Jurisdicción voluntaria - Consejo General del Notariado

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en
este
país
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Potenciar la
jurisdicciónn voluntaria
aligeraría la carga de los
Tribunales.
JURISDICCIÓN
VOLUNTARIA:
UNA REFORMA NECESARIA
A Jurisdicción Voluntaria permite resolver supuestos no contenciosos en los que un particular solicita la intervención de una
autoridad jurídica. En algunos casos es necesario que esa autoridad sea la judicial, básicamente en los supuestos relativos a materia de personas y de familia, pero existen otros en los cuales los
jueces podrían ser liberados de estas funciones y ser sustituidos
por otros funcionarios, expertos juristas. Cómo y qué debería
incluir su anunciada regulación fue el objetivo de las jornadas celebradas en octubre en el Consejo General del Poder Judicial.
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Los pilares de
la futura Ley
REDACCIÓN
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AS jornadas que cada año organizan conjuntamente el
Consejo General del Poder
Judicial y el Consejo General del
Notariado se centraron en esta
ocasión en la “Jurisdicción Voluntaria: notarios y jueces; problemas
y soluciones”; estuvieron dirigidas por Ignacio Sierra Gil de la
Cuesta, magistrado emérito del
Tribunal Supremo y María Pilar
de Prada Solaesa, notaria.
Fueron dos días de debates
inaugurados por el magistrado
emérito, Ignacio Sierra, quien aseguró que “nos encontramos ante la
posibilidad de actualizar la juris-
Supremo, y Xavier O’Callaghan
Muñoz, de la Sala Primera del Tribunal Supremo, a notarios, como
Pilar de Prada Solaesa, Rafael Gómez-Ferrer Sapiña, José Nieto Sánchez, Francisco Javier García Más,
Ignacio Paz-Ares Rodríguez, Pablo
Durán de la Colina (también registrador de la propiedad excedente),
María Paz Sánchez Sánchez, y José
Antonio García Vila (también magistrado excedente). Asimismo tomaron parte Julián Pedro González
Velasco, secretario de la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo y José María Paz Rubio, fiscal de Sala
del Tribunal Supremo.
Los participantes pusieron sobre la mesa todos los aspectos y
Estas jornadas contaron con una amplia y
significativa representación profesional. Desde
magistrados a notarios, fiscales, secretarios
judiciales y registradores
dicción voluntaria sin administrativizarla, sin magnificar su función social y sin identificarla con
una mera supresión de plazos, formalidades y garantías. Aparte de
tener la finalidad de contribuir a
la seguridad jurídica, los tiempos
actuales recogen una litigiosidad
galopante y hacen que se dé una
nueva finalidad como es su disminución. Ahora es el momento procurando no tropezar dos veces en
la misma piedra y lograr la regulación mediante una ley ad hoc de la
jurisdicción voluntaria”.
Representación profesional. Estas jornadas contaron con una amplia y significativa representación
profesional. Desde magistrados, como Román García Varela, de la Sala Civil del Tribunal Supremo; Rosa
María de Castro Martín, del Gabinete Técnico del Tribunal Supremo; José Almagro Nosete, emérito
de la Sala Primera del Tribunal Supremo; Jaime Maldonado Ramos,
del Gabinete Técnico del Tribunal
pormenores que una futura ley sobre la materia deberá contemplar:
el posible papel a desempeñar por
los secretarios judiciales y los notarios, la jurisprudencia de Tribunal Superior de Justicia existente
al respeto, el lugar que la jurisdicción voluntaria ocupa en la Constitución Española, su relación con
el Derecho de propiedad y la visión europea sobre la materia.
Sobre la postura europea Francisco Javier García Más, notario y
letrado adscrito a la Dirección General de los Registros y del Notariado
destacó el impulso que quieren dar
las instituciones comunitarias a la
jurisdicción voluntaria como alternativa extrajudicial. Así, apuntó que
“una recomendación del Consejo de
Europa aconseja a los estados miembros que tomen las medidas adecuadas para conseguir la disminución
del volumen de funciones no jurisdiccionales de los jueces y tribunales”. García Más recordó la importancia de no olvidar “las ideas
desarrolladas en el Consejo Europeo
OS participantes se mostraron
de acuerdo en que el legislador
debe ofrecer respuesta urgente a
la demanda social; de que se
reforme en profundidad la
jurisdicción voluntaria mediante
una ley que establezca un régimen
jurídico básico común para todos
los supuestos y que sirva como
mecanismo supletorio para los
regulados en leyes especiales, con
las siguientes características
esenciales:
● Deberá ser una norma
unificadora de la pluralidad de
supuestos existentes en las
distintas legislaciones civiles. Sería
una buena ocasión para establecer
una normativa procesal básica, aún
reconociendo que si una
comunidad autónoma tiene
competencias sustantivas también
las tiene de regular ciertos
aspectos procesales.
● Deberá efectuar una precisa
distribución competencial.
● Deberá reconocer el carácter
abierto de la jurisdicción voluntaria
y su permanente expansión.
● Deberá regular el procedimiento,
ya se siga ante el juez, el secretario
judicial, el notario o el registrador,
con las correspondientes
especialidades derivadas de la
diferente naturaleza de la función
pública respectivamente
desempeñada, pero atribuyendo
iguales efectos en aquellos casos
en que se reconozca competencia
alternativa, de tal forma que la
actuación de cualquiera de ellos
sea autónoma.
● Deberá solucionar las
importantes diferencias existentes
entre expedientes, que también son
apreciables en los caracteres de las
funciones desempeñadas por los
funcionarios competentes.
● Deberá apostar por el
fortalecimiento de otros cauces
alternativos al judicial para la
solución de conflictos; la futura Ley
de Jurisdicción Voluntaria podría
ser una buena ocasión para regular
la mediación.
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este
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Hacia una Teoría General de la
Jurisdicción Voluntaria II
A editorial Iustel acaba de publicar el libro “Hacia una Teoría General de la
Jurisdicción Voluntaria II. La Jurisdicción Voluntaria en las Cortes
Generales”, de Antonio Fernández de Buján, catedrático de la Universidad
Autónoma de Madrid. Fernández de Buján fue vocal de la Ponencia del
Anteproyecto sobre Jurisdicción Voluntaria en la Comisión General de
Codificación; compareció en la Comisión de Justicia del Congreso de los Diputados en trámite de
asesoramiento del Proyecto de Ley sobre Jurisdicción Voluntaria (que finalmente no se aprobó) y ha
publicado cuatro monografías y mas de 40 estudios sobre el tema.
Según el autor: “la regulación de la jurisdicción voluntaria es un mandato legislativo pendiente de
cumplimiento, que constituye una urgente necesidad social y se conforma como una de las piezas que
queda todavía por encajar en el organigrama de la Administración de la Justicia Civil enmarcándose en
una esfera del Ordenamiento de marcado carácter técnico-jurídico”. “Sería deseable –en opinión de
Fernández de Buján– que la aprobación de la reforma de la jurisdicción voluntaria se realizase con
voluntad de permanencia en el tiempo por tratarse de una materia, en estrecha conexión con la vida
diaria de los ciudadanos, que requiere una desjudicialización de determinadas competencias que
deberían quedar en sede notarial y registral; así como la articulación, para aquéllas que permanezcan
en sede judicial, de un procedimiento de tutela simplificada de derechos e intereses legítimos
configurado sin merma de la garantía y de la seguridad jurídica, inherentes a cualquier otro
procedimiento judicial. En el seno del órgano judicial, sería asimismo deseable una atribución de
competencias a los secretarios judiciales en todas aquellas materias que no se consideren de la
exclusiva competencia de los jueces, en el ejercicio de su función jurisdiccional”.
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Los directores de las jornadas, la notaria Pilar de Prada y el magistrado emérito del Tribunal
Supremo Ignacio Sierra, durante la clausura.
de Tampere en cuyas conclusiones
se recomienda a los países miembros que deberían instaurar procedimientos extrajudiciales alternativos, redactando normas especiales
de procedimientos comunes para la
tramitación simplificada y acelerada de litigios transfronterizos”.
Una demanda unánime. La principal medida, ampliamente señalada, fue la urgencia de contar de
una vez por todas con una Ley
que regule la jurisdicción voluntaria, tras la retirada hace un
año de un proyecto de ley sobre
la materia.
Además, y como expuso la notaria Pilar de Prada en el acto de
clausura, a lo largo de estas jornadas se resaltó lo siguiente:
● La prestación del servicio
público de la Justicia, en el sentido más general del término, debe
procurar la máxima eficiencia,
exigencia indiscutible tanto en la
jurisdicción contenciosa como en
la voluntaria. En el ámbito de la
jurisdicción voluntaria deben
quedar implicados, además de los
jueces, aquellos funcionarios como los secretarios judiciales y los
notarios, y eventualmente los registradores y los cónsules, que por
la naturaleza de sus respectivas
funciones públicas pueden desempeñar numerosas competencias
en la materia. Así lo viene reclamando la doctrina procesalista y
se ha puesto de manifiesto en diversos foros, como ya lo hizo el Comité de Ministros del Consejo de
Europa en 1986.
● Aceptada la desjudicialización
de aquellos actos de jurisdicción voluntaria que no deban permanecer
como competencia exclusiva del
juez, y una vez separados los que
por su naturaleza han de quedar
integrados en la vía contenciosa
–los que no constituyen sino actuaciones de documentación notarial ajenas a la jurisdicción voluntaria–, se impone la tarea de
determinar qué actuaciones pueden ser desempeñadas por los secretarios judiciales, cuáles por los
notarios y en cuáles pueden concurrir ambos entre sí o con otros
funcionarios. Con ello se conseguirá, no solo descargar de trabajo las
colapsadas oficinas judiciales sino
también la racionalización del sistema. En todo caso, ninguna polémica corporativa debe hacernos
perder de vista la urgente necesi■
dad social de la reforma.
La principal medida, señalada mayoritariamente, fue la urgencia de contar
con una ley que regule la Jurisdicción Voluntaria
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