Número de registro: 20125 Novena Época Instancia: Primera Sala

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CONTRADICCIÓN DE TESIS 54/2006-PS.
Número de registro: 20125
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: Tomo XXV, Mayo de 2007
Página: 252
CONTRADICCIÓN DE TESIS 54/2006-PS. ENTRE LAS SUSTENTADAS POR EL
DÉCIMO TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER
CIRCUITO Y EL OCTAVO TRIBUNAL COLEGIADO EN LA MISMA MATERIA Y
CIRCUITO.
CONSIDERANDO:
PRIMERO. Esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, es competente
para conocer la presente denuncia de contradicción de tesis, de conformidad con lo dispuesto
en los artículos 107, fracción XIII, de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos; 197-A de la Ley de Amparo y 21, fracción VIII, de la Ley Orgánica del Poder
Judicial de la Federación, en relación con los puntos segundo y cuarto del Acuerdo 5/2001,
emitido por el Tribunal Pleno de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación el veintiuno de
junio de dos mil uno, por tratarse de una contradicción suscitada entre criterios sustentados
por Tribunales Colegiados de Circuito en asuntos de naturaleza civil, que es una de las
materias de especialización de esta Primera Sala.
SEGUNDO. La denuncia de contradicción de criterios proviene de parte legítima ya que fue
formulada por los Magistrados integrantes del Décimo Tercer Tribunal Colegiado en Materia
Civil del Primer Circuito, quienes se encuentran facultados para ello, de conformidad con el
artículo 197-A de la Ley de Amparo.
TERCERO. El Décimo Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, al
resolver el amparo directo DC. 33/2006-13, en lo que interesa, señaló:
"Por cuestión de orden debe examinarse lo relacionado con la nulidad de las cesiones de
derechos, porque de su ineficacia derivaría la de sus notificaciones practicadas por el
respectivo fedatario público.
"En primer lugar, corresponde dilucidar la naturaleza de la causa de ineficacia alegada en el
punto A) para determinar si caracteriza una inexistencia o nulidad absoluta, o en su defecto
sólo una nulidad relativa.
"Al respecto, la otrora Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación estableció
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que las causas de nulidad de un contrato deben estar expresamente señaladas en la ley, que
regule el acto jurídico que corresponde y de no existir disposición al respecto debe atenderse
a la regla general que contenga la norma legal que le sea supletoria, tal como se advierte de la
lectura de la tesis consultable en la página 2006, del Tomo LXVII, de la Quinta Época del
Semanario Judicial de la Federación, que reza: ‘NULIDAD DE LOS ACTOS JURÍDICOS.’
(se transcribe).
"El problema referido a la falta de consentimiento, cuando no consta la representación, como
las facultades de quien actúa en nombre de otra persona, ha dado origen a posturas
contradictorias al examinar la legislación común. La primera, que sostiene que en tales casos
se está frente a una inexistencia por ausencia de consentimiento; la segunda, que sanciona de
nulidad relativa o anulabilidad tales deficiencias.
"La primera fue sustentada por la otrora Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, al resolver por mayoría de tres votos el amparo civil directo 3380/45, el catorce de
julio de mil novecientos cuarenta y ocho, cuya tesis aparece publicada en la página 421, del
Tomo XCVII, de la Quinta Época del Semanario Judicial de la Federación, cuyo criterio
logró trascender para quedar incluido dentro de la sección de precedentes relevantes, con el
número 245, en la página 164, del Tomo IV, Materia Civil, del Apéndice al Semanario
Judicial de la Federación, compilación 1917-2000 y que es del tenor literal siguiente:
‘INEXISTENCIA EN CASO DE FALSA REPRESENTACIÓN (NULIDAD RELATIVA,
CAUSAS DE LA).’ (se transcribe).
"En esa misma línea se encuentra la tesis I.8o.C.246 C, del Octavo Tribunal Colegiado en
Materia Civil del Primer Circuito, visible en la página 956, del Tomo XVII, junio de 2003, de
la Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, que es de este tenor:
‘CONTRATOS. INEXISTENCIA DE LOS CELEBRADOS POR EL FALSO
REPRESENTANTE O TRASPASANDO LOS LÍMITES DEL MANDATO.’ (se transcribe).
"En este criterio se reitera esencialmente la transcrita tesis de la otrora Tercera Sala pero
adicionalmente resuelve el caso de la actuación del representante excediéndose de los límites
del mandato, dándole igual solución jurídica: inexistencia o nulidad absoluta.
"Los razonamientos justificativos del Alto Tribunal consisten sustancialmente en que: a) se
trata de una inexistencia o nulidad absoluta porque no existe consentimiento del supuesto
representado; b) no se ubica en algunos de los casos establecidos específicamente como
causas de nulidad relativa; y c) la posible ratificación del negocio equivale a un mandato con
efectos retroactivos.
"El Octavo Tribunal Colegiado homólogo reitera los puntos señalados en los incisos a) y c),
en tanto que el b) implícitamente lo admite, aunque matiza que cuando se actúa en nombre de
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otro, sin tener la calidad de representante o excediéndose en sus atribuciones, se impone la
voluntad de éste al mandante, por lo cual no puede operar eficazmente la ratificación.
"La segunda postura adoptada sobre el tema y que se contrapone a lo antes señalado es la que
comparte este tribunal, la cual será desarrollada al tenor de las premisas dentro del siguiente
marco jurídico del Código Civil para el Distrito Federal (se transcriben los artículos 1794,
1800, 1802, 2224, 2226, 2227, 2234, 2235 y 2583).
"Los anteriores preceptos legales revelan una inevitable antinomia total parcial
(incompatibilidad unilateral entre una norma general y una norma particular), que se inscribe
dentro de la clasificación de Alf Ross basada en las condiciones de aplicabilidad de las
normas o ámbitos de validez de éstas (cfr. Celotto, Alfonso. ‘Teoría General del
Ordenamiento Jurídico y la Solución de Antinomias.’ Fundación Universitaria de Derecho,
Administración y Política, México 2003, p. 32).
"Este prototipo de antinomias puede solucionarse mediante el criterio de especialidad de
normas, en razón del cual en caso de conflicto entre una norma general y una especial,
prevalece esta última, con base al principio lex specialis derogat generali, cuyo carácter
lógico teorético se funda en la exigencia de justicia de tratar de manera distinta a lo que
pertenece a categorías diversas.
"Pues bien, la antinomia se presenta respecto al tratamiento que se da a los casos de ausencia
del consentimiento, pues conforme a lo dispuesto por el artículo 2224, dicho defecto provoca
la inexistencia del acto, en cambio, de acuerdo al numeral 1802 la eventual falta de
consentimiento del dominus o representado, puede valer por ratificación siempre que se haga
antes de la retractación de la otra parte; y conforme al dispositivo 2583 esa deficiencia
igualmente puede revalidarse mediante ratificación.
"Entonces, por un lado se obtiene la solución legislativa que sanciona con la inexistencia a
los actos celebrados sin consentimiento y, por otro, permite que valgan mediante ratificación.
"Este aspecto es el que quiso superarse mediante el criterio consistente en que a pesar de esa
pretendida ratificación, no podía referirse más que a un caso de inexistencia, cuya posible
ratificación, no significaba otra cosa que un mandato con efectos retroactivos.
"Sin embargo, la aplicación del criterio de especialidad a los preceptos transcritos, para
resolver la antinomia planteada, demuestra el equívoco cometido en esa tesis.
"En efecto, el artículo 1801 permite que los actos sean celebrados por sí mismos o en
representación legal de otros. Así, cuando no se trate de un acto celebrado en nombre de otro,
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la falta de consentimiento tornará inexistente el acto de que se trate, conforme al numeral
2224. Por tanto, ésta se erige como la regla general aplicable a todos los negocios jurídicos.
"En el segundo supuesto, cuando el negocio es celebrado en nombre de otra persona, cobran
aplicación las reglas especiales referidas a la representación, en cuyo ámbito se encuentra el
numeral 1802 que regula el supuesto del acto concertado sin tener la calidad de representante,
el cual puede valer por ratificación del dominus o representado, que realice antes de la
retractación de la otra parte contratante.
"En este mismo ámbito se halla el caso de la actuación por medio de representante, que
adopta la forma de mandatario, a que alude el ordinal 2583, que tilda de nulos los actos
realizados por aquél, que traspase los límites del mandato, a menos que los ratifique el
mandante.
"El carácter especial de estas dos reglas impone que prevalezcan sobre la regla general,
porque en esta última no se comprende el supuesto que sí está expresamente regulado por el
legislador para los actos celebrados en nombre de otro, es decir, para la representación y que
además, como derivación de esta misma, toma la forma de mandato.
"En este sentido, si tratándose de los actos celebrados bajo la figura de la representación, el
legislador ha impuesto que los actos celebrados por quien carece de esa calidad o ejerza el
mandato fuera de los límites de sus facultades, puedan valer por ratificación, es inconcuso
que no puede aplicarse la regla general que tilda de inexistencia a los actos que carecen de
consentimiento, porque se haría nugatoria la solución legislativa estimada para revalidar o
confirmar los negocios que presentan los defectos apuntados, siempre que se hayan realizado
en nombre de otro.
"Amén de que se atentaría con el criterio de especialidad que rige la solución de antinomias y
que impone la derogación de la norma general frente a la especial.
"No obsta a lo anterior, que doctrinariamente, según apuntan los criterios que se contraponen
a lo señalado, que la ratificación importe un mandato con efectos retroactivos, y que con ella
no pueda darse una sustitución real y efectiva de la voluntad del representado; pues lo único
cierto que puede verificarse en la realidad jurídico objetiva es, que a virtud de dicha
ratificación, el acto primigeniamente ineficaz deja de serlo, para adquirir plena eficacia y
validez jurídica, sin que de modo alguno se verifique una destrucción de sus consecuencias
de derecho que es lo pretendido mediante la ratificación confirmación del acto.
"Tampoco se opone a lo expresado, que conforme a la otrora Tercera Sala e implícitamente,
el Octavo Tribunal Colegiado homólogo, estimen que el defecto en el consentimiento no se
ubica en alguna de las causas expresamente sancionadas de nulidad relativa, ya que ésta se
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presenta en los casos en que el acto pueda valer por confirmación o prescripción, y se
encuentra restringida su invocación a cualquier individuo como se advierte de lo establecido
por los artículos 2226 y 2227.
"A este respecto tiene aplicación la jurisprudencia 294, sentada por la extinta Tercera Sala del
Máximo Tribunal del país, consultable en la página 247, del Tomo IV, Materia Civil, del
Apéndice al Semanario Judicial de la Federación, compilación 1917-2000, que a la letra dice:
‘NULIDAD ABSOLUTA Y RELATIVA.’ (se transcribe).
"Por consiguiente, los actos celebrados en nombre de otro cuya falta de consentimiento se
funde en la ausencia de la calidad de representante o en el exceso de las facultades del
mandatario para obligar al mandante, no pueden provocar otra consecuencia más que la
nulidad relativa, en caso de que no se obtenga su ratificación por el dominus o representado.
"Lo anterior encuentra apoyo en la tesis de la otrora Tercera Sala, sustentada en la Séptima
Época del Semanario Judicial de la Federación, visible en la página 35, del Volumen 71,
Cuarta Parte, que reza: ‘RATIFICACIÓN DE ACTOS JURÍDICOS, EFECTOS DE LA.’ (se
transcribe).
"Igualmente en la tesis 294 de esa Tercera Sala, sostenida en la Sexta Época, la cual se
localiza en la página 197, del Tomo IV, Materia Civil, Precedentes Relevantes, del Apéndice
de 2000, que dice: ‘MANDATO, SITUACIÓN DEL TERCERO QUE CONTRATA CON
EL ADMINISTRADOR CUANDO ÉSTE OBRA EXCEDIÉNDOSE EN LAS
FACULTADES CONTENIDAS EN EL.’ (se transcribe).
"En ese mismo sentido, es aplicable la tesis de la citada Tercera Sala, emitida en la Séptima
Época, publicada en la página 22, del Volumen 57, Cuarta Parte del Semanario Judicial de la
Federación, que es como sigue: ‘SOCIEDADES MERCANTILES, NULIDAD DE ACTOS
CELEBRADOS POR GERENTES DE LAS, FUERA DE LOS LÍMITES DE SUS
PODERES. APLICACIÓN ANALÓGICA A ASOCIACIONES CIVILES.’ (se transcribe)."
CUARTO. Por su parte, el Octavo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito,
al resolver el amparo directo DC. 793/2002 señaló:
"Sin embargo, los conceptos de violación a estudio deben considerarse inoperantes porque a
ningún resultado práctico conduciría conceder al quejoso la protección constitucional, si se
toma en cuenta que la decisión de la responsable, en el sentido de declarar improcedente la
excepción de prescripción, en el fondo es correcta.
"De la lectura del capítulo de hechos en que la ahora tercera perjudicada, Autobuses Estrella
Blanca, Sociedad Anónima de Capital Variable, se apoyó para en vía de reconvención
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demandar la declaración de inexistencia y nulidad del contrato de prestación de servicios
profesionales de veinte de marzo de mil novecientos noventa y seis, así como la nulidad de la
escritura número mil veintitrés, de veintiocho de febrero del año en cita, se advierte que en
esencia argumentó que el tercero llamado a juicio Juan Velásquez Ortiz, carecía de facultades
para celebrar dicho contrato, ya que el poder que le otorgó con fecha veinticinco de octubre
de mil novecientos noventa y cinco, fue limitado en cuanto a su objeto, pues solamente lo
facultó para firmar créditos a su nombre con instituciones de crédito nacionales o extranjeras.
"Al contestar la demanda reconvencional, el citado Juan Velásquez Ortiz hizo valer la
excepción de prescripción, alegando en síntesis que, conforme al artículo 2236 del Código
Civil para el Distrito Federal, como la acción de nulidad se fundaba en que él carecía de
facultades para celebrar el contrato de prestación de servicios en nombre de Autobuses
Estrella Blanca, Sociedad Anónima de Capital Variable, dicha acción debió intentarse en los
plazos establecidos en el artículo 638 del mencionado código, por lo que si ese precepto
determinaba que la acción de nulidad prescribía en los mismos términos en que prescribía la
acción personal derivada de la naturaleza del acto cuya nulidad se pretendiese, y si esa
acción, según lo dispuesto en el artículo 1161, fracción, (sic) del citado ordenamiento,
prescribía en dos años contados desde la fecha en que dejaron de prestarse los servicios, la
acción de nulidad se encontraba entonces prescrita tanto al momento en que se le emplazó a
juicio el treinta de enero de dos mil uno como al cuatro de mayo de mil novecientos noventa
y ocho, en que se presentó la demanda reconvencional, pues habían transcurrido en exceso
los dos años establecidos en el Código Civil para demandar la nulidad del contrato, ya que la
fecha en que dejaron de prestarse los servicios lo fue el tres de abril de mil novecientos
noventa y seis, en que se tiró la escritura mil sesenta y dos, y como consecuencia oponía
también la excepción de improcedencia de la acción de nulidad de la escritura mil veintitrés,
de veintiocho de febrero de mil novecientos noventa y seis, pues se tiró en cumplimiento al
contrato de prestación de servicios profesionales mencionado.
"Asimismo, debe señalarse que el Juez natural, en relación con la acción reconvencional de
nulidad de la escritura mil veintitrés, determinó lo siguiente: (se transcribe).
"En tanto que en la sentencia reclamada tampoco se declaró nula dicha escritura mil
veintitrés, sino únicamente el citado contrato de prestación de servicios profesionales, toda
vez que la responsable confirmó el fallo de primera instancia.
"Establecido lo anterior, debe tenerse en cuenta que los artículos 1794, fracción I, 1802,
2224, 2228 y 2583 del Código Civil para el Distrito Federal, disponen: (se transcriben).
"Como se observa, el artículo 2583 del Código Civil denomina ‘nulos’ los actos realizados en
nombre de otro por quien no es su legítimo representante o excede los límites expresos del
poder conferido, permitiendo en apariencia que tales actos se convaliden mediante la
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ratificación tácita o expresa del mandante; pero el análisis sistemático de las disposiciones
transcritas lleva a concluir que no se está en presencia de una nulidad relativa, como podría
hacerlo suponer la circunstancia de que dicho precepto se refiera a la ratificación de los actos
del mandatario, porque si el apoderado no se transcribe a los límites señalados por el
mandante o no tiene tal calidad, es claro que tampoco puede darse la sustitución real y
efectiva de la voluntad del representado por las declaraciones de su representante, sino que
viene a ser éste el que impone su voluntad al representado y, por tanto, lo que falta en tal caso
es precisamente el consentimiento de este último y se trata, por consiguiente, de una
verdadera inexistencia por ausencia de consentimiento, conforme a los artículos 1794,
fracción I y 2224 del Código Civil, la cual no puede convalidarse por el transcurso del
tiempo, es decir, por prescripción; sin que para ello sea óbice que el acto respectivo pueda ser
expresa o tácitamente ratificado, toda vez que ello debe estimarse equivalente a un nuevo
otorgamiento del acto por el representado, mismo que se explica como un mandato con
efectos retroactivos que se confiere al falso representante.
"Al respecto, es aplicable la tesis visible en el Semanario Judicial de la Federación, Quinta
Época, Tercera Sala, Tomo XCVII, página 421, que dice: ‘INEXISTENCIA EN CASO DE
FALSA REPRESENTACIÓN (NULIDAD RELATIVA. CAUSAS DE LA).’ (se transcribe).
"En el caso, en ejecutoria pronunciada el diez de diciembre de dos mil uno, en el juicio de
amparo directo número DC. 655/2001, promovido por la empresa ahora tercera perjudicada,
este tribunal ya estableció que el contrato de que se viene haciendo mérito no fue ratificado,
pues a ese respecto consideró: (se transcribe).
"Por consiguiente, si el mencionado contrato de prestación de servicios profesionales no fue
ratificado por la hoy tercera perjudicada y si de conformidad con los artículos 1794, fracción
I, y 2224 del Código Civil y por las razones ya expuestas, debe considerarse que se está en
presencia de inexistencia o nulidad absoluta, no de nulidad relativa, es entonces evidente que
no procede la excepción de prescripción que opuso el tercero llamado a juicio, atento a lo que
establece la disposición en último término citada, en el sentido de que el acto jurídico
inexistente por la falta de consentimiento, no es susceptible de valer por prescripción. ..."
El anterior criterio también fue sostenido por el Octavo Tribunal Colegiado en Materia Civil
del Primer Circuito, al resolver el amparo directo 794/2002.
QUINTO. En primer término, debe determinarse si existe o no la contradicción de tesis
denunciada. Para que la misma exista, es necesario verificar en primer lugar que las
posiciones opuestas se sitúen en un mismo plano de análisis, esto es, que en la resolución de
cada uno de los asuntos se hayan examinado cuestiones jurídicas esencialmente iguales.
Lo anterior significa que no basta atender a la conclusión de los razonamientos, sino que es
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necesario tener en cuenta las circunstancias fácticas y jurídicas que llevaron a los respectivos
tribunales a asumir su criterio.
En segundo lugar, es necesario comprobar que el tipo de contradicción existente entre los
criterios evidencie que, lo que uno de ellos afirma acerca de un problema, el otro lo niega, ya
que según el principio lógico de no contradicción, dos enunciados referidos al mismo
problema no pueden afirmar y negar el mismo contenido.
En tercer lugar, al estudiar las circunstancias aludidas se debe distinguir entre las que sirven
de fundamento a los criterios emitidos y aquellas que, aun cuando lo parecen, no constituyen
un presupuesto lógico del razonamiento.
En otros términos, se actualiza la contradicción de tesis cuando concurren los siguientes
supuestos:
Las cuestiones jurídicas planteadas son esencialmente iguales, es decir, provienen del examen
de los mismos elementos.
Los criterios son, en términos lógicos, efectivamente contradictorios, es decir, se constata que
lo que uno de ellos afirma acerca de un mismo problema, el otro lo niega.
La diferencia de criterios se presenta en las consideraciones, razonamientos o
interpretaciones jurídicas de las sentencias respectivas.
Resulta aplicable la tesis de jurisprudencia siguiente:
"Novena Época
"Instancia: Pleno
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"Tomo: XIII, abril de 2001
"Tesis: P./J. 26/2001
"Página: 76
"CONTRADICCIÓN DE TESIS DE TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO.
REQUISITOS PARA SU EXISTENCIA. De conformidad con lo que establecen los artículos
107, fracción XIII, primer párrafo, de la Constitución Federal y 197-A de la Ley de Amparo,
cuando los Tribunales Colegiados de Circuito sustenten tesis contradictorias en los juicios de
amparo de su competencia, el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación o la Sala
que corresponda deben decidir cuál tesis ha de prevalecer. Ahora bien, se entiende que
existen tesis contradictorias cuando concurren los siguientes supuestos: a) que al resolver los
negocios jurídicos se examinen cuestiones jurídicas esencialmente iguales y se adopten
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posiciones o criterios jurídicos discrepantes; b) que la diferencia de criterios se presente en
las consideraciones, razonamientos o interpretaciones jurídicas de las sentencias respectivas;
y, c) que los distintos criterios provengan del examen de los mismos elementos."
A fin de determinar si en este caso se acreditan los extremos referidos, es conveniente
precisar el contenido esencial y el alcance de lo considerado por los Tribunales Colegiados
contendientes.
El Décimo Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, al resolver el
amparo directo DC. 33/2006-13, en la parte que interesa sostuvo lo siguiente:
Analizó, previamente a resolver el caso concreto, el problema jurídico consistente en que los
actos celebrados en nombre de otro, cuya falta de consentimiento se funde en la ausencia de
la calidad de representante, o en el exceso de las facultades del mandatario para obligar al
mandante, provoca una nulidad relativa, en caso de que no se obtenga su ratificación por el
dominus o representado, bajo las consideraciones siguientes:
Que la acción de nulidad ejercida por la actora principal Servicios Profesionales de
Impresión, Sociedad Anónima de Capital Variable, se sustentó en la nulidad tanto de la
cesión de derechos de dos contrarecibos como de las actas de notificación de dicha
transmisión efectuada por corredor público.
Que la ineficacia de las cesiones de derechos se basa en que están afectadas de nulidad
absoluta o inexistencia, por lo siguiente:
Porque carecen de consentimiento de la cedente, Impresos y Servicios Editoriales, ya que no
quedó acreditada la representación de quienes intervinieron en nombre de ésta, como
tampoco que contaran con facultades para actos de dominio; y, que en el acto de cesión no
consta que quien aparece como cesionaria Sporre, S.A. de C.V., hubiese otorgado su
consentimiento.
Que la Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, estableció que las causas
de nulidad de un contrato deben estar expresamente señaladas en la ley que regula el acto
jurídico, de no existir disposición al respecto, deberá atenderse a la regla general que
contenga la norma legal que sea supletoria, citó al caso la tesis cuyo rubro es: "NULIDAD
DE LOS ACTOS JURÍDICOS." (la transcribió).
Que el problema referido a la falta de consentimiento, cuando no consta la representación,
como las facultades de quien actúa en nombre de otra persona, ha originado posturas
contradictorias: la primera que se trata de una inexistencia por ausencia de consentimiento y,
la segunda que se trata de una nulidad relativa, tales deficiencias.
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Que la segunda postura adoptada por el tema, y que se contrapone a lo antes señalado, es la
que comparte este Tribunal Colegiado, la que desarrolló conforme al marco jurídico del
Código Civil para el Distrito Federal, al respecto transcribió los artículos 1794, fracción I,
1800, 1802, 2224, 2226, 2227, 2234, 2235 y 2583.
Que los anteriores preceptos legales revelan una inevitable antinomia total parcial
(incompatibilidad unilateral entre una norma general y una norma particular), que se
transcribe dentro de la clasificación de Alf Ross, basada en las condiciones de aplicabilidad
de las normas o ámbitos de validez de éstas.
Que este prototipo de antinomias puede solucionarse mediante el criterio de especialidad de
normas, en razón del cual, en caso de conflicto entre una norma general y especial, prevalece
esta última, con base en el principio lex specialis derogat generali, cuyo carácter lógico
teorético se funda en la exigencia de justicia de tratar de manera distinta a lo que pertenece a
categorías diversas.
Que la antinomia se presenta respecto del tratamiento que se da a los casos de ausencia de
consentimiento, pues conforme al artículo 2224, dicho defecto provoca la inexistencia del
acto, en cambio, conforme al numeral 1802 la eventual falta de consentimiento del dominus o
representado puede valer por ratificación, siempre que se haga antes de la retractación de la
otra parte; y conforme al dispositivo 2583, esa deficiencia igualmente puede revalidarse
mediante ratificación.
Que por un lado se obtiene la solución legislativa que sanciona con inexistencia a los actos
celebrados sin consentimiento y, por otro, permite que valgan mediante ratificación.
Que este aspecto es el que quiso superarse mediante el criterio consistente en que a pesar de
esa pretendida ratificación, no podía referirse más que a un caso de inexistencia, cuya posible
ratificación no significaba otra cosa que un mandato con efectos retroactivos.
Que sin embargo, la aplicación de la especialidad a los preceptos transcritos, demuestra el
equívoco cometido en esa tesis.
Que el artículo 1801 autoriza que los actos sean celebrados por sí mismos o en representación
legal de otros. Luego, cuando no se trate de un acto celebrado en nombre de otro, la falta de
consentimiento lo hace inexistente en términos del 2224. Que, por tanto, ésta se erige como la
regla general aplicable a todos los negocios jurídicos.
Que en el segundo supuesto, cuando el negocio es celebrado en nombre de otra persona, se
aplican las reglas especiales referidas a la representación, artículo 1802 que regula el
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supuesto del acto sin tener la calidad de representante, el cual permite la ratificación del
dominus o representado, antes de la retractación de la otra parte contratante.
Que en este mismo ámbito se ubica la actuación por medio de representante el cual adopta la
forma del mandatario, artículo 2583, que tilda de nulos dichos actos que traspasen los límites
del mandato, a menos que los ratifique el mandante.
Que el carácter especial de estas dos reglas impone que prevalezca sobre la regla general, ya
que esta última no comprende el supuesto que sí está expresamente regulado por el legislador
para los actos celebrados en nombre de otro, o sea, para la representación que toma la forma
de mandato.
Que en este sentido, tratándose de los actos bajo la figura de la representación, el legislador
impuso que los actos celebrados por quien carece de esa calidad o ejerza el mandato fuera de
los límites de sus facultades, puedan valer por ratificación, es inconcuso que no puede
aplicarse la regla general que tilda de inexistencia a los actos que carecen de consentimiento,
ya que haría nugatoria la solución legislativa, estimada para revalidar o confirmar los
negocios que presentan los defectos apuntados, siempre que se hayan realizado en nombre de
otro. Además de hacer nugatorio el criterio de especialidad que rige la solución de antinomias
y que impone la derogación de la norma general frente a la especial.
Que no obsta a lo anterior que doctrinariamente la ratificación importe un mandato con
efectos retroactivos, y que con ella no pueda darse una sustitución real y efectiva de la
voluntad del representado, pues lo único cierto es que en virtud de dicha ratificación, el acto
primigeniamente ineficaz deja de serlo y adquiere plena eficacia y validez jurídica, sin que se
verifique una destrucción de sus consecuencias de derecho mediante la ratificación o
confirmación del acto.
Que tampoco se opone a lo expresado, que conforme a la Tercera Sala e implícitamente el
Octavo Tribunal estime que el defecto en el consentimiento no se ubica en algunas de las
causas expresamente sancionadas de nulidad relativa, ya que ésta se presenta en los casos en
que el acto pueda valer por confirmación o por prescripción, y se encuentra restringida su
invocación a cualquier individuo como se advierte de los artículos 2226 y 2227. Citó al caso
la jurisprudencia 294 de la extinta Tercera Sala de este Máximo Tribunal: "NULIDAD
ABSOLUTA Y RELATIVA." (la transcribió).
Que por consiguiente, los actos celebrados en nombre de otro, cuya falta de consentimiento
se funde en la ausencia de la calidad de representante, o en el exceso de las facultades del
mandatario, para obligar al mandante, no pueden provocar otra consecuencia más que la
nulidad relativa, en caso de que no se obtenga su ratificación por el dominus o representado.
Que lo anterior encuentra apoyo en las tesis de la Tercera Sala que dicen: "RATIFICACIÓN
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DE ACTOS JURÍDICOS, EFECTOS DE LA.", "MANDATO, SITUACIÓN DEL
TERCERO QUE CONTRATA CON EL ADMINISTRADOR CUANDO ÉSTE OBRA
EXCEDIÉNDOSE EN LAS FACULTADES CONTENIDAS EN EL." y "SOCIEDADES
MERCANTILES, NULIDAD DE ACTOS CELEBRADOS POR GERENTES DE LAS,
FUERA DE LOS LÍMITES DE SUS PODERES. APLICACIÓN ANALÓGICA A
ASOCIACIONES CIVILES." (las transcribió).
El Octavo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, al resolver los amparos
directos DC. 794/2002 y DC. 793/2002, esencialmente, consideró lo siguiente:
Analizó el punto jurídico consistente en que cuando los actos realizados en nombre de otro
por quien no es su legítimo representante, o excede los límites expresos del poder conferido,
se está en presencia de una inexistencia o nulidad absoluta en virtud de que no fue ratificado
por el mandante, bajo las consideraciones siguientes:
Que de la lectura del capítulo de hechos en que la ahora tercera perjudicada, Autobuses
Estrella Blanca, S.A. de C.V., se apoyó para, en vía de reconvención, demandar la
declaración de inexistencia y nulidad del contrato de prestación de servicios profesionales de
veinte de marzo de mil novecientos noventa y seis, así como la nulidad de una escritura,
argumentando en esencia, que el ahora peticionario Juan Velázquez Ortiz carecía de
facultades para celebrar dicho contrato, ya que el poder que le otorgó el veinticinco de
octubre de mil novecientos noventa y cinco, fue limitado en cuanto a su objeto, pues
solamente lo facultó para firmar créditos a su nombre, con instituciones de crédito nacionales
o extranjeras.
Que el quejoso, al contestar la demanda reconvencional, hizo valer la excepción de
prescripción alegando lo que a su derecho convino.
Que en la sentencia reclamada no se declaró nula la escritura número 1023, sino únicamente
el contrato de servicios profesionales, ya que la responsable confirmó el fallo de primera
instancia.
Que establecido lo anterior, debían tenerse en cuenta los artículos 1794, fracción I, 1802,
2224, 2228 y 2583 del Código Civil para el Distrito Federal, mismos que transcribió para
enseguida establecer que, el artículo 2583 denomina nulos los actos realizados en nombre de
otro por quien no es su legítimo representante, o excede los límites expresos del poder
conferido, permitiendo en apariencia que tales actos se convaliden mediante ratificación
tácita o expresa del mandante; sin embargo, el análisis sistemático de los preceptos
transcritos lo llevó a concluir que no se está en presencia de una nulidad relativa, como
podría hacerlo suponer la circunstancia de la ratificación de los actos del mandatario, porque
si el apoderado no se circunscribe a los límites señalados por el mandante o no tiene tal
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 54/2006-PS.
calidad, es claro que tampoco puede darse la sustitución real y efectiva de la voluntad del
representado por las declaraciones de su representante, sino que es éste el que impone su
voluntad al representado y, por tanto, lo que falta en el caso es el consentimiento de este
último y se trata de una verdadera inexistencia por ausencia de consentimiento, en términos
de los artículos 1794, fracción I y 2224 del Código Civil, lo cual no puede convalidarse por el
transcurso del tiempo, es decir, por prescripción.
Sin que para ello sea óbice que el acto respectivo pueda ser expresa o tácitamente ratificado,
pues equivaldría a un nuevo otorgamiento del acto por el representado, mismo que se explica
por un mandato con efectos retroactivos que se confieren al falso representante. Citó al
respecto la tesis de la Tercera Sala: "INEXISTENCIA EN CASO DE FALSA
REPRESENTACIÓN (NULIDAD RELATIVA, CAUSAS DE LA)."
Que en el caso, en la ejecutoria pronunciada en el juicio de amparo directo DC. 655/2001,
promovido por la empresa ahora tercero perjudicada, ese Tribunal Colegiado estableció que
el contrato de que se viene haciendo mérito no fue ratificado, transcribiendo al efecto la parte
considerativa de dicha ejecutoria. Para concluir, que si el mencionado contrato de prestación
de servicios profesionales no fue ratificado por la parte tercera perjudicada, en términos de
los artículos 1794, fracción I y 2224 del Código Civil, por las razones ya expuestas, debe
considerarse que se está en presencia de inexistencia o nulidad absoluta, no de nulidad
relativa, por ser evidente que no procede la excepción de prescripción que opuso el quejoso,
atendiendo los términos del último artículo citado, en el sentido de que el acto jurídico
inexistente por falta de consentimiento, no es susceptible de valer por prescripción.
De lo anterior se advierte que sí existe contradicción de criterios, pues en el caso, los
Tribunales Colegiados al resolver los planteamientos jurídicos, examinaron cuestiones
legales esencialmente iguales, esto es, los actos realizados por el mandatario cuando excede
los límites del poder conferido, apoyándose en la interpretación de preceptos legales cuyo
contenido es igual y, al resolver, llegaron a conclusiones opuestas, pues uno estimó que dicho
acto adolecía de nulidad relativa, mientras el otro tribunal contendiente estimó que se estaba
en presencia de una nulidad absoluta, en consecuencia, están satisfechos los requisitos
necesarios para que exista contradicción de tesis.
No obsta a lo anterior, la circunstancia de que el Décimo Tercer Tribunal Colegiado en
Materia Civil del Primer Circuito hubiera resuelto el caso concreto consistente en la nulidad
de las cesiones de derechos y que el Octavo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer
Circuito hubiera analizado, en el caso concreto, un contrato de prestación de servicios
profesionales, ya que ambos tribunales, como quedó precisado con antelación, abordaron el
mismo tema jurídico, si los actos celebrados por mandatario cuando exceden las facultades
del poder, adolecen de nulidad absoluta o nulidad relativa.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 54/2006-PS.
SEXTO. Descritos los criterios en contradicción y sentada la existencia de la misma, se
procede a dilucidar el punto contradictorio que, como ya se dijo, consiste en determinar si
cuando se celebre un acto jurídico en nombre de otro y se exceden los límites expresos del
poder conferido sin que se ratifique por el mandante, dicho acto está afectado de nulidad
relativa o de nulidad absoluta.
Debe prevalecer con carácter de jurisprudencia el criterio sustentado por esta Primera Sala,
conforme a las consideraciones que a continuación se expondrán.
Como cuestión necesaria, resulta pertinente transcribir los artículos del Código Civil para el
Distrito Federal que interesan a la resolución del presente asunto:
"Artículo 8o. Los actos ejecutados contra el tenor de las leyes prohibitivas o de interés
público serán nulos, excepto en los casos en que la ley ordene lo contrario."
"Artículo 1792. Convenio es el acuerdo de dos o más personas para crear, transferir,
modificar o extinguir obligaciones."
"Artículo 1825. La cosa objeto del contrato debe: 1o. Existir en la naturaleza. 2o. Ser
determinada o determinable en cuanto a su especie. 3o. Estar en el comercio."
"Artículo 1827. El hecho positivo o negativo, objeto del contrato, debe ser:
"I. Posible;
"II. Lícito."
"Artículo 1830. Es ilícito el hecho que es contrario a las leyes de orden público o a las buenas
costumbres."
"Artículo 1793. Los convenios que producen o transfieren las obligaciones y derechos toman
el nombre de contratos."
"Artículo 1794. Para la existencia del contrato se requiere:
"I. Consentimiento;
"II. Objeto que pueda ser materia del contrato."
"Artículo 1795. El contrato puede ser invalidado:
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 54/2006-PS.
"I. Por incapacidad legal de las partes o de una de ellas;
"II. Por vicios del consentimiento;
"III. Porque su objeto, o su motivo o fin sea ilícito;
"IV. Porque el consentimiento no se haya manifestado en la forma que la ley establece."
"Artículo 1796. Los contratos se perfeccionan por el mero consentimiento; excepto aquellos
que deben revestir una forma establecida por la ley. Desde que se perfeccionan obligan a los
contratantes no sólo al cumplimiento de lo expresamente pactado, sino también a las
consecuencias que, según su naturaleza, son conforme a la buena fe, al uso o a la ley."
"Artículo 1800. El que es hábil para contratar, puede hacerlo por sí o por medio de otro
legalmente autorizado."
"Artículo 1801. Ninguno puede contratar a nombre de otro sin estar autorizado por él o por la
ley."
"Artículo 1802. Los contratos celebrados a nombre de otro por quien no sea su legítimo
representante, serán nulos, a no ser que la persona a cuyo nombre fueron celebrados, los
ratifique antes de que se retracten por la otra parte. La ratificación debe ser hecha con las
mismas formalidades que para el contrato exige la ley.
"Si no se obtiene la ratificación, el otro contratante tendrá derecho de exigir daños y
perjuicios a quien indebidamente contrató."
"Artículo 1803. El consentimiento puede ser expreso o tácito. Es expreso cuando se
manifiesta verbalmente, por escrito o por signos inequívocos. El tácito resultará de hechos o
de actos que lo presupongan o que autoricen a presumirlo, excepto en los casos en que por
ley o por convenio la voluntad deba manifestarse expresamente."
"Artículo 2224. El acto jurídico inexistente por la falta de consentimiento o de objeto que
pueda ser materia de él, no producirá efecto legal alguno. No es susceptible de valer por
confirmación, ni por prescripción; su inexistencia puede invocarse por todo interesado."
"Artículo 2225. La ilicitud en el objeto, en el fin o en la condición del acto produce su
nulidad, ya absoluta, ya relativa, según lo disponga la ley."
"Artículo 2226. La nulidad absoluta por regla general no impide que el acto produzca
provisionalmente sus efectos, los cuales serán destruidos retroactivamente cuando se
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 54/2006-PS.
pronuncie por el Juez la nulidad. De ella puede prevalerse todo interesado y no desaparece
por la confirmación o la prescripción."
"Artículo 2227. La nulidad es relativa cuando no reúne todos los caracteres enumerados en el
artículo anterior. Siempre permite que el acto produzca provisionalmente sus efectos."
"Artículo 2228. La falta de forma establecida por la ley, si no se trata de actos solemnes, así
como el error, el dolo, la violencia, la lesión, y la incapacidad de cualquiera de los autores del
acto, produce la nulidad relativa del mismo."
"Artículo 2230. La nulidad por causa de error, dolo, violencia, lesión o incapacidad sólo
puede invocarse por el que ha sufrido esos vicios de consentimiento, se ha perjudicado por la
lesión o es el incapaz."
"Artículo 2233. Cuando el contrato es nulo por incapacidad, violencia o error, puede ser
confirmado cuando cese el vicio o motivo de la nulidad, siempre que no concurra otra causa
que invalide la confirmación."
"Artículo 2234. El cumplimiento voluntario por medio del pago, novación, o por cualquier
otro modo, se tiene por ratificación tácita y extingue la acción de nulidad."
"Artículo 2235. La confirmación se retrotrae al día en que se verificó el acto nulo; pero ese
efecto retroactivo no perjudicará a los derechos de tercero."
"Artículo 2236. La acción de nulidad fundada en incapacidad o en error, puede intentarse en
los plazos establecidos en el artículo 638. Si el error se conoce antes de que transcurran esos
plazos, la acción de nulidad prescribe a los sesenta días, contados desde que el error fue
conocido."
"Artículo 2546. El mandato es un contrato por el que el mandatario se obliga a ejecutar por
cuenta del mandante los actos jurídicos que éste le encarga."
"Artículo 2548. Pueden ser objeto del mandato todos los actos lícitos para los que la ley no
exige la intervención personal del interesado."
"Artículo 2583. Los actos que el mandatario practique a nombre del mandante, pero
traspasando los límites expresos del mandato, serán nulos, con relación al mismo mandante,
si no los ratifica tácita o expresamente."
"Artículo 2584. El tercero que hubiere contratado con el mandatario que se excedió en sus
facultades, no tendrá acción contra de éste, si le hubiere dado a conocer cuáles fueron
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 54/2006-PS.
aquéllas y no se hubiere obligado personalmente por el mandante."
La transcripción de los anteriores artículos permite establecer, en principio, que el artículo
8o. contiene una sanción para los actos ilícitos; esto es, los que se realizan contra el tenor de
leyes prohibitivas o de interés público, ya que precisa que estarán afectados de nulidad,
exceptuando los casos previstos por la propia ley, por tanto, tales actos no deben producir
efectos jurídicos; por su parte, el diverso numeral 1830 señala que es ilícito el hecho que es
contrario a las leyes de orden público y a las buenas costumbres; de ahí que tomando en
consideración lo dispuesto por el citado artículo 8o., la ilicitud en el objeto, motivo o fin del
acto produce nulidad absoluta o relativa, según lo disponga la ley; en tanto que el artículo
2548 señala que pueden ser objeto del mandato todos los actos lícitos para los que la ley no
exige la intervención personal del interesado.
Por su parte, los artículos 1800 y 1801 establecen la regla general de que, los actos pueden
ser celebrados por quien es hábil para contratar o a través de otro, pero legalmente
autorizado, lo cual constituye una regla general aplicable a todos los negocios jurídicos.
Sin embargo, a dicha regla general se oponen dos preceptos legales, los artículos 1802 y
2583, los cuales establecen, el primero de ellos, que los contratos celebrados a nombre de
otro por quien no sea su legítimo representante, serán nulos, a menos que los ratifique la
persona a cuyo nombre fueron celebrados, esta sanción impuesta por el legislador, encierra
una nulidad relativa porque admite la posibilidad de su convalidación, por vía de ratificación,
antes de que se retracte la otra parte; y el segundo de ellos, establece que los actos que el
mandatario practique a nombre del mandante, pero traspasando los límites expresos del
mandato, serán nulos en relación con el mandante, si no lo ratifica tácita o expresamente, esta
ratificación constituye la manifestación de voluntad del mandante de aceptar los efectos del
negocio realizado por quien dijo ser su representante y lo perfecciona.
De dichos preceptos legales, se pone de manifiesto la falta de consentimiento del
representado, empero, dicha ausencia de consentimiento, en el acto celebrado por aquella
persona que traspasa los límites expresos del mandato, o por quien no es su legítimo
representante, queda condicionado a que el mismo se perfeccione mediante la ratificación,
otorgando el consentimiento del representado o mandante, ya sea de manera tácita o expresa.
Cabe precisar al respecto, en relación con la falta de consentimiento, que el propio artículo
2224, transcrito con anterioridad, establece que el acto jurídico inexistente por falta de
consentimiento o de objeto que pueda ser materia de él, no producirá efecto legal alguno, y
precisa además que dicha falta de consentimiento no es susceptible de hacer valer por
confirmación ni por prescripción.
Este precepto, como se ve, en relación con el acto jurídico en donde hay ausencia de
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 54/2006-PS.
consentimiento constituye también una regla general, es en este aspecto en concreto, al cual
se oponen los artículos ya mencionados 1802 y 2583.
Ahora bien, en el caso, es preciso hacer referencia a los artículos 1794 y 1795 del Código
Civil para el Distrito Federal, que se refieren a los elementos esenciales y a los elementos de
validez de un contrato.
Así, el artículo 1794 transcrito alude a los elementos de existencia del contrato, como serían
el consentimiento y el objeto, los cuales, en la doctrina, constituyen los elementos esenciales
de todo contrato, cuya ausencia, en su caso provocaría una nulidad absoluta.
Por su parte, el artículo 1795 se refiere a que el contrato puede ser invalidado por incapacidad
legal de una de las partes, por vicios del consentimiento, porque su objeto, motivo o fin sean
ilícitos y porque el consentimiento no se haya manifestado conforme lo establece la ley, lo
que significa que todos estos elementos que encierra el artículo 1795 constituyen elementos
de validez de los contratos, que no necesariamente provocan una nulidad absoluta, sino en su
caso provocarían una nulidad relativa.
El artículo 2225 establece que la ilicitud en el objeto, motivo o fin del acto, da lugar a la
nulidad absoluta o a la nulidad relativa del acto, por tanto, aun cuando exista ilicitud en esos
aspectos no puede concluirse que exista nulidad absoluta; por ende, en ese caso es necesario
acudir a lo previsto en la ley para determinar cuál es el supuesto que se actualiza.
En relación con la nulidad absoluta y a la nulidad relativa, también los artículos 2226 y 2227
del Código Civil para el Distrito Federal ya transcritos, refieren a dichas figuras jurídicas. El
primero de ellos, establece que la nulidad absoluta, por regla general, no impide que el acto
produzca provisionalmente sus efectos, pero éstos serán destruidos retroactivamente cuando
el juzgador pronuncie la nulidad respectiva. Asimismo, que la puede hacer valer todo
interesado, y ésta no desaparece por la confirmación ni por la prescripción.
El artículo 2227 referido, señala que la nulidad es relativa, cuando no reúne todos los
caracteres enumerados en el precepto anterior, siempre permite que el acto produzca
provisionalmente sus efectos; en este aspecto es importante señalar que la nulidad relativa se
caracteriza porque no presenta todos los datos que distinguen a la nulidad absoluta, de
manera que la falta de cualquiera de ellos hace que la nulidad sea relativa.
Al respecto, el Diccionario Jurídico Mexicano del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la
Universidad Nacional Autónoma de México, décima tercera edición, México, 1999, define la
nulidad de los actos jurídicos de la manera siguiente:
"I. Se produce, en los actos que han nacido en el mundo jurídico por reunir las condiciones
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 54/2006-PS.
especiales de existencia, pero defectuosos o imperfectos por no reunir los requisitos de
validez que señala el artículo 1795 del Código Civil para el Distrito Federal: capacidad,
ausencia de vicios de la voluntad, licitud en el objeto y forma.
"II. La teoría bipartita elaborada principalmente por Domat y Pothier, divide en dos a los
actos viciados, y habla de nulidad absoluta y nulidad relativa.
"La nulidad absoluta se produce ipso iure; el acto afectado por ella no tiene efectos jurídicos;
puede ser invocada por cualquier interesado, y la acción en la que se haga valer no se
extingue ni por renuncia, confirmación, ratificación, prescripción o caducidad.
"La nulidad relativa permite que el acto afectado produzca efectos jurídicos en tanto no ha
sido decretada, pero dichos efectos pueden destruirse por la aplicación retroactiva de la
sentencia en que se decrete la nulidad; sólo puede hacerse valer por la persona en cuyo favor
se haya establecido; el acto puede convalidarse por confirmación, ratificación o renuncia, y la
acción puede prescribir o caducar.
"Para la legislación francesa, esta teoría quedó incompleta, de ahí que surgiera el concepto de
inexistencia y, con él, la teoría tripartita.
"Esta teoría tripartita contempla la inexistencia y la nulidad tanto absoluta o de pleno derecho
como la relativa o anulabilidad.
"Entendiéndose por nulidad absoluta aquella que se origina con el nacimiento del acto
jurídico, cuando va contra el mandato o prohibición de la ley. En este tipo de nulidades, los
actos no producen efectos, y no es necesario ejercitar ninguna acción para hacerla valer, en
caso de controversia, el Juez se concretará a comprobar dicha nulidad; tampoco podrían
convalidarse ni por prescripción, caducidad o confirmación, pudiendo ser invocada por
cualquier persona.
"Se entiende por nulidad relativa, en la teoría tripartita, aquella protección que la ley
establece a favor de personas determinadas. Afecta aquellos actos que contienen los
elementos de validez exigidos por las normas de orden público, pero que adolecen de algún
vicio que implica un perjuicio para determinada persona, misma a la que la ley le concede
acción para atar dichos actos y reparar el perjuicio. Estos, los actos afectados por nulidad
relativa, producen efectos jurídicos en tanto no ha sido decretada su anulación y decretada
esta, serán invalidados retroactivamente.
"Ambas teorías han sido criticadas por su rigidez en la clasificación de los casos de invalidez
y porque se aparta de la realidad.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 54/2006-PS.
"Para Bonnecasse, acepta y perfecciona la teoría tripartita. Respecto de los actos nulos,
explica que son aquellos realizados de un modo imperfecto en alguno de sus elementos
orgánicos aunque estén completos. Este acto viciado produce todos sus efectos como si fuera
regular, mientras no han sido suspendidos o destruidos por una sentencia judicial,
generalmente aplicada en forma retroactiva.
"Hace la distinción entre nulidad absoluta y nulidad relativa, explicando que el acto afectado
con la primera, viola una regla de orden público, pudiendo ser invocada por cualquier
interesado, dicho acto no puede ser convalidado, y la acción de nulidad es imprescriptible. Y
por la segunda, viola una regla de orden privado, pudiendo ser invocada sólo por personas
determinadas, el acto puede convalidarse y la acción puede prescribir."
Esta última teoría, es adoptada por el Código Civil del Distrito Federal, en sus artículos 2224,
2226 y 2227.
Cabe señalar que esta Primera Sala al resolver la contradicción de tesis 6/2006-PS, en
relación con la inexistencia y la nulidad de los actos jurídicos sostuvo:
"I. La inexistencia y la nulidad de los actos jurídicos en la legislación civil federal.
"A) La inexistencia de los actos jurídicos.
"La validez de los actos jurídicos puede definirse como la existencia perfecta del acto, porque
reúne sus elementos esenciales y no tiene ningún vicio interno o externo.
"Así, en cuanto a los elementos esenciales, de conformidad con el artículo 2224 del Código
Civil Federal, los actos jurídicos, que se definen como la manifestación de la voluntad para
producir consecuencias de derecho, generalmente -salvo en casos como el matrimonio, en el
que la solemnidad es un elemento de existencia- necesitan para existir de dos elementos:
"a) Existencia de consentimiento.
"b) Existencia del objeto.
"Si esos elementos no concurren, entonces se está ante la inexistencia del acto
correspondiente y, por ello, no es susceptible de surtir efectos jurídicos.
"De esta manera, si se declara que un acto jurídico es inexistente, cualquier prestación que se
hayan dado las partes del mismo queda insubsistente y, por tanto, deben restituirse
mutuamente lo recibido en virtud del acto cuya inexistencia se declaró.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 54/2006-PS.
"B) La nulidad de los actos jurídicos.
"Ahora bien, además de la concurrencia de esos elementos esenciales, para que un acto sea
válido, no debe tener ningún vicio interno o externo, o de lo contrario se está ante un acto
viciado de nulidad, supuesto en el cual el acto jurídico existe, pero no es eficaz, es decir, no
produce efectos jurídicos.
"Sirve de apoyo a lo anterior la siguiente tesis aislada de la Tercera Sala de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación.
"‘INEXISTENCIA Y NULIDAD. DIFERENCIAS. La inexistencia se presenta cuando faltan
los elementos esenciales del acto jurídico, aquellos elementos sin los cuales, el acto no nace a
la vida jurídica; en cambio, la nulidad presupone la existencia del acto, aun cuando sea de
manera imperfecta. Dicho en otras palabras, el acto existe, pero está viciado por la falta de
alguno o algunos de los elementos de validez.’
"La legislación civil prevé una consecuencia para el caso de que los actos jurídicos tengan
algún vicio que la propia ley establece como causante de invalidez, como sucede cuando el
objeto es ilícito, no se observaron las formas legales para el acto, existe error, dolo o
violencia en la manifestación de la voluntad o si las partes eran incapaces. En cualquiera de
esos casos, el acto jurídico en cuestión existe, pero esa existencia es imperfecta.
"Esa existencia imperfecta de los actos jurídicos es lo que las leyes y la doctrina conocen
como nulidad y no es otra cosa más que, por un lado, una sanción y, por el otro, una
protección prevista por el legislador para el caso de que los actos jurídicos se realicen con
algún vicio de los mencionados.
"Ahora bien, esta sanción o protección legislativa no tiene siempre las mismas consecuencias
para cualquier clase de vicio. La legislación civil es clara al señalar que la nulidad de un acto
jurídico puede ser absoluta o relativa, según lo establezca la ley.
"Al respecto, el artículo 2226 del Código Civil Federal señala que la nulidad absoluta no
impide que el acto produzca efectos de manera provisional, pero cuando se decreta la nulidad
los efectos se destruyen retroactivamente.
"Por su parte, el artículo 2227 del Código Civil Federal señala que cualquier nulidad
diferente a la absoluta se considerará relativa, y se distingue precisamente en que siempre
producirá efectos jurídicos y cuando se decrete la nulidad, ese decreto no destruirá
retroactivamente los efectos del acto en cuestión, sino sólo los efectos hacia futuro.
"En cuanto a los efectos que la nulidad produce, el artículo 2239 señala que la anulación de
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 54/2006-PS.
un acto jurídico constriñe a las partes a restituirse mutuamente lo que hubieren recibido
derivado del acto jurídico anulado.
"Entonces, puede demandarse la invalidez de los efectos de un acto jurídico porque carece de
sus elementos esenciales o porque está viciado de una forma tal que la ley no permite que se
produzcan las consecuencias de derecho válidamente."
En esas condiciones, en relación con el punto jurídico a resolver, y que en el caso concreto se
hizo consistir en determinar si cuando se celebre un acto jurídico en nombre de otro y se
exceden los límites expresos del poder conferido sin que se ratifique por el mandante, dicho
acto está afectado de nulidad relativa o de nulidad absoluta, esta Primera Sala estima que se
está en presencia de una nulidad relativa, por las razones que a continuación se expresan:
En efecto, de acuerdo a lo anteriormente precisado, para que un acto jurídico pueda lograr la
plena realización de los efectos jurídicos a los que se encuentra destinado, es necesario que
cumpla con ciertos requisitos de validez; que las partes que otorgan el contrato sean capaces
para hacer valer por sí mismas sus derechos y obligaciones; que la voluntad (libre y
consciente) de los que intervinieron en su celebración se haya formado exenta de vicios; esto
es, que no exista error, violencia, dolo o mala fe; que exista licitud en el objeto, motivo y fin;
y que el consentimiento se haya manifestado en la forma establecida por la ley; de lo
contrario, dicho contrato podría ser invalidado, tal como se establece en el artículo 1795.
En cambio, conforme al artículo 1794, cuando se está ante la ausencia o falta del
consentimiento y del objeto, que son elementos esenciales para la existencia del contrato o
acto jurídico, provoca necesariamente la nulidad absoluta, que, aun cuando produzca sus
efectos, al momento de existir la declaratoria por parte del Juez, serán destruidos
retroactivamente.
Sin embargo, es de señalar que cuando la ausencia de alguno de esos elementos en la
celebración de cualquier acto jurídico, es susceptible de subsanarse, necesariamente se está
en presencia de la nulidad relativa del acto jurídico celebrado.
La anterior conclusión deriva de la interpretación armónica de los artículos 2225, 2226 y
2227 del Código Civil en consulta, que establecen, respectivamente, que la ilicitud en el
objeto, motivo o fin del acto puede dar lugar a la nulidad absoluta o a la nulidad relativa del
mismo; que las características que debe reunir la nulidad absoluta es que no desaparece por
confirmación ni por prescripción y que puede hacerse valer por todo aquel que tenga interés
que el acto no produzca efectos; y, que la nulidad relativa se caracteriza por no reunir todos
los datos que distinguen a la nulidad absoluta. Esto es, la verdadera nota distintiva entre la
nulidad absoluta y la relativa, es la concurrencia o no de las características que presente la
acción de nulidad.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 54/2006-PS.
En esas condiciones, es dable concluir que en el caso concreto, el acto celebrado ya sea por el
representante o el mandatario extralimitando sus facultades, o sin ser legítimo representante,
y sin que dicho acto hubiere sido ratificado por el mandante, está afectado de nulidad relativa,
pues aun cuando pudiera estimarse que adolece de ausencia o falta total del consentimiento,
como elemento esencial o de existencia del contrato celebrado con el tercero, esta ausencia es
susceptible de convalidarse por ratificación, por disposición expresa de los artículos 1802 y
2583 del Código Civil para el Distrito Federal, los cuales, como quedó asentado en párrafos
precedentes, establecen, el primero de ellos, que los contratos celebrados a nombre de otro
por quien no sea su legítimo representante, serán nulos, a menos que los ratifique la persona a
cuyo nombre fueron celebrados, esta sanción impuesta por el legislador, encierra una nulidad
relativa porque admite la posibilidad de su convalidación, por vía de ratificación, antes de
que se retracte la otra parte; y el segundo de ellos, establece que los actos que el mandatario
practique a nombre del mandante, pero traspasando los límites expresos del mandato, serán
nulos en relación con el mandante, si no lo ratifica tácita o expresamente.
Ello es así, porque esta ratificación constituye la manifestación de voluntad del mandante de
aceptar los efectos del negocio realizado por quien dijo ser su representante y lo perfecciona.
Esto, porque cuando el representante realiza actos más allá de los que le fueron autorizados,
no se compromete la responsabilidad del mandante ni puede obligarlo a su cumplimiento; y
es sólo con la ratificación que este último haga del negocio jurídico celebrado en su nombre y
representación, que los efectos jurídicos realizados por el mandatario recaerían directa y
retroactivamente en él.
Por las razones que se expresan, con fundamento en lo dispuesto en el artículo 195 de la Ley
de Amparo, se sostiene que debe prevalecer, con carácter de jurisprudencia, el criterio
sustentado por esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al tenor de la
tesis redactada con el siguiente rubro y texto:
CONTRATOS. SE AFECTAN DE NULIDAD RELATIVA CUANDO SON
CELEBRADOS POR FALSO REPRESENTANTE O TRASPASANDO LOS LÍMITES
DEL PODER CONFERIDO, SIN QUE SE RATIFIQUE POR EL MANDANTE.-Los actos
celebrados en nombre de otra persona, cuando exceden los límites del poder conferido, sin
haber sido ratificados por parte del representado o por su mandante, están afectados de
nulidad relativa. La anterior conclusión deriva de la interpretación armónica de los artículos
2225, 2226 y 2227 del Código Civil para el Distrito Federal, que establecen, respectivamente,
que la ilicitud en el objeto, motivo o fin del acto puede dar lugar a la nulidad absoluta o a la
nulidad relativa del mismo; que las características que debe reunir la nulidad absoluta es que
no desaparece por confirmación ni por prescripción y que puede hacerse valer por todo aquel
que tenga interés que el acto no produzca efectos; y, que la nulidad relativa se caracteriza por
no reunir todos los datos que distinguen a la nulidad absoluta. Por tanto, el acto celebrado ya
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 54/2006-PS.
sea por el representante o el mandatario extralimitando sus facultades, o sin ser legítimo
representante, y sin que dicho acto hubiere sido ratificado por el mandante, está afectado de
nulidad relativa, pues aun cuando pudiera estimarse que adolece de ausencia o falta total del
consentimiento, como elemento esencial o de existencia del contrato celebrado con el tercero,
esta ausencia es susceptible de convalidarse por ratificación, por disposición expresa de los
artículos 1802 y 2583 del Código Civil para el Distrito Federal, los cuales, como quedó
asentado en párrafos precedentes, establecen, el primero de ellos, que los contratos
celebrados a nombre de otro por quien no sea su legítimo representante, serán nulos, a menos
que los ratifique la persona a cuyo nombre fueron celebrados; y el segundo, que los actos que
el mandatario practique a nombre del mandante, pero traspasando los límites expresos del
mandato, serán nulos con relación al mandante, si no lo ratifica tácita o expresamente. Esta
ratificación constituye la manifestación de voluntad del mandante de aceptar los efectos del
negocio realizado por quien dijo ser su representante y lo perfecciona, porque cuando el
representante realiza actos más allá de los que le fueron autorizados, no se compromete la
responsabilidad del mandante ni puede obligarlo a su cumplimiento; y es sólo con la
ratificación que este último haga del negocio jurídico celebrado en su nombre y
representación, que los efectos jurídicos realizados por el mandatario recaerían directa y
retroactivamente en él.
Por lo expuesto y con fundamento en el artículo 197-A de la Ley de Amparo, se resuelve:
PRIMERO.-Sí existe contradicción de criterios entre los sustentados por el Décimo Tercer
Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, al resolver el amparo directo DC.
33/2006-13 con el sostenido por el Octavo Tribunal Colegiado en la propia materia y circuito,
en los amparos directos DC. 793/2002 y 794/2002.
SEGUNDO.-Debe prevalecer, con carácter de jurisprudencia, el criterio sustentado por esta
Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que ha quedado precisado en el
último considerando de esta resolución.
TERCERO.-Dése publicidad a esta ejecutoria, en términos del artículo 195 de la Ley de
Amparo.
Notifíquese; cúmplase y, en su oportunidad, archívese este expediente como asunto
concluido.
Así lo resolvió la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por unanimidad
de cinco votos de los señores Ministros: José de Jesús Gudiño Pelayo, Sergio A. Valls
Hernández, Juan N. Silva Meza, Olga Sánchez Cordero de García Villegas (ponente) y
presidente José Ramón Cossío Díaz, quien formuló voto concurrente.
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