los desviados como víctimas

Anuncio
los desviados como víctimas
Lola Aniyar de C.
En nuestro ya viejo libro sobre la Victimología'
hicimos mención de la circunstancia de que la vícti
ma, en muchos casos, "pertenece a la reserva cri
te se habla del "delincuente como víctima". Sin em
minal"2. Habíamos hecho también referencia a tres
delincuente.
bargo, en aquel momento, no pensábamos que, en
orden cronológico, la primera victima es siempre el
formas diferentes de delincuente-víctima, previa
En esa oportunidad sostuvimos también que el
mente definidas por Ellenberger3. Entre ellas había
una categoría que es interesante para el nuevo en
foque que ho3^ queremos dar, en la cual el criminal
puede ser. alternativamente, víctima 3r autor; dos
ejemplos de esa categoría de delincuente víctima
eran: 1) el reo condenado a pena excesiva, y 2) el
estudio de la víctima excedía en gran parte el cam
delincuente que ha tenido un pasado infeliz. Ha
bíamos también ratificado la afirmación de que "la
Hacemos todas estas consideraciones previas so
bre los delincuentes-víctimas,-tema que hasta ahora
víctima tiene el delito en las venas"4. Es claro, tam
bién, según ha sido demostrado por los estudios victirnoiógicos. que muchas veces el delincuente es víc
tima de su víctima legal y es así como generalmen
* Este trabajo fue leído en el 1er. Symposium Inter
nacional de Victimología que se realizó en Jerusalem del 2
al 6 de Septiembre de 1973.
1 ANIYAR DE CASTRO, Lola: Victimología, Maracaibo. Publicaciones del Centro de Investigaciones Criminoló
gicas. Universidad del Zulia, 1969.
2 DELLAERT, Rene: "Premiere Confrontation de la
po de la Criminología, abarcando situaciones de ín
dole diversa, fuera del campo de la normatividad
penal, tales como los accidentes de tránsito y del
trabajo.
ha sido tratado de manera que podría calificarse ele
ortodoxo, -porque ho3r queremos adentrarnos más
profundamente en el análisis de la victimización,
señalando al delincuente, y a todos los que integran
Droit Penal et de Criminologie, Rruxelles, 1958-59, p. 628.
3 ELLENBERGER, Henri: "Relations Psychologiques
entre le Crimiiiel et la Victime" en Revue Internationale de
Criminologie et de Pólice
Technique,
Geneve, 1954, pp.
103-121.
4
cit.
VON HENTIG. cit. p. Aniyar de Castro, Lola, op.
p. 49.
Psychologie Criminelle et de la victimologie" en Revue de
95
la gran muchedumbre de "desviados", como vícti
mas de los mecanismos psicosociales y de clase de
la sociedad tecnológica y de producción. Y es que
sociedad de producción el polo positivo lo constitu
yen las fuerzas productivas: juventud ambiciosa,
salud, poder económico. El polo negativo representa
en la relación dinámica del binomio sociedad tec-
el fracaso. Para ello el sistema se ha valido de la
nológico-productiva —desviado, podríamos encontrar
tantos rasgos de victimización como en cualquier
caso de "pareja penal" (aún entendida en el sentido
ciencia y de la tecnología. De allí se desprende el
drama padecido por filas enormes de personas "con
denadas" por la Sociología, la Psiquiatría y la Cri
minología, acaso las ciencias que, en un cierto sen
de Pinatel)5.
Tradicionalmente se consideró al delincuente
agresor y a la víctima inocente, hasta que la nueva
disciplina reveló la relatividad de las culpas y la dia
léctica interpersonal, haciendo tabla rasa de un maniqueísmo de siglos. Este fue el primer paso para
considerar que la víctima podía también ser el de
lincuente.
Una manera de hacer Victimología es estudiar
la personalidad y las condiciones de la víctima, sus
motivaciones, pulsiones 3^ tendencias. Otra manera,
es analizar los mecanismos de la dinámica social
capaces de sacrificar un grupo determinado de per
sonas en la búsqueda de los objetivos prevalentes
de la ideología del sistema. Es decir, la victimiza
ción por obra de las fuerzas del sistema social.
tido, más daño han hecho al hombre.
2)
Los valores:
No es novedoso afirmar que los valores socia
les, aquellos sobre los que se fundamentan la arqui
tectura de las ^es, penales o no, y tocios los siste
mas de segregación, represión y despersonalización
de las instituciones de control total (cárceles, asilos,
hospitales, reformatorios), son fijados por la clase
dominante. Las actitudes y valores supuestamente
individuales que se ostentan y que han determinado
un bloque imponente de literatura y de teorías cien
tíficas y morales, no son sino un reflejo de los valo
res arquetípicos de la clase dirigente. Nosotros par
ticipamos de la concepción de que ni la ciencia, ni
la tecnología, ni la moral, son ni pueden ser apo
Esto último pretendemos ahora. Para ello, que
remos esquematizar los conceptos de la siguiente
líticos.
manera:
3)
1)
Los elementos básicos del juego:
La sociedad tecnológica de producción, capi
talista, que indicaremos, por su potencia, con signo
+ , necesita limitar su "campo de compensación".
Para ello define, cataloga, numera, recluye y anula
una cantidad determinada de desviados: el loco, el
inválido, el deficiente intelectual, el anciano, el de
lincuente, los jóvenes; (que indicaremos por su de
bilidad, con signo —). Son los "out". Como dice
Basaglia6, una sociedad cuya meta es la producción,
Los excluidos:
El mayor o menor poder económico determina
la mayor o menor posibilidad de caer en una cual
quiera de las categorías de desviados. Así, el enfer
mo mental será, en un alto porcentaje de los casos,
el que resulta definido como tal por la apreciación
subjetiva de las personas que componen su medio
circundante, comprendido el médico tratante, según
el contexto social desde el- cual lo observan; en ello
influye tambicín la capacidad de resistencia familiar
a la peculiar forma de comportamiento del señala
do. Szasz dice bien cuando afirma que 'vivir es un
que se funda sobre la ideología del bienestar y de
la abundancia, no puede programar suficientes me
didas preventivas o asistenciales. En consecuencia,
será salvado sólo lo fácilmente recuperable. El resto
se negará a través de una ideología que lo definirá,
bien corno vicio (en el caso de la prostitución), o
como enfermedad (en el caso de los "locos"); bien
como raza (en el caso de los negros), o, finalmente,
como culpa (en el caso de los delincuentes). En la
96
5
PINATEL, Jean: "Les aspects interpersonnelles de la
condiute criminelle" en Revue de Science Criminelle et Droit
Penal Comparé, París, 1961, N» 2, p. 392-399.
6 BASAGLIA, Franco: La Maggioranza
Einaudi, 1971.
Léase también la brillante introducción a
Deviante,
la 2da.
edi
ción italiana, hecha por Franco y Franca Basaglia, de Asylums de Goffman, Einaudi, 1968.
arduo proceso". Y que "la enfermedad mental es
un nombre para los problemas del vivir". Y por
ello, "es absurdo que el médico resuelva problemas
cuya existencia ha sido establecida y definida en un
terreno no médico"7. Pero, fundamentalmente, es
enfermo mental quien, por carecer de disponibili
dades financieras para rodearse de cuidados familia
res 3~ de una atención médica avanzada, está des
tinado a terminar sus días en un sanatorio mental
de la especie que, como bien conocemos, es la ma
yoría las instituciones mantenidas por la asistencia
pública*. A esto hay que agregar la mayor suscep
tibilidad a la estigmatización pública que tienen los
desposeídos de la fortuna.
Asimismo, la sociedad considera "peligrosos"
sólo a quienes cometen actos arquetípicos de peli
grosidad, no obstante que el delito de cuello blanco
ha demostrado ser más dañino en la extensión de
la lesión social, socialmente más costoso y mucho
más repudiable moralmente. Es así que se nos pre
senta la imagen del ladrón como la del pequeño
asaltante harapiento, mientras se opone a ella la
figura brillante del gran desfalcador 3^ especulador
justificado por el éxito.
Lo que hemos dicho de los enfermos mentales
3^ de los delincuentes, puede decirse de los inváli
dos, los ancianos y los deficientes que no tienen el
poder de relación contractual necesario para garan
De la misma manera, el único delincuente que
está en capacidad de estudiar la Criminología, es
aquel que carece de barreras protectivas 3^ cuya área
de privacidad está reducida al mínimo, siendo por
ello blanco fácil de las fuerzas policiales. Elementos
del liandicap son las condiciones y zona de su ha
humana, o que, permitiéndoles mantener los víncu
los socio-familiares, les proporcione un cierto mar
gen de posibilidades de retorno a la normalidad. Es
así que ninguno de ellos puede salvarse de los me
canismos rituales que degradan al hombre en las
bitación; el sector socioeconómico donde se desen
instituciones cerradas.
vuelve el tipo de actividad que puede realizar en
razón de su escasa preparación para competir; la
limitación de sus oportunidades, 3^ las condiciones
físico-psicológicas precarias que tiene en razón de
su clase de origen. Austin Turk ya ha detallado
otros elementos del llamado "proceso de criminali
zación"; entre ellos deberían insertarse los arriba
descritos.
* Como descubrieron Hollingsthead y Rechlich (Social
Class and Mental Illness), en un estudio hecho en New Haven sobre 2.000 casos, para situaciones definidas con un mis
mo diagnóstico, se aplicaban tres tipos diferentes de trata
miento: 1) lobotomía, para los más pobres: 2) pildoras, para
la clase media, y 3) tratamiento psicoanalítico a setenta dó
lares ($70) la hora, para la clase 'alta. A raíz de este estu
dio, —que fue el inicio del cuestionamiento que ha formado
el bloque teórico que actualmente configura la llamada
"antipsiquiatría", sostenida por autores como Szasz y Basaglia, Scheff, Laing, Cooper, entre otros, —el escándalo fue
tal que la lobotomía fue sustituida por el electroshock. Esto
no mejora mucho las cosas y deja intacto el panorama
ideológico que sirve de base al problem'a.
7 SZASZ: La Manipolazione della Pazzia, Milán, Feltrinelli, 1972, y "The Mith of Mental Illness" en Deviance,
de Dinitz, Dynes and Clarke, N.Y. Oxford University Press,
London 1969, Toronto, p. 485-494. Para mayor información
sobre el tema ver Scheff, Thomas: "Negotiating Reality: No
tes on Power in the Assessment of responsability", en Social
Problems, 16, 1968, 3-17. Sheff, Thomas: Being Mentally
tizarles un tratamiento a la medida de su condición
Desviadas son también las legiones de jóvenes
que "no se incorporan al sistema", que crean una
hipotética cultura grupal, ignorando que el sistema
los utiliza no sólo para el consumo, sino que maneja
hábilmente los elementos de la subcultura para de
finir y perpetuar la segregación necesaria, de ma
nera que sólo unos pocos puedan manipular la
sociedad sin mayores remordimientos. La droga es
111: a sociological theory, Chicago, N. Y. Aldine, Altherton,
1966. Redlich, Fredrick y Hollinshead, August, Social Class
'and Mental Illness, N. Y., John Wiley and Sons Inc., 1958.
Clausen, John: "The Sociology of Mental Illness" en Robert
Merton, Leonard Broom, Leonard Cottrell: Sociology Today
(N.Y. Basic Books Inc.) 1959. Castairs, G. M.: The Social
Limits of Eccentricity: An English Study, en Opler, Marvin:
Culture and Social Psychiatry, N. Y. Atherton Press, 1967.
Eaton Joseph y Weil, Robert. Culture and Mental Disorders.
N.Y. The Free Press 1955. Leighton, Alexander, Clausen,
John y Wilson, Robert: Explorations in Social Psychiatry,
N. Y. Basics Books Inc. 1957. Weinberg, Kirson: id: The So
ciology of Mental Disorders, Chicago, Aldine Publishing Co.
1967. Elinson, Jack, Padilla, Elena, Perkins, Marvin: Pu
blic Image of Mental Health Services, N. Y. Mental Health
Materials Center, Inc. 1967. Mechanic, David: Some factors
in identifying 'and Defining Mental Illness, en Thomas
Scheff ed: Mental Illness and Social Process. N. Y. Harper
and Row Publishers 1967. Gartly, Jaco: The Social Epidemiology of Mental Disorders, N. Y. Ruseell Sage Foundation
1960.
97
uno de los últimos hallazgos para el aniquilamiento
de la reacción juvenil y para el agruparniento de
grandes masas jóvenes que la sociedad no puede o
que ha escogido el sistema para transferir la culpa
no quiere utilizar, y que logra encerrar en celdas
de muros culturales infranqueables.
nida de la humanidad, con la ayuda de la Crimino
4)
de todos sus integrantes sobre una "especie" defi
logía tradicional. Víctimas son también los otros
desviados escogidos para poblar las instituciones de
La Criminología:
segregación. Ello permite al resto de 3a sociedad
La situación es, en el plano de la teoría cien
sentirse limpio de culpas, anormalidades, taras y
deficiencias, y reservarse la gestión técnica, política,
económica y científica de la cosa pública.
tífica, mucho más grave para la Criminología que
para las otras ramas de la Ciencia, porque ha pre
tendido tradicionalmente arribar a teorías generalies para la explicación del crimen en base a datos
objetivos no representativos (delincuente aprehen
dido) o no definitivos ('normas penales de refe
rencia).
5)
El criminal aprehendido pues, es la víctima
Los estereotipos:
En la compleja sociedad tecnológico productiva,
donde los vínculos interpersonales directos de las
antiguas sociedades elementales están impedidos,
la utilización de estereotipos permite condicionar eí
aprendizaje, formar conciencias y crear normas in
tencionadas. Permite, por lo tanto, poner en movi
miento los gestos de rechazo y exclusión, y aún con
7)
Niveles de victimización:
La victimidad de los desviados se pone así de
manifiesto en 5 niveles diferentes:
1) Nivel representado por la pertenencia a
ciertos estratos socioeconómicos de la pobla
ción.
2) Nivel de escogencia 3^ señalamiento de ca
tegorías negativas. El poder económico y la
ideología de base son factores de la decisión.
3) Nivel de ejecución, en el cual la violencia
se realiza a través de instituciones que de
gradan su personalidad, de las cuales no
puede salir sin una definitiva incapacidad
vencer a los excluidos de su condición diferencial.
(i)
Los delincuentes como víctima funcional:
de contacto civil normal.
4) Nivel técnico-científico, en el cual:
a) Se aplican instrumentos de esta especie
El criminal, es decir, quien es definido como
en un violento esfuerzo para ia llamada
"resocialización", es decir, para la rein
serción de algunas de las categorías de
tal y luego aprehendido, se convierte así en víctima
propiciatoria de la sociedad capitalista-productiva.
Es el "chivo expiatorio", para usar la expresión
acuñada por Chapman8, que es sacrificado a los dio
desviados en un sistema dirigido por los
"otros". Esa violencia es necesaria para
o animal destinada al sacrificio").
mantener el contraste.
ses. ("Víctima" según el Larousse, es "la persona
b) Se elaboran teorías 3' se realizan investi
gaciones de supuesta objetividad a fin de
racionalizar los 4 niveles anteriores, me
En el crimen la sociedad se mide a sí misma.
El criminal estereotipado es función clel sistema y
contribuye a mantenerlo inalterado. Hacia él se di
diante la elaboración de tipologías. En
rige la carga agresiva que está latente en las clases
dominantes y en la masa condicionada. De otra ma
este sentido, aún las llamadas escuelas
sociológicas del crimen son lipologistas,
desde el momento en que irstrumenta-
nera, esa agresividad se canalizaría hacia los deten-
la dores del poder material e ideológico. En el siste
ma social que conocemos nosotros hay, en conse
cuencia, una simbiosis sociedad-desviado (agresor-
víctima), en la cual ambos se complementan y se
requieren para definirse.
98
lizan la denominación de "desviados".
S Chapman, Denis. Lo stereotipo del crimínale. Einau
di 1971.
8) Así como la mayor categoría social de la
víctima de un delito aumenta generalmente el
quantum de la sanción penal por disposición de las
le3res o por mecanismos psico-sociales de peso en la
discrecionalidad del magistrado, y en la opinión
pública, (cuando la victima es funcionario público,
el Presidente, un importante miembro de la comuni
dad, un científico conocido, un atleta famoso, o un
millonario o persona infhn/ente), la menor catego
ría social del imputado determina generalmente la
certeza de la pena y modifica el interés clel juez
y el contenido de la sentencia. La diferencia entre
aquella 3r esta víctima es que es esta última quien
es ajeno al proceso de elaboración de normas y la
actitud de la
"audiencia social". El
delincuente
aprehendido no es, por otra parte, diferente al de
lincuente no aprehendido, ni aprehensible, que ges
tiona la administración social, ni a aquel que com
pone la gran masa "honesta" de la mayoría silen
ciosa, sostén de una opinión pública mediatizada e
inauténtica. Ni las motivaciones, ni el acto que
desencadena la represión, son diferentes a aquellos
de quienes no han sido —ni serán— atrapados por
la maquinaria clel control social.
EN CONCLUSIÓN:
debe cumplir la pena.
1) La civilización actual avanza instrumenta-
9)
Una denominación:
lizanelo cada vez más la represión. No es, en reali
dad, objetivamente más cruel que la de tiempos
próximos pasados; pero es más repudiable. vista en
Aquí la víctima no es causa "sustituible" en
el sentido de Seelig9, sino "específica", ya que la
referencia parte de ciertos determinados caracteres
sociales 3r/o económicos del desviado.
manas que han desenmascarado ciertos procesos so
10) Aplicando un concepto de la Victimología:
miento que produce en nosotros el sistema parece
No es fácil, ni es nuestra intención, aplicar a
estas categorías de víctimas los postuados de la Vic
timología tradicional. Sin embargo, si como afirman
la orientación psicoanalítica, hay personas que acu
den al delito como un medio para obtener una puni
ción que satisfaga su complejo de culpabilidad, o
sus tendencias masoquistas, este sería el único caso
de portador de receptividad victimal entre los des
viados delincuentes vistos desde esta nueva pers
pectiva.
11 ! Una autocrítica:
Diez años atrás sosteníamos que el delito era
"un hecho humano" y, por lo tanto, sólo era nece
sario estudiar al hombre. Ciertamente nuestra po
sición actual es totalmente opuesta 3r se impone
la expresión de la autocrítica. El delito es el pro
ducto de una secuencia de interacciones, al cual no
9
Vid. Lola Aniyar de C. ob. cit.
relación al progreso de las llamadas Ciencias Hu
ciales y afinado los sentimientos en relación a la
ética y la ontología del hombre. El condiciona
ser progresivo e ineluctable. Pero podemos por lo
menos abogar por evitar la degradación y la despersonalización de los excluidos.
2) Un S3'mposium de Victimología puede ten
der a la conversión de las víctimas de los delitos.
en un objeto más de represión de un sistema cada
vez más represivo. Bajo la expresión de "tratamien
to" se esconde muchas veces todo el fariseísmo aca
démico de la Criminología. Todo tratamiento ins
titucional es represivo. Cuando pedíamos tratamien
to, y represión a veces, para la víctima ele algunos
delitos, estábamos doblando el peso de la victimiza
ción.
3) Ya que la "profilaxis criminal" no puede rea
lizarse sino a título experimental porque es, por
definición, contradictoria con el sistema capitalistaproductivo, debemos insistir, al menos, en medidas
del tipo de la "probation", la colocación familiar, la
educación en medio abierto, la libertad vigilada,
etc., que no cuestan más que las prisiones y que.
si no producen "mejores resultados", al menos no
los producen peores.
99
Descargar