AUTORES CIENTÍFICO TÉCNICOS Y ACADÉMICOS Geometría y morfología en las trazas del Monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial 1ª Parte Marina Álvarez Alonso Félix García Merayo Dra. Arquitecto, Profesor Titular de Universidad Dr. en Informática, Matemático, Profesor Titular de Universidad P orque del cuerpo humano derivan todas las medidas y sus denominaciones, y en él han de encontrarse todos y cada uno de los cocientes y proporciones a través de los cuales Dios revela los secretos más íntimos de la naturaleza Luca Pacioli, De Divina Proportione, Venecia, 1509 à A modo de introducción y resumen En 1338, el poeta italiano Petrarca, 1304-1374, escribía en su poema Africa: Quizá vendrán tiempos mejores; este sueño del olvido no durará eternamente; una vez disipadas las tinieblas, nuestros nietos retornarán al esplendor radiante del pasado. El sentido de estas palabras era que después de la oscuridad de la Edad Media que siguió a las culturas griega y romana, surgiría una nueva edad de oro, una época de luz, un despertar, un renacimiento. Italia, donde todavía estaban visibles tantos restos del imperio romano, era la cuna natural para ese renacimiento. La primacía adjudicada a los logros humanos sustituía poco a poco la visión medieval de Dios como eje central del universo, aunque ello no significa que las personas cultas dejaran de ser religiosas; lo que ocurría es que su religiosidad tendía a ser más secular, más orientada hacia este mundo que hacia el otro. Las grandes figuras del Renacimiento ya no eran clérigos como había acontecido en el medievo. Eran seglares orgullosos de ser hombres de letras, poetas, artistas. 31 ACTA Geometría y morfología en las trazas del Monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial El conocimiento de los sistemas de edificación se enriqueció a partir de 1456 con el descubrimiento de la obra sobre arquitectura del romano Vitrubio. Bramante, el arquitecto más famoso del alto Renacimiento, estuvo por ello en condiciones de conseguir un clasicismo más correcto y austero. En España, esta mezcla de elementos góticos y clásicos produjo las grandes joyas del plateresco y, sobre todo, a mediados del siglo XVI, el llamado renacimiento herreriano por Juan de Herrera, arquitecto que intervino en la construcción del Monasterio de El Escorial. Fachada del Monasterio de El Escorial En la Edad Media, el filósofo más considerado había sido Aristóteles; en el Renacimiento, lo sería Platón, para el que el mundo de los sentidos en que vivimos es un reflejo de un mundo ideal más perfecto cuya comprensión constituye el afán constante del filósofo: había nacido el neoplatonismo. El hombre se encuentra en el centro de un vasto orden de cosas, es el superior de las criaturas terrenales. El reinado de Felipe II se caracteriza por la construcción del Monasterio de San Lorenzo. La elección del terreno recayó en una meseta al pié de la Sierra de Guadarrama que, por las escorias de una herrería allí existente, se llamaba El Escorial. Las obras comenzaron en 1563, finalizando en 1584. El Monasterio de El Escorial fue palacio, oficina de gobierno, residencia y panteón real. La fundación recordaba el éxito de la batalla de San Quintín acontecida el mismo día de San Lorenzo, 10 de agosto de 1557. El proyecto se lo confió Felipe II a Juan Bautista de Toledo, continuándolo Giovanni Battista Castello, el Bergamasco, y más tarde Juan de Herrera, responsable de la fría severidad de la edificación. El Escorial se erigía en lugar tal que estaría de acuerdo con un criterio centralista: cercano a Madrid y situado, por lo tanto, en las proximidades del centro geométrico de la península. La primera piedra del edificio se coloca el 9 de mayo de 1563 y la del templo, el 20 de agosto del mismo año. 32 Entre los arquitectos de hoy y entre los de hace muchos años siempre se ha considerado que el hombre construye las cosas para servirse y gozar de ellas. Por consiguiente, las dimensiones que conforman las construcciones han de ser hechas guardando entre sí determinadas proporciones y entre ellas y las de su propio cuerpo. En este sentido, es primordial la unidad de medida que se adopta, al transcurrir la historia, en cada momento del tiempo, así como la relación o proporción entre las medidas con las que se construye. Este sistema de medidas y proporciones nace, no sólo de las exigencias prácticas de cada modelo sino también del contenido espiritual de la construcción. Desde los griegos, la obra arquitectónica estaba sujeta a proporciones numéricas concretas que obedecían a sus ideales de belleza y geometría: la divina proporción es nada más que un ejemplo entre otras muchas normas existentes. Las relaciones simples entre medidas se complican y se mezclan, a lo largo de la historia, con otras proporciones que dimanan de la música, de la escala musical griega. Y por ello, hay quien opina y demuestra, como Taylor en sus comentarios sobre Vitrubio, que el antropomorfismo de las trazas góticas procede de las consonancias musicales. Mucho se ha hablado del edificio del Monasterio de El Escorial, considerado como obra arquitectónica, y sobre las influencias que sobre su forma pudieron tener diferentes tipologías arquitectónicas, como las mesopotámicas, árabes, religiosas, monasteriospalacio, fortalezas militares, los edificios civiles y religiosos italianos, etc. Lo cierto es que responde a la idea de Felipe II el ofrecer con El Escorial un monumento ejemplar, en el que estuviesen presentes las instancias culturales más revolucionarias de la época. Así, el edificio se presenta como una estructura desnuda y sin ornamentación, muy geometrizada y simplificada, tanto en planta como en alzado, plasmando la alianza entre Iglesia y una monarquía absolutista y totalitaria, abanderada de la Contrarreforma a cuyo alrededor se desarrolla una cultura muy refinada y selecta que autores como Bataillon, Rekers o Taylor definen como muy compleja y hasta con componentes hermético-mágicos. En ese último contexto citado, Taylor propone una correlación entre el Monasterio de El Escorial y el Templo de Salomón ideado, maquetado, por el jesuita Villalpando, en el que hace coincidir medidas y proporciones perfectamente con las doctrinas de Vitrubio. Esta idea es rebatida, sin embargo, por Kubler y otros autores que opinan que tal identificación era casi una obligación para cualquier edificio de importancia religiosa y monumental. Geometría y morfología en las trazas del Monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial Influencias arquitectónicas a parte, lo que sí es cierto es que del estudio del edificio se puede concluir que el proceso de abstracción llevado a cabo en el Monasterio de El Escorial es el resultado de un proceso de cambio y transformación que recorrió la España de Erasmo y Cisneros y que su forma arquitectónica sirvió, no sólo como modelo para edificios posteriores, los Inválidos de París y el Palacio de Versalles, entre otros, sino también como modelo para pensar la arquitectura. à duda, un pecado que en la Historia raramente han cometido los hombres, .... Y como consecuencia de esa aseveración también dice del artista que, ... sabe ver la divina cadencia geométrica, porque para eso era hombre, y en la geometría de su cuerpo llevaba el primer anuncio de la universal geometría. Se estaba refiriendo en todo momento, dentro del lenguaje de la armonía arquitectónica, a la proporción geométrica, al número de oro, al hombre de Vitrubio de Leonardo da Vinci. La forma Dos son los arquitectos españoles que nos van a servir de guía e inspiración para la parte introductoria de este artículo: Chueca e Iñiguez. Hemos fijado nuestra atención en el gran arquitecto Fernando Chueca Goitia, nacido en Madrid el 29 de mayo de 1911, sociólogo, urbanista e historiador, por su trabajo A propósito de la catedral de Valladolid, titulado Arquitectura, Número y Geometría, monografía publicada por el Instituto Diego Velázquez en 1945. Chueca fallece en Madrid, en el 2004, a los 93 años de edad. Fernando Chueca Goitia El nombre del arquitecto Francisco Iñiguez Almech, Madrid 1901, nos ha conducido a documentarnos, a través de su Discurso Académico para el ingreso en 1965 en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, titulado Las Trazas del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, sobre medidas y series de proporciones. Iñiguez fue catedrático de las Escuelas de Arquitectura de Madrid y Pamplona, ciudad esta última donde fallece en 1986. En ambos casos, monografía y discurso, para llegar al diseño en la arquitectura, en particular, y a la traza del Monasterio de El Escorial, a través de los números y de la geometría. Escribe Chueca: ...pretender replantear un templo o elevar una importante fachada sin más ley que el capricho del lápiz retozando sobre el papel es, sin Autorretrato de Leonardo da Vinci El hombre ha conseguido elaborar auténticas obras de arte, auténtica arquitectura, gracias al aprendizaje y utilización de la geometría y la proporción, con la inclusión, según las épocas, de adornos y esquemas que han dado lugar a los estilos, a las formas. En la forma, en el color, en el tamaño, es decir, en los objetos sensibles, en el movimiento, en el sonido, reside la belleza. De todas las formas posibles, la forma simétrica es evidentemente el sello característico de una inteligencia que concibe y crea la unidad y el orden, leemos en Mellado, Enciclopedia Moderna, tomo 19. Decía Hutcheson que la forma que preferimos es la que, con más simetría contiene mayor número de lados, o la que con mayor número de lados presenta mayor simetría, Así, en la forma de las piezas que construyen un edificio, se prefiere el cuadrado al triángulo, el hexágono al cuadrado, el octógono al hexágono o el círculo al octógono. La figura simétrica manifiesta mayor inteligencia y mayor dificultad vencida. Y trasladándonos al espacio, a las tres dimensiones, el cubo y el prisma ofrecen más simetría que la pirámide y el obelisco, aunque estos dos últimos elementos, fueron y siguen siendo en el tiempo, los preferidos para su colocación, por ejemplo, en sepulcros. Se dice que es así porque reflejan la aspiración del alma hacia la Divinidad, al apuntar al cielo desde una base sólida. 33 ACTA Geometría y morfología en las trazas del Monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial La forma arquitectónica es el punto de contacto entre la masa y el espacio... Las formas arquitectónicas, las texturas, los materiales, la modulación de luz y sombra, el color, todo se combina para infundir una calidad o espíritu que articule el espacio. La calidad de la arquitectura estará determinada por la maestría que el diseñador despliegue al utilizar y relacionar estos elementos tanto en los espacios interiores como en los que envuelven los edificios. Edmund N. Bacon The Design of Cities 1974 La forma, en arte y en diseño, se emplea para indicar la estructura formal de una obra, la manera en que se disponen y coordinan los elementos de una composición para crear una imagen coherente, Francis D. K. Ching. La forma tiene cuatro características: el contorno, configuración de las superficies y aristas; tamaño, que define las proporciones de la forma, como la longitud, anchura y profundidad; color, matiz, intensidad, tono que posee la superficie que limita la forma; textura, que afecta a las cualidades táctiles y a las de reflexión de la luz en las superficies de la forma. Volvamos a la geometría. Desde los más remotos tiempos, el hombre ha elaborado de alguna manera, normas y leyes, cuando no verdaderos tratados, sobre las obras en arquitectura, normas y leyes basadas en una sencilla matemática de las proporciones. Por eso, se hablaba de medidas, de números más que de figuras. Nos advierte Íñiguez, refiriéndose a los primeros tiempos de la obra arquitectónica, que eran años llenos por los afanes helenísticos y vitrubianos de la proporción numérica y geométrica, unidas para todas las Bellas Artes del oído y de la vista, es decir, tanto de la música como de la arquitectura, escultura y pintura. En arquitectura, gestalt es una configuración, modelo o campo unificado de propiedades concretas que no pueden resultar de la suma de las partes componentes. Pues bien; de acuerdo con esa filosofía, la mente humana simplifica el entorno visual que le rodea con el fin de comprenderlo mejor y reduce el motivo que observa en su campo de visión a una serie, más bien pequeña, de contornos elementales y regulares, como son la circunferencia y aquellos polígonos regulares que pueden ser inscritos en aquella. De todos ellos, los más relevantes son el triángulo y el cuadrado. La circunferencia es una figura naturalmente centrada e introspectiva, la divinidad para la mística platónica; el triángulo significa estabilidad cuando descansa sobre 34 uno de sus lados; el cuadrado representa lo puro y lo racional y es una figura estática y neutra. Para los vitrubianos, las dos figuras perfectas eran, sin embargo, solo el círculo y el cuadrado. En lo que concierne a las medidas, se emplean unidades que de una manera sencilla se relacionan con ciertos miembros del cuerpo humano, como el pié, el codo, palmo, dedo. Para tener la idea del tamaño de un objeto, el hombre, hasta la adopción del metro, utilizaba conceptos que no precisaban de definición: tiene la altura de un hombre, la longitud de cuatro codos o la anchura de tres pies. Hagamos arquitectura desde la medida. à Unidades de medida: el módulo sagrado El metro es una invención de la Ilustración en la que estuvieron involucrados científicos como Lagrange, Laplace, Monge, entre otros. Nacía basado en la medición del meridiano terrestre lo que supone, para la época en que se llevó a cabo, multitud de inexactitudes. Además, con esta invención se venía a complicar el paso a metros de las medidas existentes hasta aquel entonces, pié, codo, etc. El pié, en particular, fue una de las medidas utilizadas en el proyecto del Monasterio de El Escorial. El padre Sigüenza, lo definía así: el pié es una tercia de vara castellana, que tiene cuatro palmos, y cada palmo cuatro dedos, y cada dedo, cuatro granos de cebada ladilla. A pesar de la pragmática dictada en 1568 por Felipe II desde El Escorial en la que se establece, entre otras cosas, el valor de la vara, es mucho más tarde cuando se dicta Real Orden sobre el empleo en España del Sistema Métrico Decimal. Para aquel entonces, existían más de veinte sistemas de medida diferentes, siempre dependiendo de la zona o región e incluso con variantes sobre equivalencias del codo o del pié de una región a otras. El codo Geometría y morfología en las trazas del Monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial Pero regresemos de nuevo a la base antropométrica de las medidas antiguas y, dado que hablaremos más delante de las posibles influencias del Templo de Salomón en las trazas de El Escorial, comenzaremos por definir o comentar algunas de las medidas utilizadas por babilonios, egipcios y hebreos. Templo de Salomón El codo del que nos habla la Biblia es un concepto controvertido y no siempre admitido por todos de la misma forma. Parece que el usado por Noé, Moisés y Salomón, denominado codo sagrado, equivalía a la distancia desde el codo al dedo corazón de la mano extendida. Sin embargo, otro tipo de codo, el vulgar, algo más pequeño que el anterior, era el resultado de medir con una cuerda enrollándola después entre el dedo pulgar y el codo; el número de vueltas que había tomado la cuerda multiplicado por dos daba como resultado el total de codos vulgares de la medición efectuada. eran las utilizadas por el pueblo para obras profanas o de utilidad pública. Parece comprobado que el codo sagrado fue usado en las mediciones de la Pirámide de Keops y, en particular, del sarcófago de la Cámara del Rey; también lo empleó, como se ha dicho, Moisés en su Tabernáculo y en el Arca de la Alianza; más tarde Salomón, junto con su arquitecto Hiram, el codo sirvió de base para las trazas del Templo de Jerusalén. Equivalía a la diezmillonésima parte del radio terrestre trazado desde el centro hacia el polo. El profeta Ezequiel perteneciente a la familia sacerdotal y deportado a Babilonia en el 598 a.C., describe, Ez 43, 13, las dimensiones del altar de los holocaustos en codos, y se refiere explícitamente a la unidad de medida que era el codo y palmo, es decir, el palmicodo. Ezequiel se está refiriendo siempre a codos sagrados, cada uno de 7 palmos o 28 dedos. En todo caso, Ezequiel compara el codo sagrado con el vulgar de Babilonia y dice que este último es un palmo mayor que el primero. Una de las creencias del Renacimiento es que Dios había creado el Universo de acuerdo con la armonía y su consecuencia métrica que era la modulación. Era la misma filosofía empleada por Vitrubio y los arquitectos de la Roma clásica. En esos tiempos seguía midiéndose en codos, pies y palmos. Se ha polemizado mucho a lo largo de la historia con los distintos tipos de codos y pies habidos, de donde se infiere que la correspondencia entre las unidades/medidas hebreas y castellanas supuso un problema complicado, problema que no estuvo ausente en la construcción de El Escorial. A esto último se une el hecho ya advertido de los diversos tipos de pies y codos a lo largo y ancho de la geografía española de aquel entonces. à El número El Rey Salomón Refiriéndose al codo sagrado, el profesor Chueca nos advierte que ... el problema de este codo sagrado es de los más inquietantes y misteriosos que presentan los arcanos de la antigua ciencia.... También se sabe que los antiguos pueblos caldeo, egipcio y hebreo, empleaban dos categorías de medidas: las sagradas y las comunes. Las primeras estaban reservadas a los templos y a los palacios y por lo tanto las utilizaban los sacerdotes y los expertos; las segundas Muchos autores y científicos hablan del número, describen el número e, incluso, hacen filosofía con y sobre el número. Kronecker, 1823-1891, dice que los números naturales los ha creado Dios; todo lo demás es obra del hombre. Hermann Weyl, filósofo y matemático alemán nacido en 1885, completa añadiendo que, en los números se plantea, en su más sencilla forma, el problema del conocimiento. Y refiriéndose al conteo, al número como base para la relación con los objetos que nos rodean, el también alemán Arthur Schopenhauer, 1788-1860, escribió que todo núme- 35 ACTA Geometría y morfología en las trazas del Monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial ro presupone todos sus anteriores como fundamento de su existencia: el número diez, por ejemplo, sólo se alcanza al transcurrir por todos los que le preceden. El número ha sido utilizado por el hombre desde los más alejados tiempos y civilizaciones. Ha sido representado de diversas formas gráficas. Los griegos idearon un tratado de la aritmética, arithmós, para establecer una teoría sobre los números: aparecía la aritmética figurativa. En el Éxodo se describe la morada o habitáculo, perteneciente al Tabernáculo que Dios mandó construir a Moisés, Ex 26, 1, 2. Refiriéndose a las cortinas que cubrirán el Tabernáculo, se dice, tomado de la Sagrada Bíblia de Nacar y Colunga: La morada la harás de diez cortinas; de hilo torzal de lino fino, teñido de púrpura violeta, púrpura escarlata y carmesí, entretejido y representando querubines en tejido plumario. Cada cortina tendrá veintiocho codos de largo y cuatro codos de ancho; todas las cortinas tendrán las mismas dimensiones. misma opinión tenía Platón; el orden y la armonía del cosmos obedece y se encierra en ciertos números, que eran éstos: 1, 2, 3, 4, 8, 9 y 27. Supuesto que conocemos algo perfectamente general sobre los elementos en cualquier ocasión, podemos saber entonces de un número indefinido de otros conceptos igualmente generales que deben ser ejemplificados en la misma ocasión... Pitágoras fue el primer hombre que de algún modo advirtió el alcance completo de este principio general... y advirtió la trascendencia que había de tener el número como ayuda para la construcción de cualquier representación de las condiciones implicadas en el orden de la naturaleza... Pitágoras enseñaba que las entidades matemáticas, como los números y las formas, eran la materia última de que estaban compuestas las entidades reales de nuestra experiencia sensible... Había dado con una noción filosófica de importancia considerable... La importancia del número en la constitución de la naturaleza divina y el concepto del mundo real como manifestación de la evolución de una idea pueden rastrearse en el pensamiento inaugurado por Pitágoras. A. North Whitehead (1861-1947) La matemática como elemento en la historia del pensamiento El profesor Chueca insiste en el doble sentido que el número ha tenido a lo largo de toda la historia de la arquitectura: número idea y número científico. El primero es el número puro; el segundo contiene la idea que le hemos dado más arriba de número descomponible o numerable. Platón, detalle de La Academia, de Rafael Como puede observarse, la relación entre las dimensiones de las cortinas era de 28 a 4, es decir de 7 a 1. Siete es el número mágico y sagrado para el pueblo hebreo. Como advierte Chueca, La obra de arquitectura tiene también en el número su base esencial y eterna. El número es, por tanto, la esencia de la forma o la forma por excelencia. La filosofía pitagórica establece que todo es número y que con los números y ciertas relaciones entre ellos nace la creencia de que esas relaciones reflejan la estructura armónica del universo. La 36 à Después del número, la razón, la proporción Tendremos ahora que dar un paso más en la construcción del edificio arquitectónico: pasar del número a consideraciones basadas en él pero que representan una mayor amplitud y libertad para sentar las bases de las diferentes teorías sobre la proporción, de los sistemas de la proporcionalidad que van más allá de los determinantes funcionales de la forma y del espacio. Ya los helenísticos y los vitrubianos aplicaban la proporción a todas las Bellas Artes, tanto del oído como de la vista, es decir, a lo que constituía el cuadrivium, lo exacto: la música, la aritmética, la geometría y la astronomía. Estaban empeñados en traducir Geometría y morfología en las trazas del Monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial todo a números, a cifras, a proporciones, a trazados geométricos, de manera que fuera una herramienta que sirviera para todo, figura humana, formas sensibles, armónicos musicales. Los poliedros regulares o platónicos Una de las mayores preocupaciones de los hombres del Renacimiento era encontrar las medias proporcionales, aritméticas, geométricas, armónicas, ya que con ellas sería posible establecer las consonancias musicales, uno de los fundamentos de la construcción arquitectónica. Esas medias proporcionales constituían todos los intervalos de la escala musical: eso es lo que mostraba el Timeo. Más adelante hablaremos de ello. Euclides, autor de los Elementos El propósito de todas las teorías de la proporción es crear un sentido de orden entre los elementos de una construcción visual. Euclides en su Libro V, Definición 3, de los Elementos, nos dice que una razón es determinada relación con respecto a su tamaño entre dos magnitudes homogéneas. En aritmética se define el concepto de razón, simplemente como el cociente de dos magnitudes a y b: Razón = =a:b En un lenguaje matemático más actual, diríamos que la medida de una cantidad o magnitud a con otra b, tomada como unidad, se llama razón de estas dos magnitudes. Utilizando este concepto relacional en nuestro Monasterio de El Escorial, podríamos aplicarlo a muchas de sus estancias y sus respectivas dimensiones. Sólo citaremos ahora un par de ejemplos. La relación dada al Claustro de los Evangelistas es 1:1, con suma 1:2; y dice Sigüenza, de suerte que desde el asiento de los pedestales bajos de este segundo orden jónico hasta el pasamanos de este antepecho hay justo treinta pies; y en toda la fachada de esta arquería sesenta justos, guardando todo mucha proporción y medida . Respecto del Patio de los Reyes, mide 230 por 136 pies, de suerte que guarda el orden de la primera proporción, que Vitrubio quiere tengan los pórticos. Timeo es uno de los más bellos diálogos de la colección platónica que aborda las cuestiones de la filosofía natural. Fue escrito por Platón en el período 370-347 a. C. y está considerado como obra de su vejez. Trata del Universo en toda su integridad y derivaciones. Responde a este pensamiento: la cosmogonía implica la teología, las ideas son la causa y el fin del cosmos. Contiene casi toda la doctrina filosófica de Platón en un diálogo y discusión pitagórica entre Sócrates, Hermócrates, Critias y Timeo, sobre la astronomía, armonía y geometría. Respecto a la geometría, se dice que una vez que la materia ha sido ordenada por el Demiurgo, Dios artesano, éste produjo los cuatro elementos fundamentales a partir de los cuales surgen los cuerpos u objetos físicos: fuego, el tetraedro; aire, el octaedro; agua, el icosaedro; tierra, el cubo; añadiendo a los anteriores el dodecaedro, obtendremos un modelo del universo. Además, los elementos de que están formadas todas las cosas materiales son triángulos de una pequeñez infinita: unos triángulos son escalenos y engendran la pirámide, el octaedro y el icosaedro, mientras que otros son isósceles y engendran el cubo. En el mismo Libro V, Definición 6, de los Elementos, se nos dice: Llámense proporcionales las magnitudes que guardan la misma razón. De nuevo, aritmé- 37 ACTA Geometría y morfología en las trazas del Monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial ticamente, la proporción es la igualdad de dos relaciones o razones: Proporción: ⇒ a.d = b.c Los elementos a y d, son los extremos de la proporción; los b y c, los medios. Cualquiera de ellos, a, b, c o d, se denomina cuarta proporcional. Por ejemplo, forman una proporción las dos razones 3/5=0,6 y 12/20=0,6, ya que ambas valen igual, 0,6, es decir, la media geométrica es 6; en la relación 6, 8, 12, la media armónica es 8. Aclararemos esto a continuación. Añadir ahora que Paladio, y en arquitectura en general, emplea con frecuencia, y de forma indistinta, las palabras relación y proporción para indicar los conceptos aritméticos de proporcionalidad definidos más arriba. ⇒ 3x20 = 5x12 = 60 Una proporción que tiene sus medios iguales recibe el nombre de proporción continua o proporción geométrica. Su expresión general: Proporción geométrica: − ⇒ b2=a.c ⇒ b =√ a.c También se dice en aritmética, y en relación con la proporción geométrica, que el medio b es la media proporcional o media geométrica entre los extremos a y c. Por ejemplo, los números 2, 4 y 8, forman una proporción geométrica ya que es: − = 0,5 ⇒ 42 = 2x8 =16 ⇒ 4 = √ 16 Andrea Palladio Regresemos al mundo de la arquitectura y apliquemos los conceptos anteriores enunciados en la aritmética. Nos dice Ching: Cualquier sistema de proporcionalidad es una razón característica, una cualidad permanente que se transmite de una razón a otra. Y añade: Un sistema de proporcionalidad establece un conjunto fijo de relaciones visuales entre las partes de un edificio, y entre éstas y el todo; ... los sistemas de proporcionalidad facilitan una base racionalmente estética de su dimensionado. La proporción ha estado, por consiguiente, presente en todos los tiempos, entre los más antiguos, en el Renacimiento y en nuestros días. Antes de describir las distintas teorías arquitectónicas de la proporción, veremos cuáles son las definiciones y significados arquitectónicos de algunos de los conceptos aritméticos dados anteriormente. En todos los casos, supongamos tres magnitudes, por ejemplo, ancho a, largo b, alto c. Proporción aritmética: o lo que es lo mismo, Edición facsímil de Los X Libros de Arquitectura de Vitrubio Andrea Palladio, arquitecto italiano del Renacimiento tardío, 1508-1580, estudioso profundo de los tratados de Vitrubio, presentó varios métodos para determinar la altura más adecuada para una habitación que guardara la mejor proporción con las otras dos dimensiones de la misma. Empleó, para ello, la teoría de los medianos de Pitágoras. Así, para construir un espacio habitacional adecuado, Palladio indica que si se hace en la relación 6, ancho, 9, alto, y 12, largo, la media aritmética es 9; en la relación 4, 6 y 9, 38 c-b = b-a ⇒ Esta proporción o relación entre - magnitudes -equivale a decir que los segmentos b-a y c-b son iguales entre sí, es decir, que b es el punto medio del -segmento c-a. También que b es la media aritmética entre a y c. Esta relación la cumplen, por ejemplo, las medidas 2, 4, 6. Proporción geométrica: Geometría y morfología en las trazas del Monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial Por ejemplo, las dimensiones 2, 4, 8 cumplen esa relación ya que, si consideramos que corresponden, respectivamente, a las a, b, c, será: ⇒ , lo que equivale a decir que b=4 es media geométrica entre las magnitudes a=2 y c=8. Proporción armónica: ⇒ Esa relación la cumplen las medidas a=2, b=3 y c=6. Perfecta proporción: que, como puede observarse, implica las proporciones aritmética y armónica anteriores. También se conoce con el nombre de proporción babilónica porque se dice que allí, en Babilonia, la conoció Pitágoras. Vistas estas definiciones, tienen sentido las proporciones establecidas por Palladio, hechas como suyas, y de las que hemos hablado anteriormente. Así, cuando Palladio nos dice que las iglesias deben construirse en forma tal y con tales proporciones que todas las partes inspiren en conjunto una suave armonía a quienes las contemplen, en realidad no está pensando en una vaga e indefinible atracción de la vista, sino en las consonancias espaciales obtenidas mediante la interrelación de cocientes universalmente válidos. Insiste Palladio en las proporciones cuando dice, ...pero las habitaciones mayores deben guardar tal relación con las medianas y estas con las menores que, como ya dije en otro punto, una parte del edificio posea de suyo cierta armonía de los miembros que lo torne perfectamente bello y grácil. Las leyes de la proporción armónica en arquitectura tuvieron una gran trascendencia y uso durante los siglos XVI, XVII y XVIII, hasta que el advenimiento de la nueva ciencia hizo que se desintegrasen las bases pitagóricas. à La música La arquitectura del Renacimiento, en la que se encuadra El Escorial, mantiene una profunda relación con la música, completando así la visión del universo tal como se concebía entonces. Esa conexión se basaba, además de en las teorías ya revisadas, en la teoría pitagórica de las consonancias musicales. De nuevo aparece aquí la proporción, la exacta proporción que deben guardar las distintas longitudes de las cuerdas entre sí al someterlas a una vibración. La conclusión sería que el universo de los números tratados, en primer lugar, por los matemáticos y luego por los artistas plásticos, tiene su paralelo en el de los músicos. Los sonidos musicales son producidos por un proceso físico que tiene carácter periódico, una cuerda o un metal vibrando, el aire en el interior de un instrumento de viento, etc. La característica fundamental de ese proceso y su consecuencia que es el sonido, es su altura, es decir, su frecuencia. Al pulsar una cuerda, ésta vibra, produce oscilaciones alrededor de su posición de equilibrio o reposo, de forma que cuantas más oscilaciones da en un período de tiempo, más alta será la frecuencia del sonido producido y más aguda será la nota musical resultante. Sobre la teoría de Pitágoras de Samos relativa a la música, Boecio cuenta en su tratado De musica, punto de partida de los renacentistas, que el filósofo golpeaba el yunque del herrero con martillos de varios tamaños. Las notas producidas guardaban una determinada relación con los pesos de los distintos martillos. Por ello, parece que fue también Pitágoras el que encontró las equivalencias numéricas de las notas musicales o relaciones numéricas entre los sonidos consonantes, es decir, aquellos cuya producción simultánea origina una sensación agradable a nuestro oído. Pitágoras primero y Platón después, elaboraron una compleja filosofía en la que los números ocupaban una posición central, es decir, en la que el universo en su conjunto respondía a una estructura matemática y armónica. Los experimentos llevados a cabo por los pitagóricos acerca de la mayor o menor intensidad de vibración en cuerdas de diferente tamaño, pero que guardan una exacta proporción entre sí, ..., así como la idea de que las notas musicales pueden interpretarse espacialmente y de que las consonancias musicales se hallan determinadas por los cocientes de números enteros menores, viéndose perfectamente reflejados en el microcosmos los llamados cocientes cósmicos, hallaron su continuación en la concepción platónica de que el orden y la armonía del cosmos obedecían a ciertos números, más precisamente, que la armonía del mundo se 39 ACTA Geometría y morfología en las trazas del Monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial encierra en los siete números, y los repetimos aquí, 1, 2, 3, 4, 8, 9, 27, que contienen la eurytmia secreta del macrocosmos y microcosmos por igual, es decir, que en estos números y en sus proporciones, cocientes armónicos, se hallaba condensada toda la perfección del alma y del mundo entero. Observemos, no obstante, que para Pitágoras los números perfectos son el 3, el único que tiene comienzo, medio y fin, y el 10, que comprende todos los números. Enrique Castaños Alés Diario Sur, Málaga 1985 Además, y volviendo a las definiciones dadas más arriba, podemos observar que 9 es la media aritmética entre 12 y 6; que 8 es la media armónica entre 12 y 6; que 12 es a 9 como 8 es a 6. Todo ello puede expresarse así: , , ⇒ 12.6 = 9.8 Tolomeo relata una axiomática de la armonía pitagórica. Estos son los tres axiomas: • A los sonidos musicales corresponden números. A los del mismo tono, el mismo número, a los de distinto tono, números distintos. • Los números correspondientes a sonidos conso- Decía Vitrubio que las reglas de la aritmética son aquellas que unen la música con la astrología, porque la proporción es general y universal en todas las cosas sujetas a medida, peso y número. Pitágoras tensó una cuerda musical la cual producía un sonido que tomó como sonido fundamental; se denominó tono. Hizo determinadas señales a lo largo de esa cuerda de forma que quedara dividida en doce partes iguales. Pisó la cuerda en la división 6 y observó que, al vibrar, se producía la octava. Pisó luego en la 9 con lo que resultaba la cuarta. Por fin, al pisar la 8 se obtenía la quinta. Entonces, las razones 1/2, 3/4 y 2/3 correspondían, respectivamente, a la octava o diapasón, a la cuarta o diatessarón y a la quinta o diapente. Quedaba claro que los sonidos que se producían al pisar en otros lugares de la misma cuerda resultaban discordes o al menos no tan acordes como los anteriores. En resumen, los números enteros bajos 1, 2, 3, 4, la tetraktys, determinaban, con sus relaciones relativas, los sonidos más consonantes, los mejores al oído. 0 12 tono 1 0 6 octava 1/2 0 9 cuarta 3/4 0 8 quinta 2/3 Relaciones para formar los sonidos consonantes 40 nantes se comportan entre sí como el numerador y el denominador de las fracciones más perfectas a/b, que son aquellas en que el numerador es múltiplo del denominador, a=nb, o bien aquellas en que a es superior a b en una parte de b, es decir, a=b+b/n, y esta relación es tanto más perfecta cuanto más simple, es decir, cuanto más pequeño sea n. • A la octava, como las más perfecta, debe corres- ponder la relación 2/1. Por deducción a partir de los axiomas anteriores, se llega a estas consecuencias: • A la quinta le corresponde 3/2. • A la cuarta le corresponde 4/3. Francisco Íñiguez nos habla de otras relaciones musicales que los griegos consideraban y que se suman a las descritas anteriormente. Son éstas: octava con quinta, diapasón-diapente y doble octava, disdiapasón. A partir de aquí, Alberti complica aún más la filosofía y resuelve hacer las siguientes comparaciones: cuadrado, unísono; sexquialtera 2/3, diapente; sexquitercia 3/4, diatessarón; los múltiplos por 2, dupla, como la doble quinta 4/9 y la doble cuarta 9/16; los múltiplos por 3, triples, por 4, cuádruples, etc. Podríamos resumir, como lo hace Iñiguez, que las fuentes de inspiración para la obra arquitectónica del período renacentista son, además de los influjos de la obra italiana, las proporciones humanas, las series de los números y las proporciones entre ellas, y también las armonías musicales. Caminando de la mano, una vez más, del arquitecto Iñiguez, consideremos ahora El Escorial, pero empleando la información de Fray José de Sigüenza: Las puertas y ventanas de estos cuatro claustros, los de las celdas y de las piezas mayores, de ordinario son de proporción dupla, salvo las que hacen frente a los Geometría y morfología en las trazas del Monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial testeros de los claustros y tránsitos que son de proporción sexquiáltera, es decir, 2/3. Además, la relación 1/2 se mantiene para todas las puertas, según leemos de nuevo en Sigüenza: Hase guardado con mucho primor siempre en este edificio que las puertas hagan dos frentes cuando la necesidad lo pide, y los aposentos no son iguales en la una faz y en la otra, para que se conserve la buena proporción, de los miembros, alma de la arquitectura; y así tiene este cimborrio del refectorio doce puertas, como advertí, y todas de una medida y tamaño por dentro, y las mismas por fuera, que salen a los tránsitos del contorno, de otra medida menor... y por la casa hay otras algunas que hacen esto. Otro ejemplo de proporciones ya comentado más arriba es el Claustro de los Evangelistas cuya proporción es 1/1. Lo mismo ocurre con el frente del Patio de los Reyes: la ventana en alto que parte del entablamento tiene de claro lo mismo que los arcos de abajo, 13 pies y más de ancho, 26 y más de alto. En cuanto a la iglesia, ... los cuatro arcos principales de las naves de en medio tienen, como dije, de claro más de 53 pies y de alto, desde el suelo a clave, 110 (con la conveniente corrección en la proporción 1/2 que daría 106) y los de las cuatro naves menores .... En muchos otros ejemplos y estancias del Monasterio de El Escorial, se consolidan las proporciones, como en los pórticos, torres, gradas, patios, balcones, etc. No tratamos aquí de hacer exhaustiva ni la lista ni los comentarios del padre Sigüenza acerca de los mismos. à Teorías de la proporción y del diseño La proporcionalidad sirve de base para unificar visualmente los distintos elementos que constituyen el diseño arquitectónico, logrando así que todas las partes parezcan y, de hecho sean, de la misma familia. También determina las relaciones existentes entre los elementos interiores y exteriores de la construcción. El sistema de diseño actual, aunque algo distinto de los encontrados a lo largo de la historia, tiene el mismo fundamento que en el pasado. Precisamente por ello vamos a exponer a continuación alguna de las teorías de la proporción en las que se ha basado el diseño en toda época. Consideraremos las siguientes: la sección áurea, los órdenes de la arquitectura, las teorías renacentistas y el modulor del suizo Le Corbusier. La sección áurea La idea de razón, sección o proporción áurea de un segmento ha recibido nombres distintos a lo largo de la historia. Luca Paccioli la llama, como ya hemos comentado, divina proporción debido a sus propiedades excelsas, supremas, excelentísimas, incomprensibles, inestimables, innumerables,..., que corresponde por semejanza a Dios mismo; para Kepler, primero que aplica esa noción a la botánica, es la sección divina; Leonardo da Vinci la utiliza con el nombre tradicional de sección áurea; con el mismo significado y concepto se ha empleado el nombre de número de oro. El valor numérico irracional de esta razón, conocido como número áureo y que se indica con la letra griega Φ, es: Φ= = 1,6180339...≈ 1,618034 Pero antes de todo, analicemos este concepto. Euclides, en sus Elementos, Libro VI, Definición 3, lo define así: Se dice que una recta ha sido cortada en extrema y media razón cuando la recta entera es al segmento mayor como el mayor es al menor. Evidentemente, nosotros llamamos segmento a lo que Euclides denomina recta. Por ello, la definición correcta y actual sería como sigue. Se dice que un punto X divide a un segmento AB=a en media y extrema razón, cuando la parte mayor AX=x es media proporcional entre el segmento total AB y la parte menor XB=y, es decir, se cumple la proporción continua, Supuesto encontrado algebraicamente el valor de x y, por consiguiente, el de y, dividiendo el segmento mayor, AX, entre el menor, XB, es decir, x/y = y/(x-y), aparecerá como resultado el número de oro, Φ≈1,618034. En consecuencia, ese número es la relación entre las dos partes en que queda dividido el segmento dado. El número de oro mide, por lo tanto, la relación existente entre dos partes asimétricas de un segmento dado con respecto a la medida total del mismo. Este número, que podemos decir que es omnipresente, se encuentra en la aritmética, en la geometría, en las ciencias, en la botánica, en la música, en las proporciones del cuerpo humano, en el arte en todas sus manifestaciones y, por lo tanto, también en la arquitectura. Veamos algunos ejemplos. En geometría existe el denominado rectángulo áureo. Se trata de una figura en la que la relación 41 ACTA Geometría y morfología en las trazas del Monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial entre la anchura b y la altura a, a<b, vale b/a=Φ. La mayoría de los rectángulos de la vida cotidiana, son áureos. Además, si sobre el lado menor de ese rectángulo se construye un cuadrado, el rectángulo restante será también áureo pero de superficie menor que el primero y semejante al mismo. El proceso continuado de esa construcción dará lugar a una sucesión de rectángulos áureos cada vez más pequeños. Razón áurea en las proporciones del cuerpo humano Construcción del rectángulo áureo a partir del cuadrado Construido un pentágono regular, la relación entre una de sus diagonales, AC, y su lado, AB, es el número áureo. Como consecuencia de esto, la estrella pentagonal que se inscribe en un pentágono regular como el anterior y que era, según la tradición, el símbolo de los seguidores de Pitágoras, es tal que la relación entre su lado, diagonal del pentágono, y la distancia entre dos vértices consecutivos, lado del pentágono, es Φ. En la arquitectura hay innumerables ejemplos de construcciones que cumplen o contienen el número áureo en sus dimensiones. En la fotografía y gráfico que siguen se muestran el Partenón. En el gráfico se indican varios rectángulos áureos que dan lugar a El Partenón, Atenas, 447-432 a.C., Ictinus y Calicrates las relaciones correspondientes: La estrella pentagonal o pentagrama místico En la arquitectura egipcia también aparece el número áureo: la relación entre la altura de uno cualquiera de los triángulos laterales que forman la Gran Pirámide de Keops y su lado es 2Φ. Ya hemos hablado de la ilustración de Leonardo da Vinci contenida en los libros de Vitrubio y conocida como El hombre de Vitrubio. En la imagen que figura a continuación se han añadido dos segmentos, a y b, cuya relación es aproximadamente el número áureo. El primero marca la altura del ombligo desde los pies y el segundo la de la cabeza. 42 =Φ Con esto se demuestra la presencia del número áureo así como su influencia, tanto en las dimensiones como en la distribución de los elementos de la fachada. El último ejemplo corresponde a la pintura. Se trata del cuadro que Dalí pintó en 1949 y que lleva el nombre de Leda atómica. Contiene siglos de matemática y simbólica pitagórica. La pintura está basada en la proporción áurea y en el boceto de 1947, añadido al propio cuadro, puede apreciarse el análisis geométrico hecho por Dalí, basado en el pentagrama místico pitagórico. Geometría y morfología en las trazas del Monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial El arquitecto italiano Jacobo Barozzio, conocido como Vignola por ser ese el lugar de su nacimiento, 1507-1573, recodificó en el Renacimiento italiano, Regole dei cinque ordini di Architettura, los órdenes estudiados ya por Vitrubio en los tiempos de Augusto y que áquel había recogido en sus libros de arquitectura. Las reglas contenidas en estos órdenes constructivos han llegado hasta la actualidad y son las más conocidas y practicadas en nuestros días. Las teorías renacentistas Leda atómica, Dalí, 1949 Los órdenes de la arquitectura Comencemos con una definición. Llámase órden una composición arquitectónica sobre la base de la columna y el dintel, y en la que las dimensiones de todas sus partes y de éstas con el todo están sujetas a relaciones fijas con una medida común llamada módulo. Cada orden se compone de un elemento sustentante, la columna, y el sostenido, el entablamento. Ya los griegos y los romanos supieron expresar la proporción de los elementos constructivos en una taxonomía que se conoció con el nombre general de órdenes. En ellos se comprendía la perfección, la belleza y la armonía. Y todo basado en el diámetro de la columna; a partir de él se deducían las dimensiones, también sometidas a proporción exquisita, de los otros elementos: fuste, capitel, base y entablamento. Tomando como base ese diámetro, se medía también la separación entre las columnas sucesivas, el intercolumnio. El tamaño de las columnas dependía del edificio al que pertenecieran. Todo debía asegurar la proporción y la armonía. Los órdenes según Vignola: compuesto, corintio, jónico, dórico y toscano En el apartado dedicado a la teoría musical debida a Pitágoras, ya nos hemos referido a la sucesión numérica de esa teoría, la tetraktys, así como a sus razones, 1/2, 1/3, 2/3 y 3/4. Llegó, como ya sabemos, a ampliar la sucesión hasta obtener la 1, 2, 3, 4, 8, 9, 27. Platón estaba convencido de que en esos números se basaba la estructura del universo y su armonía toda. En el Renacimiento, época en la que se enmarca El Escorial, los arquitectos volvieron a pensar en el sistema griego de la proporción. De la misma forma que para los griegos la música era la geometría expresada en sonidos, la arquitectura del Renacimiento sería las matemáticas expresadas en unidades espaciales. Aparece una sucesión de razones y proporciones asociadas constituyentes de la base arquitectónica. Y se aplican, tanto a las dimensiones de una habitación, como a una fachada o a las trazas de una planta. Volvemos al arquitecto del Renacimiento, Palladio. En su tratado Los cuatro libros de la Arquitectura nos ha dejado su propuesta sobre las siete formas de habitación más bellas y proporcionadas. Son las que obedecen a las siguientes razones: la circunferencia, el cuadrado 1/1, y los cinco rectángulos, 1/√2, 3/4, 2/3, 3/5 y 1/2. En cuanto a la altura de las habitaciones, Palladio introdujo también reglas para encontrar la altura más adecuada y en proporción con las demás dimensiones: un tercio mayor que su anchura; la media aritmética, 1, 2, 3 ó 6, 9, 12; la geométrica, 1, 2, 4, ó 4, 6, 9; la armónica, 2, 3, 6, ó 6, 8, 12. Escribió Palladio que ... la belleza surgirá de la forma y de la correspondencia del todo con las partes, de éstas entre sí mismas y, una vez más, de éstas con el todo; así la arquitectura puede aparecer como un cuerpo absoluto y completo, donde cada miembro concuerda con el otro y con todo aquello que sea preciso para componer lo que uno pretende. 43 ACTA Geometría y morfología en las trazas del Monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial El Modulor de Le Corbusier Charles-Édouard Jeanneret, conocido como Le Corbusier, nació en la localidad suiza de La Chauxde-Fonds en 1887, falleciendo en 1965. Arquitecto suizo-francés, urbanista, pintor y escultor. En los esquemas anteriores puede observarse que la trama básica se compone de tres medidas: 113, 70, sección áurea de 113 y 43. Las medidas 113, 183=113+70 y 226=113+70+43, definen el espacio que ocupa el cuerpo humano: 183 corresponde a la altura del hombre promedio; 226 a la altura del hombre con el brazo extendido. Le Corbusier empleó su disciplina de medidas en muchos edificios, como en Unidad de habitación, en Marsella, entre los años 1946 y 1952. à Bibliografía Castaños Alés, Arquitectura, matemáticas, música, Diario Sur, Málaga, 1985. Ching, Francis D. K., Arquitectura, forma, espacio y orden, Gustavo Gili, 2004. Chueca Goitia, Fernando, Arquitectura, Número y Geometría. Euclides, Elementos, Libro V, Biblioteca Clásica Gredos, Traducción de M. L. Puertas. Iñiguez, Francisco, Casas reales y jardines de Felipe II, CSIC, Delegación de Roma, Madrid, 1952. Figuras contenidas en el Modulor de Le Corbusier Desarrolló un sistema de medidas armónicas, conocido con el nombre de Modulor, 1942, basado en las dimensiones de la figura humana para mantener la escala humana en todas partes. Su objetivo era alcanzar un tipo de construcción capaz de satisfacer, tanto las necesidades primordiales y estéticas de quienes debían disfrutarla, como los requerimientos de la producción industrial. Tuvo en cuenta las medidas de los griegos, romanos y egipcios como algo infinitamente rico y sutil, pues formaba parte de las matemáticas del cuerpo humano, ágil, elegante y sólido, fuente de armonía que nos mueve. En 1954 publicó un segundo volumen, el Modulor II. Kubler, George Alexander, La obra del Escorial, Alianza Editorial, Madrid, 1983. Mellado, F. de Paula, Enciclopedia Moderna, Madrid, 1851. Neufert, Ernst, Arte de proyectar en arquitectura, Gustavo Gili. Sánchez Pérez, A., La aritmética en Grecia, Madrid, 1941. Taylor, René, Arquitectura y magia. Consideraciones sobre la idea del Escorial, Traza y Baza, nº 6, Palma de Mallorca, 1976. Van der Waerden, Die Harmonielehre der Pythagoreer, Hermes 78, 1943. à Páginas web y referencias de figuras http://www.nuevaalejandria.com/archivos-curriculares/matematicas/nota-013.htm http://www.cibernous.com/autores/platon/teoria/ciencia/cosmolog.html http://www.enriquecastanos.com/wittkower.html http://centros5.pntic.mec.es/ies.victoria.kent/Rincon-C/Curiosid/Rc-25/RC-25.html 44 Geometría y morfología en las trazas del Monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial à Glosario (Tomado y extractado de Francis D.K. Ching) Antropología. Ciencia que trata de los seres humanos, específicamente, sus orígenes, desarrollo físico y cultural, así como sus relaciones sociales y ambientales. Antropometría. Medida y estudio de las dimensiones y proporciones del cuerpo humano. Armonía. Disposición ordenada, grata y coherente de elementos o partes en una obra de arte. Arquitrabe. Parte inferior del entablamento clásico que descansa directamente en los capiteles de las columnas y soporta el friso. Base. Parte inferior de un muro, columna o pilar. Capitel. Extremo de un pilar, columna o pilastra que corona el fuste y recoge el peso del entablamento o del arquitrabe. Columna. Estructura esbelta que soporta cargas de comprensión. En arquitectura clásica, apoyo cilíndrico formado por capitel, fuste y, casi siempre, de base. Está construido bien monolíticamente o bien por superposición de tambores de diámetro igual al del fuste. Cornisa. Miembro superior del entablamento clásico, compuesto por cimacio, corona y moldura base. Dintel. Viga que soporta el peso que gravita encima del hueco de una puerta o ventana. Entablamento. Parte horizontal de un orden clásico que descansa en las columnas y compuesta normalmente por cornisa, friso y arquitrabe. Escala. Relación existente entre una representación y lo representado. Forma. Modo de disponer y coordinar los elementos o partes de una composición a fin de producir una imagen coherente. Friso. Parte horizontal del entablamento clásico que se extiende entre la cornisa y el arquitrabe, con frecuencia decorada con bajorrelieves. Gestalt. Configuración, modelo o campo unificado de propiedades concretas que no pueden resultar de la suma de las partes componentes. Módulo. Unidad de medida empleada para normalizar las dimensiones de los materiales constructivos o para regular las proporciones de una composición arquitectónica. Orden. Estado de disposición lógica, armoniosa y comprensible en que cada elemento de un grupo está situado adecuadamente respecto al resto y a su finalidad. Porche. Apéndice exterior de un edificio que forma un acceso o vestíbulo cubierto a la portada. Pórtico. Porche o paso provisto de cubierta que descansa en columnas y conduce a menudo a la entrada de un edificio. Proporción. Relación comparativa, justa y armoniosa de una parte con otra o con el todo respecto a nociones de magnitud, cantidad o grado. También, igualdad entre dos razones. Razón. Relación de magnitud, cantidad o grado entre dos cosas homogéneas. Sección áurea. Proporción entre dos dimensiones de una figura plana o entre dos segmentos de una misma recta según la cual, la razón del menor respecto al mayor es igual a la razón del mayor respecto al total. La razón aproximada es de 0,618 a 1000. Sólido platónico. Cada uno de los cinco poliedros regulares: tetraedro, cubo o hexaedro, octaedro, dodecaedro e icosaedro. Tectónica. Arte y ciencia de dar forma, ornamentar y unir materiales en la construcción de edificios. 45