rx | entrevista “El médico debe cumplir con su obligación de especialista, pero también tiene que tener cultura” 28+SALUD entrevista | rx Blas Bruni Celli “La patología es un reto detectivesco” Único venezolano miembro de cuatro academias nacionales, este especialista en Anatomía Patológica compartió durante 40 años el ejercicio de la Medicina con la docencia y el estudio de las Humanidades, campo del saber que hoy ocupa todo su tiempo Mireya Tabuas | Fotografía Roberto Mata Abre la puerta y muestra su tesoro: un caudal de obras sin barreras idiomáticas cubre de arriba abajo todas las paredes. Desde las repisas, las palabras se expresan en español, en inglés, en italiano, en francés, en latín, en griego. Hipócrates, Lucrecio, San Agustín, Plinio, Teofrasto y Nemesio son algunos de los maestros que se asoman en los tomos. Un piano comparte el territorio que monopolizan los libros. La tecnología tampoco es ajena a la biblioteca: tres computadoras intentan competir con los cuerpos de papel. “El que no tenga un instrumento de estos, está en la luna”, sostiene el especialista. No es egoísta. Por años ha compartido esa fortuna lingüística con otros. “Mis alumnos saben que cuando quieran pueden pedirme un libro. Pero –advierte con firmeza– saben también que lo tienen que devolver”. Blas Bruni Celli, patólogo y filósofo, es miembro de cuatro academias nacionales: de Medicina, de la Lengua, de la Historia y de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales. Ejerció su oficio de médico por 40 años y hoy está dedicado a las Humanidades. 29+SALUD rx | entrevista “Se debe ver a un paciente de manera global, porque muchas enfermedades tienen que ver con la angustia, el amor, el odio, todo lo que influye en el cuerpo” Usted ha dicho que desde niño fue amante de las Humanidades. Entonces, ¿por qué eligió la Medicina como carrera? Desde niño me pareció que un médico debía ser un hombre muy culto, que debía saber Historia, Filosofía… Entré a la Medicina a los 18 años pensando también en una profesión que me permitiera ser útil a la sociedad y a mi familia. Mi padre no era médico –era un agricultor italiano–, pero había hecho su servicio militar en la Cruz Roja. Vivíamos en un pueblo llamado Anzoátegui, al sur del estado Lara, en el que había mucho aislamiento, y todas las acciones médicas las realizaba él. Yo presenciaba eso. ¿Qué lo hizo decidirse por la especialización en Anatomía Patológica? La Anatomía Patológica era una materia que se estudiaba en cuarto año de Medicina y todos los estudiantes la odiaban. La 30+SALUD veían como árida, como inútil. La mayoría estaba buscando hacer práctica. La patología era teoría, era descubrir el porqué de la enfermedad. Cuando el médico ve a un enfermo, lo que le interesa es hacer un diagnóstico y ofrecer un tratamiento farmacológico o quirúrgico. En cambio, el patólogo busca responder preguntas iniciales: ¿por qué se enfermó una persona?, ¿por qué esa enfermedad llegó a tener tales síntomas? La patología es una especialidad que obliga a pensar, a leer, a tener desafíos. Tiene retos, porque debe explicar. ¿Cómo se desarrolla esta especialidad en Venezuela? Empieza en el año 1932 con el médico venezolano José Antonio O´Daly. Después llega el profesor alemán Rudolf Jaffé y, tras ellos, se forman muchísimos especialistas. Hoy hay más de 500 en Venezuela. No hay hospital sin patólogo. Es más, la calidad de un hospital se mide por su servicio de patología. entrevista | rx ¿El patólogo atiende directamente al paciente? No. El patólogo explica el porqué de la enfermedad. Si hay un tumor en una mama, el médico tratante requiere de un diagnóstico preciso para tratarla. Recurre al patólogo y éste va a la célula a buscar cómo está constituido el tumor. ¿Es una desventaja no ver a los pacientes? El patólogo no los ve, pero debe conocer la historia de cada paciente. Yo jamás me asomaba al microscopio sin leerla, sin conocer la enfermedad, sin saber la opinión del médico tratante. La historia es como una pista policial. La patología es un reto detectivesco: por un detalle se puede ver una enfermedad. El patólogo tiene que ser muy acucioso para ver detalles y relacionarlos. ¿Qué caracteriza al médico patólogo? La curiosidad. En Medicina hay dos mentalidades: la del médico curioso y la del que no lo es. Es como el niño que pregunta “¿por qué?”. Esas preguntas que hace el niño inocente son las que se hace el patólogo. ¿Cuál es la mejor herramienta del patólogo? El microscopio… y el cerebro, porque tiene que razonar. Tiene que saber, por ejemplo, cómo una lesión en el cerebro puede estar relacionada con una lesión en el riñón. El patólogo hace al médico pensar como científico. ¿La enfermedad se estudia a través de la sangre y demás fluidos? El patólogo estudia la sangre, los fluidos y los tejidos. Todos estamos formados por tejidos. Estamos cubiertos de piel, un epitelio que se asienta sobre el tejido subcutáneo. La grasa y los músculos son otro tipo de tejido y cada uno tiene una forma de enfermarse. No es igual cuando se enferma el hígado, que cuando lo hace el bazo o el corazón. ¿Cómo se relaciona la patología con la oncología? Son especialidades hermanas. Esa relación ha evolucionado desde la época en que yo empecé, en 1950, hasta ahora. El tratamiento va a depender exactamente de qué le diga el patólogo al oncólogo tratante, cuál es el tumor específico. No basta decir que el paciente tiene un linfoma, ésa es una palabra vaga que significa “tumor maligno de los ganglios”, pero tiene muchas subclasificaciones, y cada una LA MEDICINA Y LA HISTORIA Usted se ha dedicado al estudio y la recopilación de la obra de José María Vargas. ¿Cuál es su legado como médico? Vargas representa la imagen del poder civil en un momento en que el país quiso tener un presidente civil. Además, es el primer médico venezolano que se preocupa por el progreso de la Medicina, que en la época de la Colonia –en Venezuela y en España también– se enseñaba con un método muy primitivo. Vargas introdujo la anatomía, la disección, la química y la cirugía en el estudio de las Ciencias Médicas. En el país la cirugía la hacían los barberos, porque manejaban la navaja, y se suponía que ellos también podían sacar un quiste o un absceso. Usted participó en una comisión que investigó la muerte de Simón Bolívar. ¿Cómo se hizo ese estudio? En el año 1963 estuve en una comisión –soy el único miembro que aún vive– para estudiar la muerte de los presidentes. Comenzamos con Simón Bolívar. Estudiamos la historia familiar, la autopsia y la historia clínica, y llegamos a la conclusión de que la tuberculosis había sido la causa de su muerte. No había reportes de violencia o envenenamiento. Además, Bolívar padecía una tuberculosis latente desde niño y su madre también tenía esa enfermedad. se trata de manera diferente. El diagnóstico de un patólogo tiene una gran trascendencia, porque puede determinar, por ejemplo, que una paciente con un tumor pierda o no la mama. ¿Cómo ve esta época en la cual las especialidades parecen delimitar el conocimiento en parcelas? Todo lo bueno siempre tiene un precio. La Medicina ha ido avanzando, especializándose, siendo más profunda. Un oftalmólogo puede ser un especialista en retina, que quizá no sabe nada de cataratas ni de córnea, pero que seguro puede resolver el problema de retina con muchísima más precisión que otro. Tiene que pagar el hecho de su ignorancia, pero resuelve con precisión un punto determinado. El médico de antes salía capacitado para enfrentarse a “más o menos” cualquier cosa. ¿El médico de hoy, tan especializado, necesitaría ir más allá de su especialidad? Siempre he creído en aquel famoso adagio de un gran médico español del siglo XIX, José de Letamendi: “Quien sólo sabe de Medicina, ni de Medicina sabe”. El médico debe cumplir con su obligación de especialista, pero tiene que tener cultura. 31+SALUD rx | entrevista No otra especialidad, sino una cultura general que le permita saber cómo se está moviendo el mundo. Es un error decir que un especialista no tiene obligación de saber nada más. ¿Cómo se miran la Medicina y la Filosofía? ¿Cómo se relacionan? La Medicina nace como disciplina cuando comienza a separarse de la Filosofía. En la Antigüedad, el médico era el que se desprendía de la Filosofía para dedicarse a curar enfermos. Hasta el siglo IV aC los filósofos eran médicos y los médicos eran filósofos. Empédocles, uno de los grandes filósofos de la Antigüedad, era médico. Hipócrates, el padre de la Medicina, era un filósofo. ¿Desde esa concepción de la Antigüedad el ser humano no sólo es cuerpo, sino también alma? Sí. Una de las grandes conquistas de la Filosofía fue descubrir que el hombre no es sólo un cuerpo, sino que hay algo que explica por qué ese cuerpo está vivo, por qué se mueve, por qué piensa: el alma. Para la inmensa mayoría de los médicos de la Antigüedad las enfermedades no eran del cuerpo, sino del alma. Platón dijo que el alma era incorporal, eterna. Después, los estoicos dijeron que el alma era algo material, una sustancia que estaba en todas partes del cuerpo. El cristianismo toma la teoría platónica de que el alma es eterna y la vincula con el centro de las pasiones. Al desarrollarse la teoría del alma, se desarrolla a su vez una teoría de la vida misma, vinculada con la Medicina, cuyo objetivo es que la vida sea mejor. ¿De qué modo favorece al paciente ese reconocimiento del alma? La Medicina tiene una filosofía general: independientemente de que usted sea especialista en la quinta capa de la retina, tiene que saber que existe un cuerpo, y que ese cuerpo tiene un alma. Debe saber que el problema de esa quinta capa de la retina quizá tenga que ver con una angustia. Si no, cae en la trampa del médico autómata. Yo condeno al médico robot, que sólo sabe una cosa. Aunque tenga la precisión del diagnóstico, no puede ignorar al paciente, porque lo que ha visto es una millonésima parte de su cuerpo. Se debe ver a un paciente de manera global, porque muchas enfermedades tienen que ver con la angustia, el amor, el odio, todo lo que influye en el cuerpo. La gran enseñanza de Hipócrates es que el paciente es un 32+SALUD HOJA DE VIDA Blas Bruni Celli nació en 1925 en Anzoátegui, un pequeño pueblo del estado Lara. Se graduó de médico cirujano en la Universidad Central de Venezuela (UCV) en 1950 e hizo las especializaciones en Oftalmología y Patología. En 1976 terminó el pregrado de Filosofía y en 2005 obtuvo el doctorado. Su vida profesional se ha centrado en la patología y la docencia. Fundó la cátedra de Anatomía Patológica de la Escuela Vargas y fue jefe del Servicio de Anatomía Patológica del Hospital Carlos J. Bello de la Cruz Roja y del Hospital Vargas de Caracas hasta 1980. Trabajó como médico patólogo en el Instituto Diagnóstico hasta 1990. Desde entonces, se ha dedicado al estudio humanístico y a la investigación histórica y literaria. Además, continúa con la docencia: dicta las clases de Griego Antiguo en el Departamento de Historia de la Filosofía en la Escuela de Filosofía de la UCV. En 2009 recibe el premio Alma Máter, máximo reconocimiento que otorga la UCV a sus egresados. Es miembro de la Academia Nacional de Medicina, de la Academia Venezolana de la Lengua, de la Academia Nacional de la Historia y de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales. Casado desde hace 60 años con la farmaceuta Mafalda Lamanna, con quien tuvo cuatro hijos –María Eugenia y Francisco, patólogos; Humberto, guitarrista clásico; Juan Carlos, administrador–, Bruni Celli es un apasionado de la música: le gusta escuchar sobre todo a Johann Sebastian Bach, toca piano y tiene una colección de partituras. También disfruta reposando en su jardín: el goce del descanso de un hombre polifacético y siempre activo. hombre que tiene alma y cuerpo. Si Hipócrates renaciera apoyaría las especialidades médicas, pero sin olvidar al ser humano integral. ¿La Medicina tiene que aprender de las Humanidades? Sí, claro, tiene que aprender a comprender integralmente al hombre. ¿Qué pueden aprender las Humanidades de la Medicina? Es un flujo mutuo. Las Humanidades también tienen que aprender de la Medicina la interpretación del ser humano. •