Roj: SAP MU 1586/2015 - Unión General de Trabajadores

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Roj: SAP MU 1586/2015 - ECLI:ES:APMU:2015:1586
Id Cendoj: 30030370032015100301
Órgano: Audiencia Provincial
Sede: Murcia
Sección: 3
Nº de Recurso: 203/2014
Nº de Resolución: 321/2015
Procedimiento: PENAL - APELACION PROCEDIMIENTO ABREVIADO
Ponente: ALVARO CASTAÑO PENALVA
Tipo de Resolución: Sentencia
AUD.PROVINCIAL SECCION N. 3
MURCIA
SENTENCIA: 00321/2015
1- SCOP AUDIENCIA, PASEO DE GARAY Nº3, MURCIA
2- SCEJ PENAL, AVDA. DE LA JUSTICIA S/N, MURCIA
Teléfono: 968229183/968271373
213100
N.I.G.: 30043 41 2 2001 0101636
APELACION PROCTO. ABREVIADO 0000203 /2014
Delito/falta: CONTRA LA SEG.E HIGIENE EN TRABAJO POR IMPRUDENCIA
Denunciante/querellante: Domingo , Geronimo , MINISTERIO FISCAL
Procurador/a: D/Dª ANTONIA DIAZ VICENTE, PURIFICACION VELASCO VIVANCOS
Abogado/a: D/Dª ANA MARIA VIVANCOS ABAD, JOSÉ RAMÓN SÁEZ NICOLÁS
Contra: PLACA, CARTON YESO MURCIANA, S.L.
Procurador/a: D/Dª PURIFICACION VELASCO VIVANCOS
Abogado/a: D/Dª JOSÉ RAMÓN SÁEZ NICOLÁS
SENTENCIA
NÚM. 321/15
ILMOS. SRS.
D. JUAN DEL OLMO GÁLVEZ
PRESIDENTE
D. ÁLVARO CASTAÑO PENALVA
Dª. ANA Mª MARTÍNEZ BLÁZQUEZ
MAGISTRADOS
En la ciudad de Murcia, a diecisiete de julio de dos mil quince.
Habiendo visto en grado de apelación la Sección Tercera de esta Ilustrísima Audiencia Provincial el
presente Rollo por virtud del recurso interpuesto contra la sentencia dictada por el Juzgado de lo Penal en
el procedimiento supra referenciado, seguido por un delito contra los derechos de los trabajadores y otro
de lesiones por imprudencia, en el que son parte, como apelantes, la Acusación particular D. Domingo
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, representado por la Procuradora Doña Antonia Díaz Vicente y asistido por la Letrada Doña Ana María
Vivancos Abad; el Ministerio Fiscal, que se adhirió parcialmente al del anterior; y el acusado Don Geronimo
, representado por la Procuradora Doña Purificación Velasco Vivancos y defendido por el Letrado Don José
Ramón Sáez Nicolás; y como responsable civil subsidiaria Placa Cartón Yeso Murciana, S.L., representada
por los mismos profesionales que el anterior. Es ponente el Ilmo. Sr. Magistrado D. ÁLVARO CASTAÑO
PENALVA, que expresa la convicción del Tribunal.
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO.- El Juzgado de lo Penal citado dictó en los referidos autos sentencia con fecha 29 de enero
de 2014, sentando como hechos probados los siguientes: "UNICO.- Se declara probado que la empresa
"Placa, Cartón, Yeso Murciana S.L.", administrada por el acusado, Geronimo , nacido el NUM000 -1966,
DNI NUM001 y sin antecedentes penales, en noviembre de 2001 estaba colocando la cubierta de una nave
industrial sita en Yecla, Carretera de Villena, C-3314, pk 62'500. La colocación de la cubierta, atornillando a
las vigas unas placas prefabricadas, se realizaba por Domingo nacido el NUM002 -1974, junto con Santos
, Luis Angel , Alejo y Celestino , todos ellos trabajadores de la referida mercantil, estando todos ellos
sometidos a los mismos riesgos por la realización del trabajo a unos 8 metros de altura, aproximadamente,
con las deficientes medidas de seguridad e higiene en el trabajo que a continuación se relatarán y que el día
20-11-2001 se materializaron en la caída al vacío desde esa altura del trabajador Domingo .
En la fecha de los hechos la empresa no disponía del Plan de Seguridad y Salud, herramienta básica
para una adecuada prevención. Los trabajadores no habían recibido formación e información necesaria sobre
los riesgos existentes en la colocación de superficies metálicas y traslúcidas. El techo sobre el que los
trabajadores se encontraban colocando las chapas no disponía de elementos de reparto de cargas, pisando
directamente sobre placas de resistencia insuficiente, no diseñadas para soportar pesos, desarrollándose
los trabajos a unos 8 metros de altura aproximadamente. Tampoco contaban los trabajadores con cables o
equivalentes para amarrar el arnés de seguridad. Además, la red de seguridad se había colocado de forma
inadecuada, ya que se había unido con cable metálico en vez de cuerda de atado y la habían colocado
los propios trabajadores de la empresa, sin haber recibido antes las instrucciones y la formación necesaria
para hacerlo con seguridad. Todas estas irregularidades y deficiencias constituyen infracción de lo dispuesto
Estatuto de los Trabajadores, Ley de Prevención de Riesgos de trabajo, Ordenanza Laboral de la Construcción
y Convenios Colectivos del sector de la construcción, relativas a las obligaciones empresariales de adoptar
medidas de seguridad, colectivas adecuadas para evitar que los trabajadores pisen inadvertidamente sobre
superficies frágiles, y en ausencias de éstas, la obligación de adoptar medidas de tipo individual; así como de
proporcionar a los trabajadores la formación e información sobre los riesgos del puesto de trabajo.
Ese día Domingo al pisar sobre una placa traslúcida de policarbonato de 1 mm de espesor ésta
se hundió, cayendo el trabajador por el hueco desde unos 8 metros de altura aproximadamente. El arnés
que portaba no estaba sujeto a ningún punto de anclaje y el trabajador cayó sobre una zona que no estaba
protegida por red alguna.
Como consecuencia de la caída el trabajador sufrió lesiones consistentes en politraumatismo con
fractura diafisaria del radio izquierdo, fractura conminuta de la cúpula radial izquierda, fractura de ramas lio e
isquiopubianas izquierdas, fractura longitudinal de sacro, fractura del cuerpo del axis, con subluxación de la
apófisis odontoides, subluxación de la articulación interpofisaria C2-C3 izquierda y disfunción de la articulación
temporo-mandibular izquierda (ATM).
Estas lesiones tardaron 323 días en sanar con incapacidad para sus ocupaciones habituales, 39 de
ellos de hospitalización, precisando para ello tratamiento médico y quirúrgico.
Se han objetivado además las siguientes secuelas: Disfunción ATM izquierda, artrosis cervical,
síndrome postraumático cervical, limitación de la supinación del antebrazo izquierdo, material de osteosíntesis
en radio izquierdo, codo izquierdo doloroso, protusión discal L4-L5 que impronta en el canal, cuadro depresivo
reactivo y cicatrices en antebrazo izquierdo y región frontal. Las secuelas que padece Domingo le limitan
para la realización de aquellas actividades que requieran permanecer tiempo de pie, cargar pesos, trabajar
en altura, etc., habiendo obtenido del IMAS el reconocimiento de una minusvalía del 37%.
La Mercantil "Placa, Cartón, Yeso Murciana S.L", en el momento de los hechos tenía concertado con la
compañía de seguros "Ocaso S.A. de Seguros y Reaseguros" una póliza de responsabilidad civil.
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Ocaso S.A. de Seguros y Reaseguros ha abonado a Domingo , con carácter previo a la celebración
del juicio oral, la suma de 90.000 euros en concepto de indemnización y hasta el límite máximo del seguro
de responsabilidad civil."
SEGUNDO.- Asimismo, dictó el siguiente "FALLO: Que debo CONDENAR Y CONDENO al acusado
Geronimo como autor criminalmente responsable de UN DELITO CONTRA LOS DERECHOS DE LOS
TRABAJADORES del artículo 316 del Código Penal , en concurso ideal con UN DELITO DE LESIONES
POR IMPRUDENCIA GRAVE del artículo 152.1.1º, ya definidos, con la concurrencia de las circunstancias
atenuantes de reparación del daño y de dilaciones indebidas, ésta última como muy cualificada, a las penas,
por el delito del artículo 316 del Código Penal , de 3 meses de prisión, con la accesoria de inhabilitación
especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena y multa de 3 meses con cuota
diaria de 6 euros, con la responsabilidad personal subsidiaria de un día de privación de libertad por cada dos
cuotas no satisfechas e inhabilitación especial para la profesión de constructor por tiempo de 3 meses, y por
el delito de lesiones por imprudencia grave, la pena de 45 días de prisión, con la accesoria de inhabilitación
especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena y pago de las costas, incluidas
las de la acusación particular.
En concepto de responsabilidad civil el penado Geronimo , con la responsabilidad civil subsidiaria
de la mercantil PLACA, CARTON, YESO MURCIANA S.L., deberán indemnizar a Domingo en la suma de
26.678,60 euros."
TERCERO.- Contra la anterior sentencia, en tiempo y forma, las representaciones de D. Geronimo , D.
Domingo y el Ministerio Fiscal (adhesión parcial al anterior) interpusieron recurso de apelación, remitiendo el
Juzgado la causa a esta Audiencia tras los oportunos trámites legales, formándose el Rollo antes reseñado,
señalándose para el día de hoy su deliberación, votación y fallo por la Sala.
CUARTO.- En la sustanciación de ambas instancias se han observado las prescripciones legales.
HECHOS PROBADOS
ÚNICO.- Se acepta y se da por reproducida la declaración de hechos probados de la sentencia recurrida.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.- El primer tema que se somete a revisión de esta alzada puede resumirse, a la vista del
recurso planteado por el condenado, en determinar si el auto de 4 de diciembre de 2001 (folio 10), por el que
se admite a trámite la denuncia, cumple los mínimos de motivación necesarios para interrumpir la prescripción.
Conforme a la nueva regulación de ésta, deviene esencial en orden a esa interrupción un acto judicial de
dirección del procedimiento que lo dirija contra una persona determinada, bien al incoar la causa bien con
posterioridad, mediante una resolución motivada en la que se le atribuya su presunta participación en un hecho
que pueda ser constitutivo de delito ( art. 132.2.1ª, siempre del CP ).
La resolución a quo entiende que la prescripción se interrumpió cuando se tomó declaración al apelante
en calidad de imputado, momento en el que tuvo conocimiento de que al causa se seguía contra él.
El recurso, pese a que se apoya en la jurisprudencia de esta Audiencia, que cita y trascribe, no puede
acogerse. La cuestión suscitada coincide con la que ha sido resuelta por Sentencia de la Sala de lo Penal del
Tribunal Supremo de 22 de octubre de 2014 (Pte. Ferrer García), cuya doctrina es seguida en otras como la
de 20 de noviembre de 2014 (Pte. Berdugo Gómez de la Torre) y que esta Audiencia ha tenido que asumir renovando su propia doctrina, por elementales razones de seguridad jurídica- en autos de 27 de febrero y 15
y 24 de junio de 2015. Razona la primera de las sentencias, en lo que interesa, que:
"CUARTO.- (.../...) Respecto a la necesidad de motivación de esa resolución que implique la dirección
del procedimiento a los fines de tener por integradas las exigencias del artículo 132.2. 1ª del CP . en su
actual redacción, viene necesariamente delimitada por el momento procesal en el que se dicta esa resolución.
Generalmente será la que dé comienzo a las investigaciones, por lo que solo contará como elementos de
contraste con los que la correspondiente denuncia o querella incorporen. De ahí que lo exigible es un juicio de
verosimilitud sobre la apariencia delictiva de los hechos denunciados y su presunta atribución al querellado o
denunciado. Como dijo la STS 885/2012 de 12 de noviembre , no es posible "que en tal momento procesal
puedan llevarse a cabo mayores explicaciones ni probanzas, en tanto dicha resolución judicial es precisamente
la que abre la investigación judicial; carecería de sentido, en consecuencia, exigir mayor motivación que la
expuesta."
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Ni siquiera es necesaria una toma de postura respecto a la adecuada calificación jurídica de los hechos.
Como recordó la STS 832/2013 lo que interrumpe la prescripción es la imputación de unos determinados
hechos (debe entenderse los relatados en la denuncia o querella), no la calificación formal de los mismos.
Y esta interrupción operará respecto a cualquier calificación jurídica que se sustente sobre hechos que se
imputan en la denuncia o querella, a no ser que el Instructor, al admitir aquellas o incoar el procedimiento
penal, excluya expresamente algún apartado fáctico, y siempre que el querellado haya tenido conocimiento
de la totalidad de los hechos que se le imputan.
En cualquier caso, aun cuando, como hemos dicho, la prescripción tiene un componente material que
retrotrae la aplicación de lo dispuesto respecto a ella en los aspectos favorables al reo, no puede perderse
de vista su aspecto procesal. De ahí que el estándar de motivación exigible respecto a las resoluciones que
se hubieran dictado estando vigente una norma que no incidía en la concreta motivación del acto por el que
se entendiera dirigido el procedimiento, lo que facultó incluso la interpretación jurisprudencial del Tribunal
Supremo que reconoció virtualidad a tales efectos a la presentación de una denuncia o querella, o la del
Tribunal Constitucional que exigió un "acto de interposición judicial" asimilado a la admisión de la denuncia
o querella, sea menos exigente que el requerido una vez en vigor los disposiciones de la LO 5/2010. Así lo
reclama el principio de seguridad jurídica."
La Sentencia que glosamos del Tribunal Supremo describe un supuesto similar al que ahora examina
esta Audiencia . Aquél estima que el auto de incoación que describe cumplía las exigencias de motivación:
"QUINTO.- En el caso que nos ocupa, las actuaciones se iniciaron mediante la remisión al Juzgado de
Instrucción nº 6 de Benidorm de una denuncia del Fiscal, que acompañaba documentación que a su vez le
había sido remitida por la Delegación Especial de la Inspección Tributaria en Valencia. Todo ello en relación
a actividades desarrolladas por (...), que superaban los 15 millones de pesetas. Consideró entonces el Fiscal
que esos hechos podían constituir un delito contra la Hacienda Pública del artículo 305 del CP que estaba
próximo a prescribir, por lo que acordó la remisión al Juzgado de Instrucción a los efectos oportunos.
Repartidas las actuaciones el mismo día 15 de junio, el Juzgado de Instrucción nº 6 de Benidorm dictó
Auto por el que acordó la incoación de diligencias previas. En el antecedente de esta resolución acotó los
hechos que habían de ser objeto de la investigación a los que resultaban de las anteriores actuaciones, lo
que sólo puede entenderse referido a las que acompañó el Fiscal a su denuncia, que hacían referencia a los
hechos sobre los que, años después, se sustentó la acusación tanto del Fiscal como del Abogado del Estado,
la venta de "... SA" a la "... SA" a través de sociedades intermedias y la operación aparentemente realizada
con la empresa "... SA".
Añadía en el mismo apartado que las características de esos hechos "hacen presumir la posible
existencia de una infracción penal ". Esa remisión a lo incorporado a través de la denuncia del Fiscal, sólo
puede interpretarse como declaración de verosimilitud en relación al carácter delictivo de los mismos, siempre
desde la óptica de una instrucción incipiente, pues en otro caso lo procedente hubiera sido el archivo o
sobreseimiento total o parcial de las actuaciones.
Posteriormente el fundamento jurídico especifica "no estando determinadas la naturaleza y
circunstancias de tales hechos, ni las personas que en ellos hayan intervenido, es procedente, de conformidad
con lo dispuesto en el artículo 789 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal , instruir diligencias previas y practicar
aquellas esenciales encaminadas a efectuar tal determinación y, en su caso, el procedimiento a aplicar" .
Este texto reproduce una fórmula ritual que no desvirtúa la afirmación recogida en el antecedente de hecho
respecto de la apariencia delictiva de los hechos denunciados. Su sentido es poner de relieve que hay que
acometer una instrucción judicial que permita la concreción de los hechos y de las personas presuntamente
responsables de ellos. Es decir, que eran necesarias las actuaciones pertinentes para comprobar si lo que en
principio fueron sospechas fundadas, suficientes para sustentar la imputación en ese momento, respecto a la
existencia del delito fiscal objeto de las actuaciones y la intervención en él de los denunciados, se configuraban
como auténticos indicios de criminalidad que justificaran el sometimiento de los mismos a enjuiciamiento.
Es cierto que dicha resolución no menciona de manera individualizada a los denunciados, pero en la
medida que no excluye ninguno de los que incorporó el Fiscal a su denuncia, debe entenderse que el juicio
de verosimilitud emitido lo fue respecto a todos ellos.
También es cierto que esa resolución no acordó tomar declaración a los denunciados ni ninguna otra
diligencia de instrucción, pero el análisis de este extremo y, en general, de todo el contenido del auto, no puede
sustraerse de la decisión que adopta: iniciar la investigación sobre unos hechos que verosímilmente aparentan
ser delito y, determinar el órgano territorialmente competente . Por ello acuerda dar traslado al Fiscal para que
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emita informe sobre "la competencia territorial, y en su caso, interese práctica de prueba". De ello se deduce
la intención del Instructor de proseguir el procedimiento, como así ocurrió en cuanto disipó las dudas sobre
su inicial competencia, que más avanzada la instrucción declinó.
En conclusión, el auto de 15 de junio de 1998 fue un acto idóneo para dirigir el procedimiento contra los
denunciados y de prosecución del mismo en los términos que exige el art. 132.2.1, por lo que el mismo gozó
de virtualidad para interrumpir la prescripción, en atención a lo cual el motivo se va a estimar."
En el caso actual, el auto de incoación de Diligencias Previas de 4 de diciembre de 2011 contiene una
fundamentación similar a la del auto que glosa la sentencia del Tribunal Supremo, pero incluso va algo más
lejos que éste en cuanto incluye una alusión a la denuncia, al hecho de que se trata (accidente laboral) y la
localidad en que se habría perpetrado (Yecla). Con todo ello es evidente que se colman aquí las exigencias que
actualmente marca nuestro Alto Tribunal para las causas que se incoaron con anterioridad a la entrada en vigor
de L.O. 5/10, al revelar el auto de 4 de diciembre que el Instructor efectuó un juicio de verosimilitud favorable
de la denuncia inicial, con la consiguiente imputación. Consecuentemente, goza de eficacia interruptiva de la
prescripción, debiendo desestimarse el recurso en este extremo.
SEGUNDO.- En cuanto al fondo, la resolución apelada condena al ahora mismo recurrente como autor
de un delito contra los derechos de los trabajadores del art. 316 en concurso ideal con otro de lesiones
por imprudencia grave del art. 152.1.1º. Considera que las deberes de cuidado infringidos por el acusado,
determinantes de la producción del accidente son: no disponer de medios de protección individual que hubiera
evitado la caída (al no existir anclaje alguno donde poder sujetar el arnés y no disponer de una red adecuada
que cubriera todo el perímetro de la obra), ausencia del Plan de Seguridad y Salud y de formación e información
sobre los riesgos existentes en la colocación de superficies metálicas y traslúcidas.
Frente a ello, aparte de una serie de genéricas consideraciones sobre el principio de intervención
mínima, gravedad de la infracción de higiene y seguridad laboral infringida y nexo de causalidad, se alega
en el recurso que sí puso medios para evitar el siniestro, unos externos y otros internos. Concretamente,
entre los primeros, menciona el concierto con la Mutua de Accidentes y con el Servicio de Prevención de
Riesgos Laborales de Ibermutuamur, anteriores al siniestro. Y en cuanto a los internos, que el responsable
de supervisión del área personal y de formación era D. Victoriano (socio también de la empresa al 50%),
que estaba allí el día del accidente; la contratación de una graduada social, Dª. Almudena , tan implicada
en la seguridad de la empresa que acudió ante la Inspección para llevar los trámites, siendo a ella a quien se
le entregó el Plan de Seguridad y Salud (f. 24); y la existencia de un técnico externo, D. Abilio , que firmó
el Plan de Riesgos Laborales el día 8 de noviembre de 2001; y hubo un plan de formación (aunque entre las
firmas de los asistentes no figurara el lesionado) anterior en un año; las redes eran certificadas y homologadas,
usándose como medio de protección colectiva, y disponían de arneses y botas como medios de protección
individual. Entiende, en definitiva, que aunque los medios no fueran totalmente adecuados, a la vista de las
circunstancias expuestas, el ilícito no sobrepasaría la esfera laboral, donde ya fueron sancionados.
El alegato no ha de prosperar. La Ley de Prevención de Riesgos Laborales --Ley 31/95 de 8 de
noviembre-- en su art. 14.2 impone al empresario un deber de protección frente a los trabajadores para
garantizar su seguridad y la salud en todos los aspectos relacionados con el trabajo en términos inequívocos: "
....el empresario deberá garantizar la seguridad y salud de los trabajadores a su servicio....", "....el empresario
realizará la prevención de los riesgos laborales mediante la adopción de cuantas medidas...". No obstante
lo anterior, esa proclamación general ha de adaptarse a la realidad social y empresarial para una adecuada
valoración de la imprescindible culpabilidad que impera en la condena penal. La organización productiva exige
como hecho más habitual que el empresario delegue en otras personas su poder directivo y, en lo que aquí
interesa, la actividad preventiva. En este extremo necesariamente ha de utilizar alguna de las cuatro fórmulas
siguientes (arts. 30 LRPL, 10 y 21 RSP): A) Designar a uno o varios trabajadores; B) Crear un servicio de
prevención propio o interno; C) Concertar la actividad preventiva con un servicio de prevención ajeno o externo,
prestado por una entidad especializada mediante el pago de una cantidad económica fijada al efecto; y D)
Servicio de prevención mancomunado.
En este contexto, ya ha reiterado este Tribunal que el personal del servicio de prevención, en
cumplimiento de sus funciones de prevención asesorando, asistiendo y apoyando al empresario, incurre en
responsabilidad penal si no desempeña su trabajo adecuadamente, especialmente cuando no realiza el plan
de prevención de riesgos que le ha sido encomendado o se incurre en omisiones de los mismos tanto al
evaluar los riesgos como al proponer soluciones, desencadenado por su causa un resultado lesivo para las
personas o las cosas. El carácter complejo de las organizaciones empresariales y la propia especificidad de
la fuente de riesgo, cuyo conocimiento y valoración exige una adecuada formación técnica, acentúa el deber
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de responsabilidad de toda esta suerte de especialistas asesores, siendo natural que el empresario confíe en
ellos en cuanto tales mediando la oportuna contraprestación pecuniaria por el servicio prestado. No obstante,
en este caso y pese a las continuas alusiones del recurso a este servicio de prevención, no se aprecia que
este incurriera en omisión o infracción alguna, ni la menciona el recurrente.
La realidad acreditada es que no se dieron al lesionado dos medios de prevención esenciales: el curso
de formación y el lugar al que debía anclar el arnés. Además, la red de protección estaba defectuosamente
colocada. Es evidente que al empresario no le incumbe conocer qué cursos han de impartirse, pero sí de
asegurarse de que los trabajadores a su mando han recibido la formación necesaria para el trabajo que han
de desempeñar. Igualmente, a él no le incumbe concurrir a los lugares en que sus empleados desarrollan su
actividad, pero sí supervisar y adoptar los mecanismos adecuados para que todos los implicados (técnicos de
prevención, encargados, etc.) ejerzan satisfactoriamente sus competencias en materia de seguridad, y aquí
es evidente que no se hizo porque no se mencionan cuáles fueron esos mecanismos, culpa in vigilando que
justifica su responsabilidad.
Finalmente, deviene aquí irrelevante que no se haya acusado al otro jefe y socio, Sr. Victoriano ,
quien, según el recurrente, era el encargado de supervisar las obras. Como afirma la resolución a quo , el
Tribunal Supremo ha venido sentando que es el empresario el primer obligado a procurar que la actividad
laboral se desarrolle y cuente con las medidas de seguridad tanto personales como generales que en cada
caso se exijan, viniendo obligado a procurar evitar riesgos a los trabajadores y garantizar su salud; y el art. 318
específicamente atribuye esta responsabilidad, cuando como aquí sucede, se trata de una persona jurídica,
a los administradores que hayan sido responsables, no constando acreditado que hubiese otros gerentes ni
que el Sr. Victoriano ostentase competencias en materia de seguridad.
Finalmente, a la convicción probatoria no empece que un testigo, el Sr. Santos , afirmase en sede
policial que no había peligro y que por ello no se ataron el arnés. Es evidente que el riesgo existía al estar
trabajando sobre una techumbre a 7,5 metros de altura; prueba concluyente de ello es el propio siniestro.
TERCERO.- Pretende el condenado que se le aplique el principio de consunción (art. 8.3). Ello no
es factible porque, contrariamente a lo que se alega, sí se ha acreditado que el resto de trabajadores no
lesionados desempeñaban su trabajo poniendo en peligro grave su vida e integridad física, bastando referir
que no disponían de los medios necesarios, especialmente la red facilitada por la empresa, que no cubría
todo el perímetro del área en que trabajaban.
No obstante, además, la empresa tampoco les dio la necesaria formación sobre trabajos en cubierta. Se
alega que al menos dos de los testigos sí había recibido cursos según se deduce la lista de asistentes a cursos
de formación que aportó el recurrente, pero no es menos que en ellas no aparecen otros dos, Luis Angel y
Celestino , lo que sería suficiente para la consumación del delito contra la seguridad de los trabajadores.
En este punto, se esgrime también que los propios trabajadores admitieron que sabían que si pisaban
por esa zona podían caerse, por lo que el riesgo era perfectamente conocido. El argumento es insostenible.
La formación preventiva es uno de los más importantes deberes de protección empresarial ( arts. 5.2 , 14 y
19 LPRL y 4. 2 a) LSSC). Su finalidad es facilitarles los conocimientos, aptitudes y destrezas que les permitan
identificar los riesgos de su trabajo y conocer las medidas más adecuadas para hacerles frente, debiendo el
empresario (o sus delegados) garantizar que cada trabajador reciba una formación teórica y práctica, suficiente
y adecuada, tanto en el momento de su contratación, cualquiera que sea la modalidad o duración de ésta,
como cuando se produzcan cambios en las funciones que desempeñe o se introduzcan nuevas tecnologías o
cambios en los equipos de trabajo ( art. 19.1 LPRL ). Evidentemente, el conocimiento básico que invoca por
el recurrente no constituye preparación alguna ni satisface las exigencias y objetivos legales, no garantizando
al trabajador el pleno conocimiento de todos los riesgos de su puesto de trabajo.
CUARTO.- En sede de costas de la Acusación particular, entiende que no procede su inclusión porque
en el apartado de responsabilidad civil se apartó de la Acusación fiscal, que es la que aceptó finalmente
la sentencia, de modo que no siendo estimadas todas sus pretensiones, no debería ser acreedor a ellas,
desconociendo por qué en un procedimiento penal se trata mejor a esa parte cuando en un proceso civil no
se habría beneficiado de tal condena al estimarse solo parcialmente su reclamación.
El error del recurrente radica esta vez en que pretende la aplicación por la jurisdicción penal de normas
legales y criterios jurisprudenciales propios de la civil, cuando la primera tiene los suyos. En ésta, la condena
en costas se extiende a las de la Acusación Particular cuando su intervención no ha sido notoriamente
superflua, inútil o gravemente perturbadora. Tales requisitos se cumplen en el caso de autos, máxime cuando
en lo sustancial ha sido homogénea a la del Ministerio Fiscal; la discrepancia por la responsabilidad civil,
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que constituye una cuestión acumulada a la acción principal, que es la penal, no sirve para eclipsar aquella
afirmación por ese carácter accesorio de la acción civil.
QUINTO.- Resta por examinar el montante indemnizatorio, que es discutido por todas las partes. El
condenado considera que la suma otorgada, 116.678,60 #, es exagerada, estimando bastantes los 90.000 #
ya abonados, especialmente cuando la minusvalía no pasaba del 37% y el informe de detectives aportado a
su instancia revela que, contrariando el informe médico-forense, sí podía estar de pie, cargar o mantenerse en
altura, máxime cuando reconoció que continúa desempeñando el mismo trabajo y no ha reclamado ninguna
suerte de gastos médicos.
Por el contrario, el perjudicado sostiene que debería concedérsele el factor de corrección previsto en
la Tabla IV del Sistema para la valoración de los daños y perjuicios causados a las personas en accidentes
de circulación que como Anexo regula el R.D. 8/04, de 29.10, por el que se aprueba el Texto Refundido de
la LRCSCVM, cuando, como aquí sucede, las lesiones permanentes constituyen una incapacidad para la
ocupación o actividad habitual de la víctima, al menos parcial. Igualmente, reclama la aplicación del factor
de corrección del 10% sobre las secuelas y los intereses legales, peticiones estas dos últimas a las que se
adhiere el Ministerio Fiscal.
El Juzgado de lo Penal estima que dicha incapacidad no se ha acreditado, destacando, de una parte,
la ampliación del informe médico forense de 17 de julio de 2.007 (f. 755) que recoge que las secuelas que
padece Domingo le limitan para la realización de aquellas actividades que requieran permanecer tiempo
de pie, cargar pesos, trabajar en altura, etc., pero no que le incapaciten de forma permanente y total para
su profesión habitual; de otra, que el IMAS reconoció al Sr. Domingo un grado de minusvalía del 37%: así
mismo, el informe de detectives, admitido por el propio apelante, que acredita que el día 25- 04-2003 estuvo
realizando labores de poda de árboles en una finca, utilizando para ello una escalera para acceder a la parte
alta de los árboles, el cual además también ha reconocido en el plenario que en el año 2006 estuvo realizando
trabajos con pladur, actividad que coincide con la que desempeñaba antes de producirse el accidente; y por
último, que la jurisdicción laboral le ha denegado el reconocimiento de la incapacidad permanente total.
Esta Sala estima que la valoración que sobre esta cuestión contiene la resolución apelada es
plenamente acertada ante la contundencia de las pruebas. Los argumentos del perjudicado recurrente, como
la gravedad de las lesiones, tiempo de curación, secuelas reconocidas, el hecho de que fue un hecho puntual
el de podar que no requería cargar peso, que los trabajos colocando pladur apenas duraron porque las bajas
eran continuas, y que su declaración en definitiva era creíble, no enervan el acierto de aquella conclusión. Si
el apelante no obtuvo en la jurisdicción laboral el reconocimiento de la incapacidad permanente, difícilmente
puede otorgársele aquí cuando el médico forense tampoco lo ha dictaminado. Por otro lado, contrariamente a
lo que alega el condenado, tampoco se considera excesiva la suma otorgada por las secuelas, que se atiene
fundamentalmente al informe médico-forense y ha sido calculada aplicando por analogía el Baremo antes
nombrado, de ahí que se desestime también el recurso de aquel en este extremo.
En orden a las secuelas, asiste razón al agraviado en que procede aplicar el factor de corrección del
10%, en coherencia con el Baremo utilizado como referente, máxime cuando el perjudicado estaba en edad
laboral y obteniendo rentas por su trabajo. Dicho porcentaje ha de aplicarse sobre las lesiones permanentes
y, a falta de concreción en el recurso de la cuantía, estimamos que es de 9.321 #, según se deduce del acta
videográfica del plenario, en que la Acusación particular, en sede de conclusiones, individualizó en dicha suma
ese concepto.
Por último, sobre los intereses legales solicitados, desde la fecha del accidente, no pueden prosperar
porque la suma otorgada era indeterminada, no coincidiendo siquiera sobre ellas las acusaciones, de modo
que la determinación de su concreto quantum ha tenido que esperar hasta su declaración judicial en la
sentencia a quo , momento en que, ope legis, genera los intereses del art. 576 LEC .
VISTOS los preceptos legales citados en la sentencia y demás de general y pertinente aplicación, en
nombre de SU MAJESTAD EL REY DON FELIPE VI DE ESPAÑA,
FALLAMOS
Que desestimando el recurso de apelación planteado por el la Procuradora D. Purificación Velasco
Vivancos, en nombre y representación de D. Geronimo , y estimando parcialmente el de la Procuradora Dª.
Antonia Díaz Vicente, en nombre y representación de D. Domingo , debemos REVOCAR Y REVOCAMOS
PARCIALMENTE la sentencia de instancia en el único sentido de adicionar a la indemnización concedida a
este último la suma (s. e. u o.) de NUEVE MIL TRESCIENTOS VEINTIÚN EUROS en concepto de factor de
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corrección de las lesiones permanentes, confirmando el resto de pronunciamientos, declarando de oficio las
costas causadas en esta alzada.
No tifíquese la presente resolución y llévese certificación de la misma al Rollo de esta Sala y a los autos
del Juzgado, al que se devolverán para su ejecución y cumplimiento.
Así, por esta nuestra sentencia, definitivamente juzgando, lo pronunciamos, mandamos y firmamos.
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