Florido Alejo, Angel Lorenzo

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Seis años de alternancia en Jalisco. Aportaciones y dificultades para la
democracia local.
Angel Lorenzo Florido Alejo
Desde que el candidato del Partido Acción Nacional ganara las elecciones para
gobernador del estado de Jalisco en 1995, se abrió un contexto de alternancia en
el cual se iban a dar dos procesos electorales locales y dos federal.
En este trabajo se privilegia el análisis de los procesos electorales locales en la
escala municipal dado el amplio abanico de cambios que en ella operan y que
pueden dar pistas de los desaciertos y aciertos que han ocurrido a partir de las
dificultades y los aportes que ha enfrentado la democratización de las instancias
locales a partir del mosaico de alternancias que ocurre en 1995 y que matiza los
procesos electorales locales que le antecedieron y que fueron en el año de 1997 y
en el 2000
En estos procesos electorales la alternancia se ha visto fortalecida y es esta una
realidad de muchos municipios, donde se registran cambios entre partidos que van
y vienen para asumir las administraciones municipales y donde se registran
también nuevas alternancias en las que se han involucrado partidos que se han
considerado minoritarios y que acceden a la dirección de gobiernos locales
mediante las urnas.
La alternancia, en retrospectiva, es vista por Alonso (2001:143) a partir de los
primeros triunfos electorales municipales en Jalisco y que se registran en 1948
cuando el PAN obtiene y se le reconoce el triunfo en el municipio de El Grullo,
cuatro años después obtenía otro triunfo en el municipio de Teocuitatlán de
Corona. Tendrían que pasar más de veinte años para que dos partidos, el Partido
Autentico de la Revolución Mexicana (PARM) y el Partido Demócrata Mexicano
(PDM) en 1976 y 1979 le disputara al PRI triunfos municipales en Autlán, Jamay y
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Tuxcueca en el caso del primero y San Julián para el segundo. En 1982 más
partidos entran como alternantes en el quehacer del gobierno municipal y más
triunfos electorales son reconocidos: el PAN gana en municipios que
económicamente han sido considerados importantes en la entidad, como son los
casos de Ocotlán y Tepatitlán y gana también el municipio de Jamay que había
tenido una administración del PARM; El PDM gana en los municipios de Lagos de
Moreno y Pihuamo y el Partido Socialista de los Trabajadores (PST) obtiene el
triunfo en el municipio de Tizapán el Alto. En las elecciones de 1985 el PAN ganó
el municipio de Totatiche; el PST repite en Tizapan, y el PDM ganó el municipio de
Encanación de Díaz. En 1988 el PAN nuevamente ganó Tepatitlán y obtiene
triunfos en Arandas y Totatiche; el PARM ganó Tala y una coalición cardenista en
municipio de Zacoalco. En 1992 el partido que más elecciones municipales ganó
fue el PAN, pues se le reconocía la victoria en 15 municipios de la entidad: Acatic,
Arandas, Chapala, Ciudad Guzmán, Colotlán, Gómez Farías, Juanacatlán,
Magdalena, Mascota, San Juan de los Lagos, San Julián, Santa María de los
Angeles, Unión de San Antonio, Villa Purificación y Zapotlanejo. El PRD ganó el
municipio de Cuquío y el PARM los municipios de Teuchitlán y Tuxcueca.
Los cambios significativos en 1995
Se prevé una nueva configuración política de dimensiones territoriales en cuanto a
la preferencia de los votantes que abrían de acentuarse justo en las elecciones de
1995, cuando el PAN obtuvo el triunfo en 52 municipios; el PRD en 6; PT, PDM Y
PFCRN en uno. En 1997 el PAN retrocedió en sus triunfos municipales y en este
proceso electoral ganó únicamente en 40 municipios. No fue así en el caso del
PRD que casi duplicó sus triunfos al ganar en 11 municipios. El Partido del Trabajo
obtuvo triunfos en dos municipios y el Partido Verde Ecologista de México en uno.
En las elecciones de noviembre de 2000, el PAN gana 50 municipios; el PRD 6; el
PVEM ganó en tres municipios y Convergencia en uno.
Muchos autores ha explicado el contexto social y político que dio marco a las
elecciones locales de noviembre de 1995 en el estado de Jalisco.
3
Sin duda hubo indeterminables factores tanto externos, (crisis económica y política
del país), como internos (reclamos y problemas con los gobiernos salientes) que
propiciaron el triunfo del PAN al gobierno del Estado.
Hay que recordar, sin embargo, que nuestro país había experimentado en 1988
una fuerte competitividad electoral. Ignacio Medina y Jorge Ceja sugieren varias
razones que motivaron esa competitividad y que en algún sentido iban a ser
determinantes en cada uno de los procesos electorales futuros, tanto locales como
federales, estas son: “el despliegue de la sociedad civil, desarrollado al calor de
las luchas reivindicativas y de defensa frente a los costos sociales derivados de la
puesta
en
marcha
desmoronamiento
de
de
la
programas
capacidad
de
ajuste
negociadora
económico;
de
las
el
paulatino
organizaciones
organizativas del PRI frente al Estado, razón de ser de las relaciones clientelares
que le daban forma y vida; el fortalecimiento del PAN y de su presencia a nivel
nacional; la unificación de un amplio abanico de partidos y organizaciones políticas
de centro izquierda en torno a la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas
Solórzano, y la creación, poco tiempo después, del Partido de la Revolución
Democrática” (1998:64).
Son razones que se sumaron a muchos reclamos que se fueron conformando ante
los gobiernos del PRI para acelerar una posible derrota. Habría que recordar como
las explosiones del 22 de abril de 1992 y las denuncias constantes al Gobernador
Cosío Vidaurri, sobre corrupción, ineptitud y nepotismo lo llevaron a renunciar
prácticamente al poder y a pasar una factura muy alta a su partido que habría de
sentir luego con el llamado voto de castigo. Para Medina y Ceja “La memoria
histórica de la población estuvo presente en las elecciones para gobernador,
diputados locales y presidentes municipales (...) en donde el PAN arrolló de
manera contundente en los resultados electorales” (1998:64).
La imagen y las acciones de un gobernante que surge de un partido y que es la
imagen de éste en el gobierno, y que son vistas por una sociedad más
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participativa y más conciente de sus derechos, se constituyen en algo
determinante en la consecución y permanencia en puestos de gobierno, sean
nacionales, estatales o municipales. Sobre esta base se construyen nuevos
elementos valorativos de las acciones de un partido que se eligió en las urnas y
que puede o no continuar a partir de esos juicios valorativos que el votante se
hace cuando ejerce su derecho a votar, propiciando con ello un avance de la
democracia al dejarnos ver que
no necesariamente tiene que hablarse de
alternancia en el poder para que la democracia se de.
Los gobiernos y sus acciones quedan, entonces, en el ojo de los votantes para ser
juzgados como partidos y emitir un voto de castigo cuando las autoridades no
cumplen con sus promesas y con sus funciones. Esta acción se puede ver
claramente en la forma en que los electores emiten luego su voto.
Por ello pues las elecciones de 1995 tenían este ingrediente, la ciudadanía iba a
emitir un voto, que puede considerarse de sanción, y que sufrieron los candidatos
del PRI viéndose afectada su hegemonía como partido en el poder.
En el mapa 1 se muestran las elecciones para presidente municipal en 1995 en
donde el PAN ganó un número importante de municipios entre los que se
destacan por su importancia económica y poblacional los municipios de la Zona
Metropolitana: Zapopan, Guadalajara, Tlaquepaque, Tonalá; los municipios de los
altos que se han ido conformando en una región que aporta considerables votos al
PAN y allí se destacan Tepatitlán, Arandas, Lagos de Moreno y San Miguel el
Alto. El municipio de Puerto Vallarta, que tiene importancia turística es ganado
también por el PAN. Se destaca también el que ganara en municipios de
producción agrícola y en donde se suponía había un amplio respaldo de la base
para el PRI a partir del clientelismo político que desarrollo en este lugar, pero que
a la hora de nombrar el candidato a presidente municipal no estuvo acorde a la
preferencia de esas bases y el municipio de La Barca pasó a ser blanquiazul.
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A partir de estas consideraciones el PAN se constituyó en un partido, podríamos
decir poblacional, ya que gobernaba en 52 municipios una población 4 880 411
habitantes (representa el 79.3% de la población con respecto a la total del estado).
Mientras que el PRI se consideraba mas bien un partido territorial gobernando en
63 municipios a una población de 879 399 habitantes (representaba el 16.4% de la
población total del estado).
Mapa 1
ELECCIONES MUNICIPALES
1995
PARTIDOS GANADORES
PAN
PRI
PRD
PFCRN
PDM
PT
Fuente: elaboración propia con base en datos del Consejo Estatal Electoral, 1995.
Otros partidos que saltan a la escena son el PRD, que tuvo triunfos en 6
municipios en donde se ha dado una competitividad alta sobre todo con el PRI y
con el PAN. El PDM ganó un municipio importante que es el municipio de Ocotlán,
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quizá en esa región uno de los municipios que más ha experimentado la
alternancia. El triunfo de este partido tiene que ver más con el candidato que ganó
y que era de filiación panista pero que al no ser considerado por el PAN para ser
el candidato a la presidencia municipal, aceptó la propuesta que le hiciera el PDM
y ganó la elección.
Las elecciones de 1995 marcaron pautas y sobre todo propiciaron un cierto
ambiente democrático en el que se debían conformar las futuras elecciones. Los
riesgos implícitos de este nuevo escenario estaban implícitos en la actuación que
como gobiernos llevaran los partidos. El cuestionamiento y el seguimiento de una
población que despertaba a un quehacer democrático tendría su referente en la
posibilidad de un uso más razonado del voto.
Si algo importante hay que destacar de este proceso, es precisamente el hecho de
que se abrió esa posibilidad, es decir, el voto dado de manera diferenciada y que
podemos encontrar ejemplos de ello tanto en las elecciones locales de 1997 así
como en las elecciones de 2000 y que fortaleció el voto razonado en el que se
puede votar por el candidato a gobernador por un partido, por el diputado que
postula otro partido diferente y por un presidente municipal que proponga un tercer
partido, si así conviniera a los intereses del votante.
Descalabros y alternancia en 1997
Nuevas condiciones se dieron entonces para el proceso electoral local de
noviembre de 1997. Este contexto implicaba una serie de acciones que se habían
venido dando en torno al discurso del ejecutivo estatal de impulsar una reforma
política integral con la participación de todos pero que en su práctica excluyó a
organizaciones políticas y a partidos. Los resultados no fueron los esperados
debido a ciertos protagonismos y exigencias tanto por parte de los partidos como
por parte del gobierno. Lo que si se impulsó fue una reforma electoral en la que
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parecieron y que permitió un cierto avance en la idea de ofrecer mayores
condiciones de representatividad y democracia.
Entre los aspectos más significativos de la nueva legislación electoral que fue
votada y aprobada están los que refiere Jaime Preciado (1987:8) como aspectos
positivos de esa legislación:
-
La organización ciudadana de las elecciones
-
Nombramiento de consejeros electorales a través del Congreso Local.
-
Fijación de topes de campaña
-
Búsqueda de criterios de Equidad en el acceso a medios de comunicación
-
Inclusión del plebiscito, del referéndum y de la iniciativa popular
-
Nueva composición del Composición del Congreso Local (40 diputados
distribuidos en cifras iguales entre los de representación por mayoría y
representación proporcional. Que exige también una nueva distritación
electoral.
A pesar que estos aspectos positivos impulsaban un orden más democrático y de
mayor participación y transparencia pues ahora era la ciudadanía la que se iba a
encargar del proceso, el mismo autor refiere algunos aspectos que limitaron tales
alcances y que son:
-
Reforma que se apropiaron los partidos y el gobierno
-
Falta de reglamentación de las nuevas medidas aprobadas para los casos
del plebiscito, el referéndum y la iniciativa popular
-
Falta de mecanismos que aseguraran las condiciones de equidad
-
Limitada concepción sobre el equilibrio de poderes entre el legislativo y el
ejecutivo, (se asegura, en la Cláusula de Gobernabilidad un 9% de
sobrerepresentación para el partido que obtenga el 42% de la votación
total)
-
Subutilización de la nueva distritación
-
Negativa a discutir el tema de las candidaturas independientes en el
Congreso Local.
8
Un problema a considerar es que no necesariamente la alternancia se constituye
como un elemento impulsor de la democracia como es en este caso, sobre todo
cuando no está acompañada de la participación de todos los actores involucrados
y que acuerden someterse al mismo orden de reglas y que queden exentos de
acciones que puedan romper ese equilibrio institucional de incertidumbre
democrática, como señala Alberto Aziz (1997).
En este nuevo contexto los partidos imprimieron también un selló singular en las
formas de escoger a sus candidatos a partir de experimentar con nuevas formas
de elección interna. Tanto el PRI, como el PAN y el PRD ensayaron formatos que,
en cierto sentido, buscaban como estrategia no siempre con éxito acercarse la
simpatía de los electores.
Los resultados electorales del 6 de julio crearon otro escenario que no podía estar
aislados al proceso local sobre todo por el fortalecimiento de un sistema
competitivo de partidos que supera al bipartidismo y que valora más “la vida
parlamentaria y las alianzas de convergencia política a partir de negociaciones y
búsqueda de consensos”, de acuerdo con Preciado, (1998:12). La escena política
local se enriquece gracias al rejuego político de actores que tienen visiones
nacionales que no pueden estar ajenas de esta escala.
Desde luego que estas y otras más singularidades habrían de repercutir en los
procesos electorales del 9 de noviembre de 1997, y en los resultados de cada uno
de los partidos contendientes. Sin duda se destaca la existencia de un voto de
castigo contra el PAN que le hace perder más de 250 mil votos respecto a las
elecciones de 1995.
Las elecciones arrojaron los siguientes datos: en la elección de diputados por el
principio de mayoría relativa el PRI, ganó en 11 de los 20 distritos mientras que el
PAN ganó en 9. El PRI gana los distritos 1, 2, 4, 5, 6, 7, 15, 17, 18, 19 y 20.
9
Mientras que para el PAN son los distritos 3, 8, 9, 10, 11, 12, 13 y 16. La
integración del Congreso del Estado se conformó con 20 diputados para el PAN,
17 para el PRI, 2 para el PRD y 1 para el PVEM.
En el mapa 2 se destaca al partido ganador en cada uno de los 124 municipios y
aquí se confirma que el PAN es un partido predominantemente urbano que sigue
Mapa 2
ELECCIONES MUNICIPALES
1997
PARTIDOS GANADORES
PAN
PRI
PRD
PVEM
PDM
PT
EMPATE
Fuente: Elaboración propia con base a datos del Consejo Estatal Electoral del Estado de Jalisco.
obteniendo triunfos sobre las principales ciudades de Jalisco como son:
Guadalajara, Zapopan y Tlaquepaque en la zona metropolitana; Colotlán, Puerto
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Vallarta, Ciudad Guzmán, Ocotlán, Tepatitlán, entre las llamadas ciudades
medias.
El PRD gana 11 municipios pero muy dispersos entre sí: Ojuelos, Cuquío, Cocula,
Tala, San Marcos, Ahualulco del Mercado, El Limón, Tomatlán, Sayula, Mazamitla
y Quitupan. Tal dispersión pudo responder a una política de alianzas diversificadas
con grupos locales.
El PRI ganó la mayor parte de los municipios del estado. Ya decíamos que su
influencia es más territorial en el ámbito rural aunque un opositor muy competitivo
en las zonas urbanas tanto de la zona metropolitana como en las ciudades
medias.
Dos partidos que obtuvieron triunfos son el Partido del Trabajo que ganó el
municipio de Cabo Corrientes y el PVEM que ganó el municipio de Acatlán de
Juárez. En el mapa registra una situación inédita que se dio en el municipio de
Juchitlán, donde hubo un empate entre el PRI y el PAN, lo que obligó a instalar un
Concejo Municipal mientras se realizaban nuevamente elecciones que serían
ganadas por el PAN en 1998.
Cabe destacar el juego de alternancia que se dio en este proceso, como refiere
Alonso (2000:83), ya que de los 124 municipios 54 cambiaron de partido. De estos
54 municipios, 30 lo hicieron hacia el PRI; al PAN 13; al PRD 8; al PT dos y al
PVEM uno.
En cuanto a la proporción de población que gobernó cada partido ese periodo, se
constata que el PAN sigue teniendo el gobierno sobre la mayor parte de la
población municipal de Jalisco ya que ejerció su gobierno sobre el 66.66% de los
habitantes, mientras que el PRI lo hace sobre el 28.66%, el PRD sobre el 4.14% y
entre el PVEM y el PT gobernaron 5 de cada mil habitantes.
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Este escenario planteó luego inquietudes sobre la base de nuevas relaciones que
se pudieran dar entre gobierno, partidos políticos y sociedad. Como señala
Preciado (1998:21), “la aparición de nuevos actores civiles que se han politizado, y
de organismos civiles incluidos los no gubernamentales que ganan mayor poder
como interlocutores válidos del gobierno frente a sus agremiados, provocan que
los partidos y el sistema político se abran a nuevas expresiones ciudadanas. Por
ello la idea misma de ciudadanía generara otros debates que repercutirán en el
sistema político y de gobierno”. Los espacios a los que estos actores están
directamente vinculados son los municipios y desde allí es que pueden hacerse
indispensables para fortalecer un proyecto democrático que tenga bases
ciudadanas y que no salgan necesariamente del gobierno o de los partidos.
El voto diferenciado de noviembre de 2000
Un nuevo marco para la pugna electoral se dio con motivo de la cercanía entre
dos procesos electorales que implicaba el cambio del ejecutivo a nivel federal en
julio de 2000 y el cambio del ejecutivo a nivel estatal en noviembre de ese mismo
año.
Se puso de manifiesto el mensaje de los votantes hacia los partidos y sus
candidatos, y este era: castigar ejerciendo su derecho a los gobiernos que no son
coherentes con lo que prometieron y así mismo premiar a los que, de alguna
forma, se ajustaron al programa de gobierno que propusieron. Por ello las
elecciones locales de noviembre de 2000 se vieron también matizadas por este
argumento pero también por un voto más razonado y diferenciado que busca
mantener ciertos equilibrios políticos. Y es esa singularidad lo que caracterizó
también a este proceso.
La escala local dio cuenta de ese voto diferenciado, ya que de los 11 partidos
contendientes, hay dos candidatos a gobernador que obtienen más votos que los
otorgados a los diputados de su partido; Jorge Arana obtienen cerca de 113 mil
votos más que los recogidos por los diputados del PRI lo cual representó
12
alrededor del 12% de sus votos obtenidos, mientras que Francisco Ramírez Acuña
obtuvo unos 4500 votos más que los diputados del PAN. En contraste con estos
dos candidatos los nuevos aspirantes a gobernador de los partidos restantes
obtienen menos votos que los diputados de sus respectivos partidos: el PRD, le
aporta 52 mil 189 votos para gobernador a otro partido, lo cual representa que 31
de cada 100 votantes a diputado no votó al candidato a gobernador. El voto
diferenciado del PVEM fue de 24736 casos de votantes por diputado que no
refrendan su voto por gobernador que es igual a 46 votantes de cada 100 no
mantuvieron igual su voto por diputado y por gobernador.
Así estas diferencias en el ejercicio del voto nos da muestra de una aplicación del
voto con sentido y sobre la base de mantener ciertos equilibrios de poder entre
quienes contiende por ello.
Otro dato que hay que resaltar
es que de los poco más de 117 mil votos
diferenciados que obtienen los candidatos, el PRI obtiene el 97% de ellos. Cuatro
partidos son las principales fuentes de este voto: el PRD que aporta cerca de la
mitad del voto, el PVEM aporta 21 de cada 100 votos, el PT aporta el 9% de voto
diferenciado y el PDS casi 7 de cada 100 de este tipo de votos. En términos
generales estas diferencias nos dan muestra de cómo es que votó el elector. Las
diferencias son más notables cuando se analiza a partir de la votación por distritos
entre los votos de emitidos para gobernador y para diputados de un mismo
partido. (ver Florido y Preciado, 2001:97-98).
El PAN en esta elección ganó 14 de los 20 distritos mientras que el PRI se quedó
sólo con 6 distritos. Muchos de los distritos que corresponden con zonas urbanas
importantes son ganados por el PAN y en ello están los distritos de la Zona
Metropolitana de Guadalajara y su periferia, así como los dos distritos de los Altos
y el distrito 15 correspondiente a La Barca. Con ello se reafirma el carácter
metropolitano, alteño del PAN, sus áreas de competencia en la costa y el sur del
estado, así como su baja competitividad en las zonas del norte jalisciense, Tonalá
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y Tlaquepaque, donde el PRI tiene cierta influencia. La zonas rurales del norte y
sur, así como los dos distritos costeros los gana el PRI. Es de destacar que en
términos territoriales se da una continuidad geográfica en la distribución del voto
panista y priísta que muestra una influencia geográfica dividida.
Las elecciones municipales nos permiten ver otra agrupación en torno a la
influencia regional de los partidos en Jalisco.
Al igual que los procesos electorales de 1995 y 1997 el PAN gobierna a la mayoría
de los jaliscienses en el orden municipal, pues gobierna a casi 71 personas de
cada 100 en los ayuntamientos de Jalisco. El PRI gano en 64 municipios, pero
gobierna a 26 de cada 10 jaliscienses en la escala municipal; tanto el PRD como
el PVEM gobiernan el 1.5% de la población municipal; mientras que el primero
triunfó en 6 municipios el segundo triunfó en 3, pero uno de ellos, San Juan de los
Lagos, le aporta la mayor población gobernada al Partido Verde. En estas
elecciones de noviembre del 2000, Convergencia por la Democracia gana en un
municipio de los 124 que forman el estado.
De acuerdo con el mapa 3, el PAN sostiene su influencia en la zona metropolitana
de Guadalajara, con la excepción de Tonalá; de igual manera, Acción Nacional
retienen los municipios que reciben las mayores ciudades medias de jalisco:
Puerto Vallarta, Ciudad Guzmán, Lagos de Moreno, Tepetitlan, pero no gana en
importantes poblaciones como Ocotlán, La Barca, Autlán, Colotlán – que gana el
PRI – y San Juan de los Lagos - que gana el PVEM. Acción Nacional conquista
buena parte de los municipios mejor comunicados por carretera, particularmente
los que unen por carretera Guadalajara hacia Chapala, Tequila, Ameca y los Altos.
Se puede distinguir también algunos polos de influencia regional al panista en
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Mapa 3
ELECCIONES MUNICIPALES
2000
Municipio por partido
y población que gobierna
Partido
%
No. de
municipios
4’477,650
70.9
50
1’639,027
25.9
64
94,995
1.5
6
95,486
1.3
3
14,120
0.2
1
Población
Fuente: Elaboración propia con base a datos del Consejo Estatal Electoral del Estado de Jalisco.
torno a Zapotlán el Grande, en menor medida, alrededor de Puerto Vallarta.
Asimismo, hay algunas agrupaciones de municipios rurales que viene ganado
recientemente el PAN: los municipios periféricos de Ameca, algunos municipios
serranos en torno a Tenamaxtlán ( que fue ganado por el PVEM, en estas
elecciones del 2000), los panistas también ganan algunos municipios rurales en
15
las zonas limítrofes al norte del estado, al norponiente de los Altos y al suroriente
de Jalisco.
Siguiendo con este mapa, se puede resaltar que el PRI sigue siendo el partido que
gobierna más ayuntamientos rurales; sin embargo, Tonalá, Colotlán, Arandas,
Autlán, Ocotlán y La Barca, son municipios cuyas aglomeraciones urbanas
cumplen un papel regional, lo cual muestra una recuperación del
tricolor en
algunos centros urbanos del estado que antes fueron gobernados por el PAN o
por un partido diferente al PRI. El PRD muestra una influencia regional
inconsistente, pues solamente dos de los seis municipios que gano en las pasadas
elecciones están cercanos, mientras que los otros cuatro se localizan en las zonas
fronterizas del estado: Cuquío sigue siendo la joya de la familia, pues ya son
cuatro administraciones seguidas en las que triunfa el partido del Sol Azteca; otro
caso sorprendente es el de ojuelos, municipio fronterizo del nororiente de Jalisco,
donde repite el triunfó perredista. El partido ecologista no repite en algún municipio
donde antes haya triunfado y otros partidos que antes lograban los triunfos en las
áreas rurales desaparecen de la escena municipal.
Una síntesis de la alternancia en Jalisco y conclusiones
El mapa 4 sintetizan los últimos cinco procesos electorales locales que ha vivido
el estado de Jalisco, es decir la de los años 1988, 1992, 1995, 1997 y 2000.
Aunque nos hemos referido más a los últimos tres procesos electorales porque
dan cuenta de lo que aquí se quiere resaltar en términos de ver la alternancia y
sus implicaciones a partir de nuevos contextos políticos que de alguna manera
puntan a perfilar una nueva actitud de entender y participar de la vida política de
nuestra entidad.
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Mapa 4
ELECCIONES MUNICIPALES Y PARTIDOS
GANADORES
(1988-1992-1995-1997-2000)
Municipios sin alternancia,
siempre ha ganado el PRI
PAN gana en 95; PRI en 97 y
Dos primeras gana el PRI; dos
siguientes PAN,
Primera gana PRI; tres siguientes
PAN,
Tres veces consecutivas gana PRI; PAN
en 97,
PRD gana en 95, PRI en 97 y
PRD gana en 97, PRI en
PVEM gana en 97, PRI en
PT gana en 97, PRI en
La primera la gana el PRI;cuatro ultimas
Dos primeras gana el PRI; tres
Tres primeras elecciones gana el PRI; las
últimas
PRI gana las cuatro primeras elecciones, la
PAN gana en 95; PRI en 97; recupera PAN
PRD gana en 97, PAN en
PRD gana 95, PRI en 97 y PAN
PT gana en 97, PAN
Las cuatro últimas elecciones las gana
Las dos últimas elecciones las gana
La última elección la gana el
La última elección la gana el
La última elección la gana
Fuente: Elaboración propia con base a datos del Consejo Estatal Electoral del Estado de Jalisco.
En este mapa podemos tener una perspectiva más amplia en el sentido de la
ubicación espacial ganada por los municipios para hacer un análisis más fino en
donde podemos inscribir estos cambios producidos en las administraciones
municipales. El mosaico de la alternancia jalisciense deja ver que los gobiernos
locales municipales han entrado en su mayoría, al rejuego partidario que supone
17
el cambio de gobierno y el regreso a algunos de los partidos a ayuntamientos cada
vez más disputados.
Se nos presenta pues, una historia en la que los triunfos electorales a nivel
municipal por parte de otros partidos que habían conformado la oposición al PRI y
la alternancia que de ella se deriva al darse cambios políticos en los gobiernos
municipales, conforman un escenario político más rico para el análisis que motiva
esa competitividad de los actores que se involucran en estos procesos. Pero
también es rico porque plantea retos pendientes en el sentido de salvar los
obstáculos que muchas veces derivan del protagonismo de gobiernos y partidos y
que dejan fuera la posibilidad de que el elector, que al fin es el más importante,
restrinja su actuación únicamente a los procesos formales de elección sin tener
mayor participación en el impulso de la democracia en Jalisco. La mera
alternancia política no garantiza la existencia de la democracia, para que esta
exista deben tenderse canales de participación que incidan en “las propuestas de
gobierno, en la cotidiana vigilancia de la operación de los ayuntamientos y hasta
en la posibilidad de revocación” (Alonso, 2000:158).
Se ha avanzado y hay muchos aportes, cada elección brinda posibilidades amplias
tanto para partidos que buscan mejorar sus estrategias políticas que les permita
lograr mayores triunfos electorales o mantener los obtenidos, como para los
órganos encargados de realizar y sancionar las elecciones con niveles más altos
de transparencia y confiabilidad pues en ello es que, el principal actor que es el
elector, puede encontrar mayores grados de confianza para ejercer su derecho a
elegir quien habrá de gobernarlo.
Algo importante es que igual que el elector sabe ahora como decidir su voto, los
partidos han aprendido a ver que el voto es algo que se gana y que no se tiene
asegurado porque si no estarán enfrentando a su principal arbitro que lo puede
sancionar quitándolo o poniéndolo en el gobierno. Los ciudadanos han revalorado
esta forma de participación, que me parece aún limitada, pero que les hace estar
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cerca de la vida política que les ofrecen esas instancias locales que son los
municipios y que siguen siendo, a razón de Jorge Alonso, espacios privilegiados
“para consolidar la democracia”.
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