Adviento-Navidad - Evangelización Valencia

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A D V I E N T O - N A V I D A D
Adviento-Navidad
Vosotros sois pueblo de Dios
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Cuaderno
Pastoral
2014-2015
Adviento-Navidad
Vosotros sois
pueblo de Dios
© Arzobispado de Valencia
Edita:
Arzobispado de Valencia
Diseño y producción gráfica:
Medianil Comunicación
www.medianil.net
í
n
d
i
c
e
Carta del Arzobispo.................................................................................................................. 07
PARA LA LITURGIA................................................................................................................... 11
Adviento 2014...................................................................................................................... 12
Primer domingo de Adviento......................................................................................... 13
Segundo domingo de Adviento..................................................................................... 18
Tercer domingo de Adviento........................................................................................... 26
Cuarto domingo de Adviento......................................................................................... 29
Misa de Nochebuena........................................................................................................ 33
La Sagrada Familia........................................................................................................... 40
Santa María, Madre de Dios........................................................................................... 42
Segundo domingo de Navidad..................................................................................... 45
Epifanía del Señor.............................................................................................................. 47
Bautismo del Señor........................................................................................................... 50
PARA LA FAMILIA...................................................................................................................... 55
C.D. de Familia y Vida
Bendición de la mesa................................................................................................. 56
C.D. de Pastoral del Ambiente y Ecología Humana
Bendición del Belén familiar................................................................................... 60
Bendición del árbol de Navidad............................................................................ 64
PARA LA PARROQUIA.............................................................................................................. 69
C.D. de Espiritualidad....................................................................................................... 70
Cáritas Diocesana.............................................................................................................. 100
Scouts. La llamada//Da la llama................................................................................ 115
C.D. de Pastoral de los Mayores................................................................................... 116
C.D. de Pastoral de la Salud........................................................................................... 134
C.D. de Enseñanza.............................................................................................................. 136
C.D. de Catequesis.............................................................................................................. 140
Centro de Orientación Vocacional................................................................................ 146
C.D. de Misiones.................................................................................................................. 164
App.......................................................................................................................................... 172
Propuesta de Cantos......................................................................................................... 173
Vosotros sois pueblo de Dios
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Carta del Arzobispo
Carta del
Arzobispo
Vosotros sois pueblo de Dios
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Vosotros sois pueblo de Dios
“Danos el Padre
a su único Hijo:
hoy viene al mundo
en pobre cortijo.
¡Oh gran regocijo,
que ya el hombre es Dios!”
(Sta. Teresa de Jesús, poema para la Navidad)
El ritmo del tiempo en la Iglesia lo marca el Año litúrgico, el tiempo en el que somos testigos de la vida y misión de Jesús, nuestro Salvador. Este tiempo se inicia
con el Adviento que nos prepara para la Navidad y para la venida definitiva del
Señor, al final de los tiempos.
Este año, la constante llamada a la vigilancia, a estar atentos, ha de resonar de
nuevo en nuestra vida, en nuestra oración, en nuestras celebraciones. Velar, vigilar, no es “estar asustados” sino estar preparados, listos para anunciar al Señor.
El tiempo de Adviento, en este ciclo B, nos ofrece la oportunidad de preparar su
venida escuchando la Palabra de Dios, acercándonos a Él en la Eucaristía, intensificando nuestra oración, personal y comunitaria.
Los tiempos de Adviento y Navidad en este año, nos preparan, también, para iniciar el Itinerario Diocesano de Evangelización. Alrededor de la fiesta del Bautismo
del Señor, los grupos del Itinerario, los ya existentes y los nuevos, junto con todos
los que forman la comunidad parroquial, celebraremos la “Memoria de nuestro
bautismo”, una celebración con la que iniciaremos esta nueva etapa en nuestra
Archidiócesis. Hacer memoria del Bautismo es más que simplemente recordar que
fuimos bautizados. Hacer memoria del Bautismo es asumir que somos bautizados,
somos Hijos de Dios, somos miembros vivos de la Iglesia, somos Pueblo de Dios.
Hacer memoria de nuestro Bautismo es sabernos enviados a anunciar la alegría
del Evangelio. El Bautismo es la incorporación de nuestra vida a la Vida de Cristo,
para ser, en medio de nuestro mundo, sus testigos.
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Carta del Arzobispo
Los materiales que os entrego, preparados por la Comisiones Diocesanas de las
Vicaría de Acción Caritativa y Social y de Evangelización, contienen recursos para
poder llevar adelante estas tareas de las que os he hablado, en la vida parroquial,
en la familia, en el colegio. Cada uno de estos lugares de vida cristiana, deben ser
iluminados, a su modo, durante este tiempo de Adviento-Navidad. Desde la vida
parroquial, se puede ofrecer a las familia, a los niños y a los jóvenes, un proyecto
para vivir, como cristianos que somos, este tiempo de preparación y vida de la
venida del Señor. Es cierto que en muchas ocasiones el ambiente que rodea a la
familia, a la escuela, a la parroquia, parece no ser lo más propicio para esta vivencia. Pero también es cierto que no nos faltan ganas, ni imaginación, para ofrecer
momentos y recursos, muchos de ellos muy sencillos, para ayudar a vivir mejor
este tiempo.
Otras celebraciones, otros acontecimientos, marcan el tiempo de Adviento. No
podemos olvidar que estamos viviendo el V centenario del nacimiento de Santa
Teresa de Jesús. También, el primer domingo de Adviento se iniciará el Año de la
Vida Consagrada, una oportunidad para descubrir la riqueza de dones que Dios da
a nuestra Iglesia Diocesana a través de la hombres y mujeres que han consagrado
su vida y sirven a la Iglesia en nuestra Diócesis. Y el 27 de diciembre, el Día de la
Familia, una oportunidad para ir mostrando la alegría de la Familia Cristiana,
para ir descubriendo su identidad y su vocación en el mundo.
Que la Virgen María, Madre de la Iglesia, Nuestra Señora de los Desamparados,
que llevó a Jesús en sus entrañas y lo mostró al mundo y San José, nos acompañen a vivir con intensidad estos tiempos de Adviento y Navidad.
Cordialmente en el Señor. Con mi bendición para todos
+ Antonio, Cardenal Cañizares Llovera
Arzobispo de Valencia
Vosotros sois pueblo de Dios
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Para la LITURGIA
Para la LITURGIA
Vosotros sois pueblo de Dios
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Vosotros sois pueblo de Dios
Adviento 2014
Sois pueblo de Dios
Acoged al Señor
para anunciarlo con alegría
Los Domingos
y fiestas de Adviento
y Navidad-Epifanía
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Para la LITURGIA
30 de noviembre
Primer domingo
de Adviento
¡Velad!
El rito de la corona del Adviento
en el año 2014. Ciclo B
Oración para bendecir la corona del
Adviento y encender el primer cirio
Domingo a domingo de Adviento se encienden las luces
que anuncian las etapas del itinerario hasta la Navidad.
Como en años anteriores, colocaremos en el centro una
vela blanca especial para encenderla en Nochebuena y
el tiempo navideño. En el primer domingo de Adviento se
bendice la corona y, al comenzar cada misa, después del
saludo inicial, el celebrante dice la invocación que aquí
se propone y, él mismo u otra persona, enciende la vela
correspondiente. Entretanto se puede cantar otra estrofa
del canto de entrada, con su estribillo.
Después de venerar el altar y saludar a la asamblea, el sacerdote, en lugar del acto penitencial, desde la sede, dice:
En este primer año del Itinerario Diocesano de Evangelización, el lema de este curso es “La alegría de anunciar
el Evangelio” como misión propia de los que “somos el
Pueblo de Dios”, y estamos precisamente reviviendo el
tiempo de aquellas promesas que se cumplieron en el
nacimiento de Jesucristo y que ahora, como lo significan
estas velas de la corona del Adviento, nos encaminan hacia su pleno cumplimiento en nosotros.
Hermanas y hermanos: Al comenzar este nuevo año litúrgico vamos a bendecir esta corona con que inauguramos también el tiempo de Adviento que nos llevará
hasta la Navidad. Sus luces nos recuerdan que Jesucristo
es la luz del mundo. Su color verde significa la vida y la
esperanza. La corona de Adviento es, pues, un símbolo
de que la luz y la vida triunfarán sobre las tinieblas y la
muerte, porque el Hijo de Dios se ha hecho hombre y nos
ha dado la verdadera vida.
El encender, semana tras semana, los cuatro cirios de la
corona debe significar nuestra gradual preparación para
recibir la luz de la Navidad. Por eso hoy, primer domingo
de Adviento, bendecimos esta corona y encendemos su
primer cirio.
Vosotros sois pueblo de Dios
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Vosotros sois pueblo de Dios
Moniciones a las lecturas
Luego el sacerdote, con las manos extendidas, dice la
oración de bendición:
Primera lectura.
Isaías 63, 16b-17.19b; 64, 2b-7
Oremos.
El profeta, contemplando el poder del mal y la injusticia,
eleva a Dios la súplica más atrevida del Antiguo Testamento: ¡Ojalá rasgases el cielo y bajases!
La tierra, Señor, se alegra en estos días, y tu Iglesia desborda de gozo ante tu Hijo, el Señor, que se acerca como
luz esplendoroso, para iluminar a los que yacemos en las
tinieblas de la ignorancia, del dolor y del pecado.
Lleno de esperanza en su venida, tu pueblo ha preparado
esta corona con ramos del bosque y la ha adornado con
luces.
Ahora, pues, que vamos a empezar el tiempo de preparación para la venida de tu Hijo, ocurrida hace poco más
de dos mil años, te pedimos, Señor, que, mientras se acrecienta cada día el esplendor de esta corona, con nuevas
luces, a nosotros nos ilumines con el esplendor de aquel
que, por ser la luz del mundo, iluminará todas las oscuridades. Él que vive y reina por los siglos de los siglos.
R/. Amén.
Y el mismo celebrante o un fiel enciende el cirio que corresponde a la primera semana del Adviento, mientras
puede cantarse otra estrofa del canto de entrada. Sigue
la oración colecta.
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Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Segunda lectura.
1 Corintios 1, 3-9
El encuentro definitivo con el Señor al final de nuestra
vida y al término de la historia no debe angustiarnos,
porque Dios es fiel a sus promesas y nos da los auxilios
necesarios para que podamos hacer el bien y permanezcamos fieles hasta el final.
Evangelio de Marcos.
13, 33-37
Jesús concluye su enseñanza en Jerusalén con una consigna: ¡Velad! No conocemos el momento de la venida
del Señor, por eso debemos mantenernos en continua vigilancia, sin descuidar la presencia sacramental e invisible de Cristo entre nosotros.
Para la LITURGIA
Sugerencias para la homilía
Empezando de nuevo, pero no desde el mismo sitio
Un nueva oportunidad
El comienzo del año litúrgico, en el Adviento, nos recuerda una vez más que los cristianos entendemos el tiempo como un espacio donde Dios actúa y donde se realiza la salvación de los hombres. Por ello celebramos y
participamos en todos los acontecimientos que han ido
jalonando la historia de la salvación. Ahora comenzamos de nuevo el círculo litúrgico, pero no estamos en el
mismo lugar que hace un año; nuestro camino espiritual
es como una espiral que nos invita a avanzar hacia el
Adviento definitivo del Señor, que vendrá glorioso al final de los tiempos como vino un día en la humildad de
nuestra carne desde el seno de la Virgen María.
Comenzamos un nuevo año litúrgico, una nueva oportunidad que Dios nos concede a través de su Iglesia para
que vivamos el Misterio de Cristo en nuestra vida, para
que nos sumerjamos en la experiencia de dejar al Señor
Jesús que nos haga partícipes de su vida abundante.
El año cristiano comienza con el tiempo de Adviento. La
Iglesia entera entra en este clima de tensión y de expectación anhelante que nos hace esperar al que ha de venir.
Éste es nuestro tiempo, el de su Pueblo Santo, el de aquellos que vivimos la fe y el amor mientras esperamos la
venida gloriosa de Nuestro Señor Jesucristo.
El Señor Jesús tiene que volver. Es su promesa y nuestra garantía. Las comunidades primitivas esperaban su
retorno en la celebración de la Vigilia Pascual. Durante
esa Noche Santa se esperaba que el Señor volviera a consumar su plan de salvación sobre los hombres. Al ver que
no llegaba en ese año, se continuaba celebrando su presencia a través de los sacramentos pascuales a la espera
de que llegara el momento en el que el Señor volviera.
Esta espera que se fue dilatando con el paso del tiempo,
como se refleja por ejemplo en las cartas a los Tesalonicenses de Pablo, se desplazó en la liturgia romana hasta
el tiempo de Adviento. Así comenzamos el año cristiano,
como lo hemos terminado, poniendo la mirada en el Se-
Vosotros sois pueblo de Dios
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Vosotros sois pueblo de Dios
El retorno del Señor
ñor, Alfa y Omega de la historia, que vendrá al final de
los tiempos a juzgar a vivos y muertos y a devolver este
mundo redimido a las manos del Padre, que se lo ha entregado.
Es nuestra gran esperanza. El punto final de la historia no
es el mal ni el pecado, sino Jesucristo. No podemos dejar
de recordarnos mutuamente que esperamos el retorno
glorioso de Jesús. Y esto se concreta además en el final
de la vida personal de cada uno, cuando nos llegue la
hora de la muerte.
Es un auténtico regalo en este año de su beatificación hacer nuestras en la oración las palabras de Pablo VI en su
meditación ante la muerte: «Llega la hora. Desde hace algún tiempo tengo el presentimiento de ello. Hago un acto
de buena voluntad: no mirar más hacia atrás, sino cumplir
con gusto, sencillamente, humildemente, con fortaleza,
como voluntad tuya, el deber que deriva de las circunstancias en que me encuentro. Hacer pronto. Hacer todo.
Hacer bien. Hacer gozosamente: lo que ahora Tú quieres
de mí, aun cuando supere inmensamente mis fuerzas y me
exija la vida. Finalmente, en esta última hora. Deja que
en esta última vigilia te rinda homenaje, Dios vivo y verdadero, que mañana serás mi juez, y que te dé la alabanza que más deseas, el nombre que prefieres: eres Padre».
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El Señor en el evangelio de hoy nos da la clave para esperar este momento, el del retorno del «amo de la casa».
San Marcos, cuya lectura estrenamos hoy y que nos
acompañará domingo tras domingo durante todo este
nuevo año, pone en boca de Jesús esta invitación a velar,
a no dormir, a vigilar, a mantener la atención y a estar en
guardia. La vida, la rutina, el cansancio, los fracasos o la
monotonía adormilan al hombre y lo hacen sobrevivir en
lugar de vivir.
No sabemos el momento en que vendrá el Señor. Desconocemos la hora en que el esposo vendrá a nuestro encuentro a darnos su abrazo definitivo. San Pablo nos dice
en la segunda lectura que tenemos todo lo necesario, los
dones que nos hacen falta, para aguardar al Señor. El Adviento es tiempo de espabilar, de vencer perezas y somnolencias, de abrir el corazón con la oración y ejercitar el
deseo de Dios.
Ante un mundo que parece haber perdido el rumbo, con
amenazas y situaciones desgarradoras de violencia y
de crisis, con realidades sociales que huelen a descomposición, pobredumbre y corrupción, ante pecados comunitarios y personales que hunden a las personas en
la desesperación y la falta de sentido para vivir, el grito
del profeta Isaías, primer protagonista de este tiempo de
Para la LITURGIA
Oración de los fieles
Adviento, resuena en este domingo con fuerza y tenacidad por toda la tierra clamado por cada comunidad cristiana: «¡Ojalá rasgases el cielo y bajases, derritiendo los
montes con tu presencia!». ¡Maranatha! ¡Ven Señor, ven
pronto!
En esta espera que acrecentamos en estos días somos
acompañados por una gran confianza. La promesa del
Señor nos consuela y nos hace sentirnos en las mejores
manos, las suyas. Somos nosotros los que queremos en
este Adviento, siguiendo la misma expresión del profeta,
aferrarnos a Dios, encontrar su rostro, convertirnos de
nuestros pecados, y crecer en la certeza de ser obra de
sus manos, de sentirnos arcilla para dejarnos hacer por
Él, nuestro único y mejor alfarero.
Alegres por el anuncio de la venida del Señor, oremos, hermanos, a Dios nuestro Padre, en la esperanza de encontrarle ya ahora y en el tiempo de nuestra total liberación.
Para que visite su santa Iglesia, que camina a la luz
de las promesas, le conceda la unidad y la libertad y
la gobierne con su asistencia, roguemos al Señor.
Por todos los pueblos del mundo, para que reconociendo el bien precioso de la dignidad de las personas, puedan dar un rostro verdaderamente humano
a la sociedad, roguemos al Señor.
Para que con su venida cure los dolores de los enfermos, dé paz y alegría a cuantos carecen de ellas y libre al mundo de todos los males, roguemos al Señor.
Para que cuantos recordamos con piedad su primera
venida merezcamos llegar, unidos en un mismo Itinerario de Evangelización, con sentimientos de fiesta, a
su gloriosa aparición al fin de los tiempos, roguemos
al Señor.
Te pedimos, Padre todopoderoso, que escuches nuestras
oraciones y derrames sobre nosotros los dones de tu piedad; para que cuantos confían en la venida de tu Hijo,
no pierdan la esperanza y se vean libres de todo mal. Por
Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
Vosotros sois pueblo de Dios
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Vosotros sois pueblo de Dios
7 de diciembre
Segundo domingo
de Adviento
¡Preparad el camino!
Moniciones a las lecturas
Oración para encender el segundo
cirio de la corona del Adviento
Primera lectura.
Isaías 40, 1-5. 9-11 y Marcos 1, 1-8
Después de venerar el altar y saludar a la asamblea, el
sacerdote, desde la sede, dice:
En el libro de la consolación del profeta Isaías encontramos las palabras más significativas del Adviento: Preparad el camino al Señor; un camino que debe abrirse tanto
en el mundo y en la Iglesia como en el corazón de cada
creyente. Juan el Bautista retomó la palabra de Isaías y
urgió a los hombres de su tiempo a preparar el camino
del Señor; ahora su voz resuena en la Iglesia con el mismo motivo.
Un año más llena la Iglesia el potente pregón de Juan el
Bautista que renueva el de los antiguos profetas: “Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos”.
En el Itinerario de Evangelización que estamos siguiendo,
todo nos lleva hacia el Señor que desea llegar a nuestras
vidas; por eso le invocamos diciendo:
Señor Jesús, esta segunda luz que vamos a encender
nos avisa que debemos preparar tu venida en nuestros
corazones, en nuestras familias y lugares de trabajo, y
también en esta comunidad cristiana que visitas sin cesar
cuando te celebra en la Eucaristía.
Concédenos que este aumento de la luz que podemos ver,
signifique en cada uno de nosotros la expulsión de las tinieblas del pecado que no nos dejan ver el buen camino.
Te lo pedimos a ti que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
R/. Amén.
Y el mismo celebrante o un fiel, enciende dos cirios de la
corona del Adviento, mientras puede cantarse otra estrofa del canto de entrada. Sigue el acto penitencial.
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Segunda lectura.
2 Pedro 3, 8-14
El apóstol Pedro anuncia la vuelta del Señor junto con un
cielo nuevo y una tierra nueva en la que habite la justicia.
No debemos hacer cálculos sobre el fin del mundo; antes
bien, de cara a esta perspectiva, nuestra esperanza descubre que el Señor está cerca y que podemos apresurar la
venida última del Señor.
Para la LITURGIA
Sugerencias para la homilía
La voz del Precursor
Avanzamos en nuestro camino de Adviento. Un nuevo
personaje, característico de este tiempo junto a los profetas del Antiguo Testamento, se convierte en nuestro
compañero. Juan el Bautista nos da la consigna para
esta segunda semana. Los cristianos compartimos con él
la experiencia de saber que aquel que tiene que venir al
final de los tiempos se ha hecho presente ya en nuestra
historia y nos lo podemos encontrar en nuestro día a día.
Así lo describe uno de los prefacios de este tiempo: «El
mismo Señor que se manifestará entonces lleno de gloria, viene ahora a nuestro encuentro en cada hombre y
en cada acontecimiento, para que lo recibamos en la fe
y para que demos testimonio por el amor, de la espera
dichosa de su Reino».
El Señor es quien toma la iniciativa de venir a hacerse
presente en nuestra vida pero, respetando y contando
con nuestra libertad, nos llama a ser los que faciliten este
encuentro de Dios con el hombre, con cada uno de nosotros y con los demás. Desde aquí se entiende la consigna,
en el evangelio y en el profeta Isaías, de la voz que grita:
«En el desierto preparadle un camino al Señor». Es curioso comprobar como en una sociedad como la nuestra,
llena de imágenes y de sonidos, ruidosa y saturada de
reclamos, encontramos a muchas personas sumergidas
en una experiencia de soledad atroz, de desamparo espi-
ritual y de vacío existencial. En este desierto el cristiano
está llamado a abrir caminos, a ser anunciador —como
nos recuerda el lema de este primer año del IDE— de la
alegría del Evangelio, a tender puentes firmes y consistentes entre Dios y su pueblo.
Hoy es un buen domingo para discernir en nuestra oración
personal qué senderos debo de trazar en el desierto de la
vida de las personas concretas que me rodean, qué caminos debo hacer más llanos para que la Buena Noticia de
Jesucristo llegue y transforme el corazón de los que están
conmigo, qué valles de desánimo y de miedos tengo que
levantar, qué montes y colinas de orgullos y soberbias
debo abajar, qué actitudes torcidas debo enderezar o qué
sentimientos escabrosos tenemos entre todos que igualar.
Éste será el ámbito en el que se revelará la gloria de Dios,
en el que experimentaremos la presencia de nuestro Dios
en medio de nuestro pueblo y en el que los cielos nuevos y la tierra nueva de la que nos habla san Pedro en
la segunda lectura comienzan a despuntar por la acción
del Espíritu en su Iglesia. El apóstol nos invita a esperar
y apresurar la venida del Señor (2 Pe 3, 12), pero no por
medio de acciones revolucionarias, sino a partir de una
conversión de cada persona que amplíe el ámbito del reinado de Dios. María fue el primer territorio ganado y preVosotros sois pueblo de Dios
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Vosotros sois pueblo de Dios
¡Hablad al corazón del hombre!
servado para este Reino; ahora nos toca a nosotros llevar
una vida como la de ella: santa y piadosa (3, 11), es decir,
llena del amor de Dios y su justicia.
Esta justicia es Jesús, que plantó su tienda en medio de
nosotros; y así, este nombre del Salvador: “Justicia de
Dios”, debe impulsar a los cristianos a ampliar esta casa
en el mundo a partir de los corazones de los creyentes,
a volver a colonizar y hacer fértil el desierto de las almas, para que el mayor número de personas deseen la
salvación eterna al sentir la alegría de la salvación en la
pureza, la libertad, la alegría, la fe y la caridad.
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Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
El profeta Isaías nos ofrece una actitud clave para prepararle el camino al Señor, que es consolar. Ante una humanidad herida y destrozada en este Adviento el Señor
nos ofrece el bálsamo reconfortante de su amor y de su
ternura. «Hablad al corazón del hombre» dice el profeta.
Gritadle ante su sordera y hacedle ver que su pecado y su
debilidad tienen solución, que la bondad de nuestro Dios,
manifestada en la presencia de Cristo Jesús, es capaz de
sanar desde lo profundo el interior de cada hombre y restituirle a su condición de hijo de Dios.
Atrevámonos un poco más, como nos dice el Papa Francisco, a primerear, a saber adelantarnos, a tomar la iniciativa sin miedo, a salir al encuentro, a buscar a los lejanos y llegar a los cruces de los caminos para invitar a
los excluidos. Sepamos leer en el Adviento de este año
los signos de los tiempos, apasionantes y esperanzadores, que nos llaman a preparar los caminos, a modo de
nuevos precursores del Señor, para que su amor y su consuelo lleguen al corazón de nuestros hermanos.
Para la LITURGIA
8 de diciembre
Oración de los fieles
Mientras esperamos la llegada gloriosa de nuestro Señor
Jesucristo, que vino para evangelizar a los pobres y curar
a los contritos de corazón, imploremos, amados hermanos, con fe viva, la misericordia de Dios nuestro Padre.
Para que cuando venga y llame el Señor, no encuentre a su Iglesia adormecida en la tibieza o el pecado,
sino velando gozosa en la alabanza divina y fiel en la
celebración de la Eucaristía, roguemos al Señor.
Para que la voz del Santo Padre Francisco, junto con
la de nuestro Arzobispo Antonio y los demás pastores
que cooperan con ellos, encuentre oyentes abiertos a
la palabra de Dios, roguemos al Señor.
Para que ilumine y fortalezca con su gracia a los que
rigen los destinos de los pueblos, roguemos al Señor.
Para que todos nosotros, los jóvenes y los mayores,
preparemos el camino del Señor, y nos unamos al
Itinerario de Evangelización para poder manifestar
mejor en nuestros hogares y en todas partes el amor
que Cristo vino a traer a la tierra, roguemos al Señor.
Para que cuantos se encuentran lejos de sus hogares
o en países extranjeros escuchen una palabra de esperanza, se sientan peregrinos del reino eterno y encuentren consuelo y acogida fraternal, roguemos al Señor.
Te pedimos, Dios de bondad, que tu bendición descienda
abundante sobre esta familia tuya; para que se alegre
con la venida de tu Hijo y escuche y transmita tu palabra
renovadora. Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
La Inmaculada
Concepción
Recibiendo al Mesías
con María
Oración para encender el segundo
cirio de la corona del Adviento
Después de venerar el altar y saludar a la asamblea, el
sacerdote, desde la sede, dice:
En el ambiente del tiempo de Adviento hemos llegado a
la fiesta de la Inmaculada Concepción de la Santísima
Virgen María. Celebramos a la mujer purísima y libre de
todo pecado, que acogió en su seno al Redentor cuya venida en la carne recordamos y cuya manifestación en la
gloria esperamos con alegría.
Señor Jesús, que el resplandor de esta nueva luz avive
nuestra fe esperanzada, y nos descubra que el itinerario
que inauguraste entre nosotros por medio de la Virgen
María sea el camino que podamos recorrer hasta el día
gozoso de tu advenimiento. Tú que vives y reinas por los
siglos de los siglos.
R/. Amén.
Y el mismo celebrante o un fiel enciende dos cirios de la
corona del Adviento, mientras puede cantarse otra estrofa del canto de entrada, como “Estrella y camino” o
“Ave María purísima, sin pecado concebida”. Sigue el
acto penitencial.
Vosotros sois pueblo de Dios
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Vosotros sois pueblo de Dios
Moniciones a las lecturas
Primera lectura y Evangelio.
Génesis 3, 9-15.20 y Lucas 1, 26-38:
La primera lectura y el Evangelio presentan en primer
lugar la contraposición entre la desobediencia de los primeros padres en el paraíso y la perfecta obediencia de
María, la nueva Eva, a la voluntad de Dios. Luego escuchamos la promesa del Salvador, que se encarnará en
la Madre inmaculada y llena de gracia que es la Virgen
María.
Segunda lectura.
Efesios 1, 3-6. 11-12:
San Pablo resume todo el plan salvífico de Dios en este
texto: Dios nos eligió en la persona de Cristo antes de la
creación del mundo para que fuésemos santos e hijos suyos, irreprochables por una vida de amor. En María se
hace presente de manera especial la bendición de Dios.
Ella es la única santa y pura, sin mancha alguna de pecado.
María en el Adviento
Este Adviento vamos a leer dos veces el episodio de la
Anunciación a María; en esta fiesta y en el domingo cuarto. En esta fiesta de la Virgen atenderemos sobre todo a
la admirable concepción inmaculada de la que estaba
llamada a ser la Madre del Salvador, mientras que en
el domingo nos fijaremos más en el que va a nacer, el
Mesías prometido.
Al llegar los últimos días del otoño, cuando la noche
parece que vence totalmente al día y el frío deja la naturaleza como muerta, celebramos la solemnidad de la
Inmaculada Concepción de Santa María Virgen. Es la
fiesta del comienzo absoluto. Nos vamos a contemplar el
origen de nuestra salvación, el plan proyectado por Dios
para salvar a esta humanidad a través de su Hijo que comienza con la preparación de «la digna morada», su Madre Santísima. Hoy se celebra conjuntamente, como dijo
el Beato Pablo VI en la Marialis Cultus, «la Inmaculada
Concepción de María, la preparación radical a la venida
del Salvador y el feliz comienzo de la Iglesia sin mancha
ni arruga». El apóstol San Pablo, en la segunda lectura, muestra
este amor divino que se manifiesta mediante la elección.
«Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el
mundo para que fuésemos santos e irreprochables ante
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Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Para la LITURGIA
El primer anuncio del Salvador
él por el amor», es decir para vivir en comunión con Él,
para vivir de su amor. La santidad es vivir unido a Dios, y
es una llamada, una elección hecha sobre cada hombre
desde la eternidad. Antes de que nada existiera, Dios ya
pensaba en cada uno de nosotros y nos amaba.
Sin embargo, parece que el relato del Génesis de la primera lectura choca frontalmente con el designio de Dios.
El ser humano, usando de la libertad que le había sido
dada y seducido por la serpiente desobedece a su Creador. La consecuencia es evidente: el hombre experimenta
algo que desconocía hasta entonces: el miedo. La comunión ofrecida por Dios desde el principio queda resquebrajada por el pecado. El hombre se avergüenza, se siente
desnudo. Se esconde porque tiene miedo de Dios.
Estamos por tanto ante las consecuencias de un primer
diálogo del hombre. Un diálogo con el ángel caído que
con la mentira seduce a Eva e introduce el pecado en la
humanidad.
Ahora bien, la misericordia de Dios no puede dejar al
hombre a merced de su desgracia. Hay una sentencia sobre la serpiente, un poder conferido a la mujer: «ella te
herirá en la cabeza cuando tú la hieras en el talón». De
esta manera Dios, a lo largo de una larga historia de la
Salvación, va, con paciencia, enseñando a los hombres el
camino de regreso a Él. Su designio, su elección, mostrada en la epístola a los efesios, no queda como un deseo
en el vacío, sino que será llevado a cabo. Esto mismo es
lo que nos trae la buena noticia del Evangelio.
Si el diálogo de la primera mujer llevó al alejamiento del
hombre de su Creador, Dios interviene de manera incisiva
en la historia del hombre y prepara un segundo diálogo.
El ángel Gabriel es enviado a una virgen, a María. En ella
Dios «prepara a su Hijo una digna morada habiéndola
preservado de todo pecado». He aquí el saludo del ángel:
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
Alégrate; porque has sido elegida, porque eres la llena de
gracia, la llena de fe, porque el Señor está contigo, porque Dios se ha fijado en la pequeñez de su esclava, para
salvar al mundo, porque el Poderoso va a hacer obras
grandes por ti.
María se turba, no entiende. El misterio de Dios que se le
presenta es demasiado grande. Por eso el Ángel vuelve
Vosotros sois pueblo de Dios
23
Vosotros sois pueblo de Dios
a tomar la palabra: «No temas, porque has encontrado
gracia ante Dios». El temor del ser humano en el paraíso
ya no tiene cabida. María ha hallado gracia ante Dios y
va a concebir a Jesús, al que se llamará Hijo del Altísimo.
En María comienza una nueva creación. La distancia establecida cuando el hombre se ha alejado de Dios por el
pecado Dios la salva haciéndose hombre. Así a través de
María la humanidad caída se levanta.
Pero solamente el abandono en el Espíritu Santo, la certeza de que «nada hay imposible para Dios», lleva a María a responder a esta invitación: «Aquí está la esclava
del Señor; hágase en mi según tu palabra».
Si por el pecado de Adán la humanidad quedó expulsada
del Paraíso y sometida a la esclavitud del Pecado, gracias a María, por la encarnación, muerte y resurrección
del Hijo de Dios, la humanidad queda liberada del pecado, las puertas del paraíso son abiertas y la comunión
con Dios es posible. Pero ahora, nosotros, ante la realidad
de nuestra vida: ante la experiencia del pecado, y de sus
consecuencias, podemos caer en el desaliento o la desesperanza.
Pero no. La buena noticia que el ángel trae a María no es
algo del pasado. En esta celebración Dios se hace realmente presente en medio de nosotros, y nos dice a todos
y a cada uno: “¡Alégrate! ¡El Señor está contigo! ¡Dios te
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Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
ama! ¡No estás aquí por casualidad! ¡Estoy contigo! ¡No
temas, porque has hallado gracia ante Dios!
Aunque en ciertos momentos pueda parecer imposible
que nuestra vida sea rescatada, que sea sanada, igual
que le parecía a María imposible ser la Madre de Dios.
El anuncio hecho a María se hace hoy a cada uno de
nosotros. Hay un tercer diálogo. Respondamos con ella
«aquí está la esclava del Señor; hágase en mi según tu
palabra», y no sólo engendraremos en nosotros la vida
misma de Dios, sino que la podremos llevar a todo el
mundo.
Para la LITURGIA
Oración de los fieles
¡Mira a la estrella!
Tal vez no encontremos la fuerza necesaria para responder; en ese caso, nos dice San Bernardo: «¡Oh tú que te
sientes lejos de la tierra firme, arrastrado por las olas de
este mundo, en medio de las borrascas y de las tempestades, si no quieres zozobrar, no quites los ojos de la luz de
esta Estrella, invoca a María!». Porque en palabras del
Venerable Siervo de Dios José María García Lahiguera:
“nosotros debemos emplear el mismo camino para ir a Él
que el que Él ha empleado para venir a nosotros. ¿Cómo
vino Él? Por Madre. ¿Cómo vamos a ir a Él? Por Madre”.
Así pues, dejemos a un lado las dudas, la incertidumbre y
la indecisión y acudamos a María que es Madre nuestra
y también Madre de la Iglesia. De esta manera también
nosotros podremos cantar con el Salmista las maravillas
de Dios entonando: «Los confines de la tierra han contemplado, la victoria de nuestro Dios. Aclama al Señor
tierra entera, gritad vitoread, tocad».
Oremos, amados hermanos y hermanas, a Dios Padre
todopoderoso, fuente de todo bien y origen de toda santidad.
Por la santa Iglesia católica y apostólica, pueblo de
Dios, para que el Señor la vivifique, la renueve y la
haga pura, a fin de que pueda alabarle con María en
el cielo, roguemos al Señor.
Para que todos los miembros de la comunidad cristiana, con sus medios y posibilidades, caminen junto
con María, fieles al Evangelio, roguemos al Señor.
Por los gobernantes de todo el mundo, para que
amen siempre la verdad, la justicia y la paz, roguemos al Señor.
Por los que son víctimas de la debilidad humana y viven en pecado: para que reciban sin temor ni prevenciones la buena noticia de la gracia de la conversión,
roguemos al Señor.
Por los niños y jóvenes cristianos, para que imitando
la santidad de María conserven puras sus costumbres, roguemos al Señor.
Escucha, Padre, la oración de tu Iglesia, para que, siguiendo el ejemplo de la gloriosa siempre Virgen María, Madre
de tu Hijo Jesucristo, te sirva siempre con entera libertad,
libre de temor y purificada de todo pecado. Por el mismo
Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
Vosotros sois pueblo de Dios
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Vosotros sois pueblo de Dios
14 de diciembre
Tercer domingo
de Adviento
La alegría de anunciar
el Evangelio
Y el mismo celebrante o un fiel enciende tres cirios de
la corona del Adviento, mientras puede cantarse otra
estrofa del canto de entrada o “Vamos, cantando al
señor; él es nuestra alegría”. Sigue el acto penitencial.
Moniciones a las lecturas
Oración para encender el tercer
cirio de la corona del Adviento
Primera lectura.
Isaías 61, 1-2a.10-11
Después de venerar el altar y saludar a la asamblea, el
sacerdote, desde la sede, dice:
El título de Mesías, como el de Cristo, significa “ungido”.
El profeta nos anuncia al que viene ungido por el Espíritu Santo y lleno de alegría, como un joven esposo, para
transmitirla a su pueblo.
Hermanos: San Pablo nos invita a estar alegres en el Señor, ya que nuestro Redentor está cerca y hacia él dirigimos nuestra súplica antes de encender la tercera vela de
la corona del Adviento.
Cristo aparece como la respuesta a nuestras búsquedas,
la respuesta perfecta. Juan dice que él no es el Mesías,
y nos muestra a Aquél que es el hombre perfecto. El encuentro con el Señor hace brotar la alegría en el corazón.
Avanzando hacia tu encuentro, Cristo Jesús, nos preparamos animados por la palabra profética del santo Precursor, Juan el Bautista. Cuando estamos muy cerca de
la fiesta de tu Nacimiento, Señor Jesús, crece nuestra alegría porque sigues con nosotros y no has dejado de hacerte presente a tu Iglesia para cumplir la obra inmensa
de la salvación del mundo. Te recibimos, sacerdote eterno, en nuestra asamblea eucarística, Jesucristo, nuestro
camino en la verdad y hacia la vida. Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos.
R/. Amén.
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Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Salmo responsorial.
Lc 1, 46-50.53-54
Hacemos nuestro el cántico de María, que proclama el
Gran Jubileo que comenzó con Jesucristo: “Me alegro con
mi Dios. Se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador”.
Segunda lectura.
1 Tesalonicenses 5, 16-24
Éste es el “domingo de la alegría”, y la carta de san Pablo
nos anima a estar alegres y a orar en la esperanza de la
“Parusía”, o venida definitiva, del Señor.
Evangelio de san Juan.
1, 6-8.19-28
Juan el Bautista da testimonio de que se han cumplido
las promesas divinas y de que el Mesías está ya entre su
pueblo. El gran profeta confiesa humildemente la grandeza de aquél a quien debe preparar el camino.
Para la LITURGIA
Sugerencias para la homilía
Caminando con alegría
La antífona de entrada (Gaudete) marca la tónica dominante de este “domingo de la alegría”, que es el gozo
por la cercanía del Señor. El texto de san Pablo: Estad
siempre alegres en el Señor; os lo repito: estad alegres.
El Señor está cerca (Filipenses 4,4-5) se convierte en una
consigna repetida a lo largo de todo el Adviento: si el Señor está cerca, su proximidad no debe ser motivo de tristeza, sino de gozo. Isaías nos anuncia un Mesías que llega
ungido con el óleo de alegría que es el Espíritu Santo, y
con la ilusión de quien va a contraer las nupcias con la
humanidad, y dice: Desbordo de gozo con el Señor, y me
alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala
y me ha envuelto en un manto de triunfo, como novio
que se pone la corona... (1ª Lectura). Y la voz de la Esposa — nuestra propia voz en la liturgia— hace suyo el
cántico de María en el salmo responsorial: Se alegra mi
espíritu en Dios mi salvador (Lc 1, 46).
en que esos males serán superados y asumidos con la venida del Señor, la cual dará sentido a este mundo tantas
veces injusto y desorientado.
La alegría de la salvación
No se trata de alegría superficial de las fiestas mundanas,
tampoco se trata de algo pasajero, sino que se anuncia lo
que debe ser un estado permanente para el cristiano, que
se sabe salvado por la gracia de Cristo.
Pero esta alegría no se nos debe quedar dentro, hay que
celebrarla y comunicarla, porque toda expresión de júbilo por la venida del Señor —que fue algo real, tangible y
visible— debe tener su manifestación exterior. la Iglesia
se alegra por la salvación, invita a todos a la alegría, y se
esfuerza por crear las condiciones para que las energías
salvíficas puedan ser comunicadas a cada uno.
De igual modo, san Pablo animaba a las primeras comunidades cristianas a estar alegres y a celebrar la Eucaristía con este mismo sentimiento (2ª Lectura). Aquellas
primeras comunidades fueron enormemente misioneras
porque irradiaban caridad y alegría.
Sin embargo, la alegría cristiana no es un estado de ánimo cándido o inconsciente que olvide los sufrimientos
del mundo, sino que nace precisamente de la confianza
Vosotros sois pueblo de Dios
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Vosotros sois pueblo de Dios
Conocer mejor a Jesús
Oración de los fieles
En el Evangelio de este domingo, Juan el Bautista da solemne testimonio de que la llegada del Mesías ya se ha
producido: En medio de vosotros hay uno a quien no conocéis, el que viene detrás de mí, que existía antes que yo
y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia
(Jn 1, 26-27).
Oremos, hermanos y hermanas, a Dios Padre todopoderoso, que tanto amó al mundo que le dio a su Hijo único.
Hoy en día, Juan el Bautista vuelve a advertirnos a los cristianos, porque podría ser que cada uno se haya hecho una
imagen cómoda de Cristo, la que mejor le conviene a cada
uno, y no conozcamos al verdadero Jesús. Es como si todo
terminase en la pregunta: Para ti, ¿quién es Jesús?, sin seguir con otra cuestión: ¿Has hecho lo posible por conocerlo bien, aunque contradiga tu forma de pensar o de vivir?
La corona se va iluminando, las flores y la música y el
propio color rosado de los ornamentos en la Misa son signos y estímulos de la alegría cristiana. Se acercan ya las
fiestas del Nacimiento del Salvador, y el Adviento debe
prepararnos para aquellas tal como quería hacerlo el
Bautista con su pueblo, purificándonos de todo pecado
(Oración después de la comunión). Bautista con su pueblo, purificándonos de todo pecado (Oración después de
la comunión).
Para que prepare el corazón de los fieles a recibir con
gozo la venida de su Hijo, roguemos al Señor.
Por todos los que ya están comprometidos en el nuevo Itinerario Diocesano de Evangelización y los que
se van a incorporar este curso, para que conociendo
mejor a Jesús lo anuncien en el mundo con alegría y
convicción, roguemos al Señor.
Para que el Señor libere a los oprimidos, conceda pan
a los hambrientos y cuide con amor a los enfermos,
huérfanos y desamparados, roguemos al Señor.
Para que al preparar la venida del Señor, celebremos
unidos el Día del Señor y nos veamos libres de la esclavitud de las malas costumbres y pecados que entristecen nuestras vidas, roguemos al Señor.
Para que, cuando caminemos con Cristo, sintamos y
manifestemos en el mundo la alegría de la salvación,
roguemos al Señor.
Dios todopoderoso y eterno, que nos mandas preparar
el camino a Cristo, el Señor; concédenos misericordiosamente, que no nos dejemos vencer por la tristeza o el
desánimo los que esperamos con alegría la venida de tu
Hijo, que vive y reina contigo por los siglos de los siglos.
R/. Amén.
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Para la LITURGIA
21 de diciembre
Cuarto domingo
de Adviento
El Mesías,
hijo del pueblo de Dios
Oración para encender el cuarto
cirio de la corona del Adviento
Después de venerar el altar y saludar a la asamblea, el
sacerdote, desde la sede, dice:
El cuarto domingo de Adviento está dedicado a la Madre
del Señor y al misterio de la encarnación que se realizó
en ella para la salvación del mundo.
En nuestro Itinerario de Evangelización, se nos invita a
hacer nuestra la respuesta de María: “Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”; y el Señor
habitará con nosotros. Por eso decimos:
Alégrate, Iglesia, porque hoy recibes, como María, a Jesucristo, que se hace presente en el sacramento del altar por obra del Espíritu Santo. Bendita tu entre todos los
pueblos de la tierra, porque caminas con Cristo en tu seno
al encuentro de todas las gentes necesitadas de luz. Que
el Señor nos conceda caminar junto con él, luz de luz, que
vive y reina por los siglos de los siglos.
Moniciones a las lecturas
Primera lectura y Evangelio.
2 Samuel 7, 1-5. 8b-12.14a.16 y Lucas 1, 26-38:
David recibió la promesa de que un descendiente suyo
reinaría para siempre. En la anunciación a María, el ángel Gabriel le manifiesta que en su Hijo se iba a cumplir
esa promesa, pero de forma mucho más sublime que lo
revelado en el Antiguo Testamento.
Segunda lectura.
Romanos 16, 25-27
La conclusión de la carta de san Pablo a los Romanos es
una alabanza a Dios, especialmente por haber revelado
su voluntad de salvación por medio del anuncio de
Jesucristo.
R/. Amén.
Y el mismo celebrante o un fiel enciende cuatro cirios de la
corona del Adviento, mientras puede cantarse otra estrofa del canto de entrada o “Madre de todos los hombres,
enséñanos a decir: Amén”. Sigue el acto penitencial.
Vosotros sois pueblo de Dios
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Vosotros sois pueblo de Dios
Sugerencias para la homilía
María, la mujer que acoge y engendra
la Palabra como hombre
El cuarto domingo de Adviento, en los tres ciclos de lecturas, está consagrado a proclamar el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios. En este domingo, la atención
recae en la descripción del que va a nacer. La palabra
de Dios, tanto en la profecía con en el anuncio evangélico, va diseñando la naturaleza y la misión del Salvador,
sobre todo en las palabras del ángel, que lo presentan
como el Hijo de David, el soberano esperado cuyo reino
no tendrá fin (Lucas 1, 32-33).
El cumplimiento de las promesas
Durante siglos, Israel esperó la llegada del Salvador,
pero el anunciado por los profetas era imaginado de diversas maneras: unos esperaban a un Mesías espiritual,
religioso, y otros, la mayoría, a un libertador que superaría las gestas del rey David y llevaría a Israel a su mayor esplendor. Las palabras de la anunciación a María
proclaman que Jesús es, desde su nacimiento, Siervo-Hijo
de Dios e Hijo de David, Dios y hombre verdadero nacido
desde la eternidad del Padre y heredero de una larga tradición que culmina en su persona.
Durante toda su vida el Señor tuvo que soportar la tensión
entre esos dos títulos mesiánicos, que acabó llevándolo
a la cruz. Como Mesías regio, sacerdotal y profético, fue
bautizado y ungido por el Espíritu Santo, aceptando entonces también la misión de Siervo paciente de Yahwéh;
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Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
pero fue en la resurrección, elevación y constitución en
poder cuando se mostró que él es el Señor de todos.
La misma tensión se da ahora, cuando los cristianos no
siempre sabemos conjugar bien la esperanza en la salvación eterna y transcendente que nos trae Jesús con las
salvaciones concretas, históricas, que Dios desea obrar
por medio de los cristianos para testificar su amor y el
cuidado por los más necesitados, como signo de la salvación definitiva.
Jesús, el anunciado por los profetas
Estos días resuena con más fuerza el eco de la voz de los
profetas: Dios es fiel a sus promesas, pero éstas no siempre se realizan como nosotros, desde nuestra limitación,
las comprendemos. Por ello leemos hoy en la segunda lectura que la correcta predicación acerca de Jesús,
anunciado en las Escrituras antiguas y conocido ya en
el Nuevo Testamento, es el anuncio de aquél que es la
revelación del misterio (plan divino de salvación) mantenido en secreto durante siglos eternos y manifestado
ahora en la Sagrada Escritura, dado a conocer por decreto del Dios eterno, para traer a todas las naciones a
la obediencia de la fe (Romanos 16, 25-26). Ninguno más
puede salvarnos.
Para la LITURGIA
Oración de los fieles
En vísperas de la Navidad
La Navidad es una de las fiestas que más se preparan;
en estos días todo nos habla de ella, pero los cristianos
conscientes hemos de disponernos para celebrarla bien,
teniendo en cuanta lo que se olvida a menudo: la persona cuyo nacimiento se celebra y las actitudes que tuvieron quienes lo recibieron provechosamente.
Como José, hemos de acrecentar la obediencia de la fe y
el asombro ante la grandeza de los planes de Dios, que
tanto superan a los nuestros. Como María deberemos
tener el alma pura, para poder obedecer a Dios completamente, con todo nuestro ser. Respondiendo a las
llamadas de los profetas, y especialmente del Bautista,
habremos de hacer penitencia, recibiendo la gracia del
perdón para poder comulgar en Aquél que colmó las esperanzas del resto de Israel y que viene a salvarnos.
En estas vísperas de la Navidad, dirijamos, hermanos,
nuestras súplicas a Dios Padre que nos envía al Salvador.
Para que despierte el corazón de los fieles y los prepare para acoger con alegría la santa visitación del
Salvador, roguemos al Señor.
Por todas las instituciones sociales, para que el Señor
les conceda saber defender y transmitir el verdadero
sentido de la vida humana, roguemos al Señor.
Para que la venida del Príncipe de la paz apague los
odios y las violencias, ponga fin a la injusticia y establezca su reino en medio de la humanidad, roguemos
al Señor.
Para que el señor conforte a los oprimidos, proporcione a las familias los medios para cumplir su misión y
vele con su providencia por las viudas y los huérfanos, roguemos al Señor.
Para que la venida de Cristo sea vivida en todos los
hogares como fuente de paz, de gracia y de alegría,
roguemos al Señor.
Dios todopoderoso y eterno, que nos has mandado durante este Adviento preparar el camino a Cristo Salvador,
te suplicamos que aquel que se dignó bajar al seno de
una Virgen, encuentre digna acogida en nuestras vidas
y nos conceda seguirle con fidelidad. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
Vosotros sois pueblo de Dios
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Vosotros sois pueblo de Dios
Navidad
2014-2015
Estas fiestas navideñas del paso del 2014 al 2015 tienen una motivación especial, cuando estamos iniciando
el Nuevo Itinerario Diocesano de Evangelización, en un
curso que tiene como lema “La alegría de anunciar el
Evangelio” porque somos miembros del Pueblo de Dios.
A partir de ahora, toda esta actividad formativa que hemos recibido, estudiando y rezando juntos en el Itinerario
Diocesano de Evangelización, nos lleva a salir de nosotros mismos y del círculo de nuestra comunidad para
anunciar el mensaje de salvación que expresan estas solemnidades que debemos celebrar cada vez con mayor
conciencia y profundidad.
El Misal Romano actual contiene cuatro formularios
para la solemnidad de Navidad:
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Para la LITURGIA
24 de diciembre
Misas de Nochebuena
y Navidad
Pregón de la solemnidad y oración para
encender la vela de Navidad en la corona
del Adviento
Las cuatro primeras velas están ya encendidas. Después
de venerar el altar y saludar a la asamblea, el celebrante
u otro ministro puede proclamar el siguiente pregón de
Navidad desde el ambón u otro lugar:
Santo, transcurridos los nueve meses de su gestación en
el seno materno, hace ahora poco más de dos mil años,
en Belén de Judá, hecho hombre, nació de la Virgen María, Jesús, el Cristo.
Millones de años después de la creación, cuando la tierra
era materia incandescente, girando sobre sí misma.
La solemnidad de esta noche nos lleva al final de una
etapa en nuestro itinerario al encuentro del Salvador y
encamina hacia aquella otra festividad, la más importante del año: la Vigilia pascual. Como en todo domingo,
es también la Pascua del Señor Jesús —nuestra Pascua
¡Felices Pascuas!— que en verdad celebramos en esta celebración de la Eucaristía que inaugura el tiempo de la
Navidad y Epifanía del Salvador.
Millones de años después de brotar la vida sobre la faz de
la tierra; miles y miles de años después de que aparecieran los primeros humanos, capaces de recibir el Espíritu
de Dios; unos mil novecientos años después de que Abrahán, obediente a la llamada de Dios, partiera de su patria
sin saber a dónde iba; unos mil doscientos años después
de que Moisés condujera por el desierto hacia la tierra
prometida al pueblo hebreo, esclavo de Egipto; unos mil
años después de que David fuera ungido rey de Israel por
el profeta Samuel; unos quinientos años después de que
los judíos, cautivos en Babilonia, retornaran a la patria
por decreto de Ciro, rey de los persas.
En la ciento noventa y cuatro Olimpíada de los griegos;
el año setecientos cincuenta y dos de la fundación de
Roma; el año cuarenta y dos del reinado del emperador
Octavio César Augusto, estando el mundo entero en paz:
El Hijo de Dios Padre, habiendo decidido a salvar a la
humanidad con su vida, concebido por obra del Espíritu
A continuación, el celebrante, desde la sede, dice:
El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande,
y a los que habitaban en las sombras, una luz les brilló.
Que esta nueva luz que ahora encendemos signifique el
comienzo de una Navidad que se renueva, después de la
primera, en Belén. El Verbo se ha hecho carne y habita
entre nosotros. ¡No tengáis miedo!: Hoy, en nuestra Iglesia, nace el Salvador, la gran alegría para todo el mundo,
aquel que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos
de los siglos.
R/. Amén.
Vosotros sois pueblo de Dios
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Vosotros sois pueblo de Dios
Misa vespertina de la vigilia
Y el mismo celebrante o un fiel enciende la vela central
de la corona, mientras puede cantarse otra estrofa del
canto de entrada o del “Adeste, fideles”. Sigue el acto
penitencial.
Podemos mantener encendida la corona del Adviento,
con la vela blanca en el centro, durante cada una de las
fiestas del tiempo de Navidad-Epifanía, como signo del
cumplimiento de las promesas.
Moniciones a las lecturas
Primera lectura y Evangelio.
Isaías 62, 1-5 y Mateo 1, 1-25
El profeta Isaías anuncia la llegada del Salvador, que
será la Buena Noticia, en primer lugar, para la tierra de
Israel y para el resto de verdaderos creyentes que lo esperaban; entre éstos, el Evangelio nos muestra a José y
a María, descendientes de Abrahán y de la familia real
israelita, en la tribu de Judá y de David.
Segunda lectura.
Hechos de los Apóstoles 13, 16-17.22-25
San Pablo resume el mensaje del Adviento que ahora termina, proclamando a Jesucristo Salvador, de la estirpe
de David, esperado por los profetas de Israel y anunciado
por Juan el Bautista.
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Para la LITURGIA
Sugerencias para la homilía
Moniciones a las lecturas
El 24 por la tarde, con un mensaje que sitúa a los participantes en esta celebración en un ambiente intermedio entre el final del Adviento y el pórtico de la Navidad:
“Mañana quedará borrada la maldad de la tierra, y será
nuestro rey el Salvador del mundo”, “Mañana contemplaréis su gloria” (Canto de entrada y Aleluya). La lectura
más significativa de esta Misa es la del principio del Evangelio de san Mateo que trae la genealogía de Jesús desde
Abrahán hasta José, “el esposo de María, de la cual nació
Jesús, llamado Cristo”. Sigue luego la narración (propia
también del domingo IV de Adviento) de la anunciación
a José y, de forma muy breve, del nacimiento de Jesús;
todo ello quiere demostrar que Jesús es por una parte de
la estirpe regia de David, por parte de José, e Hijo de Dios
gracias a su generación y nacimiento virginal por medio
de María.
Primera lectura y Evangelio.
Isaías 62, 1-5 y Mateo 1, 1-25
El profeta Isaías anuncia la llegada del Salvador, que
será la Buena Noticia, en primer lugar, para la tierra de
Israel y para el resto de verdaderos creyentes que lo esperaban; entre éstos, el Evangelio nos muestra a José y
a María, descendientes de Abrahán y de la familia real
israelita, en la tribu de Judá y de David.
Segunda lectura.
Hechos de los Apóstoles 13, 16-17.22-25
San Pablo resume el mensaje del Adviento que ahora termina, proclamando a Jesucristo Salvador, de la estirpe
de David, esperado por los profetas de Israel y anunciado
por Juan el Bautista.
Vosotros sois pueblo de Dios
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Vosotros sois pueblo de Dios
Misa de medianoche
25 de diciembre
Navidad
La alegría…
del Nacimiento del Salvador
Orientación para la celebración
La celebración de la Navidad adquiere para los cristianos
una importancia fundamental: celebramos el inicio de
nuestra salvación, los comienzos de la redención. Toda
la Iglesia se alegra por el nacimiento de Jesús y por eso
toda la celebración ha de mantener un tono festivo subrayando el gozo y la alegría.
La imagen del Niño Jesús debe colocarse en un lugar
significativo y el templo debe estar convenientemente
adornado. Los cantos han de transmitir al mismo tiempo
sobriedad y alegría. Sobriedad porque Jesús nace en un
humilde pesebre oculto a los poderosos de este mundo y
alegría porque el Pueblo de Dios contempla los comienzos de la obra redentora de Dios.
Todo en esta noche nos habla de actualidad, de presencia del acontecimiento salvador de la Navidad. Hoy,
esta noche, en efecto, viene Jesús a su Iglesia reunida en
asamblea festiva, y llega trayendo todas las gracias de
su Nacimiento: el Evangelio de la Gracia, el anuncio de
la buena voluntad y la paz de Dios hacia los hombres,
la incorporación de éstos a la vida divina, la adopción
como hijos por el Espíritu Santo... “Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado”, proclama Isaías, “Ha apare-
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Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
cido la gracia de Dios que trae la salvación para todos
los hombres”, declara san Pablo. Pero el momento más
importante de esta liturgia de la Palabra es el Evangelio
de la Natividad: “Hoy os ha nacido un Salvador”, en el
que san Lucas describe el escenario del portal de Belén
que permanecerá para siempre en la memoria de todos
los cristianos.
Para la LITURGIA
Moniciones a las lecturas
Hoy nos ha nacido el Salvador
¿Qué sentido tiene decir, como hace repetidamente la liturgia, que “Hoy nos ha nacido el Salvador?
Más allá de estos datos históricos está la vivencia del
“Hoy” litúrgico del “día de la salvación”, cuando Jesucristo viene a nosotros con sus misterios, que se proclaman
en la Palabra y se actualizan en el sacramento. Esto es
así porque todo lo que Cristo es y todo lo que hizo y padeció por los hombres participa de la eternidad divina y
domina así todos los tiempos (Cf. Catecismo de la Iglesia
Católica, 1085). En la sagrada liturgia recibimos a Cristo
en el Hoy eterno de Dios.
Primera lectura.
Is 9,1-3.5-6
El profeta Isaías recibió de Dios el don de contemplar anticipadamente la alegría de la humanidad por el nacimiento del Salvador. Ante la irrupción de Cristo, Luz del
mundo, en medio de nosotros, se multiplica la alegría y
el gozo porque se acerca la salvación.
Segunda lectura.
Tit 2,11-14
La alegría por el nacimiento del Salvador es, ante todo,
interior. Cristo ha venido a darnos la verdadera alegría,
la que mueve nuestro corazón a vivir más auténticamente la fe, la que nos lleva a renunciar al pecado que nos
quita ese gozo y a acoger la vida buena del Evangelio.
Evangelio.
Lc 2,11-14
Escucharemos ahora el relato del nacimiento de Jesús.
El ángel del Señor anuncia una gran alegría para todo el
pueblo: el Hijo de Dios ha nacido en Belén. Acojamos al
Señor que viene a llenarnos el corazón de gozo.
Vosotros sois pueblo de Dios
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Vosotros sois pueblo de Dios
Sugerencias para la homilía
La alegría de esta noche
Hoy la Iglesia, reunida en todo el mundo en asamblea
celebra con gozo el nacimiento del Salvador. En medio
de la oscuridad de la noche, los cristianos bendecimos
a Dios nuestro Padre por el don de la Luz que es Cristo.
El mundo estaba en tinieblas y una luz le brilló. En plena noche, sin que los poderosos de este mundo se dieran cuenta, el mismo Dios irrumpió en la historia de la
humanidad, tomó nuestra carne e inició el camino de la
salvación que culminará con su entrega por amor en la
cruz y su gloriosa resurrección.
En este día, todo el mundo se llena de alegría. Todos hacemos fiesta recordando el inmenso regalo de Dios a la
humanidad. Él mismo tomó nuestra carne y vino a vivir
en medio de nosotros para mostrarnos el auténtico modo
de vivir la vida. La divinidad toma nuestra humanidad
para enseñarnos a ser plenamente humanos.
La alegría que sentimos esta noche en el corazón poco
tiene que ver con la alegría artificial y superficial de las
luces y de la publicidad que nos han invadido hace semanas y que nos incitan al consumo. Esa alegría poco
tiene que ver con la verdadera alegría que Cristo nos regala en estas fechas. El Señor nos transmite una alegría
profunda y duradera: la alegría de la fe y de la esperanza. Cuánta gente esta noche vive con tristeza o amargura esta fiesta porque no tiene la familia perfecta, la cena
perfecta, los regalos perfectos, porque han perdido un ser
38
Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
querido o no tienen la salud que necesitan. Ciertamente,
son situaciones humanamente muy difíciles. Pero estas
personas y muchas veces nosotros mismos, no hemos
caído en la cuenta de que la alegría no es algo que yo
pongo ante Dios, sino un don que Dios me regala. No se
trata de estar en una situación perfecta para poder celebrar la alegría de la Navidad sino que es el mismo Dios
que viene a mi lado, a acompañarme, en medio de mis
tristezas y pesares para darme la alegría profunda de la
fe: Él está siempre a mi lado, me acompaña en el camino
de la vida y me sostiene en la dificultad porque comparte
conmigo mi humanidad, mi debilidad, mi pérdida.
Al contemplar nuestro mundo vemos con claridad cuánta tristeza y desazón existe en él: guerras, discordia, crisis
económica, paro, enfermedad, violencia, discriminación.
El cristiano no debe rendirse al pesar. Cristo vino al mundo para transformarlo y llenarlo de alegría. Nosotros, el
Pueblo de Dios somos continuadores de esa obra de Cristo, príncipe de la paz y causa de gozo y alegría.
En esta noche santa de la Navidad pedimos al Señor
que nos conceda la alegría de la fe, la certeza de su
compañía y que haga de todos nosotros testigos de esa
alegría en nuestra familia, en nuestro trabajo, con nuestros amigos y vecinos. Que seamos como los pastores
anunciadores de gozo y constructores de alegría, de esperanza y de paz.
Para la LITURGIA
Oración de los fieles
Presentemos al Señor nuestras peticiones, con la confianza de tenerlo muy cerca de nosotros.
Para que la alegría de la Navidad desborde a toda la
Iglesia: al Papa Francisco, a nuestro obispo Antonio, a
los sacerdotes, diáconos, religiosos y fieles cristianos.
Roguemos al Señor.
Acoge, Padre, nuestras súplicas, y respóndenos con la
ayuda que necesitamos para permanecer como fieles hijos tuyos y hermanos de Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
Para que la alegría de la Navidad alcance a nuestros
gobernantes: a Su Majestad el Rey, al Gobierno de la
Nación, a nuestras autoridades autonómicas y locales. Roguemos al Señor.
Para que la alegría de la Navidad toque el corazón de
los pueblos en guerra. Que cese toda clase de violencia, de terrorismo y brille la paz de Cristo en el mundo.
Para que la alegría de la Navidad consuele a los enfermos, a los necesitados, a los que no tienen trabajo,
los que viven tristes, los que han perdido a un ser querido. Roguemos al Señor.
Para que la alegría de la Navidad inunde a los que
celebramos esta Eucaristía. Que transmitamos a todos el gozo y la alegría de la fe. Roguemos al Señor.
Para que la alegría de la Navidad revista de gloria
a nuestros hermanos difuntos y puedan contemplar
cara a cara a su Salvador. Roguemos al Señor.
Vosotros sois pueblo de Dios
39
Vosotros sois pueblo de Dios
28 de diciembre
La Sagrada Familia
La alegría… de la familia
Orientación para la celebración
Moniciones a las lecturas
La fiesta de la Sagrada Familia en el contexto de la Navidad nos pone delante la humanidad de Cristo que quiso
experimentar la institución familiar como parte de la verdad de la Encarnación. Se puede convocar a las familias
cristianas y darles un protagonismo especial en la celebración.
Primera lectura.
Eclo 3,2-6.12-14
En algunos lugares se realiza una celebración de recuerdo de los votos matrimoniales. Es una posibilidad que
puede potenciarse en las parroquias donde no se realiza.
El mandamiento de honrar al padre y a la madre se despliega en esta lectura en la que se nos invita a respetar y
acompañar a los padres especialmente en los momentos
de dificultad, en la enfermedad y en la ancianidad.
Segunda lectura.
Col 3,12-21
La familia humana y la familia eclesial se entrelazan
en este fragmento de san Pablo en la que el apóstol nos
invita a perseverar en la unidad, el perdón, la paz y la
alegría.
Evangelio.
Lc 2,22-40
La alegría de Simeón y de Ana se desborda al reconocer
el niño que traen a presentar en el templo María y José al
Mesías de Dios. También nosotros nos llenamos del gozo
de la presencia viva del Señor en medio del templo del
Espíritu que es la Iglesia.
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Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Para la LITURGIA
Sugerencias para la homilía
En muchas casas y otros lugares es típico “montar el Belén”. Es una catequesis visual de este tiempo de Navidad
cuyo centro es la Sagrada Familia: Jesús Niño, acompañado por María, su madre y san José. Es una escena que
nos habla de la Encarnación del Hijo de Dios que quiso
experimentar la realidad de la familia. Al mismo tiempo
hace que pongamos la mirada en nuestra propia familia.
La familia es la célula básica de la sociedad y de la propia Iglesia. Cada familia es una Iglesia doméstica pues en
ella experimentamos la alegría de ser amados y se nos
enseña a amar siempre con alegría. La familia es el laboratorio de la vida, donde aprendemos a rezar, a distinguir
el bien del mal, a ser honrados, a ser generosos, a ser solidarios. La familia nos constituye y nos marca de por vida.
desazón y escándalo así debiera preocuparnos por vivir
intensamente la unidad en la Iglesia, desterrando todo
germen de división, toda disputa, toda envidia y todo lo
que nos separa a unos de otros.
La unidad de amor de la Familia de Nazaret es modelo de
la unidad de nuestra familia carnal y de nuestra comunidad eclesial. El misterio de Belén nos muestra el contenido y el estilo de nuestro proyecto de vida comunitario:
manifestar a todos la alegría del amor de Dios y la gratuidad de la unidad y la entrega mutua.
En este día damos gracias a Dios por el don de la familia
fundada sobre el amor de un hombre y de una mujer que
se entregan desde la fidelidad para formar una comunidad de amor y vida, testimonio del mismo amor de Dios
al mundo y de la gratuidad de la salvación.
Asimismo, reconociendo la importancia de la familia humana nos abrimos también a la vida de la familia cristiana que es nuestra comunidad parroquial. Hermanos de
fe en Cristo Jesús estamos llamados a vivir unidos en la
fe, sosteniéndonos en la esperanza e impulsando nuestra
caridad. Del mismo modo que una familia divida genera
Vosotros sois pueblo de Dios
41
Vosotros sois pueblo de Dios
1 de enero
Santa María,
Madre de Dios
Oración de los fieles
Atiende, Padre del cielo, a las súplicas de tu familia peregrina en la tierra.
Que la alegría de Belén anime a toda la Iglesia en el
anuncio del Evangelio de la Vida y de la Familia a
todas las naciones de la tierra. Roguemos al Señor.
Que la alegría de Belén sostenga a todas los matrimonios cristianos en la fidelidad a sus compromisos
matrimoniales y de un modo particular, en la educación cristiana de sus hijos. Roguemos al Señor.
Que la alegría de Belén ayude a nuestros gobernantes para que protejan la vida humana desde el inicio
de su concepción hasta su fin natural. Roguemos al
Señor.
Que la alegría de Belén acompañe a nuestros niños
para que conozcan cada día mejor a Jesús y puedan
crecer en virtud y gracia ante Dios y los hombres. Roguemos al Señor.
Te pedimos, Padre, que la alegría de Belén guíe los pasos
de nuestra familia parroquial y nos conceda vivir cada
día más unidos en torno al amor de Dios manifestado en
Cristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
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Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
La alegría…
todos los días del año
Orientación para la celebración
En el primer día del año civil la Iglesia pone sus ojos en
María, Madre de Jesús, Madre de Dios. La celebración
tiene un sentido de alabanza a Dios porque a través de
María se hizo presente en el mundo. María representa a
la humanidad que alumbra al Salvador.
La celebración debe resaltar la imagen de María y ser
como un eco de la fiesta de la Navidad por culminar su
octava. Además, ya que se da inicio al año, debe ponerse
el acento también en invocar la bendición de Dios para
todo el año que comienza.
Para la LITURGIA
Moniciones a las lecturas
Sugerencias para la homilía
Primera lectura.
Núm 6,22-27
Al comenzar el año civil, la comunidad cristiana echa su
mirada atrás, al año que termina, llena de agradecimiento al Señor. Ha sido un año lleno de la gracia del Señor:
nuevos niños han sido alumbrados a la vida cristiana por
el bautismo, nuestros jóvenes han recibido la fuerza del
Espíritu en la confirmación, algunas parejas se han comprometido ante Dios a formar familias cristianas, otros
han recibido el don del ministerio o se han entregado a
Dios en la vida religiosa. Todos hemos podido escuchar
la Palabra, recibir el perdón de Dios y alimentarnos en
la Eucaristía. También nuestros enfermos han recibido el
don de la unción y hemos podido encomendar a nuestros
difuntos a la misericordia amorosa de nuestro Padre. Ha
sido, pues, un año de Dios, lleno de su bendición. Nuestra
alegría, pues, por tener un Dios cercano que acompaña y
guía a su pueblo.
En este breve texto de la Escritura se contiene una antigua fórmula de bendición del pueblo de Israel. Dios está
presente en medio de su pueblo y nos alegra con su bendición y cercanía todos los días del año.
Segunda lectura.
Gál 4,4-7
La alegría que un niño siente cuando su madre lo coge
en brazos es la misma que experimentó el Señor al ser
tomado por María. Una alegría que se nos ha transmitido
a todos los que hemos sido constituidos hijos de Dios e
hijos de María.
Evangelio.
Lc 2,16-21
El relato del Evangelio nos presenta el asombro y la
alegría de los pastores en su encuentro con Jesús recién
nacido. María aparece junto a Jesús, como la Iglesia, meditando y profundizando en el misterio del Dios hecho
hombre.
Hoy, al iniciar el año contemplamos a María, una hija de
nuestro pueblo, con Cristo en brazos. Ella alumbró al Salvador del mundo e hizo posible el inicio de la redención.
Toda la Iglesia participa de la alegría y el gozo de María
por ver en sus brazos el fruto de su vientre.
En Cristo todos hemos sido bendecidos con la cercanía
y el amor de Dios. Él nos acompaña siempre en el camino de la vida. El cristiano nunca camina solo, lo hace
siempre de la mano del mismo Señor. Esta certeza anima
nuestra vida cotidiana y fortalece nuestra esperanza. La
Vosotros sois pueblo de Dios
43
Vosotros sois pueblo de Dios
Oración de los fieles
bendición de Dios no es para una día o un momento puntual, sino que en todo momento Dios está a nuestro lado
con la fuerza de su amistad y su gracia. Por eso, la alegría
del cristiano se extiende a todos los días del año.
Hoy celebramos, además, la Jornada Mundial de oración por la paz. Cristo es el príncipe de la paz. Reconocemos tantas y tantas situaciones de guerra y violencia en
nuestro mundo y recordamos de un modo particular a
los cristianos, hermanos nuestros, perseguidos en su propia tierra a causa de su fe. Pedimos que la alegría de la
fidelidad al Evangelio los conforte en sus dificultades y
que su ejemplo y fortaleza nos animen a todos en nuestro
testimonio cristiano.
Que la intercesión de la Madre de Dios y Madre nuestra,
recomiende nuestras peticiones.
Concede, Señor, el don de la alegría a toda tu Iglesia,
fieles y pastores y concede al Pueblo de Dios derramar tu gracia en el mundo por la predicación de la
Palabra, la celebración de los sacramentos y la vida
de la caridad. Roguemos al Señor.
Concede, Señor, el don de la alegría a todos los que
en este año nuevo van a recibir el bautismo, la confirmación, la primera comunión, se van a unir en matrimonio, van a profesar en la vida religiosa o serán ordenados al servicio de la Iglesia. Roguemos al Señor.
Concede, Señor, el don de la alegría a aquellos que
sufren de cualquier modo de alma o de cuerpo y también a los que los atienden y cuidan. Roguemos al
Señor.
Concede, Señor, la alegría de la paz a todos los pueblos que viven sumidos en la guerra y la discordia.
Roguemos al Señor.
Concédenos, Padre bueno, la alegría a quienes te bendecimos por el don de María, Madre de Jesús y Madre
nuestra. Que, con tu ayuda, seamos portadores de Cristo
para los demás.
R/. Amén.
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Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Para la LITURGIA
4 de enero
Segundo domingo
de Navidad
La alegría… de conocer a Jesús
Orientación para la celebración
El segundo domingo de Navidad os invita a mirar más
alto. Cierto que en Navidad la mirada nos lleva al pesebre, a la contemplación de Jesús Niño, en Belén, pero
este niño es Dios mismo hecho hombre, es la Sabiduría de
Dios que ha tomado nuestra carne para transmitirnos la
Buena Noticia de parte del Padre.
La celebración ha de dar importancia a la Palabra de
Dios, quizá resaltando su presencia en la Eucaristía con
el incienso, o llevando en procesión el libro de los Evangelios.
Moniciones a las lecturas
Primera lectura.
Eclo 24,1-4.12-16
La lectura presenta a la Sabiduría de Dios habitando en
medio del pueblo elegido. Esa Sabiduría es Cristo mismo,
Palabra de Dios hecha carne. Bendito sea el Señor, que
nos habla y nos guía a través de la Palabra que proclamamos.
Segunda lectura.
Ef 1,3-6.15-18
San Pablo pide para la comunidad de Éfeso que el Señor
los inunde con su Sabiduría. Un conocimiento que no es
de este mundo sino que es el mismo Dios el que la derrama en nosotros por el Espíritu. Una Sabiduría que ha de
iluminar nuestra vida para que comprendamos la profundidad del proyecto de vida cristiana a la que el Señor
nos llama.
Evangelio.
Jn 1,1-18
El prólogo del evangelio de Juan nos invita a contemplar
a la Palabra de Dios hecha carne y habitando en medio de los hombres. Esta Palabra ilumina el corazón del
hombre y nos hace hijos de Dios. Acoger, pues, a Cristo,
es acoger la Palabra que Él nos dirige y hacerla vida en
nuestra vida.
Vosotros sois pueblo de Dios
45
Vosotros sois pueblo de Dios
Sugerencias para la homilía
En este segundo domingo de Navidad, la Liturgia nos invita a mirar más alto y más hondo el misterio de la Navidad que estamos celebrando. Contemplamos el misterio
de la Palabra hecha carne y descubrimos en el Niño de
Belén al mismo Dios hecho hombre por nosotros y por
nuestra salvación.
Cristo es la Sabiduría de Dios, que nos muestra la profundidad de la Revelación. Dios nos ha mostrado en Cristo su personalidad más profunda, nos ha descubierto la
dignidad del ser humano y nos ha indicado el verdadero sentido de la vida del hombre. Por medio del Espíritu
ha querido transmitirnos esa misma sabiduría para que
podamos comprender su designio de salvación y experimentarlo en nuestra propia vida.
El cristiano posee una sabiduría que no es de este mundo. La ciencia mundana, con sus avances tecnológicos y
su conocimiento más profundo de la naturaleza, cae no
pocas veces en un proyecto que deshumaniza al hombre
porque le despoja de su propia dignidad y lo reduce a simple materia biológica sin finalidad ni referencia alguna.
La sabiduría cristiana es, ante todo, un conocimiento que
da sentido a la existencia. Nos presenta nuestro origen en
Dios y en su amor, nos indica nuestra alta dignidad, pues
Dios mismo ha tomado nuestra carne y nos alienta en
nuestro destino que es vivir con Dios para siempre.
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Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Este conocimiento de las cosas de Dios no es en el cristiano un mero ejercicio intelectual. La clave de la existencia
cristiana es llegar a comprender que, del mismo modo
que Cristo actúa por medio de palabras y de obras, así
el cristiano muestra la sabiduría de Dios por medio de
la profesión de su fe y la vida ardiente de la caridad. La
sabiduría cristiana es, pues, un modo de vivir la vida, una
manera de hacer presente el amor de Dios en el mundo.
Nosotros, los cristianos, hemos conocido la Sabiduría de
Dios y la encontramos presente, de un modo particular,
en la proclamación de la Palabra de Dios. Cada vez que
escuchamos el Evangelio debe alegrarse nuestro corazón. Nosotros conocemos al Señor y sabemos que su Palabra nos guía y nos conduce y nos lleva a conocer mejor
a Dios y a conocernos mejor a nosotros mismos y lo que
Dios nos pide cada día.
Para la LITURGIA
6 de enero
Epifanía del Señor
La alegría… en el mundo entero
Oración de los fieles
Orientación para la celebración
Pidamos al Señor que la alegría de conocer a Jesús llene
a la Santa Iglesia de Dios.
Le fiesta de la Epifanía del Señor está marcada por la celebración del día de Reyes. En aquellas celebraciones con
asistencia de los niños se ha de acercar el misterio de la
manifestación del Señor a ellos de un modo particular. La
adoración al Niño adquiere un sentido especial en este día
por repetirse el gesto realizado por los Magos en Belén.
Que la alegría de conocer a Jesús pueda alcanzar a
los que no creen en Dios o han abandonado la vida
de la Iglesia. Que encuentren en Cristo el verdadero
sentido de sus vidas. Roguemos al Señor.
Que la alegría de conocer a Jesús fortalezca a los que
viven sumidos en el dolor de la enfermedad o en el
sufrimiento de la falta de trabajo o de futuro. Roguemos al Señor.
Que la alegría de conocer a Jesús anime a los catequistas, predicadores, misioneros y teólogos a exponer con mayor convicción y claridad la Palabra de
Dios al pueblo cristiano. Roguemos al Señor.
Que la alegría de conocer a Jesús nos permita reconocerlo presente en medio de nuestros hermanos y
los acojamos y amemos como Cristo nos enseña en
el Evangelio. Roguemos al Señor.
Que Dios nuestro Padre nos ayude a profundizar en la fe
para vivir con más autenticidad nuestra vida cristiana.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
Vosotros sois pueblo de Dios
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Vosotros sois pueblo de Dios
Moniciones a las lecturas
Sugerencias para la homilía
Primera lectura.
Is 60,1-6
La fiesta de la Epifanía del Señor nos recuerda que el
amor y la misericordia de Dios no conocen fronteras.
Toda la humanidad es destinataria de la Buena Noticia
del Evangelio. A todos los hombres y mujeres del mundo
les concierne la obra de la salvación realizada por Dios
en Cristo Jesús.
El profeta Isaías contempla la alegría radiante del pueblo elegido porque le llega su luz. Esta luz es Cristo, que
atraerá a todos hacia sí y enviará a sus discípulos por
todo el mundo para que sea anunciada a toda nación,
pueblo y cultura, el gozo de la Buena Noticia del Evangelio.
Segunda lectura.
Ef 3,2-3a.5-6
Dios ha manifestado en Cristo su voluntad de convocar a
toda la humanidad a la alegría de la salvación. Por medio de la Iglesia, guiada por el Espíritu, a toda la tierra
alcanza el Evangelio.
Evangelio.
Mt 2,1-12
Los Magos de Oriente se llenaron de inmensa alegría al
ver la estrella que los guiaba hacia el Mesías. Es la alegría de la humanidad expectante por el nacimiento del
Salvador. Como los Magos también nosotros estamos
llamados a presentarnos como ofrenda al Señor.
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Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Ciertamente Dios eligió a Israel para ser portador de sus
promesas de redención. El pueblo elegido sirvió de instrumento y germen del pueblo definitivo de Dios: la Iglesia.
A este nuevo pueblo no se accede por la pertenencia a
una raza o una cultura sino por el don de la fe. El relato
de la Epifanía nos muestra como Dios ha roto las costuras del pueblo judío para que toda la humanidad pueda
ser la destinataria de la salvación.
Desde el principio la Iglesia comprendió que el mensaje de
Jesús era para todos, esclavos y libres, judíos y gentiles,
de toda nación, lengua, cultura y a todos ellos entregó el
Evangelio haciendo posible que en el día de hoy la alegría
del Señor inunde todos los países del mundo. No hay lugar en el mundo donde no resuene la Palabra del Señor.
El cristiano sabe que la alegría de la salvación no es sólo
para él. El discípulo de Jesús quiere compartir con todos
la Palabra de Jesús, su estilo de vida, su manera de entender el amor a Dios y al prójimo. Por eso la Iglesia es
católica, porque todos sin distinción están llamados a conocer a Cristo y a amarlo.
Para la LITURGIA
Oración de los fieles
Los magos de Oriente representan a todas las naciones
que ofrecen dones al Señor. También nosotros estamos
llamados a ofrecernos al Señor, a su servicio. Somos don
de Dios para el mundo y nuestro testimonio es la ofrenda
que presentamos al Niño Dios.
Unidos bajo la luz de la Epifanía, pidamos a Cristo, alegría del mundo, que conceda a la Iglesia anunciar con
fidelidad, de palabra y de obra, el mensaje de salvación
a todas las naciones, lenguas y culturas.
Que Cristo, alegría del mundo, sostenga a nuestros
misioneros y misioneras en su tarea de sembrar la
Palabra en el corazón de los hombres. Roguemos al
Señor.
Que Cristo, alegría del mundo, ayude a todos los niños a crecer en un ambiente lleno de amor y de bienestar y que destierre toda forma de violencia contra
los más pequeños. Roguemos al Señor.
Que Cristo, alegría del mundo, inunde con su luz a
toda la humanidad para que todos los hombres y
mujeres puedan conocerle y amarle como Señor y
Redentor. Roguemos al Señor.
Cristo, alegría del mundo, anímanos a quienes nos hemos reunido en este día para celebrar la Eucaristía, para
que ofrezcamos lo mejor de nosotros mismos al servicio
de Dios y de nuestro prójimo. Tú que vives y reinas por los
siglos de los siglos.
R/. Amén.
Vosotros sois pueblo de Dios
49
Vosotros sois pueblo de Dios
11 de enero
Bautismo del Señor
La alegría… de ser cristianos
Orientación para la celebración
Moniciones a las lecturas
La fiesta del Bautismo del Señor forma parte del tiempo
litúrgico de la Navidad pero conviene resaltar el cambio
de tono de la celebración centrando la mirada en la pila
bautismal que puede estar adornada de un modo especial. Conviene, además, realizar la aspersión con el agua
bautismal como recuerdo del bautismo.
Primera lectura.
Is 42,1-4.6-7
En esta fiesta se da comienzo al Itinerario Diocesano de
Evangelización. En la Eucaristía pueden intervenir de un
modo especial los que van a participar en los grupos.
La lectura nos presenta al siervo del Señor que anuncia
la misión del mismo Cristo. Esta misión ha sido recibida
también por la Iglesia, Cuerpo del Señor, para anunciar a
todas las naciones la salvación de Dios.
Segunda lectura.
Hch 10,34-38
Cristo es el ungido de Dios. En Él habita la plenitud del
Espíritu un don derramado en los corazones de todos los
hombres que acogen a Cristo en su vida y quieren participar de su misión en el mundo.
Evangelio.
Mc 1,7-11
Con el bautismo del Señor por mano de Juan el Bautista,
se inaugura la predicación del Evangelio. Cristo es el Hijo
amado de Dios nuestro Padre y de esta condición de hijos
participamos todos.
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Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Para la LITURGIA
Sugerencias para la homilía
Con la celebración del bautismo del Señor culminan las
celebraciones del tiempo de Navidad. Contemplamos a
un Cristo adulto, preparado en el hogar de Nazaret, para
iniciar su predicación y sus signos en medio de Israel,
para proclamar la cercanía del Reino de Dios.
Antes de dar inicio a su ministerio, el Señor recibe de manos de Juan el Bautismo. Cristo expresa una vez más la
verdad profunda de la Encarnación. Él acoge nuestra humanidad y asume ya desde el principio el pecado de la
humanidad que, de modo definitivo, cargará en la cruz.
Jesús se hace solidario con el sufrimiento humano generado por el pecado.
Sin embargo, caemos en la cuenta de tantos cristianos
que han abandonado la vida de la fe y viven como si
no hubieran recibido este don. El Itinerario Diocesano de
Evangelización que hoy comenzamos quiere ser una propuesta que revitalice nuestras comunidades parroquiales
para que aquellos que viven al margen de la fe puedan
redescubrir el don de Dios en sus vidas.
Al recibir el bautismo de conversión de Juan, Cristo anticipa el bautismo cristiano, que es un baño del Espíritu
Santo que nos constituye en hijos de Dios y miembros del
nuevo Pueblo de Dios que es la Iglesia. Sólo hay que ver
la alegría de una familia cuando bautiza a un hijo para
darnos cuenta del inmenso don que es el sacramento
bautismal.
Hoy damos gracias por el don del Bautismo y le pedimos a Dios ser fieles a lo que éste significa, especialmente
en la profesión de fe, en la esperanza activa y la caridad
viva en favor de los demás.
Vosotros sois pueblo de Dios
51
Vosotros sois pueblo de Dios
Oración de los fieles
Alegra, Señor, a tu Iglesia santa que, extendida por
toda la tierra, va reuniendo a todas las naciones en el
seguimiento de tu Hijo Jesucristo.
Alegra, Señor, a nuestra Archidiócesis de Valencia
que hoy comienza el Itinerario Diocesano de Evangelización. Concédenos abundante frutos de vida y testimonio cristianos para que todos puedan participar
del gozo del Evangelio. Roguemos al Señor.
Alegra, Señor, a las familias en su tarea de educar en
la fe a sus hijos. Que sean fieles a la vocación a la que
han sido llamados. Roguemos al Señor.
Alegra, Señor, a todos los cristianos, que hemos recibido un mismo bautismo. Que un día podamos celebrar
juntos una misma Eucaristía. Roguemos al Señor.
Alegra, Señor, a los catecúmenos que se preparan
para recibir el bautismo. Que crezcan en gracia ante
Dios y acojan con generosidad en don de la fe. Roguemos al Señor.
Alegra, Padre, con el don de tu Espíritu, el corazón de
tus fieles que nos hemos reunido en esta celebración;
para que vivamos cada día con más intensidad nuestra condición de bautizados e hijos de Dios en Cristo,
nuestro Señor.
R/. Amén.
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Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Para la FAMILIA
Para la FAMILIA
55
Vosotros sois pueblo de Dios
Comisión
Diocesana de
Familia y Vida
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Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Oraciones para
bendecir la mesa
en el tiempo de
Adviento-Navidad
Para la FAMILIA
Domingo 30 de noviembre
Domingo 7 de diciembre
Primero
de Adviento
Segundo
de Adviento
“Dijo Jesús a sus discípulos:
Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento”.
“Yo envío a mi mensajero delante de ti
para que te prepare el camino”.
Oración:
Oración:
Padre, tú eres nuestra vida y nuestro futuro.
En ti colocamos nuestra confianza.
Señor, estamos reunidos en tu nombre
para compartir el pan.
Gracias porque somos tus hijos
y por todo lo que nos regalas diariamente.
Ayúdanos a vivir con humildad y sencillez.
Bendice nuestra comida.
Así prepararemos el camino del Señor.
Amén.
Amén.
Vosotros sois pueblo de Dios
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Vosotros sois pueblo de Dios
Domingo 14 de diciembre
Domingo 21 de diciembre
Tercero
de Adviento
Cuarto
de Adviento
“Yo soy la voz que grita en el desierto:
Allanad el camino del Señor”.
“A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por
Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una
virgen desposada con un hombre llamado José, de
la estirpe de David, la virgen se llamaba María”.
Oración:
Señor, danos un corazón abierto
para compartir nuestro pan y nuestro amor.
Oración:
Seremos nuevas voces en los desiertos de hoy.
Señor Jesucristo, la mesa está dispuesta
y nosotros invocamos tu presencia.
Ayúdanos a reconocer tu rostro
en los pobres de este mundo.
Amén.
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Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Bendice a nuestros hermanos con la fe
y bendice nuestra familia con tu amor.
Amén. Para la FAMILIA
24 de diciembre
28 de diciembre
Cena de
Navidad
Sagrada
Familia
“Hoy en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesias, El Señor”.
“Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley
de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén, para presentarlo
al Señor (de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor)”.
Oración:
Ven Señor sobre nosotros.
Haznos crecer en el amor y la unidad.
Ayúdanos a vivir alegres como hermanos.
Bendice esta familia y este pan.
Amén.
Oración:
Señor, queremos que las puertas de nuestro hogar
estén siempre abiertas para acoger
a los que buscan bondad.
Y haz que el pan de nuestra mesa sepamos
compartirlo con los más necesitados.
Amén.
Vosotros sois pueblo de Dios
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Vosotros sois pueblo de Dios
Comisión
Diocesana de
Pastoral del
Ambiente y
Ecología Humana
El Nacimiento
Como es bien sabido, además de las representaciones del
pesebre de Belén, que existían desde la antigüedad en las
iglesias, a partir del siglo XIII se difundió la costumbre de
preparar pequeños nacimientos en las habitaciones de la
casa, sin duda por influencia del “nacimiento” construido
en Greccio por San Francisco de Asís, en el año 1223. La
preparación de los mismos (en la cual participan especialmente los niños) se convierte en una ocasión para que
los miembros de la familia entren en contacto con el misterio de la Navidad, y para que se recojan en un momento
de oración o de lectura de las páginas bíblicas referidas
al episodio del nacimiento de Jesús.
(Directorio sobre la piedad popular y la liturgia)
60
Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Para la FAMILIA
Bendición del Belén
Ritos iniciales
Oración
Reunida la familia, el padre o la madre dice:
En este día,
iluminado por la esperanza evangélica
que proviene de la humilde gruta de Belén,
pedimos para todos el don navideño
de la alegría y de la paz:
para los niños y los ancianos,
para los jóvenes y las familias,
para los pobres y marginados.
En el nombre del Padre, y del Hijo,
y del Espíritu Santo.
Todos hacen la señal de la cruz y responden:
Amén.
Quien dirige la celebración continúa:
Alabemos y demos gracias al Señor
que tanto nos ha amado
que nos ha enviado su Hijo.
Todos responden:
Benditos seas por siempre, Señor.
Que Jesús, que vino a este mundo por nosotros,
consuele a los que pasan por la prueba
de la enfermedad y el sufrimiento
y sostenga a los que se dedican al servicio
de los hermanos más necesitados.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Vosotros sois pueblo de Dios
61
Vosotros sois pueblo de Dios
Comissió
Diocesana de
Pastoral de
l’Ambient i
Ecologia Humana
El Naixement
Com és ben sabut, a més de les representacions del pesebre de Betlem, que existien des de l’antiguitat en les
esglésies, a partir del segle XIII es va difondre el costum
de preparar xicotets naixements en les habitacions de la
casa, sens dubte per influència del “naixement” construït
en Greccio per Sant Francesc d’Assís, l’any 1223. La preparació dels mateixos (en la qual participen especialment els xiquets) es convertix en una ocasió perquè els
membres de la família entren en contacte amb el misteri
del Nadal, i perquè s’ajunten en un moment d’oració o de
lectura de les pàgines bíbliques referides a l’episodi del
naixement de Jesús.
(Directori sobre la pietat popular y la litúrgia)
62
Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Para la FAMILIA
Benedicció del Betlem
Ritus inicial
Oració
Reunida la família, el pare o la mare diu:
En aquest dia,
il·luminats per l’esperança evangèlica
que prové de la humil establia de Betlem,
demanem per a tots el do nadalenc
de l’alegria i de la pau:
per als xiquets i els ancians,
per als joves i les famílies,
per als pobres i marginats.
En el nom del Pare, i del Fill, i de l’Esperit Sant.
Tots fan la senyal de la creu i responen:
Amén.
El qui dirigeix la celebració pot dir:
Lloem i donem gràcies al Senyor,
que tant ens ha estimat
que ens ha lliurat el seu Fill.
Tots responen:
Beneït sigues per sempre, Senyor.
Que Jesús, que va vindre a aquest món per nosaltres,
console als qui passen per la prova
de la malaltia i el sofriment,
i sostinga als qui es dediquen al servei
dels germans més necessitats.
Per Crist, Senyor nostre.
Amén.
Vosotros sois pueblo de Dios
63
Vosotros sois pueblo de Dios
Comisión
Diocesana de
Pastoral del
Ambiente y
Ecología Humana
La inauguración del árbol de Navidad se presta a una
acto de oración familiar.
Independientemente de su origen histórico, el árbol de
Navidad es hoy un signo fuertemente evocador, bastante extendido en los ambientes cristianos; evoca tanto el
árbol de la vida, plantado en el jardín del Edén (cfr. Gén
2,9), como el árbol de la cruz, y adquiere así un significado cristológico: Cristo es el verdadero árbol de la vida,
nacido de nuestro linaje, de la tierra virgen Santa María,
árbol siempre verde, fecundo en frutos. El adorno cristiano del árbol, según los evangelizadores de los países
nórdicos, consta de manzanas y dulces que cuelgan de
sus ramas. Se pueden añadir otros “dones”; sin embargo,
entre los regalos colocados bajo el árbol de Navidad no
deberían faltar los regalos para los pobres: ellos forman
parte de toda familia cristiana.
(Directorio sobre la piedad popular y la liturgia, 2002)
Bendición del
árbol de Navidad
Ritos iniciales
 En el nombre del Padre y del Hijo
y del Espíritu Santo.
R/. Amén.
Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo,
nacido por nosotros de Santa María Virgen,
esté con vosotros.
R/. Y con tu Espíritu.
Lectura del libro de Job (Jb 14, 7-9)
El árbol es símbolo de esperanza, puede renovarse con
ayuda del agua, nosotros no, a menos que Jesús sea para
nosotros fuente de agua viva. En vísperas de la celebración del nacimiento del Hijo de Dios, nuestro árbol de navidad representará el árbol de la esperanza y de la vida.
Un árbol tiene la esperanza
de retoñar, aunque sea talado,
de que no fallarán sus renuevos.
Aunque envejezcan sus raíces en la tierra
y su tocón agonice en el polvo,
cuando siente el agua reverdece
y echa brotes como una planta joven.
Palabra de Dios.
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Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Para la FAMILIA
Salmo responsorial (Sal 1, 1-2)
Oración
R/. Feliz el que pone su confianza en el Señor.
Padre nuestro, fuente de esperanza,
creador del uiniverso.
Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los malvados,
ni se detiene en la senda de los pecadores,
ni se sienta en el lugar de los cínicos,
sino que su tarea es la ley del Señor
y medita esta ley día y noche. R/.
Será como un árbol plantado
al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
cuanto emprende tiene buen fin. R/.
También hoy Jesús sigue disipando las tinieblas del error
y del pecado para traer a la humanidad la alegría de la
resplandeciente luz divina, de la que el árbol navideño
es signo y recuerdo. Dejémonos envolver por la luz de su
verdad, porque «la alegría del Evangelio llena el corazón
y la vida entera de los que se encuentran con Jesús».
(Francisco I)
Haz que recordemos, al mirar el árbol de Navidad
que todos tenemos que ser personas de esperanza
en el mundo en que vivimos.
Ayúdanos a no olvidar que,
igual que tú acompañas el universo
en su evolución hacia el amor,
también nos acompañas todos
los días en nuestro camino.
Y que, a quienes han perdido la ilusión
y se sienten cansados,
los que se encuentran
enfermos o parados,
las personas maltratadas,
los olvidados y quienes tienen
tantos motivos para llorar,
les sepamos nosotros
acompañar y ayudar
para que, como del árbol,
vuelvan a nacer de ellos
ramas verdes y tiernas.
Por Cristo, Señor nuestro. Amén.
Vosotros sois pueblo de Dios
65
Vosotros sois pueblo de Dios
Comissió
Diocesana de
Pastoral de
l’Ambient i
Ecologia Humana
La benedicció de l’arbre de Nadal es presta a una acte de
pregària familiar.
Independentment del seu origen històric, l’arbre de Nadal és hui un signe fortament evocador, prou estés en els
ambients cristians; evoca tant l’arbre de la vida, plantat
al jardí de l’Edén (cf. Gén 2,9), com l’arbre de la creu, i
adquirix així un significat cristològic: Crist és el veritable
arbre de la vida, nascut del nostre llinatge, de la terra
verge Santa Maria, arbre sempre verd, fecund en fruits.
L’adorn cristià de l’arbre, segons els evangelitzadors dels
països nòrdics, consta de pomes i dolços que pengen de
les seues branques. Es poden afegir altres “dons”, però,
entre els regals col·locats sota l’arbre de Nadal no haurien de faltar els regals per als pobres: ells formen part de
tota família cristiana.
(Directori sobre la pietat popular i la litúrgia, 2002)
Benedicció de
l’arbre de Nadal
Ritus inicials
 En el nom del Pare i del Fill i de l’Esperit Sant.
R/. Amén.
Que la gràcia de nostre Senyor Jesucrist,
nascut per nosaltres de santa Maria Verge,
siga amb tots vosaltres.
R/. I amb el vostre esperit.
Lectura del llibre de Job (Jb 14, 7-9)
L’arbre és símbol d’esperança, pot renovar-se amb ajuda de l’aigua. Nosaltres no, llevat que Jesús siga per a
nosaltres font d’aigua viva. En vespres de la celebració
del naixement del Fill de Déu, el nostre arbre de nadal
representarà l’arbre de l’esperança i de la vida.
L’arbre conserva una esperança:
si el tallen, torna a brotar,
no para de traure ulls.
Fins si l’arreu envellix a la terra
i la soca queda morta a la pols,
l’arbre que absorbix l’aigua rebrota,
trau branques com un plançó.
Paraula de Déu.
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Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Para la FAMILIA
Salm responsorial (Sal 1,1- 2)
Oració
R/. Feliç el qui posa la seua confiança en el Senyor.
Pare nostre, font d’esperança,
creador de l’univers.
Feliç l’home
que no es guia pels consells dels injustos,
ni va pels camins dels pecadors,
ni s’asseu en companyia dels descreguts.
Estima de cor la llei del Senyor,
la repassa meditant-la nit i dia. R/.
Serà com un arbre que arrela vora l’aigua:
dóna fruit quan n’és el temps
i mai no es mustia el seu fullatge,
duu a bon terme tot el que emprén. R/.
També hui Jesús seguix dissipant les tenebres de l’error i
del pecat per a portar a la humanitat l’alegria de la resplendent llum divina, de la qual l’arbre nadalenc és signe
i record. Deixem-nos embolcallar per la llum de la seua
veritat, perquè «l’alegria de l’Evangeli omple el cor i la
vida sencera dels qui es troben amb Jesús».
(Francesc I)
Feu que recordem, al mirar l’arbre de Nadal,
que tots hem de ser persones d’esperança
en el món on vivim.
Ajudeu-nos a no oblidar que,
igual que Vós acompanyeu l’univers
en la seua evolució cap a l’amor,
ens acompanyeu tots els dies en el nostre camí.
I que, als qui han perdut la il·lusió
i es senten cansats,
els qui estan malalts o parats,
les persones que són maltractades,
els oblidats i els qui tenen
tants motius per plorar,
sapiem nosaltres acompanyar-los i ajudar-los
per a que, com l’arbre,
tornen a treure branques noves i tendres.
Per Crist, Senyor nostre. Amén.
Vosotros sois pueblo de Dios
67
Para la PARROQUIA
Vosotros sois pueblo de Dios
69
Vosotros sois pueblo de Dios
Comisión
Diocesana de
Espiritualidad
Este tiempo de gracia nos invita a redescubrir el sentido
cristiano del Adviento, la Navidad y la Epifanía en nuestra vida, en el barrio, en la vida parroquial.
Os proponemos desde la Comisión de Espiritualidad varias pistas de trabajo que renueven y fortalezcan nuestra
vida espiritual, en ese camino de renovación personal,
familiar y parroquial, en la que estamos llamados a vivir.
Los materiales sugeridos son los siguientes:
Textos de reflexión y meditación de algunos Santos Padres que durante siglos han fortalecido la Fe la Iglesia:
– Lectura espiritual de los Santos Padres para el tiempo
de Adviento.
– Lectura espiritual de los Santos Padres para el tiempo
de Navidad-Epifanía.
Os proponemos también un modelo de novena de Navidad.
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Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Para la PARROQUIA
Lectura espiritual de los Santos Padres
para el tiempo de Adviento
1. Sobre el tiempo de Adviento
Ha llegado, amadísimos hermanos, aquel tiempo tan importante y solemne, que, como dice el Espíritu Santo, es
tiempo favorable, día de la salvación, de la paz y de la
reconciliación; el tiempo que tan ardientemente desearon
los patriarcas y profetas y que fue objeto de tantos suspiros y anhelos; el tiempo que Simeón vio lleno de alegría,
que la Iglesia celebra solemnemente y que también nosotros debemos vivir en todo momento con fervor, alabando y dando gracias al Padre eterno por la misericordia
que en este misterio nos ha manifestado. El Padre, por
su inmenso amor hacia nosotros, pecadores, nos envió
a su Hijo único, para librarnos de la tiranía y del poder
del demonio, invitarnos al cielo e introducirnos en lo más
profundo de los misterios de su reino, manifestarnos la
verdad, enseñarnos la honestidad de costumbres, comunicarnos el germen de las virtudes, enriquecernos con los
tesoros de su gracia y hacernos sus hijos adoptivos y herederos de la vida eterna.
La Iglesia celebra cada año el misterio de este amor tan
grande hacia nosotros, exhortándonos a tenerlo siempre
presente. A la vez nos enseña que la venida de Cristo no
sólo aprovechó a los que vivían en el tiempo del Salvador, sino que su eficacia continúa, y aún hoy se nos comunica si queremos recibir, mediante la fe y los sacramentos, la gracia que él nos prometió, y si ordenamos
nuestra conducta conforme a sus mandamientos.
La Iglesia desea vivamente hacernos comprender que así
como Cristo vino una vez al mundo en la carne, de la misma manera está dispuesto a volver en cualquier momento, para habitar espiritualmente en nuestra alma con la
abundancia de sus gracias, si nosotros, por nuestra parte,
quitamos todo obstáculo.
Por eso, durante este tiempo, la Iglesia, como madre
amantísima y celosísimo de nuestra salvación, nos enseña, a través de himnos, cánticos y otras palabras del Espíritu Santo y de diversos ritos, a recibir convenientemente y con un corazón agradecido este beneficio tan grande,
a enriquecernos con su fruto y a preparar nuestra alma
para la venida de nuestro Señor Jesucristo con tanta solicitud como si hubiera él de venir nuevamente al mundo.
No de otra manera nos lo enseñaron con sus palabras y
ejemplos los patriarcas del antiguo Testamento para que
en ello los imitáramos. (De las cartas pastorales de san
Carlos Borromeo, obispo. Acta Ecclesiae Mediolanensis,
t. 2, Lyon 1683, 916-917).
Vosotros sois pueblo de Dios
71
Vosotros sois pueblo de Dios
2. Las dos venidas de Cristo
Anunciamos la venida de Cristo, pero no una sola, sino
también una segunda, mucho más magnífica que la anterior. La primera llevaba consigo un significado de sufrimiento; esta otra, en cambio, llevará la diadema del
reino divino.
Pues casi todas las cosas son dobles en nuestro Señor
Jesucristo. Doble es su nacimiento: uno, de Dios, desde
toda la eternidad; otro, de la Virgen, en la plenitud de los
tiempos. Es doble también su descenso: el primero, silencioso, como la lluvia sobre el vellón; el otro, manifiesto,
todavía futuro.
En la primera venida fue envuelto con fajas en el pesebre; en la segunda se revestirá de luz como vestidura. En
la primera soportó la cruz, sin miedo a la ignominia; en
la otra vendrá glorificado, y escoltado por un ejército de
ángeles.
No pensamos, pues, tan sólo en la venida pasada; esperamos también la futura. Y, habiendo proclamado en la
primera: Bendito el que viene en nombre del Señor, diremos eso mismo en la segunda; y saliendo al encuentro
del Señor con los ángeles, aclamaremos, adorándolo:
Bendito el que viene en nombre del Señor.
El Salvador vendrá, no para ser de nuevo juzgado, sino
para llamar a su tribunal a aquellos por quienes fue
llevado a juicio. Aquel que antes, mientras era juzgado,
guardó silencio refrescará la memoria de los malhecho72
Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
res que osaron insultarle cuando estaba en la cruz, y les
dirá: Esto hicisteis y yo callé.
Entonces, por razones de su clemente providencia, vino a
enseñar a los hombres con suave persuasión; en esa otra
ocasión, futura, lo quieran o no, los hombres tendrán que
someterse necesariamente a su reinado.
De ambas venidas habla el profeta Malaquías: De pronto
entrará en el santuario el Señor a quien vosotros buscáis.
He ahí la primera venida.
Respecto a la otra, dice así: El mensajero de la alianza
que vosotros deseáis: miradlo entrar —dice el Señor de
los ejércitos—. ¿Quién podrá resistir el día de su venida?
¿Quién podrá resistir el día de su venida? ¿Quién quedará
en pie cuando aparezca? Será un fuego de fundidor, una
lejía de lavandero: se sentará como un fundidor que refina la plata.
Escribiendo a Tito, también Pablo habla de esas dos venidas, en estos términos: Ha aparecido la gracia de Dios
que trae la salvación para todos los hombres; enseñándonos a renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos, y a llevar ya desde ahora una vida sobria, honrada
y religiosa aguardando la dicha que esperamos: la aparición gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo. Ahí expresa su primera venida, dando gracias por ella;
pero también la segunda, la que esperamos.
Para la PARROQUIA
3. Vigilad, pues vendrá de nuevo
Por esa razón, en nuestra profesión de fe, tal como la
hemos recibido por tradición, decimos que creemos en
aquel que subió al cielo, y está sentado a la derecha del
Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos
y muertos, y su reino no tendrá fin.
Vendrá, pues, desde los cielos, nuestro Señor Jesucristo.
Vendrá ciertamente hacia el fin de este mundo, en el último día, con gloria. Se realizará entonces la consumación
de este mundo, y este mundo, que fue creado al principio,
será otra vez renovado. (De las catequesis de san Cirilo
de Jerusalén, obispo. Catequesis 15, 1-3: PG 33, 870-874).
Para atajar toda pregunta de sus discípulos sobre el momento de su venida, Cristo dijo: Esa hora nadie la sabe,
ni los ángeles ni el Hijo. No os toca a vosotros conocer
los tiempos y las fechas. Quiso ocultarnos esto para que
permanezcamos en vela y para que cada uno de nosotros pueda pensar que ese acontecimiento se producirá
durante su vida. Si el tiempo de su venida hubiera sido
revelado, vano sería su advenimiento, y las naciones y
siglos en que se producirá ya no lo desearían. Ha dicho
muy claramente que vendrá, pero sin precisar en qué momento. Así todas las generaciones y todas las épocas lo
esperan ardientemente.
Aunque el Señor haya dado a conocer las señales de su
venida, no se advierte con claridad el término de las mismas, pues, sometidas a un cambio constante, estas señales han aparecido y han pasado ya; más aún, continúan
todavía. La última venida del Señor, en efecto, será semejante a la primera. Pues, del mismo modo que los justos
y los profetas lo deseaban, porque creían que aparecería
en su tiempo, así también cada uno de los fieles de hoy
desea recibirlo en su propio tiempo, por cuanto que Cristo
no ha revelado el día de su aparición. Y no lo ha revelado
para que nadie piense que él, dominador de la duración y
del tiempo, está sometido a alguna necesidad o a alguna
hora. Lo que el mismo Señor ha establecido, ¿cómo podría ocultársele, siendo así que él mismo ha detallado las
señales de su venida? Ha puesto de relieve esas señales
para que, desde entonces, todos los pueblos y todas las
Vosotros sois pueblo de Dios
73
Vosotros sois pueblo de Dios
4. La esperanza nos sostiene
épocas pensaran que el advenimiento de Cristo se realizaría en su propio tiempo.
Velad, pues cuando el cuerpo duerme, es la naturaleza
quien nos domina; y nuestra actividad entonces no está
dirigida por la voluntad, sino por los impulsos de la naturaleza. Y cuando reina sobre el alma un pesado sopor
—por ejemplo, la pusilanimidad o la melancolía—, es el
enemigo quien domina al alma y la conduce contra su
propio gusto. Se adueña del cuerpo la fuerza de la naturaleza, y del alma el enemigo.
Por eso ha hablado nuestro Señor de la vigilancia del
alma y del cuerpo, para que el cuerpo no caiga en un
pesado sopor ni el alma en el entorpecimiento y el temor, como dice la Escritura: Sacudíos la modorra, como
es razón; y también: Me he levantado y estoy contigo;
y todavía: No os acobardéis. Por todo ello, nosotros,
encargados de este ministerio, no nos acobardamos.
(Del comentario de san Efrén, diácono, sobre el Diatésaron. Cap. 18,15-17: SC 121, 325-328).
Es saludable aviso del Señor, nuestro maestro, que el que
persevere hasta el final se salvará. Y también este otro: Si
os mantenéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos
mios; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Hemos de tener paciencia, y perseverar, hermanos queridos, para que, después de haber sido admitidos a la esperanza de la verdad y de la libertad, podamos alcanzar
la verdad y la libertad mismas. Porque el que seamos
cristianos es por la fe y la esperanza; pero es necesaria
la paciencia, para que esta fe y esta esperanza lleguen a
dar su fruto.
Pues no vamos en pos de una gloria presente; buscamos
la futura, conforme a la advertencia del apóstol Pablo
cuando dice: En esperanza fuimos salvados. Y una esperanza que se ve ya no es esperanza. ¿Cómo seguirá esperando uno aquello que se ve? Cuando esperamos lo que
no vemos, aguardamos con perseverancia. Así pues, la
esperanza y la paciencia nos son necesarias para completar en nosotros lo que hemos empezado a ser, y para
conseguir, por concesión de Dios, lo que creemos y esperamos.
En otra ocasión, el mismo Apóstol recomienda a los justos que obran el bien y guardan sus tesoros en el cielo,
para obtener el ciento por uno, que tengan paciencia, diciendo: Mientras tenemos ocasión, trabajemos por el bien
de todos, especialmente por el de la familia de la fe. No
74
Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Para la PARROQUIA
5. Una voz grita en el desierto
nos cansemos de hacer el bien, que, si no desmayamos, a
su tiempo cosecharemos.
Estas palabras exhortan a que nadie, por impaciencia, decaiga en el bien obrar o, solicitado y vencido por
la tentación, renuncie en medio de su brillante carrera,
echando así a perder el fruto de lo ganado, por dejar sin
terminar lo que empezó.
En fin, cuando el Apóstol habla de la caridad, une inseparablemente con ella la constancia y la paciencia: La
caridad es paciente, afable; no tiene envidia; no presume
ni se engríe; no es mal educada ni egoísta; no se irrita, no
lleva cuentas del mal; disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites. Indica, pues,
que la caridad puede permanecer, porque es capaz de
sufrirlo todo.
Y en otro pasaje escribe: Sobrellevaos mutuamente con
amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu, con
el vinculo de la paz. Con esto enseña que no puede conservarse ni la unidad ni la paz si no se ayudan mutuamente los hermanos y no mantienen el vínculo de la
unidad, con auxilio de la paciencia. (Del tratado de san
Cipriano, obispo y mártir, sobre los bienes de la paciencia. Núms. 13 15: CSEL 3, 406-408).
Una voz grita en el desierto: «Preparad un camino al Señor, allanad una calzada para nuestro Dios». El profeta
declara abiertamente que su vaticinio no ha de realizarse
en Jerusalén, sino en el desierto; a saber, que se manifestará la gloria del Señor, y la salvación de Dios llegará a
conocimiento de todos los hombres.
Y todo esto, de acuerdo con la historia y a la letra, se
cumplió precisamente cuando Juan Bautista predicó el
advenimiento salvador de Dios en el desierto del Jordán,
donde la salvación de Dios se dejó ver. Pues Cristo y su
gloria se pusieron de manifiesto para todos cuando, una
vez bautizado, se abrieron los cielos y el Espíritu Santo
descendió en forma de paloma y se posó sobre él, mientras se oía la voz del Padre que daba testimonio de su
Hijo: Éste es mi Hijo, el amado; escuchadlo.
Todo esto se decía porque Dios había de presentarse en
el desierto, impracticable e inaccesible desde siempre. Se
trataba, en efecto, de todas las gentes privadas del conocimiento de Dios, con las que no pudieron entrar en contacto los justos de Dios y los profetas.
Por este motivo, aquella voz manda preparar un camino
para la Palabra de Dios, así como allanar sus obstáculos
y asperezas, para que cuando venga nuestro Dios pueda
caminar sin dificultad. Preparad un camino al Señor: se
trata de la predicación evangélica y de la nueva consolación, con el deseo de que la salvación de Dios llegue a
conocimiento de todos los hombres.
Vosotros sois pueblo de Dios
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Vosotros sois pueblo de Dios
6. Dios nos ha hablado en Cristo
Súbete a un monte elevado, heraldo de Sión; alza fuerte la voz, heraldo de Jerusalén. Estas expresiones de los
antiguos profetas encajan muy bien y se refieren con
oportunidad a los evangelistas: ellas anuncian el advenimiento de Dios a los hombres, después de haberse hablado de la voz que grita en el desierto. Pues a la profecía
de Juan Bautista sigue coherentemente la mención de los
evangelistas.
¿Cuál es esta Sión sino aquella misma que antes se llamaba Jerusalén? Y ella misma era aquel monte al que
la Escritura se refiere cuando dice: El monte Sión donde
pusiste tu morada; y el Apóstol: Os habéis acercado al
monte Sión. ¿Acaso de esta forma se estará aludiendo al
coro apostólico, escogido de entre el primitivo pueblo de
la circuncisión?
Y esta Sión y Jerusalén es la que recibió la salvación de
Dios, la misma que a su vez se yergue sublime sobre el
monte de Dios, es decir, sobre su Verbo unigénito: a la
cual Dios manda que, una vez ascendida la sublime cumbre, anuncie la palabra de salvación. ¿Y quién es el que
evangeliza sino el coro apostólico? ¿Y qué es evangelizar?
Predicar a todos los hombres, y en primer lugar a las ciudades de Judá, que Cristo ha venido a la tierra. (De los
comentarios de Eusebio de Cesarea, obispo, sobre el libro
de Isaías. Cap. 40: : PG 24, 366-367).
La principal causa por la cual en la ley antigua eran lícitas las preguntas que se hacían a Dios, y convenía que los
profetas y sacerdotes quisiesen visiones y revelaciones de
Dios, era porque entonces no estaba aún fundada la fe
ni establecida la ley evangélica; y así, era menester que
preguntasen a Dios y que él hablase, ahora por palabras,
ahora por visiones y revelaciones, ahora en figuras y semejanzas, ahora en otras muchas maneras de significaciones. Porque todo lo que respondía y hablaba y obraba
y revelaba eran misterios de nuestra fe y cosas tocantes
a ella o enderezadas a ella. Pero ya que está fundada la
fe en Cristo y manifiesta la ley evangélica en esta era de
gracia, no hay para qué preguntarle de aquella manera,
ni para qué él hable ya ni responda como entonces.
Porque en darnos, como nos dio, a su Hijo —que es una
Palabra suya, que no tiene otra—, todo nos lo habló junto y de una vez en esta sola Palabra, y no tiene más que
hablar.
Y éste es el sentido de aquella autoridad, con que san Pablo quiere inducir a los hebreos a que se aparten de aquellos modos primeros y tratos con Dios de la ley de Moisés,
y pongan los ojos en Cristo solamente, diciendo: Lo que
antiguamente habló Dios en los profetas a nuestros padres de muchos modos y maneras, ahora a la postre, en
estos días, nos lo ha hablado en el Hijo, todo de una vez.
En lo cual da a entender el Apóstol, que Dios ha quedado
ya como mudo, y no tiene más que hablar, porque lo que
76
Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Para la PARROQUIA
7. Las promesas de Dios
se nos conceden por su Hijo
hablaba antes en partes a los profetas ya lo ha hablado
en él todo, dándonos el todo, que es su Hijo.
Dios estableció el tiempo de sus promesas y el momento
de su cumplimiento.
Por lo cual, el que ahora quisiese preguntar a Dios o querer alguna visión o revelación; no sólo haría una necedad, sino haría agravio a Dios, no poniendo los ojos totalmente en Cristo, sin querer otra cosa o novedad. Porque
le podría responder Dios de esta manera: «Si te tengo ya
hablado todas las cosas en mi Palabra, que es mi Hijo, y
no tengo otra cosa que te pueda revelar o responder que
sea más que eso, pon los ojos sólo en él; porque en él te
lo tengo puesto todo y dicho y revelado, y hallarás en él
aún más de lo que pides y deseas.
El período de las promesas se extiende desde los profetas
hasta Juan Bautista. El del cumplimiento, desde éste hasta el fin de los tiempos.
Porque desde el día que bajé con mi espíritu sobre él en
el monte Tabor, diciendo: Éste es mi amado Hijo en que
me he complacido; a él oíd, ya alcé yo la mano de todas
esas maneras de enseñanzas y respuestas, y se la di a él;
oídle a él, porque yo no tengo más fe que revelar, más
cosas que manifestar. Que si antes hablaba, era prometiéndoos a Cristo; y si me preguntaban, eran las preguntas encaminadas a la petición y esperanza de Cristo, en
que habían de hallar todo bien, como ahora lo da a entender toda la doctrina de los evangelistas y apóstoles».
(Del tratado de san Juan de la Cruz, presbítero, Subida al
monte Carmelo. Libro 2, cap. 22, núms. 3-4).
Fiel es Dios, que se ha constituido en deudor nuestro, no
porque haya recibido nada de nosotros; sino por lo mucho que nos ha prometido. La promesa le pareció poco,
incluso; por eso, quiso obligarse mediante escritura,
haciéndonos, por decirlo así, un documento de sus promesas para que, cuando empezara a cumplir lo que prometió, viésemos en el escrito el orden sucesivo de su cumplimiento. El tiempo profético era, como he dicho muchas
veces, el del anuncio de las promesas.
Prometió la salud eterna, la vida bienaventurada en la
compañía eterna de los ángeles, la herencia inmarcesible, la gloria eterna, la dulzura de su rostro, la casa de su
santidad en los cielos y la liberación del miedo a la muerte, gracias a la resurrección de los muertos. Esta última
es como su promesa final, a la cual se enderezan todos
nuestros esfuerzos y que, una vez alcanzada, hará que no
deseemos ni busquemos ya cosa alguna. Pero tampoco
silenció en qué orden va a suceder todo lo relativo al final, sino que lo ha anunciado y prometido.
Prometió a los hombres la divinidad, a los mortales la
inmortalidad, a los pecadores la justificación, a los miserables la glorificación.
Vosotros sois pueblo de Dios
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Vosotros sois pueblo de Dios
8. Eva y María
Sin embargo, hermanos, como a los hombres les parecía
increíble lo prometido por Dios —a saber, que los hombres habían de igualarse a los ángeles de Dios, saliendo
de esta mortalidad, corrupción, bajeza, debilidad, polvo
y ceniza—, no sólo entregó la escritura a los hombres
para que creyesen, sino que también puso un mediador
de su fidelidad. Y no a cualquier príncipe, o a un ángel o
arcángel, sino a su Hijo único. Por medio de éste había de
mostrarnos y ofrecernos el camino por donde nos llevaría al fin prometido.
Para Dios haber hecho a su Hijo manifestador del camino. Por eso, le hizo camino, para que, bajo su guía, pudieras caminar por él.
Debía, pues, ser anunciado el unigénito Hijo de Dios en
todos sus detalles: en que había de venir a los hombres y
asumir lo humano, y, por lo asumido, ser hombre, morir
y resucitar, subir al cielo, sentarse a la derecha del Padre y cumplir entre las gentes lo que prometió. Y, después
del cumplimiento de sus promesas, también cumpliría su
anuncio de una segunda venida, para pedir cuentas de
sus dones, discernir los vasos de ira de los de misericordia, y dar a los impíos las penas con que amenazó, y a los
justos los premios que ofreció.
Todo esto debió ser profetizado, anunciado, encomiado
como venidero, para que no asustase si acontecía de repente, sino que fuera esperado porque primero fue creído.
(De los comentarios de san Agustín, obispo, sobre los salmos. Salmo 109, 1-3: CCL, 40, 1601-1603).
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Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
El Señor vino y se manifestó en una verdadera condición
humana que lo sostenía, siendo a su vez ésta su humanidad sostenida por él, y, mediante la obediencia en el árbol
de la cruz, llevó a cabo la expiación de la desobediencia
cometida en otro árbol, al mismo tiempo que liquidaba
las consecuencias de aquella seducción con la que había
sido vilmente engañada la virgen Eva, ya destinada a un
hombre, gracias a la verdad que el ángel evangelizó a la
Virgen María, prometida también a un hombre.
Pues de la misma manera que Eva, seducida por las palabras del diablo, se apartó de Dios, desobedeciendo su
mandato, así María fue evangelizada por las palabras del
ángel, para llevar a Dios en su seno, gracias a la obediencia a su palabra. Y si aquélla se dejó seducir para desobedecer a Dios, ésta se dejó persuadir a obedecerle, que la
Virgen María se convirtió en abogada de la virgen Eva.
Así, al recapitular todas las cosas, Cristo fue constituido
cabeza, pues declaró la guerra a nuestro enemigo, derrotó al que en un principio, por medio de Adán, nos había
hecho prisioneros, y quebrantó su cabeza, como encontramos dicho por Dios a la serpiente en el Génesis: Establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y
la suya; ella te herirá en la cabeza, cuando tú la hieras.
Con estas palabras, se proclama de antemano que aquel
que había de nacer de una doncella y ser semejante a
Adán habría de quebrantar la cabeza de la serpiente. Y
esta descendencia es aquella misma de la que habla el
Para la PARROQUIA
9. María y la Iglesia
Apóstol en su carta a los Gálatas: La ley se añadió hasta
que llegara el descendiente beneficiario de la promesa.
Y lo expresa aún con más claridad en otro lugar de la
misma carta, cuando dice: Pero cuando se cumplió el
tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer. Pues
el enemigo no hubiese sido derrotado con justicia si su
vencedor no hubiese sido un hombre nacido de mujer. Ya
que por una mujer el enemigo había dominado desde el
principio al hombre, poniéndose en contra de él.
Por esta razón el mismo Señor se confiesa Hijo del hombre, y recapitula en sí mismo a aquel hombre primordial
del que se hizo aquella forma de mujer: para que así
como nuestra raza descendió a la muerte a causa de un
hombre vencido, ascendamos del mismo modo a la vida
gracias a un hombre vencedor. (Del tratado de san Ireneo; obispo contra las herejías. Libro 5, 19,1; 20, 2; 21, .1:
SC 153, 248,250. 260-264).
El Hijo de Dios es el primogénito entre muchos hermanos,
y, siendo por naturaleza único, atrajo hacia sí muchos
por la gracia, para que fuesen uno solo con él. Pues da
poder para ser hijos de Dios a cuantos lo reciben.
Así pues, hecho hijo del hombre, hizo a muchos hijos de
Dios. Atrajo a muchos hacia sí, único como es por su caridad y su poder: y todos aquellos que por la generación
carnal son muchos, por la regeneración divina son uno
solo con él.
Cristo es, pues, uno, formando un todo la cabeza y el
cuerpo: uno nacido del único Dios en los cielos y de una
única madre en la tierra; muchos hijos, a la vez que un
solo hijo.
Pues así como la cabeza y los miembros son un hijo a la
vez que muchos hijos, asimismo María y la Iglesia son una
madre y varias madres; una virgen y muchas vírgenes.
Ambas son madres, y ambas vírgenes; ambas conciben
sin voluptuosidad por obra del mismo Espíritu; dieron a
luz sin pecado la descendencia de Dios Padre. María, sin
pecado alguno, dio a luz la cabeza del cuerpo; la Iglesia,
por la remisión de los pecados, dio a luz el cuerpo de la
cabeza. Ambas son la madre de Cristo, pero ninguna de
ellas dio a luz al Cristo total sin sin la otra.
Por todo ello, en las Escrituras divinamente inspiradas, se
entiende con razón como dicho en singular de la virgen
Vosotros sois pueblo de Dios
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Vosotros sois pueblo de Dios
María lo que en términos universales se dice de la virgen madre Iglesia, y se entiende como dicho de la virgen
madre Iglesia en general lo que en especial se dice de la
virgen madre María; y lo mismo si se habla de una de
ellas que de la otra, lo dicho se entiende casi indiferente y
comúnmente como dicho de las dos.
También se considera con razón a cada alma fiel como esposa del Verbo de Dios, madre de Cristo, hija y hermana,
virgen y madre fecunda. Todo lo cual la misma sabiduría
de Dios, que es el Verbo del Padre, lo dice universalmente
de la Iglesia, especialmente de María y singularmente de
cada alma fiel.
Por eso dice la Escritura: Y habitaré en la heredad del Señor. Heredad del Señor que es universalmente la Iglesia,
especialmente María y singularmente cada alma fiel. En
el tabernáculo del vientre de María habitó Cristo durante
nueve meses; hasta el fin del mundo, vivirá en el tabernáculo de la fe de la Iglesia; y, por los siglos de los siglos,
morará en el conocimiento y en el amor del alma fiel.
(De los sermones del beato Isaac; abad del monasterio de
Stella. Sermón 51: PL 194, 1862-1863. 1865).
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Para la PARROQUIA
Lectura espiritual de los Santos Padres
para el tiempo de Navidad-Epifanía
1. Misterio siempre nuevo
La Palabra de Dios, nacida una vez en la carne (lo que
nos indica la querencia de su benignidad y humanidad),
vuelve a nacer siempre gustosamente en el espíritu para
quienes lo desean; vuelve a hacerse niño, y se vuelve a
formar en aquellas virtudes; y no es por malevolencia o
envidia que disminuye la amplitud de su grandeza, sino
que se manifiesta a sí mismo en la medida en que sabe
que lo puede asimilar el que lo recibe, y así, al mismo
tiempo que explora discretamente la capacidad de quienes desean verlo, sigue manteniéndose siempre fuera del
alcance de su percepción, a causa de la excelencia del
misterio.
Por lo cual, el santo Apóstol, considerando sabiamente
la fuerza del misterio, exclama: Jesucristo es el mismo
ayer y hoy y siempre; ya que entendía el misterio como
algo siempre nuevo, al que nunca la comprensión de la
mente puede hacer envejecer.
Nace Cristo Dios, hecho hombre mediante la incorporación de una carne dotada de alma inteligente; el mismo
que había otorgado a las cosas proceder de la nada.
Mientras tanto, brilla en lo alto la estrella del Oriente
y conduce a los Magos al lugar en que yace la Palabra
encarnada; con lo que muestra que hay en la ley y los
profetas una palabra místicamente superior, que dirige a
las gentes a la suprema luz del conocimiento.
Así pues, la palabra de la ley y de los profetas, entendida
alegóricamente, conduce, como una estrella, al pleno conocimiento de Dios a aquellos que fueron llamados por
la fuerza de la gracia, de acuerdo con el designio divino.
Dios se hace efectivamente hombre perfecto, sin alterar
nada de lo que es propio de la naturaleza, a excepción
del pecado (pues ni el mismo pecado era propio de la naturaleza).
Se hace efectivamente hombre perfecto a fin de provocar,
con la vista del manjar de su carne, la voracidad insaciable y ávida del dragón infernal; y abatirlo por completo
cuando ingiriera una carne que habría de convertírsele
en veneno, porque en ella se hallaba oculto el poder de
la divinidad. Esta carne sería al mismo tiempo remedio
de la naturaleza humana, ya que el mismo poder divino
presente en aquélla habría de restituir la naturaleza humana a la gracia primera.
Y así como el dragón, deslizando su veneno en el árbol de
la ciencia, había corrompido con su sabor la naturaleza,
de la misma manera, al tratar de devorar la carne del
Señor, se vio corrompido y destruido por la virtud de la
divinidad que en ella residía.
Inmenso misterio de la divina encarnación, que sigue
siendo siempre misterio; pues, ¿de qué modo puede la
Vosotros sois pueblo de Dios
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Vosotros sois pueblo de Dios
2. En la plenitud de los tiempos
vino la plenitud de la divinidad
Palabra hecha carne seguir siendo su propia persona
esencialmente, siendo así que la misma persona existe
al mismo tiempo con todo su ser en Dios Padre? ¿Cómo
la Palabra, que es toda ella Dios por naturaleza, se hizo
toda ella por naturaleza hombre, sin detrimento de ninguna de las dos naturalezas: ni de la divina, en cuya virtud es Dios, ni de la nuestra, en virtud de la cual se hizo
hombre?
Sólo la fe capta estos misterios, ella precisamente que es
la sustancia y la base de todas aquellas realidades que
exceden la percepción y razón de la mente humana en
todo su alcance. (De los Capítulos de las cinco centurias
de san Máximo Confesor, abad. Centuria 1, 8-13: PG 90,
1182-1186).
Ha aparecido la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su
amor al hombre. Gracias sean dadas a Dios, que ha hecho abundar en nosotros el consuelo en medio de esta
peregrinación, de este destierro, de esta miseria.
Antes de que apareciese la humanidad de nuestro Salvador, su bondad se hallaba también oculta, aunque ésta
ya existía, pues la misericordia del Señor es eterna. ¿Pero
cómo, a pesar de ser tan inmensa, iba a poder ser reconocida? Estaba prometida, pero no se la alcanzaba a ver;
por lo que muchos no creían en ella. Efectivamente, en
distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios por
los profetas. Y decía: Yo tengo designios de paz y no de
aflicción. Pero ¿qué podía responder el hombre que sólo
experimentaba la aflicción e ignoraba la paz? ¿Hasta
cuándo vais a estar diciendo: «Paz, paz», y no hay paz?
A causa de lo cual los mensajeros de paz lloraban amargamente, diciendo: Señor, ¿quién creyó nuestro anuncio?
Pero ahora los hombres tendrán que creer a sus propios
ojos, ya que los testimonios de Dios se han vuelto absolutamente creíbles. Pues para que ni una vista perturbada
pueda dejar de verlo, puso su tienda al sol.
Pero de lo que se trata ahora no es de la promesa de la
paz, sino de su envío; no de la dilatación de su entrega,
sino de su realidad; no de su anuncio profético, sino de
su presencia. Es como si Dios hubiera vaciado sobre la
tierra un saco lleno de su misericordia; un saco que ha-
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Para la PARROQUIA
bría de desfondarse en la pasión, para que se derramara
nuestro precio, oculto en él; un saco pequeño, pero lleno.
Y que un niño se nos ha dado, pero en quien habita toda
la plenitud de la divinidad. Ya que, cuando llegó la plenitud del tiempo, hizo también su aparición la plenitud
de divinidad. Vino en carne mortal para que, al presentar así ante quienes eran carnales, en la aparición de su
humanidad se reconociese su bondad. Porque, cuando se
pone de manifiesto la humanidad de Dios, ya no puede
mantenerse oculta su bondad. ¿De qué manera podía
manifestar mejor su bondad que asumiendo mi carne? La
mía, no la de Adán, es decir, no la que Adán tuvo antes
del pecado.
su bondad; y cuanto más se dejó envilecer por mí, tanto
más querido me es ahora. Ha aparecido —dice el Apóstol— la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor al
hombre. Grandes y manifiestos son, sin duda, la bondad
y el amor de Dios, y gran indicio de bondad reveló quien
se preocupó de añadir a la humanidad el nombre de Dios.
(De los sermones de san Bernardo, abad. Sermón 1 en la
Epifanía del Señor, 1-2: PI, 133, 141-143).
¿Hay algo que pueda declarar más inequívocamente
la misericordia de Dios que el hecho de haber aceptado
nuestra miseria? ¿Qué hay más rebosante de piedad que
la Palabra de Dios convertida en tan poca cosa por nosotros? Señor, ¿qué es el hombre, para que te acuerdes
de él, el ser humano, para darle poder? Que deduzcan de
aquí los hombres lo grande que es el cuidado que Dios
tiene de ellos; que se enteren de lo que Dios piensa y siente sobre ellos. No te preguntes, tú, que eres hombre, por lo
que has sufrido, sino por lo que sufrió él. Deduce de todo
lo que sufrió por ti, en cuánto te tasó, y así su bondad se
te hará evidente por su humanidad. Cuanto más pequeño
se hizo en su humanidad, tanto más grande se reveló en
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Vosotros sois pueblo de Dios
3. La Palabra tomó de María
nuestra condición
La Palabra tendió, una mano a los hijos de Abrahán,
como afirma el Apóstol, y por eso tenía que parecerse en
todo a sus hermanos y asumir un cuerpo semejante al
nuestro. Por esta razón, en verdad, María está presente en
este misterio, para que de ella la Palabra tome un cuerpo y, como propio, lo ofrezca por nosotros. La Escritura
habla del parto y afirma: Lo envolvió en pañales; y se
proclaman dichosos los pechos que amamantaron al Señor, y, por el nacimiento de este primogénito, fue ofrecido
el sacrificio prescrito. El ángel Gabriel había anunciado
esta concepción con palabras muy precisas, cuando dijo
a María no simplemente «lo que nacerá en ti» —para que
no se creyese que se trataba de un cuerpo introducido
desde el exterior—, sino de ti, para que creyéramos que
aquel que era engendrado en María procedía realmente
de ella.
Estas cosas sucedieron de esta forma para que la Palabra, tomando nuestra condición y ofreciéndola en sacrificio, la asumiese completamente, y revistiéndonos después a nosotros de su condición, diese ocasión al Apóstol
para afirmar lo siguiente: Esto corruptible tiene que vestirse de incorrupción, y esto mortal tiene que vestirse de
inmortalidad.
Estas cosas no son una ficción, como algunos juzgaron;
¡tal postura es inadmisible! Nuestro Salvador fue verda-
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deramente hombre, y de él ha conseguido la salvación el
hombre entero. Porque de ninguna forma es ficticia nuestra salvación ni afecta sólo al cuerpo, sino que la salvación de todo el hombre, es decir, alma y cuerpo, se ha
realizado en aquel que es la Palabra.
Por lo tanto, el cuerpo que el Señor asumió de María era
un verdadero cuerpo humano, conforme lo atestiguan
las Escrituras; verdadero, digo, porque fue un cuerpo
igual al nuestro. Pues María es nuestra hermana, ya que
todos nosotros hemos nacido de Adán.
Lo que Juan afirma: La Palabra se hizo carne, tiene la misma significación, como se puede concluir de la idéntica
forma de expresarse. En san Pablo encontramos escrito:
Cristo se hizo por nosotros un maldito. Pues al cuerpo humano, por la unión y comunión, con la Palabra, se le ha
concedido un inmenso beneficio: de mortal se ha hecho
inmortal, de animal se ha hecho espiritual, y de terreno
ha penetrado las puertas del cielo.
Por otra parte, la Trinidad, también después de la encarnación de la Palabra en María, siempre sigue siendo la
Trinidad, no admitiendo ni aumentos ni disminuciones,
siempre es perfecta, y en la Trinidad se reconoce una única Deidad, y así la Iglesia confiesa a un único Dios, Padre de la Palabra. (De las cartas de san Atanasio, obispo.
Carta a Epicteto, 5-9: PG 26, 1058. 1062-1066).
Para la PARROQUIA
4. La Palabra hecha carne
nos diviniza
No prestamos nuestra adhesión a discursos vacíos ni
nos dejamos seducir por pasajeros impulsos del corazón,
como tampoco por el encanto de discursos elocuentes,
sino que nuestra fe se apoya en las palabras pronunciadas por el poder divino. Dios se las ha ordenado a su
Palabra, y la Palabra las ha pronunciado, tratando con
ellas de apartar al hombre de la desobediencia, no dominándolo como a un esclavo por la violencia que coacciona, sino apelando a su libertad y plena decisión.
Fue el Padre quien envió la Palabra, al fin de los tiempos.
Quiso que no siguiera hablando por medio de un profeta, ni que se hiciera, adivinar mediante anuncios velados;
sino que le dijo que se manifestara a rostro descubierto, a
fin de que el mundo, al verla, pudiera salvarse.
Sabemos que esta Palabra tomó un cuerpo de la Virgen,
y que asumió al hombre viejo, transformándolo. Sabemos que se hizo hombre de nuestra misma condición,
porque, si no hubiera sido así, sería inútil que luego nos
prescribiera imitarle como maestro. Porque, si este hombre hubiera sido de otra naturaleza, ¿cómo habría de ordenarme las mismas cosas que él hace, a mí, débil por
nacimiento, y cómo sería entonces bueno y justo?
Para que nadie pensara que era distinto de nosotros, se
sometió a la fatiga, quiso tener hambre y no se negó a
pasar sed, tuvo necesidad de descanso y no rechazó el
sufrimiento, obedeció hasta la muerte y manifestó su resurrección, ofreciendo en todo esto su humanidad como
primicia, para que tú no te descorazones en medio de
tus sufrimientos, sino que, aun reconociéndote hombre,
aguardes a tu vez lo mismo que Dios dispuso para él.
Cuando contemples ya al verdadero Dios, poseerás un
cuerpo inmortal e incorruptible, junto con el alma, y
obtendrás el reino de los cielos, porque, sobre la tierra,
habrás reconocido al Rey celestial; serás íntimo de Dios,
coheredero de Cristo, y ya no serás más esclavo de los deseos, de los sufrimientos y de las enfermedades, porque
habrás llegado a ser dios.
Porque todos los sufrimientos que has soportado, por
ser hombre, te los ha dado Dios precisamente porque lo
eras; pero Dios ha prometido también otorgarte todos sus
atributos, una vez que hayas sido divinizado y te hayas
vuelto inmortal. Es decir, conócete a ti mismo mediante el
conocimiento de Dios, que te ha creado, porque conocerlo
y ser conocido por él es la suerte de su elegido.
No seáis vuestros propios enemigos, ni os volváis hacia
atrás, porque Cristo es el Dios que está por encima de
todo: él ha ordenado purificar a los hombres del pecado,
y él es quien renueva al hombre viejo, al que ha llamado desde el comienzo imagen suya, mostrando, por su
impronta en ti, el amor que, te tiene. Y, si tú obedeces sus
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Vosotros sois pueblo de Dios
5. El nacimiento del Señor
es el nacimiento de la paz
órdenes y te haces buen imitador de este buen maestro,
llegarás a ser semejante a él y recompensado por él; porque Dios no es pobre, y te divinizará para su gloria. (Del
tratado de san Hipólito, presbítero. Refutación de todas
las herejías. Cap. 10, 33-34: PG 16, 3452-3453).
Aunque aquella infancia, que la majestad del Hijo de
Dios se dignó hacer suya, tuvo como continuación la plenitud de una edad adulta, y, después del triunfo de su
pasión y resurrección, todas las acciones de su estado de
humildad, que el Señor asumió por nosotros, pertenecen
ya al pasado, la festividad de hoy renueva ante nosotros
los sagrados comienzos de Jesús, nacido de la Virgen María; de modo que, mientras adoramos el nacimiento de
nuestro Salvador, resulta que estamos celebrando nuestro propio comienzo.
Efectivamente, la generación de Cristo es el comienzo del
pueblo cristiano, y el nacimiento de la cabeza lo es al
mismo tiempo del cuerpo.
Aunque cada uno de los que llama el Señor a formar parte de su pueblo sea llamado en un tiempo determinado y
aunque todos los hijos de la Iglesia hayan sido llamados
cada uno en días distintos, con todo, la totalidad de los
fieles, nacida en la fuente bautismal, ha nacido con Cristo en su nacimiento, del mismo modo que ha sido crucificada con Cristo en su pasión, ha sido resucitada en su
resurrección y ha sido colocada a la derecha del Padre en
su ascensión.
Cualquier hombre que cree —en cualquier parte del mundo—, y se regenera en Cristo, una vez interrumpido el camino de su vieja condición original, pasa a ser un nuevo
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Para la PARROQUIA
hombre al renacer; y ya no pertenece a la ascendencia
de su padre carnal, sino a la simiente del Salvador, que
se hizo precisamente Hijo del hombre, para que nosotros
pudiésemos llegar a ser hijos de Dios.
Pues si él no hubiera descendido hasta nosotros revestido
de esta humilde condición, nadie hubiera logrado llegar
hasta él por sus propios méritos.
Por eso, la misma magnitud del beneficio otorgado exige
de nosotros una veneración proporcionada a la excelsitud de esta dádiva. Y, como el bienaventurado Apóstol
nos enseña, no hemos recibido el espíritu de este mundo,
sino el Espíritu que procede de Dios, a fin de que conozcamos lo que Dios nos ha otorgado; y el mismo Dios sólo
acepta como culto piadoso el ofrecimiento de lo que él
nos ha concedido.
¿Y qué podremos encontrar en el tesoro de la divina largueza tan adecuado al honor de la presente festividad
como la paz, lo primero que los ángeles pregonaron en el
nacimiento del Señor?
Que los que no han nacido de sangre, ni de amor carnal,
ni de amor humano, sino de Dios, ofrezcan, por tanto, al
Padre la concordia que es propia de hijos pacíficos, y que
todos los miembros de la adopción converjan hacia el
Primogénito de la nueva creación, que vino a cumplir la
voluntad del que le enviaba y no la suya: puesto que la
gracia del Padre no adoptó como herederos a quienes se
hallaban en discordia e incompatibilidad, sino a quienes
amaban y sentían lo mismo. Los que han sido reformados de acuerdo con una sola imagen deben ser concordes
en el espíritu.
El nacimiento del Señor es el nacimiento de la paz: y así
dice el Apóstol: Él es nuestra paz; él ha hecho de los dos
pueblos una sola cosa, ya que, tanto los judíos como los
gentiles, por su medio podemos acercarnos al Padre con
un mismo Espíritu. (De los sermones de san León Magno,
papa. Sermón 6 en la Natividad del Señor, 2-3. 5: PL 54,
213-216).
La paz es la que engendra los hijos de Dios, alimenta el
amor y origina la unidad, es el descanso de los bienaventurados y la mansión de la eternidad. El fin propio de la
paz y su fruto específico consiste en que se unan a Dios
los que el mismo Señor separa del mundo.
Vosotros sois pueblo de Dios
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Vosotros sois pueblo de Dios
6. Dios ha manifestado
su salvación en todo el mundo
La misericordiosa providencia de Dios, que ya había decidido venir en los últimos tiempos en ayuda del mundo
que perecía, determinó de antemano la salvación de todos los pueblos en Cristo.
De estos pueblos se trataba en la descendencia innumerable que fue en otro tiempo prometida al santo patriarca Abrahán, descendencia que no sería engendrada
por una semilla de carne, sino por la fecundidad de la fe,
descendencia comparada a la multitud de las estrellas,
para quien de este modo el padre de todas las naciones
esperara una posteridad no terrestre, sino celeste.
Así pues, que todos los pueblos vengan a incorporarse a
la familia de los patriarcas, y que los hijos de la promesa reciban la bendición de la descendencia de Abrahán,
a la cual renuncian los hijos según la carne. Que todas
las naciones, en la persona de los tres Magos, adoren al
Autor del universo, y que Dios sea conocido, no ya sólo
en Judea, sino también en el mundo entero, para que por
doquier sea grande su nombre en Israel.
Instruidos en estos misterios de la gracia divina, queridos míos, celebremos con gozo espiritual el día que es de
nuestras primicias y aquél en que comenzó la salvación
de los paganos. Demos gracias al Dios misericordioso
quien, según palabras del Apóstol, nos ha hecho capaz
de compartir la herencia del pueblo santo en la luz; él
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nos ha sacado del dominio de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido. Porque, como profetizó Isaías, el pueblo que caminaba en tinieblas vio una
grande; habitaban en tierra de sombras, y una luz les
brilló. También a propósito de ellos dice el propio Isaías
al Señor: Naciones que no te conocían te invocarán, un
pueblo que no te conocía correrá hacia ti.
Abrahán vio este día, y se llenó de alegría, cuando supo
que sus hijos según la fe serían benditos en su descendencia, a saber, en Cristo, y él se vio a sí mismo, por su fe,
como futuro padre de todos los pueblos, dando gloria a
Dios, al persuadirse de que Dios es capaz de hacer lo que
promete.
También David anunciaba este día en los salmos cuando
decía: Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor; bendecirán tu nombre; y también: El Señor
da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia.
Esto se ha realizado, lo sabemos, en el hecho de que tres
magos, llamados de su lejano país, fueron conducidos
por una estrella para conocer y adorar al Rey del cielo
y de la tierra. La docilidad de los magos a esta estrella
nos indica el modo de nuestra obediencia, para que, en la
medida de nuestras posibilidades, seamos servidores de
esa gracia que llama a todos los hombres a Cristo.
Para la PARROQUIA
Animados por este celo, debéis aplicaros, queridos míos,
a seros útiles los unos a los otros, a fin de que brilléis
como hijos de la luz en el reino de Dios, al cual se llega
gracias a la fe recta y a las buenas obras; por nuestro
Señor Jesucristo que, con Dios Padre y el Espíritu Santo,
vive y reina por los siglos de los siglos. Amén. (De los sermones de san León Magno, papa. Sermón 3 en la Epifanía del Señor, 1-3. 5: PI, 54, 240 ).
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Vosotros sois pueblo de Dios
Novena de Navidad
“La Novena de Navidad nació para comunicar a los fieles
las riquezas de una Liturgia a la cual no tenían fácil acceso. La novena navideña ha desempeñado una función
valiosa y la puede continuar desempeñando. Sin embargo en nuestros días, en los que se ha facilitado la participación del pueblo en las celebraciones litúrgicas, sería
deseable que en los días 16 al 24 de diciembre se solemnizara la celebración de las Vísperas con las ‘antífonas
mayores’ y se invitara a participar a los fieles. Esta celebración, antes o después de la cual podrían tener lugar
algunos de los elementos especialmente queridos por la
piedad popular, sería una excelente ‘novena de Navidad’
plenamente litúrgica y atenta a las exigencias de la piedad popular. En la celebración de las Vísperas se pueden
desarrollar algunos elementos, tal como está previsto (p.
ej. homilía, uso del incienso, adaptación de las preces)”.
(Congregación para el culto divino y la disciplina de los
sacramentos, Directorio sobre la piedad popular y la liturgia. Principios y orientaciones. Ciudad del Vaticano
2002. nº. 103).
Teniendo en cuenta las orientaciones anteriores y dejando la forma de realización al criterio de cada Parroquia,
la Comisión de Espiritualidad en el marco del Itinerario
de Evangelización en el que está inmersa nuestra Diócesis propone un recorrido de nueve días basado en textos
de la Palabra de Dios, para meditar y reflexionar sobre
figuras, símbolos y hechos destacados en el periodo del
tiempo de Adviento-Navidad y Epifanía que nos ayudan
a vivir en plenitud el hecho redentor de la encarnación
del Hijo de Dios .
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Para la PARROQUIA
Antífonas sugeridas
para acabar cada día de la novena
Para hacer este recorrido espiritual con pleno sentido
cristológico, os sugerimos acabar cada día la novena
con las antífonas llamadas de la “oh”, dado que son breves oraciones dirigidas a Cristo Jesús, que condensan el
espíritu del Adviento y la Navidad. La admiración de la
Iglesia ante el misterio de un Dios hecho hombre. Cada
antífona empieza por una exclamación, «Oh», seguida de
un título mesiánico tomado del A.T., pero entendido con
la plenitud del N.T. Es una aclamación a Jesús el Mesías,
reconociendo todo lo que representa para nosotros. Y termina siempre con una súplica: «ven» y no tardes más.
Son un llamamiento al Mesías recordando las ansias con
que era esperado por todos los pueblos antes de su venida, y, también son, una manifestación del sentimiento
con que todos los años, de nuevo, le espera la Iglesia en
los días que preceden a la gran solemnidad del Nacimiento del Salvador.
Fueron compuestas hacia los siglos VII-VIII, y se puede
decir que son un magnífico compendio de la cristología
más antigua de la Iglesia, y a la vez, un resumen expresivo de los deseos de salvación de toda la humanidad,
tanto del Israel del A.T. como de la Iglesia del N.T.
Estas antífonas de la “Oh” son siete, y la Iglesia las canta
con el Magníficat del Oficio de Vísperas desde el día 16
hasta el día 24 de diciembre. Nosotros os las presentamos
unidas para facilitar su recitación meditada en cada día.
Oh Sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo,
abarcando del uno al otro confín y ordenándolo todo
con firmeza y suavidad, ¡ven y muéstranos el camino
de la salvación!
Oh Adonai, Pastor de la casa de Israel, que te
apareciste a Moisés en la zarza ardiente y en el Sinaí
le diste tu ley, ¡ven a librarnos con el poder de tu
brazo!
Oh Raíz del tronco de Jesé, que te alzas como un signo
para los pueblos, ante quien los reyes enmudecen y
cuyo auxilio imploran las naciones, ¡ven a librarnos,
no tardes más!
Oh Llave de David y Cetro de la casa de Israel, que
abres y nadie puede cerrar, cierras y nadie puede
abrir, ¡ven y libra los cautivos que viven en tinieblas
y en sombra de muerte!
Oh Sol que naces de lo alto, Resplandor de la Luz
Eterna, Sol de justicia, ¡ven ahora a iluminar a los que
viven en tinieblas y en sombra de muerte!
Oh Rey de las naciones y Deseado de los pueblos,
Piedra angular de la Iglesia, que haces de dos pueblos
uno solo, ¡ven y salva al hombre que formaste del
barro de la tierra!
Oh Emmanuel, Rey y Legislador nuestro, esperanza
de las naciones y salvador de los pueblos, ¡ven a
salvarnos, Señor Dios nuestro!
Vosotros sois pueblo de Dios
91
Vosotros sois pueblo de Dios
16 de diciembre
17 de diciembre
Primer día
María Virgen
Segundo día
San José
Monición. En la encíclica Redemptoris Mater decía San
Juan Pablo II “¿no es tal vez María la primera entre aquellos que escuchan la palabra de Dios y la cumplen?”.
María fue la primera en recibir la noticia del nacimiento
del Salvador, fue la primera en acoger la palabra en su
corazón e interrumpir sus planes para aceptar en su vida
la voluntad de Dios.
Monición. Nos acercamos ahora a la figura de José; seguramente sería un joven, con las ilusiones de casarse con
María. Ellos ya estaban comprometidos así que sólo faltaba esperar un tiempo y llevar adelante sus planes. Pero
las dudas invaden su corazón y él pone sus preocupaciones en manos del Señor. José desea respuestas sobre lo
sucedido y Dios necesita la respuesta de José para poner
al Hijo bajo su cuidado.
Texto bíblico. “Y le dijo el ángel: ‘No temas María, porque
has encontrado gracia ante Dios. Concebirás y darás a
luz un Hijo, al que pondrás por nombre Jesús. Será grande y llamado Hijo del Altísimo; el Señor le dará el trono
de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob por
los siglos, y su reino no tendrá fin’. Dijo entonces María:
— ‘He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu
palabra’. Y el ángel la dejó” (Lc 1, 30-38).
Oración-meditación. María, desde su actitud oyente y
silente, confió sin entender; te pedimos que aumentes
nuestra fe para que sepamos confiar en tu Amor infinito
aunque muchas veces no encontremos respuestas para
explicar lo que sucede en nuestra vida.
Señor, queremos oír y entender tu Palabra para que ilumine los acontecimientos y decisiones de nuestra vida.
Padrenuestro, Ave María y Gloria.
Texto bíblico. “El nacimiento de Jesucristo fue así: Su
madre María estaba desposada con José; y antes de que
se unieran, resultó que ella había concebido del Espíritu Santo. José, su marido, como era un hombre justo y
no quería difamarla, se propuso dejarla secretamente.
Mientras él pensaba en esto, he aquí que un ángel del
Señor se le apareció en sueños y le dijo: ‘José, hijo de
David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que
ha sido engendrado en ella es obra del Espíritu Santo’.
[…] Cuando José despertó del sueño, hizo como el ángel
del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. Pero
no la conoció hasta que ella dio a luz un hijo, y llamó su
nombre Jesús” (Mt 1,18-20,24-25).
Oración-meditación. José está preocupado, tiene miedo,
en su indeción e inseguridad, confía.
Señor cura nuestros miedos; que tu presencia amorosa
nos acompañe siempre en las decisiones que tomamos
cada día.
Padrenuestro, Ave María y Gloria.
92
Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Para la PARROQUIA
18 de diciembre
Tercer día
María visita
a su prima Isabel
Monición. En el encuentro de María y su prima Isabel, vemos la alegría de dos mujeres unidas por la maternidad.
Una maternidad que manifiesta el cumplimiento de la
voluntad de Dios. En el relato de la Visitación, san Lucas
muestra cómo la gracia de la Encarnación, después de
haber inundado a María, lleva salvación y alegría a la
casa de Isabel. El Salvador de los hombres oculto en el
seno de su Madre, derrama el Espíritu Santo, manifestándose ya desde el comienzo de su venida al mundo.
Texto bíblico. “Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel
quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran
voz, dijo: ‘Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto
de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor
venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu
saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha
creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas
de parte del Señor!’. Y dijo María: ‘Engrandece mi alma
al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador’” (Lc
1,41-43; 46-47).
Oración-meditación. Isabel embarazada reconoce la
maternidad divina de María. La sensibilidad femenina
ha sido capaz de descubrir aquello que estaba oculto. Y
María, cuando canta el Magnificat reconoce la acción del
Señor sobre los marginados. El servicio, la humildad, la
apertura a la vida, el fiarse de la mano de Dios, todas
estas son cualidades que se encuentran en el corazón de
la madre.
Señor, queremos ser como Isabel y María para confiar en
tu Amor sabiendo que sólo desde la humildad, se puede
descubrir tus caminos, tus obras.
Padrenuestro, Ave María y Gloria.
Vosotros sois pueblo de Dios
93
Vosotros sois pueblo de Dios
19 de diciembre
Cuarto día
La mula y el buey
Monición. Estos dos animales nos hablan de la armonía
de la creación, que llega a su plenitud en la figura de Jesucristo. Pero también nos recuerdan que Jesús fue calentado y acogido por animales porque ningún hombre quiso recibirlo en su casa. La mula y el buey son expresión de
esa pobreza elegida por Dios, Ambos se relacionan con el
texto de Isaías.
Texto bíblico. “Por aquellos días salió un decreto del emperador Augusto, por el que se debía proceder a un censo
en todo el imperio. Este fue el primer censo, siendo Quirino gobernador de Siria.
Todos, pues, empezaron a moverse para ser registrados
cada uno en su ciudad natal. José también, que estaba
en Galilea, en la ciudad de Nazaret, subió a Judea, a la
ciudad de David, llamada Belén, porque era descendiente de David; allí se inscribió con María, su esposa, que estaba embarazada.
Mientras estaban en Belén, llegó para María el momento
del parto, y dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en
pañales y lo acostó en un pesebre, pues no había lugar
para ellos en la sala principal de la casa” (Lc 2,1-7).
“El buey reconoce a su dueño y el asno el pesebre de su
amo: pero Israel no me reconoce, y mi pueblo no entiende mi voz” (Is 1, 3).
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Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Oración-meditación. María dió a luz a Jesús en un establo para mostrarnos que en la pobreza es donde Dios reina. El relato bíblico alude al humilde y pobre nacimiento
del Hijo de Dios ignorado por casi todos.
Señor transforma nuestras vidas en una realidad humilde propia del pobre para que sepamos agradecer que
todo nos viene de Dios, no de nuestras riquezas.
Padrenuestro, Ave María y Gloria.
Para la PARROQUIA
20 de diciembre
21 de diciembre
Quinto día
Los ángeles
Sexto día
Los pastores
Monición. Los ángeles aparecen en la Biblia como aquellos seres que llevan una buena noticia de Dios a los demás, comprometen a los que reciben su mensaje y los
protegen de los peligros que los amenazan.
Monición. Los pastores formaban parte del pueblo sencillo de la tierra de Palestina. Son los primeros destinatarios de la Buena Noticia para todos, el nacimiento del
Salvador. Acuden a contemplar a Jesús y son portavoces
del mensaje revelado por el ángel. Al marcharse alaban
a Dios porque todo sucedió como les había sido anunciado. Ellos nos muestran cómo la fe nace de un corazón
humilde que confía en la palabra del Señor.
Texto bíblico. “Había en la misma comarca unos pastores,
que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. Se les presentó el Angel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de temor.
El ángel les dijo: «No temáis, pues os anuncio una gran
alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido
hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo
Señor; y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre».
Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: «Gloria a Dios
en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes
él se complace»” (Lc 2,8-14).
Oración-meditación. Los ángeles van a anunciar a los
más pobres la buena noticia del nacimiento de Jesús, son
portadores de alegría, y les muestran el camino a los demás para encontrar esta alegría.
Señor, danos el don de celebrar nuestras vidas; que todo
lo que hagamos, pensemos y sintamos se convierta en
alabanza y alegría que cante tu Nombre.
Texto bíblico. “Y sucedió que cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al cielo, los pastores se decían unos a
otros: «Vayamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha
sucedido y el Señor nos ha manifestado».
Y fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al
niño acostado en el pesebre.
Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca
de aquel niño; y todos los que lo oyeron se maravillaban
de lo que los pastores decían.
María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las
meditaba en su corazón.
Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios
por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se
les había dicho” (Lc, 2-15-20).
Padrenuestro, Ave María y Gloria.
Vosotros sois pueblo de Dios
95
Vosotros sois pueblo de Dios
22 de diciembre
Septimo día
La estrella de Belén
Oración-meditación. Para acercarnos a Jesús tenemos
que desprendernos de nuestras ideas, opiniones, cosas,
poderes, para comprender que todo procede y termina en
Dios. Pobre es aquél que se abandona en los brazos del
Padre.
Señor, ¡estamos tan llenos de nosotros mismos! Enséñanos la humildad de los pastores de Belén.
Padrenuestro, Ave María y Gloria.
Monición. La Estrella de Belén fue, según la tradición
cristiana, el astro que guió a los Magos al lugar del nacimiento de Jesus El Evangelio de Mateo menciona que
los Reyes Magos vieron aparecer por el Oeste la Estrella
de Belén, viajaron siguiendo la estrella, y ésta se detuvo
sobre el lugar en el que Jesús había nacido.
La estrella de Belén es un signo. Estar atento a los signos
de los tiempos es vivir en relación profunda con Dios, con
los hermanos y con la creación.
Texto bíblico. “Ellos, después de oír al rey, se marcharon
y la estrella que habían visto en Oriente iba delante de
ellos hasta que fue a posarse sobre el lugar donde estaba el Niño. Al ver la estrella experimentaron una grandísima alegría. Entraron en la casa y vieron al niño con
María, su madre y postrándose, lo adoraron; abrieron sus
tesoros y le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra” (Mt
2, 9-11).
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Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Para la PARROQUIA
23 de diciembre
Octavo día
Los Reyes Magos
Oración-meditación. La estrella de Belén, es el signo que
guía a los hombres para encontrar al Salvador que acaba de nacer. Sin embargo no todos la encuentran; sólo la
descubren los que miran el mundo con otros ojos; los ojos
que buscan al Dios verdadero.
Señor, danos nuevos ojos para encontrarte en nuestro corazón y en el corazón de los que nos rodean; que sepamos
mirar a los otros con una mirada nueva comprensiva y
amorosa que nos ayude a descubrir todo aquello que nos
une, evitando poner el acento en lo que nos separa.
Padrenuestro, Ave María y Gloria.
Monición. La tradición cristiana nos ha presentado a los
tres reyes magos como hombres sabios que siguen los
signos de los tiempos: una estrella brillante en el cielo.
Texto bíblico. “Jesús había nacido en Belén de Judá durante el reinado de Herodes. Unos Magos que venían de
Oriente llegaron a Jerusalén preguntando: «¿Dónde está
el rey de los judíos recién nacido? Porque hemos visto su
estrella en el Oriente y venimos a adorarlo».
Herodes y toda Jerusalén quedaron muy alborotados al
oír esto, reunió de inmediato a los sumos sacerdotes y a
los que enseñaban la Ley al pueblo, y les hizo precisar
dónde tenía que nacer el Mesías.
Ellos le contestaron: «En Belén de Judá, pues así lo escribió el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en absoluto la más pequeña entre los pueblos de Judá, porque
de ti saldrá un jefe, el que apacentará a mi pueblo, Israel.
Entonces Herodes llamó en privado a los Magos, y les
hizo precisar la fecha en que se les había aparecido la
estrella. Después los envió a Belén y les dijo: «Id y averiguad bien todo lo que se refiere a ese niño, y apenas lo
encontréis, avisadme, porque yo también iré a adorarlo».
Después de esta entrevista con el rey, los Magos se pusieron en camino; y fíjense: la estrella que habían visto
en el Oriente iba delante de ellos, hasta que se detuvo
sobre el lugar donde estaba el niño. ¡Qué alegría más
Vosotros sois pueblo de Dios
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Vosotros sois pueblo de Dios
24 de diciembre
Noveno día
El niño Jesús
grande: habían visto otra vez a la estrella! Al entrar a la
casa vieron al niño con María, su madre; se arrodillaron
y le adoraron. Abrieron después sus cofres y le ofrecieron
sus regalos de oro, incienso y mirra.
Monición. Afirmar que Dios se ha hecho hombre, es afirmar que Él no es un Dios lejano; sabe de nuestras limitaciones y condicionamientos, comparte con nosotros su
voluntad, acompañándonos en nuestra vida cotidiana.
Luego se les avisó en sueños que no volvieran donde Herodes, así que regresaron a su país por otro camino” (Mt
2, 1-12).
Con dos versículos de diferencia, San Mateo indica dos
de los nombres que recibirá el Niño nacido de la Virgen:
Jesús y Emmanuel. Ambos nombres se complementan, el
nombre que se anuncia en Isaías (Emmanuel) es el nombre profético de Cristo, y el nombre de Jesús es su nombre
propio y personal. El nombre profético sólo indica lo que
significará para los hombres, en aquel momento, el nacimiento de este niño. Será “Dios con nosotros” de un modo
particular.
Oración-meditación. Los Reyes Magos iban en busca del
Mesías. Pero la estrella los guió a la pobre ciudad de Belén y ellos, aun sin entender, se pusieron en camino. La
estrella iba delante de ellos, hasta que se detuvo sobre el
lugar donde estaba el niño. Al entrar al humilde establo,
lo vieron con María, su madre; allí se arrodillaron y lo
adoraron. Abrieron después sus cofres y le ofrecieron sus
regalos de oro, incienso y mirra.
Señor, que esta Navidad sea un impulso renovado para
ponernos en camino. Que podamos caminar “ligeros de
equipaje”. Queremos ir a tu encuentro, confiando en los
signos que pones en nuestras vidas, como los magos de
Oriente.
Padrenuestro, Ave María y Gloria.
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Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Texto bíblico: “Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el
nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos
sus pecados”. Todo esto sucedió para que se cumpliera lo
que el Señor había anunciado por el Profeta: La Virgen
concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre
de Emmanuel, que traducido significa: “Dios con nosotros” (Mt 1,21-:23).
Para la PARROQUIA
Oración-meditación. Padre bueno, te agradecemos la
posibilidad de compartir con otras familias que no conocemos la alegría del nacimiento de tu Hijo, Jesucristo.
Señor, que este gesto de fe y amor se multiplique hasta
los confines de la tierra.
Padrenuestro, Ave María y Gloria.
Vosotros sois pueblo de Dios
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Vosotros sois pueblo de Dios
Cáritas
Diocesana
100 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Guión de oración de Cáritas
para la Comunidad Parroquial
Para la PARROQUIA
Oración para allanar
el camino del Señor
Ambientación del lugar
Colocaremos sobre una mesita con telas, una Biblia rodeada por las velas de Adviento para presidir la oración.
Antes de empezar se puede dejar música de fondo.
Se entregará a cada participante la hoja fotocopiada con
los textos que hay al final de este guión.
DESARROLLO de la ORACIÓN
Lector 1:
Comenzamos esta oración poniéndonos en presencia de
nuestro Padre Madre Dios y escuchando estas palabras
de su evangelio.
Lector 2 proclama el texto bíblico de Is 61,1-2ª.10-11 que
hay fotocopiado en la hoja.
Lector 1:
En este tiempo de Adviento, de espera confiada, nos ponemos en oración. Desde Cáritas, desde la Iglesia comprometida con el prójimo herido, vivimos en espera continua, tratando de allanar los caminos para que venga
el Señor con todo su esplendor, el esplendor del Reino
de Dios.
Necesitamos ponernos en oración, unirnos a nuestro Padre Madre Dios, para que seamos sus ungidos, sus enviados, para que fecunde nuestras obras, y así seamos
buena noticia a los que sufren, curemos corazones desgarrados, liberemos a los oprimidos y hagamos así presente
el Reino que esperamos.
Leemos a dos coros el Salmo de la Esperanza, y después
dejaremos unos minutos para que cada uno lo relea e interiorice haciendo oración con él.
Pasados unos 8 minutos, el lector 3 leerá el texto bíblico
de 1Tes 5,16-24.
Lector 1:
Seamos constantes en la oración, y la alegría nunca desaparecerá de nuestra alma; nuestra vida será una continua acción de gracias, porque el Padre Madre Dios, que
derrama su Espíritu continuamente sobre nosotros, hará
obras grandes en nosotros y a través de nosotros. Leemos
a dos coros el Salmo de Abandono, y después dejaremos
unos minutos para que cada uno lo relea e interiorice haciendo oración con él.
Pasados unos 8 minutos, el lector 4 leerá el texto evangélico de Jn 1,6-8.19-28.
Lector 1:
Desde Cáritas, desde la Iglesia comprometida con el prójimo herido, estamos llamados a allanar el camino al
Señor, a ser testigos de la luz dando vida a los que viven
Vosotros sois pueblo de Dios
101
Vosotros sois pueblo de Dios
Oración para allanar
el camino del Señor
oprimidos por la oscuridad de la injusticia. Leemos a dos
coros el Salmo para dar la Vida, y después dejaremos
un tiempo para que cada uno lo relea e interiorice, y el
que quiera podrá decir en voz alta la frase que más le ha
calado o tocado el corazón de este salmo, y si quiere también podrá decir alguna frase que más le haya calado o
tocado de los salmos anteriores que hemos meditado.
Pasados unos 12 minutos, después de que nadie quede
por decir sus frases, el lector 1 dirá:
En estos momentos, si alguien quiere hacer una petición,
alguna acción de gracias, o compartir algo de lo vivido en
este espacio de oración, ahora es el momento de hacerlo.
Para terminar vamos a rezar juntos, cogidos de la mano,
la oración que Jesús nos enseñó, y después de rezarla nos
daremos un abrazo de paz: Padre nuestro…
102
Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
“El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me
ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los
que sufren, para vendar los corazones desgarrados, para
proclamar la amnistía a los cautivos y a los prisioneros,
la libertad, para proclamar el año de gracia del Señor.
Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios:
porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto
en un manto de triunfo, como novio que se pone la corona, o novia que se adorna con sus joyas. Como el suelo
echa sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas,
así el Señor hará brotar la justicia y los himnos, ante todos los pueblos” (Is 61, 1-2a. 10-11).
Para la PARROQUIA
Salmo de Esperanza
A ti, Señor, levanto mis ojos
a ti que habitas en el cielo
a ti que habitas en nuestra tierra,
entre nosotros, en nuestro corazón.
Levanto mis ojos a ti, mi Dios de VIDA,
de donde viene mi esperanza.
La esperanza me llega a borbotones
de tu inmenso amor,
de que no te olvidas nunca de mí.
Muchas personas ponen su esperanza
en el tener y poseer,
en una buena posición social,
en su autosuficiencia,
en el éxito y estar en los primeros puestos.
pues tú eres desbordante, sorprendente.
Nunca dejas de acoger mis pies cansados.
Por eso, por todo y por siempre,
tú, Señor, eres mi esperanza.
“Hermanos: Estad siempre alegres. Sed constantes en
orar. En toda ocasión tened la Acción de Gracias: ésta es
la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros.
No apaguéis el espíritu, no despreciéis el don de profecía;
sino examinadlo todo, quedándoos con lo bueno. Guardaos de toda forma de maldad. Que el mismo Dios de la
paz os consagre totalmente, y que todo vuestro ser, alma
y cuerpo, sea custodiado sin reproche hasta la Parusía de
nuestro Señor Jesucristo. El que os ha llamado es fiel y
cumplirá sus promesas” (1Tes 5, 16-24).
Mi esperanza es pronunciar tu nombre.
Mi alegría se llama conocerte,
saber de tu bondad infinita,
más allá de donde alcanza mi razón.
tú eres una puerta abierta,
una ventana llena de luz.
Cuando los demás me miran,
me preguntan por qué sigo creyendo,
por qué tú sigues siendo mi esperanza.
Me digo: si te conocieran,
si supieran sólo un poco de ti,
si ellos descubrieran lo que tú me has dado,
estoy seguro de que no dirían lo que dicen;
Vosotros sois pueblo de Dios
103
Vosotros sois pueblo de Dios
Salmo de abandono
Quiero, Señor, en tus manos grandes,
dejarme moldear como arcilla con su alfarero,
dejarme abandonar en el amor.
Haz, Señor, que en este día
sienta que tú eres mi fortaleza,
mi refugio en los momentos de peligro.
Quiero vivir como un niño en brazos de su madre.
Cobijado como el polluelo bajo las alas de su madre.
Déjame, Señor, que de verdad
crea que tú eres mi Padre-Madre,
que me cuidas más que al pájaro y la rosa.
Déjame acurrucarme en la noche,
en la ternura de tu inmenso cariño.
Cuando me sobrevenga el fracaso,
la dificultad, la angustia, la oscuridad…
descúbreme que tú eres mi SALVACIÓN,
lo mejor que me ha ocurrido en mi vida.
Quiero habitar siempre en tu presencia,
de día, de noche, en la alegría, en la tristeza,
sintiendo tu aliento y tu calor
que en todo momento me envuelve.
Quiero dejarme en tus manos,
abandonado de todas las preocupaciones,
con el gozo de que tú me sostienes
y me alimentas sentándome a tu mesa.
104 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba
Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la
luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la
luz, sino testigo de la luz. Los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan, a que le preguntaran:
— ¿Tú quién eres?
Él confesó sin reservas: — Yo no soy el Mesías.
Le preguntaron: — Entonces ¿qué? ¿Eres tú Elías?
Él dijo: — No lo soy.
— ¿Eres tú el Profeta?
Respondió: —No.
Y le dijeron:
— ¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a
los que nos han enviado, ¿qué dices de ti mismo?
Él contestó: —Yo soy «la voz que grita en el desierto: Allanad el camino del Señor» (como dijo el Profeta Isaías).
Entre los enviados había fariseos y le preguntaron:
—Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Mesías, ni
Elías, ni el Profeta?
Juan les respondió: —Yo bautizo con agua; en medio de
vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás
de mí, que existía antes que yo y al que no soy digno de
desatar la correa de la sandalia.
Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan.
Para la PARROQUIA
Salmo para Dar la Vida
Señor, dame la valentía de arriesgar la vida por ti,
el gozo desbordante de gastarme en tu servicio.
Dame, Señor, alas para volar y pies para caminar
al paso de los hombres.
Dame capacidad de entrega, Señor,
entrega para “dar la vida”
desde la vida, la de cada día.
Infúndenos, Señor, el deseo de darnos y entregarnos,
de dejar la vida en el servicio a los más vulnerables.
Señor, haznos constructores de tu vida,
propagadores de tu reino.
Ayúdanos a poner la tienda en medio de los hombres
para llevarles el tesoro de tu amor que salva.
Haznos, Señor, dóciles a tu Espíritu
para ser conducidos a dar la vida desde la cruz,
desde la vida que brota cuando el grano muere
en el surco.
Vosotros sois pueblo de Dios
105
Vosotros sois pueblo de Dios
Cáritas
Diocesana
106 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Guión litúrgico para la eucaristía
del tercer domingo de mes
cuya colecta se destina a
la Cáritas Parroquial
Para la PARROQUIA
14 de diciembre
Tercer domingo
de Adviento
Ambientación
Palabra de Dios
En el altar, o sobre una pared visible a todos, se pondrá
este cartel:
Monición a la 1ª lectura: Is 61,1-2ª.10-11
Allanad el camino del Señor.
Haced presente el Reino con vuestra vida
Monición de entrada
Ahora mismo, a cada uno de los que hemos venido a esta
eucaristía, Dios nos está diciendo: Gracias por estar aquí;
gracias por haberlo dejado todo para venir a participar
juntos en la mesa de la Fraternidad, en la mesa que anticipa y hace posible la presencia del Reino entre nosotros.
En este tercer domingo de Adviento, tenemos una nueva oportunidad de celebrar y dar gracias por haber sido
alcanzados por el Amor de Dios. Que la eucaristía que
vamos a compartir juntos, nos ayude a dar testimonio a
nuestro alrededor de la luz que nos ha alcanzado.
En esta primera lectura vamos a escuchar unas palabras
del profeta Isaías que Jesús hizo suyas al inicio de su misión. Son su programa de vida, su opción de vida. Son
las palabras que marcan el camino para hacer posible
el Reino.
Escuchémoslas con atención para también hacerlas
nuestras, porque nosotros también hemos sido ungidos
por Dios, el Espíritu está sobre nosotros.
Monición a la 2ª lectura: 1Ts 5,16-24
El apóstol Pablo, en esta segunda lectura, nos va a dar
una serie de consejos prácticos que nos ayudarán a ser
buena noticia para los demás, especialmente a los que
sufren.
Monición al Evangelio: Jn 1, 6-8.19-28
Juan el Bautista no pasó desapercibido. Llevó adelante su
llamada, su vocación. Al igual que Juan, nosotros también somos enviados por Dios para dar testimonio de la
luz que nos ha alcanzado. ¿De qué manera lo estamos haciendo? ¿De qué manera estamos allanando el camino del
Señor para facilitar que otros se encuentren con él, como
hizo Juan?
Vosotros sois pueblo de Dios
107
Vosotros sois pueblo de Dios
Peticiones
Oración para después de la comunión
1. Señor de la Vida, te pedimos por los que dirigen y organizan el mundo del trabajo y de la economía: para
que procedan siempre con sabiduría y justicia, respetando los derechos de todas las personas, y tengan
especial cuidado de los más vulnerables. Roguemos
al Señor.
Señor, dame la valentía de ponerme en camino,
en el camino de arriesgar la vida por ti,
para poder saborear
el gozo desbordante de gastarme en tu servicio.
Dame, Señor, alas para volar y pies para caminar
al encuentro de mis hermanos y hermanas.
2. Señor de la Vida, durante la Navidad Cáritas iniciará
una Campaña de sensibilización donde nos lanzará
a todos esta pregunta: ¿Qué haces con tu hermano?
Ayúdanos Señor en este tiempo de Adviento, a ser
buena noticia para nuestros hermanos y hermanas
que sufren, a vendar los corazones desgarrados, a liberar a los oprimidos. Roguemos al Señor.
Dame capacidad de entrega, Señor,
entrega para “dar la vida”
desde la vida, la de cada día.
Infúndenos, Señor, el deseo de darnos y entregarnos,
de dejar la vida en el servicio a los más vulnerables.
3. Señor de la Vida, te pedimos por las personas que
viven sin esperanza, por los que no ven salida a sus
problemas, por los que viven con angustia, por los
que no encuentran un sentido a su vida, por los que
viven sin paz interior. Que descubran la luz de tu presencia en sus corazones y se inunden de la paz que
sólo tú das. Roguemos al Señor.
4. Señor de la Vida, te pedimos por la Iglesia, por todos
los que la componemos, para que seamos fieles a la
vocación a la que cada uno de nosotros hemos sido
llamados, siendo siempre instrumentos en tus manos. Roguemos al Señor.
108 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Señor, haznos constructores de tu vida,
propagadores de tu reino.
Ayúdanos a poner la tienda en las periferias,
en los alejados, en los olvidados, en los descartados
para llevarles el tesoro de tu amor que salva.
Haznos, Señor, dóciles a tu Espíritu
para ser conducidos a dar la vida desde la cruz,
desde la vida que brota cuando el grano
muere en la tierra,
desde la vida que germina cuando uno se olvida de sí
y se vuelca en el bien de sus hermanos.
Para la PARROQUIA
En el Tercer domingo
de Adviento
te propone:
Señor, dame la valentía de ponerme en camino,
en el camino de arriesgar la vida por ti,
para poder saborear el gozo desbordante
de gastarme en tu servicio.
Dame, Señor, alas para volar y pies para caminar
al encuentro de mis hermanos y hermanas.
Dame capacidad de entrega, Señor,
entrega para “dar la vida” desde la vida, la de cada día.
Infúndenos, Señor, el deseo de darnos y entregarnos,
de dejar la vida en el servicio a los más vulnerables.
Señor, haznos constructores de tu vida,
propagadores de tu reino.
Ayúdanos a poner la tienda en las periferias,
en los alejados, en los olvidados, en los descartados
para llevarles el tesoro de tu amor que salva.
Haznos, Señor, dóciles a tu Espíritu
para ser conducidos a dar la vida desde la cruz,
desde la vida que brota
cuando el grano muere en la tierra,
desde la vida que germina
cuando uno se olvida de sí
y se vuelca en el bien de sus hermanos.
Vosotros sois pueblo de Dios
109
Vosotros sois pueblo de Dios
Cáritas
Diocesana
110
Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Nueva Campaña de Cáritas
por NAVIDAD
Para la PARROQUIA
Dinámica para prepararse
en el tiempo de Adviento:
En Navidad Cáritas inicia una Campaña que se prolongará durante tres años (desde finales de 2014 hasta 2017),
y que lleva como lema general “AMA Y VIVE LA JUSTICIA”. Para el primer curso de Campaña 2014-2015 en el
que ahora estamos, el sublema es esta pregunta: “¿Qué
haces con tu hermano?”.
Con este sublema queremos expresar la primera condición o requisito necesario para poder Amar y vivir la
Justicia, preguntarnos qué estamos haciendo con nuestro prójimo, ¿nos sentimos responsables unos de otros?
¿Nos sentimos de la misma familia, la humana, hijos del
mismo Padre-Madre Dios?
Todos somos convocados por Dios a vivir la FRATERNIDAD, la mesa compartida, construyendo y rehabilitando
la vida desde una nueva forma de relación con el otro…
más humana, más fraterna. Esto es lo que la Campaña
de Cáritas quiere despertar y promover durante este año.
Qué mejor manera de empezar la Navidad que llevar a la
práctica de forma especial la FRATERNIDAD.
“La medida de la grandeza de una sociedad está determinada por la forma en que trata a quien está más necesitado, a quien no tiene más que su pobreza” (Papa Francisco). También la medida de nuestra grandeza humana
y cristiana vendrá determinada por la respuesta que vayamos dando con nuestra vida práctica a esta pregunta:
¿Qué haces con tu hermano? “Lo que hicisteis a uno de
estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis”.
¡¡¡ Te ha tocado
el GORDO
de Navidad !!!
La finalidad de esta dinámica es ayudar a valorarse y trabajarse personalmente las capacidades que todos tenemos para hacer posible la FRATERNIDAD. El animador/a
entregará el documento de trabajo que viene a continuación a todos los participantes, y dará un tiempo de unos
25 minutos para que se lo trabajen personalmente. Pueden aprovechar para salir de la sala y cada uno buscar
un espacio tranquilo para reflexionarlo.
O bien el animador/a, si lo ve oportuno, puede entregar
este documento para que se lo preparen tranquilamente
en casa, y el próximo día de reunión compartir lo trabajado.
Una vez lo tengan reflexionado y trabajado, formarán
grupos pequeños, o bien en gran grupo si no son muchos,
y pondrán en común las cuestiones que se les han planteado en este documento de trabajo.
Para acompañar o ilustrar este documento de trabajo, el
animador puede proyectar el vídeo que está en este enlace y que sintetiza y refuerza lo aquí trabajado:
https://www.youtube.com/watch?v=ndN3QieDJ-U
(Mt 25,40)
Vosotros sois pueblo de Dios
111
Vosotros sois pueblo de Dios
¡¡¡ Te ha tocado el GORDO de Navidad !!!
“Sé el cambio que quieres ver en el mundo” (Gandhi).
“Aquél que quiera cambiar el mundo debe empezar por
cambiarse a sí mismo“ (Sócrates).
Con este Décimo de lotería en tus manos, como primera
acción para cambiar este mundo, te proponemos que te
reserves un momento de tranquilidad y, en soledad, pienses y reflexiones sobre esto: ¿Soy un premio Gordo para
las personas que viven a mi lado? ¿O soy un segundo premio, o un tercero, o un cuarto, o un quinto? ¿O soy una
simple pedrea? ¿O soy tan sólo un reintegro? ¿O no reparto nada porque todo se queda en mí? Para saber qué tipo
de estos premios soy, sólo he de hacerme esta pregunta:
¿Qué he hecho con cada una de las capacidades con las
que he sido premiado? ¿Las estoy usando o las estoy
echando a perder?
Repásate cada una de ellas tratando de ver en qué medida la tienes desarrollada, es decir, en qué medida la tienes integrada en tu forma de relacionarte con los demás.
Puntúate del 1 al 8 en cada una de las 14 capacidades
del Décimo. Incluso puedes añadir más capacidades que
ahí no estén y que contribuyan a construir la fraternidad
entre las personas. Para valorarte mejor en cada una de
ellas repásate también sus contrarias, por ejemplo ver si
hay personas a las que no escuchas o no haces ni caso, o
ver si hay personas que no acoges porque las “descartas”
de tu vida, las excluyes, marginas, las tienes etiquetadas… y así con todas las capacidades.
Y por último repásate los momentos en que has disfrutado del Premio de la Alegría de darte a los demás, al
poner en práctica con alguien alguna de estas capacidades. ¿Cuáles han sido las experiencias que más alegría
o satisfacción te han causado?
Recuérdalas para compartir luego estos tesoros.
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Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Para la PARROQUIA
3º Premio
4º Premio
5º Premio
Pedrea
Reintegro
Nada
1
2º Premio
El 1 corresponderá a que te percibes premio gordo para
los demás en esa capacidad ya que la pones en práctica
con todos y de forma muy frecuente, y 8 será que no la
pones en práctica nunca, del 2 al 7 reflejará la gama de
intensidad y frecuencia con que los
ejercitas con los demás.
Capacidad de ACOGER
Premio
GORDO
Para facilitarte tu valoración personal, marca con una
cruz donde tú creas conveniente dentro de esta tabla, así
verás qué tipo de premios percibes que estás repartiendo
entre las personas que te rodean cotidianamente.
2
3
4
5
6
7
8
Capacidad de ESCUCHAR
Capacidad de CERCANO
Capacidad de ÁNIMO
Capacidad de AYUDAR
Capacidad de EMPATÍA
Capacidad de COMPASIÓN
Capacidad de RESPETAR
Capacidad de PERDONAR
Una vez terminada tu valoración te
podrás preguntar:
Capacidad de GRATUIDAD
¿Estoy satisfecho/a con el resultado?
¿En qué capacidades me propongo
mejorar y qué voy a hacer para ello?
Capacidad de ALEGRAR
Podrás enseñar esta hoja a las personas que más te conocen y tratan contigo, las que te aprecian y déjate valorar
por ellas para ver qué opinan de lo que
tú has puesto.
Capacidad de COMPARTIR
Capacidad de PACIFICAR
Capacidad de DEFENDER
Capacidad de ...
Capacidad de ...
Capacidad de ...
Vosotros sois pueblo de Dios
113
Vosotros sois pueblo de Dios
Para terminar, a modo de conclusión, leed este texto y
comentad lo que os sugiere después de todo lo visto y
trabajado con el Décimo de la Fraternidad con el que
habéis sido agraciados. No dejéis de dar las gracias a las
personas “grandes” que hay en vuestras vidas, y quizá
así, gracias a ellas, vosotros seáis también una de ellas.
Personas que son grandes,
aunque no lo sepan
Nunca viene su nombre en los periódicos. Nadie les cede
el paso en lugar alguno. No tienen títulos ni cuentas corrientes envidiables, pero son grandes. No poseen muchas riquezas, pero tienen algo que no se puede comprar
con dinero: bondad, capacidad de acogida, ternura y
compasión hacia el necesitado.
Hombres y mujeres del montón, gente de a pie a los que
apenas valora nadie, pero que van pasando por la vida
poniendo amor y cariño a su alrededor. Personas sencillas y buenas que solo saben vivir echando una mano y
haciendo el bien.
Gentes que no conocen el orgullo ni tienen grandes pretensiones. Hombres y mujeres a los que se les encuentra
en el momento oportuno, cuando se necesita la palabra
de ánimo, la mirada cordial, la mano cercana.
Padres sencillos y buenos que se toman tiempo para
escuchar a sus hijos pequeños, responder a sus infinitas
114
Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
preguntas, disfrutar con sus juegos y descubrir de nuevo
junto a ellos lo mejor de la vida.
Madres incansables que llenan el hogar de calor y alegría. Mujeres que no tienen precio, pues saben dar a sus
hijos lo que más necesitan para enfrentarse confiadamente a su futuro.
Esposos que van madurando su amor día a día, aprendiendo a ceder, cuidando generosamente la felicidad del
otro, perdonándose mutuamente en los mil pequeños roces de la vida.
Estas gentes desconocidas son los que hacen el mundo
más habitable y la vida más humana. Ellos ponen un aire
limpio y respirable en nuestra sociedad. De ellos ha dicho
Jesús que son grandes porque viven al servicio de los demás. Ellos mismos no lo saben, pero gracias a sus vidas
se abre paso en nuestras calles y hogares la energía más
antigua y genuina: la energía del amor. En el desierto de
este mundo, a veces tan inhóspito, donde solo parece crecer la rivalidad y el enfrentamiento, ellos son pequeños
oasis en los que brota la amistad, la confianza y la mutua
ayuda. No se pierden en discursos y teorías. Lo suyo es
amar calladamente y prestar ayuda a quien lo necesite.
Es posible que nadie les agradezca nunca nada. Probablemente no se les harán grandes homenajes. Pero estos
hombres y mujeres son grandes porque son humanos.
Ahí está su grandeza. Ellos son los mejores seguidores de
Jesús, pues viven haciendo un mundo más digno, como
él. Sin saberlo están abriendo caminos al reino de Dios.
Para la PARROQUIA
Scouts
Este año el lema: LA LLAMADA // DA LA LLAMA, con el
cambio de significado que se produce al cambiar el lugar
de la sílaba “DA” y los propios materiales, tienen como
objetivo descubrir que aquello que nos es dado gratis,
lo hemos de dar también gratuitamente e interiorizar y
descubrir que la Luz de la Paz de Belén (La Llama) nos es
dada, no para que nos la quedemos sino para que la demos a otro, de forma que esa “Llamada” alcance a cuantas más personas mejor.
En este tiempo de Adviento vamos a trabajar este objetivo a través de 4 figuras: Isaías, Juan Bautista, María y
“El Mesías”. Tres de ellas, son los tres personajes característicos del Adviento: Isaías, Juan Bautista y María, que
aparecen en la Primera Lectura del primer domino de Adviento (Isaías) y en los Evangelios de la segunda y cuarta
semana (Juan Bautista y María) y la cuarta, “El Mesías”,
como figura esperada y anunciada desde el Antiguo Testamento y que se hará realidad en Navidad.
La llamada // Da la llama
Texto, Oración, Canción y Actividad. El texto bíblico será
alguno correspondiente a cada semana del Adviento y
será el mismo para todas las franjas de edad. Se incluye
un taller de oración para los grupos de responsables o
coordinadores de las actividades con los niños y jóvenes
que puede aplicarse también a las franjas de edad mayores y una dinámica para trabajar la experiencia personal
de “La Llamada” y la respuesta personal o la vocación.
Los MATERIALES COMPLETOS se podrán descargar desde
la página web de la Vicaría de Evangelización del Arzobispado de Valencia, www.evangelizacionvalencia.org,
incluidos en la sección de la Comisión de Infancia y Juventud.
Durante estas semanas desarrollaremos el tiempo litúrgico bajo cuatro lemas que son: “Estar alerta”, “Ser auténtico”, “No yo, sino tú” y “La Llamada” y lo haremos
trabajando el esquema de las cuatro semanas, las cuatro
franjas de edad y los 5 campos a trabajar: Texto Bíblico,
Vosotros sois pueblo de Dios
115
Vosotros sois pueblo de Dios
Comisión
Diocesana de
Pastoral
de los Mayores
116
Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Para la PARROQUIA
Los mayores y los abuelos en el Camino de la Navidad:
Via Nativitatis de los mayores 2014
Nuestros mayores, desde muy antiguo, veneran la Pasión
del Señor con el ejercicio del Via Crucis, a través del cual
recorren, participando con su afecto, el último tramo del
camino recorrido por Jesús durante su vida terrena: del
Monte de los Olivos, hasta el Monte Calvario, donde fue
crucificado, y su sepultura. En los últimos años, se está
divulgando también un nuevo ejercicio de piedad denominado Via lucis, propio del tiempo pascual. En él, de
modo semejante al Via Crucis, los fieles, recorriendo un
camino, consideran las diversas apariciones en las que
Jesús, desde la Resurrección a la Ascensión, manifestó su
gloria a los discípulos, en espera del Espíritu Santo que
les había prometido.
En los últimos tiempos, ha surgido una nueva modalidad
de estos ejercicios de piedad: el Via Nativitatis o “Camino
de la Navidad”, propio del tiempo del Adviento y de la
Navidad, que siguiendo los relatos evangélicos de la Infancia de Jesús, según los evangelistas san Lucas y san
Mateo, recorre los misterios gozosos de la Encarnación y
Nacimiento de nuestro Señor, así como el gran designio de
salvación que ha tenido Dios para con todos los hombres.
Así pues, el Via Nativitatis puede ser un adecuado instrumento para ayudar a nuestros hermanos a que mediten
y contemplen los misterios de la venida de nuestro Señor,
transmitiéndoles la alegría de la fe, el amor de Dios y la
esperanza en la vida eterna.
Presentamos una propuesta de este “Camino de la Navidad”, adaptado para ser contemplado de una manera
específica por nuestros mayores y abuelos, aunque su riqueza está abierta a todos nuestros fieles, con el deseo
de que la alegría de la Navidad, la alegría del Evangelio
llene el corazón y la vida entera de los que se encuentran
con Jesús, pues quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría
(cf. EvG 1).
De este modo, proponemos que este pío ejercicio sea realizado en nuestras parroquias y residencias de ancianos
durante el tiempo del Adviento y la Navidad, de modo
semejante al Via Crucis en el tiempo cuaresmal o al Via
lucis en Pascua.
Alternativamente, también puede ser utilizado, en las
reuniones o celebraciones con los mayores y abuelos, a
modo de una secuencia de meditaciones propias de esta
época.
Vosotros sois pueblo de Dios
117
Vosotros sois pueblo de Dios
Monición inicial
Ángelus
Queridos hermanos:
 En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Dios ha querido que su Hijo se encarnase en el seno de
la santísima Virgen María, por obra y gracia del Espíritu
Santo, para llevar a todos los hombres al conocimiento
de la verdad, mostrándonos su amor inefable y haciéndonos hijos adoptivos suyos. Los grandes misterios gozosos nos llenan de inmensa alegría y nos dan fuerzas para
anunciarlos a nuestros hermanos, para que puedan así
también participar de ese amor que nuestro Padre celestial ha derramado en nuestros corazones.
Amén.
El ángel del Señor anunció a María.
Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.
Dios te salve, María...
He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra.
Dios te salve, María...
Los mayores y los abuelos somos portadores de la sabiduría que nos da la experiencia de una vida vivida en la
fe y en el amor de Dios, una vida en la que la Navidad
siempre ha sido muy importante y que nos trae gozosos
y afectuosos recuerdos de tiempos pasados. Volvamos a
disfrutar una vez más, con júbilo y esperanza, este tiempo de gracia.
Y el Verbo de Dios se hizo carne. Y habitó entre nosotros.
Por ello, vamos a recorrer, como si fuera un Via Crucis
cuaresmal, este Via Nativitatis o “Camino de la Navidad”,
contemplando los misterios de la Encarnación y Nacimiento de nuestro Señor, para poder gozar de la alegría
que nos ha traído ese Dios que se nos ha hecho Niño.
Oremos
Dios te salve, María...
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar
las promesas de Jesucristo.
Infunde, Señor, tu gracia en nuestras almas, para que, los
que hemos conocido, por el anuncio del Ángel, la Encarnación de tu Hijo Jesucristo, lleguemos por los Méritos
de su Pasión y su Cruz, a la gloria de la Resurrección.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Gloria al Padre...
118
Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Para la PARROQUIA
Primera estación
Al anciano Zacarías se le anuncia
el nacimiento de Juan el Bautista
V/. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya.
R/. Y habitó entre nosotros. Aleluya, aleluya
Evangelio según san Lucas (1, 5-7. 11-17)
En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, del turno de Abías, casado con una
descendiente de Aarón llamada Isabel.
Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin falta según
los mandamientos y leyes del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos eran de edad avanzada.
Se le apareció el ángel del Señor, de pie a la derecha del
altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor.
Pero el ángel le dijo:
— «No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por
nombre Juan. Te llenarás de alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande a los ojos del Señor: no beberá vino ni licor; se llenará de Espíritu Santo
ya en el vientre materno, y convertirá muchos israelitas
al Señor, su Dios. Irá delante del Señor, con el espíritu y
poder de Elías, para convertir los corazones de los padres
hacia los hijos, y a los desobedientes, a la sensatez de
los justos, preparando para el Señor un pueblo bien dispuesto».
Oración
Señor, te damos gracias porque nos escuchas en nuestra edad avanzada, como lo hiciste con los ancianos Zacarías e Isabel, y nos llenas de alegría pues nos regalas
mucho más de lo que podemos pensar o imaginar. Para
ti nada hay imposible y del mismo modo que los alegraste a ellos, mayores y estériles, dándoles a Juan por
hijo, te pedimos que nos sigas ayudando y escuchando
en nuestras oraciones, por nuestros hijos y nietos, amigos
y conocidos, y por nosotros mismos, para que sigamos
anunciando al mundo que tú eres bueno, que tú nos cuidas siempre, especialmente en nuestros sufrimientos y
necesidades.
Padre nuestro…
Canto
CLN 522 Éste es el día
Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
¡Aleluya, aleluya!
Vosotros sois pueblo de Dios
119
Vosotros sois pueblo de Dios
Segunda estación
La anciana Isabel concibe a Juan el Bautista
Oración
V/. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya.
R/. Y habitó entre nosotros. Aleluya, aleluya.
Señor, nuestra fe es débil y muchas veces no acabamos
de confiar en ti. Nos vemos viejos y de edad avanzada, como Zacarías e Isabel. Pero tú siempre nos cuidas,
siempre nos sigues ayudando a pesar de nuestras dudas
y vacilaciones. Te damos gracias porque tú nunca nos
abandonas, al contrario, siempre nos estás sosteniendo
y llenándonos de tu amor y de tu gracia. Danos fuerzas
para no dudar nunca de ti, para tener siempre fe en ti. Y
para proclamar ante todos los hombres tu fidelidad.
Evangelio según san Lucas (1, 18-25)
Zacarías replicó al ángel:
— “¿Cómo estaré seguro de eso? Porque yo soy viejo, y mi
mujer es de edad avanzada”.
El ángel le contestó:
— “Yo soy Gabriel, que sirvo en presencia de Dios; he sido
enviado a hablarte para darte esta buena noticia. Pero
mira: te quedarás mudo, sin poder hablar, hasta el día en
que esto suceda, porque no has dado fe a mis palabras,
que se cumplirán en su momento”.
El pueblo estaba aguardando a Zacarías, sorprendido
de que tardase tanto en el santuario. Al salir no podía
hablarles, y ellos comprendieron que había tenido una
visión en el santuario. Él les hablaba por señas, porque
seguía mudo.
Al cumplirse los días de su servicio en el templo volvió a
casa. Días después concibió Isabel, su mujer, y estuvo sin
salir cinco meses, diciendo:
— “Así me ha tratado el Señor cuando se ha dignado quitar mi afrenta ante los hombres”.
120
Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Padre nuestro…
Canto
CLN 035 Gustad y ved
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a Él.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a Él.
Para la PARROQUIA
Tercera estación
La Encarnación del Hijo de Dios
Oración
V/. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya.
R/. Y habitó entre nosotros. Aleluya, aleluya.
A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios
a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen
desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de
David; la virgen se llamaba María.
Te damos gracias, Señor, porque nos llamas a la alegría.
Tú quieres que vivamos, en nuestra ancianidad, alegres y
contentos, acompañándonos en nuestro caminar, como
lo estuviste con la santísima Virgen María, y así nos llenas de tu gracia, de tu amor, de tu paz. Concédenos, Señor, que nos permitas participar un día en el reino de tu
Hijo, Jesús, el reino que no tendrá fin, el reino de la vida
feliz y eterna.
El ángel, entrando en su presencia, dijo:
Padre nuestro…
— “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”.
Canto
Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.
CLN 338 Recibe, santa María
Evangelio según san Lucas (1, 26-33)
El ángel le dijo:
— “No temas, María, porque has encontrado gracia ante
Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le
pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo
del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su
padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su
reino no tendrá fin”.
Recibe, santa María, el saludo de Gabriel.
Recibe, santa María, el saludo de Gabriel.
Y apiádate de nosotros, peregrinos en la fe.
Y apiádate de nosotros, peregrinos en la fe.
Vosotros sois pueblo de Dios
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Vosotros sois pueblo de Dios
Cuarta estación
Jesús es concebido
por obra y gracia del Espíritu Santo
V/. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya.
R/. Y habitó entre nosotros. Aleluya, aleluya.
Evangelio según san Lucas (1, 34-38)
Y María dijo al ángel:
— “¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?”.
El ángel le contestó:
— “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a
nacer se llamará Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha
concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible”.
María contestó:
— “Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según
tu palabra”.
Y la dejó el ángel.
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Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Oración
Te damos gracias, Señor, porque tú continúas enviando el
Espíritu Santo a tu Iglesia, a todos nosotros. Él nos llena
de tu fuerza para que podamos dar frutos de vida eterna en nuestra vejez, mostrándonos que para Dios nada
hay imposible. Te pedimos que sigas cubriéndonos con
su sombra protectora y que en nuestra ancianidad podamos decir gozosos, como tan bien proclamó la virgen
María: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».
Padre nuestro…
Canto
CLN 9 Ven, ven, Señor
Ven, ven, Señor, no tardes,
ven, ven, que te esperamos.
Ven, ven, Señor, no tardes,
ven pronto, Señor.
Para la PARROQUIA
Quinta estación
José recibe el anuncio del nacimiento de Jesús
V/. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya.
R/. Y habitó entre nosotros. Aleluya, aleluya.
Y sin que él hubiera tenido relación con ella, dio a luz un
hijo; y le puso por nombre Jesús.
Del Evangelio según san Mateo (1,18-25)
Oración
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera:
Te damos gracias, Señor, porque nos has dado a Jesús, el
Emmanuel, el “Dios-con-nosotros”. Tú siempre estás con
nosotros, porque nos amas, porque nos quieres. Nunca
nos dejas, ya que nos has hecho hijos tuyos, a nosotros
tus siervos, que queremos ser justos, como San José, pero
nos falta su valor, su fe, su resolución. Sálvanos, Señor,
salva a tu pueblo de los pecados, ya que somos pobres
y débiles pecadores, y sin ti nada podemos. Ayúdanos a
discernir lo que tú quieres de nosotros y a cumplir siempre tu santa voluntad, como lo hizo San José.
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de
vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del
Espíritu Santo.
José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla,
decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del
Señor que le dijo:
— «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a
María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás
por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los
pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta:
— «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le
pondrá por nombre Emmanuel, que significa “Dios-connosotros”».
Padre nuestro…
Canto
CLN 1 Ven, Salvador
El Dios de paz, Verbo divino,
quiso nacer en un portal.
Él es la luz, vida y camino.
Gracia y perdón trajo al mortal.
Ven, Salvador, ven sin tardar:
tu pueblo santo esperando está.
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado
el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.
Vosotros sois pueblo de Dios
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Vosotros sois pueblo de Dios
Sexta estación
María visita a su prima Isabel
Oración
V/. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya.
R/. Y habitó entre nosotros. Aleluya, aleluya.
Te damos gracias, Señor, porque nos llenas de tu alegría
cuando nos visitas en nuestra ancianidad, en la persona
de nuestros familiares y amigos que acuden a hacernos
compañía cuando nos encontramos enfermos o débiles,
recluidos en nuestras casas o en las residencias de ancianos. Sus visitas nos recuerdan las que también nosotros hacemos cuando nos encontramos bien, a nuestros
amigos y familiares que también son mayores. Ayúdanos, Señor, del mismo modo que María visitó a su anciana prima Isabel e hizo regocijarse a Juan en su vientre,
a que también nosotros llevemos la alegría a los que se
encuentran solos o abandonados. ¡Cuánto se agradece
que un conocido venga a vernos cuando necesitamos
una mano y una voz amiga!
Del Evangelio según san Lucas (1,39-45)
En aquellos días, María se puso en camino y
fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá;
entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
En cuanto Isabel oyó el saludo de María,
saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel
del Espíritu Santo y dijo a voz en grito:
— «¡Bendita tú entre las mujeres, y
bendito el fruto de tu Vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?
En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó
de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído,
porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá».
Padre nuestro…
Canto
CLN 306 Humilde nazarena
Humilde nazarena, ¡oh, María!
Blancura de azucena, ¡oh, María!
Salve, Madre virginal.
Salve, Reina celestial.
Salve, salve, salve, María.
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Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Para la PARROQUIA
Séptima estación
Proclama mi alma la grandeza del Señor
Oración
V/. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya.
R/. Y habitó entre nosotros. Aleluya, aleluya.
Te damos gracias, Señor, porque nos das la gracia de
alegrarnos al contemplar todas las maravillas que has
realizado en nuestras vidas. La experiencia que nos proporciona los largos años que hemos vivido, nos da la sabiduría de poder descubrir y admirar las grandes obras
que tú, Señor, has hecho en nosotros y por nosotros. Nos
has colmado de bienes espirituales y nos has llenado de
tu misericordia. Continúa auxiliándonos a nosotros, tus
siervos, como lo había prometido a nuestros padres, en
favor de todo tu pueblo santo, y en especial de nuestros
descendientes: de nuestros hijos, nietos y biznietos.
Del Evangelio según san Lucas (1,46-55)
María dijo:
— «Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo, y su misericordia
llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de
la misericordia — como lo había prometido
a nuestros padres en favor de Abrahán y
su descendencia por siempre—».
Padre nuestro…
Canto
El Señor hizo en mí, maravillas
El Señor hizo en mí, maravillas.
¡Gloria al Señor!
¡Engrandece mi alma al Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador!
Se inclinó a la pequeñez de su esclava;
desde ahora dichosa, me dirán todos los siglos.
Vosotros sois pueblo de Dios
125
Vosotros sois pueblo de Dios
Octava estación
Bendito sea el Señor, Dios de Israel
V/. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya.
R/. Y habitó entre nosotros. Aleluya, aleluya.
Del Evangelio según san Lucas (1,67-79)
En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo:
— «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de
salvación en la casa de David, su siervo, según lo había
predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de
la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su
santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre
Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la
mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás
delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a
su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.
126
Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Por la entrañable misericordia de Dios, nos visitará el sol
que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en la sombra de muerte, para guiar nuestros
pasos por el camino de la paz».
Oración
Te damos gracias, Señor, porque nos has visitado y redimido con tu amor, trayéndonos la salvación y el perdón de
nuestros pecados. Tú sabes que somos mayores, y que el
temor ante la vejez y el fin de nuestros días, llena nuestra
alma de amargura y nos hace sufrir. Pero también sabemos que tú nos visitas con tu misericordia, como lo hiciste
con nuestros padres, con las generaciones que nos han
precedido, y que ellos nos han contado. Continúa guiando nuestros pasos por el camino de la paz e ilumina las
tinieblas de nuestra vida, mientras caminamos hacia ti.
Padre nuestro…
Canto
Preparad el camino al Señor
Preparad el camino al Señor
y escuchad la Palabra de Dios.
Preparad el camino al Señor
y escuchad la Palabra de Dios.
Para la PARROQUIA
Novena estación
El nacimiento del Hijo de Dios
V/. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya.
R/. Y habitó entre nosotros. Aleluya, aleluya.
a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que
Dios ama».
Del Evangelio según san Lucas (2,1-14)
Oración
En aquel tiempo salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un censo del mundo entero. Éste fue
el primer censo que se hizo siendo Cirino gobernador de
Siria. Y todos iban a inscribirse, cada uno a su ciudad.
También José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret en Galilea a la ciudad de
David, que se llama Belén, para inscribirse con su esposa
María, que estaba encinta. Y mientras estaban allí le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo
envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no
tenían sitio en la posada.
Te damos gracias, Señor, porque nos has traído la buena
noticia, la gran alegría para todos los pueblos, que en Belén de Judá nació Jesús: el Salvador, el Mesías, el Señor.
La gran alegría de esta Noche Buena llena toda nuestra
vida, y aunque somos mayores y ancianos, volvemos a
ser como niños, llenos de gozo al contemplar como en
un pobre pesebre está acostado el Niño Dios. Te pedimos
nos concedas alegrarnos siempre en ti y alabarte con los
ejércitos celestiales diciendo: «Gloria a Dios en el cielo y
en la tierra paz a los hombres que Dios ama».
En aquella región había unos pastores que pasaban la
noche al aire libre, velando por turno su rebaño. Y un ángel del Señor se les presentó: la gloria del Señor los envolvió de claridad y se llenaron de gran temor. El ángel
les dijo: — «No temáis, os traigo la buena noticia, la gran
alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David,
os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y
acostado en un pesebre».
De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del
ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: «Gloria
Padre nuestro…
Canto
CLN 53 Noche de Paz
Noche de Dios, noche de paz;
claro sol brilla ya,
y los ángeles cantando están:
«Gloria a Dios, gloria al Rey eternal».
Duerme el Niño Jesús.
Duerme el Niño Jesús.
Vosotros sois pueblo de Dios
127
Vosotros sois pueblo de Dios
Décima estación
La adoración de los pastores
Oración
V/. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya.
R/. Y habitó entre nosotros. Aleluya, aleluya.
Te damos gracias, Señor, porque nos concedes conservar todas estas cosas en nuestro corazón. Los muchos
años que nos has regalado, nos permiten meditarlas y
contemplar tu gran amor para con todos los hombres,
especialmente con los más pobres y humildes, como fueron los pastores. Ayúdanos a seguir contando todo lo que
nos han dicho de este Niño Dios, y así podamos transmitir la alegría de la fe, el amor de Dios y la esperanza en tu
promesa de la vida eterna, a todos los que no la conocen
aún. Que continuemos proclamando la alegría del Evangelio a nuestros familiares, hijos y nietos, amigos y vecinos, para que así todos nos alegremos en el nacimiento
del Hijo de Dios.
Del Evangelio según san Lucas (2,16-21)
En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo a Belén
y encontraron a María y a José, y al niño acostado en
el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de
aquel niño.
Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían
los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a
Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.
Al cumplirse los ocho días, tocaba circuncidar al niño, y
le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el
ángel antes de su concepción.
Padre nuestro…
Canto
CLN 71 Adeste, fideles
Adeste, fideles, laeti, triumphantes:
venite, venite in Bethleem:
natum videte Regem Angelorum.
Venite adoremus, venite adoremus,
venite adoremus Dominum.
128
Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Para la PARROQUIA
Undécima estación
Los magos de Oriente
buscan al Rey de los judíos que ha nacido
V/. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya.
R/. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya.
Evangelio según san Mateo (2, 1-6)
Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes. Entonces, unos magos de Oriente se presentaron en
Jerusalén preguntando:
— “¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo”.
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el
Mesías.
Ellos le contestaron:
— “En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta:
‘Y tú, Belén, tierra de Judea, no eres ni mucho menos la
última de las ciudades de Judea, pues de ti saldrá un jefe
que será el pastor de mi pueblo Israel’”.
Oración
Te damos gracias, Señor, porque nos permites venir a adorar al Rey que ha nacido. En nuestra larga vida, hemos
visto muchas veces tu estrella que nos señalaba el camino para llegar a Jesús: todos los signos y ayudas que nos
has dado para creer en Él, para tener fe en Él, para amarle a Él. Te pedimos nos concedas que también nosotros
seamos signo en el camino, como esa estrella celestial,
para que iluminemos la vida de nuestros hermanos y así
ellos también puedan encontrar a Dios, alegrarse en Él y
adorarle a Él.
Padre nuestro…
Canto
CLN 67 Gloria in excelsis Deo
Esta noche las estrellas
nos conducen al portal.
Con los ángeles del cielo
entonamos un cantar.
Gloria in excelsis Deo.
Gloria in excelsis Deo.
Vosotros sois pueblo de Dios
129
Vosotros sois pueblo de Dios
Duodécima estación
Los magos adoran al Niño Jesús
Oración
V/. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya.
R/. Y habitó entre nosotros. Aleluya, aleluya.
Te damos gracias, Señor, porque nos sigues llenando de
inmensa alegría. Es la alegría eterna de que la luz de Dios
ha llenado nuestro corazón y hemos encontrado a Dios
y hemos sido encontrados por Dios. Como los Magos de
Oriente, le abrimos una vez más el cofre de nuestro corazón y lo proclamamos en el oro como Rey, en el incienso
como Dios, y en la mirra vemos su Pasión, su muerte redentora en la Cruz por nosotros. Continúa fortaleciéndonos para que transmitamos la alegría de la fe al que no te
conoce, a fin de que todos los hombres te adoren también
a ti, único Dios verdadero.
Evangelio según san Mateo (2, 7-12)
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que
le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles:
—“ld y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y,
cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a
adorarlo”.
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de
pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el
niño.
Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron
en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo
de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le
ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no
volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro
camino.
130 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Padre nuestro…
Canto
CLN 510 A Dios den gracias los pueblos
A Dios den gracias los pueblos,
alaben los pueblos a Dios.
A Dios den gracias los pueblos,
alaben los pueblos a Dios.
Para la PARROQUIA
Decimotercera estación
El anciano Simeón bendice al Señor
porque mis ojos han visto a tu Salvador
V/. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya.
R/. Y habitó entre nosotros. Aleluya, aleluya.
Del Evangelio según san Lucas (2,22-32)
Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de
Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para
presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley
del Señor: “Todo primogénito varón será consagrado al
Señor”, y para entregar la oblación, como dice la ley del
Señor: “un par de tórtolas o dos pichones”.
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón,
hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de
Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un
oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes
de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue
al templo.
Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:
Oración
Te damos gracias, Señor, porque, según tu promesa, a tus
siervos nos dejas ir en paz a la vida eterna. Como el justo y
piadoso Simeón, también nosotros somos ancianos. Como
él, queremos ser consolados con el Espíritu Santo, en los
sufrimientos de nuestra vida. Como él, cuando llegue
nuestra hora, queremos ver a tu Salvador, estar con él por
toda la eternidad. Te pedimos nos concedas que nuestros
ojos puedan ver a Jesús, tu Salvador, ya que Él es nuestra
luz, que ilumina las tinieblas de nuestra vida mientras caminamos hacia ti, oh claridad eterna, que vives y reinas,
inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.
Padre nuestro…
Canto
CLN 760 Oh, luz gozosa
¡Oh Luz gozosa de la Santa Gloria,
del Padre celeste e inmortal,
Santo y feliz Jesucristo!
—“Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu
siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las
naciones y gloria de tu pueblo Israel”.
Vosotros sois pueblo de Dios
131
Vosotros sois pueblo de Dios
Decimocuarta estación
La anciana Ana da gracias a Dios y habla del Niño
a los que aguardan la liberación de Jerusalén
V/. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya.
R/. Y habitó entre nosotros. Aleluya, aleluya.
Del Evangelio según san Lucas (2,36-40)
En aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de
jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda
hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo
día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones.
Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y
hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del
Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El
niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.
132
Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Oración
Te damos gracias, Señor, porque nos has concedido servirte con amor a lo largo de toda nuestra vida. Como la
muy anciana profetisa Ana, nos unimos a ti con nuestra
oración confiada. Ayúdanos, Señor, a continuar hablando de ti a todos nuestros hermanos, que tanto te necesitan, a todos los hombres: anunciando la alegría del
Evangelio, transmitiendo la gozosa esperanza en la que
nosotros, como Ana, vivimos.
Padre nuestro…
Canto
CLN 529 Desde lo hondo
Mi alma espera en el Señor,
mi alma espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
porque en Él está la salvación.
Para la PARROQUIA
Oración final
Señor y Dios nuestro, fuente de fe, alegría y esperanza,
hemos caminado con tu Hijo por los misterios gozosos de
su Encarnación y Nacimiento; haz que la contemplación
de estos santos misterios nos llene de tu gracia y de tu
amor, y nos ayude a dar testimonio de tu Hijo Jesucristo,
nuestro Salvador, en medio del mundo.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Vosotros sois pueblo de Dios
133
Vosotros sois pueblo de Dios
Comisión
Diocesana de
Pastoral de la
Salud
¿Quiénes son?
¿Dónde están?
¿Qué necesitan?
La comunidad cristiana, fiel al Espíritu de Jesús, ha de
esforzarse para llegar a todos los enfermos, sobre todo
a los más solos, olvidados, pobres y desasistidos. El acercamiento preferente a ellos y el estilo de atenderlos es lo
que da sentido evangélico a su acción.
Jesús se acercaba a ellos, se conmovía ante su situación,
los tocaba, los curaba y los reintegraba a la vida y a la
comunidad: “Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas
siguiendo su rastro, vendaré a las heridas, curaré a las
enfermas y las apacentaré como es debido… Y sabrán
que Yo, el Señor, soy su Dios y ellos son mi pueblo.” (Ez
34, 11-16; 30).
134
Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Para la PARROQUIA
Si queremos ser fieles al mensaje de Jesús, nuestra actitud y actuación ha de ser como la suya. Debemos conocer a los enfermos y:
– Descubrir y estudiar su situación y necesidades.
– Acercarnos para evitar, en la medida de lo posible,
su soledad y darles calor humano.
– Conseguir que nuestra ayuda sea digna y prudente.
En nuestra sociedad actual tenemos unos retos:
– Fomentar la formación del voluntariado
dedicado a su atención.
– Invitar a los profesionales de la salud para
que les dediquen parte de su tiempo libre.
– Valorar la entrega de las familias que cuidan
al enfermo con amor solícito y paciente.
– Conocer y defender los derechos de los enfermos.
– Romper barreras, deshacer prejuicios
y marginaciones.
“Cuando nos acercamos con ternura a los que necesitan
atención, llevamos la esperanza y la sonrisa de Dios en
medio de las contradicciones del mundo”.
(Papa Francisco)
Animados por el amor de Dios hecho hombre y pidiendo
su ayuda, salgamos al encuentro de aquellos que nos necesitan y llevémosles la esperanza y la alegría del Evangelio.
Oración del agente de pastoral
Señor,
queremos acercarnos a los enfermos,
mirándoles con tus ojos,
con tu compasión,
con tu corazón,
con tu amor.
Señor, ayúdanos a ver en ellos
a tu mismo Hijo Jesús.
Que les tratemos
como te trataríamos a Ti.
Que les respetemos
como quieres Tú que les respetemos.
Que les ayudemos
como ayudaba a los enfermos
tu Hijo Jesucristo.
Que les ayudemos a descubrir
el sentido trascendente de la enfermedad
y su dimensión evangélica,
para que se sientan miembros activos
wen la Comunidad Cristiana.
Amén.
Vosotros sois pueblo de Dios
135
Vosotros sois pueblo de Dios
Comisión
Diocesana de
Enseñanza
136
Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Para la PARROQUIA
“Esperando con alegría
el nacimiento de Jesús”
La comisión de Infancia y Juventud y la de Educación Católica proponemos este año para preparar el Adviento un
calendario.
Cada día los niños levantarán la pestaña correspondiente y encontrarán una reflexión, una propuesta o un reto
que les ayude a prepararse para recibir a Jesús esta Navidad. Con lo que el calendario les propone día a día, pretendemos que:
– Preparen su corazón para recibir al niño Jesús que va
a nacer.
– Se comprometan, especialmente con aquellos que
tienen más cerca.
– Dispongan, su entorno, para cultivar desde casa este
espíritu de preparación a la Navidad.
Como cada año, la propuesta va dirigida tanto a Primaria como a Secundaria, acomodando a cada etapa el
lenguaje y las propuestas, atendiendo las diferencias que
nos encontramos debidas a la edad.
Junto con el calendario, proporcionaremos una guía
para el profesor, para facilitarle su puesta en marcha en
el día a día.
La guía y el pdf del calendario estarán colgados en www.
cecpu.org dentro del secretariado de RECURSOS DIDÁCTICOS. Si estáis interesados en solicitar ejemplares en papel para trabajarlo con vuestros alumnos podéis encontrar el formulario de inscripción en la misma página web
y venir a recogerlos a C/ Avellanas nº12.
OCTUBRE 2014
– CELEBRACIÓN DE LA MISSIÓ presidida por el Emmo. y
Rvdo. Cardenal Arzobispo de Valencia D. Antonio Cañizares Llovera (Envío de profesores de religión de la
escuela pública).
– Convocatoria e inicio de inscripción a los Encuentros
de alumnos de religión de centros públicos.
– Reunión preparación encuentros alumnos Vicaría 6.
– Inicio de la Formación permanente para profesores
de religión tanto de primaria como de secundaria de
centros públicos.
– Apertura del Curso de formación primaria y secundaria de centros públicos.
– Publicación boletín Círculos Educativos para padres.
– Presentación del plan de las familias en la asamblea
Juniors.
– Inicio de las Escuelas de padres de centros públicos en
Almussafes y Piles.
– Curso de Formación enlaces de padres en los colegios
Diocesanos.
Vosotros sois pueblo de Dios
137
Vosotros sois pueblo de Dios
NOVIEMBRE 2014
ENERO 2015
– Convocatoria de Nadalenques al carrer para la escuela pública y diocesana.
– Inicio del primer curso de la Escuela de abuelos (sede
Valencia).
– Convocatoria de los Concursos de postales y belenes
para la escuela pública.
– Inicio de las Escuelas padres en el ámbito público: Requena, Utiel, Lliria, Sagunt-Port y Ontinyent.
– Inicio del primer curso de la Escuela de abuelos (sede
Valencia).
FEBRERO 2015
– Inicio de la Escuela de padres (sede Valencia).
– Inicio de las Escuelas padres en el ámbito público: Benissa, Denia, Gandía, Oliva, Benitatxell, l’Alcudia y Valencia.
DICIEMBRE 2014
– Celebraciones Adviento por vicarías para los profesores de religión de la escuela pública.
– Sesión Formación permanente para profesores de religión tanto de primaria como de secundaria de centros
públicos.
– Entrega de premios Concursos Belenes y Postales.
– Entrega premios concurso DESAMAPARA2.0.
– VIII edición de Nadalenques al carrer.
– Publicación boletín Círculos Educativos para padres.
138
Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
– Comienzan los Encuentros de alumnos de religión de
centros públicos.
– Celebraciones Cuaresma por vicarías para los profesores de religión de la escuela pública.
– Jornadas por la educación integral para padres y
alumnos de centros públicos y diocesanos: Mislata y
Albal.
Para la PARROQUIA
MARZO 2015
MAYO 2015
– Jornadas por la educación integral para padres y
alumnos de centros públicos y diocesanos: Massamagrell.
– Inicio Encuentros de alumnos de sexto de primaria de
religión de centros públicos en Requena y Silla.
– Encuentros de alumnos de religión de centros públicos
en Gandía, Oliva y El Vergel.
– Publicación boletín Círculos Educativos para padres.
ABRIL 2015
– Charla formativa a las familias en los días Juniors.
– Jornadas por la educación integral para padres y
alumnos de centros públicos y diocesanos: Sueca, Alaquàs y Moncada.
– Campaña de promoción de la asignatura de religión
en la escuela pública.
– Curso de enlaces de profesores FIDES de colegios Diocesanos.
– Publicación boletín Círculos Educativos para padres.
JUNIO 2015
– Jornadas por la educación integral para padres y
alumnos de centros públicos y diocesanos: SaguntPort, Almussafes y Tuéjar.
JULIO 2015
– Jornada de formación permanente y actualización de
los profesores de religión de la escuela pública.
Vosotros sois pueblo de Dios
139
Vosotros sois pueblo de Dios
Comisión
Diocesana de
Catequesis
Celebración
Penitencia de Adviento
Ambientación
Una lámpara encendida. Alrededor cirios pequeños apagados como signo de que el pecado debilita y apaga
nuestra adhesión a Cristo y nuestra capacidad de ser luz
de Cristo en medio del mundo. Tras la confesión individual, se invita a cada fiel a que encienda una de las velitas como signo de haber recuperado la luz con el perdón
de los pecados. Esta luz, a la vez, es personal y un bien
para la comunidad.
Canto de entrada
VEN, VEN SEÑOR NO TARDES.
VEN, VEN, QUE TE ESPERAMOS.
VEN, VEN SEÑOR NO TARDES.
VEN PRONTO, SEÑOR.
El mundo muere de frío,
el alma perdió el calor,
los hombres no son hermanos,
el mundo no tiene amor.
Envuelto en sombría noche,
el mundo, sin paz, no ve;
buscando va una esperanza,
buscando, Señor, tu fe.
Al mundo le falta vida,
al mundo le falta luz;
al mundo le falta el cielo,
al mundo le faltas Tú.
140 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Para la PARROQUIA
Saludo
Sacerdote:
La gracia, la misericordia y la paz de Dios Padre y de
Jesucristo, nuestro Salvador, estén con todos vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
Monición inicial
Queridos hermanas y hermanos en Cristo:
En medio de los quehaceres de la vida, en muchas
ocasiones, no escuchamos la Palabra de Jesús, y nos
dejamos conducir por palabras de egoísmo y de pecado. Hoy el Señor se dirige a cada uno y nos ofrece
su perdón para vivir más intensamente nuestra vida
cristiana. Dispongámonos para acoger a Cristo que
viene con un espíritu limpio y reconciliado. Así viviremos más intensamente la alegría de la Navidad.
Oración
Sacerdote:
Oremos, hermanos, para que la venida del Señor,
cuyo misterio celebraremos en las próximas fiestas,
nos encuentre vigilantes y preparados.
Todos oran en silencio un momento.
Sacerdote:
¡Oh Dios, creador de los cielos: aumenta nuestra fe,
fortalece nuestra fe. Te pedimos el perdón de las ofensas para que, esperando firmemente la venida de
nuestro Redentor, merezcamos alcanzar el perdón de
los pecados! Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
Liturgia de la Palabra
Lectura del Profeta Jeremías 31, 31-34
Mirad que llegan días oráculo del Señor en que haré
con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza
nueva. No como la que hice con vuestros padres,
cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto: Ellos, aunque yo era su Señor, quebrantaron mi
alianza; oráculo del Señor.
Sino que así será la alianza que haré con ellos, después de aquellos días oráculo del Señor: Meteré mi
ley en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré
su Dios y ellos serán mi pueblo.
Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo, el otro a su
hermano, diciendo:
Reconoce al Señor.
Porque todos me conocerán, desde el pequeño al
grande oráculo del Señor cuando perdone sus crímenes y no recuerde sus pecados.
Palabra de Dios.
R/. Te alabamos, Señor.
Vosotros sois pueblo de Dios
141
Vosotros sois pueblo de Dios
Salmo responsorial Sal 102, 1-2. 8 y 13. 17-18a
V/. El Señor es compasivo y misericordioso.
R/. El Señor es compasivo y misericordioso.
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.
R/. El Señor es compasivo y misericordioso.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles.
R/. El Señor es compasivo y misericordioso.
Pero la misericordia del Señor
dura siempre,
su justicia pasa de hijos a nietos:
para los que guardan la alianza.
R/. El Señor es compasivo y misericordioso.
X Lectura del santo Evangelio según san Lucas 7, 36-50
En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera
a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo, se
recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del
fariseo, vino con un frasco de perfume, y, colocándose
detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los
142
Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume.
Al ver esto, el fariseo que lo había invitado, se dijo: «Si
éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo
está tocando y lo que es: una pecadora».
Jesús tomó la palabra y le dijo: «Simón, tengo algo
que decirte». Él respondió: «Dímelo, maestro».
Jesús le dijo: «Un prestamista tenía dos deudores: uno
le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como
no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál
de los dos lo amará más?» .
Simón contestó: «Supongo que aquél a quien le perdonó más». Jesús le dijo: «Has juzgado rectamente».
Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta
mujer? Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste
agua para los pies; ella en cambio me ha lavado los
pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su
pelo. Tú no me besaste; ella en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella en cambio me ha
ungido los pies con perfume. Por eso te digo, sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho
amor: pero al que poco se le perdona, poco ama». Y a
ella le dijo: «Tus pecados están perdonados».
Los demás convidados empezaron a decir entre sí:
«¿Quién es éste, que hasta perdona pecados?» Pero Jesús dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado, vete en paz».
Palabra del Señor.
R/. Gloria a ti, Señor Jesús.
Para la PARROQUIA
Homilía
Examen de conciencia
“Por la fe, María acogió la palabra del Ángel y creyó
en el anuncio de que sería la Madre de Dios en la obediencia de su entrega (cf. Lc 1, 38)”(PF 13).
· ¿Qué palabras o gestos que he hecho me han alejado
del Señor?
· ¿Encuentro a Jesús en mi vida matrimonial, con mi
esposo o esposa?
· ¿Soy honrado en mi trabajo?
· ¿Busco al Señor en mi vida cotidiana?
· ¿Estoy atento a la presencia del Señor en mi vida?
· ¿Soy fiel a las orientaciones de la Iglesia?
· ¿Le descubro en el prójimo?
· ¿Busco a Jesús en su Cuerpo que es la Iglesia?
· ¿Escucho la Palabra de Dios con atención?
· ¿Manifiesto a los demás mi condición de cristiano?
· ¿Acojo la Palabra del Señor como orientación para
mi vida?
· ¿Busco al Señor en el testimonio ante los demás?
· ¿Estoy despierto para detectar todas las ocasiones de
vivir la caridad con los demás?
Por la fe, los Apóstoles dejaron todo para seguir al
Maestro (cf. Mt 10, 28). Creyeron en las palabras con
las que anunciaba el Reino de Dios, que está presente
y se realiza en su persona (cf. Lc 11, 20).
· ¿Qué sobra en mi vida para poder ser mejor discípulo
de Jesús?
· ¿Cómo preparo la venida de Jesús en Navidad? ¿Sólo
con compras?
· Jesús viene en cada Eucaristía. ¿Vivo la Misa con atención para encontrarme con Jesús en la Comunión?
Por la fe, los mártires entregaron su vida como testimonio de la verdad del Evangelio, que los había trasformado y hecho capaces de llegar hasta el mayor
don del amor con el perdón de sus perseguidores.
Por la fe, muchos cristianos han promovido acciones
en favor de la justicia, para hacer concreta la palabra
del Señor, que ha venido a proclamar la liberación de
los oprimidos y un año de gracia para todos (cf. Lc 4,
18-19).
· ¿Vivo mi vida acogiendo a los demás y sus necesidades o más bien me resulta molesto atender a los
otros?
· ¿Descubro lo que Dios quiere para mi vida? ¿Le pregunto en la oración?
· ¿Tengo verdadero deseo de seguir su voluntad?
· ¿Soy abierto y caritativo con los otros o me dejo vencer por mi egoísmo?
· ¿Alegro la vida a quienes comparten la vida conmigo o soy causa de tristeza?
· ¿Acojo la paz de Cristo trabajando por la paz y el
perdón?
Vosotros sois pueblo de Dios
143
Vosotros sois pueblo de Dios
Confesión general de los pecados
Sacerdote:
Hermanos: confesad vuestros pecados y orad unos
por otros, para que os salvéis.
Todos: Yo confieso...
Sacerdote:
Cristo nuestro Salvador es nuestro abogado ante el
Padre: con un corazón humilde pidámosle que perdone nuestros pecados.
Todos: Confiamos en tu perdón, Señor.
Tu perdón es nuestra esperanza. Acógenos en el sacramento de la reconciliación.
R/. Confiamos en tu perdón, Señor.
Haz que seamos un signo viviente de tu amor para
que todos lo vean: un pueblo reconciliado contigo y
unos con otros.
R/. Confiamos en tu perdón, Señor.
Haz que crezcamos en tu paz y que la extendamos
por todo el mundo.
R/. Confiamos en tu perdón, Señor.
Al perdonar nuestros pecados: ayúdanos a amar a
los demás y a saber perdonar sus pecados contra nosotros.
R/. Confiamos en tu perdón, Señor.
144 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Envía tu luz a nuestra oscuridad y llévanos por el camino de tu verdad.
R/. Confiamos en tu perdón, Señor.
En tu perdón líbranos de nuestro pasado y haz que
seamos capaces de empezar una nueva vida santa.
R/. Confiamos en tu perdón, Señor.
Supera el daño que nuestro pecado nos ha causado
y guíanos de nuevo por los caminos del amor y de la
paz.
R/. Confiamos en tu perdón, Señor.
Sacerdote:
Dirijámonos a Dios nuestro Padre y pidámosle que
nos libre de todo mal y nos prepare para la llegada
de su reino.
Todos: Padre nuestro...
Sacerdote:
Oh Dios, que al crear en el principio la luz disipaste las tinieblas del mundo, te pedimos que venga el
creador de la luz, preparado antes de los siglos, para
que el pueblo, libre de la esclavitud del error, pueda
salir al encuentro de tu Hijo con el fruto de las buenas
obras. Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
Para la PARROQUIA
Confesión y absolución individual
Oración final de acción de gracias
Acción de gracias por
la misericordia de Dios
Sacerdote:
Padre santo, Tú nos has renovado a imagen de tu
Hijo; concédenos tu misericordia, para que seamos
testigos de tu amor en el mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Concluidas las confesiones individuales, el sacerdote
invita a la acción de gracias a Dios. Todos los fieles
proclaman el Magnificat.
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
La celebración finaliza con la bendición del sacerdote.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí.
Su nombre es Santo, y su misericordia llega
a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos despide vacíos.
Auxilia a Israel su siervo,
acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
Vosotros sois pueblo de Dios
145
Vosotros sois pueblo de Dios
COV
Centro de
Orientación
Vocacional
146 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Catequesis
para jóvenes
Para la PARROQUIA
“La Visitación y el Magnificat”
(Lc 1, 39-56)
Introducción
Objetivos
La Iglesia, Pueblo de Dios
El lema del IDE en su primer ciclo es “Vosotros sois Pueblo de Dios”, y dado que la Virgen María es vista por la
Iglesia como su “figura” perfecta y “su modelo destacadísimo en la fe y en el amor” (LG 53), en este tiempo de
Adviento-Navidad acudiremos al pasaje evangélico de la
Visitación de María a su prima Isabel para, de la mano de
ambas madres, ofrecer una sencilla catequesis con claves vocacionales en la respuesta a la llamada de Dios a
seguirle más de cerca en Jesucristo.
Como nos indica el Catecismo, “Dios quiso santificar y
salvar a los hombres no individualmente y aislados, sin
conexión entre sí, sino hacer de ellos un pueblo para que
le conociera de verdad y le sirviera con una vida santa.
Eligió pues a Israel para pueblo suyo. Le fue revelando su
persona y su plan a lo largo de su historia y lo fue santificando” (CIC 781).
Para ello, centrados en la Palabra de Dios y el Catecismo
de la Iglesia Católica, nos basaremos en textos del beato
Juan Pablo II acerca de la visitación de la Virgen María a
su prima Isabel: homilías, discursos, ángelus, y de una manera especial, de su Carta encíclica Redemptoris Mater.
Aquellos que son llamados por Cristo a seguirle están
llamados a ser testigos suyos. María, llamada por Dios
a través de su ángel Gabriel, y testigo de la obra de Dios
ante su prima Isabel, nos dará claves para que “no entristezcamos al Espíritu Santo de Dios” (Ef 4, 30) y, secundando su querer en nosotros, mostremos a Cristo para
bien nuestro y de nuestros hermanos.
Todo esto como preparación y figura de su alianza nueva
y perfecta que iba a realizar en Cristo convocando a las
gentes de entre los judíos y los gentiles para que se unieran en el Espíritu.
Así, la Iglesia fundada por Jesús, es el nuevo Pueblo de
Dios, del que se llega a ser miembro (CIC 782), no por el
nacimiento físico, sino por el “nacimiento de arriba”, “del
agua y del Espíritu”, es decir, por la fe en Cristo y el Bautismo.
Este Pueblo tiene por Cabeza a Jesús el Cristo, y “su ley,
es el mandamiento nuevo: amar como el mismo Cristo
mismo nos amó” y “su destino es el Reino de Dios, que él
mismo comenzó en este mundo, que ha de ser extendido”
(CIC 782).
En este tiempo de Adviento-Navidad, María nos “visitará” con su ejemplo y cuidado maternal, para mostrarnos
cómo manifestar la obra que Dios ha hecho en nosotros
y su paternal solicitud, que no abandona a su pueblo; al
contrario, cuida de los pequeños y los marginados.
Vosotros sois pueblo de Dios
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Vosotros sois pueblo de Dios
La maternidad de María
respecto de la Iglesia
Y en este Pueblo de Dios, encontramos a María como “Madre de Cristo, Madre de la Iglesia” (Pablo VI). “Jesucristo,
agonizando en la Cruz, la dio como madre al discípulo
con estas palabras: «Mujer, ahí tienes a tu hijo» (Jn 19,
26-27)” (CIC 964). Será desde ese momento la Madre de
los todos los nuevos vivientes (mientras que Eva lo era de
todos los que viven), siendo venerada por la Iglesia venera como la Madre de su Señor y como su propia Madre.
María “es verdaderamente la Madre de los miembros (de
Cristo) porque colaboró con su amor a que nacieran en
la Iglesia los creyentes, miembros de aquella cabeza”
(LG 53). Y nunca ha dejado de serlo: “Después de la Ascensión de su Hijo, María estuvo presente en los comienzos de la Iglesia con sus oraciones” (CIC 965).
Tampoco cuando Ella misma fue llevada a los cielos:
“Esta maternidad de María perdura sin cesar. Con su
asunción a los cielos, no abandonó su misión salvadora,
sino que continúa procurándonos con su múltiple intercesión los dones de la salvación eterna” (CIC 969). “Creemos que la Santísima Madre de Dios, nueva Eva, Madre
de la Iglesia, continúa en el cielo ejercitando su oficio materno con respecto a los miembros de Cristo (Credo del
Pueblo de Dios, 15).
148 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Hay que mirar a María para “contemplar en ella lo que
es la Iglesia en su misterio, en su «peregrinación de la fe»,
y lo que será al final de su marcha”, ya que “la Madre de
Jesús, glorificada ya en los cielos en cuerpo y alma, es la
imagen y comienzo de la Iglesia que llegará a su plenitud
en el siglo futuro” (CIC 972).
Para la PARROQUIA
Catequesis
Pequeñez
“Porque ha mirado la humildad de su esclava”
(Lc 1, 48)
Dios llama a los que quiere (Mc 3, 13) y escoge a lo débil
del mundo para humillar lo poderoso (1Co 1, 27). María
es la primera de aquellos «pequeños», de los que Jesús
dirá: «Padre ... has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños» (Mt 11, 25).
Frente al Señor, potente y misericordioso, María manifiesta el sentimiento de su pequeñez: «Proclama mi alma la
grandeza del Señor; se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava»
(Lc 1,46-48).
Ante la excelencia de María, Isabel comprende también
qué honor constituye para ella su visita: «¿De dónde a mí
que la madre de mi Señor venga a mí?» (Lc 1,43). Con la
expresión «mi Señor», Isabel reconoce la dignidad real,
más aún, mesiánica, del Hijo de María. Isabel, con su
exclamación llena de admiración, nos invita a apreciar
todo lo que la presencia de la Virgen trae como don a la
vida de cada creyente.
María presenta su situación de pobreza y la conciencia de
su pequeñez ante Dios que, con decisión gratuita, puso su
mirada en ella, joven humilde de Nazaret, llamándola a
convertirse en la madre del Mesías.
En efecto, «Cristo,... siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. Sino que se despojó
de sí mismo, tomando la condición de siervo, haciéndose
semejante a los hombres»; concretamente en el Gólgota
«se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y
muerte de cruz» (cf. Flp 2, 5-8).
Con la expresión Magníficat, versión latina de una palabra griega que tenía el mismo significado, se celebra la
grandeza de Dios, que con el anuncio del ángel revela
su omnipotencia, superando las expectativas y las esperanzas del pueblo de la alianza e incluso los más nobles
deseos del alma humana.
Vosotros sois pueblo de Dios
149
Vosotros sois pueblo de Dios
Capacitada por Dios
“El Poderoso ha hecho obras grandes por mí” (Lc 1, 49))
En aquel que es llamado por Dios, Dios realiza las “obras
grandes”, porque “para Dios nada hay imposible” (Lc 1, 37).
María, inspirándose en la tradición del Antiguo Testamento, celebra con el cántico del Magníficat las maravillas que Dios realizó en ella, y revela su experiencia del
rostro de Dios. Dios no sólo es el Poderoso, pare el que
nada es imposible, como había declarado Gabriel (cf. Lc
1,37), sino también el Misericordioso, capaz de ternura
y fidelidad para con todo ser humano. María realmente
experimenta en su vida de un modo concreto cómo Dios
hace maravillas.
¿Qué son esas «obras grandes» realizadas en María por
el Poderoso? La expresión aparece en el Antiguo Testamento para indicar la liberación del pueblo de Israel de
Egipto o de Babilonia. En el Magníficat se refiere al acontecimiento misterioso de la concepción virginal de Jesús,
acaecido en Nazaret después del anuncio del ángel.
El Espíritu Santo preparó a María con su gracia. Convenía
que fuese “llena de gracia” la Madre de Aquel en quien
“reside toda la plenitud de la divinidad corporalmente”
(Col 2, 9). Ella fue concebida sin pecado, por pura gracia,
como la más humilde de todas las criaturas, la más capaz de acoger el don inefable del Omnipotente.
150 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
En María el Espíritu Santo realiza el designio benevolente
del Padre. La Virgen concibe y da a luz al Hijo de Dios
por obra del Espíritu Santo. Su virginidad se convierte en
fecundidad única por medio del poder del Espíritu y de la
fe (cf. Lc 1, 26-38; Rom 4, 18-21; Gál 4, 26-28). María sabe
que lo ha concebido y dado a luz «sin conocer varón»,
por obra del Espíritu Santo, con el poder del Altísimo que
ha extendido su sombra sobre ella (cf. Lc 1, 35).
Dios revelará a María el prodigioso embarazo de su prima
anciana, como signo de que para él nada es imposible.
Para la PARROQUIA
La Fe y la respuesta
al Don de Dios
“¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas
que le fueron dichas de parte del Señor!” (Lc 1, 45)
Estas palabras se pueden poner junto al apelativo «llena de gracia» del saludo del ángel. La plenitud de gracia, anunciada por el ángel, significa el don de Dios
mismo; la fe de María, proclamada por Isabel en la visitación, indica como la Virgen de Nazaret ha respondido
a este don.
Isabel, proclamándola «bendita entre las mujeres», indica la razón de la bienaventuranza de María en su fe:
«¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le
fueron dichas de parte del Señor!» (Lc 1,45). La grandeza
y la alegría de María tienen origen en el hecho de que ella
es la que cree.
«Cuando Dios revela hay que prestarle la obediencia de
la fe» (Rom 16, 26; cf. Rom 1, 5; 2Cor 10, 5-6), por la que el
hombre se confía libre y totalmente a Dios. Esta descripción de la fe encontró una realización perfecta en María.
La fe de María puede parangonarse también a la de
Abraham, llamado por el Apóstol «nuestro padre en
la fe» (cf. Rom 4, 12). Como Abraham «esperando contra toda esperanza, creyó y fue hecho padre de muchas
naciones» (cf. Rom 4, 18), así María, en el instante de la
anunciación, después de haber manifestado su condición
de virgen («¿cómo será esto, puesto que no conozco varón?»), creyó que por el poder del Altísimo, por obra del
Espíritu Santo, se convertiría en la Madre del Hijo de Dios
según la revelación del ángel: «el que ha de nacer será
santo y será llamado Hijo de Dios» (Lc 1, 35).
Sin embargo las palabras de Isabel «Feliz la que ha creído» no se aplican únicamente a aquel momento concreto de la anunciación, ya que la anunciación representa
el momento culminante de la fe de María a la espera de
Cristo, pero es además el punto de partida, de donde inicia todo su «camino hacia Dios», todo su camino de fe.
Ante las palabras del ángel “vas a concebir en el seno y
vas a dar a luz un hijo” (Lc 1, 31), María las acoge con su
fiat por medio de la fe, convirtiéndola en la «Madre del
Señor». Por medio de la fe se confió a Dios sin reservas y
«se consagró totalmente a sí misma a la persona y a la
obra de su Hijo».
Vosotros sois pueblo de Dios
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Vosotros sois pueblo de Dios
La voluntad de Dios
”No quiere que nadie se pierda” (2Pe 3, 9)
La voluntad del llamado busca lo mismo que la voluntad de Dios. Quiere lo que Dios quiere. La Visitación nos
presenta otro aspecto de la vida interior de María: su actitud de servicio humilde y de amor desinteresado para
quien se encuentra en necesidad.
María se puso en camino para dirigirse a la casa de Isabel,
ciertamente por una necesidad del corazón, para prestarle un servicio afectuoso, como de hermana, en aquellos
meses de avanzado embarazo. En su espíritu sensible y
gentil florece el sentimiento de la solidaridad femenina,
característico de esa circunstancia. Pero sobre ese fondo psicológico se inserta probablemente la experiencia
de una especial comunión establecida entre ella e Isabel
con el anuncio del ángel: el hijo que esperaba Isabel será
precursor de Jesús y el que lo bautizará en el Jordán.
Hacerse prójimo de la persona necesitada: éste es el mandamiento que Cristo dio a todo discípulo.
“A Dios nunca le vio nadie; si nosotros nos amamos mutuamente, Dios permanece en nosotros... Y nosotros tenemos de El este precepto: que quien ama a Dios, ame
también a su hermano” (1Jn 4, 12.21), dirá San Juan
Evangelista. Pero ¿quién mejor que María había realizado
este mensaje? ¿Y quién, sino Jesús, a quien Ella llevaba en
el seno, la apremiaba, la incitaba, la inspiraba esta continua actitud de servicio generoso y de amor desinteresado
hacia los otros? “El Hijo del hombre no ha venido a ser
152
Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
servido, sino a servir” (Mt 20, 28), dirá Jesús a sus discípulos; pero su Madre ya habrá realizado perfectamente esta
actitud del Hijo.
Y si reflexionamos con particular atención sobre el pasaje
de la Carta a los Romanos (cf. Rom 12, 9-13), nos damos
cuenta de que brota de él una imagen eficaz del comportamiento de María Santísima, para nuestra edificación:
su caridad no tuvo ficciones; amaba profundamente a
los otros; ferviente de espíritu, servía al Señor; alegre en
la esperanza; fuerte en la tribulación; perseverante en la
oración; solícita para las necesidades de los hermanos.
María es el modelo de la Iglesia que, con las obras de
misericordia y caridad, trae al mundo la paz de Cristo
salvador.
¡Cuántos hijos e hijas de la Iglesia, en estos dos mil años,
han testimoniado el amor del Padre celestial en las múltiples fronteras de la solidaridad! Se trata de una especie
de gran «visitación», que se extiende al mundo entero,
irradiando el misterio de Dios, que se hace prójimo del
hombre y sana sus heridas materiales y morales.
En la Visitación vemos a dos mujeres que han recibido de
Dios el Don de la maternidad, tal y como aquellos que
son llamados por Dios a seguirle más de cerca en Cristo,
y pueden también experimentar el haber recibido la maternidad y paternidad espiritual.
Para la PARROQUIA
Fidelidad de Dios
Los pobres y pequeños:
destinatarios de Dios
“Como lo había prometido a nuestros padres” (Lc 1, 55)
“Enaltece a los humildes” (Lc 1, 52)
El cántico exalta el cumplimiento de las promesas y la
fidelidad de Dios hacia el pueblo elegido. María, colmada
de dones divinos, no se detiene a contemplar solamente
su caso personal, sino que comprende que esos dones son
una manifestación de la misericordia de Dios hacia todo
su pueblo. En ella Dios cumple sus promesas con una fidelidad y generosidad sobreabundantes.
EL Señor indica Isabel a María como la destinataria de
sus cuidados: “Ya está de seis meses la que llamaban estéril” (Lc 1, 36). También a nosotros el Señor nos ha indicado y seguirá indicándonos a las personas con las que
debemos ser testigos suyos, para que en nosotros y en
ellas crezcan la fe y la gratitud hacia su misericordia infinita y omnipotente.
El “Magníficat”, pronunciado por María y escuchado por
Isabel, es el canto de la esperanza de todos los pobres,
los enfermos y los que sufren en el mundo, que exultan
de alegría porque saben que Dios está junto a ellos como
Salvador.
Con su lectura sapiencial de la historia, María nos lleva a
descubrir los criterios de la misteriosa acción de Dios. El
Señor, trastrocando los juicios del mundo, viene en auxilio de los pobres y los pequeños, en perjuicio de los ricos y
los poderosos, y, de modo sorprendente, colma de bienes
a los humildes, que le encomiendan su existencia (cf. Redemptoris Mater, 37).
Estas palabras del cántico, a la vez que nos muestran en
María un modelo concreto y sublime, nos ayudan a comprender que lo que atrae la benevolencia de Dios es sobre
todo la humildad del corazón. Los humildes son siempre
los primeros en recibirle: los pastores, los magos, Simeón
y Ana, los esposos de Caná y los primeros discípulos.
Vosotros sois pueblo de Dios
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Vosotros sois pueblo de Dios
El dinamismo del Amor
“Se puso en camino María y se fue con prontitud”
(Lc 1, 39)
El que es llamado por Dios, necesita hacer del DON recibido de Dios, un DON donado.
Cuando uno recibe la llamada de Dios a consagrarse totalmente a Él, a pertenecerle radicalizando la consagración
realizada en su bautismo, lo primero que experimenta es
su Amor, en medio de la pobreza personal. Un Amor que
desborda todo deseo. Porque Dios nos da más de lo que
podemos incluso desear y perdona amorosamente nuestras flaquezas. Y ese Amor no deja pasivo, sino que lleva
a la necesidad de mostrarlo a los demás. De no guardarlo
para sí, de llevar a Cristo a los demás, de acercar a los demás a Cristo, el verdadero “tesoro escondido” o “la perla
preciosa” por la que merece la pena venderlo todo.
Al responder “Sí” al plan divino de consagración, el llamado comienza a ocupar su lugar de ciudad situada en
la cima de un monte o como lámpara en el candelero,
para que alumbre a todos. No puede ocultarse. Su luz comienza a brillar delante de los hombres para que acaben
encontrándose con Dios.
El evangelista, describiendo la salida de María hacia
Judea, usa el verbo anístemi, que significa levantarse,
ponerse en movimiento. Considerando que este verbo
se usa en los evangelios para indicar la resurrección de
Jesús (cf. Mc 8, 31; 9, 9.31; Lc 24, 7.46), podemos suponer
154 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
que Lucas, con esta expresión, quiere subrayar el impulso
vigoroso que lleva a María, bajo la inspiración del Espíritu Santo, a dar al mundo el Salvador.
San Ambrosio dice del viaje de María: “Alegre de cumplir
su deseo, delicada en su deber, diligente en su alegría,
se apresuró hacia la montaña. ¿Adónde, sino hacia las
cimas, debía tender con prisa la que ya estaba llena de
Dios? La gracia del Espíritu Santo no conoce obstáculos
que retrasen el paso” (Expositio Evangelii secundum Lucas, II, 19; CCL 14, pág. 39).
María, movida por la caridad, se dirige a la casa de su pariente, y realiza el viaje «con prontitud». Y es que “el amor
de Cristo nos apremia” (2Co 5, 14) como dirá san Pablo a
los Corintios. Apenas ha sabido por el Arcángel Gabriel
el estado de su pariente Isabel, se pone inmediatamente
en camino hacia la montaña, para llegar “con prisa” a su
ciudad de Judea, la actual “Ain Karim”.
La dirección del viaje de la Virgen santísima es particularmente significativa: será de Galilea a Judea, como el
camino misionero de Jesús (cf. Lc 9,51). En efecto, con su
visita a Isabel, María realiza el preludio de la misión de
Jesús y, colaborando ya desde el comienzo de su maternidad en la obra redentora del Hijo, se transforma en el
modelo de quienes en la Iglesia se ponen en camino para
Para la PARROQUIA
Dios obra desde lo que pasa
desapercibido
“Se puso en camino María y se fue con prontitud”
(Lc 1, 39)
llevar la luz y la alegría de Cristo a los hombres de todos
los lugares y de todos los tiempos.
También María, aun teniendo conciencia de la altísima
dignidad que se le había concedido, ante el anuncio del
ángel se declara de forma espontánea “esclava del Señor”. Se entregó a sí misma para servir al Misterio de la
Redención y en éste compromiso de servicio Ella incluye
también su propósito de servir al prójimo, como lo demuestra la relación que guardan el episodio de la Anunciación y el de la Visitación. María se pone en camino y
“de prisa” (Lc 1, 39) para ayudar a su prima en los preparativos del nacimiento del niño, con plena disponibilidad. Un modelo sublime de servicio.
“Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo,
saltó de gozo el niño en mi seno”. (Lc 1, 44). Isabel atribuyó a la voz de María que el niño “saltó” en su seno. Un
saludo. Dios siempre obra en lo sencillo, en lo que pasa
desapercibido. No se hace visible a Elías en el fuego, el
huracán o el terremoto, sino en la suave brisa (1Re 19,
11-12). A través, de la sencillez de “un saludo” es capaz de
donar el Espíritu Santo.
Poniéndose en camino para servir, María anuncia a Aquel
que dirá de sí mismo: “El Hijo del hombre no ha venido a
ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por
muchos” (Mc 10, 45; cf. Mt 20, 28). En la vida de Jesús, la
voluntad de servir es constante y sorprendente. En efecto,
como Hijo de Dios, hubiera podido con razón hacer que le
sirvieran. Jesús no quiere ser servido, sino que desea servir hasta el punto de entregar totalmente su vida.
Vosotros sois pueblo de Dios
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Vosotros sois pueblo de Dios
Frutos de la Visitación
Alegría
«Cuando oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el
niño en su seno» (Lc 1,41). El saludo de María suscita en
el hijo de Isabel un salto de gozo: la entrada de Jesús en
la casa de Isabel, gracias a su Madre, transmite al profeta
que nacerá la alegría que el Antiguo Testamento anuncia
como signo de la presencia del Mesías.
Ante el saludo de María, también Isabel sintió la alegría
mesiánica y «quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno”» (Lc 1,41-42).
La atmósfera que empapa el episodio evangélico de la
Visitación es la alegría: el misterio de la Visitación es un
misterio de gozo. Juan el Bautista exulta de alegría en el
seno de Santa Isabel; ésta, llena de alegría por el don de
la maternidad, prorrumpe en bendiciones al Señor; María eleva el Magníficat, un himno todo desbordante de la
alegría mesiánica.
El encuentro de las dos Madres es también el encuentro
entre el Precursor y el Mesías que, por la mediación de su
Madre, comienza a obrar la salvación haciendo exultar de
alegría a Juan el Bautista todavía en el seno de la madre.
La escena presenta rasgos de un gozoso acontecimiento
salvífico, que supera el sentimiento espontáneo de la simpatía familiar. Entonces ¿cuál es la misteriosa fuente oculta de esta alegría? Es Jesús, a quien María ya ha concebido
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Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
por obra del Espíritu Santo, y que comienza ya a derrotar
lo que es la raíz del miedo, de la angustia, de la tristeza:
el pecado, la esclavitud más humillante para el hombre.
La gracia de la Encarnación, después de haber inundado
a María, lleva salvación y alegría a la casa de Isabel. El
Salvador de los hombres, oculto en el seno de su Madre,
derrama el Espíritu Santo y produce la alegría que unió a
las dos madres en aquel encuentro, como fruto del amor
que vibraba en sus corazones.
Se trataba del Espíritu-Amor trinitario, que se revelaba en
los umbrales de la “plenitud de los tiempos” (Gál 4, 4), inaugurada en el misterio de la encarnación del Verbo. Ya en
aquel feliz momento se realizaba lo que Pablo diría después: “El fruto del Espíritu es amor, alegría, paz” (Gál 5, 22).
Del alma de María brota un canto de júbilo, el Magnificat,
en el que también ella expresa su alegría: “Mi espíritu se
alegra en Dios mi salvador” (Lc 1, 47). Así, mientras la turbación por la incredulidad parece reflejarse en el mutismo
de Zacarías, María irrumpe con la alegría de su fe pronta y
disponible: «Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel»
(Lc 1,40). De hecho Isabel le dirá: “Feliz la que ha creído”.
El cántico Magníficat es la respuesta de la Virgen al
misterio de la Anunciación: el ángel la había invitado a
alegrarse; ahora María expresa el júbilo de su espíritu en
Dios, su salvador. Su alegría nace de haber experimentado personalmente la mirada benévola que Dios le dirigió
a ella, criatura pobre y sin influjo en la historia.
Para la PARROQUIA
Jesucristo
En la Visitación, la Virgen lleva a la madre del Bautista
el Cristo, que derrama el Espíritu Santo. Las mismas palabras de Isabel “apenas llegó a mis oídos la voz de tu
saludo, saltó de gozo el niño en mi seno”, expresan bien
este papel como mediadora de María. En su gran misericordia, Dios ha visitado y redimido a su pueblo.
La expresión «a la región montañosa» (Lc 1,39), en el
contexto lucano, es mucho más que una simple indicación topográfica, pues permite pensar en el mensajero
de la buena nueva descrito en el libro de Isaías: «¡Qué
hermosos son sobre los montes los pies del mensajero
que anuncia la paz, que trae buenas nuevas, que anuncia
salvación, que dice a Sión: “Ya reina tu Dios”!» (Is 52,7).
Donde está María, allí está Cristo; y donde está Cristo, allí
está su Espíritu Santo, que procede del Padre y de él en el
misterio sacrosanto de la vida trinitaria. “Ella es madre
allí donde Él es Salvador y Cabeza del Cuerpo místico”
(CIC 973). Por medio de María, el Espíritu Santo comienza
a poner en comunión con Cristo a los hombres “objeto del
amor benevolente de Dios” (cf. Lc 2, 14).
En María, el Espíritu Santo manifiesta al Hijo del Padre
hecho Hijo de la Virgen. Ella es la zarza ardiente de la teofanía definitiva: llena del Espíritu Santo, presenta al Verbo en la humildad de su carne dándolo a conocer a los
pobres (cf. Lc 2, 15-19) y a las primicias de las naciones
(cf. Mt 2, 11) (CIC 724).
San Lucas parece invitar a ver en María a la primera evangelista, que difunde la buena nueva, comenzando los
viajes misioneros del Hijo divino. María es portadora de
una Buena Noticia, que tiene rostro humano: Jesucristo.
Al hacerse hombre, el Hijo de Dios ha venido a visitar a
cada una de las personas y se ha convertido para cada
una de ellas en “la Puerta”: Puerta de la vida, Puerta de
la salvación. Si el hombre quiere encontrar la salvación,
debe entrar a través de esta Puerta. Cada uno está invitado a cruzar este umbral.
Vosotros sois pueblo de Dios
157
Vosotros sois pueblo de Dios
El Espíritu Santo
Nacimiento de nuevos testigos
“En cuanto oyó Isabel el saludo de María, (...) quedó llena
de Espíritu Santo” (Lc 1, 41). El encuentro entre la Virgen y
su prima Isabel es una especie de “pequeño Pentecostés”.
«Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu
seno» (cf. Lc 1, 40-42).
Al quedar llena de Espíritu Santo, Isabel exclamará «con
gran voz», manifestando así un entusiasmo y una alegría que son también fruto del Espíritu Santo. Además, la
presencia del Espíritu en Isabel hace saltar de gozo al hijo
que lleva en su seno.
158
Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Isabel da testimonio de Jesús. Esta exclamación o aclamación de Isabel entraría posteriormente en el Ave María, como una continuación del saludo del ángel, convirtiéndose así en una de las plegarias más frecuentes de la
Iglesia.
Pero más significativas son todavía las palabras de Isabel en la pregunta que sigue: «¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?»(Lc 1, 43). Isabel da testimonio de María: reconoce y proclama que ante ella está la
Madre del Señor, la Madre del Mesías.
Para la PARROQUIA
La Cruz que lleva a la bienaventuranza
Aquel que lo deja todo para seguir al Señor recibe ahora cien veces más que lo dejado, persecuciones y la vida
eterna (Mc 10, 30).
Así María avanzará durante toda la vida en la “peregrinación de la fe” (LG, 58), mientras su queridísimo Hijo,
incomprendido, calumniado, condenado, crucificado, le
señalará, día tras día, un camino doloroso, premisa necesaria para esa glorificación cantada en el Magnificat:
“todas las generaciones me llamarán bienaventurada”
(Lc 1, 48).
María nos enseña a saber recoger, en la fe, la paradoja
de la alegría cristiana, que nace y florece del dolor, de la
renuncia, de la unión con su Hijo crucificado.
Simeón se dirige a María con estas palabras: «Este está
puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y
para ser señal de contradicción... a fin de que queden
al descubierto las intenciones de muchos corazones»; y
añade con referencia directa a María: «y a ti misma una
espada te atravesará el alma» (Lc 2, 34-35). Las palabras
de Simeón dan nueva luz al anuncio que María ha oído
del ángel: Jesús es el Salvador, es «luz para iluminar»
a los hombres. ¿No es aquel que se manifestó, en cierto modo, en la Nochebuena, cuando los pastores fueron
al establo? ¿No es aquel que debía manifestarse todavía
más con la llegada de los Magos del Oriente? (cf. Mt 2,
1-12).
Al mismo tiempo, sin embargo, ya al comienzo de su vida,
el Hijo de María —y con él su Madre— experimentarán
en sí mismos la verdad de las restantes palabras de Simeón: «Señal de contradicción» (Lc 2, 34). El anuncio de
Simeón parece como un segundo anuncio a María, dado
que le indica la concreta dimensión histórica en la cual
el Hijo cumplirá su misión, es decir en la incomprensión
y en el dolor. Le revela también que deberá vivir en el
sufrimiento su obediencia de fe al lado del Salvador que
sufre, y que su maternidad será oscura y dolorosa.
A los pies de la Cruz María participa por medio de la fe en
el desconcertante misterio de este despojamiento. Es ésta
tal vez la más profunda «kénosis» de la fe en la historia
de la humanidad. Por medio de la fe la Madre participa
en la muerte del Hijo, en su muerte redentora; pero a diferencia de la de los discípulos que huían, era una fe mucho
más iluminada. Jesús en el Gólgota, a través de la Cruz,
ha confirmado definitivamente ser el «signo de contradicción», predicho por Simeón. Al mismo tiempo, se han
cumplido las palabras dirigidas por él a María: «¡y a ti
misma una espada te atravesará el alma!».
Vosotros sois pueblo de Dios
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Vosotros sois pueblo de Dios
COV
Centro de
Orientación
Vocacional
160 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Catequesis
para niños
Para la PARROQUIA
“La Visitación y el Magnificat”
(Lc 1, 39-56)
María visita a Isabel (Lc 1, 39-56)
“En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en
camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá;
entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aconteció
que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la
criatura en su vientre. Se llenó Isabel de Espíritu Santo y,
levantando la voz, exclamó: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para
que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu
saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en
mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo
que le ha dicho el Señor se cumplirá».
María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se
alegra mi espíritu en Dios mi salvador; porque ha mirado
la humildad de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho en mí;
su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de
generación en generación. Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a
los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres— en favor
de Abrahán y su descendencia por siempre».
María se quedó con ella unos tres meses y volvió a su
casa”.
Catequesis
El texto habla de la visita de María a su prima Isabel. Las
dos se conocían bien; sin embargo en este encuentro descubren entre ellas un misterio que todavía no conocían
y que les llenó de inmensa alegría. Se trata del misterio
que ambas llevan en sus entrañas y que es esencial para
poner en marcha el Plan de Dios para la salvación de la
humanidad.
Isabel gesta en su seno al que será el precursor de Jesús:
Juan el Bautista. Era imposible esta concepción desde el
punto de vista humano puesto que Isabel ya hemos visto
que era estéril y el matrimonio de avanzada edad. Pero
el anuncio del ángel Gabriel se cumple porque tanto ella
como su esposo Zacarías pedían en la oración esta gracia al Señor en la confianza de ser escuchados.
El ángel Gabriel, mensajero de Dios, que anunció a Zacarías que su mujer Isabel concebiría un hijo (Juan el Bautista), es el mismo que más tarde se aparecería también
a María y le anunciará que concebirá a Jesús. En ambos
anuncios Gabriel saluda con la misma expresión de ánimo y confianza: “No temas”.
El ángel le anuncia a María que va a concebir en su seno
a Jesús y también le comunica que su prima Isabel está
embarazada “del sexto mes”. Tras darle al ángel su “SÍ”
como respuesta a Dios, María concibe en sus entrañas
vírgenes al que será el Mesías esperado por Israel, a Jesús
Vosotros sois pueblo de Dios
161
Vosotros sois pueblo de Dios
hombre verdadero y Verbo de Dios a la vez, al Salvador
y Redentor del mundo. Inmediatamente y llena de gozo,
María no se queda quieta sino que se pone en pie y sale
de su casa, al encuentro de su prima Isabel para servirle,
ya que es mayor en edad y en estado avanzado de embarazo.
En esta decisión María pone en acción su amor. Isabel
vive en las montañas de Judá y María en Nazaret lo
que supone para ella recorrer cien kilómetros ¡que no es
poco para una jovencita embarazada! Pero el amor es el
amor... No hay amor a Dios si no hay amor, perdón y solidaridad con los hermanos. El Evangelista Juan deja muy
clara esa verdad: “Si alguno dice: «Yo amo a Dios», y odia
a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su
hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no
ve” (1Jn 4,20).
Cuando llega a casa de su prima, ella es la que saluda
primero, dejando que Juan desde el vientre escuche la
voz de la “Madre de mi Señor”. Debió ser una voz dulce,
llena de amor y causa de alegría. Nosotros sabemos que
María, nuestra Madre, es dulce, nos ama y nos acerca a
Jesús, como hizo con Juan.
162
Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Los cristianos debemos vivir siempre en actitud de gozo,
de alegría, de alabanza al Señor. “Un cristiano triste es
un triste cristiano”. El cristiano auténtico se caracteriza
por su alegría que es el fruto y la expresión de la paz interior que Dios concede a quienes se esfuerzan en amarle
y a servirle ofreciendo amor a los demás. Lo que caracteriza, pues, el encuentro de María e Isabel es la actitud
de fe, de alegría, y de exultante celebración. Ved sino el
canto del Magníficat —esta preciosa oración en forma de
cántico de alabanza y acción de gracias al Dios tan bueno— : “Alaba mi alma la grandeza del Señor y mi espíritu
se alegra en Dios mi salvador... porque ha hecho en mi
favor cosas grandes el Poderoso...”.
Este texto nos enseña que Jesús viene a nuestro encuentro a través de su Madre, María.
Para la PARROQUIA
Dinámica
Realizaremos un juego dividido en 2 etapas. Los niños se
dividirán en grupos de 5-6 e irán realizando las pruebas.
1. La Anunciación
2. La Visitación
María recibe del ángel:
En el encuentro de María con Isabel tendremos 4 pruebas
positivas, que refuerzan lo que ya tenían y que se manifiestan en la Visitación:
– ALEGRÍA
– VIDA
– ENTREGA
– VALENTÍA
Se le entrega a cada niño 4 comodines que son estos 4
dones (4 tarjetas a cada grupo). De camino se enfrentará
con 4 pruebas que tendrá que superar. Contarán con ayuda de los comodines en caso de no superar la prueba, de
forma que siempre podrán pasar a la prueba siguiente.
Las 4 pruebas son las siguientes:
– TRISTEZA. Hacer reír a 5 monitores sin tocarles
(carasas, bromas, chistes,…).
– COMODIDAD. Elaborar un tipo de “muixeranga”
inventada y aguantar en equilibrio el tiempo
que establezca el monitor.
– MIEDO. Con los ojos vendados probar y adivinar
6 sabores distintos (colacao, café, sal, azúcar,
canela y ajo).
– ALEGRÍA-VIDA. Hacer con mímica los números (moviendo el “trasero”). Cuando acaban se les reparten
chuches para compartir.
– AMOR-ENTREGA. Deberán escribir un mensaje bonito a algún miembro de su grupo y buscar un momento especial del día para dárselo.
– COMPAÑÍA-AYUDA. Trasvase de agua de vaso en
vaso. Cada miembro del grupo tiene un vaso en la
boca y va vertiéndola sin ayuda de las manos al
compañero de al lado. Al acabar agua fresquita
para todos.
– ORACIÓN-ENCUENTRO. Buscar en la Biblia 4 pasajes evangélicos o textos a decidir por el monitor.
Hacer un cartel con el texto que más les haya gustado y colgarlo en el oratorio para que lo puedan
leer otros grupos.
– PEREZA. Contestar preguntas y operaciones
matemáticas mientras están saltando, sin
parar de saltar.
Vosotros sois pueblo de Dios
163
Vosotros sois pueblo de Dios
Comisión
Diocesana
de Misiones
Adviento Misionero 2014
La propuesta que hace este año Infancia Misionera para
vivir el Adviento Misionero con los niños está pensada
para utilizarla tanto en la eucaristía, como en la catequesis o en los centros escolares.
Si se hace durante la eucaristía, la “ambientación” puede usarse a modo de monición de entrada; el “gesto”, en
el momento de la celebración que se indica; y el “compromiso” se puede proponer en la homilía o al final de
la celebración. Si se utiliza fuera de la eucaristía, puede
resultar útil para un breve encuentro de oración con los
niños, realizando las adaptaciones necesarias.
164 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Para la PARROQUIA
Objetivos
Proporcionar a los agentes de pastoral una ayuda para
que los niños descubran la naturaleza del Adviento como
tiempo de preparación personal y comunitaria para recibir a Jesús en Navidad.
Desde una perspectiva misionera, podemos integrar esta
actividad en el proceso de preparación de la Jornada
de Infancia Misionera, teniendo presente el lema de este
año, “Yo soy uno de ellos”.
Colaborar con los educadores para que los niños se familiaricen con la Palabra de Dios, se inicien en la oración y
asuman algún compromiso misionero.
Sembradores de estrellas
Para que los niños se sientan pequeños misioneros, se les
propone participar en esta actividad, que se lleva a cabo
justo unos días antes de la Navidad. Se trata de poner
a los transeúntes una estrellita en la solapa, para compartir la alegría navideña y recordar a todos la Buena
Nueva: el nacimiento de Jesús. Con este gesto, los niños
también transmiten esa alegría en nombre de los misioneros repartidos por el mundo. Que el anuncio de la Navidad y su esperanza inunde las calles y llegue a todos
con gratuidad. Es bueno recordar que no se pide nada,
solo una sonrisa.
Vosotros sois pueblo de Dios
165
Vosotros sois pueblo de Dios
Primer domingo de Adviento
30 de noviembre
“Vigilad”
Ambientación
Comenzamos hoy el Adviento, el tiempo de preparación
para la Navidad. Y lo hacemos encendiendo la primera
vela de la corona de Adviento. Estas velas nos irán recordando que lo primero que necesitamos para prepararnos
bien y poder celebrar el nacimiento de Jesús es “vigilar”,
estar muy atentos, para darnos cuenta de que Él quiere
estar entre nosotros, y para descubrir los lugares y las
personas en las que Él va a nacer.
Gesto
(en el ofertorio)
(Proponemos presentar el pan y el vino y una cartulina
con la palabra “Vigilad”. La cartulina estará escrita con
colores vivos y por las dos caras, de modo que al presentarla se lea desde todos los puntos. Se sugiere acercarla
al altar desde el fondo de la iglesia y llevándola elevada,
para que llame la atención a los presentes).
“Vigilad”: Ésta es la invitación que Jesús nos hace al comienzo del Adviento. Esta palabra permanecerá durante
este tiempo junto a las velas que componen la corona,
recordándonos que tenemos que estar vigilando, para
que cuando llegue Jesús nos encuentre bien preparados.
166
Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Pan y vino: Presentamos el pan y el vino que se transformarán en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Este es el
alimento que nos permitirá mantenernos muy atentos
durante el tiempo de Adviento para preparar bien la llegada de Jesús en Navidad.
Compromiso
Estar atentos a todo lo que tenemos a nuestro alrededor:
lo que sucede en nuestras calles, en la casa, en la iglesia...
Mirar las caras y los gestos de la gente; observar la naturaleza, los animales, la luz...
Estar alerta por si alguien necesita nuestra ayuda.
Rezar esta semana por los niños del mundo que no saben
que Jesús va a nacer.
Para la PARROQUIA
Segundo domingo de Adviento
7 de diciembre
“Preparad el camino”
Ambientación
Compromiso
Encendiendo la segunda vela descubrimos que vamos
avanzando en el camino del Adviento. Estamos preparando la senda que conduce a la Navidad. Ello supone
que tenemos que apartar todos los obstáculos que nos
puedan impedir acercarnos a Jesús y abrirle las puertas
de nuestro corazón. También en la vida de los demás puede haber dificultades que les impiden acoger a Jesús. A
nosotros nos toca ayudarles a vencerlas.
La semana pasada hemos vigilado para descubrir las
necesidades de los demás, acordándonos también de los
niños de los países de misión. Esta semana, como preparación a vivir plenamente la Navidad, proponemos llevar
a cabo alguna acción concreta: ayudar en casa, ir a ver
a los abuelos, visitar a un niño enfermo en un hospital,
dar tu bocadillo a un mendigo... Nos ayudará pensar en
el lema de Infancia Misionera 2015, “Yo soy uno de ellos”.
Gesto
(en el momento de rezar el padrenuestro)
Entregar la revista Gesto a los niños.
En el padrenuestro nos dirigimos a Dios como Padre de
todos, con las palabras que Jesús nos enseñó. Esto quiere
decir que todos somos hermanos y, por tanto, hemos de
amarnos, de ayudarnos, de cuidarnos, de hacer posible
que Él se haga presente en cada corazón. Todos los niños
del mundo son amados por Dios, y nosotros somos “uno
de ellos”. Por eso, vamos a unir nuestras manos, y como
una única familia, le decimos con mucha confianza: Padre nuestro...
Vosotros sois pueblo de Dios
167
Vosotros sois pueblo de Dios
Tercer domingo de Adviento
14 de diciembre
“Estad alegres”
Ambientación
Compromiso
Próximos ya a la Navidad, la Palabra de Dios de este domingo nos invita a estar alegres. Quien espera la visita de
Jesús en su corazón no puede estar triste, y quien anuncia el Evangelio lo tiene que hacer con alegría. También
nos tiene que llenar de alegría saber que por el mundo
entero los misioneros y misioneras están entregando su
vida para llevar el Evangelio a todos, para anunciar que
Dios es amor. Al encender la tercera vela se nos invita a
participar alegres, escuchando atentamente lo que Jesús
nos va a decir.
Conocer la labor que hacen los niños misioneros, que
siempre muestran con alegría que son amigos de Jesús.
Leer el Decálogo del Niño Misionero y elegir las tres propuestas que más les gusten y ponerlas en práctica.
Gesto
(al finalizar la eucaristía)
Al concluir la celebración, el sacerdote invita a los niños,
acompañados por los catequistas, a distribuirse por las
puertas de la iglesia y a ir dando la paz a todos los que
van saliendo, regalándoles una sonrisa como signo de
nuestra alegría cristiana.
El sacerdote también les anima a participar en la actividad de “Sembradores de Estrellas”, poniendo en práctica
el ser un niño misionero.
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Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Buscar el nombre de un misionero y conocer su labor y
entrega. En cada número de la revista Gesto encontrarán
la vida de uno de ellos. También pueden llevar a cabo
esta acción recordando la vida de san Francisco Javier,
Patrón de las Misiones.
Para la PARROQUIA
Cuarto domingo de Adviento
21 de diciembre
Sembradores de Estrellas
“Hágase en mí”
Ambientación
Encendemos las cuatro velas de la corona de Adviento.
Todo nos indica que estamos ya muy cerca de la Navidad. Hoy nos unimos a la Virgen María, que acogió el
anuncio del ángel Gabriel y aceptó con fe ser la Madre
de Dios. De Ella nacerá Jesús en Belén. También nosotros
queremos acoger a Jesús en nuestro corazón, y por eso
decimos, como María, “hágase en mí según tu palabra”.
Gesto
(en la acción de gracias)
Después de la comunión, tras un momento de silencio, se
reza el magníficat. Brevemente se explica a los niños qué
es el magníficat; lo puede recitar alguno de ellos, o dividirlo por estrofas, o entregarlo fotocopiado para rezarlo
en común. Es buena ocasión para recordar a los niños
que María es la Reina de las Misiones.
Compromiso
Animar a los niños a realizar algún pequeño sacrificio
como muestra de amor al Niño Jesús que va a nacer.Podemos utilizar la “Hucha del Compartir” de Infancia Misionera, y poner en ella lo que hemos ahorrado en estos
días de Adviento privándonos de algún capricho. Explicar
a los niños el sentido de la hucha y para qué se empleará
el dinero que depositen en ella.
Canto:
Villancico.
Saludo:
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Queridos niños y niñas
(queridos jóvenes, queridos padres...):
Todos los que hoy nos encontramos aquí somos Sembradores de Estrellas, porque queremos transmitir a los
demás la alegría que supone ser amigo de Jesús. Por
eso, vamos a salir por las calles y, con nuestros cantos
y nuestra sonrisa, sembraremos estrellas en el corazón
de las personas que se crucen con nosotros. Y lo haremos
en nombre de todos los misioneros que están llenando
tantos rincones del mundo con la alegría del Evangelio.
En un momento de silencio, pedimos a Dios la fuerza necesaria para emprender con ilusión la misión de anunciar
que Jesús nace para todos en Navidad.
Vosotros sois pueblo de Dios
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Vosotros sois pueblo de Dios
Cuento:
Misterio (Autora: Laura Magdalena Miguel)
Melchor había dejado preparadas todas sus cosas para
salir de noche. Entonces podría volver a ver aquella estrella que tanto le intrigaba y que parecía querer indicarle algo. Al terminar la tarde, Melchor subió a su camello
acompañado de sus sirvientes, que no hacían más que
preguntar: “¿Dónde vamos, alguien lo sabe?”. Pero ni siquiera el propio Melchor, con toda su sabiduría, era capaz
de averiguarlo; sólo respondía: “Esa estrella nos guiará
hasta nuestro destino”. Y confiando en el sabio, los pajes
no volvieron a preguntar.
Gaspar y Baltasar, otros dos sabios, también habían
abandonado sus reinos con la misma intención. Cierto
día los tres se encontraron en un oasis. Entre todos descubrieron que la estrella quería indicarles el lugar en el que
nacería un gran rey, el Rey de Reyes. Fueron así aproximándose a su destino, imaginando el reino al que la estrella les guiaba, seguramente un reino poderoso, con un
gran ejército y lujosos palacios.
Pronto advirtieron que nadie más se unía a su viaje. Parecía que solo ellos conocían la noticia del nacimiento
del Rey de Reyes. Solo la última jornada encontraron
compañía: humildes pastores y campesinos. Baltasar les
preguntó a dónde se dirigían.
De pronto Melchor anunció: “La estrella ha parado”. En
el horizonte se distinguía un pueblo, pero ninguna torre
de ningún palacio suntuoso presagiaba la presencia en
aquella aldea del Rey de Reyes. Entonces Gaspar habló:
— El pastorcito dijo la verdad. El rey que estábamos esperando es un niño acostado en un humilde pesebre; no
será el más rico entre los hombres, pero su vida será la
más grande entre los hombres.
Admirados por este misterio, llegaron hasta un portalillo.
Allí, emocionados, con las manos temblorosas, conscientes de que su sabiduría no había sido capaz de comprender aquel misterio, ofrecieron sus regalos al niño.
— Solo al escuchar al pastorcito hemos entendido que
el Rey de Reyes ha renunciado a las riquezas y al poder
de este mundo para nacer entre los humildes ­—comentó
Gaspar—.
Los sabios regresaron a sus reinos sin detenerse a explicar a nadie todo lo sucedido. El Señor había querido que
ningún hombre en la tierra del Rey de Reyes, excepto los
pastores, supiera del gran acontecimiento: el nacimiento
de Jesucristo.
— Un ángel del Señor nos dijo que ha nacido el Salvador.
Es un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre
­—contestó un pastorcito con voz temblorosa—.
Desde aquel día, todos los años recordaban a Jesús, preparando sus corazones para celebrar aquella fecha y
dando gracias a Dios por haber sido elegidos para adorar
a un niño que dormía en un pesebre.
Baltasar quedó desconcertado. Parecía extraño que un
rey, el más importante que la humanidad vería nacer,
esperara la llegada de los sabios acostado en un pesebre.
También a ti Dios te llama para adorar a su Hijo, el niño
Jesús. Y tú, ¿qué puedes ofrecerle?
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Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Para la PARROQUIA
Peticiones:
Envío:
Respondemos todos:
“Ayúdanos a llevar tu luz a los demás”.
Antes de salir a sembrar estrellas, presentamos a Jesús
nuestro propósito de ser auténticos misioneros.
Para que nadie se quede sin saber que en Navidad
Tú naces para todos.
Ayúdanos a llevar tu luz a los demás.
Lo hacemos diciendo: “Sí, quiero”.
Porque muchos hombres y mujeres viven tristes
sin descubrir la alegría de tu amistad.
Ayúdanos a llevar tu luz a los demás.
Por todos los niños del mundo que sufren
a causa del hambre, de la guerra, de la enfermedad.
Ayúdanos a llevar tu luz a los demás.
Para que, sembrando estrellas,
seamos auténticos misioneros y
llenemos el mundo de amor y paz.
Ayúdanos a llevar tu luz a los demás.
Se explica cómo sembrar las estrellas.
¿Queréis llenar las calles de alegría, de amor y de ilusión?
Sí, quiero.
¿Queréis anunciar a todos que Jesús viene a nacer en
nuestro corazón? Sí, quiero.
¿Queréis llevar el amor de Dios a todos los que viven tristes, solos y olvidados? Sí, quiero.
En nombre de Dios os bendigo. Salid a las calles y a vuestras casas, y llenadlas con la alegría de vuestra fe. Sembradores: ¡a sembrar estrellas!
Gesto final:
Como despedida al final del recorrido por las calles, se
propone concluir todos juntos formando una estrella gigante, cogidos de la mano, y cantando un villancico. La
estrella se forma colocando a cinco personas a modo de
puntas de la misma y otras cinco en el interior; el resto de
los presentes se les van uniendo, haciendo así los brazos
de la estrella.
Vosotros sois pueblo de Dios
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Vosotros sois pueblo de Dios
Adviento-Navidad
2014-2015 App
El Arzobispado de Valencia, a través de la Comisión de
Catequesis y en colaboración con la Vicaría de Evangelización, ofrece para este tiempo de Adviento una aplicación para dispositivos informáticos, smartphones, tablets
y ordenadores en la que, a partir de ahora, seguir este
tiempo litúrgico será más fácil y accesible para todos. La
aplicación pretende posibilitar un seguimiento diario del
Adviento y de los días más significativos de la Navidad
como es la Nochebuena, Natividad, la fiesta de la Sagrada Familia, la de Santa María, el Segundo Domingo
de Navidad así como también Reyes y el Bautismo del
Señor.
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Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
Esta aplicación informática ofrece al usuario el Evangelio
del día y el Santoral y en torno a ambos contenidos también se dispone de una reflexión sobre la Palabra de Dios
del día desde las enseñanzas del Catecismo de la Iglesia y
el YouCat, este último dirigido a los más jóvenes. La APP
impulsada por la Comisión de Catequesis del Arzobispado de Valencia se presenta como un instrumento a través
del cual poder disponer de los materiales y textos necesarios para tener un tiempo de oración en medio de la actividad diaria, aportando una variedad de oraciones dirigidas a todos los públicos. De este modo, el usuario dispone
de una oración para el día y otra oración al acabar el día
además de una para bendecir la mesa y para los más pequeños de la casa una oración escrita especialmente para
ellos. El material se completa con un villancico en formato audio y una sección de oración personal del día en
el que todas aquellas personas que así lo deseen podrán
orar mientras escuchan los materiales en audio. Además
de todos los contenidos, la aplicación ofrece a los más
jóvenes varios juegos de diferentes niveles relacionados
con el tiempo de Adviento y de la Navidad.
Para la PARROQUIA
Propuesta
de CANTOS
Los cantos que proponemos se pueden encontrar en:
- Cantoral Litúrgico Nacional (Coeditores Litúrgicos).
Secretariado Nacional de Liturgia. Madrid (CLN).
- Cantoral de Misa Dominical (Centre de Pastoral Litúrgica).
Barcelona (MD).
- Cantate Domino (Parròquia Sant Jaume Apòstol).
Algemesí (Valencia) (CD).
El Animador puede elegir el canto que considere más apropiado.
Téngase en cuenta que en el criterio de la selección debe tenerse en
consideración el texto del canto (o cantos), más que la música.
Si no se conoce la música se puede buscar la partitura: los tres cancioneros que proponemos tienen edición de sólo letra y también de
partitura y texto. El Cantoral MD en edición musical va acompañado de un CD, con sólo acompañamiento, que puede ayudar a cantar.
Como último recurso se puede utilizar el texto del canto elegido sin
cantar, a modo de oración común.
Vosotros sois pueblo de Dios
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Vosotros sois pueblo de Dios
Cantos para el Adviento
Alma Redemptoris Mater
Gregoriano
CD: 22
A ti levanto mis ojos
M. Manzano
CD: 31
CLN: 526
A Ti, Señor, levanto mi alma
C. Episcopal E.
Cielos, lloved vuestra justicia (Ven, Salvador)
L. Deiss
CD: 60
Cristo, nuestro Salvador
C. Garabáin
Des de l’abisme vos cride, Senyor
CD: 82
De Vós naixerà, oh María
CD: 89
Dios es nuestra esperanza (Ven ya, Cristo, Señor)
El Dios de paz, Verbo Divino
Popular
El Seu camí va ser camí de tots
CD: 107
Esperamos tu venida
A. Martorell
CLN: 19
Estrella hermosa que anuncia el día
N. Otaño
CD: 118 CLN: 310
Filla del Poble, María
A. Taulé
CD: 122
Hija del pueblo, María
A. Taulé
CLN: 327
Jerusalén, alégrate
J. J. Arregui
CLN: 21
Jesucristo, Palabra del Padre
J. A. Rodríguez
CLN: 20
La Virgen sueña caminos
C. Erdozáin
CD: 156
Les mans obertes davant Vós, Senyor
CD: 157
Levanto mis ojos a los montes
M. Manzano
CD: 160
Llega el Mesías
Juan Alfonso
CLN: 5
LLegará la libertad (Caminamos hacia el sol)
J. A. Espinosa
Mi alma espera en el Señor
M. Manzano
CD: 172 CLN: 529
Oh Mare Virginal
CD: 184
Oh Santíssima, Oh piíssima
CD: 191
O Sanctíssima, O piíssima
CD: 191
174
Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
MD: 241
MD: 301-1
MD: 301-2
MD: 311
MD: 302
MD: 313-1
MD: 386
MD: 314-2
MD: 314-1
MD: 312
MD: 240
MD: 225
Para la PARROQUIA
Palabra que fue luz
A. Taulé
CLN: 18
Per Jesús ens ve la vida
CD: 199
Preparad el camino
CLN: 24
Preparad los caminos
CLN: 25
Preparemos los caminos
J. M. Álvarez
CLN: 6
Pueblo de hermanos
CLN: 26
Quan a l’Egipte era Israel
Espiritual Negre
CD: 206
Quan desvetllarem els cors
CD: 207
Sobre ti, Jerusalén
A. Taulé
CLN: 31
Tiempo de espera, tiempo de esperanza
E. Vicente Mateu
CD: 254 CLN: 13
Toda la tierra espera el Salvador
A. Taulé
CD: 257
Tota la terra espera el Salvador
A. Taulé
CD: 257
Tota pulchra es, Maria
CD: 258
Un pueblo que camina
J. A. Espinosa
Vamos a preparar el camino
C. Erdozáin
Vell Pelegri (Errante voy)
Espiritual Negre
CD: 274 CLN: 715
Ven, Salvador
P. Aizpurúa
CLN: 27
Ven, Salvador (El Dios de paz)
Popular
CLN: 1
Ven, Señor, líbranos
Anónimo
CLN: 28
Ven, Señor, no tardes
R. Estévez
CLN: 29
Ven, Señor, no tardes en llegar
G. Fernández
CLN: 15
Ven, Señor, y no tardes
J. J. Arreguir
CLN: 30
Ven, ven, Señor, no tardes
Espiritual Negro
CLN: 9
Veniu, Emmanuel
Tradicional
CD: 280
Vós sou, Senyor, la llum del meu cor
Espiritual Negre
CD: 287
MD: 303
MD: 329-2
MD: 306
MD: 306
MD: 307
MD: 313-2
MD: 38
MD: 309
MD: 315-2
MD: 34
Vosotros sois pueblo de Dios
175
Vosotros sois pueblo de Dios
Cantos para la Navidad
Adeste, fideles
Gregoriano
CD: 5
CLN: 71
Anuncio a los pastores
C. Montero
Con camino y sin camino
Viejo–Olivar
Dios camina con su pueblo
J. Sánchez
Dime, Niño, ¿de quién eres?
Popular
Dime por qué
C. Montero
El Señor vendrá
J. P. Martins
El tamborilero
En medio del silencio
M. Praetorius
Es Navidad
E. Vicente
CLN: 59
Esa estrella que ha nacido
Olivar–Montero
Esta es la noche de Dios
H. J. Gaudelett
CLN: 66
Felicidades, Señor, por nacer
C. Montero
Gloria a Dios en las alturas
A. Taulé
CLN: 65
Gloria, gloria a Jesús
Olivar–Montero
Gloria in excelsis Deo
Pop. Francesa
CLN: 67
Ha nacido el Salvador
J. Madurga
CLN: 68
Hoy en el tierra
J. Madurga
Hoy la paz bajó del cielo
C. Episcopal E.
Hoy es Nochebuena
Viejo–Olivar
Los Magos
C. Montero
Mi casa será Belén
C. Montero
Nace el Niño en un Portal
C. Erdozáin
Navidad sin pandereta
M. Manzano
Noche de paz
M. Gruber
CLN: 53
176
Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5
MD: 322
MD: 325
MD: 318
MD: 316-2
MD: 324
MD: 328
MD: 330
MD: 327
MD: 326
MD: 316-1
MD: 320
MD: 317
Para la PARROQUIA
No la debemos dormir
No me diréis, María
Nos ha nacido un NIño
Nunca suenan las campanas
Que me digan
¿Qué tienen tus ojos?
San José al Niño Jesús
Se ha dormido el Niño
Siempre Navidad
Siempre es Navidad
Sobre ti, Jerusalén
Suenen voces de paz
Surge ya, Jerusalén
Un Niño se nos ha dado
Venid, adoremos al Salvador
L. Elizande
CLN: 69
E. Cegoñal
T. Aragonés
CLN: 70
Pop. Alemana
CLN: 54
C. Montero
E. Cegoñal
Popular
Olivar–Montero
C. Montero
G. Fernández
A. Taulé
G. Fernández
D. Julien
Viejo–Olivar
M. Popular
MD: 329-2
MD: 329-1
MD: 322
Vosotros sois pueblo de Dios
177
2 0 1 4 - 1 5
A D V I E N T O - N A V I D A D
Adviento-Navidad
Vosotros sois pueblo de Dios
2 0 1 4 - 1 5
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