AÑO 5 · Nº 20 · ENERO 2015 RECURSOS NATURALES E INNOVACIÓN: CHILE, FINLANDIA Y URUGUAY, ENTRE FUTUROS POSIBLES Y PREFERIBLES Durante la primera jornada del Seminario Internacional “Diálogo sobre el nuevo contexto para las políticas de CTI Ideas, Innovación, Inclusión”, organizado por el Centro Interdisciplinario de Estudios en Ciencia, Tecnología e Innovación (CIECTI), se presentó el panel denominado: “Recursos naturales: un espacio para la innovación en los países en desarrollo”. Los expertos participantes en este panel fueron: José Miguel Benavente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la profesora Sirkka Heinonen, del Finland Futures Research Centre (FFRC) de la Universidad de Turku, Finlandia y Lucía Pittaluga del Ministerio de Industria, Energía y Minería, Uruguay. La coordinación del panel estuvo a cargo de Rubén Patrouilleau. Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), y los comentarios fueron realizados por el Dr. Miguel Lengyel, coordinador del Centro Interdisciplinario de Estudios en Ciencia, Tecnología e Innovación (CIECTI) e investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), sede Argentina. En su exposición el Dr. José Miguel Benavente, titular de la División de Competitividad e Innovación del BID, presentó un breve resumen del caso chileno respecto a la heterogeneidad reflejada en su estructura productiva, la cual cuenta con un solo sector de clase mundial basado en sus recursos naturales (RRNN) como lo es la minería, al que se le sumarían -aunque con una muy pequeña participación en comparación con la actividad extractiva-, los subsectores vitivinícola y el de salmonicultura. En tanto, el resto de sus sectores económicos cuentan con procesos productivos de bajo nivel tecnológico y de escaso contenido de conocimiento. Sin embargo, actualmente se realizan esfuerzos para transitar de una economía basada en la eficiencia, a una economía basada en la innovación no sólo circunscripta a los RRNN. LA INFORMACIÓN CONTENIDA EN ESTA PUBLICACIÓN ES DE LIBRE REPRODUCCIÓN CITANDO LA FUENTE. AÑO 5 · Nº 20 · ENERO 2015 Benavente señaló que si bien la inversión de Chile en ciencia y tecnología es baja (0,35% de su PIB), han elaborado un diagnóstico a partir de una encuesta de innovación mediante el cual se identificaron brechas que se convertirán en las áreas de intervención como parte de las políticas de innovación chilenas. Benavente comentó que dichas áreas abarcan: la diversificación de la matriz productiva (considerando en gran medida el tema de RRNN para fortalecer actividades como la agricultura, la vitivinicultura y la acuicultura); la reducción de la dispersión productiva intrasectorial; el incremento de la innovación del sector privado y público; la instalación de una cultura de innovación, además de equipar a todos los sectores del capital humano técnico y avanzado idóneo. Esto último resulta complicado, dijo Benavente, quien también se desempeña como director del Centro de Productividad de la Universidad Adolfo Ibáñez, ya que los investigadores con nivel del doctorado en Chile se localizan en su mayoría dentro del sector académico y muy pocos en el sector productivo. De tal manera, la formación de recursos humanos de alto nivel científico-tecnológico es un desafío para el país transandino considerando que Canadá y Australia, países competidores tanto en el sector extractivo como en la salmonicultura, superan ampliamente a Chile respecto a la cantidad de doctores especialistas en estos campos (por un factor de 20). La siguiente oradora del panel fue la profesora Sirkka Heinonen, reconocida especialista en estudios del futuro e innovación para el desarrollo sustentable del Finland Futures Research Centre (FFRC), de la Universidad de Turku en Finlandia. La profesora Heinonen dio un panorama de Finlandia en cuanto a su objetivo estratégico como país de asegurar el desarrollo social y económico sostenible y equilibrado, basado en la productividad y la competitividad internacional. Para conseguirlo, Finlandia transitó de una economía basada en los recursos naturales hacia una economía basada en el conocimiento. En esta línea se hizo fundamental la interconexión entre sector privado, público y universidades, acompañada de una política eficaz de I+D que, hasta el momento, ha sido una de las claves del éxito de Finlandia en materia de nuevas tecnologías. Asimismo, agregó la especialista, el desarrollo de instituciones que consolidan este esfuerzo, como la Finnish Society for Futures Studies (fundada en 1980), el Finland Futures Research Centre (1992), el Committee for the Future (1993) y el FFRC, desarrollan y promocionan estudios para crear un futuro sostenible y responsable; investigan además sobre futuros alternativos y los retos y posibilidades que plantean, mediante el uso de una metodología multidisciplinar cuyos resultados son utilizadas para el diseño de políticas públicas. Aunado a ello, explicó la profesora de la Universidad de Turku, durante cada período electoral, el gobierno en turno presenta al Parlamento un informe sobre los retos y las perspectivas de futuro de Finlandia (Government Foresight Report). Todo lo anterior, hace de esta nación escandinava de cinco millones de habitantes, un país orientado al futuro, afirmó Heinonen. Al referirse a las características de los estudios prospectivos que realizan en el FFRC, Heinonen explicó que parten de tres principios fundamentales: el futuro no puede ser pronosticado, no está predeterminado, pero puede ser afectado o transformado. Asimismo, apuntó, se pueden considerar futuros posibles, probables y preferibles. Sin embargo, la especialista finlandesa señaló que el cambio no es sólo rápido, sino también continuo, por lo que cada vez resulta más difícil de pronosticar lo que viene o va a suceder en el mundo. Explicó que la era de la globalización trae aparejadas megatendencias como la creciente urbanización, la digitalización y escasez de recursos. En el caso de Finlandia, luego de pasar a ser un país LA INFORMACIÓN CONTENIDA EN ESTA PUBLICACIÓN ES DE LIBRE REPRODUCCIÓN CITANDO LA FUENTE. AÑO 5 · Nº 20 · ENERO 2015 con explotación de recursos forestales a líder en comunicaciones móviles (por lo menos hasta 2013) y exportar software (como el sistema operativo libre Linux y juegos del tipo Angry Birds). La mirada hacia el futuro apunta a estrategias que retoman temas como los recursos naturales y la energía, por lo que las investigaciones desarrolladas en el FFRC proporcionan una base fructífera para la generación de innovaciones en la creación de nuevas fuentes de energía. En esa línea, Heinonen se refirió al proyecto de investigación “Neo-Crecimiento basado en Neo-Carbono”, iniciado a mediados del 2014, por el FFRC, en conjunto con el Centro de Investigación Técnica VTT de Finlandia y Universidad Tecnológica de Lappeenranta (LUT), el cual tendrá una duración de cinco años, cuyo objetivo es explorar posibles futuros de una economía basada en el Neo-carbono. En el sistema Neo-carbono, la energía renovable será producida por tecnologías solares y eólicas, y se almacenará en recipientes de metano sintético, sin generación de emisiones tóxicas. Estos recipientes estarán en las casas de los consumidores, quienes producirán la energía que requieran y podrán comercializar la sobrante, por lo que se convertirán en prosumidores (personas que además de ser consumidoras de energía, coadyuvan, mediante tecnología innovadora, a generarla). Lo anterior plantea un radical cambio socio-económico-cultural, una nueva revolución industrial, ya que traerá profundos cambios en los estilos de vida y se espera promueva una sociedad global más equilibrada en términos energéticos con soluciones tecnológicas novedosas y nuevas oportunidades de negocio. El proyecto de NeoCarbono, explicó Heinonen, se basa en el paradigma denominado Neo-Crecimiento, el cual plantea un crecimiento económico sin aumentar la tensión ambiental y sin disminuir el bienestar de la sociedad. No obstante, mencionó la especialista, este es el horizonte al que se planea llegar en el año 2050. Los escenarios construidos de transformación en el mundo neo-carbono y sociedades neo-carbono 2050, incluyen estudios de casos de países como China, África y de la región de América Latina, ya que los RRNN, son una oportunidad para los países emergentes como Argentina, afirmó la especialista finlandesa. LA INFORMACIÓN CONTENIDA EN ESTA PUBLICACIÓN ES DE LIBRE REPRODUCCIÓN CITANDO LA FUENTE. AÑO 5 · Nº 20 · ENERO 2015 Por último, se contó con la intervención de Lucía Pittaluga, asesora del Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM) de Uruguay, quien analizó al reto que enfrentan los países en desarrollo respecto a convertir sus recursos naturales en un espacio para innovar o generan espejismos de innovación, dependiendo del modelo tecnológico aplicado. Pittaluga se refirió concretamente al sector agropecuario y señaló que “sabemos que hay una ola de innovaciones de aplicaciones en el sector agropecuario basadas en el núcleo innovador donde converge la biotecnología y las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), lo cual no sólo repercute en el proceso productivo, sino que involucra a la industria y los servicios también”. Cuestionó si este modelo abre una nueva ventana de oportunidad para la región, ya que desde su perspectiva “parece estar configurándose otro modelo de desarrollo tecnológico frente a la necesidad de adaptación a las condiciones locales el cual se conjuga con las importaciones tecnológicas con lo que se genera un espacio para endogeneizar la innovación”, afirmó Pittaluga también es investigadora y docente en el Departamento de Economía de la Universidad de la República en Uruguay. Añadió que si bien en el modelo argentino ha planteado un cambio de paradigma en el sector agroindustrial (el agro en red), habría que cuestionarse qué tan difundido está este modelo y analizar cómo captar estadísticamente estas nuevas complejidades donde ya no hay fronteras entre la actividad primaria, la industria y los servicios. Citó el caso de Uruguay, país especializado en la exportación de productos y servicios basados en recursos naturales. Sin embargo, en lo que se refiere a la exportación de carne vacuna, ha avanzado con la inserción de tecnología y estándares de alta calidad que garantizan la calidad y trazabilidad del producto para exportación. Por otro lado, destaca el caso de Argentina, país que ya está en condiciones de exportar el diseño para plantas de biorrefinerías pese a que en el mundo apenas funcionan comercialmente siete de ellas. Por último, la economista uruguaya mencionó que se requieren de políticas públicas activas para aprovechar esta ventana de oportunidad, considerando la multiplicidad de actores involucrados (empresas: públicas, privadas, nacionales, multinacionales, etc.) y los instrumentos requeridos (subisidios versus exoneración fiscal; formación de redes para la innovación abierta y desarrollo de proveedores), concluyó. LA INFORMACIÓN CONTENIDA EN ESTA PUBLICACIÓN ES DE LIBRE REPRODUCCIÓN CITANDO LA FUENTE.