Año 7, no. 1, enero - Centro Universitario de Integración Humanística

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Publicación mensual. Año 7, no. 1, enero de 2005
Boletín Cultural e Informativo del Centro Universitario de Integración Humanística, A. C.
EL
HUMANISTA
Los avatares del
Transcurrir
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Dragón.
Manuscrito “Harley”. Londres, British Library.
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El tiempo. La cura infalible y el
mejor crítico de arte
Pasión por Turquía. Nostalgia por
Turquía
Olvido
Sobre la imbecilidad
Tengo Tiempo
Lo que he aprendido con el tiempo
Con el tiempo...
Bienvenido, Mister Tsunami
Poesía: León Felipe Palafox
Palabras y pensamientos
Sabias savias
Editorial
El Tiempo
Ah, déjame recodarte cómo eras entonces.
Cuando aún no existías.
P. Neruda
La reiterada preocupación de los humanos de ahora (¿o desde cuándo?) cada que termina un año y comienza
otro, es por el tiempo, que percibimos ante la reflexión sobre los ciclos que se cierran, el desgaste de las fuerzas, la
conciencia de los límites o el logro, si acaso, de ciertos fines. El tiempo como referencia al movimiento de los astros,
fue objeto de atención desde el Neolítico (Stonehenge), pero su medición, hasta donde sabemos, se comenzó en Mesopotamia y Egipto tras una atenta y extensa observación del firmamento. Desde entonces, y percatándose de la fisiología femenina, los ciclos de la agricultura, la recurrencia de las estaciones, y tantos etcéteras, a través de la arena, de la
luz solar o de la clepsidra, se buscó medir el tiempo.
El transcurrir, o como dice la Real Academia de la Lengua Española, la duración de las cosas sujetas a mudanza, importan para el humano por sus efectos, que a la larga implican un destino mortal o bien la liviandad de los momentos;
todo cambia y a través de la palabra se expresa la angustia por el tiempo: Carpe Diem; Tempus Fugit; Laedunt omnes, ultima
necat (Todas las horas hieren, la última mata).
Por este sentir -en su más profunda acepción- del paso del tiempo, durante el cristianismo la historia adquirió un sentido: los hechos del pasado que se percibe como lo ya transcurrido, no son valiosos porque hayan sido, como mero recuerdo, sino que la vida misma es ya historia en su incesante sucesión y en la medida en que es previsible, pues posibilita la elección a sabiendas del pasado. Con el advenimiento de Cristo, existe en la mente de los primeros cristianos la
conciencia de la división entre el antes de Su nacimiento y los acontecimientos posteriores, hecho que proviene de la
idea de un punto de partida llamado Dios, ese Ser sin tiempo que es ilimitado, infinito, contrario a la concepción de
los anteriores dioses, los griegos por ejemplo, cuyos límites eran signo y síntoma de su perfección, pues el infinito era
caos, anarquía, desorden. A partir del cristianismo, el tiempo se percibe como el centro de la atención de nuestras
vidas, de ahí la necesidad de medir, planear, visualizar a futuro sin olvidar el pasado. Incluso Aristóteles remarca, en su
memoria, atención y previsión, el papel de la historia para ver con antelación nuestros actos en el mundo. Para él, la
memoria es la de mayor importancia, por ser la que nos permite elegir entre la reiteración de los actos probadamente
seguros o la ventura de la aportación novedosa, aunque proclive.
Así el tiempo, preocupación de todas las ramas de las ciencias humanas y exactas, es un lugar –valga la frase– que nos
posibilita optar con libertad. En este nuevo año, no está de más preguntarnos por los fines y los medios de lograr ser
más libres, pero sin perder de vista la conseja que reposaba en el fondo de algunos relojes antiguos:
“Mortal, ¿sabes para qué sirvo?
Para marcar las horas que tú pierdes.”
Lic. Ana Lourdes Ross A.
Tiempo...
Anthony de Mello
«¿Qué tiempo cree usted que vamos a tener hoy?». le
preguntó un individuo a un pastor en el campo.
«El tiempo que yo quiero» respondió el pastor.
«¿Y cómo sabe usted que va hacer el tiempo que quiere?»
«Verá usted señor: cuando descubrí que no siempre puedo
tener lo que quiero, aprendí a querer siempre lo que
tengo. Por eso estoy seguro de que va hacer el tiempo
que yo quiero.»
2
Stonehenge, Inglaterra
Directorio El Humanista. Boletín informativo del CUIH. Publicación mensual, año 7, no. 1, enero de 2005.
Rectora: Lic. Ma. del Pilar G. L. P. de Cordero; Coordinación: Lic. Carmen Leticia Gámez P.; Dirección y Diseño editorial: Lic.
Ana Lourdes Ross A.
Colaboradores en este número: Lic. Ana Lourdes Ross A., León Felipe Palafox N., Maestra Alma Ortiz, Marisol Cubas y Maza
Bejarano, Rosa E. Rojas y Lic. Ma. del Pilar G. L. P. de Cordero. Agradecemos especialmente las aportaciones de la maestra
Alma Ortiz para la edición de este volumen.
Poesía
Cazando la vida
León Felipe Palafox Novack
A: ¿?
Dos presas, dos cazadores.
Una tigresa hambrienta,
un cazador con fusil.
Una familia que alimentar,
una pared para adornar.
Una gacela joven acabada de nacer,
una madre cierva con una cría para
cuidar.
Se arrastran por los matorrales,
un ojo alerta y pendiente de no moverse,
una mira electrónica automatizada y
perfecta.
Sale corriendo en una carrera por la vida (¿de
quién?)
la bala silba en el viento,
ambas presas han caído
una manada se queda sin una cría,
sobrevivirá.
Una cría se queda sin madre
¿sobrevivirá?
¿Y quién es el animal racional?
Palabras y
Pensamientos
Cada día, hijo mío, que se va para siempre, me deja
preguntándome: si es huérfano el que pierde a un padre, si es viudo el que ha perdido la esposa, ¿cómo se
llama el que pierde un hijo?, ¿cómo, el que pierde el
tiempo? Y si yo mismo soy el tiempo, ¿cómo he de
llamarme si me pierdo a mi mismo?
Jaime Sabines
Salvador Dalí, La persistencia de la memoria
3
No te deseo nada para lo porvenir.
Deseo que puedas hacerte un pasado feliz.
Jaime Sabines
El Tiempo. La cura infalible
y el mejor crítico de arte
Maestra Alma Ortiz
Catedrática del CUIH
Sabia virtud de conocer el tiempo,
a tiempo amar y desatar a tiempo,
como dice el refrán: Dar tiempo
al tiempo
que de amor y dolor, alivia el tiempo.
Renato Leduc
Aquel mal rato, aquel mal de amores, aquella herida, cicatrizarán con el tiempo. “El tiempo lo cura todo”. Tal vez quede alguna pequeña cicatriz o un recuerdo triste, que también se disiparán con el tiempo.
El tiempo permite olvidar, pero también revalorar. En el arte, es muy común que obras y artistas que no fueron comprendidos y valorados en su oportunidad, con el tiempo, sean apreciados y se reconozca su trabajo, la calidad y el mérito del mismo. Tal es el caso de los impresionistas y de algunos estilos, como el barroco, al que se consideraba como
una degeneración, una extravagancia, exageración y mal gusto; y sólo en el siglo XX se entendió como una visión particular que originó un estilo en el siglo XVII y la primera mitad del XVIII, con un lenguaje propio, formulado mediante diversas soluciones formales y estéticas.
La calidad se va abriendo camino a través del tiempo, quizá el mejor crítico de arte, y la prueba máxima a la que se
somete una obra artística.
En la Edad Media, se empezó a identificar al tiempo con la sabiduría, y en nuestros días, nos queda muy claro que
“Más sabe el Diablo por viejo que por Diablo”; por ello en muchas culturas se venera y se pide consejo a los ancianos
que están en posibilidad de compartir su experiencia vital.
El tiempo es representado como un viejo barbudo y alado que sostiene una guadaña y una clepsidra (reloj de origen
egipcio que mide el tiempo mediante el paso regular de agua de un recipiente a otro), o como un anciano apoyado en
una muleta. La iconografía del tiempo tiene su origen en la superposición medieval de dos divinidades: Crono o Saturno, para los romanos, el padre de Zeus y Cronos, el dios griego del tiempo, y alude a la derivación del nombre que es
del latín medieval temps, cuya raíz significa cortar. El término indica una de las características principales del tiempo:
segar las horas de la existencia terrenal.
Y para medir el tiempo, las estaciones: primavera, verano, otoño, invierno; los meses; la aurora, el mediodía, el crepúsculo, la noche; las horas, la vida, la muerte.
La base para las mediciones es más bien de acuerdo a lo que va marcando la propia naturaleza y a la actividad básica
del cultivo de la tierra, en donde identificamos la semilla, el crecimiento, la madurez y la cosecha como etapas esenciales, asociadas a la vida del hombre mismo.
Los pueblos, las culturas y los estilos continúan su marcha; cumplen sus ciclos pero dejan su huella; así, en estos tiempo modernos, con sus vanguardias y tecnología, perduran el misticismo del medioevo, el equilibrio y la armonía renacentista, la floritura del barroco, la sobriedad del neoclásico y la sensibilidad del romanticismo.
4
Pasión por Turquía
Nostalgia por Turquía
Marisol Cubas y Maza Bejarano
8a. generación
1984 - 1989
De entre las brumas del
tiempo y del misterio emerge este
mágico país en el que me sumerjo y
me pierdo… y vibro con los acordes
de su música orfeica... Y me sensibilizo ante los fantasmas de su historia... Homero... Príamo... ¡Héctor!...
La Troya de los cuentos de mi niñez
toma forma y se concretiza y sus
espíritus encarnan, y la historia no
pasa y se detiene ahí...
¡Tantas historias como estrellas!...
¡Cuántos imperios han desfilado por
tus tierras!... Desde los hatti... los
hititas... asirios... frigios… aqueos...
Troyanos... el imperio Bizantino... el
gran Imperio Otomán!...
¡Tantos imperios que envidiosos de
tu espacio te quisieron poseer!
Y al bañar tantos tus costas te convirtieron en la reina de los mares...
Mármara... Egeo... Bósforo... Mediterráneo... Mar Negro... Ese mar
como yo, a veces en calma, desde
que te conozco, atormentada...
Atormentada por no vivir en ti, no
estar en ti... por estar lejos de ti...
¡Pero qué digo! Mi espíritu está cau-
tivo entre tus ciudades... Jirones de
mí en cada lugar que me pertenece
y al que pertenezco... ¡Efeso!...Y
toco tus ruinas... ¡Troya!... y me
mimetizo con ellas!... ¡Pérgamo!... y
toco tus muros... y toco tus mezquitas... y soy una contigo... y respiro tus aromas y aspiro tu tranquilidad... tu intemporalidad... tu inmortalidad...
Tus ciudades con magia diferente,
protagonistas de historias de cuento
y de historias sacras: Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardos, Filadelfia, Laodicea... Las siete iglesias
del Apocalipsis...
Y el mayor regalo de los Dioses:
¡Capadocia!
¡¿Qué la puede definir?!... Fiesta de
colores, de formas, de sabores, intercambio planetario, escondite
subterráneo, búsqueda de puertas
escondidas... regreso al vientre materno. Y el amanecer desde las alturas... amanece lentamente... como si
el sol cantara un homenaje a tus
valles.
Ankara... ciudad de pasiones ocultas... capital de la democracia... testigo efervescente del cambio...
Y Estambul... de entre todas... ¡la
reina!. Incorpórea... intangible...
atemporal... me envuelves en tus redes... Y me atrapas para nunca más
dejarme salir de las murallas de tus
palacios... de las orillas de tus mares...
del fuego de tus pasiones... de la misticidad de tus tiempos... de tu paso
por el tiempo sin tiempo...
Hoy, todavía hoy, vivo Turquía, respiro Turquía, siento a Turquía, escucho a Turquía...
Añoro Turquía...
Mi cuerpo regresó a mi país, ¡pero mi
espíritu seguirá vagando en Turquía,
hasta que regrese por él!...
Tus colaboraciones son bienvenidas: ¿trabajos escolares excelentes? ¿temas de interés
general? ¿notas periodísticas que nos ayuden a ser mejores seres humanos? ¿cultura,
viajes, recuerdos que desees compartir? Contáctanos, o bien puedes enviar tus participaciones a través del correo electrónico: [email protected] con el título “Aporte al
Boletín”. Con tu apoyo mejoraremos esta publicación y haremos de ella una expresión
de nuestra comunidad universitaria. El próximo número estará dedicado a los Valores
en general. ¡Participa!
5
Olvido
Rosa Elena Rojas
Estudiante del 9o. semestre de
Ciencias Humanas.
Es esta una mañana soleada y sus tonos
de naranja parecen sonreírme. A las
diez en punto, a través de una escalera
semicircular asciendo y penetro en este
aposento en penumbra que recrea el
viaje remoto que me trajo al mundo.
Una vez dentro, el impacto de las sombras me azota y por unos instantes siento que todo gira alrededor en un caos
angustiante que acelera mi pulso y me
obliga a pisar más fuerte para evitar
caerme.
Estoy frente a La Marcha de la Humanidad, el último mural –síntesis que ocupara en su concepción las interminables
horas de cárcel de un comprometido –
hasta–la–muerte Siqueiros, y en su ejecución, los pasos libres, vehementes
pero vacilantes a causa de la edad, de
David Alfaro, unos meses antes de su
partida...
La Marcha de la Humanidad me echa en
cara, directa e irremediablemente, hasta
este confortable asiento, los siglos de
miseria, llanto y penuria por los que
nuestra América ha transitado. Se me
desgranan en el alma los dolidos llantos
del esclavo Kunta Kinte, la voz de la
Cunshi bonitica y de Andrés y su huasipungo mientras un obrero salta de su
escondite y agita su puño en pie de lucha... y ellos y muchos otros se me
agolpan todos y cobran vida en estos
muros que se elevan tantos metros,
¡demasiados! Y al mismo tiempo, en un
andamio imaginario, la atronadora voz
de Siqueiros me insta a seguir ¡adelante,
adelante!, cobijada en la infinita esperanza de tiempos mejores.
¡Ave María, taiticu!
Imposible describir el conjunto que
comprende el Polyforum, imposible
alcanzar un atisbo de fidelidad que represente en letras una fracción del poder de conmoción que me provoca...
Y yo no quiero olvidar estos rostros.
No puedo apartar la contradicción de
hallarme sana y salva contemplando
este cuadro desolador mientras las modulaciones de la comprometida voz
que describe el último segmento del
mural reverberan y me acompañan
hasta la puerta de salida.
El más allá de donde proviene el rostro significa en cuanto huella. El rostro está en la
huella del Ausente. Del ausente. La significancia de la huella nos coloca en una relación
lateral que responde a un pasado irreversible.
Todo lo que constituye mi vida con su pasado
y su futuro está reunido en el presente, pero es
la huella del Otro, del otro, donde el rostro
reluce, es la perturbación misma que se imprime, que se grava con una gravedad irrecusable.
Y entonces, rememorando a Levinás
en mi diestra y atenazada por Siqueiros
en el otro flanco, refrendo mi compromiso. Mi compromiso contigo, lector,
con el otro, con los otros. Un compromiso al que la palabra olvido le provoca un escozor irremediable. Soy contigo. Soy con el otro. Soy con los otros.
▬▬▬
El espectáculo de luz y sonido que
describe el mural La Marcha de la
Humanidad se presenta todos los
sábados y domingos a las 10, 12 y
13:30 hrs. Polyforum Cultural Siqueiros (Insurgentes Sur #701 esquina Filadelfia, tel. 5536-4520,
www.polyforumsiqueiros.com.mx)
es apto para todo público, dura
aproximadamente dos horas y tiene un costo de $15 para estudiantes con credencial. La oportunidad
de ejercitar la reflexión no está limitada a los ciudadanos mexicanos.
Autorretrato
David Alfaro Siqueiros
6
Sobre la imbecilidad
Fernando Savater
“¿Sabes cuál es la única obligación que tenemos en esta vida? Pues no
ser imbéciles. La palabra <<imbécil>>
es más sustanciosa de lo que parece, no
te vayas a creer. Viene del latín baculus
que significa <<bastón>>: el imbécil es
el que necesita bastón para caminar.
Que no se enfaden con nosotros los
cojos ni los ancianitos, porque el bastón al que nos referimos no es el que se
usa muy legítimamente para ayudar a
sostenerse y dar pasitos a un cuerpo
quebrantado por algún accidente o por
la edad. El imbécil puede ser todo lo
ágil que se quiera y dar brincos como
una gacela olímpica, no se trata de eso.
Si el imbécil cojea no es de los pies,
sino del ánimo: es su espíritu el debilucho y cojitranco, aunque su cuerpo pegue unas volteretas de órdago. Hay imbéciles de varios modelos, a elegir:
a)
El que cree que no quiere nada,
el que dice que todo le da igual,
el que vive en un perpetuo bostezo o en siesta permanente, aunque tenga los ojos abiertos y no
ronque.
b)
El que cree que lo quiere todo, lo
primero que se le presenta y lo
contrario de lo que se le presenta: marcharse y quedarse, bailar y
estar sentado, masticar ajos y dar
besos sublimes, todo a la vez.
c)
El que no sabe lo que quiere ni
se molesta en averiguarlo. Imita
los quereres de sus vecinos o les
lleva la contraria porque sí, todo
lo que hace está dictado por la
opinión mayoritaria de los que le
rodean: es conformista sin reflexión o rebelde sin causa.
d)
El que sabe qué quiere y sabe lo
que quiere y, más o menos, sabe
por qué lo quiere pero lo quiere
flojito, con miedo o con poca
fuerza. A fin de cuentas, termina
siempre haciendo lo que no quiere y dejando lo que quiere para
mañana, a ver si entonces se encuentra más entonado.
e)
El que quiere con fuerza y ferocidad, en plan bárbaro, pero se ha
engañado a sí mismo sobre lo
que es la realidad, se despista
enormemente y termina confundiendo la buena vida con aquello que va a hacerle polvo.
Todos estos tipos de imbecilidad necesitan bastón, es decir, necesitan apoyarse en cosas de fuera, ajenas, que no
tienen nada que ver con la libertad y la
reflexión propias. Siento decirte que
los imbéciles suelen acabar bastante
mal, crea lo que crea la opinión vulgar.
Cuando digo que <<acaban mal>> no
me refiero a que terminen en la cárcel
o fulminados por un rayo (eso sólo
suele pasar en las películas), sino que te
aviso de que suelen fastidiarse a sí mismos y nunca logran vivir la buena vida,
esa que tanto nos apetece a ti y a mi. Y
todavía siento más tener que informarte que síntomas de imbecilidad solemos tener casi todos; vamos, por lo
menos yo me los encuentro un día sí y
otro también, ojalá a ti te vaya mejor
en el invento… Conclusión: ¡alerta!,
¡en guardia!, ¡la imbecilidad acecha y no
perdona!
Por favor, no vayas a confundir la imbecilidad de la que te hablo con lo que
a menudo se llama ser <<imbécil>>, es
decir, ser tonto, saber pocas cosas, no
entender la trigonometría o ser incapaz
de aprenderse el subjuntivo del verbo
francés aimer. Uno puede ser imbécil
para las matemáticas (¡mea culpa!) y no
serlo para la moral, es decir, para la
buena vida. Y al revés: los hay que son
linces para los negocios y unos perfectos cretinos para cuestiones de ética.
(…)
Lo contrario de ser moralmente imbécil es tener conciencia. Pero la conciencia
no es algo que le toque a uno en una
tómbola ni que nos caiga del cielo. Por
supuesto, hay que reconocer que ciertas personas tienen desde pequeñas
mejor <<oído>> ético que otras y un
<<buen gusto>> moral espontáneo,
pero este <<oído>> y ese <<buen gusto>> pueden afirmarse y desarrollarse
con la práctica (…)
Bueno, admito que para lograr tener
conciencia hacen falta algunas cualidades innatas, como para apreciar la
música o disfrutar con el arte. Y supongo que también serán favorables
ciertos requisitos sociales y económicos, pues a quien se ha visto desde la
cuna privado de lo humanamente
más necesario es difícil exigirle la
misma facilidad para comprender lo
de la buena vida que a los que tuvieron mejor suerte. Si nadie te trata
como humano, no es raro que vayas
a lo bestia… Pero una vez concedido
este mínimo, creo que el resto depende de la atención y esfuerzo de
cada cual. ¿En qué consiste esa conciencia que nos curará de la imbecilidad moral? Fundamentalmente en
los siguiente rasgos:
a)
Saber que no todo da igual
porque queremos realmente
vivir y además vivir bien,
humanamente bien.
b)
Estar dispuestos a fijarnos en si
lo que hacemos corresponde a
lo que de veras queremos o
no.
c)
A base de práctica, ir desarrollando el buen gusto moral, de
tal modo que haya ciertas cosas que nos repugne espontáneamente hacer (por ejemplo,
que le dé a uno <<asco>>
mentir como nos da asco por
lo general mear en la sopera
de la que vamos a servirnos de
inmediato…).
d)
Renunciar a buscar coartadas
que disimulen que somos libres y por tanto razonablemente responsables de las consecuencias de nuestros actos.”
Fragmento tomado de
Ética para Amador,
Ariel, Barcelona, 2000, págs. 93-97.
7
Tengo Tiempo
Michel Quoist
Todos los hombres se quejan de que no tienen tiempo
para nada.
Miran su vida con ojos tremendamente humanos.
Jamás podrá faltarnos tiempo para hacer lo que Dios
nos encargue.
Pero a condición de estar bien <<presentes>> en todos
y cada uno de los instantes que Él nos brinde.
**
Vivid con conciencia clara de cómo vivís, no como necios,
sino como sabios, aprovechando bien el tiempo… Por esto, no seáis
insensatos, sino conocedores de cuál es la voluntad del Señor.
(Ef. 5, 15-17)
**
Señor, he salido a la puerta
y fuera había hombres:
Iban
venían
marchaban
corrían.
Las bicis corrían
los coches corrían
los camiones corrían
la calle corría
la ciudad corría.
Corrían para no perder tiempo
corrían en persecución del tiempo
para atrapar el tiempo
para ganar tiempo.
Hasta luego, Señor, excúsame, no tengo tiempo.
Volveré a pasar, no puedo esperar, no tengo tiempo.
Termino esta carta porque no tengo tiempo.
Me hubiera gustado ayudaros pero no tenía tiempo.
Imposible aceptar, me falta tiempo.
No puedo reflexionar, no puedo leer, me veo desbordado, no tengo tiempo.
Me gustaría rezar, pero no tengo tiempo.
Tú comprendes, Señor, no tienen tiempo.
De niños tienen que jugar y no les sobra tiempo; luego… más tarde.
De chiquillos tienen que hacer sus deberes, no tienen
tiempo; luego.
En el bachillerato tienen sus clases y tanto trabajo, no
tienen tiempo; más tarde.
De jóvenes hacen deporte, no tienen tiempo; más
tarde.
Ya padres de familia tienen sus críos, no tienen tiempo… más tarde.
De mayores enferman y tiene que cuidarse, no tienen
tiempo… más tarde.
Ya están agonizando. No tienen… ¡Demasiado tarde!
¡Ya nunca tendrán tiempo!
8
Así los hombres corren persiguiendo el tiempo, Señor,
pasan sobre la tierra corriendo
apresurados
atropellados
sobrecargados
enloquecidos
desbordados
y no llegan a nada jamás, les falta tiempo, a pesar
de todos sus esfuerzos, les falta tiempo, les llega incluso a
faltar un horror de tiempo.
Oh, Señor, Tú has debido equivocarte en tus cálculos,
hay un error general,
las horas resultan demasiado cortas
los días se hacen demasiado cortos
las vidas son demasiado cortas.
Y Tú, Señor, que estás fuera del tiempo, sonríes al vernos
batallar con él.
Tú sabes lo que te haces,
Tú no te equivocas cuando distribuyes el tiempo
a los hombres,
Tú das a cada uno el tiempo justo para hacer
lo que quieres que haga.
Pero no conviene perder tiempo
malgastar el tiempo
matar el tiempo
pues el tiempo es un regalo que Tú nos haces
pero un regalo fugitivo
que no se puede meter en una lata de conservas.
Señor, sí, tengo tiempo,
tengo todo el tiempo mío,
todo el que Tú me das
los años de mi vida
los días de mis años
las horas de mis días
todas enteras y mías.
A mí me toca llenarlas, tranquilamente, con calma
pero llenarlas bien enteras, hasta los bordes
para luego ofrecértelas y que de su agua desabrida
Tú hagas un vino generoso como hiciste en Caná
para las bodas de los hombres.
Por eso esta noche, Señor,
no te pido el tiempo de hacer esto y aquello y lo de
más allá,
te pido solamente la gracia de hacer bien a conciencia lo que Tú quieres que haga en el tiempo
que Tú me das.
Con el tiempo…
Anónimo
Con el tiempo.....
aprendes la sutil diferencia entre tomar la
mano de alguien y encadenar un alma.
Y aprendes que el amor no significa apo-
Lo que he aprendido
con el tiempo
Ma. del Pilar Galindo de Cordero.
Que la felicidad estaá basada en el amor;
Y el amor en la comprensión,
La comprensión en el conocimiento del otro,
El conocimiento en la comunicación,
Y que hay que hablar, hablar con sinceridad y prudencia.
Que la palabra apoya al hecho.
Y que hay que cuidar el uso de la palabra, porque deja huella
Las palabras de cariño acrecientan el amor
Las ofensivas lo matan.
Que el diálogo es expresar tus sentimientos, deseos y dudas,
que acerca, para conocer al otro y evitar conflictos
yarte en alguien y que la compañía no
significa seguridad.
Con el tiempo.....
empiezas a entender que los besos no son
contratos, ni los regalos promesas.
Y aceptas tus derrotas con la cabeza en
alto, con los ojos bien abiertos,
con la compostura de un hombre(mujer)
y no con el rostro afligido de un niño(a).
Con el tiempo.....
aprendes a construir todos tus caminos en
el hoy, porque el terreno de mañana es
He aprendido que la felicidad está basada en la fidelidad
Y la fidelidad está basada en la virtud de la fortaleza
Que la fortaleza de espíritu se logra con oración, meditación y ejercicio.
Que la felicidad no es completa, ni llega sola,
Que se lucha por ella, venciendo obstáculos.
demasiado incierto para hacer planes.
He aprendido que la comprensión lleva al perdón,
que el perdón es un don y un acto de humildad
Que libera del rencor y del resentimiento,
Y que el perdón, es el don de la paz interna.
Por lo tanto.....
He aprendido, que la conciencia, debe estar alerta
Porque nos ayuda a distinguir entre el bien y el mal,
Y que los altibajos en la vida forjan, aunque en el momento se sufra.
Que los pequeños detalles y galanterías
del esposo a la esposa, simbolizan su protección,
Y las atenciones de la esposa al esposo, son cariño.
Y aprendes que incluso los agradables
rayos del sol queman, si te expones
demasiado a ellos.
siembra tu propio jardín y adorna tu propia alma, en vez de esperar que alguien te
traiga flores.
Y así aprenderás que puedes sobrellevarlo
todo, que en verdad eres fuerte, vales mucho y que con cada mañana llega un nuevo amanecer.
He aprendido que el amor, aunque reside en el corazón,
Es también sostenido por la inteligencia y la voluntad,
Que la voluntad se puede fortalecer,
He aprendido que la oración conforta y fortalece.
He aprendido que vale la pena estar juntos.
Gracias Señor por el amor. Gracias Señor por el Matrimonio.
Gracias Señor por la Familia. Gracias Señor porque existes.
9
Bienvenido, Mister Tsunami
Marta Durán de Huerta*
El domingo 26 de diciembre el centro sismológico de Honolulu detectó el temblor de nueve
grados en la escala de Richter que se produjo en el
fondo del mar, muy cerca de Sumatra. Los científicos detectaron también el maremoto que se formó
y rápidamente trataron de ponerse en contacto con
las autoridades de los países del suroeste asiático,
según reportaron Leonardo Cohen y La República.
En Indonesia las autoridades minimizaron el mensaje, no le dieron la importancia que merecía, así
que no avisaron a la población.
El caso de las islas Maldivas fue diferente. Los científicos primero trataron de ponerse en contacto con
el presidente de la República, el señor Gayoom,
pero éste se encontraba de vacaciones. Entonces
intentaron contactar al ministro de Interior, quien
estaba en una junta importante, así que acudieron al
ministro de Defensa, señor Shafeeu, pero también
estaba en aquella reunión. Sin embargo, la secretaria
del ministro tomó el mensaje y se lo hizo llegar. La
nota decía: “En dos horas llegará tsunami de Indonesia”.
El ministro de Defensa tomó cartas en el asunto.
Formó una comitiva para que muy elegantes fueran
al aeropuerto a recibir a ese visitante. Los habitantes de las Maldivas resaltan por su hospitalidad y las
autoridades cultivan el protocolo con recelo especial.
En la pista de aterrizaje el comité de recepción estaba atento con un enorme cartel que decía:
“Bienvenido, señor Tsunami”.
Pero el visitante no llegó por aire sino por mar.
En las Maldivas hubo “sólo” 38 muertos. El archipiélago con las islas más limpias y paradisíacas que
aún quedan, corre peligro ya que sus ínsulas son
muy planas y tienen en promedio un metro de altura sobre el nivel de mar.
Los países industrializados y los que están en vía de
desarrollo, son responsables de la contaminación y
del sobrecalentamiento del planeta, lo que significa
que si se siguen derritiendo los polos a la velocidad
actual, en poco las Maldivas desaparecerán bajo las
aguas.
¿Acaso se necesita un maremoto en el Atlántico
norte que devaste a los países ricos para que por fin
reaccionen?
*Tomado de La Jornada, Suplemento Masiosare,
no. 369, pág. 11, del Domingo 16 de enero de
2005.
Sabias savias
En su último intento de conquista de Europa, los turcos quitaron Creta a los venecianos en 1669 y avanzaron al noroeste,
encontrándose ya en 1683 a orillas de Viena. Los venecianos
y los austriacos contraatacaron con éxito. Los turcos que defendían Atenas contra un ataque naval, almacenaron pólvora
en el Partenón, de casi 2000 años de antigüedad. Cuando una
bala veneciana de cañón tocó el Partenón, haciendo estallar la
pólvora, toda la sección central de uno de los edificios más
magníficos de todos los tiempos fue destruida.
Isaac Asimov
El Partenón. Atenas, Grecia
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