Conveniencia de Efectuar la Deducción Inmediata de Inversiones

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4 de agosto del 2004
Núm. 4
VICEPRESIDENCIA DE DESARROLLO Y
CAPACITACIÓN PROFESIONAL
Comisión Fiscal
“C o n v e n i e n c i a d e E f e c t u a r l a D e d u c c i ó n
de Inversiones ya Fuera Conforme al
Presidencial; Conforme al Estímulo
Contenido en la Ley del Impuesto sobre
b i e n D e p r e c i a c i ó n N o r m a l”
Inmediata
De c r e t o
Fiscal
la Renta o
Directorio
C.P.C. Manuel C. Gutiérrez García
Presidente
C.P.C. José Besil Bardawil
Vicepresidente de Desarrollo y Capacitación Profesional
C.P. Juan Francisco Fernández Andrea
Director Ejecutivo
Comisión Fiscal
C.P.C. Francisco Javier Moguel Gloria
Presidente
C.P.C. Agustín Durán Escamilla
Vicepresidente
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Secretaria
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C.P. Raúl Alonso de la Torre
C.P. Roberto Álvarez López
C.P.C. Fernando Becerril López
C.P.C. Pedro Carreón Sierra
C.P. Jesús Chan Chi
C.P.C. Leopoldo Escobar Latapí
C.P.C. Juan Manuel Franco Gallardo
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C.P.C. Guillermo Gómez-Aguado Suárez
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C.P. Jesús Navarro Martínez
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INTRODUCCIÓN
A continuación se analizan diversos aspectos en materia de deducción normal e inmediata, que
consideramos relevantes en una toma eficiente de decisiones en la aplicación de uno u otro método.
ÍNDICE
I. ANÁLISIS DE LAS DISTINTAS OPCIONES PARA LA DEDUCCIÓN
DE INVERSIONES
4
a) Deducción Lineal
- Ley del Impuesto sobre la Renta
- Ley del Impuesto al Activo
4
4
4
b) Análisis del Periodo de Deducción Inmediata Conforme
a la Ley del Impuesto sobre la Renta y la Ley del
Impuesto al Activo.
- Coeficiente de utilidad para pagos provisionales de ISR
- Participación de utilidades (PTU)
5
6
6
c) Decreto Presidencial y la tasa de descuento para
determinar el porcentaje a depreciar.
7
d) Análisis si la Reducción del Impuesto al Activo
Prevista en el Artículo 23 aún Resulta Aplicable
Considerando los Cambios en la Legislación Fiscal.
8
II. ANÁLISIS FINANCIERO PARA DECIDIR ENTRE
LAS DISTINTAS OPCIONES
9
a) Generalidades
b) Reflexiones en Torno a la Tasa de Descuento
c) Tasa Efectiva de Impuestos
d) Otros Aspectos a Considerar
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15
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3
I. ANÁLISIS DE LAS DISTINTAS OPCIONES PARA LA DEDUCCIÓN DE INVERSIONES
a) Deducción lineal
Ley del Impuesto sobre la Renta
El artículo 37 de la Ley del Impuesto sobre la Renta (LISR) establece que las inversiones
únicamente se podrán deducir mediante la aplicación de los por cientos máximos anuales
previstos en dicha ley, sobre el monto original de la inversión, con las limitaciones en
deducciones que en su caso establezca la ley. Tratándose de ejercicios irregulares, la
deducción correspondiente se efectuará en el por ciento que represente el número de meses
completos del ejercicio en los que el bien haya sido utilizado por el contribuyente, respecto
de doce meses. Cuando el bien se comience a utilizar después de iniciado el ejercicio y en el
que se termine su deducción, ésta se efectuará con las mismas reglas que se aplican para
los ejercicios irregulares.
Ahora bien, se consideran inversiones los activos fijos, los gastos y cargos diferidos y las
erogaciones realizadas en periodos preoperativos.
Por lo que respecta a los activos fijos, éstos deben entenderse como el conjunto de bienes
tangibles que utilicen los contribuyentes para la realización de sus actividades y que se
demeriten en el servicio del contribuyente y por el transcurso del tiempo.
La depreciación anual se actualiza para reconocer los efectos de la inflación. Las tasas de
depreciación aplicables se prevén en los artículos 39, 40 y 41 de la LISR en función el tipo de
bien de que se trate y del giro del contribuyente.
De todo lo anterior, por lo que concierne al periodo de depreciación de los activos fijos el
sistema es el de depreciación lineal, es decir, se permite distribuir de manera uniforme la
depreciación en función de las tasas máximas mencionadas.
Consideramos criticable por un lado que el método de depreciación establecido sea
exclusivamente en función de años de vida útil (por cierto estimados por el legislador) sin que
se permita al contribuyente elegir otros métodos que pudieran ser más acordes con el uso
que se la da al bien y con el negocio particular al que se destinará el activo fijo. A manera de
ejemplo, en la deprecación de un vehículo, influye mucho más el uso adecuado que se le de,
el número de kilómetros usados recorridos durante el ejercicio, el terreno en el que
normalmente se utilizará, pasando a segundo término el periodo de tiempo en el que sea
propiedad del contribuyente. Incluso en el método de depreciación inmediata, el mismo sigue
siendo una variante en función de la tasa de depreciación anual aplicable.
Ley del Impuesto al activo
Por lo que comprende a la Ley del Impuesto al Activo (LIA) en su artículo 2, fracción II,
establece que tratándose de los activos fijos, gastos y cargos diferidos, se calculará el
promedio de cada bien, actualizando en los términos del artículo 3o. de dicha ley, su saldo
pendiente de deducir en el impuesto sobre la renta al inicio del ejercicio o el monto original de
la inversión en el caso de bienes adquiridos en el mismo y de aquéllos no deducibles para los
4
efectos de dicho impuesto, aun cuando para estos efectos no se consideren activos fijos. El
saldo actualizado se disminuirá con la mitad de la deducción anual de las inversiones en el
ejercicio, determinada conforme a los artículos 41 y 47 de la Ley del Impuesto sobre la
Renta.
Asimismo, el artículo 3 de la LIA, en su párrafo segundo, establece que se actualizará el
saldo pendiente de deducir o el monto original de la inversión a que se refiere el párrafo
anterior, desde el mes en que se adquirió cada uno de los bienes, hasta el último mes de la
primera mitad del ejercicio por el que se determina el impuesto. No se llevará a cabo la
actualización por los que se adquieran con posterioridad al último mes de la primera mitad
del ejercicio por el que se determina el impuesto.
b) Análisis del periodo de deducción inmediata conforme a la Ley del Impuesto sobre
la Renta y la Ley del Impuesto al Activo.
Por lo que se refiere a la deducción inmediata para efectos del impuesto sobre la renta, el
artículo 220 de la LISR vigente, establece que los contribuyentes del Título II y del Capítulo II
del Título IV de dicha ley, podrán optar por efectuar dicha deducción de la inversión de
bienes nuevos de activo fijo, deduciendo en el ejercicio siguiente al que inicie su uso, la
cantidad que resulte de aplicar, al monto original de la inversión, únicamente los por cientos
que se establecen en dicho artículo. Los porcentajes previstos en ley para la deducción
inmediata están calculados descontando las depreciaciones futuras a una tasa de descuento
del 6% anual.
La parte del monto de la inversión que exceda de la cantidad que resulte de aplicar el por
ciento que corresponda al activo, será deducible únicamente en los términos del artículo 221
de la ley en comento.
En el caso de que el contribuyente se dedique a dos o más actividades de las señaladas en
la fracción II de dicho artículo 220, se aplicará el porcentaje que le corresponda a la actividad
en la que hubiera obtenido más ingresos en el ejercicio inmediato anterior a aquél en el que
se realice la inversión.
La opción a que se refiere este artículo, no podrá ejercerse cuando se trate de mobiliario y
equipo de oficina, automóviles, equipo de blindaje de automóviles, o cualquier bien de activo
fijo no identificable individualmente ni tratándose de aviones distintos de los dedicados a la
aerofumigación agrícola.
Se consideran bienes nuevos los que se utilizan por primera vez en México.
Esta opción, sólo podrá ejercerse tratándose de inversiones en bienes que se utilicen
permanentemente en territorio nacional y fuera de las áreas metropolitanas y de influencia en
el Distrito Federal, Guadalajara y Monterrey, salvo que en estas áreas se trate de empresas
que sean intensivas en mano de obra, que utilicen tecnologías limpias en cuanto a sus
emisiones contaminantes y no requieran uso intensivo de agua en sus procesos productivos.
El Ejecutivo Federal determinará tanto las características de las empresas a que este párrafo
se refiere, como las zonas de influencia de las citadas áreas metropolitanas, exceptuándose
autobuses, camiones de carga, tractocamiones y remolques.
5
El Anexo 6 de la Resolución Miscelánea Fiscal para 2003 publicado en el Diario Oficial de la
Federación el 4 de abril de 2003 contiene los municipios de los estados de México, Morelos,
Jalisco y Nuevo León que se consideran áreas de influencia del Distrito Federal, Guadalajara
y Monterrey y, conforme a la Regla 3.4.10. de esta Resolución, las autoridades fiscales
previa autorización, acreditarán si la empresa es intensiva en mano de obra, limpia en cuanto
a sus emisiones contaminantes y que no requiere de uso intensivo de agua en sus procesos
productivos.
El artículo 221 de la LISR establece que los contribuyentes que ejerzan esta opción, por los
bienes a los que aplicaron la deducción inmediata, podrán ajustar el monto original de la
inversión multiplicándolo por el factor de actualización correspondiente al periodo
comprendido desde el mes en el que se adquirió el bien y hasta el último mes de la primera
mitad del periodo que transcurra desde que se efectuó la inversión y hasta el cierre del
ejercicio de que se trate.
El resultado se considerará como el monto original de la inversión al cual se aplica el por
ciento a que se refiere el artículo 220 de la ley en estudio por cada tipo de bien.
En el caso en que los activos fijos a los que se le aplicó la deducción inmediata se enajenen
con posterioridad, se considerará como ganancia obtenida por la enajenación de dichos
bienes, el total de ingreso percibido.
Cuando los bienes se enajenen, se pierdan o dejen de ser útiles, se podrá efectuar una
deducción, conforme a una tabla, por la cantidad que resulte de aplicar, al monto original de
la inversión ajustado con el factor de actualización correspondiente al periodo comprendido
desde el mes en el que se adquirió el bien y hasta el último mes de la primera mitad del
periodo en el que se haya efectuado la deducción señalada en el artículo 220 de la ley, los
por cientos que resulten conforme al número de años transcurridos desde que se efectuó la
deducción del artículo 220 de la Ley citada y el por ciento de deducción inmediata aplicado al
bien de que se trate.
El efecto que se puede apreciar al aplicar la deducción inmediata a diferencia de la
deducción normal es que en lugar de diferir la deducción en los años que corresponda según
la tasa de depreciación normal, se aprovecha la depreciación en un porcentaje mayor para
así reducir la base gravable del impuesto sobre la renta.
Coeficiente de utilidad para pagos provisionales de ISR
Para la determinación del coeficiente de utilidad correspondiente al último ejercicio de doce
meses por el que se debiera o debió haberse presentado la declaración, se adicionará la
utilidad fiscal o se reducirá la pérdida fiscal del ejercicio por el que se calcule el coeficiente,
según sea el caso, con el importe de la deducción inmediata. Esto se debe a que está
deducción tiene característica de partida extraordinaria no recurrente, y en consecuencia, no
tendrían porque disminuirse los pagos provisionales de otro ejercicio.
Participación de utilidades (PTU)
Para efectos de la PTU, la deducción inmediata no surte efectos, ya que para el cálculo de la
misma, tienen que aplicarse los porcentajes que establecen los artículos 39, 40 ó 41 de la
LISR.
6
c) Decreto Presidencial y la Tasa de Descuento para Determinar el Porcentaje a
Depreciar.
- Decreto por el que se Otorga un Estímulo Fiscal en Materia de Deducción Inmediata de
Bienes Nuevos de Activo Fijo publicado el 20 de junio de 2003
El estímulo consiste en deducir en forma inmediata la inversión de los bienes nuevos de
activo fijo en el ejercicio en el que se efectúe la inversión, en el que se inicie su utilización o
en el ejercicio siguiente, aplicando los por cientos que para cada bien establece dicho
Decreto. Esas tasas están calculadas descontando las depreciaciones futuras a su valor
presente, aplicando una tasa de descuento de aproximadamente un 3%.
La parte del monto original de la inversión que exceda de la cantidad que resulte de aplicar al
mismo el por ciento de deducción inmediata, se podrá deducir aplicando una tabla distinta a
la que se señala en el artículo 221 de la LISR.
El valor presente de los siguientes bienes podrá deducirse totalmente en el ejercicio en el
que se efectúe la inversión, en el que se inicie su utilización o en el siguiente al de su
utilización:
I.
II.
Dados, troqueles, moldes, matrices y herramental
Maquinaria y equipo utilizados en las siguientes actividades:
a) Fabricación de vehículos de motor y sus partes
b) Fabricación de prendas para el vestido
c) Construcción de aeronaves y fabricación de aeropartes
d) Fabricación de productos electrónicos y para el diseño de software
e) Elaboración de productos químicos
Por los demás bienes beneficiados, la deducción inmediata se podrá realizar en los
momentos antes mencionados, aplicando al importe deducible la siguiente tabla:
Ejercicio en el que
se realizó la
inversión
2003
2004
2005 y posteriores
Porcentajes a aplicar sobre la deducción
inmediata en cada año
2003
2004
2005
33.33%
66.67%
66.67%
33.33%
100%
Este estímulo podrá aplicarse a las inversiones en activos fijos utilizados por primera vez en
México que se realicen a partir del 21 de junio de 2003.
Los contribuyentes que en 2005 y ejercicios posteriores realicen inversiones en bienes
nuevos de activo fijo podrán deducir el total de la inversión en forma inmediata, atendiendo a
los porcentajes señalados, en el ejercicio en que se efectúe la inversión, en el que se inicie
su utilización o en el siguiente a su utilización, siempre que se cumplan con los demás
requisitos y limitaciones previstos en los artículos 220 y 221 de la LISR.
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Los bienes que se deduzcan en forma inmediata deberán utilizarse permanentemente en
México y fuera de las áreas metropolitanas y de influencia del Distrito Federal, Guadalajara,
Monterrey, salvo que se trate de empresas que sean intensivas en mano de obra, que
utilicen tecnologías limpias en cuanto a emisiones contaminantes y no requieran uso
intensivo de agua en sus procesos productivos.
En este caso habrá que remitirse a la Regla 3.4.10. de la Resolución Miscelánea Fiscal
vigente y al Anexo 6 de la Resolución mencionada para efectos de identificar las áreas
metropolitanas y de influencia del Distrito Federal, Guadalajara y Monterrey.
d) Análisis si la Reducción del Impuesto al Activo Prevista en el Artículo 23 aún
Resulta Aplicable Considerando los Cambios en la Legislación Fiscal.
De conformidad con la fracción II del artículo 2º de la LIA, en el caso de activos por los que
se hubiera optado por efectuar la deducción inmediata a que se refiere el artículo 51 de la
Ley del Impuesto sobre la Renta, se considerará como saldo por deducir el que hubiera
correspondido de no haber optado por dicha deducción, aplicando en su lugar las tasas de
depreciación lineales.
En otras palabras, el valor para determinar el impuesto al activo en el caso de estos bienes
no es la base una vez descontada la deducción inmediata, sino que debe hacerse una
conciliación para que al calcular el impuesto al activo se considere el monto original de la
inversión “completo”, y no así el saldo pendiente de deducir, que es la regla general para
bienes de activo fijo.
Ahora bien, el artículo 23 del Reglamento de la Ley del Impuesto al Activo permite disminuir
el impuesto al activo del ejercicio y los pagos provisionales del mismo en los casos en que
los contribuyentes apliquen la deducción inmediata.
La reducción se determina aplicando la tasa del impuesto sobre la renta del ejercicio que
corresponda (33% para 2004 y 32% para 2005 y ejercicios posteriores) al diferencial entre la
deducción que hubiera correspondido en el ejercicio de haber optado por la deducción
normal, y la cantidad que correspondió por deducción inmediata.
Ahora bien, en 2002 entró en vigor una nueva Ley del Impuesto sobre la Renta abrogando la
ley anterior. No obstante, no sufrieron reforma alguna ni las disposiciones de la Ley del
Impuesto al Activo ni las de su Reglamento, lo que provoca que estos últimos ordenamientos
contengan referencias a la ley abrogada. De igual manera, no existe referencia en
disposición alguna que permita este crédito cuando se optó por la deducción contenida en el
Decreto Presidencial que se ha venido analizando, publicado en junio de 2003.
Esta situación provoca que se encuentre en duda la aplicación del artículo 23 del
Reglamento de la Ley del Impuesto al Activo, que contiene el crédito al que nos referimos en
párrafos anteriores.
La ausencia de este crédito de hecho nulifica la opción de la deducción inmediata.
Imaginemos por ejemplo que el diferimiento en impuesto sobre la renta al optar por esta
deducción lleva a un contribuyente a un impuesto sobre la renta de “0” en el año en que
aplicó la deducción. Esto en nada sirve si el contribuyente se ve obligado a pagar el impuesto
al activo, el cual se detona precisamente por que el impuesto sobre la renta fue de “0”.
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Desde el punto de vista legal, consideramos cuestionable argumentar que el crédito sigue
siendo aplicable, ya que aun cuando filosóficamente la deducción inmediata sigue siendo “la
misma” no existe un soporte legal que permita el crédito. Sencillamente no existe disposición
para regular esta problemática, aún existiendo otros artículos transitorios que regulan la
abrogación de una ley y la entrada en vigor de otra nueva que la sustituyó.
Esperamos que esta situación sea aclarada, idealmente, a través de una reforma al
Reglamento de la Ley del Impuesto al Activo o por lo menos, mediante una adición a la
Resolución Miscelánea Fiscal.
Una posible solución al problema consiste en que al igual que el Reglamento contiene una
referencia incorrecta a las disposiciones de la LISR, también la ley, en la fracción II de su
artículo 2º, se refiere a un recálculo cuando se trate de bienes por los que se hubiera optado
por deducir en los términos del artículo 51 de la Ley del Impuesto sobre la Renta. Es decir,
existen argumentos para defender que si no aplica el crédito del artículo 23 reglamentario (ya
que éste se refiere a artículos de la LISR que nada tienen que ver hoy con la deducción
inmediata) tampoco procede el recálculo previsto en la fracción II del artículo 2°.
El resultado de esta interpretación resulta en que se incluirán los activos fijos a su saldo
“pendiente de deducir” al inicio del ejercicio, según lo dispone la regla general contenida en el
primer párrafo de la fracción II del artículo 2º de la ley en estudio. Este saldo sería de 0 (cero)
ya que de conformidad con las disposiciones que regulan la deducción inmediata, la
diferencia entre el valor de la inversión y la deducción inmediata, solamente es deducible en
circunstancias específicas, es decir como regla general dicha diferencia es “no deducible” por
lo que no puede formar parte del “saldo pendiente de deducir”.
No obstante, la interpretación pudiera no ser compartida por las autoridades fiscales
generándole al contribuyente una incertidumbre en cuanto a la existencia o no del crédito, lo
cual tampoco es correcto. De ahí que la salida más deseable es la comentada en párrafos
anteriores, una reforma reglamentaria o una regla miscelánea específica.
II. ANÁLISIS FINANCIERO PARA DECIDIR ENTRE LAS DISTINTAS OPCIONES
a) Generalidades
Como se ha mostrado a lo largo de este trabajo, la deducción inmediata constituye una
opción para los contribuyentes, en la deducción de ciertos bienes del activo fijo, para efectos
de determinar su resultado fiscal gravable y, en consecuencia, el impuesto sobre la renta a
su cargo.
En efecto, conforme al artículo 37 de la Ley del Impuesto sobre la Renta, las inversiones solo
se pueden deducir mediante la aplicación, en cada ejercicio, de los porcientos máximos
autorizados por la Ley, establecidos en los artículos 40 y 41 de la misma, sobre el monto
original de la inversión.
Así por ejemplo, en el caso de construcciones se establece una tasa general del 5% y para
computadoras el 30%.
9
Por otra parte, como hemos visto, el artículo 220 de la Ley establece la opción de aplicar una
tasa mayor de deducción pero en una sola ocasión. Así por ejemplo, la Ley establece una
tasa única de deducción del 57% para construcciones y del 88% para computadoras.
De este modo, al contribuyente que realiza una inversión en una construcción, puede optar
por deducirla al 5% anual (con la cual la deducción del 100% de la inversión se realiza en 20
años) o por una sola ocasión al 57%, caso en el cual ya no puede tomar la deducción del
100% del bien.
Lo anterior da lugar a que el contribuyente tenga que evaluar la conveniencia de aplicar la
deducción inmediata, para lo cual tendrá que tomar en cuenta, entre otras cosas, el efecto
financiero de la misma.
Para efectos de lo anterior, el contribuyente tendrá que evaluar si financieramente le resulta
más conveniente tomar la deducción en un solo año, del 57% de la inversión, o tomar la
deducción del 100% de la misma pero de manera diferida en 20 años.
Una herramienta muy útil para estos efectos resulta ser la tasa de descuento. La tasa de
descuento permite determinar entre otras cosas, el valor presente de un valor futuro dado.
Por ejemplo, considerando una tasa de interés del 5% y un valor futuro a un año de $100, el
valor presente de este monto sería de $95.24. En efecto, si hoy contamos con $95.24 y lo
invertimos a un año a la tasa del 5% anual, al término del año tendremos un monto de $100
($95.24 x 1.05 = $100)
De este modo, si en el caso de deducción de inversiones bajo el régimen general de Ley,
tenemos que en el primer año se recuperaran $100 de una inversión, el valor presente de
esos $100, con una tasa de descuento del 5%, sería de $95.24. Así podría irse calculando el
valor presente de cada una de las recuperaciones que se dieran cada año hasta llegar a
determinar el valor presente de la recuperación total de cualquier inversión para efectos
fiscales, como se ejemplifica enseguida.
Supongamos el caso de un contribuyente que realiza una inversión en equipo de restaurante
por $100. Bajo el régimen general de Ley, esta inversión se puede deducir al 20% anual, de
tal modo que el contribuyente podría recuperar, fiscalmente hablando, $20 cada año y
durante 5 años, para llegar a una recuperación total de los $100 de su inversión en 5 años.
Así, en el primer año el contribuyente tendría una recuperación de $20. Este monto traído a
valor presente, con una tasa de descuento del 5% anual, tendría un valor actual de $19.05
(20 ÷ 1.05 = $19.05).
En el segundo año el contribuyente tendría una recuperación de otros $20, que traídos a
valor actual a la misma tasa del 5% anual, tendríamos $18.14 ($20 ÷ (1.052) = $18.14).
La recuperación del tercer año tendría un valor presente de $17.28 ($20 ÷ (1.053) = $17.28).
La del cuarto año tendría un valor presente de $16.45 ($20 ÷ (1.054) = $16.45) y la del quinto
año sería de $15.67 ($20 ÷ (1.055) = $15.67).
Procederíamos enseguida a sumar el valor presente de cada una de las recuperaciones
como sigue:
10
Año 1
$
19.05
Año 2
18.14
Año 3
17.28
Año 4
16.45
Año 5
15.67
$
86.59
Con lo anterior quedaría determinado un valor presente de $86.59, que representa el valor
actual de toda la recuperación fiscal que el contribuyente tendrá en 5 años de su inversión de
$100, considerando una tasa de descuento del 5%. Esto significa que si el contribuyente
contara en este momento con $86.59 de recuperación fiscal, podría invertir esa cantidad al
5% de interés anual y, al cabo de 5 años, tendría la misma cantidad que habría tenido en
caso de ir recuperando el 20% anual ($20 cada año).
Con el ejemplo anterior podríamos concluir que, si se pretendiera otorgar al contribuyente
una deducción inmediata con una tasa de descuento del 5%, la tasa de deducción inmediata
sería de 86.59%, para un equipo sujeto a la tasa del 20% conforme al régimen general de
Ley.
b) Reflexiones en Torno a la Tasa de Descuento
Una importante y discusión que genera la opción de deducción inmediata es la razonabilidad
en la tasa de descuento implícita en la misma, Aquí se presentan dos posturas encontradas.
Para algunos, para que sea atractiva y realmente constituya un estímulo fiscal, la tasa de
descuento implícita en la tasa de deducción inmediata, tiene que ser inferior a las tasas de
mercado. En caso de que la tasa de descuento fuera igual que la tasa de interés del
mercado, la deducción inmediata no reflejaría ningún beneficio financiero al contribuyente, ya
que, en última instancia, tendría el mismo efecto tomar la deducción inmediata que el que
tendría en caso de tomar la deducción general de Ley. Bajo esta postura, si la tasa de
descuento fuera superior a la tasa de interés del mercado no solo no habría ningún beneficio,
sino que habría un efecto financiero negativo.
Una segunda visión de esta discusión es que la tasa de descuento implícita en la deducción
inmediata no tiene necesariamente que ser más atractiva que las condiciones del mercado.
Esta postura se basa en que, al tratarse finalmente de un financiamiento (el contribuyente
difiere el pago de impuesto en el ejercicio en que la aplica para pagarlos durante ejercicios
futuros) este financiamiento no debe ser ofrecido en ley a tasas más competitivas que las
prevalecientes en el mercado, toda vez que para quien se ubica en la hipótesis normativa
para su aplicación (invertir en bienes nuevos fuera de ciertas zonas metropolitanas) el
financiamiento es otorgado sin mayor requisito que ejercer la opción en la declaración anual.
Quienes defienden esta teoría, señalan que basta esa diferencia para que la tasa de
deducción inmediata deba ser superior a la de un financiamiento por ejemplo bancario, pues
este último exige otra serie de requisitos, como cumplir con los requisitos de solvencia
exigidos por el sector financiero, la garantía del pago por parte del deudor (que puede incluir
gravámenes adicionales como anotaciones en el registro público), el pago de comisiones,
avalúos y estudios de viabilidad, por mencionar algunos.
11
Bajo esta segunda óptica, el financiamiento a través de diferir impuestos no tiene por que ser
más barato que un crédito tradicional , ya que el deudor está, usando términos crediticios
“preaprobado” lo que implica una serie de riesgos para el acreedor, en este caso el fisco
federal.
Quienes no comparten este punto de vista, señalan que la deducción inmediata es un
estímulo, y que por lo tanto la tasa debe ser más atractiva que la de un crédito tradicional,
argumento mucho más sostenible en la deducción inmediata a través del decreto que se
analiza en este trabajo, en el cual efectivamente las tasa es inferior a la del mercado (3%).
Los autores de este documento consideramos que este debate excede por mucho el objetivo
de nuestro trabajo; sin embargo es nuestro deseo apuntar ambas teorías las cuales
consideramos se basan en argumentos sostenibles y coherentes en ambos sentidos.
Existe además otro debate interesante: el punto de referencia con el que habremos de
comparar la tasa de descuento. Hasta ahora, hemos centrado el debate en la tasa de interés
del mercado. Una comparación más adecuada desde el punto de vista financiero, es la de
cada contribuyente en particular contra la tasa interna de retorno sobre la inversión en
particular, de tal manera que la deducción inmediata será una opción real en la medida en
que la tasa interna de retorno sea superior a la tasa de descuento intrínseca en la deducción
inmediata.
Así, con el propósito de aportar nuestro punto de vista a este debate financiero nos
referiremos al ejemplo anotado, en el cual conocíamos el valor futuro y la tasa de descuento,
para llegar a determinar el valor presente. En caso de conocer solo el valor futuro y el valor
presente y no conocer la tasa de descuento, se puede determinar el monto de la misma con
una calculadora financiera, para lo cual bastaría con entrar a la función de flujo de caja,
introducir los datos y calcular la TIR o tasa de retorno, como se ejemplifica enseguida.
Siguiendo el mismo caso de equipo de restaurante, tenemos que la tasa de deducción es del
20%, por lo que el período de deducción es de 5 años. Conocemos también que el artículo
220 de la Ley tiene establecida una tasa del 84% para la deducción inmediata de este tipo de
bienes. Así, para efectos del cálculo financiero correspondiente, procederíamos a introducir
en la calculadora estos datos según lo va requiriendo la misma calculadora en la función de
flujo de caja:
F. CAJA (0)
=
84
F. CAJA (1)
=
20
No. de Veces
=
5
Una vez introducidos los datos se oprime la función CALC y se pide la tasa de retorno
oprimiendo la función % TIR, el resultado que nos arroja es 6.1%, que representa
precisamente la tasa de descuento. El mismo calculo se podría realizar por cada una de las
tasas de deducción inmediata y encontraríamos resultados que van del 5.8% al 6.1%; por lo
cual podemos decir que, en promedio, tenemos una tasa de descuento del 6%.
Con las herramientas anteriores hemos procedido a calcular la tasa de descuento implícita
en las tasas de deducción inmediata, y hemos encontrado que la tasa de descuento
12
considerada para determinar las tasas de deducción inmediata establecidas en la ley actual
fue del 6%.
Como vemos en los ejemplos desarrollados, para que la tasa de deducción inmediata
representara un estímulo, tendría que ser, en primera instancia, inferior a la tasa de interés
del mercado.
Actualmente las tasas de interés del mercado son del orden del 6%, que resultan ser muy
similares a las tasas de deducción inmediata previstas en la Ley. Consecuentemente, una
primera conclusión sería que la deducción inmediata prevista en la Ley del Impuesto sobre la
Renta no implica ningún beneficio financiero para los contribuyentes, con mayor razón si
tenemos en cuenta que la deducción inmediata solo podría tomarse hasta el ejercicio
siguiente al de la utilización del bien, lo cual redunda en un efecto financiero negativo. No
obstante, esta conclusión debe matizarse al considerar la situación financiera del
contribuyente que la está evaluando. Así, otra conclusión a la que se puede llegar es que si
bien a estas tasas la deducción inmediata no constituye un “estímulo fiscal”, sí es una opción
atractiva si otras fuentes de financiamiento se han agotado, o si sus activos se encuentran
comprometidos a otras líneas de crédito, o si simplemente no quiere pasar por el proceso de
solicitar un crédito a través del sistema financiero.
También será atractiva la opción para contribuyentes que se encuentren en etapa de
expansión de sus líneas de producción o de negocios, o bien que están incursionando en
nuevas actividades y que no cuentan con posibilidades de ofrecer garantías a potenciales
acreedores.
Es por lo anterior por lo que, como se ha señalado, el Poder Ejecutivo Federal emitió el
Decreto del 20 de junio de 2003. En el considerado del Decreto se establece “que la tasa de
interés interbancaria de equilibrio observada durante 2001, llegó a ser de un poco más del
once por ciento, por lo que la tasa de descuento con la que se calculó la deducción inmediata
fue del 6%; en tanto que en este año (2003) se ha observado una disminución importante de
la tasa de interés interbancaria de equilibrio, ubicándose esta en un poco más del cinco por
ciento. De ahí que convenga aumentar los porcientos de la deducción inmediata”.
Si bien en el Decreto se establece que resulta conveniente aumentar los porcientos de la
deducción inmediata y que la tasa de descuento considerada en la Ley había sido del 6%, no
se establece qué tasa de descuento se utilizó para efectos de determinar las nuevas tasas de
deducción inmediata en el Decreto. Sin embargo, al calcular nosotros las tasas de descuento
implícitas en el Decreto encontramos que las mismas oscilan entre el 2.85% y 3.1%, por lo
cual podemos hablar de una tasa de descuento promedio del 3%.
Cuando se publicó el Decreto (junio de 2003) la tasa interbancaria de equilibrio era del 5%.
Consecuentemente, la tasa de descuento del 3% podría considerarse adecuada, por ser
inferior a la tasa de mercado del 5%.
No obstante lo anterior, es importante tener en cuenta que con la deducción general de Ley
se puede actualizar por inflación el monto de la deducción, por lo cual, para efectos de lograr
una mejor evaluación de la tasa de descuento, y poder concluir si definitivamente resulta
conveniente tomar la opción de la deducción inmediata, se debe calcular el valor presente de
las deducciones futuras correspondientes a la tasa general de Ley y comparar tal resultado
con el beneficio de la deducción inmediata contenida en el Decreto.
13
Para estos efectos enseguida se presenta el siguiente ejemplo:
Supongamos de nueva cuenta una inversión en equipo de restaurante de $100 y que la
misma se realiza en el año 2005. Esto con el propósito de considerar la deducción inmediata
total en el ejercicio y la tasa de ISR del 32% que se tendrá en ese año y en los siguientes,
para efectos de comparabilidad y de una mejor comprensión de los efectos que se quieren
mostrar. De este modo, la inversión se podría deducir al 92% en una sola ocasión en caso
de aplicar la deducción inmediata prevista en el Decreto. El monto de la recuperación fiscal
al 32% sería de $29.44.
Las tasas de inflación y las tasas de Cetes a 28 días, proyectadas por Banamex para los
años 2005 a 2009, serían como sigue:
Año
Inflación
Anual
Tasa Cetes a
28 Días
(Promedio
Anual)
2005
3.7%
7.10%
2006
3.6%
7.56%
2007
3.4%
7.63%
2008
3.3%
7.81%
2009
3.4%
7.59%
Con los datos anteriores podríamos calcular la deducción normal que se tendría en cada año
y podríamos descontarla, con las tasas señaladas, para determinar el valor actual o presente
de las mismas como sigue:
14
Año
2005
Deducción
Nominal
$
Factor de
Actualización
Deducción
Actualizada
20.74
1.037
2006
20
1.036
20.72
6.63
5.76
2007
20
1.034
20.68
6.62
5.34
2008
20
1.033
20.66
6.61
4.94
2009
20
1.034
20.68
6.62
4.60
$ 103.48
$
$
6.64
Recuperación
Fiscal a Valor
Presente
(2005)
20
$ 100
$
Recuperación
Fiscal
33.12
$
$
6.20
26.84
El valor presente de la recuperación fiscal por la deducción normal ascendería a $26.84,
mientras que la recuperación fiscal por la deducción inmediata sería de $29.44, lo cual
muestra que, con los elementos tomados en consideración, sí resultaría conveniente aplicar
la deducción inmediata conforme al Decreto, aún y cuando no dejamos de señalar que la
diferencia que se arroja entre uno y otro cálculos es muy pequeña, por lo que no podríamos
afirmar de manera contundente, la conveniencia de su aplicación.
c) Tasa Efectiva de Impuestos
Como todos sabemos, la provisión de impuesto sobre la renta es uno de los renglones más
importantes del estado de resultados de una empresa. Esto se debe a que tenemos una
tasa de impuesto sobre la renta alta (actualmente del 33%), misma que incide prácticamente
de manera directa sobre la utilidad antes de impuestos.
Un indicador de este impacto es la tasa efectiva de impuestos, la cual se obtiene dividiendo
la provisión de impuesto sobre la renta entre la utilidad antes de impuestos.
En la determinación de la provisión del impuesto sobre la renta juegan un papel muy
importante los impuestos diferidos. El cálculo de los impuestos diferidos tiene como propósito
regular el monto de la provisión contable de impuesto sobre la renta, considerando las
diferencias temporales entre los saldos contables y fiscales del balance general, con el
propósito de que la información financiera sea comparable y evitar distorsiones que de otro
modo se darían en esta provisión de impuestos que, se reitera, resulta ser muy importante en
el estado de resultados.
Para la determinación de los impuestos diferidos contamos en nuestro país con el Boletín D4 “Tratamiento contable del impuesto sobre la renta, del impuesto al activo y de la
participación de los trabajadores en la utilidad” emitido por el Instituto Mexicano de
Contadores Públicos.
Este boletín está en vigor desde el 1° de enero de 2000 y sustituyó al Boletín D-4 anterior de
diciembre de 1987.
15
El Boletín D-4 anterior tenía como criterio general el conocido como método de pasivo con un
enfoque de aplicación parcial, bajo el cual los impuestos diferidos que debían registrarse
serían sólo aquellos provenientes de diferencias temporales de naturaleza no recurrente,
cuyo efecto podría estimarse razonablemente en un período determinado.
Podemos decir que, bajo los lineamientos del Boletín D-4 anterior la aplicación de la
deducción inmediata no tenía efecto alguno para la determinación de los impuestos diferidos.
De hecho, ni siquiera se calculaban impuestos diferidos por la deducción normal de
inversiones, ya que si bien daban lugar a diferencias temporales estas eran de naturaleza
recurrente. Más aún, en el caso de la deducción inmediata, esta daba lugar a una diferencia
permanente y, como se ha señalado, solo se consideraban diferencias temporales.
Sin embargo, el actual Boletín D-4 considera un nuevo enfoque y establece que la
determinación de impuestos diferidos debe hacerse bajo el método de activos y pasivos, que
compara los valores contables y fiscales de los mismos; de esta comparación surgen
diferencias temporales a las que se les aplica la tasa fiscal correspondiente.
El mismo Boletín D-4 define como valor fiscal de un activo el monto que será deducible para
fines de impuesto. De este modo, como hemos visto, cuando se toma la opción de la
deducción inmediata, el monto deducible es, en todos los casos, inferior al valor de
adquisición del bien y, por lo mismo, inferior a su valor contable, de modo tal que esta
comparación de valores arrojará siempre una diferencia con un efecto de impuestos diferidos
y con un efecto desfavorable en la tasa efectiva de impuestos.
En efecto, mientras que el valor del activo se considera al 100% para efectos contables, para
efectos fiscales se tiene que considerar a su valor descontado, es decir, hasta el monto que
la Ley o el Decreto permitan deducir de dicho bien. Por ejemplo, en el caso de una
construcción, el valor contable que se podrá considerar es del 100% del bien, mientras que
para efectos fiscales será del 57%, si se aplica la deducción inmediata establecida en la Ley,
y el 74% en el caso del Decreto. En uno o en otro caso habrá un monto superior del valor
contable sobre el fiscal, lo que se traducirá en la creación de un impuesto diferido sobre el
valor contable que se irá revirtiendo en los ejercicios siguientes, dando lugar en el primer
ejercicio a una mayor provisión contable del ISR.
Para una mejor comprensión del efecto señalado pasemos a desarrollar un ejemplo, en el
cual pretendemos mostrar, en primera instancia, las diferencias que existen entre reconocer
y no reconocer impuestos diferidos al aplicar las tasas de deducción previstas en el régimen
general de Ley y luego mostrar también los mismos efectos en el caso en que se opte por
aplicar la deducción inmediata de las inversiones.
Supongamos el caso de una empresa que adquiere equipo de restaurante por $1,000. Esta
inversión esta sujeta a una tasa de deducción del 20% anual conforme al esquema general
de Ley. Supongamos que para efectos contables se considera que el equipo tiene una vida
útil de 4 años, por lo que se deduce, para fines contables al 25% anual. En consecuencia, la
depreciación fiscal sería de $200 anuales y la contable de $250 anuales.
Supongamos también, para fines de una mejor comprensión de los efectos que se quieren
mostrar, que la empresa tiene una utilidad bruta de $1,000 cada año. En consecuencia,
restando la depreciación contable anual de $250 quedaría una utilidad antes de impuestos de
16
$750.00. Procederíamos enseguida a determinar el monto del impuesto sobre la renta del
ejercicio, para determinar la provisión de impuestos correspondientes.
Para estos efectos partiríamos de la utilidad contable antes de impuestos, de $750, a la cual
sumaríamos la depreciación contable y restaríamos la fiscal, para determinar la utilidad fiscal
gravable, a la cual le aplicaríamos la tasa de impuesto para determinar el impuesto
correspondiente, como sigue:
Utilidad de operación
Más:
Depreciación
contable
Menos:
Depreciación
fiscal
Utilidad fiscal
Por: Tasa de ISR
ISR corriente
$
750
250
(200)
$
$
800
33%
264
Suponiendo, en el ejemplo que nos ocupa, que la empresa no reconociera impuestos
diferidos, el monto de la provisión de impuestos sería igual al monto del impuesto causado
(también llamado impuesto corriente) por $264 con lo cual se llegaría a una utilidad neta de
$486, como se detalla a continuación:
2004
Ventas
$
Costo de ventas
(1,000)
Utilidad bruta
$
Depreciación
Utilidad
antes
2,000
1,000
(250)
de
$
750
ISR
Provisión ISR
Utilidad Neta
(264)
$
486
En este caso, la tasa efectiva de impuestos sería de 35.2% ($264 ÷ $750 = 35.2%). Esta tasa
de impuestos difiere de la tasa fiscal del 33% actual por el hecho de que no se están
reconociendo los efectos de impuestos diferidos en la empresa.
En los años siguientes los cálculos se harían de la misma forma, y se reflejaría la misma
provisión de impuestos de $264 (suponiendo para fines de una mejor comparabilidad que
prevaleciera la tasa del 33% en los años siguientes) hasta llegar al 5° año, en el cual se
terminaría la depreciación fiscal pero ya no habría depreciación contable, por lo cual se
tendría una utilidad contable antes de impuestos más alta. En el ejemplo la utilidad contable
en el quinto año sería de $1,000, por lo cual la tasa efectiva de impuestos se reduciría a
26.4%. Enseguida se muestra, de manera comparativa, el estado de resultados que se
tendría año con año en caso de no reconocer impuestos diferidos.
17
Ventas
$
Costo de
2004
2,000
$
(1,000)
2005
2,000
$
(1,000)
2006
2,000
2007
2,000
$
(1,000)
$
(1,000)
2008
2,000
(1,000)
ventas
Utilidad bruta
$
Depreciación
Ut. antes de
1,000
$
1,000
(250)
$
750
$
(250)
$
750
1,000
$
1,000
(250)
$
750
$
(250)
$
750
1,000
0
$
1,000
ISR
Provisión ISR:
Utilidad neta
Tasa efectiva
ISR
(264)
$
486
(264)
$
35.2%
486
(264)
$
35.2%
486
(264)
$
35.2%
486
35.2%
(264)
$
736
26.4%
Como puede verse, por el hecho de no reconocer impuestos diferidos, se presentan
distorsiones importantes en la provisión de impuestos y, en consecuencia, en la tasa efectiva
de impuesto. En efecto, en los primeros 4 años se tiene una tasa efectiva de impuesto del
35.2%, y en último año la tasa se reduce al 26.4%
Para reconocer los impuestos diferidos, además de los cálculos ya detallados de la
determinación de Impuesto sobre la Renta causado, se tendría que calcular, precisamente el
monto del impuesto diferido, para lo cual se tiene que comparar, como se ha dicho, el valor
contable del bien y su valor fiscal al final del período, como sigue:
Contable
Valor Inicial
$
Menos depreciación
Valor final
Diferencia
1,000
$
(250)
$
1,000
(200)
750
$
$
Por: Tasa de ISR
Impuesto diferido
Fiscal
800
50
x 33%
$
16.5
18
El monto del impuesto diferido así determinado se llevaría también a la provisión de
impuestos bajo el rubro de impuesto diferido, como se muestra enseguida:
2004
Ventas
Costo de ventas
Utilidad bruta
Depreciación
Ut. antes de ISR
$
$
2,000
(1,000)
1,000
(250)
750
$
$
(264)
16.5
(247.5)
502.5
$
Prov. ISR:
Corriente
Diferido
Total Provisión ISR
Utilidad Neta
Ahora si, el monto total de la provisión sería de $247.5 y representaría una tasa efectiva de
impuestos del 33% ($247.5 ÷ $750 = 33%), en línea con la tasa fiscal.
En los años subsecuentes los cálculos se harían de la misma forma hasta llegar al quinto
año, al término del cual ya no habría saldo contable ni fiscal y se reconocería el efecto de
impuesto diferido deudor, como liberación de la totalidad del impuesto diferido que se había
constituido previamente. Toda vez que durante 4 años se constituyó un impuesto diferido
anual de $16.5 el monto a liberar sería de $66 ($16.5 x 4). Enseguida se presenta un cuadro
comparativo con los estados de resultados anuales así determinados:
2004
Ventas
Costo de ventas
Utilidad bruta
Depreciación
Ut. antes de ISR
$
2,000
(1,000)
1,000
(250)
750
Provisión ISR:
Corriente
Diferido
Total Provisión ISR $
Utilidad Neta
$
(264)
16.5
(247.5)
502.5
Tasa efectiva ISR
$
$
33%
2005
$
$
2,000
(1,000)
1,000
(250)
750
$
$
(264)
16.5
(247.5)
502.5
$
33%
2006
$
$
2,000
(1,000)
1,000
(250)
750
$
$
(264)
16.5
(247.5)
502.5
$
33%
2007
$
$
2,000
(1,000)
1,000
(250)
750
$
$
(264)
16.5
(247.5)
502.5
$
33%
2008
$
$
2,000
(1,000)
1,000
0
1,000
$
$
(264)
(66)
(330)
670
$
33%
Como puede verse, la provisión de impuestos ya no presenta distorsiones y la tasa efectiva
de impuestos se mantiene permanentemente en 33%.
19
Todo lo anterior pone de manifiesto la importancia que tiene el reconocimiento de los
impuestos diferidos, razón por la cual la profesión contable organizada ha tenido que
establecer la normatividad correspondiente.
Suponiendo ahora, en el ejemplo en que nos ocupa, que la empresa optara por tomar la
deducción inmediata del equipo adquirido y no se reconocieran impuestos diferidos, la
distorsión en la provisión de impuesto sobre la renta, y en consecuencia en la tasa efectiva
de impuesto, sería mayor.
En efecto, en el año en que se aplica la deducción inmediata, el impuesto sobre la renta del
ejercicio se reduciría importantemente como se muestra enseguida, atendiendo a que la tasa
de deducción inmediata prevista en el Decreto para equipo de restaurante es del 92% y
suponiendo, para fines didácticos, que se puede tomar la totalidad de la deducción inmediata
en el primer ejercicio (2004):
Utilidad de operación
$
Más: Depreciación
750
250
contable
Menos: Depreciación
(920)
fiscal
Utilidad fiscal
$
80
Por: Tasa de ISR
33%
ISR causado
$
26.4
Toda vez que no se reconocen impuestos diferidos, el monto de la provisión de impuestos
sería igual al monto del impuesto causado por $26.4 con lo cual se llegaría a una utilidad
neta de $723.6, como se detalla a continuación:
2004
Ventas
$
Costo de ventas
(1,000)
Utilidad bruta
$
Depreciación
Utilidad
antes
2,000
1,000
(250)
de
$
750
ISR
Provisión ISR
Utilidad Neta
(26.4)
$
723.6
20
En este caso, la tasa efectiva de impuestos sería de 3.5% ($26.4 ÷ $750 = 3.5%). Esta tasa
de impuestos difiere importantemente de la tasa fiscal del 33% por el hecho de que no se
están reconociendo los efectos de impuestos diferidos en la empresa.
En los años siguientes ya no habría deducción fiscal por la inversión realizada, por lo cual la
provisión de impuesto se determinaría como sigue:
Utilidad de operación
Más:
$
750
Depreciación
250
Depreciación
-
contable
Menos:
fiscal
Utilidad Fiscal
$
1,000
Por: Tasa de ISR
x 33%
ISR Causado
$
330
De este modo, la provisión de impuesto sería de $330 que, divididos entre la utilidad antes de
impuestos de $750 nos da una tasa efectiva de 44%, misma que también difiere
importantemente de la tasa fiscal del 33%.
Enseguida se muestran comparativamente los estados de resultados correspondientes:
2004
Ventas
$
Costo de ventas
Utilidad bruta
$
(1,000)
$
Depreciación
Ut. antes de ISR
Prov. ISR:
Corriente
2,000
2005
1,000
Diferido
750
$
(1,000)
$
(250)
$
2,000
2006
1,000
750
$
(1,000)
$
(250)
$
2,000
2007
1,000
750
$
(1,000)
$
(250)
$
2,000
2008
1,000
(1,000)
$
(250)
$
750
2,000
1,000
0
$
1,000
(26.4)
(330)
(330)
(330)
(330)
0
0
0
0
0
Total Prov. ISR
$
(26.4)
$
(330)
$
(330)
$
(330)
$
(330)
Utilidad Neta
$
723.6
$
420
$
420
$
420
$
670
Tasa efectiva ISR
3.5%
44%
44%
44%
33%
21
Como puede apreciarse, la distorsión sería tan grande que en el primer año la tasa efectiva
de impuesto sería solo del 3.5%, muy alejada de la tasa fiscal del 33%, por otro lado, del
segundo al cuarto año la tasa efectiva de impuesto se incrementaría hasta el 44%, y solo
después del cuarto año regresaría a la tasa normal del 33%.
Por lo que hemos visto hasta ahora, se pensaría que al reconocer los impuestos diferidos la
distorsión se eliminaría, y esto efectivamente sería así pero solo en los años posteriores al
reconocimiento de la deducción inmediata, ya que en el primer año de deducción contable se
presentaría el efecto que adelantábamos de que el valor contable sería superior al valor fiscal
y se constituiría un impuesto diferido muy alto que después se iría liberando. Esto debido a la
nueva mecánica de determinación de impuestos diferidos, bajo el método de comparación de
los valores contables y fiscales de los activos y pasivos.
Continuando con el mismo ejemplo que hemos venido siguiendo, enseguida se muestra el
cálculo del impuesto diferido del primer año, comparando, como se ha dicho, el valor
contable del bien y su valor fiscal al final del período, como sigue:
Fiscal
Contable
Valor final
$
750
Diferencia
$
$
Por: Tasa de ISR
0
750
x 33%
Impuesto diferido
$
247.5
El monto del impuesto diferido así determinado se llevaría también a la provisión de
impuestos bajo el rubro de impuesto diferido, como se muestra enseguida:
2004
Ventas
$
Costo de ventas
Utilidad bruta
(1,000)
$
Depreciación
Ut. antes de ISR
2,000
1,000
(250)
$
750
$
(26.4)
Prov. ISR:
Corriente
Diferido
(247.5)
Total Provisión ISR
$
(273.9)
Utilidad Neta
$
476.1
22
La tasa efectiva de impuesto, en este primer año de aplicación de la deducción inmediata,
sería de 36.5% ($273.9 ÷ $750 = 36.5%), misma que estaría 3.5 puntos porcentuales arriba
de la tasa normal del 33%.
Visto de otro modo podríamos decir que, a lo que conlleva la técnica contable de impuestos
diferidos, es a reconocer en la provisión de impuestos, el efecto fiscal de la inversión que se
convierte en no deducible por la deducción inmediata y que pasa a ser una partida no
deducible de carácter permanente. En el ejemplo que nos ocupa, la inversión de $1,000 solo
puede deducirse en un 92% ($92.0) por lo que el restante 8% ($80) constituye inversión no
deducibles de carácter permanente.
Para comprobar lo anterior realicemos el siguiente cálculo:
Utilidad antes de impuesto
Más:
No
$
deducible
750
80
permanente
Total
$
Por: Tasa de ISR
830
x 33%
Provisión de ISR (causado y
diferido)
$
273.9
Con este cálculo de comprobación se puede apreciar claramente que entre mayor sea el
monto de la inversión no deducible mayor será el efecto en la tasa efectiva de impuesto.
Supongamos que en el ejemplo que nos ocupa en lugar de adquirir equipo de restaurante se
hubiera realizado una construcción por los mismos $1,000. Con una deducción contable a 20
años, se tendría una depreciación contable en el primer año de $50 y la utilidad antes de
impuesto sería de $950, por lo cual se tendría el siguiente efecto:
Utilidad antes de impuesto
Más:
No
$
deducible
950
260
permanente
Total
$
Por: Tasa de ISR
Provisión de ISR (causado y
diferido)
1,210
x 33%
$
399.3
Si dividimos la provisión de ISR de $399.3 entre la utilidad antes de impuesto de $950,
obtenemos una tasa efectiva de impuestos del 42%, que resulta 9 puntos porcentuales
arriba de la tasa normal del 33%.
Regresando al ejemplo del equipo de restaurante adquirido, tenemos que en los años
siguientes, mientras exista deducción contable y ya no exista deducción fiscal, se tendría que
liberar el impuesto diferido constituido en el primer ejercicio. Para estos efectos bastará con
23
dividir el monto del impuesto diferido originalmente constituido entre el número de ejercicios
en los que todavía habría deducción contable. En nuestro ejemplo se dividiría $247.5 entre
3, lo cual nos daría un monto de $82.50 para liberar en cada uno de los 3 ejercicios
siguientes.
Enseguida se muestran comparativamente los estados de resultados que se tendrían con el
reconocimiento de impuestos diferidos.
2004
Ventas
$
Costo de ventas
Utilidad bruta
$
$
Diferido
Utilidad Neta
Tasa efectiva ISR
1,000
750
2,000
2006
$
(1,000)
$
(250)
Prov. ISR:
Corriente
Total Prov. ISR
$
(1,000)
Depreciación
Ut. de operación
2,000
2005
1,000
750
$
(1,000)
$
(250)
$
2,000
2007
1,000
750
$
(1,000)
$
(250)
$
2,000
2008
1,000
(1,000)
$
(250)
$
750
2,000
1,000
0
$
1,000
(26.4)
(330)
(330)
(330)
(330)
(247.50)
82.5
82.5
82.5
0
$
(273.9)
$
(247.5)
$
(247.5)
$
(247.5)
$
(330)
$
476.1
$
502.5
$
502.5
$
502.5
$
670
36.5%
33%
33%
33%
33%
Como puede verse, en el primer año la tasa efectiva de impuesto se eleva hasta el 36.5%,
para regresar en el ejercicio siguiente al 33%. Toda vez que la tasa efectiva de impuesto se
incrementa importantemente en el primer ejercicio de aplicación de la deducción inmediata,
esta deja de ser una opción viable para las empresas.
Al respecto es importante señalar que el Boletín D-4 de impuestos diferidos, es de aplicación
obligatoria, por lo cual, en caso de no reconocerse los impuestos diferidos, la emisión del
dictamen correspondiente se haría seguramente con salvedad, por parte del contador público
independiente que lo emita. Esto cobra especial relevancia en el caso de empresas con
diferentes accionistas, y más aún en el caso de empresas cuyas acciones cotizan en Bolsa
de Valores. En consecuencia, para estas empresas la deducción inmediata prácticamente es
inmanejable.
d) Otros Aspectos a Considerar
Además del aspecto financiero y del impacto en impuestos diferidos, las empresas que
consideren optar por la deducción inmediata de sus inversiones, deberán analizar si tienen
pérdidas fiscales e impuesto al activo pagado en ejercicios anteriores pendientes de
recuperar.
Como hemos visto, la deducción inmediata permite al contribuyente tomar una deducción
mayor (por una sola vez en un solo ejercicio) que la deducción que se logra al aplicar los
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porcientos máximos establecidos en el esquema general de ley, lo cual se puede traducir en
una reducción importante de su resultado fiscal y, en consecuencia, del monto del impuesto
sobre la renta que tiene que pagar.
Por lo anterior es importante que la empresa cuente con una proyección de su resultado
fiscal y del impuesto al activo, tanto del ejercicio como, al menos, de los cinco ejercicios
siguientes. Esto con el propósito de conocer el impacto que la deducción inmediata tendría
en las utilidades fiscales de la empresa, comparativamente con la aplicación de las tasas
máximas previstas en el esquema general de ley.
Es probable que la aplicación de la deducción inmediata reduzca tanto la utilidad fiscal que la
convierta en pérdida fiscal, por lo cual las proyecciones fiscales de los años siguientes de la
empresa permitirán conocer el tiempo en que se recuperaría tal pérdida fiscal.
Desde luego que lo anterior sería un elemento más a tomar en consideración para la
evaluación del efecto financiero de la deducción inmediata, ya que el beneficio que la misma
implica sería inferior al que se tendría en caso de que no se generara pérdida fiscal.
La reducción de la utilidad fiscal, o la posible generación de pérdida fiscal, por la aplicación
de la deducción inmediata, puede dar lugar también a que se genere impuesto al activo en
una cantidad mayor al impuesto sobre la renta, lo cual originaría que se tenga que pagar
impuesto al activo. En este caso, las proyecciones que se tengan para los ejercicios
siguientes, tanto del impuesto al activo como del impuesto sobre la renta, serán de utilidad
para definir el tiempo de recuperación del impuesto pagado y medir también su impacto
financiero.
Respecto del impuesto al activo habrá que tener presente también lo ya señalado con
anterioridad, respecto de la problemática que se genera por la falta de una regla similar a la
contenida en el artículo 23 del Reglamento de la Ley del Impuesto al Activo y que pueda ser
aplicada al actual régimen de deducción inmediata.
También es de suma importancia tomar en cuenta que si la empresa tiene pérdidas fiscales
pendientes de aplicar de ejercicios anteriores, o impuesto al activo pagado en años
anteriores pendientes de recuperar, la aplicación de la deducción inmediata retardará la
recuperación de las pérdidas fiscales y del impuesto al activo pagado, por lo que habrá que
tener presente la antigüedad de dichas pérdidas y pagos del impuesto al activo y los plazos
legales para su recuperación, para evitar caer en la irrecuperabilidad de los mismos por la
aplicación de la deducción inmediata.
Podríamos concluir, a priori, que el hecho de contar con pérdidas fiscales pendientes de
amortizar y/o impuesto al activo pagado pendiente de recuperar, hacen inviable la aplicación
de la deducción inmediata de inversiones.
Por último, consideramos importante mencionar que, en el caso de empresas que consoliden
sus utilidades para efectos fiscales, la pérdida fiscal que genere en el ejercicio la controlada o
controladas que apliquen la deducción inmediata de sus inversiones, se puede recuperar a
nivel consolidado si es que existe utilidad fiscal consolidada, con lo cual, en este caso, el
beneficio de la deducción inmediata se tendría en un porcentaje igual a la participación
consolidable que la controladora tenga en la controlada de que se trate.
COLEGIO DE CONTADORES PÚBLICOS DE MÉXICO. Presidente: CPC Manuel C. Gutiérrez García. El Material aquí reproducido es
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