didáctica de la escritura en la programación de lengua

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Revista digit@l
Eduinnova
ISSN 1989-1520
Nº 24 – SEPTIEMBRE 2010
DIDÁCTICA DE LA ESCRITURA EN LA
PROGRAMACIÓN DE LENGUA Y
LITERATURA
AUTORA: Macarena Ocaña Santiago. DNI: 52668196-J
ESPECIALIDAD: Lengua y Literatura, E.S.O.
RESUMEN: La didáctica de la escritura en la E.S.O. es uno de los pilares fundamentales de Lengua Castellana y
Literatura. A su aprendizaje se dedican tiempo y recursos que no alcanzan los resultados deseados. Nuestros
alumnos escriben a diario pero rara vez expresan lo que desean de forma correcta a través de ella, por lo que es
conveniente plantear nuevas vías de actuación.
Palabras clave: lengua, literatura, ESO, didáctica, escritura, tipologías textuales.
ABSTRACT: The didactics of the writing in the E.S.O. is one of the fundamental props of Spanish Language and
Literature. To his learning they devote themselves time and resources that do not reach the wished results. Our
pupils write daily but, rarely, they express what they wish of correct form across her, for what it is suitable to raise
new routes of action.
Keywords: language, literature, ESO, didactics, writing, text typologies.
Desde un punto de vista legal, entre las funciones atribuidas al profesor recogidas en la
L.O.E., se encuentra la elaboración de una programación didáctica para aquella área, materia
o módulo que tenga encomendado.
El punto de partida de toda programación didáctica será la finalidad educativa de la
Educación Secundaria Obligatoria: Lograr que los alumnos y alumnas adquieran los
elementos básicos de la cultura, especialmente en sus aspectos humanístico, artístico,
científico y tecnológico; desarrollar y consolidar en ellos hábitos de estudio y trabajo,
prepararles para su incorporación a estudios posteriores y para su inserción laboral y
formarles para el ejercicio de sus derechos y obligaciones en la vida como ciudadanos (R.D.
1631/2006), contribuyendo por ende al desarrollo integral de la persona (L.O.E. 2006 y L.E.A.
2007).
Así mismo la relevancia de una programación para Lengua Castellana y Literatura
queda justificada por la presencia de los contenidos de la misma entre los objetivos generales
de la E.S.O; Comprender y expresar con corrección, oralmente y por escrito, en la lengua
castellana textos y mensajes complejos, e iniciarse en el conocimiento, la lectura y el estudio
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de la literatura (L.O.E. 2006). También y si atendemos a las competencias básicas nos
encontraremos que la primera de ellas se dirige directamente a nuestra materia; a)
Competencia en comunicación lingüística, referida a la utilización del lenguaje como
instrumento de comunicación oral y escrita, tanto en lengua española como en lengua
extranjera (L.O.E. 2006).
A la hora de considerar el papel del individuo en el proceso de comunicación lingüística
(emisor o receptor) y la configuración del mensaje (oral o escrito), hay cuatro maneras de
utilizar la lengua con finalidades comunicativas: hablar, escuchar, leer y escribir; cuatro
habilidades presentes en los núcleos de destrezas básicas reflejados en la ORDEN 10 de
agosto de 2007, por la que se desarrolla el currículo correspondiente a la Educación
Secundaria Obligatoria en Andalucía: 1. ¿Qué y cómo escuchar?; 2. ¿Qué y cómo hablar?; 3.
¿Qué y cómo leer?; 4. ¿Qué y cómo escribir?; destrezas que el usuario de una lengua debe
dominar para poder comunicarse con eficacia en todas las situaciones posibles. Nos
centraremos en la última de ellas para ver cómo desarrollarla en la clase de Lengua
Castellana y Literatura.
Debemos partir de que la adquisición de la competencia escrita presenta una serie de
particularidades ya que su aprendizaje depende de un sistema institucionalizado y se inicia
cuando ya hemos adquirido la competencia oral. El proceso comienza con el aprendizaje del
código gráfico de representación lingüística y finaliza con la composición de textos coherentes
y cohesionados. Este desarrollo de la capacidad expresiva en toda su dimensión abarca
varios aspectos según Cassany, Luna y Sanz (1992):
- Enfoque gramatical: se aprende a escribir con el conocimiento y el dominio de la
gramática del sistema de la lengua.
- Enfoque funcional: se aprende a escribir a través de la comprensión y la producción
de los distintos tipos de texto escrito.
- Enfoque basado en el proceso de composición: el aprendizaje tiene que desarrollar
procesos cognitivos de composición para poder escribir buenos textos.
- Enfoque basado en el contenido: la lengua escrita es un instrumento muy potente que
puede aprovecharse para aprender en otras materias, al tiempo que se desarrolla la
expresión.
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A menudo, la enseñanza de la escritura en las aulas ha seguido una línea
reduccionista y se ha centrado en el Enfoque gramatical es decir, en la transmisión de
conceptos y reglas gramaticales y ortográficas que, a la vista de los resultados, no ha
alcanzado garantías. Por ello, se hace necesario replantear los métodos didácticos en esta
área para que nuestros alumnos sean capaces de producir y recibir todo tipo de textos,
alcanzando una plena competencia textual.
Por otra parte, si atendemos a la clasificación textual de Werlich (descriptivo, narrativo,
instructivo, expositivo y argumentativo) nos daremos cuenta de que la escritura es un proceso
complejo que necesita que los docentes no se conformen con que sus alumnos aprendan a
escribir, sino que deben enseñarles a narrar, describir, argumentar, etc. Para establecer una
adecuada secuenciación didáctica sobre el proceso de escritura, desde el punto de vista de
las tipologías textuales, es conveniente saber qué capacidades son necesarias para lograr un
resultado exitoso. En esta línea, Serafini (1993) propone secuenciar los escritos de menor a
mayor complejidad siguiendo el siguiente esquema organizativo:
- Escritos expresivos: saber expresarse, dar nombre a los objetos que nos rodean,
transcribir diálogos, etc.
- Escritos referenciales: saber secuenciar en el tiempo y en el espacio, sintetizar,
definir, explicar, documentarse, etc.
- Escritos creativos: saber inventar, construir nuevas realidades, etc.
- Escritos argumentativos: saber defender una opinión, clasificar ideas, establecer
relaciones de causa-efecto, etc.
Si observamos cada uno de los apartados anteriores y buscamos un elemento común a
todos ellos, veremos que éste se haya en la idea de entender la escritura como un proceso
que implica poner en marcha una serie de acciones para conseguir un resultado esperado.
Estas acciones pueden incluir: la planificación, la generación de ideas, la secuenciación, la
imaginación, el análisis, la síntesis, la revisión, etc., pero sobre todo, y como ya hemos
adelantado, siempre teniendo en cuenta las capacidades del alumnado.
Así, lo más conveniente es comenzar con la práctica de textos narrativos ya que se
trata de un tipo de composición muy cercana al día a día de nuestros alumnos. A diario
entablan conversaciones acerca de lo que les ha sucedido en el fin de semana, la
emocionante película que vieron en el cine o la clasificación de su equipo favorito en la liga
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deportiva; en definitiva, están habituados al hecho de contar acontecimientos (reales o
ficticios) protagonizados por una serie de personajes (frecuentemente ellos mismos), en un
tiempo y espacio determinados. La narración responde a un esquema tripartito simple
(introducción – nudo – desenlace) que podemos ir complicando añadiendo otros elementos
como: el punto de vista, la focalización, el tipo de narrador…
A menudo las actividades propuestas en el aula se han centrado en esta tipología
textual pues junto a ella pueden trabajarse también la descripción y el diálogo (generalmente
suelen entremezclarse). Sin embargo, y aunque a primera vista pueda parecer un aprendizaje
de menor envergadura, el texto descriptivo requiere un mayor adiestramiento. Si la narración
es una modalidad textual que presenta hechos en un marco espacio/temporal determinado, la
descripción por el contrario, presenta las características de un objeto (también real o
imaginario) de forma estática, en un espacio donde no transcurre de tiempo. Describir exige
observar, en la acepción más amplia de la palabra; no se trata únicamente de percibir con los
sentidos sino también de reflexionar acerca de ello. Intervienen procesos de selección,
aspectualización, connotación, etc.
Una vez que nuestro alumnado ha adquirido una base práctica en la elaboración de
textos narrativos y descriptivos podemos continuar con el resto de tipologías textuales:
expositiva y argumentativa.
Según Vygostky (1978) existe una profunda interconexión entre el lenguaje oral y el
desarrollo de los conceptos mentales; pensamiento y lenguaje están totalmente ligados y
aunque tienen raíces genéticas diferentes, en un determinado momento del desarrollo
humano ambas líneas se entrecruzan para conformar una nueva forma de comportamiento: el
pensamiento verbal y el lenguaje racional. En otro orden de palabras, el lenguaje configura
nuestra forma de pensar, de ahí la importancia de las tipologías expositivas y argumentativas
en nuestra asignatura.
El texto expositivo por definición es aquel en el cual se presentan, de forma neutra y
objetiva, determinados sucesos. Exige grandes dosis de análisis y síntesis, es decir, invita a
su autor a adentrarse en una extensa fase de documentación acerca del tema sobre el que va
a escribir. Además, el profesor ha de apostar por el desarrollo de un espíritu crítico que sirva
de herramienta a los alumnos a la hora de discernir el grado de cientificidad de las
informaciones que manejan, siendo este otro de los objetivos que para la materia de Lengua
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Castellana y Literatura de la E.S.O. establece el R.D. 1631/2006: Utilizar con progresiva
autonomía y espíritu crítico los medios de comunicación social y las tecnologías de la
información para obtener, interpretar y valorar informaciones de diversos tipos y opiniones
diferentes.
Superada la fase de recogida de datos, el profesor debe enseñar cómo presentar y
organizar el material para que las diferentes informaciones aparezcan conectadas y cada idea
se apoye en la anterior. En suma, el alumno experimentará dos fases: la primera es la fase de
cuestionamiento donde se busca responder a la pregunta ¿por qué?; la segunda es la fase
resolutiva donde el alumno tras haber recopilado la información pertinente está preparado
para responder a la pregunta ¿cómo?
Al igual que el texto expositivo, el argumentativo manifiesta una información, sin
embargo a diferencia del primero, la argumentación utiliza los datos para persuadir y/o
convencer al interlocutor. Se trata de un tipo de texto en el que se presentan las razones a
favor o en contra de determinada "posición" o "tesis", defendida a través de diferentes
argumentos que afirman o refutan el tema en cuestión. La base que sustenta la
argumentación y que debemos potenciar en los alumnos reside, fundamentalmente aunque
no de forma exclusiva, en los juicios de valor, las apreciaciones positivas o negativas acerca
de lo expuesto. Esta tipología textual exige no sólo un amplio bagaje documental acerca del
tema sino además una opinión formada, reglada y fundamentada acerca del mismo. Formular
una hipótesis es una tarea medianamente fácil para cualquier alumno de esta etapa educativa
pero aportar argumentos positivos o negativos que la demuestren les resulta más difícil; para
ellos es más natural opinar sobre aquello que les gusta o disgusta “simplemente porque sí”,
sin necesidad de aportar aclaraciones. Por ello, el texto argumentativo ocupa el último escalón
de la pirámide de esta aproximación didáctica al proceso de escritura.
En última instancia, cabe destacar que la complejidad de enseñar a los alumnos a
expresarse en toda su dimensión tiene en la experiencia un gran aliado, pues aquello que
hemos vivido o experimentado nos ayuda a expresarnos con mayor seguridad y fluidez.
En definitiva, citando una reflexión de Cassany, Luna y Sanz (1992): “no basta con dar
una instrucción inicial y corregir el producto final. Los profesores debemos adentrarnos en el
proceso de redacción de los alumnos/as y escribir con ellos“.
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BIBLIOGRAFÍA
- CASSANY, Daniel; LUNA, Marta y SANZ, Gloria: Enseñar Lengua. Graó. Barcelona. 1994.
- DE PABLO Y OTROS. Del proyecto educativo a la programación. Graó. Barcelona. 1992.
- LEY ORGÁNICA 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (L.O.E.)
- LEY 17/2007, de 10 de diciembre, de Educación de Andalucía (L.E.A.)
- ORDEN 10 de agosto de 2007, por la que se desarrolla el currículo correspondiente a la
Educación Secundaria Obligatoria en Andalucía.
- REAL DECRETO 1631/2006, de 29 de diciembre, por el que se establecen las enseñanzas
mínimas correspondientes a la Educación Secundaria Obligatoria.
- SERAFINI, Mª Teresa: Didáctica de la escritura. Cómo redactar un tema. Paidós. Barcelona.
1993.
- VYGOTSKY, L. S.: Pensamiento y Lenguaje. Paidós. Madrid. 1978.
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