Desde nuestro punto de vista, el niño o adolescente está inmerso en un sistema que nosotros visualizamos del siguiente modo: Figura 1 COLEGIO FAMILIA NIÑO ADOLESCENTE BARRIO 334 Documentación Social 120 (2000) GRUPO DE IGUALES Una experiencia de intervención con chavales en situación de riesgo 13 Como se puede ver en el gráfico de flujos, para nosotros el niño o adolescente juega un papel central, se relaciona bidireccionalmente con cuatro factores de socialización, que vamos a ir analizando uno por uno para ver dónde están las mayores dificultades y necesidades de nuestros chavales: La familia. Es el primer factor de socialización, un espacio que nos va a permitir ir aprendiendo las primeras pautas para entender el mundo complejo en el que estamos incluidos. Será el primer lugar donde seamos conscientes de roles, de seguridad y afectividad. A partir del cual vamos a poder crecer de forma saludable. Pero en determinados momentos y circunstancias este lugar prioritario no cumple, o mejor dicho, no se ajusta a lo que entendemos como un buen marco de socialización. Las razones pueden ser numerosas, y entre ellas podemos destacar o reseñar: 1. En primer lugar, el grado en que los padres no llegan a ser figuras de referencia estables para sus hijos, produciéndose esta búsqueda en otros adultos. 2. El estatus económico de la familia. No es prioritario, pero qué duda cabe que una familia que tiene dificultades para afrontar los pagos todos los meses, que no puede atender a las necesidades de los hijos, va a presentar dificultades y, evidentemente, es buen caldo de cultivo para provocar situaciones de maltrato y abandono. 3. La calidad de la vivienda está muy unido al punto anterior, destacando que un lugar poco confortable y que no permite un mínimo de independencia dificulta las relaciones en el seno de la familia; donde los hijos, ante el estrés que se origina por la falta de espacios personales, o tienen conflictos con los padres, o salen a la calle para buscar paz y otra «gente más comprensiva». Documentación Social 120 (2000) 335 Luis Medina y Jesús López 4. El desempleo, el subempleo y la insatisfacción laboral son también factores que van a influir negativamente en las relaciones que se van a establecer dentro de la familia. Para muchos jóvenes el problema no son sus carencias materiales, sino también su historia de indiferencia dentro de sus propias familias, en las que directamente «no son». Existen sólo como seres a los que hay que alimentar, cuestan dinero y dan problemas. Pero los padres, en general, no son «tan malos», todos tienen su propia historia y en la mayoría de los casos las carencias afectivas que tienen los jóvenes las intentan compensar con algunos elementos materiales y una permisividad sin límites, que se utiliza habitualmente cuando no se tienen otros recursos. Pero llega un momento en que no se soporta más y se reacciona fuertemente y sin medida, pasando desde la indiferencia a los malos tratos. Todas estas reacciones el niño o adolescente no las entiende; no entiende cómo se pasa de la permisividad absoluta a la más rígida de las imposiciones. Muchos de estos jóvenes desde su nacimiento han ido adquiriendo estos patrones de conducta que se ajustan a su realidad cotidiana, pero que están muy lejos de ser las normas aceptadas socialmente por una mayoría. Algunos chavales tomarán como referencia la calle, donde tendrán que elegir y poner en juego los elementos y roles que conocen de su familia, los aplicarán con su grupo de iguales, enfrentándose continuamente a circunstancias hostiles que no entienden y a las que tienen que dar una respuesta (no siempre la más adecuada), acabando por tener problemas con la sociedad, con la policía, con otros adultos, con un orden establecido que no los entiende, que pretende ignorarlos y sobre todo que los teme. Los teme por dos razones fundamentales: primero, por no estar en 336 Documentación Social 120 (2000) Una experiencia de intervención con chavales en situación de riesgo 13 sintonía con la mayoría, y en segundo lugar, por ser adolescentes. Para estos jóvenes la calle es una triste opción social. A estos jóvenes que tienen una familia que desafortunadamente no les sirve como marco referencial tenemos que añadir un colectivo nuevo. Sería un grupo de jóvenes entre los catorce y los veinte años aproximadamente que viven directamente en la calle al no tener ninguna familia. Estos adolescentes, fundamentalmente de origen marroquí, han emigrado desde su país de origen de forma ilegal en los bajos de camiones y autobuses en busca de sueños y prosperidad, encontrándose cuando llegan a Madrid sin posibilidad de legalizar su situación y lógicamente de trabajar, han de buscarse la vida todos los días para comer, dormir, y vestirse. Esta precariedad y vivir en estas condiciones implica múltiples riegos, tanto para los adolescentes como para la sociedad que los acoge. La educación junto con la familia va a ser el lugar más importante de socialización en los primeros años de vida; podemos decir que la escolarización es la característica más homogénea, que más aglutina a los chavales. El colegio y el instituto pasarán a cubrir, y en cierta medida, a suplantar la relevancia de los padres pasados los primeros años de vida. En este espacio de socialización es donde podemos encontrar los primeros fracasos de los chavales, sus primeras sensaciones de incompetencia, que poco después tenderán a manifestarse como absentismo escolar, problemas de conducta y distintos grados de violencia dentro y fuera de las aulas. Si buscamos algunas causas o justificaciones al fracaso escolar podemos enumerar la falta de motivación, de hábitos de trabajo y recursos culturales; y si a esto unimos el bajo nivel cultural de los padres, el desinterés de estos adultos por el aprovechamiento escolar del hijo, la sensación de inutilidad y la apa- Documentación Social 120 (2000) 337 Luis Medina y Jesús López tía hacia lo escolar que se respira entre sus iguales, nos encontramos con todos los requisitos para que el fracaso escolar sea rotundo. A lo mencionado hasta aquí tenemos que añadir las dificultades que encuentran los profesores al intentar cubrir las necesidades de alumnos muy dispares, y no sólo en cuanto a sus conocimientos y diferentes niveles académicos, sino también en cuanto a sus costumbres, idioma y su visión del mundo. La idea que finalmente tienen nuestros chavales sobre la escuela es que no están hechos para ella y que además no la necesitan, teniendo por lo general una percepción del profesorado como alguien lejano que tiene como cometido «hacerles la vida imposible», y que desde luego «ellos no van a pasar por el aro, no se van a bajar los pantalones como tanto niño pijo que hace lo que dicen sus padres y los profesores, en general los adultos. El barrio, como variable de socialización de cualquier niño o adolescente, cuenta con valores importantísimos, va a representar las formas y modos de vida de nuestros vecinos, la forma en la que nos relacionamos. La calle va a ir tomando una relevancia y una importancia mayor a medida que los chavales van creciendo, sobre todo en aquellos casos en que nos encontramos con viviendas poco confortables o con poca intimidad que nos invitan a salir a la calle en lugar de disfrutar de la casa. Cualquiera de nosotros, en general, después de un duro día de trabajo está deseando volver a casa para descansar, ellos no; no quieren volver a casa porque la casa es una fuente de conflictos y por lo tanto tratan de evitarla. Cuando los jóvenes ya se encuentran en la calle, lamentablemente no tenemos demasiadas opciones, entre las más ajustadas a su edad y presupuesto encontramos las siguientes: 338 Documentación Social 120 (2000) Una experiencia de intervención con chavales en situación de riesgo 1. Comer pipas en el parque. 2. Jugar al fútbol entre los que trapichean y los vagabundos. 3. Ir a los recreativos. 13 Disponen de otras alternativas, más «atractivas», pero también más peligrosas y que sin duda les llevarán con facilidad a tener problemas La calle es un espacio complejo. No es sólo un espacio físico, sino que también es un mundo dentro de otro mundo, con sus propias leyes, sus propias relaciones, sus propias ventajas y desventajas. Las calles de nuestro barrio son muy diferentes para según qué personas; para nosotros pueden ser un lugar de relación, y por qué no decirlo, de trabajo; para otros un lugar de ocio y esparcimiento con cierto aire romántico y decadente; para otros, simplemente un lugar de paso, y por último, para nuestros chavales, su casa, su lugar de juego, de relación, de amistad, en definitiva, «su lugar». Comúnmente se piensa que muchos chavales, fundamentalmente los adolescentes, le «toman gusto a la calle» (3) y andan en ella disfrutando de su libertad y gozando aventuras de todo tipo con sus amigos, con sus iguales. Estos chavales que se relacionan en estas calles tienen un elemento común, un contexto de precariedad en el que están incluidos. En muchas de las familias con las que trabajamos se produce una característica similar: el cabeza de familia, si es que existe, no tiene ingresos suficientes para mantener a la familia, por lo que la madre tiene que trabajar, lo cual no representaría ningún problema si los chavales no pasaran tanto (3) CARDOZO, L.: Los menores en Uruguay, 1991. Documentación Social 120 (2000) 339 Luis Medina y Jesús López tiempo solos como el que realmente pasan, añadiendo a lo anterior que el número de familias monoparentales es muy amplio, lo mismo que es igualmente amplio el número de familias en las que el padre es padrastro, lo cual se ha podido constatar como motivo de posibles malos tratos hacia los menores. Cuando a los chavales les falta su lugar natural de desarrollo buscan otro lugar, otro espacio, la calle, que pasa a ser lugar de referencia, con todo un mundo de posibilidades, tanto positivas como negativas. La mayor dificultad es que los clavales tienen que ir decidiendo y aprendiendo sobre la marcha, acertando y equivocándose; un aprendizaje clásico de acierto y error, un aprendizaje donde no hay un instructor que ayude a plantearse retos y estrategias. En definitiva, un aprendizaje peligroso. Una vez presentado nuestro lugar de trabajo y los problemas más graves e importantes que se aprecian vamos a pasar a comentar algunas intervenciones que se viene poniendo en marcha junto con otras entidades para paliar algunos de ellos. 2 ORIGEN DEL PROYECTO La Asociación para la Integración del Menor PAIDEIA lleva seis años trabajando en el barrio de Lavapiés. En un inicio desarrollando su intervención en colegios e institutos mediante actividades extraescolares que permitían no sólo el trabajo propio de la educación no formal en el campo del ocio y el tiempo libre, sino el paulatino conocimiento de niños y adolescentes en situación de riesgo y exclusión social. Con este trabajo se fueron creando vínculos afectivos, convirtiendose los educadores en modelos de referencia que venían a cubrir necesidades que los chavales tenían. 340 Documentación Social 120 (2000) Una experiencia de intervención con chavales en situación de riesgo 13 Posteriormente se fue incidiendo en problemas como el absentismo escolar, trabajando con las familias y los chavales, para después organizar actividades de fin de semana. Pero rápidamente se fue consciente de que existía una evidente carencia en el vecindario de espacios de socialización y reunión donde desarrollar actividades. En este sentido, el Centro se enfocó como un espacio abierto, dirigido a los vecinos y vinculado estrechamente a los proyectos que nacen de las necesidades de sus pobladores El proyecto se fundamentó en la necesidad de consolidar en el barrio un lugar acondicionado para la realización del trabajo social que se venía realizando. Conformando un espacio multiuso, en el que los usuarios de los recursos y proyectos se relacionaran con otros sectores del barrio, evitando así la generación de guetos, promoviendo la igualdad de vecinos y sectores como inmigrantes o personas en riesgo de exclusión social. La culminación de la primera fase de nuestro recurso fue la consecución del Centro Abierto de Día, donde se atienden ciento veinticinco menores y sus familias mediante educadores y voluntarios. Los usuarios del proyecto son menores de edades comprendidas entre los siete y los dieciocho años, de ambos sexos (49% sexo masculino, 51% sexo femenino), y familias residentes en el barrio de Lavapiés. Estos adolescentes, que pertenecen a familias con dificultades, habitualmente monoparentales y de escasos recursos económicos, asisten diariamente al Centro Abierto. Son menores de diversas nacionalidades (españoles, marroquíes, dominicanos, filipinos, cubanos…), en muchos casos con todos los problemas enumerados en la primera parte del artículo, en definitiva, en claras situaciones de riesgo. Documentación Social 120 (2000) 341 Luis Medina y Jesús López 2.1. Usuario/as del proyecto ENTIDAD GESTORA MENORES ATENDIDOS FAMILIAS ATENDIDAS A. PAIDEIA 125 13 1. Distribución de los/as menores por sexo SEXO MASCULINO SEXO FEMENINO 62 63 49% 51% 2. Distribución de los/as menores por edad EDAD NÚMERO TANTO POR CIENTO 7-12 13-18 36 89 28% 72% 3. Distribución de los/as menores por nacionalidad y sexo ESPAÑOLES PAYOS GITANOS TOTALES INMIGRANTES MARRUECOS SANTO DOMINGO CHINA CUBA FILIPINAS TOTALES 342 NIÑOS NIÑAS TOTALES 27 0 27 44 0 44 71 0 71 NIÑOS NIÑAS TOTALES 24 8 1 1 1 35 18 1 0 0 0 19 42 9 1 1 1 54 Documentación Social 120 (2000) Una experiencia de intervención con chavales en situación de riesgo 13 Los usuarios del recurso creado provienen fundamentalmente de tres ámbitos: los Servicios Sociales, que detectan y derivan al 60% de los usuarios; los colegios e institutos de zona, que derivan a un 20%, y finalmente un 20% de chavales que la Asociación se encarga de detectar en la calle y ofrecerles el recurso como una alternativa a la situación que pueden estar viviendo. Debido a las necesidades expuestas a lo largo del texto, la Asociación Paideia se ha propuesto los siguientes objetivos: El principal, dotar al Distrito Centro de Madrid de un recurso alternativo a las situaciones de riesgo que afectan a la Infancia, Adolescencia y las Familias, potenciando a su vez un espacio lúdico y educativo estable para los menores y un lugar de socialización para los vecinos del barrio. De esta forma se consigue un segundo objetivo, desarrollar un tejido social más participativo y comunitario, facilitando espacios y coordinando esfuerzos. Por otro lado, se tienen otros objetivos más específicos encaminados a mejorar la integración escolar, la integración laboral, promover alternativas de ocio mejorando la calidad del tiempo libre y desarrollando actividades de aire libre y contacto con la Naturaleza, fomentando la convivencia entre comunidades. Dentro de los proyectos educativos existen dos áreas fundamentales a partir de las cuales se estructuran toda una serie de actividades y talleres para lograr los objetivos anteriormente expuestos. Las áreas son: En primer lugar el área escolar, dentro de la cual se realizan talleres educativos, como son: educación para la paz, interculturalidad, educación para la salud y talleres artesanales. Documentación Social 120 (2000) 343 Luis Medina y Jesús López La segunda área básica del centro es la de Ocio y Tiempo Libre, en la que se hace un especial hincapié en el área deportiva y las salidas y excursiones a diferentes entornos medioambientales con el objetivo de mostrar a los chavales que existen otros espacios. Estas salidas se utilizan también para mejorar el clima grupal y la convivencia dentro del grupo. Asimismo, desde el Centro se llevan a cabo otros programas de corte comunitario y ya no focalizados en los chavales sino en el grupo familiar. Estos programas son: ● Servicio de orientación, información y asesoría de las familias; enfocado fundamentalmente a la resolución de las dificultades que tienen las familias en cumplimentar cualquier solicitud, gestión o simplemente una duda. ● Servicio de intérprete para inmigrantes. ● Cooperativa de autoempleo dirigido a jóvenes y adolescentes en edad laboral y con graves dificultades para integrarse en el mercado laboral. Gestión de iniciativas, producción y distribución de productos artesanos realizados por ellos mismos. Para concretar un poco más lo que hacemos, sucede y acontece en el Centro vamos a narrar cómo transcurre un día normal y cotidiano desde el punto de vista del educador Para empezar, por la mañana, se desarrolla el trabajo más «aburrido» para los educadores, aunque a la vez muy importante, ya que se recopila todo tipo de información acerca de nuestros chavales. Es decir, realización de informes, reuniones con diversos organismos que inciden en la vida de nuestros chavales, tales como: colegios, trabajadores sociales, psicólogos, Juzgado de Menores, C.A.D..., en fin, todo «muy divertido». 344 Documentación Social 120 (2000) Una experiencia de intervención con chavales en situación de riesgo 13 En casi todos estos lugares cada cual te habla de lo mal que se porta el chaval, de los problemas que plantea, si insulta mucho o poco a los profesores, si tiene un nivel académico bajísimo, que la próxima vez que robe irá a Reforma... y tú tratando de convencer a todos de que el chaval no es perfecto, porque nadie lo es, pero que ni mucho menos es un «Al Capone», e intentado que comprendan cuáles son los motivos que hacen que se comporte así (referimos todo lo expuesto en el primer apartado de este artículo). No obstante, no suele ser siempre así. Normalmente aquellos que tienen alguna vinculación con el chaval se suelen mostrar receptivos con sus problemas y nos prestamos mutuamente apoyo. Por lo general, a estos lugares sueles ir solo, ya que los padres o familiares cercanos pocas veces muestran interés por lo que les pase a sus hijos. Las familias tienen sus propios problemas, que son igual o más graves que los de sus hijos. Cuando hay padres toxicómanos, alcohólicos o simplemente están en la cárcel; cuando hay madres prostitutas, cuando hay parados de larguísima duración o simplemente trabajos de larguísima duración por un cortísimo sueldo..., y a eso unimos que tu vivienda se está cayendo a cachos, etc. Supongo que porque tu hijo se acerque por el colegio un par de veces a la semana y el resto del tiempo se lo pase en la calle no tiene que ser un problema realmente serio, muchas veces ni tan siquiera un problema. Más o menos ese sería el trabajo realizado por las mañanas. Posteriormente llega el gran mogollón, es decir, la tarde. Los chavales suelen llegar el Centro después del colegio. El centro abre a las cinco de «la tarde». A partir de ese momento, nadie sabe lo que va a pasar: chavales que llegan tarde, chavales que llegan pronto, adolescentes que no les gusta la merienda, grupo que el día que tienen que ir al polideportivo les ape- Documentación Social 120 (2000) 345 Luis Medina y Jesús López tece ir al cine y el día que tienen que ir al cine te proponen salir al parque con las bicis, vamos, un largo etcétera cotidiano muy emocionante. En el Centro hay tres grupos (pequeños, medianos y mayores), cada uno con sus respectivas programaciones, basadas en las necesidades planteadas por los chavales y percibidas por los educadores. Todos los días están estructurados en tres tiempos: merienda, talleres y estudio, que cada grupo realiza de la forma que cree más conveniente. Por ejemplo, los pequeños tienen la merienda nada más llegar al Centro, los medianos y mayores más tarde. Es uno de los mejores momentos del día, ya que mientras están merendando los chavales se abren y te cuentan todo tipo de historias acerca del colegio, de sus familias, de sus trapicheos... ¡Momento guay!, que diría Boris, ya que es un momento distendido, de risas, de diálogo, de unión... Posteriormente llega el momento de los talleres. Talleres de todo tipo, con la intención de que los chavales desarrollen todo tipo de habilidades personales y relacionales. Aunque ya sabéis como son estas cosas. Resulta que tú te preparas el taller estupendamente (taller que previamente ellos han decidido hacer mediante una asamblea en las que se habla de forma consensuada de todo aquello que afecta al desarrollo del Centro), y resulta que en ese preciso momento a los chavales no les apetece hacerlo, o se ponen a hacer el cafre, o hay otros que deciden fastidiar a aquellos que sí lo quieren hacer, en fin, por lo general, todos lo suelen hacer y encima en muchas ocasiones hasta les gusta y sacan buenas conclusiones de lo que hacemos, ya que posteriormente todo se evalúa con ellos. En otras ocasiones, los talleres suelen ser charlas informativas sobre diferentes temas que les afectan, y supongo que también sabéis lo que suele pasar. Resulta que has encontrado a una 346 Documentación Social 120 (2000) Una experiencia de intervención con chavales en situación de riesgo 13 persona que es una eminencia sobre un tema concreto y resulta que los chavales se aburren, o no prestan atención, o no hacen más que levantarse e ir a hacer cualquier otra cosa que no tiene nada que ver con la charla, o se pasan mil pueblos con el ponente, y no es que no les interese el tema, o que el ponente sea malo, sino que simplemente hoy les apetece hablar de otra historia... En fin, paciencia que es la madre de la ciencia. Por último, llega la hora del estudio, la más sorprendente de todas. En ese momento nadie tiene que hacer deberes y todo el mundo controla cualquier materia que le preguntes. ¡Mentira! Todos tienen asignaturas suspensas, algunos tienen problemas de conducta en el colegio y están más tiempo en la biblioteca expulsados que en el aula, y por supuesto, todos tiene deberes. Entonces tú empiezas a decir que vayan sacando sus libros y que se vayan poniendo a realizar sus tareas. Y a ellos se les desfigura la cara, no dan crédito a lo que dices, parece que hablas en otro idioma, hasta que de repente abren los ojos y te dicen: «pero, tío, no me des tormento», «déjame vivir», «al loro, tío, ya no pareces tan simpático como antes». En fin, todo tipo de estrategias encaminadas a escaquearse de ese tiempo de estudio. Aunque realmente no tengan deberes durante esa hora todos realizan tareas escolares, para que mejoren su escritura, el cálculo matemático, la comprensión lectora... Y por fin llegan las ocho de la tarde y parece que se acaban todas las actividades, ¡ojalá! Empieza la hora del «confesionario», es decir, todos los monitores hablan con aquellos chavales que a lo largo de la tarde la han montado o que tienen algún problema de otro tipo... En ese momento también se reciben a las familias. Se habla con ellas de cualquier tipo de problemas, ya sean de sus hijos, de sus viviendas, de sus trabajos, becas de comedor, de libros, de IMI..., intentando ayudarles a gestionar cualquier tipo documento. Por último, todos Documentación Social 120 (2000) 347 Luis Medina y Jesús López los educadores, personas de practicas, voluntarios nos reunimos a comentar qué tal a ido el día. Es el momento en el que todo el equipo educativo nos llevamos las manos a la cabeza, despotricamos, nos quejamos sobre nosotros mismos, nuestros chavales, sus familias, del mundo, en resumen, sobre todo lo que uno se pueda quejar y acordar, hasta que poco a poco nos situamos, ponemos los pies en el suelo y comenzamos a evaluar el día y/o tratar alguno de los temas importantes del día, o de las programaciones futuras. En fin, más o menos esto es todo lo que hacemos en un día normal en el Centro. Parece cansado, ¿verdad? Pues realmente es mucho más cansado de lo que parece. 3 CONCLUSIÓN Después de narrar la intervención que realiza la Paideia y que tiene su origen en las dificultades que hemos podido ir viendo, queremos hacer un especial hincapié en dos aspectos muy concretos: por un lado, que los chavales con los que trabajamos son las víctimas y no los culpables de la existencia de un «Cuarto Mundo» que nos negamos en muchas ocasiones. Y en segundo lugar, que la intervención que se viene realizando tiene y debe ser complementada y mejorada. Para finalizar, no queremos desaprovechar la oportunidad para reconocer el esfuerzo que desde la Administración pública se está haciendo. Pero este reconocimiento no quita que sigamos proponiendo y demandando mejoras, tanto de iniciativa social pública como privada. Algunas de las mejoras a acometer con urgencia serían: empujar desde la Administración pública el tejido asociativo, la 348 Documentación Social 120 (2000) Una experiencia de intervención con chavales en situación de riesgo 13 creación o, mejor dicho, aumento de plazas en las guarderías existentes o de nueva creación. Mejorar las infraestructuras, fundamentalmente en cuanto a zonas verdes, lugares de ocio y reunión tanto para jóvenes como mayores. Y ya por último, lograr que nuestro barrio disponga de los recursos académicos de los cuales carece actualmente: aulas-taller y centros de garantía social. Todo ello redundará en una mejor calidad a la población desfavorecida con la que trabajamos. 4 BIBLIOGRAFÍA ARRUABARRENA, M., y DE PAUL, J. (1994): Maltrato a los niños en la familia. CARDOZO, L.: «El niño de hoy». Los menores en Uruguay. Ed. Junta Departamental de Montevideo, 1991. GAITÁN, M. L.: El espacio social de la infancia. Madrid: Ed. Comunidad de Madrid, Consejería de Sanidad y Servicios Sociales, 1998. INJUCAM: Infancia y Juventud en la Comunidad de Madrid. Madrid: Ed. Edelvives, 1999. MELENDRO, E. M.: Adolescentes protegidos. Madrid: Ed. Comunidad de Madrid, Consejería de Sanidad y Servicios Sociales, I.M.M.F., 1998. MONDRAGÓN, J., y TRIGUEROS, I.: Manual de prácticas de trabajo social con menores. Madrid: Siglo XXI, 1993. Documentación Social 120 (2000) 349