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EL ESTADO DE MÉXICO
DESARROLLO Y REPERCUSIONES
POLÍTICAS Y SOCIALES
DE LA
CONSTITUCIÓN FEDERAL DE 1857
GOBIERNO DEL ESTADO DE MÉXICO
EDITOR
CONSEJO CONSULTIVO DEL BICENTENARIO
DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO
ENRIQUE PEÑA NIETO
Presidente
LUIS ENRIQUE MIRANDA NAVA
Vicepresidente
ALBERTO CURI NAIME
Secretario
CÉSAR CAMACHO QUIROZ
Coordinador General
EL ESTADO DE MÉXICO
DESARROLLO Y REPERCUSIONES
POLÍTICAS Y SOCIALES
DE LA
CONSTITUCIÓN FEDERAL DE 1857
HÉCTOR GUEVARA RAMÍREZ
2 0 1 0
COLECCIÓN MAYOR
ESTADO DE MÉXICO: PATRIMONIO DE UN PUEBLO
Enrique Peña Nieto
Gobernador Constitucional
Alberto Curi Naime
Secretario de Educación
Consejo Editorial:
Luis Enrique Miranda Nava, Alberto Curi Naime,
Raúl Murrieta Cummings, Agustín Gasca Pliego,
David López Gutiérrez.
Comité Técnico:
Alfonso Sánchez Arteche, José Martínez Pichardo,
Rosa Elena Ríos Jasso.
Secretario Técnico:
José Alejandro Vargas Castro.
El Estado de México. Desarrollo y repercusiones políticas y sociales de la Constitución Federal de 1857
© Secretaría de Educación del Gobierno del Estado de México
DR © Gobierno del Estado de México
Palacio del Poder Ejecutivo
Lerdo poniente no. 300, colonia Centro, C. P. 50000,
Toluca de Lerdo, Estado de México.
ISBN 968-484-655-X (colección)
ISBN 978-607-495-043-4
© Consejo Editorial de la Administración Pública Estatal. 2010
www.edomex.gob.mx/consejoeditorial
[email protected]
Número de Autorización del Consejo Editorial de la Administración Pública Estatal
CE: 205/1/118/10
© Héctor Guevara Ramírez
Impreso en México
Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier medio o procedimiento,
sin la autorización previa del Gobierno del Estado de México a través del Consejo Editorial de la
Administración Pública Estatal.
El Estado de México
DESARROLLO Y REPERCUSIONES
POLÍTICAS Y SOCIALES
DE LA
CONSTITUCIÓN FEDERAL DE 1857
HÉCTOR GUEVARA RAMÍREZ
PRESENTACIÓN
as celebraciones del Bicentenario del inicio de nuestra
Independencia constituyen una oportunidad excepcional para
valorar nuestros orígenes, para apreciar el legado de aquellos que nos
precedieron y, fundamentalmente, para asumir las responsabilidades
y retos que nos depara el futuro con el fin de hacer del Estado de
México un mejor lugar para nuestros hijos.
L
En este marco, la Biblioteca Mexiquense del Bicentenario difunde
obras de investigación, relatos, crónicas y manifestaciones culturales
que recrean nuestro pasado. Se suma a su Colección Mayor, en la serie
Estado de México: Patrimonio de un Pueblo, esta investigación sobre
una de las etapas más constructivas de nuestra historia: aquella en que
se publicó la Constitución Federal de 1857.
El Estado de México es heredero no sólo de las culturas prehispánicas, sino resultado del rico mestizaje y las aportaciones de grandes
mentes del periodo novohispano, como Juana de Azbaje y José
Antonio Alzate, entre otros, cuyo pensamiento y escritos resultaron
fundamentales para inspirar y dar cauce a los ideales y convicciones de
las primeras generaciones del México independiente.
En efecto, durante estos primeros años se suceden trascendentes
cambios legales derivados de las constituciones de Cádiz,
Apatzingán y la de 1824. Sin embargo, la mayor revolución legislativa llegaría con la Constitución Federal de los Estados Unidos
Mexicanos de 1857, documento de eminente naturaleza liberal cuyo
9
espíritu sentaría las bases de lo que es hoy el Estado mexicano y que
repercutiría no sólo a nivel federal, sino en cada una de las entidades
federativas que conformaban nuestra nación en aquel entonces.
El Federalismo había triunfado ya con el Plan de Casa Mata y el
modelo estadounidense, que sirvió de inspiración para redactar la
Carta Magna de 1824, fundada en los pilares de la democracia,
el liberalismo y la autonomía; pero aún había temas pendientes.
No sería sino hasta 1857, que nuestra Constitución promoviera la
libertad de cultos y marcara los primeros límites entre Iglesia y
Estado, dando lugar más tarde a la Guerra de Reforma.
La nueva ley suprema traería consigo innumerables resultados, especialmente la consolidación del Federalismo, las libertades individuales
y la soberanía de los estados, algunos de los cuales procuraron de inmediato que sus leyes locales hicieran eco del liberalismo.
Las implicaciones de la Constitución de 1857 en el Estado de
México no se hicieron esperar y se dieron en todos los ámbitos,
incluyendo el territorial. En la primera mitad del siglo XIX, el Estado
de México tenía una extensión inmensa en comparación con la
actual; comprendía gran parte de los territorios que hoy conforman
los estados de Guerrero, Hidalgo, Morelos, Querétaro y el Distrito
Federal. Esto cambió con la nueva Constitución, igual que su
capital, que era la Ciudad de México, y que posteriormente fue trasladada a lugares como San Agustín de las Cuevas (actualmente
Tlalpan), Texcoco y la ciudad de Toluca, actual residencia de los
poderes estatales.
En términos institucionales, la Constitución alentó la creación del
Registro Civil y el Registro Público de Propiedad; las libertades
individuales se vieron ratificadas en la legislación estatal, la cual
adquiriría un carácter cada vez más humanista y universal, tratando
de evitar que los privilegios fueran sólo de unos cuantos.
Lamentablemente no todo fue construcción. Luego de su promulgación, los mismos antecedentes históricos, sociales y políticos que le
dieron vida a la Constitución de 1857, habían suscitado en el país un
escenario verdaderamente caótico, donde la ingobernabilidad avanzaba a cada momento y las vidas de los mexicanos se veían afectadas
por la violación a sus derechos.
Todos estos acontecimientos –de edificación y conflicto– son
tratados en la investigación del licenciado Héctor Guevara
Ramírez en un afán por entender los efectos que la Constitución
Federal de 1857 trajo al Estado de México; para ello, su análisis
inicia con el pasado prehispánico de la entidad y se extiende hasta
las leyes locales que recuperaron y adecuaron el espíritu liberal de
esta ley fundacional.
Este libro también da cuenta del escenario político y social que
vivió nuestra entidad y de cómo su marco jurídico y su innovación
transformó para bien el modo de regir nuestra convivencia y
organización, convirtiéndonos, en numerosas ocasiones, en un
modelo legislativo a seguir, incluso para la Federación.
De ahí la importancia de El Estado de México. Desarrollo y repercusiones
políticas y sociales de la Constitución Federal de 1857, escrito por un
hombre apasionado de las instituciones y de cómo éstas fomentan,
con su diario actuar, la justicia social que buscamos los mexicanos.
ENRIQUE PEÑA NIETO
PRÓLOGO
l más brillante de los congresos que se hayan reunido en México
fue, sin lugar a dudas, el constituyente convocado después del
triunfo de la Revolución de Ayutla, cuyas sesiones se iniciaron en
febrero de 1856 y culminaron un año después con la promulgación de
la Constitución Política Federal de 1857. Esta asamblea de mexicanos
congregó a algunos de los ideólogos más eminentes del liberalismo,
como Valentín y Benito Gómez Farías, Ponciano Arriaga, León
Guzmán, Francisco Zarco, Melchor Ocampo, Ignacio Ramírez El
Nigromante, Guillermo Prieto, José María Mata, José María Castillo
Velasco, Isidoro Olvera, Ignacio Vallarta, José María Cortés Esparza,
Santos y Joaquín Degollado, Mariano y Vicente Riva Palacio, José
Antonio Gamboa, Juan Antonio de la Fuente, Luis de la Rosa, Juan de
Dios Arias y Francisco de P. Cendejas, por sólo citar a los más notables. Tal vez no tanto como sus decisiones, fueron sus debates los que
marcaron la ruta que debería seguir el México moderno.
E
Mientras que los conservadores, huérfanos de doctrina desde la muerte
de Lucas Alamán, apostaban a la riqueza del clero y a la fuerza de las
armas para revivir la dictadura de Santa-Anna o imponer una monarquía extranjera, los liberales compartían la idea de que una reforma
era necesaria, pero deliberaban acerca de su oportunidad. Para los
radicales tendría que ser “ahora o nunca”, para los moderados “aún
no era tiempo”. Y el presidente Ignacio Comonfort, valeroso para
combatir a los reaccionarios en todos los frentes, se mostraba tímido sobre la conveniencia de adoptar los artículos que aprobaba el
constituyente, pasos dados quizás con cautela, pero que abrían la
13
puerta a las libertades individuales requeridas para que México
llegase a ser una Nación de ciudadanos y no de súbditos.
Benito Juárez, el héroe civil que impondría la separación entre Estado e
Iglesia, pudo haber asistido a ese congreso, pues –como demuestran
Catalina Sierra y Daniel Cosío Villegas, entre otros– había sido electo
diputado por el Estado de México, pero coincidió la votación con su
nombramiento para ocupar nuevamente la gubernatura de Oaxaca. Un
par de ocasiones debió pedir licencia al no poder presentarse a rendir
protesta como legislador, pero es muy probable que haya contribuido
a asegurar siete votos de constituyentes oaxaqueños para la nueva
Carta Magna. De cualquier manera, León Guzmán e Isidoro Olvera
fueron la mayor aportación de nuestra entidad federativa a la construcción de un texto constitucional que sólo cristalizaría 60 años más
tarde, con la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
que a la fecha nos rige.
Tal dilación únicamente puede explicarse porque la conformación del
liberalismo mexicano, tan ampliamente documentada por el maestro
Jesús Reyes Heroles, fue un proceso lento, difícil y doloroso, en el que
jugó un papel determinante el Estado de México, producto neto de la
Federación Mexicana, porque no nació directamente de la Intendencia
virreinal de México, sino que al momento de erigirse hubo de ceder el
territorio de Querétaro, más tarde sufrió la separación de su capital histórica para que surgiera el Distrito Federal y, con el paso del tiempo,
perdería también algunos distritos que formaron parte del estado de
Guerrero, otros que constituyeron los de Morelos e Hidalgo, así como
uno más que se integró a Tlaxcala. Pero no habría de ser meramente el
árbol frondoso del que se desprendieran tantas ramas generadoras de
identidad propia. También fue el laboratorio donde el gran ideólogo
José María Luis Mora y el contradictorio líder Lorenzo de Zavala
pusieron a prueba grandes reformas que décadas más tarde regirían en
el orden nacional.
Tal es el asunto que con gran rigor aborda el diputado federal Héctor
Guevara Ramírez, abogado y maestro con especialidad en Derecho
Internacional y Constitucional, pero ante todo un devoto de la
Historia de México.
Prueba de ello son las siguientes páginas que nos revelan su sincera
preocupación por estudiar y divulgar el pasado, para que el talento y
las virtudes cívicas de los hombres de la Reforma, comuniquen a las
nuevas generaciones la intención de seguir construyendo una patria
más justa, solidaria y libre para los mexicanos.
ALFONSO SÁNCHEZ ARTECHE
Antecedentes históricos
del Estado de México
L
a historia del Estado de México está ligada de manera estrecha
a la historia de la nación, es decir, que para abordar su contenido
de manera seria y formal, es preciso analizar esta entidad en el contexto de la historia de México y no de forma separada. Por lo tanto,
la premisa fundamental de este texto es que el Estado de México
es hoy lo que la nación ha sido en su devenir.
Habitado desde hace aproximadamente 20,000 años, su nombre proviene del náhuatl metztli, que significa luna; xictli, ombligo
y co, lugar, es decir, “en el ombligo de la luna” o “en medio de la
luna”. El Estado de México tiene una profunda y amplia historia
de la que en la actualidad se muestra orgulloso por su diversidad.
La importancia de conocer los antecedentes históricos en este
capítulo radica en que éstos son el soporte fundamental para analizar con certeza las ideas y los hechos que dieron origen al Estado
de México y que han perdurado a través del tiempo.
La evolución de la vida institucional de nuestro estado
comienza con los primeros actos políticos, económicos, jurídicos
y sociales acontecidos en el territorio que ancestralmente nos
corresponde, hasta las repercusiones que se han generado a lo
largo del tiempo y que han influido para conformar el nuevo rostro que identifica y distingue a la entidad mexiquense.
17
Héctor Guevara Ramírez
Para fines prácticos, la historia de la nación se considera a
partir de las grandes etapas de su evolución; es decir, en primer
lugar se pone énfasis en la época de la Colonia, que después de
aproximadamente 300 años marcó el nacimiento de nuestra
patria, revelando rasgos característicos de los territorios, de la
vida de las culturas y civilizaciones precolombinas, así como de
la fusión de la cultura indígena con la cultura española, de la cual
surgió nuestra mexicanidad.
Asimismo, se realiza un análisis de los aspectos más significativos de la lucha insurgente, parteaguas histórico cuyo grito de libertad resquebrajó las caducas instituciones de la monarquía y erigió
la nación independiente y soberana en la que ahora vivimos.
En la parte final de este capítulo se examina desde una perspectiva histórica-jurídica, el contexto social en que el pueblo de México
dio origen a la Constitución de 1824, un documento magistral que
además de que instituyó la república representativa, popular y federal, es un antecedente sine qua non tanto de las constituciones
federales como de las particulares del Estado de México.
En esta primera parte del libro uno de los objetivos fundamentales es mostrar la influencia liberal que la Carta Magna de 1857
tuvo en las instituciones mexiquenses. También se realiza una primera revisión de la idea que dio origen a la creación del Estado del
Valle de México, ya que es de gran utilidad para explicar su conformación territorial; éste es un tema de nuestra vida institucional
que aún se debate.
Época Colonial
En su última ordenanza, el joven Tlacatecuhtli Cuauhtémoc describe claramente la imagen del México Azteca.
Aquí ponemos y asentamos en la forma en que hallamos la laguna grande, como atijerada: sus olas como plata y brillante como
el oro, tan fragante y olorosa, donde fundamos nuestro pueblo de
Tlaltelulco. Moría ya la tarde del 13 de agosto de 1521, con
18
El Estado de México
amenaza de tormenta, y entre nubes rojas como sangre, se
hundió para siempre detrás de las montañas, el quinto sol de
los mexicas.1
Una vez consumada la conquista, Hernán Cortés ordenó la elaboración de la Estadística de Anáhuac para conocer sus dominios.
Ese registro consignó, entre otros datos, la existencia de 620,000
familias que comprendían una población de 9,120,000 individuos;
el mayor porcentaje correspondía a lo que ahora es el Estado de
México, pues su amplio territorio concentró el mayor número
de las poblaciones indígenas ubicadas en la recién denominada
Nueva España. Al respecto, Toribio Esquivel Obregón reflexiona:
Para Cortés, la empresa de conquista y colonización de las tierras
que se extendían ante él, no era sólo obra de audacia y esfuerzo
militar, sino que exigió ante todo, el orden y la composición legal,2
su afán de dominio observó la necesidad de crear un gobierno indígena en Toluca para conservar el poder y reinstalar la paz.
Así, Hernán Cortés, con el cargo de capitán general, nombró
gobernador a Tochcoyotzin, quien en la misma ceremonia de toma
de posesión fue bautizado con el nombre de Don Fernando,
conocido después como Don Fernando Cortés Indio, para diferenciarlo del conquistador español.
El hecho político anterior dio pie a la costumbre de que los
gobernadores indígenas debían ser reconocidos por el marquesado del Valle de Oaxaca, que incluía el actual Valle de Toluca. Sin
embargo, los miembros de los cabildos indígenas de aquella
época eran nombrados por votación. La elección se efectuaba
principalmente entre los miembros de la dinastía Cachimaltzin,
y los puestos menores como alcaldes y regidores eran ocupados
por antiguos macehuales, quienes eran indígenas plebeyos libres
que formaban la mayor parte de la población autóctona.
1
Vicente Riva Palacio y Alfredo Chavero, México a través de los siglos, edit. Cumbre,
México, 1980, p. 911.
2
Toribio Esquivel Obregón, Apuntes de la historia del derecho mexicano, 2ª ed., Publicidad y
Ediciones,México, 1984, p. 325.
19
Héctor Guevara Ramírez
La principal fuente de donde surgieron los integrantes de los
cabildos indígenas fue el Monasterio Franciscano de Toluca, donde
se enseñaba a los jóvenes tanto la fe católica como los principios
generales de la cultura hispana. Pero no todos los estudiantes eran
nobles, ya que varios eran macehuales o hijos de los llamados “mandones”, a quienes la Corona española les daba el carácter de funcionarios subordinados de un poblado.
El amplio número de cargos políticos que existían en la época
de la conquista hizo que la antigua nobleza indígena, menguada
y replegada en su poderío, no alcanzara a cubrirlos. Este fenómeno modificó la correlación de fuerzas en la incipiente guerra
de castas y permitió a los indígenas plebeyos el acceso a puestos de
mediana envergadura.
Así, al finalizar el siglo XVI, el Valle de Toluca registró una fuerte presencia indígena, sobre todo mazahua, otomí y matlazinca. Es
decir, que los asentamientos humanos eran prácticamente los mismos que durante la época prehispánica. Sin embargo, hacia 1570
se acrecentó de manera amplia el número de españoles peninsulares y criollos que se establecieron en Toluca y su valle.
En cuanto a la actividad económica de la región, en el periodo
comprendido entre 1570 y 1630, ésta se fue perfilando en cuatro
zonas: centro, Valle de México, norte y sur.
El centro, formado por Toluca y su región aledaña, con su producción de maíz y trigo, abastecía fundamentalmente a la Ciudad
de México y a los reales mineros. El Valle de México se distinguió
por la producción de carne de cerdo y la alta calidad de su maíz y
trigo. El norte se especializó en la cría de ganado mayor y menor,
proveía a los mercados de Michoacán, Toluca y México, así como
a los poblados dedicados a la minería. Mientras que el sur, que
para entonces estaba casi despoblado, se caracterizó por el surgimiento de una estrecha relación comercial entre las comunidades
densamente pobladas y las haciendas sureñas, cuya producción se
destinó especialmente a los mercados mineros de la llamada “provincia de la plata”, formada por Zacualpan, Temascaltepec,
Texcaltitlán, Tejupilco, Sultepec y El Oro, al norte de la entonces
Provincia de México.
20
El Estado de México
El crecimiento de la administración en la Nueva España motivó la incorporación del cargo de corregidor. Esta figura era una
imitación del gobierno español que en América encontró nuevas
funciones, pues además de impartir justicia a la población en
general, desempeñaba diversas actividades administrativas como
recaudar tributos, requerir información, entregar una merced de
tierra, asignar tareas específicas a los indígenas, comunicar órdenes reales o virreinales, entre otras. La importancia de su función
originó que a tales autoridades locales no sólo se les conociera
como corregidores, sino que también se les otorgara el título de
alcaldes mayores, una figura de gran importancia, ya que en la historia nacional destaca la intervención de algunos de ellos; por
ejemplo, el corregidor de Querétaro, Don Miguel Domínguez,
que junto con su esposa Doña Josefa Ortiz de Domínguez, luchó
por la emancipación de México.
El corregidor o alcalde mayor de Toluca era nombrado por el rey;
los demás corregidores y alcaldes mayores de la entidad podían ser
nombrados por el virrey, por la Audiencia de México o en su caso
por el propio rey de España.
En el oriente de la provincia de México destacaban los siguientes corregimientos o alcaldías mayores: Chalco, Cuautitlán,
Ecatepec, Otumba, Teotihuacan y Texcoco. Mientras que en el
occidente sobresalían: Toluca, Metepec, Tenango, Ixtlahuaca,
Jilotepec; y en el sur Malinalco, Zacualpan y Temascaltepec.
Una vez consolidado el dominio español, ejerció su poder realizando diferentes y complicadas divisiones políticas en todo el país,
de acuerdo con el criterio de los gobernantes. Así, durante los primeros años de la dominación española la división era la que se
muestra en el cuadro 1.1.
Esta nueva organización territorial dividió al centro del país en
cinco provincias mayores: México, Tlaxcala, Puebla, Oaxaca y
Michoacán, que conformaron el reino de México. En esta circunscripción los alcaldes y corregidores, quienes civilmente eran las
autoridades regionales, dependían directamente del virrey. Así
permanecieron las cosas hasta finales de la Colonia, cuando los
reinos y provincias fueron convertidos en 12 intendencias y tres
21
Héctor Guevara Ramírez
División política de la Nueva España
en los primeros años de dominación española
1. Reino de México
6. Provincia de Coahuila
2. Reino de la Nueva Galicia
7. Provincia de Nueva Vizcaya
3. Reino de Nuevo León
8. Provincia de Sonora y Sinaloa
4. Colonias del Nuevo Santander
(Tamaulipas)
9. Provincia de Nuevo México
5. Provincia de Texas o Nuevas Filipinas
Cuadro 1.1
10. Provincia de las Dos Californias
* Cuadro elaborado por el autor con información citada.
División política de la Nueva España
a fines de la época colonial
Intendencias
1. Nueva Vizcaya, integrada por:
Durango y Chihuahua
6. Guanajuato
7. Valladolid
2. Sonora y Sinaloa
8. México
3. San Luis Potosí, que comprendia: Texas,
Coahuila y Nueva Santander, Nuevo
Reino de León y los distritos de Charcas,
Altamira y Catorce
10. Veracruz
4. Zacatecas
11. Oaxaca
5. Guadalajara
12. Yucatán
9. Puebla
Provincias
1. Primera Provincia de Nuevo México
2. Segunda Provincia de Nueva California
3. Provincia de la Vieja California
Cuadro 1.2
* Cuadro elaborado por el autor con información citada.
22
El Estado de México
provincias, conformándose de la manera como se presenta en el
cuadro 1.2.
Es evidente que en el ámbito político, México (origen del
Estado de México) fue evolucionando primero como reino, después como provincia mayor y posteriormente como intendencia
colonial. Al final de la época de la Colonia, el territorio de la
intendencia de México limitaba al norte con la intendencia de
San Luis Potosí, por el oriente con la de Puebla, por el sur con el
Océano Pacífico y al poniente con las intendencias de Guanajuato
y Valladolid.
La grandeza del Estado de México es ancestral y no sólo tiene
que ver con su vasto y rico territorio, sino fundamentalmente con
su población y evolución política. Al respecto es importante
destacar que:
La historia no es una mera reflexión sobre el pasado, ni una pura
conciencia del paso del tiempo; presupone la noción de la historicidad, es decir, la conciencia de que presente, pasado y futuro
están ligados entre sí y se condicionan mutuamente.3
Y es precisamente en la historia donde encontramos uno de los
sustentos principales de la verdadera riqueza de la entidad.
Por otro lado, la historia del Estado de México se sustenta en
las circunstancias que propiciaron la evolución y transformación
de su cultura original; así, parafraseando a Víctor Humberto
Benítez,4 es posible afirmar que el Estado de México es un
mundo y sus hombres, el contexto en que se cultivan al amparo de
las exigencias del impulso social, comprendiendo que sólo a través del conocimiento del ambiente geográfico, de la naturaleza y
de la cultura, se forma la personalidad como atributo de la capacidad y de valores que proyectan el ser, siguiendo un camino que
3
Pilar Barroso Acosta, et al., El pensamiento histórico: ayer y hoy. III. Del marxismo a las corrientes
contemporáneas, UNAM-ENEP Acatlán, México, 1991, p. XIII.
4
Víctor Humberto Benítez Treviño, Benito Juárez y la trascendencia de las Leyes de Reforma,
Gobierno del Estado de México, UAEM, Consejo Consultivo del Bicentenario de la Independencia
de México, Toluca, 2006, p. 25.
23
Héctor Guevara Ramírez
no está hecho, que debe hacerse con tesón y voluntad conducida
con inteligencia, en donde los elementos opuestos están presentes
y nada es fácil, para todo se tiene que trabajar, ganar y merecer.
Estas premisas que desarrolla Humberto Benítez tienen la
profundidad y el alcance necesarios para explicar lo que históricamente el Estado de México ha sido y será en el tiempo, así como
para bosquejar el perfil de los grandes héroes nacionales.
Actividades económicas
Es importante recordar que el Valle de Toluca, por su conformación geográfica y su organización social, desde mediados del
siglo XVI se convirtió en campo fértil para el desarrollo de actividades productivas, en donde la ganadería no fue la excepción y
representó una de las organizaciones sociales y económicas más
antiguas del Estado de México.
Los ganaderos se agruparon en una asociación llamada “La
Mesta”, cuyos miembros viajaban a Toluca para asistir a una reunión anual que se realizaba en el mes de agosto. Esa zona del valle
es uno de los mercados de ganado más antiguos de América,
donde el trueque se conserva como una herencia comercial precolombina, que en la actualidad aún se utiliza para el intercambio
de distintas mercancías por ganado.
Para impulsar la ganadería, una de las principales actividades
económicas desde el virreinato, fue necesario reordenar la propiedad de la tierra, razón por la que Luis de Velasco “El Viejo”,
mandó construir en San Mateo Atenco una cerca larguísima para
fijar límites entre las tierras de la comunidad indígena y las tierras
de los estancieros, hecho que menciona Lorenzo Boturini en su
obra Idea de una historia general de la América septentrional.5
La actividad ganadera caracterizó a la región del Valle de
Toluca al grado que hoy en día todavía se practica. Ésta incluyó la
crianza a gran escala de ganado bovino para su aprovechamiento
5
Lorenzo de Boturini, Idea de una historia general de la América septentrional, versión
mimeografiada, Barcelona, 1962.
24
El Estado de México
alimenticio y de ganado equino destinado al transporte y al trabajo. También se explotaba el ganado ovino —que abundaba en
la región de Jocotitlán, Ixtlahuaca y Jiquipilco—, debido a su
rentable aprovechamiento y las facilidades para el pastoreo en
esas regiones.
Sin embargo, la actividad ganadera, la introducción del arado y
la tala de bosques fueron modificando el paisaje del Valle de
México y transformaron algunas regiones, a tal grado que en el
siglo XVII la carencia de agua se relacionaba con el corte desenfrenado de árboles que se realizaba en todo el centro del país;
incluso desde entonces ya se observaba una reducción en el nivel
del lago de Texcoco.
En cuanto a la agricultura, la producción de maíz se convirtió
en una fuente importante de riqueza. En esta actividad destacaron la zona de los volcanes y el Valle de Toluca. Chalco fue la
región más rica, aunque su economía también se fortaleció por ser
paso obligado en el camino entre México y Veracruz, donde pernoctaban los viajeros. La historia señala a Toluca como un gran
productor de este grano, que por su dureza, no era utilizado para
consumo humano sino para alimentar al ganado.
Desde principios del siglo XVII Toluca fue célebre por sus
jamones y tocinos, su mercado era muy rentable y favoreció el
desarrollo en otras regiones del estado como Texcoco y Otumba.
La principal región productora de trigo fue Tepotzotlán,
seguida de Cuautitlán y Otumba, lugares en los que el cultivo
del maguey ocupaba un lugar destacado que se mantuvo por
muchas décadas.
En el sur del estado se daban sin demasiado esfuerzo los frutos
propios de “tierra caliente”. De modo especial, la caña de azúcar
se cultivó en el ingenio de Jalmolonga, una hacienda de jesuitas
cerca de Malinalco. Pero la región sureña fue más conocida por
sus reales de minas, llamadas así porque eran propiedad del rey,
quien concedía su explotación a los particulares señalándoles
impuestos especiales; destacaba la denominada Provincia de la
plata, hoy Taxco, aunque Zacualpan y Temascaltepec también
producían oro y en Sultepec se explotaba cobre y plomo.
25
Héctor Guevara Ramírez
El comercio era practicado principalmente por españoles,
aunque no menguó la fortaleza del comercio indígena que tradicionalmente se practicaba en el Valle de Toluca desde tiempos
prehispánicos. En este sentido fue notable la gran cantidad de
productos comercializados por los indígenas del valle, pues aunque las haciendas prácticamente controlaban la producción de
trigo y de ganado mayor, las comunidades suministraban otros
productos como frutas, legumbres, madera, gallinas, conejos y
patos, entre otros.
Sin duda, el mercado de la Ciudad de México fue muy importante para el Valle de Toluca, tanto para las haciendas como para
las comunidades indígenas. En efecto, los valles del altiplano
como Toluca, Atlixco, Puebla y Cuernavaca, formaron parte del
gran conjunto regional productivo que tenía como centro próximo la Ciudad de México, capital del Virreinato.
En desarrollo minero, el estado continuaba con la explotación
constante del subsuelo en las minas del sur, particularmente de
Temascaltepec y Zacualpan. Sin embargo, la atención después se
dirigió hacia una nueva zona mineral descubierta en la región
noroeste: El Oro. En el año 1787 inició su explotación con gran
bonanza, pues tan sólo siete años más tarde su producción fue tan
alta que obtuvo la distinción de participar en la Diputación minera, organismo que promovía y ordenaba el mundo de los metales.
Expresión artística y cultural
La cultura, las artes y las letras tuvieron en estas tierras su más alta
expresión. En un primer periodo que comprende hasta la primera mitad del siglo XVII, son piedra angular y representativos de lo
anterior, notables escritores como los texcocanos Juan Bautista
Pomar, Juan de Tovar y Fernando de Alva Ixtlixóchitl, así como
Domingo Chimalpáin, oriundo de Amecameca. A todos ellos se
debe buena parte de los conocimientos acerca de nuestro pasado
indígena, pues ellos mismos y sus manifestaciones artísticas son
fruto del más auténtico y remoto mestizaje.
26
El Estado de México
No se puede omitir la aportación literaria de José Bartolomé de
Alva Ixtlixóchitl, Diego de Nájera Yanguas, Juan de Dios Castro
y Antonio del Rincón; los dos últimos pertenecían a La
Compañía de Jesús, así como del teólogo Antonio de Peralta, originario de Zumpango de la Laguna, cuyas obras se imprimían en
México y se reimprimían en Holanda y otros países de Europa.
En el campo, de la poesía cabe mencionar a Fray Juan de La
Anunciación, autor de numerosas loas y poemas que eran de lo
más leído de la época.
En este ámbito destaca otra talentosa mexiquense y gran mujer
de su época, Sor Juana Inés de la Cruz, cumbre de la literatura
mexicana, que nació en 1648 en San Miguel Nepantla. Su nombre antes de tomar el hábito religioso era Juana de Asbaje y
Ramírez de Santillana, conocida en su época como la “Décima
musa”, dama de honor de la virreina Leonor María Carreto, marquesa de Mancera. Sor Juana fue novicia en la orden de las
Carmelitas Descalzas y tomó los hábitos en el convento de San
Jerónimo. Su obra es tan amplia que no sólo se circunscribe a la
literatura en sus diversos géneros, sino que con magistral talento
abordó temas de historia, filosofía, música y teología dentro del
espíritu barroco, convirtiéndose en un icono de la cultura de esa
época que se mantiene vigente hasta nuestros días.
En las ciencias y las artes destacó José Antonio Alzate, su nombre completo era José Antonio de Alzate y Ramírez de Santillana.
Este hijo predilecto de Otumba nació el 21 de noviembre de 1737
y es uno de los baluartes que ha dado más gloria a la entidad
mexiquense. Además de ser el científico más prolífico de los criollos ilustrados, fue bachiller en teología en el Colegio de San
Ildefonso y realizó importantes aportaciones en los campos de la
astronomía, geografía, química, física, arqueología y cartografía.
En su memoria, en el año de 1884 se fundó la institución que dio
origen a la Academia Nacional de las Ciencias de México. Su
amplia obra es conocida en diferentes partes del mundo; en ella
destacan El diario literario de México, Observaciones sobre la física,
historia natural, artes útiles y diversas gacetas de literatura.
27
Héctor Guevara Ramírez
Creación de las intendencias en la Nueva España
A finales del siglo XVIII, la administración de la Nueva España
estableció su reforma más importante: la creación de las intendencias. Ese cambio también provocó la supresión de la figura de
los alcaldes mayores y corregidores, pues en su lugar aparecieron
intendentes y subdelegados.
La importancia de estos cambios radicó no sólo en el establecimiento de la jurisdicción de esta intendencia, que desde ese
tiempo delineaba un territorio más homogéneo en cultura,
territorio y población, sino que le brindaron mayor identidad
porque sus límites coincidían con la demarcación del arzobispado, ámbito que serviría de base para la futura creación del
Estado de México.
En lo político, con las reformas provenientes de La Casa de
Borbón se instrumentaron acciones para eliminar a los criollos de
cargos públicos relevantes. Destacaba, por ejemplo, la prohibición
de integrarlos a los cuadros de la alta jerarquía católica y de los
altos cargos burocráticos.
Esta discriminación clasista empeoró en 1804, cuando el
gobierno español despojó a la Iglesia novohispana del capital
que prestaba a los criollos para financiar la producción agrícola.
Tal determinación de la Corona agudizó tanto la situación al
grado que se generó un gran empobrecimiento del campo y,
como consecuencia, la abrupta caída en la cría de ganado y en el
cultivo de productos.
En los albores de 1810 esta lucha de razas también desencadenó una lucha social, donde los criollos realmente resentidos y los
indígenas agobiados por sus penurias, sólo esperaban un indicador social para expresar incluso con violencia su más clamoroso
descontento. La lucha por la independencia estaba en marcha,
inició en Guanajuato y muy pronto se extendió hasta alcanzar los
territorios del Estado de México.
28
El Estado de México
Época independiente
Uno de los hechos más importantes que influyeron de forma contundente en la consumación de la independencia, ocurrió precisamente en el Valle de Toluca. El imperio español envió tropas
expedicionarias a México, especialmente para sofocar la nueva
insurrección promovida por Agustín de Iturbide. El virrey Juan
Ruiz de Apodaca, conde del Venadito, mandó una gruesa división
de esas tropas a Toluca, bajo el mando del Coronel Ángel del
Castillo; sin embargo, la plaza fue defendida heroicamente el 18
de junio de 1821 por Vicente Filisola.
Al saber del inminente ataque a Toluca, Vicente Filisola decidió salir de la ciudad con escasos efectivos. Se refugió en la
hacienda La Huerta para atraer a las fuerzas españolas haciéndoles creer que lo vencerían fácilmente, pero al utilizar sus flancos,
las envolvió en fuego cruzado hasta aniquilarlas y hacer prisioneros a más de 300 españoles. Con su arrojo y valentía, José Joaquín
del Calvo, Antonio García Moreno, el Padre Izquierdo, pero
sobre todo Felipe Martínez, quien fuera sucesor de Pedro
Ascencio de Alquisiras y Vicente Filisola, lograron el triunfo para
la causa Trigarante.
Aunque los textos de historia no destacan la trascendencia de
este hecho histórico, para los mexiquenses es motivo de orgullo,
pues la victoria de la hacienda La Huerta no sólo desprestigió y
dividió a las tropas expedicionarias, sino que la derrota del conde
del Venadito aceleró su destitución y apresuró la anhelada consumación de la Independencia.
Al consumarse la Independencia el país estaba estructurado en
una doble división política: intendencias y diputaciones provinciales. La intendencia de México comprendía los actuales estados
de México, Querétaro, Morelos, Hidalgo, la mayor parte de
Guerrero y todo el Distrito Federal. Las atribuciones del intendente eran sobre todo de tipo administrativo y hacendario.
La división por diputaciones provinciales surgió de La
Constitución Gaditana de 1812; éstas podían abarcar una o más
intendencias y funcionaban en forma similar a una Cámara de
29
Héctor Guevara Ramírez
Diputados, pues la mayoría de sus miembros eran elegidos popularmente y tenían facultades para supervisar la administración de
algunos impuestos, impulsar la erección de ayuntamientos, promover la ilustración del país y procurar la implantación del
orden constitucional.
La diputación provincial de México, que tenía como sede la
Ciudad de México, comprendía la propia intendencia de México,
Oaxaca, Valladolid, Veracruz, Tlaxcala y por algún tiempo la de
Puebla. Funcionó durante el Primer Imperio y finalizó su ejercicio en 1823; fue presidida por el virrey pero también formó parte
de ella el intendente de México en turno. Esta figura tuvo una
importancia política singular, ya que en su seno surgieron las
voces que legitimaron el movimiento de independencia y también
sustentó el surgimiento del sistema republicano federal.
La provincia de México, sin ser aún estado, paradójicamente
tuvo dos tipos de diputados, los que formaron parte de las Cortes
de España y los que integraron los congresos generales constituyentes en México de 1822 y 1824.
Algunos acontecimientos como la abdicación de Agustín de
Iturbide a consecuencia de la sublevación republicana, la integración del Triunvirato en el poder ejecutivo, el decreto del Congreso
para otorgarles su libertad a las antiguas intendencias y la decisión
de conformar la Federación de Estados Mexicanos, desencadenaron los aspectos jurídicos para la creación del Estado de México.
Cabe mencionar que hasta entonces no existía el Estado de
México, las denominaciones políticas eran reinos, provincias e
intendencias. La entidad mexiquense fue creada mediante el
decreto firmado el 4 de octubre de 1823, y aprobado el 20 de
diciembre del mismo año.
El primer Congreso Constituyente del Estado se instaló el 2
de marzo de 1824. En su primera sesión, se designó al general
Melchor Múzquiz como gobernador provisional y posteriormente al brigadier Manuel Gómez Pedraza. Esta etapa inicial de
designación del primer gobernador del estado tiene una gran
importancia, por lo que será analizada con mayor profundidad al
relacionarla con otros hechos históricos de la época en los que se
refiere la primera protesta formal de dicho cargo.
30
El Estado de México
Desde esos años ya se manifestaba la supremacía del Estado de
México en relación con las otras entidades. Su ubicación geográfica en el centro del país le permitió ser cruce de infinidad de
rutas; incluso, fue el centro geográfico del territorio nacional considerando los territorios del sur como Guatemala. Su población
de 1,300,000 habitantes constituía 21% de la población total; su
ingreso económico era tan vasto que generaba una gran derrama
hacia el gobierno central.
En ese contexto, la fortaleza del Estado de México generó en
el poder central la convicción de que era necesario disminuir el
poder que geopolíticamente representaba. Por ello, no sólo se le
obligó a proporcionar una contribución elevada al centro, sino que
en esa época también se le arrancó a nuestro estado la Ciudad de
México como capital. En ese territorio se creó el Distrito Federal
como la capital de toda la nación.
La crisis política que vivió la patria en la incipiente época
independiente convulsionó en repetidas ocasiones al estado. Este
escenario de graves tensiones hizo evidente la necesidad de
emprender un plan de reformas para minar la supremacía eclesiástica en los asuntos civiles. Este plan constituye el primer
antecedente del gran movimiento de reforma que el Dr. Valentín
Gómez Farías estableció para toda la nación y que tuvo distintas
líneas de continuidad por casi un siglo.
La época independiente se caracterizó por la lucha constante
para desmantelar las estructuras y forma de gobierno heredadas
de la Colonia, típicamente centralistas y represivas. Estas pugnas
fueron el motor inicial de drásticos cambios en los mandos de los
gobiernos establecidos. Sin embargo, las estructuras coloniales se
mantuvieron un largo periodo antes de consolidarse la independencia en todos los aspectos de la vida nacional. En este periodo
la lucha armada fue una constante.
En la época independiente el centralismo dio al Estado de
México una connotación especial porque lo convirtió en departamento, con lo cual se produjo un hecho paradójico: el poder central no sólo acrecentó su territorio integrando a su jurisdicción la
región que comprendía el estado de Tlaxcala, sino que la Ciudad
31
Héctor Guevara Ramírez
de México, que inicialmente había sido reclamada al supremo
poder de la federación por el congreso de la entidad, finalmente
fue restituida como capital del Departamento de México. Por su
trascendencia, estos hechos son analizados con más detalle a la luz
del establecimiento de las distintas capitales del estado.
Para entonces, el supremo poder conservador se instauró en la
cúspide del sistema centralista y como forma de control político,
estableció la figura de los departamentos en sustitución de las
entidades federativas; creó las juntas departamentales como organismos auxiliares de los gobernadores y conformó las asambleas
departamentales para suprimir las legislaturas locales.
Sin embargo, ese control político fue relativo, puesto que la
junta y la asamblea del Departamento de México dieron vida
jurídica a diversos ordenamientos legales que fortalecieron tanto
a los ayuntamientos como a la instrucción pública. Algunas de
estas disposiciones se conservaron cuando se restableció el federalismo, evidenciando la honestidad y autonomía de esos órganos
de representación.
Es preciso señalar que, en general, la época independiente fue
escenario de un periodo de luchas por desterrar el colonialismo
entre grupos ideológicos rivales: centralistas y federalistas, identificados en la historia como conservadores y liberales, respectivamente, de ahí la importancia de conocer a detalle esos periodos
de lucha en la historia nacional y sus repercusiones en el Estado
de México.
Situación general del Estado de México
en la época independiente
En los albores del México independiente nuestra entidad se
caracterizaba por ser un territorio muy vasto dentro de todo el
que conformaba la antigua colonia española; asimismo, tenía un
gran peso en todos los indicadores de la época, una población cercana a la quinta parte de toda la del país y una rica producción
económica. También era un centro de confluencia intelectual de
32
El Estado de México
grandes eminencias nacionales que vivían al tanto de las transformaciones sociales en otras latitudes.
En esa época, irrumpe en el escenario mundial la consolidación
de los Estados Unidos de América, sustentada en un proceso de
independencia que estableció un nuevo modelo de organización
política y social, regido por un sistema federal con principios
constitucionales y basado en los derechos del hombre, tal como se
empezaba a manifestar en Europa. En tanto, desde la segunda
mitad del siglo XVIII Inglaterra experimentaba una severa crisis
económica y el debilitamiento comercial de sus colonias.
En conjunto, los pueblos de América evolucionaban históricamente a partir de la lucha de los pueblos para independizarse de
los imperios dominantes en la época, como el inglés, español y
holandés. Este deseo de emancipación estaba nutrido de ideas
libertadoras influenciadas que provenían del protestantismo, por
motivaciones comerciales como el intercambio de productos entre
colonias e imperios antagónicos, por el desarrollo del pensamiento económico que buscaba mayor productividad, así como por el
rompimiento de esquemas de producción basados en la explotación y la opresión de las personas.
Estos hechos, que generaban verdaderas corrientes de pensamiento en todo el mundo, encontraron su cauce en distintas
regiones y grupos sociales de nuestro país. En el Estado de
México destacan ilustres exponentes como José María Luis
Mora, uno de los mexicanos más conocidos a nivel internacional
en el pensamiento libertario de entonces.
En nuestra entidad, esa etapa histórica coincidió con el origen
de la profunda raigambre liberal mexiquense y la herencia viva del
pensamiento luminoso del Dr. José María Luis Mora, cuyo nombre original era Joseph María Servín de la Mora Díaz Madrid,6
hombre clave en la historia constitucional de México, fuente del
humanismo social, héroe de las ideas llevadas a la práctica
mediante el derecho y creador del Instituto Científico y Literario
6
El nombre completo de Mora apareció en su diploma de bachiller de 1812 (Mora Documents,
1806-1838, University of Texas) […] el “Luis” comenzó a aparecer entre sus nombres
inexplicablemente en 1827 […] en Hale Charles A., El liberalismo mexicano en la época de Mora
1821-1853, Siglo XXI, México, 1972, p. 74.
33
Héctor Guevara Ramírez
como centro de desarrollo del pensamiento de la época, cuyo legado fecundo de muchos años se sintetizó el 14 de febrero de 1827
en la conformación de la primera Constitución de la entidad.
También se atribuyen a Mora los principales temas del
Congreso Constituyente del Estado de México y por consiguiente, el desarrollo y ejecución de sus primeros decretos. En resumen,
son muchos los acontecimientos relacionados con un mismo
hombre que es parte fundamental de la historia del Estado de
México, por lo que seguiremos hablando de su participación en
distintos episodios de la vida de la entidad.
La obra del Dr. Mora es fundamental en la historia del Estado
de México. Los siguientes datos son esenciales para ubicarlo
mejor en su tiempo y en las circunstancias específicas del Estado
de México. Nació en Chamacuero, hoy Ciudad Comonfort,
Guanajuato,7 el 12 de octubre de 1794, realizó sus primeros estudios en la Escuela Real de Querétaro y en el Colegio de San
Ildefonso, en donde obtuvo el grado de Doctor en Teología en
1820, y a partir de entonces se desempeñó como catedrático. En
1822, a los 28 años, fue miembro de la diputación provincial de
México y posteriormente presidente del Congreso del Estado de
México, diputado al Congreso general del Estado de Guanajuato
en 1833, y Ministro extraordinario y plenipotenciario en
Inglaterra en 1846. Falleció el 14 de julio de 1850 en París.
Para ese entonces, la lucha liberal entre las logias masónicas
escocesas y yorkinas también tuvo como escenario el naciente
Estado de México. La legislatura local se convirtió en su lugar de
debate y también en su centro de escisión. Las hasta entonces discretas logias masónicas encontraron un foro para debatir ideológicamente, poner en práctica sus ideas y demostrar la inviabilidad
de las del grupo antagónico. En ello radicó precisamente gran
parte de los enfrentamientos entre los grupos rivales de entonces:
centralistas y federalistas.
7
Información recabada en Pensamiento político y administrativo de gobernadores destacados y
personajes ilustres del Estado de México: José María Luis Mora, núm. 2, Gobierno e Instituto de
Administración Pública del Estado de México, Toluca, 1989.
34
El Estado de México
El Plan de Iguala y la Independencia de México
La Independencia de México es el hecho político que representa
la fundación de la nación mexicana gracias a la conformación del
Ejército Trigarante ―símbolo armado de la lucha popular―, que
surgió de la unión de las tropas que aun cuando habían sido enemigas acérrimas, coincidieron en el superior interés de la libertad.
Dos corrientes políticas confluyeron y sustentaron a sus correspondientes brazos armados para abolir la dominación española: la
conformada por los insurgentes y los republicanos en una expresión mexicanista, así como la de los intereses criollos profundamente identificados con el régimen imperial.
El Ejército Trigarante entró triunfante a la Ciudad de México
el 27 de septiembre de 1821,8 día glorioso de la consumación de
la Independencia. Sin embargo, Agustín de Iturbide y Vicente
Guerrero no desfilaron juntos esa ocasión al frente del ejército
marchó Iturbide,9 mientras que en la retaguardia, al mando de la
última división del contingente venía Vicente Guerrero, quien se
ganó el cariño de su tropa predicando con el ejemplo. Su padre,
Pedro Guerrero, al volverse partidario del ejercito realista, fue
enviado por el virrey Apodaca para convencerlo de que depusiera
las armas y aceptara el indulto. Pero nada hizo cambiar las ideas
del general insurgente, ni siquiera los ruegos de su padre, a lo que
Guerrero afirmó: “Señores, este es mi padre, ha venido a ofrecerme el perdón de los españoles y un trabajo como general español,
yo siempre lo he respetado pero la patria es primero”.
Paradójicamente, ninguno de los viejos insurgentes como Vicente
Guerrero o Guadalupe Victoria ―los que combatieron desde los
primeros años de lucha―, firmaron el acta de Independencia. Los
signatarios fueron los criollos cercanos a Iturbide.
8
Este día también fue motivo de celebración de sus legítimos autores: Agustín Cosme Damián de
Iturbide y Aramburu festejaba su cumpleaños 38, mientras que Vicente Guerrero Saldaña celebraba
su santoral número 48.
9
Según las crónicas de la época, Agustín I desvió la ruta del desfile para pasar por la calle de Plateros
(hoy Madero), donde vivía una dama aristocrática llamada María Ignacia Rodríguez de Velasco,
mejor conocida como “La güera Rodríguez”, con quien se dice que sostenía un romance. Frente a su
balcón, Iturbide inclinó la corona, se bajó del corcel y le entregó a la dama una rosa antes de
continuar su marcha triunfal hasta la plaza central del Palacio virreinal.
35
Héctor Guevara Ramírez
En ese año de 1821, Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero
firmaron el Plan de Iguala, documento mediante el cual se proclamó la independencia y se estableció la monarquía como
forma de organización política ofreciendo la corona a Fernando
VII o a cualquier otro príncipe de sangre real; aseguró la vigencia de la religión católica y los privilegios del clero secular y
regular; además, instauró garantías a la propiedad y fijó los cargos civiles, eclesiásticos y militares sin alteración alguna.
La coyuntura política y la correlación de fuerzas hicieron posible la implantación del Primer Imperio. El breve gobierno de
Agustín I fue despótico, atacó la libertad de prensa, encarceló a
diputados de tendencia republicana y propuso su disminución en
el Congreso; asimismo, ocupó ilegalmente la propiedad particular, menospreció a los antiguos insurgentes y desplegó el rencor
que guardaba contra sus opositores cometiendo graves atropellos
en su contra. El escenario de confrontación del emperador con el
Congreso provocó su disolución el 31 de octubre de 1822; esta
institución fue reemplazada por la Junta Nacional Instituyente
que designó el propio Iturbide.
“El dragón de hierro”, como le apodaban a Iturbide, también
entró en conflicto con miembros prominentes del Ejército.
Este hecho desató una profunda revuelta encabezada por
Antonio López de Santa Anna y José Antonio Echávarri, quienes
proclamaron el 1º de febrero de 1823 el Plan de Casa Mata; pronunciamiento militar que exigió la inmediata reinstalación del
Congreso y el reconocimiento del principio de la soberanía nacional.
Dicho movimiento fue secundado por la vieja guardia insurgente, representada por los militares Guadalupe Victoria, Nicolás
Bravo y Vicente Guerrero. Presionado por la rebelión, Agustín de
Iturbide reinstaló el Congreso el 4 de marzo de 1823. El peso
político y militar de los republicanos adheridos al Plan de Casa
Mata hizo que Agustín I despertara de su sueño imperial y presentara ante el Congreso su abdicación el 19 de marzo. Una vez
empoderado, el Congreso instituyó un poder Ejecutivo provisional conocido como el Triunvirato, integrado por Guadalupe
Victoria, Nicolás Bravo y Pedro Celestino Negrete.
36
El Estado de México
Pero fue hasta el 17 de junio de 1823 cuando se decretaron las
bases para la elección del nuevo Congreso Nacional Constituyente.
Todas las provincias suspendieron sus preparativos de organización
política interna en espera de la Constitución Federal, excepto
Guatemala, que se separó de México días después. El nuevo
Congreso Constituyente quedó formalmente instalado el 7 de
noviembre de 1823.
La idea de dar autonomía y órganos de gobierno propios a las
provincias, no obedecía al deseo de imitar instituciones ajenas
como las estadounidenses, sino a una dolorosa experiencia interna que inició con el centralismo colonial y culminó con el fraccionamiento de la república por la separación de Guatemala y la
amenaza latente de Yucatán.
Dada ya la independencia provincial se requería una sistematización completa, fue entonces cuando se recurrió al lógico
modelo que era la Constitución de los Estados Unidos de
América, cuya traducción circulaba en varios periódicos de la
época y estaba contenida en el libro de Vicente Rocafuerte, Ideas
necesarias a todo pueblo americano independiente que quiera ser libre,
el cual fue editado en Filadelfia en 1822 y reeditado un año después en Puebla.
La asimilación del esquema estadounidense se apoyó en un
importante documento llamado “Pacto Federal de Anáhuac”, preparado por el diputado constituyente Prisciliano Sánchez (17831826), en el que se expresaba que las provincias exigían el Estado
Federal, libertades propias y que a esa voluntad debería plegarse
el Congreso Nacional.
Tiempo después, Prisciliano Sánchez presentó en el Congreso
Constituyente un esquema del Estado federal donde se advertía
un conocimiento profundo y avanzado de las instituciones estadounidenses. Anticipándose con mucho a las objeciones de la
federación, Sánchez exponía que en el sistema federal la nación se
dividía en estados pequeños e independientes a fin de ocurrir a
sus necesidades políticas y domésticas de una manera más inmediata, con un menor costo, con mejor conocimiento y con mayor
interés que el que pudiera tomar por ellos un gobierno lejano y
37
Héctor Guevara Ramírez
extraño, cuya autoridad, la mayoría de las veces era ignorante, mal
informada y obraba sin tino ni justicia. Sánchez concluía con la
idea de que la independencia recíproca de los estados en nada
debilitaba la fuerza nacional porque, en ella, la federación rueda
siempre sobre un eje y se mueve por un resorte central común que
se denomina Gobierno Federal.
La exposición del diputado Sánchez presentaba las instituciones estadounidenses en una forma clara y sistemática, explicando
los principios políticos de los cuales se derivaban. Además, añadió
preceptos que en su concepto redondearían la estructura federal,
usó una terminología jurídico-política entendible para quienes se
acercaban por vez primera al Federalismo y por último, se anticipó en forma brillante como un hábil estratega parlamentario a los
argumentos que podían esgrimir los impugnadores de la idea
federal. Con tales planteamientos, fue definitiva la influencia del
“Pacto Federal de Anáhuac” en el Congreso Constituyente.
Los principales críticos del Federalismo en el seno del Congreso
Constituyente fueron los diputados José María Becerra y fray
Servando Teresa de Mier. El primero de ellos presentó su voto en
desacuerdo con el Federalismo, fundamentalmente porque, decía,
crearía separaciones como las que se presentaban en Chiapas,
Jalisco, Yucatán, Oaxaca y Zacatecas. Su error de apreciación histórica es obvio, pues ocurrió justamente lo contrario: la separación
fue causada por el excesivo centralismo, y la unión sería posible con
el Federalismo.
Por otra parte, fray Servando Teresa de Mier se pronunció en
contra del acta constitutiva propuesta. En su intervención del 11
de diciembre de 1823 en el Congreso, reconoció que el pueblo
había expresado su voto a favor del Federalismo pero pensaba que
el Congreso debía ir en contra.
La posición que fray Servando Teresa de Mier defendía, en la
actualidad nos ayuda a entender la distinta naturaleza de la
Federación de Estados en Norteamérica y la de nuestro país. Por
un lado, Teresa de Mier señalaba que la prosperidad de Estados
Unidos había sido y estaba siendo el disparador del continente,
porque no se había ponderado bastante la inmensa distancia que
38
El Estado de México
mediaba entre ellos y nosotros. Esa nación ya estaba conformada
por estados separados e independientes que se federaron para
unirse contra la opresión de Inglaterra; por lo tanto, estimaba que
federarnos estando unidos significaba dividirnos y atraer los
males que se buscaba remediar con esa federación.
Fray Servando simplemente no quería aceptar el Estado federal a pesar de reconocerlo como un hecho en nuestro país. A final
de cuentas, con sus ideas y críticas a Estados Unidos fortaleció el
Federalismo a la manera mexicana.
Hacia la Constitución Federal de 1824
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1824
representa la consumación jurídica de la lucha de Independencia. La
transformación de las estructuras antiguas en unas nuevas basadas
en la forma republicana y federalista de gobierno, nos lleva a realizar algunas precisiones. En primer lugar, nos ayuda a comprender
las luchas abiertas entre grupos de poder representativos de la sociedad en su conjunto, pero no escapa a la referencia comparativa con
la Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica, de la que
se ha señalado es una copia fiel, un tanto por tenerla en aproximación en la época de expedición, así como para encontrar en ella rasgos de una aparente y simple transcripción de algunas de sus partes.
Por ello, el estudio de la Constitución de 1824 es imprescindible para entender la historia del Estado de México, en especial
cuando ésta se analiza a partir de sus antecedentes principales y
del proceso de su elaboración. A continuación se presentan algunos de los hechos que mejor explican estos procesos.
Antecedentes de la Constitución de 1824
La Guerra de Independencia, como todas las revoluciones, constituye un hecho histórico que entrañó la transformación radical
39
Héctor Guevara Ramírez
de la estructura social, económica y política de México. Para comprender esa lucha libertaria es necesario conocer el proceso histórico del cual derivó, así como el nuevo sistema político que su
irrupción proyectó hacia el futuro, ya que esta realidad que hoy se
vive, como afirma Maurice Duverger:
[…]está ligada a las estructuras económico-sociales, a los niveles
de desarrollo, a las ideologías y sistemas de valores y a las tradiciones culturales. Su conjunto forma el sistema político de cada
país, cuyos diferentes elementos no son separables.10
De esta manera, para efectos de este estudio, creemos que la
sucesión de hechos en el tiempo no es obra de la casualidad, ya
que para su realización y desarrollo existen factores y fuerzas
sociales que los aceleran, retardan o modifican en el momento y
en la oportunidad en que deben ocurrir, como refiere Benítez
Treviño en el texto que citamos con anterioridad.
Con estas ideas, no escudriñar en los antecedentes del surgimiento de nuestra nación y su evolución sería tanto como permitir que el vacío histórico impida rescatar nuestra identidad, cuyo
valor social carecería de sentido si no consideramos nuestro pasado indígena y la conquista española como una mezcla de factores
relacionados estrechamente y que nos hacen entender nuestro
pasado, presente y futuro a partir de estas premisas.
Si consideramos que nuestra constitución es un conjunto de
reglas y principios políticos que es resultado de su propio proceso
histórico, entonces es preciso hacer referencia a dos instrumentos
de derecho público que ejercieron una gran influencia doctrinaria
y práctica en la Constitución Federal de 1824, es decir, la
Constitución Gaditana y la Constitución Política de la monarquía española.
La Constitución Gaditana de 1812 es el primer instrumento
jurídico-político reconocido por la nación mexicana. Diversos acontecimientos ocurridos en España le dieron origen y fundamento;
10 “El constitucionalismo en las postrimerías del siglo XX”, en La Constitución mexicana, 70 años
después, tomo VI, UNAM, México, 1988, p. 310.
40
El Estado de México
por ejemplo, el destronamiento del Rey Carlos IV, la exaltación de
Fernando VII, la ocupación francesa en España, la Carta de Bayona,
la rebelión popular contra José Bonaparte “Pepe botella”, la creación
de la Junta suprema central y gubernativa, así como su establecimiento en la isla de Cádiz.
El escenario en la Nueva España era diferente, en tanto una
parte de los mexicanos luchaba contra el gobierno virreinal, otra
pugnaba por el retorno de Fernando VII a través de la “reasunción
de la soberanía”. La convocatoria a las Cortes de Cádiz ordenó la
elección de 15 diputados por la Nueva España; la Asamblea legislativa dio inicio el 24 de septiembre de 1810, sólo nueve días después del Grito de Dolores. La Constitución fue jurada el 30 de
septiembre; en este acto destacaron por su calidad de tribunos
José María Gutiérrez de Terán, José Miguel Ramos Arizpe y José
Mejía Lequerica.
La Constitución de Cádiz de 1812 tiene un gran significado
para el país y desde luego para el Estado de México, ya que
Ramos Arizpe, su notable precursor, incorporó en ella aspectos de
gran trascendencia para el Federalismo de nuestros días; por
ejemplo, se ordenaba la instauración de ayuntamientos en todas
las comunidades de más de 1,000 habitantes, así como el establecimiento de siete diputaciones provinciales, y precisamente de
una de ellas surgió el Estado de México. Por lo tanto, esta
Constitución representa la conformación del estado, así como el
surgimiento del municipalismo moderno en función de la población y no de la productividad de una comunidad.
Muchos de los municipios que hoy en día conforman el Estado
de México tuvieron su origen en la Constitución de Cádiz y su
vida institucional se mantiene activa desde esa época; entre ellos
encontramos a Axapusco, Chiautla, Hueypoxtla, Ixtapan de la Sal,
Lerma, Metepec, Nicolás Romero (Monte Bajo), Ocoyoacac,
Otumba, Sultepec, Tecamac, Temoaya, Tenancingo, Tenango
del Aire, Teotihuacan, Tepotzotlán, Tequixquiac, Texcoco,
Tianguistenco, Tlalmanalco, Toluca, Tultitlán y Zinacantepec.11
11 Roberto Moreno Espinosa (coord.), Origen y evolución del municipio en el Estado de México,
apéndice I, de la Obra Conmemorativa del V Centenario del Encuentro de dos Mundos, Gobierno
del Estado de México, Toluca, 1992.
41
Héctor Guevara Ramírez
Todos estos municipios tienen una actividad propia de los
gobiernos municipales anteriores a 1820, son los municipios
mexiquenses más antiguos del estado, aunque desde tiempos de
la conquista algunos de ellos ya desarrollaban una vida como
poblados organizados.
Una vez consumada la Independencia de México, con bases
como la tradición municipalista, la práctica en la integración de
códigos políticos y el conocimiento jurídico constitucionalista
de los mexicanos que participaron en Cádiz, se conformó una eficaz herramienta jurídica que influyó en la elaboración de la Carta
Magna de 1824.
El Decreto Constitucional para la libertad de la América
Mexicana, conocido también como la Constitución de Apatzingán,
fue promulgado el 22 de octubre de 1814. Sin duda es el documento que mayor carga de influencia social, jurídica y política
otorgó a la Constitución 1824; no obstante, los “puristas” del
Constitucionalismo mexicano afirman que en sentido estricto no
es una Constitución, pues cuestionan su vigencia y el sustento legal
de la representación de los diputados que participaron.
El decreto constitucional del 22 de octubre de 1814, no sólo
expone un conjunto de principios y aspiraciones políticas que
legitiman el rechazo de la insurgencia mexicana al restablecimiento de la monarquía española, sino que este documento,
redactado por Andrés Quintana Roo, Carlos María Bustamante
y José Manuel Herrera, contiene en su estructura y en su parte
dogmática, las reflexiones de Juan Jacobo Rousseau con respecto
a la soberanía, el concepto de libertad individual de Hugo Grocio
y la teoría de la división de poderes de Charles-Louis de
Secondat, barón de Montesquieu.
Más allá de las aportaciones del enciclopedismo francés,
holandés e inglés, el Decreto de Apatzingán nutrió su contenido
con la voz de un grupo de patriotas que sufrieron en carne propia la esclavitud y la opresión de la conquista. Su contenido jurídico se sustenta en los elementos constitucionales de Ignacio
López Rayón y en el proyecto constitucional elaborado por fray
Vicente de Santa María, pero el aspecto social y de los derechos
42
El Estado de México
del hombre, que lo colocan en el cenit de la patria, fueron producto de los Sentimientos de la nación, que irrumpieron con el
grito libertador de Morelos en el Primer Congreso de Anáhuac:
[…]la felicidad del pueblo y de cada uno de los ciudadanos consiste en el goce de la igualdad, seguridad, propiedad y libertad.
La íntegra conservación de estos derechos es el objeto de la institución de los gobiernos y el único fin de las asociaciones.12
El “siervo de la nación”, don José María Morelos y Pavón, es
una perenne fuente de inspiración para todas las Constituciones
del mundo, ya que penetrar en la esencia de los 22 sentimientos
nos permite transitar por los más sentidos valores del ejercicio
del poder público: libertad, igualdad, seguridad, independencia,
legalidad, nacionalismo, patriotismo, soberanía, división de poderes y democracia.
Las aportaciones a la Constitución de 1824 de este héroe de la
libertad, que fue heredando a las constituciones posteriores de
1857, 1917 y al hombre universal, respectivamente, se sintetizan
en el ideal plasmado en el sentimiento número 12, expresado en
el Congreso de Chilpancingo de la siguiente manera:
Que como la buena ley es superior a todo hombre, las que dicte
nuestro Congreso deben ser tales que obliguen a constancia y
patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia, y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, aleje
la ignorancia, la rapiña y el hurto.13
Desde luego, la Constitución de 1824 tiene sus antecedentes
en esta evolución jurídica y sus correspondientes instrumentos,
pero el más inmediato y directo es el Acta Constitutiva de la
Federación Mexicana, la cual compiló el espíritu de muchos de
ellos y se trata con más detalle en la siguiente sección.
12 Pedro Ángel Palou, Morelos: morir es nada, Planeta, México, 2007, p. 180.
13 José Rogelio Álvarez, Enciclopedia de México, 14 tomos, SEP, México, 1987, p. 4196.
43
Héctor Guevara Ramírez
Acta Constitutiva de la Federación Mexicana
Una vez que el imperio de Agustín de Iturbide sucumbió y se
proclamó la república, el gobierno provisional, encabezado por
Guadalupe Victoria, Nicolás Bravo y Pedro Celestino Negrete,
convocó el 7 de noviembre de 1823 a un nuevo Congreso
Constituyente en el que se creó la primera Constitución Federal
de México.
Miguel Ramos Arizpe fue nombrado presidente de la
Comisión de la Constitución y con su grupo, el 20 de noviembre
de 1823 presentó un proyecto de acta constitutiva con 36 artículos. Los debates correspondientes incluyeron aquellos que ya se
daban en muchos ámbitos entre federalistas y centralistas, los
cuales siempre fueron prolongados y más que acalorados, y por
ello los acuerdos no se tomaban con la celeridad que los gobiernos provinciales exigían.
Con la finalidad de presionar al congreso para que resolviera a
favor del Federalismo, algunas provincias como Guatemala
declararon su independencia y otras como Yucatán decidieron
imitarla si no se establecían las bases constitutivas que le dieran
legalidad a sus demandas.
Como resultado de esto, el constituyente Ramos Arizpe redactó en tres días el Acta Constitutiva de la Federación, que firmaron
los diputados y fue aprobada por el Congreso con el título de Acta
Constitutiva de la Nación Mexicana el 31 de enero de 1824.14
Con estos antecedentes, el Federalismo quedó consagrado en el
Acta Constitutiva y posteriormente en la Constitución de 1824.
De esta manera, se establecieron dos tipos de órdenes de gobierno, el de la federación y el de cada uno de los estados.
A partir de entonces también se crearon tres poderes federales:
el Legislativo, formado por un Congreso general compuesto por
dos cámaras, la de diputados, integrada por representantes de elección, y la de senadores, conformada por dos representantes de cada
estado nombrados por las respectivas legislaturas.
14 María del Pilar Iracheta Cenecorta y Diana Birichaga Gardida, A la sombra de la primera república
federal: el Estado de México 1824-1835, El Colegio Mexiquense A. C., Toluca, 1989, p. 52.
44
El Estado de México
El Ejecutivo se depositó en un presidente y un vicepresidente
para suplir las ausencias del primero, ambos eran elegidos por las
legislaturas de los estados. Cada una de éstas designaba a dos personas, quien obtenía el mayor número de votos sería presidente y
el que le seguía en votos se nombraba vicepresidente. Esta norma
produjo efectos desastrosos, ya que el vicepresidente por lo general era el rival más encarnizado del presidente en turno.
El poder Judicial Federal quedó depositado en la Suprema
Corte de Justicia, en tribunales de circuito y juzgados de distrito.
Cada uno de los órganos federales fue dotado de sus normas fundamentales de gobierno dentro del marco señalado por la propia
Constitución Federal.
Asimismo, se previó que en cada estado existieran tres poderes
públicos de la misma manera que en el gobierno federal:
Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Así, el poder Legislativo quedó
depositado en una legislatura compuesta del número de individuos que determinaran las constituciones estatales, electos por el
voto popular; el poder Ejecutivo quedó a cargo de una o varias
personas, según la decisión de cada estado, que lo ejercitarían por
tiempo limitado; por último, el poder Judicial se asignó a un tribunal de justicia.
En esos términos quedó edificado el Federalismo en una época
en que aún no se definía totalmente la fisonomía de la actual
sociedad mexicana.
Congreso Constituyente de 1823-1824
A partir de la promulgación del Acta Constitutiva de la
Federación Mexicana, los primeros debates del Congreso se plantearon fundamentalmente en torno a dos tendencias: la conservadora y la liberal. Los conservadores pugnaban por un gobierno
centralista que señalara a los estados los lineamientos a seguir en
su gobierno interior; en tanto, los liberales pretendían gobiernos
autónomos surgidos de elecciones internas en cada una de las
entidades y unidos a la república por un pacto federal.
45
Héctor Guevara Ramírez
En los debates del Congreso Constituyente se mantuvieron
las corrientes a favor y en contra del sistema federal. La discusión acerca de si la nación debía adoptar una forma de gobierno
federal o central se tornó agresiva y apasionada. Desde entonces,
la gran pugna histórica entre centralistas y federalistas se agravó
y por consiguiente, sus repercusiones en el Estado de México
fueron constantes.
Con argumentos políticos, sociales o económicos se debatió la
legitimidad del Federalismo mexicano, al que se acusaba de advenedizo y extraño a la realidad y al rigor del pensamiento social.
Con el tiempo estas continuas discusiones pusieron en claro que,
en nuestra nación, el Federalismo tuvo una cuna legítima, ya
que sirvió a otras necesidades decisivas y propuso soluciones apremiantes en los primeros pasos de nuestra vida independiente.
El Congreso Constituyente Federal de 1823 tuvo una importante representación del Estado de México, la diputación de la
entidad se integró con los diputados, que se presentan en orden
alfabético en el cuadro 1.3, a quienes correspondería, a nombre
Diputados por el Estado de México en el Congreso
Constituyente Federal de 1823
Juan Manuel Assorrey
José Cirilo Gómez y Anaya
José Francisco de Barreda
Bernardo González Pérez de Angulo
José Basilio Guerra
José Hernández Chico Candorco
Carlos María Bustamante
Cayetano Ibarra
José María de Bustamante
Francisco María Lombardo
Luciano Castorena
Ignacio de Mora y Villamil
Luis Cortázar
Francisco Patiño y Domínguez
José Ignacio Espinosa
José Agustín Paz
Antonio de Gama Córdova
Juan Rodríguez
José Ignacio González Caralmuro
Felipe Sierra
Cuadro 1.3
* Cuadro elaborado por el autor con información citada.
46
El Estado de México
del Estado de México, expedir la Constitución Federal de los
Estados Unidos Mexicanos de 1824.
Al Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Guadalupe
Victoria, le correspondió publicar la Constitución de 1824, y lo
hizo en la forma tradicional, como hasta ahora se publican los
bandos municipales, ya que tanto en el Estado de México como
en cada una de las entidades federativas constituidas, así como en
los territorios correspondientes, se colocó un pliego con el contenido de la Constitución a las afueras de los principales edificios
públicos, plazas y lugares de gran concurrencia de los ciudadanos
del lugar.
Sin duda, que el principal precursor del Congreso
Constituyente de 1823-1824 fue José Miguel Rafael Nepomuceno
Ramos Arizpe, ideólogo de éste, quien además de ser el más ilustre de los constitucionalistas de su tiempo, poseía una gama de
conocimientos que le permitieron destacar como el principal innovador del Federalismo en nuestro país. A su fallecimiento, el
Congreso de la Unión lo declaró benemérito de la patria y su
nombre fue inscrito con letras de oro en la Cámara de Diputados
del Congreso de la Unión.
Proyecto para crear la entidad del
Valle de México
El proyecto y la idea de crear una entidad federativa ubicada en el
Valle de México fueron resultado de varios procesos históricos que
permitieron esa posibilidad jurídica, que aunque inmadura, era
factible para modificar la división territorial del Estado de México
y un medio para el mejor control político y económico de la
Ciudad de México como capital del país.
A la luz del Acta Constitutiva de la Federación Mexicana, la
idea se vislumbró en el caso de que la evolución federalista de nuestro país trasladara a otra entidad el asentamiento y residencia de los
poderes federales. Aunque esta idea parece muy lejana, y se manifestó como tal a lo largo de varios episodios de la historia nacional,
47
Héctor Guevara Ramírez
por distintas razones logró transformar la división política del país
y de manera particular la del Estado de México.
Como veremos a continuación, la creación del Estado del Valle
de México tuvo varios episodios, todos hipotéticos, ya que su condición de existencia o de cobrar vigencia representaba el traslado
de los poderes federales a cualquier otro lugar del país fuera de su
sede original en la Ciudad de México.
El origen del Valle de México como entidad política se remonta precisamente al debate que se dio durante las sesiones del
Congreso Constituyente de 1824, en las que se discutía el traslado de los supremos poderes federales a Querétaro. En efecto, los
diputados Juan Ignacio Godoy y Fray Servando Teresa de Mier,
expusieron en esas reuniones la necesidad de una extensión territorial para el Valle de México, que el primero definió como el círculo de 12 leguas y el segundo como “México con su Valle”.
La segunda referencia a la creación del Estado del Valle de
México se encuentra en la compresión del Distrito de México realizada por el Congreso Constituyente del estado y que incluía los
partidos de Tlalpan (con Xochimilco, Mexicaltzingo y Coyoacán),
Chalco, Cuautitlán, México (con Tacubaya), Texcoco (con
Coatepec), Tacuba, Zumpango (con Ecatepec) y Teotihuacan.
Esta división distrital que será precisada y comentada más adelante, representa una etapa de la evolución territorial del estado propiciada por la Constituciónde 1824.
Este concepto territorial del Valle de México se formó por un
perímetro que limitaba al este con la Sierra Nevada, al sur con los
volcanes Tláloc y Ajusco, al oeste con los poblados de Santa Fe y
Monte Alto, y al norte con la laguna de Zumpango. En esencia,
esta definición territorial era un auténtico concepto geográfico y
no político, ya que el Valle de México estaba constituido por toda
aquella superficie que no fuera montañas, es decir, la superficie
plana del territorio circundada por las grandes cadenas montañosas que lo rodeaban.
La desventaja política de este concepto territorial era que el
Distrito Federal estaría rodeado por completo por el Estado de
México; por eso, se pensaba en una división territorial que le
48
El Estado de México
permitiera a la capital una salida directa a Tlaxcala y Puebla, y
con ello la comunicación comercial con Veracruz evitando un
posible estrangulamiento en el tránsito a la capital y por el cobro
de peajes por parte del Estado de México, que era una de las
principales medidas recaudatorias en aquellos tiempos.
Triunfa el Federalismo: nace constitucionalmente
el Estado de México
Cabe destacar que dos circunstancias influyeron de manera determinante en el triunfo del Federalismo en nuestro país: la primera
fue la victoria del Plan de Casa Mata de 1823, que buscaba la
reinstalación inmediata del Congreso pero con la intención de
convocar inmediatamente a otro. La rebelión armada que sostuvo
este movimiento, doblegó al imperio de Iturbide y restauró el
Constituyente, propiciando la declaración de libertad y soberanía
de las entidades federativas a través del Acta Constitutiva y la propia Constitución de 1824. Todo ello dio lugar al inicio de la vida
constitucional del país bajo la forma de organización política en
una república federal.
La segunda circunstancia que determinó el triunfo del liberalismo se dio en virtud de que la mayoría de los constituyentes
de 1824 entendieron que la Constitución de los Estados Unidos
de América, plasmaba con acierto las ideas políticas de democracia, liberalismo y autonomía por las cuales luchaban, por lo
que esa constitución resultó un modelo natural que era preciso
adecuar a nuestra realidad.
La mayor parte de las provincias optaron por la república federal y por lo tanto, promovieron la soberanía de cada estado. Por
otro lado, el aislamiento derivado de lo accidentado de nuestra geografía, favoreció de distinta manera el desarrollo económico de
algunas regiones que adquirieron una relativa autosuficiencia. Y así
comenzó el desarrollo de cada entidad bajo el sistema federal,
mediante principios jurídicos igualitarios para todas las entidades
49
Héctor Guevara Ramírez
pero con una disponibilidad territorial y geográfica distinta para
cada una de ellas.
En diciembre de 1823, el Congreso Nacional aprobó el artículo constitutivo que declaraba al Estado de México como una de
las entidades de la federación, y el 31 de enero de 1824 nacía la
federación mexicana con la promulgación del acta constitutiva.
Tiempo después, el 2 de marzo de 1824, se instaló la legislatura
constituyente del Estado de México con una gran ceremonia realizada en el salón de juntas del Ayuntamiento de la Ciudad de
México, acompañada de un Te Deum en la catedral metropolitana y el ingrediente marcial de las salvas de artillería.
Ese mismo día, el coronel Melchor Múzquiz, jefe político
superior, cedió el cargo al Dr. Francisco Guerra, presidente de la
legislatura, y extendió sus felicitaciones a nombre de la diputación
provincial saliente. Entonces, la legislatura designó a Múzquiz
como gobernador interino y aprobó un plan para la organización
provisional del mismo. Este ceremonial constituye el primer proceso protocolario de la entrega y recepción formal de los poderes
bajo un procedimiento específico en la entidad, y sobre todo, destaca porque se realizó de manera pacífica.
La fundación del Estado de México ha sido analizada desde
diferentes puntos de vista que han determinado dos fechas distintas de la erección, el 31 de enero de 1824 y el 2 de marzo del
mismo año. Este último planteamiento es el más aceptado, pues
debido a la aplicación de un principio de lógica jurídica elemental, se entiende que no podría haber federación de estados, si no
existieran previamente estados que federar, y la federación se creó
el 31 de enero a partir de estados ya constituidos.
Esta idea no estaría en discusión constante si los planteamientos efectuados al respecto por Alfonso Sánchez García15 en su
estudio histórico no fueran en el siguiente sentido:
[…]fue durante el gobierno de Abundio Gómez (dos veces gobernador del estado, 1920-1921 y 1921-1925) en 1924, cuando
15 Alfonso Sánchez García, Historia del Estado de México, Dirección de Prensa y Relaciones Públicas
del Gobierno del Estado de México, Toluca, 1974, pp. 277- 278.
50
El Estado de México
decretó que se debía celebrar la erección del estado el 2 de marzo,
lo cual explica el profesor Romero ( Javier Romero Quiroz,
investigador especializado en historia, evolución política, territorial y heráldica del Estado de México),16 porque ya se le había
pasado al gobernador la primera fecha del 31 de enero y no tuvo
más remedio que echar mano de la segunda fecha del 2 de marzo
para celebrar dignamente el primer centenario de vida legal en
nuestra provincia y no quedar en ridículo[…]
Cabe mencionar que en todos los actos constitutivos que se
formalizan hoy en día a través de un documento escrito, la fecha
de suscripción es la que sirve para determinar el inicio de la vigencia de los derechos y obligaciones derivadas de esa suscripción y,
por consiguiente, marca el inicio de la existencia de lo que se formaliza mediante el protocolo correspondiente.
Al respecto, es claro el ejemplo del acta constitutiva de cualquier sociedad, ya que marca su inicio con la fecha de su suscripción y no cuando se decide iniciar operaciones o realizar actos
especificados en su propia acta constitutiva.
La conmemoración de la fundación del Estado de México, al
menos desde que se tiene memoria, de que se celebra (1824),
equivale a decir que una persona cumple años en una fecha determinada por el simple hecho de celebrarlo repetidamente año con
año, como el día que empezó a hablar o caminar; un ejemplo más
claro es la manera en que las actuales sociedades se constituyen
pero no realizan actos propios de su objeto social hasta tiempo
después, como sería el inicio de operaciones, contrataciones, compras, ventas etc., o cualquier otra actividad que por ley estuvieran
facultadas a ejecutar.
En términos jurídicos, los hechos llevados a cabo el 2 de marzo
de 1824 marcan el inicio de la vida libre y soberana del Estado de
México, que incluyó la instalación de su Congreso y la realización
de algunos actos soberanos. No obstante, el Estado de México ya
existía formalmente como una entidad federativa y se caracterizaba
16 Los paréntesis son anotaciones del autor y no pertenecen a la cita textual.
51
Héctor Guevara Ramírez
por una vida propia e intensa en los aspectos sociales, económicos
e institucionales correspondientes a un verdadero estado.
En ese lapso se realizaron las primeras elecciones para presidente y vicepresidente de la república, cargos que ocuparon
Guadalupe Victoria y Nicolás Bravo, respectivamente. El 10 de
octubre de 1824 fue el día en que juraron, como poder Ejecutivo,
la primera Constitución política del país, la de 1824.
Constitución Federal de los
Estados Unidos Mexicanos de 1824
Como se puede observar, la evolución histórica y la sucesión de
los hechos antes descritos llevaron a un momento culminante, ya
que los resultados de la lucha de independencia se resumieron en
la Constitución de 1824.
Esta aseveración es importante porque una lucha revolucionaria puede llevar exitosamente a un nuevo orden social únicamente si se materializa en una norma jurídica suprema, bajo la cual se
rijan todos los aspectos generales de la vida pública y social de la
nación por medio de instituciones.
Si la Constitución de 1824 se considera como la concreción
histórica y material de la guerra de independencia de México, de
ninguna manera se podría entender sin esa lucha nacional y por
lo tanto, ningún hecho posterior ni cualquier instrumento jurídico en el país puede concebirse sin una relación con esta
Constitución que, a su vez, es el antecedente original de las nuevas constituciones políticas que le han sucedido.
La Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos de
1824 presenta elementos y características peculiares que la distinguen de otras constituciones: en primer lugar su denominación
aludía al propósito fundamental de constituir a los estados de
México en una unión federal.
En la denominación de los documentos normativos de corte
fundacional se observa con claridad que aludían principalmente a
52
El Estado de México
un propósito específico; destacan por ejemplo: el Acta Solemne
de la Declaración de Independencia de la América Septentrional,
el Decreto Constitucional para la Libertad de la América
Mexicana (Constitución de Apatzingán), el Pacto Federal de
Anáhuac y la propia Acta Constitutiva de la Federación.
La Constitución de 1824 se convirtió en la norma suprema que
formalizó, mediante su reconocimiento expreso, la existencia
constitucional de distintas entidades y territorios federativos,
organizados para su funcionamiento y desarrollo bajo la forma de
gobierno republicano federal.
Una característica muy importante de esta Constitución es que
consolidó la evolución jurídica y política de las anteriores instituciones gubernativas, de intendencias y diputaciones provinciales a
estados independientes. Proceso histórico en que el Estado de
México nace el 2 de marzo de 1824.
Otra característica fundamental de la Constitución de 1824 es
que de manera ordenada e institucional, las diputaciones provinciales evolucionan prácticamente a poderes legislativos de los
estados independientes, mientras que las jefaturas políticas superiores de esas diputaciones se transforman en las gubernaturas de
los mismos al menos en su etapa inicial, tal como sucedió con el
Estado de México.
De la misma manera, es de trascendental importancia el hecho
de que la Constitución de 1824 otorga formalmente libertad e
independencia a los estados para desarrollarse y evolucionar en el
ámbito económico, según sus propios intereses y necesidades, lo
cual se comenzó a manifestar desde tiempos coloniales con la
explotación específica de algunos recursos naturales y procesos
productivos especializados en cada provincia.
En este sentido, es posible afirmar que la característica fundamental de la Constitución de 1824 es que instauró el Federalismo
como sistema político con el objetivo principal de ejercer facultades propias de los estados, que le cedían para su ejercicio a un
gobierno común dividido en tres poderes federales, enfocados
esencialmente a garantizar lo que derivó de todas las luchas y
revueltas sociales y políticas previas: la independencia.
53
Héctor Guevara Ramírez
De esta manera, el gobierno de la federación se dedicaría principalmente a garantizar la soberanía nacional a través del establecimiento de un sistema de defensa militar y de la procuración del
mantenimiento de la paz y el orden social a partir de los principios de la Constitución. Es decir, a partir de la conformación por
escrito de la unión y del pacto que suscribían las entidades federativas para un sistema de gobierno común, se autorizó incluso el
uso de la fuerza para mantener la unión.
Como podemos observar, desde el punto de vista jurídico esta
Constitución se desarrolló a partir del 1 de abril de 1824, cuando
el Congreso de la Unión empezó a discutir el proyecto, que finalmente fue aprobado el 3 de octubre de ese año y publicado el día
4 del mismo mes y año. Dicha Constitución fue aprobada por 96
diputados, de los cuales 20 eran del Estado de México. En el artículo 5 de la Constitución se estableció que:17
Las partes de esta federación son los estados y territorios siguientes: el estado de las Chiapas, el de Chihuahua, el de Coahuila y
Tejas, el de Durango, el de Guanajuato, el de México, el de
Michoacán, el de Nuevo León, el de Oajaca, el de Puebla de los
Ángeles, el de Querétaro, el de San Luis Potosí, el de Sonora y
Sinaloa, el de Tabasco, el de las Tamaulipas, el de Veracruz, el de
Jalisco y el de Yucatán y el de los Zacatecas: el territorio de la Alta
California, el de la Baja California, el de Colima y el de Santa
Fe de Nuevo México.
Como se puede apreciar, inicialmente la federación estuvo conformada por 19 estados y cuatro territorios federales. El estatuto
correspondiente a Tlaxcala se dejó pendiente para fijarse en fecha
posterior. Cabe mencionar que estas entidades federativas se institucionalizaron antes de la expedición de la Constitución, por lo
que su fecha de fundación en todos los casos es anterior al 4 de
octubre de 1824.
17 De conformidad con el texto original de la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos,
contenida en el Decreto del Congreso General Constituyente de la Nación Mexicana, México, 4 de
octubre de 1824.
54
El Estado de México
También en el año de 1824, pero posteriormente a la publicación de la Constitución, el 18 de noviembre, se constituyó el
Distrito Federal. Las demás entidades federativas y territorios se
fueron erigiendo paulatinamente en estados libres y soberanos.
La Constitución de 1824 estuvo vigente hasta 1836, cuando fue
sustituida por las Leyes Constitucionales de la República Mexicana,
conocida también como Las Siete Leyes, que representaban la total
supresión del Federalismo, una de las aportaciones fundamentales
de la Constitución de 1824.
En síntesis, la Constitución Política de 1824 otorgó a nuestra
patria no solo la calidad de estado sino también de Nación; consolido documentalmente los principios de independencia y libertad; organizó al estado mexicano en una república federal que
estructuro el poder público en dos ámbitos de gobierno: el estatal
y el federal; consignó el principio de la división de poderes, organizando al supremo poder de la federación en Ejecutivo,
Legislativo y Judicial y ordeno el principio democrático de la
renovación periódica de estos poderes.
La doctrina constitucional mexicana se sustenta en estos principios, que desde 1824 continúan vigentes porque establecen el
sentido de nuestra mexicanidad, la Constitución Mexicana conserva este apotegma:
Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una república
representativa, democrática, federal, compuesta de estados libres
y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior; pero
unidos en una federación establecida según los principios de esta
ley fundamental.
Es importante señalar que el texto original del decreto
mediante el cual se expide la Constitución Federal de los Estados
Unidos Mexicanos, tenía el siguiente encabezado antes de iniciar
su título primero:
En el nombre de Dios Todopoderoso, autor y supremo legislador
de la sociedad. El Congreso General Constituyente de la Nación
55
Héctor Guevara Ramírez
Mexicana, en desempeño de los deberes que le han impuesto sus
comitentes para fijar su independencia política, establecer y afirmar su libertad y promover su prosperidad y gloria, decreta la
siguiente: Constitución de los Estados Unidos Mexicanos[…]
A nuestro juicio, este encabezado contiene la esencia de la propia Constitución y al mismo tiempo las razones a partir de las
cuales evolucionó tanto la nación como el Estado de México, que
se resumen en: consolidación de la independencia y determinación definitiva del sistema de gobierno separándolo de los asuntos religiosos en el ejercicio del poder público.
Con estas premisas es posible entender la evolución de nuestra
entidad a partir de las grandes transformaciones generadas por
una línea conductora: la Constitución de 1824.
56
Evolución Política
y desarrollo
Constitucional
del Estado de México
L
a evolución política y el desarrollo constitucional del Estado
de México se caracterizan por su reciprocidad, es decir, que sólo es
posible entender ambos aspectos si se consideran de manera integral y no de forma aislada. Esta condición permite establecer que
el desarrollo y las transformaciones políticas del estado generalmente se han materializado en nuevas disposiciones legales, que en
la mayoría de los casos han alcanzado el nivel de constitucionales.
Los cambios y la evolución que ha experimentado el Estado de
México a partir de su existencia formal en 1824, tuvieron el mayor
impacto en el ámbito político y por consecuencia, en el constitucional, sobre todo debido a que sus elementos fundamentales
como la población y su territorio correspondían a la intendencia
del mismo nombre. No obstante, el gobierno tuvo que formarse a
partir de las disposiciones de la propia Constitución de 1824, es
decir, que para ejercer sus atributos se requiere de personas facultadas, así como de espacios territoriales limitados para la residencia y ejercicio de la autoridad.
57
Héctor Guevara Ramírez
Por ello, este capítulo describe de manera amplia las repercusiones
más importantes que la Constitución Federal de 1824 causó en el
Estado de México y de manera particular en los siguientes aspectos: 1) en su territorio, que comprendía porciones de lo que ahora
son parte de seis distintas entidades federativas: Hidalgo,
Morelos, Distrito Federal, Guerrero, Tlaxcala y el actual Estado
de México, y cuya superficie se estimaba en 120,800 km2;1 2) en
su capital política, que era aquella que hoy constituye la de la propia nación y que tuvo residencia en más de ocho lugares distintos
de su territorio en 11 distintas ocasiones; y por último 3) en su
gobierno, que se transformó de acuerdo con la evolución constitucional federal y sus propias necesidades, y donde su población, casi
una cuarta parte de la de todo el país, vivió tanto los efectos del
desarrollo político y social de la nación, como los propios y muy
particulares cambios estatales. Estos fenómenos evolutivos se analizan desde amplias perspectivas, que van desde las luchas armadas de la época hasta las discusiones y debates legislativos.
Camino hacia la primera Constitución
Política del Estado de México
Las repercusiones más significativas e inmediatas en el Estado de
México con la promulgación de la Constitución Federal de 1824,
además de las referidas en el primer capítulo que corresponden a
la evolución de la vida institucional de nuestro estado, destacan
aquellas enfocadas a arreglar de manera transitoria el ejercicio del
poder público en el territorio de esta entidad federativa, que se
constituía formalmente en estado libre e independiente de conformidad con el sistema federal que se adoptó como sistema de
gobierno en el país.
Estos cambios nacionales hicieron que a partir de la
Constitución Federal de 1824, el Congreso Constituyente del
1
Véase anexo iconográfico pág. 273.
58
El Estado de México
Estado de México expidiera el 2 de marzo del mismo año, en lo
que hoy es la capital del país, su primer decreto, el número 1, que
refería lo siguiente:
Para que continúe interinamente el jefe político: el Congreso del
Estado de México, luego que se declaró instalado, acordó que
entretanto se organiza el gobierno provisional y nombra gobernador, continúe V.S. en el ejercicio de sus funciones que le pertenecían como Jefe Político; lo que participamos a V.S. de orden del
mismo Congreso, para su publicación y observancia.2
Este decreto se dirigió al entonces jefe político general,
Melchor Múzquiz.
Como una repercusión lógica en todo este contexto, el mismo
Congreso Constituyente del Estado expidió su Decreto número 2
en la misma fecha que el primero: “Sobre la organización provisional del gobierno interior del Estado de México, compuesto por
los partidos que comprendía la provincia del mismo nombre”.3
De esta manera, el Congreso del estado se dio prisa para iniciar
el proceso de transformación de la vida económica, enfocando su
atención en el artículo 4 del Decreto número 2, que buscaba dar
prioridad a la atención de los asuntos del estado y sin lugar a
dudas, los temas económicos eran los de mayor urgencia, por lo
que ese artículo estableció que “[…]se determinarían todos los
asuntos relativos a las finanzas del estado”. De esta manera se
decretó otra medida de suma importancia y complementaria de
la anterior, ya que en términos de los fundamentos económicos
del estado en ese artículo se determinó que: “[…]los habitantes del
estado no podrán ser gravados sino en la proporción que lo fuesen
los de los otros Estados[…]”.
Las limitaciones que tenía el Congreso local para dictar las medidas necesarias que permitieran llevar a cabo estas disposiciones, eran
2
“Decreto Número 1 del Congreso del Estado de México”, 2 de marzo de 1824, en Colección de
del Congreso del Estado de México 1824-1910, Poder Legislativo del Estado de México,
LV Legislatura, Instituto de Investigaciones Legislativas-Universidad Autónoma del Estado de
México-El Colegio Mexiquense A.C., tomo l, p. 5.
3
Idem, pp. 5-6.
59
Héctor Guevara Ramírez
la propia carencia de una Constitución Federal que al momento de
su publicación no vulnerara o inhibiera las medidas adoptadas y los
decretos expedidos por el propio Congreso local del estado.
Este hecho, referido desde la erección del propio estado, tiene
una gran trascendencia, ya que a partir de la promulgación de la
Constitución Federal, el Congreso local tuvo que esperar para
conocer las fuentes de ingreso que tendría el gobierno federal y
cuáles le iban a corresponder al gobierno del estado.
Este tema dio origen a un gran debate y fue motivo de la repetida confrontación entre las entidades federativas y el gobierno
federal, pues no se había determinado con precisión qué le correspondía a cada uno en materia de recursos económicos y por consiguiente, en la atención de los problemas sociales y la prestación
de servicios a la población en general.
Con estos dos primeros decretos se proporcionaron los elementos necesarios para la existencia y desarrollo inicial del Estado
de México, es decir, se delimitaron las bases de su territorio, de la
población y del gobierno. Bajo este nuevo esquema de vida federal, la entidad adquirió las características de un estado libre, independiente y soberano.
Primer Congreso Constituyente: inicio de la vida
política del Estado de México
Tal como lo estipulaba el Acta Constitutiva, el Estado de México
eligió a su primer Congreso Constituyente y los representantes
populares (diputados) ratificaron el pacto federal erigiéndose
como estado.
Los actos que analizaremos en esta sección nos mostrarán con
detalle el inicio de la vida política de nuestra entidad, pero desde
un punto de vista estrictamente jurídico, ya que son numerosas las
evidencias que determinan que el Estado de México ya llevaba
una auténtica vida formal como tal, a diferencia de otras entidades adheridas al Pacto Federal en 1824 y con mayor razón las que
se erigieron años después de la promulgación de la Constitución
de 1824.
60
El Estado de México
La expedición del Decreto número 1 por parte del Congreso
Constituyente del Estado marca el arranque de la vida jurídica de
la propia entidad, así como el nacimiento de sus instituciones
gubernativas al amparo de la división de poderes.
Así, el Estado de México, expresado en la soberanía de su
Congreso, daba inicio a la conformación de otro de los poderes
públicos del mismo; es decir, ya se tenía un poder, el Legislativo, y
a partir de éste se debía instituir a los otros dos: el Ejecutivo y el
Judicial. Esto se concretó a través de ese primer decreto, por medio
del cual se designó a un gobernador provisional del estado. Como
se observa en el mismo documento, dicho nombramiento recayó
en la persona del general Melchor Múzquiz, quien en ese momento cumplía con la función pública de jefe político de la antigua
intendencia de México, que en términos territoriales era la jefatura del territorio que en la actualidad tienen los Estados de México,
Guerrero, Morelos, Hidalgo, Querétaro, parte de Tlaxcala y el
actual Distrito Federal.
Pero después de estos actos, el Congreso Constituyente del
Estado tenía que organizar el proceso de elección del gobernador
constitucional, en el cual resultó electo el también general Manuel
Gómez Pedraza y como teniente gobernador fue nombrado el
propio general Melchor Múzquiz. Cabe mencionar que el general Gómez Pedraza no aceptó la designación como gobernador
del estado, ya que de manera simultánea el Congreso de Puebla le
otorgó el mismo nombramiento, mismo que aceptó, protestó y
juró adecuadamente. Por lo tanto, en los mismos términos de la
Constitución, el general Melchor Múzquiz pasó de teniente
gobernador a ocupar el cargo de primer gobernador constitucional del Estado de México.
Al inicio de su vida constitucional el Estado de México enfrentaba diversas urgencias; por ejemplo, conformar un gobierno integrado con los tres poderes públicos funcionando a plenitud.
Asimismo, una vez nombrado el gobernador tenía que ejecutar las
disposiciones decretadas por el Congreso del estado, que inmediatamente después emitió el Decreto número 2 en la misma
fecha del primero y con base en éste comenzaron las tareas del
primer gobierno constitucional del Estado de México.
61
Héctor Guevara Ramírez
Ese segundo Decreto de fecha 2 de marzo de 1824, representa
uno de los hechos que dieron origen a la vida institucional del
estado y por lo tanto, requiere de un análisis especial que se presenta más adelante.
Ante estos hechos y de conformidad con el artículo 7 de la
Constitución política federal, el Estado de México inició su vida
política independiente. Este precepto establecía las 20 entidades y
los cuatro territorios de aquella naciente república. Para dar legalidad a la nueva situación, el Congreso Nacional dispuso que
todos los ciudadanos del país expresaran en ceremonias solemnes,
la promesa de observar y obedecer la Constitución.
Las autoridades civiles, militares y eclesiásticas del Estado de
México dieron cumplimiento a esa disposición el 29 de febrero
de 1824, por medio de una ceremonia en el atrio de la iglesia
parroquial de la ciudad de Toluca. Los diputados elegidos para
integrar el Primer Congreso Local en la Ciudad de México, al
iniciar sus sesiones el 2 de marzo de ese año, hicieron lo mismo.
Esta ceremonia histórica, que revistió singular importancia
para la vida política de la entidad, se describe con detalle en el
periódico El Sol, en un artículo titulado “Instalación del Congreso
de este estado”, que en repetidas ocasiones ha sido citado en documentos e investigaciones. Cabe mencionar que este periódico
prácticamente era un medio de difusión masónico, ya que estaba
fundado, dirigido y escrito por liberales que después se manifestarían en distintas formas como fervientes defensores de las libertades del estado:
En la Ciudad de México a los 2 días del mes de marzo de 1824,
los señores diputados al Congreso del Estado, los individuos de la
Diputación Provincial con su secretario y los del ayuntamiento
de esta capital reunidos en la sala capitular de este cuerpo, de
regreso de la santa iglesia catedral, donde se cantó solemne Te
Deum, se procedió por el secretario de su diputación provincial a
recibir de los señores diputados el juramento ante el jefe político
superior, bajo la fórmula siguiente: Juráis a Dios haberos bien y
fielmente en el cargo que el Estado os ha encomendado, mirando
62
El Estado de México
en todo por el bien y prosperidad del mismo estado, y guardar y
cumplir el Acta Constitutiva de la Federación Mexicana,
haciéndola igualmente guardar y cumplir a todas las autoridades, corporaciones e individuos del estado y lo mismo en cuanto a
la Constitución General de la Federación Mexicana que forme el
Congreso Constituyente. —Sí juro—. Si así lo hiciereis, Dios os
premie y si no, os lo demande. Y habiendo contestado todos afirmativamente, se procedió por escrutinio secreto a la elección de
presidente, vicepresidente y secretarios, y fueron nombrados para
presidente el ciudadano Dr. José Francisco Guerra, para vicepresidente el ciudadano José Ignacio Nájera, y para secretarios los
ciudadanos José Figueroa y Joaquín Villa[…]
[…]Concluidas las elecciones, se retiraron el jefe político, la
Exma. Diputación provincial y el Exmo. Ayuntamiento, quedando el Congreso instalado y en sesión.
De esta manera tan solemne nació la vida política libre y soberana del Estado de México, con la instalación de su primer
Congreso y la designación de su primer gobernador el 2 de marzo
de 1824, fecha en que se conmemora dicho acontecimiento.
Ciudad de México: Capital Mexiquense
La nueva correlación de fuerzas que la naciente república experimentó en las relaciones del poder y los principales acontecimientos de su nueva vida constitucional hizo imprescindible, que la
capital originaria del nuevo Estado de México fuera la Ciudad de
México, ya que en su territorio no sólo se fundó la gran
Tenochtitlán que fue el principal centro del poder de los pueblos
mesoamericanos, sino también se asentó allí la sede del Poder
Colonial, la Provincia o reino de México, que después sería llamada intendencia de México. En esa circunstancia, el General
Melchor Múzquiz estableció sus oficinas en el edificio que fue
sede de la Santa Inquisición y después de la Escuela de Medicina;
63
Héctor Guevara Ramírez
por su parte “[…] el primer Congreso local se instaló en un
inmueble de las calles del Indio Triste (Hoy Correo Mayor)”.4
Cuando el Congreso Federal designó a la Ciudad de México
como capital de los Estados Unidos Mexicanos, el Estado de
México se vio inmerso en una nueva problemática de tal magnitud que su Congreso tuvo que buscar por primera vez un territorio con la capacidad suficiente para albergar a los poderes de la
joven entidad, a la que prácticamente se le quitaba su capital
mediante decreto.
La búsqueda del Congreso estatal de una nueva capital propia
tenía como principales requisitos tener presencia entre los ciudadanos, así como la historia necesaria para hacerse notar entre la
gente de la región. Cabe mencionar, que para entonces las características a las que se refería dicho decreto sólo posibilitaban la ubicación de la capital en algunas haciendas de sus alrededores o en
varios pueblos no muy bien comunicados con la ciudad, con pocos
servicios y a una distancia mínima de dos leguas, es decir 11,144
metros lineales del centro del Zócalo de la Ciudad de México.
Con la determinación de fundar en la Ciudad de México la
capital de todo el país, la federación resolvía uno de sus principales problemas, dar asiento definitivo a los poderes federales para
posteriormente fortalecer su institucionalización mediante el
equipamiento básico en infraestructura y recursos humanos que
permitiera el desarrollo óptimo de sus funciones.
Este tema motivó intensos debates y discusiones en el
Congreso Constituyente Nacional, ya que varios diputados
argumentaban que la Ciudad de México era patrimonio de toda
la nación y no de un estado en particular, pues su edificación
había llevado más de 300 años, le había costado a todas las provincias de México y se debía al esfuerzo de todos los mexicanos
y no sólo de los que en ella habitaban o pertenecían al Estado de
México. Por lo tanto, consideraban absurdo que fuera capital
de un solo estado.
Es claro que, en la medida en que la federación resolvía el asunto de la sede de los poderes federales, al Estado de México se le
4
Enciclopedia de México, op. cit., p. 5310.
64
El Estado de México
complicaba el establecimiento de su capital. Los debates del
Congreso relacionados con la creación del Distrito Federal causaron gran polémica, ya que los principales diputados del Estado de
México destacaron la relevancia del asunto. Sin embargo, no todos
se manifestaron en el mismo sentido, podría decirse que incluso los
propios diputados del estado tenían posiciones antagónicas.
Por un lado, el Dr. José María Luis Mora lideraba una corriente de opinión que se manifestaba en contra de que la Ciudad de
México se convirtiera en la sede de los poderes de la federación y
por consiguiente, se erigiera en el territorio del Estado de México
un Distrito Federal. Con esta decisión, además de que se le cercenó una parte de su territorio, se retiró toda la infraestructura y el
equipamiento urbano —los más desarrollados de la época en todo
el país—, con lo cual se limitó el avance futuro del estado causando un daño irreversible a su patrimonio.
Por otro lado, estaba el grupo de diputados, que si bien no era
muy numeroso, estaba representado por Lorenzo de Zavala. Ellos
se pronunciaban a favor de la creación del Distrito Federal en los
términos a la propuesta. Por lo tanto, se considera que desde este
momento los intereses de Zavala eran contrarios a los del estado;
también llama la atención su antagonismo con Mora. En otras
palabras, Lorenzo de Zavala atenta contra el estado y el Dr. Mora
defiende su integridad.
En este proceso legislativo, que se empezó a dictaminar en una
comisión especial y a discutir el 22 de octubre de 1824, a través de
nueve sesiones del Congreso en pleno varias sesiones secretas, se
logró dictaminar y aprobar sólo parcialmente el decreto, ya que la
sesión tuvo que suspenderse luego de que fue discutida la exposición que en salvaguarda de su territorio hizo el Congreso del
Estado de México. El encendido debate hizo necesario la presencia y la participación de los secretarios de los distintos despachos
del gobierno relacionados con el asunto.
Ese debate en el Congreso concluyó con la determinación
tomada el 18 de noviembre de 1824, de que la Ciudad de México
se establecía como la capital de los Estados Unidos Mexicanos, así
como la sede de los tres poderes federales; con esto, el antiguo
65
Héctor Guevara Ramírez
Palacio del Ayuntamiento ya nunca más sería la sede de ninguna
autoridad mexiquense.
Es importante destacar que durante los primeros meses en que
la Ciudad de México se instituyo como capital federal, los servicios y demás operaciones para su funcionamiento se realizaban a
costa del propio Estado de México, ya que el Congreso sólo resolvió decretar el lugar de residencia de los poderes federales, pero
no precisó las bases para el funcionamiento del recién creado
Distrito Federal.
Las reacciones que esta determinación tuvo, no sólo se registraron en el Estado de México, sino también en otras entidades
federativas, ya que en sus Congresos tampoco había unanimidad
en la opinión de que la creación del Distrito Federal había sido la
mejor decisión del Congreso Federal para ubicar la sede de los
Poderes de la Unión. Algunas legislaturas de los estados apoyaron
en este sentido al Congreso estatal, incluso la legislatura de
Veracruz solicitó al Congreso Federal que revocara dicho decreto
y propuso que este asunto se resolviera una vez que se escucharan
las opiniones de todos los congresos de los estados; sin embargo,
como es conocido, esta propuesta no prosperó.
Este episodio histórico se prolongó por un tiempo considerable, ya que los poderes del estado mantuvieron su postura en contra de asentar la capital del país en la Ciudad de México. Esta
lucha política se mantuvo a lo largo de varios años, aun cuando el
gobierno federal ya había ordenado el traslado de los poderes del
Estado de México a otro lugar distinto a la Ciudad de México.
Los poderes federales ya habían iniciado su funcionamiento en
dicha capital y los del estado mexiquense se rehusaban a salir. Al
final, el gobierno del Estado de México no tuvo otra opción que
buscar una nueva sede para su capital.
Sin embargo, ninguno de los lugares propuestos resultaba apto
para el establecimiento de los incipientes poderes locales y por
consiguiente, el proceso resultó muy relevante y con significativas
repercusiones para el estado. La decisión no fue fácil ni inmediata, como puede leerse en la literatura disponible, ya que antes de
lograr su ubicación actual, la capital mexiquense se estableció en
66
El Estado de México
distintas sedes, algunas provisionales, otras sin infraestructura y
otras impuestas.
El decreto de 2 de marzo de 1824, expedido por el Congreso
estatal, establece la erección del Estado de México, situando su
capital en la Ciudad de México; el 18 de noviembre de 1824, el
Congreso de la Unión decretó, la creación del Distrito Federal
estableciendo su capital también en la Ciudad de México.
Como se puede apreciar los Poderes Federales y los Poderes del
Estado de México, cohabitaron en la Ciudad de México durante
el periodo comprendido del 18 de noviembre de 1824 al 31 de
enero de 1827, en que éstos cambiaron su sede a Texcoco.
Ese decreto5 de creación del Distrito Federal determinaba
lo siguiente:
[…]señala a México con el distrito que se expresa para la residencia de los Supremos poderes de la federación.
1) El lugar que servirá de residencia a los Supremos poderes de
la federación, conforme a la facultad 28 del artículo 50 de la
Constitución, será la Ciudad de México.
2) Su distrito será el comprendido en un círculo, cuyo centro sea la
Plaza Mayor de esta ciudad y su radio de dos leguas.
3) El gobierno general y el gobernador del Estado de México nombrarán cada uno un perito para que entre ambos demarquen y
señalen los términos del distrito conforme al artículo antecedente.
4) El gobierno político y económico del expresado distrito queda
exclusivamente bajo jurisdicción del gobierno general[…]
8) El congreso del Estado de México y su gobernador, pueden permanecer dentro del distrito federal todo el tiempo que el mismo
congreso crea necesario para preparar el lugar de su residencia y
verificar la traslación.
5
Decreto del Congreso General Constituyente, expedido en México el 18 de noviembre de 1824,
Archivo General de la Nación.
67
Héctor Guevara Ramírez
En estos términos, el Distrito Federal tendría una conformación circular exacta, cuyo centro sería el Zócalo de la Ciudad de
México o el centro de su Plaza Mayor, y su territorio todo aquel
comprendido dentro del perímetro circular de 11,144 metros de
radio.
La expedición de este documento, generó apasionados debates.
La votación emitida que otorgó su aprobación nos demuestra su
complejidad, pues lejos de ser unánime, arrojó 53 votos a favor y
32 en contra.
Ley Orgánica Provisional para el arreglo del
Gobierno Interior: Primera administración
del Estado de México
Desde la instalación del Congreso Constituyente del Estado de
México, la participación del Dr. Mora en los asuntos legislativos
del Estado fue una constante. El proyecto de una ley que organizara la incipiente entidad no fue la excepción, ya que en la preparación del proyecto del decreto de la Ley Orgánica Provisional
para el arreglo del Gobierno Interior del estado, el Dr. Mora tuvo
un papel relevante al interior de su comisión redactora, en la que
también participaron José Ignacio Nájera, Alonso Fernández,
Pedro Martínez de Castro, Mariano Casela y José María Jáuregui.
La participación de José María Luis Mora fue la más importante, pues desde que redactó la exposición de motivos que contenía el Proyecto de decreto, dejó en claro la importancia de
resolver, entre otras cosas, el ejercicio del poder público con una
precisa división de poderes.
Asimismo, Mora exponía claramente los asuntos urgentes de
atención en el estado, así como el cumplimiento de los mandamientos del Acta Constitutiva de la Federación y de la propia
Constitución, que en los hechos determinaban el reconocimiento
de las figuras del gobierno federal, el reconocimiento de los principios de libertad y soberanía para reafirmar la independencia
nacional y la manera de renovar el ejercicio del poder mediante las
68
El Estado de México
instituciones republicanas. Esta exposición de motivos conformó
un documento de gran interés; su importancia es tal que constituye la génesis de la organización administrativa del Estado
de México.
Dicha exposición de motivos describe, a manera de diagnóstico, las condiciones de precariedad que caracterizaban el desempeño de las funciones públicas a la luz de las enormes necesidades
comunitarias, agudizadas por la extrema inestabilidad social de
la época.
Con respecto a la complejidad del diseño de un gobierno que
se había definido federal con división de poderes, pero que tenía
la restricción de no invadir lo reservado a la federación, Mora
consideraba que era difícil atender y resolver todo menos lo que
debería atender el gobierno federal, pero con la necesidad concreta de poner los límites necesarios al Poder Ejecutivo para que éste
no se asimilara de ninguna forma a una figura autocrática, ni tampoco careciera de las facultades necesarias para convertirse en un
conductor de los destinos sociales a partir de su capacidad para
hacer cumplir las leyes que dictara el Congreso del estado. Lo
anterior no puede ser explicado de mejor manera que con los pronunciamientos que el mismo Dr. Mora hizo al respecto:
[…]a la organización del Poder Ejecutivo, ni es menor tampoco
la desconfianza con que se presenta al examen del Congreso esta
parte de su proyecto. Entre todas las empresas que puede acometer
el ingenio humano, ninguna acaso ofrece inconvenientes más
insuperables que la organización de este poder terrible, que es
irremediablemente el sostén o la ruina de las leyes; su debilidad y
su vigor son igualmente peligrosos: aquélla abre la puerta a la
sanguinaria anarquía, y ésta allana el paso al feroz despotismo.
Señalar el punto medio entre ambos extremos ha sido el intento de
cuantos filósofos han ilustrado las ciencias políticas, y de los legisladores a quienes en los últimos tiempos se ha confiado el difícil
cargo de constituir a las naciones. Pero una triste experiencia nos
enseña que a pesar de tantos esfuerzos, éste es acaso uno de los problemas que dejaremos por resolver a nuestros nietos. La comisión
69
Héctor Guevara Ramírez
puesta entre estas dificultades ha tomado el camino que la prudencia le señalaba menos peligroso[…]
El Dr. Mora continúo atendiendo y disertando sobre el aspecto institucional del Poder Ejecutivo del estado, pero también
reflexionaba en el ámbito personal del depositario del Ejecutivo,
asentando que:
[…]según ella piensa debe depositarse en un solo individuo, prescindiendo de que el carácter propio de este poder es la rapidez en
la ejecución, inconciliable con la multitud de manos que siempre
se estorban mutuamente. La necesidad en que se halla el Congreso
de ahorrar hasta donde fuere compatible con la buena administración los gastos públicos, han inclinado a la comisión a proponer la medida que se discute. Sin embargo, ella no ha querido
abandonar la suerte del estado a las inadvertencias o caprichos de
un solo individuo. De ahí viene ese cuerpo consultivo, cuya organización ocupa el capítulo 4 del proyecto. Esta corporación, compuesta por los sujetos más beneméritos del estado, elegidos por el
Congreso, debe ser el consejo del gobernador en todos los asuntos
de gravedad.6
Con esta exposición en el Congreso, José María Luis Mora ya
advertía que lo más difícil para iniciar un gobierno era la capacidad de aplicar las leyes y ejercer la autoridad, sobre todo de manera individual en el caso del Poder Ejecutivo, en el cual recaían las
decisiones de mayor gravedad de ese tiempo y además resultaba
sumamente peligroso cometer errores.
De ahí la existencia de la figura de un Concejo integrado con
cuatro personas más; por ello, el Dr. Mora apoyaba la idea de que
el gobernador debería consultar por lo menos con esas personas
6
“Actas de debates para el proyecto del decreto orgánico provisional para el arreglo del gobierno
interior del Estado libre y soberano de México”, recopiladas por Mario Colín en la bibliografía
general del Estado de México, Biblioteca Enciclopédica del Estado de México, Toluca, México,
1963, vol. ll, p. 33.
70
El Estado de México
los asuntos públicos de su competencia en los términos de ley, por
la sencilla razón de que así tomaría mejores decisiones y se reduciría su carácter absoluto en el ejercicio de gobierno.
El decreto que se comenta es el número 2. Éste fue promulgado el mismo día de la erección del Estado de México y constituye la base de toda la organización del gobierno del estado hasta
nuestros días; asimismo, con sus únicos 12 artículos sirvió como
principal fundamento a la posterior Ley orgánica provisional
para el arreglo interior del gobierno, en la que Mora también
tuvo una gran influencia y participación. Este documento se analiza a continuación.
Dada la necesidad de que al inicio de su vida institucional el
Estado de México contara con normas adecuadas, el Congreso
Constituyente, con fecha 6 de agosto de 1824, expidió en México
el Decreto número 18 que contenía la Ley orgánica provisional
para el arreglo del gobierno interior del estado,7 que en 10 capítulos y 71 artículos daba al Estado de México su primer rostro
institucional, organizando el poder público y facultando a sus
autoridades para su debido ejercicio.
El artículo primero de esta ley establecía el fundamento del
Federalismo mexicano, que a su vez resumía el capítulo independentista de nuestra nación: el Estado de México es parte
integrante de la federación mexicana. Esta ley, en su artículo 2,
reafirmó que el estado era independiente, libre y soberano en lo
que exclusivamente se refiere a su administración y gobierno
interior.8 En esta importante ley ya se encuentran los principales
fundamentos y la doctrina del Acta Constitutiva de la
Federación, que exigía el respeto a los mismos por parte de todas
las entidades federativas.
En su capítulo I, la Ley orgánica provisional para el arreglo del
gobierno interior del estado establecía lo siguiente:
7
Decreto número 18 del Congreso del Estado de México, dado en México el 6 de agosto de 1824,
Colección de Decretos, op. cit., tomo l, pp. 20-30.
8
La ortografía se reproduce textualmente de los decretos originales expedidos por el Congreso del
Estado, por lo que el estilo y redacción de los mismos se respetará en todo este trabajo.
71
Héctor Guevara Ramírez
• Artículo 3 “El territorio del estado se compone de los partidos que comprendía la provincia de su nombre al tiempo
de sancionarse la federación”.
Cabe mencionar que la antigua intendencia de México comprendía el territorio del actual estado de Querétaro, pero al
constituirse la federación ya se reconocía a esa entidad federativa. Asimismo, es importante precisar que al crearse el Estado
de México el término exacto de su denominación era entidad y
no provincia como de manera equivocada señalaba esta ley. En
ese tiempo sólo había intendencias y se federaron las entidades
y los territorios.
Esta idea de provincia será analizada en la parte de la identidad nacional a partir del primer escudo heráldico del estado, que
muchas reflexiones ha motivado al respecto.
• Artículo 4 “La forma de su gobierno es republicana, representativa y popular”.
Estos principios sólo reprodujeron los que iban a regir a la
federación y a cada una de las entidades federativas, sus razones
históricas son por demás conocidas, la república en vez de la
monarquía, es decir, la representación del pueblo como depositario de la soberanía.
• Artículo 5 “La religión del estado es y será perpetuamente
la católica, apostólica, romana, con exclusión del ejercicio de
cualquiera otra”.
La permanencia de esos postulados a nivel jurídico en el nuevo
estado es la razón histórica del largo periodo de luchas nacionales
y estatales por la administración del poder, que a todas luces todavía era compartido de muchas maneras. Este artículo fue por varias
décadas la expresión jurídica de un poder fáctico en el Estado de
México y en toda la nación, y en la actualidad aún es polémico y
se discute su influencia en la evolución y desarrollo de la entidad.
72
El Estado de México
• Artículo 6 “Hacer que se cumplan las leyes del Congreso
general, en orden a conservar la pureza de la religión, es un
deber del Estado”.
Este artículo le garantizaba plenamente a la Iglesia católica (no
había otra con reconocimiento público) su protección desde el
gobierno con las consecuencias conocidas, algunas de ellas analizadas con mayor profundidad en este trabajo.
• Artículo 7 “El gobierno del Estado para su ejercicio se
divide en los tres poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judicial,
y jamás podrán reunirse dos o más de estos en una corporación o persona, ni depositarse el Legislativo en un individuo”.
Este artículo también reproducía textualmente lo que determinaba el Acta Constitutiva para todas las entidades; sin embargo, el trabajo del Dr. Mora lo enriqueció en el estado, ya que se
desarrolló la figura del Concejo estatal para el mejor desempeño
del entonces Poder Ejecutivo del Estado de México.
Estos primeros artículos de la Ley Orgánica Provisional fueron los de mayor importancia y repercusión en la vida en general
del estado, por lo tanto se reprodujeron textualmente. Pero además de asumirse el sistema de gobierno bajo la forma de república federal, representativa, popular y con división de poderes, se
adoptó la religión católica como única en la entidad, excluyendo
cualquier otra. Cabe mencionar que esta disposición fue común
en todas las entidades.
Sin embargo, la supresión de esas ideas y los fundamentos de
las normas constitucionales del estado y del país, fueron la razón
de luchas armadas, ideológicas, sociales y políticas que configuraron periodos enteros de la evolución de la entidad, desde luego,
con una serie de repercusiones en todos los ámbitos de la vida del
estado, tal como se expone con mayor detalle en los capítulos de
la Ley orgánica provisional para el arreglo del gobierno interior
del estado.
73
Héctor Guevara Ramírez
El capítulo II se refiere al Poder Legislativo y por lo tanto, se
señalaban sus funciones, entre las cuales destacan las que se establecen en el artículo 9, fracción XII, que señala lo siguiente:
“[…]el Congreso puede ejercer todas las facultades de un cuerpo legislativo en todo aquello que no le prohíba el Acta
Constitutiva o la Constitución Federal[…]”. Esta norma fundamental es lo que en términos prácticos facultaba al Congreso del
estado para poder disponer en todos los ámbitos, exceptuando lo
reservado al gobierno federal; no obstante, a partir de este
hecho tales atribuciones se han ido perdiendo poco a poco bajo
circunstancias específicas.
El capítulo III estaba destinado al Poder Ejecutivo. Se mencionaban sus facultades y responsabilidades, de las cuales destacan las
que en los hechos lo convertían, desde entonces y hasta varias décadas después, en el controlador del Poder Judicial, ya que el
Ejecutivo era el encargado de nombrar a los integrantes de ese
poder, lo que resultaba en una gran influencia al interior del mismo,
pero también era un medio para garantizar la gobernabilidad del
estado, tan frágil en la etapa inicial de su vida constitucional.
En el capítulo IV se establecía lo correspondiente al cuerpo
consultivo, un tema que Mora enfatizaba. Se detallaban las funciones, que eran prácticamente de asesoría y apoyo al gobernador
para una mejor toma de decisiones.
El capítulo V se refería al Poder Judicial; por lo tanto, ahí se
establecían tanto sus funciones como la organización básica para
su ejercicio.
El capítulo VI regulaba la figura de los prefectos y mencionaba
que el territorio del estado se dividía en ocho distritos, integrados
por varios partidos cada uno, y que a su vez se dividían en municipalidades. Los distritos eran: I Acapulco, II Cuernavaca, III
Huejutla, IV México, V Tasco, VI Toluca, VII Tula y VIII
Tulancingo; también se señalaban sus funciones y facultades, que
eran principalmente gubernamentales y económicas, en las que el
gobierno se ejercía tal como lo señalaba el siguiente capítulo.
El capítulo VII se refería a los subprefectos, y en el artículo 48 se
establecía que en cada cabecera de partido, menos en la del distrito,
74
El Estado de México
habría un funcionario con el título de subprefecto, nombrado por el
prefecto respectivo y con aprobación del gobernador; también se
mencionan sus actividades y funciones.
El capítulo VIII se destinaba a los ayuntamientos. En su artículo único señalaba que: “[…]se arreglarán, por ahora, las leyes,
decretos y órdenes prescritas para su gobierno político económico y el desempeño de sus atribuciones”. Cabe mencionar que no
se establecían cuáles eran precisamente dichas funciones, por lo
que se entendía que eran las de los municipios coloniales, las cuales consistían en procurar educación elemental, salud y algunos
servicios públicos.
El capítulo IX contenía información de la Hacienda Pública y
destacaba la creación de una Tesorería general del estado y de una
Contaduría: “[…]para el examen y glosa de las cuentas del Estado
[…]”. Esa institución perdura hoy en día en la esfera del Poder
Legislativo con las mismas funciones sustanciales.
El capítulo X se refería a la Regla General, así como a la observancia general que esa ley orgánica debía tener.
Como puede observarse, esta Ley orgánica provisional para el
arreglo del gobierno interior del estado, incluía preceptos que fueron retomados íntegramente en la primera Constitución política
del estado.
Por lo tanto, esta ley sentó las bases para la organización de cada
uno de los tres poderes públicos, estableció la regulación municipal con énfasis en la división territorial del estado, un aspecto muy
dinámico y de grandes repercusiones políticas y sociales que prevalece hasta nuestros días.
Texcoco: Segunda sede de los poderes
del Estado de México
La instauración de la capital de la federación en el mismo lugar
en el que ancestralmente fuera la sede de la capital del estado
más poderoso de la Unión, generó innumerables conflictos y
severas complicaciones, en el ejercicio político y administrativo
de ambos gobiernos.
75
Héctor Guevara Ramírez
Ese escenario emergente, complicaba la búsqueda de una residencia definitiva para la capital del Estado de México, pues en
toda la entidad no existía otra ciudad que cubriera los requisitos
de una auténtica capital. Por lo tanto, la tarea consistía en acondicionar alguna población del estado para albergar a los poderes
estatales dadas las circunstancias y condiciones urbanas de todos
sus asentamientos humanos y comunidades, que muy lejos estaban de ser iguales a los de la Ciudad de México9.
“Entre las localidades que aún pertenecían al Estado de México,
pudo haberse designado alguna ciudad de importancia como
Pachuca o Taxco, que en otro tiempo gozaron de esplendor por la
extracción de metales preciosos, pero la declinación de la minería
había provocado que entraran en decadencia. Más prometedoras era
Cuernavaca situada en una zona famosa por su fertilidad, o
Tulancingo, reconocida por su producción agrícola y ganadera. El
principal impedimento para el traslado de los poderes a cualquiera
de estos sitios era la distancia, que impondría elevados costos a una
hacienda pública debilitada por la pérdida de ingresos y el aumento de gastos. Contaba también con la aversión de funcionarios,
empleados y representantes a dejar las comodidades de la capital”.10
La primera propuesta para cambiar la sede de los poderes del
estado por estas circunstancias fue la Ciudad de Toluca, pero su
lejanía del centro de los negocios de México a poco más de 60
km, hizo considerar la pertinencia de fundar la capital en
Texcoco. Aunque la tierra del rey poeta Nezahualcóyotl carecía
de la infraestructura para albergar a los poderes locales, su glorioso pasado histórico, su cercanía con la capital federal, y su
ubicación en el mismo Valle de México determinaron que finalmente fuera elegida.
9
Tal como lo mencionan Marta Baranda y Lía García (compiladoras) en Estado de México. Textos
de su historia, Gobierno del Estado de México-Instituto José María Luis Mora, Toluca, 1987, p. 167.
10 Sánchez Arteche, Alfonso, De la Discordia al Dialogo Parlamentario, El Poder Legislativo en el
Estado Mexicano 1824-2008, LVI Legislatura del Estado de México.
76
El Estado de México
En este contexto, el Congreso del estado emitió el Decreto
número 84, que se reproduce más adelante y ordena el traslado de
los “Supremos Poderes del estado” a la ciudad de Texcoco, por
encontrarse a la distancia requerida de la capital federal y lo más
cerca del centro de su territorio; al norte limitaba con la Huasteca
potosina y al sur con el Océano Pacífico, en una ubicación muy
parecida a la de la propia Ciudad de México.
No obstante, las limitaciones de infraestructura eran evidentes
en Texcoco y contrastaban con las de la Ciudad de México. En ese
momento esta población no contaba con los elementos necesarios
para convertirse en la sede permanente del estado, debido a la
falta de equipamiento urbano y de servicios básicos para un gran
número de nuevos pobladores. Dicho decreto se expidió en los
siguientes términos:11
El Congreso Constituyente del Estado de México ha decretado
lo siguiente:
• Artículo 1. Para el 1° de febrero estarán en la ciudad de
Texcoco, que se designa para residencia de los supremos
poderes del estado, el Congreso, el gobernador y su consejo,
el tribunal supremo de justicia, la audiencia, la tesorería y
contaduría general con sus respectivas oficinas.
• Artículo 2. El gobierno dispondrá, luego que reciba este
decreto, la traslación de todos los muebles, enseres y archivos de las corporaciones, tribunales y oficinas de que se ha
hecho mención en el artículo anterior.
• Artículo 3. Si para el día 1º de Febrero no se hubieren trasladado todas las cosas, esto no deberá servir de obstáculo a
la translación de las personas.
11 “Decreto número 84 del Congreso del Estado de México”, dado en la Ciudad de México el 4 de enero
de 1827, Colección de Decretos, op. cit., tomo l, pp. 100-101.
77
Héctor Guevara Ramírez
• Artículo 4. El gobierno queda plenamente autorizado para
hacer todos los gastos que al efecto estimare necesarios.
• Artículo 5. Cada una de las oficinas, tribunales y corporaciones que hayan de trasladarse, nombrarán un comisionado de
su seno que bajo la inspección del gobierno se encargue de la
remisión pronta de todos los útiles que les pertenezcan.
• Artículo 6. El gobierno nombrará un comisionado que se
encargue de la remisión de todos los efectos que no hubieren podido trasladarse para el día primero, y terminar todos
los puntos que queden pendientes en esta ciudad.
• Artículo 7. A cada uno de los individuos que hayan de trasladarse, y disfruten de dos mil pesos para arriba, se les ministrará en clase de ausilio para su establecimiento y viage, una
cantidad igual a la cuarta parte de su sueldo anual.
• Artículo 8. A los que disfruten menos de dos mil pesos, se
les ministrará con el mismo objeto una cantidad igual a la
tercera parte de su sueldo anual.
• Artículo 9. A los diputados sólo se les asistirá con 250 pesos
a cada uno.
• Artículo 10. Deberá estar concluida la discusión de la
Constitución del estado precisamente para el día último
de enero.
• Artículo 11. La sanción y publicación de dicha constitución
se hará precisamente en Texcoco.
Lo tendrá entendido el gobernador del Estado y dispondrá
su cumplimiento, haciéndolo imprimir, publicar y circular.
- Antonio de Castro, presidente.- José Ignacio de Nájera, diputado secretario. - Baltasar Pérez, diputado secretario.
78
El Estado de México
Tal como se determinó en el anterior decreto, los poderes del
estado fueron llevados a Texcoco exactamente el 1° de febrero de
1827, como en todos los traslados y mudanzas de esa naturaleza,
el daño en el patrimonio de los bienes de la entidad se hizo evidente, con el deterioro o extravío de documentos y expedientes de
archivo que daban constancia de su incipiente vida institucional.
En el contenido de este decreto, se estableció una cantidad
económica de 250 pesos que sería entregada a cada uno de los 21
diputados como ayuda para su traslado a Texcoco, a pesar de ello,
los legisladores cuestionaban la falta de servicios y condiciones
adecuadas para desarrollar sus funciones; ya que el Congreso se
instaló en lo que fue el convento-hospital de los religiosos de la
orden de San Juan de Dios, que era conocido como el Hospital
de Nuestra Señora de Dolores. Sin embargo, el mantenimiento de
este lugar era deficiente y los espacios insuficientes para albergar
los servicios parlamentarios y a las familias de los diputados.
Las condiciones poco propicias que ofrecía la nueva sede otorgaban a los propios servidores públicos, infinidad de argumentos
para evitar su inminente transferencia a Texcoco, incluyendo al
gobernador del estado. Si a ello agregamos la dificultad de las
comunicaciones entre Texcoco y el resto del estado, incluso con la
propia Ciudad de México, el cambio de sede representaba un
gran reto administrativo y de construcción de infraestructura.
Al asentarse en Texcoco la capital, el constituyente emitió su
decreto número 88,12 el cual resultaba muy peculiar y elocuente
con respecto a la problemática que enfrentaba el asentamiento
en Texcoco.
Dicho decreto enfatizaba la necesidad de promover el desarrollo de la vida pública en esa incipiente sede de los poderes
estatales mediante la construcción de infraestructura. Incluso
se asignaron recursos económicos al Ejecutivo para que los
empleara en la construcción de una obra pública, como el acondicionamiento de una vía acuática para la navegación en el lago
de Texcoco que permitiera su acceso desde la cabecera de la ciudad e hiciera posible y económica la ruta de traslado hacia la
12 Idem, tomo l, pp.107-108.
79
Héctor Guevara Ramírez
Ciudad de México. Ésta y otras obras públicas de comunicaciones resultaban indispensables para lograr que la nueva capital
tuviera el dinamismo que reclamaba el desarrollo de la vida
constitucional del Estado de México.
Texcoco, como nueva residencia de los poderes, debía ser testigo de
uno de los acontecimientos más faustos y memorables en la historia del estado: la promulgación de su Constitución política. Ésta
era, sin duda, una gran obra, ya que su principal autor don José
María Luis Mora, hombre de talento y de vasta ilustración, disfrutaba de prestigio como escritor público.
En resumen, la Constitución establecía bases para la marcha de
la administración del estado; además, constituía a éste, bajo los
principios democráticos, garantizaba la libertad individual
proscribiendo la esclavitud, desconocía los títulos hereditarios y
prohibía a las manos muertas adquirir bienes raíces.13
El texto de la Constitución Política del Estado Libre y Soberano
de México de 1827, fue promulgado por el Congreso Constituyente
del estado el 14 de febrero de ese año y divulgado en una ceremonia solemne por el gobernador el día 26 de ese mismo mes. En esa
misma ocasión, Melchor Múzquiz juró como gobernador constitucional ante el Congreso Constituyente, y prometió guardar y hacer
guardar la Constitución en la manera que esta misma prevenía, “acto
que se celebró con la pompa y ceremonial de costumbre, pues el
bravo soldado insurgente otorgó ese juramento poniendo la mano
derecha sobre los santos evangelios y levantando con la izquierda el
crucifijo para besarlo”.14
Aun con todo ello, la capital del estado permaneció pocos
meses en Texcoco. Su periodo fue corto, del mes de febrero al mes
de junio de 1827, pues siempre hubo diversos intereses para trasladar los poderes estatales a otro lugar.
13 Francisco Javier Gaxiola, en Baranda Marta y García Lía, Estado de México. Textos de su historia,
op. cit., p. 170.
14 Ibídem.
80
El Estado de México
El Congreso Constituyente organiza el territorio
del Estado de México
Ante la realidad de dar forma a la primera administración del
Estado de México, y debido a que la captación de los recursos económicos era la base fundamental para hacer posible la vida institucional, libre y soberana como lo señalaba la Constitución, era
indispensable la organización territorial del estado a partir de criterios económicos, que brindaran a las poblaciones una integración
regional basada en la productividad de cada una de ellas y en la
accesibilidad de sus comunicaciones, a fin de unificar los centros
políticos con los centros productivos y las diócesis religiosas. Esos
criterios iníciales motivaron que el Congreso Constituyente del
Estado de México expidiera el Decreto número 41 sobre la organización de los partidos del estado,15 que a la letra decía:
El Congreso Constituyente del Estado de México, con el objeto de
que los partidos del mismo Estado tengan la debida consideración
política, que sólo puede dar la población reunida, industria y
riqueza, ha decretado lo siguiente:
• Artículo 1. Quedan extinguidos los partidos de Coyoacán,
Coatepec, Chalco, Lerma, Mexicalcingo, Metepec,
Otumba, San Cristóbal Ecatepec, Tetepango, Xochimilco
y Zempoala.
• Artículo 2. En el distrito de México se formará un partido
de los de Coyoacán, Mexicalcingo y Xochimilco, que se
colocará en este pueblo.
• Artículo 3. El partido de San Juan Teotihuacan, del mismo
distrito, se compondrá del territorio que tiene actualmente
y del que pertenecía a los partidos de Otumba y San
Cristóbal Ecatepec.
15 "Decreto número 41 del Congreso del Estado de México", dado en la Ciudad de México el 8 de abril
de 1825, Colección de Decretos, op. cit., tomo l, pp. 55-57.
81
Héctor Guevara Ramírez
• Artículo 4. Al partido de Texcoco se agregarán los pueblos
de Chimalhuacán y San Vicente Chicoloapan, que pertenecían al partido de Coatepec Chalco.
• Artículo 5. Los demás pueblos que eran del partido
Coatepec Chalco, quedarán reunidos al partido de Chalco.
• Artículo 6. En el distrito de Tulancingo se agregará al partido de Pachuca el territorio que componía el de Zempoala.
• Artículo 7. En el distrito de Toluca se reunirán al partido
de este nombre los territorios de que se componían los de
Lerma y Metepec, y además el pueblo de San Bartolomé
Otzolotepec que antes era de Tenango.
• Artículo 8. El territorio del partido de Tetepango se dividirá entre los partidos de Actopan, Ixmiquilpan, Pachuca, Tula
y Zumpango.
• Artículo 9. Al partido de Actopan se agregarán todos los
pueblos que son de la doctrina de este último, con toda la
comprensión del curato de Mizquiahuala.
• Artículo 10. Al de Zumpango se agregará el curato de
Huipuxtla y los pueblos de Tequisquiac que antes eran
de Tetepango.
• Artículo 11. Al de Ixmiquilpan se agregará el pueblo
de Tlaco.
• Artículo 12. Al de Pachuca el territorio que toca a su feligresía, y el que corresponde a la de Atotonilco el Chico.
• Artículo 13. Al de Tula los pueblos de Atitalaquia, San
Pedro Huaxcuapan, Tetepango y demás de que se componía
el partido de este nombre.
82
El Estado de México
• Artículo 14. En el distrito de Tasco se dividirá el partido de
Temascaltepec en tres, que se denominarán Temascaltepec,
Tejupilco y Sultepec.
• Artículo 15. El partido de Tejupilco se compondrá de los
pueblos de Acatitlán, Cuentla, Ixtapan, Ocotepec, San
Lucas y Tejupilco.
• Artículo 16. El partido de Sultepec se compondrá de los
pueblos de Sultepec, Almoloya, Aguacatitlán, San
Francisco, San Andrés Acatitlán, Tescaltitlán, Capula, Santa
Cruz, Sultepequito, Amatepec, Tlatlaya, Santa Ana, San
Juan, San Mateo, Santa María, San Pedro, San Francisco,
Santiago Coatepec, San Felipe, San Miguel, San Simón,
San Felipe Atenco, Potzontepec, Aquiapa, Meclatepec, San
Pedro, San Miguel Totomaloyan y Axuchitlacillo.
• Artículo 17. Al partido de Temascaltepec quedarán todos
los otros pueblos que le pertenecían antes y no están asignados a Tejupilco y Sultepec.
• Artículo 18. El partido que antes se llamaba de Malinalco
se denominará en lo sucesivo de Tenancingo, y será su cabecera el pueblo de este nombre.
• Artículo 19. La cabecera de Meztitlán se trasladará al pueblo de Zacualtipán y el partido tomará la denominación de
este último.
Lo tendrá entendido el gobernador del estado y dispondrá su cumplimiento, haciéndolo imprimir, publicar y circular.- Joaquín
Villa, presidente.- José María Jáuregui, diputado secretario.Ignacio Mendoza, diputado secretario suplente.
Este decreto se reproduce textualmente con la intención
de explicar la composición territorial del Estado de México
83
Héctor Guevara Ramírez
después de su erección y mucho antes de la expedición de su
primera Constitución.
Esta composición territorial nos muestra las principales poblaciones que con el tiempo han desarrollado funciones como municipalidades y otras que se desarrollaron aún más al pasar de municipios a
partidos, una figura que daba una connotación eminentemente política para su gobierno y administración, además de que fue el medio
para la organización electoral del estado y en la actualidad se mantienen como cabeceras de distritos electorales y como algunos de los
más grandes e importantes municipios del país.
Algunas de estas poblaciones conservaron e incrementaron su
relevancia hasta convertirse posteriormente, como es el caso de
Toluca y Texcoco, en capitales del Estado de México, o Pachuca,
que tiempo después fue nombrada capital del estado de Hidalgo.
Asimismo, otras poblaciones se convirtieron en algunos de los
principales municipios del país; por ejemplo, Tulancingo, segundo municipio en importancia del actual estado de Hidalgo, y
Taxco, de los más relevantes en el actual estado de Guerrero.
En este decreto es de particular importancia que en ninguna de
sus partes se mencionó a las poblaciones que integran el actual
estado de Morelos, por lo que se entiende que éste conservó su
mismo territorio al igual que otras poblaciones del sur del estado
y que ahora forman parte de Guerrero.
Con este decreto es evidente que en primera instancia se buscó
fortalecer a la capital del estado creando una circunscripción política con cabecera en ella denominada Distrito de México, con el
fin de agrupar algunos partidos relativamente cercanos y aprovechar la creación de otros que ya tenían cierta importancia por su
infraestructura y tradición comercial, cultural y religiosa como los
de Xochimilco, Texcoco o Tulancingo. También se agruparon
otras regiones de cierta importancia para conformar partidos más
representativos, como es el caso de Coyoacán y Lerma, entre
otros, con poblaciones circunvecinas que aumentaban su presencia como México y Toluca, respectivamente.
Tal como se expresa en el artículo 9 de este decreto, Actopan
se fortaleció como partido sumando a éste todas las poblaciones
84
El Estado de México
aledañas que tenían afinidad doctrinal con la orden religiosa a
cargo del lugar, que eran los agustinos. Entonces, Actopan giraba alrededor de las actividades de su convento y ejercía una
influencia regional de tipo religioso en sus alrededores, tanto que
posee una de las capillas abiertas para la evangelización más
grande de América. A la división de este partido se agregó un
territorio que también tenía una completa connotación religiosa,
el curato de Mixquiahuala.
La expresión de un curato se refiere a los territorios a los cuales
un solo sacerdote prestaba servicios religiosos en distintas comunidades y capillas, auxiliado por religiosos de menor jerarquía
como diáconos y sacristanes, que fundamentalmente se dedicaban tanto a resguardar y mantener pequeños templos, como a
organizar las ceremonias y festividades religiosas del lugar que el
sacerdote celebraba con una programación previa. Esta división
territorial del estado era preponderantemente religiosa.
Un caso similar a la anterior división territorial de un distrito del
estado se menciona en el artículo 10, en donde, de igual manera, se
integra el curato de Huipuxtla (hoy Hueypoxtla) y otros pueblos al
distrito de Zumpango.
Estos principios de división territorial quedaron establecidos
en el artículo 12 del mismo decreto, en el que expresamente el
partido de Pachuca se integraba con el territorio de la jurisdicción
católica administrada en esa población, es decir, el número de fieles a la religión católica del lugar. Cabe mencionar que una feligresía era entendida como la suma de varios curatos y constituía
una jurisdicción católica a cargo de un obispo.
La división territorial fundamentalmente tendía a equilibrar la
feligresía católica entre las autoridades eclesiásticas en el estado y
las autoridades civiles del lugar. Lo mismo ocurría en cada feligresía, pues se agregaba una autoridad civil que se empataba en
rango a un obispo. Así, era frecuente encontrar un partido que
coincidía con una feligresía a cargo de jesuitas, agustinos o de otra
orden religiosa.
En este mismo sentido, también se confirma que la población
en los partidos se organizó con base en las actividades económicas
85
Héctor Guevara Ramírez
regionales como las del sur de la entidad, en donde la importancia
de ellas iba configurando zonas más homogéneas en el ámbito
productivo. No obstante, algunos partidos desaparecieron debido a
su menor importancia con respecto a las poblaciones cercanas a
ellas que tenían mayor dinamismo productivo o político-social,
como es el caso de Tetepango, que se fragmentó en otros partidos
más importantes como lo determinaba el artículo 8 del decreto.
A la luz de la incipiente vida constitucional del estado, esta primera división territorial se determinó con base en razones económicas y religiosas. Su importancia es notable porque hizo posible
el desarrollo de todas las actividades institucionales y sobre todo,
permitió que se llevaran a cabo los procesos electorales: la expresión natural de la vida republicana consagrada en la Constitución.
Constitución Política del Estado Libre
de México de 1827: evolución
de la entidad
Como ya se explicó, el primer testimonio jurídico-político de la
nación independiente se dio con la publicación el 31 de enero
de 1824 del Acta Constitutiva de la República, donde se determinó que los estados serían 16. Y uno de ellos, el Estado de
México, quedaría conformado con el territorio que tenía la
intendencia colonial.
De acuerdo con esta acta, las entidades, en su condición de
estados libres, debían elegir su Congreso Constituyente local para
formular su propia constitución y ratificarla, es decir, aprobar en
definitiva si esa entidad estaba dispuesta a formar parte de la
federación y sujetarse a los principios y forma de gobierno establecidos en ella. Éste fue uno de los asuntos de mayor relevancia
en esa coyuntura, ya que dio origen a la separación de Guatemala
y al establecimiento de lo que hoy es el país del mismo nombre.
Por razones semejantes, Yucatán experimentó un proceso similar
que afortunadamente no se concretó.
86
El Estado de México
Lo anterior constituyó el aspecto más importante para la
nación en su conjunto, pues propició que cada estado promulgara
su Constitución de conformidad con el Acta Constitutiva. Así, la
Constitución Política del Estado de México se expidió el 14 de
febrero de 1827. Este documento estaba integrado por 237 artículos, agrupados en siete títulos dedicados a lo siguiente:
• Título I. De las disposiciones generales, integrado por tres
capítulos. El primero normaba lo referente al estado, su territorio, religión y forma de gobierno; el segundo, correspondía
a los naturales y ciudadanos del estado; y el tercero, a los
derechos de los ciudadanos y de los habitantes del estado.
• Título II. Del Poder Legislativo, que se integraba por seis
capítulos; el primero, del Congreso; el segundo, de las atribuciones del Congreso; el tercero, de las Leyes; el cuarto de la
reunión, receso y renovación del Congreso; el quinto, de los
diputados y el sexto de las elecciones de diputados.
• Título III. Que se dividía en dos partes; la primera del
gobierno del estado con siete capítulos: de las personas que
lo desempeñan, del gobernador, facultades y obligaciones
del gobernador, restricciones del gobernador, responsabilidad del gobernador, del secretario de gobierno y del concejo de estado. La parte segunda, del gobierno político y
administración de los pueblos; con cuatro capítulos; de las
autoridades por quienes se ha de desempeñar, de los prefectos, de los subprefectos y de los ayuntamientos.
• Título IV. Del Poder Judicial, que en cuatro capítulos establecía las bases generales para la administración de justicia,
la administración de justicia en lo civil, administración de
justicia en lo criminal y de los tribunales.
• Título V. De la Hacienda Pública del estado con tres capítulos: de la Hacienda Pública, de la Tesorería general del
estado y de la Contaduría general del estado.
87
Héctor Guevara Ramírez
• Título VI. De instrucción pública, en un solo capítulo con
dos únicos artículos; en uno se establecía que en la residencia de los poderes estatales habría un instituto literario para
la enseñanza de todos los ramos de instrucción pública; y en
el otro artículo, se planteaba que en cada municipalidad
habría al menos una escuela de primeras letras en la que se
enseñara a leer, escribir, las cuatro reglas de aritmética
(sumar, restar, dividir y multiplicar), así como el catecismo
religioso y el político.
• Título VII. Con dos capítulos, el primero de la observancia
de la Constitución; y el segundo, de la reforma de la
Constitución, en donde destaca que no se podía reformar
la misma hasta después de tres años de su promulgación
bajo las circunstancias en ella establecidas.
Al analizar la estructura de dicha Constitución se observa que
es el reflejo de los acontecimientos políticos y sociales que día a
día se confrontaban en los ámbitos ideológico y material con el
propósito de prevalecer. Por consiguiente, su texto está cargado de
principios y normas que así lo demuestran.
Por ejemplo, la Constitución de 1827 tiene conceptos abstractos en sus preceptos, pues el artículo 8 establecía que toda ocupación honesta es honrosa en el estado; sin embargo, no se sabe a
qué se refieren esos adjetivos, de los cuales no hay significado ni
explicación en otra parte de la Constitución. Es decir, no existen
fundamentos para determinar si una ocupación es de tal o cual
manera. Tampoco se especifica qué es deshonroso o deshonesto,
lo cual aludía a connotaciones religiosas.
Por otra parte, consideramos que esta Constitución era totalmente religiosa, como se menciona en el capítulo VI antes citado
con respecto a la educación. Mientras que en el artículo 13 se
planteó lo que en el ámbito federal se había determinado al respecto: la religión del estado era y sería perpetuamente la católica,
excluyendo cualquier otra. En ese sentido el Estado de México
iba más allá; por ejemplo, el artículo 14 fue determinante, ya que
88
El Estado de México
establecía que el estado fijaría y costearía todos los gastos necesarios para la conservación del culto.
En este sentido de extrema religiosidad, que seguramente el
Dr. Mora no logró eliminar de la Constitución, en el artículo 122
se establecía que para ser gobernador del estado se requería haber
nacido en la federación y dentro del estado secular, es decir, no
podría ser gobernador ningún extranjero o quien no hubiera nacido en la religión católica.
De la misma manera, en el artículo 134 se planteaba que una de
las facultades del gobernador era ejercer la exclusiva en todas las
provisiones de piezas eclesiásticas del estado, cualquiera que fuera
su clase, naturaleza, denominación o duración. De esta manera, el
gobernador se erigía en autoridad eclesiástica, con lo que el estado
y la Iglesia católica estaban mezclados en sus actividades.
La religiosidad del Estado de México tenía connotaciones muy
importantes en la Constitución; por ejemplo, el artículo 178, en la
parte que se refiere a la administración de justicia, establecía que
todos los tribunales, incluyendo los eclesiásticos, debían residir en
el propio estado como condición para que sus sentencias tuvieran
efectos. Con ello, la Constitución daba cabida a la justicia divina
como materia de la regulación y sanción a los gobernados.
De este mismo tipo eran las disposiciones del artículo 215, en
el cual se determinaba que el Supremo Tribunal de Justicia debería tener conocimiento tanto de los recursos de fuerza que se
interpusieran en los Tribunales eclesiásticos del mismo estado,
como de las causas de nuevos diezmos. Entonces, la justicia civil
estaba integrada por la justicia divina y el sustento económico de
la religión a fin de garantizar la legalidad de los diezmos.
La religiosidad de la Constitución resulta contundente incluso
en la fecha de su promulgación, que está expresada en los siguientes términos: “Dada en la ciudad de Texcoco a 14 días del mes de
febrero del año del Señor de 1827”. Sin duda, esta expresión “del
Señor”, que se escribe con mayúscula al principio, alude a Dios, a
quien en las ceremonias y liturgia religiosas así se le nombra hasta
hoy en día.
89
Héctor Guevara Ramírez
Pero además de la religiosidad, en la Constitución se distinguen otras características, por ejemplo, se prohibía la esclavitud al
igual que en todo el país; no obstante, en el artículo 21 se suspendían los derechos de ciudadano a los sirvientes domésticos —
una condición propia de la esclavitud— y tan sólo por su oficio,
se les colocaba en las mismas circunstancias que a los criminales,
vagos y deudores.
De esta forma, la Constitución seguía manejando el concepto
de súbditos para identificar a personas o ciudadanos, como se lee
en el artículo 182, lo cual es una expresión autoritaria y de superioridad propia de la monarquía y de las escalas jerárquicas de la
religión, que en todos los casos expresaban inferioridad. En este
mismo sentido de la discriminación tácita y la inferioridad de los
ciudadanos, el artículo 164 prohibía a los jornaleros ser alcaldes,
síndicos o regidores.
En otro aspecto de la Constitución, concretamente en el que
se refiere al principio de la división de poderes, se entiende
que esa figura ideológica y pragmática de segmentar el poder
público para su ejercicio era incomprendida del todo, ya que el
artículo 121 establecía que el gobierno del estado se desempeñaría por medio de un gobernador y un concejo, y cuerpo colegiado, integrado por cuatro consejeros y el teniente gobernador. De
la misma manera, el artículo 65 determinaba que las sesiones del
Congreso se abrirían y cerrarían con la asistencia del gobierno, es
decir, se pensaba que éste era sólo el Poder Ejecutivo, aunque en
sentido teórico y doctrinal el gobierno son los tres poderes juntos, y precisamente para su ejercicio se divide de esta manera.
Con respecto al gobernador del estado, cabe mencionar que la
Constitución establecía que su elección sería indirecta y realizada
por el Congreso del estado cada 1° de octubre para un periodo de
cuatro años con posibilidad de reelección por otro periodo igual.
Es importante mencionar que la forma de elegir a los diputados también era indirecta pero popular, ya que los ciudadanos
votaban en las municipalidades y los partidos para elegir electores, que a su vez elegirían a los diputados federales y a los 21
locales el 1 y 2 de octubre de cada año, respectivamente. En
90
El Estado de México
tanto, diputados locales elegirían a los senadores del estado y al
propio gobernador.
Los ciudadanos elegían a los alcaldes directamente y de acuerdo con la Constitución. Los síndicos y regidores duraban un año
en su cargo, y la edad para ser electos era de 25 años y de 18 si
eran casados.
En materia de justicia, la Constitución tenía muchas disposiciones sorprendentes, tal es el caso del artículo 32, cuya primera
atribución planteaba que le correspondía al Congreso interpretar
las leyes; de igual forma, en su atribución segunda, también le
correspondía resolver y aclarar, en caso de duda, si algún acuerdo
suyo era ley, decreto o simple providencia económica.
Estas disposiciones muestran que la división de poderes no era
del todo clara. Las facultades de que gozaba el Congreso lo hacían
juez y parte, pues ese Poder Legislativo elaboraba las leyes y también las interpretaba y en su caso, se encargaba de hacer las aclaraciones correspondientes por las dudas que se pudieran suscitar. En
ese contexto, la materia de administración de justicia carecía de uno
de sus grandes principios, ya que al Poder Judicial le correspondía
tanto la interpretación de las leyes para su correcta aplicación como
proveer justicia.
Además, la Constitución, en su artículo 134, prevenía de las
facultades del gobernador, a quien le correspondía nombrar todas
las plazas de la judicatura. Es decir, la influencia del Ejecutivo en
el Judicial era determinante, creando con ello una relación de
subordinación de uno al otro en términos reales.
En su artículo 169, la Constitución de 1827 establecía fórmulas
jurídicas, que a más de 180 años vuelven a ensayarse y ponerse en
práctica en el actual sistema de justicia del Estado de México. Tales
figuras correspondían al juicio verbal en demandas civiles de cierta
cuantía y en materia criminal sobre las injurias y faltas leves que no
merecieran más pena que alguna reprensión o corrección ligera.
Cabe mencionar que dichos procesos estaban en el ámbito de las
atribuciones de los alcaldes de los ayuntamientos; hoy en día, se
tratan en instancias de conciliación y mediación del Poder Judicial
del estado y en todas sus salas en el caso de los juicios orales.
91
Héctor Guevara Ramírez
La estructura del Poder Judicial a partir de esta primera
Constitución se estableció de manera paralela a la división política. En cada partido se disponía de un Juzgado de primera instancia a cargo de un juez letrado, mientras que en cada distrito se
estableció un Juzgado de segunda instancia y en la capital del
estado se estableció uno de tercera instancia al igual que el
Supremo Tribunal de Justicia. Con el tiempo se desarrollaron más
distritos políticos y los judiciales se mantuvieron igual por
muchos años. Cabe mencionar que para impartir justicia era
requisito constitucional ser letrado, aunque no precisamente en
áreas jurídicas, incluso para ser nombrado magistrado del
Supremo Tribunal de Justicia, era suficiente, además de cumplir
con la edad de 35 años, tener los derechos ciudadanos vigentes y
haber sido diputado local o federal.
Para ser diputado no había requisitos limitantes, más que el de
la edad mínima y el desempeño simultáneo o anterior de ciertas
actividades referidas por la propia Constitución. Ningún requisito se refería al perfil ocupacional, profesional o el nivel educativo;
por lo tanto, alguien sin conocimientos jurídicos podía ser magistrado del Tribunal Supremo de Justicia. Incluso la mayoría de los
diputados carecía de título o estudios académicos reconocidos,
como se explica con más detalle en el siguiente tema.
Una de las características más sobresalientes de esta Constitución
es que a través de ésta se reafirmaron los principios constitucionales
dados desde el Acta Constitutiva de la Federación Mexicana, que
fueron reproducidos en los ordenamientos posteriores como la
misma Ley Orgánica Provisional para el arreglo del Gobierno
Interior del estado; de donde destacan, por ejemplo, la división de
los tres poderes, así como una primera definición de su territorio,
que comprendía los distritos de Acapulco, Cuernavaca, Huejutla,
México, Taxco, Toluca, Tula y Tulancingo.
Al Congreso Constituyente estatal le correspondió dar forma
legal a la conformación territorial del Estado de México, cuyo
territorio correspondía en esa época a lo que era la Intendencia de
México y gran parte de su diputación provincial.16
16 Véase anexo iconográfico pág. 273.
92
El Estado de México
La Constitución de 1827, además de la división territorial
básica que realizó, introdujo preceptos muy revolucionarios, como
el de conferir a los prefectos y subprefectos facultades para difundir la instrucción pública, ordenar el establecimiento de un
Instituto Literario ordenanza que fué aportación directa del Dr.
Mora al texto constitucional y conceder autonomía económica a
los municipios con el propósito de facilitar la creación de escuelas de primeras letras en cada uno de ellos.
A partir de tal estructura, la Constitución Política del Estado
Libre de México, de 1827, reflejaba la situación real a partir de la
cual habría de evolucionar en todos sus aspectos sociales, políticos, económicos y jurídicos. Así, la Constitución de 1827 se convirtió en el nuevo parteaguas de la historia del estado, por lo
tanto, su evolución tendrá que entenderse a partir de ese episodio
para dar paso a otros más.
Diputados que elaboraron la primera
Constitución Política del Estado de México:
José María Luis Mora, el gran precursor
La evolución política y el desarrollo constitucional del Estado de
México no puede comprenderse de manera integral sin antes
conocer la base ideológica sobre la cual fue edificada su estructura
institucional y que tiene como soporte principal su primera
Constitución política y ésta, a su vez, no se podría entender sin la
referencia ideológica y los principios intelectuales de los 21 diputados propietarios y siete suplentes que fueron electos para ese
Congreso y participaron de distintas maneras en su conformación.
En este Congreso figuró como presidente el Dr. José María
Luis Mora y como secretarios, José María Jáuregui y José Nicolás
de Olaez, a quienes correspondió, con ese carácter, promulgar
esta Constitución.
Cabe mencionar que la Constitución de 1827 fue promulgada
por 19 de los 21 diputados que debían integrar el Congreso
Constituyente, aunque no todos ellos fueron los propietarios,
93
Héctor Guevara Ramírez
como podemos ver en los cuadros 2.1 y 2.2 donde se enlistan en
orden alfabético: el Dr. Mora, Francisco Guerra, Benito Guerra,
Manuel Cotero, Pedro Martínez, Manuel Villaverde, Domingo
Lazo, Alonso Fernández, Manuel de Cortázar, Francisco de las
Piedras, Antonio de Castro, José de Nájera, Baltazar Pérez, Ignacio
Mendoza, Joaquín Villa, José de Jáuregui, Mariano Tamariz, José
Calixto y Nicolás de Olaez, estos tres últimos en su carácter de
diputados suplentes.
Diputados propietarios que participaron en la
creación de la primera Constitución Política del Estado de México
Casela, Mariano, Dr.
Moctezuma, Francisco, Coronel
Cortázar, Manuel de
Mora, José María Luis, Dr.
Cotero, Manuel
Mendoza, Ignacio
Fernández, José Alonso, Lic.
Nájera, José Ignacio de
Figueroa, José, General brigadier
Pérez, Baltazar
Gómez Marín, Manuel, Dr.
Piedras, Francisco de las, Coronel
Guerra, Benito José, Lic.
Valdovinos, Pedro
Guerra, José Francisco, Dr.
Velasco de la Torre, Antonio
Jáuregui, José María de, Lic.
Villa, Joaquín
Lazo de la Vega, José Domingo, Lic.
Villaverde, Manuel, Dr.
Martínez de Castro, Pedro, Lic.
Cuadro 2.1
* Cuadro elaborado por el autor con información citada.
94
El Estado de México
Diputados suplentes que participaron en la
creación de la primera Constitución Política del Estado de México
Castro, Antonio de, Coronel
Tamariz, Mariano
Magos, José Antonio, Dr.
Velázquez de León, Manuel
Olaez, José Nicolás de
Vidal, José Calixto
Pérez Valdovinos, José
Cuadro 2.2
* Cuadro elaborado por el autor con información citada.
Hemos reiterado que uno de los artífices y gran precursor de la
Constitución política del Estado de México de 1827 fue José
María Luis Mora, cuya ideología coincidía con la Constitución
de Cádiz, así como “[…]con el utilitarismo de Jeremy Bentham y
su identificación con el liberalismo constitucional francés, en particular con el pensamiento de Benjamin Constant”.17 Además, el
Dr. Mora promovió en la Constitución, organismos democráticos
intermedios entre los individuos y el estado, como los ayuntamientos, que eran las únicas autoridades electas por el voto directo, así como los jurados populares cuyo objetivo era actuar de una
manera más justa y equitativa.
En los hechos, Mora buscaba abolir, desde la Constitución del
estado, los fueros y privilegios de los cuerpos eclesiásticos y militares, pero sin desaparecer a esas instituciones: “[…]Ninguna
nación culta ni religiosa podría existir sin clero ni milicia; sin
embargo, casi todas han abolido sus fueros y privilegios[…]”.18
Para entonces, los debates en el Congreso Constituyente del
estado daban cuenta de las magistrales intervenciones de Mora;
su análisis es básico para entender el desarrollo constitucional y
lograr la identificación ideológica de este precursor, que fue un
hombre muy innovador en su tiempo y actuó en un periodo
determinante de la vida constitucional del Estado de México.
17 Charles A. Hale, op. cit., p. 75.
18 José María Luis Mora, México y sus revoluciones, Librería de la Rosa, París, 1856, tomo l, p. 131.
95
Héctor Guevara Ramírez
Mario Colín resume a la perfección lo que el Dr. Mora aportó
y significó para el Estado de México:
[…]el nombre de José María Luis Mora es imprescindible en la
historia de la entidad, y a él corresponde ser uno de los pilares
sobre los cuales se fincó el ser político del Estado. Muchas de las
discusiones legales que le dieron personalidad jurídica nacieron
del pensamiento de Mora; sus eficaces intervenciones como
orador revelan la capacidad y la fuerza de un auténtico representante popular. Una clara inteligencia, vasta cultura, conocimiento del medio para el cual legislaba, serenidad de juicio que
se revela en su dialéctica precisa y segura, son algunas de las virtudes, que apoyadas en un nítido patriotismo hicieron de Mora
un gran legislador.19
Cuando la Constitución mexiquense de 1827 se compara con la
Constitución Federal de 1824, la del Estado de México resulta más
completa y desarrollada en temas de gran alcance social, es decir, al
Dr. José María Luis Mora se debe que la Constitución del Estado
de México haya sido la primera en el país en incluir los principios
que tiempo después se denominaron garantías individuales, ya que
se establecieron en distintos artículos como los derechos imprescriptibles del hombre en sociedad como por ejemplo: la libertad, en
los artículos 6 y 27; la igualdad, en el 7 y 24; la seguridad, en el 11,
25, 26, 189, 191, 208 y otros; así como la propiedad, que se esbozó
en los artículos 155 y 198.
Estas ideas, que parecen clásicas del constitucionalismo nacional, tuvieron su origen en la Constitución del Estado de México de
1827 y su padre ideológico fue el Dr. Mora. Los principios de
mayor trascendencia fueron incorporados posteriormente a la
Constitución Federal, en la que hoy permanecen como una de las
partes dogmáticas y más importantes del texto constitucional
vigente. Esta aportación de Mora al Estado de México fue en realidad una aportación a toda la nación y es posible afirmar que es la
19 Mario Colín, Once semblanzas de personajes del estado, Cuadernos del Estado de México,
Toluca, 1972, p. 14.
96
El Estado de México
principal característica de la Constitución del Estado de México
de 1827.
Estos principios constitucionales fueron acrecentados con el
desarrollo legislativo de las ideas de libertad de Mora, pues la
Constitución de 1827 condenó expresamente la esclavitud y estableció la prohibición de introducir esclavos al territorio del Estado
de México. Estas ideas de Mora resumían en la Constitución del
Las garantías individuales se establecieron por primera
vez en la Constitución del Estado de México de 1827
Garantías de igualdad
Goce para todo individuo de las garantías que otorga la Constitución
Prohibición de la esclavitud
Igualdad de derechos sin distinción
Prohibición de títulos nobiliarios
Prohibición de fueros
Garantías de libertad
Libertades de la persona humana
Libertades de la persona física
Libertades de la persona social
Garantías de seguridad
Derecho de petición
Privación de derecho sólo mediante juicio
Derecho sólo con orden judicial
Derecho a una eficaz administración de la justicia
Cuadro 2.3
* Cuadro elaborado por el autor con información citada.
97
Héctor Guevara Ramírez
estado los principios de las libertades por las que se había luchado en la Revolución francesa y que se buscaba plasmar en los
documentos de derecho público en Estados Unidos.
Con todo esto, Mora colocaba al Estado de México a la vanguardia mundial del desarrollo de las garantías individuales y de
su protección mediante el derecho público, bajo el contexto de la
lucha nacional de consolidación de la independencia y la abolición de la esclavitud colonial.
Por el momento concluimos con lo que se refiere a la actuación
del Dr. Mora en nuestro estado, en el que por cierto recibió el
título de abogado, que agregó a los que ya tenía de licenciado en
filosofía y doctor en teología.
Primer escudo heráldico del Estado de México:
identidad de patria y provincia
Una vez que se promulgó la primera Constitución del estado se
buscó darle a éste una identidad que lo diferenciara de las demás
entidades. De manera particular, la identidad gráfica del Estado
de México se manifestó con el uso de su primer escudo heráldico,
el cual es referido de manera oficial y pública en el decreto,20
expedido por el Congreso del estado en mayo de 1827, precisamente en Texcoco, y señalaba lo siguiente: “El Congreso del
Estado de México ha decretado que en el estado se continuará en
el papel sellado el uso del escudo de armas que hasta aquí se ha
acostumbrado. Lo tendrá entendido: Dado en Texcoco a 2 de
mayo de 1827”.
Este escudo de armas que se usaba y aparecía de manera intermitente en los documentos oficiales tenía las siguientes características: sólo se imprimía en relieve y sin color alguno; es decir,
únicamente se grababa al relieve en la papelería oficial, en una
especie de repujado sin tinta alguna, tal como muchos sellos de
otros estados.
20 “Decreto número 30 del Congreso del Estado de México”, expedido en Texcoco el 2 de mayo
de 1827, Colección de Decretos, op. cit., tomo 11, p. 13..
98
El Estado de México
Ningún documento público de entonces puede ser reproducido o fotografiado de la manera tradicional y por lo tanto, no es
posible obtener la imagen del primer escudo heráldico del estado.
Las imágenes que se conocen provienen de esculturas o adornos
artesanales de objetos oficiales, pero no de la papelería oficial,
salvo la imagen que por medio de técnicas especiales de fotografía presenta Javier Romero Quiroz en alguna de sus obras21 y que
se obtuvo mediante iluminación directa lateral para fotografiar los
relieves a partir de las sombras.
Hoy en día, esta característica es usada como medida de seguridad y autenticidad de documentos oficiales, para evitar su falsificación por medios de reproducción. Tal es el caso de la cancelación
de las fotografías que se adhieren a los títulos profesionales para
evitar su desprendimiento y la colocación de otra imagen, por lo
que dado el caso, el ensamble de las dos partes, título y fotografía,
podrían demostrar pericialmente si corresponden o no al mismo
documento y sello.
Si se observa de frente, este escudo se encuentra dentro de dos
círculos concéntricos; el primero de ellos está elaborado de afuera hacia dentro, con 14 figuras o símbolos que parecen pequeñas
flores de Lis, intercaladas entre 13 figuras semejantes a tréboles de
cuatro y seis hojas y el segundo círculo está formado por símbolos que se asemejan a una greca circular.
Al interior y en la parte inferior de estos dos círculos se aprecia una rama de laurel a la izquierda y a la derecha otra rama de
encino con cuatro bellotas, que en el centro forman una especie
de semicírculo que sirve de marco para encerrar una reproducción
del escudo nacional conocido en la época.
Es importante destacar la gran similitud que existe entre el
primer escudo heráldico del Estado de México, con el primer
escudo heráldico de la República Mexicana, esta figura, que se
asemejaba al escudo nacional, se ubica exactamente en el centro,
de abajo hacia arriba y debajo de él se observa un espejo de agua
muy similar a ciertas representaciones prehispánicas de ese
21 Javier Romero Quiróz, División territorial y heráldica del Estado de México, Gobierno del Estado de
México, Toluca, 1977, p. 52. (véase anexo iconográfico pág. 276).
99
Héctor Guevara Ramírez
elemento. Es de observarse que sobre un conjunto de cinco piedras hay un nopal con seis pencas y seis tunas, en cuyo centro se
encuentra posada un águila real con las alas extendidas de frente;
con su extremidad inferior derecha está agarrando una serpiente
de cascabel, con la otra garra se sostiene de la parte alta del nopal
y con el pico está mordiendo a la misma serpiente casi a la altura
de su cabeza.
El escudo es de características semejantes a los primeros que se
usaron en el México independiente, que para el Estado de México
representa parte de su propia historia. Así, el espejo de agua que lo
distingue de los demás escudos simboliza el lago de Texcoco, que se
encontraba precisamente en medio del entonces territorio del estado, mientras que la figura del águila real y posada sobre un nopal
agarrando a la serpiente, representa la fundación de Tenochtitlan.
Sin embargo, no se puede precisar si el número de pencas, tunas y
piedras del escudo tienen un significado que va más allá de la fundación de México, o sólo refieren el centro del lago como el centro
del Estado de México con sus características propias.
Esta identificación pública y oficial alude a las raíces que motivaron incesantes discusiones acerca del establecimiento de límites
históricos, culturales y sociales entre la Ciudad de México y el
Estado de México; al respecto, cabe señalar que así como ambos
tuvieron la misma capital, su escudo también podría ser el mismo.
Si atendemos a su verdadero significado simbólico, salvo algunas
modificaciones menores, el escudo heráldico del Estado de México
tiene muchas semejanzas con el de la República Mexicana.22
El escudo del Estado de México se distingue por los círculos
concéntricos que están en el marco y en cada uno se observa una
cantidad distinta de pencas de nopal. La similitud de estos dos
escudos heráldicos hace referencia a un mismo origen; además,
esa identidad similar seguiría reproduciéndose gráficamente por
muchos años más.
22 Véase anexo iconográfico pág. 276.
100
El Estado de México
San Agustín de las Cuevas (Ciudad de Tlalpam):
Tercera sede de los poderes del Estado
Debido a las limitaciones de Texcoco en cuanto a servicios e
infraestructura, así como a la dificultad para su acceso desde la
Ciudad de México, sobre todo en determinadas épocas del año
como la temporada de lluvias, se decidió trasladar los “Supremos
Poderes del Estado” al pueblo de San Agustín de las Cuevas.
Cabe mencionar que no se conoce decreto alguno del Congreso
del estado en el que se registre el cambio de la sede a San Agustín
de las Cuevas, ya que la Constitución de 1827, que aún estaba
vigente, en el artículo 5 establecía que la residencia de los poderes
del estado sería Texcoco. Es incuestionable que en estricto derecho, para trasladar la capital a otro lugar era indispensable una
reforma constitucional en razón de que la propia Constitución
establecía en su artículo 233 que no era posible reformarla hasta
después de tres años. Entonces, es incontrovertible, que el traslado de la sede de los poderes del estado a San Agustín de las
Cuevas fue a todas luces un hecho inconstitucional.
El único documento oficial que fundamenta este traslado, es la
circular número 72 del Congreso del estado de fecha 28 de abril
de 1827, dirigida al gobernador del estado, que señalaba:
1) Los supremos poderes del estado se trasladan provisionalmente
al Pueblo de San Agustín de las Cuevas el 15 de junio del
corriente año.
2) El gobierno cuidará de la traslación y establecimiento de los tribunales y oficinas, así como también de la seguridad del tesoro
bajo su responsabilidad.
Es este lugar, en el que se asentaron “provisionalmente” por
más de tres años los Supremos Poderes del estado, el Congreso
expidió el decreto, mediante el cual concedía al Pueblo de San
Agustín de las Cuevas el título de ciudad, con la denominación de
Tlalpam según lo determinó el decreto correspondiente:
101
Héctor Guevara Ramírez
El Congreso del Estado de México ha decretado lo siguiente: 23
Se concede al pueblo de San Agustín de las Cuevas el título de
ciudad, con la denominación de Tlalpam.
Lo tendrá entendido […]Dado en San Agustín de las
Cuevas[…] José María Franco, presidente. Epigmenio de la
Piedra, diputado secretario.- José María Velásquez de León,
diputado secretario.
Una vez que se realizó el traslado, el gobernador Zavala se propuso realizar grandes acciones tendientes a justificar el cambio. Por
lo que, se aprestó a la realización de un plan económico para el
desarrollo del estado; sin embargo, éste se presentó sin éxito y sin
calidad; es anecdótico señalar que el primer plan de desarrollo económico estatal no contaba con el diagnóstico de la realidad que
enfrentaba el Estado de México en cuanto a población, actividades
productivas, disponibilidad de recursos naturales y proyección de
acciones inmediatas, por lo que dados los gastos erogados para tal
efecto, el Congreso lo consideró como una pillería por parte del
Ejecutivo. Una vez más, el gobernador Zavala atentaba contra los
intereses del Estado de México.
Al respecto, Manuel Rivera Cambas24 hizo una puntual relación de hechos históricos que apuntan nuevamente a que el
gobernador Lorenzo de Zavala seguía realizando acciones en
contra del estado.
[…]ya que mandó establecer en Tlalpam una casa de moneda el
1° de julio de 1825, pero que no se pudo plantear sino hasta dos
años después, por faltar contratistas que quisieran hacer proposiciones; entonces, se resolvió que se llevara a efecto el establecimiento por cuenta del estado con su correspondiente oficina de
23 “Decreto número 68 del Congreso del Estado de México”, expedido en San Agustín de las Cuevas,
25 de septiembre de 1827, Colección de Decretos, op. cit., tomo ll, p. 29.
24 Según la presentación que hace Manuel Rivera Cambas en su estudio México pintoresco, artístico
y monumental, Imprenta de la Reforma, México, 1822, vol. ll, pp. 446-455. Selección realizada por
Marta Baranda y Lía García, Estado de México. Textos de su historia, op. cit., pp. 183-184.
102
El Estado de México
apartado; se solicitó una finca y no habiendo a propósito más
que la llamada de Cadena, propiedad de Lorenzo de Zavala,
fue vendida por éste en 17,500 pesos; allí hicieron en gran escala obras necesarias de acondicionamiento, en las que fueron gastados más de 100,000 pesos, desperdiciados porque la casa no
costeó ni sus gastos, y al cerrarla quedaron abandonadas las
máquinas, no habiendo quién quisiera comprarlas. Los gastos
presupuestales del estado ascendían a más de un millón de pesos
anuales en ese entonces, por lo que la anterior operación fracasada representaba 10% del presupuesto estatal.
Estos hechos históricos nos permiten confirmar que el gobernador Lorenzo de Zavala influyó de manera determinante en la
decisión de trasladar los podres de Texcoco a San Agustín de las
Cuevas, incluso en contra de lo establecido por el artículo 5 de la
Constitución estatal. El cambio también obedeció a los intereses
económicos del gobernador, que tenía su residencia personal en la
nueva sede. Además, era el hacendado más próspero del lugar, con
una de las haciendas más importantes en el estado, misma que
vendió al gobierno del Estado de México para dedicarla a un proyecto que, como vimos, resultó un rotundo fracaso, con un alto
costo para las finanzas públicas.
La compra-venta de la Hacienda de Cadena, permitió a la
corriente de opinión liderada por el Dr. José María Luis Mora,
acusar a Lorenzo de Zavala y a su grupo, de atentar en contra
del progreso del Estado de México; esa actitud que había sido
cuestionada al apoyar la mutilación del territorio con la creación
del Distrito Federal, se tornó en opinión del ilustre creador del
Instituto Científico y Literario en un verdadero exceso del gobernador al transgredir la Constitución, para trasladar la sede de los
poderes del estado, motivado por sus personales intereses.
Dado que en ese tiempo el territorio del Estado de México
rodeaba al Distrito Federal, necesariamente existían relaciones muy
estrechas y de mayor interés que con ninguna otra entidad. Por lo
tanto, estaba más expuesto a las agresiones del poder de la federación y muy cerca de todos los conflictos que ahí se generaban, que
103
Héctor Guevara Ramírez
en esa época eran prácticamente permanentes y con frecuencia
armados, situación que seguía caracterizando a la vida pública de
la entidad.
Creación del primer Registro Civil
en el Estado de México
Durante el gobierno de Lorenzo de Zavala ocurrieron acontecimientos de gran importancia en el estado, pero no todos se atribuyen a él. El Congreso del estado tuvo un papel fundamental,
pues emitió distintos decretos para nacionalizar los bienes eclesiásticos, poco después mandó formar la estadística del estado
ante el fracaso del plan económico del gobernador y también se
suprimieron los cobros de las costas judiciales en el Supremo
Tribunal de Justicia.
En este mismo sentido, en 1827 el Congreso del Estado de
México volvió a ser pionero nacional en otro gran asunto de interés público: limitar las atribuciones de la Iglesia católica y construir las bases para la creación del Registro Civil en el estado y el
país. Estos actos se llevaron a cabo con la expedición del Decreto
número 53,25 que establecía lo siguiente:
• Artículo 1. Se prohíbe de nuevo sepultar cadáveres en los
templos del estado, así como en los panteones o bóvedas
destinados a este fin, en ellos o en edificios contiguos.
• Artículo 2. Los ayuntamientos nombrarán de su seno o
fuera de él una comisión que en cada pueblo elija, de acuerdo con el respectivo cura, un lugar para cementerio, fuera de
poblado, opuesto al viento dominante, de la extensión competente y si es posible capaz de sembrarse en él plantas que
lo hagan saludable.
25 “Decreto número 53 del Congreso del Estado de México”, dado en Texcoco el 1° de junio de 1827,
Colección de Decretos, op. cit., tomo ll, pp. 22-23.
104
El Estado de México
• Artículo 8. A los 20 días de publicarse este decreto, en cada
municipalidad se habrá a lo menos comenzado la erección de
los nuevos cementerios, cuidando los prefectos de tomar las
prudentes medidas que le dicte su celo para su conclusión y
completo arreglo.
Estos actos públicos fueron por demás significativos, ya que
reflejaban importantes aspectos administrativos y de gobierno.
Por decreto, se crearon los primeros panteones municipales que ya
no estarían ubicados sólo en los atrios de las iglesias; con ello, los
cuerpos dejaron de ser propiedad del clero por el hecho de que sus
almas pertenecían a Dios, como argumentaba la Iglesia.
Con este decreto las municipalidades, bajo la supervisión de los
prefectos, se vieron obligadas a comenzar un registro de los nombres, las fechas de nacimiento y de inhumación de los cadáveres de
las personas que ahí se sepultaban, por lo que desde entonces ya no
dependían sólo de los archivos clericales que la Iglesia llevaba al
día para seguir celebrando ceremonias religiosas conmemorativas
en honor de los difuntos. En esas condiciones, eran obligatorias las
misas por cumpleaños, aniversarios luctuosos, celebración del día
del santo del fallecido, y otro tipo de conmemoraciones especiales
como el pedimento de plegarias particulares.
Por lo tanto, el objetivo del Decreto número 53 consistió en
regular antes que ninguna ley en el país, e incluso casi 30 años
antes que las Leyes de Reforma, el prácticamente instituido servicio municipal de panteones e inhumaciones, que con el tiempo
sería incorporado a la misma Constitución.
No es coincidencia que los primeros libros de registro no religiosos de las defunciones tengan fechas a partir de este decreto y
que se hayan asentado de manera pública los primeros pagos de
derechos precisamente al Estado de México por estos conceptos.
Antes de este decreto los derechos en esta materia eran pagados
a las parroquias, las cuales daban autorización para la inhumación
y los servicios religiosos correspondientes en los panteones, que
generalmente estaban anexos en los atrios de los propios templos
o incluso se encontraban en su interior.
105
Héctor Guevara Ramírez
Cabe mencionar que desde entonces, con este mandato se establecieron las primeras normas de operación y funcionamiento de
este servicio municipal. Por ejemplo, se determinó que las sepulturas tendrían un mínimo de siete pies de hondo y habría espacios
especiales para eclesiásticos, niños y adultos; además, estarían cercadas, con puerta que cerrara con llave, y sólo se permitiría un
máximo de seis personas para llevar a cabo el entierro. Las disposiciones se establecieron de acuerdo con el artículo 11: “[…]para el
decoro de los templos y por los bienes que acarrean a la salud
pública tales medidas, tan necesarias a la conservación y aumento
del género humano”. Esta medida sanitaria de tipo preventivo, evitaba que los participantes en el funeral se contagiaran de las enfermedades de los difuntos.
De esta manera se constituyó el primer Registro Civil no religioso de las defunciones a cargo de las municipalidades, que podían
cobrar, supervisar dichos servicios e imponer multas por contravenir
dichas disposiciones, por medio de prefectos que cuidaban de todos
los arreglos correspondientes a tales servicios.
Toluca: Capital definitiva del Estado de México
Una vez que Lorenzo de Zavala asumió el cargo de gobernador
del Estado de México, con la ciudad de Tlalpam como sede, se
proyectó designar a Toluca como nueva capital. Para tal efecto el
Congreso estatal expidió en la ciudad de Tlalpam el decreto por
el que Toluca se elevaba a la categoría de ciudad. Con ese rango,
Toluca recibió los poderes del estado para su establecimiento y
residencia, convirtiéndose en la nueva capital de conformidad con
el Decreto número 130,26 el cual es muy puntual:
Para que el Congreso, gobierno, tribunales y oficinas del estado
empiecen a ejercer sus funciones en la ciudad de Toluca el día 24
del corriente. El Congreso Constituyente del Estado de México
ha decretado lo siguiente:
26 “Decreto número 130 del Congreso del Estado de México”, expedido en la Ciudad de Tlalpam
el 12 de julio de 1830, Colección de Decretos, op. cit., tomo l, p.170.
106
El Estado de México
• Artículo 1. El Congreso, el gobierno, los tribunales y oficinas del estado empezarán a ejercer sus funciones en la
ciudad de Toluca el día 24 del corriente. […]Lo tendrá
entendido el Gobernador del Estado, haciéndolo imprimir,
publicar, circular y ejecutar[…]
A decir de Marta Baranda y Lía García,27 salvo en los casos de
algunas interrupciones que se analizan en su oportunidad, la ciudad de Toluca ha sido la capital del Estado de México, a partir
de su instalación, la provinciana Toluca fue creciendo y adquiriendo importancia hasta alcanzar un ostensible desarrollo urbano, cultural e industrial. De inmediato comenzaron a construirse
numerosos edificios, no sólo de infraestructura sino también
ornamentales —tales como los clásicos portales, que han sido
parte importante en la vida cotidiana de la ciudad—, para que la
capital fuera lo que no habían sido las otras sedes: una ciudad con
el equipamiento necesario para albergar a una verdadera capital.
Una vez que Toluca fue designada como la ciudad para instalar al Congreso constitucional, el Constituyente del Estado expidió en la ciudad de Tlalpam el Decreto número 126,28 en el que
en primer lugar se elevó al rango de ciudad, y en segundo lugar se
denominó la nueva capital Toluca:
Señalando el día que debe instalarse en la ciudad de Toluca el
Congreso constitucional, y facultando al gobierno para que tenga
su puntual cumplimiento, el Congreso Constituyente del Estado
Libre de México ha decretado lo siguiente:
• Artículo 1. El Congreso constitucional se instalará el 15 de
agosto en la ciudad de Toluca, y allí resolverá sobre la suerte que debe correr el artículo 5 de la Constitución.
27 Marta Baranda y Lía García, Estado de México. Textos de su historia, op. cit., p. 257.
28 “Decreto número 126 del Congreso del Estado de México”, expedido en la ciudad de Tlalpam
el 5 de julio de 1830, Colección de Decretos, op. cit., tomo l, p. 126.
107
Héctor Guevara Ramírez
• Artículo 2. El gobernador arbitrará los recursos necesarios,
pudiendo vender las fincas del estado o solicitar préstamo con
hipoteca de éstas o de sus rentas y al mejor rédito posible,
para que con la mejor economía sean trasladados los archivos
y demás muebles de las oficinas, a la mayor brevedad[…]
El artículo primero de este decreto hace puntual alusión al destino que debería tener el artículo 5 de la Constitución vigente en
el estado, la de 1827, que determinaba que Texcoco era la capital
del Estado de México, una problemática que se ha referido por
sus distintas implicaciones.
De esta manera, el estado enfrentaba un problema de legalidad
con el establecimiento de su capital, dicho conflicto tuvo que ser
subsanado y para ello el Congreso estatal emitió el Decreto
número 200,29 el cual determinaba que:
El Congreso del Estado de México ha decretado lo siguiente:
• Artículo 1. Ha lugar a reformar el artículo 5 de la
Constitución del Estado, en la parte que fija en Texcoco
la residencia de los supremos poderes, estableciéndose ésta
en la ciudad de Toluca[…]
En términos jurídicos la ciudad de Toluca se convirtió a partir
del 16 de octubre de 1830 en la residencia de los supremos poderes del Estado de México.
Una vez que los poderes del estado fueron instalados en la ciudad capital de Toluca, los problemas por la falta de infraestructura y equipamiento urbano que tanto se habían criticado en
Texcoco se hicieron evidentes en el nuevo centro de poder. Las
narraciones de la época señalan que el primer cuadro de la ciudad,
se caracterizaba por un notable desorden y que la zona cercana al
palacio de gobierno enfrentaba serios problemas de insalubridad,
causada entre otras cosas por la existencia de innumerables
29 “Decreto número 200 del Congreso del Estado de México”, expedido en la Ciudad de Toluca
el 16 de octubre de 1830, Colección de Decretos, op. cit., tomo l, p. 312.
108
El Estado de México
inmuebles destinados a la cría y procesamiento de ganado, sobre
todo porcino y vacuno, que junto con los constantes desbordamientos del río Verdiguel, llegaron a causar epidemias muy serias
de cólera y otras enfermedades de las que por su gravedad se guarda memoria en los anales de la bella Toluca.
Coincide la instalación de Toluca como capital del estado con
la segunda vez que Melchor Múzquiz fue designado gobernador; la primera tarea a realizar fue resolver los problemas de
infraestructura que dificultaban el desarrollo de la entidad y particularmente de su nueva capital; por ello, el Congreso del estado emitió en esa época varios decretos cuya finalidad era realizar
obras de saneamiento, mediante el acondicionamiento de los
cauces de los ríos que cruzaban la ciudad y la construcción de las
primeras obras de drenaje proyectadas para un gran centro de
población. El Congreso expidió también otros decretos con la
finalidad de reubicar los establos, rastros e instalaciones insalubres que empañaban la imagen de la nueva capital
La bella Toluca, se convirtió en la capital, logrando dos objetivos: por un lado, alejar a los poderes de la entidad de las constantes luchas que se gestaban en la capital del país y por otro,
subsanar la insuficiencia del equipamiento existente en la ciudad
de Tlalpam, que impedía el desarrollo de una capital acorde con
la dimensión del Estado de México.
Segundo escudo heráldico del Estado de México:
la identidad nacional y estatal basada en sus
territorios
Al promulgarse la Constitución del Estado Libre y Soberano de
México de 1827, el artículo 4 especificaba que políticamente la
entidad se dividiría en ocho prefecturas, las cuales se conformaron de la siguiente manera:
1) Acapulco: Tecpan, Chilapa y Tixtla.
109
Héctor Guevara Ramírez
2) Cuernavaca: Morelos y Xonacatepec.
3) México: Tlalpam, Texcoco, Teotihuacan, Zumpango,
Tlalnepantla, Cuautitlán y Chalco.
4) Huejutla: Metztitlán, Zacualtipán y Yahualica.
5) Taxco: Ajuchitlán, Teloloapan, Tejupilco, Sultepec,
Temascaltepec y Zacualpan.
6) Tula: Huichapan, Actopan, Jilotepec, Ixmiquilpan
y Zimapán.
7) Toluca: Ixtlahuaca, Tenango y Tenancingo.
8) Tulancingo: Pachuca y Apam.
Esta división política duró seis años y prevaleció hasta 1833,
cuando por decreto del 20 de mayo de ese año, la legislatura local
reformó el artículo 2 de la Constitución Política del estado,
aumentando a 11 el número de prefecturas de la entidad. Estas 11
prefecturas fueron las siguientes: Acapulco, Chilapa, Cuernavaca,
Este de México (Texcoco), Oeste de México (Tlalnepantla),
Huejutla, Sultepec, Taxco, Toluca, Tula y Tulancingo.
Con esta modificación se suprimió la prefectura de México y
por otra parte, se crearon las prefecturas de Chilapa, del Este de
México, del Oeste de México y de Sultepec, prácticamente se
dividieron tres prefecturas para crear otras tres adicionales. Una
vez más, las razones de este cambio tuvieron mucho que ver con
la conformación religiosa y política de la región.
Para integrar las nuevas prefecturas, las de Acapulco, México y
Taxco se fraccionaron de la siguiente manera: en la de Acapulco
se integró a Tecpan y Zacatula; a Chilapa se le agregó Tixtla; la
prefectura del Este de México se conformó con Texcoco, Chalco
y Teotihuacan; a Taxco se le incorporó Ajuchitlán y Teloloapan;
110
El Estado de México
mientras que Sultepec se constituyó con Tejupilco, Temascaltepec
y Zacualpan.30
Con el tiempo, esta división política fue propiciando una concepción separatista del territorio del estado, ya que de la anterior
división de ocho prefecturas, prácticamente cuatro fueron cercenadas por completo, debido principalmente a razones de tipo económico y religioso que con el tiempo facilitaron la movilidad
social a favor del separatismo territorial.
Durante su administración, Lorenzo de Zavala dividió la entidad, fragmentó tres prefecturas y reconformó seis distritos
mediante el Decreto número 309,31 que establecía lo siguiente:
El Congreso del Estado de México, habiendo observado los
requisitos prevenidos en la Constitución para su reforma, ha
decretado lo siguiente:
• Artículo 1. La prefectura de México se dividirá en dos distritos, uno llamado el Este de México y el otro el Oeste. El
primero se compondrá de los partidos de Texcoco, Chalco y
Teotihuacan, y el segundo de Tlalnepantla, Tlalpam,
Zumpango y Cuautitlán, siendo las cabeceras de prefecturas
Texcoco del primero y Tlalnepantla del otro.
• Artículo 2. La prefectura de Tasco se dividirá en dos: la
primera se compondrá de Tasco, Ajuchitlan y Teloloapam,
cuya cabecera será Tasco; y la otra se formará en Sultepec,
Temascaltepec, Zacualpan y Tejupilco, siendo su cabecera
Sultepec.
• Artículo 3. La Prefectura de Acapulco se dividirá en dos:
una compuesta de los partidos de Acapulco y Tecpan, y la
otra de Chilapa y Tixtla, siendo sus cabeceras Acapulco
y Chilapa.
30 Véase anexo iconográfico pág. 274.
31 “Decreto número 309 del Congreso del Estado de México”, expedido el 20 de mayo de 1833 en la
Ciudad de Toluca, Colección de Decretos, op. cit., tomo ll, p. 249.
111
Héctor Guevara Ramírez
Lo tendrá entendido, Antonio Escudero, presidente.- Román
García, vicepresidente.- Félix María Aburto.- Rafael María
Villagrán.- Juan de Dios Lazcano.- José del Villar, secretario.Mariano Arizcorreta.- José María Heredia.- Miguel Macedo. Francisco Suárez Iriarte.- José Manuel González.- Joaquín
Solórzano.- Ramón Gamboa, secretario.
Esta estructura territorial del Estado de México establecida en
1833 motivó la creación del Segundo escudo heráldico de la entidad,
con lo cual se siguió el ejemplo de la federación.
El nuevo escudo heráldico del estado era muy semejante al primero, al menos en algunos de sus elementos y en la forma de
representarlos. La imagen de este escudo se exhibe en el salón
Juárez de la Cámara de Diputados del Estado de México en la
Ciudad de Toluca.32
La descripción que hace de este escudo Javier Romero
Quiróz,33 resulta muy clara y elocuente para comprender su imagen sin siquiera verla:
Este escudo presenta de abajo hacia arriba, un listón con borlas
en sus extremos y una leyenda que dice: ESTADO LIBRE Y
SOBERANO DE MÉXICO.
Arriba del listón una rama de laurel y otra rama de encina con
tres bellotas. Del suelo emerge un nopalli con 11 paletas, con espinas y nochtlis. Sobre la planta está posada una águila real con las
alas extendidas, que se sujeta con su garra izquierda de la paleta
que tiene el nombre de Toluca y con la garra derecha y el pico
sujeta una serpiente.
La importancia del segundo escudo heráldico también radica
en que contribuye a la comprensión histórica del estado a partir
de sus símbolos, ya que esta imagen dice más que todas las palabras que pudiéramos agregar.
32 Véase anexo iconográfico pág. 277.
33 Javier Romero Quiróz, División territorial y heráldica del Estado de México, op. cit., pp. 51 y 53.
112
El Estado de México
Como se observa, en este escudo el águila se presenta de manera similar a la del propio escudo nacional de entonces; asimismo,
tiene un gran parecido con el primer escudo de la entidad. Pero lo
más relevante del segundo escudo fue la innovación de colocar la
leyenda de la denominación del estado: Estado Libre y Soberano
de México, en una estela en la parte baja del mismo. Esta denominación contrasta con la que la Constitución de 1827 dio a la
entidad y que se encontraba tanto en el texto de la carátula como
al inicio del propio decreto con el cual se promulgó y que sólo era:
Estado Libre de México.
Cada penca del nopal del escudo tenía el nombre de cada una
de las prefecturas del estado vigentes en esa época, que de derecha a izquierda eran: Chilapa, Tulancingo, Este de México,
Sultepec, Oeste de México, Tasco, Acapulco, Toluca, Cuernavaca,
Tula y Huejutla.
En cuanto a textos, este segundo escudo heráldico sólo contenía
la denominación de las prefecturas que integraban la entidad, un
concepto completamente territorial adicionado con la categoría
política que se quería destacar: Estado Libre y Soberano de México.
La importancia de este texto radica en que su significado prácticamente es idéntico al que representa el segundo escudo heráldico del país34 y que se usó poco después de la promulgación de la
Constitución Federal de 1824, cuando ya se había constituido el
Distrito Federal en noviembre de ese mismo año y que tenemos
para efectos de comparación con el del Estado de México.
Las diferencias entre el segundo escudo heráldico del Estado
de México y el segundo escudo de la nación son mínimas, y más
bien corresponden al estilo que al fondo y significado, ya que el
escudo correspondiente a todo el país cuenta con prácticamente
la misma reproducción del águila devorando a la serpiente, pero
el nopal sobre el cual está posada en vez de tener 11 pencas como
el del estado, tiene 25, en las cuales está escrito el nombre de cada
uno los estados y territorios que entonces integraban la
República Mexicana.
34 Véase anexo iconográfico pág. 277.
113
Héctor Guevara Ramírez
Por lo tanto, el concepto territorial del escudo nacional es la única
expresión escrita del mismo, así como el tema central de ambos
escudos, después de aludir a la fundación de la Gran Tenochtitlan
con el águila devorando a la serpiente.
Aunque estos escudos parecen una copia, tienen pequeñas
diferencias gráficas como la peña de roca sobre la cual se encuentra el nopal, en el caso del Escudo Nacional, y que el del Estado
de México no tiene; asimismo, las ramas de laurel y de encino que
lo adornan desde la parte inferior son de distinta proporción y
colocación. Al parecer, en el escudo del Estado de México sólo se
omitieron tales elementos y se incorporó la estela con su denominación como emblema distintivo de la entidad. En ambos casos
las águilas se encuentran posadas en las pencas de los nopales que
contienen los nombres de las capitales del país y del estado mexiquense: Distrito Federal, México y Toluca, respectivamente.
Las críticas a este segundo escudo del Estado de México fueron reiteradas y muy simplistas, se cuestionaba su forma pero
nunca se analizó su fondo o significado. Por ejemplo, se decía que
el dibujo del águila no mostraba fielmente los principales rasgos
de las auténticas águilas reales, también se criticaba dicha imagen
porque no correspondía a las características de esplendor y belleza de las águilas que simbolizaban a la nación y mucho menos a
las que de manera natural habitaban el propio Estado de México;
no obstante, nunca se criticó la división territorial de la entidad.
Desde luego, la razón de ser de estos escudos terminó cuando,
debido a un proceso interrelacionado que derivó en la propia evolución política y territorial de la república y del estado, se erigieron
nuevas entidades federativas en el país y varias de las prefecturas
dejaron de pertenecer al Estado de México. Por consiguiente, la
funcionalidad expresiva de estos segundos escudos heráldicos se
volvió obsoleta y por estas razones dejaron de utilizarse para dar
paso a otros símbolos acordes con la nueva realidad.
La razón de ser de estos escudos, es que ayudan a explicar el
contexto tanto del país como de la entidad a partir de 1824. Su
desaparición resume largos, profundos y significativos cambios
114
El Estado de México
evolutivos de la historia de la república y del Estado de México,
de los que se dará cuenta más adelante, sobre todo con respecto a
su transformación territorial.
La modificación territorial tiene un gran significado para la
historia del estado, pues esa transformación basada en pérdidas y
segregaciones fue el motivo para cambiar los escudos heráldicos
y no retomar nunca más el concepto territorial.
La capital del Estado de México elige a
Lerma como sede
Las pugnas por el poder en la federación, encuentran caja de resonancia en la vida política del Estado de México. Nuestra entidad
fue escenario de la lucha entre centralistas y federalistas con la
consecuente amenaza al territorio del estado por parte de los
combatientes reaccionarios, que ante la imposibilidad de gobernar, trataron de imponerse mediante las armas.
Los grupos centralistas mediante la expedición del coronel
Antonio Escalada, pretendieron obtener el control del Valle de
Toluca con la estrategia de tomar la capital de la entidad llegando por el oeste, precisamente por la ruta que comunicaba con
Zinacantepec, por lo que ante la inminente invasión, el 6 de julio
de 1833 el gobernador Lorenzo de Zavala decidió trasladar la
sede de los poderes del estado hacia el lado contrario en que se
presentaba la ofensiva militar, estableciendo la capital en Lerma,
lugar en donde se libro la histórica batalla.
Esta intentona fue repelida por las tropas federalistas comandadas por el propio gobernador Zavala, hasta lograr la huida de
las fuerzas invasoras del reaccionario Escalada. Ante tales circunstancias, el Congreso del Estado de México expidió el
Decreto número 336,35 que a la letra establecía:
35 “Decreto número 336 del Congreso del Estado de México”, dado en la ciudad de Toluca el 12 de
septiembre de 1833, Colección de Decretos, op. cit. tomo ll, p. 226.
115
Héctor Guevara Ramírez
Aprobando la providencia del Ejecutivo para que se trasladasen
a Lerma, el 6 de julio de 1833, los supremos poderes del Estado
de México.
El Congreso del estado ha decretado lo siguiente:
• Artículo único. Se aprueba la providencia del Ejecutivo,
contraída a que se trasladasen a Lerma los supremos poderes del estado el 6 de julio procsimo pasado, con motivo de
acercarse a esta ciudad los facciosos Escalada y Cuadros.
Lo tendrá entendido dec.- Dado en Toluca, a 12 de septiembre de
1833.- José R. González, presidente.- Joaquín Solórzano, secretario.- Felix María Aburto, secretario.
Es importante aclarar que este decreto que se expide en septiembre de 1833, jurídicamente enmienda una decisión tomada
dos meses antes por el entonces gobernador Lorenzo de Zavala,
de trasladar los poderes del estado a Lerma ante una emergencia
como el acoso militar a la ciudad capital y su posterior ocupación
por los facciosos mencionados.
Este decreto muestra varios aspectos históricos del estado, ya
que por las circunstancias emergentes, se trasladó su sede oficial
sin mediar autorización previa del Congreso. Es decir, con este
acto se violentó la Constitución, aunque con la salvedad de que
con este decreto el Congreso dejó constancia de la justificación de
la medida tomada por el gobernador, lo cual finalmente, trastocaba la temporalidad de la vigencia de las leyes y confirmaba su
retroactividad en casos diversos.
Pocos meses después, cuando los poderes de la entidad regresaron a Toluca, esta antigua y hasta entonces apacible ciudad
adquirió mayor presencia a nivel nacional, ya que el mismo gobernador Lorenzo de Zavala, que provisionalmente había llevado la
capital a Lerma, se dedicó con mucha intensidad a realizar cambios sustanciales para su embellecimiento y dignificación, a traves
de la planeación y ejecución de importantes obras sanitarias, del
116
El Estado de México
mejoramiento del trazo urbano para la introducción de los incipientes servicios de alumbrado asi como el cambio de la nomenclatura de sus calles, sustituyendo las connotaciones religiosas
por nombres de los grandes luchadores del movimiento de
Independencia; calles y avenidas que nos recuerdan dos siglos
después a los héroes que nos dieron patria y libertad.
En estos años de relativa calma y progreso en el Estado de
México, en el país ocurrían distintos hechos que afectaban a todas
las entidades federativas, mientras que la consolidación de la
Independencia se dificultaba por la renuencia de la Iglesia a perder paulatinamente sus bienes y privilegios, razón por lo que era
evidente el apoyo del clero a grupos de militares que también
veían mermados sus derechos y posesiones.
El Federalismo proclamado en la Constitución de 1824 enfrentaba serios problemas para garantizar la estabilidad de la nación.
Incluso, la misma Constitución de 1827 del Estado de México no
había podido erradicar totalmente la influencia eclesiástica en los
asuntos públicos. Las reacciones por expropiar bienes a la Iglesia y
plantear otras reformas liberales no se hicieron esperar. Entonces,
los grupos conservadores y los grupos de presión entre ellos el
clero, establecieron la estrategia de sustituir el Federalismo por el
Centralismo como una fórmula para garantizar su arribo al poder
para lograr “el progreso nacional y la estabilidad social y política”.
Implantación del Centralismo:
el Estado de México se convierte en
Departamento y Toluca deja de ser su capital
En ese contexto nacional el Estado de México entró en una nueva
etapa con sus consecuentes cambios:
[…]el Estado de México vio agonizar al primer sistema republicano federal en el año de 1835. Al cabo de 10 años de lucha
civil y constantes enfrentamientos entre los liberales y los conservadores, el país se encontraba desgastado y el campo político
117
Héctor Guevara Ramírez
favorecía el cambio al centralismo. Al grito de “religión y fueros”,
los reaccionarios del régimen se levantaron con el Plan de
Cuernavaca secundado por otras acciones de poder y, al fin victoriosos, impusieron su gobierno por espacio de una década. El
Plan de Cuernavaca proclamado el 25 de mayo de 1834, apoyado por el Plan de Toluca del 31 de mayo, auspiciado por Carlos
María de Bustamante, declaró al General Antonio López de
Santa Anna como única autoridad desconociendo al vicepresidente Valentín Gómez Farías[…] 36
La anterior condensación de hechos históricos permite reflexionar acerca del vuelco que dio el orden constitucional de 1824 con el
establecimiento de su forma antagónica: el centralismo. En este
proceso de sustitución de un modelo político y social, el uso de la
fuerza fue un instrumento constante y el medio que lo hizo posible.
De esta manera el país identificaría su forma de gobierno después de la Independencia, el periodo de la Primera República
Federal, que inició con la promulgación de la Constitución de
1824 y la designación de Guadalupe Victoria como primer presidente constitucional, y concluyó con la implantación del Régimen
Centralista en junio de 1835. Miguel Barragán ocupó la última
presidencia de la Primera República y posteriormente tuvo el
cargo de primer presidente de la República Centralista; periodo
que se prolongó hasta el 22 de agosto de 1846.
En este periodo de implantación del centralismo, en el Estado
de México concluía su periodo como último gobernador de la
entidad Manuel Díez de Bonilla, en la etapa de la llamada
Primera República Federal. Asimismo, en esa época dio inicio el
centralismo en el estado con Luis Gonzaga Vieyra como Jefe del
Departamento de México, cargo que, como en todas las entidades
convertidas en departamentos, era designado por el presidente y
no por elección local.
Estos departamentos, que como entidades políticas sustituían al
Estado Libre de México y las demás entidades federativas, prevalecieron hasta el inicio de la Segunda República Federal en agosto de
36 Marta Baranda y Lía García, Estado de México. Textos de su historia, op. cit., p. 323.
118
El Estado de México
1846, cuando Francisco Modesto de Olaguíbel asumió la gubernatura del Estado de México el 22 agosto de ese año.
Con la implantación del centralismo, la ciudad de Toluca dejaba
de ser la capital del estado y del nuevo Departamento de México;
la primera y antigua capital del estado, la Ciudad de México, se
convertiría otra vez en su capital.
Todos estos cambios fueron posibles gracias a la expedición de
una Constitución centralista provisional expedida el 23 de octubre de 1835, que sirvió de base para la posterior creación de la llamada Constitución de las Siete Leyes, promulgada por el Congreso
general el 30 de diciembre de 1836, con el propósito de suprimir
el Federalismo. Esta Constitución, que estaba integrada por siete
leyes, sustituyó a la Constitución Federal de 1824, cuyo principal
objetivo fue anular todas las reformas eclesiásticas propuestas por
los liberales radicales y que eran rechazadas por el pueblo.
Es notable el hecho de que los 10 diputados del Estado de
México, que participaron en el Congreso general de 1835-1836 y
sus respectivos senadores, apoyaron de manera casi unánime la
abolición de las legislaturas federalistas (3 de octubre de 1835) y
el posterior cambio de estados a departamentos (23 de octubre),
así como la devolución de la Ciudad de México al Departamento
de México como su capital en diciembre de 1836 y el establecimiento de una república centralista por medio de la expedición de
la Constitución de las Siete Leyes.
Bajo estas circunstancias, los problemas que enfrentó el
Departamento de México crecieron en la medida que lo hizo su
territorio, ya que su nueva superficie quedó integrada por todo
el Estado de México, el territorio del Distrito Federal y parte de
Tlaxcala. Las complicaciones políticas fueron directamente
proporcionales a la falta de apoyo popular otorgado de sus
gobernantes, pues éstos eran nombrados por el presidente de la
república, mientras que las Juntas Departamentales, figura que
sustituyó a las legislaturas locales también eran designadas por
el poder central.
Por consecuencia, en sólo una década la experiencia centralista
registró un desgaste tan profundo que fue alimentando la idea de
119
Héctor Guevara Ramírez
volver al esquema gubernamental de mayores libertades, pregonadas todavía por los federalistas.
De esta manera, la Constitución de las Siete Leyes se convirtió en
la columna vertebral que dio sustento jurídico al sistema centralista que creó el Departamento de México en lugar del Estado de
México. En la primera de estas siete leyes se definían los derechos
y obligaciones de los mexicanos y habitantes de la república, constituyendo el primer catálogo organizado de garantías personales; la
segunda ley organizaba un supremo poder conservador; la tercera
ley se refería al Poder Legislativo que se depositaba en dos cámaras para la formación de leyes; la cuarta ley organizaba el supremo
Poder Ejecutivo y se suprimía la figura de la vicepresidencia; la
quinta ley instituía el Poder Judicial; la sexta ley se refería a la división del territorio de la república, así como a la creación de departamentos en lugar de estados, y a la organización del gobierno
interior de sus pueblos; por último, la séptima ley, relativa a las
variaciones de las leyes constitucionales, otorgaba al Congreso la
facultad de resolver las controversias constitucionales.
Así, la forma centralista del Estado de México quedó establecida en el artículo 1 de la sexta ley, donde se determinó que la
república quedaría conformada por departamentos; estos quedarían divididos en distritos, que a su vez formaban partidos.
En la segunda ley se establecía un cuarto poder, llamado
Supremo poder conservador, el cual era un poder propio y distinto
del Ejecutivo, Legislativo y Judicial, que tenía facultades para suspender a la Alta Corte de Justicia, para declarar la incapacidad física o moral del presidente de la república y hasta podía suspender
por dos meses las sesiones del Congreso. Sin embargo, es la primera ley fundamental que contiene el primer catálogo organizado
de derechos del hombre y que estableció un mecanismo incipiente para su defensa constitucional, aun cuando era un mecanismo
de carácter político y no jurisdiccional.
Con esta Constitución centralista, el territorio nacional quedó
conformado en 24 departamentos que se detallan a continuación
en el cuadro 2.4.
120
El Estado de México
Conformación del territorio nacional
9. Michoacán
17. Sonora
2. California
10. Nuevo León
18. Tabasco
3. Chiapas (de las)
11. Nuevo México
19. Tamaulipas (de las)
4. Chihuahua
12. Oaxaca
20. Tejas
5. Coahuila
13. Puebla
21. Veracruz
6. Durango
14. Querétaro
22. Jalisco
7. Guanajuato
15. San Luis Potosí
23. Yucatán
8. México
16. Sinaloa
24. Zacatecas
1. Aguascalientes
Cuadro 2.4
* Cuadro elaborado por el autor con información citada.
Esta nueva conformación departamental del país provocó una
nueva división territorial del Departamento de México, en la que
se le agregaron nuevos territorios y se dividió políticamente en
distritos que se dividían a su vez en partidos. El siguiente documento, que incluso es citado reiteradamente, nos brinda un panorama general de la división política que prevaleció durante casi
todo el periodo centralista en el Estado de México; es citado por
Javier Romero Quiróz37 para explicar la división territorial de la
entidad a lo largo de este lapso de tiempo:
Ecsmo. Sr.- La Ecsma. Junta Departamental (1837), cumpliendo con la obligación que le impone el artículo 3 de la 6ª
ley constitucional, ha hecho la siguiente división del territorio
del Departamento.
• Artículo 1. El Departamento de México se forma del antiguo estado del mismo nombre, del extinguido Distrito
Federal y del que era territorio de Tlaxcala.
37 Javier Romero Quiróz, División territorial y heráldica del Estado de México, op. cit., p. 59.
121
Héctor Guevara Ramírez
• Artículo 2. El territorio del Departamento se divide provisionalmente en los términos siguientes:
• Artículo 3. La capital del Departamento es la ciudad
de México.
• Artículo 4. El Departamento comprende 13 distritos: el del
Centro de México, el de Acapulco, de Chilapa, de
Cuautitlán, Cuernavaca, Mextitlán, Tasco, Tlaxcala, Toluca,
Tula, Tulancingo, Temascaltepec y Texcoco.
• Artículo 5. El de México se divide en tres partidos, que son:
el de la ciudad de este nombre, el de Coyoacán y el de
Tlalnepantla. La cabecera de este distrito es la Ciudad
de México.
En la época del centralismo y al amparo de las Siete Leyes
Constitucionales, esta división política del territorio nacional
suprimía el Federalismo y la división política de ese sistema, sustituyendo a los estados por departamentos, a las prefecturas por distritos y a las municipalidades por partidos. La división política del
entonces Estado de México se transformó en una auténtica división religiosa, en donde prácticamente los distritos se definieron
en función de la conformación de las diócesis más importantes de
la desaparecida entidad.
La etapa centralista, que estuvo regida por las Siete Leyes, en
ningún momento fue tranquila, por el contrario, fue mucho más
violenta que la etapa federalista que le antecedió, puesto que una
vez que entraron en vigor las leyes mencionadas, los federalistas se
lanzaron en contra del gobierno, incluso mediante las armas. Cabe
decir que ante las revueltas que ocurrieron en torno a la lucha
Federalismo-Centralismo surgió una tercera postura que, aunque
ya era antigua, se apoyaba en el radicalismo más tradicionalista de
los conservadores y buscaba como forma de gobierno la monarquía.
Esta idea puso a ciertos grupos a favor de la monarquía basada
en una forma europea, regida por un monarca extranjero; entonces,
122
El Estado de México
se afirmó que ésta era la única manera de solucionar los problemas
de fondo que existían en el país, pues existía la convicción de que
los mexicanos eran incapaces de gobernarse solos.
Esta postura no era más que el reflejo de las constantes fluctuaciones del poder y dado que las fuerzas emergentes carecían
de capacidad de organización, se produjo una relativa estabilidad
que se reflejó en debilidad política, y particularmente en una falta
de unión para constituir una verdadera nación mexicana y por
consiguiente, fue sumamente difícil logar el fortalecimiento de
sus departamentos.
En estas circunstancias, Texas se separó del país formando un
estado independiente que tiempo después, se unió a los Estados
Unidos de América, circunstancia que se detalla más adelante. En
esa misma línea de comportamiento, la antigua Provincia de
Yucatán, que incluía lo que ahora son los estados de Yucatán,
Campeche, Quintana Roo y parte de Tabasco estuvo a punto de
separarse y si no se concretó fue porque se le retuvo militarmente. Pero tan cercano estuvo de suceder, que se instaló el Congreso
Constituyente del estado y se publicó su Constitución en 1841.
La inestabilidad provocada por las Siete Leyes hizo que en un
plazo relativamente corto se reaccionara en contra de ellas, y que
Santa Anna por conducto de Nicolás Bravo, disolviera el
Congreso que tenía algunas tendencias federalistas, que aunque
minoritarias causaron mucha incomodidad a la clase militar en el
poder. La disolución del Congreso, permitió al centralismo convocar a una Junta de 80 notables para formular una Constitución;
dicha junta, que se formó en 1843, se disolvió porque sus integrantes no aceptaron conformarla debido al carácter puramente
centralista que la inspiraba.
Acompañado del estigma de la falta de legitimidad, el gobierno
provisional encabezado por Santa Anna, promulgó en junio de
1843 las bases orgánicas, cuyas determinaciones políticas fundamentales fueron: destituir al supremo poder conservador que había
sido creado por las Siete Leyes Constitucionales; exsaltar al centralismo en forma absolutista y establecer un despotismo constitucional mucho más grave que el planteado por las leyes anteriores.
123
Héctor Guevara Ramírez
Estas bases orgánicas ratificaron la división nacional del territorio en departamentos dependientes casi de manera absoluta
del centro. Además, se estableció la religión católica como la
única que debía profesarse en toda la nación, se exigía la obediencia total de los ciudadanos a las autoridades y se condicionó
la existencia de la ciudadanía sólo para quienes tuvieran una
renta anual de 200 pesos por lo menos, así que los pobres no
tenían derecho alguno.
Como requisito para ocupar cargos públicos se exigió, por
ejemplo, que se tuviera una renta de 1,200 pesos para poder ser
diputado, y de 2,000 pesos para ocupar el cargo de senador. En
resumen, el poder era restrictivo, los pobres jamás podrían ser
representantes populares.
124
El Estado de México
en la
Constitución Política
de 1857
L
as luchas y transformaciones que el país y el Estado de México
han vivido en su devenir, culminaron temporalmente con la expedición de sus respectivas constituciones; normas generales que
rigen sus destinos y que al mismo tiempo, se han convertido en un
punto de partida de nuevos movimientos jurídicos y sociales, que
delinean incesantemente el nuevo rostro de nuestro estado y de
la nación.
Este conjunto de normas que determinan la evolución política
y social de los pueblos, generan la evolución constitucional de las
entidades federativas pero al mismo tiempo estructuran la evolución constitucional de la federación.
Es por ello, que para entender la evolución y el desarrollo del
Estado de México, se debe examinar la progresión del orden
constitucional de la federación; ejercicio que nos permitirá ubicar
con precisión, los cambios que se generan en el contexto nacional
y que repercuten en las entidades que la conforman. Pero a contrario sensu, igualmente es imperativo conocer los movimientos
125
Héctor Guevara Ramírez
sociales y jurídicos que se presentan en las entidades federativas,
puesto que es de explorado derecho que las relaciones jurídicas en
los municipios y estados son fuente inagotable de la creación de
normas que rebasan el ámbito municipal y estatal para convertirse en normas de aplicación nacional.
A través de este proceso, cuya dinámica social nos muestra el
origen de la reforma constitucional, es posible estudiar la evolución del Estado de México y específicamente las repercusiones
que los distintos instrumentos constitucionales, han tenido en la
entidad a partir de la Constitución de 1824.
La supremacía de la norma constitucional muestra su fuerza
en el ejercicio del poder público, no sólo por su carácter general,
sino porque su imperium modifica aspectos torales de la vida de
un Estado.
Este planteamiento de la teoría jurídica cobra realidad en
la Constitución Centralista denominada “Las Siete Leyes
Constitucionales”, instrumento normativo vigente a partir del 30
de diciembre de 1836, que consignó cambios sustanciales y modificó el escenario político, económico, social, educativo, cultural y
de identidad local, que suprimió el sistema federal.
Las consideraciones anteriores son soporte jurídico y sociológico para analizar de manera específica el proceso histórico y social
que desencadenó la promulgación de la Constitución Federal de
1857 y el andamiaje normativo que su desarrollo implicó en el
Estado de México, situación que se analiza en este capítulo.
Constitución Política de 1857
Al revisar la historia nacional, encontramos que el Estado de
México no sólo ha sido afectado por las transformaciones que su
evolución gestó, sino que la mayoría de las veces, ha sido el espacio donde gran parte de ellas se han desarrollado, o en el mejor de
los casos, donde se han manifestado con mayor intensidad.
Al exponer la historia del Estado de México hasta los albores
de la Constitución Federal de 1857, invariablemente se describirán los hechos más significativos, en los que sus habitantes más
126
El Estado de México
notables tuvieron una participación trascendente que definió las
características de la entidad y de la nación.
Los periodos de grandes luchas en el país, y en especial en el
Estado de México, hicieron posible que esta entidad contara con
nuevos instrumentos jurídicos para regular su integración y evolución; sin embargo, éstos siempre tuvieron repercusiones sociales
y políticas. Por ello, después de analizar las revueltas y luchas civiles entre liberales y conservadores por más de una década, y de
observar cómo se suprimió la forma de vida federal que mucho
había significado en la evolución histórica del estado y del país en
su conjunto, era de esperar que todos esos fenómenos arrojaran
otra vez el mismo resultado: una nueva ley fundamental. En este
sentido, al analizar la Carta Magna de 1857 es necesario precisar
hechos históricos antes, durante y después de su elaboración, que
ubican el contexto y significado de esa Constitución Federal, particularmente en el Estado de México.
Reinstauración del Federalismo: inicio de
pérdidas territoriales del estado
Durante los años posteriores al periodo en que la nación estuvo
regida por la llamada Constitución Centralista de las Siete Leyes
de 1836 y las Bases Orgánicas de 1843, se pensó en dar una nueva
forma jurídica a la realidad nacional. Este proceso se dio de manera concreta con la discusión del proyecto de una nueva constitución, con la cual desaparecería el gobierno centralista.
Las Bases Orgánicas estuvieron vigentes hasta el 2 de agosto
de 1846, fecha en que el gobierno provisional decretó el restablecimiento de la Constitución de 1824, a la que se le añadieron las
Actas de Reformas propuestas por Mariano Otero, mismas que
estarían vigentes hasta mayo de 1847 en tanto se publicaba una
nueva constitución. Lo sobresaliente de esas reformas era que el
Acta Constitutiva y la Constitución de 1824 se convertían en la
única Constitución Política de la república, con lo que se adoptaba por segunda vez el sistema federal.
127
Héctor Guevara Ramírez
Mientras tanto, en el Estado de México, el licenciado Francisco
Modesto de Olaguíbel era nombrado gobernador de la entidad por
el primer presidente de la segunda república federal, Mariano
Salas, el 22 de agosto de 1846, inmediatamente después del restablecimiento de la federación. Al poco tiempo de asumir la gubernatura del estado, Olaguíbel expidió de manera casi automática el
Decreto número 1, con fecha 29 de agosto de 1846, en el que se
disponía que en tanto se publicaba la nueva constitución, regiría la
de 1824, debiéndose tener como vigentes todas las leyes y decretos
que en virtud de ella se expidieron por la legislatura estatal.
Este decreto se expidió en la Ciudad de México, lo cual significaba que ésta aún era la capital del Estado de México. Se siguieron expidiendo decretos de los poderes del estado en la propia
Ciudad de México hasta el 11 de septiembre de 1846; Toluca
había dejado de ser la capital del estado durante el periodo en que
se suprimió el Federalismo y hasta ese año de 1846.
Es preciso decir que en esa época en que Olaguíbel gobernaba
el estado, la inestabilidad política del país y de la entidad era enorme, y precisamente por esas razones el Congreso del estado sesionaba tanto en la Ciudad de México como en la ciudad de Toluca.
En su carácter de gobernador, Olaguíbel emitió el Decreto número 3,1 en el que se describían las condiciones que se vivían en el
Estado de México; éste se reproduce a continuación:
Ordenando que por tres días consecutivos se celebren misas de
rogación en todas las parroquias o iglesias, implorando los auxilios de la Divina Providencia.
El C. Lic. Francisco M. de Olaguíbel, gobernador del Estado
libre y soberano de México, a sus habitantes, sabed:
Que considerando que en el estado de desorganización en que se
encuentran todos los ramos del servicio público, necesita el gobierno
hacer grandes esfuerzos para organizarlos de un modo conveniente.
1
“Decreto Número 3”, expedido por el gobernador del Estado de México, en la ciudad de Toluca el
13 de septiembre de 1846, Colección de Decretos, op. cit., tomo lll, pp. 6 y 7.
128
El Estado de México
Que éstos deben ser tanto mayores, cuanto que deben ser desarrollados bajo las bases de un sistema eminentemente popular, cuyos
hábitos han procurado hacer desaparecer, hasta en los ápices, los
enemigos del engrandecimiento de la patria.
Que en virtud de ser muy difícil llenar este grande objeto por los
medios comunes, es necesario implorar los ausilios del cielo: he
venido a decretar lo siguiente:
• Artículo 1. Por tres días consecutivos se celebrarán misas de
rogación en todas las parroquias é iglesias del Estado, implorando los ausilios de la Divina Providencia, para que se digne
dar acierto á este gobierno en su administración, y a los pueblos luz para elegir en las prócsimas elecciones representantes dignos de desempeñar su alta misión en circunstancias
tan difíciles, y de fijar la suerte de la República.
• Artículo 2. Los párrocos y prelados, de acuerdo con la primera autoridad política local, designarán los días en que
debe cumplirse con lo prevenido en el artículo anterior.
Toluca, septiembre 13 de 1846. —Lic. Francisco M. de
Olaguíbel.— Por ausencia del Sr. Secretario de gobierno, Lic.
Juan de Dios Zapata, secretario de Hacienda.
Este decreto tiene tantas vertientes históricas por analizar, que
podríamos empezar por señalar la continuidad de la unión entre
la Iglesia católica y el gobierno del estado, de manera que la primera seguía inmiscuida en los asuntos del otro, y viceversa.
El decreto en cuestión no sólo refleja la inestabilidad de las
nuevas instituciones que resurgían en el Federalismo, y el intento
por recuperar la Ciudad de México como capital del Estado de
México, por la que tanto se había luchado, sino que representa
además las condiciones de desesperación del propio gobernador
para reencauzar el desarrollo del estado después de una etapa de
centralismo y la recuperación de la normalidad de la vida civil en
129
Héctor Guevara Ramírez
su territorio; todo ello en el marco de la participación activa de la
Iglesia católica, promotora en los hechos y de los anteriores años
de revueltas y conflictos armados.
El reto que la administración del estado tenía al inicio del restablecimiento del Federalismo, era fundamentalmente su reorganización, y el principal obstáculo para ello, fue la consolidación de
la paz pública, amenazada aún por escasos brotes de insurrección
centralista.
Algunos meses después, el Congreso del Estado de México,
presidido por el diputado Mariano Arizcorreta, expidió el Decreto
número 4,2 el cual establecía lo siguiente:
• Primero. El Estado de México es parte integrante de la
Federación Mexicana.
• Segundo. Es libre, independiente y soberano, en todo lo que
exclusivamente toca á su administración y gobierno interior.
• Tercero. Las bases de unión con los demás estados, y de
sujeción á los poderes generales, son hoy las consignadas en
la Constitución Federal de 1824.
Con el reconocimiento de los principios federalistas por el
Congreso local, inició la reconstrucción del gobierno del estado
bajo estos principios. De esta manera, poco tiempo después, el
gobernador Francisco Modesto de Olaguíbel, mandó se observara, imprimiera, publicara y circulara el 16 de enero de 1847, el
Decreto del Congreso del Estado de México que se refería a los
ayuntamientos y que restablecía, a partir de ese momento, su vida
institucional de manera similar a la que tenían las municipalidades hasta antes de la supresión del Federalismo.
A pesar de las difíciles circunstancias imperantes, el gobernador Olaguíbel decretó la extinción de alcabalas con el objetivo de
agilizar el comercio interno que era afectado por la inseguridad
2
“Decreto Número 4 del Congreso del Estado de México”, expedido en Toluca el 3 de diciembre
de 1846, Colección de Decretos, op. cit., tomo lll, p. 63.
130
El Estado de México
que imperaba en la entidad, lo cual disminuía considerablemente
los impuestos que ingresaban en las precarias finanzas estatales;
sin embargo, algunas medidas sólo se pudieron llevar a cabo hasta
años después.
Pero en ese mismo periodo de gobierno, que se distingue por
todo lo adverso de su entorno, destaca el impulso educativo que
el gobernador Olaguíbel quería dar al estado, pues una de sus
acciones fue reabrir el Instituto Científico y Literario en Toluca;
asimismo, destaca la determinación del Congreso de establecer
escuelas de primeras letras en las municipalidades.
En ese mismo año de 1847, se discutía en el Congreso
Constituyente la elaboración del Acta Constitutiva y de Reformas
constitucionales complementarias para la total vigencia del Acta y
la Constitución de 1824; de esta manera, el 11 de febrero de ese año
se presentó una iniciativa que proponía la creación de un nuevo
estado, que llevaría el nombre de Guerrero. Este proyecto estaba
patrocinado directamente por Juan Álvarez y Nicolás Bravo, quienes por la influencia que tenían en el estado y en el Congreso
Constituyente, por tener este último el cargo de general en jefe,
consiguieron que en las Actas de Reformas Constitucionales expedidas el 18 de mayo de 1847 se contemplara en su artículo 6 la
creación de un nuevo estado llamado Guerrero.
Este proceso histórico del Estado de México y de Guerrero,
presenta varias líneas de análisis; por un lado, el proceso para crear
nuevas entidades federativas no se había llevado a cabo como lo
establecía el Acta Constitutiva y la Constitución de 1824, las cuales recobraron su vigencia precisamente en esos momentos.
Cabe mencionar que el proceso para la creación de nuevos
estados incluía la aprobación de los congresos locales de los estados afectados por la creación de una nueva entidad. Pero dicho
proceso no se realizó en esos momentos, ya que los congresos del
Estado de México, Puebla y Michoacán no lo habían avalado porque dicha propuesta iba en detrimento de sus territorios.
En estos debates sobre la creación del estado de Guerrero, se
especificaba que los distritos de Acapulco, Chilapa, Taxco y Tlapa,
más el municipio de Coyuca, integrarían dicha entidad. Los tres
131
Héctor Guevara Ramírez
primeros distritos pertenecían al Estado de México, el cuarto a
Puebla y el quinto a Michoacán. Dado que el proceso constitucional de creación del estado de Guerrero no se agotaba en los términos de la ley, quedó pendiente y así se mantuvo hasta después de
la invasión de Estados Unidos a nuestro país, aun cuando de origen se habían violentado los procedimientos respectivos.
Invasión de Estados Unidos: Sultepec sede de la
capital del Estado de México
Los principales acontecimientos que ocurrieron en el país después
de dejar el Federalismo y consolidar el Centralismo por más de una
década, incluyen circunstancias externas que impactaron de manera grave los destinos nacionales; entre las principales se encuentran
las agresiones que desde 1846 efectuaba Estados Unidos contra
México, y que generaron el Plan de la Ciudadela, que proponía el
desconocimiento del general Mariano Paredes y Arrillaga como
presidente de la República y que de hecho restituía el sistema federal. Con esos antecedentes se dio la entrada de tropas estadounidenses en territorio nacional en 1847, por la población de
Tantoyucan, en el Estado de Veracruz, territorio muy cercano a los
límites del entonces Estado de México.
Ante el estado de guerra que inició con la invasión estadounidense, el Congreso desarrollaba sus funciones con muchas dificultades. En plena guerra se produjeron sucesos políticos que
hicieron que el país entero cambiara de rumbo; Santa Anna era
electo presidente y Valentín Gómez Farías vicepresidente, asumiendo este último el cargo ya que Santa Anna se dedicaría a la
lucha militar.
Esta invasión generó en el Estado de México: “[…]la movilización de sus habitantes para hacer frente a las fuerzas enemigas;
la respuesta fue inmediata, pero organizar un ejército regular que
representara una defensa eficaz contra el ejercito invasor, propició
serias dificultades”.3
3
Marta Baranda y Lía García, Estado de México: una historia compartida, Gobierno del Estado
de México-Instituto José María Luis Mora, Toluca, México, 1990, p. 105.
132
El Estado de México
Esta guerra extranjera un tanto inesperada e inmerecida, exigió
de las entidades federativas una contribución en dinero y hombres
armados, que se pondrían a disposición del Ministerio de Guerra.
El Estado de México hizo su aportación, aunque no tan generosa como lo esperaba y necesitaba el gobierno federal.
La invasión estadounidense avanzó hacia la Ciudad de México;
después de su ocupación, las tropas invasoras continuaron su avance hacia distintos puntos del estado, incluyendo Toluca. Ante tales
circunstancias el Congreso expidió el Decreto número 63,4 que de
manera preventiva atendía los incipientes problemas de la invasión
en la capital de la entidad, de la manera siguiente:
• Artículo único. La diputación permanente, en el procsimo
receso, queda autorizada para decretar toda clase de recursos
para el sostén de la guerra estranjera, y para variar, de acuerdo con el gobierno, la residencia de los supremos poderes del
Estado[…]
Apoyado por este decreto, el gobernador Francisco Modesto de
Olaguíbel pensaba oponer resistencia a los estadounidenses que
habían penetrado en el Estado de México, los defensores mexiquenses llegaron a Chalco en agosto de 1847 y de ahí pretendían
avanzar directamente hacia Tlalpan, pero su fuerza y sus tropas
eran insuficientes dada la capacidad de combate de los invasores.
De la misma manera sucedería un mes después con una de las
batallas mas emblemáticas de la historia nacional, ya que en la
defensa heroica de Chapultepec del 13 de septiembre de 1847
sólo participaron unos cuantos elementos del batallón de Toluca,
pues la mayoría había desertado. Distintos relatos de la historia
del Estado de México dan cuenta de que en esa misma defensa el
general Juan Álvarez se abstuvo de intervenir, a pesar de contar
con un numeroso contingente de surianos armados regularmente,
ciudadanos todavía del Estado de México, aunque ya con la firme
intención de separarse para formar el estado de Guerrero. Hoy en
4
“Decreto Número 63 del Congreso del Estado de México”, expedido en la ciudad de Toluca el
2 de junio de 1847, Colección de decretos, op. cit., tomo lll, p. 113.
133
Héctor Guevara Ramírez
día aún se discute si Juan Álvarez dejó de combatir intencionalmente, buscando minar más al gobierno del Estado de México para
propiciar la creación de ese estado, del cual sería el seguro gobernante dadas las circunstancias políticas y militares de la época.
La invasión estadounidense fue el acontecimiento en el cual los
mexiquenses escenificaron intensas batallas en defensa de la soberanía nacional, con la heroicidad que ha caracterizado al espíritu
de nuestro pueblo. Esa guerra desigual, se distinguió por cruentos
enfrentamientos que al final terminaron en un armisticio, que el
gobierno de la república acordó con el enemigo, ya consumada la
invasión el 14 de septiembre de 1847 con la derrota del ejército
nacional precisamente en Chapultepec.
Poco tiempo después, el Congreso del estado expidió el Decreto
número 665 con el propósito de seguir haciendo frente a la invasión en los siguientes términos:
Disponiendo se trasladen los supremos poderes del estado a
Sultepec, para el caso que lo exijan las circunstancias de la guerra
de invasión.
El Congreso del Estado de México ha decretado lo siguiente:
• Artículo 1. Los supremos poderes del estado, cuando lo exijan las circunstancias de la guerra de invasión, se trasladarán
a Sultepec.
• Artículo 2. El gobierno, de acuerdo con la junta legislativa,
creada por decreto el 16 del presente, declarará cual sea el
momento en que lleguen esas circunstancias.
• Artículo 3. El gobierno hará que se enfarde inmediatamente todo lo concluido de los archivos, y dispondrá cuando lo
crea conveniente, que sean trasladados al lugar destinado.
5
“Decreto Número 66 del Congreso del Estado de México”, expedido en la ciudad de Toluca el 19
de septiembre de 1847, Colección de Decretos, op. cit., tomo lll, pp. 115 y 116.
134
El Estado de México
• Artículo 4. Queda facultado el gobierno para designar, de
acuerdo con la junta legislativa, la cantidad con que se ha
de auxiliar a los empleados para la traslación y para hacer
todos los gastos necesarios.
Este decreto es muestra de las condiciones de la guerra después
de la derrota de Chapultepec. La invasión continuaba y las tropas
estadounidenses seguían realizando maniobras en el territorio
nacional, principalmente en el centro del país y con planes de
ocupar la capital del estado.
Para entonces se buscaba lograr la paz con los estadounidenses
luego de las derrotas sufridas, pero el gobernador Olaguíbel no se
mostraba conforme con ninguna de las opciones planteadas para
el armisticio, por lo que de manera anticipada organizó la defensa ante la inminente invasión de la capital.
[…]se trasladó a Toluca a organizar la resistencia, la cual incluyó armar a sus habitantes que se prepararon para la defensa,
encabezada por el propio gobernador y su secretario de Guerra,
Ignacio Ramírez, a quien se le conocería como “El Nigromante”;
la historia los contempla como Héroes de Padierna, ya que destacamentos locales participaron en importantes batallas como las de
Churubusco y Molino del Rey, donde los Lanceros de Toluca
lucharon bajo el mando de Nicolás Bravo, lugares que entonces
formaban parte del territorio estatal.6
Ante estas condiciones, el panorama mexiquense planteaba que:
[…]la peculiar conformación geográfica y topográfica del estado,
estimuló la estrategia de la guerra de guerrillas, por lo que el
gobierno local se dio a la tarea de integrar pequeños grupos armados a los que se les dio el nombre de sesiones ligeras de voluntarios
de la guardia nacional, cuyas actividades se intensificaron particularmente en los municipios de Temascaltepec, Sultepec,
6
México a través de los siglos, editorial. Cumbre, tomo VIII, México, pp. 235-237.
135
Héctor Guevara Ramírez
Cuernavaca, Huejutla, Pachuca, Chalco y Tlalmanalco. Los campos se vieron devastados al paso del ejército invasor. La táctica de
guerrillas, herencia de las luchas de independencia, consolidaron
la piedra angular de la resistencia.7
De esta manera, durante el avance de las tropas estadounidenses por el estado, el gobernador Olaguíbel emitió un acuerdo, de
conformidad con el decreto citado anteriormente que constituía
su complemento; ordenaba el traslado de los poderes del estado a
otro lugar, y poner a resguardo su capital por haberse dado las
condiciones que en él mismo se establecían:
Y habiendo llegado las circunstancias de que habla el decreto que
precede, en cuyo caso debe hacerse esta publicación, según lo prevenido por el Honorable Congreso, por haber quedado sancionado en
el término legal, y estando en Lerma el enemigo, mando se publique por bando en ésta y en las demás ciudades de la comprensión
de este estado, fijándose en los parajes acostumbrados y circulándose a quienes corresponda.- Lic. Francisco M. de Olaguíbel.
- Ignacio Ramírez, secretario de Relaciones de Guerra.8
La invasión había llegado a Toluca y así como los poderes del
estado se habían llevado en otra ocasión a Lerma, al lado opuesto por donde avanzaban los invasores, en esta ocasión se actuó de
igual manera, trasladándolos al lado opuesto del estado por donde
entraba la invasión; es por ello que tácticamente se instalaron en
Sultepec, lo que de manera estratégica se había previsto y autorizado con anterioridad mediante un decreto.
Después de que los invasores ocuparon totalmente la capital de
la república y luego de que se firmaron los famosos Tratados de
Guadalupe Hidalgo a principios de febrero de 1848, la paz empezaba a notarse en algunos de sus territorios del país, pero en el
7
Marta Baranda y Lía García, Estado de México: textos de su historia, op. cit., p. 393.
8
Declaración del Poder Ejecutivo del Estado de México, expedida mediante bando en la ciudad de
Toluca el 7 de enero de 1848, Colección de Decretos, op. cit., tomo III, p. 116.
136
El Estado de México
caso del Estado de México, ni los tratados, ni el armisticio que
generaron, fueron apoyados ni reconocidos por el gobernador
Francisco Modesto de Olaguíbel.
Metepec sede de la capital del Estado
de México
Tal postura del Gobernador Francisco Modesto de Olaguíbel
marcaron el destino que tendría, ya que al replegarse hacia
Sultepec, entonces capital del estado, sin reconocer los tratados y
el armisticio que los acompañaba, fue apresado por miembros del
propio gobierno estatal y abatido precisamente por tropas mexicanas que sí estaban conformes con dichos tratados, hechos que
atestiguaron algunos miembros del Congreso local, lo que generó
un momento de vacío de poder ante la falta absoluta del gobernador del estado, por lo que el Congreso designó como gobernador
provisional a Manuel Gracida el 7 de febrero de ese año.
Bajo estas circunstancias, el ejército estadounidense se hacía
presente en algunas de las principales poblaciones del país, de esta
manera, la historia de la capital del estado registra que el día 8 de
febrero de 1848, dicho ejército completó su marcha hacia la ciudad de Toluca con un contingente regular y ocupó la ciudad por
algunos meses. Según Isauro Miguel Garrido:9
[…]la mañana del 8 de febrero de 1848, tiene un amargo
recuerdo para nuestra capital. Si bien es cierto que esa columna
expedicionaria venía en actitud de paz; para el pueblo toluqueño, era la paz producida por el vencimiento, la paz en que se
entra después de una desesperada y desastrosa lucha, la paz, en
fin, que las negras circunstancias obligan a aceptar.
9
Isauro Manuel Garrido, en Marta Baranda y Lía García, Estado de México: textos de su historia,
op. cit., p. 416.
137
Héctor Guevara Ramírez
De esta manera, el recién nombrado gobernador Manuel
Gracida trasladó los poderes locales de Sultepec a Metepec el 22 de
febrero de 1848, mediante el Decreto número 11,10 que planteaba:
Revocando el decreto de 19 de septiembre, sobre traslación de los
supremos poderes del Estado[…]
• Artículo 1. Se revoca el decreto de 19 de septiembre último,
que estableció la traslación de los supremos poderes de estado a Sultepec.
• Artículo 2. El Ejecutivo podrá residir en el punto del estado que juzgare conveniente, conforme a las circunstancias.
El Congreso abrirá sus prócsimas sesiones ordinarias en el
lugar en que resida el ejecutivo.
• Artículo 3. El Tribunal Superior de Justicia procederá desde
luego a la continuación de sus tareas en la ciudad de Toluca.
• Artículo 4. El gobierno dictará todas las providencias necesarias para que el tribunal reciba cuanto antes su archivo, muebles y edificio correspondientes a sus salas y secretarías[…]
Este decreto fue el instrumento por medio del cual, los poderes del estado regresaron de su sede temporal de Sultepec y fueron llevados nuevamente a Metepec, donde ya habían residido
también por situaciones emergentes.11
En este escenario de constantes cambios, la gubernatura del
estado no fue la excepción, por lo que el extinto gobernador
Olaguíbel, fue sucedido por Mariano Ariscorreta nombrado por el
congreso del Estado, connotado liberal que, ocupó la gubernatura
del 28 de abril de 1848 al 25 de agosto de 1849; periodo que fue
10 “Decreto Número 11”, expedido por el gobernador provisional del Estado de México, Lic. Manuel
Gracida, el 22 de febrero de 1848 en Metepec, Estado de México, Colección de Decretos, op. cit.,
tomo III, p. 235.
11 Ve ase anexo iconográfico pág. 274.
138
El Estado de México
interrumpido durante dos meses; en marzo de 1849 con los interinatos de Manuel de la Peña y Peña y Francisco de Borja y en
mayo del mismo año en que fue sustituido por José María Flores.
Al gobierno de Ariscorreta le correspondió afrontar el problema relativo a la segregación de tres distritos: Chilapa, Taxco y
Guerrero, para formar con el poblado de Tlapa y el municipio
michoacano de Coyuca, el estado de Guerrero, el 15 de mayo de
1849, mediante un procedimiento que había iniciado dos años
antes, con un proceso legislativo que se fundamentó tiempo después. Es decir, primero se buscó su aprobación y después se construyó su justificación; un proceso legislativo que se realizó después
de presentada la iniciativa.
Este hecho es por demás importante para el Estado de México,
ya que se confirmó la causa fundamental de esa mutilación, pues
cuando Juan Álvarez fue designado su primer gobernador, también se puso en evidencia que el Congreso Federal estaba influenciado por factores de fuerza real: los militares que hacían uso de
sus fueros e influencias.
Después de haber cercenado el territorio del estado con la
creación del Distrito Federal, con la fundación del estado de
Guerrero continuarían las pérdidas territoriales de la entidad.
Santa Anna retorna al poder: repercusiones en el
Estado de México
Al término de la guerra con Estados Unidos y restaurado el
Federalismo, durante el periodo del presidente José Joaquín de
Herrera, el Congreso de la Unión había decretado el 27 de octubre de 1849 la creación del estado de Guerrero. Esta pérdida territorial representó para el estado, lo mismo que habían significado
para el país los Tratados de Guadalupe Hidalgo, la pérdida acumulada de los territorios de la Mesilla, la Alta California y Texas y
la pérdida de más de la mitad de sus territorios, respectivamente.
Consecuencia de lo anterior, Mariano Riva Palacio, quien
gobernó la entidad en cuatro periodos distintos, organizó en su
139
Héctor Guevara Ramírez
primer periodo en 1849 la nueva división política del Estado de
México en ocho distritos, de los cuales Toluca se mantenía como
la capital. Los demás distritos representaban la grandeza del
estado, ya que aún comprenden lo que son los estados de
Hidalgo y Morelos, que eran los distritos restantes y reconformados una vez separados los de Coyuca y Acapulco, que fueron
integrados a la nueva entidad; esos distritos eran los que se enlistan en el cuadro 3.1.
División política del Estado de México establecida
en 1849 por Mariano Riva Palacio
1. Cuernavaca
5. Sultepec
2. Texcoco
6. Toluca
3. Huejutla
7. Tula
4. Tlalnepantla
8. Tulancingo
Cuadro 3.1
* Cuadro elaborado por el autor con información citada.
Esta redistritación, realizada por el gobernador Riva Palacio,
destacaba la importancia regional que se daba a las poblaciones
que se convertían en cabeceras de esos distritos y que a partir del
de Toluca en el centro de la entidad y como capital se fortalecía y
recuperaba Texcoco como la principal ciudad al oriente del estado; al norte se mantenía nuevamente a Huejutla como la principal población y municipalidad; Cuernavaca era la cabecera de los
territorios del sur; Tlalnepantla se convertía en el punto intermedio del Valle de México y también como punto medio entre
Texcoco y Huejutla con respecto a la ciudad de Toluca; Sultepec
al poniente del estado se constituía en cabecera de los territorios
de la tierra caliente; Tula se convertía en incipiente cabecera de los
territorios del norponiente del estado; Tulancingo conservaba su
carácter de polo regional de tipo comercial religioso y como paso
de la ruta al puerto más cercano al Valle de México.
140
El Estado de México
Es preciso mencionar que después de la invasión de Estados
Unidos, la situación económica y política del país estaba prácticamente en ruinas y progresivamente se deterioraba aún más, lo que
generaba grandes descontentos en todos los ámbitos de la vida
nacional. La miseria del erario y el recrudecimiento de las nuevas
pugnas entre liberales y conservadores provocaron una ola de pronunciamientos contra el gobierno; en tanto, la presión social
ponía en entredicho la figura del propio general Mariano Arista,
quien ocupaba la presidencia del país.
Esas condiciones propiciaron que surgiera en Guadalajara el
Plan del Hospicio, mediante el cual se pedía el regreso de Antonio
López de Santa Anna a la Presidencia de la República.
Pronunciamiento que tuvo una gran convocatoria, a la que se adhirieron tanto conservadores como algunos connotados liberales de
la época.
En el Estado de México, aún con una situación de quiebra
técnica en el gobierno federal, el gobernador Mariano Riva
Palacio estableció en el periodo de agosto de 1849 a mayo de
1852, la realización de algunas obras públicas muy importantes
para su ciudad capital, que contrastaban con la carencia de obras
importantes en el interior del estado y en el país; se terminó la
construcción del teatro principal, del mercado Hidalgo, en ese
entonces el más grande de la ciudad, y de un hospicio anexo al
Hospital de San Juan de Dios.
En mayo de 1852, como consecuencia del Plan del Hospicio,
Luis Madrid sucedió a Mariano Riva Palacio, quien duró en el
cargo hasta febrero de 1853, ya que la revuelta de Jalisco interrumpió el orden constitucional, por lo que correspondió a Luis
Madrid ejecutar una nueva división territorial, que no fue posible
concluir debido a la confusión que imperaba en el país y que haría
que Antonio López de Santa Anna asumiera por onceava y última vez la Presidencia de la República el 20 de abril de 1853.
En ese año, Santa Anna inició el gobierno más despótico que
viviera el país en toda su historia independiente, desconoció la
Constitución de 1824 al promulgar las Bases para la Administración
de la República y diversos decretos en abril de ese mismo año, lo que
141
Héctor Guevara Ramírez
generó desde ese momento incesantes luchas internas entre los grupos según reconocían o no la Constitución.
A dos días de asumir el poder, Santa Anna suprimió por decreto las legislaturas y a los tres meses restauró la nomenclatura centralista de departamentos en la división política del país. Esta vez
el Departamento de México retuvo a Toluca como capital. En
este periodo no se adoptó propiamente una Constitución centralista, ya que en la administración y el gobierno se continuaba con
gran parte del modelo federal.
Santa Anna gobernó bajo un esquema dictatorial, dado que el
Concejo de Estado que se había formado de acuerdo con las
Bases para la Administración de la República, le atribuyó facultades omnímodas y con ellas se autonombró Alteza Serenísima;
calificativo que agregó a los de Benemérito de la patria, General
de División, Caballero Gran Cruz de la Real y Distinguida
Orden Española de Carlos III y Presidente de la República, títulos con los que se encabezaban los decretos que expedía.
Estos títulos resumen lo que fue el gobierno despótico y
monárquico con el que Santa Anna ejercería por última vez el
poder, y reflejan lo que en realidad fue: un gran traidor a la patria
que, con el apoyo de los conservadores más radicales del país, dispuso del territorio nacional como si fuera su patrimonio personal
y vendió gran parte de él a Estados Unidos.
Con esas características Santa Anna designó a los siguientes
gobernadores del Estado de México: Manuel Torres Castaño,
Mariano Salas y Antonio Ayesterán, quienes ejercieron el gobierno
de la entidad durante el último periodo de la presidencia de Santa
Anna, que terminó en agosto de 1855. Cabe mencionar que
Mariano Salas había sido presidente de la república precisamente
en la transición de la última etapa de la llamada República
Centralista, al primer periodo de la Segunda República Federalista.
142
El Estado de México
El Plan de Ayutla: promotor de la Constitución
de 1857
Ante las condiciones provocadas por la pérdida de más de la mitad
del territorio nacional con la invasión estadounidense, la firma de
los Tratados de Guadalupe Hidalgo y la opinión desfavorable convertida en rechazo por una nueva dictadura de Antonio López de
Santa Anna, que fue ideada por el clero, el Ejército y los terratenientes para detener el avance liberal y las presiones expansionistas de Estados Unidos, se fue gestando una lucha nacional para
sacar a Santa Anna del poder.
En este contexto, en el ambiente internacional Inglaterra y
Estados Unidos pugnaban por razones comerciales: fraccionar
Centroamérica en múltiples estados con la intención de abrir uno
o varios canales transoceánicos en la parte más angosta del continente; asimismo, la región de Tehuantepec les interesaba, por lo
que había pronunciamientos aislados para que Estados Unidos
desarrollara la construcción de un canal en dicho istmo, con el
propósito de fortalecer su estrategia de expansión militar y
comercial en América.
Bajo estas circunstancias y con los abusos, corrupción e incapacidad del gobierno de Santa Anna para mantener el orden
nacional, se gestó un movimiento liberal que tendría los mayores
alcances nacionales e iniciaría una nueva época en el país y en el
Estado de México: el Plan de Ayutla, que se convertiría en la voz
del liberalismo en contra de lo que representaba Santa Anna.
La insurrección que desató el Plan de Ayutla, promulgado el 1
de marzo de 1854, y que pocos días después tuvo reformas en
Acapulco, proclamaba en forma prioritaria la caida del dictador y
la elección de un presidente interino que convocaría a un
Congreso Constituyente, para transformar la nación en una
auténtica república representativa y popular. Contempló también
la invitación a los generales Nicolás Bravo, Juan Álvarez y Tomás
Moreno a ponerse al frente de las fuerzas libertadoras; este plan
sería el principal motor y antecedente directo de la instauración
del Congreso Constituyente de 1856-1857.
143
Héctor Guevara Ramírez
En el Plan de Ayutla participaron liberales y un grupo considerable de conservadores moderados que se unieron para combatir la tiranía, entre los liberales connotados se encontraban Benito
Juárez, Filomeno Mata y los muy identificados entonces con el
Estado de México, Melchor Ocampo y Ponciano Arriaga.
En marzo del mismo año, pocos días después de la promulgación del plan, Ignacio Comonfort realizó algunas modificaciones
mientras se encontraba en Acapulco, con el fin de hacerlo un poco
más moderado. En ese momento se unió a dicho movimiento el
general Juan Álvarez y en agosto de 1855 Santa Anna abandonó
la capital del país.
Entonces, la presidencia quedó a cargo de Martín Carrera,
quien no permanecería ni un mes en el cargo y lo dejaría en
manos de Rómulo Díaz de la Vega, quien lo ejerció por 21 días
para cederlo al general Juan Álvarez, que comenzó su periodo de
gobierno el 4 de octubre de 1855 e integró a su gabinete en el
Ministerio de Hacienda a Guillermo Prieto; en el de Relaciones,
a Melchor Ocampo; en Gobernación, a Ponciano Arriaga; en
Fomento, a Sebastián Lerdo de Tejada; en Guerra, a Ignacio
Comonfort, y a Benito Juárez en el Ministerio de Justicia y
Relaciones Eclesiásticas.
El general Juan Álvarez realizó uno de los actos más importantes de esa época al promulgar la famosa Ley Juárez, cuya autoría era del propio ministro de Justicia y determinaba la supresión
de los fueros eclesiásticos y militares vigentes sólo en materia
civil; además restablecía la Suprema Corte de Justicia, establecía
el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal y apoyaba la
igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, entre otras acciones.
Ante la promulgación de esta ley, las presiones de los conservadores no se hicieron esperar, fue tal su intensidad, que motivaron la separación de Juan Álvarez, el 10 de diciembre de 1855; sin
embargo, antes de su dimisión el 16 de octubre, había convocado
al Congreso Constituyente para iniciar trabajos el 18 de febrero
de 1856, lo anterior, en cumplimiento del artículo 5º del Plan de
Ayutla, lo sustituye Ignacio Comonfort.
144
El Estado de México
Este plan encontró en el Estado de México a un partidario
muy convencido, el general Plutarco González, un gran liberal,
quien ocupó la gubernatura a partir del 19 de agosto de 1855 y se
dedicó a organizar el proceso electoral para la elección de los
diputados al Congreso Constituyente.
El gobernador Plutarco González llevó a cabo una nueva división política del estado en 1855 como se presenta en el cuadro
3.2, reorganizándolo en nueve distritos, adicionando el Distrito
de Cuautla y 33 partidos, que servirían de base para la elección de
los diputados al Congreso Constituyente, los distritos eran los
siguientes y se le integraban a cada uno nuevos partidos:
División política del Estado de México realizada
en 1855 por Plutarco González
1. Cuernavaca: Yautepec y Tetecala
2. Texcoco: Chalco y Teotihuacan
3. Huejutla: Metztitlán,Yahualica y Zacualtipan
4. Tlalnepantla: Cuautitlán, Tlalpan y Zumpango
5. Sultepec: Temascaltepec y Zacualpan
6. Toluca: Tenango, Ixtlahuaca y Villa del Valle
7. Tula: Huichapan, Jilotepec, Actopan, Zimapán e Ixmiquilpan
8. Tulancingo: Chalco y Teotihuacan
9. Cuautla: Morelos y Xonacatepec
Cuadro 3.2
* Cuadro elaborado por el autor con información citada.
Los precursores del Plan de Ayutla establecieron su primer
gobierno en Cuernavaca, en el entonces territorio del Estado de
México. Bajo ese esquema distrital se realizaron elecciones en la
entidad, para elegir diputados al Congreso Constituyente, cuerpo
145
Héctor Guevara Ramírez
colegiado que se reunió a los cuatro meses de expedida la convocatoria, con la finalidad de elaborar la Constitución Federal
de 1857.
Al triunfo de la sublevación de Ayutla en 1856, la Constitución
de 1824 cobró vigencia de nuevo con la emisión de un decreto
expedido por el presidente Comonfort, que contenía el Estatuto
Orgánico Provisional que regiría en tanto el Congreso aprobara
una nueva Constitución.
Congreso Constituyente de 1856–1857
El presidente Juan Álvarez, en acatamiento al mandato establecido en el Plan de Ayutla, expidió la convocatoria al Congreso
Constituyente en octubre de 1855 y sólo cuatro meses después, el
18 de febrero de 1856, empezó a sesionar. Los diputados de cada
estado se nombraron en relación al número de habitantes; al
Estado de México, por ser la entidad más poblada obtuvo la
mayor representación.
El Congreso había sido electo de acuerdo con la convocatoria
de 1841, pero con las actualizaciones necesarias para entonces, se
determinó la elección de un diputado por cada 50,000 personas y
un diputado por una fracción que excediera 25,000, eligiéndose
como mínimo un diputado en los estados y territorios en donde
ese número fuera menor. Asimismo, determinaba la elección de
igual número de diputados propietarios y suplentes.
Hay diferencias en los datos disponibles acerca de la elección
de los diputados a este Congreso, ya que:
[…]el censo utilizable sería el del Instituto de Geografía y
Estadística, que en primer término listaba al Departamento de
México con 1,389,520 almas; así pues, conforme a la nueva convocatoria, a esa población correspondía elegir 28 diputados propietarios y otros tantos suplentes, y Zarco, en el resultado de las
elecciones al Congreso Constituyente, sólo menciona a 19 por el
Estado de México y cinco —Ocampo, Arriaga, Cendejas, Del
146
El Estado de México
Río y Buenrostro— por el Distrito Federal, que en la convocatoria anterior se incluía en el Departamento de México, lo que da
una suma de 24 diputados, lo que conduce a pensar que pudo
haber omitido los nombres de cuatro diputados[…] 12
Las discrepancias en los datos acerca de estos resultados electorales, se deben a que el Congreso fue electo a través de convocatorias hechas con más de 15 años de antigüedad para procesos
anteriores, en las que tanto las condiciones como la población
habían cambiado sustancialmente; además, la división política
para la cual habían sido creadas también era distinta.
Los registros e información electoral que se tienen de ese
Congreso son escasos y omisos. Las actas de los debates, recogen
información aislada y a veces inexacta; aunque hurgando en ellas
nos ofrecen algunos sucesos ignorados, que constituyen un
importante acervo histórico. En este contexto Jorge Fernández
Ruiz expresa:
Un hecho que pasó inadvertido para la mayoría de sus biógrafos
es la elección de Juárez como diputado al Congreso Constituyente
de 1856-1857, ni sus admiradores, ni sus detractores, ni
Francisco Zarco cronista de aquel Congreso, recogen la elección
del diputado Juárez[…]13
Lo anterior se ilustra con algunos ejemplos representativos en
los que los diputados que fueron electos por el Estado de México
al Congreso Constituyente, al momento de expedirse la
Constitución la suscribieron como diputados de otras entidades:
Valentín Gómez Farías, Benito Gómez Farías y Joaquín M.
Degollado por Jalisco; Ponciano Arriaga, por el Distrito Federal;
Sabás Iturbide, por Michoacán, y José María Mata por Veracruz;
en otros casos no se da cuenta de todos los diputados que suscribieron la Constitución, ni tampoco se precisa la participación de
otros en alguna actividad legislativa del Congreso.
12 Jorge Fernández Ruiz, Juárez y sus contemporáneos, Coordinación de Humanidades, Universidad
Nacional Autónoma de México, México, 1986, p. 107.
13 Idem. p. 101.
147
Héctor Guevara Ramírez
Una vez que las elecciones al Congreso Constituyente fueron
calificadas por el mismo y ya subsanadas las controversias derivadas de que en algunas entidades no se precisaba el número de
diputados a elegir debido a desacuerdos entre los censos con los
que se realizó la elección, los 78 diputados presentes juraron cumplir leal y patrióticamente su encargo. Al rendir protesta,
Ponciano Arriaga, como presidente del Congreso en su primera
junta preparatoria, hizo la siguiente declaración: “El soberano
Congreso Constituyente convocado por el artículo 5 del Plan de
Ayutla y por el supremo Decreto del 17 de octubre de 1855, se
declara legítimamente instalado hoy 17 de febrero de 1856”.
Este Congreso estuvo conformado por 98 diputados, muchos
de ellos destacados profesionistas de ideas liberales, aunque también había militares, hacendados y algunos ciudadanos muy identificados con grupos clericales. En general, los congresistas electos
pertenecían a los grupos con más acceso a la enseñanza elemental
y superior, o que tuvieron la posibilidad de hacer carrera en las
armas. Por lo tanto, la orientación ideológica del Congreso y
las discusiones en el mismo tenían una mayor libertad de expresión de las creencias, así como bases muy sólidas para sustentar
planteamientos jurídicos que de manera incipiente separaban los
asuntos del Estado de los de la Iglesia.
Es posible afirmar que por tradición familiar, hábito social y
convicción, los constituyentes eran creyentes, todos católicos de
origen, la mayoría eran adversarios del clero político; muchos
de ellos libres pensadores, según expresión de la época, que aceptaban la existencia de Dios racionalmente y la actuación del clero
en un régimen de libertad.
Con estos perfiles, los diputados que integraron el Congreso
Constituyente se dividían principalmente en tres partidos: moderado, liberal y conservador. El primero era el más numeroso; el
segundo, se subdividía en evolucionistas y puros; entre los terceros no hubo matices tan definidos, sin embargo, eventualmente
coincidían con los de las otras tendencias.
Una vez conformado e instalado el Congreso Constituyente
con Ponciano Arriaga como presidente, Mariano Yáñez como
vicepresidente; como primer secretario León Guzmán, segundo
148
El Estado de México
José María Cortés y Esparza, tercero Isidoro Olvera, y cuarto,
Juan de Dios Arias; el presidente Ignacio Comonfort acudió a la
apertura de sesiones el 18 de febrero de 1856 y pronunció el
siguiente discurso, que parecería circunstancial y lleno de ideas
desproporcionadas, pero que describía la realidad que se estaba
viviendo; así, Comonfort expresaba:
La gran promesa de la Revolución está cumplida, y yo doy mil
gracias a la Divina Providencia por haberme escogido para
abrir las puertas del templo de las leyes a los representantes del
pueblo[…]
El gobierno consagrará todos sus esfuerzos a sofocar la reacción, y
espera que la sabiduría del Congreso le preste eficaz ayuda, sancionando un pacto fundamental que asegure la independencia y
la libertad y arregle, con tal concierto, la administración interior;
que el centro y las localidades tengan dentro de su órbita los elementos necesarios para satisfacer las exigencias sociales.
Ensayados todos los sistemas de gobierno, habéis podido conocer
sus ventajas, sus vicios y podéis, con más acierto que los legisladores que os han precedido, combinar una Constitución, que
adaptada exactamente a la nación mexicana, levante sobre los
principios democráticos un edificio en que perdurablemente reine
la libertad y el orden[…]
Con la misma lealtad con que he sostenido el Plan de Ayutla sostendré al Congreso Constituyente, como la legítima emanación
de la voluntad nacional […]representantes del pueblo: la patria
espera de vosotros su felicidad.14
En respuesta al discurso pronunciado por el Presidente
Comonfort; el presidente del Congreso, Ponciano Arriaga, expresaba unas de las ideas que serían a lo largo del Congreso el hilo
conductor de la ideología de la mayoría de sus miembros:
14 Francisco Zarco, Crónica del Congreso Extraordinario Constituyente de 1856-1857, El Colegio
de México, México, 1957. p. 8.
149
Héctor Guevara Ramírez
[…]El interés de la solemnidad presente no es tan sólo del pueblo de México: pertenece a la causa de la civilización. Es el interés sagrado de la humanidad; las tradiciones de los pueblos libres
son idénticas; las ideas de todos los hombres generosos son hermanas[…] ¿quién podrá negar que la Revolución de Ayutla es un
episodio de la gran revolución del mundo liberal y cristiano?15
Durante el desarrollo de las sesiones del Congreso, el 21 de
febrero se conformaron las comisiones legislativas y se procedió a
elegir por escrutinio secreto la comisión que debería formar el
proyecto de Constitución. Resultaron electos para estos efectos
los diputados: Ponciano Arriaga, Mariano Yáñez, Isidoro Olvera,
José María Romero Díaz, Joaquín Cardoso, León Guzmán y
Pedro Escudero y Echanove; posteriormente, el día 22 se agregaron dos suplentes: José María Cortés Esparza y José María Mata,
así como dos propietarios, el señor Melchor Ocampo y José
María Velasco.
De esta manera, la Comisión del Proyecto de Constitución
presentó el 16 de junio al pleno, un dictamen que se sustentó en
el contenido de la Constitución de 1824, adoptando su principio
fundamental y estudiando sus aportaciones para adaptarlas al
nuevo proyecto. Ese dictamen motivó intensos debates sobre los
temas políticos, sociales y económicos más importantes de la vida
nacional; rescatamos algunos debido a que son trascendentes para
la nación y para nuestro estado.
Diputados del Estado de México en el
Congreso Constituyente de 1856-1857 y
su trabajo legislativo
Se afirmó en su oportunidad que la elección de diputados al
Congreso tuvo algunas dificultades para su debida integración en
15 Idem. p. 9
150
El Estado de México
los mismos términos dispuestos por las convocatorias emitidas;
situación que motivó encendidos alegatos en la calificación de
la elección.
Superado ese conflicto, la representación del Estado de México
en el Congreso Constituyente de 1856-1857 fue de 19 diputados
propietarios. Testimonio que se enlista en el cuadro 3.3.
Diputados propietarios por el Estado de México
en el Congreso Constituyente de 1856-1857
Álvarez, Diego
Ocampo, Melchor
Arizcoreta, Mariano
Olaguíbel, Francisco Modesto de
Arriaga, Ponciano
Olvera, Isidoro
Escudero, Antonio
Páez, Esteban
Estrada, Julián
Peña y Barragán, Ignacio
Fernandéz, Justino
Prieto, Guillermo
García y Caballero, Fernando
Revilla, José Luis
Gómez Farías,Valentín
Romero Díaz, José María
Gómez Tagle,Valentín
Soto, Manuel Fernando
Guzmán, León
Cuadro 3.3
* Cuadro elaborado por el autor con información citada.
Asimismo, los 19 diputados suplentes del estado a ese
Congreso, se relacionan en el cuadro 3.4.
Cabe mencionar que en la sesión pública del 17 de febrero de
ese 1856, para definir la entidad que representarían en definitiva,
151
Héctor Guevara Ramírez
el Congreso sorteó a los diputados que habían sido electos por
dos o más estados, esta azarosa selección involucró a algunos
diputados del Estado de México como Isidoro Olvera, quien
también había sido electo en el estado de Guerrero y en el sorteo
se mantuvo como diputado mexiquense; o el caso contrario, en el
que Valentín Gómez Farías electo en el Estado de México, se
tornó en representante de Jalisco.
Diputados suplentes por el Estado de México
en el Congreso Constituyente de 1856-1857
Atilano Guerrero, Antonio
López, Leocadio
Barrera, Eulogio
Luca y Borja, José María
Calderón, Francisco P.
Mata, José María
Coronado, Esteban
Peña y Ramírez, Manuel
Degollado, Joaquín
Riva Palacio, Vicente
Díaz González, Prisciliano
Romero Rubio, Manuel
Fernández de Alfaro, Francisco
Saavedra y Marván, Manuel
Galicia Chimalpopoca, Faustino
Velázquez, Luis
Gómez Farías, Benito
Villagrán, Rafael María
Iturbide, Sabás
Cuadro 3.4
* Cuadro elaborado por el autor con información citada.
Otros casos similares son los de algunos diputados como
Mariano Yáñez, electo en los estados de Sinaloa y Tlaxcala y
mediante este proceso representaría a Sinaloa; también es el caso
del diputado Ignacio Ramírez, electo en Sinaloa y Tabasco, pero
con el sorteo representaría al primer estado.
152
El Estado de México
Este procedimiento legislativo tiene diversas implicaciones y
puntos de análisis, ya que por un lado los diputados no fueron
electos en demarcaciones territoriales compuestas por un número
determinado de habitantes: 50,000 almas, pero en otros casos fueron electos con diferentes criterios demográficos y/o territoriales
que generó serios problemas en el colegio electoral.
Estas inconsistencias dieron pie a la duplicidad de representación
en algunos casos y a la subrepresentación en otros, por lo que la fórmula establecida en las convocatorias resultó a todas luces compleja e ineficiente. Es importante considerar un ingrediente adicional
que complicaba dichos procesos electorales pero que también los
resolvía: las sesiones secretas del Congreso, de las que no siempre
hay constancia escrita, y en otros casos sólo se infiere su desarrollo y
proceso, mediante algunos de sus resultados posteriores.
El caso de la calificación de las elecciones del estado de Oaxaca
en sesión secreta explicaría por qué Benito Juárez García, que
había sido electo diputado, no ejerció dicha representación al instalarse el Congreso Constituyente.
Durante los trabajos del Congreso destacó de manera especial
en su carácter de secretario, el diputado mexiquense León Guzmán,
quien impulsó la elaboración de una nueva Constitución y no la
enmienda de la carta magna de 1824 como se proponía con insistencia. Su nombre completo era Leonardo Francisco Guzmán
Montes de Oca, pero no lo utilizaba de esta manera, lo que parece un estilo propio de la época, si se observa el nombre de los congresistas a lo largo de sus intervenciones en el pleno, incluso en la
suscripción misma de la Constitución.
Por otro lado, uno de los aspectos relevantes del Congreso
Constituyente de 1856-1857 y al que no se le ha dado la importancia debida en los estudios históricos o jurídicos del tema, es lo
que tiene que ver con el desempeño mismo de cada uno de los
diputados en ese Congreso.
De los 98 diputados que integraron dicho Congreso, 19 eran
del Estado de México, es decir, 19.3% de los congresistas eran
mexiquenses; este dato nos muestra que por sí solo el Estado de
México representaba al menos una quinta parte de la población
153
Héctor Guevara Ramírez
del país y por consiguiente, su representación política reflejaba la
importancia de algunos otros aspectos que ya se han mencionado
como los de tipo económico y social, y sus distintas implicaciones. Sin embargo, esto no tendría mayor relevancia si dichos datos
no se hubieran reflejado en los diferentes temas del trabajo legislativo del Congreso.
El trabajo realizado por los constituyentes del 1857, va mas allá
de la mera representación en el Congreso para la aprobación de la
Carta Magna; esta labor, se puede decir, recayó en gran medida en
la diputación del estado. Cabe mencionar que al principio, la
Presidencia del Congreso estuvo a cargo del diputado mexiquense Ponciano Arriaga, y dos de las cuatro secretarías del mismo, a
cargo de los también mexiquenses León Guzmán e Isidoro
Olvera. Es oportuno mencionar que las otras secretarías del
Congreso recayeron en diputados electos en los estados de
Guanajuato y Puebla, respectivamente.
Al inicio del Congreso, Francisco Zarco fue elegido secretario
del mismo, cargo para el cual no volvió a ser electo; sin embargo,
de la crónica que hace de este Congreso se desprende que estuvo
presente en todas las sesiones del pleno, distinguiéndose por las
actividades e ideología relacionadas con la libertad de expresión y
de imprenta, por lo que se convirtió en un icono de dicho suceso
al ser el principal cronista y redactor de los debates y memorias de
cuanto sucedió en ese Congreso Extraordinario Constituyente.
Desde el inicio del Congreso, el 14 de febrero de 1856 y hasta
su culminación, se registra que de los 38 diputados mexiquenses,
19 propietarios y 19 suplentes, ocho nunca tuvieron alguna intervención en los trabajos legislativos; dos de ellos eran propietarios,
Diego Álvarez y Esteban Pérez; y seis suplentes, Leocadio López,
José María Luca y Borja, Manuel Saavedra y Marván, Antonio
Atilano Guerrero, Faustino Galicia Chimalpopoca y Francisco P.
Calderón, de quienes ni el propio cronista del Congreso
Francisco Zarco, recoge alusión alguna de ellos.
Es preciso decir que los seis suplentes, por obvias razones, no
tendrían necesariamente que haber intervenido en el Congreso y
154
El Estado de México
desarrollar aportación alguna, pero sí llama la atención el caso de
los dos diputados propietarios, cuyo trabajo seguramente los
suplentes sí lo llevaron a cabo, ya que de los 19 diputados electos
con ese carácter en el estado, 13 suplentes accedieron al
Congreso donde desarrollaron alguna actividad legislativa, incluso en esa condición uno de ellos fue quien mayores trabajos legislativos realizó en todo ese constituyente, y fue precisamente José
María Mata.
Con esta información preliminar del desempeño legislativo de
los diputados mexiquenses en el Congreso de 1856-1857, tenemos entonces que de los 38 diputados electos entre propietarios y
suplentes, 30 de ellos realizaron algún trabajo legislativo en casi
un año que duró el mismo; de esta manera, hubo diputados que
nunca tuvieron alguna intervención como los ya mencionados,
unos cuantos que apenas tuvieron alguna y otros que prácticamente dominaron el Congreso con sus intervenciones.
Se tiene registrado16 que de los 10 diputados al Congreso
Constituyente que más trabajo desarrollaron, que participaron en
más debates, que presentaron iniciativas, que fueron aludidos
personalmente y que intervinieron con mayor frecuencia en las
comisiones y en la tribuna, cinco de ellos eran mexiquenses, y de
los primeros cinco con mayor desempeño en el Congreso, tres
eran del Estado de México tal como se muestra en seguida. La
elaboración del siguiente cuadro se hizo teniendo en cuenta a los
diputados al Congreso de 1856-1857, que en su carácter de propietarios o suplentes intervinieron en él con mayor frecuencia,
considerando los registros que de ello menciona el propio
Francisco Zarco en la crónica del Congreso. En el cuadro 3.5 se
identifica a los diputados con más de 100 intervenciones en la
tribuna, iniciativas presentadas, alusiones recibidas y ponencias
en comisiones.
16 De acuerdo con la información contenida en la obra de Francisco Zarco, Crónica del Congreso
Extraordinario Constituyente 1856-1857, op. cit., 982 pp.
155
Héctor Guevara Ramírez
Diputados al Congreso Constituyente
de 1856-1857 con mayor trabajo legislativo
Número de Lugar donde
Orden Nombre de diputado
intervenciones/ fue electo
progresivo
(1)
trabajos
(2)
Principales aportaciones
legislativas
1
José María Mata
258
Estado
de México
Fueros de guerra, asuntos
militares y libertades individuales.
2
Joaquín Francisco Zarco
219
Durango
Libertad de imprenta como la mayor
libertad, justicia gratuita, impedimento
a la supresión del Senado.
3
Ponciano Arriaga
201
Estado
de México
Redactor del proyecto de Constitución,
derecho de propiedad.
4
Guillermo Prieto Pradillo
201
Estado
de México
Libertad de cultos, de pensamiento,
garantías individuales.
5
Joaquín García Granados
164
Oaxaca
Garantías de los ciudadanos, prohibición
de títulos nobiliarios, honores y
prerrogativas hereditarias.
6
Leonardo Francisco
Guzmán Montes de Oca
163
Estado
de México
Nacionalidad mexicana, extradición,
monopolios y asuntos económicos.
7
Espiridión Moreno
154
Jalisco
Proyecto de Constitución alterno,
derechos ciudadanos.
8
Ignacio Ramírez
152
Sinaloa
Educación pública, asuntos de división
de poderes y gobierno de los estados.
9
Isidoro Olvera
135
Estado
de México
División territorial, soberanía nacional
y forma de gobierno.
10
Francisco de Paula
Zendejas
134
Distrito
Federal
Asuntos del Poder judicial, administración
de justicia, penas y prisión.
11
Marcelino Castañeda
107
Durango
Organización del Poder Judicial, seguridad
pública y justicia, atribuciones de los
estados, Federalismo.
12
José Antonio Gamboa
101
Oaxaca
Composición del Poder Legislativo
y procedimientos electorales.
13
Joaquín Ruíz
101
Puebla
Garantías individuales, procesos judiciales,
penas, detenciones.
Cuadro 3.5
1 El nombre de algunos diputados está abreviado, ya que ellos mismos suprimían nombres y apellidos
por el estilo propio de la época.
2 Aunque los diputados podían ser electos de manera simultánea en distintas entidades y en términos
de la convocatoria correspondiente.
* Cuadro elaborado por el autor con información obtenida de Crónica del Congreso Extraordinario
Constituyente 1856-1857 de Francisco Zarco, op. cit., del Diccionario biográfico de los constituyentes
locales y federales del Estado de México, Poder Legislativo del Estado de México, 2001; y de
Diputados ilustres mexicanos de los siglos XIX y XX, Álvaro Marín, Editorial Cono Sur, Buenos
Aires, 1999.
156
El Estado de México
Principales temas y debates en el
Congreso Constituyente de 1856–1857
El análisis de los debates llevados a cabo por los diputados al
Congreso Constituyente de 1856-1857 es fundamental para
entender la importancia de los principales temas considerados en
esa carta magna; su estudio, es camino seguro para descubrir los
verdaderos motivos de su presentación a partir de las iniciativas,
el calor y apasionamiento de las discusiones generadas y el sentido de las votaciones que otorgaron su aprobación o su rechazo.
Los debates del Congreso se dieron desde su inicio el 18 de
febrero de 1856 hasta que se elaboró el proyecto de dictamen el
31 de enero de 1857, respectivamente. En ese lapso de casi un
año, el país siguió transformándose y se dieron a lo largo y ancho
de su territorio distintos fenómenos que influyeron en algunas de
sus discusiones; los hechos seguían su curso, mientras se planteaban algunas de sus soluciones.
El escenario que observó el Congreso en el desarrollo de sus
trabajos fue interesante: Presento distintas mesas directivas; experimentó una participación irregular de sus diputados propietarios,
fueron los diputados suplentes quienes trabajaron con mayor
constancia; además de que la crónica del Congreso consigno
excesivas faltas de quórum.
En estos históricos debates, vale la pena expresar que los diputados del Estado de México tuvieron un papel relevante, tanto en
la organización de los debates legislativos por el hecho de estar
en la Mesa Directiva inicial y final del Congreso, como por su
argumentación discursiva en la tribuna; destacan algunas por la
trascendencia de los temas que tratan y de las propuestas que
realizan, por lo que a continuación se explican con mayor amplitud. Este momento trascendente del Congreso, fue el producto
de las dificultades políticas y sociales que se vivían en las distintas regiones del país y que exigían la presencia de los diputados
propietarios para su solución.
157
Héctor Guevara Ramírez
Los derechos del hombre
Los derechos del hombre como principios constitucionales en
1857, tienen referencia obligada en José María Luis Mora; las
ideas que inspiraron la redacción de algunos artículos de la
Constitución dedicados expresamente a preservar y garantizar
derechos básicos y fundamentales de las personas, tienen que ver,
con las garantías mínimas de todos los individuos para ser libres
como condición básica para desarrollar todas sus actividades individuales y en sociedad.
A partir de la consagración de la libertad como el primer derecho fundamental de los hombres para vivir en la nueva sociedad
mexicana, y como único medio para garantizar la independencia,
se hicieron necesarias otras disposiciones complementarias para
garantizar el modo y la forma de desarrollarla. Con ello, el Ideario
de libertades individuales proclamado por el Dr. Mora desde la
Constitución del Estado de México en 1827, se habría de precisar y llevar más adelante al Congreso de 1856-1857.
Libertades individuales básicas del individuo
Libertades
De trabajo, manifestación de las
ideas, escribir y publicar, profesión,
enseñanza, pensamiento, culto,
tránsito y correspondencia.
Garantías
A la vida, reservando la pena de
muerte para casos específicos;
a la libertad y la propiedad.
Derechos
De petición, asociación, reunión,
a votar y ser votado.
Cuadro 3.6
* Cuadro elaborado por el autor con información citada.
En términos sencillos, las ideas liberales manifestadas muchos
años antes en el estado, habrían de encontrar nuevas oportunidades para su consolidación constitucional a partir del desarrollo de
158
El Estado de México
libertades individuales básicas expresadas a semejanza de un catálogo de libertades, garantías y derechos específicos.
Asimismo, se hizo necesario establecer una serie de prohibiciones complementarias a ese catálogo para hacer efectivas las
libertades individuales descritas: prohibición de ser juzgado por
leyes privativas y tribunales especiales; expedir leyes retroactivas;
extraditar reos políticos o esclavos; molestar a las personas, sus
familias, bienes y domicilio, sin mandamiento de la autoridad;
prohibición de imponer penas de mutilación, azotes y tormentos
de cualquier especie, multas excesivas y confiscación de bienes;
establecimiento de monopolios; ser juzgado dos veces por el
mismo delito; y para ocupar la propiedad de las personas sin
su consentimiento.
Tanto la Comisión encargada de redactar la Constitución como
el propio Congreso, reconocieron el deber de incluir y desarrollar
los derechos del hombre en la Constitución, que como corriente
ideológica ya permeaba en el mundo y que en el Estado de México
ya había sido esbozada. Así en el Congreso de 1856-1857 ya se
establecía de manera ordenada como su primer gran título, de tal
forma que la propia Comisión se pronunció de esta manera al proponer dicho apartado:
[…]En su forma, tales artículos podrán ser modificados; pero en
su esencia, creemos que la Asamblea Constituyente los tendrá
como primordiales elementos de la vida social como bases indestructibles, como derechos inherentes al hombre, inseparables de su
naturaleza. Convencidos […]resolvemos exponer en una declaración solemne estos derechos sagrados e inalienables, a fin de que
todos los ciudadanos pudiendo comparar incesantemente los actos
de gobierno, con el objeto de toda institución social, no se dejen
nunca oprimir ni envilecer por la tiranía, y a fin de que el pueblo tenga siempre a la vista las bases de su libertad y de su dicha;
el Magistrado, la regla de sus deberes y el Legislador el objeto de
su misión.17
17 Presentación del Proyecto de Dictamen de la Constitución, sesión del Congreso Extraordinario
Constituyente de 1856-1857, 16 de junio 1826, Actas de Debates del Congreso Constituyente,
Archivo Histórico de la Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión.
159
Héctor Guevara Ramírez
Como todos los asuntos dictaminados en el proyecto de
Constitución, estos fueron causa de algunos de los debates más
acalorados sobre las dudas que acarreaba el establecimiento de
una amplia variedad de derechos por un lado y por otro, la supresión de fueros y prerrogativas específicas para algunos de los sectores más reaccionarios de la sociedad, como la Iglesia, con las
afectaciones por los derechos de propiedad y la milicia, con el acotamiento de algunos de sus fueros reservados sólo para tiempos de
guerra extranjera y su ejercicio bajo condiciones específicas.
Estos derechos tuvieron el mayor de los significados y una gran
trascendencia, de tal forma que la Constitución de 1857 incorporaría en su Título l, sección l, “De los derechos del hombre”, que:
El pueblo mexicano reconoce que los derechos del hombre son la
base y el objeto de las instituciones sociales. En consecuencia
declara, que todas las leyes y todas las autoridades del país, deben
respetar y sostener las garantías que otorga la presente
Constitución.18
La historia nacional habría de entenderse a partir de la defensa y preservación de esos derechos ya consagrados en la
Constitución; en tanto, los grupos en defensa de los mismos y
los grupos en contra de esas libertades y garantías, serían los
actores políticos y sociales que lucharían por su consolidación y su
restricción, respectivamente.
Los derechos del hombre hoy tan defendidos en el Estado de
México y en la nación entera, tuvieron aquí su expresión constitucional debidamente catalogada, misma que se ha conservado de
manera permanente en el estado y en el Constitucionalismo del
país. La forma de su protección sería perfeccionada con el tiempo mediante el amparo de estas garantías, nacería por consiguiente, el juicio de amparo en las instituciones de 1857.
18 Artículos que se citan textualmente del escrito Original de la Constitución Política de la República
Mexicana, sobre la indestructible base de su legítima Independencia, proclamada el 16 de septiembre
de 1810, y consumada el 27 de septiembre de 1827. Dada en el salón de sesiones del Congreso en
México, 5 de febrero de 1857, trigésimo séptimo de la Independencia.
160
El Estado de México
El derecho de propiedad del territorio
Antes, durante y después de expedirse la Constitución de 1824, el
asunto relacionado con el sistema de la propiedad de la tierra
había generado cambios que iban en contra de los intereses de las
distintas órdenes religiosas del país, pues desde tiempos de la conquista la Iglesia era su principal propietaria.
Este tema era de los que mayores conflictos políticos y sociales
había generado a lo largo de la historia nacional hasta el momento de debatirse la Constitución; en pocas palabras, la propiedad de
la tierra era uno de los grandes asuntos por resolver mediante la
Constitución, para dar estabilidad al país con un sentido de justicia, ya que hasta entonces ninguna medida había logrado beneficiar a los pequeños propietarios ni a los campesinos. Ese reto
constitucional se llevó a debate y se manifestó en el seno del
Congreso como uno de los más álgidos por las presiones internas
y externas que ejercía la Iglesia.
Los debates sustanciales acerca del proyecto de Constitución
iniciaron formalmente el 16 de junio de 1856, cuando la comisión encargada del proyecto lo presentó en la sesión del
Congreso de esa fecha, en la que se dio lectura pública a la exposición de sus motivos.
En ese contexto, el 23 de junio de ese año, el diputado
Ponciano Arriaga, en su calidad de miembro de la comisión de la
Constitución “presentó un extenso voto particular sobre el derecho de propiedad, documento muy importante que quedó de
primera lectura[…]”.19
Esta ponencia de Ponciano Arriaga constituye la presentación más elaborada acerca del tema del derecho de propiedad,
fue la más extensa de su tipo y a la vez la que marcó con mayor
profundidad el rumbo del tema en los debates del Congreso;
La principal característica de ese voto fue que manifestaba y
reconocía lo siguiente:
19 Zarco Francisco, Crónica del Congreso Extraordinario Constituyente de 1856-1857, op. cit., p. 192.
161
Héctor Guevara Ramírez
Uno de los vicios más arraigados y profundos de que adolece
nuestro país, consiste en la monstruosa división de la propiedad
territorial[…]
[…]Mientras que pocos individuos están en posesión de inmensos e incultos terrenos, que podrían dar subsistencia para muchos
millones de hombres, un pueblo numeroso, crecida mayoría de
ciudadanos, gime en la más horrenda pobreza, sin propiedad, sin
hogar, sin industria, ni trabajo[…]
[…]El derecho de propiedad consiste en la ocupación o posesión, teniendo los requisitos legales; pero no se declara, conf irma y perfecciona, sino por medio del trabajo y la producción.
La acumulación en poder de una o pocas personas de grandes
posesiones territoriales, sin trabajo, cultivo, ni producción, perjudica el bien común y es contraria a la índole del gobierno
republicano y democrático.
Con base en estas consideraciones, el diputado Ponciano
Arriaga propuso las siguientes disposiciones:
• Disposición 4. Los terrenos de fincas rústicas[…], y que
dentro del término de dos años no estuvieren a juicio de los
Tribunales de la Federación, cultivados, deslindados y cercados, se tendrán por baldíos y serán renunciables y vendibles por cuenta de la Hacienda Federal y rematándolos al
mejor postor.
• Disposición 6. El propietario que por cualquier contrato o
causa quisiere acumular mayor extensión que la de 15 leguas
cuadradas de terreno, pagará por una vez al erario de la
Federación un derecho de 25%[…]
Estas ideas, que formaron parte de la exposición de motivos del
dictamen del proyecto de Constitución, fueron los elementos que
motivaron la aprobación del artículo 27 de la Constitución de
1827, aunque no se incluyeron propiamente en su texto.
162
El Estado de México
Al respecto, el diputado Guillermo Prieto, electo por el estado
de Puebla, al analizar los temas económicos de la Constitución en
la sesión del 14 de agosto de 1856, señalaba que el origen de los
problemas de ese tipo mucho tenía que ver con el sistema económico heredado de la época colonial, que se basaba en la explotación de los hombres por otros pocos hombres poseedores de la
tierra. Asimismo, consideraba que todos los inconvenientes que
aquejaban a México se derivaban del mal reparto de las tierras
entre blancos e indígenas.
Los diputados José María del Castillo Velasco, del Distrito
Federal, Francisco Díaz Barriga de Michoacán y los mexiquenses Isidoro Olvera y Ponciano Arriaga, fueron los que mantuvieron líneas de debate y aportaciones al tema de la injusticia en
la propiedad de la tierra, sobre todo la rural, que era casi 85% de
la de todo el país, como fuente permanente de los problemas
de injusticia y que generaban inseguridad y violencia.
Estos diputados pugnaban porque la nueva Constitución estuviera apegada a la actualidad social y a las formas reales de producción y organización tradicionales de las unidades productivas
del país; en resumen, todos ellos coincidían en que la tierra debía
repartirse tanto en su propiedad como en su posesión entre los
grupos indígenas y todos los trabajadores del campo que demostraran efectivamente que trabajaban las tierras.
Sin embargo, este grupo de diputados rápidamente fue identificado como uno de los que atentaba en contra de la Iglesia, por lo
que el acoso y hostigamiento hacia ellos empezó a tener múltiples
expresiones. Estas ideas defendidas por esos diputados mereció la
atención del propio Papa Pío IX, quien se mostraba preocupado por
la Constitución que no se expedía todavía pero que se vislumbraba
incluiría preceptos para limitar la propiedad territorial de la Iglesia,
lo que iba generando una clara oposición de ella al proyecto constitucional, por considerar que tales disposiciones representaban grandes violaciones a sus derechos políticos y económicos.
Con estos antecedentes e ideas que se discutieron en el Congreso,
el artículo 27 de la Constitución20 determinaba en su segundo párrafo lo siguiente:
20 Artículo 27 de la Constitución Política de la República Mexicana de 1857, op. cit.
163
Héctor Guevara Ramírez
[…]Ninguna corporación civil o eclesiástica, cualquiera que sea
su carácter, denominación u objeto, tendrá capacidad legal para
adquirir en propiedad o administrar por sí bienes raíces, con la
única excepción de los edificios destinados inmediata y directamente al servicio u objeto de la institución.
Esta disposición constitucional refirmó lo establecido por la
Ley Lerdo expedida el 25 de junio de 1856, que pretendía desamortizar los bienes de la Iglesia y de corporaciones para entregarlos de manera preferencial a quienes los trabajaban.
La República representativa, democrática
y federal como forma de gobierno
En el Plan de Ayutla, promotor de la Constitución de 1857, se
prevé que la nación habrá de constituirse bajo la forma de
República representativa, democrática y federal. Según este plan,
el gobierno popular y democrático debía fundarse en la igualdad
de los hombres y manifestarse por su libertad; debía consumarse
y perfeccionarse por la fraternidad, por el precepto nuevo, por
la fórmula social del cristianismo. El mismo plan establecía que
los hombres eran iguales porque todos son libres, porque todos
son hermanos. El gran principio de la igualdad debía ser innegable porque el derecho divino, las castas privilegiadas, las clases
nacidas exclusivamente para mandar y gobernar, eran conceptos
que ya no tenían crédito y que la civilización, después de una
lucha de siglos, declaraba absurdos.
De esta manera, en el plan se enfatizó que el gobierno debía
instituirse para el bien, mejora y perfección de la sociedad,
mediante la búsqueda de lo bueno y lo justo. Se decía también que
aquel gobierno que no buscara la verdad, ejercería el poder pero
no tendría autoridad.
La autoridad debía ser el conjunto de aquellas normas y principios capitales de la unidad; por lo tanto, le correspondía apelar
a la conciencia y a la razón pública para establecer la libertad de
164
El Estado de México
discusión, la libertad de imprenta y el sufragio universal, derechos
mediante los cuales se debería expresar y manifestar la razón y la
voluntad de todos.
Con los antecedentes del Plan de Ayutla, el Congreso
Constituyente de 1856-1857 retomaría lo que la Constitución de
1824 había establecido en su artículo 4: “La Nación Mexicana
adopta para su gobierno la forma de República representativa,
popular, federal”.
La Constitución de 1857 también establecería lo anterior en su
artículo 40:
Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República
representativa, democrática, federal, compuesta de estados libres
y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior; pero
unidos en una federación establecida según los principios de esta
ley fundamental.
Es importante destacar que con esta decisión se buscaba
refrendar lo establecido en la Constitución de 1824: impedir,
mediante la República, un gobierno de tipo monárquico; es decir,
la República era la forma de gobierno opuesta a la que había tenido la nación mexicana durante los 300 años que duró la Colonia.
Con la República se mantenían sus principios fundamentales:
la elección de sus gobernantes, la división del poder para su ejercicio y la idea de que la soberanía radica en la nación y no en una
sola persona o monarca. Con esta forma de gobierno se consolidaba el proyecto de vida nacional bajo un esquema federal en el que
se suprimía también su contraparte, el Centralismo; con la consolidación del Federalismo se posibilitaba su destierro permanente.
La República representativa sería entonces la expresión de la
soberanía del pueblo para establecer gobiernos de renovación
periódica que éste elegiría por mayoría democrática. Para gobernar
los estados y la federación de manera separada en igual número de
entidades, el gobierno se dividía en tres poderes, con representantes electos por el pueblo, que es donde radica la soberanía.
165
Héctor Guevara Ramírez
Es necesario destacar que sobre este artículo no se dieron debates de fondo, ya que el Congreso había aprobado por mayoría la
admisión de la Constitución de 1824 y por consiguiente se había
aceptado la forma de gobierno que era la misma, como se muestra
con el artículo 4 de la Constitución de 1824, en el que la redacción
del artículo correspondiente a la Constitución de 1857 sólo tiene
la variante de la palabra democrática en lugar de popular. En términos semánticos lo democrático es lo que emana de lo popular, es
decir, lo que el pueblo manifiesta o decide, integrándose así el concepto de democracia, que es entendido en términos universalmente aceptados como el “gobierno del pueblo para el pueblo”.
Para entender esto de manera más clara y precisa, basta citar
textualmente el artículo 109 de la Constitución de 1857 para darnos cuenta de que la forma de gobierno no se debatió y sólo se
cambió la palabra que se ha mencionado; pero en este artículo se
vuelve a mencionar lo que en la Constitución de 1824 se determinaba como la forma de gobierno de la nación y que se transcribió tal cual para la forma de gobierno de los estados de la
República a partir de 1857: “Los estados adoptarán para su régimen interior la forma de gobierno republicano representativo
popular”.
Esto quiere decir que dada la intensidad de los trabajos del
Congreso no fue posible adecuar en la redacción de un artículo
posterior lo que se había cambiado en el estilo de uno inicial, el
cual no se uniformó, ya que de haberse hecho congruente el artículo 40 con el artículo 109, éste debería haber cambiado también,
y haber establecido la forma de gobierno para los estados en una
República representativa democrática, sin mencionar lo popular.
Facultades y prohibiciones de los estados
para expedir leyes
Una vez que los debates acerca de la forma de gobierno refrendaban la República y el sistema federal, surgió el tema que desde
entonces y hasta nuestros días ha motivado la discusión de las
166
El Estado de México
facultades y competencias de cada uno de los ámbitos reconocidos por el Federalismo: la federación y los estados.
Estos conceptos no son simples definiciones constitucionales
que de manera automática se trasladan de una Constitución anterior a una nueva, sino que representan categorías políticas interrelacionadas que se explican con los procesos históricos, políticos y
sociales que culminaron en el Congreso Constituyente de 18561857 y que con nuevas condiciones y necesidades sociales requieren diferentes formas de aplicación. De ahí que otorgar nuevas
facultades a los estados y a la propia federación fue una tarea
específica del Congreso, desde luego lo anterior con base en un
principio del sistema federal: la Constitución debía otorgar a los
estados el poder de elaborar leyes propias, las cuales no podían
violar los fueros de la Unión.
En este sentido, la Constitución de 1857 estableció una serie
de facultades y prohibiciones a las entidades federativas para
expedir leyes. De manera específica, determinó una serie de prohibiciones, entre las cuales destacan las siguientes:
1) Promulgar leyes retroactivas en materia criminal; de tal
forma que los sujetos a quienes se les procesara y condenara en virtud de una ley de esta naturaleza podrían apelar a
la justicia federal.
2) Decretar leyes que autorizaran algún contrato que tenga
por objeto la pérdida de la libertad de los hombres; al
punto de que si un ciudadano se sintiera afectado en sus
derechos por una ley de su estado, podría negarse a obedecer dicha ley y apelar a la justicia federal. La Constitución
Federal estaría en todo momento por sobre las leyes de
cualquiera de los estados respecto a la preservación de los
derechos y garantías de cada individuo que la propia
Constitución les otorgaba.
En cuanto a las facultades de las entidades federativas para
expedir leyes, éstas empiezan con lo que estableció la Constitución
167
Héctor Guevara Ramírez
en su artículo 65: “El derecho de iniciar leyes compete:
I[…],II[…], III. A las Legislaturas de los Estados”. En este sentido, en materia de leyes de aplicación en toda la federación, los
estados sólo podían proponer iniciativas de ley que el Congreso
debería procesar, y en su caso aprobar o desechar.
De esta manera, en la Constitución de 1857 se siguió el principio de facultad expresa para otorgar facultades a la federación; las
no expresas, se reservaron para los gobiernos estatales, por lo que
las prohibiciones expresas a las entidades federativas se convertirían en las prohibiciones para expedir cualquier ley o norma en
esas materias prohibidas, de tal suerte que también los ámbitos de
acción y ejercicio del poder público estarían divididos para los
estados y la federación por tales disposiciones.
Lo anterior era un catálogo inductivo de facultades que requerían de un instrumento legal para hacerlas posibles, de tal forma
que se partiría de las prohibiciones particulares a los estados para
llegar a sus facultades generales, de conformidad con el título VI.
De las prevenciones generales, que en su artículo 117 establecía:
“Las facultades que no están expresamente concedidas por esta
Constitución a los funcionarios federales, se entienden reservadas
a los Estados”. Este artículo se discutió en el Congreso
Constituyente en la sesión del 10 de septiembre de 1856 y fue
aprobado por 80 votos a favor y sólo uno en contra; no hubo prácticamente debate de estas ideas, que al parecer eran bastante claras y que se aprobaban casi por unanimidad por ser retomadas de
la Constitución de 1824. Así, la federación sólo podría legislar y
hacer lo que la Constitución expresamente determinaba.
Con este artículo se otorga a los estados en forma tácita la facultad para expedir leyes en todo aquello que no les estuviera prohibido o en lo que estuvieran obligados por la misma Constitución de
1857 en sus artículos 111 a 115, que no se reproducen en este trabajo porque se mantienen prácticamente hasta nuestros días sin
cambios de importancia desde la redacción y aprobación de los respectivos artículos 157 al 162 de la Constitución de 1824.
168
El Estado de México
Juicio político a funcionarios públicos
En el Constituyente de 1856-1857 se llevaron a cabo algunos
debates respecto al juicio político como medio de hacer responsables de sus actos a los funcionarios públicos y por consiguiente, la
imposición de sanciones a los mismos de acuerdo con la gravedad
de sus faltas. Estos debates pretendían cumplir con los objetivos
del Plan de Ayutla, que buscaba responsabilizar y sancionar a
Santa Anna por los terribles resultados de su gobierno y la mala
administración del país, mediante la revisión de sus principales
actos; entre ellos, el compromiso ilegal, inmoral y desastroso para
la nación, de hacer todo lo posible a su alcance para reconocer la
independencia de Texas.
Debe mencionarse que las responsabilidades de los funcionarios públicos ya habían sido establecidas por la Constitución de
1824, de tal manera que tanto la Cámara de Diputados como la
de Senadores, eran competentes para conocer acerca de las acusaciones formuladas en contra de prácticamente todos los altos
funcionarios públicos; en ese mismo sentido, dichos temas se
llevaron hasta el Congreso de 1856–1857. Cabe señalar que para
entonces la Cámara de Senadores fue suprimida como parte
integrante del Poder Legislativo.
De esta manera, este debate particular acerca de las responsabilidades inició en la sesión del Congreso del 28 de marzo de
1856, cuando los diputados Melchor Ocampo y José María Mata
presentaron documentos que habían obtenido durante su destierro en Estados Unidos,21 con los que demostraban que en 1836
Antonio López de Santa Anna había tenido una estrecha convivencia con los rebeldes texanos, con quienes contrajo el compromiso de reconocer la independencia de Texas, celebrando para
ello un convenio secreto. De todos esos documentos se dio lectura en la sesión y se dio cuenta de una carta dirigida por el propio
Santa Anna a Samuel Houston —el activista estadounidense del
21 Francisco Zarco, op. cit., p. 47.
169
Héctor Guevara Ramírez
sur, y del cual lleva su nombre la principal ciudad del actual estado de Texas—, así como de un comunicado en el que el general
Almonte, entonces secretario de Santa Anna, explicaba de qué
manera debería proceder el Congreso de Texas para declarar
su independencia.
El debate correspondiente se dio en torno a las dudas sobre la
autenticidad de los documentos presentados y al proceso de
demostración de la calidad autógrafa de las firmas de Santa Anna
y su secretario en dichos documentos; se demostró la autenticidad
de éstos y por consiguiente se determinó que eran veraces los
dichos de los diputados Mata y Ocampo.
Desde ese momento se confirmó con evidencia que Santa
Anna había actuado a favor de la separación de Texas y en contra
de los intereses del país, lo cual lo ratificaba como el traidor de la
patria que siempre había sido. Entonces, el reto para el Congreso
era cómo llevar a cabo el enjuiciamiento de Santa Anna y agregar
este asunto al decreto de responsabilidades, que ya se había emitido en contra del mismo traidor, y cómo evitar comportamientos
futuros de esta naturaleza por parte de los funcionarios públicos.
Los diputados al Congreso no tenían duda de que la responsabilidad no sólo había sido de los altos funcionarios de la federación de entonces, sino también de sus empleados inferiores, como
era el caso del secretario de Santa Anna. En resumen, además de
ser ineficaces para resolver los problemas de su época, habían traicionado a la patria.
De esta manera, los argumentos de los diputados expresaban
que el juicio político que se debía instituir no tenía que limitarse
exclusivamente a los delitos de este género, sino que también
debería comprender cualesquiera otros que los funcionarios
públicos hubieran cometido en el ejercicio de sus funciones. Se
destacaba, por ejemplo, que las sentencias debían incluir el retiro
del poder o del cargo que los funcionarios ocuparan al momento
de ser procesados, reduciéndoles a la condición de individuos particulares, y sometiéndolos a los tribunales ordinarios para el castigo de los delitos comunes que hubieran cometido, o para la
indemnización de los perjuicios que hubieran causado.
170
El Estado de México
En el Congreso Constituyente se determinó que el Congreso
de la Unión ejercería sus atribuciones como jurado de sentencia
en los juicios contra los funcionarios públicos, necesitándose para
un fallo condenatorio las dos terceras partes de los votos de los
diputados presentes; asimismo, se determinó que el jurado de
acusación se integraría con los ciudadanos elegidos al efecto por
las legislaturas de los estados, y no tendría sesiones sino sólo un
mes en cada año para considerar y resolver las acusaciones que se
les hicieran.
Después de debatir todas estas ideas, en la Constitución de 1857
se determinó —en su Título IV. De las responsabilidades de los
funcionarios públicos, en sus artículos 103 a 108—, que el
Presidente de la República, los diputados al Congreso de la
Unión, individuos de la Suprema Corte de Justicia, y los secretarios del despacho serían responsables de los delitos comunes que
cometieran durante el tiempo de su encargo; y de los delitos, faltas y omisiones en que incurrieran en el ejercicio del mismo.
Asimismo, los gobernadores de los estados serían desde entonces
responsables de las violaciones que hicieran a la Constitución y a
las leyes federales.
Adiciones sobre municipalidades
La presentación del voto particular del diputado José María del
Castillo Velasco, electo por el Distrito Federal, tiene un gran significado para el desarrollo institucional del municipio en México, ya
que es uno de los intentos más serios de considerar el municipio
como una figura constitucional de la nación. Debe mencionarse
que ni en 1824, ni en el Congreso de 1856-1857, se había discutido ni presentado proyecto alguno para elevar el municipio a rango
constitucional, a pesar de ser la forma de gobierno territorial más
inmediata a la población y una de las instituciones políticas y administrativas más antiguas del propio continente, teniendo en cuenta
que sus objetivos comunitarios y sus formas administrativas eran
muy semejantes a las del calpulli prehispánico.
171
Héctor Guevara Ramírez
Los argumentos que usó el diputado del Castillo para hacer su
presentación tuvieron una característica muy práctica: describían
lo que cotidianamente sucedía en las municipalidades y aludían a
una de las libertades básicas para definir el gobierno; dichos argumentos se referían fundamentalmente a lo siguiente:
[…]El proyecto de Constitución que he tenido la honra de suscribir establece como principio incontrovertible la soberanía del
pueblo y el Congreso lo proclamará también. De este principio
nace que la libertad que se reconoce a las partes de la Federación
que son los estados; para su administración interior debe también
reconocerse a las partes constitutivas de los estados que son las
municipalidades. ¿Por qué los ciudadanos han de tener la facultad, la posibilidad de proveer al bienestar y al desarrollo de su
estado, y no han de tenerla también para proveer al bien y al
desarrollo de su municipalidad? Si para atender a los intereses
del estado basta la concurrencia de los ciudadanos que lo forman.
[…]De esta manera el pueblo tendrá un participio activo en la
administración de sus intereses; de este modo se lograrán muchas
reformas y muchas mejoras administrativas, por las cuales anhelan los pueblos; de esta manera la prosperidad de las municipalidades rebosará en los estados, y el bien de las partes hará el bien
del conjunto de ellas. De esta manera, en fin, señores diputados,
se habrá creado en el pueblo y en el Estado un interés que los obligue a defender las instituciones que van a establecer.
[…]En contra de estas razones, sólo se me ha opuesto por las personas a quienes he consultado, la objeción de que las adiciones que
propongo no son propias en la Constitución Federal, sino que tienen su lugar legítimo en la Constitución de los estados; pero yo no
sé si por ahorrar algunas palabras en el código general, o por el
temor de arreglar por medio de una base común algunos puntos
de la administración de los estados, deba el soberano Congreso
exponer a la República a que continúen los males que ha indicado y que causarán su ruina. Su soberanía lo decidirá y su decisión
será fecunda para el país que hace cerca de medio siglo que está
172
El Estado de México
luchando por obtener reformas sencillas que lo hagan prosperar y
lo saquen del abatimiento en que se encuentra[…] 22
Es importante mencionar que los planteamientos del diputado
del Castillo pretendían el reconocimiento constitucional de una
práctica cotidiana: la vida estatal basada en la vida de las municipalidades; de la misma manera veía que el bienestar de las partes (las
municipalidades) traería el bienestar del todo (el estado), y éstas a
su vez lo generarían para toda la nación. Este razonamiento parecería muy lógico y sencillo, pero para ese tiempo era de avanzada,
ya que la Constitución de Estados Unidos, que era un modelo de
referencia para el análisis de la forma de gobierno bajo un sistema
federal, no contemplaba en ninguna de sus partes el aspecto municipal o el desarrollo de la forma similar de los condados.
Como se lo decían al diputado del Castillo, si bien las constituciones de los estados integrantes de la federación desarrollaban
el tema de las municipalidades, lo hacían de una manera que las
dejaba como estructuras del gobierno del estado, que por su dispersión y limitadas comunicaciones entre sí, tenían dificultades
para su propio desarrollo y por consiguiente para el del estado;
además, hacían de cada una de las municipalidades un ente tan
heterogéneo de las otras, como lugares y características geográficas
tuviera cada estado; en tanto, las municipalidades estarían condicionadas por las desigualdades propias de cada entidad federativa,
que eran y siguen siendo tan distintas entre todas ellas, y con ello,
a su vez, las municipalidades serían también todas desiguales.
Si bien el Federalismo como categoría política no establece al
ámbito de gobierno municipal y sólo lo hace con dos de ellos: el
de la federación y el de los estados, históricamente nuestra nación
necesitaba algo más que le diera sustento a una institución tan
remota como los antiguos calpullis, de la misma forma que se llegó
a pensar en rasgos del Federalismo con las antiguas alianzas entre
grupos prehispánicos, como las realizadas por los texcocanos con
22 Presentación de las adiciones sobre municipalidades realizada por el diputado José María del Castillo
Velasco, electo por el Distrito Federal, en la sesión del Congreso Extraordinario Constituyente de
fecha 16 de junio de 1856.
173
Héctor Guevara Ramírez
otros grupos regionales, muchos años antes de la conquista, los
planteamientos del diputado del Castillo no tuvieron el eco
necesario en el Congreso de 1856-1857, pero marcarían un antecedente para que tiempo después el ámbito municipal fuera elevado a rango constitucional.
La libertad de credo
El Congreso Constituyente de 1856-1857 tiene una importancia
notable en el establecimiento de las libertades de las personas; es
decir, en otorgar garantías individuales a los ciudadanos, entre ellas
destaca la libertad religiosa. A diferencia de la Constitución de
1824, el proyecto de 1857 ya contemplaba la exclusión de la religión católica como fundamento de todas las libertades y a su vez,
la incipiente separación de los asuntos religiosos del gobierno,
sobre todo en materias como educación y la libertad de asociación.
El diputado Ponciano Arriaga, presidente de la Comisión de
Constitución, hizo algunos planteamientos generales al momento de iniciarse la discusión del proyecto que resumían algunas de
las principales variantes del debate, por un lado comenzó diciendo: “[…]debemos dar gracias a Dios y parabienes a la nación
mexicana, porque ha llegado el feliz momento de que sus representantes se ocupen de darle instituciones sólidas y estables que
satisfagan todas sus necesidades”.23
Este discurso parece ir en contra de las ideas vertidas posteriormente en el propio Congreso por el diputado Arriaga, ya que
sus distintos argumentos lo ubicaban como un gran promotor del
liberalismo, pero a la vez estaba permeado por una fe personal
basada en el catolicismo, como era el caso de muchos diputados
de ese Congreso.
En este sentido, los planteamientos de Ponciano Arriaga
determinaban lo que en esencia debía cumplir el proyecto de
Constitución sujeto a debate, que debía fijar los destinos de este
23 Palabras de Ponciano Arriaga pronunciadas en la sesión del 4 de julio de 1856 con motivo del inicio
del debate acerca de la Constitución, consignadas por Francisco Zarco en su obra Crónica del
Congreso Extraordinario Constituyente, op. cit., p. 220.
174
El Estado de México
país, y que aún en continuas agitaciones debería buscar su centro
de gravedad.
Arriaga justificaba los cambios propuestos en el proyecto de
constitución con respecto a todas las normas anteriores, diciendo
que si éstas, incluyendo la propia Constitución de 1824, hubieran
sido admitidas y respetadas por todos, no se podrían explicar las
épocas en que desaparecieron para dar lugar a otras instituciones,
y tampoco podría determinarse por qué si el orden jurídico no
necesitaba ningún cambio como algunos argumentaban, entonces
por qué el pueblo en su mayoría reconocía la necesidad de llevar
a cabo el Congreso y esperar de él resultados positivos.
Es necesario mencionar que en el proyecto de Constitución
no se hablaba, por ejemplo, de tolerancia religiosa, sino de libertad de conciencia. La comisión encargada del proyecto de
Constitución no había dado cabida a ciertos principios y categorías, como el de la tolerancia, porque se tolera lo que se puede
impedir, y no hay quien tenga derecho de impedir la libertad
en lo íntimo de la conciencia. Por ello, desde ese momento se
identificó que las libertades que establecería la Constitución
tendrían como base esta libertad, la de manifestar sus ideas, la
libertad de pensar y por lo tanto la libertad de creer en una u otra
religión; la autentica libertad que tienen las personas y que nadie
les puede prohibir aunque se pretenda limitar por cualquier
medio, como la misma Constitución.
La libertad de manifestar las ideas iba más allá de hacer públicos los pensamientos personales, implicaba una libertad superior,
la libertad de pensar y crear ideas y de poder expresarlas posteriormente, incluyendo las de tipo religioso en la forma tradicional
de profesar un credo específico.
Esta libertad consagraría otras libertades intrínsecas a la de
crear y manifestar ideas; por ejemplo, la libertad de enseñanza,
que abatía la obligatoriedad de basar la educación en la enseñanza del credo religioso católico en las instituciones de enseñanza,
la de basar la organización social en modelos y estructuras religiosas y la de eliminar constitucionalmente la obligatoriedad de
profesar una religión única en el país.
175
Héctor Guevara Ramírez
El argumento que definió la eliminación de algunas connotaciones religiosas del proyecto de Constitución y que otorgó
grandes libertades individuales señalaba que la unidad religiosa
era sin duda un gran bien, pero que ésta no se obtenía por
medio de la ley, sino mediante la persuasión y la razón, con la
convicción que esa debería ser la labor de cada grupo religioso
para atraer fieles o acrecentar sus feligresías sin recurrir a una
obligatoriedad constitucional.
Creación de la entidad del Valle de México
y el territorio del Estado de México
Con algunos de los antecedentes que se han expuesto en este trabajo, llega el momento de analizar a la luz del proyecto de
Constitución de 1857, la creación de la entidad federativa del
Estado del Valle de México. Entre estos antecedentes, el más
reciente hasta entonces lo constituía la orden emitida por el presidente Juan Álvarez el 25 de noviembre de 1855, por medio de
la cual se ampliaba el Distrito Federal para incluir en su territorio el partido de Tlalpan. Dicha orden fue confirmada por el
Congreso Constituyente de 1856-1857, y marcó la clara tendencia del Distrito Federal a extenderse más allá del círculo de dos
leguas en detrimento del Estado de México.
Como consecuencia lógica del refrendo del sistema federal
como forma de organización política del Estado mexicano, nuevamente surgió la necesidad de definir dónde estaría ubicada la
sede de los poderes federales, y por consiguiente, cuál sería la
capital del país.
Ese imperativo jurídico-político fue materia central en los
debates del Congreso; el restablecimiento del Distrito Federal y
la creación del Estado del Valle de México fueron tema de acaloradas discusiones. El artículo 49 del proyecto de la Constitución
fue el tema de estos debates, pues definía las partes integrantes de
la federación y la única novedad en él era que el Valle de México
176
El Estado de México
aparecía como entidad, desde luego con el ingrediente de abordar
el tema del territorio del Estado de México.
Los debates en torno a la aprobación de los artículos referentes a las partes integrantes de la federación y del territorio nacional, incluyeron el análisis de algunas propuestas al respecto.
Por una parte se revivió la discusión acerca de la extensión territorial del Estado de México, en la que se volvía a reclamar la
Ciudad de México como capital de la entidad; asimismo, se ponía
a debate lo relativo a los derechos políticos de los habitantes del
Estado de México, que en el caso del Distrito Federal era una prerrogativa no viable por su condición política, pero con unas condiciones específicas que hacían pensar en los equilibrios del
Federalismo, ya que el Distrito Federal era un territorio pequeño
con una población muy grande, que era mayor a la de 14 entidades juntas (Aguascalientes, Baja California, Coahuila, Colima,
Chiapas, Chihuahua, Durango, Nuevo León, Querétaro, Sinaloa,
Sonora, Tabasco, Tamaulipas y Tlaxcala), según las cifras de las
elecciones en que fueron electos los diputados al Congreso
Constituyente.
En este debate se volvió a discutir un tema muy antiguo pero
muy importante, el de la cohabitación de los poderes federales y
estatales en el mismo lugar, un aspecto muy discutido al momento
en que la Ciudad de México dejó de ser la capital del estado y en
ella se estableció la capital de la federación. La posible solución al
respecto implicaría trasladar los supremos poderes fuera de la
Ciudad de México y llevarlos a otros lugares que ya se habían planteado con anterioridad como Querétaro, Aguascalientes o Tlalpan.
Esta solución encontró algunas resistencias, pero en el
Congreso se logró una votación que, aunque apretada, fue mayoritaria, de 48 a 38 votos, para que la erección del Estado del Valle
de México estuviera condicionada por los términos anteriores y
además quedara como un artículo específico en el dictamen final.
La redacción final del artículo 46 de la Constitución establecía
que: “El Estado del Valle de México se formará del territorio que
en la actualidad comprende el Distrito Federal; pero la erección
sólo tendrá efecto cuando los Supremos Poderes Federales se
177
Héctor Guevara Ramírez
trasladen a otro lugar”. Esta labor legislativa de Prisciliano Díaz
González, que en su carácter de diputado suplente había logrado
posponer indefinidamente una mutilación más al territorio del
estado, cobró una dimensión histórica, ya que esta condición
hipotética de creación de esa nueva entidad no se ha llevado a
cabo hasta nuestros días y quedó sólo como un acto jurídicoconstitucional y un mero caso hipotético.
Para el Estado de México, las discusiones acerca de la división
política del Congreso no sólo eran importantes por la creación del
Estado del Valle de México, sino por las constantes amenazas a su
integridad, ya que en esa época existían pronunciamientos para
separar del estado distintos territorios del sur como los de
Cuautla, Cuernavaca y Sultepec. En este sentido, el diputado
Prisciliano Díaz volvió a demostrar su lealtad y compromiso
legislativo con el estado, ya que adelantándose a esos pronunciamientos propuso que el Estado de México retuviera sus límites
territoriales. Con esa medida preventiva se proponía varias finalidades: En primer lugar, trataba de impedir posibles separaciones
en el sur de la entidad; en segundo lugar, construía un frente legislativo en contra de la creación del estado de las Huastecas, que
hubiera incluido el Distrito de Huejutla, y por último, se adelantaba en contra de las pretensiones de Querétaro de anexarse varias
poblaciones del Estado de México, como Tula.
A pesar de la fuerte oposición legislativa, la propuesta de Díaz
González fue aprobada por una cerrada votación de 43 frente a
37, con lo cual el Estado de México mantenía sus límites geográficos de entonces, salvándose prácticamente de una nueva
pérdida territorial. Pero las amenazas en contra de su territorio
no terminaban: el 20 de diciembre el diputado Francisco Zarco
presentó una adición al artículo recién aprobado con el fin
de incorporar al Estado del Valle de México los partidos de
Teotihuacan, Texcoco, Chalco, Tlalnepantla y Cuautitlán.
Además de lo anterior, el 20 de enero de 1857, el H.
Ayuntamiento de la Ciudad de México agradeció al Congreso la
creación del Estado del Valle y solicitó oficialmente la anexión de
los distritos vecinos. Esta iniciativa del diputado Zarco, electo
178
El Estado de México
por el estado de Durango y cronista del Congreso, fue rechazada
a poco más de un mes de haberse presentado, por 53 votos a favor
y 31 en contra. Aun así, la historia demostraría que este tipo de
atentados territoriales en contra del Estado de México habrían
de continuar.
Supresión del Senado de la República
Se debe mencionar que una vez que se perfiló la integración
total de la Constitución de 1857 y dada la forma de gobierno, se
discutieron los temas históricos y se planteó un nuevo país a
partir del proyecto de Constitución, éste habría de tener un
Poder Legislativo Federal depositado en una Asamblea denominada Congreso de la Unión, integrada por representantes
electos cada dos años por los ciudadanos. Esta disposición constitucional establecida en el artículo 51 tiene algunos antecedentes que explican esta supresión del Senado de la República, que
había existido desde la Constitución de 1824.
En la sesión del 4 de julio de 1856 del Congreso Constituyente,
el diputado mexiquense Isidoro Olvera inició los debates del día
defendiendo la integridad territorial del Estado de México, continuó su exposición refiriéndose a la supresión del Senado de la
República, al que calificaba como una institución antisocial que se
había caracterizado por ser un obstáculo y un lastre para el progreso nacional, ya que en las circunstancias que analizaba, el Senado
había sido en repetidas ocasiones, aun en contra de la voluntad de
sus miembros, un freno a los ímpetus progresistas de la Cámara
de Diputados.
Los planteamientos de Isidoro Olvera tenían la intención de
suprimir el Senado porque el Congreso debería tener mayores
libertades para emprender acciones en contra de la anarquía y la
indolencia, que no era posible emprender estando dividido el
Poder Legislativo en dos Cámaras.
Cabe decir que el Senado de la República se integraba por dos
miembros electos por cada uno de los Congresos de los estados;
179
Héctor Guevara Ramírez
no obstante, algunos lo calificaban como una institución antidemocrática, ya que se decía que un puñado de hombres en determinados procesos legislativos se podría imponer a todo un
Congreso, pues sus acuerdos podían tener validez con la aprobación de la mayoría más uno de los miembros presentes en sus reuniones y que un número de 21 senadores, por ejemplo, se podía
imponer a la totalidad de los diputados.
Como en todos los debates hay voces a favor y en contra de
las ideas que se discuten, en el caso de la supresión del Senado,
el diputado Francisco Zarco se pronunciaba porque continuara
existiendo, pues argumentaba que el Congreso estaba en contra
de su existencia porque el último Senado había estado inmerso
en una serie de escándalos tanto por el fracaso de algunas de sus
actividades, como por el quebranto de sus finanzas que presumían malos manejos, además de que se calificaba a sus miembros de aristocráticos.
Nadie en el Congreso percibía la importancia del Senado para
el Federalismo como Francisco Zarco, quien defendía esta institución por ser un medio para dar una representación equilibrada
a las entidades federativas en el Congreso de la Unión, ya que
teniendo a la población como el único factor para elegir representantes al Congreso, se tendría a más de la mitad de los estados con
sólo un diputado y al Distrito Federal con una representación
igual a la de todos ellos juntos. Zarco ponderaba la importancia
de conservar el Senado, porque consideraba que era la única
manera de garantizar que los estados tuvieran una representación
en el Congreso de la Unión que les otorgara derechos mínimos
para tratar y defender sus asuntos de interés.
Francisco Zarco defendía la permanencia del Senado, pero no
desconocía que desde 1824 se habían incorporado a éste, generales y obispos que habían trabajado en contra de los intereses del
Congreso y que por esas circunstancias, esa Cámara se había convertido en un obstáculo para las leyes progresistas del país. Él
defendía sus argumentos diciendo que:
180
El Estado de México
[…]si por estos antecedentes (de corrupción, malos manejos y
desempeño contrario a su colegisladora) sería preciso también
suprimir la Presidencia, recordando cuán funestos han sido
muchos presidentes y suprimir la Corte de Justicia, porque ese
tribunal más de una vez ha consentido la impunidad de los
grandes culpables.24
Con estos argumentos se recuperaban las palabras del diputado
mexiquense Isidoro Olvera, quien había manifestado que el
Senado tendría que ser electo por los Colegios electorales que
nombraban a los diputados, pues así se le quitaría a éste la idea de
que era aristocrático, sería entonces tan popular como la otra
Cámara y los estados quedarían representados como entidades
políticas, lo cual no sucedería con la existencia de una sola Cámara.
Hoy podemos decir que los diputados Zarco y Olvera defendían el Federalismo y tenían razones de sobra para ganar el debate; sin embargo, la historia del Congreso indica que perdieron las
votaciones respectivas. Esta idea permitiría suponer que en cada
debate podrían haberse dado casos similares que motivarían nuevos estudios para encontrar verdaderas explicaciones históricas a
cada uno de los sucesos, que podrían analizarse para descubrir
tanto a sus actores políticos como sus principales motivos para
decidir en la forma que lo hicieron en el caso particular de la evolución del Estado de México, pero principalmente en el caso de
sus pérdidas territoriales.
El juicio de amparo
El Congreso Extraordinario Constituyente había realizado un
proyecto de Constitución avanzada, que a partir de la propia
Constitución de 1824 incorporaba a su texto lo que distintas
24 Argumentos presentados por el diputado Francisco Zarco, en la sesión del Congreso Extraordinario
Constituyente de fecha 10 de septiembre de 1856, Crónica del Congreso Extraordinario
Constituyente, op. cit., p. 578.
181
Héctor Guevara Ramírez
normas posteriores buscaban desarrollar, sobre todo, mayores
libertades y disposiciones que acotaban a los funcionarios públicos en el ejercicio del poder público. Las alteraciones a ese orden
establecido se manifestaron en la escalada de ataques en contra de
la forma de gobierno, que hasta 1857 se mantenía a pesar de todo.
Con este recuento de los principales temas y debates en este
Congreso, es indispensable llegar a uno más que quizás es el complemento de muchos de ellos y es el relacionado con el juicio de
amparo, que llegaba para tutelar la protección de las libertades
de todos los individuos que consagraría la Constitución.
En este juicio, llamado de garantías, se considera la institución
jurídica que nació como medio indispensable para proteger las
garantías individuales en los casos en que las autoridades de los
distintos ámbitos de gobierno vulneraran su integridad.
En el proyecto de Constitución se introdujo esta figura al
momento de establecer en su artículo 99 las competencias de los
tribunales de la federación; a partir de ahí los debates correspondientes encontraron referencia en los trabajos del Congreso
Constituyente del estado de Yucatán, que años antes, en 1841,
encabezado por Manuel Crescencio Rejón, había desarrollado
como ninguno el tema de salvaguardar las garantías individuales.
Se conocía en esa época la tendencia estadounidense que tuteló
en la Constitución de aquel país el goce de las libertades individuales; y en México se plantearía en el proyecto de Constitución
la protección de las garantías individuales y la usurpación de atribuciones entre los estados y la federación.
Al plantearse la protección de las garantías individuales en el
Congreso Constituyente de 1856-1857, se generó un mecanismo
de protección al sistema federal que equivaldría en importancia y
trascendencia a la protección de las garantías individuales, en este
caso a la protección de las garantías de las entidades federativas,
o la protección misma del Federalismo.
De esta manera, la Constitución de 1857 estableció en su artículo 101, como competencias de los tribunales federales que:
Los tribunales de la Federación resolverán toda controversia que
se suscite:
182
El Estado de México
• I Por leyes o actos de cualquier autoridad que violen las
garantías individuales.
• II Por leyes o actos de la autoridad federal que vulneren o
restrinjan la soberanía de los Estados.
• III Por leyes o actos de las autoridades de éstos que invadan
la esfera de la autoridad federal.
En la misma forma, en el artículo 102 de la Constitución se
determinó que:
Todos los juicios de que habla el artículo anterior se seguirán, a
petición de la parte agraviada, por medio de procedimientos y
formas del orden jurídico que determinarán una ley. La sentencia será siempre tal, que sólo se ocupe de individuos particulares,
limitándose a protegerlos y ampararlos en el caso especial sobre
que verse el proceso, sin hacer ninguna declaración general respecto de la ley o acto que la motivara.
El llamado también juicio constitucional o de amparo consolidó
a la Constitución de 1857 en una época de nuestro país en que
se luchaba por la preservación de los derechos inalienables de
cada mexicano, en un ambiente permeado por el liberalismo más
puro, pero con un sentido moderado en sus actuaciones; el resultado fue una de las grandes obras jurídicas nacionales que
contemplaba el respeto a los derechos individuales. Hoy en día
parecería poca cosa, pero en esos tiempos fue una gran proeza, ya
que para entonces todos los grupos de poder fincaban su poderío
en la opresión de las personas y en la limitación precisamente de
esas libertades.
183
Héctor Guevara Ramírez
Constitución Política de 1857 de la
República Mexicana
Después de los debates del Congreso, de los que se han destacado algunos de sus temas, encontramos que las históricas aportaciones del Constituyente consignadas en la Constitución de 1857
fueron, de manera resumida: la reforma religiosa, que eliminaba el
catolicismo de los asuntos abiertos del gobierno, de la enseñanza
y de otros rubros; la implantación definitiva del Federalismo, aun
con la supresión del Senado pero con la posibilidad jurídica de
dirimir las controversias entre los distintos ámbitos de gobierno;
la reforma gubernamental, con la configuración de una parte dogmática y una orgánica; y la defensa de los derechos del hombre,
protegiendo la integridad de las garantías individuales con el juicio de amparo.
La minuta que dio origen a la Ley Suprema fue aprobada el 31
de enero de 1857 y la Constitución fue jurada el 5 de febrero de
ese año; el día 17 fueron clausuradas sus sesiones y el 11 de marzo
de 1857 se promulgó e inicio su vigencia. Tales hechos se dieron
en los siguientes términos de acuerdo con el encabezado del propio documento constitucional:
En el nombre de Dios y con la autoridad del pueblo mexicano, los
representantes de los diferentes estados que componen la República
de México, llamados por el Plan proclamado en Ayutla el 1° de
mayo de 1854, reformado en Acapulco el día 11 del mismo mes y
año, y por la convocatoria expedida el 7 de noviembre de 1855,
para constituir a la nación bajo la forma de República democrática, representativa, popular, poniendo en ejercicio los poderes con
que están investidos, cumplen con su alto encargo decretando lo
siguiente: Constitución Política de la República Mexicana, sobre
la indestructible base de su legítima independencia, fue proclamada el día 16 de septiembre de 1810, y consumada el 27 de septiembre de 1821.
184
El Estado de México
Para llegar a ese momento tuvieron que ocurrir importantes
hechos históricos: la proclama del Plan de Ayutla, que le dio origen, y el desarrollo de los debates a cargo de los representantes
populares para discutir un proyecto de Constitución que refrendaba a la Constitución de 1824 en muchas de sus partes, consolidando un proyecto de país por el que se había luchado desde que
México era independiente.
Los debates que se dieron en el Congreso mostraron que el
liberalismo dominaba en la época y que esta doctrina buscaba
consolidar un país libre, justo, democrático y próspero, bajo los
principios universales adoptados para su forma de gobierno sin
soslayar por importantes, los ideales de la Ilustración.
La Constitución se estructuró conformando en ocho títulos
sus 128 artículos y un transitorio, los títulos eran los siguientes:
I. De los derechos del hombre; II. De la soberanía nacional y de
la forma de gobierno; III. De la división de poderes; IV. De la
responsabilidad de los funcionarios públicos; V. De los estados
de la federación; VI. Prevenciones generales; VII. De la reforma de
la Constitución; y VIII. De la inviolabilidad de la Constitución.
Al analizar la Constitución de 1857 en su contexto histórico y
con los antecedentes anotados, se percibe que en su cuerpo se
plasman una serie de disposiciones que conjuntaban de manera
sintética las luchas permanentes en contra de los cacicazgos regionales y poderíos locales como los de la Iglesia, el Ejército y demás
corporaciones; la Constitución de 1857 incorporó en su texto los
principios que más tarde configuraron las propias Leyes de
Reforma, la Ley Lerdo y otras disposiciones liberales de la época,
estos hechos, lejos de solucionar los conflictos de entonces motivaron una nueva lucha, sobre todo a partir de la nueva limitación
de los poderes federales liberales. Esta Constitución fue hasta esa
época el intento más fundamentado y eficaz para institucionalizar
a los ejércitos del país, considerando a las fuerzas armadas, como
lo hacía el Plan de Ayutla, como defensoras de la independencia
y apoyo de la nación en la preservación del orden.
Después de este proceso de elaboración y expedición de la
Constitución, los conservadores se negaron a aceptarla; el presidente
185
Héctor Guevara Ramírez
Comonfort la desconoció en diciembre de ese año al dar un golpe de
Estado y encarcelar a diversos personajes liberales, entre ellos Benito
Juárez, Presidente de la Suprema Corte, quien de acuerdo con la propia Constitución sería el presidente sustituto. Ningún constituyente
imaginó que esa Ley Suprema recién promulgada sería la causa
directa de la Guerra de Reforma y que durante los próximos 10 años
llevaría al país a una de las confrontaciones más sangrientas de su
historia, nuevamente a causa de los grupos religiosos que volvían por
sus fueros, apoyados en sus vastas propiedades, en la adhesión de
militares desplazados y en el respaldo de la Curia romana encabezada por el propio Papa Pio IX.
Al fracasar su golpe, Comonfort huyó y Juárez en libertad
ocupó el Poder Ejecutivo, mientras los conservadores designaban
a Zuloaga como presidente. Acosada la capital por los reaccionarios, Juárez, con la legalidad constitucional, inició su presidencia
itinerante en enero de 1858. Durante la guerra de los tres años,
durante la intervención francesa y el imperio haría valer la
Constitución de 1857.
División política establecida en la
Constitución de 1857
A partir de la promulgación de la Constitución Federal de 1857
se estableció la división política del país. A cada entidad federativa se le reconoció el territorio que tenía al momento de aprobarse el Proyecto de Constitución, de tal manera que se reconocieron
las siguientes entidades y territorios como integrantes de la federación representados en el cuadro 3.7.
En esta división territorial, los argumentos del diputado mexiquense Prisciliano Díaz González hicieron posible que el Estado
de México mantuviera su territorio. Asimismo, con esta división
política y la integración de la federación de este modo, el país vería
transcurrir un periodo de 10 años con constantes cambios a esta
estructura territorial y con sucesos históricos muy específicos en
cada una de esas entidades y territorios.
186
El Estado de México
Entidades y territorios reconocidos por la Constitución
de 1857 como parte de la Federación
1. Aguascalientes
9. Guanajuato
17. San Luis Potosí
2. Territorio de
Baja California
10. Jalisco
18. Sinaloa
11. México
19. Sonora
3. Colima
12. Michoacán
20. Tabasco
4. Chiapas
13. Nuevo Léon
Coahuila
21. Tamaulipas
6. Distrito Federal
14. Oaxaca
23. Veracruz
7. Durango
15. Puebla
24. Yucatán
8. Guerrero
16. Querétaro
25. Zacatecas
5. Chihuahua
Cuadro 3.7
22. Tlaxcala
* Cuadro elaborado por el autor con información citada.
De algunos de esos sucesos se dará cuenta en los capítulos
siguientes, ya que el Estado de México como en todos los hechos
políticos anteriores, experimentaría una serie de cambios y luchas
en su territorio, que lo harían evolucionar de manera particular,
pero también incluso de una manera dolorosa sufrir los estragos
de una guerra prolongada y muy sangrienta.
187
Repercusiones
de la
Constitución Política
de 1857 en el
Estado de México
D
esde el momento de su promulgación, la Constitución de 1857
generó efectos de gran trascendencia para la historia del país y en
particular del Estado de México. Estas repercusiones, que fueron
principalmente políticas, también tuvieron una serie de consecuencias sociales y económicas que desde entonces caracterizan
en gran medida a la sociedad mexicana en su conjunto.
Es importante señalar que la consolidación del Federalismo
fue el proceso político que más consecuencias propició a partir de
que se promulgó la Constitución en 1857, ya que la década posterior se caracterizó por ser época de constantes luchas armadas e
inestabilidad política que tenían como fin el establecimiento de
una forma definitiva de gobierno, es decir, una real consolidación
del Federalismo por un lado o la fundación de un segundo imperio por el otro.
189
Héctor Guevara Ramírez
En el Estado de México esas consecuencias se hicieron patentes a partir de la necesidad de adecuar el marco normativo de la
entidad a la nueva realidad nacional impuesta con la promulgación de la Constitución; para ello, fue necesario expedir una nueva
Constitución local en la que se retomaban los principios de la
Constitución General de la República.
En esa época también se generaron reacciones en la entidad, que
en todos los casos iban acompañadas de revueltas armadas en consonancia con los mismos procesos nacionales. Así, en ese contexto
y al finalizar la década más sangrienta de la historia nacional, el
país experimentaba una nueva realidad social que, en el caso del
Estado de México hizo necesaria la expedición de una nueva
Constitución: la de 1870. Por medio de ésta, el estado transitó
hacia un periodo de relativa paz social y desarrollo económico después de muchos años de luchas sociales e invasiones extranjeras.
Repercusiones políticas de la Constitución
de 1857 en el Estado de México
Las repercusiones que tuvo la expedición de la Constitución de
1857 en el país y en el Estado de México fueron de diversa índole; es evidente que las de tipo político condicionaron a todas las
demás, principalmente a las sociales y económicas. Ante la nueva
realidad nacional, el estado experimentó un proceso paralelo que
se reflejó tanto en las alteraciones de su orden interno como en la
inestabilidad política en su conjunto. Al respecto, no debemos
omitir señalar que la mayor parte de los hechos históricos que fueron moldeando la identidad y la forma nacional encontraron en el
Estado de México su escenario físico e incluso a muchos de sus
actores políticos.
La entidad, al igual que el resto del país, tenía que darse a la
tarea de consolidar los principios constitucionales de la forma de
gobierno bajo un régimen democrático y federal. La lucha fue en
ese sentido, ya que el rescate de las libertades, que nuevamente
pretendían restringir los grupos reaccionarios y la preservación de
190
El Estado de México
la soberanía estatal, fueron los grandes motivos de las intensas
luchas políticas en el estado. Además, a medida que se transformó
el territorio mexiquense y disminuyó su superficie, se gestaban las
principales decisiones políticas de los grupos más representativos y
en sus municipios la gente sufría las batallas armadas que caracterizaron a la historia nacional.
Por lo tanto, las repercusiones políticas más importantes en el
estado durante este periodo las constituyen sin duda la promulgación de dos de sus constituciones políticas que desde su denominación aludían a lo que se pretendía establecer: el Estado Libre y
Soberano de México. Aunque esta denominación parece natural y
muy sencilla de escribir, para explicarla es preciso sacar a la luz
todos esos procesos que la hicieron posible, ya que no fue una fórmula inmediata sino producto de un largo camino de episodios
sangrientos para sus habitantes.
Consolidación del Federalismo: las libertades
y la soberanía estatal
A raíz de la promulgación de la Constitución de 1857 el imaginario colectivo consideró que a partir de ese momento el país viviría bajo un sistema de gobierno democrático y federal, en el cual
todos los mexicanos tendrían preservadas sus garantías individuales. En ese contexto, el desarrollo económico tendría que darse a
partir de la prohibición de estancos, monopolios y de grandes
superficies de terrenos en manos muertas, de organizaciones religiosas, entre otras.
Tales circunstancias fueron los principales motivos por los que
los grupos reaccionarios identificados como conservadores y religiosos católicos emprendieron una década de luchas y movimientos políticos con el fin, en primer lugar, de condicionar el
Federalismo y en segundo, de restringir las libertades individuales y la soberanía de los estados, porque en su óptica atentaban
en contra de los intereses económicos de la Iglesia, grupos afines
y altos mandos militares.
191
Héctor Guevara Ramírez
El problema de la consolidación del Federalismo, inició con la
reacción inmediata ante la supresión del Senado de la República
en el Poder Legislativo Federal, pues con la proclama reaccionaria de “religión y fueros”, los grupos más conservadores de la
nación manifestaban su intención de recuperar los privilegios económicos, políticos y sociales de dos de los más combativos grupos
sociales, la milicia y la Iglesia. Dichos procesos se nutrían de los
intereses intervencionistas de algunas de las principales potencias
expansionistas del siglo XIX, como Estados Unidos, Inglaterra y
Francia, que a su vez estaban motivados por intereses económicos
basados en el dominio de las principales rutas económicas y la
posesión de territorios ricos en recursos naturales. Estos últimos
fenómenos constituyen factores externos que muchas de las veces
se dejan de lado al explicar las razones de grandes periodos de
inestabilidad política y social en nuestro país.
Con la promulgación de la Constitución de 1857, parecería que
ya se tenía la fórmula jurídica para garantizar una nación con un
régimen de vida democrática, federal, con grandes libertades individuales garantizadas constitucionalmente y un modelo económico basado en la equidad y el liberalismo; no obstante, resultaba
insuficiente para recomponer un país que se desarrollaba lentamente con restricciones a la libertad de las personas, con una concentración de la riqueza en pocas manos, sobre todo de la Iglesia,
con el predominio de dos clases sociales muy polarizadas y un
excesivo centralismo político, poblacional y económico.
Casi de manera paralela a la discusión del proyecto de la Carta
Magna de 1857, se dieron en el estado reacciones de los grupos
conservadores que no esperarían a la promulgación de la
Constitución para rechazarla y de conformidad con ese ya antiguo
lema de “religión y fueros”, empezaron a librarse batallas en el
territorio; las primeras de ellas, ocurridas en las regiones de Valle
de Bravo y Atlacomulco, fueron enfrentadas con éxito por el
entonces gobernador del estado Plutarco González, liberal connotado y destacado militar que organizó la elección de diputados
al Congreso Constituyente de 1857.
Así, continuaron en el territorio de la entidad sangrientas batallas, como las de Ecatepec, Texcoco, Tenango del Valle y
192
El Estado de México
Teotihuacan, en donde el mismo Plutarco González hizo frente
a los reaccionarios y combatió junto con Santos Degollado, otro
gran militar, para pacificar el estado. Pero estos enfrentamientos
tan sangrientos le costarían la vida incluso al mismo ex-gobernador, lo cual, con el tiempo, le valió para ser reconocido como
uno de los primeros mártires de la Guerra de Reforma y ser
designado por el Congreso local como Benemérito del Estado
de México.
Con estos episodios, la consolidación del Federalismo, las
libertades y la soberanía del Estado de México se encontraban
en un punto de riesgo inminente, que pronto se convirtió en el
foco de defensa de los liberales de la entidad; el rescate y preservación de estos principios fundamentales serían su objetivo y
principal motivación.
El Estado de México: escenario de la Guerra de
Reforma y la Ley Lerdo
Una vez que la Constitución de 1857 había retomado los principios fundamentales de la Ley Juárez de noviembre de 1825, de la
Ley Lerdo de junio de 1856 y de la Ley Iglesias el 11 de abril de
1857, tanto en el Estado de México como en la nación entera, se
crearon las condiciones que los grupos reaccionarios esperaban
para lanzarse de manera decidida en contra de la Constitución de
1857 y las leyes que de ella emanaron. Este movimiento reaccionario inició de manera violenta cuando Félix Zuloaga dio a conocer el manifiesto del Plan de Tacubaya el 17 de diciembre de
1857, cuyo objetivo principal, de acuerdo con su propio contenido, era el siguiente: “Artículo 1. Desde esta fecha cesará de regir
en la república la Constitución de 1857”.1 Un mes después, en
enero de 1858, el Plan de la Ciudadela reafirmó ese propósito:
suprimir la Constitución de 1857.
1
Citado en ese mismo sentido por Matute Álvaro, Lecturas Universitarias. Antología: México
en el siglo XIX, Fuentes e interpretaciones históricas, Universidad Nacional Autónoma de México,
México,1972, p. 296.
193
Héctor Guevara Ramírez
Esos hechos históricos marcaron el inicio de la Guerra de
Reforma, también conocida como Guerra de tres años, porque precisamente inició en 1858 y terminó hasta 1860. Durante ese
periodo el Estado de México estuvo bajo el control de los conservadores y fue gobernado por: Mariano Salas, Benito Haro,
Santiago Cuevas, Bruno Aguilar, Gregorio Callejo e Ignacio
Orihuela, quien concluyó su gestión en enero de 1861, al término
de la Guerra de los tres años. Entonces, Manuel Fernando Soto
asumió el cargo de manera provisional.
Durante el periodo de la Guerra de tres años, de manera paralela a la administración itinerante de Benito Juárez, encabezaron
el gobierno nacional conservador: Félix Zuloaga, en dos periodos;
Manuel Robles Pezuela, Mariano Salas, José Ignacio Pavón y
Miguel Miramón, también en dos periodos que concluyeron en
diciembre de 1860.
Una vez que los conservadores se instalaron en el estado, los
grupos liberales continuaron sosteniendo un gobierno liberal que
se refugió en Michoacán, en donde recibieron asilo y aprovisionamiento; esto fue aprovechado por los grupos afines a Miguel
Blanco, el gran liberal mexiquense que pretendía recuperar Toluca
y la Ciudad de México para la causa de los liberales.
Es preciso recordar que todos esos intentos, aunque fueron constantes, no alcanzaron sus propósitos en más de dos años, pues los
consiguieron hasta mediados de 1860 cuando Felipe B. Berriozábal
logró controlar el Valle de Toluca con sus contingentes.
Esta victoria de Berriozábal en Toluca, fue el antecedente
inmediato de las luchas que el ejército constitucionalista hizo para
recuperar plazas muy importantes en el centro del país, como
varias de Guanajuato y Querétaro; estas batallas consolidaron a
Berriozábal como uno de los más prestigiados estrategas militares
al servicio liberal.
Las batallas entre liberales y conservadores continuaron en el
Estado de México; el general Miguel Miramón siguió acechando
plazas importantes en el nororiente del estado, en donde se
enfrentó con connotados liberales como Santos Degollado y
Leandro Valle, a quienes venció y fusiló en 1861.
194
El Estado de México
Después de una serie de luchas a lo largo y ancho del país,
mientras el gobierno de Juárez se instalaba en el lugar donde él
se encontrara, se logró restablecer la legalidad y devolver a la
Constitución de 1857 su vigencia. De esta manera, el presidente
Benito Juárez volvió con su gobierno a la capital, a la cual “entró
el 11 de enero de 1861, tres años después de que Comonfort lo
puso en libertad para que iniciara la cruzada de la reforma y de
la Constitución”.2
Así, una vez reinstaurado el gobierno constitucional, el Estado
de México volvió a ser escenario de hechos históricos nacionales;
por ejemplo, la Ley Lerdo cobró vigencia en su territorio precisamente en 1861, cuando ya fue posible ejecutar sus disposiciones
y con ello se llevó a cabo la nacionalización de algunos bienes de
la Iglesia a favor del Estado. Entre esas acciones destacan por su
impacto social la enajenación de algunas haciendas, entre ellas
una de las más grandes de la entidad, la Hacienda Merced de las
Llaves ubicada en el municipio de Villa Victoria, que fue adjudicada a los campesinos que trabajaban sus tierras. Esta enajenación
tuvo un gran significado histórico, ya que por fin se ejecutaba una
acción que se había pospuesto por varios años, además fue
una enajenación ejemplar debido a las dimensiones de ese inmueble, con lo que dicha ley adquirió notoriedad en todo el país y le
dio al gobierno la legitimidad que por años fue cuestionada y
seriamente combatida.
Esta decisión ejemplar en el Estado de México creó una
corriente nacional de opinión a favor de la nacionalización de
bienes eclesiásticos, que permitió cambiar la idea de que los
bienes del clero eran intocables. La Hacienda de Villa Victoria
era una de las más productivas en la región y de las más rentables
para la Iglesia; además, sus tierras de labranza y la facilidad de la
crianza de ganado en esa región, le permitían abastecer de productos de gran calidad a otras instalaciones y recintos religiosos
del estado y a su vez, generar excedentes que incrementaban su
patrimonio casi de manera exponencial.
2
Jorge Fernández Ruiz, Juárez y sus contemporáneos, op. cit., p. 187.
195
Héctor Guevara Ramírez
De esta manera, la Ley Lerdo cobraba vigencia en el estado y
refrendaba la pertinencia de la Ley de Nacionalización de Bienes
Eclesiásticos y de Separación de la Iglesia y el Estado, expedida por
el presidente Benito Juárez el 12 de julio de 1859, precisamente
en Veracruz.
Pero esta enajenación realizada en el Estado de México no sólo
creó una corriente de opinión favorable a las Leyes de Reforma,
sino que también propició un detrimento económico directo y
muy cuantioso a la Iglesia católica, que tenía precisamente en la
entidad a uno de sus principales proveedores de rentas. Esta
medida apoyaba directamente la separación de la Iglesia y el
Estado, pues le causó un importante menoscabo económico al
clero, que disminuyó de manera considerable tanto su capacidad
de financiamiento como de abastecimiento para llevar a cabo
todas sus actividades.
Con la vigencia total de la Ley de Nacionalización de Bienes
Eclesiásticos en el Estado, se creó la primera serie de ajustes y nuevos impulsos al proyecto constitucional de 1857, pues esta ley y las
que casi de inmediato fueron expedidas por el presidente Juárez
representan una reescritura de sus precedentes constitucionales.
En el Estado de México las Leyes de Reforma siguieron
teniendo un lugar de inspiración y escenario de desarrollo, pues
todos los asuntos relacionados con éstas, repercutieron de manera especial en la entidad y desde luego, provocaron resistencias.
División del Estado de México: el Valle de México
como Departamento
Al igual que en todo el país, en el Estado de México se vivía bajo
difíciles condiciones de gobierno, ya que el poder se ejercía de
manera paralela por dos grupos: los reaccionarios y el gobierno
constitucional de Benito Juárez. Sin embargo, la entidad experimentó una transformación política y territorial de fondo al ser
dividida el 27 de abril de 1859 por un decreto3 que expidió
Miguel Miramón, mediante el cual se crearon en su lugar tres
196
El Estado de México
departamentos: Toluca, Tula y Valle de México, así como dos
territorios: Iturbide primer nombre del ahora Estado de
Morelos y Tulancingo.4
Aunque con este decreto no se creó un estado en el Valle de
México como lo prevenía la Constitución de 1857, como ya se
explicó, sí se establecieron tres departamentos y dos territorios
mediante los cuales se desarrollaron las funciones de gobierno
durante el periodo de la Guerra de tres años. Esos departamentos
estuvieron regidos por gobernadores nombrados por el presidente del gobierno conservador; asimismo, los territorios fueron
gobernados por jefes políticos designados de igual manera.
Es importante destacar que esa división territorial decretada
por Miramón, anexaba al Distrito de México que era la capital
nacional, los distritos que geográficamente estaban ubicados en el
Valle de México, como los de Texcoco, Tlalnepantla y Tlalpan,
que en los hechos constituían todo el territorio del Estado de
México en esa área territorial del valle. Bajo esas circunstancias y
sin la denominación de estado, se creó una entidad: El
Departamento de México, que ejercería las funciones de gobierno en toda esa extensión territorial continua del Valle de México
y cuya capital fue la propia Ciudad de México.
Queda claro que los conservadores no respetaron en absoluto
la división territorial establecida por la Constitución de 1857 y
mediante el decreto mencionado hicieron una división del territorio que no era más que la recuperación de la geografía política
vigente durante la última administración de Antonio López de
Santa Anna. Con ello, en los hechos se retomó la antigua conformación del Distrito Federal, en la que éste se ampliaba sobre los
territorios del Estado de México y prácticamente todo el Valle de
México formaba parte del departamento del mismo nombre.
Cabe mencionar que esta división territorial permaneció así
durante el periodo de la Guerra de tres años y una vez restablecido el orden constitucional de 1857, se le devolvió al estado el
3
Diario Oficial del Supremo Gobierno, 4 de mayo de 1859.
4
Véase anexo iconográfico pág. 275.
197
Héctor Guevara Ramírez
territorio que se le quitó en mayo de 1861 mediante un decreto
específico. Es preciso aclarar que esta división política sólo tuvo
fines de organización militar, ya que tanto los habitantes del Valle
de México como los del Distrito Federal nunca reconocieron una
identidad distinta de la que habían tenido hasta antes del periodo conservador, tampoco experimentaron cambio alguno con respecto a sus derechos políticos y mucho menos conocieron de
transformaciones institucionales que mejoraran su estilo de vida.
Por estas razones la fragilidad de la división política de los conservadores fue manifiesta e incluso rechazada, pues nunca ofreció
beneficios a la población y en cambio, sí les creó situaciones de
desconcierto y desorganización.
Hoy en día, las ideas de crear una entidad política en el Valle
de México se basan en estos antecedentes, pero dejan de lado que
en la actualidad esta zona representa una parte muy importante
del estado que ha evolucionado de manera distinta al resto de la
entidad; que además muestra todos los indicadores nacionales y
estatales en población y actividades económicas, políticas y sociales a la luz de la problemática que persiste desde la época conservadora: una integración geográfica, política y social casi total con
la capital del país.
Lo anterior, desde entonces y hasta nuestros días, ha constituido una bandera política; en el pasado, por los intereses y la
administración militar y en el presente por la necesidad social de
encontrar soluciones a los problemas comunes entre las dos entidades. Ese antiguo problema del Federalismo que alteró la división política del país, hoy reclama nuevos mecanismos para
administrar las dificultades de estas entidades en el marco del
sistema federal vigente.
Las Leyes de Reforma y su cuna liberal
en el Estado de México
Al analizar las Leyes de Reforma como una repercusión política de
la Constitución de 1857 en el Estado de México, llegamos a uno
198
El Estado de México
de los puntos de análisis más significativos para nuestra historia.
Por un lado, las Leyes de Reforma expedidas por el presidente
Juárez en 1859 tienen antecedentes de casi 30 años; y por
otro, la aplicación de dichas leyes encontró en la entidad un
campo propicio para su ejecución, dado el gran desarrollo de las
instituciones religiosas.
Por lo tanto, resulta complejo dilucidar qué fue más importante para nuestro estado y para el país, ¿la promulgación de dichas
leyes o la ejecución misma de sus disposiciones en territorio
mexiquense? El asunto parece sencillo, pero al analizar la historia
de nuestra entidad en algunos de sus principales hechos, se
advierte que la promulgación de dichas leyes significa que algunas de las determinaciones y decretos del Congreso del estado
solamente fueron adoptados en el ámbito federal y con el tiempo,
al recibir la caracterización histórica de Leyes de Reforma, se
hicieron obligatorios para toda la nación.
Lo anterior encuentra su fundamento en los antecedentes que
existen en el Estado de México para el caso de las dos principales leyes expedidas por el presidente Juárez. Las disposiciones
fundamentales que adquirieron el carácter de ley y que se identifican y documentan en todas las fuentes históricas como Leyes de
Reforma son las siguientes:
• Ley de Nacionalización de los Bienes Eclesiásticos y de
Separación de la Iglesia y el Estado y su Reglamento; expedidos el 12 y 13 de julio de 1859, respectivamente.
• Ley de Matrimonio Civil; decretada el 23 de julio de 1859.
• Ley sobre el Estado Civil de las Personas; expedida el 28
de julio de 1859.
• Decreto por el que cesa toda Intervención del Clero en los
Cementerios, Camposantos, Panteones y Bóvedas o Criptas
Mortuorias que ha tenido el Clero; expedido el 31 de julio
de 1859.
199
Héctor Guevara Ramírez
• Decreto que establece los días del año que se tendrán como
festivos y que deroga todas las disposiciones por las que los
cuerpos oficiales habían de ocurrir a las funciones públicas
de las iglesias; expedido el 11 de agosto de 1859.
• Decreto sobre la Libertad de Cultos; del 4 de diciembre
de 1860.
Todas estas disposiciones fueron decretadas en el palacio de
gobierno de la heroica ciudad de Veracruz y sin distinción, se les
dio la denominación de nacionales y generales. También formaron parte de estas leyes los siguientes dos decretos que fueron
expedidos en el Palacio Nacional de la Ciudad de México:
• Decreto por el que Quedan Secularizados los Hospitales y
Establecimientos de Beneficencia; expedido el 2 de febrero
de 1861.
• Decreto por el que Quedan Extinguidas en toda la
República las Comunidades de Señoras Religiosas; expedido el 26 de febrero de 1863.
Como se señaló en líneas anteriores, la Ley de Nacionalización
de Bienes Eclesiásticos tuvo antecedentes en el Estado de México
26 años atrás, cuando por medio del Congreso local,5 se declaró
como “[…]bienes propiedad del estado todos aquellos que pertenecieran a las órdenes religiosas de los filipinos y camilos[…]”. Pero,
además de quitarle bienes a los grupos religiosos, les eliminaba una
de sus principales fuentes de recursos económicos cuando “[…]el
17 de agosto de 1833 se decretó la secularización de las misiones de
las Californias y el 27 de octubre se anuló el pago obligatorio del
diezmo[…]”.6 Aunque a diferencia de las disposiciones emitidas
5
“Decreto Número 326 del Congreso del Estado de México”, expedido el 1 de junio de 1833,
Colección de Decretos, op, cit., tomo ll, p. 255.
6
Milada Bazant de Saldaña, “La desamortización de los bienes de la Iglesia en Toluca durante la
Reforma (1856-1857)”, Biblioteca Enciclopédica del Estado de México, Toluca, 1979, p. 30.
200
El Estado de México
por Benito Juárez, no se conoció reglamento alguno en el estado
para realizar dichos procedimientos, que fueron varios en esos años.
En materia del Registro Civil, que se consideró en tres de las
leyes expedidas por Juárez, el Estado de México también cuenta
con antecedentes al respecto que se analizan en un apartado
especial del capítulo 5; asimismo, en el capítulo 1 se precisa la
creación del primer Registro Civil de Defunciones en la entidad,
a raíz de que el Congreso local expidió el 1 de junio de 1827, en
la ciudad de Texcoco el Decreto número 53,7 que establecía la
prohibición de realizar inhumaciones en los templos religiosos,
por lo que se dictaron algunas normas y procedimientos para llevar a cabo dichos registros. Todo esto a diferencia de las leyes
dictadas por el presidente Juárez, en las cuales se normaron tanto
el registro de nacimientos como de matrimonios y defunciones,
determinándose incluso la organización y los procedimientos
para ejecutar en su totalidad el Registro Civil de las personas.
El Estado de México se había quedado corto al normar esos
aspectos de la vida de la población, pero sentó las bases de ese tipo
de registros civiles en el país y de las prohibiciones al clero para
intervenir de manera exclusiva en todo lo relacionado con el
manejo de las personas fallecidas.
Las demás leyes decretadas por Juárez constituyeron el complemento ideal de lo que no fue posible concluir en el Estado de
México: una transformación social en la que el clero no detentara
la mayor riqueza del estado y no interviniera en los asuntos del
gobierno; estas ideas y acciones impulsadas por José María Luis
Mora en la entidad décadas atrás, fueron coronadas por las leyes
expedidas por el gran estadista y liberal Benito Juárez García, de
quien se dice, y se dice bien, que: al “[…]distinguir entre reformistas y reformadores; Benito Juárez pertenece a los dos grupos[…]”.8
Al acercarnos a los grandes temas nacionales y del propio Estado
de México es posible afirmar en términos históricos que José
María Luis Mora es al estado, lo que Benito Juárez es a la patria.
7
Colección de Decretos, op. cit., tomo ll, pp. 22-23.
8
Víctor Humberto Benítez Treviño, Benito Juárez y la trascendencia de las Leyes de Reforma, op. cit.,
p. 48.
201
Héctor Guevara Ramírez
Constitución Política del Estado Libre
y Soberano de México de 1861
Con la promulgación de la Constitución de 1857, la Guerra de
tres años y una vez restablecido el orden constitucional, el Estado
de México requería de una nueva Constitución local acorde con
esa nueva ley suprema y que al mismo tiempo lo colocara a la vanguardia jurídica de la nación.
En tales circunstancias, el 31 de julio de 1861 el Congreso del
Estado de México inició los trabajos para expedir una nueva
Constitución que, después de algunos meses de análisis y debates,
fue aprobada el 12 de octubre de 18619 y publicada por el gobernador Felipe B. Berriozábal el día 17 del mismo mes y año.
Esta segunda Constitución del Estado de México quedó integrada por 200 artículos y cuatro transitorios organizados en 35
capítulos; cabe mencionar que a diferencia de la Constitución de
1827 no se contempló su organización por medio de títulos, aun
cuando la de 1827 tenía 237 artículos.
Es importante destacar que en la Constitución de 1861 se
reprodujeron textualmente los primeros tres artículos de la de
1827, en los que se determinaba que el Estado de México era
parte integrante de la federación; asimismo, se referían a su libertad y soberanía, a la sujeción a los poderes federales y a las atribuciones que la Constitución Federal les otorgaba.
La variante más notable en el primer capítulo fue la integración
territorial del estado, en la cual se consideraban 27 distritos que se
habrían de formar, cada uno por cada 40,000 habitantes o una fracción que pasara de 20,000; mientras que la de 1827 consideraba
sólo ocho distritos, pero desde luego se deduce que con una extensión mucho más pequeña dada la evolución territorial de la que se
habló con anterioridad. Aunque la forma de gobierno se renovó
totalmente, resulta interesante observar que en la nueva
9
“Decreto Número 34 del Soberano Congreso Constituyente del Estado de México, por el que se
decreta la Constitución Política”, dado en Toluca el 12 de octubre de 1861, Colección de Decretos,
op. cit., tomo Vl, pp. 40-68.
202
El Estado de México
Constitución no se establecía un lugar de residencia de los poderes
del estado, tal como lo determinó la de 1827, designando a Texcoco
como la capital.
Es importante señalar que la Constitución del Estado de
México de 1861 reproducía prácticamente el capítulo de las garantías individuales de la Constitución Federal de 1857, sólo con
algunos arreglos en el estilo de redacción; además, en el artículo
21, el estado reconocía y aseguraba todas esas garantías aunque no
estuvieran expresamente consignadas en el documento.
Dado que la estructura de la Constitución de 1861 era muy
similar a la de 1827, para comprender este trabajo evolutivo resulta de gran utilidad describir de manera general los cambios más
importantes de la segunda con respecto de la primera. En esta
comparación, algunas modificaciones pueden resultar muy interesantes y motivar el desarrollo de nuevos estudios; en cambio, hay
otras determinaciones que podrían considerarse aberrantes, como
es el caso del artículo 27, que en su punto quinto determinaba la
suspensión de los derechos de los ciudadanos del estado, a todas
aquellas personas que a partir de 1870 no supieran leer ni escribir.
Al parecer, el artículo citado responde a un deseo infundado del
Congreso, ya que constitucionalmente se pretendía erradicar el
analfabetismo por medio de la amenaza de quitarles los derechos
a los ciudadanos que no cumplieran tal condición dentro de los
siguientes nueve años.
De la misma manera, la Constitución incorporó categorías y
condiciones subjetivas de donde también se derivaban supuestos
para perder los derechos ciudadanos; por ejemplo, ser vago o mal
entretenido, tahúr de profesión o ebrio consuetudinario. Estos
juicios de valor además de no ser precisos y debidamente conceptuados, hoy en día podrían considerarse violatorios de los
derechos humanos.
Por otra parte, se mantenía la elección de diputados al
Congreso local por elección popular indirecta; asimismo, el
Congreso conservó la facultad para conceder cartas de ciudadanía
a las personas que no fueran del estado, así como para dictar leyes,
interpretarlas, aclararlas, reformarlas o derogarlas; condiciones
que hoy distan mucho de esas disposiciones constitucionales.
203
Héctor Guevara Ramírez
Una característica y aportación de esta Constitución que nunca
fue debidamente valorada ni estudiada, es la facultad de los ciudadanos del estado para proponer leyes en todos los ramos, tal
como quedó establecido en el artículo 60, mediante el cual se
colocó a todos los ciudadanos en la misma condición que los propios diputados y el gobernador en esa materia.
Cabe decir que la Constitución determinó que para ser gobernador del Estado de México se requería ser ciudadano del mismo
y nacido dentro del territorio de la federación, manteniéndose la
posibilidad de reelección indirecta no inmediata.
Para el despacho de los asuntos el gobernador tendría tres
secretarios, uno de Gobierno, otro de Relaciones y uno más de
Hacienda, manteniéndose la existencia del Consejo de Estado,
conformado por estos últimos, un fiscal del Tribunal de Justicia y
el Tesorero General, a quienes el gobernador podía consultar y
pedir asesoría.
La Constitución de 1861 mantuvo prácticamente sin cambios
todo lo relacionado con el gobierno político y administrativo de
los pueblos, sus figuras políticas y de administración, así como
también lo correspondiente a los ayuntamientos y las municipales, llamadas municipalidades en la Constitución de 1827. En
cuanto al Poder Judicial no se incorporó cambio alguno con respecto a 1827; por lo tanto, se mantuvieron las estructuras de
ese poder y continuó la división civil y criminal para atender
los asuntos en la administración de la justicia. También se conservó el capítulo correspondiente a la responsabilidad de los
altos funcionarios públicos.
Para el manejo y control de la Hacienda Pública del estado se
mantuvieron las figuras constitucionales de la Tesorería y la
Contaduría General. En materia de instrucción pública, de igual
manera se conservó, en el lugar de residencia de los poderes del
estado, el Instituto Literario, al cual se agregó una escuela de artes,
oficios y agricultura. Además, se reafirmó la disposición planteada
en el artículo 185, de establecer al menos en cada municipalidad
una escuela de primeras letras, en la cual se enseñara a leer, escribir, las cuatro reglas de aritmética y el catecismo político.
204
El Estado de México
Cabe decir que la Constitución de 1827 también establecía la
enseñanza del catecismo religioso, lo cual fue suprimido en esta
nueva Constitución. La separación de la Iglesia y el Estado en
materia educativa fue una de las principales propuestas y representaba una repercusión directa del Acta Constitutiva de 1857 en
la Constitución del Estado de México de 1861. De manera específica y muy puntual, en su artículo 198 de la nueva Constitución
quedó establecido que la enseñanza era libre.
Es importante destacar que la Constitución del estado de 1861
desarrolló, incluso más que la de 1857, la parte de las prevenciones generales, ya que incorporó de manera tajante la prohibición
de adquirir bienes raíces por manos muertas, así como la total
independencia de los negocios de la Iglesia y el Estado; de igual
manera, se determinó la protección del ejercicio de los cultos religiosos en su territorio, todo esto de manera más explícita que en
las propias disposiciones de la Constitución Federal.
Un aspecto que resulta novedoso y que se retoma directamente de la Constitución de 1857 en la del Estado de México, es la
parte que se refiere a la inviolabilidad de la Constitución, pues se
determinó que bajo ninguna circunstancia dejaría de regir y que
en el caso de hacerlo por disturbios o cualquier otra circunstancia
violenta, se debería volver a su observancia general una vez restablecido el orden.
En resumen, éstos son los aspectos más novedosos que resultan al comparar la Constitución Política del Estado Libre y
Soberano de México de 1861, con las constituciones anteriores,
local y federal. Por último, cabe señalar que esta Constitución fue
suscrita por 20 diputados locales del estado y entró en vigencia el
18 de octubre de 1861.
La capital del Estado de México en cualquier
punto de su territorio
En el año 1861, cuando se discutió el proyecto de Constitución
del Estado de México, el gobierno de la entidad enfrentaba circunstancias de gran presión por las invasiones sufridas en años
205
Héctor Guevara Ramírez
anteriores y que se acentuaban con las amenazas de la intervención francesa. Esta situación reclamaba decisiones en el sentido de prevenir repercusiones negativas en el territorio.
Una de estas medidas precautorias fue la expedición del
Decreto número 2110 por parte del Congreso local que, ante la
posibilidad de una nueva invasión al país por parte de las fuerzas
francesas apoyadas por Napoleón III, permitiría a la entidad trasladar su capital a cualquier punto de su territorio, a fin de enfrentar mejor el conflicto.
Este decreto establecía lo siguiente:
Declarando Capital del estado cualquier punto donde resida
el gobierno, el Congreso del Estado de México ha decretado
lo siguiente:
• Artículo 1. Se declara capital del estado cualquier punto de
él donde resida el gobierno siempre que las circunstancias
sean tales que no se pueda defender esta ciudad.
• Artículo 2. Se nombrará por el Congreso un Consejo de
gobierno compuesto por tres personas para que les consulten en materias graves y para que por el orden de su nombramiento, lo sustituyan en caso de muerte, enfermedad o
imposibilidad, mientras que el Congreso se reúne o se hace
la elección, según lo prevenga la Constitución que se dé.
• Artículo 3. En el caso de estar imposibilitados los consejeros para el desempeño del gobierno, se encargará de él, el
presidente del Tribunal superior, o el que haga sus veces[…]
Al analizar la evolución histórica del Estado de México se
observa que este decreto fue un medio táctico de prevención para
evitar el acoso y en su caso, la invasión de la capital de la entidad
por los franceses. Esta situación ya había sucedido con la invasión
10 “Decreto número 21 del Congreso del Estado de México”, expedido en la Ciudad de Toluca
el 8 de julio de 1861, Colección de Decretos, op. cit., tomo Vl, pp. 23-24.
206
El Estado de México
norteamericana y el asalto de tropas reaccionarias; por ello, a seis
meses de que las tropas francesas llegaran a territorio nacional, la
capital del estado tenía la posibilidad de huir del asedio extranjero.
Con esta previsión del traslado físico de la sede de gobierno a
cualquier punto de su territorio, el estado ya sumaba alrededor de
9 decretos que por diversas circunstancias hacían posible el cambio de residencia de sus poderes. Los demás cambios de residencia se debieron a la suspensión temporal del Federalismo y a la
implantación del Centralismo en el país, que ocasionó de nueva
cuenta que los poderes locales se asentaran en la Ciudad de
México, de donde regresaron a Toluca una vez más al concluir la
etapa centralista.
Para comprender de manera más clara la evolución del Estado
de México a partir de la ubicación de su capital, a continuación se
presenta el cuadro 4.1, en el cual se citan los distintos lugares que
han sido sede de los poderes de la entidad. Cabe señalar que en
los fundamentos normativos de estos traslados es posible identificar algunas de las razones de los mismos, independientemente
de las fechas y periodos de cada uno.
La intervención francesa: participación gloriosa
del Estado de México
La época en que estuvo vigente la Constitución Política del
Estado de México de 1861 fue muy turbulenta. Como en la
mayoría de los casos las repercusiones de esta Constitución se
generaron con su elaboración, así como por su contenido y desde
su promulgación, momento que generalmente marcaba el inicio
de una nueva etapa de reacciones y revueltas. Esta Constitución
estuvo vigente en los términos anteriores y sin cambio alguno
hasta 1870; además, durante su vigencia ocurrió uno de los episodios más representativos de la historia nacional y del Estado de
México: la intervención francesa.
Este conflicto entre México y Francia inició el 6 de enero de
1862, a menos de cuatro meses de expedida la Constitución del
207
Héctor Guevara Ramírez
Lugares donde históricamente se ha ubicado
la Capital y la Sedes del Estado de México
Orden Decreto
1
2
3
2
84
Circular
72
68
4
5
Capital
o sede
2 - marzo - 1824
México
México
Capital
4 - enero - 1827
México
Texcoco
Sede
Periodo
Circunstancia
de la ubicación
2 - marzo - 1824
al 31 - enero - 1827 Erección del Estado de México
1 - febrero - 1827
al 14 - junio - 1827
28 - abril - 1827
SanAgustín 15 - junio - 1827
de las
al 23 - julio - 1830
Cuevas
25 - septiembre Sede
1827
Crean al Distrito Federal como capital
Trasladan los poderes federales al
Distrito Federal
Texcoco tiene cercanía estrecha
con la capital
Falta de infraestructura y servicios
enTexcoco;
Intereses económicos y personales
del Gobernador Zavala;
Posteriormente se concede el título
de Ciudad a SanAgustín de las Cuevas
Ubicación estratégica al centro
del estado;
130
12 - julio - 1830
Tlalpan
Toluca
Capital
24 - julio - 1830
con algunas
interrupciones
336
12 - septiembre 1833
Toluca
Lerma
Sede
12 - septiembre 1833
Sultepec
Sede
19 - septiembre 1847
al 7 - enero 1848
Metepec
Sede
Se revoca el decreto de 19 22 - febrero - 1848 septiembre - 1847
al 28 - abril - 1848
Como una medida precautoria y
evasiva a la invasión norteamericana
63
6
Lugar y fecha
del decreto
66
2 - junio - 1847
Toluca
19 - septiembre 1847
Toluca
7
11
22 - febrero 1848
Metepec
8
21
08 - julio - 1861
Toluca
9
Cuadro 4.1
Providencia del Ejecutivo para
resguardar la ciudad por el
acercamiento aToluca de los facciosos
Escalada y Cuadros
Autorizan a la Diputación Permanente
para decretar la residencia de los
supremos poderes del Estado
Invasión norteamericana en Lerma
y dirigiéndose aToluca
Siempre que las circunstancias sean
tales que no se pueda defender esta
Ciudad
En cualquier
punto del
territorio
Ciudad de
México
Sede
Alejada de los conflictos inherentes a
la cercanía con la Ciudad de México
28 - mayo - 1864
al 19 - junio de
1867
Etapa centralista del Segundo Imperio,
que al terminar los poderes retornan
aToluca
* Cuadro elaborado por el autor con información citada.
208
El Estado de México
Estado de México y aunque ya se habían tomado medidas precautorias como la reubicación de la capital del mismo en donde
fuera necesario, se caracterizó por ser una guerra sangrienta y costosa. Esta invasión no sólo ocurrió por la lucha de los intereses
nacionales en contra de los de las fuerzas invasoras, sino que se
ubicaba en el contexto de las luchas imperialistas y expansionistas de la época en toda América.
Al arribar al puerto de Veracruz las tropas francesas se unieron
a las inglesas y españolas y en conjunto, pretendían cobrar por
cualquier medio deudas generadas durante el gobierno del presidente Juárez “[…]quien, con base en el derecho y la razón, la
diplomacia juarista, con ayuda del general Prim logró romper
la triple alianza[…]”11 en contra del país. Este acontecimiento, que
es de gran trascendencia nacional, no fue suficiente para detener
por la vía política a los franceses, que en ese momento sacaron a
relucir los verdaderos intereses de Napoleón III: dominar América
Latina iniciando su expansión continental con la imposición de
una monarquía con una Corte europea en nuestra nación.
La intervención francesa en nuestro país fue aprovechada por
grupos reaccionarios que no habían sido eliminados del todo
por los liberales; en ellos, los franceses encontraron un grupo considerable de aliados que, junto con la Iglesia católica, con cada vez
más privilegios mermados, estaban en contra de los gobiernos
establecidos constitucionalmente.
La suspensión de pagos de las deudas contratadas en el extranjero fue el pretexto de las invasiones, pero con el tiempo el fondo
del problema resultó ser el intento de expansión de las potencias
europeas en América, con la intención de disminuir el acelerado
crecimiento de Estados Unidos y aprovechar la Guerra de
Secesión que enfrentaba para expandirse en el continente.
Con estos antecedentes se generó una intervención armada
que alteró el desarrollo de la vida nacional, la cual se realizaba bajo
los esquemas constitucionales de 1857 para todo el país y los de
la Constitución de 1861 para el Estado de México.
11 Jorge Fernández Ruiz, Juárez y sus contemporáneos, op. cit., p. 259.
209
Héctor Guevara Ramírez
Como un dato de interés para los mexiquenses, en esos días,
precisamente el 12 de febrero de 1862, el gobernador Felipe B.
Berriozábal, antes de solicitar licencia y a un mes de iniciada la
invasión, concedió a los pueblos de San Francisco Coacalco, La
Magdalena Huizachitlan y San Lorenzo Tetlixtac la categoría de
municipio del estado, y en honor a este ilustre personaje lleva su
nombre: Coacalco de Berriozábal.12
Al obtener la licencia correspondiente, el general Berriozábal
recorrió este nuevo municipio reclutando voluntarios. Entonces,
se dirigió hacia los llanos de Apam con la intención de sumarse a
las fuerzas republicanas y de ahí partir hacia las proximidades de
Puebla, por donde se pensaba que avanzaría el grueso de los contingentes invasores en su camino a la toma de la Ciudad de
México y en donde organizaría la resistencia bajo las ordenes del
general Zaragoza.
En la Batalla de Puebla, Berriozábal peleó al lado del general en
jefe del Ejército de Oriente, Ignacio Zaragoza Seguín, comandando una brigada integrada por cerca de 5,000 soldados provenientes de toda la entidad:
[…]en la que destacaban el batallón y los lanceros de Toluca[…]
tiradores de Ocampo, escuadrones de Tlalnepantla y Cuautla,
guardias nacionales de Chalco, Cuautla y Tlalnepantla, con un
efectivo de 1,500 hombres. Tercera brigada al mando del Coronel
Jesús Andrade, compuesta por las guardias nacionales de
Huejutla, Huascazaloya, Zacualtipan y Pachuca, con un efectivo de 1,500 hombres.13
Con la separación del general Berriozábal del gobierno del
estado, el cargo fue ocupado durante dos meses por Pascual
González Fuentes, ya que debido a la emergencia nacional de la
intervención francesa, el presidente Juárez decretó medidas de
organización política que hicieron depositar en estructuras militares los poderes públicos. De esta manera, en marzo de 1862 el
12 Véase anexo iconográfico pág. 278.
13 Alfonso Sánchez García, Historia del Estado de México, op. cit., p. 406.
210
El Estado de México
mismo Juárez, nombró provisionalmente al general Tomás
O’Horan como gobernador y comandante militar del Estado de
México, quien fungió como tal sólo tres meses hasta que
Francisco Ortiz de Zárate encabezó el estado de mayo a agosto
de 1862, fecha en que el gobierno estatal se depositó en una prefectura política que ejerció dichas funciones hasta 1867.
Durante este periodo, la intervención francesa se caracterizó
por ser una lucha prolongada que tuvo múltiples escenarios y circunstancias en el Estado de México. En estas batallas, el general
Felipe Berriozábal tuvo notables y gloriosas participaciones, ya
que participó en los enfrentamientos armados más representativos de toda la intervención, entre ellos la Batalla de Puebla del 5
de mayo de 1862 y la defensa de Orizaba con milicias mexiquenses. El desempeño de Berriozábal en estas luchas le valió para ser
nombrado Ministro de Guerra por el presidente Juárez.
Juárez divide el Estado de México: se forman
distritos militares en su territorio
Durante la intervención francesa, el presidente Juárez dispuso la
organización del estado en tres distritos militares mediante la
expedición de un decreto publicado el 7 de junio de 1862, en el
que también agregaba el Valle de México a la jurisdicción militar
de la Ciudad de México. El documento, que se expidió argumentando necesidades de defensa nacional, permitió organizar el
territorio del estado prácticamente en cuatro regiones: la del centro o Valle de México con jurisdicción militar en la Ciudad de
México y que incluía los territorios de Chalco, Texcoco, Otumba,
Teotihuacan, Zumpango y Tlalnepantla.
Asimismo, se formó el primer distrito en el poniente del estado con los distritos de Sultepec, Temascaltepec, Tenango del
Valle, Tenancingo, Villa del Valle, Ixtlahuaca, Jilotepec y Toluca
como su capital; el segundo distrito, al norte de la entidad, quedó
conformado por los distritos de Tula, Ixmiquilpan, Zimapán,
Huichapan, Pachuca, Huascazaloya, Huejutla, Zacualtipan,
211
Héctor Guevara Ramírez
Tulancingo, Apam y Actopan como capital; por último, el tercer
distrito, en el sur del estado, incluyó los distritos de Jonacantepec,
Yautepec, Cuautla, Tetecala y Cuernavaca como su capital.
Si bien eran ciertos los razonamientos del decreto mediante el
cual se crearon estos distritos militares, se caracterizaron por una
deficiente exposición de motivos; por ejemplo, en el encabezado
se mencionaba, entre otros aspectos, que dado que la guerra se
había radicado en el estado y que terminarla resultaría sumamente difícil porque de manera indefinida las comunicaciones al
interior y con la capital del país se habían interrumpido, era
imposible que la entidad recibiera los auxilios eficaces y directos
que necesitaba de su capital.
Ante la expedición de dichas disposiciones el Congreso del
estado a través de su presidente, el diputado Manuel Alas, solicitó al presidente Juárez suspender la creación de dichos distritos. Esta solicitud fue apoyada y suscrita por otros 10 diputados,
entre propietarios y suplentes, quienes argumentaron que dicho
decreto no cumplía con las formalidades establecidas para tal
efecto en la Constitución de 1857 y no se había cumplido en
los términos de las comunicaciones oficiales que harían válido
dicho ordenamiento.
Además, el Congreso del estado se había enterado de dicho
documento a través de un periódico de circulación local. Estos
hechos provocaron una constante indignación en la entidad en
contra de tales disposiciones y la manera de comunicarlas; también fueron muy criticadas las amplias facultades que se atribuían
al presidente.
Al parecer, este decreto fue concebido por el pensamiento del
estadista mexicano Juárez, quien sí dimensionaba la gravedad de
la intervención francesa, que incluso llegó hasta la toma y ocupación de la ciudad de Toluca. Asimismo, esta medida fue acompañada de otras disposiciones de tipo electoral que les permitía a
dichos distritos cierta autonomía y elegir a sus propios diputados.
Este conjunto de disposiciones generó una protesta enérgica y
formal no sólo de algunos diputados, sino de todo el Congreso
local, que apoyado en el texto de la Constitución de 1857 criticó
212
El Estado de México
la respuesta que a tal asunto había dado el propio presidente, al
hacerse único y absoluto responsable de la defensa de la independencia nacional mientras durara la intervención francesa, justificando así las medidas adoptadas.
Todos los argumentos presentados en contra de la creación de
los distritos militares en el territorio del Estado de México,
demostraban que dichos decretos sin lugar a dudas eran anticonstitucionales, aunque el fin de los mismos resultaba positivo para el
país y para el mismo estado: la protección de su independencia.
Al hacer un recuento de los actos de autoridad del presidente
Juárez en el Estado de México salen a la luz estos decretos, que
sus detractores califican además como inconstitucionales, como
abuso del poder, violatorios de la soberanía del estado y antidemocráticos, ya que en el caso de los distritos del Valle de México
anexados al Distrito Federal, se suprimió la posibilidad de que la
población eligiera a sus diputados y realizara elecciones en sus
territorios, lo que acrecentó las críticas y desconfianza que generó el presidente en los grupos reaccionarios.
Los opositores y detractores de Juárez en el Estado de México
le criticaron severamente la toma de este tipo de decisiones, pues
señalaban que aun cuando el presidente citaba en sus decretos que
los expedía en uso de las amplias facultades de que se hallaba
investido, en realidad dichas facultades de alterar la división política del país no estaban previstas en la Constitución bajo ninguna circunstancia para el presidente, sino para el Congreso, y si éste
se las había otorgado o delegado era un procedimiento que tampoco contemplaba la misma Constitución de 1857 y por lo tanto,
constituían decisiones unipersonales alejadas de la legalidad.
A pesar de las protestas formales que el Congreso local realizó en contra de estos decretos, la división territorial del estado en
distritos militares permaneció por tres años, hasta que fueron
sustituidos por la figura de departamentos por dos años más,
hasta que en el año de 1867 las fuerzas republicanas recuperaron
la ciudad de Toluca y pusieron a la cabeza del gobierno local a
Vicente Riva Palacio, Jesús Lalanne y Germán Contreras, mientras se restablecía la República.
213
Héctor Guevara Ramírez
Pero ante todo esto, en el Estado de México se ejerció de manera paralela otro gobierno, que inició con el imperio de Maximiliano
de Habsburgo y que también alteró la estructura territorial e institucional de la entidad por varios años.
Los saldos para el Estado de México de la división militar de
su territorio fueron muy negativos, pero en esa misma medida en
el futuro, han sido positivos para toda la nación.
El imperio de Maximiliano: el Estado de México
se fracciona en cinco departamentos
Mientras la invasión francesa avanzaba ya no sólo por la Ciudad
de México y Toluca, sino que también se extendia por el interior
de la república, el gobierno del presidente Juárez seguía itinerante. Entonces surgió la figura de Maximiliano de Habsburgo como
emperador de México, ya que el 10 de abril de 1864 aceptó la
Corona que se le había ofrecido años atrás.
En el momento en que Maximiliano fue proclamado emperador de México, inició un viaje por las principales ciudades del país
con el propósito de que los grupos conservadores le celebraran su
arribo y visita, en su viaje hacia el centro y norte de la confusa
república incluyó varias ciudades y poblaciones del Estado de
México. Así, en agosto de 1864 visitó Tlalnepantla en su camino
hacia Querétaro y otras ciudades del Bajío, que después de recorrerlas le conducen a Toluca en octubre de ese año, en donde la
notable existencia de grupos reaccionarios y conservadores conversos le dan una vistosa bienvenida que incluye visitas y ceremonias en la catedral, algunas iglesias, la cárcel estatal, el Instituto
Literario y algunas de las oficinas públicas de la ciudad. Todos
estos recorridos los realizó mientras se llevaban a cabo los trabajos de organización del Imperio.
Esa visita y los recorridos por Toluca fueron aprovechados por
Maximiliano para realizar algunos de sus primeros actos de autoridad en el Estado de México; destaca el hecho, de que en lugar
de Santiago Cuevas haya nombrado prefecto imperial a Pascual
González Fuentes, un liberal que fue gobernador provisional en
214
El Estado de México
1862, cuando Felipe B. Berriozábal dejó el cargo para irse a combatir a Puebla. Este nombramiento causó grandes reacciones
entre todos los grupos políticos mexiquenses ante la aparente
simpatía del emperador Maximiliano por un connotado liberal.
A estas reacciones se sumaron aquellas generadas por el nombramiento de Prisciliano Díaz González al frente del municipio
de Toluca, pues además de haber sido diputado al Congreso
Constituyente de 1856-1857, defendió con grandes argumentos
la integridad territorial del Estado de México y había sido un
liberal muy reconocido en aquellos tiempos. A raíz de la incorporación de antiguos liberales a la estructura de gobierno de
Maximiliano, surgieron grandes incógnitas como las siguientes:
¿los liberales seguirían apoyando a Juárez? ¿El Estado antes
defendido por sus hombres ahora era traicionado? ¿La figura del
imperio era la fórmula más viable para el estado y la nación?
Pero sólo el tiempo permitiría conocer las verdaderas razones
de estos nombramientos y nuevos apoyos al invasor. Mientras
tanto, Maximiliano mantenía la división política heredada del
Centralismo; incluso dividió el imperio en 50 departamentos
mediante la expedición de un decreto del 3 de marzo de 1865, en
el que el Estado de México quedaba dividido en cinco departamentos y cada uno de ellos tendría su propia capital. De esta
manera, la organización por departamentos configuró al estado
como se detalla en el cuadro 4.2.
Esta división departamental sirvió como base para que una vez
renovados los mandos militares del Imperio en marzo de 1865, la
jurisdicción militar con sede en Toluca abarcaría desde la sierra
Huasteca en el norte, hasta los límites con el Océano Pacífico en
el sur, incluyendo todo el departamento de Michoacán, en una
especie de restablecimiento de límites de la antigua Intendencia
de México, con la variante de que la sede del poder militar no
estaría en la Ciudad de México sino en Toluca.
215
Héctor Guevara Ramírez
División del Estado de México en departamentos
realizada por Maximiliano de Habsburgo
Nombre del departamento
Capital
Departamento del Valle de México
Ciudad de México
Departamento de Tulancingo
Cabecera del mismo nombre
Departamento de Tula
Con la misma ciudad de Tula
como capital
Departamento de Toluca
Toluca
Departamento de Iturbide
Ciudad de Taxco
Cuadro 4.2
* Cuadro elaborado por el autor con información citada.
Se reinstaura la República: termina el Imperio
y se reunifica el Estado de México
Una vez que las constantes luchas nacionalistas encabezadas por
Benito Juárez y nutridos grupos liberales permitieron terminar con
la invasión francesa y el Imperio de Maximiliano, la nación entera
se recomponía por medio del restablecimiento de la Constitución
de 1857; en tanto, el Estado de México transitaba de su descomposición política y territorial de distrito militar y departamento a
lo que ha sido: “la más vigorosa entidad federativa”.
Con la entrada triunfal del presidente Benito Juárez a la
Ciudad de México el 15 de julio de 1867:
[…]se inicia la etapa del México moderno que habría de prolongarse hasta la conclusión del dictatorial régimen porfirista para
dar paso a la era actual del México contemporáneo, la del México
de la Revolución.14
14 Jorge Fernández Ruiz, Juárez y sus contemporáneos, op. cit., p. 367.
216
El Estado de México
Esta lucha que encabezó Juárez por más de un lustro, en términos históricos es la segunda lucha de independencia de nuestra
nación, de un gobierno monárquico similar al que representó el
colonialismo español, con las formas de organización política y
social contra las que tanto se había luchado y tanta sangre derramado, lo que en gran medida fue posible erradicar gracias a las
decisiones tomadas por el estadista Juárez.
Una vez que Juárez fue recibido en la Ciudad de México con una
gran festividad y aclamaciones de la población, emitió en el recobrado Palacio Nacional un manifiesto a la nación, en el que dijo:
Mexicanos: encaminemos ahora todos nuestros esfuerzos a obtener y consolidar los beneficios de la paz. Bajo sus auspicios, será
eficaz la protección de las leyes y las autoridades para los derechos
de todos los habitantes de la República. Que el pueblo y el gobierno respeten los derechos de todos. “Entre los individuos, como
entre las naciones el respeto al derecho ajeno es la paz”.
Confiemos en que todos los mexicanos, aleccionados por la prolongada y dolorosa experiencia de las calamidades de la guerra,
cooperaremos en lo de adelante al bienestar y a la prosperidad de
la nación[…]
[…]Con el único fin de sostener la causa del pueblo durante la
guerra, mientras no podía elegir a sus mandatarios, he debido
conforme al espíritu de la Constitución, conservar el poder que
me había conferido. Terminada ya la lucha, mi deber es convocar
desde luego al pueblo, para que sin ninguna presión de la fuerza
y sin ninguna influencia ilegítima, elija con absoluta libertad a
quien confiar sus destinos[…]
[…]Mexicanos: hemos alcanzado el mayor bien que podíamos
desear, viendo consumada por segunda vez la independencia de
nuestra patria. Cooperemos todos para poder legarles a nuestros
hijos un camino de prosperidad, amando y sosteniendo siempre
nuestra independencia y libertad.15
15 Retomado de Historia documental de México, citado por Jorge Fernández Ruiz, en Juárez y sus
contemporáneos, op. cit., pp. 370-371.
217
Héctor Guevara Ramírez
Es en esta etapa donde el juicio de la historia empieza a encontrar la dimensión exacta de los actos que encabezó Juárez como
líder liberal de su época, el Estado de México, que fue agraviado
con la división militar de su territorio, comenzó a recobrar su
estructura jurídica y constitucional a partir de nuevas decisiones
del propio presidente Juárez.
Con la expedición de la convocatoria que Juárez emitió el 14
de agosto de 1867 para elegir a los Supremos Poderes Federales,
decretaba a su vez, en beneficio del Estado de México, el cese de
los gobernadores de los tres distritos militares y la reincorporación de los distritos que se habían agregado al Distrito Federal.
Estas disposiciones democráticas que tendían a restablecer la
vigencia de la Constitución de 1857, tuvieron explicaciones
directas a las decisiones decretadas por Juárez y que tantas protestas habían causado en el estado. Sebastián Lerdo de Tejada,
ministro de Relaciones agregó a la circular con la que se expedía
la convocatoria a elecciones, que el gobierno no había dispuesto
la erección de estados y reconocía que dicho asunto era una
facultad del Congreso.
Con estas formalidades se demostraron varias situaciones. Por
un lado, la teoría y los fundamentos de la ciencia política establecen que el fin justifica los medios; en su tiempo, el fin de la lucha
de Juárez era la independencia, un gran fin, tal vez el mayor de los
que un político debe perseguir en defensa de su pueblo. Por otro
lado, los medios empleados para lograr ese fin pasaron a segundo
término y la historia demuestra que Juárez se dedicó a restablecer
el orden constitucional que prácticamente había dejado de existir
en nuestra nación.
Si se hiciera caso a los críticos de Juárez, quienes decían que sus
decisiones eran anticonstitucionales, sería aceptar que una determinación política que se plasma en un puñado de hojas de papel,
como lo es una Constitución, es el medio ideal que, utilizado como
escudo, resulta eficaz para enfrentar físicamente los disparos reales
de las armas de fuego con los que se suprimió su vigencia.
No hay lugar a dudas y la historia es por demás convincente, el
presidente Juárez hizo lo que todo buen estadista debe hacer:
218
El Estado de México
velar y defender con todos los medios la integridad de la federación antes que la de sus entidades, ya que el espíritu del
Federalismo plasmado en las constituciones de la república determina que la federación es el resultado de la suma de voluntades
de las entidades que la conforman; incluso no existe un territorio
federal como tal, sino que, en conjunto, éste se conforma por la
suma del número de territorios de las entidades federativas.
Asimismo, uno de los principios del Federalismo en los países
del mundo que lo practican, es la protección y salvaguarda de toda
la nación por parte de su gobierno federal que, al emplear todos
los elementos a su alcance, inclusive la fuerza física y legítima del
estado federal, para la defensa de la soberanía, aplica el poder que
cada una de las entidades ceden a la federación para el cumplimiento de sus propósitos nacionales.
Estos principios federalistas resultaron tan útiles para el desarrollo de la vida nacional, que desde su adopción en 1824 y hasta
nuestros días, no han sufrido modificación alguna en las constituciones nacionales, por el contrario, se han ido fortaleciendo y adecuando a las necesidades de las entidades federativas, que pese a
repetidas supresiones han recobrado su vigencia y seguramente lo
seguirán haciendo.
Los argumentos a favor y en contra para dar a Juárez su lugar
en la historia nacional y en la del propio Estado de México, arrojan un saldo a favor que indiscutiblemente lo enaltece como uno
de los más grandes próceres nacionales de todos los tiempos, que
alcanzó dimensiones continentales y que lo colocan como el
Benemérito de las Américas. La razón, sólo es una: evitó la entrada y consolidación en el continente americano de las figuras
monárquicas que ya habían sido desterradas por sus pueblos, venciendo al que se consideraba el ejército más poderoso del mundo
en esa época.
219
Héctor Guevara Ramírez
Se reforma la Constitución de 1857: los estados
de Hidalgo y Morelos forman parte del
Estado de México
Una vez restituida la Constitución de 1857, ésta experimentó
algunas reformas entre las cuales destacan las relacionadas con el
Estado de México: la anexión de los estados de Hidalgo y
Morelos a su territorio en enero y abril de 1869, respectivamente.
Existen diversos estudios y tratados acerca de las segregaciones
y pérdidas territoriales que ha sufrido el estado desde su erección
en 1824, pero sin duda, al hacer un recuento muy somero de la
evolución territorial de nuestra entidad observamos que ésta
siempre se transformó en función de los cambios históricos que
experimentaba toda la nación.
Es importante mencionar que el Estado de México tenía una
superficie original de 120,800 km2, lo cual corresponde a la extensión territorial que tenía la antigua Intendencia de México y sobre
la cual se erigió nuestra entidad.16 Para hacer más explícita esta
sección se presenta el cuadro 4.3, el cual resume los acontecimientos que modificaron la integración territorial del Estado de
México. Las transformaciones territoriales sujetas a estudio son
las que se dieron hasta el año de 1871, como resultado mismo de
la evolución del territorio nacional a partir de los sucesos ya estudiados y de las repercusiones generadas por disposiciones de la
Constitución de 1857.
La evolución territorial del estado que se detalla en el cuadro
4.3, menciona de inicio su superficie original y enseguida, hay
siete episodios históricos en los cuales hubo un número igual de
pérdidas territoriales de la entidad. Lo complejo de estos episodios hace necesario un estudio detallado que rebasa los objetivos
del presente trabajo; por lo tanto, nos referiremos a cada uno de
ellos a partir de la disposición jurídica que les dio origen.
16 Las superficies consignadas para identificar el territorio del Estado de México desde su origen
y hasta 1871, momento en que culmina la primera época de segregaciones territoriales de la entidad,
presentan discordancias entre las superficies consignadas, ya que son referidas en cada uno de los
momentos en que sucedieron por distintas autoridades con las que se contaba para tales efectos, sin
encontrarse las metodologías de las mediciones territoriales correspondientes.
220
El Estado de México
Con respecto a la superficie original del estado, distintas fuentes citan que el territorio que correspondía a la entidad era el de
la intendencia colonial, a excepción de lo que hoy es Querétaro, es
decir, 113,189 km2.
En cuanto a la primera perdida territorial referida en el cuadro
4.3, con la determinación de la Constitución de 1824 de establecer una forma de gobierno basada en el sistema federal, resultaba
imprescindible determinar un lugar físico para la residencia de los
poderes de la federación, cuyo proceso ya se explicó. Como resultado de la creación del Distrito Federal el estado perdió 1,483 km2.
La mayor pérdida territorial es la segunda en el orden del cuadro 4.3 y ocurrió de forma paralela a la mayor pérdida territorial
de la nación; así, la erección del estado de Guerrero implicó para
el Estado de México una disminución de más de 51% de su territorio, algo muy similar a lo que le pasó a México frente a Estados
Unidos, que si bien esta pérdida fue ante otro país, la del estado
ocurrió ante una nueva entidad federativa de la misma nación.
En resumen, la invasión norteamericana tuvo como consecuencia esa pérdida para la nación; en tanto, la inestabilidad
generada por esa lucha armada trajo consigo la mayor pérdida
territorial del estado.
La tercera pérdida territorial, corresponde a una superficie
segregada de 2,000 km2, una vez que se realizó la compresión del
Distrito Federal con motivo de la etapa centralista que imperó en
el país a mediados del siglo XIX y que ampliaba el Distrito Federal
en detrimento del estado.
La cuarta pérdida territorial, la constituyó la incorporación de
Tlalpam al Distrito Federal. Es importante mencionar que esta
segregación de 1,173 km2 fue ordenada por el presidente interino
Juan Álvarez, quien utilizando su poder militar había logrado la
tercera segregación de la entidad para crear el estado de Guerrero,
del cual fue su primer gobernador; cargo que constituyó la eficaz
plataforma política para arribar a la presidencia de México. El
poder fáctico que detentaba el general Álvarez, explica las razones
que originan mayor pérdida territorial de la historia estatal.17
17 Véase anexo iconográfico pág. 275.
221
Héctor Guevara Ramírez
La quinta y sexta pérdidas territoriales tienen mucho en
común, ya que corresponden a la segregación ocasionada por la
creación de los estados de Hidalgo y Morelos, respectivamente.
Estas determinaciones de la federación, representaron la disminución de más de 25,000 km2 de la superficie del estado, cantidad
superior a la totalidad de la superficie actual de la entidad. Con
estas segregaciones el territorio del Estado de México se redujo a
casi una quinta parte de su extensión original.
Estos dos procesos históricos son muy próximos en tiempo y
circunstancias, ya que el antecedente más inmediato y definitivo
de dichas segregaciones fue la anterior conformación de distritos
militares, ordenada por el presidente Juárez. Como ya se explicó,
este proceso derivó en la división del estado en tres distritos militares y la incorporación de los distritos del Valle de México al
Distrito Federal; con esta conformación militar del territorio, el
estado prácticamente terminó dividido en dos partes. Por un lado
estaban los distritos que finalmente serían segregados durante el
periodo presidencial de Benito Juárez y por otro, los distritos
resultantes que conformaron las dos grandes regiones que integran el Estado de México en la actualidad: el Valle de México y
el Valle de Toluca.
La creación de los estados de Hidalgo y Morelos se vislumbraba desde dos años antes, cuando el presidente Juárez emitió la convocatoria para las elecciones de los nuevos poderes federales, en la
cual mencionó, en el artículo 21, que quedaba reservado al
Congreso de la Unión resolver sobre la división que han pedido
varios pueblos del Estado de México. Cabe precisar que en el
expediente remitido al congreso, no se han encontrado los documentos de solicitud de los pobladores que se supone pedían su
separación del estado y que servirían de soporte para la exposición
de motivos de las reformas constitucionales que dieron origen a
la erección de tales entidades. Este tema, sin duda, abre nuevas
líneas de investigación para conocer si dichas peticiones fueron
debidamente realizadas o sólo simples argumentos militaristas
para justificar la división del estado en distritos militares y su posterior erección en entidades federativas.
222
El Estado de México
Existen diversas apreciaciones acerca de los procesos de reformas a la Constitución de 1857 que tuvieron como repercusión
directa la fundación de dos nuevas entidades en el territorio
mexiquense. En primer lugar está la explicación de que la Guerra
de Reforma y la lucha contra la invasión francesa impulsaron el
desarrollo del Federalismo nacional con la creación de nuevas
entidades federativas, enriqueciendo así el universo del sistema
federal y creando mejores posibilidades de defensa para eventos
similares. Por otro lado, este proceso también se explica como un
episodio adverso al Estado de México debido a la segregación de
su territorio, la cual se justificaba con el argumento de que no era
posible controlar un territorio tan vasto con esa diseminación
poblacional en una geografía tan accidentada y compleja, donde
las propias barreras naturales limitaban el desarrollo armónico de
todo su territorio.
A final de cuentas, la erección de los estados de Hidalgo y
Morelos se consumó al amparo de dos procesos de reformas a la
Constitución de 1857, la del 15 de enero y la del 16 de abril.
Dichos procesos legitimaron las medidas adoptadas unos años
antes, que por no realizarse al amparo y con los procedimientos
de la Constitución, generaron las reacciones más adversas del
Congreso del Estado de México en contra del poder Ejecutivo
Federal en toda la historia de la entidad.
Pero la historia de las pérdidas territoriales de la entidad no
acabaron con la erección de los anteriores estados, sino que continuaron con la segregación de la municipalidad de Calpulalpan a
favor del estado de Tlaxcala. Esta pérdida territorial también
tiene algunas particularidades que merecen ser tratadas con
mayor profundidad y detalle, ya que la decisión provisional de
separar ese territorio del Estado de México se tomó en 1863 por
órdenes del presidente Juárez, quien una vez restablecido el orden
constitucional y nuevamente en el poder, realizó en 1871 un convenio entre los gobiernos del Estado de México y de Tlaxcala, en
el que el primero cedía a favor del segundo de manera definitiva
dicha municipalidad.
Estos hechos muestran la importancia de las pérdidas territoriales para el Estado de México, ya que los asuntos relacionados a
223
Héctor Guevara Ramírez
los límites territoriales con sus vecinos han encontrado innumerables vertientes de discusión y análisis hasta nuestros días; disputas ancestrales que arrojan razones suficientes para encauzar
nuevos estudios basados, por ejemplo, en el Catálogo del Ramo
de Límites.18
Evolución territorial del Estado de México
Superficie
perdida
en km2
Orden/
decreto
a
Razón/
circunstancia
Fecha
Observaciones
Superficie
original
1 2 0 ,8 0 0
1 1 3 ,1 8 9
Primera
pérdida
1 ,4 8 3
438
Fundación de
Distrito Federal
Segunda
pérdida
64 ,4 5 8 b
3 253
Creación del estado
de Guerrero
15 de mayo
de 1849
La lucha de Juan Álvarez logra
la fundación por su influencia en el
Congreso de la Unión
Tercera
pérdida
2 ,0 0 0
4 210
Compresión del
Distrito de México
16 de febrero
de1854
Se amplía el Distrito de México durante
el centralismo, aumentando los
límites del Distrito Federal
Cuarta
pérdida
1 ,1 7 3
4 576
Incorporación de Tlalpam
al Distrito Federal
25 de noviembre
de 1855
Orden del Presidente interino
de la república a través del
Ministerio de Gobernación
Quinta
pérdida
2 0 ,8 8 4
6 507
Erección del estado
de Hidalgo
15 de enero
de 1869
Como consecuencia de la
creación de distritos militares decretada
por el presidente Júarez
Sexta
pérdida
4 ,964
6 571
Erección del estado
de Morelos
16 de abril
de 1869
Como consecuencia de la
creación de distritos militares decretada
por el presidente Júarez
s/n
Agregación de Calpulalpan
al estado de Tlaxcala
29 de julio
de 1871
Convenio de cesión entre
Estado de México y Tlaxcala,
agregado provisionalmente
c
d
Séptima Convenios
pérdida estatales
Cuadro 4.3
Superficie correspondiente
a la Intendencia de México
Al momento de la fundación del Estado
de México en marzo de 1824
18 de noviembre El Congreso Federal elige a la Ciudad de
México como la capital de los Estados
de 1824
Unidos Mexicanos
* Cuadro elaborado por el autor con información citada.
a
Superficie original de la Intendencia de México sin la superficie de Querétaro.
b y c Cálculos de la Secretaría de Agricultura y Fomento.
d
Cifras de la Dirección de Estudios Geológicos de la Secretaría de Fomento.
18 De acuerdo con la semblanza que hace José Luis Alanís Boyso del Catálogo del Ramo de Límites,
integrado por 160 expedientes del Archivo Histórico del Estado de México y que da cuenta de igual
número de problemas y litigios territoriales que se presentaron entre el Estado de México y los
estados de Guerrero, Hidalgo, Morelos, Tlaxcala, Michoacán, Querétaro, Puebla y el Distrito
Federal, Páginas para la historia mexiquense, Pliego Impresiones, Toluca, 1995, pp. 186-187.
224
El Estado de México
Hasta nuestros días, los casos más significativos de acuerdos
territoriales entre el Estado de México y el Distrito Federal los
constituyen los 19 convenios que se suscribieron del 9 de diciembre de 1896 al 17 de agosto de 1898, y que el Congreso de la
Unión aprobó por medio del decreto de fecha 15 de diciembre
de 1898.
Sin embargo, esos límites trazados —aprobados en el
Congreso General—, motivaron nuevos conflictos territoriales,
pues la instrumentación técnica de marcar el territorio con mojoneras alteró algunos límites que afectaban terrenos de las principales haciendas porfiristas del Valle de México, con lo cual se dejó
de cumplir deliberadamente el decreto citado.
Después de más de 100 años, algunos de esos conflictos encontraron solución en mayo de 1994 gracias a la intervención del
entonces gobernador del estado Emilio Chuayffet, que con una
gran visión logró que el Congreso de la Unión aprobara el nuevo
arreglo de límites, acabando de esta manera con las controversias
territoriales más antiguas, complejas y con mayor impacto social
entre el Estado de México y el Distrito Federal.
Constitución Política del Estado Libre
y Soberano de México de 1870
Como una repercusión directa de las reformas a la Constitución
de 1857, mediante las cuales se erigieron los estados de Hidalgo
y Morelos en 1869, se hicieron necesarios algunos cambios a la
Constitución local de 1861, que desde entonces no se había
modificado en ninguna de sus partes.
Este nuevo escenario generó que, en ese mismo año, el diputado Manuel Alas, ex-gobernador del estado, presentara un proyecto de decreto para reformar la Constitución local, que después
de casi un año de análisis y debates fue aprobado19 en octubre de
19 “Decreto Número 34 del Congreso del Estado de México”, dado en Toluca el 14 de octubre de 1870,
mediante el cual se decreta que la Constitución del estado quedó reformada en los términos
siguientes, Colección de Decretos, op. cit., tomo lX, pp. 42-66.
225
Héctor Guevara Ramírez
1870 y publicado por el gobernador Mariano Riva Palacio el 1 de
diciembre también de 1870.
Esta nueva Constitución de 1870 quedó integrada por 128 artículos, es decir, 76 menos que los 204 con que contaba la Constitución
del estado de 1861. Destacan, por ejemplo, sus primeros tres artículos, que se mantuvieron intactos desde la Constitución de 1827
y en los cuales se reconoce al Estado de México como parte integral de la federación, como una entidad libre y soberana, sujeta a
los poderes federales según lo establecido en la Constitución del
país. El primer cambio notable correspondió al artículo cuarto, en
el que también desde 1827 se estableció que el territorio del estado quedaría integrado por los distritos de: Chalco, Cuautitlán,
Ixtlahuaca, Jilotepec, Lerma, Otumba, Sultepec, Temascaltepec,
Tenango del Valle, Tenancingo, Texcoco con la municipalidad de
Calpulalpan, Tlalnepantla, Toluca, Villa del Valle, Zacualpan y
Zumpango de la Laguna.
Es preciso hacer notar que en esa época todavía formaba parte
del estado la municipalidad de Calpulalpan que, como ya se explicó, seis meses después, en julio de 1871, motivó la celebración de
un convenio avalado por el Congreso Federal para ceder su territorio al estado de Tlaxcala.
Con respecto a las garantías individuales, la Constitución de
1870 desorganizó el catálogo que prácticamente había aportado la
Constitución anterior, cambiando el orden de su estructura y
modificando el contenido de algunos de sus artículos como el séptimo, referente a la libertad de cultos, en el que se determinó que:
“El estado permite el libre ejercicio de todo culto religioso, cuyas
prácticas no estén en desacuerdo con la moral o la paz pública”.
Este artículo volvía a colocar en la indefinición ese tipo de normas, ya que en ninguna parte de la Constitución del Estado de
México se definía la moral pública, un concepto que se prestó a
innumerables definiciones y por lo tanto a distintos significados
e interpretaciones.
Por otro lado, esta Constitución innovó en su Sección III, de
los vecinos, ciudadanos y transeúntes del estado, que los extranjeros no podrían ser presidentes municipales; mientras que en su
artículo 12, fracción V, incorporó la obligación de los vecinos del
226
El Estado de México
estado para “ocurrir al registro respectivo para hacer constar en él,
aquellos actos que se refieran a su estado civil”. Las dos determinaciones anteriores son de gran importancia constitucional para
el estado pero también representan grandes implicaciones, ya que
se eliminó la presencia de los reducidos grupos españoles que
quedaban en el estado y se limitó su participación política; además, la obligación de acudir al Registro Civil para hacer constar
todos los actos de las personas colocó en el rango constitucional
a esa institución originada en la Reforma, lo cual no había ocurrido en las demás entidades federativas.
En esta Constitución también destaca la eliminación de una
de las causales para suspender los derechos de ciudadano a una
persona: no saber leer ni escribir, que se determinó en la
Constitución de 1861. Es muy claro que esta supresión se convirtió en la enmienda de una disposición por demás errada,
ya que el desarrollo mismo del estado y las condiciones generales de la población hacían imposible que todos los ciudadanos
accedieran a la enseñanza de las primeras letras; además, esta
medida fue corregida en el año de 1870, fecha que establecía la
disposición constitucional aludida para suspender los derechos
ciudadanos a todos aquellos que para entonces no cumplieran
con dicho supuesto.
Sin embargo, con la Constitución de 1870 se mantenía la confusión generada desde 1827, de identificar al Poder Ejecutivo
como el gobierno del estado, ya que el artículo 33 establecía que:
“Las sesiones del Congreso, ordinarias y extraordinarias, se abrirán y cerrarán con asistencia del gobierno y con las formalidades
que prescriba su Reglamento Interior”.
Una gran aportación de esta Constitución es la determinación
de dar a todas las resoluciones del Congreso el carácter de Ley,
Decreto, iniciativa al Congreso de la Unión o acuerdo económico; lo anterior tiene una importancia relevante, pues con ello las
resoluciones del Congreso serían una expresión de la soberanía
del estado y sus actos tendrían la autoridad correspondiente.
Son varios los ejemplos en que las comunicaciones y resoluciones del Congreso simplemente eran de carácter epistolar, en
el caso de las protestas que se hicieron por la conformación de
227
Héctor Guevara Ramírez
distritos militares en su territorio y debido a que se tomaban con
el carácter de una simple carta, con facilidad dejaban de cumplirse por carecer del imperium de la ley.
De la misma manera, la Constitución estableció en su artículo
55, fracción XX, un importante condicionamiento para que el
Congreso pudiera delegar facultades a favor del Ejecutivo, así:
[…]por un tiempo limitado, con el voto de las dos terceras partes
del número total de los diputados presentes, en casos excepcionales y cuando así lo crea conveniente por las circunstancias en que
se encuentre el estado. En estos casos expresará el Congreso con
toda claridad una a una las facultades que delega.
Sin embargo, aunque esta disposición tenía vigencia desde
1861, no estaba acotada y en la Constitución de 1827 era inexistente; de esa manera, dichas facultades fueron incluidas en la
Constitución local una vez que se observó que no existían dentro de la Constitución Federal normas similares, con las que
incluso se decía que el presidente Juárez había actuado en perjuicio de la integridad territorial del Estado de México.
Cabe destacar que en la Constitución de 1870 se adicionaron
13 fracciones a las que conformaban el artículo acerca de las
facultades y obligaciones del Congreso. El legislativo local se fortaleció notablemente con esta Constitución, que le otorgaba
mayores controles sobre el manejo de los recursos públicos, así
como acrecentaba su influencia en los otros poderes, al conocer de
los nombramientos, licencias y renuncias de todos sus miembros,
incluyendo al gobernador, jueces y magistrados del Poder Judicial.
En materia de seguridad interna la Constitución instituyó la
facultad del Congreso local para crear en algún tiempo tropas permanentes, previo consentimiento del Congreso de la Unión. Aun
cuando esta medida era razonable dadas las constantes luchas armadas en el territorio mexiquense durante las pasadas décadas, iba en
contra de la Constitución Federal, que establecía la prohibición al
respecto y no consideraba ese tipo de autorizaciones a los estados.
En ese mismo sentido, también se estableció como facultad del
228
El Estado de México
Congreso la posibilidad de solicitar a los Poderes de la Unión prestar al estado los auxilios necesarios para su protección, una facultad
que el Poder Ejecutivo había ejercido en ocasiones anteriores.
Una de las facultades que mantuvo el Congreso con respecto a
las responsabilidades de los altos funcionarios del estado y de los
propios diputados, es que podía suspender en sus funciones a este
tipo de servidores públicos en caso de que cometieran delitos
“atroces”. No obstante, en ningún ordenamiento legal del Estado
de México, incluyendo la propia Constitución, se determinaba en
qué consistían ese tipo de delitos, lo cual daba un amplio margen
de discrecionalidad para tipificar dichas conductas, ya que se podía
considerar atroz tanto el hurto de fondos públicos como la traición
a los intereses del estado.
En la Constitución de 1870 se conservaron casi intactas las disposiciones que regulaban al Poder Ejecutivo, manteniéndose en
esencia las estructuras y procedimientos establecidos en la
Constitución de 1861.
En cuanto al Poder Judicial, es importante destacar que la
Constitución de 1870 suprimió de su texto los capítulos relacionados con la administración de la justicia en los ámbitos civil y
criminal, con lo cual se eliminaron 22 artículos referidos en la
Constitución de 1861. Cabe mencionar que con la supresión
constitucional de dichos artículos se crearon las bases para el posterior desarrollo de una amplia normatividad al respecto, ya que
tales disposiciones, por su especialidad y alcances, tiempo después
integraron los códigos Civil y Penal del Estado de México.
En lo correspondiente a la Hacienda Pública, la nueva
Constitución suprimió cuatro artículos que se referían específicamente a los presupuestos, manteniendo sólo dos artículos; el primero se refería a la definición de los elementos integrantes de la
Hacienda del estado, y en otro, se trataba del lineamiento general
para su elaboración y aprobación durante el mes de marzo de cada
año, mes en que también se examinaría la cuenta de gastos del
ejercicio anterior.
En materia de instrucción pública, las disposiciones constitucionales de 1870 se mantuvieron con un solo cambio con respecto
a los dos artículos de la de 1861, que determinaban la existencia
229
Héctor Guevara Ramírez
del Instituto Literario en la capital del estado y de una escuela de
primeras letras en cada municipalidad, suprimiendo la existencia
en la misma capital de la Escuela de Artes, Oficios y Agricultura.
En la Constitución de 1870 destaca la manera en que se puede
reformar la misma; por un lado, se determinó que para su propia
reforma o modificación de alguna ley, era preciso desarrollar el
mismo procedimiento que se siguió para su aprobación; y por otro
lado, se eliminó la disposición constitucional de 1861, que sólo
permitía la reforma constitucional al Congreso local siguiente y
no al que estuviera en funciones al momento de presentarse la iniciativa de reforma constitucional.
Es importante decir que al momento de su aprobación, esta
nueva Constitución de 1870 únicamente fue suscrita por 13 de
los 21 diputados que integraban el Congreso local, a diferencia
de los 20 que la suscribieron en 1861, cuando el número total de
legisladores también era de 21.
Esta constitución se atribuye al espíritu liberal del gobernador
Mariano Riva Palacio, quien al casarse con Dolores Guerrero, hija
del general Vicente Guerrero, formó una gran estirpe liberal. El
hijo de este matrimonio, Vicente Florencio Carlos Riva Palacio
Guerrero, fue gobernador del Estado de México, defensor de la
patria en la intervención francesa, abogado, diplomático, escritor
y compositor de la conocida canción: “Adiós mamá Carlota”, letra
que se muestra en el cuadro 4.4 y que el pueblo mexicano le cantara a la emperatriz a su partida.
De esta familia también fue gobernador de la entidad mexiquense el Lic. Carlos Riva Palacio Carrillo; del estado de
Morelos fueron gobernadores, Emilio Riva Palacio Morales y
Antonio Riva Palacio López, otros descendientes de esta familia
que han influido en el concierto político nacional son: Manuel y
Agustín Riva Palacio Carrillo, Lic. Felipe Riva Palacio Guerrero,
Ing. Enrique Riva Palacio Galicia, Dr. Carlos Riva Palacio
Velasco, Lic. Fernando Riva Palacio Iniestrillas, Rafael Riva
Palacio Pontones y los periodistas Raymundo Riva Palacio Nieto
y Mariano Riva Palacio Yañez.
230
El Estado de México
Cuadro 4.4
231
Transformaciones
Legislativas en el
Estado de México a partir
de la Constitución
de 1857 y de las
Leyes de Reforma
U
na vez que la Constitución de 1857 fue restablecida plenamente como resultado del término de la Guerra de Tres Años y la
restauración de la República, el Estado de México vivió un periodo de ajustes institucionales, derivados de las reformas adicionadas
a su Constitución local con motivo de la nueva configuración federalista del país. En esa misma época, los cambios nacionales y locales en materia jurídica tuvieron mucho que ver con la aplicación
plena de las Leyes de Reforma; en este sentido, nuestra entidad tuvo
que dar paso a una serie de adecuaciones a su Constitución que
suprimieron de su texto dos amplios capítulos que regulaban la
administración de la justicia en los ámbitos civil y criminal.
Con estos cambios, prácticamente obligados por la evolución
jurídica de la nación, es que se desarrollan y expiden en el estado
233
Héctor Guevara Ramírez
el Código Civil en 1870 y el Código Penal en 1875, que permitirían a la entidad transitar jurídicamente el periodo que va de la
Reforma al inicio de la Revolución en 1910.
Dichos códigos fueron el medio por el cual se posibilitaba la
adecuada aplicación de cada una de las disposiciones que se establecieron con las Leyes de Reforma; también se incorporaron tipos
penales que eran necesarios por la evolución misma de las relaciones
sociales al término de grandes lapsos de inestabilidad y violencia.
En ese contexto, en 1870 se expidió el Código Civil del Estado
de México y varios años después, en 1875, el Código Penal del
Estado de México complementó el marco jurídico necesario para el
desarrollo estable de la convivencia entre las personas y de las relaciones entre los distintos grupos sociales de la entidad.
Con el estudio de esta parte de la evolución del Estado de
México y como consecuencia directa de la Constitución de 1857
y las Leyes de Reforma, es posible identificar dos épocas jurídicas
en la entidad a partir de la materia legislativa desarrollada por el
Congreso local, antes y después de estos acontecimientos y por
consiguiente, la expedición de esta normatividad en ese contexto.
De esta manera, se habla de un universo jurídico en el Estado
de México dividido en dos épocas; la primera a partir de 1824,
cuando se instala su Congreso Constituyente y se expide la primera Constitución en 1827, además de leyes y decretos para regular la vida institucional y social de la entidad que motivaron la
expedición de su primera Constitución local en 1827. La segunda
época es a partir de la Constitución de 1857 y las Leyes de
Reforma, que impulsaron la evolución jurídica del estado con la
promulgación de sus dos siguientes constituciones locales, la de
1861 y la de 1870, que permitieron a la entidad llegar al movimiento revolucionario de 1910 con la última de ellas vigente.
Con esta evolución del estado mexiquense, en que se ubican
estas dos épocas jurídicas previas a la Revolución Mexicana: antes
y después de la Constitución de 1857, la historia de los trabajos
del Congreso local dan cuenta de la promulgación de un gran
número de decretos, entre los que destacan en esta segunda parte,
los que son consecuencia directa de las Leyes de Reforma en su
marco jurídico.
234
El Estado de México
Por lo tanto, es importante describir la transformación jurídica
del estado a partir de las facultades que en materia de justicia civil
y criminal tenía el Congreso local antes de la Constitución de
1857 y que después de la aplicación plena de todas sus disposiciones, incluyendo las propias Leyes de Reforma, pasaron de la
esfera de aplicación del Poder Ejecutivo a la del Poder Judicial
estatal, con un desarrollo tan amplio que hizo posible que gran
parte de esa normatividad perdure hasta nuestros días transformando desde entonces el orden jurídico de la entidad.
Materia legislativa del Congreso del
Estado de México antes y después de la
Constitución de 1857
La identificación de la materia legislativa del Congreso local nos
lleva al estudio de dos aspectos fundamentales; el primero tiene
que ver con las facultades y atribuciones constitucionales del
Poder Legislativo en las Constituciones de 1827, 1861 y 1870; y
el segundo, que se refiere a la cuantificación y tipología de su trabajo legislativo, desde la erección del estado en 1824 hasta el
movimiento revolucionario de 1910.
Con respecto a las facultades y atribuciones del Congreso local,
la Constitución de 1827 estableció de manera concreta 19; la de
1861, 23; y la de 1870, 35; de las 19 que determinó la Constitución
de 1827, 10 se mantuvieron de manera constante y sin cambio
alguno en las otras constituciones, también se mantuvieron 10
idénticas en las que adicionó la Constitución de 1861, mismas que
fueron retomadas sin cambio alguno en 1870.
Para comprender con mayor claridad lo anterior, en el cuadro
5.1 se presenta un resumen de las facultades y atribuciones que
cada Constitución estableció como propias del Congreso. En
ejercicio de las mismas, el Congreso, en sus periodos de vigencia,
emitió 2,950 decretos en el lapso de 1824 a 1910, 86 años para
ser precisos.
235
Héctor Guevara Ramírez
Atribuciones y facultades del Congreso del Estado de México
en las Constituciones de 1827, 1861 y 1870
Facultad/atribución del
Congreso del Estado de México
1827
1861 1870
Dictar leyes para la administración y gobierno del estado;
interpretarlas, aclararlas, reformarlas y derogarlas.
X
/
/
Resolver y declarar si sus acuerdos son ley, decreto,
o simple providencia económica.
X
0
0
Examinar y calificar la instalación y funcionamiento
de la Junta General Electoral de diputados del estado.
X
0
0
Calificar las elecciones de diputados para admitirlos
o no en el seno del Congreso.
X
0
0
Elegir a los senadores del estado y sufragar para la elección de
presidente, vicepresidente y ministros de la Suprema
Corte de Justicia.
X
0
0
Nombrar gobernador, teniente, consejeros, miembros
del Tribunal de Justicia y tesorero general.
X
/
0
Declarar la formación de causas contra diputados, gobernador,
teniente, consejeros y ministros del Tribunal Superior de Justicia.
X
/
/
Conocer de los delitos de oficio cometidos por diputados
e imponerles las penas correspondientes.
X
0
0
Fijar anualmente los gastos del estado, asi como las
contribuciones y modo de recaudarlas para cubrirlo.
X
/
/
Examinar y calificar anualmente la cuenta general de
inversión de los caudales del estado.
X
/
/
Decretar la creación, reforma o supresión de las oficinas,
plazas de hacienda y de la judicatura.
X
/
/
Ordenar el establecimiento o supresión de los cuerpos
municipales y dar reglas para su organización.
X
/
/
Hacer la división del territorio, determinando el que
corresponde a distritos, partidos o municipalidades.
X
/
/
Aprobar los arbitrios para las obras públicas de utilidad común.
X
/
/
Sistematizar la educación pública en todos sus ramos.
X
/
/
Arreglar el cupo y contingentes del estado para el servicio
de la milicia y sus reemplazos en el ejército permanente.
X
/
/
Proteger la libertad política de la imprenta.
X
0
0
236
El Estado de México
CONTINUACIÓN
Atribuciones y facultades del Congreso del Estado de México
en las Constituciones de 1827, 1861 y 1870
Facultad/atribución del
Congreso del Estado de México
1827
1861 1870
Conceder cartas de ciudadanía y naturaleza a los extranjeros,
con arreglo a las leyes que dicte el Congreso de la Unión.
X
/
/
Dictar leyes sobre todo aquello no reservado expresamente
a los poderes generales.
X
0
/
Hacer las iniciativas que se crean convenientes a los
poderes generales.
0
X
Ejercer las funciones electorales bajo las bases de esta
Constitución y lo que disponga la ley orgánica electoral.
0
X
/
Cambiar la residencia de los poderes del estado.
0
X
/
Dar las bases para que el Ejecutivo celebre empréstitos sobre
el crédito del estado; aprobarlos, reconocerlos y pagarlos.
0
X
/
Conceder indultos y amnistías por delitos cuyo conocimiento
pertenezca a los tribunales del estado.
0
X
/
Conceder premios y recompensas por servicios eminentes
prestados a la humanidad y al Estado.
0
X
/
Prorrogar por 30 días útiles el primer periodo de sus
sesiones ordinarias.
0
X
/
Formar su reglamento interior y tomar las medidas necesarias
para la asistencia, faltas y omisiones de los diputados.
0
X
/
Llamar a los diputados suplentes en caso de muerte,
exoneración o inhabilitación de los diputados propietarios.
0
X
/
Conceder al Ejecutivo facultades para afrontar situaciones
extraordinarias que garanticen el bien y la paz del estado.
0
X
/
Cumplir con las obligaciones que se le impongan por las
leyes de la Unión.
0
X
/
Nombrar y remover al contador de glosa y al tesorero general.
0
0
X
Conceder cartas de ciudadanía del estado y rehabilitar a los que
perdieron sus derechos ciudadanos.
0
0
X
Iniciar leyes generales ante la Unión y representar al estado
cuando éstas perjudiquen sus intereses.
0
0
X
Dictar disposiciones generales para pagar la deuda pasiva
del estado.
0
0
X
237
Héctor Guevara Ramírez
CONTINUACIÓN
Atribuciones y facultades del Congreso del Estado de México
en las Constituciones de 1827, 1861 y 1870
Facultad/atribución del
Congreso del Estado de México
1827
1861 1870
Disponer lo conveniente para administrar, conservar, enajenar
o invertir los bienes del estado.
0
0
X
Resolver sobre las renuncias de sus miembros, del
gobernador, de los ministros de justicia y de los empleados.
0
0
X
Recibir la protesta del gobernador, diputados, ministros
de justicia, tesorero y contador general.
0
0
X
Ratificar los acuerdos del Congreso de la Unión.
0
0
X
Conceder licencia al gobernador, diputados y ministros de
justicia por más de dos meses.
0
0
X
Computar los votos en la elección de gobernador y declarar
al ganador.
0
0
X
Arreglar y fijar los límites del estado en términos del
artículo 110 de la Constitución General.
0
0
X
Establecer tropa permanente en el estado previo consentimiento
del Congreso de la Unión.
0
0
X
Exhortar a los Poderes de la Unión a que le presten protección
al estado.
0
0
X
Cuadro 5.1
* Cuadro elaborado por el autor con información contenida en las Constituciones del Estado de México
de 1827, 1861 y 1870, con respecto a las facultades y atribuciones del Congreso y con algunos
aspectos del estilo propio de cada Constitución.
Notas:
X Significa que dicha atribución o facultad es propia y original de la constitución de referencia.
/
Significa que dicha atribución o facultad fue retomada de la constitución que le antecedió.
0 Significa que dicha facultad no se contemplaba en la constitución referida.
En este largo periodo de 86 años, el Congreso del Estado de
México expidió, con base en sus facultades y atribuciones, 2,950
decretos de diversos tipos, desde los relacionados con la administración de la justicia civil y penal en la entidad, hasta los de interés económico. En estos decretos se encuentran no solo aquellos
238
El Estado de México
en los que el Congreso conocía de los delitos de oficio cometidos
por los diputados y la imposición de las penas que les correspondían; sino también los que se referían a las atribuciones que le
permitían reconocer capacidades físicas y jurídicas de las personas para que pudieran administrar sus bienes, o bien, reconocer
la equivalencia de las capacidades académicas de los individuos
para desempeñar ciertas profesiones en el estado; muchas de
estas disposiciones las decretó el propio gobernador de la entidad
en turno.
Al hacer un desglose de los 2,950 decretos referidos, podemos
identificar aspectos relevantes que nos informan de manera precisa a qué tipo de asuntos específicos se refería cada uno de ellos.
La Colección de Decretos,1 que para tal efecto elaboró el Congreso
del Estado en conjunto con otras instituciones, nos sirvió para
elaborar el cuadro 5.2, en el que se observa que de los 2,950
decretos expedidos por el Congreso, 1,700 se relacionan con el
mismo Poder Legislativo del Estado; es decir, casi 58% de los
decretos se referían a asuntos propios de las materias legislativas
que concernían a la misma Cámara local.
De la misma manera, del total de los decretos, 400 se relacionaban con asuntos exclusivos del Poder Ejecutivo del Estado; 200
con el Poder Judicial, 150 fueron específicos de la materia impositiva en la entidad, y los restantes 500 correspondían a todos los
demás temas relacionados con facultades y atribuciones del
Congreso, que ejerció de la manera establecida en las propias
constituciones locales.
Lo realmente útil de estas cifras es que nos permiten identificar de forma precisa, a qué tipo de asuntos particulares se refería
cada uno de los decretos con los que cada poder estaba relacionado, a qué tipo de impuestos se referían y en qué circunstancias se
1
Esa Colección de Decretos es la misma a la que a lo largo de este trabajo se ha hecho referencia en
múltiples ocasiones; fue elaborada por el Poder Legislativo del Estado de México a través de su
Instituto de Investigaciones Legislativas, la Universidad Autónoma del Estado de México y el
Colegio Mexiquense A.C. En ella se recopilan los decretos expedidos por el Congreso del estado
a partir de 1824 y hasta 1910. Dicha colección se encuentra documentada en alrededor de 13,000
páginas ordenadas en 31 volúmenes o tomos que reproducen cada uno de los decretos sin un estricto
orden cronológico y secuencial en todos los casos, aunque sí de manera ordenada al estilo propio de
cada época, que incluso motivó la expedición de decretos específicos para darles uniformidad en su
presentación, expedición y concentración.
239
Héctor Guevara Ramírez
expidieron las resoluciones con carácter de ley por parte del
Congreso del estado.
Esta información puede procesarse de manera integral y en
términos breves para encontrar una aproximación a cada uno de
los asuntos atendidos por el Congreso local mediante la aplicación de técnicas de muestreo. Esta información es útil para entender las causas que dieron motivo a la creación de cada uno de los
2,950 decretos en ese periodo, también es útil para saber los que
fueron expedidos antes y después de la Constitución de 1857.
Para no hacer una clasificación de los decretos a partir del
ordenamiento individual de cada uno de ellos porque rebasaría los
alcances de este tema; se realizó un muestreo a partir de la integración de un modelo representativo de todos los decretos de este
periodo, con el objetivo de construir la tipología general que nos
diera certeza en nuestra investigación.
De esta manera, consideramos que la muestra representativa,
bien puede ser aquella que, tomando un grupo de 11 decretos por
cada uno de los 35 tomos de que se compone la Colección de
Decretos, nos daría una muestra de 341 de un global de 2,950, lo
cual equivale a tener 341 elementos de estudio, es decir, una
muestra de 11.5% del total, lo que en términos estadísticos constituye una muestra válida y confiable.
La certidumbre que nos proporciona este estudio, se basa en la
técnica mixta, que se aplicó con elementos predeterminados, ya
que los decretos están compilados en 31 tomos; los cuales en su
mayoría, reúnen de manera progresiva los decretos expedidos por
el Congreso.
En este ejercicio, la selección de la muestra de 11 decretos por
cada tomo, se realizó a partir de considerar la selección de los primeros tres y los últimos cuatro decretos de cada tomo, además de
seleccionar el decreto que en su número corresponda al del mismo
tomo, es decir, se analizó el decreto número 1 del tomo 1, decreto 2 del tomo 2, y así sucesivamente hasta el decreto 31 del tomo
número 31.
En el caso de los tomos que se integran por un solo decreto
como en los del Código Civil, tomo VIII; del Código Penal, tomo
XII, y Código de Procedimientos Civiles, tomo XVIII, la muestra
240
El Estado de México
se duplicó en forma consecutiva en los tomos siguientes, en los que
se analizaron el doble de decretos en el mismo sentido de la muestra, es decir, seis decretos iniciales y ocho finales, además de que ese
único decreto fue tomado como si correspondiera al numero consecutivo del tomo.
Hasta aquí, el modelo representativo de cada tomo sería de
tamaño ocho, por lo que los otros tres decretos utilizados para
completar la muestra de tamaño 11, correspondió a los tres decretos siguientes a los primeros 10 decretos de cada tomo, con lo que
la muestra se volvió aleatoria sin desviación alguna.
Este método, permitió integrar la muestra en forma secuencial;
es decir posibilitó el hecho de incorporar al muestreo los decretos
que en cada tomo aparecieron en el siguiente orden: 1, 2, 3, 11, 12,
13 y los últimos cuatro de cada uno de los tomos de la colección;
además del decreto que correspondió al número del tomo respectivo, en cuyos casos de repetición (por ejemplo, el decreto 1 del tomo
1, etc.), se agregó a la muestra el último decreto de la serie final de
cada tomo; en tales casos, los últimos decretos de cada tomo pudieron aumentar de cuatro a cinco decretos para su análisis.
Con esta segmentación de la muestra se puede obtener, de
acuerdo con los principios de las técnicas utlizadas, una confianza de 5% de error, es decir, que los resultados son confiables y por
lo tanto, la muestra y sus resultados aceptables.
Con estos lineamientos se realizó el estudio de los decretos
incluidos en la colección referida, los resultados obtenidos los presentamos de manera resumida en el cuadro 5.2. Es preciso señalar que la Colección de Decretos plantea para estos efectos, que el
tomo V es el que refiere la división de la actividad legislativa antes
de 1857 y posterior a dicho año; por lo tanto, los primeros cinco
tomos de la Colección constituyen el antes y los 26 posteriores el
después de la actividad legislativa a partir de la Constitución de
1857. Es claro que la muestra de la materia legislativa del
Congreso antes de la Constitución de 1857, está dada por 55
decretos y después de ella por 286.
En el cuadro 5.2 se observa de forma en que la actividad legislativa se intensificó a partir de la Constitución de 1857, entre otras
razones por el hecho de que las luchas violentas impedían realizar
241
Héctor Guevara Ramírez
no sólo las actividades institucionales del Congreso, sino también
las tareas del estado y la nación; además de que sus facultades eran
menores a las que a partir de 1861 dispuso el Congreso local para
legislar en otras materias que acrecentaron su fortaleza.2
En el cuadro de referencia es notable que a partir de 1857, la
actividad legislativa tuvo un gran peso en la aplicación y debida
observancia de las Leyes de Reforma; lugar especial que ocupó la
materia del Registro Civil, que incluso podemos afirmar, obligó a
la elaboración y expedición en 1870 del Primer Código Civil del
Estado de México.
En materia de justicia, el Congreso tuvo una importante carga
de trabajo, considerando que entre sus facultades estaba la posibilidad de conceder indultos y conmutaciones de penas en el orden
criminal; así como hacer realidad a través del orden jurídico, la
procuración y el mantenimiento de la paz social, la necesidad de
sistematizar esas facultades, motivó la expedición del Código
Penal del Estado en 1875.
Al observarse entre las facultades del Congreso la de nombrar
funcionarios en los tres poderes del estado es notable, ésta representó una de las mayores actividades legislativas, ya que el acto
administrativo de organizar al Poder Judicial en una estructura
territorial, por materias e instancias, requirió del Congreso una
gran labor para analizar los perfiles de los candidatos, habilitarlos
para el desempeño de sus funciones y extenderles los nombramientos en las plazas del Poder Judicial del estado.
La parte económica de los asuntos del estado, tuvo una gran
relevancia, como podemos observar en el cuadro siguiente, ya que
antes de la Constitución de 1857, la actividad económica ocupo
el lugar número seis en materia de trabajo legislativo, pero después de esa Constitución, se convirtió en la actividad número tres.
La adversidad que vivió el Estado de México con el desmembramiento de su territorio y la disminución de su población, trajo
aparejada la necesidad de reformar su legislación para adecuarla a
su nueva realidad.
2
Véase en el cuadro 5.2 el número y tipo de facultades que tenía el Congreso del estado en cada uno
de los periodos constitucionales de referencia.
242
El Estado de México
La nueva dinámica social exigió cambios sustanciales en el
desarrollo y evolución de la entidad, que motivaron un nuevo
impulso en el desempeño de sus instituciones, crecimiento que
generó un gran esfuerzo legislativo cuya piedra angular fue el
Congreso del estado.
El nuevo orden económico, político y social hizo necesario
otorgar al Congreso, nuevas atribuciones y facultades para desplegar una estrategia jurídica que permitiera la expedición de distintas resoluciones y decretos que concretaran el cambio social. El
cuadro 5.2 nos ofrece la oportunidad de observar este hecho y nos
invita a examinar innumerables inferencias de su contenido.
Materia Legislativa del Estado antes y después
de la Constitución de 1857
Orden
Decreto/resolución del Congreso
Antes Después Total
de 1857 de 1857
1
Indultos de pena de muerte y prisión a reos
del estado.
1
20
21
2
Exenciones de impuestos, pagos y cuotas diversas.
1
13
14
3
Nombramiento de funcionarios de los tres
poderes del estado.
8
18
26
4
Establecimiento de oficinas y comisiones públicas.
3
13
16
5
Presupuestos y misceláneas fiscales.
1
11
12
6
Erogaciones diversas con cargo al erario público.
3
16
19
7
Autorizaciones para actos de administración de la
justicia civil.
2
13
15
8
Convocatorias a elecciones.
1
9
10
9
Modificaciones a la geografía y denominación de
poblaciones, comunidades, municipios y distritos
judiciales y electorales.
1
9
10
10
Otorgamiento de pensiones y liquidaciones con
cargo al erario.
3
14
17
11
Dispensa de requisitos legales para profesiones
y cargos públicos.
3
13
16
243
Héctor Guevara Ramírez
CONTINUACIÓN
Materia Legislativa del Estado antes y después
de la Constitución de 1857
Orden
Decreto/resolución del Congreso
Antes Después Total
de 1857 de 1857
12
Modificaciones a leyes, decretos y resoluciones
del Congreso.
2
11
13
13
Legalización y autorización de actos del Registro
Civil.
0
12
12
14
Normas y procedimientos del Instituto Literario.
1
7
8
15
Normas para encabezar y expedir leyes y decretos.
1
9
10
16
Reglamentos del Congreso y otras instituciones.
4
9
13
17
Calificación de elecciones.
1
8
9
18
Expedición de cartas de ciudadanía del estado.
1
10
11
19
Permisos para ferias, sorteos y loterías.
1
9
10
20
Prevenciones especiales del servicio público.
1
8
9
21
Decretar nuevos impuestos y pagos obligados
al estado.
2
11
13
22
Establecer fechas conmemorativas y ceremonias.
1
20
21
23
Autorizaciones específicas al gobernador del estado.
3
10
13
24
Normas y procedimientos administrativos.
4
7
11
25
Otro tipo de actos.
5
18
23
55
(1)
286
(2)
341
(3)
Total
Cuadro 5.2
* Cuadro elaborado por el autor con información de los “Decretos del Congreso
del Estado de México”, contenidos en la Colección de Decretos, op. cit.
Notas:
1) Tamaño de la muestra del segmento; decretos del periodo de 1824 a 1857.
2) Tamaño de la muestra del segmento; decretos del periodo de 1857 a 1910.
3) Tamaño total de la muestra representativa del universo de 2,950 decretos.
244
El Estado de México
Expedición del Código Civil
del Estado de México de 1870
Una de las repercusiones directas de la Constitución de 1857 y de
las Leyes de Reforma, fue la expedición del Código Civil del
Estado de México en 1870;3 las razones torales de esa promulgación fueron las siguientes:
• Primero. Las Leyes de Reforma requerían de normas complementarias para la estricta aplicación de sus principios y
procedimientos, sobre todo en apego de la Ley sobre el
Estado Civil de las Personas.
• Segundo. La necesidad de dar un marco amplio de aplicación de las normas constitucionales en materia de administración de la justicia en lo civil, establecidas en el capítulo
XXVI de la Constitución del estado de 1861.
Es importante mencionar que el Código Civil del estado fue
aprobado en el Congreso local durante el periodo de gobierno de
Mariano Riva Palacio y siendo presidente del Congreso el diputado Manuel Alas, ex gobernador del estado, ambos grandes liberales identificados con las causas juaristas. Esta ley se publicó
meses después, cuando era gobernador Valentín Gómez Tagle.
El contenido liberal que caracterizó al Código Civil, fue antecedente de la eficacia en su función. Su estructura arroja que
estaba conformado por un total de 2,252 artículos debidamente
organizados en cuatro grandes partes o temas; la primera, “Un
título preliminar”; la segunda, “De las personas”; la tercera, “De
los bienes, la propiedad y sus diferentes modificaciones”; y la
cuarta, “De los diferentes modos de adquirir la propiedad”; constituyendo así uno de los cuerpos legales más amplios de la república en materia civil de esa época.
3
“Decreto Número 160 del Congreso del Estado de México”, expedido en Toluca el 21 de junio de
1870, Colección de Decretos, op. cit., que integra en su totalidad el tomo Vlll de la misma colección,
pp. 5-489.
245
Héctor Guevara Ramírez
El carácter innovador del Código Civil de 1870 cobró mayor
relevancia cuando en su contenido se incluyeron todos los elementos de la Ley del Estado Civil de las Personas, inclusive las
formas y procedimientos para la organización del servicio del
Registro Civil.
En el proemio del Código, el título preliminar establecía en 13
artículos las reglas generales para su aplicación, en las cuales se
precisaban los efectos de cada una de las leyes en materia civil.
En su exposición es preciso en aclarar que la ley podría interpretarse de manera auténtica, usual y doctrinal, con lo que todos
los principios que habían inspirado las Leyes de Reforma se volvían obligatorios para su debida interpretación y aplicación en
todo el estado. Desde 1870 muchos de estos principios se mantienen sin alteraciones significativas hasta nuestros días.
Entre estas reglas de aplicación destaca la ordenanza contenida en el artículo segundo, que prevenía la observancia general de
dicho código de manera diferenciada en la entidad, en razón
de que entraría en vigor en todo el territorio del estado en forma
gradual, iniciando su vigencia a partir del día siguiente de su
publicación en cada población del estado y en la que podría
demorar un día por cada cinco leguas de distancia contadas a partir del lugar en que debía promulgarse. Esta disposición que resultaba novedosa y confusa a la vez, permitía la entrada en vigor del
código hasta con una semana de diferencia entre las poblaciones
más alejadas en relación a la capital estatal.
El Código Civil del Estado de 1870 tenía una gran organización lógica de su contenido; en su segunda parte, “De las personas”
y en sus títulos del I al XI, iniciaba con la conceptualización de las
personas y su calidad jurídica en el estado, normando su domicilio,
estableciendo la elaboración y el uso de actas del estado civil de las
personas a partir del nacimiento o legitimación del parentesco y los
lazos consanguíneos del matrimonio y la defunción; además,
determinaba los procedimientos y términos para las rectificaciones
procedentes, desarrollando una amplia gama de supuestos que permitían hacer un mejor desglose de cada uno de ellos.
Con estas normas y en apego también a la Ley sobre el Estado
Civil de las Personas, se organizó el Registro Civil en el estado
246
El Estado de México
como una de las instituciones más provechosas para el fomento de
la convivencia social y el establecimiento sólido del Estado de derecho en todo su territorio. Dicho registro tuvo antecedentes antiguos en nuestra entidad que inspiraron este tipo de normas para
todo el país.
Una característica peculiar de este Código es que en el apartado denominado “De los bienes, la propiedad y sus diferentes
modificaciones”, desarrolló un gran capitulado que estableció de
manera muy puntual todas las tipologías y modalidades de la propiedad. Esta parte también es de gran trascendencia porque en
ella se sintetizaron todos los principios de la Reforma, que pretendían regular la propiedad de los bienes de las personas y corporaciones, a partir de su división en muebles e inmuebles y los
tipos de propiedad de ambos. Con estas definiciones se daban los
elementos necesarios para la identificación de las manos muertas,
la concentración de la riqueza y la existencia de formas disfrazadas de posesión en manos de los grupos eclesiásticos.
Con respecto a esos principios de la Reforma, en la parte de
“Los diferentes modos de adquirir la propiedad” se desarrollaron
distintas modalidades de propiedad y posesión de los bienes en
beneficio de sus poseedores, usufructuarios y servidumbres,
en los que su característica común era que los bienes podrían
cambiar de propietario con otras formas específicas en las que no
necesariamente se tendría que pagar por ellas; todo lo anterior
en beneficio de los grupos más numerosos de la población y en
detrimento de los grandes propietarios como la Iglesia.
Del mismo modo, se estableció una gran cantidad de normas
para la regulación de las formas de asociación de las personas que
permitieran llevar a cabo funciones de adquirir, administrar y transmitir bienes, con lo que todos los grupos religiosos y asociaciones
de personas en general tendrían que dar cuenta de manera pública
de los bienes a su favor y la forma en que los estaban usando.
Una mención especial merece la creación de otra de las grandes instituciones de la Reforma, que permitiría realizar la verificación y control de las modalidades de la propiedad de inmuebles:
el establecimiento del Registro Público, que se refería de manera
247
Héctor Guevara Ramírez
concreta a la propiedad raíz de todos los bienes inmobiliarios en
la entidad, aun cuando su nombre no se dio como tal, pero que se
refería al desarrollo de sus funciones sustantivas a todo lo anterior
y por cuya importancia merece ser analizado en un apartado especial con mayor detalle y profundidad.
Establecimiento de nuevas Instituciones:
el Registro Civil
El establecimiento del Registro Civil como una de las nuevas instituciones de la Reforma se llevó a cabo en el Estado de México
de acuerdo con las leyes nacionales, al incluir su conformación en
el Código Civil del estado de 1870. Si bien es cierto que este
código no disponía la creación de las instituciones como tales, que
era hasta entonces una facultad del Congreso, sí consideraba la
realización de actos y procedimientos formales que al llevarse a
cabo estructuraban a esa nueva institución. Es decir, el Código
Civil del estado determinó la manera de realizar las funciones
sustanciales del servicio público del Registro Civil de las personas, sin referirse a la conformación adjetiva del propio servicio
que, podremos observar, ha mantenido sus principales rasgos
característicos.
Para iniciar con la explicación de las razones por las que el
Registro Civil nació institucionalmente en el área de atención de
la Secretaría de Gobierno del estado, es porque la Constitución
Política del mismo determinó desde 1827 que las secretarías de
despacho con las que el gobernador ejercería sus atribuciones
serían las mismas que se ratificaban en el Estatuto Provisional
para el Gobierno Interior del Estado, que desde el periodo del
gobernador Plutarco González en 1855, existían en la entidad sin
cambio alguno: Gobernación y Justicia, Relaciones y Guerra, y
Hacienda.
Cuando el Código Civil se publicó el 21 de junio de 1870 para
su debida observancia, el gobierno del estado estaba encabezado
por Valentín Gómez Tagle; a él le correspondió realizar una
248
El Estado de México
transformación institucional en la estructura administrativa que,
a través de una sola secretaría de despacho, atendía todos los
ramos del Poder Ejecutivo: la Secretaría General, que dividió en
distintas secciones inherentes a las antiguas secretarías de Justicia,
Hacienda, Gobernación y Policía; estas dependencias del
Ejecutivo sirvieron de referencia institucional al nacimiento y
desarrollo del Registro Civil.
De conformidad con lo establecido en el propio Código Civil,
en particular con lo que determinaba su artículo 50, los presidentes de los ayuntamientos ejercerían en sus respectivas municipalidades las funciones de oficiales del Registro Civil, que se
mantuvieron en el estado hasta muy avanzado el siglo XX.
Con estas disposiciones, a través del Código Civil de 1870, se
conformó el nacimiento institucional del Registro Civil.
En primer lugar, en su capítulo primero, título tercero, “De las
disposiciones generales a las actas del estado civil”, se determinó
quiénes serían los responsables de llevar a cabo el servicio del
registro; además, por determinarse que éstos serían los presidentes de los ayuntamientos, se entendía que dichas acciones se llevarían a cabo en las oficinas y lugares en donde desarrollaban sus
funciones habituales, con lo cual se resolvió la parte adjetiva de
proporcionar los recursos humanos y físicos para prestar este
nuevo servicio a la sociedad.
En segundo lugar, se establecieron en ese mismo título, en sus
capítulos II, III y IV, las normas y procedimientos por medio de
los cuales se habría de llevar el Registro Civil en sus tres etapas
principales; la primera, del nacimiento de cada una de las personas; la segunda, de su unión en matrimonio en su caso; y la tercera, la de su irremediable defunción. El registro de estas tres etapas
fundamentales en la vida de todo individuo, dos de ellas propias e
inevitables de todos los seres humanos, nacimiento y defunción; y
otra estrictamente voluntaria, el matrimonio, serían la materia del
Registro Civil.
Cabe decir que el fundamento operativo del Registro Civil ha
tenido éxito desde que se creó hasta nuestros días, entre otras
cosas porque se basó en los principios de las teorías burocráticas
249
Héctor Guevara Ramírez
que establecen que los actos del gobierno deben hacerse por escrito, integrando expedientes y registros ordenados para el manejo y
clasificación de la información para su uso lícito.
Estos principios estuvieron debidamente contemplados en
dicho código, que en su artículo 32 establecía:
Los oficiales del Registro Civil llevarán por duplicado tres
libros, que se denominarán: Registro Civil y contendrán, el primero: actas de nacimiento, legitimación, reconocimiento, adopción o arrogación; el segundo: actas de matrimonio; y el tercero:
actas de fallecimiento. En uno de estos libros se asentarán las
actas originales de cada ramo, y en el duplicado seguirán haciéndose inmediatamente copias exactas de ellas, cada una de las cuales será autorizada por el oficial del registro civil.
El Registro Civil consistía entonces de dos libros de registro,
cada uno consignaba tres tipos de actas; los datos que estos documentales públicos hacían constar, eran similares en todas las entidades federativas, acto administrativo que permitía recabar la
misma información básica. El proceso típico era la entrega de uno
de los dos ejemplares al ciudadano como constancia personal de
la realización del acto civil y el segundo ejemplar se asentaba en
el libro de registro numerando progresivamente cada foja.
El registro oficial de los nacimientos y defunciones, así como
de los matrimonios, adquirieron una connotación estrictamente
jurídica para los fines sociales. A través del registro de estas
acciones se pudo atender y manejar, el cúmulo de problemas
sociales que generaba el estado civil de las personas y sus
derechos inherentes.
Es preciso decir que el Registro Civil fue más allá que la Iglesia
en esta materia, ya que los bautizos no eran la única forma de
reconocer el nacimiento y parentesco de alguien, sino que las disposiciones civiles se le permitió reconocer otras figuras jurídicas
que complementaban al nacimiento como medio para dar el
mismo significado a la unión de personas; la legitimación, el reconocimiento, la adopción y la arrogación que eran otras maneras en
250
El Estado de México
que las relaciones personales se equiparaban con las de la procreación natural de hijos.
El registro de estos actos, establecidos en las Leyes de Reforma
y después en cada una de las entidades federativas, se convirtió en
el medio por el cual los poderes públicos lograron explicar y resolver los mayores problemas sociales de la época, así como normar
bajo un Estado de Derecho la futura convivencia de la sociedad.
En este contexto se explica uno de los factores de enriquecimiento de la Iglesia católica y su manifestación como factor de
poder en todos los ámbitos de la vida nacional. Era esa institución la que normaba y llevaba a cabo el registro del nacimiento
de todos los individuos, ya que concentraba la información de
cada persona a través de la elaboración y registro en libros parroquiales de la fe o boleta de bautizo; transformación jurídica que
se representa en actas de nacimiento con el advenimiento de las
Leyes de Reforma.
Antes del movimiento reformista, La Iglesia realizaba el
registro y control de las uniones matrimoniales, con la consecuente celebración de uno de los sacramentos de su doctrina: el
matrimonio acto religioso que producía no sólo constancias
registrales sino también ingresos económicos al clero. Este orden
de cosas permitió que por siglos la Iglesia influyera en la estructura familiar y social del país, a la vez que acumulaba riquezas
por el uso y aprovechamiento de esa información en su beneficio, ya que las corporaciones religiosas obligaban a que todos
esos ceremoniales se realizarán en la misma demarcación en que
habitaban los solicitantes y en caso contrario, requerían de la
realización de amonestaciones y comunicados entre las distintas
jurisdicciones religiosas que precisaban de otras notificaciones y
certificados que implicaban un costo adicional.
La trascendencia de la fundación del Registro Civil debe analizarse a la luz de diferentes aspectos: Económico, religioso, jurídico, social pero sobre todo político, por las implicaciones que
represento en las relaciones de poder de la época.
La celebración de cada ceremonial religioso, significaba un costo
económico proporcional a la situación patrimonial del solicitante.
251
Héctor Guevara Ramírez
El bautismo o nacimiento cristiano, daba inicio a una serie de
eventos obligatorios para los feligreses, que representaron siempre
un menoscabo en sus bienes o posesiones: Confirmaciones, presentaciones, comuniones, matrimonios, confesiones, penitencias
cuya expiación era pecuniaria o defunciones con herencia de por
medio, donde curiosamente el beneficiario era la Iglesia.
El deterioro económico del pueblo católico, fue paradójicamente el sustento de la acumulación de la riqueza de las corporaciones religiosas, abundancia que las ubicó como el más
importante de los factores reales de poder del siglo XIX.
La creación del Registro Civil hizo posible la sistematización
de los registros y controles jurídicos que permitirían al Estado
Mexicano, llevar a cabo de manera ordenada y cierta, el registro
del nacimiento de las personas, acto administrativo que hizo posible la determinación precisa de sus lazos consanguíneos y de sus
vínculos ascendentes y descendentes, con los datos de registro de
la información de sus padres y abuelos, procedimiento jurídico
que sirve al Derecho Civil para normar derechos y obligaciones
de las personas.
Es en la figura del matrimonio civil donde se encuentra la
génesis del registro y control de las acciones que tenían como
consecuencia el cumplimiento jurídico de obligaciones que antes
era sólo de tipo moral; por ejemplo, los cuidados básicos como la
alimentación y el sustento de las personas, así como la posesión y
transmisión de los bienes muebles e inmuebles entre personas
ligadas jurídicamente por el parentesco.
Cabe señalar que en su origen todos los servicios prestados por
el Registro Civil fueron completamente gratuitos en consonancia
con el artículo 51, párrafo segundo del Código Civil, pero con
obligaciones expresas para realizar la manifestación ante la autoridad de la verificación de dichos actos, como la declaración de los
nacimientos dentro de los primeros 15 días siguientes al parto.
El Registro Civil es una institución que ha sido prodiga en su
desarrollo y que ha mantenido sus características esenciales, producto del movimiento reformista. Su inclusión en el sistema jurídico mexicano, ha permitido la estabilidad social y la gobernabilidad
252
El Estado de México
del país y del estado, no solo por suprimir la intervención de la
Iglesia en un área estratégica de la nación sino también por otorgar
certeza a todos los actos celebrados entre las personas.
A su nacimiento en 1870, el Registro Civil del Estado de
México debía tener igual número de oficialías como ayuntamientos y municipalidades, existían en la entidad: 22 y 81, respectivamente, con lo que se debían instalar en cumplimiento de las
disposiciones del Código Civil, 103 oficialías en todo el estado.
Registro Público de la Propiedad: otra institución
de la Reforma en el Estado de México
La creación del Registro Público de la Propiedad en el Estado de
México, al igual que el Registro Civil, fue una consecuencia directa del desarrollo legislativo e institucional de la entidad, motivada
por las Leyes de Reforma y la aplicación plena de los preceptos
constitucionales de 1857.
El instrumento jurídico que dio forma al nacimiento de esta
institución también fue el Código Civil de 1870. En el caso del
Registro Público, estableció un apartado especial para darle
forma: el título XX de la Ley Sustantiva Civil lo denominó: “Del
Registro Público”.
Este título, compuesto de nueve capítulos y algunas disposiciones transitorias, ordenó en 170 artículos todo lo relacionado con
esa nueva institución del estado, la cual se mantiene desde entonces y hasta nuestros días sin cambios considerables con respecto a
su diseño y funcionalidad.
El capítulo I de ese título XX, “De las disposiciones generales”,
en su artículo 2,092 determinó que: “En cada uno de los Distritos
del Estado habrá una oficina de Registro Público de los Derechos
Reales sobre Los Bienes Inmuebles situados dentro del Distrito”.
Para el caso de la instauración del Registro Civil, se estableció
la existencia de una oficina en cada municipalidad y en el caso del
Registro Público, en cada uno de los distritos, que eran nueve; y
con la reforma constitucional de 1870 se elevó a 16, número que
253
Héctor Guevara Ramírez
se mantuvo hasta después de la Revolución sin cambios y con
pequeñas modificaciones hasta la segunda mitad del siglo XX.
En este sentido, el establecimiento del Registro Público
implicó la creación inmediata de nueve oficinas en el territorio
estatal, pero casi inmediatamente después se debieron instalar
siete oficinas adicionales en el lugar mismo de la cabecera de los
nuevos distritos.
Para sustentar esta acción administrativa el Congreso emitió
un decreto4 que confirmaba la debida integración del Registro
Público; en el artículo 1 determinó:
Se autoriza el gasto de $ 5,871.20 para sueldos de los oficiales
del Registro Público en los 16 distritos del estado, desde el 1° de
septiembre prócsimo hasta el 2 de junio de 1871, bajo la base de
las asignaciones fijadas en el reglamento de 8 de julio anterior.
La misma ordenanza en el artículo 2 completaba las disposiciones en ese rubro, pues explicaba: “Se autoriza igualmente el
gasto de 1,000 pesos para la compra de muebles y útiles de las oficinas del Registro Público en los 16 distritos del estado”.
La voluntad política del Congreso hizo realidad la creación y
el equipamiento del Registro Público; sólo hacía falta determinar un asunto de gran importancia; el tipo de autoridad que sería
responsable de su funcionamiento, para dar respuesta a esa necesidad el mismo Código estableció en su capítulo IX, artículo
2,153, que:
El Registro Público de cada distrito estará a cargo de un tenedor
que debe ser letrado.
Las faltas o ausencias de éste se suplirán por el Juez letrado del
distrito o por el que haga sus veces. En los distritos en que haya
más de un Juez letrado, el más antiguo será quien lo supla.
4
“Decreto Número 17 del Congreso del Estado de México”, expedido en Toluca el 22 de agosto de
1870, Colección de Decretos, op. cit. tomo lX, p. 29.
254
El Estado de México
El tenedor, antes de entrar en el ejercicio de su cargo, prestará
protesta y dará fianzas, en conformidad con lo dispuesto en
los reglamentos.
Estas disposiciones dieron origen a la parte adjetiva de la nueva
institución; por un lado, se determinaba lo conducente al establecimiento de sus oficinas y por otro, se definía quién habría de desarrollar la función de registrador, cómo sería su nombramiento y
cuáles serían sus percepciones.
Las demás disposiciones contenidas en el Código Civil establecerían la parte sustantiva del Registro Público, es decir, las normas y procedimientos para llevar a cabo la función de registrar los
derechos de los propietarios de los bienes inmuebles del estado.
La profunda raigambre liberal que les dió origen hizo que el
Registro Público fuera muy parecido al Registro Civil, en su propio artículo 2,154 el Código estableció que:
El tenedor del Registro llevará un libro, en el cual asentará la
presentación de la copia auténtica prevenida en el artículo 2,117
en el acto de recibirla, expresando la naturaleza del título, la inscripción que se pide, el día y la hora de presentación, y la persona
que la hace.
De igual manera, el artículo 2,161 del Código, determinó que:
El gobierno formará los reglamentos para el régimen interior de
las oficinas del Registro Público. Los reglamentos fijarán el
número de libros y el modo que han de llevarse, bajo la base de
que contendrán tres índices, de los cuales dos serán alfabéticos,
referentes a los nombres de los dueños el primero, y de las cosas el
segundo, y el tercero será cronológico. Fijarán también la forma
en que han de custodiarse los ejemplares retenidos de los títulos
insertos y las relaciones necesarias entre el tenedor del Registro y
el Ministerio Público cuando se establezca en el estado.
Los reglamentos contendrán igualmente el arancel de lo que deba
pagarse al tenedor del Registro por el que haga de los actos que a
él están sujetos, según las prescripciones de este título.
255
Héctor Guevara Ramírez
En acotamiento a estas disposiciones, el Código Civil estableció el pago de cuotas por la realización de los actos registrales,
determinación que contrasta con lo referente al Registro Civil,
que ordenó la gratuidad de dichos actos de registro, aunque transitoriamente se reglamentó que el gobierno facilitaría la realización de la primera inscripción en el registro y en algunos casos se
exentaría el pago en los distritos en que la división de la propiedad territorial o la subdivisión del dominio así lo aconsejaran.
Una parte muy importante de la función sustantiva del
Registro Público, tiene que ver con lo que constituirían sus principales procedimientos, que estuvieron normados en las disposiciones transitorias del propio título XX del Código Civil, que se
referían a la temporalidad del registro y que expresamente señalaban que dichos asientos deberían contar por primera vez con la
referencia que sobre ellos existieran en libros anteriores.
Con estos preceptos el Registro Público cimentaba la historia
de la propiedad inmobiliaria del estado a partir de la identificación de los inmuebles, de sus propietarios y de su evolución patrimonial, ya que una de sus disposiciones transitorias obligaba a
que en un lapso de dos años posteriores a la promulgación de este
Código Civil, se realizara la inscripción de todos los títulos de
propiedad existentes hasta antes de dicho registro.
La evolución de esta institución de la Reforma tendría su primera gran transformación a poco más de dos años de su nacimiento, ya que durante el periodo del gobernador Alberto García,
el Congreso del estado había emitido un decreto5 que suprimía las
plazas de oficiales del Registro Público en el estado, el cual establecía lo siguiente:
• Artículo 1. Se suprimen las plazas de oficiales del Registro
Público en el estado, con excepción de la de Toluca,
quedando las oficinas a cargo de los jueces respectivos de
1ª instancia.
5
“Decreto Número 37 del Congreso del estado”, expedido en Toluca por el gobernador del estado,
Lic. Jesús Alberto García, el 12 de octubre de 1872, Colección de Decretos, op. cit., tomo X, p. 56.
256
El Estado de México
• Artículo 2. El oficial del Registro Público de Toluca disfrutará un sueldo de 800 pesos anuales, no pudiendo ejercer la profesión de abogado, ni intervenir de algún otro modo como
parte en los juicios.
Con este decreto se daba un cambio sustancial en relación con las
facultades y atribuciones de cada uno de los poderes, puesto que una
actividad que había nacido como competencia del Poder Ejecutivo
se convirtió en una función que desarrolló el Poder Judicial mediante sus estructuras en cada distrito. Lo importante en ese momento
parecería ser que lo esencial no era quién fuera el tenedor del
Registro Público, sino que el registro se realizara.
Este escenario hace evidente que el establecimiento del Registro
Público no fue un fin en sí mismo, sino el medio que por excelencia permitiría hacer realidad el cabal cumplimiento de las Leyes de
Reforma: identificar los bienes inmuebles de manos muertas, la
nacionalización de todos los bienes inmuebles de la Iglesia, el reconocimiento de esos bienes y el inventario de las asociaciones de personas y grupos religiosos.
Con estos elementos es posible afirmar que el Código Civil
reprodujo e interpretó con fidelidad las Leyes del Matrimonio
Civil y la legislación sobre el Estado Civil de las Personas, decretadas una década antes por el presidente Juárez.
Un hecho jurídico y social irrefutable es que el Código Civil
revolucionó la forma de organizar la vida de todos los habitantes
en la entidad, desarrollando formas novedosas para el registro de
las relaciones familiares y de convivencia, de la administración
de los bienes patrimoniales, de los modos de transmitir las propiedades, de las formas de crear contratos para vender y comprar,
así como del procedimiento para establecer los derechos y obligaciones inherentes a su manifestación de voluntad.
Estas dos instituciones de la Reforma: el Registro Civil y el
Registro Público de la Propiedad, cuyo padre y forjador fue Benito
Juárez, siguen evolucionando en el Estado de México a partir de la
concepción liberal de esa época y de su constante adecuación a la creciente demanda de estos servicios, los más grandes de la república en
su tipo por el número de personas e inmuebles que se registran.
257
Héctor Guevara Ramírez
Expedición del Código Penal del
Estado de México de 1875
El Código Penal del Estado de México de 1875, tiene un significado muy especial en la evolución jurídica del estado, ya que su
expedición representó una aportación directa del desarrollo de la
Constitución de 1857, significó también un medio eficaz para
hacer cumplir las disposiciones de las Leyes de Reforma.
El gobernador constitucional de la entidad, Lic. Jesús Alberto
García, en uso de la autorización que el Congreso le había concedido mediante el Decreto número 27, expidió el 12 de enero de
1875 el Código Penal del Estado;6 consta de 1,082 artículos organizados en tres libros y tres artículos transitorios, en los que
se plasmó la normatividad penal más avanzada de su época;
desde entonces, varios de sus postulados permanecen vigentes en
nuestra legislación.
La estructura de esta legislación punitiva, se conformó por tres
libros: En el Libro Primero definió los delitos, los cuasi delitos y las
faltas, incluyó complementariamente las circunstancias que los
agravaban, atenuaban o excluían de la responsabilidad penal.
En el Libro segundo consignó las disposiciones correspondientes a la responsabilidad civil y a sus modalidades, determinando los requisitos para imponerla, los bienes sobre los cuales
operaba y su forma de extinción.
El Libro Tercero dio vida a la parte más reconocida de la normatividad penal de esa época, ya que en sus casi 900 artículos,
presenta gran riqueza jurídica en su contenido, no sólo definió
magistralmente en su parte sustantiva los delitos y las penas, sino
que es fiel exponente que la influencia de la doctrina liberal le otorgó y que del sello humanista lo distinguió de otras legislaciones.
Para ser asertivo en su alcance jurídico, describiremos las principales disposiciones generales de la administración de la justicia
6
“Decreto Número 82“, expedido en Toluca el 12 de enero de 1875, por el gobernador constitucional
del Estado Libre y Soberano de México, Lic. Jesús Alberto García, Colección de Decretos, op. cit.,
tomo Xll, pp. 3-249.
258
El Estado de México
penal, las características más relevantes de la responsabilidad civil
y sus sanciones, finalmente los delitos más novedosos y ejemplares del mismo, así como el tipo de penas que se imponía a cada
uno de ellos.
Disposiciones generales: delitos, cuasi
delitos y faltas
El Libro Primero del Código Penal establecía las disposiciones
generales para la clasificación de tres figuras punibles: delitos,
cuasi delitos y faltas. De manera paralela, planteaba la contraparte para su debida aplicación: las penas.
Lo novedoso de este código es que hace una definición de las
tres categorías de acciones y omisiones que integrarían el catálogo
de supuestos en que por su realización o no, se incurriría en castigos con la imposición de penas correspondientes. Es importante
mencionar que hoy en día, dos de esas figuras ya no son materia
penal en el código vigente; los cuasi delitos dejaron de existir y
adquirieron el carácter de atenuantes de los delitos con la tipificación
de imprudenciales o de intención expresa; las faltas a las que se
refería, en la actualidad son en su mayoría, materia de la justicia
civil de los municipios y sancionados por esa misma instancia.
La importancia del Primer Libro es que de manera categórica
hace una clasificación de dos tipos de delitos al momento de definirlos; así, en su artículo primero establece que: “Es delito, la
acción u omisión voluntaria penada por la ley; y de la que alguno
es responsable a sabiendas”. Cabe decir que hoy en día esa misma
definición de delito está vigente, pero sin el concepto de que solamente se cometen delitos a sabiendas, lo que es un gran contrasentido, ya que actualmente todo el marco jurídico del estado se
aplica a todas las personas, pues es de explorado derecho que la
ignorancia de la Ley no excusa su cumplimiento.
En este mismo sentido, el artículo segundo hacía la clasificación que prácticamente marcó al Código Penal de 1875 como la
259
Héctor Guevara Ramírez
normatividad más vanguardista de entonces, ya que en dicho artículo se establecía que:
Los delitos se dividen en públicos y privados. Son delitos públicos:
aquellos que turban o afectan directamente el orden general del
estado en sus instituciones, en la vida o intereses de sus habitantes, así como en cualquier otra garantía individual asegurada por
la ley […]los delitos privados son aquellos que sin afectar el orden
público atacan los intereses de los habitantes del Estado en su
reputación o bienes, sin que para ello media fuerza o violencia.
En este contexto la clasificación cobra mayor importancia
porque establece una división básica de los delitos públicos en
oficiales, políticos y comunes, entre los cuales, los oficiales eran
aquellos relacionados con todo abuso de autoridad por parte de
los funcionarios públicos y toda omisión de los actos que tuvieran obligación de ejecutar.
Para los efectos de ese Código, los delitos políticos eran todas
aquellas acciones que directa o indirectamente buscaran destruir
o vulnerar a las instituciones del estado, este cuerpo legal agrupaba también en ese apartado, a toda acción en la que se desconociera a los funcionarios nombrados con arreglo a las leyes. Para el
Código Penal, los delitos comunes eran toda transgresión a la ley
penal no contemplada en las disposiciones anteriores.
Esta estructuración de los delitos que señaló el Código Penal,
reflejaba mucho lo que la época y sus circunstancias hacían necesario en el estado: normar la vida política y social de la entidad
fortaleciendo este instrumento jurídico a las instituciones, disciplinando a sus autoridades y estableciendo normas comunes a
todos los ciudadanos.
Una vez descrita la clasificación de los delitos definió también
la figura de los cuasi delitos, descripción conductual que generó
severa polémica y que en su artículo cuarto explicó así: “Es cuasi
delito la acción u omisión de que resulta algún daño o perjuicio
sin propósito deliberado de ofender, sino por simple negligencia,
impericia o imprudencia”.
260
El Estado de México
En relación a esta exposición, es preciso decir que negligencia
de manera sistemática equivale a omisión, por lo que surgieron
innumerables confusiones para determinar si una conducta era
delito o cuasi delito, cuando se daban las circunstancias de omisión o negligencia, respectivamente, lo cual daba sentido diferente a un mismo comportamiento según sea clasificado. Con el
tiempo dicha figura desapareció de la normatividad penal.
Es comprensible que la acción que incluye el elemento “sin el
propósito de ofender” generó desconcierto al aplicar la norma al
caso concreto, esa falta de certeza jurídica dio pie, para que esa
disposición se convirtiera de manera sistemática en un medio de
alegato para ser utilizado por todos los que cometieran algún delito subjetivo, más propio de la discrecionalidad que de una sana
valoración punitiva; razón jurídica por la que con el tiempo esas
disposiciones se consideraron solamente como circunstancias
propias de los delitos, que se convertirían en agravantes o atenuantes y en otros casos se ubicarían como delitos de cuantía
menor en la legislación vigente.
El otro término utilizado para describir los cuasi delitos fue la
imprudencia; figura que en la actualidad se mantiene en la legislación vigente, pero para calificar los delitos en culposos o imprudenciales y dolosos.
Esa característica propia de los delitos, les da el carácter de no
graves en el actual sistema jurídico del estado; pues los graves son
los que comúnmente se cometen a sabiendas o intencionalmente
y bajo circunstancias especiales del uso de la fuerza y la violencia;
y los no graves, son aquellos que se cometen sin intención, sin violencia y a los que se les aplican algunos beneficios durante el procedimiento, como la libertad bajo fianza y la conmutación de las
penas por multas.
Por lo que respecta a la figura de la falta, como una de las tipologías que merece alguna sanción, podemos señalar que la definición que ofrece el artículo quinto del código en comento, la
describe en su exacta dimensión: “Todo tipo de infracción de un
precepto reglamentario o disposición superior, que merezca la
aplicación de una pena meramente correccional”.
261
Héctor Guevara Ramírez
Si bien es cierto que el Código Penal de 1875 fue pródigo en
innovaciones y definiciones, también es cierto que fue omiso en
explicar, enumerar o definir específicamente, cada una de las faltas que podrían ser sancionadas, con lo que la discrecionalidad en
este rubro fue absoluta, su texto expresaba cómo eran las faltas y
qué sanción les correspondía, pero no determinó cuáles eran cada
una de ellas.
Es posible afirmar que la aportación más significativa de esta
recopilación fue la que cataloga los delitos en públicos y privados;
dentro de este apartado destaca la de los delitos públicos, que a su
vez son divididos en delitos oficiales y en delitos políticos.
Esta clasificación no otorgó solamente el conocimiento del
tipo penal de cada uno de estos delitos, sino también de las penas
y de las sanciones que corresponderían a los gobernados por la
violación de su bien jurídico tutelado; además de dotar al Código
Penal de los elementos necesarios que hicieran posible cumplir
distintas disposiciones de las Leyes de Reforma y del cabal acatamiento de la Constitución de 1857.
Delitos oficiales y delitos políticos: instrumentos
de gobernabilidad del Estado de México
Los delitos oficiales y los delitos políticos definidos en el Libro
Primero, permitieron al Estado de México transitar hacia un
periodo de estabilidad y desarrollo de sus instituciones, porque su
aplicación estricta dio a los poderes públicos la herramienta eficaz
para hacer efectiva la aplicación de la sanción idónea para evitar o
reprimir los brotes de sedición, rebelión o contrarreforma, sin la
necesidad de utilizar el uso de la fuerza o de las armas.
De esta manera, el Código Penal definió en su artículo 269
que: “Los abusos de autoridad constituyen los delitos oficiales”.
De tal forma que al definir el abuso de autoridad, el mismo código establece en el artículo 270 que:
Hay abuso de autoridad, siempre que, el empleado o funcionario
público, hace mal uso de las atribuciones que le concede la ley o un
262
El Estado de México
reglamento especial, omite el cumplimiento de sus preceptos, los
extralimita o los resiste.
En este sentido, el Código Penal determinaba que el abuso de
autoridad podría ser en contra de particulares o de la administración pública. En el primer caso se estableció un gran número de
casos en que se tipificaba el abuso de autoridad; los más representativos e ilustrativos se presentan en el cuadro 5.3.
Casos de abuso de autoridad de acuerdo con el
Código Penal del Estado de México de 1875
Abrir un testamento sin los requisitos de ley
Arrogación de facultades (ejercer facultades no conferidas)
Barateria (recibir regalos o dinero a cambio de resolver asuntos)
Cohecho (recibir beneficios a cambio de hacer cosas contrarias a la ley)
Cobro de impuestos indebidos
Concusión (cobros ilegales)
Falsedad
Omisión en el ejercicio de sus atribuciones
Cuadro 5.3
* Cuadro elaborado por el autor con información citada.
Este listado, que era limitado pero ilustrativo, se complementó con una serie de tipos penales que también se consideraban
abusos de autoridad y a los que se les asignaba una penalidad.
Y todos aquellos, también a manera de listado, enumeraban otra
serie de abusos de la autoridad que de manera concreta era la violación a cada uno de los artículos de la Constitución General
de la República, de tal forma que independientemente de las
263
Héctor Guevara Ramírez
sanciones que pudieran tener las violaciones a esos preceptos
generales en el ámbito federal, las violaciones a la Constitución
de 1857 tendrían en el estado un seguro castigo para quien violara sus preceptos. Estas penas incluían las impuestas a quienes
reconocieran a un ser humano como esclavo, y las que sancionaban a quien autorizara la realización de prácticas monopólicas.
Esta compilación Penal, desplegó toda una serie de disposiciones con el propósito de preservar el orden constitucional federal,
ya que prácticamente penalizaba una a una las posibilidades de
violación de cada uno de sus artículos, sobre todo los que se referían a las garantías individuales.
Con respecto a los delitos políticos, el nuevo Código estableció una serie de supuestos con los que las conductas se podrían
tipificar ágilmente; esos delitos serían aquellos que se enumeraban en su artículo 494, representados en el cuadro 5.4.
Conductas tipificadas como delitos políticos en el
Código Penal del Estado de México de 1875
Rebeliones contra las instituciones políticas,
proclamando su abolición o reforma
Rebeliones contra las autoridades constituidas
Atentar contra la vida del gobernador del estado
Atentar contra la vida de cualquiera de los representantes
del estado en el local de sus sesiones
Alzamiento sedicioso, dictando providencias propias de la autoridad
Sediciones, asonadas y alborotos públicos, con objeto
de desobedecer o insultar a las autoridades
Fijar o comunicar en cualquier lugar público disposiciones que impidieran
el cumplimiento de alguna orden de gobierno o autoridad legítima
264
El Estado de México
CONTINUACIÓN
Conductas tipificadas como delitos políticos en el
Código Penal del Estado de México de 1875
Arrogarse el poder superior del estado o de los
distritos, municipalidades o municipios
Conspiración
Sedición de la fuerza armada
Impedir a los representantes del estado concurrir a las sesiones
Apoderarse o violar la correspondencia oficial
Todo acto que ataque violentamente a todo un grupo,
partido, clase de la sociedad o partidarios de determinada idea, opinión
o principio, conformes o no con los principios que proclamaran la
Costitución Política o las leyes vigentes en el estado
Cuadro 5.4
* Cuadro elaborado por el autor con información citada.
Este listado de delitos políticos resume en gran medida el propósito del Código, cuya expedición entraña la finalidad de consolidar el orden constitucional de 1857, dándole vigencia a cada uno
de sus preceptos y aplicando todas las disposiciones de las Leyes
de Reforma; para ese efecto, en el propio Código se determinó de
manera específica, una serie de disposiciones relacionadas con el
registro civil, que castigaban las infracciones a leyes y reglamentos sobre inhumaciones y exhumaciones, la bigamia, poligamia y
otras uniones ilegales, los delitos contra el estado civil de las personas, así como los delitos contra la libertad religiosa.
Estos delitos tipificados en el Código, se complementaron para
su debida aplicación con la definición de sus penas correspondientes, aportaciones que resultaron novedosas en su tiempo, pero
que, también en el análisis de la evolución del estado, resultan
interesantes y necesarias para comprender algunas de las razones
y motivos de su existencia; así como de su posterior desaparición
del ámbito jurídico de la entidad.
265
Héctor Guevara Ramírez
Penas establecidas en el Código Penal de 1875:
medios de defensa de la legalidad en el estado
Las penas que estableció el Código Penal de 1875, constituyeron
un catálogo de medios de defensa de los que dispuso la entidad,
como instrumentos específicos para la defensa de la legalidad. Las
razones de su instauración son:
• Primero. La pena era definida en el código como el mal que
por disposición de la ley o reglamento se hace padecer en su
persona o en sus bienes, a quien ha cometido un delito, cuasi
delito o falta.
• Segundo.Las penas aludidas podían ser de tipo pecuniario
y corporal, tal como en la actualidad, pero con distintos rangos para cada una de ellas, de tal manera que iban desde
pagos económicos diversos, hasta el regaño y la muerte de
los individuos que cometían delitos, cuasi delitos o faltas.
Es así que al analizar el listado de las penas y la enumeración que
de ellas hace el Código Penal, podemos conocer su intencionalidad.
En este sentido, el artículo 78 establecía que:
Las penas a que puede ser condenado un reo son:
I.
La muerte;
II.
Presidio;
III.
Obras públicas;
IV.
Prisión;
266
El Estado de México
V.
Arresto correccional;
VI.
Confinamiento;
VII.
Destierro fuera del Estado;
VIII. Destierro de determinada municipalidad o distrito;
IX.
Prohibición de ir o residir en determinado lugar;
X.
Privación o suspensión de algún derecho civil,
político o familiar;
XI.
Inhabilidad para obtener cargos públicos;
XII.
Inhabilidad para obtener algún empleo público
determinado;
XIII. Pérdida del empleo o profesión;
XIV. Suspensión de empleo y sueldo;
XV.
Retractación o satisfacción pública;
XVI. Apercibimiento público o privado;
XVII. Extrañamiento;
XVIII. Multa;
267
Héctor Guevara Ramírez
XIX. Pérdida de las armas o instrumentos del delito;
XX.
Sujeción a la vigilancia de la policía;
XXI. Caución de buena conducta;
XXII. Caución de no ofender.
Como complemento de estas penas determinadas por el código, el artículo 80 del mismo establecía que:
Se podrán emplear como agravaciones las siguientes:
I.
La multa;
II.
La disminución de alimentos;
III.
El aumento en las horas de trabajo;
IV.
Trabajo fuerte;
V.
Incomunicación absoluta;
VI.
La incomunicación absoluta con trabajo;
VII.
La incomunicación absoluta con trabajo fuerte.
Bajo este amplio esquema de penalidades, que se podía complementar con sus agravantes, es que se expidió y entró en vigencia el
código Penal del Estado de México a partir del 15 de agosto de
1875, siete meses después de haberse decretado.
268
El Estado de México
El análisis de las penas que se podían aplicar a los individuos
por violentar los preceptos del Código, nos lleva a apreciar algunas circunstancias que tenían que ver con las atribuciones y facultades del Congreso antes y después de la Constitución de 1857,
en los términos de los cuadros 5.1 y 5.2.
El cuadro 5.1, nos ilustra en relación a las atribuciones y facultades del Congreso de 1857, al observar que no permitieron la
emisión de un gran número de resoluciones a causa de dos circunstancias: La primera por la suspensión de su vigencia y la
segunda por la necesidad posterior de incluir en el marco jurídico nacional y del estado, el contenido y Teleología de las Leyes
de Reforma.
En el cuadro se observa con claridad, cada uno de los tipos de
decreto o resolución que el Congreso emitió, para atender y resolver algunos problemas específicos del estado.
La frecuencia de emisión de algunos tipos de actos, reflejan las
materias que atendió el Congreso de acuerdo con sus facultades y
atribuciones. Entre las de mayor frecuencia encontramos las
disposiciones correspondientes a la emisión de nombramientos
de funcionarios de todo el gobierno, seguidas de la solicitud de
indultos y amnistías para recurrir las sentencias emitidas por los
tribunales del estado. Entre las de menor frecuencia encontramos
las resoluciones emitidas por el Congreso para normar y conducir al entonces Instituto Literario.
Si comparamos el número de asuntos atendidos por todas las
instituciones públicas del estado, es evidente que el Congreso
dedicó una gran parte de su tiempo para apoyar las tareas de
gobierno. La irrupción de la Constitución de 1857 modifica esta
tendencia; el Congreso Local dedicaría gran parte de su actividad
a atender asuntos relacionados con la nueva materia de gobierno:
regular los asuntos relacionados con el Registro Civil y la debida
aplicación de las Leyes de Reforma, sustento fundamental del
liberalismo mexiquense.
Con la exposición vertida en el cuadro 5.1, queda claro que los
asuntos relacionados con la materia económica y financiera del
gobierno conformaron el segundo rubro de acciones a las que se
269
Héctor Guevara Ramírez
dedicaría el Congreso, después de los aspectos relacionados con la
materia de justicia.
Las ideas, los conceptos y los cuadros comparativos expuestos
en este Capítulo Quinto, confluyen para otorgar certeza histórica de que la Constitución de 1857 es la piedra angular que consolida los derechos y las libertades de los mexicanos, y que su
promulgación es efecto y causa de la evolución legislativa del
Estado de México.
En el desarrollo del Capítulo se destacan las principales atribuciones y facultades de los Congresos locales derivadas de las
Constituciones de 1827, 1861 y 1870; énfasis especial merece el
comparativo de la actividad legislativa antes y después de la Carta
fundamental de 1857; la institución del Código Civil de 1870, la
creación del Registro Civil y del Registro Público de la Propiedad;
la expedición del Código Penal de 1875 con su modelo normativo
de vanguardia; estas leyes y decretos forjados en esa etapa brillante
de liberalismo social, son el principal legado que esa generación de
mexiquenses dio a la posteridad.
Una última reflexión se refiere al juicio emitido de que la historia del Estado de México está ligada de manera estrecha a la
historia de la nación; es decir, que el avance político, social, económico y jurídico de nuestra entidad ha sido también causa y efecto
de la vida institucional de la nación entera; esta aseveración tiene
el sustento científico de la historicidad que certifica de manera
indubitable que el pasado, presente y futuro se encuentran ligados
perennemente y se condicionan en el devenir.
Con ese sustento, podemos afirmar que antes del origen del
Estado mexicano, de su conformación como República representativa, democrática y federal; en el Valle del Anáhuac, “en el
ombligo de la luna”; en la tierra del águila, del nopal y la serpiente; en la visión cósmica de nuestro pueblo; en su cultura y en su
civilización; en la majestad de sus pirámides y en la inmortalidad
de sus héroes; pero sobre todo en el corazón y en el sentimiento
de sus hombres y mujeres, nació para siempre, para la eternidad,
el origen de nuestra mexicanidad.
270
ANEXO ICONOGRÁFICO
271
(AEW)
En su origen el Estado de México comprendía porciones de los
actuales estados de Hidalgo, Morelos, Distrito Federal,
Guerrero y Tlaxcala.
OCEANO PACÍFICO
EBLA
PU
A
ENDE
NC
I
DE
G O B IE
RNO D
E
T LA X C
A LA
INT
INTENDE
INTENDENCIA
DE
MICHOACÁN
NCIA DE
MÉXICO
GOLFO
DE
MÉXICO
En el territorio de la Intendencia de México se constituyó el
Estado de México.
273
(AEW)
LÍMITE ACTUAL
LÍMITE DE INTENDENCIAS Y GOBIERNO
(AEW)
(AEW)
En su origen el Estado de México comprendía porciones de los actuales estados
de Hidalgo, Morelos, Distrito Federal, Guerrero y Tlaxcala.
El gobernador provisional Manuel Gracida trasladó los poderes locales de Sultepec
a Metepec el 22 de febrero de 1848.
274
(AEW)
(AEW)
Creación del Departamento del
Valle de México en 1859.
La incorporación de Tlalpam al D.F. representa la
cuarta pérdida territorial del Estado de México.
275
Aportación del autor
Aportación del autor
Primer escudo heráldico del
Estado de México.
Primer escudo heráldico de la
República Mexicana.
276
(JGT)
(JGT)
Una de las mejores representaciones del segundo escudo heráldico del
Estado de México se encuentra en el salón Juárez de la Cámara de
Diputados del Estado de México en Toluca.
Segundo escudo heráldico de México.
277
(JGT)
(JGT)
Felipe B. Berriozábal es considerado uno de los más
prestigiados estrategas
militares al servicio de los liberales.
Durante su administración como gobernador el
general Felipe B. Berriozábal firmó el 12 de
febrero de 1862 el decreto para la creación del
municipio de Coacalco, al cual se le
agregó su apellido.
278
(JGT)
Árbol genealógico del Gral. Don Vicente Guerrero.
Cortesía, de la familia Riva Palacio Guerrero
279
F UENTES PRIMARIAS
Código Civil del Estado de México de 1870.
Código Penal del Estado de México de 1875.
Colección de Decretos del Congreso del Estado de México:
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Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos de 1824.
Constitución Política de la República Mexicana de 1857.
Constitución Política del Estado de México de 1861.
Constitución Política del Estado Libre de México de 1827.
Constitución Política del Estado Libre y Soberano de México
de 1870.
280
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1856-1857, E Colegio de México, México, 1957.
284
ÍNDICE
Presentación
9
Prólogo
13
Antecedentes históricos del Estado de México
17
Evolución Política y desarrollo Constitucional del Estado de México
57
El Estado de México en la Constitución Política de 1857
125
Repercusiones de la Constitución Política de 1857
en el Estado de México
189
Transformaciones Legislativas en el Estado de México
a partir de la Constitución de 1857 y de las Leyes de Reforma
233
Anexo iconográfico
271
285
CRÉDITOS EDITORIALES
COORDINACIÓN GENERAL
Editorial Wiltees S.A. de C.V.
COORDINACIÓN DEL PROYECTO
Wilfrido Grijalva Espinosa
COORDINACIÓN EDITORIAL
Javier Grijalva Tenorio
APOYO METODOLÓGICO
Wilfrido Grijalva Tenorio
CORRECCIÓN Y REVISIÓN DE ESTILO
Araceli Calderón Salas
ICONOGRÁFICA
Acervo Editorial Wiltees (AEW)
Acervo Javier Grijalva Tenorio (JGT)
DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN
César Manuel Olvera Marcial
287
El Estado de México. Desarrollo y repercusiones políticas y sociales de la Constitución Federal de 1857,
de Héctor Guevara Ramírez, se terminó de
imprimir en septiembre de 2010. En los talleres de
Editorial Wiltees, S.A. de C.V. Nicolás Morelos
No. 105, Colonia Unidad Morelos, C.P. 55718
Coacalco, Estado de México. La edición consta de
3 000 ejemplares y estuvo al cuidado de Editorial
Wiltees. Responsable de la edición: Javier Grijalva
Tenorio. Concepto editorial y diagramático: Erika
Lucero Estrada Ruíz y Hugo Ortíz. Supervisión
de imprenta: Luis Alberto Illescas Alfaro. En la
formación se utilizaron las tipografías Adobe Apple
Chancery Caslon Pro, Helvética, Arial, Calibri, Gill
Sans, RotisSemi Serif, Times New Roman
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