Una propuesta multicriterio para la gestión óptima de pesquerías

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Una propuesta multicriterio para la gestión óptima de
pesquerías
Concepción Cortés Rodríguez
Universidad de Huelva
[email protected]
Juan José García del Hoyo
Universidad de Huelva
[email protected]
RESUMEN
En este trabajo se desarrolla una metodología concreta para la definición de políticas
óptimas de gestión de pesquerías dentro del Paradigma Decisional Multicriterio, que integra
objetivos en conflicto de carácter económico, social, político y de protección del recurso. La
programación por metas se aplica a un caso concreto: la pesca de chirla –Chamelea gallina– del
Golfo de Cádiz, mediante la formulación de un modelo bioeconómico desagregado por
segmentos de flota y zonas de pesca, que permite la consecución de las soluciones óptimas a
través de la consideración de las jerarquías de objetivos implícitas en los grupos de agentes
implicados en el proceso de toma de decisión de la pesquería, utilizando el método de las
jerarquías analíticas.
Palabras clave: programación multicriterio, gestión de pesquerías, agentes, jerarquías
analíticas.
Concepción Cortés Rodríquez y Juan José García del Hoyo
1.
2.
3.
4.
5.
6.
Introducción
La pesquería de chirla del Golfo de Cádiz
Metodología utilizada
Resultados y comentarios
Conclusiones
Referencias utilizadas
1. Introducción
Siguiendo a Iglesias Malvido (2000), entendemos por sistema de gestión al conjunto
de reglas que definen tanto la forma de los derechos de acceso al recurso como el
mecanismo mediante el cual el usuario participa en la creación de las reglas. En este
sentido, nos encontramos ante tres posibles alternativas en la gestión de la pesquería: la
gestión centralizada tradicional, la distribución de derechos de propiedad sobre el
recurso o sobre el acceso al recurso y, finalmente, sistemas basados en la
descentralización de la gestión o la gestión compartida del recurso. Ninguno de ellos es
excluyente, sino que en la práctica pueden asociarse en dosis concretas que faciliten la
consecución de los objetivos.
En las últimas décadas, se ha asistido a un proceso centralizador en la gestión de
pesquerías, de manera que las regulaciones de carácter local que consideraban con
frecuencia las especificidades de la zona y flotas implicadas han sido sustituidas por
sofisticados regímenes estatales de gestión o, incluso, por sistemas transnacionales que,
a pesar de sustentarse en una base científica cada vez más fiable, se están mostrando
ineficaces para detener el deterioro de los caladeros. De hecho, centrándonos en el caso
de España, no ha sido sino a partir de la mitad del siglo XX cuando comienzan a regularse
de forma general modalidades concretas de pesca artesanal, estableciéndose los
primeros censos cerrados y rompiendo el ciclo estacional tradicional de rotación entre
artes de pesca que durante siglos había imperado.
Es cierto que el cambio operado en la gestión de pesquerías artesanales1 vino
motivado por el rápido proceso de innovación tecnológica, y el incremento de la
capacidad de los nuevos sistemas de gestión y el coste de la información científica
requerida para su puesta en marcha y su mantenimiento, se han mostrado ineficaces en
la consecución del objetivo básico de frenar el deterioro de los caladeros. Pero no es un
problema exclusivo de España, sino que tras la incorporación de ésta a la UE y la
implantación, en mayor o menor medida, de la Política Común de Pesca (PCP) el proceso
se ha visto agudizado, debido a que el sistema de gestión pesquera se caracteriza por su
relativa homogeneidad para grandes zonas.
1
La definición de pesca artesanal no es sencilla. Desde un punto de vista normativo, la legislación pesquera
española parece haber tratado de identificar pesca artesanal a artes menores y, de hecho, éste ha sido el
tratamiento que en diferentes trabajos se le ha venido dando en nuestro país. De esta forma, la pesca artesanal
estaría integrada por todas las modalidades de pesca no reguladas expresamente hasta fechas recientes, y en
concreto, integraría a todas, exceptuando al arrastre de fondo, al cerco y al palangre de fondo y de superficie.
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La evaluación de recursos y el asesoramiento científico, el establecimiento de
medidas técnicas, la fijación de TACs y cuotas nacionales, etc., no han hecho sino alejar el
proceso de decisión de los pescadores. Esta dicotomía entre los usuarios del recurso y el
ámbito en que se determina el sistema de gestión pesquera constituye una de las
principales causas de la propensión de los pescadores a no respetar las medidas
impuestas, haciendo fracasar cualquier intento de imponer un sistema racional de
explotación pesquera. De hecho, como señala Townsend (1995), los sistemas de gestión
convencionales no sólo mantienen la carrera competitiva entre los pescadores, sino que
les impulsan a no respetar las normas y conducen, con frecuencia, a un proceso de
ocultamiento de capturas.
De hecho, hay abundante literatura acerca de las implicaciones que la inexistencia de
un sistema de derechos de propiedad claramente definido ejerce sobre la tendencia de
los pescadores a sobreexplotar un recurso, partiendo del original análisis de Gordon
(1953, 1954) aunque en realidad éste, en su condición de «economista político», no hizo
sino recoger las ideas «clásicas» acerca del papel de los derechos de propiedad en el
funcionamiento de todo sistema económico.2
204
En síntesis, el pescador, como sujeto económico racional, actúa guiado por la
maximización de sus beneficios individuales, lo que lo conduce a ejercer un nivel de
esfuerzo que, agregado y en ausencia de controles adicionales, sitúa la pesquería en una
situación de sobreexplotación a través del propio proceso competitivo. La única solución
posible para frenar la expansión del esfuerzo y lograr que la pesquería opere a un nivel
socialmente óptimo consiste en establecer algún sistema de gestión centralizada que
actúe, como lo haría un monopolista; es decir, imponiendo una normativa que obligue al
pescador a situarse en un nivel económicamente eficiente de explotación.
El pescador no es propietario del recurso, ni siquiera tiene un uso exclusivo del
mismo, sino que, en realidad, la caracterización del recurso pesquero como bien de
propiedad pública, ni frena la carrera competitiva ni induce al pescador a abandonar su
miopía sobre el futuro.3 En un contexto competitivo, es necesario que el pescador
individual internalice la deseconomía4 externa materializada en la no valoración del
recurso no capturado, y para ello hay dos vías alternativas: la imposición de tasas
pigouvianas sobre las capturas o el esfuerzo ejercido, o la creación de un mercado
coasiano competitivo de derechos de pesca que sitúe el precio de éstos a nivel
económicamente óptimo. Y esta última alternativa, por las dificultades inherentes a la
creación y aceptación de nuevos impuestos, es la que la economía neoclásica propone
hoy como solución a la sobreexplotación pesquera.
2
La importancia que los economistas clásicos otorgaban a los derechos de propiedad queda de manifiesto en
Say (1803), Sismondi (1819) o en Mill (1848), y se extiende hasta Marshall (1890), perdiendo vigencia
posteriormente hasta los trabajos de Gordon (1953, 1954).
3
En palabras de Gordon (1954:132), «el único pescador que se hace rico es el que participa en una pesquería
que está puesta bajo alguna forma de control social que transforma el libre acceso al recurso en derechos de
propiedad».
4
En el contexto de la teoría económica del bienestar, el hecho de que la incorporación de un nuevo barco o la
expansión del esfuerzo de alguno de los presentes provoque una reducción del stock y, por consiguiente, una
reducción de las causas de todos los barcos, no es más que una externalidad o deseconomía externa
tecnológica.
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Durante las dos últimas décadas, se están imponiendo sistemas de gestión que tratan
de lograr que el pescador se sienta propietario del recurso para lograr que éste perciba
lo necesario de su conservación para el futuro.5 De esta manera, los sistemas de cuotas
individuales transferibles (ITQ) –sobre las capturas o sobre el esfuerzo desarrollado– se
han convertido en el nuevo paradigma de la gestión pesquera desde una perspectiva
neoclásica, la introducción de un mercado competitivo de derechos de uso y el papel
redistributivo de éste parece ser para muchos la única alternativa existente ante el
evidente fracaso de la gestión centralizada de las pesquerías. Pero no es así. La crítica a
estos procedimientos inicia con los primeros intentos de introducirlos en pesquerías
concretas y se han agudizado al comprobarse algunos de los efectos perversos de su
puesta en marcha,6 induciendo la búsqueda de nuevos sistemas de gestión pesquera.
Y es que, en realidad, el efecto perseguido por la «privatización» de los derechos de
pesca no es otro que inducir al pescador a velar por la conservación de los recursos y,
para ello, aun siendo importante las implicaciones económicas de la actividad –la pesca
se realiza para obtener una rentabilidad– no son menos importantes algunas cuestiones
relativas a la participación de los pescadores en el proceso de diseño de políticas de
gestión.
En el contexto de los que se ha denominado la «Nueva Economía Institucional»,7 la
importancia que para los pescadores tiene el control sobre el recurso –derechos de uso o
de propiedad– es equivalente a la capacidad de éstos de establecer reglas –derechos de
gestión o exclusión– que influyan en el resto de los pescadores, como han evidenciado
Schlager y Ostrom (1992). Es, en definitiva, lo que se ha venido llamando como gestión
participativa, o cogestión de pesquerías: una alternativa al proceso de privatización de
las pesquerías sustentado por el neoliberalismo convencional.
Como veremos, la cogestión, o la gestión compartida del recurso, puede ser una
alternativa viable en las pesquerías en las que predomina el carácter artesanal en la
explotación pesquera, como es el caso de la pesquería de chirla del Golfo de Cádiz.
La relevancia del concepto pesquería artesanal para los objetivos de este trabajo es
fundamental, debido a que mientras que en una pesquería industrial pueden ser
adecuados sistemas de gestión centralizados o de privatización de los derechos de
acceso, en una pesquería artesanal, dados los lazos sociales existentes, el fuerte carácter
localista y el control social que predomina en las asociaciones de pescadores, la gestión
5
Los sistemas de cuotas individuales transferibles fueron propuestos por Moloney y Pearse (1979) a partir de
los «certificados de contaminación de Dales» (1968). Desde entonces, se han impuesto en bastantes
pesquerías norteamericanas (salmón y fletán del Pacífico), canadienses, australianas y neozelandesas. En la UE
existen sistemas análogos en algunas pesquerías locales de Escocia y, de forma implícita, funciona un mercado
de derechos de pesca en segmentos de la flota de altura del Gran Sol. Una valoración del proceso de puesta en
marcha de sistemas ITQ en la actualidad puede verse en Arnason (2002).
6
Copes (1986:288) ya se ha manifestaba escéptico sobre los efectos beneficiosos de los sistemas ITQ. Los
resultados no han sido, hasta hoy, los esperados. Problemas asociados a la distribución inicial de cuotas, o a la
tendencia a favorecer la formación de oligopolios, no han sido resueltos adecuadamente.
7
Partiendo de los trabajos de Coase (1937, 1960) se ha desarrollado una incipiente rama del análisis
económico que se sustenta en el hecho de que toda transacción, todo intercambio, opera en un contexto
institucional definido por reglas concretas. Ver, por ejemplo, Williamson (1975) y North (1990).
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compartida y, en última instancia, la gestión descentralizada, puede constituirse en una
alternativa razonable a los sistemas convencionales.
2. La pesquería de chirla del Golfo de Cádiz
La chirla (Chamelea gallina) es un molusco bivalvo que habita en fondos arenosos y
fangosos desde la costa hasta los 20 m de profundidad. Puede alcanzar tallas de hasta 5
cm de longitud, siendo la talla habitual de captura los 2,5 cm. Comparte el hábitat, según
la zona de pesca, con otros bivalvos, como la almeja chocha (Venerupis romboides), la
coquina (Donax trunculus) o la clica (Spisula solida), aunque por ser especies de menor
cotización, no suelen ser mantenidas a bordo.
La pesquería de chirla del Golfo de Cádiz se desarrolla a lo largo del litoral de la costa
de Huelva y Cádiz, pero sólo se autorizan descargas en los puertos de Isla Cristina, Punta
Umbría y Sanlúcar de Barrameda, aunque hay bastantes embarcaciones de otros puertos
(Lepe, Ayamonte, Huelva). Desde mediados de los años cincuenta, esta pesquería ha sido
la más importante del sector marisquero de la provincia de Huelva.
Figura 1: Localización de la pesquería de chirla y de los puertos implicados
206
ANDALUCÍA
(ESPAÑA)
ALGARVE
(PORTUGAL)
HUELVA
Lepe
Ayamonte
Isla Cristina
Punta Umbría
Golfo de Huelva
37º N
Zonas
protegidas
100 m.
30 m.
Golfo de Cádiz
Sanlúcar de
Barrameda
IXa región ICES (sur)
7º W
La introducción de la draga hidráulica a comienzos de 1991 desplazó al tradicional
rastro remolcado. Los buques equipados con draga hidráulica son de mayor dimensión
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que los de rastro tradicional, con un arqueo medio de 14,2 GT frente a las 3,2 GT de los
segundos, una eslora media de 12,6 m frente a los 7,8 m de los rastros y una potencia de
120 kw, tres veces superior a la de los rastros. Su gran poder de pesca ha provocado que
desde ese año el recurso se haya visto sometido a los efectos de un progresivo
incremento del esfuerzo de pesca, motivando que la biomasa haya ido reduciendo
paulatinamente.
En 2001 estaban autorizadas unas 125 embarcaciones –de las que 80 iban equipadas
con draga hidráulica y 45 con el tradicional rastro remolcado– tripuladas por 509
pescadores que generaron una producción final de cerca de 21 millones de euros,
representando 4,5% de la producción pesquera andaluza y 4,2% de los empleos. Las
capturas actuales se acercan a las 5.000 Tm/año, muy lejos del máximo histórico de
30.000 Tm registrado en 1968, disfrutando de una fuerte demanda en el mercado
español con una cotización elevada.
Tipo de flota
Draga hidráulica
Rastro remolcado
Total
Tabla 1: Distribución de la flota marisquera, 2001
Huelva
Isla
Punta
Ayamonte
Lepe
Huelva
Cristina
Umbría
5
36
10
17
1
4
22
2
8
1
8
58
58
25
2
Cádiz
Sanlúcar de
Barrameda
11
8
19
Total
80
45
125
Fuente: a partir de datos facilitados por la SGPM y la DGP. Elaboración: C. Cortés y J. J. García, 2009.
2.1 Organizaciones implicadas en la gestión de la pesquería
En esta sección detallamos los principales grupos de interés para el proceso de
gestión de la pesquería artesanal de chirla, ya sea por su participación directa en el
órgano que hoy establece las directrices generales del plan de pesca, o ya sea por la
importancia social que tienen en el área en cuestión, su poder de convocatoria o
capacidad de organizar actividades que condicionen el desarrollo de las políticas de
ordenación de la pesquería.
Cofradías de pescadores. Se encuentran integradas en la Federación Andaluza de
Cofradías de Pescadores, cuya sede está en Algeciras y cuyo presidente es el «Patrón
Mayor» de la Cofradía de Tarifa. Su importancia decrece a medida que la flota crece de
tamaño. El grado de representatividad de las cofradías es variable. Tanto en Punta
Umbría como en Isla Cristina la afiliación de las embarcaciones es importante.
Asociaciones de armadores. Los armadores de draga hidráulica están integrados,
además de en las cofradías, en asociaciones patronales que, a su vez, se integran en la
Federación de Asociaciones Pesqueras de Andalucía y en la Confederación de
Empresarios de Andalucía (CEA).
Organizaciones sindicales. El nivel de afiliación sindical en la pesca es muy reducido y,
por el peso de la flota artesanal, su vertebración es muy compleja. En Andalucía, para
dar cabida a los sindicatos en las cofradías se ha establecido un cauce para su
representación en los consejos rectores de las cofradías, en los que existe, por tanto, una
cuota sindical. Los sindicatos «más representativos» son la Unión General de
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Trabajadores (UGT) y Comisiones Obreras (CC.OO.), en los cuales se integran las
federaciones en las que, a su vez, se integran los trabajadores del mar, que por su bajo
nivel de afiliación suelen compartir sindicato con los sectores del transporte y de las
comunicaciones.
Organizaciones comerciales. La principal organización comercial se encuentra
localizada en Huelva y la integran los mayoristas especializados en la adquisición de
chirla en las lonjas pesqueras autorizadas y su expedición a los mercados de consumo.
Administración pesquera. La Secretaría General de Pesca Marítima (SGPM) DEL
Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, es el organismo de la Administración
Central responsable de la ordenación pesquera, mientras que la Dirección General de
Pesca (DGP) de la Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía es el
responsable de dicha función en la región donde se desarrolla la pesquería.
208
Organismos de investigación. La investigación en materia de biología pesquera se
realiza, básicamente, en el Instituto Español de Oceanografía (IEO) por medio de
diferentes sedes y subsedes. El Laboratorio Oceanográfico de Fuengirola, que tiene una
subdelegación en Cádiz, ha hecho estudios de evaluación y análisis de las pesquerías
demersales del Golfo de Cádiz. Además, opera el Instituto de Ciencias Marinas de
Andalucía (ICMAN), dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas con
sede en Puerto Real (Cádiz). La Junta de Andalucía dispone de un centro de investigación
pesquera y acuícola propio, el Centro de Investigación en Cultivos y Especies Marinas
(CICEM), que se encuentra enclavado en Cartaya (Huelva), y que también ha analizado la
pesquería junto con diversos departamentos universitarios, MEMPES entre ellos.
2.2 El sistema de gestión de la pesquería
La pesca de chirla se realiza en aguas interiores, por lo que la ordenación de la
pesquería corresponde a la CC.AA. de Andalucía, mediante su Dirección General de Pesca.
Desde 1994, se han sucedido diferentes modificaciones de la regulación de esta
actividad, tanto en lo que se refiere a medidas técnicas, como al establecimiento de
controles del esfuerzo y de las capturas. La Junta de Andalucía ha tratado de imprimir un
carácter de autocontrol a la ordenación de la pesquería, creando en 1998 el «Consorcio
para la ordenación de la pesca y la comercialización de la chirla en el Golfo de Cádiz», en
el que participan representantes de las cofradías de pescadores (Ayamonte, Isla Cristina,
Lepe, Punta Umbría, Huelva y Sanlúcar de Barrameda) y las asociaciones de armadores
(Isla Cristina, Lepe, Punta Umbría, Sanlúcar de Barrameda y la Asociación de Draga
Hidráulica). Pero los conflictos planteados entre estas entidades han imposibilitado en
gran medida la adopción de acuerdos y la viabilidad de este sistema de gestión.
Enfrentamientos de carácter localista e institucional son cada vez más frecuentes con la
intensidad con que las medidas adoptadas por la administración limitan los márgenes de
los pescadores.8
8
De hecho, en enero de 2003 una parte significativa de la flota, la de Punta Umbría, abandonó el Consorcio,
como medida de presión para exigir una modificación de las limitaciones de capturas, provocando la disolución
de éste y su sustitución por una «Comisión de Seguimiento», mediante Orden de 30 de junio de 2003 (BOJA,
núm. 143).
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Las principales medidas técnicas que se han impuesto en la pesquería de chirla son
las siguientes:
- El número total de embarcaciones autorizadas se encuentra limitado y
contenido en un censo. No obstante, la existencia de un sistema de licencias no
ha impedido el incremento de la flota, debido a que sucesivamente se ha
procedido a la ampliación del censo, pasando de las 23 embarcaciones de draga
hidráulica autorizadas en 1996, a las 50 autorizadas en 1999 y las 80
establecidas en 2001.
- El tamaño mínimo legal de captura se encuentra establecido (24-26 mm).
- Las capturas por barco están limitadas a 150 kg/día para las embarcaciones de
draga y a 100 kg/día para las de rastro.9
- El periodo de veda anual está comprendido entre el 16 de mayo y el 15 de
junio.
- Los horarios de pesca se limitan al intervalo comprendido entre las 7 h y las 16
h de pesca efectiva.
- Otras medidas técnicas sobre la profundidad mínima en la que se puede dragar
o sobre la captura de otras especies se encuentran establecidas.
Aunque exactamente no esté especificada, existe una TAC implícita dado el nivel
máximo de esfuerzo posible con la flota y las limitaciones de tiempo de pesca, así como
las «taras» diarias. Haciendo el cálculo oportuno, en 1996 se admitían unas capturas
potenciales de 10.151 Tm que progresivamente se han reducido hasta las 5.570 Tm
actuales. Es sencillo imaginar el efecto negativo que estas medidas están provocando
sobre márgenes y rentabilidad de la pesquería.
2.3 Los objetivos de la gestión pesquera
El proceso de ordenación y gestión de pesquerías implica diseñar y poner en marcha
medidas para la implementación de objetivos biológicos, económicos e incluso políticos.
Estos objetivos suelen ser frecuentemente contradictorios entre sí, por lo que su
consecución simultánea resulta imposible. En Andalucía, el Gobierno Regional, en
colaboración con el Gobierno Nacional, establecen planes concretos de pesca para
pesquerías locales en los que se consideran objetivos que verifican la afirmación
anterior; por ejemplo, el mantenimiento de los niveles de empleo y la recuperación de
stocks sobreexplotados.
A partir del trabajo de Leung et al. (1998), se han considerado tres objetivos. El
primero de ellos trata de la consecución de la eficiencia económica, teniendo en cuenta
la maximización de los beneficios generados por la pesquería y el mantenimiento de los
niveles de empleo. El segundo es un objetivo biológico dirigido a adoptar medidas para
la conservación del recurso pesquero, considerando el mantenimiento del stock de la
chirla en un nivel sostenible y medidas dirigidas a minimizar las capturas incidentales
de especies que quedan destrozadas por la draga hidráulica, como el langostino y la
9
La fijación de «taras» o cuotas individuales de captura por día de pesca es, quizá, la medida regulatoria más
antigua de la pesquería de chirla. Durante la década de los sesenta estuvo fijada en 600 kg/día. Entre 1998 y
1994 se mantuvo en 400 kg/día, en 1996 se fijó en 300 kg/día, en 2000 se redujo a 250 kg/día para las dragas y
100 kg/día para los rastro y en 2002 se han tenido que reducir nuevamente a 150 kg/día para las dragas, lo que
no deja de ser sino un síntoma del estado del recurso.
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acedía, y que poseen un gran valor económico. Por último, el tercero es un objetivo
político encaminado a reducir los conflictos entre armadores de distintas artes, entre
pescadores e intermediarios comerciales (exportadores) y entre los armadores del
Consorcio de la Chirla y los que no participan en esta entidad.
3. Metodología utilizada
En este trabajo se ha aplicado la técnica multicriterio de programación por metas
(Ignizio, 1976) para modelizar la pesquería de chirla del Golfo de Cádiz, teniendo en
cuenta los objetivos de carácter económico, biológico y político perseguidos por los
diferentes grupos implicados en los procesos de toma de decisiones. Pero,
primeramente, para evaluar la importancia de estos objetivos en cada uno de los grupos
responsables, se ha aplicado el método de las jerarquías analíticas de Saaty (1980).
3.1 El método de las jerarquías analíticas (AHP)
Con la ayuda de expertos cualificados del sector, se diseñó un cuestionario dirigido a
43 agentes responsables de la pesquería que nos ocupa: patrones mayores,
vicepatrones, secretarios, presidentes, vicepresidentes, biólogos, investigadores y
técnicos de la administración. Las encuestas fueron llevadas a cabo mediante entrevistas
cara a cara, teléfono, fax, mail y reuniones en grupo. La Tabla 2 recoge el número de
encuestas enviadas, válidas y el porcentaje de respuestas válidas.
210
Tabla 2: Distribución de la muestra de decisores
Nº de encuestas
Nº de encuestas
Grupos
enviadas
válidas
Cofradías de Pescadores
11
11
Asociaciones de Armadores
10
8
Organizaciones Sindicales
8
7
Organizaciones Comerciales
5
5
Administración Pesquera
4
3
Centros de Investigación
5
5
Porcentaje de
encuestas válidas
100
80
88
100
75
100
Elaboración: C. Cortés y J. J. García, 2009, a partir de los cuestionarios.
Con las preferencias individuales, que fueron analizadas usando el programa Expert
Choice 2000, se determinaron las ponderaciones de los objetivos de los grupos usando
medias aritméticas en cada grupo. Las respuestas, con un umbral de inconsistencia
mayor que 0,1, tuvieron que ser repetidas y aquellas que seguían presentando
inconsistencias elevadas, aún después de ser repetidas, fueron eliminadas del análisis
para evitar resultados insesgados.
Tras realizar un seminario con los implicados, se puso de manifiesto la necesidad de
unir en un solo grupo a los integrados por Cofradías de Pescadores y Asociaciones de
Armadores, dado que en muchas ocasiones no sólo los intereses eran comunes, sino que
además la base social de ambos grupos era la misma. Éstos constituyen a veces
pequeñas empresas familiares en las que los armadores son también miembros de la
tripulación y el resto de los tripulantes son familiares de éstos.
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Con la finalidad de conocer la valoración que cada uno tenía del otro, diseñamos un
segundo cuestionario en el que se le preguntaba a cada individuo su opinión acerca de la
representatividad de cada grupo implicado en la pesquería de chirla. Los resultados
obtenidos con el método AHP eran los esperados. Las Cofradías y las Asociaciones de
Armadores constituyen el grupo más representativo de la pesquería de la chirla, con un
peso de casi el 30% (Figura 2).
Por último, utilizamos el método de la media aritmética ponderada para agregar la
importancia asignada a cada grupo a las ponderaciones de los objetivos obtenidas para
cada grupo (Tabla 3).
Figura 2: Pesos de importancia de los grupos decisores en la pesquería, método AHP
Centros de
Investigación
16,0%
Administración
Pesquera
9,6%
Organizaciones
Comerciales
22,7%
Cofradías de
Pescadores y
Asociaciones de
Armadores
29,9%
211
Organizaciones
Sindicales
21,8%
Elaboración: C. Cortés y J. J. García, 2009.
Tabla 3: Ponderaciones de los objetivos de la pesquería, método AHP
Tipos de objetivos
Maximizar los beneficios
Alcanzar
la
eficiencia
económica
Mantener el empleo
Conservación del recurso
Reducir las capturas incidentales
Minimizar conflictos entre armadores de rastro y
draga
Reducción de conflictos entre
grupos
Minimizar conflictos entre los armadores del
Consorcio y los otros
Pesos (%)
29,04
21,15
29,76
9,82
10,23
Elaboración: C. Cortés y J. J. García, 2009, a partir de los cuestionarios.
3.2 Formulación matemática del modelo de Programación por Metas
Para optimizar la gestión de la pesquería de chirla formulamos un modelo de
programación por metas a largo plazo. Para determinar las variables de decisión del
modelo, el número de embarcaciones y el número de días de pesca al año, clasificamos la
flota según: (1) el arte de pesca utilizado: la draga hidráulica o el rastro remolcado; (2)
el puerto base habitual, o sea, la lonja en la que desembarca la mayoría de las capturas:
poniente, centro y levante; y, (3) su eslora entre perpendiculares: menos de 12 metros y
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12 o más metros, aunque debido a la menor dimensión de los barcos de rastro
remolcado, esta clasificación tan sólo afecta a los buques de draga hidráulica.
Esta clasificación es relevante por diferentes cuestiones. En primer lugar, el tipo de
arte y su dimensión, así como las características técnicas de la embarcación determinan
la capacidad de pesca o poder de pesca individual de la misma. Y, en segundo, la
clasificación geográfica afecta tanto los ingresos –precios diferentes para cada lonja–
como los costes de explotación: distintos precios unitarios, el combustible, distintas
tasas aplicadas sobre las ventas en el proceso comercial y diferentes distancias
recorridas por término medio hacia los caladeros, tanto por la salida de puerto –en
algunos casos, muy difícil por la acumulación de sedimentos en las bocanas–, como por
encontrarse las zonas de pesca más o menos distantes.
La clasificación geográfica de la flota se relaciona con las denominadas zonas de
producción de moluscos y oros invertebrados marinos en el litoral español10 que acota
dichas áreas, las clasifica para efectos de calidad de aguas y análisis sanitarios y
establece las especies de referencia.
El modelo de programación por metas incluye a los cinco objetivos definidos en la
pregunta 2.3, en forma de restricciones de tipo metas. En cada una de las zonas bajo
estudio, se busca la maximización de los beneficios y del empleo total, directo e
indirecto, así como la minimización de las capturas incidentales (bycatch) de otras
especies, de los conflictos entre artes y de los conflictos entre armadores inter e intra
consorcio.
212
Como restricciones fijas del modelo establecimos mínimos para los salarios medios y
máximos para el esfuerzo-aqueo y el esfuerzo-potencia; limitamos el tiempo de pesca
máximo y mínimo por año y embarcación; y, por último, no permitimos ni el trasvase de
flota entre zonas, ni la reconversión, ni la sustitución de embarcaciones. Una explicación
detallada acerca de la obtención de los objetivos, metas y restricciones fijas del modelo
puede verse en García del Hoyo et al. (2003).
Teniendo en cuenta el conjunto de pesos obtenidos por el método AHP (Tabla 3), se
aplicaron tres metodologías diferentes de la programación por metas: la ponderada
(PMP) –minimiza la suma ponderada de las variables de desviación no deseadas–, la
lexicográfica (PML1 y PML2) –minimiza de forma lexicográfica las variables de desviación
no deseadas– y la minimax (PMM) –minimiza la máxima desviación de entre todas las
posibles– (Romero, 1993). El modelo PML1 ordena las metas, según la jerarquía
establecida inicialmente con el método AHP, mientras que el modelo PML2 altera el orden
de las dos últimas metas relativas a los conflictos.
3.3 Fuentes informativas y datos
Para la obtención de información acerca de las características técnicas de las
embarcaciones de la flota pesquera se ha utilizado, fundamentalmente, el Censo de Flota
10
Ver el Real Decreto 345/1993 (BOE, núm. 74 de 27/3/1993), la Orden Ministerial de 20/11/1993 (BOE, núm. 85
de 12/8/1993) y la Orden Ministerial de 23/11/2000 (BOE, núm. 297 de 12/12/2000).
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Concepción Cortés Rodríquez y Juan José García del Hoyo
Pesquera Operativa, disponible vía telemática,11 que facilita datos acerca de la edad de la
embarcación, arqueo, potencia del motor y eslora.
La información relativa a los tripulantes y su evolución se ha obtenido directamente
del órgano gestor del Régimen Especial del Mar de la Seguridad Social, en el que se están
inscritos los tripulantes. El resto de la información de carácter técnico sobre las
embarcaciones –la velocidad en nudos, la autonomía, el consumo de carburantes, el
valor del motor y de la embarcación, etc.– se ha obtenido de los archivos de las
Capitanías Marítimas. Mediante modelos econométricos, se han estimado estas variables
para el resto de la flota.
En lo que se refiere a la información sobre actividad, esfuerzo y capturas, se ha
tomado como base la contenida en García Ordaz (1997) y en García Ordaz y García del
Hoyo (1998), García del Hoyo et al. (2003), actualizando la base informativa a través de
la base datos IDAPES, elaborada por la Dirección General de Pesca de Junta de Andalucía, y
que contiene los registros de todas las primeras ventas realizadas en las distintas lonjas
pesqueras.
Tabla 4: Características técnicas medias, estimadas en 2001
Arqueo
Potenci
TRB
Eslora
Modalidad
Tamaño
Zona
medio
a media
medio
media
(GT-días)
(KW)
13,5
Poniente
14,6
131,8
13,7
Más de
13,8
Centro
17,2
133,2
14,7
12 m.
13,0
Levante
12,5
110,3
12,8
Draga
hidráulica
10,6
Poniente
10,4
100,1
9,3
Menos
10,7
Centro
10,3
98,0
9,7
de 12 m.
10,0
Levante
12,2
104,7
9,9
3,9
8,0
Poniente
3,5
44,9
4,4
8,1
Rastro remolcado
Centro
3,6
39,6
3,0
7,1
Levante
2,2
35,5
Trip.
media
4,9
5,3
5,3
4,4
4,3
5,7
2,1
2,6
2,5
Fuente: MAPA, Censo de la Flota Pesquera Operativa, dgp, Censo de Embarcaciones Marisqueras de Draga Hidráulica y Rastro
Remolcado. INSS, Listados de Inscritos en el Régimen Especial del Mar.
Elaboración: C. Cortés y J. J. García, 2009.
11
Puede consultarse en la página web del Ministerio de Agricultura y Pesca, y en concreto en la dirección
www.mapya.es/pesca/pags/flota/censo.htm
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213
Una propuesta multicriterio para gestión óptima de pesquerías
Tabla 5: Parámetros y características técnicas para cada segmento, estimadas en 2001
Modalidad
Tamaño
Más de 12
m.
Draga
hidráulica
Menos de
12 m.
Rastro remolcado
36,0
Horas de
navegación por
día
2,7
Superficie
rastreada
diaria
(m2)
9.340
7,8
39,2
4,2
9.665
1
7,4
31,4
3,3
9.216
7
4
6,4
24,9
3,0
6.757
Centro
13
8
7,0
30,2
4,0
7.434
Levante
6
3
6,5
19,9
2,3
6.428
Poniente
16
6
5,7
9,9
3,4
4.314
Centro
16
8
5,6
11,4
5,2
4.214
Zona
Nº
Total
Nº
muestra
Velocidad
(nudos /
hora)
Consumo
de gasoil
(l/hora)
Poniente
17
4
7,5
Centro
31
18
Levante
6
Poniente
3.930
Levante
13
5,2
9,9
3,4
5
Fuente: Estimaciones realizadas con base en una muestra de 57 embarcaciones de draga hidráulica y rastro remolcado, tomando
como base la información disponible en la Capitanía Marítima de Huelva. Elaboración: C. Cortés y J. J. García, 2009.
Tabla 6: Actividad de la flota en la pesquería para cada segmento, estimadas en 2001
Modalidad
Tamaño
Zona
Poniente
Más de 12
m.
Draga
hidráulica
214
Menos de
12 m.
Rastro remolcado
Centro
Precio
medio
(€/kg)
Días de
actividad
780.118
4,55
3182
187
1.115
Tiempo
mínimo de
jornadas
de pesca
(días/año)
149
Capturas
(kg)
Días de
pesca/
barco
Ingresos
diarios/
barco (€)
1.634.725
4,62
6602
206
1.144
163
Levante
313.503
4,13
1287
184
1.006
111
Poniente
304.833
4,41
1236
177
1.089
156
Centro
563.310
4,47
2280
175
1.106
174
Levante
271.726
3,61
1412
202
695
133
Poniente
225.836
4,04
1476
78
618
66
Centro
354.047
3,20
2412
69
469
77
Levante
434.507
3,61
2273
119
691
96
Fuente: Sistema idapes, Dirección General de Pesca, Conserjería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía.
Elaboración: C. Cortés y J. J. García, 2009.
Para el cálculo de los empleos totales se han utilizado las Tablas Input Output de
Andalucía de 1995 (IEA, 2000) y para la cuantificación de los demás datos económicos
de la actividad, se ha acudido a la información contable depositada en los Registros
Mercantiles por las empresas armadoras de barcos de la pesquería de chirla y a la
recogida de información directa de los armadores por medio de encuestas.
4. Resultados y comentarios
Los litorales andaluces (en general mediterráneos) han experimentado desde los
años sesenta, como se ha apuntado, una clara tendencia a la residencialización. El
crecimiento urbanístico (la especulación a lo largo de los últimos cincuenta años) ha
sido una de las causas de que la oferta de alojamiento paralelo (alegal) en apartamento,
chalet o casa12 sea muy importante.
12
Alquilada, en propiedad, de tiempo compartido y de amigos y familiares.
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En la Figura 3 se muestran los resultados de los diferentes enfoques de programación
por metas, y se comparan los resultados obtenidos a largo plazo con la situación real de
2001.
Figura 3: Resultados de la programación por metas
Capturas totales (Tm)
Esfuerzo total (días estándar)
20000
18688
17261
13704
13370
12364
4882
6000
4000
2907
2888
2812
2960
PMP
PMM
PML1
PML2
10000
2000
0
0
Situación
real 2001
PMP
PMM
PML1
PML2
Situación
real 2001
Empleos equivalentes
Beneficio (103 €)
10000
1000
7171
5000
4198
4131
3991
3856
PMP
PMM
PML1
PML2
754
525
478
PMP
PMM
PML1
500
0
0
Situación
real 2001
Situación
real 2001
Área dragada (km 2)
1500
642
503
Biomasa (Tm)
1234
1115
937
1000
PML2
925
25000
215
20747
17389
881
17703
18644
14058
15000
500
0
5000
Situación
real 2001
PMP
PMM
PML1
PML2
Situación
real 2001
2,4
2,4
2,4
2,4
PMM
PML1
PML2
Conflictos entre armadores
Conflictos entre artes
3
PMP
2,4
1
2
1,3
1,1
0,7
0,6
0,9
1
0
0
Situación
real 2001
PMP
PMM
PML1
PML2
Situación
real 2001
PMP
PMM
PML1
PML2
Elaboración: C. Cortés y J. J. García, 2009.
En términos generales, debe afirmarse que las distintas técnicas de programación
por metas no arrojan resultados bastante dispares. En todas ellas, la solución final se
encuentra caracterizada por un beneficio total a largo plazo situado entre 3,85 y 4,20
millones de euros, con un impacto sobre el empleo que oscila entre 478 y 642 empleos
equivalentes al año.
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De las cuatro soluciones obtenidas, LGP1 es la que proporciona un nivel de biomasa
más conservacionista, 18644 Tm frente a las 14058 Tm de LGP2. La PM ponderada y
minimax proporcionan biomasas intermedias. Lógicamente, ello se traduce en un menor
nivel de empleo y de esfuerzo. Los beneficios totales están muy próximos a las cuatro
soluciones, pero al traducirlos en beneficios por barco y año se observa una evidente
disparidad, siendo muy inferiores en la segunda solución obtenida mediante la PML.
Sin embargo, hay una diferencia fundamental entre las soluciones, que se manifiesta
en las fuertes diferencias existentes en la distribución de la actividad (días de pesca),
según segmentos de flota y zonas de pesca. La solución PMP asigna prácticamente la
tercera parte de los días totales de pesca a cada segmento de flota, si bien tiende a
concentrarla en la zona occidental. La solución más «equitativa» es la minimax, mientras
que las resultantes de la PML también tienden a concentrar la flota en ciertos segmentos
y zonas, lo que conduce a soluciones muy difíciles de aplicar en la práctica, dado que el
sector sería muy reacio a aceptarlas.
Finalmente, podríamos analizar estas soluciones desde el punto de vista del reparto
de la renta generada. La solución PML2 asigna una mayor proporción a la masa salarial
sobre los beneficios, mientras que las otras soluciones prácticamente sitúan el montante
de los salarios en la misma proporción.
5. Conclusiones
216
Los resultados obtenidos permiten concluir que, desde un punto de vista general, la
programación por metas resulta ser una técnica de decisión multicriterio idónea para el
diseño de políticas de gestión con objetivos múltiples y su implementación en sistemas
de gestión compartida o cogestión. Las soluciones que se han obtenido son el resultado
de considerar las opiniones de todas las instituciones y organismos implicados en la
pesca de chirla, tanto pescadores (cofradías y asociaciones de armadores), la
Administración, centros de investigación, sindicatos y sector comercializador, cuyos
representantes han establecido su propia jerarquía de objetivos y, a su vez, han
ponderado la importancia de las opiniones de los restantes agentes implicados.
En el método AHP se ha conseguido, con base en la opinión de los agentes, unos pesos
de importancia para los objetivos, lo que nos conduce a primar la protección del recurso,
seguido de los objetivos maximizar la eficiencia y, por último, reducir los posibles
conflictos que podrían plantearse en la explotación pesquera.
Por último, la técnica de programación por metas ha sido aplicada a un modelo de
pesquerías mucho más específico. Se han cuantificado políticas de gestión, utilizando
metas para el beneficio, el esfuerzo de pesca y la biomasa y se han utilizado restricciones
que incluyen ecuaciones de demanda, el modelo de producción de Schaefer y funciones
de utilidad. Con todo ello, se obtienen soluciones cuantitativas que permiten diseñar la
política de gestión, ya sea mediante regulación directa de las capturas o del tiempo de
pesca, proporcionando, además, información desagregada espacial y funcionalmente, de
forma que se consigue la completa planificación de la pesquería, es decir, se cuantifica el
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número de embarcaciones de draga y rastro por puerto, así como su nivel de actividad
por segmento, bajo la consideración de las metas y objetivos planteados.
Lógicamente, la implementación del método planteado facilita la aceptabilidad de las
políticas de gestión por los pescadores, dada su participación en la definición de las
mismas, pudiendo considerarse como una metodología idónea para sistemas de
cogestión pesquera. Debemos resaltar que las soluciones obtenidas se sitúan, de manera
aproximada, en la zona en la que podría establecerse la solución óptima desde un punto
de vista económico del problema de la gestión pesquera, pero en este caso obtenidas con
el concurso de todos los afectados.
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