65 BERZOSA_65 BERZOSA.qxd 15/04/15 18:35 Página 65 LA ECONOMÍA DESDE MI OBSERVATORIO Por Carlos Berzosa* Discrepancias entre los economistas L a crisis actual ha reavivado el interés por indagar en el pasado, sobre todo en la década de los años treinta del siglo veinte, acerca de las diferentes posiciones que los economistas han tenido sobre el funcionamiento de la economía. En contra de lo que puede parecer, debido básicamente a la difusión que hacen los medios de comunicación de determinadas ideas, las discrepancias entre los economistas son considerables. Se está lejos en el pensamiento económico, tanto en el pasado como en el presente, de alcanzar un consenso. Las discrepancias se hacen más evidentes en las épocas recesivas. La Gran Depresión de los treinta provocó fuertes controversias sobre cómo afrontar la crisis que conmocionó los cimientos del capitalismo. El debate que tuvo lugar está siendo objeto de publicaciones que tratan de reflejar el ambiente intelectual de aquellos años. El interés que está suscitando la diferencia que se produjo, tanto en el plano teórico a la hora de analizar las causas de aquella gran crisis como en las políticas económicas puestas en marcha por los gobiernos, resulta lógico dentro del torbellino que se ha dado desde 2007. La gran recesión actual tiene similitudes con la Gran Depresión de los treinta, básicamente por la quiebra del sistema financiero, pero también tiene diferencias notables con la situación de entonces. De todos modos, a pesar de las diferencias, el adentrarse en las polémicas que se dieron resulta de gran utilidad para entender cómo se enfrentaron los economistas de la época a una crisis de gran envergadura ante la que no se encontraban preparados con el arsenal teórico que era predominante de los neoclásicos. El hecho de estudiar la forma de razonamiento de unos y de otros resulta muy enriquecedor, fundamentalmente por la capacidad intelectual que ponen de manifiesto y el rigor demostrado. Adentrarse en la historia del pensamiento sirve para aprender a argumentar en economía y para vacunarse ante posiciones dogmáticas y simples. Desde luego resulta evidente que para analizar la crisis actual hay que saber lo que ha sucedido en otras crisis económicas, los remedios que se pusieron en marcha, así como las ideas de los economistas ante acontecimientos difíciles de abordar. Por estos motivos se han ido publicando artículos y libros sobre las ideas de los economistas de la década de los treinta. Estudiar esa época es un ejercicio intelectual apasionante y muy enriquecedor desde el punto de vista del conocimiento. Estas razones son sin duda las que han motivado a determinados autores a recuperar la controversia que tuvo lugar. De este modo Silvia Nasar publica La Gran Búsqueda (Debate, 2012), Nicholas Wapshott Keynes vs Hayek (Deusto, 2013), al tiempo que se edita en castellano el de Skidelsky John Maynard Keynes( RBA, 2013), que el autor había publicado en 2003 como una síntesis de su obra magna en varios tomos sobre el gran economista del siglo XX, tan decisivo como fue en esos años y sobre todo en la posguerra. Más recientemente el de Lawrence H. White El choque de las ideas económicas (Antoni Bosch, 2014). Este último tiene un enfoque más global que los anteriores al abordar cues- Los responsables económicos de la Unión Europea hacen intervenciones como si estuvieran en posesión de la verdad poniendo de manifiesto su gran ignorancia de la economía tiones de la historia, como por ejemplo la revolución bolchevique y el debate sobre el cálculo económico, además del análisis de autores institucionalistas, que son siempre los grandes olvidados cuando desempeñaron un papel significativo como asesores de Roosevelt. Uno de las limitaciones de este libro, pero que también se produce en otros, es no tener en cuenta a Kalecki de quien ya he tenido ocasión de subrayar en estas páginas la importancia de su contribución. El desconocimiento del pasado conduce a cometer errores en el presente. Los hechos y la forma de afrontar la crisis en la Unión Europea es un reflejo evidente de lo que afirmo. Los responsables económicos hacen intervenciones como si estuvieran en posesión de la verdad cuando lo que ponen de manifiesto es su gran ignorancia de las ideas económicas y del propio funcionamiento de la economía. Por ello los remedios que recomiendan son de una gran simpleza e ineficaces para atacar tantos males que se están sufriendo. En todo caso, admitiendo la importancia de los libros mencionados, en ellos faltan enfoques de economistas más heterodoxos, a la vez que se desenvuelven en un discurso que peca en exceso de economismo. Si bien analizar las propuestas económicas es interesante, todo ello resulta muy incompleto si no se tiene en cuenta la desigualdad, las condiciones laborales, los problemas ecológicos, la educación y la salud, por mencionar factores decisivos que son fundamentales para lograr un desarrollo humano y no solamente basado en el crecimiento del Producto Interior Bruto. ● *Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense. nº 1106.20–26 de abril de 2015 65