EL ESTADO DE MÉXICO DESARROLLO Y REPERCUSIONES POLÍTICAS Y SOCIALES DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL DE 1857 GOBIERNO DEL ESTADO DE MÉXICO EDITOR CONSEJO CONSULTIVO DEL BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO ENRIQUE PEÑA NIETO Presidente LUIS ENRIQUE MIRANDA NAVA Vicepresidente ALBERTO CURI NAIME Secretario CÉSAR CAMACHO QUIROZ Coordinador General EL ESTADO DE MÉXICO DESARROLLO Y REPERCUSIONES POLÍTICAS Y SOCIALES DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL DE 1857 HÉCTOR GUEVARA RAMÍREZ 2 0 1 0 COLECCIÓN MAYOR ESTADO DE MÉXICO: PATRIMONIO DE UN PUEBLO Enrique Peña Nieto Gobernador Constitucional Alberto Curi Naime Secretario de Educación Consejo Editorial: Luis Enrique Miranda Nava, Alberto Curi Naime, Raúl Murrieta Cummings, Agustín Gasca Pliego, David López Gutiérrez. Comité Técnico: Alfonso Sánchez Arteche, José Martínez Pichardo, Rosa Elena Ríos Jasso. Secretario Técnico: José Alejandro Vargas Castro. El Estado de México. Desarrollo y repercusiones políticas y sociales de la Constitución Federal de 1857 © Secretaría de Educación del Gobierno del Estado de México DR © Gobierno del Estado de México Palacio del Poder Ejecutivo Lerdo poniente no. 300, colonia Centro, C. P. 50000, Toluca de Lerdo, Estado de México. ISBN 968-484-655-X (colección) ISBN 978-607-495-043-4 © Consejo Editorial de la Administración Pública Estatal. 2010 www.edomex.gob.mx/consejoeditorial [email protected] Número de Autorización del Consejo Editorial de la Administración Pública Estatal CE: 205/1/118/10 © Héctor Guevara Ramírez Impreso en México Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier medio o procedimiento, sin la autorización previa del Gobierno del Estado de México a través del Consejo Editorial de la Administración Pública Estatal. El Estado de México DESARROLLO Y REPERCUSIONES POLÍTICAS Y SOCIALES DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL DE 1857 HÉCTOR GUEVARA RAMÍREZ PRESENTACIÓN as celebraciones del Bicentenario del inicio de nuestra Independencia constituyen una oportunidad excepcional para valorar nuestros orígenes, para apreciar el legado de aquellos que nos precedieron y, fundamentalmente, para asumir las responsabilidades y retos que nos depara el futuro con el fin de hacer del Estado de México un mejor lugar para nuestros hijos. L En este marco, la Biblioteca Mexiquense del Bicentenario difunde obras de investigación, relatos, crónicas y manifestaciones culturales que recrean nuestro pasado. Se suma a su Colección Mayor, en la serie Estado de México: Patrimonio de un Pueblo, esta investigación sobre una de las etapas más constructivas de nuestra historia: aquella en que se publicó la Constitución Federal de 1857. El Estado de México es heredero no sólo de las culturas prehispánicas, sino resultado del rico mestizaje y las aportaciones de grandes mentes del periodo novohispano, como Juana de Azbaje y José Antonio Alzate, entre otros, cuyo pensamiento y escritos resultaron fundamentales para inspirar y dar cauce a los ideales y convicciones de las primeras generaciones del México independiente. En efecto, durante estos primeros años se suceden trascendentes cambios legales derivados de las constituciones de Cádiz, Apatzingán y la de 1824. Sin embargo, la mayor revolución legislativa llegaría con la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos de 1857, documento de eminente naturaleza liberal cuyo 9 espíritu sentaría las bases de lo que es hoy el Estado mexicano y que repercutiría no sólo a nivel federal, sino en cada una de las entidades federativas que conformaban nuestra nación en aquel entonces. El Federalismo había triunfado ya con el Plan de Casa Mata y el modelo estadounidense, que sirvió de inspiración para redactar la Carta Magna de 1824, fundada en los pilares de la democracia, el liberalismo y la autonomía; pero aún había temas pendientes. No sería sino hasta 1857, que nuestra Constitución promoviera la libertad de cultos y marcara los primeros límites entre Iglesia y Estado, dando lugar más tarde a la Guerra de Reforma. La nueva ley suprema traería consigo innumerables resultados, especialmente la consolidación del Federalismo, las libertades individuales y la soberanía de los estados, algunos de los cuales procuraron de inmediato que sus leyes locales hicieran eco del liberalismo. Las implicaciones de la Constitución de 1857 en el Estado de México no se hicieron esperar y se dieron en todos los ámbitos, incluyendo el territorial. En la primera mitad del siglo XIX, el Estado de México tenía una extensión inmensa en comparación con la actual; comprendía gran parte de los territorios que hoy conforman los estados de Guerrero, Hidalgo, Morelos, Querétaro y el Distrito Federal. Esto cambió con la nueva Constitución, igual que su capital, que era la Ciudad de México, y que posteriormente fue trasladada a lugares como San Agustín de las Cuevas (actualmente Tlalpan), Texcoco y la ciudad de Toluca, actual residencia de los poderes estatales. En términos institucionales, la Constitución alentó la creación del Registro Civil y el Registro Público de Propiedad; las libertades individuales se vieron ratificadas en la legislación estatal, la cual adquiriría un carácter cada vez más humanista y universal, tratando de evitar que los privilegios fueran sólo de unos cuantos. Lamentablemente no todo fue construcción. Luego de su promulgación, los mismos antecedentes históricos, sociales y políticos que le dieron vida a la Constitución de 1857, habían suscitado en el país un escenario verdaderamente caótico, donde la ingobernabilidad avanzaba a cada momento y las vidas de los mexicanos se veían afectadas por la violación a sus derechos. Todos estos acontecimientos –de edificación y conflicto– son tratados en la investigación del licenciado Héctor Guevara Ramírez en un afán por entender los efectos que la Constitución Federal de 1857 trajo al Estado de México; para ello, su análisis inicia con el pasado prehispánico de la entidad y se extiende hasta las leyes locales que recuperaron y adecuaron el espíritu liberal de esta ley fundacional. Este libro también da cuenta del escenario político y social que vivió nuestra entidad y de cómo su marco jurídico y su innovación transformó para bien el modo de regir nuestra convivencia y organización, convirtiéndonos, en numerosas ocasiones, en un modelo legislativo a seguir, incluso para la Federación. De ahí la importancia de El Estado de México. Desarrollo y repercusiones políticas y sociales de la Constitución Federal de 1857, escrito por un hombre apasionado de las instituciones y de cómo éstas fomentan, con su diario actuar, la justicia social que buscamos los mexicanos. ENRIQUE PEÑA NIETO PRÓLOGO l más brillante de los congresos que se hayan reunido en México fue, sin lugar a dudas, el constituyente convocado después del triunfo de la Revolución de Ayutla, cuyas sesiones se iniciaron en febrero de 1856 y culminaron un año después con la promulgación de la Constitución Política Federal de 1857. Esta asamblea de mexicanos congregó a algunos de los ideólogos más eminentes del liberalismo, como Valentín y Benito Gómez Farías, Ponciano Arriaga, León Guzmán, Francisco Zarco, Melchor Ocampo, Ignacio Ramírez El Nigromante, Guillermo Prieto, José María Mata, José María Castillo Velasco, Isidoro Olvera, Ignacio Vallarta, José María Cortés Esparza, Santos y Joaquín Degollado, Mariano y Vicente Riva Palacio, José Antonio Gamboa, Juan Antonio de la Fuente, Luis de la Rosa, Juan de Dios Arias y Francisco de P. Cendejas, por sólo citar a los más notables. Tal vez no tanto como sus decisiones, fueron sus debates los que marcaron la ruta que debería seguir el México moderno. E Mientras que los conservadores, huérfanos de doctrina desde la muerte de Lucas Alamán, apostaban a la riqueza del clero y a la fuerza de las armas para revivir la dictadura de Santa-Anna o imponer una monarquía extranjera, los liberales compartían la idea de que una reforma era necesaria, pero deliberaban acerca de su oportunidad. Para los radicales tendría que ser “ahora o nunca”, para los moderados “aún no era tiempo”. Y el presidente Ignacio Comonfort, valeroso para combatir a los reaccionarios en todos los frentes, se mostraba tímido sobre la conveniencia de adoptar los artículos que aprobaba el constituyente, pasos dados quizás con cautela, pero que abrían la 13 puerta a las libertades individuales requeridas para que México llegase a ser una Nación de ciudadanos y no de súbditos. Benito Juárez, el héroe civil que impondría la separación entre Estado e Iglesia, pudo haber asistido a ese congreso, pues –como demuestran Catalina Sierra y Daniel Cosío Villegas, entre otros– había sido electo diputado por el Estado de México, pero coincidió la votación con su nombramiento para ocupar nuevamente la gubernatura de Oaxaca. Un par de ocasiones debió pedir licencia al no poder presentarse a rendir protesta como legislador, pero es muy probable que haya contribuido a asegurar siete votos de constituyentes oaxaqueños para la nueva Carta Magna. De cualquier manera, León Guzmán e Isidoro Olvera fueron la mayor aportación de nuestra entidad federativa a la construcción de un texto constitucional que sólo cristalizaría 60 años más tarde, con la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que a la fecha nos rige. Tal dilación únicamente puede explicarse porque la conformación del liberalismo mexicano, tan ampliamente documentada por el maestro Jesús Reyes Heroles, fue un proceso lento, difícil y doloroso, en el que jugó un papel determinante el Estado de México, producto neto de la Federación Mexicana, porque no nació directamente de la Intendencia virreinal de México, sino que al momento de erigirse hubo de ceder el territorio de Querétaro, más tarde sufrió la separación de su capital histórica para que surgiera el Distrito Federal y, con el paso del tiempo, perdería también algunos distritos que formaron parte del estado de Guerrero, otros que constituyeron los de Morelos e Hidalgo, así como uno más que se integró a Tlaxcala. Pero no habría de ser meramente el árbol frondoso del que se desprendieran tantas ramas generadoras de identidad propia. También fue el laboratorio donde el gran ideólogo José María Luis Mora y el contradictorio líder Lorenzo de Zavala pusieron a prueba grandes reformas que décadas más tarde regirían en el orden nacional. Tal es el asunto que con gran rigor aborda el diputado federal Héctor Guevara Ramírez, abogado y maestro con especialidad en Derecho Internacional y Constitucional, pero ante todo un devoto de la Historia de México. Prueba de ello son las siguientes páginas que nos revelan su sincera preocupación por estudiar y divulgar el pasado, para que el talento y las virtudes cívicas de los hombres de la Reforma, comuniquen a las nuevas generaciones la intención de seguir construyendo una patria más justa, solidaria y libre para los mexicanos. ALFONSO SÁNCHEZ ARTECHE Antecedentes históricos del Estado de México L a historia del Estado de México está ligada de manera estrecha a la historia de la nación, es decir, que para abordar su contenido de manera seria y formal, es preciso analizar esta entidad en el contexto de la historia de México y no de forma separada. Por lo tanto, la premisa fundamental de este texto es que el Estado de México es hoy lo que la nación ha sido en su devenir. Habitado desde hace aproximadamente 20,000 años, su nombre proviene del náhuatl metztli, que significa luna; xictli, ombligo y co, lugar, es decir, “en el ombligo de la luna” o “en medio de la luna”. El Estado de México tiene una profunda y amplia historia de la que en la actualidad se muestra orgulloso por su diversidad. La importancia de conocer los antecedentes históricos en este capítulo radica en que éstos son el soporte fundamental para analizar con certeza las ideas y los hechos que dieron origen al Estado de México y que han perdurado a través del tiempo. La evolución de la vida institucional de nuestro estado comienza con los primeros actos políticos, económicos, jurídicos y sociales acontecidos en el territorio que ancestralmente nos corresponde, hasta las repercusiones que se han generado a lo largo del tiempo y que han influido para conformar el nuevo rostro que identifica y distingue a la entidad mexiquense. 17 Héctor Guevara Ramírez Para fines prácticos, la historia de la nación se considera a partir de las grandes etapas de su evolución; es decir, en primer lugar se pone énfasis en la época de la Colonia, que después de aproximadamente 300 años marcó el nacimiento de nuestra patria, revelando rasgos característicos de los territorios, de la vida de las culturas y civilizaciones precolombinas, así como de la fusión de la cultura indígena con la cultura española, de la cual surgió nuestra mexicanidad. Asimismo, se realiza un análisis de los aspectos más significativos de la lucha insurgente, parteaguas histórico cuyo grito de libertad resquebrajó las caducas instituciones de la monarquía y erigió la nación independiente y soberana en la que ahora vivimos. En la parte final de este capítulo se examina desde una perspectiva histórica-jurídica, el contexto social en que el pueblo de México dio origen a la Constitución de 1824, un documento magistral que además de que instituyó la república representativa, popular y federal, es un antecedente sine qua non tanto de las constituciones federales como de las particulares del Estado de México. En esta primera parte del libro uno de los objetivos fundamentales es mostrar la influencia liberal que la Carta Magna de 1857 tuvo en las instituciones mexiquenses. También se realiza una primera revisión de la idea que dio origen a la creación del Estado del Valle de México, ya que es de gran utilidad para explicar su conformación territorial; éste es un tema de nuestra vida institucional que aún se debate. Época Colonial En su última ordenanza, el joven Tlacatecuhtli Cuauhtémoc describe claramente la imagen del México Azteca. Aquí ponemos y asentamos en la forma en que hallamos la laguna grande, como atijerada: sus olas como plata y brillante como el oro, tan fragante y olorosa, donde fundamos nuestro pueblo de Tlaltelulco. Moría ya la tarde del 13 de agosto de 1521, con 18 El Estado de México amenaza de tormenta, y entre nubes rojas como sangre, se hundió para siempre detrás de las montañas, el quinto sol de los mexicas.1 Una vez consumada la conquista, Hernán Cortés ordenó la elaboración de la Estadística de Anáhuac para conocer sus dominios. Ese registro consignó, entre otros datos, la existencia de 620,000 familias que comprendían una población de 9,120,000 individuos; el mayor porcentaje correspondía a lo que ahora es el Estado de México, pues su amplio territorio concentró el mayor número de las poblaciones indígenas ubicadas en la recién denominada Nueva España. Al respecto, Toribio Esquivel Obregón reflexiona: Para Cortés, la empresa de conquista y colonización de las tierras que se extendían ante él, no era sólo obra de audacia y esfuerzo militar, sino que exigió ante todo, el orden y la composición legal,2 su afán de dominio observó la necesidad de crear un gobierno indígena en Toluca para conservar el poder y reinstalar la paz. Así, Hernán Cortés, con el cargo de capitán general, nombró gobernador a Tochcoyotzin, quien en la misma ceremonia de toma de posesión fue bautizado con el nombre de Don Fernando, conocido después como Don Fernando Cortés Indio, para diferenciarlo del conquistador español. El hecho político anterior dio pie a la costumbre de que los gobernadores indígenas debían ser reconocidos por el marquesado del Valle de Oaxaca, que incluía el actual Valle de Toluca. Sin embargo, los miembros de los cabildos indígenas de aquella época eran nombrados por votación. La elección se efectuaba principalmente entre los miembros de la dinastía Cachimaltzin, y los puestos menores como alcaldes y regidores eran ocupados por antiguos macehuales, quienes eran indígenas plebeyos libres que formaban la mayor parte de la población autóctona. 1 Vicente Riva Palacio y Alfredo Chavero, México a través de los siglos, edit. Cumbre, México, 1980, p. 911. 2 Toribio Esquivel Obregón, Apuntes de la historia del derecho mexicano, 2ª ed., Publicidad y Ediciones,México, 1984, p. 325. 19 Héctor Guevara Ramírez La principal fuente de donde surgieron los integrantes de los cabildos indígenas fue el Monasterio Franciscano de Toluca, donde se enseñaba a los jóvenes tanto la fe católica como los principios generales de la cultura hispana. Pero no todos los estudiantes eran nobles, ya que varios eran macehuales o hijos de los llamados “mandones”, a quienes la Corona española les daba el carácter de funcionarios subordinados de un poblado. El amplio número de cargos políticos que existían en la época de la conquista hizo que la antigua nobleza indígena, menguada y replegada en su poderío, no alcanzara a cubrirlos. Este fenómeno modificó la correlación de fuerzas en la incipiente guerra de castas y permitió a los indígenas plebeyos el acceso a puestos de mediana envergadura. Así, al finalizar el siglo XVI, el Valle de Toluca registró una fuerte presencia indígena, sobre todo mazahua, otomí y matlazinca. Es decir, que los asentamientos humanos eran prácticamente los mismos que durante la época prehispánica. Sin embargo, hacia 1570 se acrecentó de manera amplia el número de españoles peninsulares y criollos que se establecieron en Toluca y su valle. En cuanto a la actividad económica de la región, en el periodo comprendido entre 1570 y 1630, ésta se fue perfilando en cuatro zonas: centro, Valle de México, norte y sur. El centro, formado por Toluca y su región aledaña, con su producción de maíz y trigo, abastecía fundamentalmente a la Ciudad de México y a los reales mineros. El Valle de México se distinguió por la producción de carne de cerdo y la alta calidad de su maíz y trigo. El norte se especializó en la cría de ganado mayor y menor, proveía a los mercados de Michoacán, Toluca y México, así como a los poblados dedicados a la minería. Mientras que el sur, que para entonces estaba casi despoblado, se caracterizó por el surgimiento de una estrecha relación comercial entre las comunidades densamente pobladas y las haciendas sureñas, cuya producción se destinó especialmente a los mercados mineros de la llamada “provincia de la plata”, formada por Zacualpan, Temascaltepec, Texcaltitlán, Tejupilco, Sultepec y El Oro, al norte de la entonces Provincia de México. 20 El Estado de México El crecimiento de la administración en la Nueva España motivó la incorporación del cargo de corregidor. Esta figura era una imitación del gobierno español que en América encontró nuevas funciones, pues además de impartir justicia a la población en general, desempeñaba diversas actividades administrativas como recaudar tributos, requerir información, entregar una merced de tierra, asignar tareas específicas a los indígenas, comunicar órdenes reales o virreinales, entre otras. La importancia de su función originó que a tales autoridades locales no sólo se les conociera como corregidores, sino que también se les otorgara el título de alcaldes mayores, una figura de gran importancia, ya que en la historia nacional destaca la intervención de algunos de ellos; por ejemplo, el corregidor de Querétaro, Don Miguel Domínguez, que junto con su esposa Doña Josefa Ortiz de Domínguez, luchó por la emancipación de México. El corregidor o alcalde mayor de Toluca era nombrado por el rey; los demás corregidores y alcaldes mayores de la entidad podían ser nombrados por el virrey, por la Audiencia de México o en su caso por el propio rey de España. En el oriente de la provincia de México destacaban los siguientes corregimientos o alcaldías mayores: Chalco, Cuautitlán, Ecatepec, Otumba, Teotihuacan y Texcoco. Mientras que en el occidente sobresalían: Toluca, Metepec, Tenango, Ixtlahuaca, Jilotepec; y en el sur Malinalco, Zacualpan y Temascaltepec. Una vez consolidado el dominio español, ejerció su poder realizando diferentes y complicadas divisiones políticas en todo el país, de acuerdo con el criterio de los gobernantes. Así, durante los primeros años de la dominación española la división era la que se muestra en el cuadro 1.1. Esta nueva organización territorial dividió al centro del país en cinco provincias mayores: México, Tlaxcala, Puebla, Oaxaca y Michoacán, que conformaron el reino de México. En esta circunscripción los alcaldes y corregidores, quienes civilmente eran las autoridades regionales, dependían directamente del virrey. Así permanecieron las cosas hasta finales de la Colonia, cuando los reinos y provincias fueron convertidos en 12 intendencias y tres 21 Héctor Guevara Ramírez División política de la Nueva España en los primeros años de dominación española 1. Reino de México 6. Provincia de Coahuila 2. Reino de la Nueva Galicia 7. Provincia de Nueva Vizcaya 3. Reino de Nuevo León 8. Provincia de Sonora y Sinaloa 4. Colonias del Nuevo Santander (Tamaulipas) 9. Provincia de Nuevo México 5. Provincia de Texas o Nuevas Filipinas Cuadro 1.1 10. Provincia de las Dos Californias * Cuadro elaborado por el autor con información citada. División política de la Nueva España a fines de la época colonial Intendencias 1. Nueva Vizcaya, integrada por: Durango y Chihuahua 6. Guanajuato 7. Valladolid 2. Sonora y Sinaloa 8. México 3. San Luis Potosí, que comprendia: Texas, Coahuila y Nueva Santander, Nuevo Reino de León y los distritos de Charcas, Altamira y Catorce 10. Veracruz 4. Zacatecas 11. Oaxaca 5. Guadalajara 12. Yucatán 9. Puebla Provincias 1. Primera Provincia de Nuevo México 2. Segunda Provincia de Nueva California 3. Provincia de la Vieja California Cuadro 1.2 * Cuadro elaborado por el autor con información citada. 22 El Estado de México provincias, conformándose de la manera como se presenta en el cuadro 1.2. Es evidente que en el ámbito político, México (origen del Estado de México) fue evolucionando primero como reino, después como provincia mayor y posteriormente como intendencia colonial. Al final de la época de la Colonia, el territorio de la intendencia de México limitaba al norte con la intendencia de San Luis Potosí, por el oriente con la de Puebla, por el sur con el Océano Pacífico y al poniente con las intendencias de Guanajuato y Valladolid. La grandeza del Estado de México es ancestral y no sólo tiene que ver con su vasto y rico territorio, sino fundamentalmente con su población y evolución política. Al respecto es importante destacar que: La historia no es una mera reflexión sobre el pasado, ni una pura conciencia del paso del tiempo; presupone la noción de la historicidad, es decir, la conciencia de que presente, pasado y futuro están ligados entre sí y se condicionan mutuamente.3 Y es precisamente en la historia donde encontramos uno de los sustentos principales de la verdadera riqueza de la entidad. Por otro lado, la historia del Estado de México se sustenta en las circunstancias que propiciaron la evolución y transformación de su cultura original; así, parafraseando a Víctor Humberto Benítez,4 es posible afirmar que el Estado de México es un mundo y sus hombres, el contexto en que se cultivan al amparo de las exigencias del impulso social, comprendiendo que sólo a través del conocimiento del ambiente geográfico, de la naturaleza y de la cultura, se forma la personalidad como atributo de la capacidad y de valores que proyectan el ser, siguiendo un camino que 3 Pilar Barroso Acosta, et al., El pensamiento histórico: ayer y hoy. III. Del marxismo a las corrientes contemporáneas, UNAM-ENEP Acatlán, México, 1991, p. XIII. 4 Víctor Humberto Benítez Treviño, Benito Juárez y la trascendencia de las Leyes de Reforma, Gobierno del Estado de México, UAEM, Consejo Consultivo del Bicentenario de la Independencia de México, Toluca, 2006, p. 25. 23 Héctor Guevara Ramírez no está hecho, que debe hacerse con tesón y voluntad conducida con inteligencia, en donde los elementos opuestos están presentes y nada es fácil, para todo se tiene que trabajar, ganar y merecer. Estas premisas que desarrolla Humberto Benítez tienen la profundidad y el alcance necesarios para explicar lo que históricamente el Estado de México ha sido y será en el tiempo, así como para bosquejar el perfil de los grandes héroes nacionales. Actividades económicas Es importante recordar que el Valle de Toluca, por su conformación geográfica y su organización social, desde mediados del siglo XVI se convirtió en campo fértil para el desarrollo de actividades productivas, en donde la ganadería no fue la excepción y representó una de las organizaciones sociales y económicas más antiguas del Estado de México. Los ganaderos se agruparon en una asociación llamada “La Mesta”, cuyos miembros viajaban a Toluca para asistir a una reunión anual que se realizaba en el mes de agosto. Esa zona del valle es uno de los mercados de ganado más antiguos de América, donde el trueque se conserva como una herencia comercial precolombina, que en la actualidad aún se utiliza para el intercambio de distintas mercancías por ganado. Para impulsar la ganadería, una de las principales actividades económicas desde el virreinato, fue necesario reordenar la propiedad de la tierra, razón por la que Luis de Velasco “El Viejo”, mandó construir en San Mateo Atenco una cerca larguísima para fijar límites entre las tierras de la comunidad indígena y las tierras de los estancieros, hecho que menciona Lorenzo Boturini en su obra Idea de una historia general de la América septentrional.5 La actividad ganadera caracterizó a la región del Valle de Toluca al grado que hoy en día todavía se practica. Ésta incluyó la crianza a gran escala de ganado bovino para su aprovechamiento 5 Lorenzo de Boturini, Idea de una historia general de la América septentrional, versión mimeografiada, Barcelona, 1962. 24 El Estado de México alimenticio y de ganado equino destinado al transporte y al trabajo. También se explotaba el ganado ovino —que abundaba en la región de Jocotitlán, Ixtlahuaca y Jiquipilco—, debido a su rentable aprovechamiento y las facilidades para el pastoreo en esas regiones. Sin embargo, la actividad ganadera, la introducción del arado y la tala de bosques fueron modificando el paisaje del Valle de México y transformaron algunas regiones, a tal grado que en el siglo XVII la carencia de agua se relacionaba con el corte desenfrenado de árboles que se realizaba en todo el centro del país; incluso desde entonces ya se observaba una reducción en el nivel del lago de Texcoco. En cuanto a la agricultura, la producción de maíz se convirtió en una fuente importante de riqueza. En esta actividad destacaron la zona de los volcanes y el Valle de Toluca. Chalco fue la región más rica, aunque su economía también se fortaleció por ser paso obligado en el camino entre México y Veracruz, donde pernoctaban los viajeros. La historia señala a Toluca como un gran productor de este grano, que por su dureza, no era utilizado para consumo humano sino para alimentar al ganado. Desde principios del siglo XVII Toluca fue célebre por sus jamones y tocinos, su mercado era muy rentable y favoreció el desarrollo en otras regiones del estado como Texcoco y Otumba. La principal región productora de trigo fue Tepotzotlán, seguida de Cuautitlán y Otumba, lugares en los que el cultivo del maguey ocupaba un lugar destacado que se mantuvo por muchas décadas. En el sur del estado se daban sin demasiado esfuerzo los frutos propios de “tierra caliente”. De modo especial, la caña de azúcar se cultivó en el ingenio de Jalmolonga, una hacienda de jesuitas cerca de Malinalco. Pero la región sureña fue más conocida por sus reales de minas, llamadas así porque eran propiedad del rey, quien concedía su explotación a los particulares señalándoles impuestos especiales; destacaba la denominada Provincia de la plata, hoy Taxco, aunque Zacualpan y Temascaltepec también producían oro y en Sultepec se explotaba cobre y plomo. 25 Héctor Guevara Ramírez El comercio era practicado principalmente por españoles, aunque no menguó la fortaleza del comercio indígena que tradicionalmente se practicaba en el Valle de Toluca desde tiempos prehispánicos. En este sentido fue notable la gran cantidad de productos comercializados por los indígenas del valle, pues aunque las haciendas prácticamente controlaban la producción de trigo y de ganado mayor, las comunidades suministraban otros productos como frutas, legumbres, madera, gallinas, conejos y patos, entre otros. Sin duda, el mercado de la Ciudad de México fue muy importante para el Valle de Toluca, tanto para las haciendas como para las comunidades indígenas. En efecto, los valles del altiplano como Toluca, Atlixco, Puebla y Cuernavaca, formaron parte del gran conjunto regional productivo que tenía como centro próximo la Ciudad de México, capital del Virreinato. En desarrollo minero, el estado continuaba con la explotación constante del subsuelo en las minas del sur, particularmente de Temascaltepec y Zacualpan. Sin embargo, la atención después se dirigió hacia una nueva zona mineral descubierta en la región noroeste: El Oro. En el año 1787 inició su explotación con gran bonanza, pues tan sólo siete años más tarde su producción fue tan alta que obtuvo la distinción de participar en la Diputación minera, organismo que promovía y ordenaba el mundo de los metales. Expresión artística y cultural La cultura, las artes y las letras tuvieron en estas tierras su más alta expresión. En un primer periodo que comprende hasta la primera mitad del siglo XVII, son piedra angular y representativos de lo anterior, notables escritores como los texcocanos Juan Bautista Pomar, Juan de Tovar y Fernando de Alva Ixtlixóchitl, así como Domingo Chimalpáin, oriundo de Amecameca. A todos ellos se debe buena parte de los conocimientos acerca de nuestro pasado indígena, pues ellos mismos y sus manifestaciones artísticas son fruto del más auténtico y remoto mestizaje. 26 El Estado de México No se puede omitir la aportación literaria de José Bartolomé de Alva Ixtlixóchitl, Diego de Nájera Yanguas, Juan de Dios Castro y Antonio del Rincón; los dos últimos pertenecían a La Compañía de Jesús, así como del teólogo Antonio de Peralta, originario de Zumpango de la Laguna, cuyas obras se imprimían en México y se reimprimían en Holanda y otros países de Europa. En el campo, de la poesía cabe mencionar a Fray Juan de La Anunciación, autor de numerosas loas y poemas que eran de lo más leído de la época. En este ámbito destaca otra talentosa mexiquense y gran mujer de su época, Sor Juana Inés de la Cruz, cumbre de la literatura mexicana, que nació en 1648 en San Miguel Nepantla. Su nombre antes de tomar el hábito religioso era Juana de Asbaje y Ramírez de Santillana, conocida en su época como la “Décima musa”, dama de honor de la virreina Leonor María Carreto, marquesa de Mancera. Sor Juana fue novicia en la orden de las Carmelitas Descalzas y tomó los hábitos en el convento de San Jerónimo. Su obra es tan amplia que no sólo se circunscribe a la literatura en sus diversos géneros, sino que con magistral talento abordó temas de historia, filosofía, música y teología dentro del espíritu barroco, convirtiéndose en un icono de la cultura de esa época que se mantiene vigente hasta nuestros días. En las ciencias y las artes destacó José Antonio Alzate, su nombre completo era José Antonio de Alzate y Ramírez de Santillana. Este hijo predilecto de Otumba nació el 21 de noviembre de 1737 y es uno de los baluartes que ha dado más gloria a la entidad mexiquense. Además de ser el científico más prolífico de los criollos ilustrados, fue bachiller en teología en el Colegio de San Ildefonso y realizó importantes aportaciones en los campos de la astronomía, geografía, química, física, arqueología y cartografía. En su memoria, en el año de 1884 se fundó la institución que dio origen a la Academia Nacional de las Ciencias de México. Su amplia obra es conocida en diferentes partes del mundo; en ella destacan El diario literario de México, Observaciones sobre la física, historia natural, artes útiles y diversas gacetas de literatura. 27 Héctor Guevara Ramírez Creación de las intendencias en la Nueva España A finales del siglo XVIII, la administración de la Nueva España estableció su reforma más importante: la creación de las intendencias. Ese cambio también provocó la supresión de la figura de los alcaldes mayores y corregidores, pues en su lugar aparecieron intendentes y subdelegados. La importancia de estos cambios radicó no sólo en el establecimiento de la jurisdicción de esta intendencia, que desde ese tiempo delineaba un territorio más homogéneo en cultura, territorio y población, sino que le brindaron mayor identidad porque sus límites coincidían con la demarcación del arzobispado, ámbito que serviría de base para la futura creación del Estado de México. En lo político, con las reformas provenientes de La Casa de Borbón se instrumentaron acciones para eliminar a los criollos de cargos públicos relevantes. Destacaba, por ejemplo, la prohibición de integrarlos a los cuadros de la alta jerarquía católica y de los altos cargos burocráticos. Esta discriminación clasista empeoró en 1804, cuando el gobierno español despojó a la Iglesia novohispana del capital que prestaba a los criollos para financiar la producción agrícola. Tal determinación de la Corona agudizó tanto la situación al grado que se generó un gran empobrecimiento del campo y, como consecuencia, la abrupta caída en la cría de ganado y en el cultivo de productos. En los albores de 1810 esta lucha de razas también desencadenó una lucha social, donde los criollos realmente resentidos y los indígenas agobiados por sus penurias, sólo esperaban un indicador social para expresar incluso con violencia su más clamoroso descontento. La lucha por la independencia estaba en marcha, inició en Guanajuato y muy pronto se extendió hasta alcanzar los territorios del Estado de México. 28 El Estado de México Época independiente Uno de los hechos más importantes que influyeron de forma contundente en la consumación de la independencia, ocurrió precisamente en el Valle de Toluca. El imperio español envió tropas expedicionarias a México, especialmente para sofocar la nueva insurrección promovida por Agustín de Iturbide. El virrey Juan Ruiz de Apodaca, conde del Venadito, mandó una gruesa división de esas tropas a Toluca, bajo el mando del Coronel Ángel del Castillo; sin embargo, la plaza fue defendida heroicamente el 18 de junio de 1821 por Vicente Filisola. Al saber del inminente ataque a Toluca, Vicente Filisola decidió salir de la ciudad con escasos efectivos. Se refugió en la hacienda La Huerta para atraer a las fuerzas españolas haciéndoles creer que lo vencerían fácilmente, pero al utilizar sus flancos, las envolvió en fuego cruzado hasta aniquilarlas y hacer prisioneros a más de 300 españoles. Con su arrojo y valentía, José Joaquín del Calvo, Antonio García Moreno, el Padre Izquierdo, pero sobre todo Felipe Martínez, quien fuera sucesor de Pedro Ascencio de Alquisiras y Vicente Filisola, lograron el triunfo para la causa Trigarante. Aunque los textos de historia no destacan la trascendencia de este hecho histórico, para los mexiquenses es motivo de orgullo, pues la victoria de la hacienda La Huerta no sólo desprestigió y dividió a las tropas expedicionarias, sino que la derrota del conde del Venadito aceleró su destitución y apresuró la anhelada consumación de la Independencia. Al consumarse la Independencia el país estaba estructurado en una doble división política: intendencias y diputaciones provinciales. La intendencia de México comprendía los actuales estados de México, Querétaro, Morelos, Hidalgo, la mayor parte de Guerrero y todo el Distrito Federal. Las atribuciones del intendente eran sobre todo de tipo administrativo y hacendario. La división por diputaciones provinciales surgió de La Constitución Gaditana de 1812; éstas podían abarcar una o más intendencias y funcionaban en forma similar a una Cámara de 29 Héctor Guevara Ramírez Diputados, pues la mayoría de sus miembros eran elegidos popularmente y tenían facultades para supervisar la administración de algunos impuestos, impulsar la erección de ayuntamientos, promover la ilustración del país y procurar la implantación del orden constitucional. La diputación provincial de México, que tenía como sede la Ciudad de México, comprendía la propia intendencia de México, Oaxaca, Valladolid, Veracruz, Tlaxcala y por algún tiempo la de Puebla. Funcionó durante el Primer Imperio y finalizó su ejercicio en 1823; fue presidida por el virrey pero también formó parte de ella el intendente de México en turno. Esta figura tuvo una importancia política singular, ya que en su seno surgieron las voces que legitimaron el movimiento de independencia y también sustentó el surgimiento del sistema republicano federal. La provincia de México, sin ser aún estado, paradójicamente tuvo dos tipos de diputados, los que formaron parte de las Cortes de España y los que integraron los congresos generales constituyentes en México de 1822 y 1824. Algunos acontecimientos como la abdicación de Agustín de Iturbide a consecuencia de la sublevación republicana, la integración del Triunvirato en el poder ejecutivo, el decreto del Congreso para otorgarles su libertad a las antiguas intendencias y la decisión de conformar la Federación de Estados Mexicanos, desencadenaron los aspectos jurídicos para la creación del Estado de México. Cabe mencionar que hasta entonces no existía el Estado de México, las denominaciones políticas eran reinos, provincias e intendencias. La entidad mexiquense fue creada mediante el decreto firmado el 4 de octubre de 1823, y aprobado el 20 de diciembre del mismo año. El primer Congreso Constituyente del Estado se instaló el 2 de marzo de 1824. En su primera sesión, se designó al general Melchor Múzquiz como gobernador provisional y posteriormente al brigadier Manuel Gómez Pedraza. Esta etapa inicial de designación del primer gobernador del estado tiene una gran importancia, por lo que será analizada con mayor profundidad al relacionarla con otros hechos históricos de la época en los que se refiere la primera protesta formal de dicho cargo. 30 El Estado de México Desde esos años ya se manifestaba la supremacía del Estado de México en relación con las otras entidades. Su ubicación geográfica en el centro del país le permitió ser cruce de infinidad de rutas; incluso, fue el centro geográfico del territorio nacional considerando los territorios del sur como Guatemala. Su población de 1,300,000 habitantes constituía 21% de la población total; su ingreso económico era tan vasto que generaba una gran derrama hacia el gobierno central. En ese contexto, la fortaleza del Estado de México generó en el poder central la convicción de que era necesario disminuir el poder que geopolíticamente representaba. Por ello, no sólo se le obligó a proporcionar una contribución elevada al centro, sino que en esa época también se le arrancó a nuestro estado la Ciudad de México como capital. En ese territorio se creó el Distrito Federal como la capital de toda la nación. La crisis política que vivió la patria en la incipiente época independiente convulsionó en repetidas ocasiones al estado. Este escenario de graves tensiones hizo evidente la necesidad de emprender un plan de reformas para minar la supremacía eclesiástica en los asuntos civiles. Este plan constituye el primer antecedente del gran movimiento de reforma que el Dr. Valentín Gómez Farías estableció para toda la nación y que tuvo distintas líneas de continuidad por casi un siglo. La época independiente se caracterizó por la lucha constante para desmantelar las estructuras y forma de gobierno heredadas de la Colonia, típicamente centralistas y represivas. Estas pugnas fueron el motor inicial de drásticos cambios en los mandos de los gobiernos establecidos. Sin embargo, las estructuras coloniales se mantuvieron un largo periodo antes de consolidarse la independencia en todos los aspectos de la vida nacional. En este periodo la lucha armada fue una constante. En la época independiente el centralismo dio al Estado de México una connotación especial porque lo convirtió en departamento, con lo cual se produjo un hecho paradójico: el poder central no sólo acrecentó su territorio integrando a su jurisdicción la región que comprendía el estado de Tlaxcala, sino que la Ciudad 31 Héctor Guevara Ramírez de México, que inicialmente había sido reclamada al supremo poder de la federación por el congreso de la entidad, finalmente fue restituida como capital del Departamento de México. Por su trascendencia, estos hechos son analizados con más detalle a la luz del establecimiento de las distintas capitales del estado. Para entonces, el supremo poder conservador se instauró en la cúspide del sistema centralista y como forma de control político, estableció la figura de los departamentos en sustitución de las entidades federativas; creó las juntas departamentales como organismos auxiliares de los gobernadores y conformó las asambleas departamentales para suprimir las legislaturas locales. Sin embargo, ese control político fue relativo, puesto que la junta y la asamblea del Departamento de México dieron vida jurídica a diversos ordenamientos legales que fortalecieron tanto a los ayuntamientos como a la instrucción pública. Algunas de estas disposiciones se conservaron cuando se restableció el federalismo, evidenciando la honestidad y autonomía de esos órganos de representación. Es preciso señalar que, en general, la época independiente fue escenario de un periodo de luchas por desterrar el colonialismo entre grupos ideológicos rivales: centralistas y federalistas, identificados en la historia como conservadores y liberales, respectivamente, de ahí la importancia de conocer a detalle esos periodos de lucha en la historia nacional y sus repercusiones en el Estado de México. Situación general del Estado de México en la época independiente En los albores del México independiente nuestra entidad se caracterizaba por ser un territorio muy vasto dentro de todo el que conformaba la antigua colonia española; asimismo, tenía un gran peso en todos los indicadores de la época, una población cercana a la quinta parte de toda la del país y una rica producción económica. También era un centro de confluencia intelectual de 32 El Estado de México grandes eminencias nacionales que vivían al tanto de las transformaciones sociales en otras latitudes. En esa época, irrumpe en el escenario mundial la consolidación de los Estados Unidos de América, sustentada en un proceso de independencia que estableció un nuevo modelo de organización política y social, regido por un sistema federal con principios constitucionales y basado en los derechos del hombre, tal como se empezaba a manifestar en Europa. En tanto, desde la segunda mitad del siglo XVIII Inglaterra experimentaba una severa crisis económica y el debilitamiento comercial de sus colonias. En conjunto, los pueblos de América evolucionaban históricamente a partir de la lucha de los pueblos para independizarse de los imperios dominantes en la época, como el inglés, español y holandés. Este deseo de emancipación estaba nutrido de ideas libertadoras influenciadas que provenían del protestantismo, por motivaciones comerciales como el intercambio de productos entre colonias e imperios antagónicos, por el desarrollo del pensamiento económico que buscaba mayor productividad, así como por el rompimiento de esquemas de producción basados en la explotación y la opresión de las personas. Estos hechos, que generaban verdaderas corrientes de pensamiento en todo el mundo, encontraron su cauce en distintas regiones y grupos sociales de nuestro país. En el Estado de México destacan ilustres exponentes como José María Luis Mora, uno de los mexicanos más conocidos a nivel internacional en el pensamiento libertario de entonces. En nuestra entidad, esa etapa histórica coincidió con el origen de la profunda raigambre liberal mexiquense y la herencia viva del pensamiento luminoso del Dr. José María Luis Mora, cuyo nombre original era Joseph María Servín de la Mora Díaz Madrid,6 hombre clave en la historia constitucional de México, fuente del humanismo social, héroe de las ideas llevadas a la práctica mediante el derecho y creador del Instituto Científico y Literario 6 El nombre completo de Mora apareció en su diploma de bachiller de 1812 (Mora Documents, 1806-1838, University of Texas) […] el “Luis” comenzó a aparecer entre sus nombres inexplicablemente en 1827 […] en Hale Charles A., El liberalismo mexicano en la época de Mora 1821-1853, Siglo XXI, México, 1972, p. 74. 33 Héctor Guevara Ramírez como centro de desarrollo del pensamiento de la época, cuyo legado fecundo de muchos años se sintetizó el 14 de febrero de 1827 en la conformación de la primera Constitución de la entidad. También se atribuyen a Mora los principales temas del Congreso Constituyente del Estado de México y por consiguiente, el desarrollo y ejecución de sus primeros decretos. En resumen, son muchos los acontecimientos relacionados con un mismo hombre que es parte fundamental de la historia del Estado de México, por lo que seguiremos hablando de su participación en distintos episodios de la vida de la entidad. La obra del Dr. Mora es fundamental en la historia del Estado de México. Los siguientes datos son esenciales para ubicarlo mejor en su tiempo y en las circunstancias específicas del Estado de México. Nació en Chamacuero, hoy Ciudad Comonfort, Guanajuato,7 el 12 de octubre de 1794, realizó sus primeros estudios en la Escuela Real de Querétaro y en el Colegio de San Ildefonso, en donde obtuvo el grado de Doctor en Teología en 1820, y a partir de entonces se desempeñó como catedrático. En 1822, a los 28 años, fue miembro de la diputación provincial de México y posteriormente presidente del Congreso del Estado de México, diputado al Congreso general del Estado de Guanajuato en 1833, y Ministro extraordinario y plenipotenciario en Inglaterra en 1846. Falleció el 14 de julio de 1850 en París. Para ese entonces, la lucha liberal entre las logias masónicas escocesas y yorkinas también tuvo como escenario el naciente Estado de México. La legislatura local se convirtió en su lugar de debate y también en su centro de escisión. Las hasta entonces discretas logias masónicas encontraron un foro para debatir ideológicamente, poner en práctica sus ideas y demostrar la inviabilidad de las del grupo antagónico. En ello radicó precisamente gran parte de los enfrentamientos entre los grupos rivales de entonces: centralistas y federalistas. 7 Información recabada en Pensamiento político y administrativo de gobernadores destacados y personajes ilustres del Estado de México: José María Luis Mora, núm. 2, Gobierno e Instituto de Administración Pública del Estado de México, Toluca, 1989. 34 El Estado de México El Plan de Iguala y la Independencia de México La Independencia de México es el hecho político que representa la fundación de la nación mexicana gracias a la conformación del Ejército Trigarante ―símbolo armado de la lucha popular―, que surgió de la unión de las tropas que aun cuando habían sido enemigas acérrimas, coincidieron en el superior interés de la libertad. Dos corrientes políticas confluyeron y sustentaron a sus correspondientes brazos armados para abolir la dominación española: la conformada por los insurgentes y los republicanos en una expresión mexicanista, así como la de los intereses criollos profundamente identificados con el régimen imperial. El Ejército Trigarante entró triunfante a la Ciudad de México el 27 de septiembre de 1821,8 día glorioso de la consumación de la Independencia. Sin embargo, Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero no desfilaron juntos esa ocasión al frente del ejército marchó Iturbide,9 mientras que en la retaguardia, al mando de la última división del contingente venía Vicente Guerrero, quien se ganó el cariño de su tropa predicando con el ejemplo. Su padre, Pedro Guerrero, al volverse partidario del ejercito realista, fue enviado por el virrey Apodaca para convencerlo de que depusiera las armas y aceptara el indulto. Pero nada hizo cambiar las ideas del general insurgente, ni siquiera los ruegos de su padre, a lo que Guerrero afirmó: “Señores, este es mi padre, ha venido a ofrecerme el perdón de los españoles y un trabajo como general español, yo siempre lo he respetado pero la patria es primero”. Paradójicamente, ninguno de los viejos insurgentes como Vicente Guerrero o Guadalupe Victoria ―los que combatieron desde los primeros años de lucha―, firmaron el acta de Independencia. Los signatarios fueron los criollos cercanos a Iturbide. 8 Este día también fue motivo de celebración de sus legítimos autores: Agustín Cosme Damián de Iturbide y Aramburu festejaba su cumpleaños 38, mientras que Vicente Guerrero Saldaña celebraba su santoral número 48. 9 Según las crónicas de la época, Agustín I desvió la ruta del desfile para pasar por la calle de Plateros (hoy Madero), donde vivía una dama aristocrática llamada María Ignacia Rodríguez de Velasco, mejor conocida como “La güera Rodríguez”, con quien se dice que sostenía un romance. Frente a su balcón, Iturbide inclinó la corona, se bajó del corcel y le entregó a la dama una rosa antes de continuar su marcha triunfal hasta la plaza central del Palacio virreinal. 35 Héctor Guevara Ramírez En ese año de 1821, Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero firmaron el Plan de Iguala, documento mediante el cual se proclamó la independencia y se estableció la monarquía como forma de organización política ofreciendo la corona a Fernando VII o a cualquier otro príncipe de sangre real; aseguró la vigencia de la religión católica y los privilegios del clero secular y regular; además, instauró garantías a la propiedad y fijó los cargos civiles, eclesiásticos y militares sin alteración alguna. La coyuntura política y la correlación de fuerzas hicieron posible la implantación del Primer Imperio. El breve gobierno de Agustín I fue despótico, atacó la libertad de prensa, encarceló a diputados de tendencia republicana y propuso su disminución en el Congreso; asimismo, ocupó ilegalmente la propiedad particular, menospreció a los antiguos insurgentes y desplegó el rencor que guardaba contra sus opositores cometiendo graves atropellos en su contra. El escenario de confrontación del emperador con el Congreso provocó su disolución el 31 de octubre de 1822; esta institución fue reemplazada por la Junta Nacional Instituyente que designó el propio Iturbide. “El dragón de hierro”, como le apodaban a Iturbide, también entró en conflicto con miembros prominentes del Ejército. Este hecho desató una profunda revuelta encabezada por Antonio López de Santa Anna y José Antonio Echávarri, quienes proclamaron el 1º de febrero de 1823 el Plan de Casa Mata; pronunciamiento militar que exigió la inmediata reinstalación del Congreso y el reconocimiento del principio de la soberanía nacional. Dicho movimiento fue secundado por la vieja guardia insurgente, representada por los militares Guadalupe Victoria, Nicolás Bravo y Vicente Guerrero. Presionado por la rebelión, Agustín de Iturbide reinstaló el Congreso el 4 de marzo de 1823. El peso político y militar de los republicanos adheridos al Plan de Casa Mata hizo que Agustín I despertara de su sueño imperial y presentara ante el Congreso su abdicación el 19 de marzo. Una vez empoderado, el Congreso instituyó un poder Ejecutivo provisional conocido como el Triunvirato, integrado por Guadalupe Victoria, Nicolás Bravo y Pedro Celestino Negrete. 36 El Estado de México Pero fue hasta el 17 de junio de 1823 cuando se decretaron las bases para la elección del nuevo Congreso Nacional Constituyente. Todas las provincias suspendieron sus preparativos de organización política interna en espera de la Constitución Federal, excepto Guatemala, que se separó de México días después. El nuevo Congreso Constituyente quedó formalmente instalado el 7 de noviembre de 1823. La idea de dar autonomía y órganos de gobierno propios a las provincias, no obedecía al deseo de imitar instituciones ajenas como las estadounidenses, sino a una dolorosa experiencia interna que inició con el centralismo colonial y culminó con el fraccionamiento de la república por la separación de Guatemala y la amenaza latente de Yucatán. Dada ya la independencia provincial se requería una sistematización completa, fue entonces cuando se recurrió al lógico modelo que era la Constitución de los Estados Unidos de América, cuya traducción circulaba en varios periódicos de la época y estaba contenida en el libro de Vicente Rocafuerte, Ideas necesarias a todo pueblo americano independiente que quiera ser libre, el cual fue editado en Filadelfia en 1822 y reeditado un año después en Puebla. La asimilación del esquema estadounidense se apoyó en un importante documento llamado “Pacto Federal de Anáhuac”, preparado por el diputado constituyente Prisciliano Sánchez (17831826), en el que se expresaba que las provincias exigían el Estado Federal, libertades propias y que a esa voluntad debería plegarse el Congreso Nacional. Tiempo después, Prisciliano Sánchez presentó en el Congreso Constituyente un esquema del Estado federal donde se advertía un conocimiento profundo y avanzado de las instituciones estadounidenses. Anticipándose con mucho a las objeciones de la federación, Sánchez exponía que en el sistema federal la nación se dividía en estados pequeños e independientes a fin de ocurrir a sus necesidades políticas y domésticas de una manera más inmediata, con un menor costo, con mejor conocimiento y con mayor interés que el que pudiera tomar por ellos un gobierno lejano y 37 Héctor Guevara Ramírez extraño, cuya autoridad, la mayoría de las veces era ignorante, mal informada y obraba sin tino ni justicia. Sánchez concluía con la idea de que la independencia recíproca de los estados en nada debilitaba la fuerza nacional porque, en ella, la federación rueda siempre sobre un eje y se mueve por un resorte central común que se denomina Gobierno Federal. La exposición del diputado Sánchez presentaba las instituciones estadounidenses en una forma clara y sistemática, explicando los principios políticos de los cuales se derivaban. Además, añadió preceptos que en su concepto redondearían la estructura federal, usó una terminología jurídico-política entendible para quienes se acercaban por vez primera al Federalismo y por último, se anticipó en forma brillante como un hábil estratega parlamentario a los argumentos que podían esgrimir los impugnadores de la idea federal. Con tales planteamientos, fue definitiva la influencia del “Pacto Federal de Anáhuac” en el Congreso Constituyente. Los principales críticos del Federalismo en el seno del Congreso Constituyente fueron los diputados José María Becerra y fray Servando Teresa de Mier. El primero de ellos presentó su voto en desacuerdo con el Federalismo, fundamentalmente porque, decía, crearía separaciones como las que se presentaban en Chiapas, Jalisco, Yucatán, Oaxaca y Zacatecas. Su error de apreciación histórica es obvio, pues ocurrió justamente lo contrario: la separación fue causada por el excesivo centralismo, y la unión sería posible con el Federalismo. Por otra parte, fray Servando Teresa de Mier se pronunció en contra del acta constitutiva propuesta. En su intervención del 11 de diciembre de 1823 en el Congreso, reconoció que el pueblo había expresado su voto a favor del Federalismo pero pensaba que el Congreso debía ir en contra. La posición que fray Servando Teresa de Mier defendía, en la actualidad nos ayuda a entender la distinta naturaleza de la Federación de Estados en Norteamérica y la de nuestro país. Por un lado, Teresa de Mier señalaba que la prosperidad de Estados Unidos había sido y estaba siendo el disparador del continente, porque no se había ponderado bastante la inmensa distancia que 38 El Estado de México mediaba entre ellos y nosotros. Esa nación ya estaba conformada por estados separados e independientes que se federaron para unirse contra la opresión de Inglaterra; por lo tanto, estimaba que federarnos estando unidos significaba dividirnos y atraer los males que se buscaba remediar con esa federación. Fray Servando simplemente no quería aceptar el Estado federal a pesar de reconocerlo como un hecho en nuestro país. A final de cuentas, con sus ideas y críticas a Estados Unidos fortaleció el Federalismo a la manera mexicana. Hacia la Constitución Federal de 1824 La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1824 representa la consumación jurídica de la lucha de Independencia. La transformación de las estructuras antiguas en unas nuevas basadas en la forma republicana y federalista de gobierno, nos lleva a realizar algunas precisiones. En primer lugar, nos ayuda a comprender las luchas abiertas entre grupos de poder representativos de la sociedad en su conjunto, pero no escapa a la referencia comparativa con la Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica, de la que se ha señalado es una copia fiel, un tanto por tenerla en aproximación en la época de expedición, así como para encontrar en ella rasgos de una aparente y simple transcripción de algunas de sus partes. Por ello, el estudio de la Constitución de 1824 es imprescindible para entender la historia del Estado de México, en especial cuando ésta se analiza a partir de sus antecedentes principales y del proceso de su elaboración. A continuación se presentan algunos de los hechos que mejor explican estos procesos. Antecedentes de la Constitución de 1824 La Guerra de Independencia, como todas las revoluciones, constituye un hecho histórico que entrañó la transformación radical 39 Héctor Guevara Ramírez de la estructura social, económica y política de México. Para comprender esa lucha libertaria es necesario conocer el proceso histórico del cual derivó, así como el nuevo sistema político que su irrupción proyectó hacia el futuro, ya que esta realidad que hoy se vive, como afirma Maurice Duverger: […]está ligada a las estructuras económico-sociales, a los niveles de desarrollo, a las ideologías y sistemas de valores y a las tradiciones culturales. Su conjunto forma el sistema político de cada país, cuyos diferentes elementos no son separables.10 De esta manera, para efectos de este estudio, creemos que la sucesión de hechos en el tiempo no es obra de la casualidad, ya que para su realización y desarrollo existen factores y fuerzas sociales que los aceleran, retardan o modifican en el momento y en la oportunidad en que deben ocurrir, como refiere Benítez Treviño en el texto que citamos con anterioridad. Con estas ideas, no escudriñar en los antecedentes del surgimiento de nuestra nación y su evolución sería tanto como permitir que el vacío histórico impida rescatar nuestra identidad, cuyo valor social carecería de sentido si no consideramos nuestro pasado indígena y la conquista española como una mezcla de factores relacionados estrechamente y que nos hacen entender nuestro pasado, presente y futuro a partir de estas premisas. Si consideramos que nuestra constitución es un conjunto de reglas y principios políticos que es resultado de su propio proceso histórico, entonces es preciso hacer referencia a dos instrumentos de derecho público que ejercieron una gran influencia doctrinaria y práctica en la Constitución Federal de 1824, es decir, la Constitución Gaditana y la Constitución Política de la monarquía española. La Constitución Gaditana de 1812 es el primer instrumento jurídico-político reconocido por la nación mexicana. Diversos acontecimientos ocurridos en España le dieron origen y fundamento; 10 “El constitucionalismo en las postrimerías del siglo XX”, en La Constitución mexicana, 70 años después, tomo VI, UNAM, México, 1988, p. 310. 40 El Estado de México por ejemplo, el destronamiento del Rey Carlos IV, la exaltación de Fernando VII, la ocupación francesa en España, la Carta de Bayona, la rebelión popular contra José Bonaparte “Pepe botella”, la creación de la Junta suprema central y gubernativa, así como su establecimiento en la isla de Cádiz. El escenario en la Nueva España era diferente, en tanto una parte de los mexicanos luchaba contra el gobierno virreinal, otra pugnaba por el retorno de Fernando VII a través de la “reasunción de la soberanía”. La convocatoria a las Cortes de Cádiz ordenó la elección de 15 diputados por la Nueva España; la Asamblea legislativa dio inicio el 24 de septiembre de 1810, sólo nueve días después del Grito de Dolores. La Constitución fue jurada el 30 de septiembre; en este acto destacaron por su calidad de tribunos José María Gutiérrez de Terán, José Miguel Ramos Arizpe y José Mejía Lequerica. La Constitución de Cádiz de 1812 tiene un gran significado para el país y desde luego para el Estado de México, ya que Ramos Arizpe, su notable precursor, incorporó en ella aspectos de gran trascendencia para el Federalismo de nuestros días; por ejemplo, se ordenaba la instauración de ayuntamientos en todas las comunidades de más de 1,000 habitantes, así como el establecimiento de siete diputaciones provinciales, y precisamente de una de ellas surgió el Estado de México. Por lo tanto, esta Constitución representa la conformación del estado, así como el surgimiento del municipalismo moderno en función de la población y no de la productividad de una comunidad. Muchos de los municipios que hoy en día conforman el Estado de México tuvieron su origen en la Constitución de Cádiz y su vida institucional se mantiene activa desde esa época; entre ellos encontramos a Axapusco, Chiautla, Hueypoxtla, Ixtapan de la Sal, Lerma, Metepec, Nicolás Romero (Monte Bajo), Ocoyoacac, Otumba, Sultepec, Tecamac, Temoaya, Tenancingo, Tenango del Aire, Teotihuacan, Tepotzotlán, Tequixquiac, Texcoco, Tianguistenco, Tlalmanalco, Toluca, Tultitlán y Zinacantepec.11 11 Roberto Moreno Espinosa (coord.), Origen y evolución del municipio en el Estado de México, apéndice I, de la Obra Conmemorativa del V Centenario del Encuentro de dos Mundos, Gobierno del Estado de México, Toluca, 1992. 41 Héctor Guevara Ramírez Todos estos municipios tienen una actividad propia de los gobiernos municipales anteriores a 1820, son los municipios mexiquenses más antiguos del estado, aunque desde tiempos de la conquista algunos de ellos ya desarrollaban una vida como poblados organizados. Una vez consumada la Independencia de México, con bases como la tradición municipalista, la práctica en la integración de códigos políticos y el conocimiento jurídico constitucionalista de los mexicanos que participaron en Cádiz, se conformó una eficaz herramienta jurídica que influyó en la elaboración de la Carta Magna de 1824. El Decreto Constitucional para la libertad de la América Mexicana, conocido también como la Constitución de Apatzingán, fue promulgado el 22 de octubre de 1814. Sin duda es el documento que mayor carga de influencia social, jurídica y política otorgó a la Constitución 1824; no obstante, los “puristas” del Constitucionalismo mexicano afirman que en sentido estricto no es una Constitución, pues cuestionan su vigencia y el sustento legal de la representación de los diputados que participaron. El decreto constitucional del 22 de octubre de 1814, no sólo expone un conjunto de principios y aspiraciones políticas que legitiman el rechazo de la insurgencia mexicana al restablecimiento de la monarquía española, sino que este documento, redactado por Andrés Quintana Roo, Carlos María Bustamante y José Manuel Herrera, contiene en su estructura y en su parte dogmática, las reflexiones de Juan Jacobo Rousseau con respecto a la soberanía, el concepto de libertad individual de Hugo Grocio y la teoría de la división de poderes de Charles-Louis de Secondat, barón de Montesquieu. Más allá de las aportaciones del enciclopedismo francés, holandés e inglés, el Decreto de Apatzingán nutrió su contenido con la voz de un grupo de patriotas que sufrieron en carne propia la esclavitud y la opresión de la conquista. Su contenido jurídico se sustenta en los elementos constitucionales de Ignacio López Rayón y en el proyecto constitucional elaborado por fray Vicente de Santa María, pero el aspecto social y de los derechos 42 El Estado de México del hombre, que lo colocan en el cenit de la patria, fueron producto de los Sentimientos de la nación, que irrumpieron con el grito libertador de Morelos en el Primer Congreso de Anáhuac: […]la felicidad del pueblo y de cada uno de los ciudadanos consiste en el goce de la igualdad, seguridad, propiedad y libertad. La íntegra conservación de estos derechos es el objeto de la institución de los gobiernos y el único fin de las asociaciones.12 El “siervo de la nación”, don José María Morelos y Pavón, es una perenne fuente de inspiración para todas las Constituciones del mundo, ya que penetrar en la esencia de los 22 sentimientos nos permite transitar por los más sentidos valores del ejercicio del poder público: libertad, igualdad, seguridad, independencia, legalidad, nacionalismo, patriotismo, soberanía, división de poderes y democracia. Las aportaciones a la Constitución de 1824 de este héroe de la libertad, que fue heredando a las constituciones posteriores de 1857, 1917 y al hombre universal, respectivamente, se sintetizan en el ideal plasmado en el sentimiento número 12, expresado en el Congreso de Chilpancingo de la siguiente manera: Que como la buena ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro Congreso deben ser tales que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia, y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, aleje la ignorancia, la rapiña y el hurto.13 Desde luego, la Constitución de 1824 tiene sus antecedentes en esta evolución jurídica y sus correspondientes instrumentos, pero el más inmediato y directo es el Acta Constitutiva de la Federación Mexicana, la cual compiló el espíritu de muchos de ellos y se trata con más detalle en la siguiente sección. 12 Pedro Ángel Palou, Morelos: morir es nada, Planeta, México, 2007, p. 180. 13 José Rogelio Álvarez, Enciclopedia de México, 14 tomos, SEP, México, 1987, p. 4196. 43 Héctor Guevara Ramírez Acta Constitutiva de la Federación Mexicana Una vez que el imperio de Agustín de Iturbide sucumbió y se proclamó la república, el gobierno provisional, encabezado por Guadalupe Victoria, Nicolás Bravo y Pedro Celestino Negrete, convocó el 7 de noviembre de 1823 a un nuevo Congreso Constituyente en el que se creó la primera Constitución Federal de México. Miguel Ramos Arizpe fue nombrado presidente de la Comisión de la Constitución y con su grupo, el 20 de noviembre de 1823 presentó un proyecto de acta constitutiva con 36 artículos. Los debates correspondientes incluyeron aquellos que ya se daban en muchos ámbitos entre federalistas y centralistas, los cuales siempre fueron prolongados y más que acalorados, y por ello los acuerdos no se tomaban con la celeridad que los gobiernos provinciales exigían. Con la finalidad de presionar al congreso para que resolviera a favor del Federalismo, algunas provincias como Guatemala declararon su independencia y otras como Yucatán decidieron imitarla si no se establecían las bases constitutivas que le dieran legalidad a sus demandas. Como resultado de esto, el constituyente Ramos Arizpe redactó en tres días el Acta Constitutiva de la Federación, que firmaron los diputados y fue aprobada por el Congreso con el título de Acta Constitutiva de la Nación Mexicana el 31 de enero de 1824.14 Con estos antecedentes, el Federalismo quedó consagrado en el Acta Constitutiva y posteriormente en la Constitución de 1824. De esta manera, se establecieron dos tipos de órdenes de gobierno, el de la federación y el de cada uno de los estados. A partir de entonces también se crearon tres poderes federales: el Legislativo, formado por un Congreso general compuesto por dos cámaras, la de diputados, integrada por representantes de elección, y la de senadores, conformada por dos representantes de cada estado nombrados por las respectivas legislaturas. 14 María del Pilar Iracheta Cenecorta y Diana Birichaga Gardida, A la sombra de la primera república federal: el Estado de México 1824-1835, El Colegio Mexiquense A. C., Toluca, 1989, p. 52. 44 El Estado de México El Ejecutivo se depositó en un presidente y un vicepresidente para suplir las ausencias del primero, ambos eran elegidos por las legislaturas de los estados. Cada una de éstas designaba a dos personas, quien obtenía el mayor número de votos sería presidente y el que le seguía en votos se nombraba vicepresidente. Esta norma produjo efectos desastrosos, ya que el vicepresidente por lo general era el rival más encarnizado del presidente en turno. El poder Judicial Federal quedó depositado en la Suprema Corte de Justicia, en tribunales de circuito y juzgados de distrito. Cada uno de los órganos federales fue dotado de sus normas fundamentales de gobierno dentro del marco señalado por la propia Constitución Federal. Asimismo, se previó que en cada estado existieran tres poderes públicos de la misma manera que en el gobierno federal: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Así, el poder Legislativo quedó depositado en una legislatura compuesta del número de individuos que determinaran las constituciones estatales, electos por el voto popular; el poder Ejecutivo quedó a cargo de una o varias personas, según la decisión de cada estado, que lo ejercitarían por tiempo limitado; por último, el poder Judicial se asignó a un tribunal de justicia. En esos términos quedó edificado el Federalismo en una época en que aún no se definía totalmente la fisonomía de la actual sociedad mexicana. Congreso Constituyente de 1823-1824 A partir de la promulgación del Acta Constitutiva de la Federación Mexicana, los primeros debates del Congreso se plantearon fundamentalmente en torno a dos tendencias: la conservadora y la liberal. Los conservadores pugnaban por un gobierno centralista que señalara a los estados los lineamientos a seguir en su gobierno interior; en tanto, los liberales pretendían gobiernos autónomos surgidos de elecciones internas en cada una de las entidades y unidos a la república por un pacto federal. 45 Héctor Guevara Ramírez En los debates del Congreso Constituyente se mantuvieron las corrientes a favor y en contra del sistema federal. La discusión acerca de si la nación debía adoptar una forma de gobierno federal o central se tornó agresiva y apasionada. Desde entonces, la gran pugna histórica entre centralistas y federalistas se agravó y por consiguiente, sus repercusiones en el Estado de México fueron constantes. Con argumentos políticos, sociales o económicos se debatió la legitimidad del Federalismo mexicano, al que se acusaba de advenedizo y extraño a la realidad y al rigor del pensamiento social. Con el tiempo estas continuas discusiones pusieron en claro que, en nuestra nación, el Federalismo tuvo una cuna legítima, ya que sirvió a otras necesidades decisivas y propuso soluciones apremiantes en los primeros pasos de nuestra vida independiente. El Congreso Constituyente Federal de 1823 tuvo una importante representación del Estado de México, la diputación de la entidad se integró con los diputados, que se presentan en orden alfabético en el cuadro 1.3, a quienes correspondería, a nombre Diputados por el Estado de México en el Congreso Constituyente Federal de 1823 Juan Manuel Assorrey José Cirilo Gómez y Anaya José Francisco de Barreda Bernardo González Pérez de Angulo José Basilio Guerra José Hernández Chico Candorco Carlos María Bustamante Cayetano Ibarra José María de Bustamante Francisco María Lombardo Luciano Castorena Ignacio de Mora y Villamil Luis Cortázar Francisco Patiño y Domínguez José Ignacio Espinosa José Agustín Paz Antonio de Gama Córdova Juan Rodríguez José Ignacio González Caralmuro Felipe Sierra Cuadro 1.3 * Cuadro elaborado por el autor con información citada. 46 El Estado de México del Estado de México, expedir la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos de 1824. Al Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Guadalupe Victoria, le correspondió publicar la Constitución de 1824, y lo hizo en la forma tradicional, como hasta ahora se publican los bandos municipales, ya que tanto en el Estado de México como en cada una de las entidades federativas constituidas, así como en los territorios correspondientes, se colocó un pliego con el contenido de la Constitución a las afueras de los principales edificios públicos, plazas y lugares de gran concurrencia de los ciudadanos del lugar. Sin duda, que el principal precursor del Congreso Constituyente de 1823-1824 fue José Miguel Rafael Nepomuceno Ramos Arizpe, ideólogo de éste, quien además de ser el más ilustre de los constitucionalistas de su tiempo, poseía una gama de conocimientos que le permitieron destacar como el principal innovador del Federalismo en nuestro país. A su fallecimiento, el Congreso de la Unión lo declaró benemérito de la patria y su nombre fue inscrito con letras de oro en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. Proyecto para crear la entidad del Valle de México El proyecto y la idea de crear una entidad federativa ubicada en el Valle de México fueron resultado de varios procesos históricos que permitieron esa posibilidad jurídica, que aunque inmadura, era factible para modificar la división territorial del Estado de México y un medio para el mejor control político y económico de la Ciudad de México como capital del país. A la luz del Acta Constitutiva de la Federación Mexicana, la idea se vislumbró en el caso de que la evolución federalista de nuestro país trasladara a otra entidad el asentamiento y residencia de los poderes federales. Aunque esta idea parece muy lejana, y se manifestó como tal a lo largo de varios episodios de la historia nacional, 47 Héctor Guevara Ramírez por distintas razones logró transformar la división política del país y de manera particular la del Estado de México. Como veremos a continuación, la creación del Estado del Valle de México tuvo varios episodios, todos hipotéticos, ya que su condición de existencia o de cobrar vigencia representaba el traslado de los poderes federales a cualquier otro lugar del país fuera de su sede original en la Ciudad de México. El origen del Valle de México como entidad política se remonta precisamente al debate que se dio durante las sesiones del Congreso Constituyente de 1824, en las que se discutía el traslado de los supremos poderes federales a Querétaro. En efecto, los diputados Juan Ignacio Godoy y Fray Servando Teresa de Mier, expusieron en esas reuniones la necesidad de una extensión territorial para el Valle de México, que el primero definió como el círculo de 12 leguas y el segundo como “México con su Valle”. La segunda referencia a la creación del Estado del Valle de México se encuentra en la compresión del Distrito de México realizada por el Congreso Constituyente del estado y que incluía los partidos de Tlalpan (con Xochimilco, Mexicaltzingo y Coyoacán), Chalco, Cuautitlán, México (con Tacubaya), Texcoco (con Coatepec), Tacuba, Zumpango (con Ecatepec) y Teotihuacan. Esta división distrital que será precisada y comentada más adelante, representa una etapa de la evolución territorial del estado propiciada por la Constituciónde 1824. Este concepto territorial del Valle de México se formó por un perímetro que limitaba al este con la Sierra Nevada, al sur con los volcanes Tláloc y Ajusco, al oeste con los poblados de Santa Fe y Monte Alto, y al norte con la laguna de Zumpango. En esencia, esta definición territorial era un auténtico concepto geográfico y no político, ya que el Valle de México estaba constituido por toda aquella superficie que no fuera montañas, es decir, la superficie plana del territorio circundada por las grandes cadenas montañosas que lo rodeaban. La desventaja política de este concepto territorial era que el Distrito Federal estaría rodeado por completo por el Estado de México; por eso, se pensaba en una división territorial que le 48 El Estado de México permitiera a la capital una salida directa a Tlaxcala y Puebla, y con ello la comunicación comercial con Veracruz evitando un posible estrangulamiento en el tránsito a la capital y por el cobro de peajes por parte del Estado de México, que era una de las principales medidas recaudatorias en aquellos tiempos. Triunfa el Federalismo: nace constitucionalmente el Estado de México Cabe destacar que dos circunstancias influyeron de manera determinante en el triunfo del Federalismo en nuestro país: la primera fue la victoria del Plan de Casa Mata de 1823, que buscaba la reinstalación inmediata del Congreso pero con la intención de convocar inmediatamente a otro. La rebelión armada que sostuvo este movimiento, doblegó al imperio de Iturbide y restauró el Constituyente, propiciando la declaración de libertad y soberanía de las entidades federativas a través del Acta Constitutiva y la propia Constitución de 1824. Todo ello dio lugar al inicio de la vida constitucional del país bajo la forma de organización política en una república federal. La segunda circunstancia que determinó el triunfo del liberalismo se dio en virtud de que la mayoría de los constituyentes de 1824 entendieron que la Constitución de los Estados Unidos de América, plasmaba con acierto las ideas políticas de democracia, liberalismo y autonomía por las cuales luchaban, por lo que esa constitución resultó un modelo natural que era preciso adecuar a nuestra realidad. La mayor parte de las provincias optaron por la república federal y por lo tanto, promovieron la soberanía de cada estado. Por otro lado, el aislamiento derivado de lo accidentado de nuestra geografía, favoreció de distinta manera el desarrollo económico de algunas regiones que adquirieron una relativa autosuficiencia. Y así comenzó el desarrollo de cada entidad bajo el sistema federal, mediante principios jurídicos igualitarios para todas las entidades 49 Héctor Guevara Ramírez pero con una disponibilidad territorial y geográfica distinta para cada una de ellas. En diciembre de 1823, el Congreso Nacional aprobó el artículo constitutivo que declaraba al Estado de México como una de las entidades de la federación, y el 31 de enero de 1824 nacía la federación mexicana con la promulgación del acta constitutiva. Tiempo después, el 2 de marzo de 1824, se instaló la legislatura constituyente del Estado de México con una gran ceremonia realizada en el salón de juntas del Ayuntamiento de la Ciudad de México, acompañada de un Te Deum en la catedral metropolitana y el ingrediente marcial de las salvas de artillería. Ese mismo día, el coronel Melchor Múzquiz, jefe político superior, cedió el cargo al Dr. Francisco Guerra, presidente de la legislatura, y extendió sus felicitaciones a nombre de la diputación provincial saliente. Entonces, la legislatura designó a Múzquiz como gobernador interino y aprobó un plan para la organización provisional del mismo. Este ceremonial constituye el primer proceso protocolario de la entrega y recepción formal de los poderes bajo un procedimiento específico en la entidad, y sobre todo, destaca porque se realizó de manera pacífica. La fundación del Estado de México ha sido analizada desde diferentes puntos de vista que han determinado dos fechas distintas de la erección, el 31 de enero de 1824 y el 2 de marzo del mismo año. Este último planteamiento es el más aceptado, pues debido a la aplicación de un principio de lógica jurídica elemental, se entiende que no podría haber federación de estados, si no existieran previamente estados que federar, y la federación se creó el 31 de enero a partir de estados ya constituidos. Esta idea no estaría en discusión constante si los planteamientos efectuados al respecto por Alfonso Sánchez García15 en su estudio histórico no fueran en el siguiente sentido: […]fue durante el gobierno de Abundio Gómez (dos veces gobernador del estado, 1920-1921 y 1921-1925) en 1924, cuando 15 Alfonso Sánchez García, Historia del Estado de México, Dirección de Prensa y Relaciones Públicas del Gobierno del Estado de México, Toluca, 1974, pp. 277- 278. 50 El Estado de México decretó que se debía celebrar la erección del estado el 2 de marzo, lo cual explica el profesor Romero ( Javier Romero Quiroz, investigador especializado en historia, evolución política, territorial y heráldica del Estado de México),16 porque ya se le había pasado al gobernador la primera fecha del 31 de enero y no tuvo más remedio que echar mano de la segunda fecha del 2 de marzo para celebrar dignamente el primer centenario de vida legal en nuestra provincia y no quedar en ridículo[…] Cabe mencionar que en todos los actos constitutivos que se formalizan hoy en día a través de un documento escrito, la fecha de suscripción es la que sirve para determinar el inicio de la vigencia de los derechos y obligaciones derivadas de esa suscripción y, por consiguiente, marca el inicio de la existencia de lo que se formaliza mediante el protocolo correspondiente. Al respecto, es claro el ejemplo del acta constitutiva de cualquier sociedad, ya que marca su inicio con la fecha de su suscripción y no cuando se decide iniciar operaciones o realizar actos especificados en su propia acta constitutiva. La conmemoración de la fundación del Estado de México, al menos desde que se tiene memoria, de que se celebra (1824), equivale a decir que una persona cumple años en una fecha determinada por el simple hecho de celebrarlo repetidamente año con año, como el día que empezó a hablar o caminar; un ejemplo más claro es la manera en que las actuales sociedades se constituyen pero no realizan actos propios de su objeto social hasta tiempo después, como sería el inicio de operaciones, contrataciones, compras, ventas etc., o cualquier otra actividad que por ley estuvieran facultadas a ejecutar. En términos jurídicos, los hechos llevados a cabo el 2 de marzo de 1824 marcan el inicio de la vida libre y soberana del Estado de México, que incluyó la instalación de su Congreso y la realización de algunos actos soberanos. No obstante, el Estado de México ya existía formalmente como una entidad federativa y se caracterizaba 16 Los paréntesis son anotaciones del autor y no pertenecen a la cita textual. 51 Héctor Guevara Ramírez por una vida propia e intensa en los aspectos sociales, económicos e institucionales correspondientes a un verdadero estado. En ese lapso se realizaron las primeras elecciones para presidente y vicepresidente de la república, cargos que ocuparon Guadalupe Victoria y Nicolás Bravo, respectivamente. El 10 de octubre de 1824 fue el día en que juraron, como poder Ejecutivo, la primera Constitución política del país, la de 1824. Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos de 1824 Como se puede observar, la evolución histórica y la sucesión de los hechos antes descritos llevaron a un momento culminante, ya que los resultados de la lucha de independencia se resumieron en la Constitución de 1824. Esta aseveración es importante porque una lucha revolucionaria puede llevar exitosamente a un nuevo orden social únicamente si se materializa en una norma jurídica suprema, bajo la cual se rijan todos los aspectos generales de la vida pública y social de la nación por medio de instituciones. Si la Constitución de 1824 se considera como la concreción histórica y material de la guerra de independencia de México, de ninguna manera se podría entender sin esa lucha nacional y por lo tanto, ningún hecho posterior ni cualquier instrumento jurídico en el país puede concebirse sin una relación con esta Constitución que, a su vez, es el antecedente original de las nuevas constituciones políticas que le han sucedido. La Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos de 1824 presenta elementos y características peculiares que la distinguen de otras constituciones: en primer lugar su denominación aludía al propósito fundamental de constituir a los estados de México en una unión federal. En la denominación de los documentos normativos de corte fundacional se observa con claridad que aludían principalmente a 52 El Estado de México un propósito específico; destacan por ejemplo: el Acta Solemne de la Declaración de Independencia de la América Septentrional, el Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana (Constitución de Apatzingán), el Pacto Federal de Anáhuac y la propia Acta Constitutiva de la Federación. La Constitución de 1824 se convirtió en la norma suprema que formalizó, mediante su reconocimiento expreso, la existencia constitucional de distintas entidades y territorios federativos, organizados para su funcionamiento y desarrollo bajo la forma de gobierno republicano federal. Una característica muy importante de esta Constitución es que consolidó la evolución jurídica y política de las anteriores instituciones gubernativas, de intendencias y diputaciones provinciales a estados independientes. Proceso histórico en que el Estado de México nace el 2 de marzo de 1824. Otra característica fundamental de la Constitución de 1824 es que de manera ordenada e institucional, las diputaciones provinciales evolucionan prácticamente a poderes legislativos de los estados independientes, mientras que las jefaturas políticas superiores de esas diputaciones se transforman en las gubernaturas de los mismos al menos en su etapa inicial, tal como sucedió con el Estado de México. De la misma manera, es de trascendental importancia el hecho de que la Constitución de 1824 otorga formalmente libertad e independencia a los estados para desarrollarse y evolucionar en el ámbito económico, según sus propios intereses y necesidades, lo cual se comenzó a manifestar desde tiempos coloniales con la explotación específica de algunos recursos naturales y procesos productivos especializados en cada provincia. En este sentido, es posible afirmar que la característica fundamental de la Constitución de 1824 es que instauró el Federalismo como sistema político con el objetivo principal de ejercer facultades propias de los estados, que le cedían para su ejercicio a un gobierno común dividido en tres poderes federales, enfocados esencialmente a garantizar lo que derivó de todas las luchas y revueltas sociales y políticas previas: la independencia. 53 Héctor Guevara Ramírez De esta manera, el gobierno de la federación se dedicaría principalmente a garantizar la soberanía nacional a través del establecimiento de un sistema de defensa militar y de la procuración del mantenimiento de la paz y el orden social a partir de los principios de la Constitución. Es decir, a partir de la conformación por escrito de la unión y del pacto que suscribían las entidades federativas para un sistema de gobierno común, se autorizó incluso el uso de la fuerza para mantener la unión. Como podemos observar, desde el punto de vista jurídico esta Constitución se desarrolló a partir del 1 de abril de 1824, cuando el Congreso de la Unión empezó a discutir el proyecto, que finalmente fue aprobado el 3 de octubre de ese año y publicado el día 4 del mismo mes y año. Dicha Constitución fue aprobada por 96 diputados, de los cuales 20 eran del Estado de México. En el artículo 5 de la Constitución se estableció que:17 Las partes de esta federación son los estados y territorios siguientes: el estado de las Chiapas, el de Chihuahua, el de Coahuila y Tejas, el de Durango, el de Guanajuato, el de México, el de Michoacán, el de Nuevo León, el de Oajaca, el de Puebla de los Ángeles, el de Querétaro, el de San Luis Potosí, el de Sonora y Sinaloa, el de Tabasco, el de las Tamaulipas, el de Veracruz, el de Jalisco y el de Yucatán y el de los Zacatecas: el territorio de la Alta California, el de la Baja California, el de Colima y el de Santa Fe de Nuevo México. Como se puede apreciar, inicialmente la federación estuvo conformada por 19 estados y cuatro territorios federales. El estatuto correspondiente a Tlaxcala se dejó pendiente para fijarse en fecha posterior. Cabe mencionar que estas entidades federativas se institucionalizaron antes de la expedición de la Constitución, por lo que su fecha de fundación en todos los casos es anterior al 4 de octubre de 1824. 17 De conformidad con el texto original de la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos, contenida en el Decreto del Congreso General Constituyente de la Nación Mexicana, México, 4 de octubre de 1824. 54 El Estado de México También en el año de 1824, pero posteriormente a la publicación de la Constitución, el 18 de noviembre, se constituyó el Distrito Federal. Las demás entidades federativas y territorios se fueron erigiendo paulatinamente en estados libres y soberanos. La Constitución de 1824 estuvo vigente hasta 1836, cuando fue sustituida por las Leyes Constitucionales de la República Mexicana, conocida también como Las Siete Leyes, que representaban la total supresión del Federalismo, una de las aportaciones fundamentales de la Constitución de 1824. En síntesis, la Constitución Política de 1824 otorgó a nuestra patria no solo la calidad de estado sino también de Nación; consolido documentalmente los principios de independencia y libertad; organizó al estado mexicano en una república federal que estructuro el poder público en dos ámbitos de gobierno: el estatal y el federal; consignó el principio de la división de poderes, organizando al supremo poder de la federación en Ejecutivo, Legislativo y Judicial y ordeno el principio democrático de la renovación periódica de estos poderes. La doctrina constitucional mexicana se sustenta en estos principios, que desde 1824 continúan vigentes porque establecen el sentido de nuestra mexicanidad, la Constitución Mexicana conserva este apotegma: Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una república representativa, democrática, federal, compuesta de estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior; pero unidos en una federación establecida según los principios de esta ley fundamental. Es importante señalar que el texto original del decreto mediante el cual se expide la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos, tenía el siguiente encabezado antes de iniciar su título primero: En el nombre de Dios Todopoderoso, autor y supremo legislador de la sociedad. El Congreso General Constituyente de la Nación 55 Héctor Guevara Ramírez Mexicana, en desempeño de los deberes que le han impuesto sus comitentes para fijar su independencia política, establecer y afirmar su libertad y promover su prosperidad y gloria, decreta la siguiente: Constitución de los Estados Unidos Mexicanos[…] A nuestro juicio, este encabezado contiene la esencia de la propia Constitución y al mismo tiempo las razones a partir de las cuales evolucionó tanto la nación como el Estado de México, que se resumen en: consolidación de la independencia y determinación definitiva del sistema de gobierno separándolo de los asuntos religiosos en el ejercicio del poder público. Con estas premisas es posible entender la evolución de nuestra entidad a partir de las grandes transformaciones generadas por una línea conductora: la Constitución de 1824. 56 Evolución Política y desarrollo Constitucional del Estado de México L a evolución política y el desarrollo constitucional del Estado de México se caracterizan por su reciprocidad, es decir, que sólo es posible entender ambos aspectos si se consideran de manera integral y no de forma aislada. Esta condición permite establecer que el desarrollo y las transformaciones políticas del estado generalmente se han materializado en nuevas disposiciones legales, que en la mayoría de los casos han alcanzado el nivel de constitucionales. Los cambios y la evolución que ha experimentado el Estado de México a partir de su existencia formal en 1824, tuvieron el mayor impacto en el ámbito político y por consecuencia, en el constitucional, sobre todo debido a que sus elementos fundamentales como la población y su territorio correspondían a la intendencia del mismo nombre. No obstante, el gobierno tuvo que formarse a partir de las disposiciones de la propia Constitución de 1824, es decir, que para ejercer sus atributos se requiere de personas facultadas, así como de espacios territoriales limitados para la residencia y ejercicio de la autoridad. 57 Héctor Guevara Ramírez Por ello, este capítulo describe de manera amplia las repercusiones más importantes que la Constitución Federal de 1824 causó en el Estado de México y de manera particular en los siguientes aspectos: 1) en su territorio, que comprendía porciones de lo que ahora son parte de seis distintas entidades federativas: Hidalgo, Morelos, Distrito Federal, Guerrero, Tlaxcala y el actual Estado de México, y cuya superficie se estimaba en 120,800 km2;1 2) en su capital política, que era aquella que hoy constituye la de la propia nación y que tuvo residencia en más de ocho lugares distintos de su territorio en 11 distintas ocasiones; y por último 3) en su gobierno, que se transformó de acuerdo con la evolución constitucional federal y sus propias necesidades, y donde su población, casi una cuarta parte de la de todo el país, vivió tanto los efectos del desarrollo político y social de la nación, como los propios y muy particulares cambios estatales. Estos fenómenos evolutivos se analizan desde amplias perspectivas, que van desde las luchas armadas de la época hasta las discusiones y debates legislativos. Camino hacia la primera Constitución Política del Estado de México Las repercusiones más significativas e inmediatas en el Estado de México con la promulgación de la Constitución Federal de 1824, además de las referidas en el primer capítulo que corresponden a la evolución de la vida institucional de nuestro estado, destacan aquellas enfocadas a arreglar de manera transitoria el ejercicio del poder público en el territorio de esta entidad federativa, que se constituía formalmente en estado libre e independiente de conformidad con el sistema federal que se adoptó como sistema de gobierno en el país. Estos cambios nacionales hicieron que a partir de la Constitución Federal de 1824, el Congreso Constituyente del 1 Véase anexo iconográfico pág. 273. 58 El Estado de México Estado de México expidiera el 2 de marzo del mismo año, en lo que hoy es la capital del país, su primer decreto, el número 1, que refería lo siguiente: Para que continúe interinamente el jefe político: el Congreso del Estado de México, luego que se declaró instalado, acordó que entretanto se organiza el gobierno provisional y nombra gobernador, continúe V.S. en el ejercicio de sus funciones que le pertenecían como Jefe Político; lo que participamos a V.S. de orden del mismo Congreso, para su publicación y observancia.2 Este decreto se dirigió al entonces jefe político general, Melchor Múzquiz. Como una repercusión lógica en todo este contexto, el mismo Congreso Constituyente del Estado expidió su Decreto número 2 en la misma fecha que el primero: “Sobre la organización provisional del gobierno interior del Estado de México, compuesto por los partidos que comprendía la provincia del mismo nombre”.3 De esta manera, el Congreso del estado se dio prisa para iniciar el proceso de transformación de la vida económica, enfocando su atención en el artículo 4 del Decreto número 2, que buscaba dar prioridad a la atención de los asuntos del estado y sin lugar a dudas, los temas económicos eran los de mayor urgencia, por lo que ese artículo estableció que “[…]se determinarían todos los asuntos relativos a las finanzas del estado”. De esta manera se decretó otra medida de suma importancia y complementaria de la anterior, ya que en términos de los fundamentos económicos del estado en ese artículo se determinó que: “[…]los habitantes del estado no podrán ser gravados sino en la proporción que lo fuesen los de los otros Estados[…]”. Las limitaciones que tenía el Congreso local para dictar las medidas necesarias que permitieran llevar a cabo estas disposiciones, eran 2 “Decreto Número 1 del Congreso del Estado de México”, 2 de marzo de 1824, en Colección de del Congreso del Estado de México 1824-1910, Poder Legislativo del Estado de México, LV Legislatura, Instituto de Investigaciones Legislativas-Universidad Autónoma del Estado de México-El Colegio Mexiquense A.C., tomo l, p. 5. 3 Idem, pp. 5-6. 59 Héctor Guevara Ramírez la propia carencia de una Constitución Federal que al momento de su publicación no vulnerara o inhibiera las medidas adoptadas y los decretos expedidos por el propio Congreso local del estado. Este hecho, referido desde la erección del propio estado, tiene una gran trascendencia, ya que a partir de la promulgación de la Constitución Federal, el Congreso local tuvo que esperar para conocer las fuentes de ingreso que tendría el gobierno federal y cuáles le iban a corresponder al gobierno del estado. Este tema dio origen a un gran debate y fue motivo de la repetida confrontación entre las entidades federativas y el gobierno federal, pues no se había determinado con precisión qué le correspondía a cada uno en materia de recursos económicos y por consiguiente, en la atención de los problemas sociales y la prestación de servicios a la población en general. Con estos dos primeros decretos se proporcionaron los elementos necesarios para la existencia y desarrollo inicial del Estado de México, es decir, se delimitaron las bases de su territorio, de la población y del gobierno. Bajo este nuevo esquema de vida federal, la entidad adquirió las características de un estado libre, independiente y soberano. Primer Congreso Constituyente: inicio de la vida política del Estado de México Tal como lo estipulaba el Acta Constitutiva, el Estado de México eligió a su primer Congreso Constituyente y los representantes populares (diputados) ratificaron el pacto federal erigiéndose como estado. Los actos que analizaremos en esta sección nos mostrarán con detalle el inicio de la vida política de nuestra entidad, pero desde un punto de vista estrictamente jurídico, ya que son numerosas las evidencias que determinan que el Estado de México ya llevaba una auténtica vida formal como tal, a diferencia de otras entidades adheridas al Pacto Federal en 1824 y con mayor razón las que se erigieron años después de la promulgación de la Constitución de 1824. 60 El Estado de México La expedición del Decreto número 1 por parte del Congreso Constituyente del Estado marca el arranque de la vida jurídica de la propia entidad, así como el nacimiento de sus instituciones gubernativas al amparo de la división de poderes. Así, el Estado de México, expresado en la soberanía de su Congreso, daba inicio a la conformación de otro de los poderes públicos del mismo; es decir, ya se tenía un poder, el Legislativo, y a partir de éste se debía instituir a los otros dos: el Ejecutivo y el Judicial. Esto se concretó a través de ese primer decreto, por medio del cual se designó a un gobernador provisional del estado. Como se observa en el mismo documento, dicho nombramiento recayó en la persona del general Melchor Múzquiz, quien en ese momento cumplía con la función pública de jefe político de la antigua intendencia de México, que en términos territoriales era la jefatura del territorio que en la actualidad tienen los Estados de México, Guerrero, Morelos, Hidalgo, Querétaro, parte de Tlaxcala y el actual Distrito Federal. Pero después de estos actos, el Congreso Constituyente del Estado tenía que organizar el proceso de elección del gobernador constitucional, en el cual resultó electo el también general Manuel Gómez Pedraza y como teniente gobernador fue nombrado el propio general Melchor Múzquiz. Cabe mencionar que el general Gómez Pedraza no aceptó la designación como gobernador del estado, ya que de manera simultánea el Congreso de Puebla le otorgó el mismo nombramiento, mismo que aceptó, protestó y juró adecuadamente. Por lo tanto, en los mismos términos de la Constitución, el general Melchor Múzquiz pasó de teniente gobernador a ocupar el cargo de primer gobernador constitucional del Estado de México. Al inicio de su vida constitucional el Estado de México enfrentaba diversas urgencias; por ejemplo, conformar un gobierno integrado con los tres poderes públicos funcionando a plenitud. Asimismo, una vez nombrado el gobernador tenía que ejecutar las disposiciones decretadas por el Congreso del estado, que inmediatamente después emitió el Decreto número 2 en la misma fecha del primero y con base en éste comenzaron las tareas del primer gobierno constitucional del Estado de México. 61 Héctor Guevara Ramírez Ese segundo Decreto de fecha 2 de marzo de 1824, representa uno de los hechos que dieron origen a la vida institucional del estado y por lo tanto, requiere de un análisis especial que se presenta más adelante. Ante estos hechos y de conformidad con el artículo 7 de la Constitución política federal, el Estado de México inició su vida política independiente. Este precepto establecía las 20 entidades y los cuatro territorios de aquella naciente república. Para dar legalidad a la nueva situación, el Congreso Nacional dispuso que todos los ciudadanos del país expresaran en ceremonias solemnes, la promesa de observar y obedecer la Constitución. Las autoridades civiles, militares y eclesiásticas del Estado de México dieron cumplimiento a esa disposición el 29 de febrero de 1824, por medio de una ceremonia en el atrio de la iglesia parroquial de la ciudad de Toluca. Los diputados elegidos para integrar el Primer Congreso Local en la Ciudad de México, al iniciar sus sesiones el 2 de marzo de ese año, hicieron lo mismo. Esta ceremonia histórica, que revistió singular importancia para la vida política de la entidad, se describe con detalle en el periódico El Sol, en un artículo titulado “Instalación del Congreso de este estado”, que en repetidas ocasiones ha sido citado en documentos e investigaciones. Cabe mencionar que este periódico prácticamente era un medio de difusión masónico, ya que estaba fundado, dirigido y escrito por liberales que después se manifestarían en distintas formas como fervientes defensores de las libertades del estado: En la Ciudad de México a los 2 días del mes de marzo de 1824, los señores diputados al Congreso del Estado, los individuos de la Diputación Provincial con su secretario y los del ayuntamiento de esta capital reunidos en la sala capitular de este cuerpo, de regreso de la santa iglesia catedral, donde se cantó solemne Te Deum, se procedió por el secretario de su diputación provincial a recibir de los señores diputados el juramento ante el jefe político superior, bajo la fórmula siguiente: Juráis a Dios haberos bien y fielmente en el cargo que el Estado os ha encomendado, mirando 62 El Estado de México en todo por el bien y prosperidad del mismo estado, y guardar y cumplir el Acta Constitutiva de la Federación Mexicana, haciéndola igualmente guardar y cumplir a todas las autoridades, corporaciones e individuos del estado y lo mismo en cuanto a la Constitución General de la Federación Mexicana que forme el Congreso Constituyente. —Sí juro—. Si así lo hiciereis, Dios os premie y si no, os lo demande. Y habiendo contestado todos afirmativamente, se procedió por escrutinio secreto a la elección de presidente, vicepresidente y secretarios, y fueron nombrados para presidente el ciudadano Dr. José Francisco Guerra, para vicepresidente el ciudadano José Ignacio Nájera, y para secretarios los ciudadanos José Figueroa y Joaquín Villa[…] […]Concluidas las elecciones, se retiraron el jefe político, la Exma. Diputación provincial y el Exmo. Ayuntamiento, quedando el Congreso instalado y en sesión. De esta manera tan solemne nació la vida política libre y soberana del Estado de México, con la instalación de su primer Congreso y la designación de su primer gobernador el 2 de marzo de 1824, fecha en que se conmemora dicho acontecimiento. Ciudad de México: Capital Mexiquense La nueva correlación de fuerzas que la naciente república experimentó en las relaciones del poder y los principales acontecimientos de su nueva vida constitucional hizo imprescindible, que la capital originaria del nuevo Estado de México fuera la Ciudad de México, ya que en su territorio no sólo se fundó la gran Tenochtitlán que fue el principal centro del poder de los pueblos mesoamericanos, sino también se asentó allí la sede del Poder Colonial, la Provincia o reino de México, que después sería llamada intendencia de México. En esa circunstancia, el General Melchor Múzquiz estableció sus oficinas en el edificio que fue sede de la Santa Inquisición y después de la Escuela de Medicina; 63 Héctor Guevara Ramírez por su parte “[…] el primer Congreso local se instaló en un inmueble de las calles del Indio Triste (Hoy Correo Mayor)”.4 Cuando el Congreso Federal designó a la Ciudad de México como capital de los Estados Unidos Mexicanos, el Estado de México se vio inmerso en una nueva problemática de tal magnitud que su Congreso tuvo que buscar por primera vez un territorio con la capacidad suficiente para albergar a los poderes de la joven entidad, a la que prácticamente se le quitaba su capital mediante decreto. La búsqueda del Congreso estatal de una nueva capital propia tenía como principales requisitos tener presencia entre los ciudadanos, así como la historia necesaria para hacerse notar entre la gente de la región. Cabe mencionar, que para entonces las características a las que se refería dicho decreto sólo posibilitaban la ubicación de la capital en algunas haciendas de sus alrededores o en varios pueblos no muy bien comunicados con la ciudad, con pocos servicios y a una distancia mínima de dos leguas, es decir 11,144 metros lineales del centro del Zócalo de la Ciudad de México. Con la determinación de fundar en la Ciudad de México la capital de todo el país, la federación resolvía uno de sus principales problemas, dar asiento definitivo a los poderes federales para posteriormente fortalecer su institucionalización mediante el equipamiento básico en infraestructura y recursos humanos que permitiera el desarrollo óptimo de sus funciones. Este tema motivó intensos debates y discusiones en el Congreso Constituyente Nacional, ya que varios diputados argumentaban que la Ciudad de México era patrimonio de toda la nación y no de un estado en particular, pues su edificación había llevado más de 300 años, le había costado a todas las provincias de México y se debía al esfuerzo de todos los mexicanos y no sólo de los que en ella habitaban o pertenecían al Estado de México. Por lo tanto, consideraban absurdo que fuera capital de un solo estado. Es claro que, en la medida en que la federación resolvía el asunto de la sede de los poderes federales, al Estado de México se le 4 Enciclopedia de México, op. cit., p. 5310. 64 El Estado de México complicaba el establecimiento de su capital. Los debates del Congreso relacionados con la creación del Distrito Federal causaron gran polémica, ya que los principales diputados del Estado de México destacaron la relevancia del asunto. Sin embargo, no todos se manifestaron en el mismo sentido, podría decirse que incluso los propios diputados del estado tenían posiciones antagónicas. Por un lado, el Dr. José María Luis Mora lideraba una corriente de opinión que se manifestaba en contra de que la Ciudad de México se convirtiera en la sede de los poderes de la federación y por consiguiente, se erigiera en el territorio del Estado de México un Distrito Federal. Con esta decisión, además de que se le cercenó una parte de su territorio, se retiró toda la infraestructura y el equipamiento urbano —los más desarrollados de la época en todo el país—, con lo cual se limitó el avance futuro del estado causando un daño irreversible a su patrimonio. Por otro lado, estaba el grupo de diputados, que si bien no era muy numeroso, estaba representado por Lorenzo de Zavala. Ellos se pronunciaban a favor de la creación del Distrito Federal en los términos a la propuesta. Por lo tanto, se considera que desde este momento los intereses de Zavala eran contrarios a los del estado; también llama la atención su antagonismo con Mora. En otras palabras, Lorenzo de Zavala atenta contra el estado y el Dr. Mora defiende su integridad. En este proceso legislativo, que se empezó a dictaminar en una comisión especial y a discutir el 22 de octubre de 1824, a través de nueve sesiones del Congreso en pleno varias sesiones secretas, se logró dictaminar y aprobar sólo parcialmente el decreto, ya que la sesión tuvo que suspenderse luego de que fue discutida la exposición que en salvaguarda de su territorio hizo el Congreso del Estado de México. El encendido debate hizo necesario la presencia y la participación de los secretarios de los distintos despachos del gobierno relacionados con el asunto. Ese debate en el Congreso concluyó con la determinación tomada el 18 de noviembre de 1824, de que la Ciudad de México se establecía como la capital de los Estados Unidos Mexicanos, así como la sede de los tres poderes federales; con esto, el antiguo 65 Héctor Guevara Ramírez Palacio del Ayuntamiento ya nunca más sería la sede de ninguna autoridad mexiquense. Es importante destacar que durante los primeros meses en que la Ciudad de México se instituyo como capital federal, los servicios y demás operaciones para su funcionamiento se realizaban a costa del propio Estado de México, ya que el Congreso sólo resolvió decretar el lugar de residencia de los poderes federales, pero no precisó las bases para el funcionamiento del recién creado Distrito Federal. Las reacciones que esta determinación tuvo, no sólo se registraron en el Estado de México, sino también en otras entidades federativas, ya que en sus Congresos tampoco había unanimidad en la opinión de que la creación del Distrito Federal había sido la mejor decisión del Congreso Federal para ubicar la sede de los Poderes de la Unión. Algunas legislaturas de los estados apoyaron en este sentido al Congreso estatal, incluso la legislatura de Veracruz solicitó al Congreso Federal que revocara dicho decreto y propuso que este asunto se resolviera una vez que se escucharan las opiniones de todos los congresos de los estados; sin embargo, como es conocido, esta propuesta no prosperó. Este episodio histórico se prolongó por un tiempo considerable, ya que los poderes del estado mantuvieron su postura en contra de asentar la capital del país en la Ciudad de México. Esta lucha política se mantuvo a lo largo de varios años, aun cuando el gobierno federal ya había ordenado el traslado de los poderes del Estado de México a otro lugar distinto a la Ciudad de México. Los poderes federales ya habían iniciado su funcionamiento en dicha capital y los del estado mexiquense se rehusaban a salir. Al final, el gobierno del Estado de México no tuvo otra opción que buscar una nueva sede para su capital. Sin embargo, ninguno de los lugares propuestos resultaba apto para el establecimiento de los incipientes poderes locales y por consiguiente, el proceso resultó muy relevante y con significativas repercusiones para el estado. La decisión no fue fácil ni inmediata, como puede leerse en la literatura disponible, ya que antes de lograr su ubicación actual, la capital mexiquense se estableció en 66 El Estado de México distintas sedes, algunas provisionales, otras sin infraestructura y otras impuestas. El decreto de 2 de marzo de 1824, expedido por el Congreso estatal, establece la erección del Estado de México, situando su capital en la Ciudad de México; el 18 de noviembre de 1824, el Congreso de la Unión decretó, la creación del Distrito Federal estableciendo su capital también en la Ciudad de México. Como se puede apreciar los Poderes Federales y los Poderes del Estado de México, cohabitaron en la Ciudad de México durante el periodo comprendido del 18 de noviembre de 1824 al 31 de enero de 1827, en que éstos cambiaron su sede a Texcoco. Ese decreto5 de creación del Distrito Federal determinaba lo siguiente: […]señala a México con el distrito que se expresa para la residencia de los Supremos poderes de la federación. 1) El lugar que servirá de residencia a los Supremos poderes de la federación, conforme a la facultad 28 del artículo 50 de la Constitución, será la Ciudad de México. 2) Su distrito será el comprendido en un círculo, cuyo centro sea la Plaza Mayor de esta ciudad y su radio de dos leguas. 3) El gobierno general y el gobernador del Estado de México nombrarán cada uno un perito para que entre ambos demarquen y señalen los términos del distrito conforme al artículo antecedente. 4) El gobierno político y económico del expresado distrito queda exclusivamente bajo jurisdicción del gobierno general[…] 8) El congreso del Estado de México y su gobernador, pueden permanecer dentro del distrito federal todo el tiempo que el mismo congreso crea necesario para preparar el lugar de su residencia y verificar la traslación. 5 Decreto del Congreso General Constituyente, expedido en México el 18 de noviembre de 1824, Archivo General de la Nación. 67 Héctor Guevara Ramírez En estos términos, el Distrito Federal tendría una conformación circular exacta, cuyo centro sería el Zócalo de la Ciudad de México o el centro de su Plaza Mayor, y su territorio todo aquel comprendido dentro del perímetro circular de 11,144 metros de radio. La expedición de este documento, generó apasionados debates. La votación emitida que otorgó su aprobación nos demuestra su complejidad, pues lejos de ser unánime, arrojó 53 votos a favor y 32 en contra. Ley Orgánica Provisional para el arreglo del Gobierno Interior: Primera administración del Estado de México Desde la instalación del Congreso Constituyente del Estado de México, la participación del Dr. Mora en los asuntos legislativos del Estado fue una constante. El proyecto de una ley que organizara la incipiente entidad no fue la excepción, ya que en la preparación del proyecto del decreto de la Ley Orgánica Provisional para el arreglo del Gobierno Interior del estado, el Dr. Mora tuvo un papel relevante al interior de su comisión redactora, en la que también participaron José Ignacio Nájera, Alonso Fernández, Pedro Martínez de Castro, Mariano Casela y José María Jáuregui. La participación de José María Luis Mora fue la más importante, pues desde que redactó la exposición de motivos que contenía el Proyecto de decreto, dejó en claro la importancia de resolver, entre otras cosas, el ejercicio del poder público con una precisa división de poderes. Asimismo, Mora exponía claramente los asuntos urgentes de atención en el estado, así como el cumplimiento de los mandamientos del Acta Constitutiva de la Federación y de la propia Constitución, que en los hechos determinaban el reconocimiento de las figuras del gobierno federal, el reconocimiento de los principios de libertad y soberanía para reafirmar la independencia nacional y la manera de renovar el ejercicio del poder mediante las 68 El Estado de México instituciones republicanas. Esta exposición de motivos conformó un documento de gran interés; su importancia es tal que constituye la génesis de la organización administrativa del Estado de México. Dicha exposición de motivos describe, a manera de diagnóstico, las condiciones de precariedad que caracterizaban el desempeño de las funciones públicas a la luz de las enormes necesidades comunitarias, agudizadas por la extrema inestabilidad social de la época. Con respecto a la complejidad del diseño de un gobierno que se había definido federal con división de poderes, pero que tenía la restricción de no invadir lo reservado a la federación, Mora consideraba que era difícil atender y resolver todo menos lo que debería atender el gobierno federal, pero con la necesidad concreta de poner los límites necesarios al Poder Ejecutivo para que éste no se asimilara de ninguna forma a una figura autocrática, ni tampoco careciera de las facultades necesarias para convertirse en un conductor de los destinos sociales a partir de su capacidad para hacer cumplir las leyes que dictara el Congreso del estado. Lo anterior no puede ser explicado de mejor manera que con los pronunciamientos que el mismo Dr. Mora hizo al respecto: […]a la organización del Poder Ejecutivo, ni es menor tampoco la desconfianza con que se presenta al examen del Congreso esta parte de su proyecto. Entre todas las empresas que puede acometer el ingenio humano, ninguna acaso ofrece inconvenientes más insuperables que la organización de este poder terrible, que es irremediablemente el sostén o la ruina de las leyes; su debilidad y su vigor son igualmente peligrosos: aquélla abre la puerta a la sanguinaria anarquía, y ésta allana el paso al feroz despotismo. Señalar el punto medio entre ambos extremos ha sido el intento de cuantos filósofos han ilustrado las ciencias políticas, y de los legisladores a quienes en los últimos tiempos se ha confiado el difícil cargo de constituir a las naciones. Pero una triste experiencia nos enseña que a pesar de tantos esfuerzos, éste es acaso uno de los problemas que dejaremos por resolver a nuestros nietos. La comisión 69 Héctor Guevara Ramírez puesta entre estas dificultades ha tomado el camino que la prudencia le señalaba menos peligroso[…] El Dr. Mora continúo atendiendo y disertando sobre el aspecto institucional del Poder Ejecutivo del estado, pero también reflexionaba en el ámbito personal del depositario del Ejecutivo, asentando que: […]según ella piensa debe depositarse en un solo individuo, prescindiendo de que el carácter propio de este poder es la rapidez en la ejecución, inconciliable con la multitud de manos que siempre se estorban mutuamente. La necesidad en que se halla el Congreso de ahorrar hasta donde fuere compatible con la buena administración los gastos públicos, han inclinado a la comisión a proponer la medida que se discute. Sin embargo, ella no ha querido abandonar la suerte del estado a las inadvertencias o caprichos de un solo individuo. De ahí viene ese cuerpo consultivo, cuya organización ocupa el capítulo 4 del proyecto. Esta corporación, compuesta por los sujetos más beneméritos del estado, elegidos por el Congreso, debe ser el consejo del gobernador en todos los asuntos de gravedad.6 Con esta exposición en el Congreso, José María Luis Mora ya advertía que lo más difícil para iniciar un gobierno era la capacidad de aplicar las leyes y ejercer la autoridad, sobre todo de manera individual en el caso del Poder Ejecutivo, en el cual recaían las decisiones de mayor gravedad de ese tiempo y además resultaba sumamente peligroso cometer errores. De ahí la existencia de la figura de un Concejo integrado con cuatro personas más; por ello, el Dr. Mora apoyaba la idea de que el gobernador debería consultar por lo menos con esas personas 6 “Actas de debates para el proyecto del decreto orgánico provisional para el arreglo del gobierno interior del Estado libre y soberano de México”, recopiladas por Mario Colín en la bibliografía general del Estado de México, Biblioteca Enciclopédica del Estado de México, Toluca, México, 1963, vol. ll, p. 33. 70 El Estado de México los asuntos públicos de su competencia en los términos de ley, por la sencilla razón de que así tomaría mejores decisiones y se reduciría su carácter absoluto en el ejercicio de gobierno. El decreto que se comenta es el número 2. Éste fue promulgado el mismo día de la erección del Estado de México y constituye la base de toda la organización del gobierno del estado hasta nuestros días; asimismo, con sus únicos 12 artículos sirvió como principal fundamento a la posterior Ley orgánica provisional para el arreglo interior del gobierno, en la que Mora también tuvo una gran influencia y participación. Este documento se analiza a continuación. Dada la necesidad de que al inicio de su vida institucional el Estado de México contara con normas adecuadas, el Congreso Constituyente, con fecha 6 de agosto de 1824, expidió en México el Decreto número 18 que contenía la Ley orgánica provisional para el arreglo del gobierno interior del estado,7 que en 10 capítulos y 71 artículos daba al Estado de México su primer rostro institucional, organizando el poder público y facultando a sus autoridades para su debido ejercicio. El artículo primero de esta ley establecía el fundamento del Federalismo mexicano, que a su vez resumía el capítulo independentista de nuestra nación: el Estado de México es parte integrante de la federación mexicana. Esta ley, en su artículo 2, reafirmó que el estado era independiente, libre y soberano en lo que exclusivamente se refiere a su administración y gobierno interior.8 En esta importante ley ya se encuentran los principales fundamentos y la doctrina del Acta Constitutiva de la Federación, que exigía el respeto a los mismos por parte de todas las entidades federativas. En su capítulo I, la Ley orgánica provisional para el arreglo del gobierno interior del estado establecía lo siguiente: 7 Decreto número 18 del Congreso del Estado de México, dado en México el 6 de agosto de 1824, Colección de Decretos, op. cit., tomo l, pp. 20-30. 8 La ortografía se reproduce textualmente de los decretos originales expedidos por el Congreso del Estado, por lo que el estilo y redacción de los mismos se respetará en todo este trabajo. 71 Héctor Guevara Ramírez • Artículo 3 “El territorio del estado se compone de los partidos que comprendía la provincia de su nombre al tiempo de sancionarse la federación”. Cabe mencionar que la antigua intendencia de México comprendía el territorio del actual estado de Querétaro, pero al constituirse la federación ya se reconocía a esa entidad federativa. Asimismo, es importante precisar que al crearse el Estado de México el término exacto de su denominación era entidad y no provincia como de manera equivocada señalaba esta ley. En ese tiempo sólo había intendencias y se federaron las entidades y los territorios. Esta idea de provincia será analizada en la parte de la identidad nacional a partir del primer escudo heráldico del estado, que muchas reflexiones ha motivado al respecto. • Artículo 4 “La forma de su gobierno es republicana, representativa y popular”. Estos principios sólo reprodujeron los que iban a regir a la federación y a cada una de las entidades federativas, sus razones históricas son por demás conocidas, la república en vez de la monarquía, es decir, la representación del pueblo como depositario de la soberanía. • Artículo 5 “La religión del estado es y será perpetuamente la católica, apostólica, romana, con exclusión del ejercicio de cualquiera otra”. La permanencia de esos postulados a nivel jurídico en el nuevo estado es la razón histórica del largo periodo de luchas nacionales y estatales por la administración del poder, que a todas luces todavía era compartido de muchas maneras. Este artículo fue por varias décadas la expresión jurídica de un poder fáctico en el Estado de México y en toda la nación, y en la actualidad aún es polémico y se discute su influencia en la evolución y desarrollo de la entidad. 72 El Estado de México • Artículo 6 “Hacer que se cumplan las leyes del Congreso general, en orden a conservar la pureza de la religión, es un deber del Estado”. Este artículo le garantizaba plenamente a la Iglesia católica (no había otra con reconocimiento público) su protección desde el gobierno con las consecuencias conocidas, algunas de ellas analizadas con mayor profundidad en este trabajo. • Artículo 7 “El gobierno del Estado para su ejercicio se divide en los tres poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judicial, y jamás podrán reunirse dos o más de estos en una corporación o persona, ni depositarse el Legislativo en un individuo”. Este artículo también reproducía textualmente lo que determinaba el Acta Constitutiva para todas las entidades; sin embargo, el trabajo del Dr. Mora lo enriqueció en el estado, ya que se desarrolló la figura del Concejo estatal para el mejor desempeño del entonces Poder Ejecutivo del Estado de México. Estos primeros artículos de la Ley Orgánica Provisional fueron los de mayor importancia y repercusión en la vida en general del estado, por lo tanto se reprodujeron textualmente. Pero además de asumirse el sistema de gobierno bajo la forma de república federal, representativa, popular y con división de poderes, se adoptó la religión católica como única en la entidad, excluyendo cualquier otra. Cabe mencionar que esta disposición fue común en todas las entidades. Sin embargo, la supresión de esas ideas y los fundamentos de las normas constitucionales del estado y del país, fueron la razón de luchas armadas, ideológicas, sociales y políticas que configuraron periodos enteros de la evolución de la entidad, desde luego, con una serie de repercusiones en todos los ámbitos de la vida del estado, tal como se expone con mayor detalle en los capítulos de la Ley orgánica provisional para el arreglo del gobierno interior del estado. 73 Héctor Guevara Ramírez El capítulo II se refiere al Poder Legislativo y por lo tanto, se señalaban sus funciones, entre las cuales destacan las que se establecen en el artículo 9, fracción XII, que señala lo siguiente: “[…]el Congreso puede ejercer todas las facultades de un cuerpo legislativo en todo aquello que no le prohíba el Acta Constitutiva o la Constitución Federal[…]”. Esta norma fundamental es lo que en términos prácticos facultaba al Congreso del estado para poder disponer en todos los ámbitos, exceptuando lo reservado al gobierno federal; no obstante, a partir de este hecho tales atribuciones se han ido perdiendo poco a poco bajo circunstancias específicas. El capítulo III estaba destinado al Poder Ejecutivo. Se mencionaban sus facultades y responsabilidades, de las cuales destacan las que en los hechos lo convertían, desde entonces y hasta varias décadas después, en el controlador del Poder Judicial, ya que el Ejecutivo era el encargado de nombrar a los integrantes de ese poder, lo que resultaba en una gran influencia al interior del mismo, pero también era un medio para garantizar la gobernabilidad del estado, tan frágil en la etapa inicial de su vida constitucional. En el capítulo IV se establecía lo correspondiente al cuerpo consultivo, un tema que Mora enfatizaba. Se detallaban las funciones, que eran prácticamente de asesoría y apoyo al gobernador para una mejor toma de decisiones. El capítulo V se refería al Poder Judicial; por lo tanto, ahí se establecían tanto sus funciones como la organización básica para su ejercicio. El capítulo VI regulaba la figura de los prefectos y mencionaba que el territorio del estado se dividía en ocho distritos, integrados por varios partidos cada uno, y que a su vez se dividían en municipalidades. Los distritos eran: I Acapulco, II Cuernavaca, III Huejutla, IV México, V Tasco, VI Toluca, VII Tula y VIII Tulancingo; también se señalaban sus funciones y facultades, que eran principalmente gubernamentales y económicas, en las que el gobierno se ejercía tal como lo señalaba el siguiente capítulo. El capítulo VII se refería a los subprefectos, y en el artículo 48 se establecía que en cada cabecera de partido, menos en la del distrito, 74 El Estado de México habría un funcionario con el título de subprefecto, nombrado por el prefecto respectivo y con aprobación del gobernador; también se mencionan sus actividades y funciones. El capítulo VIII se destinaba a los ayuntamientos. En su artículo único señalaba que: “[…]se arreglarán, por ahora, las leyes, decretos y órdenes prescritas para su gobierno político económico y el desempeño de sus atribuciones”. Cabe mencionar que no se establecían cuáles eran precisamente dichas funciones, por lo que se entendía que eran las de los municipios coloniales, las cuales consistían en procurar educación elemental, salud y algunos servicios públicos. El capítulo IX contenía información de la Hacienda Pública y destacaba la creación de una Tesorería general del estado y de una Contaduría: “[…]para el examen y glosa de las cuentas del Estado […]”. Esa institución perdura hoy en día en la esfera del Poder Legislativo con las mismas funciones sustanciales. El capítulo X se refería a la Regla General, así como a la observancia general que esa ley orgánica debía tener. Como puede observarse, esta Ley orgánica provisional para el arreglo del gobierno interior del estado, incluía preceptos que fueron retomados íntegramente en la primera Constitución política del estado. Por lo tanto, esta ley sentó las bases para la organización de cada uno de los tres poderes públicos, estableció la regulación municipal con énfasis en la división territorial del estado, un aspecto muy dinámico y de grandes repercusiones políticas y sociales que prevalece hasta nuestros días. Texcoco: Segunda sede de los poderes del Estado de México La instauración de la capital de la federación en el mismo lugar en el que ancestralmente fuera la sede de la capital del estado más poderoso de la Unión, generó innumerables conflictos y severas complicaciones, en el ejercicio político y administrativo de ambos gobiernos. 75 Héctor Guevara Ramírez Ese escenario emergente, complicaba la búsqueda de una residencia definitiva para la capital del Estado de México, pues en toda la entidad no existía otra ciudad que cubriera los requisitos de una auténtica capital. Por lo tanto, la tarea consistía en acondicionar alguna población del estado para albergar a los poderes estatales dadas las circunstancias y condiciones urbanas de todos sus asentamientos humanos y comunidades, que muy lejos estaban de ser iguales a los de la Ciudad de México9. “Entre las localidades que aún pertenecían al Estado de México, pudo haberse designado alguna ciudad de importancia como Pachuca o Taxco, que en otro tiempo gozaron de esplendor por la extracción de metales preciosos, pero la declinación de la minería había provocado que entraran en decadencia. Más prometedoras era Cuernavaca situada en una zona famosa por su fertilidad, o Tulancingo, reconocida por su producción agrícola y ganadera. El principal impedimento para el traslado de los poderes a cualquiera de estos sitios era la distancia, que impondría elevados costos a una hacienda pública debilitada por la pérdida de ingresos y el aumento de gastos. Contaba también con la aversión de funcionarios, empleados y representantes a dejar las comodidades de la capital”.10 La primera propuesta para cambiar la sede de los poderes del estado por estas circunstancias fue la Ciudad de Toluca, pero su lejanía del centro de los negocios de México a poco más de 60 km, hizo considerar la pertinencia de fundar la capital en Texcoco. Aunque la tierra del rey poeta Nezahualcóyotl carecía de la infraestructura para albergar a los poderes locales, su glorioso pasado histórico, su cercanía con la capital federal, y su ubicación en el mismo Valle de México determinaron que finalmente fuera elegida. 9 Tal como lo mencionan Marta Baranda y Lía García (compiladoras) en Estado de México. Textos de su historia, Gobierno del Estado de México-Instituto José María Luis Mora, Toluca, 1987, p. 167. 10 Sánchez Arteche, Alfonso, De la Discordia al Dialogo Parlamentario, El Poder Legislativo en el Estado Mexicano 1824-2008, LVI Legislatura del Estado de México. 76 El Estado de México En este contexto, el Congreso del estado emitió el Decreto número 84, que se reproduce más adelante y ordena el traslado de los “Supremos Poderes del estado” a la ciudad de Texcoco, por encontrarse a la distancia requerida de la capital federal y lo más cerca del centro de su territorio; al norte limitaba con la Huasteca potosina y al sur con el Océano Pacífico, en una ubicación muy parecida a la de la propia Ciudad de México. No obstante, las limitaciones de infraestructura eran evidentes en Texcoco y contrastaban con las de la Ciudad de México. En ese momento esta población no contaba con los elementos necesarios para convertirse en la sede permanente del estado, debido a la falta de equipamiento urbano y de servicios básicos para un gran número de nuevos pobladores. Dicho decreto se expidió en los siguientes términos:11 El Congreso Constituyente del Estado de México ha decretado lo siguiente: • Artículo 1. Para el 1° de febrero estarán en la ciudad de Texcoco, que se designa para residencia de los supremos poderes del estado, el Congreso, el gobernador y su consejo, el tribunal supremo de justicia, la audiencia, la tesorería y contaduría general con sus respectivas oficinas. • Artículo 2. El gobierno dispondrá, luego que reciba este decreto, la traslación de todos los muebles, enseres y archivos de las corporaciones, tribunales y oficinas de que se ha hecho mención en el artículo anterior. • Artículo 3. Si para el día 1º de Febrero no se hubieren trasladado todas las cosas, esto no deberá servir de obstáculo a la translación de las personas. 11 “Decreto número 84 del Congreso del Estado de México”, dado en la Ciudad de México el 4 de enero de 1827, Colección de Decretos, op. cit., tomo l, pp. 100-101. 77 Héctor Guevara Ramírez • Artículo 4. El gobierno queda plenamente autorizado para hacer todos los gastos que al efecto estimare necesarios. • Artículo 5. Cada una de las oficinas, tribunales y corporaciones que hayan de trasladarse, nombrarán un comisionado de su seno que bajo la inspección del gobierno se encargue de la remisión pronta de todos los útiles que les pertenezcan. • Artículo 6. El gobierno nombrará un comisionado que se encargue de la remisión de todos los efectos que no hubieren podido trasladarse para el día primero, y terminar todos los puntos que queden pendientes en esta ciudad. • Artículo 7. A cada uno de los individuos que hayan de trasladarse, y disfruten de dos mil pesos para arriba, se les ministrará en clase de ausilio para su establecimiento y viage, una cantidad igual a la cuarta parte de su sueldo anual. • Artículo 8. A los que disfruten menos de dos mil pesos, se les ministrará con el mismo objeto una cantidad igual a la tercera parte de su sueldo anual. • Artículo 9. A los diputados sólo se les asistirá con 250 pesos a cada uno. • Artículo 10. Deberá estar concluida la discusión de la Constitución del estado precisamente para el día último de enero. • Artículo 11. La sanción y publicación de dicha constitución se hará precisamente en Texcoco. Lo tendrá entendido el gobernador del Estado y dispondrá su cumplimiento, haciéndolo imprimir, publicar y circular. - Antonio de Castro, presidente.- José Ignacio de Nájera, diputado secretario. - Baltasar Pérez, diputado secretario. 78 El Estado de México Tal como se determinó en el anterior decreto, los poderes del estado fueron llevados a Texcoco exactamente el 1° de febrero de 1827, como en todos los traslados y mudanzas de esa naturaleza, el daño en el patrimonio de los bienes de la entidad se hizo evidente, con el deterioro o extravío de documentos y expedientes de archivo que daban constancia de su incipiente vida institucional. En el contenido de este decreto, se estableció una cantidad económica de 250 pesos que sería entregada a cada uno de los 21 diputados como ayuda para su traslado a Texcoco, a pesar de ello, los legisladores cuestionaban la falta de servicios y condiciones adecuadas para desarrollar sus funciones; ya que el Congreso se instaló en lo que fue el convento-hospital de los religiosos de la orden de San Juan de Dios, que era conocido como el Hospital de Nuestra Señora de Dolores. Sin embargo, el mantenimiento de este lugar era deficiente y los espacios insuficientes para albergar los servicios parlamentarios y a las familias de los diputados. Las condiciones poco propicias que ofrecía la nueva sede otorgaban a los propios servidores públicos, infinidad de argumentos para evitar su inminente transferencia a Texcoco, incluyendo al gobernador del estado. Si a ello agregamos la dificultad de las comunicaciones entre Texcoco y el resto del estado, incluso con la propia Ciudad de México, el cambio de sede representaba un gran reto administrativo y de construcción de infraestructura. Al asentarse en Texcoco la capital, el constituyente emitió su decreto número 88,12 el cual resultaba muy peculiar y elocuente con respecto a la problemática que enfrentaba el asentamiento en Texcoco. Dicho decreto enfatizaba la necesidad de promover el desarrollo de la vida pública en esa incipiente sede de los poderes estatales mediante la construcción de infraestructura. Incluso se asignaron recursos económicos al Ejecutivo para que los empleara en la construcción de una obra pública, como el acondicionamiento de una vía acuática para la navegación en el lago de Texcoco que permitiera su acceso desde la cabecera de la ciudad e hiciera posible y económica la ruta de traslado hacia la 12 Idem, tomo l, pp.107-108. 79 Héctor Guevara Ramírez Ciudad de México. Ésta y otras obras públicas de comunicaciones resultaban indispensables para lograr que la nueva capital tuviera el dinamismo que reclamaba el desarrollo de la vida constitucional del Estado de México. Texcoco, como nueva residencia de los poderes, debía ser testigo de uno de los acontecimientos más faustos y memorables en la historia del estado: la promulgación de su Constitución política. Ésta era, sin duda, una gran obra, ya que su principal autor don José María Luis Mora, hombre de talento y de vasta ilustración, disfrutaba de prestigio como escritor público. En resumen, la Constitución establecía bases para la marcha de la administración del estado; además, constituía a éste, bajo los principios democráticos, garantizaba la libertad individual proscribiendo la esclavitud, desconocía los títulos hereditarios y prohibía a las manos muertas adquirir bienes raíces.13 El texto de la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de México de 1827, fue promulgado por el Congreso Constituyente del estado el 14 de febrero de ese año y divulgado en una ceremonia solemne por el gobernador el día 26 de ese mismo mes. En esa misma ocasión, Melchor Múzquiz juró como gobernador constitucional ante el Congreso Constituyente, y prometió guardar y hacer guardar la Constitución en la manera que esta misma prevenía, “acto que se celebró con la pompa y ceremonial de costumbre, pues el bravo soldado insurgente otorgó ese juramento poniendo la mano derecha sobre los santos evangelios y levantando con la izquierda el crucifijo para besarlo”.14 Aun con todo ello, la capital del estado permaneció pocos meses en Texcoco. Su periodo fue corto, del mes de febrero al mes de junio de 1827, pues siempre hubo diversos intereses para trasladar los poderes estatales a otro lugar. 13 Francisco Javier Gaxiola, en Baranda Marta y García Lía, Estado de México. Textos de su historia, op. cit., p. 170. 14 Ibídem. 80 El Estado de México El Congreso Constituyente organiza el territorio del Estado de México Ante la realidad de dar forma a la primera administración del Estado de México, y debido a que la captación de los recursos económicos era la base fundamental para hacer posible la vida institucional, libre y soberana como lo señalaba la Constitución, era indispensable la organización territorial del estado a partir de criterios económicos, que brindaran a las poblaciones una integración regional basada en la productividad de cada una de ellas y en la accesibilidad de sus comunicaciones, a fin de unificar los centros políticos con los centros productivos y las diócesis religiosas. Esos criterios iníciales motivaron que el Congreso Constituyente del Estado de México expidiera el Decreto número 41 sobre la organización de los partidos del estado,15 que a la letra decía: El Congreso Constituyente del Estado de México, con el objeto de que los partidos del mismo Estado tengan la debida consideración política, que sólo puede dar la población reunida, industria y riqueza, ha decretado lo siguiente: • Artículo 1. Quedan extinguidos los partidos de Coyoacán, Coatepec, Chalco, Lerma, Mexicalcingo, Metepec, Otumba, San Cristóbal Ecatepec, Tetepango, Xochimilco y Zempoala. • Artículo 2. En el distrito de México se formará un partido de los de Coyoacán, Mexicalcingo y Xochimilco, que se colocará en este pueblo. • Artículo 3. El partido de San Juan Teotihuacan, del mismo distrito, se compondrá del territorio que tiene actualmente y del que pertenecía a los partidos de Otumba y San Cristóbal Ecatepec. 15 "Decreto número 41 del Congreso del Estado de México", dado en la Ciudad de México el 8 de abril de 1825, Colección de Decretos, op. cit., tomo l, pp. 55-57. 81 Héctor Guevara Ramírez • Artículo 4. Al partido de Texcoco se agregarán los pueblos de Chimalhuacán y San Vicente Chicoloapan, que pertenecían al partido de Coatepec Chalco. • Artículo 5. Los demás pueblos que eran del partido Coatepec Chalco, quedarán reunidos al partido de Chalco. • Artículo 6. En el distrito de Tulancingo se agregará al partido de Pachuca el territorio que componía el de Zempoala. • Artículo 7. En el distrito de Toluca se reunirán al partido de este nombre los territorios de que se componían los de Lerma y Metepec, y además el pueblo de San Bartolomé Otzolotepec que antes era de Tenango. • Artículo 8. El territorio del partido de Tetepango se dividirá entre los partidos de Actopan, Ixmiquilpan, Pachuca, Tula y Zumpango. • Artículo 9. Al partido de Actopan se agregarán todos los pueblos que son de la doctrina de este último, con toda la comprensión del curato de Mizquiahuala. • Artículo 10. Al de Zumpango se agregará el curato de Huipuxtla y los pueblos de Tequisquiac que antes eran de Tetepango. • Artículo 11. Al de Ixmiquilpan se agregará el pueblo de Tlaco. • Artículo 12. Al de Pachuca el territorio que toca a su feligresía, y el que corresponde a la de Atotonilco el Chico. • Artículo 13. Al de Tula los pueblos de Atitalaquia, San Pedro Huaxcuapan, Tetepango y demás de que se componía el partido de este nombre. 82 El Estado de México • Artículo 14. En el distrito de Tasco se dividirá el partido de Temascaltepec en tres, que se denominarán Temascaltepec, Tejupilco y Sultepec. • Artículo 15. El partido de Tejupilco se compondrá de los pueblos de Acatitlán, Cuentla, Ixtapan, Ocotepec, San Lucas y Tejupilco. • Artículo 16. El partido de Sultepec se compondrá de los pueblos de Sultepec, Almoloya, Aguacatitlán, San Francisco, San Andrés Acatitlán, Tescaltitlán, Capula, Santa Cruz, Sultepequito, Amatepec, Tlatlaya, Santa Ana, San Juan, San Mateo, Santa María, San Pedro, San Francisco, Santiago Coatepec, San Felipe, San Miguel, San Simón, San Felipe Atenco, Potzontepec, Aquiapa, Meclatepec, San Pedro, San Miguel Totomaloyan y Axuchitlacillo. • Artículo 17. Al partido de Temascaltepec quedarán todos los otros pueblos que le pertenecían antes y no están asignados a Tejupilco y Sultepec. • Artículo 18. El partido que antes se llamaba de Malinalco se denominará en lo sucesivo de Tenancingo, y será su cabecera el pueblo de este nombre. • Artículo 19. La cabecera de Meztitlán se trasladará al pueblo de Zacualtipán y el partido tomará la denominación de este último. Lo tendrá entendido el gobernador del estado y dispondrá su cumplimiento, haciéndolo imprimir, publicar y circular.- Joaquín Villa, presidente.- José María Jáuregui, diputado secretario.Ignacio Mendoza, diputado secretario suplente. Este decreto se reproduce textualmente con la intención de explicar la composición territorial del Estado de México 83 Héctor Guevara Ramírez después de su erección y mucho antes de la expedición de su primera Constitución. Esta composición territorial nos muestra las principales poblaciones que con el tiempo han desarrollado funciones como municipalidades y otras que se desarrollaron aún más al pasar de municipios a partidos, una figura que daba una connotación eminentemente política para su gobierno y administración, además de que fue el medio para la organización electoral del estado y en la actualidad se mantienen como cabeceras de distritos electorales y como algunos de los más grandes e importantes municipios del país. Algunas de estas poblaciones conservaron e incrementaron su relevancia hasta convertirse posteriormente, como es el caso de Toluca y Texcoco, en capitales del Estado de México, o Pachuca, que tiempo después fue nombrada capital del estado de Hidalgo. Asimismo, otras poblaciones se convirtieron en algunos de los principales municipios del país; por ejemplo, Tulancingo, segundo municipio en importancia del actual estado de Hidalgo, y Taxco, de los más relevantes en el actual estado de Guerrero. En este decreto es de particular importancia que en ninguna de sus partes se mencionó a las poblaciones que integran el actual estado de Morelos, por lo que se entiende que éste conservó su mismo territorio al igual que otras poblaciones del sur del estado y que ahora forman parte de Guerrero. Con este decreto es evidente que en primera instancia se buscó fortalecer a la capital del estado creando una circunscripción política con cabecera en ella denominada Distrito de México, con el fin de agrupar algunos partidos relativamente cercanos y aprovechar la creación de otros que ya tenían cierta importancia por su infraestructura y tradición comercial, cultural y religiosa como los de Xochimilco, Texcoco o Tulancingo. También se agruparon otras regiones de cierta importancia para conformar partidos más representativos, como es el caso de Coyoacán y Lerma, entre otros, con poblaciones circunvecinas que aumentaban su presencia como México y Toluca, respectivamente. Tal como se expresa en el artículo 9 de este decreto, Actopan se fortaleció como partido sumando a éste todas las poblaciones 84 El Estado de México aledañas que tenían afinidad doctrinal con la orden religiosa a cargo del lugar, que eran los agustinos. Entonces, Actopan giraba alrededor de las actividades de su convento y ejercía una influencia regional de tipo religioso en sus alrededores, tanto que posee una de las capillas abiertas para la evangelización más grande de América. A la división de este partido se agregó un territorio que también tenía una completa connotación religiosa, el curato de Mixquiahuala. La expresión de un curato se refiere a los territorios a los cuales un solo sacerdote prestaba servicios religiosos en distintas comunidades y capillas, auxiliado por religiosos de menor jerarquía como diáconos y sacristanes, que fundamentalmente se dedicaban tanto a resguardar y mantener pequeños templos, como a organizar las ceremonias y festividades religiosas del lugar que el sacerdote celebraba con una programación previa. Esta división territorial del estado era preponderantemente religiosa. Un caso similar a la anterior división territorial de un distrito del estado se menciona en el artículo 10, en donde, de igual manera, se integra el curato de Huipuxtla (hoy Hueypoxtla) y otros pueblos al distrito de Zumpango. Estos principios de división territorial quedaron establecidos en el artículo 12 del mismo decreto, en el que expresamente el partido de Pachuca se integraba con el territorio de la jurisdicción católica administrada en esa población, es decir, el número de fieles a la religión católica del lugar. Cabe mencionar que una feligresía era entendida como la suma de varios curatos y constituía una jurisdicción católica a cargo de un obispo. La división territorial fundamentalmente tendía a equilibrar la feligresía católica entre las autoridades eclesiásticas en el estado y las autoridades civiles del lugar. Lo mismo ocurría en cada feligresía, pues se agregaba una autoridad civil que se empataba en rango a un obispo. Así, era frecuente encontrar un partido que coincidía con una feligresía a cargo de jesuitas, agustinos o de otra orden religiosa. En este mismo sentido, también se confirma que la población en los partidos se organizó con base en las actividades económicas 85 Héctor Guevara Ramírez regionales como las del sur de la entidad, en donde la importancia de ellas iba configurando zonas más homogéneas en el ámbito productivo. No obstante, algunos partidos desaparecieron debido a su menor importancia con respecto a las poblaciones cercanas a ellas que tenían mayor dinamismo productivo o político-social, como es el caso de Tetepango, que se fragmentó en otros partidos más importantes como lo determinaba el artículo 8 del decreto. A la luz de la incipiente vida constitucional del estado, esta primera división territorial se determinó con base en razones económicas y religiosas. Su importancia es notable porque hizo posible el desarrollo de todas las actividades institucionales y sobre todo, permitió que se llevaran a cabo los procesos electorales: la expresión natural de la vida republicana consagrada en la Constitución. Constitución Política del Estado Libre de México de 1827: evolución de la entidad Como ya se explicó, el primer testimonio jurídico-político de la nación independiente se dio con la publicación el 31 de enero de 1824 del Acta Constitutiva de la República, donde se determinó que los estados serían 16. Y uno de ellos, el Estado de México, quedaría conformado con el territorio que tenía la intendencia colonial. De acuerdo con esta acta, las entidades, en su condición de estados libres, debían elegir su Congreso Constituyente local para formular su propia constitución y ratificarla, es decir, aprobar en definitiva si esa entidad estaba dispuesta a formar parte de la federación y sujetarse a los principios y forma de gobierno establecidos en ella. Éste fue uno de los asuntos de mayor relevancia en esa coyuntura, ya que dio origen a la separación de Guatemala y al establecimiento de lo que hoy es el país del mismo nombre. Por razones semejantes, Yucatán experimentó un proceso similar que afortunadamente no se concretó. 86 El Estado de México Lo anterior constituyó el aspecto más importante para la nación en su conjunto, pues propició que cada estado promulgara su Constitución de conformidad con el Acta Constitutiva. Así, la Constitución Política del Estado de México se expidió el 14 de febrero de 1827. Este documento estaba integrado por 237 artículos, agrupados en siete títulos dedicados a lo siguiente: • Título I. De las disposiciones generales, integrado por tres capítulos. El primero normaba lo referente al estado, su territorio, religión y forma de gobierno; el segundo, correspondía a los naturales y ciudadanos del estado; y el tercero, a los derechos de los ciudadanos y de los habitantes del estado. • Título II. Del Poder Legislativo, que se integraba por seis capítulos; el primero, del Congreso; el segundo, de las atribuciones del Congreso; el tercero, de las Leyes; el cuarto de la reunión, receso y renovación del Congreso; el quinto, de los diputados y el sexto de las elecciones de diputados. • Título III. Que se dividía en dos partes; la primera del gobierno del estado con siete capítulos: de las personas que lo desempeñan, del gobernador, facultades y obligaciones del gobernador, restricciones del gobernador, responsabilidad del gobernador, del secretario de gobierno y del concejo de estado. La parte segunda, del gobierno político y administración de los pueblos; con cuatro capítulos; de las autoridades por quienes se ha de desempeñar, de los prefectos, de los subprefectos y de los ayuntamientos. • Título IV. Del Poder Judicial, que en cuatro capítulos establecía las bases generales para la administración de justicia, la administración de justicia en lo civil, administración de justicia en lo criminal y de los tribunales. • Título V. De la Hacienda Pública del estado con tres capítulos: de la Hacienda Pública, de la Tesorería general del estado y de la Contaduría general del estado. 87 Héctor Guevara Ramírez • Título VI. De instrucción pública, en un solo capítulo con dos únicos artículos; en uno se establecía que en la residencia de los poderes estatales habría un instituto literario para la enseñanza de todos los ramos de instrucción pública; y en el otro artículo, se planteaba que en cada municipalidad habría al menos una escuela de primeras letras en la que se enseñara a leer, escribir, las cuatro reglas de aritmética (sumar, restar, dividir y multiplicar), así como el catecismo religioso y el político. • Título VII. Con dos capítulos, el primero de la observancia de la Constitución; y el segundo, de la reforma de la Constitución, en donde destaca que no se podía reformar la misma hasta después de tres años de su promulgación bajo las circunstancias en ella establecidas. Al analizar la estructura de dicha Constitución se observa que es el reflejo de los acontecimientos políticos y sociales que día a día se confrontaban en los ámbitos ideológico y material con el propósito de prevalecer. Por consiguiente, su texto está cargado de principios y normas que así lo demuestran. Por ejemplo, la Constitución de 1827 tiene conceptos abstractos en sus preceptos, pues el artículo 8 establecía que toda ocupación honesta es honrosa en el estado; sin embargo, no se sabe a qué se refieren esos adjetivos, de los cuales no hay significado ni explicación en otra parte de la Constitución. Es decir, no existen fundamentos para determinar si una ocupación es de tal o cual manera. Tampoco se especifica qué es deshonroso o deshonesto, lo cual aludía a connotaciones religiosas. Por otra parte, consideramos que esta Constitución era totalmente religiosa, como se menciona en el capítulo VI antes citado con respecto a la educación. Mientras que en el artículo 13 se planteó lo que en el ámbito federal se había determinado al respecto: la religión del estado era y sería perpetuamente la católica, excluyendo cualquier otra. En ese sentido el Estado de México iba más allá; por ejemplo, el artículo 14 fue determinante, ya que 88 El Estado de México establecía que el estado fijaría y costearía todos los gastos necesarios para la conservación del culto. En este sentido de extrema religiosidad, que seguramente el Dr. Mora no logró eliminar de la Constitución, en el artículo 122 se establecía que para ser gobernador del estado se requería haber nacido en la federación y dentro del estado secular, es decir, no podría ser gobernador ningún extranjero o quien no hubiera nacido en la religión católica. De la misma manera, en el artículo 134 se planteaba que una de las facultades del gobernador era ejercer la exclusiva en todas las provisiones de piezas eclesiásticas del estado, cualquiera que fuera su clase, naturaleza, denominación o duración. De esta manera, el gobernador se erigía en autoridad eclesiástica, con lo que el estado y la Iglesia católica estaban mezclados en sus actividades. La religiosidad del Estado de México tenía connotaciones muy importantes en la Constitución; por ejemplo, el artículo 178, en la parte que se refiere a la administración de justicia, establecía que todos los tribunales, incluyendo los eclesiásticos, debían residir en el propio estado como condición para que sus sentencias tuvieran efectos. Con ello, la Constitución daba cabida a la justicia divina como materia de la regulación y sanción a los gobernados. De este mismo tipo eran las disposiciones del artículo 215, en el cual se determinaba que el Supremo Tribunal de Justicia debería tener conocimiento tanto de los recursos de fuerza que se interpusieran en los Tribunales eclesiásticos del mismo estado, como de las causas de nuevos diezmos. Entonces, la justicia civil estaba integrada por la justicia divina y el sustento económico de la religión a fin de garantizar la legalidad de los diezmos. La religiosidad de la Constitución resulta contundente incluso en la fecha de su promulgación, que está expresada en los siguientes términos: “Dada en la ciudad de Texcoco a 14 días del mes de febrero del año del Señor de 1827”. Sin duda, esta expresión “del Señor”, que se escribe con mayúscula al principio, alude a Dios, a quien en las ceremonias y liturgia religiosas así se le nombra hasta hoy en día. 89 Héctor Guevara Ramírez Pero además de la religiosidad, en la Constitución se distinguen otras características, por ejemplo, se prohibía la esclavitud al igual que en todo el país; no obstante, en el artículo 21 se suspendían los derechos de ciudadano a los sirvientes domésticos — una condición propia de la esclavitud— y tan sólo por su oficio, se les colocaba en las mismas circunstancias que a los criminales, vagos y deudores. De esta forma, la Constitución seguía manejando el concepto de súbditos para identificar a personas o ciudadanos, como se lee en el artículo 182, lo cual es una expresión autoritaria y de superioridad propia de la monarquía y de las escalas jerárquicas de la religión, que en todos los casos expresaban inferioridad. En este mismo sentido de la discriminación tácita y la inferioridad de los ciudadanos, el artículo 164 prohibía a los jornaleros ser alcaldes, síndicos o regidores. En otro aspecto de la Constitución, concretamente en el que se refiere al principio de la división de poderes, se entiende que esa figura ideológica y pragmática de segmentar el poder público para su ejercicio era incomprendida del todo, ya que el artículo 121 establecía que el gobierno del estado se desempeñaría por medio de un gobernador y un concejo, y cuerpo colegiado, integrado por cuatro consejeros y el teniente gobernador. De la misma manera, el artículo 65 determinaba que las sesiones del Congreso se abrirían y cerrarían con la asistencia del gobierno, es decir, se pensaba que éste era sólo el Poder Ejecutivo, aunque en sentido teórico y doctrinal el gobierno son los tres poderes juntos, y precisamente para su ejercicio se divide de esta manera. Con respecto al gobernador del estado, cabe mencionar que la Constitución establecía que su elección sería indirecta y realizada por el Congreso del estado cada 1° de octubre para un periodo de cuatro años con posibilidad de reelección por otro periodo igual. Es importante mencionar que la forma de elegir a los diputados también era indirecta pero popular, ya que los ciudadanos votaban en las municipalidades y los partidos para elegir electores, que a su vez elegirían a los diputados federales y a los 21 locales el 1 y 2 de octubre de cada año, respectivamente. En 90 El Estado de México tanto, diputados locales elegirían a los senadores del estado y al propio gobernador. Los ciudadanos elegían a los alcaldes directamente y de acuerdo con la Constitución. Los síndicos y regidores duraban un año en su cargo, y la edad para ser electos era de 25 años y de 18 si eran casados. En materia de justicia, la Constitución tenía muchas disposiciones sorprendentes, tal es el caso del artículo 32, cuya primera atribución planteaba que le correspondía al Congreso interpretar las leyes; de igual forma, en su atribución segunda, también le correspondía resolver y aclarar, en caso de duda, si algún acuerdo suyo era ley, decreto o simple providencia económica. Estas disposiciones muestran que la división de poderes no era del todo clara. Las facultades de que gozaba el Congreso lo hacían juez y parte, pues ese Poder Legislativo elaboraba las leyes y también las interpretaba y en su caso, se encargaba de hacer las aclaraciones correspondientes por las dudas que se pudieran suscitar. En ese contexto, la materia de administración de justicia carecía de uno de sus grandes principios, ya que al Poder Judicial le correspondía tanto la interpretación de las leyes para su correcta aplicación como proveer justicia. Además, la Constitución, en su artículo 134, prevenía de las facultades del gobernador, a quien le correspondía nombrar todas las plazas de la judicatura. Es decir, la influencia del Ejecutivo en el Judicial era determinante, creando con ello una relación de subordinación de uno al otro en términos reales. En su artículo 169, la Constitución de 1827 establecía fórmulas jurídicas, que a más de 180 años vuelven a ensayarse y ponerse en práctica en el actual sistema de justicia del Estado de México. Tales figuras correspondían al juicio verbal en demandas civiles de cierta cuantía y en materia criminal sobre las injurias y faltas leves que no merecieran más pena que alguna reprensión o corrección ligera. Cabe mencionar que dichos procesos estaban en el ámbito de las atribuciones de los alcaldes de los ayuntamientos; hoy en día, se tratan en instancias de conciliación y mediación del Poder Judicial del estado y en todas sus salas en el caso de los juicios orales. 91 Héctor Guevara Ramírez La estructura del Poder Judicial a partir de esta primera Constitución se estableció de manera paralela a la división política. En cada partido se disponía de un Juzgado de primera instancia a cargo de un juez letrado, mientras que en cada distrito se estableció un Juzgado de segunda instancia y en la capital del estado se estableció uno de tercera instancia al igual que el Supremo Tribunal de Justicia. Con el tiempo se desarrollaron más distritos políticos y los judiciales se mantuvieron igual por muchos años. Cabe mencionar que para impartir justicia era requisito constitucional ser letrado, aunque no precisamente en áreas jurídicas, incluso para ser nombrado magistrado del Supremo Tribunal de Justicia, era suficiente, además de cumplir con la edad de 35 años, tener los derechos ciudadanos vigentes y haber sido diputado local o federal. Para ser diputado no había requisitos limitantes, más que el de la edad mínima y el desempeño simultáneo o anterior de ciertas actividades referidas por la propia Constitución. Ningún requisito se refería al perfil ocupacional, profesional o el nivel educativo; por lo tanto, alguien sin conocimientos jurídicos podía ser magistrado del Tribunal Supremo de Justicia. Incluso la mayoría de los diputados carecía de título o estudios académicos reconocidos, como se explica con más detalle en el siguiente tema. Una de las características más sobresalientes de esta Constitución es que a través de ésta se reafirmaron los principios constitucionales dados desde el Acta Constitutiva de la Federación Mexicana, que fueron reproducidos en los ordenamientos posteriores como la misma Ley Orgánica Provisional para el arreglo del Gobierno Interior del estado; de donde destacan, por ejemplo, la división de los tres poderes, así como una primera definición de su territorio, que comprendía los distritos de Acapulco, Cuernavaca, Huejutla, México, Taxco, Toluca, Tula y Tulancingo. Al Congreso Constituyente estatal le correspondió dar forma legal a la conformación territorial del Estado de México, cuyo territorio correspondía en esa época a lo que era la Intendencia de México y gran parte de su diputación provincial.16 16 Véase anexo iconográfico pág. 273. 92 El Estado de México La Constitución de 1827, además de la división territorial básica que realizó, introdujo preceptos muy revolucionarios, como el de conferir a los prefectos y subprefectos facultades para difundir la instrucción pública, ordenar el establecimiento de un Instituto Literario ordenanza que fué aportación directa del Dr. Mora al texto constitucional y conceder autonomía económica a los municipios con el propósito de facilitar la creación de escuelas de primeras letras en cada uno de ellos. A partir de tal estructura, la Constitución Política del Estado Libre de México, de 1827, reflejaba la situación real a partir de la cual habría de evolucionar en todos sus aspectos sociales, políticos, económicos y jurídicos. Así, la Constitución de 1827 se convirtió en el nuevo parteaguas de la historia del estado, por lo tanto, su evolución tendrá que entenderse a partir de ese episodio para dar paso a otros más. Diputados que elaboraron la primera Constitución Política del Estado de México: José María Luis Mora, el gran precursor La evolución política y el desarrollo constitucional del Estado de México no puede comprenderse de manera integral sin antes conocer la base ideológica sobre la cual fue edificada su estructura institucional y que tiene como soporte principal su primera Constitución política y ésta, a su vez, no se podría entender sin la referencia ideológica y los principios intelectuales de los 21 diputados propietarios y siete suplentes que fueron electos para ese Congreso y participaron de distintas maneras en su conformación. En este Congreso figuró como presidente el Dr. José María Luis Mora y como secretarios, José María Jáuregui y José Nicolás de Olaez, a quienes correspondió, con ese carácter, promulgar esta Constitución. Cabe mencionar que la Constitución de 1827 fue promulgada por 19 de los 21 diputados que debían integrar el Congreso Constituyente, aunque no todos ellos fueron los propietarios, 93 Héctor Guevara Ramírez como podemos ver en los cuadros 2.1 y 2.2 donde se enlistan en orden alfabético: el Dr. Mora, Francisco Guerra, Benito Guerra, Manuel Cotero, Pedro Martínez, Manuel Villaverde, Domingo Lazo, Alonso Fernández, Manuel de Cortázar, Francisco de las Piedras, Antonio de Castro, José de Nájera, Baltazar Pérez, Ignacio Mendoza, Joaquín Villa, José de Jáuregui, Mariano Tamariz, José Calixto y Nicolás de Olaez, estos tres últimos en su carácter de diputados suplentes. Diputados propietarios que participaron en la creación de la primera Constitución Política del Estado de México Casela, Mariano, Dr. Moctezuma, Francisco, Coronel Cortázar, Manuel de Mora, José María Luis, Dr. Cotero, Manuel Mendoza, Ignacio Fernández, José Alonso, Lic. Nájera, José Ignacio de Figueroa, José, General brigadier Pérez, Baltazar Gómez Marín, Manuel, Dr. Piedras, Francisco de las, Coronel Guerra, Benito José, Lic. Valdovinos, Pedro Guerra, José Francisco, Dr. Velasco de la Torre, Antonio Jáuregui, José María de, Lic. Villa, Joaquín Lazo de la Vega, José Domingo, Lic. Villaverde, Manuel, Dr. Martínez de Castro, Pedro, Lic. Cuadro 2.1 * Cuadro elaborado por el autor con información citada. 94 El Estado de México Diputados suplentes que participaron en la creación de la primera Constitución Política del Estado de México Castro, Antonio de, Coronel Tamariz, Mariano Magos, José Antonio, Dr. Velázquez de León, Manuel Olaez, José Nicolás de Vidal, José Calixto Pérez Valdovinos, José Cuadro 2.2 * Cuadro elaborado por el autor con información citada. Hemos reiterado que uno de los artífices y gran precursor de la Constitución política del Estado de México de 1827 fue José María Luis Mora, cuya ideología coincidía con la Constitución de Cádiz, así como “[…]con el utilitarismo de Jeremy Bentham y su identificación con el liberalismo constitucional francés, en particular con el pensamiento de Benjamin Constant”.17 Además, el Dr. Mora promovió en la Constitución, organismos democráticos intermedios entre los individuos y el estado, como los ayuntamientos, que eran las únicas autoridades electas por el voto directo, así como los jurados populares cuyo objetivo era actuar de una manera más justa y equitativa. En los hechos, Mora buscaba abolir, desde la Constitución del estado, los fueros y privilegios de los cuerpos eclesiásticos y militares, pero sin desaparecer a esas instituciones: “[…]Ninguna nación culta ni religiosa podría existir sin clero ni milicia; sin embargo, casi todas han abolido sus fueros y privilegios[…]”.18 Para entonces, los debates en el Congreso Constituyente del estado daban cuenta de las magistrales intervenciones de Mora; su análisis es básico para entender el desarrollo constitucional y lograr la identificación ideológica de este precursor, que fue un hombre muy innovador en su tiempo y actuó en un periodo determinante de la vida constitucional del Estado de México. 17 Charles A. Hale, op. cit., p. 75. 18 José María Luis Mora, México y sus revoluciones, Librería de la Rosa, París, 1856, tomo l, p. 131. 95 Héctor Guevara Ramírez Mario Colín resume a la perfección lo que el Dr. Mora aportó y significó para el Estado de México: […]el nombre de José María Luis Mora es imprescindible en la historia de la entidad, y a él corresponde ser uno de los pilares sobre los cuales se fincó el ser político del Estado. Muchas de las discusiones legales que le dieron personalidad jurídica nacieron del pensamiento de Mora; sus eficaces intervenciones como orador revelan la capacidad y la fuerza de un auténtico representante popular. Una clara inteligencia, vasta cultura, conocimiento del medio para el cual legislaba, serenidad de juicio que se revela en su dialéctica precisa y segura, son algunas de las virtudes, que apoyadas en un nítido patriotismo hicieron de Mora un gran legislador.19 Cuando la Constitución mexiquense de 1827 se compara con la Constitución Federal de 1824, la del Estado de México resulta más completa y desarrollada en temas de gran alcance social, es decir, al Dr. José María Luis Mora se debe que la Constitución del Estado de México haya sido la primera en el país en incluir los principios que tiempo después se denominaron garantías individuales, ya que se establecieron en distintos artículos como los derechos imprescriptibles del hombre en sociedad como por ejemplo: la libertad, en los artículos 6 y 27; la igualdad, en el 7 y 24; la seguridad, en el 11, 25, 26, 189, 191, 208 y otros; así como la propiedad, que se esbozó en los artículos 155 y 198. Estas ideas, que parecen clásicas del constitucionalismo nacional, tuvieron su origen en la Constitución del Estado de México de 1827 y su padre ideológico fue el Dr. Mora. Los principios de mayor trascendencia fueron incorporados posteriormente a la Constitución Federal, en la que hoy permanecen como una de las partes dogmáticas y más importantes del texto constitucional vigente. Esta aportación de Mora al Estado de México fue en realidad una aportación a toda la nación y es posible afirmar que es la 19 Mario Colín, Once semblanzas de personajes del estado, Cuadernos del Estado de México, Toluca, 1972, p. 14. 96 El Estado de México principal característica de la Constitución del Estado de México de 1827. Estos principios constitucionales fueron acrecentados con el desarrollo legislativo de las ideas de libertad de Mora, pues la Constitución de 1827 condenó expresamente la esclavitud y estableció la prohibición de introducir esclavos al territorio del Estado de México. Estas ideas de Mora resumían en la Constitución del Las garantías individuales se establecieron por primera vez en la Constitución del Estado de México de 1827 Garantías de igualdad Goce para todo individuo de las garantías que otorga la Constitución Prohibición de la esclavitud Igualdad de derechos sin distinción Prohibición de títulos nobiliarios Prohibición de fueros Garantías de libertad Libertades de la persona humana Libertades de la persona física Libertades de la persona social Garantías de seguridad Derecho de petición Privación de derecho sólo mediante juicio Derecho sólo con orden judicial Derecho a una eficaz administración de la justicia Cuadro 2.3 * Cuadro elaborado por el autor con información citada. 97 Héctor Guevara Ramírez estado los principios de las libertades por las que se había luchado en la Revolución francesa y que se buscaba plasmar en los documentos de derecho público en Estados Unidos. Con todo esto, Mora colocaba al Estado de México a la vanguardia mundial del desarrollo de las garantías individuales y de su protección mediante el derecho público, bajo el contexto de la lucha nacional de consolidación de la independencia y la abolición de la esclavitud colonial. Por el momento concluimos con lo que se refiere a la actuación del Dr. Mora en nuestro estado, en el que por cierto recibió el título de abogado, que agregó a los que ya tenía de licenciado en filosofía y doctor en teología. Primer escudo heráldico del Estado de México: identidad de patria y provincia Una vez que se promulgó la primera Constitución del estado se buscó darle a éste una identidad que lo diferenciara de las demás entidades. De manera particular, la identidad gráfica del Estado de México se manifestó con el uso de su primer escudo heráldico, el cual es referido de manera oficial y pública en el decreto,20 expedido por el Congreso del estado en mayo de 1827, precisamente en Texcoco, y señalaba lo siguiente: “El Congreso del Estado de México ha decretado que en el estado se continuará en el papel sellado el uso del escudo de armas que hasta aquí se ha acostumbrado. Lo tendrá entendido: Dado en Texcoco a 2 de mayo de 1827”. Este escudo de armas que se usaba y aparecía de manera intermitente en los documentos oficiales tenía las siguientes características: sólo se imprimía en relieve y sin color alguno; es decir, únicamente se grababa al relieve en la papelería oficial, en una especie de repujado sin tinta alguna, tal como muchos sellos de otros estados. 20 “Decreto número 30 del Congreso del Estado de México”, expedido en Texcoco el 2 de mayo de 1827, Colección de Decretos, op. cit., tomo 11, p. 13.. 98 El Estado de México Ningún documento público de entonces puede ser reproducido o fotografiado de la manera tradicional y por lo tanto, no es posible obtener la imagen del primer escudo heráldico del estado. Las imágenes que se conocen provienen de esculturas o adornos artesanales de objetos oficiales, pero no de la papelería oficial, salvo la imagen que por medio de técnicas especiales de fotografía presenta Javier Romero Quiroz en alguna de sus obras21 y que se obtuvo mediante iluminación directa lateral para fotografiar los relieves a partir de las sombras. Hoy en día, esta característica es usada como medida de seguridad y autenticidad de documentos oficiales, para evitar su falsificación por medios de reproducción. Tal es el caso de la cancelación de las fotografías que se adhieren a los títulos profesionales para evitar su desprendimiento y la colocación de otra imagen, por lo que dado el caso, el ensamble de las dos partes, título y fotografía, podrían demostrar pericialmente si corresponden o no al mismo documento y sello. Si se observa de frente, este escudo se encuentra dentro de dos círculos concéntricos; el primero de ellos está elaborado de afuera hacia dentro, con 14 figuras o símbolos que parecen pequeñas flores de Lis, intercaladas entre 13 figuras semejantes a tréboles de cuatro y seis hojas y el segundo círculo está formado por símbolos que se asemejan a una greca circular. Al interior y en la parte inferior de estos dos círculos se aprecia una rama de laurel a la izquierda y a la derecha otra rama de encino con cuatro bellotas, que en el centro forman una especie de semicírculo que sirve de marco para encerrar una reproducción del escudo nacional conocido en la época. Es importante destacar la gran similitud que existe entre el primer escudo heráldico del Estado de México, con el primer escudo heráldico de la República Mexicana, esta figura, que se asemejaba al escudo nacional, se ubica exactamente en el centro, de abajo hacia arriba y debajo de él se observa un espejo de agua muy similar a ciertas representaciones prehispánicas de ese 21 Javier Romero Quiróz, División territorial y heráldica del Estado de México, Gobierno del Estado de México, Toluca, 1977, p. 52. (véase anexo iconográfico pág. 276). 99 Héctor Guevara Ramírez elemento. Es de observarse que sobre un conjunto de cinco piedras hay un nopal con seis pencas y seis tunas, en cuyo centro se encuentra posada un águila real con las alas extendidas de frente; con su extremidad inferior derecha está agarrando una serpiente de cascabel, con la otra garra se sostiene de la parte alta del nopal y con el pico está mordiendo a la misma serpiente casi a la altura de su cabeza. El escudo es de características semejantes a los primeros que se usaron en el México independiente, que para el Estado de México representa parte de su propia historia. Así, el espejo de agua que lo distingue de los demás escudos simboliza el lago de Texcoco, que se encontraba precisamente en medio del entonces territorio del estado, mientras que la figura del águila real y posada sobre un nopal agarrando a la serpiente, representa la fundación de Tenochtitlan. Sin embargo, no se puede precisar si el número de pencas, tunas y piedras del escudo tienen un significado que va más allá de la fundación de México, o sólo refieren el centro del lago como el centro del Estado de México con sus características propias. Esta identificación pública y oficial alude a las raíces que motivaron incesantes discusiones acerca del establecimiento de límites históricos, culturales y sociales entre la Ciudad de México y el Estado de México; al respecto, cabe señalar que así como ambos tuvieron la misma capital, su escudo también podría ser el mismo. Si atendemos a su verdadero significado simbólico, salvo algunas modificaciones menores, el escudo heráldico del Estado de México tiene muchas semejanzas con el de la República Mexicana.22 El escudo del Estado de México se distingue por los círculos concéntricos que están en el marco y en cada uno se observa una cantidad distinta de pencas de nopal. La similitud de estos dos escudos heráldicos hace referencia a un mismo origen; además, esa identidad similar seguiría reproduciéndose gráficamente por muchos años más. 22 Véase anexo iconográfico pág. 276. 100 El Estado de México San Agustín de las Cuevas (Ciudad de Tlalpam): Tercera sede de los poderes del Estado Debido a las limitaciones de Texcoco en cuanto a servicios e infraestructura, así como a la dificultad para su acceso desde la Ciudad de México, sobre todo en determinadas épocas del año como la temporada de lluvias, se decidió trasladar los “Supremos Poderes del Estado” al pueblo de San Agustín de las Cuevas. Cabe mencionar que no se conoce decreto alguno del Congreso del estado en el que se registre el cambio de la sede a San Agustín de las Cuevas, ya que la Constitución de 1827, que aún estaba vigente, en el artículo 5 establecía que la residencia de los poderes del estado sería Texcoco. Es incuestionable que en estricto derecho, para trasladar la capital a otro lugar era indispensable una reforma constitucional en razón de que la propia Constitución establecía en su artículo 233 que no era posible reformarla hasta después de tres años. Entonces, es incontrovertible, que el traslado de la sede de los poderes del estado a San Agustín de las Cuevas fue a todas luces un hecho inconstitucional. El único documento oficial que fundamenta este traslado, es la circular número 72 del Congreso del estado de fecha 28 de abril de 1827, dirigida al gobernador del estado, que señalaba: 1) Los supremos poderes del estado se trasladan provisionalmente al Pueblo de San Agustín de las Cuevas el 15 de junio del corriente año. 2) El gobierno cuidará de la traslación y establecimiento de los tribunales y oficinas, así como también de la seguridad del tesoro bajo su responsabilidad. Es este lugar, en el que se asentaron “provisionalmente” por más de tres años los Supremos Poderes del estado, el Congreso expidió el decreto, mediante el cual concedía al Pueblo de San Agustín de las Cuevas el título de ciudad, con la denominación de Tlalpam según lo determinó el decreto correspondiente: 101 Héctor Guevara Ramírez El Congreso del Estado de México ha decretado lo siguiente: 23 Se concede al pueblo de San Agustín de las Cuevas el título de ciudad, con la denominación de Tlalpam. Lo tendrá entendido […]Dado en San Agustín de las Cuevas[…] José María Franco, presidente. Epigmenio de la Piedra, diputado secretario.- José María Velásquez de León, diputado secretario. Una vez que se realizó el traslado, el gobernador Zavala se propuso realizar grandes acciones tendientes a justificar el cambio. Por lo que, se aprestó a la realización de un plan económico para el desarrollo del estado; sin embargo, éste se presentó sin éxito y sin calidad; es anecdótico señalar que el primer plan de desarrollo económico estatal no contaba con el diagnóstico de la realidad que enfrentaba el Estado de México en cuanto a población, actividades productivas, disponibilidad de recursos naturales y proyección de acciones inmediatas, por lo que dados los gastos erogados para tal efecto, el Congreso lo consideró como una pillería por parte del Ejecutivo. Una vez más, el gobernador Zavala atentaba contra los intereses del Estado de México. Al respecto, Manuel Rivera Cambas24 hizo una puntual relación de hechos históricos que apuntan nuevamente a que el gobernador Lorenzo de Zavala seguía realizando acciones en contra del estado. […]ya que mandó establecer en Tlalpam una casa de moneda el 1° de julio de 1825, pero que no se pudo plantear sino hasta dos años después, por faltar contratistas que quisieran hacer proposiciones; entonces, se resolvió que se llevara a efecto el establecimiento por cuenta del estado con su correspondiente oficina de 23 “Decreto número 68 del Congreso del Estado de México”, expedido en San Agustín de las Cuevas, 25 de septiembre de 1827, Colección de Decretos, op. cit., tomo ll, p. 29. 24 Según la presentación que hace Manuel Rivera Cambas en su estudio México pintoresco, artístico y monumental, Imprenta de la Reforma, México, 1822, vol. ll, pp. 446-455. Selección realizada por Marta Baranda y Lía García, Estado de México. Textos de su historia, op. cit., pp. 183-184. 102 El Estado de México apartado; se solicitó una finca y no habiendo a propósito más que la llamada de Cadena, propiedad de Lorenzo de Zavala, fue vendida por éste en 17,500 pesos; allí hicieron en gran escala obras necesarias de acondicionamiento, en las que fueron gastados más de 100,000 pesos, desperdiciados porque la casa no costeó ni sus gastos, y al cerrarla quedaron abandonadas las máquinas, no habiendo quién quisiera comprarlas. Los gastos presupuestales del estado ascendían a más de un millón de pesos anuales en ese entonces, por lo que la anterior operación fracasada representaba 10% del presupuesto estatal. Estos hechos históricos nos permiten confirmar que el gobernador Lorenzo de Zavala influyó de manera determinante en la decisión de trasladar los podres de Texcoco a San Agustín de las Cuevas, incluso en contra de lo establecido por el artículo 5 de la Constitución estatal. El cambio también obedeció a los intereses económicos del gobernador, que tenía su residencia personal en la nueva sede. Además, era el hacendado más próspero del lugar, con una de las haciendas más importantes en el estado, misma que vendió al gobierno del Estado de México para dedicarla a un proyecto que, como vimos, resultó un rotundo fracaso, con un alto costo para las finanzas públicas. La compra-venta de la Hacienda de Cadena, permitió a la corriente de opinión liderada por el Dr. José María Luis Mora, acusar a Lorenzo de Zavala y a su grupo, de atentar en contra del progreso del Estado de México; esa actitud que había sido cuestionada al apoyar la mutilación del territorio con la creación del Distrito Federal, se tornó en opinión del ilustre creador del Instituto Científico y Literario en un verdadero exceso del gobernador al transgredir la Constitución, para trasladar la sede de los poderes del estado, motivado por sus personales intereses. Dado que en ese tiempo el territorio del Estado de México rodeaba al Distrito Federal, necesariamente existían relaciones muy estrechas y de mayor interés que con ninguna otra entidad. Por lo tanto, estaba más expuesto a las agresiones del poder de la federación y muy cerca de todos los conflictos que ahí se generaban, que 103 Héctor Guevara Ramírez en esa época eran prácticamente permanentes y con frecuencia armados, situación que seguía caracterizando a la vida pública de la entidad. Creación del primer Registro Civil en el Estado de México Durante el gobierno de Lorenzo de Zavala ocurrieron acontecimientos de gran importancia en el estado, pero no todos se atribuyen a él. El Congreso del estado tuvo un papel fundamental, pues emitió distintos decretos para nacionalizar los bienes eclesiásticos, poco después mandó formar la estadística del estado ante el fracaso del plan económico del gobernador y también se suprimieron los cobros de las costas judiciales en el Supremo Tribunal de Justicia. En este mismo sentido, en 1827 el Congreso del Estado de México volvió a ser pionero nacional en otro gran asunto de interés público: limitar las atribuciones de la Iglesia católica y construir las bases para la creación del Registro Civil en el estado y el país. Estos actos se llevaron a cabo con la expedición del Decreto número 53,25 que establecía lo siguiente: • Artículo 1. Se prohíbe de nuevo sepultar cadáveres en los templos del estado, así como en los panteones o bóvedas destinados a este fin, en ellos o en edificios contiguos. • Artículo 2. Los ayuntamientos nombrarán de su seno o fuera de él una comisión que en cada pueblo elija, de acuerdo con el respectivo cura, un lugar para cementerio, fuera de poblado, opuesto al viento dominante, de la extensión competente y si es posible capaz de sembrarse en él plantas que lo hagan saludable. 25 “Decreto número 53 del Congreso del Estado de México”, dado en Texcoco el 1° de junio de 1827, Colección de Decretos, op. cit., tomo ll, pp. 22-23. 104 El Estado de México • Artículo 8. A los 20 días de publicarse este decreto, en cada municipalidad se habrá a lo menos comenzado la erección de los nuevos cementerios, cuidando los prefectos de tomar las prudentes medidas que le dicte su celo para su conclusión y completo arreglo. Estos actos públicos fueron por demás significativos, ya que reflejaban importantes aspectos administrativos y de gobierno. Por decreto, se crearon los primeros panteones municipales que ya no estarían ubicados sólo en los atrios de las iglesias; con ello, los cuerpos dejaron de ser propiedad del clero por el hecho de que sus almas pertenecían a Dios, como argumentaba la Iglesia. Con este decreto las municipalidades, bajo la supervisión de los prefectos, se vieron obligadas a comenzar un registro de los nombres, las fechas de nacimiento y de inhumación de los cadáveres de las personas que ahí se sepultaban, por lo que desde entonces ya no dependían sólo de los archivos clericales que la Iglesia llevaba al día para seguir celebrando ceremonias religiosas conmemorativas en honor de los difuntos. En esas condiciones, eran obligatorias las misas por cumpleaños, aniversarios luctuosos, celebración del día del santo del fallecido, y otro tipo de conmemoraciones especiales como el pedimento de plegarias particulares. Por lo tanto, el objetivo del Decreto número 53 consistió en regular antes que ninguna ley en el país, e incluso casi 30 años antes que las Leyes de Reforma, el prácticamente instituido servicio municipal de panteones e inhumaciones, que con el tiempo sería incorporado a la misma Constitución. No es coincidencia que los primeros libros de registro no religiosos de las defunciones tengan fechas a partir de este decreto y que se hayan asentado de manera pública los primeros pagos de derechos precisamente al Estado de México por estos conceptos. Antes de este decreto los derechos en esta materia eran pagados a las parroquias, las cuales daban autorización para la inhumación y los servicios religiosos correspondientes en los panteones, que generalmente estaban anexos en los atrios de los propios templos o incluso se encontraban en su interior. 105 Héctor Guevara Ramírez Cabe mencionar que desde entonces, con este mandato se establecieron las primeras normas de operación y funcionamiento de este servicio municipal. Por ejemplo, se determinó que las sepulturas tendrían un mínimo de siete pies de hondo y habría espacios especiales para eclesiásticos, niños y adultos; además, estarían cercadas, con puerta que cerrara con llave, y sólo se permitiría un máximo de seis personas para llevar a cabo el entierro. Las disposiciones se establecieron de acuerdo con el artículo 11: “[…]para el decoro de los templos y por los bienes que acarrean a la salud pública tales medidas, tan necesarias a la conservación y aumento del género humano”. Esta medida sanitaria de tipo preventivo, evitaba que los participantes en el funeral se contagiaran de las enfermedades de los difuntos. De esta manera se constituyó el primer Registro Civil no religioso de las defunciones a cargo de las municipalidades, que podían cobrar, supervisar dichos servicios e imponer multas por contravenir dichas disposiciones, por medio de prefectos que cuidaban de todos los arreglos correspondientes a tales servicios. Toluca: Capital definitiva del Estado de México Una vez que Lorenzo de Zavala asumió el cargo de gobernador del Estado de México, con la ciudad de Tlalpam como sede, se proyectó designar a Toluca como nueva capital. Para tal efecto el Congreso estatal expidió en la ciudad de Tlalpam el decreto por el que Toluca se elevaba a la categoría de ciudad. Con ese rango, Toluca recibió los poderes del estado para su establecimiento y residencia, convirtiéndose en la nueva capital de conformidad con el Decreto número 130,26 el cual es muy puntual: Para que el Congreso, gobierno, tribunales y oficinas del estado empiecen a ejercer sus funciones en la ciudad de Toluca el día 24 del corriente. El Congreso Constituyente del Estado de México ha decretado lo siguiente: 26 “Decreto número 130 del Congreso del Estado de México”, expedido en la Ciudad de Tlalpam el 12 de julio de 1830, Colección de Decretos, op. cit., tomo l, p.170. 106 El Estado de México • Artículo 1. El Congreso, el gobierno, los tribunales y oficinas del estado empezarán a ejercer sus funciones en la ciudad de Toluca el día 24 del corriente. […]Lo tendrá entendido el Gobernador del Estado, haciéndolo imprimir, publicar, circular y ejecutar[…] A decir de Marta Baranda y Lía García,27 salvo en los casos de algunas interrupciones que se analizan en su oportunidad, la ciudad de Toluca ha sido la capital del Estado de México, a partir de su instalación, la provinciana Toluca fue creciendo y adquiriendo importancia hasta alcanzar un ostensible desarrollo urbano, cultural e industrial. De inmediato comenzaron a construirse numerosos edificios, no sólo de infraestructura sino también ornamentales —tales como los clásicos portales, que han sido parte importante en la vida cotidiana de la ciudad—, para que la capital fuera lo que no habían sido las otras sedes: una ciudad con el equipamiento necesario para albergar a una verdadera capital. Una vez que Toluca fue designada como la ciudad para instalar al Congreso constitucional, el Constituyente del Estado expidió en la ciudad de Tlalpam el Decreto número 126,28 en el que en primer lugar se elevó al rango de ciudad, y en segundo lugar se denominó la nueva capital Toluca: Señalando el día que debe instalarse en la ciudad de Toluca el Congreso constitucional, y facultando al gobierno para que tenga su puntual cumplimiento, el Congreso Constituyente del Estado Libre de México ha decretado lo siguiente: • Artículo 1. El Congreso constitucional se instalará el 15 de agosto en la ciudad de Toluca, y allí resolverá sobre la suerte que debe correr el artículo 5 de la Constitución. 27 Marta Baranda y Lía García, Estado de México. Textos de su historia, op. cit., p. 257. 28 “Decreto número 126 del Congreso del Estado de México”, expedido en la ciudad de Tlalpam el 5 de julio de 1830, Colección de Decretos, op. cit., tomo l, p. 126. 107 Héctor Guevara Ramírez • Artículo 2. El gobernador arbitrará los recursos necesarios, pudiendo vender las fincas del estado o solicitar préstamo con hipoteca de éstas o de sus rentas y al mejor rédito posible, para que con la mejor economía sean trasladados los archivos y demás muebles de las oficinas, a la mayor brevedad[…] El artículo primero de este decreto hace puntual alusión al destino que debería tener el artículo 5 de la Constitución vigente en el estado, la de 1827, que determinaba que Texcoco era la capital del Estado de México, una problemática que se ha referido por sus distintas implicaciones. De esta manera, el estado enfrentaba un problema de legalidad con el establecimiento de su capital, dicho conflicto tuvo que ser subsanado y para ello el Congreso estatal emitió el Decreto número 200,29 el cual determinaba que: El Congreso del Estado de México ha decretado lo siguiente: • Artículo 1. Ha lugar a reformar el artículo 5 de la Constitución del Estado, en la parte que fija en Texcoco la residencia de los supremos poderes, estableciéndose ésta en la ciudad de Toluca[…] En términos jurídicos la ciudad de Toluca se convirtió a partir del 16 de octubre de 1830 en la residencia de los supremos poderes del Estado de México. Una vez que los poderes del estado fueron instalados en la ciudad capital de Toluca, los problemas por la falta de infraestructura y equipamiento urbano que tanto se habían criticado en Texcoco se hicieron evidentes en el nuevo centro de poder. Las narraciones de la época señalan que el primer cuadro de la ciudad, se caracterizaba por un notable desorden y que la zona cercana al palacio de gobierno enfrentaba serios problemas de insalubridad, causada entre otras cosas por la existencia de innumerables 29 “Decreto número 200 del Congreso del Estado de México”, expedido en la Ciudad de Toluca el 16 de octubre de 1830, Colección de Decretos, op. cit., tomo l, p. 312. 108 El Estado de México inmuebles destinados a la cría y procesamiento de ganado, sobre todo porcino y vacuno, que junto con los constantes desbordamientos del río Verdiguel, llegaron a causar epidemias muy serias de cólera y otras enfermedades de las que por su gravedad se guarda memoria en los anales de la bella Toluca. Coincide la instalación de Toluca como capital del estado con la segunda vez que Melchor Múzquiz fue designado gobernador; la primera tarea a realizar fue resolver los problemas de infraestructura que dificultaban el desarrollo de la entidad y particularmente de su nueva capital; por ello, el Congreso del estado emitió en esa época varios decretos cuya finalidad era realizar obras de saneamiento, mediante el acondicionamiento de los cauces de los ríos que cruzaban la ciudad y la construcción de las primeras obras de drenaje proyectadas para un gran centro de población. El Congreso expidió también otros decretos con la finalidad de reubicar los establos, rastros e instalaciones insalubres que empañaban la imagen de la nueva capital La bella Toluca, se convirtió en la capital, logrando dos objetivos: por un lado, alejar a los poderes de la entidad de las constantes luchas que se gestaban en la capital del país y por otro, subsanar la insuficiencia del equipamiento existente en la ciudad de Tlalpam, que impedía el desarrollo de una capital acorde con la dimensión del Estado de México. Segundo escudo heráldico del Estado de México: la identidad nacional y estatal basada en sus territorios Al promulgarse la Constitución del Estado Libre y Soberano de México de 1827, el artículo 4 especificaba que políticamente la entidad se dividiría en ocho prefecturas, las cuales se conformaron de la siguiente manera: 1) Acapulco: Tecpan, Chilapa y Tixtla. 109 Héctor Guevara Ramírez 2) Cuernavaca: Morelos y Xonacatepec. 3) México: Tlalpam, Texcoco, Teotihuacan, Zumpango, Tlalnepantla, Cuautitlán y Chalco. 4) Huejutla: Metztitlán, Zacualtipán y Yahualica. 5) Taxco: Ajuchitlán, Teloloapan, Tejupilco, Sultepec, Temascaltepec y Zacualpan. 6) Tula: Huichapan, Actopan, Jilotepec, Ixmiquilpan y Zimapán. 7) Toluca: Ixtlahuaca, Tenango y Tenancingo. 8) Tulancingo: Pachuca y Apam. Esta división política duró seis años y prevaleció hasta 1833, cuando por decreto del 20 de mayo de ese año, la legislatura local reformó el artículo 2 de la Constitución Política del estado, aumentando a 11 el número de prefecturas de la entidad. Estas 11 prefecturas fueron las siguientes: Acapulco, Chilapa, Cuernavaca, Este de México (Texcoco), Oeste de México (Tlalnepantla), Huejutla, Sultepec, Taxco, Toluca, Tula y Tulancingo. Con esta modificación se suprimió la prefectura de México y por otra parte, se crearon las prefecturas de Chilapa, del Este de México, del Oeste de México y de Sultepec, prácticamente se dividieron tres prefecturas para crear otras tres adicionales. Una vez más, las razones de este cambio tuvieron mucho que ver con la conformación religiosa y política de la región. Para integrar las nuevas prefecturas, las de Acapulco, México y Taxco se fraccionaron de la siguiente manera: en la de Acapulco se integró a Tecpan y Zacatula; a Chilapa se le agregó Tixtla; la prefectura del Este de México se conformó con Texcoco, Chalco y Teotihuacan; a Taxco se le incorporó Ajuchitlán y Teloloapan; 110 El Estado de México mientras que Sultepec se constituyó con Tejupilco, Temascaltepec y Zacualpan.30 Con el tiempo, esta división política fue propiciando una concepción separatista del territorio del estado, ya que de la anterior división de ocho prefecturas, prácticamente cuatro fueron cercenadas por completo, debido principalmente a razones de tipo económico y religioso que con el tiempo facilitaron la movilidad social a favor del separatismo territorial. Durante su administración, Lorenzo de Zavala dividió la entidad, fragmentó tres prefecturas y reconformó seis distritos mediante el Decreto número 309,31 que establecía lo siguiente: El Congreso del Estado de México, habiendo observado los requisitos prevenidos en la Constitución para su reforma, ha decretado lo siguiente: • Artículo 1. La prefectura de México se dividirá en dos distritos, uno llamado el Este de México y el otro el Oeste. El primero se compondrá de los partidos de Texcoco, Chalco y Teotihuacan, y el segundo de Tlalnepantla, Tlalpam, Zumpango y Cuautitlán, siendo las cabeceras de prefecturas Texcoco del primero y Tlalnepantla del otro. • Artículo 2. La prefectura de Tasco se dividirá en dos: la primera se compondrá de Tasco, Ajuchitlan y Teloloapam, cuya cabecera será Tasco; y la otra se formará en Sultepec, Temascaltepec, Zacualpan y Tejupilco, siendo su cabecera Sultepec. • Artículo 3. La Prefectura de Acapulco se dividirá en dos: una compuesta de los partidos de Acapulco y Tecpan, y la otra de Chilapa y Tixtla, siendo sus cabeceras Acapulco y Chilapa. 30 Véase anexo iconográfico pág. 274. 31 “Decreto número 309 del Congreso del Estado de México”, expedido el 20 de mayo de 1833 en la Ciudad de Toluca, Colección de Decretos, op. cit., tomo ll, p. 249. 111 Héctor Guevara Ramírez Lo tendrá entendido, Antonio Escudero, presidente.- Román García, vicepresidente.- Félix María Aburto.- Rafael María Villagrán.- Juan de Dios Lazcano.- José del Villar, secretario.Mariano Arizcorreta.- José María Heredia.- Miguel Macedo. Francisco Suárez Iriarte.- José Manuel González.- Joaquín Solórzano.- Ramón Gamboa, secretario. Esta estructura territorial del Estado de México establecida en 1833 motivó la creación del Segundo escudo heráldico de la entidad, con lo cual se siguió el ejemplo de la federación. El nuevo escudo heráldico del estado era muy semejante al primero, al menos en algunos de sus elementos y en la forma de representarlos. La imagen de este escudo se exhibe en el salón Juárez de la Cámara de Diputados del Estado de México en la Ciudad de Toluca.32 La descripción que hace de este escudo Javier Romero Quiróz,33 resulta muy clara y elocuente para comprender su imagen sin siquiera verla: Este escudo presenta de abajo hacia arriba, un listón con borlas en sus extremos y una leyenda que dice: ESTADO LIBRE Y SOBERANO DE MÉXICO. Arriba del listón una rama de laurel y otra rama de encina con tres bellotas. Del suelo emerge un nopalli con 11 paletas, con espinas y nochtlis. Sobre la planta está posada una águila real con las alas extendidas, que se sujeta con su garra izquierda de la paleta que tiene el nombre de Toluca y con la garra derecha y el pico sujeta una serpiente. La importancia del segundo escudo heráldico también radica en que contribuye a la comprensión histórica del estado a partir de sus símbolos, ya que esta imagen dice más que todas las palabras que pudiéramos agregar. 32 Véase anexo iconográfico pág. 277. 33 Javier Romero Quiróz, División territorial y heráldica del Estado de México, op. cit., pp. 51 y 53. 112 El Estado de México Como se observa, en este escudo el águila se presenta de manera similar a la del propio escudo nacional de entonces; asimismo, tiene un gran parecido con el primer escudo de la entidad. Pero lo más relevante del segundo escudo fue la innovación de colocar la leyenda de la denominación del estado: Estado Libre y Soberano de México, en una estela en la parte baja del mismo. Esta denominación contrasta con la que la Constitución de 1827 dio a la entidad y que se encontraba tanto en el texto de la carátula como al inicio del propio decreto con el cual se promulgó y que sólo era: Estado Libre de México. Cada penca del nopal del escudo tenía el nombre de cada una de las prefecturas del estado vigentes en esa época, que de derecha a izquierda eran: Chilapa, Tulancingo, Este de México, Sultepec, Oeste de México, Tasco, Acapulco, Toluca, Cuernavaca, Tula y Huejutla. En cuanto a textos, este segundo escudo heráldico sólo contenía la denominación de las prefecturas que integraban la entidad, un concepto completamente territorial adicionado con la categoría política que se quería destacar: Estado Libre y Soberano de México. La importancia de este texto radica en que su significado prácticamente es idéntico al que representa el segundo escudo heráldico del país34 y que se usó poco después de la promulgación de la Constitución Federal de 1824, cuando ya se había constituido el Distrito Federal en noviembre de ese mismo año y que tenemos para efectos de comparación con el del Estado de México. Las diferencias entre el segundo escudo heráldico del Estado de México y el segundo escudo de la nación son mínimas, y más bien corresponden al estilo que al fondo y significado, ya que el escudo correspondiente a todo el país cuenta con prácticamente la misma reproducción del águila devorando a la serpiente, pero el nopal sobre el cual está posada en vez de tener 11 pencas como el del estado, tiene 25, en las cuales está escrito el nombre de cada uno los estados y territorios que entonces integraban la República Mexicana. 34 Véase anexo iconográfico pág. 277. 113 Héctor Guevara Ramírez Por lo tanto, el concepto territorial del escudo nacional es la única expresión escrita del mismo, así como el tema central de ambos escudos, después de aludir a la fundación de la Gran Tenochtitlan con el águila devorando a la serpiente. Aunque estos escudos parecen una copia, tienen pequeñas diferencias gráficas como la peña de roca sobre la cual se encuentra el nopal, en el caso del Escudo Nacional, y que el del Estado de México no tiene; asimismo, las ramas de laurel y de encino que lo adornan desde la parte inferior son de distinta proporción y colocación. Al parecer, en el escudo del Estado de México sólo se omitieron tales elementos y se incorporó la estela con su denominación como emblema distintivo de la entidad. En ambos casos las águilas se encuentran posadas en las pencas de los nopales que contienen los nombres de las capitales del país y del estado mexiquense: Distrito Federal, México y Toluca, respectivamente. Las críticas a este segundo escudo del Estado de México fueron reiteradas y muy simplistas, se cuestionaba su forma pero nunca se analizó su fondo o significado. Por ejemplo, se decía que el dibujo del águila no mostraba fielmente los principales rasgos de las auténticas águilas reales, también se criticaba dicha imagen porque no correspondía a las características de esplendor y belleza de las águilas que simbolizaban a la nación y mucho menos a las que de manera natural habitaban el propio Estado de México; no obstante, nunca se criticó la división territorial de la entidad. Desde luego, la razón de ser de estos escudos terminó cuando, debido a un proceso interrelacionado que derivó en la propia evolución política y territorial de la república y del estado, se erigieron nuevas entidades federativas en el país y varias de las prefecturas dejaron de pertenecer al Estado de México. Por consiguiente, la funcionalidad expresiva de estos segundos escudos heráldicos se volvió obsoleta y por estas razones dejaron de utilizarse para dar paso a otros símbolos acordes con la nueva realidad. La razón de ser de estos escudos, es que ayudan a explicar el contexto tanto del país como de la entidad a partir de 1824. Su desaparición resume largos, profundos y significativos cambios 114 El Estado de México evolutivos de la historia de la república y del Estado de México, de los que se dará cuenta más adelante, sobre todo con respecto a su transformación territorial. La modificación territorial tiene un gran significado para la historia del estado, pues esa transformación basada en pérdidas y segregaciones fue el motivo para cambiar los escudos heráldicos y no retomar nunca más el concepto territorial. La capital del Estado de México elige a Lerma como sede Las pugnas por el poder en la federación, encuentran caja de resonancia en la vida política del Estado de México. Nuestra entidad fue escenario de la lucha entre centralistas y federalistas con la consecuente amenaza al territorio del estado por parte de los combatientes reaccionarios, que ante la imposibilidad de gobernar, trataron de imponerse mediante las armas. Los grupos centralistas mediante la expedición del coronel Antonio Escalada, pretendieron obtener el control del Valle de Toluca con la estrategia de tomar la capital de la entidad llegando por el oeste, precisamente por la ruta que comunicaba con Zinacantepec, por lo que ante la inminente invasión, el 6 de julio de 1833 el gobernador Lorenzo de Zavala decidió trasladar la sede de los poderes del estado hacia el lado contrario en que se presentaba la ofensiva militar, estableciendo la capital en Lerma, lugar en donde se libro la histórica batalla. Esta intentona fue repelida por las tropas federalistas comandadas por el propio gobernador Zavala, hasta lograr la huida de las fuerzas invasoras del reaccionario Escalada. Ante tales circunstancias, el Congreso del Estado de México expidió el Decreto número 336,35 que a la letra establecía: 35 “Decreto número 336 del Congreso del Estado de México”, dado en la ciudad de Toluca el 12 de septiembre de 1833, Colección de Decretos, op. cit. tomo ll, p. 226. 115 Héctor Guevara Ramírez Aprobando la providencia del Ejecutivo para que se trasladasen a Lerma, el 6 de julio de 1833, los supremos poderes del Estado de México. El Congreso del estado ha decretado lo siguiente: • Artículo único. Se aprueba la providencia del Ejecutivo, contraída a que se trasladasen a Lerma los supremos poderes del estado el 6 de julio procsimo pasado, con motivo de acercarse a esta ciudad los facciosos Escalada y Cuadros. Lo tendrá entendido dec.- Dado en Toluca, a 12 de septiembre de 1833.- José R. González, presidente.- Joaquín Solórzano, secretario.- Felix María Aburto, secretario. Es importante aclarar que este decreto que se expide en septiembre de 1833, jurídicamente enmienda una decisión tomada dos meses antes por el entonces gobernador Lorenzo de Zavala, de trasladar los poderes del estado a Lerma ante una emergencia como el acoso militar a la ciudad capital y su posterior ocupación por los facciosos mencionados. Este decreto muestra varios aspectos históricos del estado, ya que por las circunstancias emergentes, se trasladó su sede oficial sin mediar autorización previa del Congreso. Es decir, con este acto se violentó la Constitución, aunque con la salvedad de que con este decreto el Congreso dejó constancia de la justificación de la medida tomada por el gobernador, lo cual finalmente, trastocaba la temporalidad de la vigencia de las leyes y confirmaba su retroactividad en casos diversos. Pocos meses después, cuando los poderes de la entidad regresaron a Toluca, esta antigua y hasta entonces apacible ciudad adquirió mayor presencia a nivel nacional, ya que el mismo gobernador Lorenzo de Zavala, que provisionalmente había llevado la capital a Lerma, se dedicó con mucha intensidad a realizar cambios sustanciales para su embellecimiento y dignificación, a traves de la planeación y ejecución de importantes obras sanitarias, del 116 El Estado de México mejoramiento del trazo urbano para la introducción de los incipientes servicios de alumbrado asi como el cambio de la nomenclatura de sus calles, sustituyendo las connotaciones religiosas por nombres de los grandes luchadores del movimiento de Independencia; calles y avenidas que nos recuerdan dos siglos después a los héroes que nos dieron patria y libertad. En estos años de relativa calma y progreso en el Estado de México, en el país ocurrían distintos hechos que afectaban a todas las entidades federativas, mientras que la consolidación de la Independencia se dificultaba por la renuencia de la Iglesia a perder paulatinamente sus bienes y privilegios, razón por lo que era evidente el apoyo del clero a grupos de militares que también veían mermados sus derechos y posesiones. El Federalismo proclamado en la Constitución de 1824 enfrentaba serios problemas para garantizar la estabilidad de la nación. Incluso, la misma Constitución de 1827 del Estado de México no había podido erradicar totalmente la influencia eclesiástica en los asuntos públicos. Las reacciones por expropiar bienes a la Iglesia y plantear otras reformas liberales no se hicieron esperar. Entonces, los grupos conservadores y los grupos de presión entre ellos el clero, establecieron la estrategia de sustituir el Federalismo por el Centralismo como una fórmula para garantizar su arribo al poder para lograr “el progreso nacional y la estabilidad social y política”. Implantación del Centralismo: el Estado de México se convierte en Departamento y Toluca deja de ser su capital En ese contexto nacional el Estado de México entró en una nueva etapa con sus consecuentes cambios: […]el Estado de México vio agonizar al primer sistema republicano federal en el año de 1835. Al cabo de 10 años de lucha civil y constantes enfrentamientos entre los liberales y los conservadores, el país se encontraba desgastado y el campo político 117 Héctor Guevara Ramírez favorecía el cambio al centralismo. Al grito de “religión y fueros”, los reaccionarios del régimen se levantaron con el Plan de Cuernavaca secundado por otras acciones de poder y, al fin victoriosos, impusieron su gobierno por espacio de una década. El Plan de Cuernavaca proclamado el 25 de mayo de 1834, apoyado por el Plan de Toluca del 31 de mayo, auspiciado por Carlos María de Bustamante, declaró al General Antonio López de Santa Anna como única autoridad desconociendo al vicepresidente Valentín Gómez Farías[…] 36 La anterior condensación de hechos históricos permite reflexionar acerca del vuelco que dio el orden constitucional de 1824 con el establecimiento de su forma antagónica: el centralismo. En este proceso de sustitución de un modelo político y social, el uso de la fuerza fue un instrumento constante y el medio que lo hizo posible. De esta manera el país identificaría su forma de gobierno después de la Independencia, el periodo de la Primera República Federal, que inició con la promulgación de la Constitución de 1824 y la designación de Guadalupe Victoria como primer presidente constitucional, y concluyó con la implantación del Régimen Centralista en junio de 1835. Miguel Barragán ocupó la última presidencia de la Primera República y posteriormente tuvo el cargo de primer presidente de la República Centralista; periodo que se prolongó hasta el 22 de agosto de 1846. En este periodo de implantación del centralismo, en el Estado de México concluía su periodo como último gobernador de la entidad Manuel Díez de Bonilla, en la etapa de la llamada Primera República Federal. Asimismo, en esa época dio inicio el centralismo en el estado con Luis Gonzaga Vieyra como Jefe del Departamento de México, cargo que, como en todas las entidades convertidas en departamentos, era designado por el presidente y no por elección local. Estos departamentos, que como entidades políticas sustituían al Estado Libre de México y las demás entidades federativas, prevalecieron hasta el inicio de la Segunda República Federal en agosto de 36 Marta Baranda y Lía García, Estado de México. Textos de su historia, op. cit., p. 323. 118 El Estado de México 1846, cuando Francisco Modesto de Olaguíbel asumió la gubernatura del Estado de México el 22 agosto de ese año. Con la implantación del centralismo, la ciudad de Toluca dejaba de ser la capital del estado y del nuevo Departamento de México; la primera y antigua capital del estado, la Ciudad de México, se convertiría otra vez en su capital. Todos estos cambios fueron posibles gracias a la expedición de una Constitución centralista provisional expedida el 23 de octubre de 1835, que sirvió de base para la posterior creación de la llamada Constitución de las Siete Leyes, promulgada por el Congreso general el 30 de diciembre de 1836, con el propósito de suprimir el Federalismo. Esta Constitución, que estaba integrada por siete leyes, sustituyó a la Constitución Federal de 1824, cuyo principal objetivo fue anular todas las reformas eclesiásticas propuestas por los liberales radicales y que eran rechazadas por el pueblo. Es notable el hecho de que los 10 diputados del Estado de México, que participaron en el Congreso general de 1835-1836 y sus respectivos senadores, apoyaron de manera casi unánime la abolición de las legislaturas federalistas (3 de octubre de 1835) y el posterior cambio de estados a departamentos (23 de octubre), así como la devolución de la Ciudad de México al Departamento de México como su capital en diciembre de 1836 y el establecimiento de una república centralista por medio de la expedición de la Constitución de las Siete Leyes. Bajo estas circunstancias, los problemas que enfrentó el Departamento de México crecieron en la medida que lo hizo su territorio, ya que su nueva superficie quedó integrada por todo el Estado de México, el territorio del Distrito Federal y parte de Tlaxcala. Las complicaciones políticas fueron directamente proporcionales a la falta de apoyo popular otorgado de sus gobernantes, pues éstos eran nombrados por el presidente de la república, mientras que las Juntas Departamentales, figura que sustituyó a las legislaturas locales también eran designadas por el poder central. Por consecuencia, en sólo una década la experiencia centralista registró un desgaste tan profundo que fue alimentando la idea de 119 Héctor Guevara Ramírez volver al esquema gubernamental de mayores libertades, pregonadas todavía por los federalistas. De esta manera, la Constitución de las Siete Leyes se convirtió en la columna vertebral que dio sustento jurídico al sistema centralista que creó el Departamento de México en lugar del Estado de México. En la primera de estas siete leyes se definían los derechos y obligaciones de los mexicanos y habitantes de la república, constituyendo el primer catálogo organizado de garantías personales; la segunda ley organizaba un supremo poder conservador; la tercera ley se refería al Poder Legislativo que se depositaba en dos cámaras para la formación de leyes; la cuarta ley organizaba el supremo Poder Ejecutivo y se suprimía la figura de la vicepresidencia; la quinta ley instituía el Poder Judicial; la sexta ley se refería a la división del territorio de la república, así como a la creación de departamentos en lugar de estados, y a la organización del gobierno interior de sus pueblos; por último, la séptima ley, relativa a las variaciones de las leyes constitucionales, otorgaba al Congreso la facultad de resolver las controversias constitucionales. Así, la forma centralista del Estado de México quedó establecida en el artículo 1 de la sexta ley, donde se determinó que la república quedaría conformada por departamentos; estos quedarían divididos en distritos, que a su vez formaban partidos. En la segunda ley se establecía un cuarto poder, llamado Supremo poder conservador, el cual era un poder propio y distinto del Ejecutivo, Legislativo y Judicial, que tenía facultades para suspender a la Alta Corte de Justicia, para declarar la incapacidad física o moral del presidente de la república y hasta podía suspender por dos meses las sesiones del Congreso. Sin embargo, es la primera ley fundamental que contiene el primer catálogo organizado de derechos del hombre y que estableció un mecanismo incipiente para su defensa constitucional, aun cuando era un mecanismo de carácter político y no jurisdiccional. Con esta Constitución centralista, el territorio nacional quedó conformado en 24 departamentos que se detallan a continuación en el cuadro 2.4. 120 El Estado de México Conformación del territorio nacional 9. Michoacán 17. Sonora 2. California 10. Nuevo León 18. Tabasco 3. Chiapas (de las) 11. Nuevo México 19. Tamaulipas (de las) 4. Chihuahua 12. Oaxaca 20. Tejas 5. Coahuila 13. Puebla 21. Veracruz 6. Durango 14. Querétaro 22. Jalisco 7. Guanajuato 15. San Luis Potosí 23. Yucatán 8. México 16. Sinaloa 24. Zacatecas 1. Aguascalientes Cuadro 2.4 * Cuadro elaborado por el autor con información citada. Esta nueva conformación departamental del país provocó una nueva división territorial del Departamento de México, en la que se le agregaron nuevos territorios y se dividió políticamente en distritos que se dividían a su vez en partidos. El siguiente documento, que incluso es citado reiteradamente, nos brinda un panorama general de la división política que prevaleció durante casi todo el periodo centralista en el Estado de México; es citado por Javier Romero Quiróz37 para explicar la división territorial de la entidad a lo largo de este lapso de tiempo: Ecsmo. Sr.- La Ecsma. Junta Departamental (1837), cumpliendo con la obligación que le impone el artículo 3 de la 6ª ley constitucional, ha hecho la siguiente división del territorio del Departamento. • Artículo 1. El Departamento de México se forma del antiguo estado del mismo nombre, del extinguido Distrito Federal y del que era territorio de Tlaxcala. 37 Javier Romero Quiróz, División territorial y heráldica del Estado de México, op. cit., p. 59. 121 Héctor Guevara Ramírez • Artículo 2. El territorio del Departamento se divide provisionalmente en los términos siguientes: • Artículo 3. La capital del Departamento es la ciudad de México. • Artículo 4. El Departamento comprende 13 distritos: el del Centro de México, el de Acapulco, de Chilapa, de Cuautitlán, Cuernavaca, Mextitlán, Tasco, Tlaxcala, Toluca, Tula, Tulancingo, Temascaltepec y Texcoco. • Artículo 5. El de México se divide en tres partidos, que son: el de la ciudad de este nombre, el de Coyoacán y el de Tlalnepantla. La cabecera de este distrito es la Ciudad de México. En la época del centralismo y al amparo de las Siete Leyes Constitucionales, esta división política del territorio nacional suprimía el Federalismo y la división política de ese sistema, sustituyendo a los estados por departamentos, a las prefecturas por distritos y a las municipalidades por partidos. La división política del entonces Estado de México se transformó en una auténtica división religiosa, en donde prácticamente los distritos se definieron en función de la conformación de las diócesis más importantes de la desaparecida entidad. La etapa centralista, que estuvo regida por las Siete Leyes, en ningún momento fue tranquila, por el contrario, fue mucho más violenta que la etapa federalista que le antecedió, puesto que una vez que entraron en vigor las leyes mencionadas, los federalistas se lanzaron en contra del gobierno, incluso mediante las armas. Cabe decir que ante las revueltas que ocurrieron en torno a la lucha Federalismo-Centralismo surgió una tercera postura que, aunque ya era antigua, se apoyaba en el radicalismo más tradicionalista de los conservadores y buscaba como forma de gobierno la monarquía. Esta idea puso a ciertos grupos a favor de la monarquía basada en una forma europea, regida por un monarca extranjero; entonces, 122 El Estado de México se afirmó que ésta era la única manera de solucionar los problemas de fondo que existían en el país, pues existía la convicción de que los mexicanos eran incapaces de gobernarse solos. Esta postura no era más que el reflejo de las constantes fluctuaciones del poder y dado que las fuerzas emergentes carecían de capacidad de organización, se produjo una relativa estabilidad que se reflejó en debilidad política, y particularmente en una falta de unión para constituir una verdadera nación mexicana y por consiguiente, fue sumamente difícil logar el fortalecimiento de sus departamentos. En estas circunstancias, Texas se separó del país formando un estado independiente que tiempo después, se unió a los Estados Unidos de América, circunstancia que se detalla más adelante. En esa misma línea de comportamiento, la antigua Provincia de Yucatán, que incluía lo que ahora son los estados de Yucatán, Campeche, Quintana Roo y parte de Tabasco estuvo a punto de separarse y si no se concretó fue porque se le retuvo militarmente. Pero tan cercano estuvo de suceder, que se instaló el Congreso Constituyente del estado y se publicó su Constitución en 1841. La inestabilidad provocada por las Siete Leyes hizo que en un plazo relativamente corto se reaccionara en contra de ellas, y que Santa Anna por conducto de Nicolás Bravo, disolviera el Congreso que tenía algunas tendencias federalistas, que aunque minoritarias causaron mucha incomodidad a la clase militar en el poder. La disolución del Congreso, permitió al centralismo convocar a una Junta de 80 notables para formular una Constitución; dicha junta, que se formó en 1843, se disolvió porque sus integrantes no aceptaron conformarla debido al carácter puramente centralista que la inspiraba. Acompañado del estigma de la falta de legitimidad, el gobierno provisional encabezado por Santa Anna, promulgó en junio de 1843 las bases orgánicas, cuyas determinaciones políticas fundamentales fueron: destituir al supremo poder conservador que había sido creado por las Siete Leyes Constitucionales; exsaltar al centralismo en forma absolutista y establecer un despotismo constitucional mucho más grave que el planteado por las leyes anteriores. 123 Héctor Guevara Ramírez Estas bases orgánicas ratificaron la división nacional del territorio en departamentos dependientes casi de manera absoluta del centro. Además, se estableció la religión católica como la única que debía profesarse en toda la nación, se exigía la obediencia total de los ciudadanos a las autoridades y se condicionó la existencia de la ciudadanía sólo para quienes tuvieran una renta anual de 200 pesos por lo menos, así que los pobres no tenían derecho alguno. Como requisito para ocupar cargos públicos se exigió, por ejemplo, que se tuviera una renta de 1,200 pesos para poder ser diputado, y de 2,000 pesos para ocupar el cargo de senador. En resumen, el poder era restrictivo, los pobres jamás podrían ser representantes populares. 124 El Estado de México en la Constitución Política de 1857 L as luchas y transformaciones que el país y el Estado de México han vivido en su devenir, culminaron temporalmente con la expedición de sus respectivas constituciones; normas generales que rigen sus destinos y que al mismo tiempo, se han convertido en un punto de partida de nuevos movimientos jurídicos y sociales, que delinean incesantemente el nuevo rostro de nuestro estado y de la nación. Este conjunto de normas que determinan la evolución política y social de los pueblos, generan la evolución constitucional de las entidades federativas pero al mismo tiempo estructuran la evolución constitucional de la federación. Es por ello, que para entender la evolución y el desarrollo del Estado de México, se debe examinar la progresión del orden constitucional de la federación; ejercicio que nos permitirá ubicar con precisión, los cambios que se generan en el contexto nacional y que repercuten en las entidades que la conforman. Pero a contrario sensu, igualmente es imperativo conocer los movimientos 125 Héctor Guevara Ramírez sociales y jurídicos que se presentan en las entidades federativas, puesto que es de explorado derecho que las relaciones jurídicas en los municipios y estados son fuente inagotable de la creación de normas que rebasan el ámbito municipal y estatal para convertirse en normas de aplicación nacional. A través de este proceso, cuya dinámica social nos muestra el origen de la reforma constitucional, es posible estudiar la evolución del Estado de México y específicamente las repercusiones que los distintos instrumentos constitucionales, han tenido en la entidad a partir de la Constitución de 1824. La supremacía de la norma constitucional muestra su fuerza en el ejercicio del poder público, no sólo por su carácter general, sino porque su imperium modifica aspectos torales de la vida de un Estado. Este planteamiento de la teoría jurídica cobra realidad en la Constitución Centralista denominada “Las Siete Leyes Constitucionales”, instrumento normativo vigente a partir del 30 de diciembre de 1836, que consignó cambios sustanciales y modificó el escenario político, económico, social, educativo, cultural y de identidad local, que suprimió el sistema federal. Las consideraciones anteriores son soporte jurídico y sociológico para analizar de manera específica el proceso histórico y social que desencadenó la promulgación de la Constitución Federal de 1857 y el andamiaje normativo que su desarrollo implicó en el Estado de México, situación que se analiza en este capítulo. Constitución Política de 1857 Al revisar la historia nacional, encontramos que el Estado de México no sólo ha sido afectado por las transformaciones que su evolución gestó, sino que la mayoría de las veces, ha sido el espacio donde gran parte de ellas se han desarrollado, o en el mejor de los casos, donde se han manifestado con mayor intensidad. Al exponer la historia del Estado de México hasta los albores de la Constitución Federal de 1857, invariablemente se describirán los hechos más significativos, en los que sus habitantes más 126 El Estado de México notables tuvieron una participación trascendente que definió las características de la entidad y de la nación. Los periodos de grandes luchas en el país, y en especial en el Estado de México, hicieron posible que esta entidad contara con nuevos instrumentos jurídicos para regular su integración y evolución; sin embargo, éstos siempre tuvieron repercusiones sociales y políticas. Por ello, después de analizar las revueltas y luchas civiles entre liberales y conservadores por más de una década, y de observar cómo se suprimió la forma de vida federal que mucho había significado en la evolución histórica del estado y del país en su conjunto, era de esperar que todos esos fenómenos arrojaran otra vez el mismo resultado: una nueva ley fundamental. En este sentido, al analizar la Carta Magna de 1857 es necesario precisar hechos históricos antes, durante y después de su elaboración, que ubican el contexto y significado de esa Constitución Federal, particularmente en el Estado de México. Reinstauración del Federalismo: inicio de pérdidas territoriales del estado Durante los años posteriores al periodo en que la nación estuvo regida por la llamada Constitución Centralista de las Siete Leyes de 1836 y las Bases Orgánicas de 1843, se pensó en dar una nueva forma jurídica a la realidad nacional. Este proceso se dio de manera concreta con la discusión del proyecto de una nueva constitución, con la cual desaparecería el gobierno centralista. Las Bases Orgánicas estuvieron vigentes hasta el 2 de agosto de 1846, fecha en que el gobierno provisional decretó el restablecimiento de la Constitución de 1824, a la que se le añadieron las Actas de Reformas propuestas por Mariano Otero, mismas que estarían vigentes hasta mayo de 1847 en tanto se publicaba una nueva constitución. Lo sobresaliente de esas reformas era que el Acta Constitutiva y la Constitución de 1824 se convertían en la única Constitución Política de la república, con lo que se adoptaba por segunda vez el sistema federal. 127 Héctor Guevara Ramírez Mientras tanto, en el Estado de México, el licenciado Francisco Modesto de Olaguíbel era nombrado gobernador de la entidad por el primer presidente de la segunda república federal, Mariano Salas, el 22 de agosto de 1846, inmediatamente después del restablecimiento de la federación. Al poco tiempo de asumir la gubernatura del estado, Olaguíbel expidió de manera casi automática el Decreto número 1, con fecha 29 de agosto de 1846, en el que se disponía que en tanto se publicaba la nueva constitución, regiría la de 1824, debiéndose tener como vigentes todas las leyes y decretos que en virtud de ella se expidieron por la legislatura estatal. Este decreto se expidió en la Ciudad de México, lo cual significaba que ésta aún era la capital del Estado de México. Se siguieron expidiendo decretos de los poderes del estado en la propia Ciudad de México hasta el 11 de septiembre de 1846; Toluca había dejado de ser la capital del estado durante el periodo en que se suprimió el Federalismo y hasta ese año de 1846. Es preciso decir que en esa época en que Olaguíbel gobernaba el estado, la inestabilidad política del país y de la entidad era enorme, y precisamente por esas razones el Congreso del estado sesionaba tanto en la Ciudad de México como en la ciudad de Toluca. En su carácter de gobernador, Olaguíbel emitió el Decreto número 3,1 en el que se describían las condiciones que se vivían en el Estado de México; éste se reproduce a continuación: Ordenando que por tres días consecutivos se celebren misas de rogación en todas las parroquias o iglesias, implorando los auxilios de la Divina Providencia. El C. Lic. Francisco M. de Olaguíbel, gobernador del Estado libre y soberano de México, a sus habitantes, sabed: Que considerando que en el estado de desorganización en que se encuentran todos los ramos del servicio público, necesita el gobierno hacer grandes esfuerzos para organizarlos de un modo conveniente. 1 “Decreto Número 3”, expedido por el gobernador del Estado de México, en la ciudad de Toluca el 13 de septiembre de 1846, Colección de Decretos, op. cit., tomo lll, pp. 6 y 7. 128 El Estado de México Que éstos deben ser tanto mayores, cuanto que deben ser desarrollados bajo las bases de un sistema eminentemente popular, cuyos hábitos han procurado hacer desaparecer, hasta en los ápices, los enemigos del engrandecimiento de la patria. Que en virtud de ser muy difícil llenar este grande objeto por los medios comunes, es necesario implorar los ausilios del cielo: he venido a decretar lo siguiente: • Artículo 1. Por tres días consecutivos se celebrarán misas de rogación en todas las parroquias é iglesias del Estado, implorando los ausilios de la Divina Providencia, para que se digne dar acierto á este gobierno en su administración, y a los pueblos luz para elegir en las prócsimas elecciones representantes dignos de desempeñar su alta misión en circunstancias tan difíciles, y de fijar la suerte de la República. • Artículo 2. Los párrocos y prelados, de acuerdo con la primera autoridad política local, designarán los días en que debe cumplirse con lo prevenido en el artículo anterior. Toluca, septiembre 13 de 1846. —Lic. Francisco M. de Olaguíbel.— Por ausencia del Sr. Secretario de gobierno, Lic. Juan de Dios Zapata, secretario de Hacienda. Este decreto tiene tantas vertientes históricas por analizar, que podríamos empezar por señalar la continuidad de la unión entre la Iglesia católica y el gobierno del estado, de manera que la primera seguía inmiscuida en los asuntos del otro, y viceversa. El decreto en cuestión no sólo refleja la inestabilidad de las nuevas instituciones que resurgían en el Federalismo, y el intento por recuperar la Ciudad de México como capital del Estado de México, por la que tanto se había luchado, sino que representa además las condiciones de desesperación del propio gobernador para reencauzar el desarrollo del estado después de una etapa de centralismo y la recuperación de la normalidad de la vida civil en 129 Héctor Guevara Ramírez su territorio; todo ello en el marco de la participación activa de la Iglesia católica, promotora en los hechos y de los anteriores años de revueltas y conflictos armados. El reto que la administración del estado tenía al inicio del restablecimiento del Federalismo, era fundamentalmente su reorganización, y el principal obstáculo para ello, fue la consolidación de la paz pública, amenazada aún por escasos brotes de insurrección centralista. Algunos meses después, el Congreso del Estado de México, presidido por el diputado Mariano Arizcorreta, expidió el Decreto número 4,2 el cual establecía lo siguiente: • Primero. El Estado de México es parte integrante de la Federación Mexicana. • Segundo. Es libre, independiente y soberano, en todo lo que exclusivamente toca á su administración y gobierno interior. • Tercero. Las bases de unión con los demás estados, y de sujeción á los poderes generales, son hoy las consignadas en la Constitución Federal de 1824. Con el reconocimiento de los principios federalistas por el Congreso local, inició la reconstrucción del gobierno del estado bajo estos principios. De esta manera, poco tiempo después, el gobernador Francisco Modesto de Olaguíbel, mandó se observara, imprimiera, publicara y circulara el 16 de enero de 1847, el Decreto del Congreso del Estado de México que se refería a los ayuntamientos y que restablecía, a partir de ese momento, su vida institucional de manera similar a la que tenían las municipalidades hasta antes de la supresión del Federalismo. A pesar de las difíciles circunstancias imperantes, el gobernador Olaguíbel decretó la extinción de alcabalas con el objetivo de agilizar el comercio interno que era afectado por la inseguridad 2 “Decreto Número 4 del Congreso del Estado de México”, expedido en Toluca el 3 de diciembre de 1846, Colección de Decretos, op. cit., tomo lll, p. 63. 130 El Estado de México que imperaba en la entidad, lo cual disminuía considerablemente los impuestos que ingresaban en las precarias finanzas estatales; sin embargo, algunas medidas sólo se pudieron llevar a cabo hasta años después. Pero en ese mismo periodo de gobierno, que se distingue por todo lo adverso de su entorno, destaca el impulso educativo que el gobernador Olaguíbel quería dar al estado, pues una de sus acciones fue reabrir el Instituto Científico y Literario en Toluca; asimismo, destaca la determinación del Congreso de establecer escuelas de primeras letras en las municipalidades. En ese mismo año de 1847, se discutía en el Congreso Constituyente la elaboración del Acta Constitutiva y de Reformas constitucionales complementarias para la total vigencia del Acta y la Constitución de 1824; de esta manera, el 11 de febrero de ese año se presentó una iniciativa que proponía la creación de un nuevo estado, que llevaría el nombre de Guerrero. Este proyecto estaba patrocinado directamente por Juan Álvarez y Nicolás Bravo, quienes por la influencia que tenían en el estado y en el Congreso Constituyente, por tener este último el cargo de general en jefe, consiguieron que en las Actas de Reformas Constitucionales expedidas el 18 de mayo de 1847 se contemplara en su artículo 6 la creación de un nuevo estado llamado Guerrero. Este proceso histórico del Estado de México y de Guerrero, presenta varias líneas de análisis; por un lado, el proceso para crear nuevas entidades federativas no se había llevado a cabo como lo establecía el Acta Constitutiva y la Constitución de 1824, las cuales recobraron su vigencia precisamente en esos momentos. Cabe mencionar que el proceso para la creación de nuevos estados incluía la aprobación de los congresos locales de los estados afectados por la creación de una nueva entidad. Pero dicho proceso no se realizó en esos momentos, ya que los congresos del Estado de México, Puebla y Michoacán no lo habían avalado porque dicha propuesta iba en detrimento de sus territorios. En estos debates sobre la creación del estado de Guerrero, se especificaba que los distritos de Acapulco, Chilapa, Taxco y Tlapa, más el municipio de Coyuca, integrarían dicha entidad. Los tres 131 Héctor Guevara Ramírez primeros distritos pertenecían al Estado de México, el cuarto a Puebla y el quinto a Michoacán. Dado que el proceso constitucional de creación del estado de Guerrero no se agotaba en los términos de la ley, quedó pendiente y así se mantuvo hasta después de la invasión de Estados Unidos a nuestro país, aun cuando de origen se habían violentado los procedimientos respectivos. Invasión de Estados Unidos: Sultepec sede de la capital del Estado de México Los principales acontecimientos que ocurrieron en el país después de dejar el Federalismo y consolidar el Centralismo por más de una década, incluyen circunstancias externas que impactaron de manera grave los destinos nacionales; entre las principales se encuentran las agresiones que desde 1846 efectuaba Estados Unidos contra México, y que generaron el Plan de la Ciudadela, que proponía el desconocimiento del general Mariano Paredes y Arrillaga como presidente de la República y que de hecho restituía el sistema federal. Con esos antecedentes se dio la entrada de tropas estadounidenses en territorio nacional en 1847, por la población de Tantoyucan, en el Estado de Veracruz, territorio muy cercano a los límites del entonces Estado de México. Ante el estado de guerra que inició con la invasión estadounidense, el Congreso desarrollaba sus funciones con muchas dificultades. En plena guerra se produjeron sucesos políticos que hicieron que el país entero cambiara de rumbo; Santa Anna era electo presidente y Valentín Gómez Farías vicepresidente, asumiendo este último el cargo ya que Santa Anna se dedicaría a la lucha militar. Esta invasión generó en el Estado de México: “[…]la movilización de sus habitantes para hacer frente a las fuerzas enemigas; la respuesta fue inmediata, pero organizar un ejército regular que representara una defensa eficaz contra el ejercito invasor, propició serias dificultades”.3 3 Marta Baranda y Lía García, Estado de México: una historia compartida, Gobierno del Estado de México-Instituto José María Luis Mora, Toluca, México, 1990, p. 105. 132 El Estado de México Esta guerra extranjera un tanto inesperada e inmerecida, exigió de las entidades federativas una contribución en dinero y hombres armados, que se pondrían a disposición del Ministerio de Guerra. El Estado de México hizo su aportación, aunque no tan generosa como lo esperaba y necesitaba el gobierno federal. La invasión estadounidense avanzó hacia la Ciudad de México; después de su ocupación, las tropas invasoras continuaron su avance hacia distintos puntos del estado, incluyendo Toluca. Ante tales circunstancias el Congreso expidió el Decreto número 63,4 que de manera preventiva atendía los incipientes problemas de la invasión en la capital de la entidad, de la manera siguiente: • Artículo único. La diputación permanente, en el procsimo receso, queda autorizada para decretar toda clase de recursos para el sostén de la guerra estranjera, y para variar, de acuerdo con el gobierno, la residencia de los supremos poderes del Estado[…] Apoyado por este decreto, el gobernador Francisco Modesto de Olaguíbel pensaba oponer resistencia a los estadounidenses que habían penetrado en el Estado de México, los defensores mexiquenses llegaron a Chalco en agosto de 1847 y de ahí pretendían avanzar directamente hacia Tlalpan, pero su fuerza y sus tropas eran insuficientes dada la capacidad de combate de los invasores. De la misma manera sucedería un mes después con una de las batallas mas emblemáticas de la historia nacional, ya que en la defensa heroica de Chapultepec del 13 de septiembre de 1847 sólo participaron unos cuantos elementos del batallón de Toluca, pues la mayoría había desertado. Distintos relatos de la historia del Estado de México dan cuenta de que en esa misma defensa el general Juan Álvarez se abstuvo de intervenir, a pesar de contar con un numeroso contingente de surianos armados regularmente, ciudadanos todavía del Estado de México, aunque ya con la firme intención de separarse para formar el estado de Guerrero. Hoy en 4 “Decreto Número 63 del Congreso del Estado de México”, expedido en la ciudad de Toluca el 2 de junio de 1847, Colección de decretos, op. cit., tomo lll, p. 113. 133 Héctor Guevara Ramírez día aún se discute si Juan Álvarez dejó de combatir intencionalmente, buscando minar más al gobierno del Estado de México para propiciar la creación de ese estado, del cual sería el seguro gobernante dadas las circunstancias políticas y militares de la época. La invasión estadounidense fue el acontecimiento en el cual los mexiquenses escenificaron intensas batallas en defensa de la soberanía nacional, con la heroicidad que ha caracterizado al espíritu de nuestro pueblo. Esa guerra desigual, se distinguió por cruentos enfrentamientos que al final terminaron en un armisticio, que el gobierno de la república acordó con el enemigo, ya consumada la invasión el 14 de septiembre de 1847 con la derrota del ejército nacional precisamente en Chapultepec. Poco tiempo después, el Congreso del estado expidió el Decreto número 665 con el propósito de seguir haciendo frente a la invasión en los siguientes términos: Disponiendo se trasladen los supremos poderes del estado a Sultepec, para el caso que lo exijan las circunstancias de la guerra de invasión. El Congreso del Estado de México ha decretado lo siguiente: • Artículo 1. Los supremos poderes del estado, cuando lo exijan las circunstancias de la guerra de invasión, se trasladarán a Sultepec. • Artículo 2. El gobierno, de acuerdo con la junta legislativa, creada por decreto el 16 del presente, declarará cual sea el momento en que lleguen esas circunstancias. • Artículo 3. El gobierno hará que se enfarde inmediatamente todo lo concluido de los archivos, y dispondrá cuando lo crea conveniente, que sean trasladados al lugar destinado. 5 “Decreto Número 66 del Congreso del Estado de México”, expedido en la ciudad de Toluca el 19 de septiembre de 1847, Colección de Decretos, op. cit., tomo lll, pp. 115 y 116. 134 El Estado de México • Artículo 4. Queda facultado el gobierno para designar, de acuerdo con la junta legislativa, la cantidad con que se ha de auxiliar a los empleados para la traslación y para hacer todos los gastos necesarios. Este decreto es muestra de las condiciones de la guerra después de la derrota de Chapultepec. La invasión continuaba y las tropas estadounidenses seguían realizando maniobras en el territorio nacional, principalmente en el centro del país y con planes de ocupar la capital del estado. Para entonces se buscaba lograr la paz con los estadounidenses luego de las derrotas sufridas, pero el gobernador Olaguíbel no se mostraba conforme con ninguna de las opciones planteadas para el armisticio, por lo que de manera anticipada organizó la defensa ante la inminente invasión de la capital. […]se trasladó a Toluca a organizar la resistencia, la cual incluyó armar a sus habitantes que se prepararon para la defensa, encabezada por el propio gobernador y su secretario de Guerra, Ignacio Ramírez, a quien se le conocería como “El Nigromante”; la historia los contempla como Héroes de Padierna, ya que destacamentos locales participaron en importantes batallas como las de Churubusco y Molino del Rey, donde los Lanceros de Toluca lucharon bajo el mando de Nicolás Bravo, lugares que entonces formaban parte del territorio estatal.6 Ante estas condiciones, el panorama mexiquense planteaba que: […]la peculiar conformación geográfica y topográfica del estado, estimuló la estrategia de la guerra de guerrillas, por lo que el gobierno local se dio a la tarea de integrar pequeños grupos armados a los que se les dio el nombre de sesiones ligeras de voluntarios de la guardia nacional, cuyas actividades se intensificaron particularmente en los municipios de Temascaltepec, Sultepec, 6 México a través de los siglos, editorial. Cumbre, tomo VIII, México, pp. 235-237. 135 Héctor Guevara Ramírez Cuernavaca, Huejutla, Pachuca, Chalco y Tlalmanalco. Los campos se vieron devastados al paso del ejército invasor. La táctica de guerrillas, herencia de las luchas de independencia, consolidaron la piedra angular de la resistencia.7 De esta manera, durante el avance de las tropas estadounidenses por el estado, el gobernador Olaguíbel emitió un acuerdo, de conformidad con el decreto citado anteriormente que constituía su complemento; ordenaba el traslado de los poderes del estado a otro lugar, y poner a resguardo su capital por haberse dado las condiciones que en él mismo se establecían: Y habiendo llegado las circunstancias de que habla el decreto que precede, en cuyo caso debe hacerse esta publicación, según lo prevenido por el Honorable Congreso, por haber quedado sancionado en el término legal, y estando en Lerma el enemigo, mando se publique por bando en ésta y en las demás ciudades de la comprensión de este estado, fijándose en los parajes acostumbrados y circulándose a quienes corresponda.- Lic. Francisco M. de Olaguíbel. - Ignacio Ramírez, secretario de Relaciones de Guerra.8 La invasión había llegado a Toluca y así como los poderes del estado se habían llevado en otra ocasión a Lerma, al lado opuesto por donde avanzaban los invasores, en esta ocasión se actuó de igual manera, trasladándolos al lado opuesto del estado por donde entraba la invasión; es por ello que tácticamente se instalaron en Sultepec, lo que de manera estratégica se había previsto y autorizado con anterioridad mediante un decreto. Después de que los invasores ocuparon totalmente la capital de la república y luego de que se firmaron los famosos Tratados de Guadalupe Hidalgo a principios de febrero de 1848, la paz empezaba a notarse en algunos de sus territorios del país, pero en el 7 Marta Baranda y Lía García, Estado de México: textos de su historia, op. cit., p. 393. 8 Declaración del Poder Ejecutivo del Estado de México, expedida mediante bando en la ciudad de Toluca el 7 de enero de 1848, Colección de Decretos, op. cit., tomo III, p. 116. 136 El Estado de México caso del Estado de México, ni los tratados, ni el armisticio que generaron, fueron apoyados ni reconocidos por el gobernador Francisco Modesto de Olaguíbel. Metepec sede de la capital del Estado de México Tal postura del Gobernador Francisco Modesto de Olaguíbel marcaron el destino que tendría, ya que al replegarse hacia Sultepec, entonces capital del estado, sin reconocer los tratados y el armisticio que los acompañaba, fue apresado por miembros del propio gobierno estatal y abatido precisamente por tropas mexicanas que sí estaban conformes con dichos tratados, hechos que atestiguaron algunos miembros del Congreso local, lo que generó un momento de vacío de poder ante la falta absoluta del gobernador del estado, por lo que el Congreso designó como gobernador provisional a Manuel Gracida el 7 de febrero de ese año. Bajo estas circunstancias, el ejército estadounidense se hacía presente en algunas de las principales poblaciones del país, de esta manera, la historia de la capital del estado registra que el día 8 de febrero de 1848, dicho ejército completó su marcha hacia la ciudad de Toluca con un contingente regular y ocupó la ciudad por algunos meses. Según Isauro Miguel Garrido:9 […]la mañana del 8 de febrero de 1848, tiene un amargo recuerdo para nuestra capital. Si bien es cierto que esa columna expedicionaria venía en actitud de paz; para el pueblo toluqueño, era la paz producida por el vencimiento, la paz en que se entra después de una desesperada y desastrosa lucha, la paz, en fin, que las negras circunstancias obligan a aceptar. 9 Isauro Manuel Garrido, en Marta Baranda y Lía García, Estado de México: textos de su historia, op. cit., p. 416. 137 Héctor Guevara Ramírez De esta manera, el recién nombrado gobernador Manuel Gracida trasladó los poderes locales de Sultepec a Metepec el 22 de febrero de 1848, mediante el Decreto número 11,10 que planteaba: Revocando el decreto de 19 de septiembre, sobre traslación de los supremos poderes del Estado[…] • Artículo 1. Se revoca el decreto de 19 de septiembre último, que estableció la traslación de los supremos poderes de estado a Sultepec. • Artículo 2. El Ejecutivo podrá residir en el punto del estado que juzgare conveniente, conforme a las circunstancias. El Congreso abrirá sus prócsimas sesiones ordinarias en el lugar en que resida el ejecutivo. • Artículo 3. El Tribunal Superior de Justicia procederá desde luego a la continuación de sus tareas en la ciudad de Toluca. • Artículo 4. El gobierno dictará todas las providencias necesarias para que el tribunal reciba cuanto antes su archivo, muebles y edificio correspondientes a sus salas y secretarías[…] Este decreto fue el instrumento por medio del cual, los poderes del estado regresaron de su sede temporal de Sultepec y fueron llevados nuevamente a Metepec, donde ya habían residido también por situaciones emergentes.11 En este escenario de constantes cambios, la gubernatura del estado no fue la excepción, por lo que el extinto gobernador Olaguíbel, fue sucedido por Mariano Ariscorreta nombrado por el congreso del Estado, connotado liberal que, ocupó la gubernatura del 28 de abril de 1848 al 25 de agosto de 1849; periodo que fue 10 “Decreto Número 11”, expedido por el gobernador provisional del Estado de México, Lic. Manuel Gracida, el 22 de febrero de 1848 en Metepec, Estado de México, Colección de Decretos, op. cit., tomo III, p. 235. 11 Ve ase anexo iconográfico pág. 274. 138 El Estado de México interrumpido durante dos meses; en marzo de 1849 con los interinatos de Manuel de la Peña y Peña y Francisco de Borja y en mayo del mismo año en que fue sustituido por José María Flores. Al gobierno de Ariscorreta le correspondió afrontar el problema relativo a la segregación de tres distritos: Chilapa, Taxco y Guerrero, para formar con el poblado de Tlapa y el municipio michoacano de Coyuca, el estado de Guerrero, el 15 de mayo de 1849, mediante un procedimiento que había iniciado dos años antes, con un proceso legislativo que se fundamentó tiempo después. Es decir, primero se buscó su aprobación y después se construyó su justificación; un proceso legislativo que se realizó después de presentada la iniciativa. Este hecho es por demás importante para el Estado de México, ya que se confirmó la causa fundamental de esa mutilación, pues cuando Juan Álvarez fue designado su primer gobernador, también se puso en evidencia que el Congreso Federal estaba influenciado por factores de fuerza real: los militares que hacían uso de sus fueros e influencias. Después de haber cercenado el territorio del estado con la creación del Distrito Federal, con la fundación del estado de Guerrero continuarían las pérdidas territoriales de la entidad. Santa Anna retorna al poder: repercusiones en el Estado de México Al término de la guerra con Estados Unidos y restaurado el Federalismo, durante el periodo del presidente José Joaquín de Herrera, el Congreso de la Unión había decretado el 27 de octubre de 1849 la creación del estado de Guerrero. Esta pérdida territorial representó para el estado, lo mismo que habían significado para el país los Tratados de Guadalupe Hidalgo, la pérdida acumulada de los territorios de la Mesilla, la Alta California y Texas y la pérdida de más de la mitad de sus territorios, respectivamente. Consecuencia de lo anterior, Mariano Riva Palacio, quien gobernó la entidad en cuatro periodos distintos, organizó en su 139 Héctor Guevara Ramírez primer periodo en 1849 la nueva división política del Estado de México en ocho distritos, de los cuales Toluca se mantenía como la capital. Los demás distritos representaban la grandeza del estado, ya que aún comprenden lo que son los estados de Hidalgo y Morelos, que eran los distritos restantes y reconformados una vez separados los de Coyuca y Acapulco, que fueron integrados a la nueva entidad; esos distritos eran los que se enlistan en el cuadro 3.1. División política del Estado de México establecida en 1849 por Mariano Riva Palacio 1. Cuernavaca 5. Sultepec 2. Texcoco 6. Toluca 3. Huejutla 7. Tula 4. Tlalnepantla 8. Tulancingo Cuadro 3.1 * Cuadro elaborado por el autor con información citada. Esta redistritación, realizada por el gobernador Riva Palacio, destacaba la importancia regional que se daba a las poblaciones que se convertían en cabeceras de esos distritos y que a partir del de Toluca en el centro de la entidad y como capital se fortalecía y recuperaba Texcoco como la principal ciudad al oriente del estado; al norte se mantenía nuevamente a Huejutla como la principal población y municipalidad; Cuernavaca era la cabecera de los territorios del sur; Tlalnepantla se convertía en el punto intermedio del Valle de México y también como punto medio entre Texcoco y Huejutla con respecto a la ciudad de Toluca; Sultepec al poniente del estado se constituía en cabecera de los territorios de la tierra caliente; Tula se convertía en incipiente cabecera de los territorios del norponiente del estado; Tulancingo conservaba su carácter de polo regional de tipo comercial religioso y como paso de la ruta al puerto más cercano al Valle de México. 140 El Estado de México Es preciso mencionar que después de la invasión de Estados Unidos, la situación económica y política del país estaba prácticamente en ruinas y progresivamente se deterioraba aún más, lo que generaba grandes descontentos en todos los ámbitos de la vida nacional. La miseria del erario y el recrudecimiento de las nuevas pugnas entre liberales y conservadores provocaron una ola de pronunciamientos contra el gobierno; en tanto, la presión social ponía en entredicho la figura del propio general Mariano Arista, quien ocupaba la presidencia del país. Esas condiciones propiciaron que surgiera en Guadalajara el Plan del Hospicio, mediante el cual se pedía el regreso de Antonio López de Santa Anna a la Presidencia de la República. Pronunciamiento que tuvo una gran convocatoria, a la que se adhirieron tanto conservadores como algunos connotados liberales de la época. En el Estado de México, aún con una situación de quiebra técnica en el gobierno federal, el gobernador Mariano Riva Palacio estableció en el periodo de agosto de 1849 a mayo de 1852, la realización de algunas obras públicas muy importantes para su ciudad capital, que contrastaban con la carencia de obras importantes en el interior del estado y en el país; se terminó la construcción del teatro principal, del mercado Hidalgo, en ese entonces el más grande de la ciudad, y de un hospicio anexo al Hospital de San Juan de Dios. En mayo de 1852, como consecuencia del Plan del Hospicio, Luis Madrid sucedió a Mariano Riva Palacio, quien duró en el cargo hasta febrero de 1853, ya que la revuelta de Jalisco interrumpió el orden constitucional, por lo que correspondió a Luis Madrid ejecutar una nueva división territorial, que no fue posible concluir debido a la confusión que imperaba en el país y que haría que Antonio López de Santa Anna asumiera por onceava y última vez la Presidencia de la República el 20 de abril de 1853. En ese año, Santa Anna inició el gobierno más despótico que viviera el país en toda su historia independiente, desconoció la Constitución de 1824 al promulgar las Bases para la Administración de la República y diversos decretos en abril de ese mismo año, lo que 141 Héctor Guevara Ramírez generó desde ese momento incesantes luchas internas entre los grupos según reconocían o no la Constitución. A dos días de asumir el poder, Santa Anna suprimió por decreto las legislaturas y a los tres meses restauró la nomenclatura centralista de departamentos en la división política del país. Esta vez el Departamento de México retuvo a Toluca como capital. En este periodo no se adoptó propiamente una Constitución centralista, ya que en la administración y el gobierno se continuaba con gran parte del modelo federal. Santa Anna gobernó bajo un esquema dictatorial, dado que el Concejo de Estado que se había formado de acuerdo con las Bases para la Administración de la República, le atribuyó facultades omnímodas y con ellas se autonombró Alteza Serenísima; calificativo que agregó a los de Benemérito de la patria, General de División, Caballero Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III y Presidente de la República, títulos con los que se encabezaban los decretos que expedía. Estos títulos resumen lo que fue el gobierno despótico y monárquico con el que Santa Anna ejercería por última vez el poder, y reflejan lo que en realidad fue: un gran traidor a la patria que, con el apoyo de los conservadores más radicales del país, dispuso del territorio nacional como si fuera su patrimonio personal y vendió gran parte de él a Estados Unidos. Con esas características Santa Anna designó a los siguientes gobernadores del Estado de México: Manuel Torres Castaño, Mariano Salas y Antonio Ayesterán, quienes ejercieron el gobierno de la entidad durante el último periodo de la presidencia de Santa Anna, que terminó en agosto de 1855. Cabe mencionar que Mariano Salas había sido presidente de la república precisamente en la transición de la última etapa de la llamada República Centralista, al primer periodo de la Segunda República Federalista. 142 El Estado de México El Plan de Ayutla: promotor de la Constitución de 1857 Ante las condiciones provocadas por la pérdida de más de la mitad del territorio nacional con la invasión estadounidense, la firma de los Tratados de Guadalupe Hidalgo y la opinión desfavorable convertida en rechazo por una nueva dictadura de Antonio López de Santa Anna, que fue ideada por el clero, el Ejército y los terratenientes para detener el avance liberal y las presiones expansionistas de Estados Unidos, se fue gestando una lucha nacional para sacar a Santa Anna del poder. En este contexto, en el ambiente internacional Inglaterra y Estados Unidos pugnaban por razones comerciales: fraccionar Centroamérica en múltiples estados con la intención de abrir uno o varios canales transoceánicos en la parte más angosta del continente; asimismo, la región de Tehuantepec les interesaba, por lo que había pronunciamientos aislados para que Estados Unidos desarrollara la construcción de un canal en dicho istmo, con el propósito de fortalecer su estrategia de expansión militar y comercial en América. Bajo estas circunstancias y con los abusos, corrupción e incapacidad del gobierno de Santa Anna para mantener el orden nacional, se gestó un movimiento liberal que tendría los mayores alcances nacionales e iniciaría una nueva época en el país y en el Estado de México: el Plan de Ayutla, que se convertiría en la voz del liberalismo en contra de lo que representaba Santa Anna. La insurrección que desató el Plan de Ayutla, promulgado el 1 de marzo de 1854, y que pocos días después tuvo reformas en Acapulco, proclamaba en forma prioritaria la caida del dictador y la elección de un presidente interino que convocaría a un Congreso Constituyente, para transformar la nación en una auténtica república representativa y popular. Contempló también la invitación a los generales Nicolás Bravo, Juan Álvarez y Tomás Moreno a ponerse al frente de las fuerzas libertadoras; este plan sería el principal motor y antecedente directo de la instauración del Congreso Constituyente de 1856-1857. 143 Héctor Guevara Ramírez En el Plan de Ayutla participaron liberales y un grupo considerable de conservadores moderados que se unieron para combatir la tiranía, entre los liberales connotados se encontraban Benito Juárez, Filomeno Mata y los muy identificados entonces con el Estado de México, Melchor Ocampo y Ponciano Arriaga. En marzo del mismo año, pocos días después de la promulgación del plan, Ignacio Comonfort realizó algunas modificaciones mientras se encontraba en Acapulco, con el fin de hacerlo un poco más moderado. En ese momento se unió a dicho movimiento el general Juan Álvarez y en agosto de 1855 Santa Anna abandonó la capital del país. Entonces, la presidencia quedó a cargo de Martín Carrera, quien no permanecería ni un mes en el cargo y lo dejaría en manos de Rómulo Díaz de la Vega, quien lo ejerció por 21 días para cederlo al general Juan Álvarez, que comenzó su periodo de gobierno el 4 de octubre de 1855 e integró a su gabinete en el Ministerio de Hacienda a Guillermo Prieto; en el de Relaciones, a Melchor Ocampo; en Gobernación, a Ponciano Arriaga; en Fomento, a Sebastián Lerdo de Tejada; en Guerra, a Ignacio Comonfort, y a Benito Juárez en el Ministerio de Justicia y Relaciones Eclesiásticas. El general Juan Álvarez realizó uno de los actos más importantes de esa época al promulgar la famosa Ley Juárez, cuya autoría era del propio ministro de Justicia y determinaba la supresión de los fueros eclesiásticos y militares vigentes sólo en materia civil; además restablecía la Suprema Corte de Justicia, establecía el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal y apoyaba la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, entre otras acciones. Ante la promulgación de esta ley, las presiones de los conservadores no se hicieron esperar, fue tal su intensidad, que motivaron la separación de Juan Álvarez, el 10 de diciembre de 1855; sin embargo, antes de su dimisión el 16 de octubre, había convocado al Congreso Constituyente para iniciar trabajos el 18 de febrero de 1856, lo anterior, en cumplimiento del artículo 5º del Plan de Ayutla, lo sustituye Ignacio Comonfort. 144 El Estado de México Este plan encontró en el Estado de México a un partidario muy convencido, el general Plutarco González, un gran liberal, quien ocupó la gubernatura a partir del 19 de agosto de 1855 y se dedicó a organizar el proceso electoral para la elección de los diputados al Congreso Constituyente. El gobernador Plutarco González llevó a cabo una nueva división política del estado en 1855 como se presenta en el cuadro 3.2, reorganizándolo en nueve distritos, adicionando el Distrito de Cuautla y 33 partidos, que servirían de base para la elección de los diputados al Congreso Constituyente, los distritos eran los siguientes y se le integraban a cada uno nuevos partidos: División política del Estado de México realizada en 1855 por Plutarco González 1. Cuernavaca: Yautepec y Tetecala 2. Texcoco: Chalco y Teotihuacan 3. Huejutla: Metztitlán,Yahualica y Zacualtipan 4. Tlalnepantla: Cuautitlán, Tlalpan y Zumpango 5. Sultepec: Temascaltepec y Zacualpan 6. Toluca: Tenango, Ixtlahuaca y Villa del Valle 7. Tula: Huichapan, Jilotepec, Actopan, Zimapán e Ixmiquilpan 8. Tulancingo: Chalco y Teotihuacan 9. Cuautla: Morelos y Xonacatepec Cuadro 3.2 * Cuadro elaborado por el autor con información citada. Los precursores del Plan de Ayutla establecieron su primer gobierno en Cuernavaca, en el entonces territorio del Estado de México. Bajo ese esquema distrital se realizaron elecciones en la entidad, para elegir diputados al Congreso Constituyente, cuerpo 145 Héctor Guevara Ramírez colegiado que se reunió a los cuatro meses de expedida la convocatoria, con la finalidad de elaborar la Constitución Federal de 1857. Al triunfo de la sublevación de Ayutla en 1856, la Constitución de 1824 cobró vigencia de nuevo con la emisión de un decreto expedido por el presidente Comonfort, que contenía el Estatuto Orgánico Provisional que regiría en tanto el Congreso aprobara una nueva Constitución. Congreso Constituyente de 1856–1857 El presidente Juan Álvarez, en acatamiento al mandato establecido en el Plan de Ayutla, expidió la convocatoria al Congreso Constituyente en octubre de 1855 y sólo cuatro meses después, el 18 de febrero de 1856, empezó a sesionar. Los diputados de cada estado se nombraron en relación al número de habitantes; al Estado de México, por ser la entidad más poblada obtuvo la mayor representación. El Congreso había sido electo de acuerdo con la convocatoria de 1841, pero con las actualizaciones necesarias para entonces, se determinó la elección de un diputado por cada 50,000 personas y un diputado por una fracción que excediera 25,000, eligiéndose como mínimo un diputado en los estados y territorios en donde ese número fuera menor. Asimismo, determinaba la elección de igual número de diputados propietarios y suplentes. Hay diferencias en los datos disponibles acerca de la elección de los diputados a este Congreso, ya que: […]el censo utilizable sería el del Instituto de Geografía y Estadística, que en primer término listaba al Departamento de México con 1,389,520 almas; así pues, conforme a la nueva convocatoria, a esa población correspondía elegir 28 diputados propietarios y otros tantos suplentes, y Zarco, en el resultado de las elecciones al Congreso Constituyente, sólo menciona a 19 por el Estado de México y cinco —Ocampo, Arriaga, Cendejas, Del 146 El Estado de México Río y Buenrostro— por el Distrito Federal, que en la convocatoria anterior se incluía en el Departamento de México, lo que da una suma de 24 diputados, lo que conduce a pensar que pudo haber omitido los nombres de cuatro diputados[…] 12 Las discrepancias en los datos acerca de estos resultados electorales, se deben a que el Congreso fue electo a través de convocatorias hechas con más de 15 años de antigüedad para procesos anteriores, en las que tanto las condiciones como la población habían cambiado sustancialmente; además, la división política para la cual habían sido creadas también era distinta. Los registros e información electoral que se tienen de ese Congreso son escasos y omisos. Las actas de los debates, recogen información aislada y a veces inexacta; aunque hurgando en ellas nos ofrecen algunos sucesos ignorados, que constituyen un importante acervo histórico. En este contexto Jorge Fernández Ruiz expresa: Un hecho que pasó inadvertido para la mayoría de sus biógrafos es la elección de Juárez como diputado al Congreso Constituyente de 1856-1857, ni sus admiradores, ni sus detractores, ni Francisco Zarco cronista de aquel Congreso, recogen la elección del diputado Juárez[…]13 Lo anterior se ilustra con algunos ejemplos representativos en los que los diputados que fueron electos por el Estado de México al Congreso Constituyente, al momento de expedirse la Constitución la suscribieron como diputados de otras entidades: Valentín Gómez Farías, Benito Gómez Farías y Joaquín M. Degollado por Jalisco; Ponciano Arriaga, por el Distrito Federal; Sabás Iturbide, por Michoacán, y José María Mata por Veracruz; en otros casos no se da cuenta de todos los diputados que suscribieron la Constitución, ni tampoco se precisa la participación de otros en alguna actividad legislativa del Congreso. 12 Jorge Fernández Ruiz, Juárez y sus contemporáneos, Coordinación de Humanidades, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1986, p. 107. 13 Idem. p. 101. 147 Héctor Guevara Ramírez Una vez que las elecciones al Congreso Constituyente fueron calificadas por el mismo y ya subsanadas las controversias derivadas de que en algunas entidades no se precisaba el número de diputados a elegir debido a desacuerdos entre los censos con los que se realizó la elección, los 78 diputados presentes juraron cumplir leal y patrióticamente su encargo. Al rendir protesta, Ponciano Arriaga, como presidente del Congreso en su primera junta preparatoria, hizo la siguiente declaración: “El soberano Congreso Constituyente convocado por el artículo 5 del Plan de Ayutla y por el supremo Decreto del 17 de octubre de 1855, se declara legítimamente instalado hoy 17 de febrero de 1856”. Este Congreso estuvo conformado por 98 diputados, muchos de ellos destacados profesionistas de ideas liberales, aunque también había militares, hacendados y algunos ciudadanos muy identificados con grupos clericales. En general, los congresistas electos pertenecían a los grupos con más acceso a la enseñanza elemental y superior, o que tuvieron la posibilidad de hacer carrera en las armas. Por lo tanto, la orientación ideológica del Congreso y las discusiones en el mismo tenían una mayor libertad de expresión de las creencias, así como bases muy sólidas para sustentar planteamientos jurídicos que de manera incipiente separaban los asuntos del Estado de los de la Iglesia. Es posible afirmar que por tradición familiar, hábito social y convicción, los constituyentes eran creyentes, todos católicos de origen, la mayoría eran adversarios del clero político; muchos de ellos libres pensadores, según expresión de la época, que aceptaban la existencia de Dios racionalmente y la actuación del clero en un régimen de libertad. Con estos perfiles, los diputados que integraron el Congreso Constituyente se dividían principalmente en tres partidos: moderado, liberal y conservador. El primero era el más numeroso; el segundo, se subdividía en evolucionistas y puros; entre los terceros no hubo matices tan definidos, sin embargo, eventualmente coincidían con los de las otras tendencias. Una vez conformado e instalado el Congreso Constituyente con Ponciano Arriaga como presidente, Mariano Yáñez como vicepresidente; como primer secretario León Guzmán, segundo 148 El Estado de México José María Cortés y Esparza, tercero Isidoro Olvera, y cuarto, Juan de Dios Arias; el presidente Ignacio Comonfort acudió a la apertura de sesiones el 18 de febrero de 1856 y pronunció el siguiente discurso, que parecería circunstancial y lleno de ideas desproporcionadas, pero que describía la realidad que se estaba viviendo; así, Comonfort expresaba: La gran promesa de la Revolución está cumplida, y yo doy mil gracias a la Divina Providencia por haberme escogido para abrir las puertas del templo de las leyes a los representantes del pueblo[…] El gobierno consagrará todos sus esfuerzos a sofocar la reacción, y espera que la sabiduría del Congreso le preste eficaz ayuda, sancionando un pacto fundamental que asegure la independencia y la libertad y arregle, con tal concierto, la administración interior; que el centro y las localidades tengan dentro de su órbita los elementos necesarios para satisfacer las exigencias sociales. Ensayados todos los sistemas de gobierno, habéis podido conocer sus ventajas, sus vicios y podéis, con más acierto que los legisladores que os han precedido, combinar una Constitución, que adaptada exactamente a la nación mexicana, levante sobre los principios democráticos un edificio en que perdurablemente reine la libertad y el orden[…] Con la misma lealtad con que he sostenido el Plan de Ayutla sostendré al Congreso Constituyente, como la legítima emanación de la voluntad nacional […]representantes del pueblo: la patria espera de vosotros su felicidad.14 En respuesta al discurso pronunciado por el Presidente Comonfort; el presidente del Congreso, Ponciano Arriaga, expresaba unas de las ideas que serían a lo largo del Congreso el hilo conductor de la ideología de la mayoría de sus miembros: 14 Francisco Zarco, Crónica del Congreso Extraordinario Constituyente de 1856-1857, El Colegio de México, México, 1957. p. 8. 149 Héctor Guevara Ramírez […]El interés de la solemnidad presente no es tan sólo del pueblo de México: pertenece a la causa de la civilización. Es el interés sagrado de la humanidad; las tradiciones de los pueblos libres son idénticas; las ideas de todos los hombres generosos son hermanas[…] ¿quién podrá negar que la Revolución de Ayutla es un episodio de la gran revolución del mundo liberal y cristiano?15 Durante el desarrollo de las sesiones del Congreso, el 21 de febrero se conformaron las comisiones legislativas y se procedió a elegir por escrutinio secreto la comisión que debería formar el proyecto de Constitución. Resultaron electos para estos efectos los diputados: Ponciano Arriaga, Mariano Yáñez, Isidoro Olvera, José María Romero Díaz, Joaquín Cardoso, León Guzmán y Pedro Escudero y Echanove; posteriormente, el día 22 se agregaron dos suplentes: José María Cortés Esparza y José María Mata, así como dos propietarios, el señor Melchor Ocampo y José María Velasco. De esta manera, la Comisión del Proyecto de Constitución presentó el 16 de junio al pleno, un dictamen que se sustentó en el contenido de la Constitución de 1824, adoptando su principio fundamental y estudiando sus aportaciones para adaptarlas al nuevo proyecto. Ese dictamen motivó intensos debates sobre los temas políticos, sociales y económicos más importantes de la vida nacional; rescatamos algunos debido a que son trascendentes para la nación y para nuestro estado. Diputados del Estado de México en el Congreso Constituyente de 1856-1857 y su trabajo legislativo Se afirmó en su oportunidad que la elección de diputados al Congreso tuvo algunas dificultades para su debida integración en 15 Idem. p. 9 150 El Estado de México los mismos términos dispuestos por las convocatorias emitidas; situación que motivó encendidos alegatos en la calificación de la elección. Superado ese conflicto, la representación del Estado de México en el Congreso Constituyente de 1856-1857 fue de 19 diputados propietarios. Testimonio que se enlista en el cuadro 3.3. Diputados propietarios por el Estado de México en el Congreso Constituyente de 1856-1857 Álvarez, Diego Ocampo, Melchor Arizcoreta, Mariano Olaguíbel, Francisco Modesto de Arriaga, Ponciano Olvera, Isidoro Escudero, Antonio Páez, Esteban Estrada, Julián Peña y Barragán, Ignacio Fernandéz, Justino Prieto, Guillermo García y Caballero, Fernando Revilla, José Luis Gómez Farías,Valentín Romero Díaz, José María Gómez Tagle,Valentín Soto, Manuel Fernando Guzmán, León Cuadro 3.3 * Cuadro elaborado por el autor con información citada. Asimismo, los 19 diputados suplentes del estado a ese Congreso, se relacionan en el cuadro 3.4. Cabe mencionar que en la sesión pública del 17 de febrero de ese 1856, para definir la entidad que representarían en definitiva, 151 Héctor Guevara Ramírez el Congreso sorteó a los diputados que habían sido electos por dos o más estados, esta azarosa selección involucró a algunos diputados del Estado de México como Isidoro Olvera, quien también había sido electo en el estado de Guerrero y en el sorteo se mantuvo como diputado mexiquense; o el caso contrario, en el que Valentín Gómez Farías electo en el Estado de México, se tornó en representante de Jalisco. Diputados suplentes por el Estado de México en el Congreso Constituyente de 1856-1857 Atilano Guerrero, Antonio López, Leocadio Barrera, Eulogio Luca y Borja, José María Calderón, Francisco P. Mata, José María Coronado, Esteban Peña y Ramírez, Manuel Degollado, Joaquín Riva Palacio, Vicente Díaz González, Prisciliano Romero Rubio, Manuel Fernández de Alfaro, Francisco Saavedra y Marván, Manuel Galicia Chimalpopoca, Faustino Velázquez, Luis Gómez Farías, Benito Villagrán, Rafael María Iturbide, Sabás Cuadro 3.4 * Cuadro elaborado por el autor con información citada. Otros casos similares son los de algunos diputados como Mariano Yáñez, electo en los estados de Sinaloa y Tlaxcala y mediante este proceso representaría a Sinaloa; también es el caso del diputado Ignacio Ramírez, electo en Sinaloa y Tabasco, pero con el sorteo representaría al primer estado. 152 El Estado de México Este procedimiento legislativo tiene diversas implicaciones y puntos de análisis, ya que por un lado los diputados no fueron electos en demarcaciones territoriales compuestas por un número determinado de habitantes: 50,000 almas, pero en otros casos fueron electos con diferentes criterios demográficos y/o territoriales que generó serios problemas en el colegio electoral. Estas inconsistencias dieron pie a la duplicidad de representación en algunos casos y a la subrepresentación en otros, por lo que la fórmula establecida en las convocatorias resultó a todas luces compleja e ineficiente. Es importante considerar un ingrediente adicional que complicaba dichos procesos electorales pero que también los resolvía: las sesiones secretas del Congreso, de las que no siempre hay constancia escrita, y en otros casos sólo se infiere su desarrollo y proceso, mediante algunos de sus resultados posteriores. El caso de la calificación de las elecciones del estado de Oaxaca en sesión secreta explicaría por qué Benito Juárez García, que había sido electo diputado, no ejerció dicha representación al instalarse el Congreso Constituyente. Durante los trabajos del Congreso destacó de manera especial en su carácter de secretario, el diputado mexiquense León Guzmán, quien impulsó la elaboración de una nueva Constitución y no la enmienda de la carta magna de 1824 como se proponía con insistencia. Su nombre completo era Leonardo Francisco Guzmán Montes de Oca, pero no lo utilizaba de esta manera, lo que parece un estilo propio de la época, si se observa el nombre de los congresistas a lo largo de sus intervenciones en el pleno, incluso en la suscripción misma de la Constitución. Por otro lado, uno de los aspectos relevantes del Congreso Constituyente de 1856-1857 y al que no se le ha dado la importancia debida en los estudios históricos o jurídicos del tema, es lo que tiene que ver con el desempeño mismo de cada uno de los diputados en ese Congreso. De los 98 diputados que integraron dicho Congreso, 19 eran del Estado de México, es decir, 19.3% de los congresistas eran mexiquenses; este dato nos muestra que por sí solo el Estado de México representaba al menos una quinta parte de la población 153 Héctor Guevara Ramírez del país y por consiguiente, su representación política reflejaba la importancia de algunos otros aspectos que ya se han mencionado como los de tipo económico y social, y sus distintas implicaciones. Sin embargo, esto no tendría mayor relevancia si dichos datos no se hubieran reflejado en los diferentes temas del trabajo legislativo del Congreso. El trabajo realizado por los constituyentes del 1857, va mas allá de la mera representación en el Congreso para la aprobación de la Carta Magna; esta labor, se puede decir, recayó en gran medida en la diputación del estado. Cabe mencionar que al principio, la Presidencia del Congreso estuvo a cargo del diputado mexiquense Ponciano Arriaga, y dos de las cuatro secretarías del mismo, a cargo de los también mexiquenses León Guzmán e Isidoro Olvera. Es oportuno mencionar que las otras secretarías del Congreso recayeron en diputados electos en los estados de Guanajuato y Puebla, respectivamente. Al inicio del Congreso, Francisco Zarco fue elegido secretario del mismo, cargo para el cual no volvió a ser electo; sin embargo, de la crónica que hace de este Congreso se desprende que estuvo presente en todas las sesiones del pleno, distinguiéndose por las actividades e ideología relacionadas con la libertad de expresión y de imprenta, por lo que se convirtió en un icono de dicho suceso al ser el principal cronista y redactor de los debates y memorias de cuanto sucedió en ese Congreso Extraordinario Constituyente. Desde el inicio del Congreso, el 14 de febrero de 1856 y hasta su culminación, se registra que de los 38 diputados mexiquenses, 19 propietarios y 19 suplentes, ocho nunca tuvieron alguna intervención en los trabajos legislativos; dos de ellos eran propietarios, Diego Álvarez y Esteban Pérez; y seis suplentes, Leocadio López, José María Luca y Borja, Manuel Saavedra y Marván, Antonio Atilano Guerrero, Faustino Galicia Chimalpopoca y Francisco P. Calderón, de quienes ni el propio cronista del Congreso Francisco Zarco, recoge alusión alguna de ellos. Es preciso decir que los seis suplentes, por obvias razones, no tendrían necesariamente que haber intervenido en el Congreso y 154 El Estado de México desarrollar aportación alguna, pero sí llama la atención el caso de los dos diputados propietarios, cuyo trabajo seguramente los suplentes sí lo llevaron a cabo, ya que de los 19 diputados electos con ese carácter en el estado, 13 suplentes accedieron al Congreso donde desarrollaron alguna actividad legislativa, incluso en esa condición uno de ellos fue quien mayores trabajos legislativos realizó en todo ese constituyente, y fue precisamente José María Mata. Con esta información preliminar del desempeño legislativo de los diputados mexiquenses en el Congreso de 1856-1857, tenemos entonces que de los 38 diputados electos entre propietarios y suplentes, 30 de ellos realizaron algún trabajo legislativo en casi un año que duró el mismo; de esta manera, hubo diputados que nunca tuvieron alguna intervención como los ya mencionados, unos cuantos que apenas tuvieron alguna y otros que prácticamente dominaron el Congreso con sus intervenciones. Se tiene registrado16 que de los 10 diputados al Congreso Constituyente que más trabajo desarrollaron, que participaron en más debates, que presentaron iniciativas, que fueron aludidos personalmente y que intervinieron con mayor frecuencia en las comisiones y en la tribuna, cinco de ellos eran mexiquenses, y de los primeros cinco con mayor desempeño en el Congreso, tres eran del Estado de México tal como se muestra en seguida. La elaboración del siguiente cuadro se hizo teniendo en cuenta a los diputados al Congreso de 1856-1857, que en su carácter de propietarios o suplentes intervinieron en él con mayor frecuencia, considerando los registros que de ello menciona el propio Francisco Zarco en la crónica del Congreso. En el cuadro 3.5 se identifica a los diputados con más de 100 intervenciones en la tribuna, iniciativas presentadas, alusiones recibidas y ponencias en comisiones. 16 De acuerdo con la información contenida en la obra de Francisco Zarco, Crónica del Congreso Extraordinario Constituyente 1856-1857, op. cit., 982 pp. 155 Héctor Guevara Ramírez Diputados al Congreso Constituyente de 1856-1857 con mayor trabajo legislativo Número de Lugar donde Orden Nombre de diputado intervenciones/ fue electo progresivo (1) trabajos (2) Principales aportaciones legislativas 1 José María Mata 258 Estado de México Fueros de guerra, asuntos militares y libertades individuales. 2 Joaquín Francisco Zarco 219 Durango Libertad de imprenta como la mayor libertad, justicia gratuita, impedimento a la supresión del Senado. 3 Ponciano Arriaga 201 Estado de México Redactor del proyecto de Constitución, derecho de propiedad. 4 Guillermo Prieto Pradillo 201 Estado de México Libertad de cultos, de pensamiento, garantías individuales. 5 Joaquín García Granados 164 Oaxaca Garantías de los ciudadanos, prohibición de títulos nobiliarios, honores y prerrogativas hereditarias. 6 Leonardo Francisco Guzmán Montes de Oca 163 Estado de México Nacionalidad mexicana, extradición, monopolios y asuntos económicos. 7 Espiridión Moreno 154 Jalisco Proyecto de Constitución alterno, derechos ciudadanos. 8 Ignacio Ramírez 152 Sinaloa Educación pública, asuntos de división de poderes y gobierno de los estados. 9 Isidoro Olvera 135 Estado de México División territorial, soberanía nacional y forma de gobierno. 10 Francisco de Paula Zendejas 134 Distrito Federal Asuntos del Poder judicial, administración de justicia, penas y prisión. 11 Marcelino Castañeda 107 Durango Organización del Poder Judicial, seguridad pública y justicia, atribuciones de los estados, Federalismo. 12 José Antonio Gamboa 101 Oaxaca Composición del Poder Legislativo y procedimientos electorales. 13 Joaquín Ruíz 101 Puebla Garantías individuales, procesos judiciales, penas, detenciones. Cuadro 3.5 1 El nombre de algunos diputados está abreviado, ya que ellos mismos suprimían nombres y apellidos por el estilo propio de la época. 2 Aunque los diputados podían ser electos de manera simultánea en distintas entidades y en términos de la convocatoria correspondiente. * Cuadro elaborado por el autor con información obtenida de Crónica del Congreso Extraordinario Constituyente 1856-1857 de Francisco Zarco, op. cit., del Diccionario biográfico de los constituyentes locales y federales del Estado de México, Poder Legislativo del Estado de México, 2001; y de Diputados ilustres mexicanos de los siglos XIX y XX, Álvaro Marín, Editorial Cono Sur, Buenos Aires, 1999. 156 El Estado de México Principales temas y debates en el Congreso Constituyente de 1856–1857 El análisis de los debates llevados a cabo por los diputados al Congreso Constituyente de 1856-1857 es fundamental para entender la importancia de los principales temas considerados en esa carta magna; su estudio, es camino seguro para descubrir los verdaderos motivos de su presentación a partir de las iniciativas, el calor y apasionamiento de las discusiones generadas y el sentido de las votaciones que otorgaron su aprobación o su rechazo. Los debates del Congreso se dieron desde su inicio el 18 de febrero de 1856 hasta que se elaboró el proyecto de dictamen el 31 de enero de 1857, respectivamente. En ese lapso de casi un año, el país siguió transformándose y se dieron a lo largo y ancho de su territorio distintos fenómenos que influyeron en algunas de sus discusiones; los hechos seguían su curso, mientras se planteaban algunas de sus soluciones. El escenario que observó el Congreso en el desarrollo de sus trabajos fue interesante: Presento distintas mesas directivas; experimentó una participación irregular de sus diputados propietarios, fueron los diputados suplentes quienes trabajaron con mayor constancia; además de que la crónica del Congreso consigno excesivas faltas de quórum. En estos históricos debates, vale la pena expresar que los diputados del Estado de México tuvieron un papel relevante, tanto en la organización de los debates legislativos por el hecho de estar en la Mesa Directiva inicial y final del Congreso, como por su argumentación discursiva en la tribuna; destacan algunas por la trascendencia de los temas que tratan y de las propuestas que realizan, por lo que a continuación se explican con mayor amplitud. Este momento trascendente del Congreso, fue el producto de las dificultades políticas y sociales que se vivían en las distintas regiones del país y que exigían la presencia de los diputados propietarios para su solución. 157 Héctor Guevara Ramírez Los derechos del hombre Los derechos del hombre como principios constitucionales en 1857, tienen referencia obligada en José María Luis Mora; las ideas que inspiraron la redacción de algunos artículos de la Constitución dedicados expresamente a preservar y garantizar derechos básicos y fundamentales de las personas, tienen que ver, con las garantías mínimas de todos los individuos para ser libres como condición básica para desarrollar todas sus actividades individuales y en sociedad. A partir de la consagración de la libertad como el primer derecho fundamental de los hombres para vivir en la nueva sociedad mexicana, y como único medio para garantizar la independencia, se hicieron necesarias otras disposiciones complementarias para garantizar el modo y la forma de desarrollarla. Con ello, el Ideario de libertades individuales proclamado por el Dr. Mora desde la Constitución del Estado de México en 1827, se habría de precisar y llevar más adelante al Congreso de 1856-1857. Libertades individuales básicas del individuo Libertades De trabajo, manifestación de las ideas, escribir y publicar, profesión, enseñanza, pensamiento, culto, tránsito y correspondencia. Garantías A la vida, reservando la pena de muerte para casos específicos; a la libertad y la propiedad. Derechos De petición, asociación, reunión, a votar y ser votado. Cuadro 3.6 * Cuadro elaborado por el autor con información citada. En términos sencillos, las ideas liberales manifestadas muchos años antes en el estado, habrían de encontrar nuevas oportunidades para su consolidación constitucional a partir del desarrollo de 158 El Estado de México libertades individuales básicas expresadas a semejanza de un catálogo de libertades, garantías y derechos específicos. Asimismo, se hizo necesario establecer una serie de prohibiciones complementarias a ese catálogo para hacer efectivas las libertades individuales descritas: prohibición de ser juzgado por leyes privativas y tribunales especiales; expedir leyes retroactivas; extraditar reos políticos o esclavos; molestar a las personas, sus familias, bienes y domicilio, sin mandamiento de la autoridad; prohibición de imponer penas de mutilación, azotes y tormentos de cualquier especie, multas excesivas y confiscación de bienes; establecimiento de monopolios; ser juzgado dos veces por el mismo delito; y para ocupar la propiedad de las personas sin su consentimiento. Tanto la Comisión encargada de redactar la Constitución como el propio Congreso, reconocieron el deber de incluir y desarrollar los derechos del hombre en la Constitución, que como corriente ideológica ya permeaba en el mundo y que en el Estado de México ya había sido esbozada. Así en el Congreso de 1856-1857 ya se establecía de manera ordenada como su primer gran título, de tal forma que la propia Comisión se pronunció de esta manera al proponer dicho apartado: […]En su forma, tales artículos podrán ser modificados; pero en su esencia, creemos que la Asamblea Constituyente los tendrá como primordiales elementos de la vida social como bases indestructibles, como derechos inherentes al hombre, inseparables de su naturaleza. Convencidos […]resolvemos exponer en una declaración solemne estos derechos sagrados e inalienables, a fin de que todos los ciudadanos pudiendo comparar incesantemente los actos de gobierno, con el objeto de toda institución social, no se dejen nunca oprimir ni envilecer por la tiranía, y a fin de que el pueblo tenga siempre a la vista las bases de su libertad y de su dicha; el Magistrado, la regla de sus deberes y el Legislador el objeto de su misión.17 17 Presentación del Proyecto de Dictamen de la Constitución, sesión del Congreso Extraordinario Constituyente de 1856-1857, 16 de junio 1826, Actas de Debates del Congreso Constituyente, Archivo Histórico de la Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión. 159 Héctor Guevara Ramírez Como todos los asuntos dictaminados en el proyecto de Constitución, estos fueron causa de algunos de los debates más acalorados sobre las dudas que acarreaba el establecimiento de una amplia variedad de derechos por un lado y por otro, la supresión de fueros y prerrogativas específicas para algunos de los sectores más reaccionarios de la sociedad, como la Iglesia, con las afectaciones por los derechos de propiedad y la milicia, con el acotamiento de algunos de sus fueros reservados sólo para tiempos de guerra extranjera y su ejercicio bajo condiciones específicas. Estos derechos tuvieron el mayor de los significados y una gran trascendencia, de tal forma que la Constitución de 1857 incorporaría en su Título l, sección l, “De los derechos del hombre”, que: El pueblo mexicano reconoce que los derechos del hombre son la base y el objeto de las instituciones sociales. En consecuencia declara, que todas las leyes y todas las autoridades del país, deben respetar y sostener las garantías que otorga la presente Constitución.18 La historia nacional habría de entenderse a partir de la defensa y preservación de esos derechos ya consagrados en la Constitución; en tanto, los grupos en defensa de los mismos y los grupos en contra de esas libertades y garantías, serían los actores políticos y sociales que lucharían por su consolidación y su restricción, respectivamente. Los derechos del hombre hoy tan defendidos en el Estado de México y en la nación entera, tuvieron aquí su expresión constitucional debidamente catalogada, misma que se ha conservado de manera permanente en el estado y en el Constitucionalismo del país. La forma de su protección sería perfeccionada con el tiempo mediante el amparo de estas garantías, nacería por consiguiente, el juicio de amparo en las instituciones de 1857. 18 Artículos que se citan textualmente del escrito Original de la Constitución Política de la República Mexicana, sobre la indestructible base de su legítima Independencia, proclamada el 16 de septiembre de 1810, y consumada el 27 de septiembre de 1827. Dada en el salón de sesiones del Congreso en México, 5 de febrero de 1857, trigésimo séptimo de la Independencia. 160 El Estado de México El derecho de propiedad del territorio Antes, durante y después de expedirse la Constitución de 1824, el asunto relacionado con el sistema de la propiedad de la tierra había generado cambios que iban en contra de los intereses de las distintas órdenes religiosas del país, pues desde tiempos de la conquista la Iglesia era su principal propietaria. Este tema era de los que mayores conflictos políticos y sociales había generado a lo largo de la historia nacional hasta el momento de debatirse la Constitución; en pocas palabras, la propiedad de la tierra era uno de los grandes asuntos por resolver mediante la Constitución, para dar estabilidad al país con un sentido de justicia, ya que hasta entonces ninguna medida había logrado beneficiar a los pequeños propietarios ni a los campesinos. Ese reto constitucional se llevó a debate y se manifestó en el seno del Congreso como uno de los más álgidos por las presiones internas y externas que ejercía la Iglesia. Los debates sustanciales acerca del proyecto de Constitución iniciaron formalmente el 16 de junio de 1856, cuando la comisión encargada del proyecto lo presentó en la sesión del Congreso de esa fecha, en la que se dio lectura pública a la exposición de sus motivos. En ese contexto, el 23 de junio de ese año, el diputado Ponciano Arriaga, en su calidad de miembro de la comisión de la Constitución “presentó un extenso voto particular sobre el derecho de propiedad, documento muy importante que quedó de primera lectura[…]”.19 Esta ponencia de Ponciano Arriaga constituye la presentación más elaborada acerca del tema del derecho de propiedad, fue la más extensa de su tipo y a la vez la que marcó con mayor profundidad el rumbo del tema en los debates del Congreso; La principal característica de ese voto fue que manifestaba y reconocía lo siguiente: 19 Zarco Francisco, Crónica del Congreso Extraordinario Constituyente de 1856-1857, op. cit., p. 192. 161 Héctor Guevara Ramírez Uno de los vicios más arraigados y profundos de que adolece nuestro país, consiste en la monstruosa división de la propiedad territorial[…] […]Mientras que pocos individuos están en posesión de inmensos e incultos terrenos, que podrían dar subsistencia para muchos millones de hombres, un pueblo numeroso, crecida mayoría de ciudadanos, gime en la más horrenda pobreza, sin propiedad, sin hogar, sin industria, ni trabajo[…] […]El derecho de propiedad consiste en la ocupación o posesión, teniendo los requisitos legales; pero no se declara, conf irma y perfecciona, sino por medio del trabajo y la producción. La acumulación en poder de una o pocas personas de grandes posesiones territoriales, sin trabajo, cultivo, ni producción, perjudica el bien común y es contraria a la índole del gobierno republicano y democrático. Con base en estas consideraciones, el diputado Ponciano Arriaga propuso las siguientes disposiciones: • Disposición 4. Los terrenos de fincas rústicas[…], y que dentro del término de dos años no estuvieren a juicio de los Tribunales de la Federación, cultivados, deslindados y cercados, se tendrán por baldíos y serán renunciables y vendibles por cuenta de la Hacienda Federal y rematándolos al mejor postor. • Disposición 6. El propietario que por cualquier contrato o causa quisiere acumular mayor extensión que la de 15 leguas cuadradas de terreno, pagará por una vez al erario de la Federación un derecho de 25%[…] Estas ideas, que formaron parte de la exposición de motivos del dictamen del proyecto de Constitución, fueron los elementos que motivaron la aprobación del artículo 27 de la Constitución de 1827, aunque no se incluyeron propiamente en su texto. 162 El Estado de México Al respecto, el diputado Guillermo Prieto, electo por el estado de Puebla, al analizar los temas económicos de la Constitución en la sesión del 14 de agosto de 1856, señalaba que el origen de los problemas de ese tipo mucho tenía que ver con el sistema económico heredado de la época colonial, que se basaba en la explotación de los hombres por otros pocos hombres poseedores de la tierra. Asimismo, consideraba que todos los inconvenientes que aquejaban a México se derivaban del mal reparto de las tierras entre blancos e indígenas. Los diputados José María del Castillo Velasco, del Distrito Federal, Francisco Díaz Barriga de Michoacán y los mexiquenses Isidoro Olvera y Ponciano Arriaga, fueron los que mantuvieron líneas de debate y aportaciones al tema de la injusticia en la propiedad de la tierra, sobre todo la rural, que era casi 85% de la de todo el país, como fuente permanente de los problemas de injusticia y que generaban inseguridad y violencia. Estos diputados pugnaban porque la nueva Constitución estuviera apegada a la actualidad social y a las formas reales de producción y organización tradicionales de las unidades productivas del país; en resumen, todos ellos coincidían en que la tierra debía repartirse tanto en su propiedad como en su posesión entre los grupos indígenas y todos los trabajadores del campo que demostraran efectivamente que trabajaban las tierras. Sin embargo, este grupo de diputados rápidamente fue identificado como uno de los que atentaba en contra de la Iglesia, por lo que el acoso y hostigamiento hacia ellos empezó a tener múltiples expresiones. Estas ideas defendidas por esos diputados mereció la atención del propio Papa Pío IX, quien se mostraba preocupado por la Constitución que no se expedía todavía pero que se vislumbraba incluiría preceptos para limitar la propiedad territorial de la Iglesia, lo que iba generando una clara oposición de ella al proyecto constitucional, por considerar que tales disposiciones representaban grandes violaciones a sus derechos políticos y económicos. Con estos antecedentes e ideas que se discutieron en el Congreso, el artículo 27 de la Constitución20 determinaba en su segundo párrafo lo siguiente: 20 Artículo 27 de la Constitución Política de la República Mexicana de 1857, op. cit. 163 Héctor Guevara Ramírez […]Ninguna corporación civil o eclesiástica, cualquiera que sea su carácter, denominación u objeto, tendrá capacidad legal para adquirir en propiedad o administrar por sí bienes raíces, con la única excepción de los edificios destinados inmediata y directamente al servicio u objeto de la institución. Esta disposición constitucional refirmó lo establecido por la Ley Lerdo expedida el 25 de junio de 1856, que pretendía desamortizar los bienes de la Iglesia y de corporaciones para entregarlos de manera preferencial a quienes los trabajaban. La República representativa, democrática y federal como forma de gobierno En el Plan de Ayutla, promotor de la Constitución de 1857, se prevé que la nación habrá de constituirse bajo la forma de República representativa, democrática y federal. Según este plan, el gobierno popular y democrático debía fundarse en la igualdad de los hombres y manifestarse por su libertad; debía consumarse y perfeccionarse por la fraternidad, por el precepto nuevo, por la fórmula social del cristianismo. El mismo plan establecía que los hombres eran iguales porque todos son libres, porque todos son hermanos. El gran principio de la igualdad debía ser innegable porque el derecho divino, las castas privilegiadas, las clases nacidas exclusivamente para mandar y gobernar, eran conceptos que ya no tenían crédito y que la civilización, después de una lucha de siglos, declaraba absurdos. De esta manera, en el plan se enfatizó que el gobierno debía instituirse para el bien, mejora y perfección de la sociedad, mediante la búsqueda de lo bueno y lo justo. Se decía también que aquel gobierno que no buscara la verdad, ejercería el poder pero no tendría autoridad. La autoridad debía ser el conjunto de aquellas normas y principios capitales de la unidad; por lo tanto, le correspondía apelar a la conciencia y a la razón pública para establecer la libertad de 164 El Estado de México discusión, la libertad de imprenta y el sufragio universal, derechos mediante los cuales se debería expresar y manifestar la razón y la voluntad de todos. Con los antecedentes del Plan de Ayutla, el Congreso Constituyente de 1856-1857 retomaría lo que la Constitución de 1824 había establecido en su artículo 4: “La Nación Mexicana adopta para su gobierno la forma de República representativa, popular, federal”. La Constitución de 1857 también establecería lo anterior en su artículo 40: Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, federal, compuesta de estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior; pero unidos en una federación establecida según los principios de esta ley fundamental. Es importante destacar que con esta decisión se buscaba refrendar lo establecido en la Constitución de 1824: impedir, mediante la República, un gobierno de tipo monárquico; es decir, la República era la forma de gobierno opuesta a la que había tenido la nación mexicana durante los 300 años que duró la Colonia. Con la República se mantenían sus principios fundamentales: la elección de sus gobernantes, la división del poder para su ejercicio y la idea de que la soberanía radica en la nación y no en una sola persona o monarca. Con esta forma de gobierno se consolidaba el proyecto de vida nacional bajo un esquema federal en el que se suprimía también su contraparte, el Centralismo; con la consolidación del Federalismo se posibilitaba su destierro permanente. La República representativa sería entonces la expresión de la soberanía del pueblo para establecer gobiernos de renovación periódica que éste elegiría por mayoría democrática. Para gobernar los estados y la federación de manera separada en igual número de entidades, el gobierno se dividía en tres poderes, con representantes electos por el pueblo, que es donde radica la soberanía. 165 Héctor Guevara Ramírez Es necesario destacar que sobre este artículo no se dieron debates de fondo, ya que el Congreso había aprobado por mayoría la admisión de la Constitución de 1824 y por consiguiente se había aceptado la forma de gobierno que era la misma, como se muestra con el artículo 4 de la Constitución de 1824, en el que la redacción del artículo correspondiente a la Constitución de 1857 sólo tiene la variante de la palabra democrática en lugar de popular. En términos semánticos lo democrático es lo que emana de lo popular, es decir, lo que el pueblo manifiesta o decide, integrándose así el concepto de democracia, que es entendido en términos universalmente aceptados como el “gobierno del pueblo para el pueblo”. Para entender esto de manera más clara y precisa, basta citar textualmente el artículo 109 de la Constitución de 1857 para darnos cuenta de que la forma de gobierno no se debatió y sólo se cambió la palabra que se ha mencionado; pero en este artículo se vuelve a mencionar lo que en la Constitución de 1824 se determinaba como la forma de gobierno de la nación y que se transcribió tal cual para la forma de gobierno de los estados de la República a partir de 1857: “Los estados adoptarán para su régimen interior la forma de gobierno republicano representativo popular”. Esto quiere decir que dada la intensidad de los trabajos del Congreso no fue posible adecuar en la redacción de un artículo posterior lo que se había cambiado en el estilo de uno inicial, el cual no se uniformó, ya que de haberse hecho congruente el artículo 40 con el artículo 109, éste debería haber cambiado también, y haber establecido la forma de gobierno para los estados en una República representativa democrática, sin mencionar lo popular. Facultades y prohibiciones de los estados para expedir leyes Una vez que los debates acerca de la forma de gobierno refrendaban la República y el sistema federal, surgió el tema que desde entonces y hasta nuestros días ha motivado la discusión de las 166 El Estado de México facultades y competencias de cada uno de los ámbitos reconocidos por el Federalismo: la federación y los estados. Estos conceptos no son simples definiciones constitucionales que de manera automática se trasladan de una Constitución anterior a una nueva, sino que representan categorías políticas interrelacionadas que se explican con los procesos históricos, políticos y sociales que culminaron en el Congreso Constituyente de 18561857 y que con nuevas condiciones y necesidades sociales requieren diferentes formas de aplicación. De ahí que otorgar nuevas facultades a los estados y a la propia federación fue una tarea específica del Congreso, desde luego lo anterior con base en un principio del sistema federal: la Constitución debía otorgar a los estados el poder de elaborar leyes propias, las cuales no podían violar los fueros de la Unión. En este sentido, la Constitución de 1857 estableció una serie de facultades y prohibiciones a las entidades federativas para expedir leyes. De manera específica, determinó una serie de prohibiciones, entre las cuales destacan las siguientes: 1) Promulgar leyes retroactivas en materia criminal; de tal forma que los sujetos a quienes se les procesara y condenara en virtud de una ley de esta naturaleza podrían apelar a la justicia federal. 2) Decretar leyes que autorizaran algún contrato que tenga por objeto la pérdida de la libertad de los hombres; al punto de que si un ciudadano se sintiera afectado en sus derechos por una ley de su estado, podría negarse a obedecer dicha ley y apelar a la justicia federal. La Constitución Federal estaría en todo momento por sobre las leyes de cualquiera de los estados respecto a la preservación de los derechos y garantías de cada individuo que la propia Constitución les otorgaba. En cuanto a las facultades de las entidades federativas para expedir leyes, éstas empiezan con lo que estableció la Constitución 167 Héctor Guevara Ramírez en su artículo 65: “El derecho de iniciar leyes compete: I[…],II[…], III. A las Legislaturas de los Estados”. En este sentido, en materia de leyes de aplicación en toda la federación, los estados sólo podían proponer iniciativas de ley que el Congreso debería procesar, y en su caso aprobar o desechar. De esta manera, en la Constitución de 1857 se siguió el principio de facultad expresa para otorgar facultades a la federación; las no expresas, se reservaron para los gobiernos estatales, por lo que las prohibiciones expresas a las entidades federativas se convertirían en las prohibiciones para expedir cualquier ley o norma en esas materias prohibidas, de tal suerte que también los ámbitos de acción y ejercicio del poder público estarían divididos para los estados y la federación por tales disposiciones. Lo anterior era un catálogo inductivo de facultades que requerían de un instrumento legal para hacerlas posibles, de tal forma que se partiría de las prohibiciones particulares a los estados para llegar a sus facultades generales, de conformidad con el título VI. De las prevenciones generales, que en su artículo 117 establecía: “Las facultades que no están expresamente concedidas por esta Constitución a los funcionarios federales, se entienden reservadas a los Estados”. Este artículo se discutió en el Congreso Constituyente en la sesión del 10 de septiembre de 1856 y fue aprobado por 80 votos a favor y sólo uno en contra; no hubo prácticamente debate de estas ideas, que al parecer eran bastante claras y que se aprobaban casi por unanimidad por ser retomadas de la Constitución de 1824. Así, la federación sólo podría legislar y hacer lo que la Constitución expresamente determinaba. Con este artículo se otorga a los estados en forma tácita la facultad para expedir leyes en todo aquello que no les estuviera prohibido o en lo que estuvieran obligados por la misma Constitución de 1857 en sus artículos 111 a 115, que no se reproducen en este trabajo porque se mantienen prácticamente hasta nuestros días sin cambios de importancia desde la redacción y aprobación de los respectivos artículos 157 al 162 de la Constitución de 1824. 168 El Estado de México Juicio político a funcionarios públicos En el Constituyente de 1856-1857 se llevaron a cabo algunos debates respecto al juicio político como medio de hacer responsables de sus actos a los funcionarios públicos y por consiguiente, la imposición de sanciones a los mismos de acuerdo con la gravedad de sus faltas. Estos debates pretendían cumplir con los objetivos del Plan de Ayutla, que buscaba responsabilizar y sancionar a Santa Anna por los terribles resultados de su gobierno y la mala administración del país, mediante la revisión de sus principales actos; entre ellos, el compromiso ilegal, inmoral y desastroso para la nación, de hacer todo lo posible a su alcance para reconocer la independencia de Texas. Debe mencionarse que las responsabilidades de los funcionarios públicos ya habían sido establecidas por la Constitución de 1824, de tal manera que tanto la Cámara de Diputados como la de Senadores, eran competentes para conocer acerca de las acusaciones formuladas en contra de prácticamente todos los altos funcionarios públicos; en ese mismo sentido, dichos temas se llevaron hasta el Congreso de 1856–1857. Cabe señalar que para entonces la Cámara de Senadores fue suprimida como parte integrante del Poder Legislativo. De esta manera, este debate particular acerca de las responsabilidades inició en la sesión del Congreso del 28 de marzo de 1856, cuando los diputados Melchor Ocampo y José María Mata presentaron documentos que habían obtenido durante su destierro en Estados Unidos,21 con los que demostraban que en 1836 Antonio López de Santa Anna había tenido una estrecha convivencia con los rebeldes texanos, con quienes contrajo el compromiso de reconocer la independencia de Texas, celebrando para ello un convenio secreto. De todos esos documentos se dio lectura en la sesión y se dio cuenta de una carta dirigida por el propio Santa Anna a Samuel Houston —el activista estadounidense del 21 Francisco Zarco, op. cit., p. 47. 169 Héctor Guevara Ramírez sur, y del cual lleva su nombre la principal ciudad del actual estado de Texas—, así como de un comunicado en el que el general Almonte, entonces secretario de Santa Anna, explicaba de qué manera debería proceder el Congreso de Texas para declarar su independencia. El debate correspondiente se dio en torno a las dudas sobre la autenticidad de los documentos presentados y al proceso de demostración de la calidad autógrafa de las firmas de Santa Anna y su secretario en dichos documentos; se demostró la autenticidad de éstos y por consiguiente se determinó que eran veraces los dichos de los diputados Mata y Ocampo. Desde ese momento se confirmó con evidencia que Santa Anna había actuado a favor de la separación de Texas y en contra de los intereses del país, lo cual lo ratificaba como el traidor de la patria que siempre había sido. Entonces, el reto para el Congreso era cómo llevar a cabo el enjuiciamiento de Santa Anna y agregar este asunto al decreto de responsabilidades, que ya se había emitido en contra del mismo traidor, y cómo evitar comportamientos futuros de esta naturaleza por parte de los funcionarios públicos. Los diputados al Congreso no tenían duda de que la responsabilidad no sólo había sido de los altos funcionarios de la federación de entonces, sino también de sus empleados inferiores, como era el caso del secretario de Santa Anna. En resumen, además de ser ineficaces para resolver los problemas de su época, habían traicionado a la patria. De esta manera, los argumentos de los diputados expresaban que el juicio político que se debía instituir no tenía que limitarse exclusivamente a los delitos de este género, sino que también debería comprender cualesquiera otros que los funcionarios públicos hubieran cometido en el ejercicio de sus funciones. Se destacaba, por ejemplo, que las sentencias debían incluir el retiro del poder o del cargo que los funcionarios ocuparan al momento de ser procesados, reduciéndoles a la condición de individuos particulares, y sometiéndolos a los tribunales ordinarios para el castigo de los delitos comunes que hubieran cometido, o para la indemnización de los perjuicios que hubieran causado. 170 El Estado de México En el Congreso Constituyente se determinó que el Congreso de la Unión ejercería sus atribuciones como jurado de sentencia en los juicios contra los funcionarios públicos, necesitándose para un fallo condenatorio las dos terceras partes de los votos de los diputados presentes; asimismo, se determinó que el jurado de acusación se integraría con los ciudadanos elegidos al efecto por las legislaturas de los estados, y no tendría sesiones sino sólo un mes en cada año para considerar y resolver las acusaciones que se les hicieran. Después de debatir todas estas ideas, en la Constitución de 1857 se determinó —en su Título IV. De las responsabilidades de los funcionarios públicos, en sus artículos 103 a 108—, que el Presidente de la República, los diputados al Congreso de la Unión, individuos de la Suprema Corte de Justicia, y los secretarios del despacho serían responsables de los delitos comunes que cometieran durante el tiempo de su encargo; y de los delitos, faltas y omisiones en que incurrieran en el ejercicio del mismo. Asimismo, los gobernadores de los estados serían desde entonces responsables de las violaciones que hicieran a la Constitución y a las leyes federales. Adiciones sobre municipalidades La presentación del voto particular del diputado José María del Castillo Velasco, electo por el Distrito Federal, tiene un gran significado para el desarrollo institucional del municipio en México, ya que es uno de los intentos más serios de considerar el municipio como una figura constitucional de la nación. Debe mencionarse que ni en 1824, ni en el Congreso de 1856-1857, se había discutido ni presentado proyecto alguno para elevar el municipio a rango constitucional, a pesar de ser la forma de gobierno territorial más inmediata a la población y una de las instituciones políticas y administrativas más antiguas del propio continente, teniendo en cuenta que sus objetivos comunitarios y sus formas administrativas eran muy semejantes a las del calpulli prehispánico. 171 Héctor Guevara Ramírez Los argumentos que usó el diputado del Castillo para hacer su presentación tuvieron una característica muy práctica: describían lo que cotidianamente sucedía en las municipalidades y aludían a una de las libertades básicas para definir el gobierno; dichos argumentos se referían fundamentalmente a lo siguiente: […]El proyecto de Constitución que he tenido la honra de suscribir establece como principio incontrovertible la soberanía del pueblo y el Congreso lo proclamará también. De este principio nace que la libertad que se reconoce a las partes de la Federación que son los estados; para su administración interior debe también reconocerse a las partes constitutivas de los estados que son las municipalidades. ¿Por qué los ciudadanos han de tener la facultad, la posibilidad de proveer al bienestar y al desarrollo de su estado, y no han de tenerla también para proveer al bien y al desarrollo de su municipalidad? Si para atender a los intereses del estado basta la concurrencia de los ciudadanos que lo forman. […]De esta manera el pueblo tendrá un participio activo en la administración de sus intereses; de este modo se lograrán muchas reformas y muchas mejoras administrativas, por las cuales anhelan los pueblos; de esta manera la prosperidad de las municipalidades rebosará en los estados, y el bien de las partes hará el bien del conjunto de ellas. De esta manera, en fin, señores diputados, se habrá creado en el pueblo y en el Estado un interés que los obligue a defender las instituciones que van a establecer. […]En contra de estas razones, sólo se me ha opuesto por las personas a quienes he consultado, la objeción de que las adiciones que propongo no son propias en la Constitución Federal, sino que tienen su lugar legítimo en la Constitución de los estados; pero yo no sé si por ahorrar algunas palabras en el código general, o por el temor de arreglar por medio de una base común algunos puntos de la administración de los estados, deba el soberano Congreso exponer a la República a que continúen los males que ha indicado y que causarán su ruina. Su soberanía lo decidirá y su decisión será fecunda para el país que hace cerca de medio siglo que está 172 El Estado de México luchando por obtener reformas sencillas que lo hagan prosperar y lo saquen del abatimiento en que se encuentra[…] 22 Es importante mencionar que los planteamientos del diputado del Castillo pretendían el reconocimiento constitucional de una práctica cotidiana: la vida estatal basada en la vida de las municipalidades; de la misma manera veía que el bienestar de las partes (las municipalidades) traería el bienestar del todo (el estado), y éstas a su vez lo generarían para toda la nación. Este razonamiento parecería muy lógico y sencillo, pero para ese tiempo era de avanzada, ya que la Constitución de Estados Unidos, que era un modelo de referencia para el análisis de la forma de gobierno bajo un sistema federal, no contemplaba en ninguna de sus partes el aspecto municipal o el desarrollo de la forma similar de los condados. Como se lo decían al diputado del Castillo, si bien las constituciones de los estados integrantes de la federación desarrollaban el tema de las municipalidades, lo hacían de una manera que las dejaba como estructuras del gobierno del estado, que por su dispersión y limitadas comunicaciones entre sí, tenían dificultades para su propio desarrollo y por consiguiente para el del estado; además, hacían de cada una de las municipalidades un ente tan heterogéneo de las otras, como lugares y características geográficas tuviera cada estado; en tanto, las municipalidades estarían condicionadas por las desigualdades propias de cada entidad federativa, que eran y siguen siendo tan distintas entre todas ellas, y con ello, a su vez, las municipalidades serían también todas desiguales. Si bien el Federalismo como categoría política no establece al ámbito de gobierno municipal y sólo lo hace con dos de ellos: el de la federación y el de los estados, históricamente nuestra nación necesitaba algo más que le diera sustento a una institución tan remota como los antiguos calpullis, de la misma forma que se llegó a pensar en rasgos del Federalismo con las antiguas alianzas entre grupos prehispánicos, como las realizadas por los texcocanos con 22 Presentación de las adiciones sobre municipalidades realizada por el diputado José María del Castillo Velasco, electo por el Distrito Federal, en la sesión del Congreso Extraordinario Constituyente de fecha 16 de junio de 1856. 173 Héctor Guevara Ramírez otros grupos regionales, muchos años antes de la conquista, los planteamientos del diputado del Castillo no tuvieron el eco necesario en el Congreso de 1856-1857, pero marcarían un antecedente para que tiempo después el ámbito municipal fuera elevado a rango constitucional. La libertad de credo El Congreso Constituyente de 1856-1857 tiene una importancia notable en el establecimiento de las libertades de las personas; es decir, en otorgar garantías individuales a los ciudadanos, entre ellas destaca la libertad religiosa. A diferencia de la Constitución de 1824, el proyecto de 1857 ya contemplaba la exclusión de la religión católica como fundamento de todas las libertades y a su vez, la incipiente separación de los asuntos religiosos del gobierno, sobre todo en materias como educación y la libertad de asociación. El diputado Ponciano Arriaga, presidente de la Comisión de Constitución, hizo algunos planteamientos generales al momento de iniciarse la discusión del proyecto que resumían algunas de las principales variantes del debate, por un lado comenzó diciendo: “[…]debemos dar gracias a Dios y parabienes a la nación mexicana, porque ha llegado el feliz momento de que sus representantes se ocupen de darle instituciones sólidas y estables que satisfagan todas sus necesidades”.23 Este discurso parece ir en contra de las ideas vertidas posteriormente en el propio Congreso por el diputado Arriaga, ya que sus distintos argumentos lo ubicaban como un gran promotor del liberalismo, pero a la vez estaba permeado por una fe personal basada en el catolicismo, como era el caso de muchos diputados de ese Congreso. En este sentido, los planteamientos de Ponciano Arriaga determinaban lo que en esencia debía cumplir el proyecto de Constitución sujeto a debate, que debía fijar los destinos de este 23 Palabras de Ponciano Arriaga pronunciadas en la sesión del 4 de julio de 1856 con motivo del inicio del debate acerca de la Constitución, consignadas por Francisco Zarco en su obra Crónica del Congreso Extraordinario Constituyente, op. cit., p. 220. 174 El Estado de México país, y que aún en continuas agitaciones debería buscar su centro de gravedad. Arriaga justificaba los cambios propuestos en el proyecto de constitución con respecto a todas las normas anteriores, diciendo que si éstas, incluyendo la propia Constitución de 1824, hubieran sido admitidas y respetadas por todos, no se podrían explicar las épocas en que desaparecieron para dar lugar a otras instituciones, y tampoco podría determinarse por qué si el orden jurídico no necesitaba ningún cambio como algunos argumentaban, entonces por qué el pueblo en su mayoría reconocía la necesidad de llevar a cabo el Congreso y esperar de él resultados positivos. Es necesario mencionar que en el proyecto de Constitución no se hablaba, por ejemplo, de tolerancia religiosa, sino de libertad de conciencia. La comisión encargada del proyecto de Constitución no había dado cabida a ciertos principios y categorías, como el de la tolerancia, porque se tolera lo que se puede impedir, y no hay quien tenga derecho de impedir la libertad en lo íntimo de la conciencia. Por ello, desde ese momento se identificó que las libertades que establecería la Constitución tendrían como base esta libertad, la de manifestar sus ideas, la libertad de pensar y por lo tanto la libertad de creer en una u otra religión; la autentica libertad que tienen las personas y que nadie les puede prohibir aunque se pretenda limitar por cualquier medio, como la misma Constitución. La libertad de manifestar las ideas iba más allá de hacer públicos los pensamientos personales, implicaba una libertad superior, la libertad de pensar y crear ideas y de poder expresarlas posteriormente, incluyendo las de tipo religioso en la forma tradicional de profesar un credo específico. Esta libertad consagraría otras libertades intrínsecas a la de crear y manifestar ideas; por ejemplo, la libertad de enseñanza, que abatía la obligatoriedad de basar la educación en la enseñanza del credo religioso católico en las instituciones de enseñanza, la de basar la organización social en modelos y estructuras religiosas y la de eliminar constitucionalmente la obligatoriedad de profesar una religión única en el país. 175 Héctor Guevara Ramírez El argumento que definió la eliminación de algunas connotaciones religiosas del proyecto de Constitución y que otorgó grandes libertades individuales señalaba que la unidad religiosa era sin duda un gran bien, pero que ésta no se obtenía por medio de la ley, sino mediante la persuasión y la razón, con la convicción que esa debería ser la labor de cada grupo religioso para atraer fieles o acrecentar sus feligresías sin recurrir a una obligatoriedad constitucional. Creación de la entidad del Valle de México y el territorio del Estado de México Con algunos de los antecedentes que se han expuesto en este trabajo, llega el momento de analizar a la luz del proyecto de Constitución de 1857, la creación de la entidad federativa del Estado del Valle de México. Entre estos antecedentes, el más reciente hasta entonces lo constituía la orden emitida por el presidente Juan Álvarez el 25 de noviembre de 1855, por medio de la cual se ampliaba el Distrito Federal para incluir en su territorio el partido de Tlalpan. Dicha orden fue confirmada por el Congreso Constituyente de 1856-1857, y marcó la clara tendencia del Distrito Federal a extenderse más allá del círculo de dos leguas en detrimento del Estado de México. Como consecuencia lógica del refrendo del sistema federal como forma de organización política del Estado mexicano, nuevamente surgió la necesidad de definir dónde estaría ubicada la sede de los poderes federales, y por consiguiente, cuál sería la capital del país. Ese imperativo jurídico-político fue materia central en los debates del Congreso; el restablecimiento del Distrito Federal y la creación del Estado del Valle de México fueron tema de acaloradas discusiones. El artículo 49 del proyecto de la Constitución fue el tema de estos debates, pues definía las partes integrantes de la federación y la única novedad en él era que el Valle de México 176 El Estado de México aparecía como entidad, desde luego con el ingrediente de abordar el tema del territorio del Estado de México. Los debates en torno a la aprobación de los artículos referentes a las partes integrantes de la federación y del territorio nacional, incluyeron el análisis de algunas propuestas al respecto. Por una parte se revivió la discusión acerca de la extensión territorial del Estado de México, en la que se volvía a reclamar la Ciudad de México como capital de la entidad; asimismo, se ponía a debate lo relativo a los derechos políticos de los habitantes del Estado de México, que en el caso del Distrito Federal era una prerrogativa no viable por su condición política, pero con unas condiciones específicas que hacían pensar en los equilibrios del Federalismo, ya que el Distrito Federal era un territorio pequeño con una población muy grande, que era mayor a la de 14 entidades juntas (Aguascalientes, Baja California, Coahuila, Colima, Chiapas, Chihuahua, Durango, Nuevo León, Querétaro, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tamaulipas y Tlaxcala), según las cifras de las elecciones en que fueron electos los diputados al Congreso Constituyente. En este debate se volvió a discutir un tema muy antiguo pero muy importante, el de la cohabitación de los poderes federales y estatales en el mismo lugar, un aspecto muy discutido al momento en que la Ciudad de México dejó de ser la capital del estado y en ella se estableció la capital de la federación. La posible solución al respecto implicaría trasladar los supremos poderes fuera de la Ciudad de México y llevarlos a otros lugares que ya se habían planteado con anterioridad como Querétaro, Aguascalientes o Tlalpan. Esta solución encontró algunas resistencias, pero en el Congreso se logró una votación que, aunque apretada, fue mayoritaria, de 48 a 38 votos, para que la erección del Estado del Valle de México estuviera condicionada por los términos anteriores y además quedara como un artículo específico en el dictamen final. La redacción final del artículo 46 de la Constitución establecía que: “El Estado del Valle de México se formará del territorio que en la actualidad comprende el Distrito Federal; pero la erección sólo tendrá efecto cuando los Supremos Poderes Federales se 177 Héctor Guevara Ramírez trasladen a otro lugar”. Esta labor legislativa de Prisciliano Díaz González, que en su carácter de diputado suplente había logrado posponer indefinidamente una mutilación más al territorio del estado, cobró una dimensión histórica, ya que esta condición hipotética de creación de esa nueva entidad no se ha llevado a cabo hasta nuestros días y quedó sólo como un acto jurídicoconstitucional y un mero caso hipotético. Para el Estado de México, las discusiones acerca de la división política del Congreso no sólo eran importantes por la creación del Estado del Valle de México, sino por las constantes amenazas a su integridad, ya que en esa época existían pronunciamientos para separar del estado distintos territorios del sur como los de Cuautla, Cuernavaca y Sultepec. En este sentido, el diputado Prisciliano Díaz volvió a demostrar su lealtad y compromiso legislativo con el estado, ya que adelantándose a esos pronunciamientos propuso que el Estado de México retuviera sus límites territoriales. Con esa medida preventiva se proponía varias finalidades: En primer lugar, trataba de impedir posibles separaciones en el sur de la entidad; en segundo lugar, construía un frente legislativo en contra de la creación del estado de las Huastecas, que hubiera incluido el Distrito de Huejutla, y por último, se adelantaba en contra de las pretensiones de Querétaro de anexarse varias poblaciones del Estado de México, como Tula. A pesar de la fuerte oposición legislativa, la propuesta de Díaz González fue aprobada por una cerrada votación de 43 frente a 37, con lo cual el Estado de México mantenía sus límites geográficos de entonces, salvándose prácticamente de una nueva pérdida territorial. Pero las amenazas en contra de su territorio no terminaban: el 20 de diciembre el diputado Francisco Zarco presentó una adición al artículo recién aprobado con el fin de incorporar al Estado del Valle de México los partidos de Teotihuacan, Texcoco, Chalco, Tlalnepantla y Cuautitlán. Además de lo anterior, el 20 de enero de 1857, el H. Ayuntamiento de la Ciudad de México agradeció al Congreso la creación del Estado del Valle y solicitó oficialmente la anexión de los distritos vecinos. Esta iniciativa del diputado Zarco, electo 178 El Estado de México por el estado de Durango y cronista del Congreso, fue rechazada a poco más de un mes de haberse presentado, por 53 votos a favor y 31 en contra. Aun así, la historia demostraría que este tipo de atentados territoriales en contra del Estado de México habrían de continuar. Supresión del Senado de la República Se debe mencionar que una vez que se perfiló la integración total de la Constitución de 1857 y dada la forma de gobierno, se discutieron los temas históricos y se planteó un nuevo país a partir del proyecto de Constitución, éste habría de tener un Poder Legislativo Federal depositado en una Asamblea denominada Congreso de la Unión, integrada por representantes electos cada dos años por los ciudadanos. Esta disposición constitucional establecida en el artículo 51 tiene algunos antecedentes que explican esta supresión del Senado de la República, que había existido desde la Constitución de 1824. En la sesión del 4 de julio de 1856 del Congreso Constituyente, el diputado mexiquense Isidoro Olvera inició los debates del día defendiendo la integridad territorial del Estado de México, continuó su exposición refiriéndose a la supresión del Senado de la República, al que calificaba como una institución antisocial que se había caracterizado por ser un obstáculo y un lastre para el progreso nacional, ya que en las circunstancias que analizaba, el Senado había sido en repetidas ocasiones, aun en contra de la voluntad de sus miembros, un freno a los ímpetus progresistas de la Cámara de Diputados. Los planteamientos de Isidoro Olvera tenían la intención de suprimir el Senado porque el Congreso debería tener mayores libertades para emprender acciones en contra de la anarquía y la indolencia, que no era posible emprender estando dividido el Poder Legislativo en dos Cámaras. Cabe decir que el Senado de la República se integraba por dos miembros electos por cada uno de los Congresos de los estados; 179 Héctor Guevara Ramírez no obstante, algunos lo calificaban como una institución antidemocrática, ya que se decía que un puñado de hombres en determinados procesos legislativos se podría imponer a todo un Congreso, pues sus acuerdos podían tener validez con la aprobación de la mayoría más uno de los miembros presentes en sus reuniones y que un número de 21 senadores, por ejemplo, se podía imponer a la totalidad de los diputados. Como en todos los debates hay voces a favor y en contra de las ideas que se discuten, en el caso de la supresión del Senado, el diputado Francisco Zarco se pronunciaba porque continuara existiendo, pues argumentaba que el Congreso estaba en contra de su existencia porque el último Senado había estado inmerso en una serie de escándalos tanto por el fracaso de algunas de sus actividades, como por el quebranto de sus finanzas que presumían malos manejos, además de que se calificaba a sus miembros de aristocráticos. Nadie en el Congreso percibía la importancia del Senado para el Federalismo como Francisco Zarco, quien defendía esta institución por ser un medio para dar una representación equilibrada a las entidades federativas en el Congreso de la Unión, ya que teniendo a la población como el único factor para elegir representantes al Congreso, se tendría a más de la mitad de los estados con sólo un diputado y al Distrito Federal con una representación igual a la de todos ellos juntos. Zarco ponderaba la importancia de conservar el Senado, porque consideraba que era la única manera de garantizar que los estados tuvieran una representación en el Congreso de la Unión que les otorgara derechos mínimos para tratar y defender sus asuntos de interés. Francisco Zarco defendía la permanencia del Senado, pero no desconocía que desde 1824 se habían incorporado a éste, generales y obispos que habían trabajado en contra de los intereses del Congreso y que por esas circunstancias, esa Cámara se había convertido en un obstáculo para las leyes progresistas del país. Él defendía sus argumentos diciendo que: 180 El Estado de México […]si por estos antecedentes (de corrupción, malos manejos y desempeño contrario a su colegisladora) sería preciso también suprimir la Presidencia, recordando cuán funestos han sido muchos presidentes y suprimir la Corte de Justicia, porque ese tribunal más de una vez ha consentido la impunidad de los grandes culpables.24 Con estos argumentos se recuperaban las palabras del diputado mexiquense Isidoro Olvera, quien había manifestado que el Senado tendría que ser electo por los Colegios electorales que nombraban a los diputados, pues así se le quitaría a éste la idea de que era aristocrático, sería entonces tan popular como la otra Cámara y los estados quedarían representados como entidades políticas, lo cual no sucedería con la existencia de una sola Cámara. Hoy podemos decir que los diputados Zarco y Olvera defendían el Federalismo y tenían razones de sobra para ganar el debate; sin embargo, la historia del Congreso indica que perdieron las votaciones respectivas. Esta idea permitiría suponer que en cada debate podrían haberse dado casos similares que motivarían nuevos estudios para encontrar verdaderas explicaciones históricas a cada uno de los sucesos, que podrían analizarse para descubrir tanto a sus actores políticos como sus principales motivos para decidir en la forma que lo hicieron en el caso particular de la evolución del Estado de México, pero principalmente en el caso de sus pérdidas territoriales. El juicio de amparo El Congreso Extraordinario Constituyente había realizado un proyecto de Constitución avanzada, que a partir de la propia Constitución de 1824 incorporaba a su texto lo que distintas 24 Argumentos presentados por el diputado Francisco Zarco, en la sesión del Congreso Extraordinario Constituyente de fecha 10 de septiembre de 1856, Crónica del Congreso Extraordinario Constituyente, op. cit., p. 578. 181 Héctor Guevara Ramírez normas posteriores buscaban desarrollar, sobre todo, mayores libertades y disposiciones que acotaban a los funcionarios públicos en el ejercicio del poder público. Las alteraciones a ese orden establecido se manifestaron en la escalada de ataques en contra de la forma de gobierno, que hasta 1857 se mantenía a pesar de todo. Con este recuento de los principales temas y debates en este Congreso, es indispensable llegar a uno más que quizás es el complemento de muchos de ellos y es el relacionado con el juicio de amparo, que llegaba para tutelar la protección de las libertades de todos los individuos que consagraría la Constitución. En este juicio, llamado de garantías, se considera la institución jurídica que nació como medio indispensable para proteger las garantías individuales en los casos en que las autoridades de los distintos ámbitos de gobierno vulneraran su integridad. En el proyecto de Constitución se introdujo esta figura al momento de establecer en su artículo 99 las competencias de los tribunales de la federación; a partir de ahí los debates correspondientes encontraron referencia en los trabajos del Congreso Constituyente del estado de Yucatán, que años antes, en 1841, encabezado por Manuel Crescencio Rejón, había desarrollado como ninguno el tema de salvaguardar las garantías individuales. Se conocía en esa época la tendencia estadounidense que tuteló en la Constitución de aquel país el goce de las libertades individuales; y en México se plantearía en el proyecto de Constitución la protección de las garantías individuales y la usurpación de atribuciones entre los estados y la federación. Al plantearse la protección de las garantías individuales en el Congreso Constituyente de 1856-1857, se generó un mecanismo de protección al sistema federal que equivaldría en importancia y trascendencia a la protección de las garantías individuales, en este caso a la protección de las garantías de las entidades federativas, o la protección misma del Federalismo. De esta manera, la Constitución de 1857 estableció en su artículo 101, como competencias de los tribunales federales que: Los tribunales de la Federación resolverán toda controversia que se suscite: 182 El Estado de México • I Por leyes o actos de cualquier autoridad que violen las garantías individuales. • II Por leyes o actos de la autoridad federal que vulneren o restrinjan la soberanía de los Estados. • III Por leyes o actos de las autoridades de éstos que invadan la esfera de la autoridad federal. En la misma forma, en el artículo 102 de la Constitución se determinó que: Todos los juicios de que habla el artículo anterior se seguirán, a petición de la parte agraviada, por medio de procedimientos y formas del orden jurídico que determinarán una ley. La sentencia será siempre tal, que sólo se ocupe de individuos particulares, limitándose a protegerlos y ampararlos en el caso especial sobre que verse el proceso, sin hacer ninguna declaración general respecto de la ley o acto que la motivara. El llamado también juicio constitucional o de amparo consolidó a la Constitución de 1857 en una época de nuestro país en que se luchaba por la preservación de los derechos inalienables de cada mexicano, en un ambiente permeado por el liberalismo más puro, pero con un sentido moderado en sus actuaciones; el resultado fue una de las grandes obras jurídicas nacionales que contemplaba el respeto a los derechos individuales. Hoy en día parecería poca cosa, pero en esos tiempos fue una gran proeza, ya que para entonces todos los grupos de poder fincaban su poderío en la opresión de las personas y en la limitación precisamente de esas libertades. 183 Héctor Guevara Ramírez Constitución Política de 1857 de la República Mexicana Después de los debates del Congreso, de los que se han destacado algunos de sus temas, encontramos que las históricas aportaciones del Constituyente consignadas en la Constitución de 1857 fueron, de manera resumida: la reforma religiosa, que eliminaba el catolicismo de los asuntos abiertos del gobierno, de la enseñanza y de otros rubros; la implantación definitiva del Federalismo, aun con la supresión del Senado pero con la posibilidad jurídica de dirimir las controversias entre los distintos ámbitos de gobierno; la reforma gubernamental, con la configuración de una parte dogmática y una orgánica; y la defensa de los derechos del hombre, protegiendo la integridad de las garantías individuales con el juicio de amparo. La minuta que dio origen a la Ley Suprema fue aprobada el 31 de enero de 1857 y la Constitución fue jurada el 5 de febrero de ese año; el día 17 fueron clausuradas sus sesiones y el 11 de marzo de 1857 se promulgó e inicio su vigencia. Tales hechos se dieron en los siguientes términos de acuerdo con el encabezado del propio documento constitucional: En el nombre de Dios y con la autoridad del pueblo mexicano, los representantes de los diferentes estados que componen la República de México, llamados por el Plan proclamado en Ayutla el 1° de mayo de 1854, reformado en Acapulco el día 11 del mismo mes y año, y por la convocatoria expedida el 7 de noviembre de 1855, para constituir a la nación bajo la forma de República democrática, representativa, popular, poniendo en ejercicio los poderes con que están investidos, cumplen con su alto encargo decretando lo siguiente: Constitución Política de la República Mexicana, sobre la indestructible base de su legítima independencia, fue proclamada el día 16 de septiembre de 1810, y consumada el 27 de septiembre de 1821. 184 El Estado de México Para llegar a ese momento tuvieron que ocurrir importantes hechos históricos: la proclama del Plan de Ayutla, que le dio origen, y el desarrollo de los debates a cargo de los representantes populares para discutir un proyecto de Constitución que refrendaba a la Constitución de 1824 en muchas de sus partes, consolidando un proyecto de país por el que se había luchado desde que México era independiente. Los debates que se dieron en el Congreso mostraron que el liberalismo dominaba en la época y que esta doctrina buscaba consolidar un país libre, justo, democrático y próspero, bajo los principios universales adoptados para su forma de gobierno sin soslayar por importantes, los ideales de la Ilustración. La Constitución se estructuró conformando en ocho títulos sus 128 artículos y un transitorio, los títulos eran los siguientes: I. De los derechos del hombre; II. De la soberanía nacional y de la forma de gobierno; III. De la división de poderes; IV. De la responsabilidad de los funcionarios públicos; V. De los estados de la federación; VI. Prevenciones generales; VII. De la reforma de la Constitución; y VIII. De la inviolabilidad de la Constitución. Al analizar la Constitución de 1857 en su contexto histórico y con los antecedentes anotados, se percibe que en su cuerpo se plasman una serie de disposiciones que conjuntaban de manera sintética las luchas permanentes en contra de los cacicazgos regionales y poderíos locales como los de la Iglesia, el Ejército y demás corporaciones; la Constitución de 1857 incorporó en su texto los principios que más tarde configuraron las propias Leyes de Reforma, la Ley Lerdo y otras disposiciones liberales de la época, estos hechos, lejos de solucionar los conflictos de entonces motivaron una nueva lucha, sobre todo a partir de la nueva limitación de los poderes federales liberales. Esta Constitución fue hasta esa época el intento más fundamentado y eficaz para institucionalizar a los ejércitos del país, considerando a las fuerzas armadas, como lo hacía el Plan de Ayutla, como defensoras de la independencia y apoyo de la nación en la preservación del orden. Después de este proceso de elaboración y expedición de la Constitución, los conservadores se negaron a aceptarla; el presidente 185 Héctor Guevara Ramírez Comonfort la desconoció en diciembre de ese año al dar un golpe de Estado y encarcelar a diversos personajes liberales, entre ellos Benito Juárez, Presidente de la Suprema Corte, quien de acuerdo con la propia Constitución sería el presidente sustituto. Ningún constituyente imaginó que esa Ley Suprema recién promulgada sería la causa directa de la Guerra de Reforma y que durante los próximos 10 años llevaría al país a una de las confrontaciones más sangrientas de su historia, nuevamente a causa de los grupos religiosos que volvían por sus fueros, apoyados en sus vastas propiedades, en la adhesión de militares desplazados y en el respaldo de la Curia romana encabezada por el propio Papa Pio IX. Al fracasar su golpe, Comonfort huyó y Juárez en libertad ocupó el Poder Ejecutivo, mientras los conservadores designaban a Zuloaga como presidente. Acosada la capital por los reaccionarios, Juárez, con la legalidad constitucional, inició su presidencia itinerante en enero de 1858. Durante la guerra de los tres años, durante la intervención francesa y el imperio haría valer la Constitución de 1857. División política establecida en la Constitución de 1857 A partir de la promulgación de la Constitución Federal de 1857 se estableció la división política del país. A cada entidad federativa se le reconoció el territorio que tenía al momento de aprobarse el Proyecto de Constitución, de tal manera que se reconocieron las siguientes entidades y territorios como integrantes de la federación representados en el cuadro 3.7. En esta división territorial, los argumentos del diputado mexiquense Prisciliano Díaz González hicieron posible que el Estado de México mantuviera su territorio. Asimismo, con esta división política y la integración de la federación de este modo, el país vería transcurrir un periodo de 10 años con constantes cambios a esta estructura territorial y con sucesos históricos muy específicos en cada una de esas entidades y territorios. 186 El Estado de México Entidades y territorios reconocidos por la Constitución de 1857 como parte de la Federación 1. Aguascalientes 9. Guanajuato 17. San Luis Potosí 2. Territorio de Baja California 10. Jalisco 18. Sinaloa 11. México 19. Sonora 3. Colima 12. Michoacán 20. Tabasco 4. Chiapas 13. Nuevo Léon Coahuila 21. Tamaulipas 6. Distrito Federal 14. Oaxaca 23. Veracruz 7. Durango 15. Puebla 24. Yucatán 8. Guerrero 16. Querétaro 25. Zacatecas 5. Chihuahua Cuadro 3.7 22. Tlaxcala * Cuadro elaborado por el autor con información citada. De algunos de esos sucesos se dará cuenta en los capítulos siguientes, ya que el Estado de México como en todos los hechos políticos anteriores, experimentaría una serie de cambios y luchas en su territorio, que lo harían evolucionar de manera particular, pero también incluso de una manera dolorosa sufrir los estragos de una guerra prolongada y muy sangrienta. 187 Repercusiones de la Constitución Política de 1857 en el Estado de México D esde el momento de su promulgación, la Constitución de 1857 generó efectos de gran trascendencia para la historia del país y en particular del Estado de México. Estas repercusiones, que fueron principalmente políticas, también tuvieron una serie de consecuencias sociales y económicas que desde entonces caracterizan en gran medida a la sociedad mexicana en su conjunto. Es importante señalar que la consolidación del Federalismo fue el proceso político que más consecuencias propició a partir de que se promulgó la Constitución en 1857, ya que la década posterior se caracterizó por ser época de constantes luchas armadas e inestabilidad política que tenían como fin el establecimiento de una forma definitiva de gobierno, es decir, una real consolidación del Federalismo por un lado o la fundación de un segundo imperio por el otro. 189 Héctor Guevara Ramírez En el Estado de México esas consecuencias se hicieron patentes a partir de la necesidad de adecuar el marco normativo de la entidad a la nueva realidad nacional impuesta con la promulgación de la Constitución; para ello, fue necesario expedir una nueva Constitución local en la que se retomaban los principios de la Constitución General de la República. En esa época también se generaron reacciones en la entidad, que en todos los casos iban acompañadas de revueltas armadas en consonancia con los mismos procesos nacionales. Así, en ese contexto y al finalizar la década más sangrienta de la historia nacional, el país experimentaba una nueva realidad social que, en el caso del Estado de México hizo necesaria la expedición de una nueva Constitución: la de 1870. Por medio de ésta, el estado transitó hacia un periodo de relativa paz social y desarrollo económico después de muchos años de luchas sociales e invasiones extranjeras. Repercusiones políticas de la Constitución de 1857 en el Estado de México Las repercusiones que tuvo la expedición de la Constitución de 1857 en el país y en el Estado de México fueron de diversa índole; es evidente que las de tipo político condicionaron a todas las demás, principalmente a las sociales y económicas. Ante la nueva realidad nacional, el estado experimentó un proceso paralelo que se reflejó tanto en las alteraciones de su orden interno como en la inestabilidad política en su conjunto. Al respecto, no debemos omitir señalar que la mayor parte de los hechos históricos que fueron moldeando la identidad y la forma nacional encontraron en el Estado de México su escenario físico e incluso a muchos de sus actores políticos. La entidad, al igual que el resto del país, tenía que darse a la tarea de consolidar los principios constitucionales de la forma de gobierno bajo un régimen democrático y federal. La lucha fue en ese sentido, ya que el rescate de las libertades, que nuevamente pretendían restringir los grupos reaccionarios y la preservación de 190 El Estado de México la soberanía estatal, fueron los grandes motivos de las intensas luchas políticas en el estado. Además, a medida que se transformó el territorio mexiquense y disminuyó su superficie, se gestaban las principales decisiones políticas de los grupos más representativos y en sus municipios la gente sufría las batallas armadas que caracterizaron a la historia nacional. Por lo tanto, las repercusiones políticas más importantes en el estado durante este periodo las constituyen sin duda la promulgación de dos de sus constituciones políticas que desde su denominación aludían a lo que se pretendía establecer: el Estado Libre y Soberano de México. Aunque esta denominación parece natural y muy sencilla de escribir, para explicarla es preciso sacar a la luz todos esos procesos que la hicieron posible, ya que no fue una fórmula inmediata sino producto de un largo camino de episodios sangrientos para sus habitantes. Consolidación del Federalismo: las libertades y la soberanía estatal A raíz de la promulgación de la Constitución de 1857 el imaginario colectivo consideró que a partir de ese momento el país viviría bajo un sistema de gobierno democrático y federal, en el cual todos los mexicanos tendrían preservadas sus garantías individuales. En ese contexto, el desarrollo económico tendría que darse a partir de la prohibición de estancos, monopolios y de grandes superficies de terrenos en manos muertas, de organizaciones religiosas, entre otras. Tales circunstancias fueron los principales motivos por los que los grupos reaccionarios identificados como conservadores y religiosos católicos emprendieron una década de luchas y movimientos políticos con el fin, en primer lugar, de condicionar el Federalismo y en segundo, de restringir las libertades individuales y la soberanía de los estados, porque en su óptica atentaban en contra de los intereses económicos de la Iglesia, grupos afines y altos mandos militares. 191 Héctor Guevara Ramírez El problema de la consolidación del Federalismo, inició con la reacción inmediata ante la supresión del Senado de la República en el Poder Legislativo Federal, pues con la proclama reaccionaria de “religión y fueros”, los grupos más conservadores de la nación manifestaban su intención de recuperar los privilegios económicos, políticos y sociales de dos de los más combativos grupos sociales, la milicia y la Iglesia. Dichos procesos se nutrían de los intereses intervencionistas de algunas de las principales potencias expansionistas del siglo XIX, como Estados Unidos, Inglaterra y Francia, que a su vez estaban motivados por intereses económicos basados en el dominio de las principales rutas económicas y la posesión de territorios ricos en recursos naturales. Estos últimos fenómenos constituyen factores externos que muchas de las veces se dejan de lado al explicar las razones de grandes periodos de inestabilidad política y social en nuestro país. Con la promulgación de la Constitución de 1857, parecería que ya se tenía la fórmula jurídica para garantizar una nación con un régimen de vida democrática, federal, con grandes libertades individuales garantizadas constitucionalmente y un modelo económico basado en la equidad y el liberalismo; no obstante, resultaba insuficiente para recomponer un país que se desarrollaba lentamente con restricciones a la libertad de las personas, con una concentración de la riqueza en pocas manos, sobre todo de la Iglesia, con el predominio de dos clases sociales muy polarizadas y un excesivo centralismo político, poblacional y económico. Casi de manera paralela a la discusión del proyecto de la Carta Magna de 1857, se dieron en el estado reacciones de los grupos conservadores que no esperarían a la promulgación de la Constitución para rechazarla y de conformidad con ese ya antiguo lema de “religión y fueros”, empezaron a librarse batallas en el territorio; las primeras de ellas, ocurridas en las regiones de Valle de Bravo y Atlacomulco, fueron enfrentadas con éxito por el entonces gobernador del estado Plutarco González, liberal connotado y destacado militar que organizó la elección de diputados al Congreso Constituyente de 1857. Así, continuaron en el territorio de la entidad sangrientas batallas, como las de Ecatepec, Texcoco, Tenango del Valle y 192 El Estado de México Teotihuacan, en donde el mismo Plutarco González hizo frente a los reaccionarios y combatió junto con Santos Degollado, otro gran militar, para pacificar el estado. Pero estos enfrentamientos tan sangrientos le costarían la vida incluso al mismo ex-gobernador, lo cual, con el tiempo, le valió para ser reconocido como uno de los primeros mártires de la Guerra de Reforma y ser designado por el Congreso local como Benemérito del Estado de México. Con estos episodios, la consolidación del Federalismo, las libertades y la soberanía del Estado de México se encontraban en un punto de riesgo inminente, que pronto se convirtió en el foco de defensa de los liberales de la entidad; el rescate y preservación de estos principios fundamentales serían su objetivo y principal motivación. El Estado de México: escenario de la Guerra de Reforma y la Ley Lerdo Una vez que la Constitución de 1857 había retomado los principios fundamentales de la Ley Juárez de noviembre de 1825, de la Ley Lerdo de junio de 1856 y de la Ley Iglesias el 11 de abril de 1857, tanto en el Estado de México como en la nación entera, se crearon las condiciones que los grupos reaccionarios esperaban para lanzarse de manera decidida en contra de la Constitución de 1857 y las leyes que de ella emanaron. Este movimiento reaccionario inició de manera violenta cuando Félix Zuloaga dio a conocer el manifiesto del Plan de Tacubaya el 17 de diciembre de 1857, cuyo objetivo principal, de acuerdo con su propio contenido, era el siguiente: “Artículo 1. Desde esta fecha cesará de regir en la república la Constitución de 1857”.1 Un mes después, en enero de 1858, el Plan de la Ciudadela reafirmó ese propósito: suprimir la Constitución de 1857. 1 Citado en ese mismo sentido por Matute Álvaro, Lecturas Universitarias. Antología: México en el siglo XIX, Fuentes e interpretaciones históricas, Universidad Nacional Autónoma de México, México,1972, p. 296. 193 Héctor Guevara Ramírez Esos hechos históricos marcaron el inicio de la Guerra de Reforma, también conocida como Guerra de tres años, porque precisamente inició en 1858 y terminó hasta 1860. Durante ese periodo el Estado de México estuvo bajo el control de los conservadores y fue gobernado por: Mariano Salas, Benito Haro, Santiago Cuevas, Bruno Aguilar, Gregorio Callejo e Ignacio Orihuela, quien concluyó su gestión en enero de 1861, al término de la Guerra de los tres años. Entonces, Manuel Fernando Soto asumió el cargo de manera provisional. Durante el periodo de la Guerra de tres años, de manera paralela a la administración itinerante de Benito Juárez, encabezaron el gobierno nacional conservador: Félix Zuloaga, en dos periodos; Manuel Robles Pezuela, Mariano Salas, José Ignacio Pavón y Miguel Miramón, también en dos periodos que concluyeron en diciembre de 1860. Una vez que los conservadores se instalaron en el estado, los grupos liberales continuaron sosteniendo un gobierno liberal que se refugió en Michoacán, en donde recibieron asilo y aprovisionamiento; esto fue aprovechado por los grupos afines a Miguel Blanco, el gran liberal mexiquense que pretendía recuperar Toluca y la Ciudad de México para la causa de los liberales. Es preciso recordar que todos esos intentos, aunque fueron constantes, no alcanzaron sus propósitos en más de dos años, pues los consiguieron hasta mediados de 1860 cuando Felipe B. Berriozábal logró controlar el Valle de Toluca con sus contingentes. Esta victoria de Berriozábal en Toluca, fue el antecedente inmediato de las luchas que el ejército constitucionalista hizo para recuperar plazas muy importantes en el centro del país, como varias de Guanajuato y Querétaro; estas batallas consolidaron a Berriozábal como uno de los más prestigiados estrategas militares al servicio liberal. Las batallas entre liberales y conservadores continuaron en el Estado de México; el general Miguel Miramón siguió acechando plazas importantes en el nororiente del estado, en donde se enfrentó con connotados liberales como Santos Degollado y Leandro Valle, a quienes venció y fusiló en 1861. 194 El Estado de México Después de una serie de luchas a lo largo y ancho del país, mientras el gobierno de Juárez se instalaba en el lugar donde él se encontrara, se logró restablecer la legalidad y devolver a la Constitución de 1857 su vigencia. De esta manera, el presidente Benito Juárez volvió con su gobierno a la capital, a la cual “entró el 11 de enero de 1861, tres años después de que Comonfort lo puso en libertad para que iniciara la cruzada de la reforma y de la Constitución”.2 Así, una vez reinstaurado el gobierno constitucional, el Estado de México volvió a ser escenario de hechos históricos nacionales; por ejemplo, la Ley Lerdo cobró vigencia en su territorio precisamente en 1861, cuando ya fue posible ejecutar sus disposiciones y con ello se llevó a cabo la nacionalización de algunos bienes de la Iglesia a favor del Estado. Entre esas acciones destacan por su impacto social la enajenación de algunas haciendas, entre ellas una de las más grandes de la entidad, la Hacienda Merced de las Llaves ubicada en el municipio de Villa Victoria, que fue adjudicada a los campesinos que trabajaban sus tierras. Esta enajenación tuvo un gran significado histórico, ya que por fin se ejecutaba una acción que se había pospuesto por varios años, además fue una enajenación ejemplar debido a las dimensiones de ese inmueble, con lo que dicha ley adquirió notoriedad en todo el país y le dio al gobierno la legitimidad que por años fue cuestionada y seriamente combatida. Esta decisión ejemplar en el Estado de México creó una corriente nacional de opinión a favor de la nacionalización de bienes eclesiásticos, que permitió cambiar la idea de que los bienes del clero eran intocables. La Hacienda de Villa Victoria era una de las más productivas en la región y de las más rentables para la Iglesia; además, sus tierras de labranza y la facilidad de la crianza de ganado en esa región, le permitían abastecer de productos de gran calidad a otras instalaciones y recintos religiosos del estado y a su vez, generar excedentes que incrementaban su patrimonio casi de manera exponencial. 2 Jorge Fernández Ruiz, Juárez y sus contemporáneos, op. cit., p. 187. 195 Héctor Guevara Ramírez De esta manera, la Ley Lerdo cobraba vigencia en el estado y refrendaba la pertinencia de la Ley de Nacionalización de Bienes Eclesiásticos y de Separación de la Iglesia y el Estado, expedida por el presidente Benito Juárez el 12 de julio de 1859, precisamente en Veracruz. Pero esta enajenación realizada en el Estado de México no sólo creó una corriente de opinión favorable a las Leyes de Reforma, sino que también propició un detrimento económico directo y muy cuantioso a la Iglesia católica, que tenía precisamente en la entidad a uno de sus principales proveedores de rentas. Esta medida apoyaba directamente la separación de la Iglesia y el Estado, pues le causó un importante menoscabo económico al clero, que disminuyó de manera considerable tanto su capacidad de financiamiento como de abastecimiento para llevar a cabo todas sus actividades. Con la vigencia total de la Ley de Nacionalización de Bienes Eclesiásticos en el Estado, se creó la primera serie de ajustes y nuevos impulsos al proyecto constitucional de 1857, pues esta ley y las que casi de inmediato fueron expedidas por el presidente Juárez representan una reescritura de sus precedentes constitucionales. En el Estado de México las Leyes de Reforma siguieron teniendo un lugar de inspiración y escenario de desarrollo, pues todos los asuntos relacionados con éstas, repercutieron de manera especial en la entidad y desde luego, provocaron resistencias. División del Estado de México: el Valle de México como Departamento Al igual que en todo el país, en el Estado de México se vivía bajo difíciles condiciones de gobierno, ya que el poder se ejercía de manera paralela por dos grupos: los reaccionarios y el gobierno constitucional de Benito Juárez. Sin embargo, la entidad experimentó una transformación política y territorial de fondo al ser dividida el 27 de abril de 1859 por un decreto3 que expidió Miguel Miramón, mediante el cual se crearon en su lugar tres 196 El Estado de México departamentos: Toluca, Tula y Valle de México, así como dos territorios: Iturbide primer nombre del ahora Estado de Morelos y Tulancingo.4 Aunque con este decreto no se creó un estado en el Valle de México como lo prevenía la Constitución de 1857, como ya se explicó, sí se establecieron tres departamentos y dos territorios mediante los cuales se desarrollaron las funciones de gobierno durante el periodo de la Guerra de tres años. Esos departamentos estuvieron regidos por gobernadores nombrados por el presidente del gobierno conservador; asimismo, los territorios fueron gobernados por jefes políticos designados de igual manera. Es importante destacar que esa división territorial decretada por Miramón, anexaba al Distrito de México que era la capital nacional, los distritos que geográficamente estaban ubicados en el Valle de México, como los de Texcoco, Tlalnepantla y Tlalpan, que en los hechos constituían todo el territorio del Estado de México en esa área territorial del valle. Bajo esas circunstancias y sin la denominación de estado, se creó una entidad: El Departamento de México, que ejercería las funciones de gobierno en toda esa extensión territorial continua del Valle de México y cuya capital fue la propia Ciudad de México. Queda claro que los conservadores no respetaron en absoluto la división territorial establecida por la Constitución de 1857 y mediante el decreto mencionado hicieron una división del territorio que no era más que la recuperación de la geografía política vigente durante la última administración de Antonio López de Santa Anna. Con ello, en los hechos se retomó la antigua conformación del Distrito Federal, en la que éste se ampliaba sobre los territorios del Estado de México y prácticamente todo el Valle de México formaba parte del departamento del mismo nombre. Cabe mencionar que esta división territorial permaneció así durante el periodo de la Guerra de tres años y una vez restablecido el orden constitucional de 1857, se le devolvió al estado el 3 Diario Oficial del Supremo Gobierno, 4 de mayo de 1859. 4 Véase anexo iconográfico pág. 275. 197 Héctor Guevara Ramírez territorio que se le quitó en mayo de 1861 mediante un decreto específico. Es preciso aclarar que esta división política sólo tuvo fines de organización militar, ya que tanto los habitantes del Valle de México como los del Distrito Federal nunca reconocieron una identidad distinta de la que habían tenido hasta antes del periodo conservador, tampoco experimentaron cambio alguno con respecto a sus derechos políticos y mucho menos conocieron de transformaciones institucionales que mejoraran su estilo de vida. Por estas razones la fragilidad de la división política de los conservadores fue manifiesta e incluso rechazada, pues nunca ofreció beneficios a la población y en cambio, sí les creó situaciones de desconcierto y desorganización. Hoy en día, las ideas de crear una entidad política en el Valle de México se basan en estos antecedentes, pero dejan de lado que en la actualidad esta zona representa una parte muy importante del estado que ha evolucionado de manera distinta al resto de la entidad; que además muestra todos los indicadores nacionales y estatales en población y actividades económicas, políticas y sociales a la luz de la problemática que persiste desde la época conservadora: una integración geográfica, política y social casi total con la capital del país. Lo anterior, desde entonces y hasta nuestros días, ha constituido una bandera política; en el pasado, por los intereses y la administración militar y en el presente por la necesidad social de encontrar soluciones a los problemas comunes entre las dos entidades. Ese antiguo problema del Federalismo que alteró la división política del país, hoy reclama nuevos mecanismos para administrar las dificultades de estas entidades en el marco del sistema federal vigente. Las Leyes de Reforma y su cuna liberal en el Estado de México Al analizar las Leyes de Reforma como una repercusión política de la Constitución de 1857 en el Estado de México, llegamos a uno 198 El Estado de México de los puntos de análisis más significativos para nuestra historia. Por un lado, las Leyes de Reforma expedidas por el presidente Juárez en 1859 tienen antecedentes de casi 30 años; y por otro, la aplicación de dichas leyes encontró en la entidad un campo propicio para su ejecución, dado el gran desarrollo de las instituciones religiosas. Por lo tanto, resulta complejo dilucidar qué fue más importante para nuestro estado y para el país, ¿la promulgación de dichas leyes o la ejecución misma de sus disposiciones en territorio mexiquense? El asunto parece sencillo, pero al analizar la historia de nuestra entidad en algunos de sus principales hechos, se advierte que la promulgación de dichas leyes significa que algunas de las determinaciones y decretos del Congreso del estado solamente fueron adoptados en el ámbito federal y con el tiempo, al recibir la caracterización histórica de Leyes de Reforma, se hicieron obligatorios para toda la nación. Lo anterior encuentra su fundamento en los antecedentes que existen en el Estado de México para el caso de las dos principales leyes expedidas por el presidente Juárez. Las disposiciones fundamentales que adquirieron el carácter de ley y que se identifican y documentan en todas las fuentes históricas como Leyes de Reforma son las siguientes: • Ley de Nacionalización de los Bienes Eclesiásticos y de Separación de la Iglesia y el Estado y su Reglamento; expedidos el 12 y 13 de julio de 1859, respectivamente. • Ley de Matrimonio Civil; decretada el 23 de julio de 1859. • Ley sobre el Estado Civil de las Personas; expedida el 28 de julio de 1859. • Decreto por el que cesa toda Intervención del Clero en los Cementerios, Camposantos, Panteones y Bóvedas o Criptas Mortuorias que ha tenido el Clero; expedido el 31 de julio de 1859. 199 Héctor Guevara Ramírez • Decreto que establece los días del año que se tendrán como festivos y que deroga todas las disposiciones por las que los cuerpos oficiales habían de ocurrir a las funciones públicas de las iglesias; expedido el 11 de agosto de 1859. • Decreto sobre la Libertad de Cultos; del 4 de diciembre de 1860. Todas estas disposiciones fueron decretadas en el palacio de gobierno de la heroica ciudad de Veracruz y sin distinción, se les dio la denominación de nacionales y generales. También formaron parte de estas leyes los siguientes dos decretos que fueron expedidos en el Palacio Nacional de la Ciudad de México: • Decreto por el que Quedan Secularizados los Hospitales y Establecimientos de Beneficencia; expedido el 2 de febrero de 1861. • Decreto por el que Quedan Extinguidas en toda la República las Comunidades de Señoras Religiosas; expedido el 26 de febrero de 1863. Como se señaló en líneas anteriores, la Ley de Nacionalización de Bienes Eclesiásticos tuvo antecedentes en el Estado de México 26 años atrás, cuando por medio del Congreso local,5 se declaró como “[…]bienes propiedad del estado todos aquellos que pertenecieran a las órdenes religiosas de los filipinos y camilos[…]”. Pero, además de quitarle bienes a los grupos religiosos, les eliminaba una de sus principales fuentes de recursos económicos cuando “[…]el 17 de agosto de 1833 se decretó la secularización de las misiones de las Californias y el 27 de octubre se anuló el pago obligatorio del diezmo[…]”.6 Aunque a diferencia de las disposiciones emitidas 5 “Decreto Número 326 del Congreso del Estado de México”, expedido el 1 de junio de 1833, Colección de Decretos, op, cit., tomo ll, p. 255. 6 Milada Bazant de Saldaña, “La desamortización de los bienes de la Iglesia en Toluca durante la Reforma (1856-1857)”, Biblioteca Enciclopédica del Estado de México, Toluca, 1979, p. 30. 200 El Estado de México por Benito Juárez, no se conoció reglamento alguno en el estado para realizar dichos procedimientos, que fueron varios en esos años. En materia del Registro Civil, que se consideró en tres de las leyes expedidas por Juárez, el Estado de México también cuenta con antecedentes al respecto que se analizan en un apartado especial del capítulo 5; asimismo, en el capítulo 1 se precisa la creación del primer Registro Civil de Defunciones en la entidad, a raíz de que el Congreso local expidió el 1 de junio de 1827, en la ciudad de Texcoco el Decreto número 53,7 que establecía la prohibición de realizar inhumaciones en los templos religiosos, por lo que se dictaron algunas normas y procedimientos para llevar a cabo dichos registros. Todo esto a diferencia de las leyes dictadas por el presidente Juárez, en las cuales se normaron tanto el registro de nacimientos como de matrimonios y defunciones, determinándose incluso la organización y los procedimientos para ejecutar en su totalidad el Registro Civil de las personas. El Estado de México se había quedado corto al normar esos aspectos de la vida de la población, pero sentó las bases de ese tipo de registros civiles en el país y de las prohibiciones al clero para intervenir de manera exclusiva en todo lo relacionado con el manejo de las personas fallecidas. Las demás leyes decretadas por Juárez constituyeron el complemento ideal de lo que no fue posible concluir en el Estado de México: una transformación social en la que el clero no detentara la mayor riqueza del estado y no interviniera en los asuntos del gobierno; estas ideas y acciones impulsadas por José María Luis Mora en la entidad décadas atrás, fueron coronadas por las leyes expedidas por el gran estadista y liberal Benito Juárez García, de quien se dice, y se dice bien, que: al “[…]distinguir entre reformistas y reformadores; Benito Juárez pertenece a los dos grupos[…]”.8 Al acercarnos a los grandes temas nacionales y del propio Estado de México es posible afirmar en términos históricos que José María Luis Mora es al estado, lo que Benito Juárez es a la patria. 7 Colección de Decretos, op. cit., tomo ll, pp. 22-23. 8 Víctor Humberto Benítez Treviño, Benito Juárez y la trascendencia de las Leyes de Reforma, op. cit., p. 48. 201 Héctor Guevara Ramírez Constitución Política del Estado Libre y Soberano de México de 1861 Con la promulgación de la Constitución de 1857, la Guerra de tres años y una vez restablecido el orden constitucional, el Estado de México requería de una nueva Constitución local acorde con esa nueva ley suprema y que al mismo tiempo lo colocara a la vanguardia jurídica de la nación. En tales circunstancias, el 31 de julio de 1861 el Congreso del Estado de México inició los trabajos para expedir una nueva Constitución que, después de algunos meses de análisis y debates, fue aprobada el 12 de octubre de 18619 y publicada por el gobernador Felipe B. Berriozábal el día 17 del mismo mes y año. Esta segunda Constitución del Estado de México quedó integrada por 200 artículos y cuatro transitorios organizados en 35 capítulos; cabe mencionar que a diferencia de la Constitución de 1827 no se contempló su organización por medio de títulos, aun cuando la de 1827 tenía 237 artículos. Es importante destacar que en la Constitución de 1861 se reprodujeron textualmente los primeros tres artículos de la de 1827, en los que se determinaba que el Estado de México era parte integrante de la federación; asimismo, se referían a su libertad y soberanía, a la sujeción a los poderes federales y a las atribuciones que la Constitución Federal les otorgaba. La variante más notable en el primer capítulo fue la integración territorial del estado, en la cual se consideraban 27 distritos que se habrían de formar, cada uno por cada 40,000 habitantes o una fracción que pasara de 20,000; mientras que la de 1827 consideraba sólo ocho distritos, pero desde luego se deduce que con una extensión mucho más pequeña dada la evolución territorial de la que se habló con anterioridad. Aunque la forma de gobierno se renovó totalmente, resulta interesante observar que en la nueva 9 “Decreto Número 34 del Soberano Congreso Constituyente del Estado de México, por el que se decreta la Constitución Política”, dado en Toluca el 12 de octubre de 1861, Colección de Decretos, op. cit., tomo Vl, pp. 40-68. 202 El Estado de México Constitución no se establecía un lugar de residencia de los poderes del estado, tal como lo determinó la de 1827, designando a Texcoco como la capital. Es importante señalar que la Constitución del Estado de México de 1861 reproducía prácticamente el capítulo de las garantías individuales de la Constitución Federal de 1857, sólo con algunos arreglos en el estilo de redacción; además, en el artículo 21, el estado reconocía y aseguraba todas esas garantías aunque no estuvieran expresamente consignadas en el documento. Dado que la estructura de la Constitución de 1861 era muy similar a la de 1827, para comprender este trabajo evolutivo resulta de gran utilidad describir de manera general los cambios más importantes de la segunda con respecto de la primera. En esta comparación, algunas modificaciones pueden resultar muy interesantes y motivar el desarrollo de nuevos estudios; en cambio, hay otras determinaciones que podrían considerarse aberrantes, como es el caso del artículo 27, que en su punto quinto determinaba la suspensión de los derechos de los ciudadanos del estado, a todas aquellas personas que a partir de 1870 no supieran leer ni escribir. Al parecer, el artículo citado responde a un deseo infundado del Congreso, ya que constitucionalmente se pretendía erradicar el analfabetismo por medio de la amenaza de quitarles los derechos a los ciudadanos que no cumplieran tal condición dentro de los siguientes nueve años. De la misma manera, la Constitución incorporó categorías y condiciones subjetivas de donde también se derivaban supuestos para perder los derechos ciudadanos; por ejemplo, ser vago o mal entretenido, tahúr de profesión o ebrio consuetudinario. Estos juicios de valor además de no ser precisos y debidamente conceptuados, hoy en día podrían considerarse violatorios de los derechos humanos. Por otra parte, se mantenía la elección de diputados al Congreso local por elección popular indirecta; asimismo, el Congreso conservó la facultad para conceder cartas de ciudadanía a las personas que no fueran del estado, así como para dictar leyes, interpretarlas, aclararlas, reformarlas o derogarlas; condiciones que hoy distan mucho de esas disposiciones constitucionales. 203 Héctor Guevara Ramírez Una característica y aportación de esta Constitución que nunca fue debidamente valorada ni estudiada, es la facultad de los ciudadanos del estado para proponer leyes en todos los ramos, tal como quedó establecido en el artículo 60, mediante el cual se colocó a todos los ciudadanos en la misma condición que los propios diputados y el gobernador en esa materia. Cabe decir que la Constitución determinó que para ser gobernador del Estado de México se requería ser ciudadano del mismo y nacido dentro del territorio de la federación, manteniéndose la posibilidad de reelección indirecta no inmediata. Para el despacho de los asuntos el gobernador tendría tres secretarios, uno de Gobierno, otro de Relaciones y uno más de Hacienda, manteniéndose la existencia del Consejo de Estado, conformado por estos últimos, un fiscal del Tribunal de Justicia y el Tesorero General, a quienes el gobernador podía consultar y pedir asesoría. La Constitución de 1861 mantuvo prácticamente sin cambios todo lo relacionado con el gobierno político y administrativo de los pueblos, sus figuras políticas y de administración, así como también lo correspondiente a los ayuntamientos y las municipales, llamadas municipalidades en la Constitución de 1827. En cuanto al Poder Judicial no se incorporó cambio alguno con respecto a 1827; por lo tanto, se mantuvieron las estructuras de ese poder y continuó la división civil y criminal para atender los asuntos en la administración de la justicia. También se conservó el capítulo correspondiente a la responsabilidad de los altos funcionarios públicos. Para el manejo y control de la Hacienda Pública del estado se mantuvieron las figuras constitucionales de la Tesorería y la Contaduría General. En materia de instrucción pública, de igual manera se conservó, en el lugar de residencia de los poderes del estado, el Instituto Literario, al cual se agregó una escuela de artes, oficios y agricultura. Además, se reafirmó la disposición planteada en el artículo 185, de establecer al menos en cada municipalidad una escuela de primeras letras, en la cual se enseñara a leer, escribir, las cuatro reglas de aritmética y el catecismo político. 204 El Estado de México Cabe decir que la Constitución de 1827 también establecía la enseñanza del catecismo religioso, lo cual fue suprimido en esta nueva Constitución. La separación de la Iglesia y el Estado en materia educativa fue una de las principales propuestas y representaba una repercusión directa del Acta Constitutiva de 1857 en la Constitución del Estado de México de 1861. De manera específica y muy puntual, en su artículo 198 de la nueva Constitución quedó establecido que la enseñanza era libre. Es importante destacar que la Constitución del estado de 1861 desarrolló, incluso más que la de 1857, la parte de las prevenciones generales, ya que incorporó de manera tajante la prohibición de adquirir bienes raíces por manos muertas, así como la total independencia de los negocios de la Iglesia y el Estado; de igual manera, se determinó la protección del ejercicio de los cultos religiosos en su territorio, todo esto de manera más explícita que en las propias disposiciones de la Constitución Federal. Un aspecto que resulta novedoso y que se retoma directamente de la Constitución de 1857 en la del Estado de México, es la parte que se refiere a la inviolabilidad de la Constitución, pues se determinó que bajo ninguna circunstancia dejaría de regir y que en el caso de hacerlo por disturbios o cualquier otra circunstancia violenta, se debería volver a su observancia general una vez restablecido el orden. En resumen, éstos son los aspectos más novedosos que resultan al comparar la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de México de 1861, con las constituciones anteriores, local y federal. Por último, cabe señalar que esta Constitución fue suscrita por 20 diputados locales del estado y entró en vigencia el 18 de octubre de 1861. La capital del Estado de México en cualquier punto de su territorio En el año 1861, cuando se discutió el proyecto de Constitución del Estado de México, el gobierno de la entidad enfrentaba circunstancias de gran presión por las invasiones sufridas en años 205 Héctor Guevara Ramírez anteriores y que se acentuaban con las amenazas de la intervención francesa. Esta situación reclamaba decisiones en el sentido de prevenir repercusiones negativas en el territorio. Una de estas medidas precautorias fue la expedición del Decreto número 2110 por parte del Congreso local que, ante la posibilidad de una nueva invasión al país por parte de las fuerzas francesas apoyadas por Napoleón III, permitiría a la entidad trasladar su capital a cualquier punto de su territorio, a fin de enfrentar mejor el conflicto. Este decreto establecía lo siguiente: Declarando Capital del estado cualquier punto donde resida el gobierno, el Congreso del Estado de México ha decretado lo siguiente: • Artículo 1. Se declara capital del estado cualquier punto de él donde resida el gobierno siempre que las circunstancias sean tales que no se pueda defender esta ciudad. • Artículo 2. Se nombrará por el Congreso un Consejo de gobierno compuesto por tres personas para que les consulten en materias graves y para que por el orden de su nombramiento, lo sustituyan en caso de muerte, enfermedad o imposibilidad, mientras que el Congreso se reúne o se hace la elección, según lo prevenga la Constitución que se dé. • Artículo 3. En el caso de estar imposibilitados los consejeros para el desempeño del gobierno, se encargará de él, el presidente del Tribunal superior, o el que haga sus veces[…] Al analizar la evolución histórica del Estado de México se observa que este decreto fue un medio táctico de prevención para evitar el acoso y en su caso, la invasión de la capital de la entidad por los franceses. Esta situación ya había sucedido con la invasión 10 “Decreto número 21 del Congreso del Estado de México”, expedido en la Ciudad de Toluca el 8 de julio de 1861, Colección de Decretos, op. cit., tomo Vl, pp. 23-24. 206 El Estado de México norteamericana y el asalto de tropas reaccionarias; por ello, a seis meses de que las tropas francesas llegaran a territorio nacional, la capital del estado tenía la posibilidad de huir del asedio extranjero. Con esta previsión del traslado físico de la sede de gobierno a cualquier punto de su territorio, el estado ya sumaba alrededor de 9 decretos que por diversas circunstancias hacían posible el cambio de residencia de sus poderes. Los demás cambios de residencia se debieron a la suspensión temporal del Federalismo y a la implantación del Centralismo en el país, que ocasionó de nueva cuenta que los poderes locales se asentaran en la Ciudad de México, de donde regresaron a Toluca una vez más al concluir la etapa centralista. Para comprender de manera más clara la evolución del Estado de México a partir de la ubicación de su capital, a continuación se presenta el cuadro 4.1, en el cual se citan los distintos lugares que han sido sede de los poderes de la entidad. Cabe señalar que en los fundamentos normativos de estos traslados es posible identificar algunas de las razones de los mismos, independientemente de las fechas y periodos de cada uno. La intervención francesa: participación gloriosa del Estado de México La época en que estuvo vigente la Constitución Política del Estado de México de 1861 fue muy turbulenta. Como en la mayoría de los casos las repercusiones de esta Constitución se generaron con su elaboración, así como por su contenido y desde su promulgación, momento que generalmente marcaba el inicio de una nueva etapa de reacciones y revueltas. Esta Constitución estuvo vigente en los términos anteriores y sin cambio alguno hasta 1870; además, durante su vigencia ocurrió uno de los episodios más representativos de la historia nacional y del Estado de México: la intervención francesa. Este conflicto entre México y Francia inició el 6 de enero de 1862, a menos de cuatro meses de expedida la Constitución del 207 Héctor Guevara Ramírez Lugares donde históricamente se ha ubicado la Capital y la Sedes del Estado de México Orden Decreto 1 2 3 2 84 Circular 72 68 4 5 Capital o sede 2 - marzo - 1824 México México Capital 4 - enero - 1827 México Texcoco Sede Periodo Circunstancia de la ubicación 2 - marzo - 1824 al 31 - enero - 1827 Erección del Estado de México 1 - febrero - 1827 al 14 - junio - 1827 28 - abril - 1827 SanAgustín 15 - junio - 1827 de las al 23 - julio - 1830 Cuevas 25 - septiembre Sede 1827 Crean al Distrito Federal como capital Trasladan los poderes federales al Distrito Federal Texcoco tiene cercanía estrecha con la capital Falta de infraestructura y servicios enTexcoco; Intereses económicos y personales del Gobernador Zavala; Posteriormente se concede el título de Ciudad a SanAgustín de las Cuevas Ubicación estratégica al centro del estado; 130 12 - julio - 1830 Tlalpan Toluca Capital 24 - julio - 1830 con algunas interrupciones 336 12 - septiembre 1833 Toluca Lerma Sede 12 - septiembre 1833 Sultepec Sede 19 - septiembre 1847 al 7 - enero 1848 Metepec Sede Se revoca el decreto de 19 22 - febrero - 1848 septiembre - 1847 al 28 - abril - 1848 Como una medida precautoria y evasiva a la invasión norteamericana 63 6 Lugar y fecha del decreto 66 2 - junio - 1847 Toluca 19 - septiembre 1847 Toluca 7 11 22 - febrero 1848 Metepec 8 21 08 - julio - 1861 Toluca 9 Cuadro 4.1 Providencia del Ejecutivo para resguardar la ciudad por el acercamiento aToluca de los facciosos Escalada y Cuadros Autorizan a la Diputación Permanente para decretar la residencia de los supremos poderes del Estado Invasión norteamericana en Lerma y dirigiéndose aToluca Siempre que las circunstancias sean tales que no se pueda defender esta Ciudad En cualquier punto del territorio Ciudad de México Sede Alejada de los conflictos inherentes a la cercanía con la Ciudad de México 28 - mayo - 1864 al 19 - junio de 1867 Etapa centralista del Segundo Imperio, que al terminar los poderes retornan aToluca * Cuadro elaborado por el autor con información citada. 208 El Estado de México Estado de México y aunque ya se habían tomado medidas precautorias como la reubicación de la capital del mismo en donde fuera necesario, se caracterizó por ser una guerra sangrienta y costosa. Esta invasión no sólo ocurrió por la lucha de los intereses nacionales en contra de los de las fuerzas invasoras, sino que se ubicaba en el contexto de las luchas imperialistas y expansionistas de la época en toda América. Al arribar al puerto de Veracruz las tropas francesas se unieron a las inglesas y españolas y en conjunto, pretendían cobrar por cualquier medio deudas generadas durante el gobierno del presidente Juárez “[…]quien, con base en el derecho y la razón, la diplomacia juarista, con ayuda del general Prim logró romper la triple alianza[…]”11 en contra del país. Este acontecimiento, que es de gran trascendencia nacional, no fue suficiente para detener por la vía política a los franceses, que en ese momento sacaron a relucir los verdaderos intereses de Napoleón III: dominar América Latina iniciando su expansión continental con la imposición de una monarquía con una Corte europea en nuestra nación. La intervención francesa en nuestro país fue aprovechada por grupos reaccionarios que no habían sido eliminados del todo por los liberales; en ellos, los franceses encontraron un grupo considerable de aliados que, junto con la Iglesia católica, con cada vez más privilegios mermados, estaban en contra de los gobiernos establecidos constitucionalmente. La suspensión de pagos de las deudas contratadas en el extranjero fue el pretexto de las invasiones, pero con el tiempo el fondo del problema resultó ser el intento de expansión de las potencias europeas en América, con la intención de disminuir el acelerado crecimiento de Estados Unidos y aprovechar la Guerra de Secesión que enfrentaba para expandirse en el continente. Con estos antecedentes se generó una intervención armada que alteró el desarrollo de la vida nacional, la cual se realizaba bajo los esquemas constitucionales de 1857 para todo el país y los de la Constitución de 1861 para el Estado de México. 11 Jorge Fernández Ruiz, Juárez y sus contemporáneos, op. cit., p. 259. 209 Héctor Guevara Ramírez Como un dato de interés para los mexiquenses, en esos días, precisamente el 12 de febrero de 1862, el gobernador Felipe B. Berriozábal, antes de solicitar licencia y a un mes de iniciada la invasión, concedió a los pueblos de San Francisco Coacalco, La Magdalena Huizachitlan y San Lorenzo Tetlixtac la categoría de municipio del estado, y en honor a este ilustre personaje lleva su nombre: Coacalco de Berriozábal.12 Al obtener la licencia correspondiente, el general Berriozábal recorrió este nuevo municipio reclutando voluntarios. Entonces, se dirigió hacia los llanos de Apam con la intención de sumarse a las fuerzas republicanas y de ahí partir hacia las proximidades de Puebla, por donde se pensaba que avanzaría el grueso de los contingentes invasores en su camino a la toma de la Ciudad de México y en donde organizaría la resistencia bajo las ordenes del general Zaragoza. En la Batalla de Puebla, Berriozábal peleó al lado del general en jefe del Ejército de Oriente, Ignacio Zaragoza Seguín, comandando una brigada integrada por cerca de 5,000 soldados provenientes de toda la entidad: […]en la que destacaban el batallón y los lanceros de Toluca[…] tiradores de Ocampo, escuadrones de Tlalnepantla y Cuautla, guardias nacionales de Chalco, Cuautla y Tlalnepantla, con un efectivo de 1,500 hombres. Tercera brigada al mando del Coronel Jesús Andrade, compuesta por las guardias nacionales de Huejutla, Huascazaloya, Zacualtipan y Pachuca, con un efectivo de 1,500 hombres.13 Con la separación del general Berriozábal del gobierno del estado, el cargo fue ocupado durante dos meses por Pascual González Fuentes, ya que debido a la emergencia nacional de la intervención francesa, el presidente Juárez decretó medidas de organización política que hicieron depositar en estructuras militares los poderes públicos. De esta manera, en marzo de 1862 el 12 Véase anexo iconográfico pág. 278. 13 Alfonso Sánchez García, Historia del Estado de México, op. cit., p. 406. 210 El Estado de México mismo Juárez, nombró provisionalmente al general Tomás O’Horan como gobernador y comandante militar del Estado de México, quien fungió como tal sólo tres meses hasta que Francisco Ortiz de Zárate encabezó el estado de mayo a agosto de 1862, fecha en que el gobierno estatal se depositó en una prefectura política que ejerció dichas funciones hasta 1867. Durante este periodo, la intervención francesa se caracterizó por ser una lucha prolongada que tuvo múltiples escenarios y circunstancias en el Estado de México. En estas batallas, el general Felipe Berriozábal tuvo notables y gloriosas participaciones, ya que participó en los enfrentamientos armados más representativos de toda la intervención, entre ellos la Batalla de Puebla del 5 de mayo de 1862 y la defensa de Orizaba con milicias mexiquenses. El desempeño de Berriozábal en estas luchas le valió para ser nombrado Ministro de Guerra por el presidente Juárez. Juárez divide el Estado de México: se forman distritos militares en su territorio Durante la intervención francesa, el presidente Juárez dispuso la organización del estado en tres distritos militares mediante la expedición de un decreto publicado el 7 de junio de 1862, en el que también agregaba el Valle de México a la jurisdicción militar de la Ciudad de México. El documento, que se expidió argumentando necesidades de defensa nacional, permitió organizar el territorio del estado prácticamente en cuatro regiones: la del centro o Valle de México con jurisdicción militar en la Ciudad de México y que incluía los territorios de Chalco, Texcoco, Otumba, Teotihuacan, Zumpango y Tlalnepantla. Asimismo, se formó el primer distrito en el poniente del estado con los distritos de Sultepec, Temascaltepec, Tenango del Valle, Tenancingo, Villa del Valle, Ixtlahuaca, Jilotepec y Toluca como su capital; el segundo distrito, al norte de la entidad, quedó conformado por los distritos de Tula, Ixmiquilpan, Zimapán, Huichapan, Pachuca, Huascazaloya, Huejutla, Zacualtipan, 211 Héctor Guevara Ramírez Tulancingo, Apam y Actopan como capital; por último, el tercer distrito, en el sur del estado, incluyó los distritos de Jonacantepec, Yautepec, Cuautla, Tetecala y Cuernavaca como su capital. Si bien eran ciertos los razonamientos del decreto mediante el cual se crearon estos distritos militares, se caracterizaron por una deficiente exposición de motivos; por ejemplo, en el encabezado se mencionaba, entre otros aspectos, que dado que la guerra se había radicado en el estado y que terminarla resultaría sumamente difícil porque de manera indefinida las comunicaciones al interior y con la capital del país se habían interrumpido, era imposible que la entidad recibiera los auxilios eficaces y directos que necesitaba de su capital. Ante la expedición de dichas disposiciones el Congreso del estado a través de su presidente, el diputado Manuel Alas, solicitó al presidente Juárez suspender la creación de dichos distritos. Esta solicitud fue apoyada y suscrita por otros 10 diputados, entre propietarios y suplentes, quienes argumentaron que dicho decreto no cumplía con las formalidades establecidas para tal efecto en la Constitución de 1857 y no se había cumplido en los términos de las comunicaciones oficiales que harían válido dicho ordenamiento. Además, el Congreso del estado se había enterado de dicho documento a través de un periódico de circulación local. Estos hechos provocaron una constante indignación en la entidad en contra de tales disposiciones y la manera de comunicarlas; también fueron muy criticadas las amplias facultades que se atribuían al presidente. Al parecer, este decreto fue concebido por el pensamiento del estadista mexicano Juárez, quien sí dimensionaba la gravedad de la intervención francesa, que incluso llegó hasta la toma y ocupación de la ciudad de Toluca. Asimismo, esta medida fue acompañada de otras disposiciones de tipo electoral que les permitía a dichos distritos cierta autonomía y elegir a sus propios diputados. Este conjunto de disposiciones generó una protesta enérgica y formal no sólo de algunos diputados, sino de todo el Congreso local, que apoyado en el texto de la Constitución de 1857 criticó 212 El Estado de México la respuesta que a tal asunto había dado el propio presidente, al hacerse único y absoluto responsable de la defensa de la independencia nacional mientras durara la intervención francesa, justificando así las medidas adoptadas. Todos los argumentos presentados en contra de la creación de los distritos militares en el territorio del Estado de México, demostraban que dichos decretos sin lugar a dudas eran anticonstitucionales, aunque el fin de los mismos resultaba positivo para el país y para el mismo estado: la protección de su independencia. Al hacer un recuento de los actos de autoridad del presidente Juárez en el Estado de México salen a la luz estos decretos, que sus detractores califican además como inconstitucionales, como abuso del poder, violatorios de la soberanía del estado y antidemocráticos, ya que en el caso de los distritos del Valle de México anexados al Distrito Federal, se suprimió la posibilidad de que la población eligiera a sus diputados y realizara elecciones en sus territorios, lo que acrecentó las críticas y desconfianza que generó el presidente en los grupos reaccionarios. Los opositores y detractores de Juárez en el Estado de México le criticaron severamente la toma de este tipo de decisiones, pues señalaban que aun cuando el presidente citaba en sus decretos que los expedía en uso de las amplias facultades de que se hallaba investido, en realidad dichas facultades de alterar la división política del país no estaban previstas en la Constitución bajo ninguna circunstancia para el presidente, sino para el Congreso, y si éste se las había otorgado o delegado era un procedimiento que tampoco contemplaba la misma Constitución de 1857 y por lo tanto, constituían decisiones unipersonales alejadas de la legalidad. A pesar de las protestas formales que el Congreso local realizó en contra de estos decretos, la división territorial del estado en distritos militares permaneció por tres años, hasta que fueron sustituidos por la figura de departamentos por dos años más, hasta que en el año de 1867 las fuerzas republicanas recuperaron la ciudad de Toluca y pusieron a la cabeza del gobierno local a Vicente Riva Palacio, Jesús Lalanne y Germán Contreras, mientras se restablecía la República. 213 Héctor Guevara Ramírez Pero ante todo esto, en el Estado de México se ejerció de manera paralela otro gobierno, que inició con el imperio de Maximiliano de Habsburgo y que también alteró la estructura territorial e institucional de la entidad por varios años. Los saldos para el Estado de México de la división militar de su territorio fueron muy negativos, pero en esa misma medida en el futuro, han sido positivos para toda la nación. El imperio de Maximiliano: el Estado de México se fracciona en cinco departamentos Mientras la invasión francesa avanzaba ya no sólo por la Ciudad de México y Toluca, sino que también se extendia por el interior de la república, el gobierno del presidente Juárez seguía itinerante. Entonces surgió la figura de Maximiliano de Habsburgo como emperador de México, ya que el 10 de abril de 1864 aceptó la Corona que se le había ofrecido años atrás. En el momento en que Maximiliano fue proclamado emperador de México, inició un viaje por las principales ciudades del país con el propósito de que los grupos conservadores le celebraran su arribo y visita, en su viaje hacia el centro y norte de la confusa república incluyó varias ciudades y poblaciones del Estado de México. Así, en agosto de 1864 visitó Tlalnepantla en su camino hacia Querétaro y otras ciudades del Bajío, que después de recorrerlas le conducen a Toluca en octubre de ese año, en donde la notable existencia de grupos reaccionarios y conservadores conversos le dan una vistosa bienvenida que incluye visitas y ceremonias en la catedral, algunas iglesias, la cárcel estatal, el Instituto Literario y algunas de las oficinas públicas de la ciudad. Todos estos recorridos los realizó mientras se llevaban a cabo los trabajos de organización del Imperio. Esa visita y los recorridos por Toluca fueron aprovechados por Maximiliano para realizar algunos de sus primeros actos de autoridad en el Estado de México; destaca el hecho, de que en lugar de Santiago Cuevas haya nombrado prefecto imperial a Pascual González Fuentes, un liberal que fue gobernador provisional en 214 El Estado de México 1862, cuando Felipe B. Berriozábal dejó el cargo para irse a combatir a Puebla. Este nombramiento causó grandes reacciones entre todos los grupos políticos mexiquenses ante la aparente simpatía del emperador Maximiliano por un connotado liberal. A estas reacciones se sumaron aquellas generadas por el nombramiento de Prisciliano Díaz González al frente del municipio de Toluca, pues además de haber sido diputado al Congreso Constituyente de 1856-1857, defendió con grandes argumentos la integridad territorial del Estado de México y había sido un liberal muy reconocido en aquellos tiempos. A raíz de la incorporación de antiguos liberales a la estructura de gobierno de Maximiliano, surgieron grandes incógnitas como las siguientes: ¿los liberales seguirían apoyando a Juárez? ¿El Estado antes defendido por sus hombres ahora era traicionado? ¿La figura del imperio era la fórmula más viable para el estado y la nación? Pero sólo el tiempo permitiría conocer las verdaderas razones de estos nombramientos y nuevos apoyos al invasor. Mientras tanto, Maximiliano mantenía la división política heredada del Centralismo; incluso dividió el imperio en 50 departamentos mediante la expedición de un decreto del 3 de marzo de 1865, en el que el Estado de México quedaba dividido en cinco departamentos y cada uno de ellos tendría su propia capital. De esta manera, la organización por departamentos configuró al estado como se detalla en el cuadro 4.2. Esta división departamental sirvió como base para que una vez renovados los mandos militares del Imperio en marzo de 1865, la jurisdicción militar con sede en Toluca abarcaría desde la sierra Huasteca en el norte, hasta los límites con el Océano Pacífico en el sur, incluyendo todo el departamento de Michoacán, en una especie de restablecimiento de límites de la antigua Intendencia de México, con la variante de que la sede del poder militar no estaría en la Ciudad de México sino en Toluca. 215 Héctor Guevara Ramírez División del Estado de México en departamentos realizada por Maximiliano de Habsburgo Nombre del departamento Capital Departamento del Valle de México Ciudad de México Departamento de Tulancingo Cabecera del mismo nombre Departamento de Tula Con la misma ciudad de Tula como capital Departamento de Toluca Toluca Departamento de Iturbide Ciudad de Taxco Cuadro 4.2 * Cuadro elaborado por el autor con información citada. Se reinstaura la República: termina el Imperio y se reunifica el Estado de México Una vez que las constantes luchas nacionalistas encabezadas por Benito Juárez y nutridos grupos liberales permitieron terminar con la invasión francesa y el Imperio de Maximiliano, la nación entera se recomponía por medio del restablecimiento de la Constitución de 1857; en tanto, el Estado de México transitaba de su descomposición política y territorial de distrito militar y departamento a lo que ha sido: “la más vigorosa entidad federativa”. Con la entrada triunfal del presidente Benito Juárez a la Ciudad de México el 15 de julio de 1867: […]se inicia la etapa del México moderno que habría de prolongarse hasta la conclusión del dictatorial régimen porfirista para dar paso a la era actual del México contemporáneo, la del México de la Revolución.14 14 Jorge Fernández Ruiz, Juárez y sus contemporáneos, op. cit., p. 367. 216 El Estado de México Esta lucha que encabezó Juárez por más de un lustro, en términos históricos es la segunda lucha de independencia de nuestra nación, de un gobierno monárquico similar al que representó el colonialismo español, con las formas de organización política y social contra las que tanto se había luchado y tanta sangre derramado, lo que en gran medida fue posible erradicar gracias a las decisiones tomadas por el estadista Juárez. Una vez que Juárez fue recibido en la Ciudad de México con una gran festividad y aclamaciones de la población, emitió en el recobrado Palacio Nacional un manifiesto a la nación, en el que dijo: Mexicanos: encaminemos ahora todos nuestros esfuerzos a obtener y consolidar los beneficios de la paz. Bajo sus auspicios, será eficaz la protección de las leyes y las autoridades para los derechos de todos los habitantes de la República. Que el pueblo y el gobierno respeten los derechos de todos. “Entre los individuos, como entre las naciones el respeto al derecho ajeno es la paz”. Confiemos en que todos los mexicanos, aleccionados por la prolongada y dolorosa experiencia de las calamidades de la guerra, cooperaremos en lo de adelante al bienestar y a la prosperidad de la nación[…] […]Con el único fin de sostener la causa del pueblo durante la guerra, mientras no podía elegir a sus mandatarios, he debido conforme al espíritu de la Constitución, conservar el poder que me había conferido. Terminada ya la lucha, mi deber es convocar desde luego al pueblo, para que sin ninguna presión de la fuerza y sin ninguna influencia ilegítima, elija con absoluta libertad a quien confiar sus destinos[…] […]Mexicanos: hemos alcanzado el mayor bien que podíamos desear, viendo consumada por segunda vez la independencia de nuestra patria. Cooperemos todos para poder legarles a nuestros hijos un camino de prosperidad, amando y sosteniendo siempre nuestra independencia y libertad.15 15 Retomado de Historia documental de México, citado por Jorge Fernández Ruiz, en Juárez y sus contemporáneos, op. cit., pp. 370-371. 217 Héctor Guevara Ramírez Es en esta etapa donde el juicio de la historia empieza a encontrar la dimensión exacta de los actos que encabezó Juárez como líder liberal de su época, el Estado de México, que fue agraviado con la división militar de su territorio, comenzó a recobrar su estructura jurídica y constitucional a partir de nuevas decisiones del propio presidente Juárez. Con la expedición de la convocatoria que Juárez emitió el 14 de agosto de 1867 para elegir a los Supremos Poderes Federales, decretaba a su vez, en beneficio del Estado de México, el cese de los gobernadores de los tres distritos militares y la reincorporación de los distritos que se habían agregado al Distrito Federal. Estas disposiciones democráticas que tendían a restablecer la vigencia de la Constitución de 1857, tuvieron explicaciones directas a las decisiones decretadas por Juárez y que tantas protestas habían causado en el estado. Sebastián Lerdo de Tejada, ministro de Relaciones agregó a la circular con la que se expedía la convocatoria a elecciones, que el gobierno no había dispuesto la erección de estados y reconocía que dicho asunto era una facultad del Congreso. Con estas formalidades se demostraron varias situaciones. Por un lado, la teoría y los fundamentos de la ciencia política establecen que el fin justifica los medios; en su tiempo, el fin de la lucha de Juárez era la independencia, un gran fin, tal vez el mayor de los que un político debe perseguir en defensa de su pueblo. Por otro lado, los medios empleados para lograr ese fin pasaron a segundo término y la historia demuestra que Juárez se dedicó a restablecer el orden constitucional que prácticamente había dejado de existir en nuestra nación. Si se hiciera caso a los críticos de Juárez, quienes decían que sus decisiones eran anticonstitucionales, sería aceptar que una determinación política que se plasma en un puñado de hojas de papel, como lo es una Constitución, es el medio ideal que, utilizado como escudo, resulta eficaz para enfrentar físicamente los disparos reales de las armas de fuego con los que se suprimió su vigencia. No hay lugar a dudas y la historia es por demás convincente, el presidente Juárez hizo lo que todo buen estadista debe hacer: 218 El Estado de México velar y defender con todos los medios la integridad de la federación antes que la de sus entidades, ya que el espíritu del Federalismo plasmado en las constituciones de la república determina que la federación es el resultado de la suma de voluntades de las entidades que la conforman; incluso no existe un territorio federal como tal, sino que, en conjunto, éste se conforma por la suma del número de territorios de las entidades federativas. Asimismo, uno de los principios del Federalismo en los países del mundo que lo practican, es la protección y salvaguarda de toda la nación por parte de su gobierno federal que, al emplear todos los elementos a su alcance, inclusive la fuerza física y legítima del estado federal, para la defensa de la soberanía, aplica el poder que cada una de las entidades ceden a la federación para el cumplimiento de sus propósitos nacionales. Estos principios federalistas resultaron tan útiles para el desarrollo de la vida nacional, que desde su adopción en 1824 y hasta nuestros días, no han sufrido modificación alguna en las constituciones nacionales, por el contrario, se han ido fortaleciendo y adecuando a las necesidades de las entidades federativas, que pese a repetidas supresiones han recobrado su vigencia y seguramente lo seguirán haciendo. Los argumentos a favor y en contra para dar a Juárez su lugar en la historia nacional y en la del propio Estado de México, arrojan un saldo a favor que indiscutiblemente lo enaltece como uno de los más grandes próceres nacionales de todos los tiempos, que alcanzó dimensiones continentales y que lo colocan como el Benemérito de las Américas. La razón, sólo es una: evitó la entrada y consolidación en el continente americano de las figuras monárquicas que ya habían sido desterradas por sus pueblos, venciendo al que se consideraba el ejército más poderoso del mundo en esa época. 219 Héctor Guevara Ramírez Se reforma la Constitución de 1857: los estados de Hidalgo y Morelos forman parte del Estado de México Una vez restituida la Constitución de 1857, ésta experimentó algunas reformas entre las cuales destacan las relacionadas con el Estado de México: la anexión de los estados de Hidalgo y Morelos a su territorio en enero y abril de 1869, respectivamente. Existen diversos estudios y tratados acerca de las segregaciones y pérdidas territoriales que ha sufrido el estado desde su erección en 1824, pero sin duda, al hacer un recuento muy somero de la evolución territorial de nuestra entidad observamos que ésta siempre se transformó en función de los cambios históricos que experimentaba toda la nación. Es importante mencionar que el Estado de México tenía una superficie original de 120,800 km2, lo cual corresponde a la extensión territorial que tenía la antigua Intendencia de México y sobre la cual se erigió nuestra entidad.16 Para hacer más explícita esta sección se presenta el cuadro 4.3, el cual resume los acontecimientos que modificaron la integración territorial del Estado de México. Las transformaciones territoriales sujetas a estudio son las que se dieron hasta el año de 1871, como resultado mismo de la evolución del territorio nacional a partir de los sucesos ya estudiados y de las repercusiones generadas por disposiciones de la Constitución de 1857. La evolución territorial del estado que se detalla en el cuadro 4.3, menciona de inicio su superficie original y enseguida, hay siete episodios históricos en los cuales hubo un número igual de pérdidas territoriales de la entidad. Lo complejo de estos episodios hace necesario un estudio detallado que rebasa los objetivos del presente trabajo; por lo tanto, nos referiremos a cada uno de ellos a partir de la disposición jurídica que les dio origen. 16 Las superficies consignadas para identificar el territorio del Estado de México desde su origen y hasta 1871, momento en que culmina la primera época de segregaciones territoriales de la entidad, presentan discordancias entre las superficies consignadas, ya que son referidas en cada uno de los momentos en que sucedieron por distintas autoridades con las que se contaba para tales efectos, sin encontrarse las metodologías de las mediciones territoriales correspondientes. 220 El Estado de México Con respecto a la superficie original del estado, distintas fuentes citan que el territorio que correspondía a la entidad era el de la intendencia colonial, a excepción de lo que hoy es Querétaro, es decir, 113,189 km2. En cuanto a la primera perdida territorial referida en el cuadro 4.3, con la determinación de la Constitución de 1824 de establecer una forma de gobierno basada en el sistema federal, resultaba imprescindible determinar un lugar físico para la residencia de los poderes de la federación, cuyo proceso ya se explicó. Como resultado de la creación del Distrito Federal el estado perdió 1,483 km2. La mayor pérdida territorial es la segunda en el orden del cuadro 4.3 y ocurrió de forma paralela a la mayor pérdida territorial de la nación; así, la erección del estado de Guerrero implicó para el Estado de México una disminución de más de 51% de su territorio, algo muy similar a lo que le pasó a México frente a Estados Unidos, que si bien esta pérdida fue ante otro país, la del estado ocurrió ante una nueva entidad federativa de la misma nación. En resumen, la invasión norteamericana tuvo como consecuencia esa pérdida para la nación; en tanto, la inestabilidad generada por esa lucha armada trajo consigo la mayor pérdida territorial del estado. La tercera pérdida territorial, corresponde a una superficie segregada de 2,000 km2, una vez que se realizó la compresión del Distrito Federal con motivo de la etapa centralista que imperó en el país a mediados del siglo XIX y que ampliaba el Distrito Federal en detrimento del estado. La cuarta pérdida territorial, la constituyó la incorporación de Tlalpam al Distrito Federal. Es importante mencionar que esta segregación de 1,173 km2 fue ordenada por el presidente interino Juan Álvarez, quien utilizando su poder militar había logrado la tercera segregación de la entidad para crear el estado de Guerrero, del cual fue su primer gobernador; cargo que constituyó la eficaz plataforma política para arribar a la presidencia de México. El poder fáctico que detentaba el general Álvarez, explica las razones que originan mayor pérdida territorial de la historia estatal.17 17 Véase anexo iconográfico pág. 275. 221 Héctor Guevara Ramírez La quinta y sexta pérdidas territoriales tienen mucho en común, ya que corresponden a la segregación ocasionada por la creación de los estados de Hidalgo y Morelos, respectivamente. Estas determinaciones de la federación, representaron la disminución de más de 25,000 km2 de la superficie del estado, cantidad superior a la totalidad de la superficie actual de la entidad. Con estas segregaciones el territorio del Estado de México se redujo a casi una quinta parte de su extensión original. Estos dos procesos históricos son muy próximos en tiempo y circunstancias, ya que el antecedente más inmediato y definitivo de dichas segregaciones fue la anterior conformación de distritos militares, ordenada por el presidente Juárez. Como ya se explicó, este proceso derivó en la división del estado en tres distritos militares y la incorporación de los distritos del Valle de México al Distrito Federal; con esta conformación militar del territorio, el estado prácticamente terminó dividido en dos partes. Por un lado estaban los distritos que finalmente serían segregados durante el periodo presidencial de Benito Juárez y por otro, los distritos resultantes que conformaron las dos grandes regiones que integran el Estado de México en la actualidad: el Valle de México y el Valle de Toluca. La creación de los estados de Hidalgo y Morelos se vislumbraba desde dos años antes, cuando el presidente Juárez emitió la convocatoria para las elecciones de los nuevos poderes federales, en la cual mencionó, en el artículo 21, que quedaba reservado al Congreso de la Unión resolver sobre la división que han pedido varios pueblos del Estado de México. Cabe precisar que en el expediente remitido al congreso, no se han encontrado los documentos de solicitud de los pobladores que se supone pedían su separación del estado y que servirían de soporte para la exposición de motivos de las reformas constitucionales que dieron origen a la erección de tales entidades. Este tema, sin duda, abre nuevas líneas de investigación para conocer si dichas peticiones fueron debidamente realizadas o sólo simples argumentos militaristas para justificar la división del estado en distritos militares y su posterior erección en entidades federativas. 222 El Estado de México Existen diversas apreciaciones acerca de los procesos de reformas a la Constitución de 1857 que tuvieron como repercusión directa la fundación de dos nuevas entidades en el territorio mexiquense. En primer lugar está la explicación de que la Guerra de Reforma y la lucha contra la invasión francesa impulsaron el desarrollo del Federalismo nacional con la creación de nuevas entidades federativas, enriqueciendo así el universo del sistema federal y creando mejores posibilidades de defensa para eventos similares. Por otro lado, este proceso también se explica como un episodio adverso al Estado de México debido a la segregación de su territorio, la cual se justificaba con el argumento de que no era posible controlar un territorio tan vasto con esa diseminación poblacional en una geografía tan accidentada y compleja, donde las propias barreras naturales limitaban el desarrollo armónico de todo su territorio. A final de cuentas, la erección de los estados de Hidalgo y Morelos se consumó al amparo de dos procesos de reformas a la Constitución de 1857, la del 15 de enero y la del 16 de abril. Dichos procesos legitimaron las medidas adoptadas unos años antes, que por no realizarse al amparo y con los procedimientos de la Constitución, generaron las reacciones más adversas del Congreso del Estado de México en contra del poder Ejecutivo Federal en toda la historia de la entidad. Pero la historia de las pérdidas territoriales de la entidad no acabaron con la erección de los anteriores estados, sino que continuaron con la segregación de la municipalidad de Calpulalpan a favor del estado de Tlaxcala. Esta pérdida territorial también tiene algunas particularidades que merecen ser tratadas con mayor profundidad y detalle, ya que la decisión provisional de separar ese territorio del Estado de México se tomó en 1863 por órdenes del presidente Juárez, quien una vez restablecido el orden constitucional y nuevamente en el poder, realizó en 1871 un convenio entre los gobiernos del Estado de México y de Tlaxcala, en el que el primero cedía a favor del segundo de manera definitiva dicha municipalidad. Estos hechos muestran la importancia de las pérdidas territoriales para el Estado de México, ya que los asuntos relacionados a 223 Héctor Guevara Ramírez los límites territoriales con sus vecinos han encontrado innumerables vertientes de discusión y análisis hasta nuestros días; disputas ancestrales que arrojan razones suficientes para encauzar nuevos estudios basados, por ejemplo, en el Catálogo del Ramo de Límites.18 Evolución territorial del Estado de México Superficie perdida en km2 Orden/ decreto a Razón/ circunstancia Fecha Observaciones Superficie original 1 2 0 ,8 0 0 1 1 3 ,1 8 9 Primera pérdida 1 ,4 8 3 438 Fundación de Distrito Federal Segunda pérdida 64 ,4 5 8 b 3 253 Creación del estado de Guerrero 15 de mayo de 1849 La lucha de Juan Álvarez logra la fundación por su influencia en el Congreso de la Unión Tercera pérdida 2 ,0 0 0 4 210 Compresión del Distrito de México 16 de febrero de1854 Se amplía el Distrito de México durante el centralismo, aumentando los límites del Distrito Federal Cuarta pérdida 1 ,1 7 3 4 576 Incorporación de Tlalpam al Distrito Federal 25 de noviembre de 1855 Orden del Presidente interino de la república a través del Ministerio de Gobernación Quinta pérdida 2 0 ,8 8 4 6 507 Erección del estado de Hidalgo 15 de enero de 1869 Como consecuencia de la creación de distritos militares decretada por el presidente Júarez Sexta pérdida 4 ,964 6 571 Erección del estado de Morelos 16 de abril de 1869 Como consecuencia de la creación de distritos militares decretada por el presidente Júarez s/n Agregación de Calpulalpan al estado de Tlaxcala 29 de julio de 1871 Convenio de cesión entre Estado de México y Tlaxcala, agregado provisionalmente c d Séptima Convenios pérdida estatales Cuadro 4.3 Superficie correspondiente a la Intendencia de México Al momento de la fundación del Estado de México en marzo de 1824 18 de noviembre El Congreso Federal elige a la Ciudad de México como la capital de los Estados de 1824 Unidos Mexicanos * Cuadro elaborado por el autor con información citada. a Superficie original de la Intendencia de México sin la superficie de Querétaro. b y c Cálculos de la Secretaría de Agricultura y Fomento. d Cifras de la Dirección de Estudios Geológicos de la Secretaría de Fomento. 18 De acuerdo con la semblanza que hace José Luis Alanís Boyso del Catálogo del Ramo de Límites, integrado por 160 expedientes del Archivo Histórico del Estado de México y que da cuenta de igual número de problemas y litigios territoriales que se presentaron entre el Estado de México y los estados de Guerrero, Hidalgo, Morelos, Tlaxcala, Michoacán, Querétaro, Puebla y el Distrito Federal, Páginas para la historia mexiquense, Pliego Impresiones, Toluca, 1995, pp. 186-187. 224 El Estado de México Hasta nuestros días, los casos más significativos de acuerdos territoriales entre el Estado de México y el Distrito Federal los constituyen los 19 convenios que se suscribieron del 9 de diciembre de 1896 al 17 de agosto de 1898, y que el Congreso de la Unión aprobó por medio del decreto de fecha 15 de diciembre de 1898. Sin embargo, esos límites trazados —aprobados en el Congreso General—, motivaron nuevos conflictos territoriales, pues la instrumentación técnica de marcar el territorio con mojoneras alteró algunos límites que afectaban terrenos de las principales haciendas porfiristas del Valle de México, con lo cual se dejó de cumplir deliberadamente el decreto citado. Después de más de 100 años, algunos de esos conflictos encontraron solución en mayo de 1994 gracias a la intervención del entonces gobernador del estado Emilio Chuayffet, que con una gran visión logró que el Congreso de la Unión aprobara el nuevo arreglo de límites, acabando de esta manera con las controversias territoriales más antiguas, complejas y con mayor impacto social entre el Estado de México y el Distrito Federal. Constitución Política del Estado Libre y Soberano de México de 1870 Como una repercusión directa de las reformas a la Constitución de 1857, mediante las cuales se erigieron los estados de Hidalgo y Morelos en 1869, se hicieron necesarios algunos cambios a la Constitución local de 1861, que desde entonces no se había modificado en ninguna de sus partes. Este nuevo escenario generó que, en ese mismo año, el diputado Manuel Alas, ex-gobernador del estado, presentara un proyecto de decreto para reformar la Constitución local, que después de casi un año de análisis y debates fue aprobado19 en octubre de 19 “Decreto Número 34 del Congreso del Estado de México”, dado en Toluca el 14 de octubre de 1870, mediante el cual se decreta que la Constitución del estado quedó reformada en los términos siguientes, Colección de Decretos, op. cit., tomo lX, pp. 42-66. 225 Héctor Guevara Ramírez 1870 y publicado por el gobernador Mariano Riva Palacio el 1 de diciembre también de 1870. Esta nueva Constitución de 1870 quedó integrada por 128 artículos, es decir, 76 menos que los 204 con que contaba la Constitución del estado de 1861. Destacan, por ejemplo, sus primeros tres artículos, que se mantuvieron intactos desde la Constitución de 1827 y en los cuales se reconoce al Estado de México como parte integral de la federación, como una entidad libre y soberana, sujeta a los poderes federales según lo establecido en la Constitución del país. El primer cambio notable correspondió al artículo cuarto, en el que también desde 1827 se estableció que el territorio del estado quedaría integrado por los distritos de: Chalco, Cuautitlán, Ixtlahuaca, Jilotepec, Lerma, Otumba, Sultepec, Temascaltepec, Tenango del Valle, Tenancingo, Texcoco con la municipalidad de Calpulalpan, Tlalnepantla, Toluca, Villa del Valle, Zacualpan y Zumpango de la Laguna. Es preciso hacer notar que en esa época todavía formaba parte del estado la municipalidad de Calpulalpan que, como ya se explicó, seis meses después, en julio de 1871, motivó la celebración de un convenio avalado por el Congreso Federal para ceder su territorio al estado de Tlaxcala. Con respecto a las garantías individuales, la Constitución de 1870 desorganizó el catálogo que prácticamente había aportado la Constitución anterior, cambiando el orden de su estructura y modificando el contenido de algunos de sus artículos como el séptimo, referente a la libertad de cultos, en el que se determinó que: “El estado permite el libre ejercicio de todo culto religioso, cuyas prácticas no estén en desacuerdo con la moral o la paz pública”. Este artículo volvía a colocar en la indefinición ese tipo de normas, ya que en ninguna parte de la Constitución del Estado de México se definía la moral pública, un concepto que se prestó a innumerables definiciones y por lo tanto a distintos significados e interpretaciones. Por otro lado, esta Constitución innovó en su Sección III, de los vecinos, ciudadanos y transeúntes del estado, que los extranjeros no podrían ser presidentes municipales; mientras que en su artículo 12, fracción V, incorporó la obligación de los vecinos del 226 El Estado de México estado para “ocurrir al registro respectivo para hacer constar en él, aquellos actos que se refieran a su estado civil”. Las dos determinaciones anteriores son de gran importancia constitucional para el estado pero también representan grandes implicaciones, ya que se eliminó la presencia de los reducidos grupos españoles que quedaban en el estado y se limitó su participación política; además, la obligación de acudir al Registro Civil para hacer constar todos los actos de las personas colocó en el rango constitucional a esa institución originada en la Reforma, lo cual no había ocurrido en las demás entidades federativas. En esta Constitución también destaca la eliminación de una de las causales para suspender los derechos de ciudadano a una persona: no saber leer ni escribir, que se determinó en la Constitución de 1861. Es muy claro que esta supresión se convirtió en la enmienda de una disposición por demás errada, ya que el desarrollo mismo del estado y las condiciones generales de la población hacían imposible que todos los ciudadanos accedieran a la enseñanza de las primeras letras; además, esta medida fue corregida en el año de 1870, fecha que establecía la disposición constitucional aludida para suspender los derechos ciudadanos a todos aquellos que para entonces no cumplieran con dicho supuesto. Sin embargo, con la Constitución de 1870 se mantenía la confusión generada desde 1827, de identificar al Poder Ejecutivo como el gobierno del estado, ya que el artículo 33 establecía que: “Las sesiones del Congreso, ordinarias y extraordinarias, se abrirán y cerrarán con asistencia del gobierno y con las formalidades que prescriba su Reglamento Interior”. Una gran aportación de esta Constitución es la determinación de dar a todas las resoluciones del Congreso el carácter de Ley, Decreto, iniciativa al Congreso de la Unión o acuerdo económico; lo anterior tiene una importancia relevante, pues con ello las resoluciones del Congreso serían una expresión de la soberanía del estado y sus actos tendrían la autoridad correspondiente. Son varios los ejemplos en que las comunicaciones y resoluciones del Congreso simplemente eran de carácter epistolar, en el caso de las protestas que se hicieron por la conformación de 227 Héctor Guevara Ramírez distritos militares en su territorio y debido a que se tomaban con el carácter de una simple carta, con facilidad dejaban de cumplirse por carecer del imperium de la ley. De la misma manera, la Constitución estableció en su artículo 55, fracción XX, un importante condicionamiento para que el Congreso pudiera delegar facultades a favor del Ejecutivo, así: […]por un tiempo limitado, con el voto de las dos terceras partes del número total de los diputados presentes, en casos excepcionales y cuando así lo crea conveniente por las circunstancias en que se encuentre el estado. En estos casos expresará el Congreso con toda claridad una a una las facultades que delega. Sin embargo, aunque esta disposición tenía vigencia desde 1861, no estaba acotada y en la Constitución de 1827 era inexistente; de esa manera, dichas facultades fueron incluidas en la Constitución local una vez que se observó que no existían dentro de la Constitución Federal normas similares, con las que incluso se decía que el presidente Juárez había actuado en perjuicio de la integridad territorial del Estado de México. Cabe destacar que en la Constitución de 1870 se adicionaron 13 fracciones a las que conformaban el artículo acerca de las facultades y obligaciones del Congreso. El legislativo local se fortaleció notablemente con esta Constitución, que le otorgaba mayores controles sobre el manejo de los recursos públicos, así como acrecentaba su influencia en los otros poderes, al conocer de los nombramientos, licencias y renuncias de todos sus miembros, incluyendo al gobernador, jueces y magistrados del Poder Judicial. En materia de seguridad interna la Constitución instituyó la facultad del Congreso local para crear en algún tiempo tropas permanentes, previo consentimiento del Congreso de la Unión. Aun cuando esta medida era razonable dadas las constantes luchas armadas en el territorio mexiquense durante las pasadas décadas, iba en contra de la Constitución Federal, que establecía la prohibición al respecto y no consideraba ese tipo de autorizaciones a los estados. En ese mismo sentido, también se estableció como facultad del 228 El Estado de México Congreso la posibilidad de solicitar a los Poderes de la Unión prestar al estado los auxilios necesarios para su protección, una facultad que el Poder Ejecutivo había ejercido en ocasiones anteriores. Una de las facultades que mantuvo el Congreso con respecto a las responsabilidades de los altos funcionarios del estado y de los propios diputados, es que podía suspender en sus funciones a este tipo de servidores públicos en caso de que cometieran delitos “atroces”. No obstante, en ningún ordenamiento legal del Estado de México, incluyendo la propia Constitución, se determinaba en qué consistían ese tipo de delitos, lo cual daba un amplio margen de discrecionalidad para tipificar dichas conductas, ya que se podía considerar atroz tanto el hurto de fondos públicos como la traición a los intereses del estado. En la Constitución de 1870 se conservaron casi intactas las disposiciones que regulaban al Poder Ejecutivo, manteniéndose en esencia las estructuras y procedimientos establecidos en la Constitución de 1861. En cuanto al Poder Judicial, es importante destacar que la Constitución de 1870 suprimió de su texto los capítulos relacionados con la administración de la justicia en los ámbitos civil y criminal, con lo cual se eliminaron 22 artículos referidos en la Constitución de 1861. Cabe mencionar que con la supresión constitucional de dichos artículos se crearon las bases para el posterior desarrollo de una amplia normatividad al respecto, ya que tales disposiciones, por su especialidad y alcances, tiempo después integraron los códigos Civil y Penal del Estado de México. En lo correspondiente a la Hacienda Pública, la nueva Constitución suprimió cuatro artículos que se referían específicamente a los presupuestos, manteniendo sólo dos artículos; el primero se refería a la definición de los elementos integrantes de la Hacienda del estado, y en otro, se trataba del lineamiento general para su elaboración y aprobación durante el mes de marzo de cada año, mes en que también se examinaría la cuenta de gastos del ejercicio anterior. En materia de instrucción pública, las disposiciones constitucionales de 1870 se mantuvieron con un solo cambio con respecto a los dos artículos de la de 1861, que determinaban la existencia 229 Héctor Guevara Ramírez del Instituto Literario en la capital del estado y de una escuela de primeras letras en cada municipalidad, suprimiendo la existencia en la misma capital de la Escuela de Artes, Oficios y Agricultura. En la Constitución de 1870 destaca la manera en que se puede reformar la misma; por un lado, se determinó que para su propia reforma o modificación de alguna ley, era preciso desarrollar el mismo procedimiento que se siguió para su aprobación; y por otro lado, se eliminó la disposición constitucional de 1861, que sólo permitía la reforma constitucional al Congreso local siguiente y no al que estuviera en funciones al momento de presentarse la iniciativa de reforma constitucional. Es importante decir que al momento de su aprobación, esta nueva Constitución de 1870 únicamente fue suscrita por 13 de los 21 diputados que integraban el Congreso local, a diferencia de los 20 que la suscribieron en 1861, cuando el número total de legisladores también era de 21. Esta constitución se atribuye al espíritu liberal del gobernador Mariano Riva Palacio, quien al casarse con Dolores Guerrero, hija del general Vicente Guerrero, formó una gran estirpe liberal. El hijo de este matrimonio, Vicente Florencio Carlos Riva Palacio Guerrero, fue gobernador del Estado de México, defensor de la patria en la intervención francesa, abogado, diplomático, escritor y compositor de la conocida canción: “Adiós mamá Carlota”, letra que se muestra en el cuadro 4.4 y que el pueblo mexicano le cantara a la emperatriz a su partida. De esta familia también fue gobernador de la entidad mexiquense el Lic. Carlos Riva Palacio Carrillo; del estado de Morelos fueron gobernadores, Emilio Riva Palacio Morales y Antonio Riva Palacio López, otros descendientes de esta familia que han influido en el concierto político nacional son: Manuel y Agustín Riva Palacio Carrillo, Lic. Felipe Riva Palacio Guerrero, Ing. Enrique Riva Palacio Galicia, Dr. Carlos Riva Palacio Velasco, Lic. Fernando Riva Palacio Iniestrillas, Rafael Riva Palacio Pontones y los periodistas Raymundo Riva Palacio Nieto y Mariano Riva Palacio Yañez. 230 El Estado de México Cuadro 4.4 231 Transformaciones Legislativas en el Estado de México a partir de la Constitución de 1857 y de las Leyes de Reforma U na vez que la Constitución de 1857 fue restablecida plenamente como resultado del término de la Guerra de Tres Años y la restauración de la República, el Estado de México vivió un periodo de ajustes institucionales, derivados de las reformas adicionadas a su Constitución local con motivo de la nueva configuración federalista del país. En esa misma época, los cambios nacionales y locales en materia jurídica tuvieron mucho que ver con la aplicación plena de las Leyes de Reforma; en este sentido, nuestra entidad tuvo que dar paso a una serie de adecuaciones a su Constitución que suprimieron de su texto dos amplios capítulos que regulaban la administración de la justicia en los ámbitos civil y criminal. Con estos cambios, prácticamente obligados por la evolución jurídica de la nación, es que se desarrollan y expiden en el estado 233 Héctor Guevara Ramírez el Código Civil en 1870 y el Código Penal en 1875, que permitirían a la entidad transitar jurídicamente el periodo que va de la Reforma al inicio de la Revolución en 1910. Dichos códigos fueron el medio por el cual se posibilitaba la adecuada aplicación de cada una de las disposiciones que se establecieron con las Leyes de Reforma; también se incorporaron tipos penales que eran necesarios por la evolución misma de las relaciones sociales al término de grandes lapsos de inestabilidad y violencia. En ese contexto, en 1870 se expidió el Código Civil del Estado de México y varios años después, en 1875, el Código Penal del Estado de México complementó el marco jurídico necesario para el desarrollo estable de la convivencia entre las personas y de las relaciones entre los distintos grupos sociales de la entidad. Con el estudio de esta parte de la evolución del Estado de México y como consecuencia directa de la Constitución de 1857 y las Leyes de Reforma, es posible identificar dos épocas jurídicas en la entidad a partir de la materia legislativa desarrollada por el Congreso local, antes y después de estos acontecimientos y por consiguiente, la expedición de esta normatividad en ese contexto. De esta manera, se habla de un universo jurídico en el Estado de México dividido en dos épocas; la primera a partir de 1824, cuando se instala su Congreso Constituyente y se expide la primera Constitución en 1827, además de leyes y decretos para regular la vida institucional y social de la entidad que motivaron la expedición de su primera Constitución local en 1827. La segunda época es a partir de la Constitución de 1857 y las Leyes de Reforma, que impulsaron la evolución jurídica del estado con la promulgación de sus dos siguientes constituciones locales, la de 1861 y la de 1870, que permitieron a la entidad llegar al movimiento revolucionario de 1910 con la última de ellas vigente. Con esta evolución del estado mexiquense, en que se ubican estas dos épocas jurídicas previas a la Revolución Mexicana: antes y después de la Constitución de 1857, la historia de los trabajos del Congreso local dan cuenta de la promulgación de un gran número de decretos, entre los que destacan en esta segunda parte, los que son consecuencia directa de las Leyes de Reforma en su marco jurídico. 234 El Estado de México Por lo tanto, es importante describir la transformación jurídica del estado a partir de las facultades que en materia de justicia civil y criminal tenía el Congreso local antes de la Constitución de 1857 y que después de la aplicación plena de todas sus disposiciones, incluyendo las propias Leyes de Reforma, pasaron de la esfera de aplicación del Poder Ejecutivo a la del Poder Judicial estatal, con un desarrollo tan amplio que hizo posible que gran parte de esa normatividad perdure hasta nuestros días transformando desde entonces el orden jurídico de la entidad. Materia legislativa del Congreso del Estado de México antes y después de la Constitución de 1857 La identificación de la materia legislativa del Congreso local nos lleva al estudio de dos aspectos fundamentales; el primero tiene que ver con las facultades y atribuciones constitucionales del Poder Legislativo en las Constituciones de 1827, 1861 y 1870; y el segundo, que se refiere a la cuantificación y tipología de su trabajo legislativo, desde la erección del estado en 1824 hasta el movimiento revolucionario de 1910. Con respecto a las facultades y atribuciones del Congreso local, la Constitución de 1827 estableció de manera concreta 19; la de 1861, 23; y la de 1870, 35; de las 19 que determinó la Constitución de 1827, 10 se mantuvieron de manera constante y sin cambio alguno en las otras constituciones, también se mantuvieron 10 idénticas en las que adicionó la Constitución de 1861, mismas que fueron retomadas sin cambio alguno en 1870. Para comprender con mayor claridad lo anterior, en el cuadro 5.1 se presenta un resumen de las facultades y atribuciones que cada Constitución estableció como propias del Congreso. En ejercicio de las mismas, el Congreso, en sus periodos de vigencia, emitió 2,950 decretos en el lapso de 1824 a 1910, 86 años para ser precisos. 235 Héctor Guevara Ramírez Atribuciones y facultades del Congreso del Estado de México en las Constituciones de 1827, 1861 y 1870 Facultad/atribución del Congreso del Estado de México 1827 1861 1870 Dictar leyes para la administración y gobierno del estado; interpretarlas, aclararlas, reformarlas y derogarlas. X / / Resolver y declarar si sus acuerdos son ley, decreto, o simple providencia económica. X 0 0 Examinar y calificar la instalación y funcionamiento de la Junta General Electoral de diputados del estado. X 0 0 Calificar las elecciones de diputados para admitirlos o no en el seno del Congreso. X 0 0 Elegir a los senadores del estado y sufragar para la elección de presidente, vicepresidente y ministros de la Suprema Corte de Justicia. X 0 0 Nombrar gobernador, teniente, consejeros, miembros del Tribunal de Justicia y tesorero general. X / 0 Declarar la formación de causas contra diputados, gobernador, teniente, consejeros y ministros del Tribunal Superior de Justicia. X / / Conocer de los delitos de oficio cometidos por diputados e imponerles las penas correspondientes. X 0 0 Fijar anualmente los gastos del estado, asi como las contribuciones y modo de recaudarlas para cubrirlo. X / / Examinar y calificar anualmente la cuenta general de inversión de los caudales del estado. X / / Decretar la creación, reforma o supresión de las oficinas, plazas de hacienda y de la judicatura. X / / Ordenar el establecimiento o supresión de los cuerpos municipales y dar reglas para su organización. X / / Hacer la división del territorio, determinando el que corresponde a distritos, partidos o municipalidades. X / / Aprobar los arbitrios para las obras públicas de utilidad común. X / / Sistematizar la educación pública en todos sus ramos. X / / Arreglar el cupo y contingentes del estado para el servicio de la milicia y sus reemplazos en el ejército permanente. X / / Proteger la libertad política de la imprenta. X 0 0 236 El Estado de México CONTINUACIÓN Atribuciones y facultades del Congreso del Estado de México en las Constituciones de 1827, 1861 y 1870 Facultad/atribución del Congreso del Estado de México 1827 1861 1870 Conceder cartas de ciudadanía y naturaleza a los extranjeros, con arreglo a las leyes que dicte el Congreso de la Unión. X / / Dictar leyes sobre todo aquello no reservado expresamente a los poderes generales. X 0 / Hacer las iniciativas que se crean convenientes a los poderes generales. 0 X Ejercer las funciones electorales bajo las bases de esta Constitución y lo que disponga la ley orgánica electoral. 0 X / Cambiar la residencia de los poderes del estado. 0 X / Dar las bases para que el Ejecutivo celebre empréstitos sobre el crédito del estado; aprobarlos, reconocerlos y pagarlos. 0 X / Conceder indultos y amnistías por delitos cuyo conocimiento pertenezca a los tribunales del estado. 0 X / Conceder premios y recompensas por servicios eminentes prestados a la humanidad y al Estado. 0 X / Prorrogar por 30 días útiles el primer periodo de sus sesiones ordinarias. 0 X / Formar su reglamento interior y tomar las medidas necesarias para la asistencia, faltas y omisiones de los diputados. 0 X / Llamar a los diputados suplentes en caso de muerte, exoneración o inhabilitación de los diputados propietarios. 0 X / Conceder al Ejecutivo facultades para afrontar situaciones extraordinarias que garanticen el bien y la paz del estado. 0 X / Cumplir con las obligaciones que se le impongan por las leyes de la Unión. 0 X / Nombrar y remover al contador de glosa y al tesorero general. 0 0 X Conceder cartas de ciudadanía del estado y rehabilitar a los que perdieron sus derechos ciudadanos. 0 0 X Iniciar leyes generales ante la Unión y representar al estado cuando éstas perjudiquen sus intereses. 0 0 X Dictar disposiciones generales para pagar la deuda pasiva del estado. 0 0 X 237 Héctor Guevara Ramírez CONTINUACIÓN Atribuciones y facultades del Congreso del Estado de México en las Constituciones de 1827, 1861 y 1870 Facultad/atribución del Congreso del Estado de México 1827 1861 1870 Disponer lo conveniente para administrar, conservar, enajenar o invertir los bienes del estado. 0 0 X Resolver sobre las renuncias de sus miembros, del gobernador, de los ministros de justicia y de los empleados. 0 0 X Recibir la protesta del gobernador, diputados, ministros de justicia, tesorero y contador general. 0 0 X Ratificar los acuerdos del Congreso de la Unión. 0 0 X Conceder licencia al gobernador, diputados y ministros de justicia por más de dos meses. 0 0 X Computar los votos en la elección de gobernador y declarar al ganador. 0 0 X Arreglar y fijar los límites del estado en términos del artículo 110 de la Constitución General. 0 0 X Establecer tropa permanente en el estado previo consentimiento del Congreso de la Unión. 0 0 X Exhortar a los Poderes de la Unión a que le presten protección al estado. 0 0 X Cuadro 5.1 * Cuadro elaborado por el autor con información contenida en las Constituciones del Estado de México de 1827, 1861 y 1870, con respecto a las facultades y atribuciones del Congreso y con algunos aspectos del estilo propio de cada Constitución. Notas: X Significa que dicha atribución o facultad es propia y original de la constitución de referencia. / Significa que dicha atribución o facultad fue retomada de la constitución que le antecedió. 0 Significa que dicha facultad no se contemplaba en la constitución referida. En este largo periodo de 86 años, el Congreso del Estado de México expidió, con base en sus facultades y atribuciones, 2,950 decretos de diversos tipos, desde los relacionados con la administración de la justicia civil y penal en la entidad, hasta los de interés económico. En estos decretos se encuentran no solo aquellos 238 El Estado de México en los que el Congreso conocía de los delitos de oficio cometidos por los diputados y la imposición de las penas que les correspondían; sino también los que se referían a las atribuciones que le permitían reconocer capacidades físicas y jurídicas de las personas para que pudieran administrar sus bienes, o bien, reconocer la equivalencia de las capacidades académicas de los individuos para desempeñar ciertas profesiones en el estado; muchas de estas disposiciones las decretó el propio gobernador de la entidad en turno. Al hacer un desglose de los 2,950 decretos referidos, podemos identificar aspectos relevantes que nos informan de manera precisa a qué tipo de asuntos específicos se refería cada uno de ellos. La Colección de Decretos,1 que para tal efecto elaboró el Congreso del Estado en conjunto con otras instituciones, nos sirvió para elaborar el cuadro 5.2, en el que se observa que de los 2,950 decretos expedidos por el Congreso, 1,700 se relacionan con el mismo Poder Legislativo del Estado; es decir, casi 58% de los decretos se referían a asuntos propios de las materias legislativas que concernían a la misma Cámara local. De la misma manera, del total de los decretos, 400 se relacionaban con asuntos exclusivos del Poder Ejecutivo del Estado; 200 con el Poder Judicial, 150 fueron específicos de la materia impositiva en la entidad, y los restantes 500 correspondían a todos los demás temas relacionados con facultades y atribuciones del Congreso, que ejerció de la manera establecida en las propias constituciones locales. Lo realmente útil de estas cifras es que nos permiten identificar de forma precisa, a qué tipo de asuntos particulares se refería cada uno de los decretos con los que cada poder estaba relacionado, a qué tipo de impuestos se referían y en qué circunstancias se 1 Esa Colección de Decretos es la misma a la que a lo largo de este trabajo se ha hecho referencia en múltiples ocasiones; fue elaborada por el Poder Legislativo del Estado de México a través de su Instituto de Investigaciones Legislativas, la Universidad Autónoma del Estado de México y el Colegio Mexiquense A.C. En ella se recopilan los decretos expedidos por el Congreso del estado a partir de 1824 y hasta 1910. Dicha colección se encuentra documentada en alrededor de 13,000 páginas ordenadas en 31 volúmenes o tomos que reproducen cada uno de los decretos sin un estricto orden cronológico y secuencial en todos los casos, aunque sí de manera ordenada al estilo propio de cada época, que incluso motivó la expedición de decretos específicos para darles uniformidad en su presentación, expedición y concentración. 239 Héctor Guevara Ramírez expidieron las resoluciones con carácter de ley por parte del Congreso del estado. Esta información puede procesarse de manera integral y en términos breves para encontrar una aproximación a cada uno de los asuntos atendidos por el Congreso local mediante la aplicación de técnicas de muestreo. Esta información es útil para entender las causas que dieron motivo a la creación de cada uno de los 2,950 decretos en ese periodo, también es útil para saber los que fueron expedidos antes y después de la Constitución de 1857. Para no hacer una clasificación de los decretos a partir del ordenamiento individual de cada uno de ellos porque rebasaría los alcances de este tema; se realizó un muestreo a partir de la integración de un modelo representativo de todos los decretos de este periodo, con el objetivo de construir la tipología general que nos diera certeza en nuestra investigación. De esta manera, consideramos que la muestra representativa, bien puede ser aquella que, tomando un grupo de 11 decretos por cada uno de los 35 tomos de que se compone la Colección de Decretos, nos daría una muestra de 341 de un global de 2,950, lo cual equivale a tener 341 elementos de estudio, es decir, una muestra de 11.5% del total, lo que en términos estadísticos constituye una muestra válida y confiable. La certidumbre que nos proporciona este estudio, se basa en la técnica mixta, que se aplicó con elementos predeterminados, ya que los decretos están compilados en 31 tomos; los cuales en su mayoría, reúnen de manera progresiva los decretos expedidos por el Congreso. En este ejercicio, la selección de la muestra de 11 decretos por cada tomo, se realizó a partir de considerar la selección de los primeros tres y los últimos cuatro decretos de cada tomo, además de seleccionar el decreto que en su número corresponda al del mismo tomo, es decir, se analizó el decreto número 1 del tomo 1, decreto 2 del tomo 2, y así sucesivamente hasta el decreto 31 del tomo número 31. En el caso de los tomos que se integran por un solo decreto como en los del Código Civil, tomo VIII; del Código Penal, tomo XII, y Código de Procedimientos Civiles, tomo XVIII, la muestra 240 El Estado de México se duplicó en forma consecutiva en los tomos siguientes, en los que se analizaron el doble de decretos en el mismo sentido de la muestra, es decir, seis decretos iniciales y ocho finales, además de que ese único decreto fue tomado como si correspondiera al numero consecutivo del tomo. Hasta aquí, el modelo representativo de cada tomo sería de tamaño ocho, por lo que los otros tres decretos utilizados para completar la muestra de tamaño 11, correspondió a los tres decretos siguientes a los primeros 10 decretos de cada tomo, con lo que la muestra se volvió aleatoria sin desviación alguna. Este método, permitió integrar la muestra en forma secuencial; es decir posibilitó el hecho de incorporar al muestreo los decretos que en cada tomo aparecieron en el siguiente orden: 1, 2, 3, 11, 12, 13 y los últimos cuatro de cada uno de los tomos de la colección; además del decreto que correspondió al número del tomo respectivo, en cuyos casos de repetición (por ejemplo, el decreto 1 del tomo 1, etc.), se agregó a la muestra el último decreto de la serie final de cada tomo; en tales casos, los últimos decretos de cada tomo pudieron aumentar de cuatro a cinco decretos para su análisis. Con esta segmentación de la muestra se puede obtener, de acuerdo con los principios de las técnicas utlizadas, una confianza de 5% de error, es decir, que los resultados son confiables y por lo tanto, la muestra y sus resultados aceptables. Con estos lineamientos se realizó el estudio de los decretos incluidos en la colección referida, los resultados obtenidos los presentamos de manera resumida en el cuadro 5.2. Es preciso señalar que la Colección de Decretos plantea para estos efectos, que el tomo V es el que refiere la división de la actividad legislativa antes de 1857 y posterior a dicho año; por lo tanto, los primeros cinco tomos de la Colección constituyen el antes y los 26 posteriores el después de la actividad legislativa a partir de la Constitución de 1857. Es claro que la muestra de la materia legislativa del Congreso antes de la Constitución de 1857, está dada por 55 decretos y después de ella por 286. En el cuadro 5.2 se observa de forma en que la actividad legislativa se intensificó a partir de la Constitución de 1857, entre otras razones por el hecho de que las luchas violentas impedían realizar 241 Héctor Guevara Ramírez no sólo las actividades institucionales del Congreso, sino también las tareas del estado y la nación; además de que sus facultades eran menores a las que a partir de 1861 dispuso el Congreso local para legislar en otras materias que acrecentaron su fortaleza.2 En el cuadro de referencia es notable que a partir de 1857, la actividad legislativa tuvo un gran peso en la aplicación y debida observancia de las Leyes de Reforma; lugar especial que ocupó la materia del Registro Civil, que incluso podemos afirmar, obligó a la elaboración y expedición en 1870 del Primer Código Civil del Estado de México. En materia de justicia, el Congreso tuvo una importante carga de trabajo, considerando que entre sus facultades estaba la posibilidad de conceder indultos y conmutaciones de penas en el orden criminal; así como hacer realidad a través del orden jurídico, la procuración y el mantenimiento de la paz social, la necesidad de sistematizar esas facultades, motivó la expedición del Código Penal del Estado en 1875. Al observarse entre las facultades del Congreso la de nombrar funcionarios en los tres poderes del estado es notable, ésta representó una de las mayores actividades legislativas, ya que el acto administrativo de organizar al Poder Judicial en una estructura territorial, por materias e instancias, requirió del Congreso una gran labor para analizar los perfiles de los candidatos, habilitarlos para el desempeño de sus funciones y extenderles los nombramientos en las plazas del Poder Judicial del estado. La parte económica de los asuntos del estado, tuvo una gran relevancia, como podemos observar en el cuadro siguiente, ya que antes de la Constitución de 1857, la actividad económica ocupo el lugar número seis en materia de trabajo legislativo, pero después de esa Constitución, se convirtió en la actividad número tres. La adversidad que vivió el Estado de México con el desmembramiento de su territorio y la disminución de su población, trajo aparejada la necesidad de reformar su legislación para adecuarla a su nueva realidad. 2 Véase en el cuadro 5.2 el número y tipo de facultades que tenía el Congreso del estado en cada uno de los periodos constitucionales de referencia. 242 El Estado de México La nueva dinámica social exigió cambios sustanciales en el desarrollo y evolución de la entidad, que motivaron un nuevo impulso en el desempeño de sus instituciones, crecimiento que generó un gran esfuerzo legislativo cuya piedra angular fue el Congreso del estado. El nuevo orden económico, político y social hizo necesario otorgar al Congreso, nuevas atribuciones y facultades para desplegar una estrategia jurídica que permitiera la expedición de distintas resoluciones y decretos que concretaran el cambio social. El cuadro 5.2 nos ofrece la oportunidad de observar este hecho y nos invita a examinar innumerables inferencias de su contenido. Materia Legislativa del Estado antes y después de la Constitución de 1857 Orden Decreto/resolución del Congreso Antes Después Total de 1857 de 1857 1 Indultos de pena de muerte y prisión a reos del estado. 1 20 21 2 Exenciones de impuestos, pagos y cuotas diversas. 1 13 14 3 Nombramiento de funcionarios de los tres poderes del estado. 8 18 26 4 Establecimiento de oficinas y comisiones públicas. 3 13 16 5 Presupuestos y misceláneas fiscales. 1 11 12 6 Erogaciones diversas con cargo al erario público. 3 16 19 7 Autorizaciones para actos de administración de la justicia civil. 2 13 15 8 Convocatorias a elecciones. 1 9 10 9 Modificaciones a la geografía y denominación de poblaciones, comunidades, municipios y distritos judiciales y electorales. 1 9 10 10 Otorgamiento de pensiones y liquidaciones con cargo al erario. 3 14 17 11 Dispensa de requisitos legales para profesiones y cargos públicos. 3 13 16 243 Héctor Guevara Ramírez CONTINUACIÓN Materia Legislativa del Estado antes y después de la Constitución de 1857 Orden Decreto/resolución del Congreso Antes Después Total de 1857 de 1857 12 Modificaciones a leyes, decretos y resoluciones del Congreso. 2 11 13 13 Legalización y autorización de actos del Registro Civil. 0 12 12 14 Normas y procedimientos del Instituto Literario. 1 7 8 15 Normas para encabezar y expedir leyes y decretos. 1 9 10 16 Reglamentos del Congreso y otras instituciones. 4 9 13 17 Calificación de elecciones. 1 8 9 18 Expedición de cartas de ciudadanía del estado. 1 10 11 19 Permisos para ferias, sorteos y loterías. 1 9 10 20 Prevenciones especiales del servicio público. 1 8 9 21 Decretar nuevos impuestos y pagos obligados al estado. 2 11 13 22 Establecer fechas conmemorativas y ceremonias. 1 20 21 23 Autorizaciones específicas al gobernador del estado. 3 10 13 24 Normas y procedimientos administrativos. 4 7 11 25 Otro tipo de actos. 5 18 23 55 (1) 286 (2) 341 (3) Total Cuadro 5.2 * Cuadro elaborado por el autor con información de los “Decretos del Congreso del Estado de México”, contenidos en la Colección de Decretos, op. cit. Notas: 1) Tamaño de la muestra del segmento; decretos del periodo de 1824 a 1857. 2) Tamaño de la muestra del segmento; decretos del periodo de 1857 a 1910. 3) Tamaño total de la muestra representativa del universo de 2,950 decretos. 244 El Estado de México Expedición del Código Civil del Estado de México de 1870 Una de las repercusiones directas de la Constitución de 1857 y de las Leyes de Reforma, fue la expedición del Código Civil del Estado de México en 1870;3 las razones torales de esa promulgación fueron las siguientes: • Primero. Las Leyes de Reforma requerían de normas complementarias para la estricta aplicación de sus principios y procedimientos, sobre todo en apego de la Ley sobre el Estado Civil de las Personas. • Segundo. La necesidad de dar un marco amplio de aplicación de las normas constitucionales en materia de administración de la justicia en lo civil, establecidas en el capítulo XXVI de la Constitución del estado de 1861. Es importante mencionar que el Código Civil del estado fue aprobado en el Congreso local durante el periodo de gobierno de Mariano Riva Palacio y siendo presidente del Congreso el diputado Manuel Alas, ex gobernador del estado, ambos grandes liberales identificados con las causas juaristas. Esta ley se publicó meses después, cuando era gobernador Valentín Gómez Tagle. El contenido liberal que caracterizó al Código Civil, fue antecedente de la eficacia en su función. Su estructura arroja que estaba conformado por un total de 2,252 artículos debidamente organizados en cuatro grandes partes o temas; la primera, “Un título preliminar”; la segunda, “De las personas”; la tercera, “De los bienes, la propiedad y sus diferentes modificaciones”; y la cuarta, “De los diferentes modos de adquirir la propiedad”; constituyendo así uno de los cuerpos legales más amplios de la república en materia civil de esa época. 3 “Decreto Número 160 del Congreso del Estado de México”, expedido en Toluca el 21 de junio de 1870, Colección de Decretos, op. cit., que integra en su totalidad el tomo Vlll de la misma colección, pp. 5-489. 245 Héctor Guevara Ramírez El carácter innovador del Código Civil de 1870 cobró mayor relevancia cuando en su contenido se incluyeron todos los elementos de la Ley del Estado Civil de las Personas, inclusive las formas y procedimientos para la organización del servicio del Registro Civil. En el proemio del Código, el título preliminar establecía en 13 artículos las reglas generales para su aplicación, en las cuales se precisaban los efectos de cada una de las leyes en materia civil. En su exposición es preciso en aclarar que la ley podría interpretarse de manera auténtica, usual y doctrinal, con lo que todos los principios que habían inspirado las Leyes de Reforma se volvían obligatorios para su debida interpretación y aplicación en todo el estado. Desde 1870 muchos de estos principios se mantienen sin alteraciones significativas hasta nuestros días. Entre estas reglas de aplicación destaca la ordenanza contenida en el artículo segundo, que prevenía la observancia general de dicho código de manera diferenciada en la entidad, en razón de que entraría en vigor en todo el territorio del estado en forma gradual, iniciando su vigencia a partir del día siguiente de su publicación en cada población del estado y en la que podría demorar un día por cada cinco leguas de distancia contadas a partir del lugar en que debía promulgarse. Esta disposición que resultaba novedosa y confusa a la vez, permitía la entrada en vigor del código hasta con una semana de diferencia entre las poblaciones más alejadas en relación a la capital estatal. El Código Civil del Estado de 1870 tenía una gran organización lógica de su contenido; en su segunda parte, “De las personas” y en sus títulos del I al XI, iniciaba con la conceptualización de las personas y su calidad jurídica en el estado, normando su domicilio, estableciendo la elaboración y el uso de actas del estado civil de las personas a partir del nacimiento o legitimación del parentesco y los lazos consanguíneos del matrimonio y la defunción; además, determinaba los procedimientos y términos para las rectificaciones procedentes, desarrollando una amplia gama de supuestos que permitían hacer un mejor desglose de cada uno de ellos. Con estas normas y en apego también a la Ley sobre el Estado Civil de las Personas, se organizó el Registro Civil en el estado 246 El Estado de México como una de las instituciones más provechosas para el fomento de la convivencia social y el establecimiento sólido del Estado de derecho en todo su territorio. Dicho registro tuvo antecedentes antiguos en nuestra entidad que inspiraron este tipo de normas para todo el país. Una característica peculiar de este Código es que en el apartado denominado “De los bienes, la propiedad y sus diferentes modificaciones”, desarrolló un gran capitulado que estableció de manera muy puntual todas las tipologías y modalidades de la propiedad. Esta parte también es de gran trascendencia porque en ella se sintetizaron todos los principios de la Reforma, que pretendían regular la propiedad de los bienes de las personas y corporaciones, a partir de su división en muebles e inmuebles y los tipos de propiedad de ambos. Con estas definiciones se daban los elementos necesarios para la identificación de las manos muertas, la concentración de la riqueza y la existencia de formas disfrazadas de posesión en manos de los grupos eclesiásticos. Con respecto a esos principios de la Reforma, en la parte de “Los diferentes modos de adquirir la propiedad” se desarrollaron distintas modalidades de propiedad y posesión de los bienes en beneficio de sus poseedores, usufructuarios y servidumbres, en los que su característica común era que los bienes podrían cambiar de propietario con otras formas específicas en las que no necesariamente se tendría que pagar por ellas; todo lo anterior en beneficio de los grupos más numerosos de la población y en detrimento de los grandes propietarios como la Iglesia. Del mismo modo, se estableció una gran cantidad de normas para la regulación de las formas de asociación de las personas que permitieran llevar a cabo funciones de adquirir, administrar y transmitir bienes, con lo que todos los grupos religiosos y asociaciones de personas en general tendrían que dar cuenta de manera pública de los bienes a su favor y la forma en que los estaban usando. Una mención especial merece la creación de otra de las grandes instituciones de la Reforma, que permitiría realizar la verificación y control de las modalidades de la propiedad de inmuebles: el establecimiento del Registro Público, que se refería de manera 247 Héctor Guevara Ramírez concreta a la propiedad raíz de todos los bienes inmobiliarios en la entidad, aun cuando su nombre no se dio como tal, pero que se refería al desarrollo de sus funciones sustantivas a todo lo anterior y por cuya importancia merece ser analizado en un apartado especial con mayor detalle y profundidad. Establecimiento de nuevas Instituciones: el Registro Civil El establecimiento del Registro Civil como una de las nuevas instituciones de la Reforma se llevó a cabo en el Estado de México de acuerdo con las leyes nacionales, al incluir su conformación en el Código Civil del estado de 1870. Si bien es cierto que este código no disponía la creación de las instituciones como tales, que era hasta entonces una facultad del Congreso, sí consideraba la realización de actos y procedimientos formales que al llevarse a cabo estructuraban a esa nueva institución. Es decir, el Código Civil del estado determinó la manera de realizar las funciones sustanciales del servicio público del Registro Civil de las personas, sin referirse a la conformación adjetiva del propio servicio que, podremos observar, ha mantenido sus principales rasgos característicos. Para iniciar con la explicación de las razones por las que el Registro Civil nació institucionalmente en el área de atención de la Secretaría de Gobierno del estado, es porque la Constitución Política del mismo determinó desde 1827 que las secretarías de despacho con las que el gobernador ejercería sus atribuciones serían las mismas que se ratificaban en el Estatuto Provisional para el Gobierno Interior del Estado, que desde el periodo del gobernador Plutarco González en 1855, existían en la entidad sin cambio alguno: Gobernación y Justicia, Relaciones y Guerra, y Hacienda. Cuando el Código Civil se publicó el 21 de junio de 1870 para su debida observancia, el gobierno del estado estaba encabezado por Valentín Gómez Tagle; a él le correspondió realizar una 248 El Estado de México transformación institucional en la estructura administrativa que, a través de una sola secretaría de despacho, atendía todos los ramos del Poder Ejecutivo: la Secretaría General, que dividió en distintas secciones inherentes a las antiguas secretarías de Justicia, Hacienda, Gobernación y Policía; estas dependencias del Ejecutivo sirvieron de referencia institucional al nacimiento y desarrollo del Registro Civil. De conformidad con lo establecido en el propio Código Civil, en particular con lo que determinaba su artículo 50, los presidentes de los ayuntamientos ejercerían en sus respectivas municipalidades las funciones de oficiales del Registro Civil, que se mantuvieron en el estado hasta muy avanzado el siglo XX. Con estas disposiciones, a través del Código Civil de 1870, se conformó el nacimiento institucional del Registro Civil. En primer lugar, en su capítulo primero, título tercero, “De las disposiciones generales a las actas del estado civil”, se determinó quiénes serían los responsables de llevar a cabo el servicio del registro; además, por determinarse que éstos serían los presidentes de los ayuntamientos, se entendía que dichas acciones se llevarían a cabo en las oficinas y lugares en donde desarrollaban sus funciones habituales, con lo cual se resolvió la parte adjetiva de proporcionar los recursos humanos y físicos para prestar este nuevo servicio a la sociedad. En segundo lugar, se establecieron en ese mismo título, en sus capítulos II, III y IV, las normas y procedimientos por medio de los cuales se habría de llevar el Registro Civil en sus tres etapas principales; la primera, del nacimiento de cada una de las personas; la segunda, de su unión en matrimonio en su caso; y la tercera, la de su irremediable defunción. El registro de estas tres etapas fundamentales en la vida de todo individuo, dos de ellas propias e inevitables de todos los seres humanos, nacimiento y defunción; y otra estrictamente voluntaria, el matrimonio, serían la materia del Registro Civil. Cabe decir que el fundamento operativo del Registro Civil ha tenido éxito desde que se creó hasta nuestros días, entre otras cosas porque se basó en los principios de las teorías burocráticas 249 Héctor Guevara Ramírez que establecen que los actos del gobierno deben hacerse por escrito, integrando expedientes y registros ordenados para el manejo y clasificación de la información para su uso lícito. Estos principios estuvieron debidamente contemplados en dicho código, que en su artículo 32 establecía: Los oficiales del Registro Civil llevarán por duplicado tres libros, que se denominarán: Registro Civil y contendrán, el primero: actas de nacimiento, legitimación, reconocimiento, adopción o arrogación; el segundo: actas de matrimonio; y el tercero: actas de fallecimiento. En uno de estos libros se asentarán las actas originales de cada ramo, y en el duplicado seguirán haciéndose inmediatamente copias exactas de ellas, cada una de las cuales será autorizada por el oficial del registro civil. El Registro Civil consistía entonces de dos libros de registro, cada uno consignaba tres tipos de actas; los datos que estos documentales públicos hacían constar, eran similares en todas las entidades federativas, acto administrativo que permitía recabar la misma información básica. El proceso típico era la entrega de uno de los dos ejemplares al ciudadano como constancia personal de la realización del acto civil y el segundo ejemplar se asentaba en el libro de registro numerando progresivamente cada foja. El registro oficial de los nacimientos y defunciones, así como de los matrimonios, adquirieron una connotación estrictamente jurídica para los fines sociales. A través del registro de estas acciones se pudo atender y manejar, el cúmulo de problemas sociales que generaba el estado civil de las personas y sus derechos inherentes. Es preciso decir que el Registro Civil fue más allá que la Iglesia en esta materia, ya que los bautizos no eran la única forma de reconocer el nacimiento y parentesco de alguien, sino que las disposiciones civiles se le permitió reconocer otras figuras jurídicas que complementaban al nacimiento como medio para dar el mismo significado a la unión de personas; la legitimación, el reconocimiento, la adopción y la arrogación que eran otras maneras en 250 El Estado de México que las relaciones personales se equiparaban con las de la procreación natural de hijos. El registro de estos actos, establecidos en las Leyes de Reforma y después en cada una de las entidades federativas, se convirtió en el medio por el cual los poderes públicos lograron explicar y resolver los mayores problemas sociales de la época, así como normar bajo un Estado de Derecho la futura convivencia de la sociedad. En este contexto se explica uno de los factores de enriquecimiento de la Iglesia católica y su manifestación como factor de poder en todos los ámbitos de la vida nacional. Era esa institución la que normaba y llevaba a cabo el registro del nacimiento de todos los individuos, ya que concentraba la información de cada persona a través de la elaboración y registro en libros parroquiales de la fe o boleta de bautizo; transformación jurídica que se representa en actas de nacimiento con el advenimiento de las Leyes de Reforma. Antes del movimiento reformista, La Iglesia realizaba el registro y control de las uniones matrimoniales, con la consecuente celebración de uno de los sacramentos de su doctrina: el matrimonio acto religioso que producía no sólo constancias registrales sino también ingresos económicos al clero. Este orden de cosas permitió que por siglos la Iglesia influyera en la estructura familiar y social del país, a la vez que acumulaba riquezas por el uso y aprovechamiento de esa información en su beneficio, ya que las corporaciones religiosas obligaban a que todos esos ceremoniales se realizarán en la misma demarcación en que habitaban los solicitantes y en caso contrario, requerían de la realización de amonestaciones y comunicados entre las distintas jurisdicciones religiosas que precisaban de otras notificaciones y certificados que implicaban un costo adicional. La trascendencia de la fundación del Registro Civil debe analizarse a la luz de diferentes aspectos: Económico, religioso, jurídico, social pero sobre todo político, por las implicaciones que represento en las relaciones de poder de la época. La celebración de cada ceremonial religioso, significaba un costo económico proporcional a la situación patrimonial del solicitante. 251 Héctor Guevara Ramírez El bautismo o nacimiento cristiano, daba inicio a una serie de eventos obligatorios para los feligreses, que representaron siempre un menoscabo en sus bienes o posesiones: Confirmaciones, presentaciones, comuniones, matrimonios, confesiones, penitencias cuya expiación era pecuniaria o defunciones con herencia de por medio, donde curiosamente el beneficiario era la Iglesia. El deterioro económico del pueblo católico, fue paradójicamente el sustento de la acumulación de la riqueza de las corporaciones religiosas, abundancia que las ubicó como el más importante de los factores reales de poder del siglo XIX. La creación del Registro Civil hizo posible la sistematización de los registros y controles jurídicos que permitirían al Estado Mexicano, llevar a cabo de manera ordenada y cierta, el registro del nacimiento de las personas, acto administrativo que hizo posible la determinación precisa de sus lazos consanguíneos y de sus vínculos ascendentes y descendentes, con los datos de registro de la información de sus padres y abuelos, procedimiento jurídico que sirve al Derecho Civil para normar derechos y obligaciones de las personas. Es en la figura del matrimonio civil donde se encuentra la génesis del registro y control de las acciones que tenían como consecuencia el cumplimiento jurídico de obligaciones que antes era sólo de tipo moral; por ejemplo, los cuidados básicos como la alimentación y el sustento de las personas, así como la posesión y transmisión de los bienes muebles e inmuebles entre personas ligadas jurídicamente por el parentesco. Cabe señalar que en su origen todos los servicios prestados por el Registro Civil fueron completamente gratuitos en consonancia con el artículo 51, párrafo segundo del Código Civil, pero con obligaciones expresas para realizar la manifestación ante la autoridad de la verificación de dichos actos, como la declaración de los nacimientos dentro de los primeros 15 días siguientes al parto. El Registro Civil es una institución que ha sido prodiga en su desarrollo y que ha mantenido sus características esenciales, producto del movimiento reformista. Su inclusión en el sistema jurídico mexicano, ha permitido la estabilidad social y la gobernabilidad 252 El Estado de México del país y del estado, no solo por suprimir la intervención de la Iglesia en un área estratégica de la nación sino también por otorgar certeza a todos los actos celebrados entre las personas. A su nacimiento en 1870, el Registro Civil del Estado de México debía tener igual número de oficialías como ayuntamientos y municipalidades, existían en la entidad: 22 y 81, respectivamente, con lo que se debían instalar en cumplimiento de las disposiciones del Código Civil, 103 oficialías en todo el estado. Registro Público de la Propiedad: otra institución de la Reforma en el Estado de México La creación del Registro Público de la Propiedad en el Estado de México, al igual que el Registro Civil, fue una consecuencia directa del desarrollo legislativo e institucional de la entidad, motivada por las Leyes de Reforma y la aplicación plena de los preceptos constitucionales de 1857. El instrumento jurídico que dio forma al nacimiento de esta institución también fue el Código Civil de 1870. En el caso del Registro Público, estableció un apartado especial para darle forma: el título XX de la Ley Sustantiva Civil lo denominó: “Del Registro Público”. Este título, compuesto de nueve capítulos y algunas disposiciones transitorias, ordenó en 170 artículos todo lo relacionado con esa nueva institución del estado, la cual se mantiene desde entonces y hasta nuestros días sin cambios considerables con respecto a su diseño y funcionalidad. El capítulo I de ese título XX, “De las disposiciones generales”, en su artículo 2,092 determinó que: “En cada uno de los Distritos del Estado habrá una oficina de Registro Público de los Derechos Reales sobre Los Bienes Inmuebles situados dentro del Distrito”. Para el caso de la instauración del Registro Civil, se estableció la existencia de una oficina en cada municipalidad y en el caso del Registro Público, en cada uno de los distritos, que eran nueve; y con la reforma constitucional de 1870 se elevó a 16, número que 253 Héctor Guevara Ramírez se mantuvo hasta después de la Revolución sin cambios y con pequeñas modificaciones hasta la segunda mitad del siglo XX. En este sentido, el establecimiento del Registro Público implicó la creación inmediata de nueve oficinas en el territorio estatal, pero casi inmediatamente después se debieron instalar siete oficinas adicionales en el lugar mismo de la cabecera de los nuevos distritos. Para sustentar esta acción administrativa el Congreso emitió un decreto4 que confirmaba la debida integración del Registro Público; en el artículo 1 determinó: Se autoriza el gasto de $ 5,871.20 para sueldos de los oficiales del Registro Público en los 16 distritos del estado, desde el 1° de septiembre prócsimo hasta el 2 de junio de 1871, bajo la base de las asignaciones fijadas en el reglamento de 8 de julio anterior. La misma ordenanza en el artículo 2 completaba las disposiciones en ese rubro, pues explicaba: “Se autoriza igualmente el gasto de 1,000 pesos para la compra de muebles y útiles de las oficinas del Registro Público en los 16 distritos del estado”. La voluntad política del Congreso hizo realidad la creación y el equipamiento del Registro Público; sólo hacía falta determinar un asunto de gran importancia; el tipo de autoridad que sería responsable de su funcionamiento, para dar respuesta a esa necesidad el mismo Código estableció en su capítulo IX, artículo 2,153, que: El Registro Público de cada distrito estará a cargo de un tenedor que debe ser letrado. Las faltas o ausencias de éste se suplirán por el Juez letrado del distrito o por el que haga sus veces. En los distritos en que haya más de un Juez letrado, el más antiguo será quien lo supla. 4 “Decreto Número 17 del Congreso del Estado de México”, expedido en Toluca el 22 de agosto de 1870, Colección de Decretos, op. cit. tomo lX, p. 29. 254 El Estado de México El tenedor, antes de entrar en el ejercicio de su cargo, prestará protesta y dará fianzas, en conformidad con lo dispuesto en los reglamentos. Estas disposiciones dieron origen a la parte adjetiva de la nueva institución; por un lado, se determinaba lo conducente al establecimiento de sus oficinas y por otro, se definía quién habría de desarrollar la función de registrador, cómo sería su nombramiento y cuáles serían sus percepciones. Las demás disposiciones contenidas en el Código Civil establecerían la parte sustantiva del Registro Público, es decir, las normas y procedimientos para llevar a cabo la función de registrar los derechos de los propietarios de los bienes inmuebles del estado. La profunda raigambre liberal que les dió origen hizo que el Registro Público fuera muy parecido al Registro Civil, en su propio artículo 2,154 el Código estableció que: El tenedor del Registro llevará un libro, en el cual asentará la presentación de la copia auténtica prevenida en el artículo 2,117 en el acto de recibirla, expresando la naturaleza del título, la inscripción que se pide, el día y la hora de presentación, y la persona que la hace. De igual manera, el artículo 2,161 del Código, determinó que: El gobierno formará los reglamentos para el régimen interior de las oficinas del Registro Público. Los reglamentos fijarán el número de libros y el modo que han de llevarse, bajo la base de que contendrán tres índices, de los cuales dos serán alfabéticos, referentes a los nombres de los dueños el primero, y de las cosas el segundo, y el tercero será cronológico. Fijarán también la forma en que han de custodiarse los ejemplares retenidos de los títulos insertos y las relaciones necesarias entre el tenedor del Registro y el Ministerio Público cuando se establezca en el estado. Los reglamentos contendrán igualmente el arancel de lo que deba pagarse al tenedor del Registro por el que haga de los actos que a él están sujetos, según las prescripciones de este título. 255 Héctor Guevara Ramírez En acotamiento a estas disposiciones, el Código Civil estableció el pago de cuotas por la realización de los actos registrales, determinación que contrasta con lo referente al Registro Civil, que ordenó la gratuidad de dichos actos de registro, aunque transitoriamente se reglamentó que el gobierno facilitaría la realización de la primera inscripción en el registro y en algunos casos se exentaría el pago en los distritos en que la división de la propiedad territorial o la subdivisión del dominio así lo aconsejaran. Una parte muy importante de la función sustantiva del Registro Público, tiene que ver con lo que constituirían sus principales procedimientos, que estuvieron normados en las disposiciones transitorias del propio título XX del Código Civil, que se referían a la temporalidad del registro y que expresamente señalaban que dichos asientos deberían contar por primera vez con la referencia que sobre ellos existieran en libros anteriores. Con estos preceptos el Registro Público cimentaba la historia de la propiedad inmobiliaria del estado a partir de la identificación de los inmuebles, de sus propietarios y de su evolución patrimonial, ya que una de sus disposiciones transitorias obligaba a que en un lapso de dos años posteriores a la promulgación de este Código Civil, se realizara la inscripción de todos los títulos de propiedad existentes hasta antes de dicho registro. La evolución de esta institución de la Reforma tendría su primera gran transformación a poco más de dos años de su nacimiento, ya que durante el periodo del gobernador Alberto García, el Congreso del estado había emitido un decreto5 que suprimía las plazas de oficiales del Registro Público en el estado, el cual establecía lo siguiente: • Artículo 1. Se suprimen las plazas de oficiales del Registro Público en el estado, con excepción de la de Toluca, quedando las oficinas a cargo de los jueces respectivos de 1ª instancia. 5 “Decreto Número 37 del Congreso del estado”, expedido en Toluca por el gobernador del estado, Lic. Jesús Alberto García, el 12 de octubre de 1872, Colección de Decretos, op. cit., tomo X, p. 56. 256 El Estado de México • Artículo 2. El oficial del Registro Público de Toluca disfrutará un sueldo de 800 pesos anuales, no pudiendo ejercer la profesión de abogado, ni intervenir de algún otro modo como parte en los juicios. Con este decreto se daba un cambio sustancial en relación con las facultades y atribuciones de cada uno de los poderes, puesto que una actividad que había nacido como competencia del Poder Ejecutivo se convirtió en una función que desarrolló el Poder Judicial mediante sus estructuras en cada distrito. Lo importante en ese momento parecería ser que lo esencial no era quién fuera el tenedor del Registro Público, sino que el registro se realizara. Este escenario hace evidente que el establecimiento del Registro Público no fue un fin en sí mismo, sino el medio que por excelencia permitiría hacer realidad el cabal cumplimiento de las Leyes de Reforma: identificar los bienes inmuebles de manos muertas, la nacionalización de todos los bienes inmuebles de la Iglesia, el reconocimiento de esos bienes y el inventario de las asociaciones de personas y grupos religiosos. Con estos elementos es posible afirmar que el Código Civil reprodujo e interpretó con fidelidad las Leyes del Matrimonio Civil y la legislación sobre el Estado Civil de las Personas, decretadas una década antes por el presidente Juárez. Un hecho jurídico y social irrefutable es que el Código Civil revolucionó la forma de organizar la vida de todos los habitantes en la entidad, desarrollando formas novedosas para el registro de las relaciones familiares y de convivencia, de la administración de los bienes patrimoniales, de los modos de transmitir las propiedades, de las formas de crear contratos para vender y comprar, así como del procedimiento para establecer los derechos y obligaciones inherentes a su manifestación de voluntad. Estas dos instituciones de la Reforma: el Registro Civil y el Registro Público de la Propiedad, cuyo padre y forjador fue Benito Juárez, siguen evolucionando en el Estado de México a partir de la concepción liberal de esa época y de su constante adecuación a la creciente demanda de estos servicios, los más grandes de la república en su tipo por el número de personas e inmuebles que se registran. 257 Héctor Guevara Ramírez Expedición del Código Penal del Estado de México de 1875 El Código Penal del Estado de México de 1875, tiene un significado muy especial en la evolución jurídica del estado, ya que su expedición representó una aportación directa del desarrollo de la Constitución de 1857, significó también un medio eficaz para hacer cumplir las disposiciones de las Leyes de Reforma. El gobernador constitucional de la entidad, Lic. Jesús Alberto García, en uso de la autorización que el Congreso le había concedido mediante el Decreto número 27, expidió el 12 de enero de 1875 el Código Penal del Estado;6 consta de 1,082 artículos organizados en tres libros y tres artículos transitorios, en los que se plasmó la normatividad penal más avanzada de su época; desde entonces, varios de sus postulados permanecen vigentes en nuestra legislación. La estructura de esta legislación punitiva, se conformó por tres libros: En el Libro Primero definió los delitos, los cuasi delitos y las faltas, incluyó complementariamente las circunstancias que los agravaban, atenuaban o excluían de la responsabilidad penal. En el Libro segundo consignó las disposiciones correspondientes a la responsabilidad civil y a sus modalidades, determinando los requisitos para imponerla, los bienes sobre los cuales operaba y su forma de extinción. El Libro Tercero dio vida a la parte más reconocida de la normatividad penal de esa época, ya que en sus casi 900 artículos, presenta gran riqueza jurídica en su contenido, no sólo definió magistralmente en su parte sustantiva los delitos y las penas, sino que es fiel exponente que la influencia de la doctrina liberal le otorgó y que del sello humanista lo distinguió de otras legislaciones. Para ser asertivo en su alcance jurídico, describiremos las principales disposiciones generales de la administración de la justicia 6 “Decreto Número 82“, expedido en Toluca el 12 de enero de 1875, por el gobernador constitucional del Estado Libre y Soberano de México, Lic. Jesús Alberto García, Colección de Decretos, op. cit., tomo Xll, pp. 3-249. 258 El Estado de México penal, las características más relevantes de la responsabilidad civil y sus sanciones, finalmente los delitos más novedosos y ejemplares del mismo, así como el tipo de penas que se imponía a cada uno de ellos. Disposiciones generales: delitos, cuasi delitos y faltas El Libro Primero del Código Penal establecía las disposiciones generales para la clasificación de tres figuras punibles: delitos, cuasi delitos y faltas. De manera paralela, planteaba la contraparte para su debida aplicación: las penas. Lo novedoso de este código es que hace una definición de las tres categorías de acciones y omisiones que integrarían el catálogo de supuestos en que por su realización o no, se incurriría en castigos con la imposición de penas correspondientes. Es importante mencionar que hoy en día, dos de esas figuras ya no son materia penal en el código vigente; los cuasi delitos dejaron de existir y adquirieron el carácter de atenuantes de los delitos con la tipificación de imprudenciales o de intención expresa; las faltas a las que se refería, en la actualidad son en su mayoría, materia de la justicia civil de los municipios y sancionados por esa misma instancia. La importancia del Primer Libro es que de manera categórica hace una clasificación de dos tipos de delitos al momento de definirlos; así, en su artículo primero establece que: “Es delito, la acción u omisión voluntaria penada por la ley; y de la que alguno es responsable a sabiendas”. Cabe decir que hoy en día esa misma definición de delito está vigente, pero sin el concepto de que solamente se cometen delitos a sabiendas, lo que es un gran contrasentido, ya que actualmente todo el marco jurídico del estado se aplica a todas las personas, pues es de explorado derecho que la ignorancia de la Ley no excusa su cumplimiento. En este mismo sentido, el artículo segundo hacía la clasificación que prácticamente marcó al Código Penal de 1875 como la 259 Héctor Guevara Ramírez normatividad más vanguardista de entonces, ya que en dicho artículo se establecía que: Los delitos se dividen en públicos y privados. Son delitos públicos: aquellos que turban o afectan directamente el orden general del estado en sus instituciones, en la vida o intereses de sus habitantes, así como en cualquier otra garantía individual asegurada por la ley […]los delitos privados son aquellos que sin afectar el orden público atacan los intereses de los habitantes del Estado en su reputación o bienes, sin que para ello media fuerza o violencia. En este contexto la clasificación cobra mayor importancia porque establece una división básica de los delitos públicos en oficiales, políticos y comunes, entre los cuales, los oficiales eran aquellos relacionados con todo abuso de autoridad por parte de los funcionarios públicos y toda omisión de los actos que tuvieran obligación de ejecutar. Para los efectos de ese Código, los delitos políticos eran todas aquellas acciones que directa o indirectamente buscaran destruir o vulnerar a las instituciones del estado, este cuerpo legal agrupaba también en ese apartado, a toda acción en la que se desconociera a los funcionarios nombrados con arreglo a las leyes. Para el Código Penal, los delitos comunes eran toda transgresión a la ley penal no contemplada en las disposiciones anteriores. Esta estructuración de los delitos que señaló el Código Penal, reflejaba mucho lo que la época y sus circunstancias hacían necesario en el estado: normar la vida política y social de la entidad fortaleciendo este instrumento jurídico a las instituciones, disciplinando a sus autoridades y estableciendo normas comunes a todos los ciudadanos. Una vez descrita la clasificación de los delitos definió también la figura de los cuasi delitos, descripción conductual que generó severa polémica y que en su artículo cuarto explicó así: “Es cuasi delito la acción u omisión de que resulta algún daño o perjuicio sin propósito deliberado de ofender, sino por simple negligencia, impericia o imprudencia”. 260 El Estado de México En relación a esta exposición, es preciso decir que negligencia de manera sistemática equivale a omisión, por lo que surgieron innumerables confusiones para determinar si una conducta era delito o cuasi delito, cuando se daban las circunstancias de omisión o negligencia, respectivamente, lo cual daba sentido diferente a un mismo comportamiento según sea clasificado. Con el tiempo dicha figura desapareció de la normatividad penal. Es comprensible que la acción que incluye el elemento “sin el propósito de ofender” generó desconcierto al aplicar la norma al caso concreto, esa falta de certeza jurídica dio pie, para que esa disposición se convirtiera de manera sistemática en un medio de alegato para ser utilizado por todos los que cometieran algún delito subjetivo, más propio de la discrecionalidad que de una sana valoración punitiva; razón jurídica por la que con el tiempo esas disposiciones se consideraron solamente como circunstancias propias de los delitos, que se convertirían en agravantes o atenuantes y en otros casos se ubicarían como delitos de cuantía menor en la legislación vigente. El otro término utilizado para describir los cuasi delitos fue la imprudencia; figura que en la actualidad se mantiene en la legislación vigente, pero para calificar los delitos en culposos o imprudenciales y dolosos. Esa característica propia de los delitos, les da el carácter de no graves en el actual sistema jurídico del estado; pues los graves son los que comúnmente se cometen a sabiendas o intencionalmente y bajo circunstancias especiales del uso de la fuerza y la violencia; y los no graves, son aquellos que se cometen sin intención, sin violencia y a los que se les aplican algunos beneficios durante el procedimiento, como la libertad bajo fianza y la conmutación de las penas por multas. Por lo que respecta a la figura de la falta, como una de las tipologías que merece alguna sanción, podemos señalar que la definición que ofrece el artículo quinto del código en comento, la describe en su exacta dimensión: “Todo tipo de infracción de un precepto reglamentario o disposición superior, que merezca la aplicación de una pena meramente correccional”. 261 Héctor Guevara Ramírez Si bien es cierto que el Código Penal de 1875 fue pródigo en innovaciones y definiciones, también es cierto que fue omiso en explicar, enumerar o definir específicamente, cada una de las faltas que podrían ser sancionadas, con lo que la discrecionalidad en este rubro fue absoluta, su texto expresaba cómo eran las faltas y qué sanción les correspondía, pero no determinó cuáles eran cada una de ellas. Es posible afirmar que la aportación más significativa de esta recopilación fue la que cataloga los delitos en públicos y privados; dentro de este apartado destaca la de los delitos públicos, que a su vez son divididos en delitos oficiales y en delitos políticos. Esta clasificación no otorgó solamente el conocimiento del tipo penal de cada uno de estos delitos, sino también de las penas y de las sanciones que corresponderían a los gobernados por la violación de su bien jurídico tutelado; además de dotar al Código Penal de los elementos necesarios que hicieran posible cumplir distintas disposiciones de las Leyes de Reforma y del cabal acatamiento de la Constitución de 1857. Delitos oficiales y delitos políticos: instrumentos de gobernabilidad del Estado de México Los delitos oficiales y los delitos políticos definidos en el Libro Primero, permitieron al Estado de México transitar hacia un periodo de estabilidad y desarrollo de sus instituciones, porque su aplicación estricta dio a los poderes públicos la herramienta eficaz para hacer efectiva la aplicación de la sanción idónea para evitar o reprimir los brotes de sedición, rebelión o contrarreforma, sin la necesidad de utilizar el uso de la fuerza o de las armas. De esta manera, el Código Penal definió en su artículo 269 que: “Los abusos de autoridad constituyen los delitos oficiales”. De tal forma que al definir el abuso de autoridad, el mismo código establece en el artículo 270 que: Hay abuso de autoridad, siempre que, el empleado o funcionario público, hace mal uso de las atribuciones que le concede la ley o un 262 El Estado de México reglamento especial, omite el cumplimiento de sus preceptos, los extralimita o los resiste. En este sentido, el Código Penal determinaba que el abuso de autoridad podría ser en contra de particulares o de la administración pública. En el primer caso se estableció un gran número de casos en que se tipificaba el abuso de autoridad; los más representativos e ilustrativos se presentan en el cuadro 5.3. Casos de abuso de autoridad de acuerdo con el Código Penal del Estado de México de 1875 Abrir un testamento sin los requisitos de ley Arrogación de facultades (ejercer facultades no conferidas) Barateria (recibir regalos o dinero a cambio de resolver asuntos) Cohecho (recibir beneficios a cambio de hacer cosas contrarias a la ley) Cobro de impuestos indebidos Concusión (cobros ilegales) Falsedad Omisión en el ejercicio de sus atribuciones Cuadro 5.3 * Cuadro elaborado por el autor con información citada. Este listado, que era limitado pero ilustrativo, se complementó con una serie de tipos penales que también se consideraban abusos de autoridad y a los que se les asignaba una penalidad. Y todos aquellos, también a manera de listado, enumeraban otra serie de abusos de la autoridad que de manera concreta era la violación a cada uno de los artículos de la Constitución General de la República, de tal forma que independientemente de las 263 Héctor Guevara Ramírez sanciones que pudieran tener las violaciones a esos preceptos generales en el ámbito federal, las violaciones a la Constitución de 1857 tendrían en el estado un seguro castigo para quien violara sus preceptos. Estas penas incluían las impuestas a quienes reconocieran a un ser humano como esclavo, y las que sancionaban a quien autorizara la realización de prácticas monopólicas. Esta compilación Penal, desplegó toda una serie de disposiciones con el propósito de preservar el orden constitucional federal, ya que prácticamente penalizaba una a una las posibilidades de violación de cada uno de sus artículos, sobre todo los que se referían a las garantías individuales. Con respecto a los delitos políticos, el nuevo Código estableció una serie de supuestos con los que las conductas se podrían tipificar ágilmente; esos delitos serían aquellos que se enumeraban en su artículo 494, representados en el cuadro 5.4. Conductas tipificadas como delitos políticos en el Código Penal del Estado de México de 1875 Rebeliones contra las instituciones políticas, proclamando su abolición o reforma Rebeliones contra las autoridades constituidas Atentar contra la vida del gobernador del estado Atentar contra la vida de cualquiera de los representantes del estado en el local de sus sesiones Alzamiento sedicioso, dictando providencias propias de la autoridad Sediciones, asonadas y alborotos públicos, con objeto de desobedecer o insultar a las autoridades Fijar o comunicar en cualquier lugar público disposiciones que impidieran el cumplimiento de alguna orden de gobierno o autoridad legítima 264 El Estado de México CONTINUACIÓN Conductas tipificadas como delitos políticos en el Código Penal del Estado de México de 1875 Arrogarse el poder superior del estado o de los distritos, municipalidades o municipios Conspiración Sedición de la fuerza armada Impedir a los representantes del estado concurrir a las sesiones Apoderarse o violar la correspondencia oficial Todo acto que ataque violentamente a todo un grupo, partido, clase de la sociedad o partidarios de determinada idea, opinión o principio, conformes o no con los principios que proclamaran la Costitución Política o las leyes vigentes en el estado Cuadro 5.4 * Cuadro elaborado por el autor con información citada. Este listado de delitos políticos resume en gran medida el propósito del Código, cuya expedición entraña la finalidad de consolidar el orden constitucional de 1857, dándole vigencia a cada uno de sus preceptos y aplicando todas las disposiciones de las Leyes de Reforma; para ese efecto, en el propio Código se determinó de manera específica, una serie de disposiciones relacionadas con el registro civil, que castigaban las infracciones a leyes y reglamentos sobre inhumaciones y exhumaciones, la bigamia, poligamia y otras uniones ilegales, los delitos contra el estado civil de las personas, así como los delitos contra la libertad religiosa. Estos delitos tipificados en el Código, se complementaron para su debida aplicación con la definición de sus penas correspondientes, aportaciones que resultaron novedosas en su tiempo, pero que, también en el análisis de la evolución del estado, resultan interesantes y necesarias para comprender algunas de las razones y motivos de su existencia; así como de su posterior desaparición del ámbito jurídico de la entidad. 265 Héctor Guevara Ramírez Penas establecidas en el Código Penal de 1875: medios de defensa de la legalidad en el estado Las penas que estableció el Código Penal de 1875, constituyeron un catálogo de medios de defensa de los que dispuso la entidad, como instrumentos específicos para la defensa de la legalidad. Las razones de su instauración son: • Primero. La pena era definida en el código como el mal que por disposición de la ley o reglamento se hace padecer en su persona o en sus bienes, a quien ha cometido un delito, cuasi delito o falta. • Segundo.Las penas aludidas podían ser de tipo pecuniario y corporal, tal como en la actualidad, pero con distintos rangos para cada una de ellas, de tal manera que iban desde pagos económicos diversos, hasta el regaño y la muerte de los individuos que cometían delitos, cuasi delitos o faltas. Es así que al analizar el listado de las penas y la enumeración que de ellas hace el Código Penal, podemos conocer su intencionalidad. En este sentido, el artículo 78 establecía que: Las penas a que puede ser condenado un reo son: I. La muerte; II. Presidio; III. Obras públicas; IV. Prisión; 266 El Estado de México V. Arresto correccional; VI. Confinamiento; VII. Destierro fuera del Estado; VIII. Destierro de determinada municipalidad o distrito; IX. Prohibición de ir o residir en determinado lugar; X. Privación o suspensión de algún derecho civil, político o familiar; XI. Inhabilidad para obtener cargos públicos; XII. Inhabilidad para obtener algún empleo público determinado; XIII. Pérdida del empleo o profesión; XIV. Suspensión de empleo y sueldo; XV. Retractación o satisfacción pública; XVI. Apercibimiento público o privado; XVII. Extrañamiento; XVIII. Multa; 267 Héctor Guevara Ramírez XIX. Pérdida de las armas o instrumentos del delito; XX. Sujeción a la vigilancia de la policía; XXI. Caución de buena conducta; XXII. Caución de no ofender. Como complemento de estas penas determinadas por el código, el artículo 80 del mismo establecía que: Se podrán emplear como agravaciones las siguientes: I. La multa; II. La disminución de alimentos; III. El aumento en las horas de trabajo; IV. Trabajo fuerte; V. Incomunicación absoluta; VI. La incomunicación absoluta con trabajo; VII. La incomunicación absoluta con trabajo fuerte. Bajo este amplio esquema de penalidades, que se podía complementar con sus agravantes, es que se expidió y entró en vigencia el código Penal del Estado de México a partir del 15 de agosto de 1875, siete meses después de haberse decretado. 268 El Estado de México El análisis de las penas que se podían aplicar a los individuos por violentar los preceptos del Código, nos lleva a apreciar algunas circunstancias que tenían que ver con las atribuciones y facultades del Congreso antes y después de la Constitución de 1857, en los términos de los cuadros 5.1 y 5.2. El cuadro 5.1, nos ilustra en relación a las atribuciones y facultades del Congreso de 1857, al observar que no permitieron la emisión de un gran número de resoluciones a causa de dos circunstancias: La primera por la suspensión de su vigencia y la segunda por la necesidad posterior de incluir en el marco jurídico nacional y del estado, el contenido y Teleología de las Leyes de Reforma. En el cuadro se observa con claridad, cada uno de los tipos de decreto o resolución que el Congreso emitió, para atender y resolver algunos problemas específicos del estado. La frecuencia de emisión de algunos tipos de actos, reflejan las materias que atendió el Congreso de acuerdo con sus facultades y atribuciones. Entre las de mayor frecuencia encontramos las disposiciones correspondientes a la emisión de nombramientos de funcionarios de todo el gobierno, seguidas de la solicitud de indultos y amnistías para recurrir las sentencias emitidas por los tribunales del estado. Entre las de menor frecuencia encontramos las resoluciones emitidas por el Congreso para normar y conducir al entonces Instituto Literario. Si comparamos el número de asuntos atendidos por todas las instituciones públicas del estado, es evidente que el Congreso dedicó una gran parte de su tiempo para apoyar las tareas de gobierno. La irrupción de la Constitución de 1857 modifica esta tendencia; el Congreso Local dedicaría gran parte de su actividad a atender asuntos relacionados con la nueva materia de gobierno: regular los asuntos relacionados con el Registro Civil y la debida aplicación de las Leyes de Reforma, sustento fundamental del liberalismo mexiquense. Con la exposición vertida en el cuadro 5.1, queda claro que los asuntos relacionados con la materia económica y financiera del gobierno conformaron el segundo rubro de acciones a las que se 269 Héctor Guevara Ramírez dedicaría el Congreso, después de los aspectos relacionados con la materia de justicia. Las ideas, los conceptos y los cuadros comparativos expuestos en este Capítulo Quinto, confluyen para otorgar certeza histórica de que la Constitución de 1857 es la piedra angular que consolida los derechos y las libertades de los mexicanos, y que su promulgación es efecto y causa de la evolución legislativa del Estado de México. En el desarrollo del Capítulo se destacan las principales atribuciones y facultades de los Congresos locales derivadas de las Constituciones de 1827, 1861 y 1870; énfasis especial merece el comparativo de la actividad legislativa antes y después de la Carta fundamental de 1857; la institución del Código Civil de 1870, la creación del Registro Civil y del Registro Público de la Propiedad; la expedición del Código Penal de 1875 con su modelo normativo de vanguardia; estas leyes y decretos forjados en esa etapa brillante de liberalismo social, son el principal legado que esa generación de mexiquenses dio a la posteridad. Una última reflexión se refiere al juicio emitido de que la historia del Estado de México está ligada de manera estrecha a la historia de la nación; es decir, que el avance político, social, económico y jurídico de nuestra entidad ha sido también causa y efecto de la vida institucional de la nación entera; esta aseveración tiene el sustento científico de la historicidad que certifica de manera indubitable que el pasado, presente y futuro se encuentran ligados perennemente y se condicionan en el devenir. Con ese sustento, podemos afirmar que antes del origen del Estado mexicano, de su conformación como República representativa, democrática y federal; en el Valle del Anáhuac, “en el ombligo de la luna”; en la tierra del águila, del nopal y la serpiente; en la visión cósmica de nuestro pueblo; en su cultura y en su civilización; en la majestad de sus pirámides y en la inmortalidad de sus héroes; pero sobre todo en el corazón y en el sentimiento de sus hombres y mujeres, nació para siempre, para la eternidad, el origen de nuestra mexicanidad. 270 ANEXO ICONOGRÁFICO 271 (AEW) En su origen el Estado de México comprendía porciones de los actuales estados de Hidalgo, Morelos, Distrito Federal, Guerrero y Tlaxcala. OCEANO PACÍFICO EBLA PU A ENDE NC I DE G O B IE RNO D E T LA X C A LA INT INTENDE INTENDENCIA DE MICHOACÁN NCIA DE MÉXICO GOLFO DE MÉXICO En el territorio de la Intendencia de México se constituyó el Estado de México. 273 (AEW) LÍMITE ACTUAL LÍMITE DE INTENDENCIAS Y GOBIERNO (AEW) (AEW) En su origen el Estado de México comprendía porciones de los actuales estados de Hidalgo, Morelos, Distrito Federal, Guerrero y Tlaxcala. El gobernador provisional Manuel Gracida trasladó los poderes locales de Sultepec a Metepec el 22 de febrero de 1848. 274 (AEW) (AEW) Creación del Departamento del Valle de México en 1859. La incorporación de Tlalpam al D.F. representa la cuarta pérdida territorial del Estado de México. 275 Aportación del autor Aportación del autor Primer escudo heráldico del Estado de México. Primer escudo heráldico de la República Mexicana. 276 (JGT) (JGT) Una de las mejores representaciones del segundo escudo heráldico del Estado de México se encuentra en el salón Juárez de la Cámara de Diputados del Estado de México en Toluca. Segundo escudo heráldico de México. 277 (JGT) (JGT) Felipe B. Berriozábal es considerado uno de los más prestigiados estrategas militares al servicio de los liberales. Durante su administración como gobernador el general Felipe B. Berriozábal firmó el 12 de febrero de 1862 el decreto para la creación del municipio de Coacalco, al cual se le agregó su apellido. 278 (JGT) Árbol genealógico del Gral. Don Vicente Guerrero. Cortesía, de la familia Riva Palacio Guerrero 279 F UENTES PRIMARIAS Código Civil del Estado de México de 1870. Código Penal del Estado de México de 1875. Colección de Decretos del Congreso del Estado de México: 1824-1910 (2,950), Poder Legislativo del Estado de México, LV Legislatura, Instituto de Estudios Legislativos-Universidad Autónoma del Estado de México-el Colegio Mexiquense A.C., Toluca, 1999. Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos de 1824. Constitución Política de la República Mexicana de 1857. Constitución Política del Estado de México de 1861. Constitución Política del Estado Libre de México de 1827. Constitución Política del Estado Libre y Soberano de México de 1870. 280 BIBLIOGRAFÍA Álvarez, José Rogelio, Enciclopedia de México, SEP, 14 tomos, México, 1987. Baranda Marta y García Lía (comp.), Estado de México: Textos de su historia, Gobierno del Estado de México-Instituto José María Luis Mora, Toluca, 1987. , Estado de México: Una historia compartida, Gobierno del Estado de México-Instituto José María Luis Mora, Toluca, 1990. 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Desarrollo y repercusiones políticas y sociales de la Constitución Federal de 1857, de Héctor Guevara Ramírez, se terminó de imprimir en septiembre de 2010. En los talleres de Editorial Wiltees, S.A. de C.V. Nicolás Morelos No. 105, Colonia Unidad Morelos, C.P. 55718 Coacalco, Estado de México. La edición consta de 3 000 ejemplares y estuvo al cuidado de Editorial Wiltees. Responsable de la edición: Javier Grijalva Tenorio. Concepto editorial y diagramático: Erika Lucero Estrada Ruíz y Hugo Ortíz. Supervisión de imprenta: Luis Alberto Illescas Alfaro. En la formación se utilizaron las tipografías Adobe Apple Chancery Caslon Pro, Helvética, Arial, Calibri, Gill Sans, RotisSemi Serif, Times New Roman