los pequeños proyectos de investigación, una

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Revista digit@l
Eduinnova
ISSN 1989-1520
Nº 24 – SEPTIEMBRE 2010
LOS PEQUEÑOS PROYECTOS DE
INVESTIGACIÓN, UNA HERRAMIENTA
DE TRABAJO
AUTORA: Lucía Álvarez Pampliega D.N.I.: 71672655D
ESPECIALIDAD: EDUCACIÓN INFANTIL
Todos los docentes alguna vez hemos oído hablar del trabajo por proyectos, pero ¿A
qué nos referimos cuando hablamos de proyectos de trabajo? Un pequeño proyecto es
un conjunto de diversas actividades relacionadas entre sí que sirven a una serie de
intenciones u objetivos educativos. En un sentido amplio se trata de proponer a los
niños que se impliquen en la realización de proyectos que respondan a sus intereses y
tengan sentido para ellos; por ejemplo, preparar los elementos necesarios para
organizar una fiesta.
En este planteamiento el niño se encuentra inmerso en una situación que le implica
activamente, que le obliga a actualizar los conocimientos previos que posee, a
reestructurarlos y enriquecerlos en un proceso caracterizado por el gran número de
conexiones que deben establecer entre lo que ya sabe y lo que se le enseña.
El trabajo por proyectos se sustenta en una serie de fundamentos pedagógicos sólidos
que son:
El aprendizaje significativo.
La identidad y la diversidad.
El aprendizaje interpersonal activo.
La investigación sobre la práctica.
La evaluación procesual.
La globalidad.
Con respecto a una programación convencional, este nuevo modo de programar por
proyectos implica una serie de diferencias con respecto al modo en como
habitualmente se hace una programación. Las diferencias más destacas se resumen
en siete:
1. Los temas parten de las propuestas e intereses infantiles y no de un tema
motivado artificialmente “desde fuera” por el adulto.
2. Se tiene en cuenta lo que ya saben las niñas y los niños y lo que quieren saber.
3. La programación primera es provisional y varía en su desarrollo.
4. Los tiempos previstos (a corto y largo plazo) son flexibles y aproximados.
5. Los errores que comenten los alumnos se valoran positivamente como pasos
necesarios de todo aprendizaje y no como aspectos negativos a eliminar.
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6. El proyecto es un fin en sí mismo y no una excusa para forzar la integración de
contenidos.
7. Priman los procesos sobre los resultados. La evaluación no se concibe
únicamente del resultado final, sino de un modo procesual: al inicio, durante
todo el proceso y al terminar el proyecto.
Es importante tener presente que un proyecto no es algo improvisado y que se va
creando sobre la marcha, sino que es preciso seguir una estructura-base que es
común a todos los proyectos. Las fases que todo proyecto debe seguir son las
siguientes:
1) Elección del tema de estudio: El tema es elegido por los niños, bien de
modo explicito (propuesta verbal) o implícito (a partir de la observación y
contrastación de que un tema es de su interés).
2) ¿Qué sabemos y qué debemos saber?: En este segundo momento,
investigamos cuáles son las ideas previas de los niños respecto al proyecto.
Además, es el momento de recoger sus preguntas sobre aquello que quieren
saber. Por ejemplo: ¿el mar nunca se termina?, ¿las nubes se pueden caer?
También es el momento de recoger propuestas de actividad de todo tipo, ya
sean actividades plásticas como la realización de un panel, salidas al
entorno, visitas de algún personaje, etc.
3) Comunicación de las ideas previas y contraste con ellas: En las
conversaciones de corro, cuando todo el mundo habla de lo que sabe y de lo
que quiere saber, cuando surgen las propuestas y las ideas, es habitual y
muy natural que no todos los niños y niñas tengan conocimientos similares
de las cosas, sino diferentes y variados. En este momento entre ellos se
responden a sus preguntas.
4) Búsqueda de fuentes de documentación: El siguiente paso es buscar
entre todas las fuentes y recursos donde se hallen las respuestas a nuestras
preguntas. Y estás cuanto más divertidas y variadas, mejor. Pueden ser
catálogos, revistas, vídeos, fotos, personas, utensilios de diferentes
profesiones, etc.
5) Organización del trabajo: En esta fase el educador organiza el trabajo.
Puede fijar algún objetivo, hacer una organización del tiempo; por ejemplo,
se realizará todos los martes durante tres horas de la jornada escolar.
En este momento también se hace una organización del espacio; por
ejemplo se realizará en su mayor parte en el aula, o en el patio, etc.
Se establecen también las pautas de colaboración con las familias y el
entorno, si para la realización del proyecto contásemos con su participación,
teniendo en cuenta que sería totalmente recomendable.
6) Realización de actividades: En esta fase realizamos todo aquello que nos
hemos propuesto, teniendo en cuenta los ajustes y cambios que veamos
oportunos. Se trata del desarrollo de las actividades.
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7) Elaboración de un dossier: Donde se recogen la síntesis del trabajo
realizado, tanto para que quede en la clase (murales, álbumes de poesía,
conclusiones escritas, cancioneros, vídeos, casetes, etc.) y nos sirvan de
memoria o recuerdo con el que poder recrearnos en más ocasiones, como
también para la maestra/o, donde se recogen observaciones individuales,
aspectos para evaluar nuestra propia actividad, datos, etc.
8) Evaluación de lo realizado: En esta fase comprobaremos con los niños y
niñas qué preguntas han sido respondidas, qué propuestas se han hecho,
cuales quedan pendientes, etc. Sirve para que el grupo tome clara
conciencia de la cantidad de cosas nuevas que juntos hemos aprendido y de
qué camino hemos seguido para ello, y cuáles fueron las dificultades que
hemos ido superando.
BIBLIOGRAFÍA
-DÍEZ NAVARRO, CARMEN. La oreja verde de la escuela: Trabajo por proyectos y
vida cotidiana en la escuela infantil. Ediciones de la Torre.
-GERVILLA CASTILLO, ÁNGELES. Didáctica básica de la educación infantil: conocer
y comprender a los más pequeños. Ediciones Narcea, Madrid 2006.
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