ortodoncia, una especialidad biológica

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Rev Esp Ortod. 2008;38:91-2
Editorial
Ortodoncia, una especialidad biológica
Recientemente, dos artículos, uno en un periódico de divulgación y el otro un editorial de la prestigiosa
revista Angle Orthodontist, realizan unas valoraciones y reflexiones sobre el progreso de las especialidades
respectivas (cardiología y ortodoncia) que merece la pena comentar.
S. Peck, a propósito de la controversia actual sobre la tendencia a tratar las maloclusiones con expansiones
de arcada, comentaba en su editorial del Angle Orthodontist1 que: «Como doctores concienciados, debemos
estar vigilantes en asegurar que la verdad, no el producto, conducirá al flujo del progreso en nuestra profesión
basada en la ciencia. Dos comentarios recientes sobre la mentalidad del mundo corporativo nos recuerdan que
el cuidado del paciente, no la cuota de mercado, debe ser el objetivo más importante de cada uno de nosotros».
Independientemente del tema concreto por el que se redactó ese editorial, S. Peck menciona dos aspectos muy
interesantes relacionados con nuestra especialidad: el progreso de nuestra especialidad se basa en el conocimiento
científico de aquello que hacemos y el cuidado del paciente como objetivo más importante de nuestra profesión.
Por su parte, F. Fernández-Avilés Díaz, catedrático de Cardiología de la Universidad Complutense de Madrid,
en un artículo de divulgación2, indica que: «En 50 años se ha reducido a la mitad la mortalidad cardiovascular en
los países occidentales, pero con la extensión de hábitos poco saludables a los países en desarrollo la enfermedad
cardiovascular pasará a ser la primera causa de muerte en todo el mundo. Frente a este desafío, la cardiología
necesita nuevos paradigmas. Biología, anticipación y humanidad son las claves de la nueva revolución cardiovascular». En su artículo indica: «Generalmente los avances aplicados se han restringido a los principios físicos
propios de un circuito de fluidos conectado a una bomba aspirante e impelente electrocomandada, pero que han
tenido poco en cuenta el carácter biológico del sistema cardiovascular».
El «carácter biológico» y el conocimiento «basado en la ciencia» de los fundamentos de nuestra profesión,
ésas son las lúcidas reflexiones de estos dos autores. De la misma forma que los cardiólogos están avanzando
en su especialidad gracias al «cambio de paradigma», por convertirse en especialidad biológica. Los ortodoncistas
debemos incorporar la «biología» (en su sentido más amplio, biológico, físico, químico, en lo que se denomina
las «ciencias básicas») a nuestro conocimiento como ortodoncistas. Debemos introducirnos, sin reservas, en el
conocimiento de lo que hay «detrás» de todo lo que hacemos clínicamente para convertirnos, también, en una
«especialidad biológica». No se trata de menospreciar la práctica normal, la habilidad manual, la parte artística
de nuestra especialidad, sino en aumentar el conocimiento de lo que hacemos, en dejar atrás el profesional
meramente «practicón» para llegar a ser ortodoncistas con una amplia base en ciencias biológicas, químicas y
físicas.
Se habla mucho de materiales, y es absolutamente lógico y respetable que las casas comerciales pretendan
publicitar sus productos para vender. Pero para el progreso de nuestra especialidad, de nuestra ciencia, debemos
aumentar el conocimiento de las bases biológicas de todo aquello que hacemos en la clínica diaria: del movimiento
dentario y del efecto de las fuerzas ortodóncicas; de los materiales que empleamos, en especial de los alambres,
de su comportamiento físico, de cómo varían sus propiedades, de los efectos yatrogénicos de la liberación de
iones… Debemos aumentar nuestro conocimiento en los procesos de crecimiento y erupción normales para
prever lo que le sucederá al paciente, y, especialmente, en conocer la base biológica que explique por qué está
alterado un proceso de crecimiento o de erupción dentaria en un paciente con un determinado síndrome. El
aumento en el conocimiento de ciencias básicas, de una ortodoncia más «biológica», también ha de permitir un
mejor conocimiento y, por lo tanto, previsión de los efectos adversos de la aparatología.
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Autores: título
Rev Esp Ortod. 2008:38
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En este afán por ser menos «practicones» y más profesionales de la salud biológicos, debemos aumentar
nuestros conocimientos en las bases técnicas de los medios diagnósticos que cada vez se emplearán más. No
se trata de olvidar que el único tratamiento bien hecho se fundamenta en un buen diagnóstico que permite
hacer las cosas correctas y no sólo correctamente, sino que debemos tener presente que las nuevas tecnologías,
por ejemplo los modelos digitales o las tomografías 3D, necesitan una formación específica. De la misma forma
que la radiología es una especialidad médica separada de las otras y fundamental en el diagnóstico, nosotros
podremos sacar mucho más provecho de las radiografías 3D si sabemos más anatomía y patología radiológica y
si conocemos cómo sacar provecho de las radiografías que nos ponen al alcance.
En España tenemos la gran suerte de contar con profesionales, muchos académicos, con conocimientos y
visión de «ciencias básicas» de la ortodoncia. Deben seguir esta vocación y actividad investigadora y transmitirla
a sus compañeros y discípulos. Además, tenemos el gran privilegio de contar con una gran cantidad y calidad
de nuevos ortodoncistas con líneas de investigación en materiales, biología celular… que son la realidad de un
presente interesante, de conocimiento más profundo, más fundamentado. Jóvenes con ganas de aprender y de
saber. El estímulo que necesitamos para ser mejores profesionales.
Bibliografía
1.Peck S. So what’s new? Arch expansion, again. Angle Orthod. 2008;78(3):574-5.
2. Fernández-Avilés F. Claves para una nueva revolución en cardiología. El País-Salud. Sábado 10 de mayo 2008: 4-5.
Andreu Puigdollers
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