INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURÍDICAS federal, Ma. ,ego VAIADÉS, .juro, 2a. ed., diplomacia y el ,.ación, Miguel JUEZ (comps.), n jurí `)1. 4a. 'ticulturalismo, `,liguel GARBOi 917, 12a. ed., ENCICLOPEDIA JURÍDICA MEXICANA IV médico, Sergio bajo, J osé Mad.), 2001. ación jor dicas, ¡o. 2001. F-L 'de la propiedad .'^o Mic.ul.ó., 's, Jorge CARPI- deral, 2a. ed., )0. idica, F ed., 'sayos o ,.ogidos, ..), 2000. EDITORIAL UNIVERSIDAD P O R R Ú A NACIONAL AV. REPÚBLICA AUTÓNOMA ARGENTINA, 15 DE MÉXICO MÉXICO, 2002 162 FUERZA MORAL va. La ONU reconoce la existencia de acuerdos en organismos regionales cuyo fin es entender en los asuntos relativos al mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales y susceptibles de acción regional. Cabe aclarar que estos acuerdos regionales deben ser compatibles con la Carta de la ONU y, en todo caso, la constitución de fuerzas militares deberá corresponder al fin de la legítima defensa y, de forma alguna podrán por sí mismos estos organismos aplicar medidas coercitivas dado que son facultad exclusiva del Consejo de Seguridad. El a. 53 de la Carta es categórico al expresar: "el Consejo de Seguridad utilizará dichos acuerdos u organismos regionales si a ello hubiera lugar para aplicar medidas coercitivas bajo su autoridad. Sin embargo, no se aplicarán medidas coercitivas en virtud de acuerdos regionales o por organismos regionales sin la autorización del Consejo de Seguridad". IV. BIBLIOGRAFÍA: Chapman, Dudley H., "The United Nations Emergency Force Legal Status", Michigan Law Review, Ann Arbor, Mich., vol. 57, núm. 1, noviembre de 1958; Halderman, John W., "Legal Basis for United Nations Armed Forces", Amencan Journal of International Law, Washington, vol. 56, núm. 4, octubre de 1962; Sohn, Louis B., "Authority of the United Nations to Establish and Maintain a Permanent United Force", American Journal of International Law, Washington, vol. 52, núm. 2, abril de 1958. Ricardo MÉ NDEZ SILVA FUERZA MORAL. I. En derecho penal constituye un elemento de las causas de inculpabilidad. Consiste en una influencia externa que incide en la libertad de manifestación de voluntad del individuo que le impide determinarse de una manera distinta. II. EL CP contempla en el a. 15, fr. IX, la no exigibilidad de otra conducta, en los términos siguientes: "el delito se excluye cuando atentas las circunstancias que concurren en la realización de una conducta ilícita, no sea racionalmente exigible al agente una conducta diversa de la que realizó, en virtud de no haberse podido determinar a actuar conforme a derecho". Por lo que, si la voluntad es plenamente relevante para obtener el resultado prohibido o transgredir lo mandado en el tipo penal, el querer inconsciente carece de importancia en el ámbito de la ética y del derecho. En dichos ámbitos se reprochan los resultados de la voluntad consciente, es decir, de una voluntad que por lo menos va acompañada del conocimiento del querer. Lo reprochable es no distinguir suficientemente entre el querer un resultado y su causación, a través de la realización de la voluntad. La voluntad mediante cuya realización, sea o no culpable, se produce el tipo penal objetivo, no ha tenido nunca otro contenido, es decir, la representación de una actividad que contenía la causa para el establecimiento de este tipo penal antijurídico. En correlación con lo anterior, la voluntad exteriorizada por el sujeto activo y el resultado típico se encuentran exactamente en la misma relación, tanto en los delitos dolosos como en los culposos. De manera tradicional ha existido la idea de una libertad de voluntad que incide y juega un papel importante como responsabilidad, acorde con la cual se excluye la posibilidad de una culpabilidad, si el autor tenía la posibilidad de actuar de modo distinto. Empero, resulta criticable suponer que el fundamento de la culpabilidad radique básicamente en la posibilidad de actuar de modo distinto, sobre todo a partir de críticas que señalan lo difícil de hablar de una libertad de voluntad (el sujeto que toma una decisión, en un momento determinado irrepetible, lo lógico es pensar que no pudo ser precisamente otra, por los factores que incidían en esa ocasión con el carácter de irrepetibles); pues, 1 ternati' to desr suerte. Por portara sujeto fue po: en virt actuaci límites más, te cas de de justi va en b to entr proble pericia] Tarr tos leg< to de 1 modo algo ex precisa que se En presup cisión posibiL modo de él n ta estu' por la vas sust modo procha tan Po( ble de III. mentar idéntic capacit son coi La c prear pacida( de del¡ FUERZA S1ORAL 163 realización de una sea racionalmente a conducta diversa irtud de no haberse actuar conforme a :, si. la voluntad es para obtener el reransgredir lo man1, el querer inconstancia en el ámbito 7o. En dichos ámbiresultados de la vo3ecir, de una volunva acompañada del rer. no distinguir sufiquerer un resultado és de °alización rolunta:,. mediante o no culpable, se objetivo, no ha tetenido, es decir, la i actividad que conestablecimiento de ídico. i lo anterior, la voior el sujeto activo y encuentran exactalación, tanto en los mn los culposos. oval- ha existido la pie voluntad que in1 importante como le con la cual se ex- una culpabilidad, )sibilidad de actuar riticable suponer la a )ilidad rai la p<s¡oilidad de into, sobre todo a eñalan lo difícil de id de voluntad (el iecisión, en un morepetible, lo lógico es ser precisamente ;ue incidían en esa ::r de irrepetibles); pues, por más que pueda haber otra alternativa de actuación, el comportamiento desplegado no puede correr la misma suerte. Por otra parte, las ciencias del comportamiento no permiten demostrar si el sujeto en un momento determinado le fue posible evitar la comisión del delito, en virtud de que existe una libertad de actuación que en ciertos casos rebasa los límites de lo científicamente factible, además, tendría que sumarse las características de nuestro sistema de administración de justicia, el cual necesariamente conlleva en los más de los casos a un alejamiento entre el juez y la acción cometida, por problemas de tiempo, de posibilidades periciales, u otros de diversa índole. Tampoco podría exigirse que los textos legales establecieran como presupuesto de la culpabilidad el poder actuar de modo distinto, pues en tal sentido sería algo extremadamente difícil de acreditar, precisamente por los factores irrepetibles que se presentan. En efecto, el principio de culpabilidad presupone lógicamente la libertad de decisión del hombre, pues sólo si existe la posibilidad en el hombre de actuar de modo distinto podrá deslindarse sobre de él responsabilidad penal. Si la conducta estuviera determinada definitivamente por la virtualidad causal de fuerzas objetivas sustraídas al influjo de la voluntad, al modo de los procesos naturalísticos, reprochar al hombre sus acciones tendría tan poco sentido como hacerle responsable de sus enfermedades. III. Al respecto, es conveniente comentar que la capacidad de actuar no es idéntica a la capacidad de derecho o la capacidad de obligación, sino más bien son conceptos diferentes. La capacidad de actuar se refiere siempre a un hecho bien determinado; es capacidad de actuar ad hoc. La capacidad de delinquir y la capacidad de actuar son idénticas desde el punto de vista de su esencia y sus elementos constitutivos. Por eso se le denomina comúnmente "capacidad de delinquir" o bien "capacidad de culpabilidad" y erróneamente "capacidad de imputación". Esta capacidad de actuar presupone: a) capacidad de autodeterminación; b) tener conocimiento de la norma; c) posibilidad del conocimiento del deber en el momento del hecho; d) capacidad de, guiarse por la norma, y e) capacidad para el cumplimiento del deber. a) La capacidad de autodeterminación, vista como la libertad de voluntad, resulta un presupuesto indispensable de la capacidad de actuar. b) El tener conocimiento de la norma surge sólo a través del conocimiento de la existencia y contenido de la norma. Así, se requiere que el sujeto conozca la proposición jurídica que contiene la prohibición o mandato que va a contrariar. Exigirle a un individuo el cumplimiento de proposiciones jurídicas sin que estén en posibilidad de conocerlas nos obliga no a otra cosa, sino a exigirles algo que desconocen. Ahora bien, tampoco resulta válido el aserto en el sentido de que, a partir de un desconocimiento, alguien pretenda justificar su acción antijurídica, pues recordemos que existe un principio en el sentido de que el desconocimiento de la ley no exime a nadie de su cumplimiento. c) La posibilidad del conocimiento del deber en el momento del hecho se agrega a la capacidad de recordar tanto la prohibición como el mandato, o bien de construirlos mediante consideraciones racionales. d) La capacidad de guiarse por la norma supone que el sujeto tenga la suficiente madurez mental para que pueda actuar conforme al deber, pues en ocasiones quien tiene conocimiento no logra transformar su contenido en criterio orientador de su conducta (menor, transtornado mental). FUERZAS ARMADAS e) Capacidad para el cumplimiento del deber. En este caso, el sujeto tiene que poder plantear correctamente en su consciencia el contenido de su voluntad de causación. No tiene que saber, sino estar en posibilidades de saber qué es lo que piensa causar, además de una capacidad de libertad de la determinación de la voluntad. IV. La no exigibilidad no significa ausencia de una prohibición. El que no sea exigible evitar una determinada conducta no significa que no se encuentre prohibida; al contrario, la cuestión de la inexigibilidad sólo se plantea en el ámbito de la culpabilidad, y después, por tanto, de que se haya comprobado la antijuridicidad del hecho. El fundamento de esta causa de inculpabilidad es precisamente la falta de normalidad y de libertad en el comportamiento del sujeto activo. V. BIBLIOGRAFIA: Carrancá y Trujillo, Raúl y Carrancá y Rivas, Raúl, Derecho penal mexicano, parte general, 16a. ed., México, Porrúa, 1991; Castellanos Tena, Fernando, Lineamientos elementales de derecho penal, 2a. ed., México, Jurídica Mexicana, 1963; Jescheck, Hans-Heinrich, Tratado de derecho penal, trad. de Santiago Mir Puig y Francisco Muñoz Conde, 3a. ed., Barcelona, Bosch, 1981, vol. 1; Márquez Piñero, Rafael, Derecho penal. Parte general, México, Trillas, 1986; Plascencia Villanueva, Raúl, Los delitos contra el orden económico, México, UNAM, Instituto de Investigaciones jurídicas, 1995; id., Teoría del delito, México, UNAM, 1998. Raúl PLASCENCIA VILLANUEVA FUERZAS ARMADAS. I. Son la agrupación del ejército, fuerza aérea y marina de guerra nacionales, como símbolo y realidad del poderío militar de una naciónEstado. II. Definición técnica. Conjunto de los efectivos militares -hombres y materiales- de tierra, mar y aire, que integran los organismos constitucionales respecti- vos, creados para la defensa del país y salvaguarda de su orden interno. III. Antecedentes históricos. 1. El término de fuerzas armadas es de cuño reciente, después de la primera guerra mundial. El nacimiento de la aviación militar como arma de combate y devastación incluso se ha impuesto ya de forma casi independiente de las otras dos consideradas como clásicas, o sea el ejército de tierra y la marina. de guerra, así ha nacido el triunvirato de potencial bélico que en español se denomina, en conjunto, como las fuerzas armadas. 2. En inglés, se dice arroured forces, en francés, forces armées, y en alemán, hasta la segunda guerra mundial se conocía como Wehrmacltt (de wehr defensa y macht: poder); pero para no usar el término que se utilizó durante el Tercer Reich, ahora se les llama Streitkraft (de Streit: contienda, pelea y Kraft. fuerza, vigor, poder), o sea, potencia de combate; también puede ser Bundesmacht: fuerzas federales, o Bundeswehr: defensa federal; pero todos expresan lo mismo: fuerzas armadas, que representan un país y jurídicamente, a la nación-Estado. IV. Explicación y desarrollo del concepto. La C de 1917, en su a. 73, fr. XIV, dice que el Congreso federal tiene facultad "para levantar y sostener a las instituciones armadas de la Unión, a saber: Ejército, Marina de Guerra y Fuerza Aérea Nacionales, y para reglamentar su organización y servicio" ; la fracción original decía: "para levantar y sostener el Ejército y la Armada de la Unión...", etc. Felipe Tena Ramírez señala que "por la reforma de 10 de febrero de 1944 [DO de esa fecha], a los artículos 32, segundo párrafo, 73, fracción XIV, 76, fracción II y 89, fracciones IV, V y VI de la Constitución de la República, se agregó el nombre de la Fuerza Aérea Nacional al de las otras instituciones armadas de la Unión, como son el Ejército y la Marina de Guerra". En el a_ 89, fr. VI, el legislador empleó el térmíi reiter. Marín como consti FUNC ministi raleza partici como s dita la] sus ira[ que prt de a lo servicio Esta sel la funciidea de cepción inspirac No t al Estad ca. Por ; -que p lizar cut se ve ol persona dicas, e contrate a su senAl re,, rirse a la pública, de debes originan mismo, 1 apunta 1 como ha