AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015 QUEJOSA Y RECURRENTE: ********** PONENTE: MINISTRO JOSÉ FERNANDO FRANCO GONZÁLEZ SALAS SECRETARIO: JOEL ISAAC RANGEL AGÜEROS SEXTO. En los agravios primero y segundo la recurrente plantea diversos argumentos dirigidos a combatir la interpretación que realizó el Tribunal Colegiado del conocimiento respecto del artículo 127, fracción III, de la Ley Federal del Trabajo, vigente en el ejercicio de dos mil siete. Si bien la materia del amparo directo en revisión se centra en temas de constitucionalidad o convencionalidad, lo cierto es que, cuando se combate una norma aseverando que es contraria a los derechos fundamentales previstos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos o en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, para analizar si es fundado o no el planteamiento, previamente debe establecerse el significado del correlativo precepto. Por tanto, en esos casos debe considerarse como parte de las cuestiones materia de la presente instancia el tópico consistente en determinar si fue correcta o no la interpretación que realizó la autoridad responsable o el Tribunal Colegiado de Circuito de la norma general que se tildó de inconstitucional o inconvencional. Es aplicable la jurisprudencia 2a./J. 55/2014 (10a.), de rubro y texto siguientes: “REVISIÓN EN AMPARO DIRECTO. DENTRO DE LAS CUESTIONES PROPIAMENTE CONSTITUCIONALES MATERIA DE ESTE RECURSO SE ENCUENTRA LA INTERPRETACIÓN REALIZADA POR LA AUTORIDAD RESPONSABLE O EL TRIBUNAL COLEGIADO DE CIRCUITO DE LA NORMA GENERAL CUYA CONSTITUCIONALIDAD SE IMPUGNA, AL RESOLVER CUESTIONES DE LEGALIDAD. La circunstancia de que con base en el artículo 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, este Alto Tribunal sea el máximo intérprete del Texto Fundamental, no implica que tenga alguna vinculación con la interpretación AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015 realizada por los órganos del Estado, incluidos los tribunales ordinarios y los de amparo, lo cual constituye el fundamento constitucional para determinar en última instancia sobre la constitucionalidad o no de la disposición jurídica objeto de control. Así, los pronunciamientos de esta naturaleza encuentran especial sentido en la labor jurisdiccional unificadora de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, destacando al respecto, que dentro de las cuestiones propiamente constitucionales que son materia del recurso de revisión en amparo directo se encuentra la relativa a la interpretación de la autoridad responsable o del Tribunal Colegiado de Circuito de la norma general cuya constitucionalidad se impugna, ya que para determinar si ésta es o no contraria a la Constitución, es preciso que previamente se conozca el significado de dicha norma.1 Los argumentos que la recurrente plantea, en relación con la interpretación de la norma que tilda de inconstitucional, son los siguientes: El artículo 127, fracción III, de la Ley Federal del Trabajo, tiene por objeto compensar una actividad en la que el trabajador en términos generales no participa en un proceso de producción que genere ingresos (los réditos que producen los bienes están relacionados a los bienes per se y no al esfuerzo del trabajo), por lo que afirma que le es aplicable el tope pues no hay proporción entre el esfuerzo del trabajo y rendimiento de los capitales bajo su cuidado. El Tribunal Colegiado sostuvo que los sujetos —a los que se refiere el precepto combatido— no se encuentran en una situación de igualdad respecto de otros individuos, sin embargo, se equivoca al establecer cuál es el fin buscado por la norma. De la exposición de motivos se observa de manera expresa que la intención de topar a un mes de salario la participación de los trabajadores en las utilidades de las empresas, no es beneficiar de forma exclusiva a los patrones que sean propietarios de edificios por los que se cobran rentas o que se dedican al cobro de créditos, los cuales contratan un personal mínimo, sino beneficiar a todos aquellos patrones cuyos ingresos no deriven de la combinación de capital y mano de obra. 1 Décima Época. Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Libro 6, Mayo de 2014, Tomo II. Página: 804. Registro: 2006486. 2 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015 En la mencionada exposición se señalan una serie de ejemplos para dar claridad, sin embargo, no son limitativos sino enunciativos, toda vez que el tope de un mes previsto en dicha norma será aplicable para todos aquellos patrones cuyos trabajadores no tengan una verdadera participación en la generación de ingresos. Es inviable establecer que el objeto de la norma es que no pague participación de los trabajadores en las utilidades de las empresas quien no pueda por recibir ingresos de una fuente exclusiva y por tener solo un trabajador, dado que la exclusividad de ingresos y el hecho de que se tenga uno o pocos trabajadores, no aumenta ni disminuye la capacidad de pago. Menciona que partiendo del propio examen que realizó la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al resolver la contradicción de tesis 129/2013, sobre el sentido que debe darse al artículo 127, fracción III, de la Ley Federal del Trabajo, se desprende que la diferenciación tiene por objeto compensar una actividad en la que el trabajador en términos generales no participa en un proceso de producción que genere ingresos, permitiendo al patrón cubrir la prestación (utilidad) con la limitante de la norma. Por lo que, si en el caso particular el trabajo inherente al cuidado de bienes (capitales y valores) no es determinante en la obtención de las utilidades, sino lo que incide proporcionalmente es el monto de los capitales y valores, entonces se está en el mismo supuesto que dio origen a la norma. Por lo que se refiere a la diferenciación que utilizó el Tribunal Colegiado relativa al empleo de un mínimo de trabajadores para desarrollar la actividad a la que se dedica el patrón, con ello —asevera— se está integrando el texto legal y no interpretándolo, porque aun cuando tales razonamientos hayan formado parte de la exposición de motivos, no se incorporaron al artículo 127, fracción II, de la Ley Federal del Trabajo y, en consecuencia, carecen de valor. Aduce que el Tribunal Colegiado realizó un incorrecto análisis del segundo concepto de violación, así como del artículo 127, fracción III, de la Ley Federal del Trabajo, al señalar que la palabra “exclusivamente” se refiere a los tres supuestos previstos en el 3 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015 mencionado artículo y no sólo aquellos trabajadores al servicio de personas cuyos ingresos deriven exclusivamente de su trabajo, pues de otra forma, no habría ubicado tres hipótesis en la misma fracción. El artículo de mérito establece dos supuestos distintos: a) las personas cuyos ingresos deriven exclusivamente de su trabajo —siendo éste al único que le es aplicable la palabra “exclusivamente”—; b) los que se dediquen al cuidado de bienes que produzcan rentas o al cobro de créditos y sus intereses —cuyo único requisito es que se dediquen a dicho objeto, pero no que se dediquen únicamente a esas actividades o que la totalidad de sus ingresos sean por tales conceptos—. Al existir una “coma” que separe los tres supuestos a los que se hace referencia en el artículo reclamado, resulta claro que el término “exclusivamente” aplica solamente a los primeros de éstos, por lo que resulta violatorio del principio de seguridad jurídica que se extrapole dicho término a los tres supuestos previstos. Tales motivos de disenso son infundados. Cabe destacar que —como se señaló en el fallo recurrido— en relación con la interpretación de la fracción III del artículo 127 de la Ley Federal del Trabajo, esta Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al resolver la contradicción de tesis 129/2013,2 sustentó lo siguiente: “Ahora bien, el artículo 127 de la Ley Federal del Trabajo dispone: ‘Artículo 127. El derecho de los trabajadores a participar en el reparto de utilidades se ajustará a las normas siguientes: I. Los directores, administradores y gerentes generales de las empresas no participarán en las utilidades; (REFORMADA, D.O.F. 2 DE JULIO DE 1976) II. Los demás trabajadores de confianza participarán en las utilidades de las empresas, pero si el salario que perciben es 2 En sesión de veintinueve de mayo de dos mil trece, por mayoría de cuatro votos de los Ministros Luis María Aguilar Morales, Alberto Pérez Dayán, José Fernando Franco González Salas y Sergio A. Valls Hernández. La Ministra Margarita Beatriz Luna Ramos votó en contra. 4 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015 mayor del que corresponda al trabajador sindicalizado de más alto salario dentro de la empresa, o a falta de éste al trabajador de planta con la misma característica, se considerará este salario aumentado en un veinte por ciento, como salario máximo. III. El monto de la participación de los trabajadores al servicio de personas cuyos ingresos deriven exclusivamente de su trabajo, y el de los que se dediquen al cuidado de bienes que produzcan rentas o al cobro de créditos y sus intereses, no podrá exceder de un mes de salario; IV. Las madres trabajadoras, durante los períodos pre y postnatales, y los trabajadores víctimas de un riesgo de trabajo durante el período de incapacidad temporal, serán considerados como trabajadores en servicio activo; (ADICIONADA, D.O.F. 30 DE NOVIEMBRE DE 2012) IV Bis. Los trabajadores del establecimiento de una empresa forman parte de ella para efectos de la participación de los trabajadores en las utilidades; V. En la industria de la construcción, después de determinar qué trabajadores tienen derecho a participar en el reparto, la Comisión a que se refiere el artículo 125 adoptará las medidas que juzgue conveniente para su citación; VI. Los trabajadores domésticos no participarán en el reparto de utilidades; y VII. Los trabajadores eventuales tendrán derecho a participar en las utilidades de la empresa cuando hayan trabajado sesenta días durante el año, por lo menos.’. El citado precepto legal establece, entre otras, reglas específicas que acotan el derecho de los trabajadores a participar en el reparto de utilidades; tal es el caso de la fracción III, que limita el monto máximo de participación de los trabajadores en las utilidades a un mes de salario, cuando presten servicios a: a) personas cuyos ingresos deriven exclusivamente de su trabajo; 5 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015 b) personas que se dediquen al cuidado de bienes que produzcan rentas; o c) personas que se dediquen al cobro de créditos y sus intereses. Para entender el sentido de la norma, en cuanto impone un tope máximo de participación de los trabajadores en las utilidades, hay que tener en cuenta el proceso legislativo que dio origen a la Ley Federal del Trabajo, específicamente, a la fracción III del numeral en comento. En la iniciativa de Ley Federal del Trabajo (de mil novecientos setenta), el Poder Ejecutivo propuso el siguiente texto de la fracción III del citado artículo 127: ‘Artículo 127. El derecho de los trabajadores a participar en el reparto de utilidades se ajustará a las normas siguientes: (…) III. El monto de la participación de los trabajadores al servicio de personas cuyos ingresos deriven exclusivamente de su trabajo, no podrá exceder del importe de un mes de salario; (…).’ Del texto transcrito se advierte que el monto máximo de un mes de salario de participación de los trabajadores en las utilidades, únicamente se estableció para aquellos que prestaban sus servicios a personas cuyas ingresos derivaban exclusivamente de su trabajo; esto es, la citada iniciativa de ley no hizo alusión a los diversos supuestos relativos a personas que se dediquen al cuidado de bienes que produzcan rentas o al cobro de créditos y sus intereses. Sin embargo, en el dictamen de la Cámara de Origen (Diputados), los aludidos supuestos se agregaron a la fracción III, según se nota de la siguiente reproducción: ‘Artículo 127. El derecho de los trabajadores a participar en el reparto de utilidades se ajustará a las normas siguientes: (…) III. El monto de la participación de los trabajadores al servicio de personas cuyos ingresos deriven exclusivamente de su trabajo, y el de los que se dediquen al cuidado de bienes que produzcan rentas o al cobro de créditos y sus intereses, no podrá exceder de un mes de salario; (…)’. 6 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015 Las razones expuestas en el mencionado dictamen para añadir tales supuestos, fueron las siguientes: ‘Se reforma la fracción III del artículo 127, para que las personas dedicadas al cuidado de bienes que produzcan rentas o al cobro de créditos y sus intereses, sólo perciban, como reparto de utilidades, un mes de salario, al igual que los trabajadores al servicio de personas cuyos ingresos deriven exclusivamente de su trabajo. La adición se justifica por estudios hechos en los que se hace notar que alguna persona, propietaria de edificios o titular de créditos que produzcan réditos, entre otras situaciones, utilice los servicios de algún trabajador al cuidado de un inmueble o efectúe los cobros de los créditos y de sus intereses, se vería en la situación de no poder cubrir las prestaciones correspondientes. En estas condiciones no sería posible la fijación de las utilidades que podrían corresponder a esos trabajadores, pues no se le podría dar, como participación de utilidades, un porcentaje sobre las rentas o sobre los créditos y sus intereses cobrados. Puede ocurrir que una persona tenga inversiones en créditos hipotecarios, que le produzcan doscientos o trescientos mil pesos anuales; si el porcentaje fijado como participación de los trabajadores fuera de un 15% ó 20%, podría pretender que se le pagaran quince o veinte mil pesos por cada cien mil que cobrara, por concepto de participación en utilidades. Otro tanto podría decidirse para la persona encargada de cuidar un edificio: si éste produce doscientos mil pesos anuales, dicha persona podría exigir que se le pagasen treinta mil pesos. Por otra parte, debe considerarse que un edificio que produce rentas o uno o más créditos hipotecarios productores de intereses, no son ‘empresas’, de conformidad con la definición contenida en la Iniciativa Presidencial, por lo que no puede hablarse de utilidades derivadas de la combinación del capital y del trabajo.’ Finalmente, al publicarse la Ley Federal del Trabajo en el Diario Oficial de la Federación el uno de abril de mil novecientos setenta, quedó el texto que en seguida se transcribe, el cual no ha sido reformado hasta la fecha: 7 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015 ‘Artículo 127. El derecho de los trabajadores a participar en el reparto de utilidades se ajustará a las normas siguientes: (…) III. El monto de la participación de los trabajadores al servicio de personas cuyos ingresos deriven exclusivamente de su trabajo, y el de los que se dediquen al cuidado de bienes que produzcan rentas o al cobro de créditos y sus intereses, no podrá exceder de un mes de salario; (…)’. Del contexto relatado puede advertirse que la intención que tuvo el legislador, para imponer un mes de salario como monto máximo de participación de los trabajadores en las utilidades, cuando presten sus servicios a personas que se dediquen al cuidado de bienes que produzcan rentas o al cobro de créditos y sus intereses; fue la de procurar que las personas propietarias de edificios o los titulares de créditos que produjeran réditos, que utilizaran algún trabajador para el cuidado de los inmuebles o para efectuar los cobros de los créditos, no se vieran imposibilitados para cubrir la prestación correspondiente. Lo anterior porque entendió que no podría pagarse a los trabajadores por concepto de utilidades un porcentaje sobre las rentas o sobre los créditos y sus intereses, debido a que no reflejaría una real y verdadera participación del trabajador en la actividad productora de los ingresos, tal es el caso del cuidado de inmuebles o el cobro de intereses. Incluso, el creador de la norma precisó que los inmuebles que producen rentas, o los créditos que generan intereses, no constituyen propiamente una ‘empresa’, razón por la cual no podía entenderse que la utilidad de esas actividades derivara de la combinación de capital y de trabajo. De la explicación anterior conviene puntualizar que, al fijar el monto máximo de un mes de salario como participación de los trabajadores en las utilidades, el legislador tuvo en mente a los patrones que tuviesen como única fuente de ingresos las rentas de inmuebles de su propiedad, o los intereses o réditos producto de créditos otorgados. Esto se entiende así, debido a que el emisor de la norma fue claro en señalar que no podría otorgarse como participación de utilidades un porcentaje sobre las rentas o sobre los réditos, con lo cual deja entrever que los ingresos 8 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015 únicamente derivarían de esas actividades; de otra manera hubiese señalado que los ingresos podrían tener su origen, entre otras actividades, en las rentas o réditos. Por otra parte, el legislador también puntualizó que ese tipo de patrones utilizan un número reducido de trabajadores, incluso sólo uno; lo que permite inferir que la limitante en el monto máximo del reparto de utilidades pretendía proteger a los pequeños empresarios con las actividades señaladas. Así, esta Segunda Sala estima que el patrón que se dedica al cuidado de inmuebles que producen rentas o al cobro de créditos que generan intereses y que constituyen su única fuente de ingresos, para la que utilizan un mínimo de trabajadores para desarrollarla, es el que actualiza el supuesto de la norma contenida en la fracción III del artículo 127 de la Ley Federal del Trabajo, esto es, respecto de este tipo de personas la obligación de pagar utilidades a sus trabajadores estará topada al monto máximo de un mes de salario correspondiente. De esta manera, si un patrón, además de dedicarse al cuidado de bienes que producen rentas o al cobro de créditos que generan intereses, realiza otra actividad o actividades que constituyan una fuente distinta de ingresos, resulta inconcuso que no se ubica en el supuesto de la norma examinada; por tanto, respecto de este tipo de personas no opera el tope máximo del monto de reparto de utilidades, porque rebasan el supuesto jurídico previsto por el legislador. En conclusión, el tope de un mes de salario como monto máximo de participación de los trabajadores en el reparto de utilidades, previsto en el artículo 127, fracción III, de la Ley Federal del Trabajo, sólo es aplicable a los patrones que obtengan sus ingresos exclusivamente del cuidado de bienes que produzcan rentas o del cobro de créditos y sus intereses; no así para aquellos que, además de esas actividades, reciben ingresos de otras operaciones.” (Énfasis y subrayado añadidos) De la transcripción que precede se aprecia que esta Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con base en una interpretación teleológica, ha desentrañado el sentido y alcance del artículo 127, fracción III, de la Ley Federal del Trabajo, consistente en 9 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015 que el límite máximo de participación de los trabajadores en el reparto de utilidades —de un mes de salario— sólo es aplicable a los patrones que obtengan sus ingresos exclusivamente del cuidado de bienes que produzcan rentas o del cobro de créditos y sus intereses; no así para aquellos que, además de esas actividades, reciben ingresos de otras operaciones. Lo anterior, porque solamente los patrones que percibieran ingresos en forma exclusiva de tales actividades, se encontrarían en la circunstancia que motivó la creación de la norma, esto es, tales empleadores al tener como única fuente de ingresos las rentas de inmuebles o los réditos o intereses derivados de créditos, se verían en dificultades para repartir utilidades a su trabajador o trabajadores bajo el esquema tradicional —diez por ciento de la renta gravable para efectos del impuesto sobre la renta—. Por tanto, para proteger el derecho de percibir una participación de utilidades del número reducido de trabajadores que se emplean para recabar tales ingresos, así como para mantener las actividades de referencia como fuente de éstos, se estableció un mes de salario como monto máximo para realizar el reparto. En ese orden de ideas, los correlativos planteamientos de la recurrente son infundados, porque si bien en la exposición de motivos del artículo 127, fracción III, de la Ley Federal del Trabajo se señaló que un edificio que produce rentas o uno o más créditos hipotecarios productores de intereses, no son “empresas”, por lo que no podía hablarse de utilidades derivadas de la combinación del capital y del trabajo; lo cierto es que tal aspecto no fue el único que se tomó en consideración, sino que primordialmente se analizó la circunstancia en que se encontraban —respecto de la posibilidad para cumplir con el deber de repartir utilidades— las personas que únicamente percibieran ingresos del cuidado de bienes que produzcan rentas o del cobro de créditos y sus intereses; no así para aquellos que, además de esas actividades, reciben ingresos de otras operaciones. En consecuencia, el precepto de referencia no vulnera el derecho de seguridad jurídica, pues de su interpretación teleológica se aprecia claramente que los patrones que, además de dedicarse al cuidado de bienes que producen rentas o al cobro de créditos que 10 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015 generan intereses, realizan otra actividad o actividades que constituyan una fuente distinta de ingresos, no se ubican en el supuesto de la norma para que le sea aplicable el límite en comento. Por otra parte, en los restantes argumentos del primer agravio, la recurrente aduce lo siguiente: El Tribunal Colegiado realizó un incorrecto análisis del primer concepto de violación señalando que está justificada la distinción de trato que da origen a la diferenciación aducida en la demanda de amparo. La disposición reclamada sí contraviene el principio de igualdad previsto en el artículo 1° Constitucional, pues no existe razón que justifique el trato diferenciado que concede a cierto tipos de patrones, mientras que a ella le impide acceder al beneficio de la norma aun cuando sus ingresos derivan de las comisiones que cobra por el cuidado de bienes que producen rentas, así como por bienes y servicios complementarios a esta actividad, los cuales no implican una combinación de capital y trabajo. No es óbice que el Tribunal Colegiado del conocimiento señale que los patrones que se dedican a una actividad adicional a las contenidas en la disposición reclamada sí tienen la posibilidad de cubrir la prestación a sus trabajadores, porque ello consiste en una mera afirmación que el A quo no logró probar. Tales motivos de disenso son infundados. En primer lugar cabe destacar que, en el ámbito legislativo, el principio de igualdad se traduce en una limitante al legislador consistente en la prohibición de que en el ejercicio de su creación normativa emita normas discriminatorias. No obstante, dicha limitante no se traduce en la prohibición absoluta de establecer diferencias respecto de las categorías enumeradas en el artículo 1º de la Carta Magna, sino que es un exhorto al legislador para que en el desarrollo de su función, sea especialmente cuidadoso, evitando establecer distinciones que sitúen 11 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015 en franca desventaja a un grupo de individuos respecto de otro, o bien, que menoscaben los derechos de los gobernados, salvo que esta diferenciación constituya una acción positiva que tenga por objeto compensar la situación desventajosa en la que históricamente se han encontrado determinadas agrupaciones. Asimismo, al resolver el amparo en revisión 220/2008, 3 el Tribunal Pleno sostuvo que el principio de igualdad no implica que todos los individuos deban encontrarse siempre y en cualquier circunstancia en condiciones de absoluta igualdad, sino que, más bien, se refiere a una igualdad jurídica entre los gobernados, que se traduce en el hecho de que todos tengan derecho a recibir siempre el mismo trato que reciben aquellos que se encuentran en situaciones de hecho similares, por lo que no toda diferencia implicará siempre una violación a las garantías de los gobernados, sino que ésta se dará sólo cuando, ante situaciones de hecho similares, no exista una justificación razonable para realizar tal distinción. De lo que se desprende que el criterio de este Alto Tribunal está orientado en el sentido de que para examinar la supuesta violación al derecho humano de igualdad, es necesario establecer que los puntos comparativos a los que se acude, regulen realmente supuestos normativos idénticos y se dirijan a sujetos colocados en un mismo plano, para en su caso, examinar la razonabilidad y proporcionalidad de la justificación para realizar la distinción. Por eso, al examinar si una norma respeta la garantía de igualdad, el juzgador constitucional debe verificar la configuración de los siguientes parámetros: 1) La existencia de una diferencia de trato entre sujetos o grupos de individuos que se encuentren en una situación comparable; 2) De existir esa situación análoga, que la diferenciación legislativa obedezca a una finalidad legítima, objetiva y constitucionalmente válida; 3) La distinción se estatuya en un instrumento adecuado para alcanzar el objetivo; y 4) La medida legislativa sea proporcional. 3 Resuelto el diecinueve de junio de dos mil ocho, por unanimidad de diez votos —respecto de la consideración de referencia— de los Ministros Sergio Salvador Aguirre Anguiano, José Ramón Cossío Díaz, Margarita Beatriz Luna Ramos, José Fernando Franco González Salas, José de Jesús Gudiño Pelayo, Mariano Azuela Güitrón, Sergio A. Valls Hernández, Olga Sánchez Cordero de García Villegas, Juan N. Silva Meza y Guillermo I. Ortiz Mayagoitia. 12 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015 Es aplicable la jurisprudencia 2a./J. 42/2010, de rubro y texto siguientes: “IGUALDAD. CRITERIOS QUE DEBEN OBSERVARSE EN EL CONTROL DE LA CONSTITUCIONALIDAD DE NORMAS QUE SE ESTIMAN VIOLATORIAS DE DICHA GARANTÍA. La igualdad normativa presupone necesariamente una comparación entre dos o más regímenes jurídicos, ya que un régimen jurídico no es discriminatorio en sí mismo, sino únicamente en relación con otro. Por ello, el control de la constitucionalidad de normas que se estiman violatorias de la garantía de igualdad no se reduce a un juicio abstracto de adecuación entre la norma impugnada y el precepto constitucional que sirve de parámetro, sino que incluye otro régimen jurídico que funciona como punto de referencia a la luz de un término de comparación relevante para el caso concreto. Por tanto, el primer criterio para analizar una norma a la luz de la garantía de igualdad consiste en elegir el término de comparación apropiado, que permita comparar a los sujetos desde un determinado punto de vista y, con base en éste, establecer si se encuentran o no en una situación de igualdad respecto de otros individuos sujetos a diverso régimen y si el trato que se les da, con base en el propio término de comparación, es diferente. En caso de que los sujetos comparados no sean iguales o no sean tratados de manera desigual, no habrá violación a la garantía individual. Así, una vez establecida la situación de igualdad y la diferencia de trato, debe determinarse si la diferenciación persigue una finalidad constitucionalmente válida. Al respecto, debe considerarse que la posición constitucional del legislador no exige que toda diferenciación normativa esté amparada en permisos de diferenciación derivados del propio texto constitucional, sino que es suficiente que la finalidad perseguida sea constitucionalmente aceptable, salvo que se trate de una de las prohibiciones específicas de discriminación contenidas en el artículo 1o., primer y tercer párrafos, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, pues respecto de éstas no basta que el fin buscado sea constitucionalmente aceptable, sino que es imperativo. La siguiente exigencia de la garantía de igualdad es que la diferenciación cuestionada sea adecuada para el logro del fin legítimo buscado; es decir, que la medida sea capaz de causar su objetivo, bastando para ello una aptitud o posibilidad de cumplimiento, sin que sea exigible que los medios se adecuen estrechamente o estén diseñados exactamente para lograr el fin en comento. En este sentido, no se cumplirá el requisito de adecuación cuando la medida 13 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015 legislativa no contribuya a la obtención de su fin inmediato. Tratándose de las prohibiciones concretas de discriminación, en cambio, será necesario analizar con mayor intensidad la adecuación, siendo obligado que la medida esté directamente conectada con el fin perseguido. Finalmente, debe determinarse si la medida legislativa de que se trate resulta proporcional, es decir, si guarda una relación razonable con el fin que se procura alcanzar, lo que supone una ponderación entre sus ventajas y desventajas, a efecto de comprobar que los perjuicios ocasionados por el trato diferenciado no sean desproporcionados con respecto a los objetivos perseguidos. De ahí que el juicio de proporcionalidad exija comprobar si el trato desigual resulta tolerable, teniendo en cuenta la importancia del fin perseguido, en el entendido de que mientras más alta sea la jerarquía del interés tutelado, mayor puede ser la diferencia.”4 Conforme a lo antes expuesto debe precisarse que los sujetos se encuentran en una situación comparable, porque tanto quienes actualizan los supuestos del artículo 127, fracción III, de la Ley Federal del Trabajo, como quienes no, son patrones que tienen la obligación, conforme al artículo 123, apartado A, fracción IX, de la Constitución Federal, de hacer partícipes a sus trabajadores las utilidades que obtengan. Sin embargo, el precepto combatido establece una diferencia de trato, consistente en que los patrones que obtengan sus ingresos exclusivamente del cuidado de bienes que produzcan rentas o del cobro de créditos y sus intereses, podrán aplicar un mes de salario como límite máximo para el reparto de utilidades, mientras que aquéllos que, además de esas actividades, reciben ingresos de otras operaciones, deben repartir utilidades bajo el esquema tradicional —en términos generales, el diez por ciento de la renta gravable para efectos del impuesto sobre la renta—. Ahora, conforme a las consideraciones expuestas en párrafos precedentes, la diferencia legislativa obedece a una finalidad constitucionalmente válida, consistente en procurar que las personas propietarias de edificios o los titulares de créditos que produzcan réditos y que utilizaran algún o algunos trabajadores para el cuidado 4 Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXXI, Abril de 2010, Página: 427, Registro: 164779. 14 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015 de los inmuebles o para efectuar los cobros de los créditos, no se vieran imposibilitados para cubrir la prestación correspondiente. Asimismo, la medida consistente en repartir utilidades tomando como límite superior un mes de salario se erige en un instrumento adecuado para conseguir el fin de mérito, pues con ella se genera el beneficio de proteger el derecho de percibir una participación de utilidades del número reducido de trabajadores que se emplean para recabar tales ingresos, así como el diverso de mantener las actividades de referencia como fuente de los ingresos, al impedir que exista un monto desproporcionado que genere dificultades para cumplir con el pago de la prestación. Por otro lado, la diferencia de trato es proporcional y justificada, porque los patrones que obtengan sus ingresos exclusivamente del cuidado de bienes que produzcan rentas o del cobro de créditos y sus intereses, para lo cual contratan un trabajador o incluso un reducido número de ellos, se ubican en una situación que dificulta el cumplimiento del reparto de utilidades, dado que no reflejaría una real y verdadera participación del trabajador en la actividad productora de los ingresos. Por su parte, los patrones que no sólo reciben ingresos de bienes que produzcan rentas o del cobro de créditos y sus intereses, sino que además tienen otras actividades por las que emplean un número sustancioso de trabajadores para poder llevarlas a cabo, no se encuentran en tal situación, ya que precisamente requieren la contratación de un mayor número de personas para poder brindar servicios o producir bienes, generando con ello una unidad económica de mayor entidad en la que intervienen en mayor proporción los trabajadores. Aunado a ello, el solo hecho de dedicarse a actividades diversas implica que los ingresos no tienen como única fuente de generación las rentas o intereses, de lo cual se aprecia que no se ubicarán en la misma situación de dificultad de cumplimiento respecto de la obligación de llevar a cabo el reparto de utilidades. 15 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015 En ese orden de ideas, el artículo 127, fracción III, de la Ley Federal del Trabajo no viola el derecho fundamental de igualdad, consagrado en el artículo 1 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. No es óbice a lo anterior que la recurrente aduzca que, como casa de bolsa, es un intermediario del mercado de valores y conforme a los artículos 113 y 171 de la Ley del Mercado de Valores las actividades que realizaba incluyen la posibilidad de proporcionar el servicio de guarda y administración de valores, depositando los títulos en la propia casa de bolsa, de lo cual se advierte un fin de administración y cuidado en los valores que le son encomendados, mismos que producen rentas. Los artículos de referencia establecen lo siguiente: “Artículo 113.- Los intermediarios del mercado de valores serán: I. Casas de bolsa. […]” “Artículo 171.- Las casas de bolsa podrán realizar las actividades y proporcionar los servicios siguientes, ajustándose a lo previsto en esta Ley y demás disposiciones de carácter general que al efecto expida la Comisión: I. Colocar valores mediante ofertas públicas, así como prestar sus servicios en ofertas públicas de adquisición. También podrán realizar operaciones de sobreasignación y estabilización con los valores objeto de la colocación. II. Celebrar operaciones de compra, venta, reporto y préstamo de valores, por cuenta propia o de terceros, así como operaciones internacionales y de arbitraje internacional. III. Fungir como formadores de mercado respecto de valores. IV. Conceder préstamos o créditos para la adquisición de valores con garantía de éstos. V. Asumir el carácter de acreedor y deudor ante contrapartes centrales de valores, así como asumir obligaciones solidarias respecto de operaciones con valores realizadas por otros intermediarios del mercado de valores, para los efectos de su 16 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015 compensación y liquidación ante dichas contrapartes centrales, de las que sean socios. VI. Efectuar operaciones con instrumentos financieros derivados, por cuenta propia o de terceros. VII. Promover o comercializar valores. VIII. Realizar los actos necesarios para obtener el reconocimiento de mercados y listado de valores en el sistema internacional de cotizaciones. IX. Administrar carteras de valores tomando decisiones de inversión a nombre y por cuenta de terceros. X. Prestar el servicio de asesoría financiera o de inversión en valores, análisis y emisión de recomendaciones de inversión. XI. Recibir depósitos en administración o custodia, o en garantía por cuenta de terceros, de valores y en general de documentos mercantiles. XII. Fungir como administrador y ejecutor de prendas bursátiles. XIII. Asumir el carácter de representante común de tenedores de valores. XIV. Actuar como fiduciarias. XV. Ofrecer a otros intermediarios la proveeduría de servicios externos necesarios para la adecuada operación de la propia casa de bolsa o de dichos intermediarios. XVI. Operar con divisas y metales amonedados. XVII. Recibir recursos de sus clientes por concepto de las operaciones con valores o instrumentos financieros derivados que se les encomienden. XVIII. Recibir préstamos y créditos de instituciones de crédito u organismos de apoyo al mercado de valores, para la realización de las actividades que les sean propias. 17 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015 XIX. Emitir obligaciones subordinadas de conversión obligatoria a títulos representativos de su capital social, ajustándose a lo dispuesto en el artículo 64 de la Ley de Instituciones de Crédito, así como títulos opcionales y certificados bursátiles, para la realización de las actividades que les sean propias. XX. Invertir su capital pagado y reservas de capital con apego a esta Ley. XXI. Fungir como liquidadoras de otras casas de bolsa. XXII. Actuar como distribuidoras de acciones de sociedades de inversión. XXIII. Celebrar operaciones en mercados del exterior, por cuenta propia o de terceros, en este último caso, al amparo de fideicomisos, mandatos o comisiones y siempre que exclusivamente las realicen por cuenta de clientes que puedan participar en el sistema internacional de cotizaciones. Lo anterior, sin perjuicio de los servicios de intermediación que presten respecto de valores listados en el sistema internacional de cotizaciones de las bolsas de valores. XXIV. Ofrecer servicios de mediación, depósito y administración sobre acciones representativas del capital social de personas morales, no inscritas en el Registro, sin que en ningún caso puedan participar por cuenta de terceros en la celebración de las operaciones. XXV. Las análogas, conexas o complementarias de las anteriores, que les sean autorizadas por la Secretaría, mediante disposiciones de carácter general. Las disposiciones que expida la Comisión conforme a este artículo no podrán referirse a aquellas actividades y servicios cuya regulación esté conferida por ésta u otras leyes a la Secretaría o al Banco de México.” De los preceptos transcritos se aprecia que las casas de bolsa no llevan a cabo únicamente actividades a cuenta de terceros, sino que también lo hacen con recursos propios, además de que también prestan otros servicios como el de asesoría financiera o de inversión en valores, análisis y emisión de recomendaciones de inversión. 18 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015 Al respecto, cabe destacar que en la resolución impugnada en el juicio natural, esto es, el oficio ********** de veintitrés de noviembre de dos mil diez,5 se especificó que la hoy recurrente percibió ingresos por asesoría financiera y por utilidad en operaciones de compraventa de valores, actividades que llevó a cabo con recursos propios y no de terceros. Asimismo, se consideró que su actividad preponderante es la asesoría financiera, servicio que no presta per se la persona moral —al constituir una ficción jurídica— sino que lo realiza a través de sus trabajadores, lo que pone en evidencia su participación en la generación de utilidades. Por otra parte, es inoperante el planteamiento en el sentido de que el Tribunal Colegiado debió probar que la quejosa sí tiene la posibilidad de repartir utilidades a sus trabajadores, pues en todo caso ello constituye una circunstancia particular de la recurrente, de la cual no puede derivar la inconstitucionalidad del artículo combatido. Es aplicable la jurisprudencia 2a./J 88/2003, que lleva por rubro: “CONCEPTOS DE VIOLACIÓN Y AGRAVIOS. SON INOPERANTES CUANDO TIENDEN A DEMOSTRAR LA INCONSTITUCIONALIDAD DE ALGÚN PRECEPTO, SUSTENTÁNDOSE EN UNA SITUACIÓN PARTICULAR O HIPOTÉTICA”.6 Aunado a ello, no corresponde al Tribunal Colegiado del conocimiento carga probatoria alguna respecto de la constitucionalidad del artículo 127, fracción III, de la Ley Federal del Trabajo, debido a que es la quejosa quien tiene la obligación procesal de plantear los razonamientos respectivos y, en su caso, la carga probatoria en relación con la inconstitucionalidad que plantea.7 Específicamente véase foja 140 —vuelta— y 141 del juicio contencioso de origen. El texto de esa jurisprudencia es el siguiente: “Los argumentos que se hagan valer como conceptos de violación o agravios en contra de algún precepto, cuya inconstitucionalidad se haga depender de situaciones o circunstancias individuales o hipotéticas, deben ser declarados inoperantes, en atención a que no sería posible cumplir la finalidad de dichos argumentos consistente en demostrar la violación constitucional, dado el carácter general, abstracto e impersonal de la ley”. Jurisprudencia visible en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XVIII, Octubre de 2003, Materia Común, página 43. Registro IUS: 183118. 7 Corrobora tal aserto la jurisprudencia 1a./J. 121/2005, de rubro, texto y datos de publicación siguientes: “LEYES. LA EXPRESIÓN DE LA CAUSA DE PEDIR NO BASTA PARA DESVIRTUAR LA PRESUNCIÓN DE SU CONSTITUCIONALIDAD. La Suprema 5 6 19 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015 A mayor abundamiento, cabe señalar que en la propia resolución impugnada en el juicio contencioso se determinó una base para el cálculo de la participación de los trabajadores en las utilidades de las empresas —es decir, sus ingresos menos las deducciones que declaró la propia empresa— de **********, monto respecto del cual sólo adujo que debía de aplicarse un límite máximo en vez del diez por ciento general para proceder al reparto, por lo que se advierte que sí cuenta con utilidades susceptibles de afectarse al pago de la prestación de referencia. Sobre todo si se considera que en tal base de reparto ya se reconocieron —vía deducciones— las erogaciones en que incurrió la patronal. Por otro lado, en el tercer y cuarto agravios la recurrente aduce lo siguiente: En el fallo recurrido se realizó un incorrecto análisis al tercer concepto de violación, en relación con la transgresión al derecho de propiedad, porque se partió de un indebido estudio respecto de los casos en que un patrón efectivamente está obligado a distribuir utilidades. Lo anterior toda vez que el numeral que se tilda de inconstitucional limita a patrones, como la quejosa, de gozar del tope previsto en la disposición referida, a pesar de que se dediquen al cuidado de bienes que producen rentas, por el simple hecho de que se lleven a cabo actividades adicionales y conexas. Menciona que su objeto social consiste en la guarda y administración de valores, mismos que producen rentas, por lo que en esas actividades no participan los empleados en la generación de sus utilidades, es decir, no es indispensable su labor para obtener utilidades, asimismo, no trabaja con recursos propios, sino con los de Corte de Justicia de la Nación ha establecido que para el estudio de los conceptos de violación o de los agravios, según se trate, basta con expresar la causa de pedir; sin embargo, ello no significa que los quejosos o recurrentes puedan limitarse a realizar afirmaciones sin sustento, pues a ellos corresponde exponer las razones por las cuales estiman inconstitucionales los actos reclamados. Por tanto, en virtud de que toda ley goza de la presunción de constitucionalidad que es preciso desvirtuar, en razón de la legitimidad de los órganos que la emiten, corresponde a quienes la impugnan, la carga de la prueba, pues sólo así es posible analizar si la ley reclamada contraviene o no la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.” Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo: XXII, Septiembre de 2005. Página: 143. Registro 177264. 20 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015 terceros, además de que los trabajadores no participan en el proceso de producción. Por tanto, no se actualiza el objeto de la participación de los trabajadores en las utilidades de las empresas, por consecuencia, sus empleados no tienen derecho a recibir un porcentaje de las utilidades de la empresa, porque éstas no derivan de la combinación del trabajo de sus empleados, lo que conlleva a que tenga que realizar un reparto mayor a la que le corresponde, por lo que se le viola su derecho de propiedad. En el fallo combatido se llevó a cabo un incorrecto análisis del cuarto concepto de violación, en el que adujó transgresión al derecho de un desarrollo integral. Estima que el tribunal colegiado pasó por alto que aunque la participación de los trabajadores en las utilidades de las empresas tiene como fin el fomentar la calidad de vida de los trabajadores de las empresas y fomentar sus esfuerzos en la producción, ello no se cumple en el caso concreto, pues sus ingresos no derivan de una combinación de capital y mano de obra. Considera que la disposición reclamada contraviene en su perjuicio el desarrollo integral, al obligarla a tener que efectuar un reparto de utilidades que no le corresponde. No es óbice que en la sentencia reclamada se señale que la quejosa no demostró que el pago de utilidades no reflejen proporcionalmente el esfuerzo producto de sus empleados, porque su objeto social consiste en la guarda y administración de valores que producen rentas, por lo que sus trabajadores no participan en la generación de las utilidades. Manifiesta que es un intermediario del mercado de valores y conforme a los artículos 113 y 171 de la Ley del Mercado de Valores las actividades que realizaba incluían la posibilidad de proporcionar el servicio de guarda y administración de valores, depositando los títulos en la propia casa de bolsa, de lo cual se advierte un fin de administración y cuidado en los valores que le son encomendados, mismos que producen rentas. 21 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015 En ese sentido —afirma— la obtención de utilidades en el caso de una casa de bolsa no depende de su capital ni de la combinación de éste con la mano de obra de sus trabajadores, ya que la utilidad que genere sólo depende del mercado bursátil y únicamente recibirá una comisión. Por tanto, señala que el artículo 127, fracción III de la Ley Federal del Trabajo es inconstitucional, al resultar violatorio del derecho al desarrollo integral establecido en los artículos 33,34 y 45 la Carta de la Organización de los Estados Americanos, en relación con el numeral 26 de la Convención Americana de Derechos Humanos, por prever la posibilidad de acceder a un tope en el pago de participación de los trabajadores en las utilidades de las empresas, a pesar de que en tales utilidades no existe una combinación de capital y mano de obra. Tales planteamientos son inoperantes. Ello se considera así, porque los argumentos se basan en las premisas consistentes en que la quejosa únicamente se dedica al cuidado de bienes que producen rentas, así como que las actividades diversas que realiza son meramente adicionales y conexas, por lo que sólo lleva a cabo la guarda y administración de valores y, en consecuencia, sus empleados no contribuyen a la generación de sus utilidades y no deben participar en ellas en una proporción mayor. Sin embargo, tales razonamientos fueron desvirtuados en párrafos precedentes, lo cual origina la inoperancia anunciada. Es aplicable –por analogía– la tesis de esta Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de rubro y texto que se transcriben: “AGRAVIOS INOPERANTES. LO SON AQUELLOS QUE SE SUSTENTAN EN PREMISAS FALSAS. Los agravios cuya construcción parte de una premisa falsa son inoperantes, ya que a ningún fin práctico conduciría su análisis y calificación, pues al partir de una suposición que no resultó verdadera, su 22 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015 conclusión resulta ineficaz para obtener la revocación de la sentencia recurrida.” 8 Asimismo, los correlativos planteamientos no combaten las diversas consideraciones en que se basó el Tribunal Colegiado del conocimiento para declarar infundados los conceptos de violación en el que se adujo afectación al derecho a la propiedad y a un desarrollo integral, consistentes en: No se perjudica económicamente a la empresa, por cubrir a sus trabajadores, un monto mayor a un mes por concepto de participación de los trabajadores en las utilidades de la empresa. La participación de los trabajadores en las utilidades de la empresa, no tiene únicamente consecuencias de tipo económico para las empresas; esa figura que el legislador constitucional estableció tiene como objeto contribuir al equilibrio entre el trabajo y el capital con el reconocimiento de la fuerza de trabajo; busca elevar el nivel económico de los trabajadores y sus familias; pretende mejorar la distribución de la riqueza; coadyuva a aumentar la productividad con el esfuerzo conjunto de los trabajadores y empresarios para alcanzar una prosperidad común, pues al recibir los trabajadores una retribución por su trabajo, diferente del sueldo, se interesan porque la empresa incremente sus utilidades. En efecto, si los trabajadores reciben únicamente un mes de salario por participación en las utilidades de las empresas, no tienen un incentivo para elevar la productividad, pues está seguro que trabaje más o trabaje menos, de todas formas siempre recibirá la misma cantidad por ese concepto; y ello va en detrimento de la empresa; en el caso, de la institución bancaria. Por el contrario, si el trabajador sabe que la participación será proporcional al resultado económico de la empresa, ello constituirá un aliciente y pondrá empeño en su trabajo, pues espera que la cantidad que reciba será de acuerdo a las utilidades de la empresa; lo que elevará su productividad; y ello redundará en 8 Registro: 2001825. Época: Décima Época. Instancia: Segunda Sala. Tipo de Tesis: Jurisprudencia. Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro XIII, Octubre de 2012, Tomo 3. Materia(s): Común. Tesis: 2a./J. 108/2012 (10a.). Página: 1326. 23 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015 beneficio no sólo del trabajador que recibirá un monto mayor a un mes de salario, por concepto de participación de utilidades; el beneficio también lo recibe el patrón, quien obtendrá más ganancias. De esta forma, se despierta un mayor interés del trabajador en la prosperidad de la empresa, ya que sabe que una mayor colaboración en la empresa, implica mayores beneficios para él. Lo anterior, es así pues el aumento de la productividad se logra con el esfuerzo conjunto de los trabajadores y empresas, que conlleva a una prosperidad común. Con ello se alcanzan otros beneficios como brindar condiciones de trabajo que a su vez favorece las relaciones obreropatronales y previene conflictos laborales; y a su vez se mejora el nivel de vida de los trabajadores. El artículo 127, fracción III, de la Ley Federal del Trabajo no contraviene el derecho al desarrollo integral establecido en los artículos 33, 34 y 45 de la Carta de Organización de los Estados Americanos, en relación con el 26 de la Convención Americana sobre los Derechos Humanos, debido a que los preceptos mencionados prevén que es responsabilidad de cada país, constituir un proceso integral y continuo para la creación de un orden económico y social justo para la realización de la persona humana, así como que el Estado proporcionará los mecanismos necesarios para que tanto las personas físicas como jurídico colectivas, tengan un desarrollo que les permita satisfacer las necesidades de carácter social y económico. Sin embargo, lo anterior no se limita al desarrollo económico, también incluye el ámbito político, social, cultural; por lo que no puede considerarse únicamente la afectación que la quejosa estima sufre al tener que realizar un reparto de utilidades mayor al tope previsto en la fracción III, del artículo 127 de la Ley Federal de Trabajo, sino que también debe estimarse la afectación que sufriría el trabajador, quien recibiría un monto menor de la participación que le correspondería. Aunado a ello, se desestimó el argumento de la quejosa relativo a que otros supuestos jurídicos actualizan el que las utilidades del patrón no reflejan proporcionalmente el esfuerzo productivo de sus 24 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015 empleados, pues ello constituye una mera aseveración, sin que se hubiera comprobado que la norma impide el desarrollo integral protegido por la legislación internacional. Además, se estableció que la quejosa hace depender la transgresión a las normas internacionales de cuestiones particulares que no probó. Por otra parte se consideró que el objeto de ese derecho constitucional es contribuir al equilibrio entre el trabajo y el capital, con el reconocimiento de la fuerza de trabajo; a elevar el nivel económico de los trabajadores y sus familias; a mejorar la distribución de la riqueza; y a aumentar la productividad con el esfuerzo conjunto de los trabajadores y empresarios para alcanzar una prosperidad común, pues al recibir los trabajadores una retribución por su trabajo, diferente del sueldo, se interesan porque la empresa incremente sus utilidades. Por tanto, se concluyó que precisamente el objeto de la participación de utilidades lo constituye —entre otras cuestiones— mejorar la distribución de la riqueza y aumentar la productividad con el esfuerzo conjunto de los trabajadores y empresarios para alcanzar una prosperidad común, por lo que no se trasgrede el derecho fundamental al desarrollo integral. En efecto, la recurrente no aduce argumento que desvirtúe que la participación de los trabajadores en las utilidades de las empresas no genera per se vulneración a los derechos de la propiedad y a un desarrollo integral, debido a que no tiene únicamente consecuencias de tipo económico para las empresas; sino que también contribuye al equilibrio entre el trabajo y el capital con el reconocimiento de la fuerza de trabajo; busca elevar el nivel económico de los trabajadores y sus familias; mejora la distribución de la riqueza; coadyuva a aumentar la productividad con el esfuerzo conjunto de los trabajadores y empresarios para alcanzar una prosperidad común, pues al recibir los trabajadores una retribución por su trabajo, diferente del sueldo, se interesan porque la empresa incremente sus utilidades. Es aplicable la jurisprudencia 2a./J. 188/2009, de rubro y texto siguientes: 25 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015 “AGRAVIOS INOPERANTES EN LA REVISIÓN. SON AQUÉLLOS EN LOS QUE SE PRODUCE UN IMPEDIMENTO TÉCNICO QUE IMPOSIBILITA EL EXAMEN DEL PLANTEAMIENTO QUE CONTIENEN. Conforme a los artículos 107, fracción III, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 83, fracción IV, 87, 88 y 91, fracciones I a IV, de la Ley de Amparo, el recurso de revisión es un medio de defensa establecido con el fin de revisar la legalidad de la sentencia dictada en el juicio de amparo indirecto y el respeto a las normas fundamentales que rigen el procedimiento, de ahí que es un instrumento técnico que tiende a asegurar un óptimo ejercicio de la función jurisdiccional, cuya materia se circunscribe a la sentencia dictada en la audiencia constitucional, incluyendo las determinaciones contenidas en ésta y, en general, al examen del respeto a las normas fundamentales que rigen el procedimiento del juicio, labor realizada por el órgano revisor a la luz de los agravios expuestos por el recurrente, con el objeto de atacar las consideraciones que sustentan la sentencia recurrida o para demostrar las circunstancias que revelan su ilegalidad. En ese tenor, la inoperancia de los agravios en la revisión se presenta ante la actualización de algún impedimento técnico que imposibilite el examen del planteamiento efectuado que puede derivar de la falta de afectación directa al promovente de la parte considerativa que controvierte; de la omisión de la expresión de agravios referidos a la cuestión debatida; de su formulación material incorrecta, por incumplir las condiciones atinentes a su contenido, que puede darse: a) al no controvertir de manera suficiente y eficaz las consideraciones que rigen la sentencia; b) al introducir pruebas o argumentos novedosos a la litis del juicio de amparo; y, c) en caso de reclamar infracción a las normas fundamentales del procedimiento, al omitir patentizar que se hubiese dejado sin defensa al recurrente o su relevancia en el dictado de la sentencia; o, en su caso, de la concreción de cualquier obstáculo que se advierta y que impida al órgano revisor el examen de fondo del planteamiento propuesto, como puede ser cuando se desatienda la naturaleza de la revisión y del órgano que emitió la sentencia o la existencia de jurisprudencia que resuelve el fondo del asunto planteado.”9 9 Novena Época. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo: XXX, Noviembre de 2009. Página: 424. Registro: 166,031. 26