Prodavinci

Anuncio
1
Prodavinci
Al límite // Está planteado un macro acuerdo para la
supervivencia nacional; por Luis García Mora
Luis García Mora · Sunday, July 31st, 2016
Fotografía de National Geographic
En este delicado juego de poder está sobre la mesa el país tal como siempre existió y
como comienza a dejar de existir.
El Gobierno se atreve a dar pasos como la Resolución 1855 que equivale a imponer el
trabajo forzoso, desnudando de todo recato el proceso voluntarista fuertemente
ideologizado que subyace bajo el caos en que opera.
Un estado de confusión y desorden en el que, sin base popular comienza a confiar en
la penalización como sistema motivacional de los individuos.
Exabrupto político que habla de la confusión y desesperación en que se encuentran.
Prodavinci
-1/6-
12.08.2016
2
Y no digamos la advertencia del jefe estratégico del PSUV, Francisco Ameliach, en el
sentido de que a la MUD le quedan 30 días como partido. O la desmedida
irracionalidad del psiquiatra Rodríguez que pide ya al TSJ que suprima de una vez la
Asamblea.
¿Quién maneja los hilos de tal perturbación?
Quizás hablaron con Ortega. Entronizado elementalmente en la querida Nicaragua,
con su régimen podrido hasta la médula, quien acaba de despojar a la oposición de sus
escaños parlamentarios, con lo que consolida todo el poder en su paupérrima figura
de tintes cada vez más autoritarios, e impone la fórmula tiránica de partido único con
vistas a encontrar la fórmula que le garantice la sucesión familiar.
Lindo panorama a reproducir.
Como si los venezolanos fuésemos imbéciles.
O su oposición careciera de agallas, ¿no?
De coraje. Dado que como se reconoce sin ambages, en la dureza policíaco-militar que
se debe masticar, toda definición apunta a la necesidad de combinar el juego sutil de
la política del diálogo con la movilización de calle, en la vertiginosa agudización de la
crisis.
De lo contrario corremos el riesgo de dejar todo en manos del azar y, librados a la
turbulencia esencial de la situación, sea la crisis la que termine por controlar la
implosión. Escenario donde lamentable e inevitablemente se impondrían las vías de
hecho que, hasta ahora, y en contra de la sensatez que se le atribuía, parece incapaz
de controlar a los locos.
Los dementes. Los ciegos. Los suicidas. Los comisarios del crimen.
Del ocaso.
Proceso abierto
En este momento nadie baja la guardia en función de la irremediable movilización
nacional, que debe correr como “lubricante” del diálogo.
De alguna forma de transición negociada.
Pues de lo contrario se cometería el error garrafal de que por ausencia de coraje
político, se continúe este encajonamiento de una de las dos opciones (plebiscito y
diálogo), con Capriles en solitario empujando la calle, y el resto disperso, debatiendo
en el aire, sin tomarle el pulso a la dinámica incendiaria de una crisis que,
admitámoslo, es el único motor que puede cambiar las cosas y presionar para el
diálogo.
Sí, ese diálogo en el que Un Nuevo Tiempo junto con AD, amarran la apertura de un
canal humanitario, Voluntad Popular la liberación de los presos políticos, y Borges y
Marquina (de acuerdo al trabajo de Álex Vázquez) sentarse para conocer lo que aspira
Prodavinci
-2/6-
12.08.2016
3
el adversario y decidir.
Con Timoteo Zambrano capturando protagonismo como principal enlace entre los
mediadores, la oposición y ¿el Gobierno? Afirma él que fue quien trajo al expresidente
Zapatero, vedette central de este confuso –hermético– ballet sobre la cubierta del
Titanic.
Con los tiempos acortándose para todos. Hasta para Padrino López, que cree que sólo
se trata de “un nuevo y complejo escenario de batalla fraguado por los enemigos de la
patria, que no descansan, en su pretensión de socavar la estabilidad política,
económico-social de nuestro Estado”, y no de uno de los fraudes políticos, económicos
y sociales más sonados de nuestra historia.
Para el libro de récords Guinness.
Y del que no se sale con cualquier operación de salvataje de última hora, como la
grandilocuente “Misión Soberanía” (especie de revival, de resurrección del Plan
Bolívar 2000, pero sin real).
Se sienten perdidos.
Y se entiende que lo fundamental, ante lo que viene in crescendo, es la defensa de la
estabilidad.
Pero no del régimen sino de la nación. Del país.
Dentro de un urgente y amplio acuerdo nacional de transición.
Por lo que el debate no se puede circunscribir a lo que Rodríguez o Ameliach o
Cabello esgrimen como poco refinados y toscos mecanismos de supervivencia ante el
naufragio.
De ellos, no de la nación.
La película se repite
Recordaba María Pilar García-Guadilla en estas mismas páginas y en entrevista con
Hugo Prieto hace una semana, que en el trazo histórico y social del proyecto
revolucionario bolivariano desde el 98 tras el “Caracazo” hasta aquí, se deben tomar
en cuenta algunos elementos positivos luego desviados.
La prioridad de los firmantes de la Constitución del 61, AD, Copei, y el resto, era la
estabilidad, para el establecimiento de una democracia en ciernes.
No la participación. Posteriormente los avances de esa inmensa revolución educativa y
económica urbana y petrolera que fue la democracia, produjeron el también colosal
desarrollo de una economía urbana y petrolera y la generación de mayores
expectativas y exigencias de participación que el modelo rentista no fue capaz de
soportar.
Y menos de procesar eficientemente. Los últimos miembros de las élites de AD y
Prodavinci
-3/6-
12.08.2016
4
Copei, devinieron en defensores de una democracia participativa que exigía renovarse
(COPRE dixit) pues ante la expresión de un descontento frente a las expectativas
rentistas no satisfechas de los sectores populares, el proyecto se orientaba más a las
clases medias. Y sin la bonanza, excluyó al resto de los otros sectores que se quedaron
al margen o se convirtieron en simples espectadores.
Con lo que los sectores populares (al igual que hoy) defienden sus derechos
socioeconómicos adquiridos y en barrena, y los sectores medios los derechos políticos.
Chávez privilegia dentro de su proyecto hegemónico la democracia participativa y
protagónica de esos sectores en lugar de reconocer las diferencias de todo tipo que
existen y conviven realmente en esa denominación de “pueblo soberano” (mal definido
en la Constitución del 99), en contra de los llamados valores liberales cívicos,
políticos, sobre los que se montaron en su último round AD y Copei, sin tomar en
cuenta la necesidad de afincarse en su trabajo político, en el conocimiento y liderazgo
de las organizaciones populares autónomas.
Que existían.
Con astucia, el fallecido presidente intentó convertir unas organizaciones populares
autónomas en ideologizadas, corrompiendo sus núcleos de liderazgo local a través del
establecimiento de relaciones de lealtad y servilismo político.
Hasta hoy, cuando todo ese entramado está saltando en pedazos. Primero, porque el
régimen ha perdido el control de la estructura organizativa popular. Segundo, porque
la relación directa que tenía Chávez se rompió, junto con las relaciones de lealtad y
servilismo.
El país colapsó.
Pero en esta dinámica fatal y a pesar de los 17 años transcurridos bajo la bota,
nuestra emergente –y otra no tan emergente– dirección política opositora, escarmentó
sobre la experiencia vivida.
Con la conclusión de que la oposición no ha terminado de reconocer a estos sectores
populares en su plena condición de ciudadanos, que tienen los mismos derechos y
deberes para garantizarles una calidad de vida en condiciones similares (GarcíaGuadilla) a las que tienen los demás ciudadanos. Ni el Gobierno ha reconocido que los
grupos opositores (las clases medias y altas), también forman parte de la sociedad
venezolana.
Y esta brecha también debe incorporarse al debate político, previa decantación de las
políticas públicas inmediatas que, de terminar de salir el presidente Maduro, están
planteadas, pues las urgencias más importantes, después de todos estos años, están
ante nuestras narices.
Caramelo y cañón
El Gobierno no puede evitar una derrota electoral. Pero puede bloquear el referendo.
Prodavinci
-4/6-
12.08.2016
5
Por lo que habría que poner todas las cartas sobre el tapete y pensar: ¿podemos llegar
al revocatorio, y a unas posibles elecciones presidenciales inmediatas, sin ningún
acuerdo de transición previo?
¿O creemos que con sólo algún acuerdo de transición que no tome en cuenta la
movilización y encausamiento de los millones de venezolanos hambrientos y
desesperados por los efectos de esta crisis (sobre todo los desposeídos, la inmensa
mayoría), podemos ponernos a dialogar en un ambiente sanforizado, olvidándonos de
que este gobierno no cederá ni un milímetro si no se lo presiona desde la calle?
Es en ese punto de quiebre tan sutil entre la presión de calle y el diálogo, donde es
posible encontrar una solución política y pragmática, una salida a una transición
incruenta que evite el caos.
Cualquiera se pregunta qué esperaría a un gobierno opositor en 2017. Con una
inflación de 3 dígitos, con PDVSA quebrada y esta escasez y este trance de
ingobernabilidad tan tremendo.
La sola reactivación de la economía privada y las inversiones necesarias para retomar
(como se piensa) las riendas de nuestra industria petrolera y empresas básicas para
apalancar desde allí una recuperación de la producción nacional, requiere de un
proyecto de mediano y largo plazo.
El corto lo que tenemos es un país arruinado.
Con conflictos de poderes en un toma y dame (TSJ / Asamblea Nacional)
dimensiones gigantescas por ajustes políticamente incendiarios (Martínez dixit)
parte de un gobierno impedido de atacar las terribles distorsiones económicas
costos, precios y salarios, creados por este absurdo entramado cambiario, sin
amplio acuerdo de transición nacional.
de
de
de
un
Es un hecho: referéndum y diálogo son expresiones de un colapso político, que solo
pueden encontrar satisfacción si previamente la dimensión de una explosión social
generalizada, adquiere carta de ciudadanía.
Pero en algún punto del espacio y del tiempo, se van a tener que encontrar: poner el
RR a la cabeza y sin fuerza detrás, equivale a fijar en la práctica, la fecha de salida del
Gobierno, sin, como decía alguien, tener sus líderes claro su futuro.
Sin una plataforma que incluya un programa de acuerdos mínimos para la transición
dentro de una crisis que es sistémica, y tras la inevitable derrota electoral del RR y de
cualquier comicio presidencial, ¿va a tener el Gobierno saliente interés, acicate o
atractivos, para allegarse a un acuerdo, o por el contrario apostarán sus líderes, como
siempre que ha ocurrido en Venezuela, a caerse y traerse con ellos el techo?
Sobre este hielo quebradizo andamos.
This entry was posted
on Sunday, July 31st, 2016 at 6:00 am and is filed under Actualidad
Prodavinci
-5/6-
12.08.2016
6
You can follow any responses to this entry through the Comments (RSS) feed. You can
leave a response, or trackback from your own site.
Prodavinci
-6/6-
12.08.2016
Descargar