La pesquería de chirla - Instituto Español de Oceanografía

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La pesquería de chirla (Chamelea gallina) en el caladero golfo de
Cádiz: evolución, gestión e investigación.
Fishery of striped venus (Chamelea gallina) in the Gulf of Cadiz: development,
management and research.
L. Silva1, M. Delgado1, M. Cojan1, A. Juárez1, M. Peña2, A. Terrón2, D. Acosta3, I. Sobrino1
1Centro
Oceanográfico de Cádiz, Instituto Español de Oceanografía, Puerto Pesquero, Muelle de
Levante, s/n, 11.006 Cádiz; e-mail: [email protected]
2Agencia
de Gestión Pesquera y Agraria de Andalucía. Consejería de Agricultura, Pesca y
Medioambiente, Junta de Andalucía.
3Dirección
General de Pesca, Consejería de Agricultura, Pesca y Medioambiente, Junta de Andalucía.
La pesca del bivalvo Chamelea gallina en el caladero del Golfo de Cádiz, conocido localmente como
“chirla”, se realizaba tradicionalmente con embarcaciones artesanales que utilizaban rastros
remolcados en los fondos blandos y someros de dicho caladero, localizados en el litoral de Huelva.
Sin embargo, la pesca de este bivalvo cambió radicalmente con la introducción a principios de los
años 90 de la draga hidráulica. El número de dragas se incrementó progresivamente desde las 27
unidades en 1997 hasta las 96 que pescan desde el 2007, cuyo número de mantiene actualmente.
Consecuentemente, las capturas experimentaron un espectacular incremento pasando de las 500
toneladas a finales de los años 80, hasta las 3000-4000 toneladas oficiales que se vienen capturando
desde el 2000. Este hecho trajo consigo cambios en la gestión, con implantaciones de planes de
pesca específicos, establecimientos de cuotas, regulaciones del esfuerzo, tallas mínimas y vedas,
entre otras medidas. Sin embargo, los estudios pesqueros y biológicos comenzaron a ser necesarios
para que la gestión de la pesquería fuese sostenible. Estudios de selectividad de artes, campañas de
estimaciones de densidad/biomasa, comenzaron su andadura a finales de los años 90 pero no fue
hasta 2007 cuando los estudios pesqueros realizados por parte del Instituto Español de Oceanografía
en colaboración con la Consejería de Agricultura, Pesca y Medioambiente de la Junta de Andalucía
aportaron información que hicieron posible la modificación y adecuación de nuevas medidas de
gestión. El muestreo con observadores a bordo aportó información relevante sobre la evolución de la
abundancia, constatando una necesidad de cambio en la gestión de la pesquería en base a tiempos
de pesca en vez del control mediante cuotas. Los estudios biológicos aportaron una talla de primera
madurez estimada en 10.4 mm y una población compuesta por tres clases de edad de 12.3, 25, y 30
mm, alcanzándose la talla de primera captura (25 mm) a los dos años de edad. Los descartes
aportaron que en torno al 29% de la biomasa capturada se correspondía con otras especies que no
eran chirla, y que del 71% de chirla capturada, en torno al 50% de media anual se descartaba por
tener talla no comercial. A lo largo del desarrollo de los estudios tuvo lugar un colapso de la
población, ante el cual se establecieron nuevas medidas de gestión con bases científicas que hicieron
posible la recuperación del recurso a los mayores niveles conocidos desde el inicio de la pesquería.
Los rendimientos pasaron en un año de 6 kg/h hasta los 60kg/h, registrándose actualmente
rendimientos puntuales de 1000 kg/h. Al final de todo este periodo, el mercado comenzó a actuar de
forma importante en la regulación de las capturas y en la sostenibilidad del recurso, ayudado por la
incorporación de una marca de calidad establecida por la Comunidad Autónoma. En la actualidad la
pesquería se encuentra en un estado excepcional fruto de la buena interacción entre los elementos
que pueden hacer posible la sostenibilidad de una pesquería: sector, gestores, investigadores y el
propio mercado.
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