UNIVERSIDAD POPULAR MADRES DE PLAZA DE MAYO VI ENCUENTRO INTERNACIONAL: ECONOMÍA, POLÍTICA Y DERECHOS HUMANOS. Institución de referencia: Instituto Superior de Formación Docente N°22. Olavarría Título: Filosofía, Política, Economía y Derecho de los pueblos. Autora: Lic. Amelia Gallastegui. (*)1 [email protected] T.E (02284)-491459. (02284) 15541180 Autorizo la publicación del trabajo si comité lo considera pertinente. Eje 2- Las lecciones de Europa para la construcción de la integración Latinoamericana. 1 (*) Amelia Gallastegui, profesora de Filosofía, Psicología y Pedagogía. Licenciada en Filosofía de la Universidad de Nacional de Mar del Plata, Docente en nivel Superior. Autora de “El Rol Ético Político del Otro”, en la obra de Enrique Dussel. Dunken 2009. En Blanco y Negro “Fragmentos filosóficos a la mujer”, edición independiente 2010. Estrategias Operativas Para Trabajar en Filosofía. Editorial Académica Española. 2012 . Palabras clave: Economía. Dependencia. Filosofía. Epistemología. Crítica. Derechos. Autonomía. Política. Estado de derecho. Resumen: El trabajo que resumimos brevemente se inscribe en una reflexión filosófica sobre la política en Argentina pretendiendo develar la relación intrínseca de ésta con sus avatares económicos. El diálogo intercultural a fines de siglo XX se instala en el contexto para evaluar las condiciones ideológicas que delimitan lo económico y lo político, ello nos lleva retomar la filosofía latinoamericana de Enrique Dussel y recuperar desde ella el aporte que los pensadores de Europa hacen, tematizando tal cuestión. El diálogo pone en juego una crítica a los sistemas democráticos en los cuales la política y la economía ponen de relevancia las distintas percepciones del mundo, Apel (filosofo alemán) considera que las condiciones del avance del capital pueden ser reformuladas produciendo con ello un menor grado de exclusión e injusticia. Para Ricoeur (filósofo fancés), la liberación política de los pueblos ha de recuperar los núcleos referenciales de su cultura y con ellos sustentar el avance de un sistema político representativo. El error de Argentina según el filósofo francés es subsumir las decisiones políticas a los avatares de la economía y no a la inversa. La filosofía crítica de nuestro continente reflexiona acerca de la política reconociendo que, los que mandan representativamente (potestas) a la comunidad política han de mandar obedeciendo pues (la potentia), como poder en sí se obliga a cumplir con lo acordado por consenso. La autonomía política de los pueblos de América Latina es hoy motivo de encuentros y debates. Filosofía, política, economía y derecho de los pueblos. El presente trabajo se inscribe dentro de una reflexión filosófica sobre la política en Argentina pretendiendo develar su relación intrínseca con los avatares económicos que ha atravesado y atraviesa nuestro país en particular y América Latina en general. La perspectiva del nuevo siglo abre el núcleo de tal relación hacia un ámbito complejo y multiforme que produce diversas interpretaciones y lecturas. Con lo cual la intencionalidad de los sujetos actuantes en tales marco trazan límites a la acción comunicativa refiriendo sólo aquellos aspectos que consideran ideológicamente convenientes para los países del centro, siempre en detrimento de los países en vías de desarrollo. Si bien las prácticas políticas contemporánea apuntan a dirimir dentro de su propio contexto las posibilidades de afrontar su dificultades económicas, las globalización o planetarización de la economía hace hoy que ningún país de esta parte del globo pueda escapar a la crisis económica que como un boomerang, hoy se vuelve contra aquellos que siempre la han producido y utilizado como un armas de dominación territorial, política, ideológica, epistémica cuya repercusión es inevitable. Los diversos modos de articulación entre la formalidad del fundamento filosófico, el derecho de los pueblos y por lo tanto, su relación ética – política con la materialidad de lo social, exige cuando se lo aborda críticamente y a conciencia reflexionar sobre los distintos campos que la economía subsume en su despliegue global. En tal sentido el campo práctico, de la operatividad política ha de tender (si pretende reivindicar su derecho a la autonomía), hacia el horizonte humano como última referencia, realización del ser que no descansa en el presupuesto macro-económico sino en la sustanciación de una vida digna como último alegato. Tal exigencia de autonomía económica – política de los pueblos de América Latina, se inscribe dentro de un marco filosófico contextualizado y critico como pretensión honesta de legitimidad, de justicia, de igualdad y participación de todos los afectados, en el sostenimiento y fortalecimiento de un sistema político que sustenta la libre elección de un gobierno democrático en el marco actual de los Derechos Humanos y por lo tanto políticos. Dadas las condiciones antes señaladas, queremos exponer las posibilidades concretas que una filosofía contextualizada en nuestro continente( e involucrada con su particular experiencia histórica), tiene en su pretensión impugnar la dominación originaria y de larga data que vive América latina, en particular nuestro país Argentina, considerando que no hay mejor herramienta que el diálogo (en este caso de impugnación de las categorías e ideologías instauradas desde los grandes centro de poder), un diálogo abierto en la frontera del sistema con el cual pretendemos no sólo hacer inteligible, sino también visible los aspectos antes señalados. Este será el punto de anclaje de un diálogo intercultural como instancia de apertura que, a fines de siglo XX se instala en el contexto para evaluar las condiciones ideológicas de fondo que delimitan tanto lo económico, como lo político de la vida y del conocimiento, espacio donde el intercambio de perspectivas se abre sabiendo que el acercamiento entre los seres a través del lenguaje es la única posibilidad de entendimiento, aunque el marco de formalidad que estructura el mismo sólo nos aporta la posibilidad de hacer visible el trazado real del poder económico mundial y las crisis estructural de la política que el mismo produce y reproduce. La exigencia teórica, los fundamentos filosóficos que pretendemos dar nos llevan retomar en el campo de la Filosofía Latinoamericana (de Enrique Dussel), los aspectos básicos que nos interesan recortar del diálogo intercultural con Karl Apel y Paul Ricoeur, dada la claridad y riqueza que el mismo aporta a nuestra comprensión de un mundo fragmentario en el cual la economía y la guerra que plantea el “Imperio”2, dirime los marcos de pobreza, de riqueza, de justicia y desigualdad desde una geopolítica centrada en el paradigma dominante, el Capital. El punto de partida del diálogo se abre desde una notorio desequilibrio informativo y formativo, en Argentina como en todo América Latina se estudia a Europa, en cambio 2 Cuando referimos Imperio nos estamos refiriendo a Norteamérica, país que por su voracidad y despliegue táctico, estratégico pone en riesgo el mapa mundial de las negociaciones. Europa desconoce ( desde una conciencia ideológicamente fundada), la condición de desigualdad material de económica política y los aportes de una reflexión crítica que emergen como novedad interpelando al sistema liberal. En este plano la reflexión exige poner en juego la crítica al capital, a su sistema económico que acorrala a América Latina a fines de siglo XX. Siguiendo el itinerario trazado para nuestro trabajo, consideramos necesario retomar el aporte de Otto Apel (filósofo alemán) a un diálogo que consideramos de suma relevancia, dado que el mismo significa una mínima apertura a la expresión de nuestro continente y en forma puntual a nuestro país, a su contexto económico – social ya no sólo como productor de materia prima y mano de obra para los países desarrollados sino y, por sobre estas, a la capacidad de expresar una conciencia de lo propio crítica y audaz, capaz de actuar ante la depredación histórica que Europa primero y Estados Unidos después han venido realizando en las economía que pretenden emerger de una dominación de larga data. En esta reflexión nos detenemos sobre la problemática que se expresa como trama de conflictos en el ejercicio de la responsabilidad social y del derecho de cada pueblo a exigir su autonomía. Tal como hemos podido comprender las crisis económicas de nuestro país bajo la dominación de los países desarrollados decanta como dominación y distorsión de los sistemas políticos de representación, teniendo como anclaje de sus logros la particularidad ideológica de sus habitantes, portadores de una conciencia dual, ambivalente que históricamente de-construye los sistemas democráticos apenas iniciados en nuestro continente cuando la política economía pone en riesgo su bienestar particular. La reflexión antes realizada da cuenta de la necesidad de realizar una crítica interna de los sistemas democráticos en los cuales la política y la economía ponen de relevancia las distintas percepciones del mundo, la posición crítica de Apel propone un abordaje racional – consensual de las dificultades que atraviesa nuestro país y el continente en búsqueda de un cambio en la situación. Para el filósofo alemán las relaciones de dominación que el discurso legitima surgen desde el mismo interior del sistema que genera políticas corruptas, que avalan sin pudor la explotación y expropiación de sus riquezas y con ello la subsunción de las economías emergentes a un contexto mundial – liberal. Apel sostiene que estas condiciones puntuales del avance del capital pueden ser reformuladas produciendo un menor grado de exclusión e injusticia, considerando esencial para ello apelar a la responsabilidad de los intelectuales (elite privilegiada) en la búsqueda de una macro-ética universal que incluya a todos los afectados. Aduciendo que en todos los casos el problema de la corrupción en el campo político - económico son cuestiones de marco que se deben dirimir al interior del sistema político de los países en cuestión y, nos señala la imposibilidad para el planeta tierra pueda sostener un cambio del mapa global de desarrollo que incluya a los países hoy en vías desarrollo, la única salida es considerar a futuro que el capitalismo puede ser reformulado y con ello minimizar los desequilibrio existentes. Paul Ricoeur, reconoce como indispensable para abordar la autonomía, una liberación política de los pueblos que permita a estos recuperar los núcleos referenciales de su cultura y con ellos sustentar el avance de un sistema político representativo de los mismos. Para el filósofo francés el error de Argentina es, básicamente que, en éste nuestro país (como en otros que componen el mapa territorial de América Latina) se parte de subsumir la política en la economía, cuando en verdad debería ser a la inversa, las cuestiones económicas de fondo han de resolverse desde el marco de la política. Precisamente para nosotros, el punto en cuestión es que, para el filósofo francés suponer la relevancia de lo político frente a lo económico es propio de una cultura que como centro de poder epistémico puntual y operador económico - político en diversas circunstancias, la consideración de un marco político que tematice la economía es central, pero cabe reconocer que éste opera desde la conciencia de su propio territorio desconociendo el marco de dependencia económica que subsume a los países de América Latina (es nuestro caso), Argentina y que tal dependencia no da lugar a pensar otra posibilidad, los países del centro imponen su ideología en los países deudores y al mismo tiempo trazan nuevas dependencias que los mantiene cautivo sin poder llevar a debates más profundos las críticas de fondo, que un sistema político ha de realizar si se propone abordar su autonomía, más allá de lo territorial. Puesto que, a la ya mencionada dependencia intelectual, social, política, económica, ideológica se le suma la problematización que aporta la filosofía misma cuando ésta se involucra con la cultura del pueblo poniendo en juego una faz doblemente positiva, ser el actor de un momento histórico por demás significativo y, a la vez portavoz de un discurso propio que, como balbuceo histórico sienta las bases de un pensamiento que se sabe latinoamericano, siendo conscientes que, junto a la responsabilidad por el Otro que se juega en el plano del discurso, esta la realidad concreta – corporal – vital de aquellos que interpelan por sus derechos y a los cuales las políticas sociales no pueden dar respuesta. La posibilidad normativa de argumentación política pretende producir una aceptación de la igual dignidad del Otro, en un espacio concreto donde la voluntad de querer participar y la aceptación del Otro como ciudadano argumentante, habilita la posibilidad de disidencia, de debate, de consensos, propios de un ámbito democrático legítimo. Para el autoritario no es necesario el consenso, ni la hegemonía, ni la democracia, sino el ejercicio de su sola voluntad despótica, potestas (ejercicio autoritario del poder político usurpado) fetichizada que no se funda en la potentia (poder del pueblo), rompiendo con la reciprocidad representante – representado. Lo normativo de la política al que hacemos referencia cobra relevancia, se pone en evidencia, cuando en el mencionado campo político las decisiones adquieren el carácter institucional de la determinación de legitimidad que, como todas las pretensiones políticas, deben cumplirse con respecto a lo acordado libremente y por consenso, ello implica, para nosotros trazar un hilo conductor en entre el principio democrático y lo procedimental (mediación práctica – política que nos pone en contacto con los otros). Desde lo normativo la participación ha de producirse disciplinando la voluntad, como voluntad de poder y querer vivir en comunidad. La fraternidad humana se expresa concretamente en el campo político, espacio – tiempo donde en la igualdad representante – representado conforma racionalmente un conglomerado humano que pretende una genuina participación en la igualdad política – democrática. La admisión o negación de responsabilidades marca el paso de la teoría a las mediaciones prácticas en el mundo de la vida, tales acciones penen en evidencia los distintos niveles de dominación económica que abren el campo del poder político a la posibilidad de coerción. La soberanía de tal comunidad se expresa dentro del campo normativo y del derecho como aquel poder intrínseco que origina, da lugar a la institucionalidad tanto desde la Constitución y de las leyes, como de la administración del poder en general. El darse institucionalidad desde la representatividad y la delegación es una diada que da sustento, legitimidad al principio democrático que orienta a la comunidad política. La participación igualitaria de todos los afectados hace que la comunidad política se auto-determine y obligue a sí misma a obedecerse; en este contexto los que mandan representativamente (potestas) a la comunidad política mandan obedeciendo y, la potentia como posibilidad – poder en sí se obliga a cumplir con lo acordado por consenso. Así las estructuras de la administración – representación cobran legitimidad como obediencia a la misma comunidad. Hoy en los albores del siglo XXI, vientos de cambios profundos en el mapa social y político global, estos traen aparejados una mayor amplitud ideológica para un debate que surge a partir de las fortalezas creadas por una nueva realidad económico - política, desde un nuevo marco de gestión y con una apertura significativa a mundo de la vida cotidiana, hacen de nuestro país un contexto inédito que genera una serie de transformaciones dentro y fuera de las perspectivas económicas actuales que se atreve a confrontar con las viejas estructuras del capital, un capital que en el proceso de globalización deglute a los demás países. Hoy nuestro país Argentina al igual que el resto de América Latina experimenta una fase del capitalismo que no podemos enfrentar con las herramientas discursivas del pasado, lo novedoso de este modelo de capital es que va más allá de la explotación, del producto, de las alienaciones precedentes y se expresa en la especulación financiera produciendo un profundo retraimiento de las economías y de las políticas que van más allá de las fronteras de los Estados cobrando fuerzas supra-nacionales, ello obstaculiza en gran medida la posibilidad de autonomía de los pueblos que interpelan a las políticas y economías globales exigiendo claridad discursiva en el fundamento de las acciones ( el papel de la nueva industria cultural en la legitimación del capitalismo) que ponen en debate el tema de los recursos. Lejos de ser ingenuos no podemos desconocer hoy que América Latina ocupa un espacio territorial estratégico, ricos en recursos energéticos, en biodiversidad y en uno de los más importantes reservorio de agua potable del planeta, con lo cual las instancias del diálogo y la impugnación de los principios del pensamiento europeo sobre América Latina parece ser sólo un cambio de discurso. La pretensión genuina de diálogo intercultural que persigue la filosofía latinoamericana abre el horizonte epistémico delimitado por la voluntad de poder hacia un debate serio acerca de las posibilidades de modificación o apertura de los límites impuestos tanto a la economía como al desarrollo de nuestro país (endeudado con el Norte) desde otros paradigmas. La conmoción puntual que produce este fenómeno implica repensar nuestro lugar en el mundo para, desde allí conversar y articular con los pueblos de nuestro continente los pasos a seguir para permanecer en la unidad, cuestión ideológica de fondo que exige el tránsito hacia un paradigma epistémico anclado en lo local que posibilite tejer redes, zonas de contacto, nodos que fructifiquen en una unidad que resista la unilateralidad del capital y la conciencia depredadora que lo nutre, aunque en estos últimos tiempos hay una esperanza. Bibliografía. Dussel, Enrique. Apel, Ricoeur, Rorty y la Filosofía de la Liberación. México 1983. Gallastegui, Amelia. El Rol Ético – Político en la obra de Enrique Dussel. Borón Atilio. “Imperialismo, movimientos sociales y ciencia crítica latinoamericana”. Entrevista de Karina Moreno.