poder judicial del estado supremo tribunal de justicia tercera sala

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PODER JUDICIAL DEL ESTADO
SUPREMO TRIBUNAL DE JUSTICIA
TERCERA SALA
SENTENCIAS QUE CAUSARON ESTADO
NÚMERO DE TOCA
266-2015
FECHA EN QUE SE DICTÓ LA SENTENCIA
04 CUATRO DE JUNIO DEL AÑO 2015 DOS MIL QUINCE.
San Luis Potosí, S.L.P., a 4 cuatro de junio del año 2015 dos mil quince.
V I S T O, para resolver, el Toca número 266-2015, formado con motivo del recurso de apelación interpuesto
por la actora, en contra de la sentencia definitiva de 25 veinticinco de marzo de 2015 dos mil quince, pronunciada por
el Juez Primero del Ramo Civil de esta Capital, en el expediente número 1437/2014, relativo al Juicio Extraordinario
Civil por Otorgamiento y Firma de Escrituras, promovido por ELIMINADO en contra de ELIMINADO; y,
R E S U L T A N D O:
PRIMERO.- La sentencia impugnada concluyó con los puntos resolutivos siguientes: “PRIMERO.- Este
juzgado fue competente para conocer del presente juicio y la vía extraordinaria civil resultó procedente.SEGUNDO.- En estudio oficioso del emplazamiento realizado en el presente juicio y por las razones expuestas en
el considerando cuarto de la presente resolución, se deja sin efecto la diligencia de emplazamiento realizada por
la Actuaria Judicial, con fecha 11 once de noviembre de 2014 dos mil catorce y todo lo actuado a partir de tal
fecha, toda vez, que de acuerdo a las constancias de autos, no existe la certeza de que el domicilio en donde se
practicó la diligencia, pertenece al lugar en donde habita la demandada, dejando a salvo los derechos de la
actora para que los haga valer conforme a derecho y en su caso proporcione el domicilio en donde vive la parte
demandada y pueda efectuarse el emplazamiento.- TERCERO.- “Notifíquese Personalmente.”.
SEGUNDO.- Inconforme la actora con la sentencia cuyos puntos resolutivos han quedado transcritos,
interpuso recurso de apelación, mismo que fue admitido en efecto devolutivo mediante proveído de 13 trece de abril de
2015 dos mil quince, por lo que se envió el expediente al Tribunal de Alzada para su substanciación, correspondiendo
conocer del mismo, por cuestión de turno, a esta Tercera Sala, la cual, por acuerdo de 28 veintiocho del mismo mes y
año, admitió el referido recurso y revocó la calificación de grado hecha por el juez de origen admitiéndolo en ambos
efectos y ordenó poner los autos a la vista de la apelante por el término de 3 tres días para que expresara los agravios de
su intención. En el propio auto se hizo del conocimiento de las partes litigantes el derecho que les asiste para manifestar
su conformidad o inconformidad para que sus datos personales señalados en el artículo 3º., fracción XV, de la Ley de
Transparencia y Acceso a la Información Pública del Estado, se incluyan en la publicación que se haga del presente fallo,
sin que hubiesen manifestado nada al respecto. Del mismo modo se hizo constar la presentación oportuna del escrito de
expresión de agravios formulados por la recurrente y que su contraria parte no dio contestación a los mismos.
Posteriormente, se fijó fecha y hora para la celebración de la audiencia de informe en estrados, la cual tuvo
verificativo a las 8:30 ocho horas con treinta minutos del 22 veintidós de mayo del presente año, en la que se hizo una
relación del estado de los autos y que a la misma no comparecieron las partes ni personalmente ni por escrito, por lo que
en esa misma fecha se citó para resolver el presente asunto, turnándosele a la Magistrada Ponente, a quien por sorteo
aleatorio le correspondió conocer para la formulación del proyecto de resolución; y,
C O N S I D E R A N D O:
PRIMERO.- Los agravios que hace valer la actora y apelante ELIMINADO, son del tenor literal siguiente:
“PRIMERO.- Irroga agravio y fuente de lesión jurídica el hecho que el A quo en la sentencia, haga un análisis del
emplazamiento a juicio hecho a la demandada de forma oficiosa, pues sólo la personalidad, la vía y la
competencia, son los presupuestos procesales que se deben analizar de oficio en la sentencia, más no el
emplazamiento al menos en esta etapa, pues su examen se encuentra restringido en términos del artículo 254 del
Código de Procedimientos Civiles Vigente del Estado.- En efecto y tal y como se precisa, es de explorado
derecho que los presupuestos procesales deben ser analizados de forma oficiosa en el dictado de la sentencia,
pues su relevancia radica, que a falta de uno de ellos, el proceso judicial no queda integrado.- Sentado lo anterior
y de una correcta interpretación al artículo 254 del Código Procesal Civil, se tiene que previo al decretar la
rebeldía del demandado el juez debe examinar cuidadosamente que la citación y notificación hecha al reo, se
haya verificado de forma legal, pues en caso contrario el juez estará en condiciones de ordenar la repetición de
dicha actuación, pero se insiste en que esta verificación sólo se hará previa declaración de rebeldía, es decir, que
una vez hecha la declaración de rebeldía, fue porque el Juez revisó escrupulosamente las constancias de
emplazamiento, por lo que no existe otro momento procesal para revisar de oficio el emplazamiento y si esto es
así es evidente que el juez no debió abordar el emplazamiento al dictar la sentencia, pues su facultad oficiosa
precluyó al dictar el auto que declaró la rebeldía de mi contraria parte, pues el Legislador limitó tal revisión, a
esta etapa, pues sería incongruente que un proceso se verifique por todas y cada una de sus partes y sea hasta
la sentencia en donde se decida la formalidad del emplazamiento, violentando con ello el artículo 53 de la
Legislación en comento.- No debe pasar por desapercibido para este Tribunal, que el hecho de declarar legal el
emplazamiento en esta instancia, no restringe a mi contraria parte el derecho de acudir la promoción del Juicio
de Amparo Indirecto en su calidad de tercero extraña a juicio o bien promover la apelación extraordinaria a que
se refiere el artículo 966 del Código Procesal de la Materia, por lo que sus derechos pueden ser restituidos en
caso de que llegase a demostrarse la violación de alguno de ellos.- SEGUNDO.- La sentencia dictada por el
inferior sostiene, que en el presente caso, se debe dejar insubsistente el emplazamiento realizado a la parte
demandada, y en consecuencia todo lo actuado a partir del 11 de noviembre del 2014, pues a su juicio no existe
certeza de que el domicilio donde se practicó la mencionada diligencia pertenece al lugar en donde habita la
demandada. Para arribar a tal determinación, sostiene el Juez Primero del Ramo Civil de esta Ciudad lo siguiente:
* Que la demandada del presente juicio no fue emplazada legalmente, y que éste al ser un principio de seguridad
jurídica lo obliga a analizar dicha comunicación indispensable para que mi contraria parte conozca la existencia
de la acción que se ejercita en su contra, con el objeto de permitirle una adecuada defensa, citando para ello el
siguiente criterio aislado: “EMPLAZAMIENTO, ES DE ORDEN PUBLICO Y SU ESTUDIO ES DE OFICIO”.- *
Agregando que en la especie no se dio cumplimiento a lo previsto en los artículos 107, 111, 112 y 113 del Código
de Procedimientos Civiles, pues considera que en ningún momento se cercioró de que la diligencia de
emplazamiento se verificara en el domicilio de la demandada, pretendiendo robustecer ello con el criterio aislado:
“EMPLAZAMIENTO. ES ILEGAL PRACTICARLO CON EL ABOGADO DEL DEMANDADO, POR NO TRATARSE DE
SU PARIENTE, DOMESTICO O EMPLEADO.- * Y que además a la suscrita se me tuvo por señalando como nuevo
domicilio procesal, el mismo que fue señalado para emplazarla a juicio.- Los argumentos vertidos por el Juez
resolutor, parten de una base falsa y sustento jurídico alguno, pues utiliza criterios aislados, cuya obediencia no
es obligatoria según se advierte del criterio que más adelante se cita.- En efecto no estoy de acuerdo con la
sentencia génesis del presente recurso de apelación, pues el artículo 112 del Código de Procedimientos Civiles
para el Estado de San Luis Potosí, establece: “Si se tratare de notificación de la demanda y a la primera busca no
se encontrase al demandado, se le dejará citatorio para hora fija del día siguiente; y si no espera se le hará la
notificación por cédula. La cédula en los casos de este artículo y del anterior, se entregará a los parientes o
domésticos del interesado o a cualquier otra persona que viva en la casa, después de que el notificador se
hubiere cerciorado de que allí vive la persona que deba ser citada; de todo lo cual se asentará razón en la
diligencia.”.- Ahora bien, el artículo 14 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en su
párrafo cuarto, establece que en los juicios del orden civil, la sentencia definitiva deberá ser: a) conforme a la
letra de la ley; b) o a la interpretación jurídica de la misma; c) y a falta de ésta se fundará en los principios
generales del derecho. Con base en el precepto constitucional antes señalado, considero que el segundo párrafo
del precepto 112 de la ley adjetiva Civil del Estado debe interpretarse mediante un criterio funcional, empleando
los métodos teleológico, lógico, pragmático, progresivo y, en un momento dado, debe integrarse la norma
mediante la analogía, con la utilización de un argumento a minore ad maius. Se afirma de este modo, pues la
porción normativa que interesa establece que tratándose del emplazamiento, cuando a la primera búsqueda no
se encuentra al interesado, se le dejará citatorio y si éste no espera al actuario en la fecha y hora señalada, la
notificación se hará por cédula. En este supuesto, la cédula “se entregará a los parientes o domésticos del
interesado o a cualquier otra persona que viva en la casa”.- De la letra de la ley se advierte que son tres personas
las legitimadas para recibir la referida cédula, a saber: a) los parientes del interesado; b) los domésticos del
interesado; y c) cualquier otra persona que viva en la casa. Conforme al orden sintáctico de la oración empleada
en el texto de la ley se tiene que la cédula de notificación puede entregarse ya sea a los parientes o domésticos
del interesado, sin que sea necesario que dichos sujetos habiten en la casa de este último, pues ese requisito
únicamente se exige cuando la cédula se entregue a cualquier otra persona, esto es, una que no sea un pariente
o doméstico del interesado. Se afirma de este modo en razón de que el legislador empleo la disyunción “o” para
establecer cada uno de los supuestos, por lo que se considera que cada uno es independiente del otro, de modo
que si sólo el último se condiciona a que la persona viva en la casa del interesado, esa calidad no puede
atribuirse a los demás supuestos independientes a los cuales no califica, máxime que el legislador no empleó
algún otro signo como podría ser una coma para dar a entender que esa calidad era necesaria para todos y cada
uno de los supuestos autónomos que estableció, sirve de apoyo a lo anterior la siguiente Jurisprudencia: Época:
Novena Época, Registro: 167516, Instancia: Primera Sala, Tipo de Tesis: Jurisprudencia, Fuente: Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXIX, Abril de 2009, Materia(s): Civil, Tesis: 1a./J. 7/2009, Página:
259.- EMPLAZAMIENTO. EL REQUISITO CONSISTENTE EN QUE QUIEN RECIBA LA NOTIFICACIÓN DEBE
HABITAR EN EL DOMICILIO DESIGNADO, SÓLO ES EXIGIBLE A "CUALQUIER OTRA PERSONA" DIVERSA DE
LOS PARIENTES Y EMPLEADOS DEL DEMANDADO (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE SINALOA). La finalidad del
emplazamiento es que el demandado tenga noticia cierta y plena del inicio de un juicio en su contra, del
contenido de la demanda y de las consecuencias si no comparece a contestarla, todo ello en aras de garantizar
su derecho a una adecuada y oportuna defensa. En este sentido, acorde con dicha finalidad, mediante decreto
publicado en el Periódico Oficial del Estado de Sinaloa el 13 de febrero de 1985 se reformó el artículo 114 del
Código de Procedimientos Civiles de la entidad, con el objeto de dar celeridad y simplificar los juicios civiles,
pues se estableció que cuando no obstante habérsele dejado citatorio, el interesado en el emplazamiento no lo
atendiere, la notificación se entregará ya sea a sus parientes, a sus empleados o a "cualquier otra persona" que
habite en el lugar de la diligencia. Así, de la interpretación armónica y teleológica del indicado precepto, y
conforme a los principios contenidos en los artículos 14 y 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, se concluye que el requisito de que quien reciba la notificación debe habitar en el domicilio
designado sólo es exigible a "cualquier otra persona" diversa de los parientes y empleados del demandado, en
virtud de que el citado requisito no tendría utilidad práctica cuando los sujetos vinculados familiar o
laboralmente con quien debe comparecer a juicio no habitan en el domicilio de éste, aunque permanezcan la
mayor parte del día en ese lugar. Esto es, exigir que la diligencia mencionada se entienda únicamente con quien
habite en el domicilio del buscado obstaculizaría la tramitación del procedimiento; además, precisamente los
lazos familiares y laborales señalados generan mayor seguridad de que se hará saber al interesado que existe
una demanda interpuesta en su contra, lo cual no necesariamente ocurriría tratándose de "cualquier otra
persona", cuya presencia en el domicilio donde se lleve a cabo el emplazamiento podría ser ocasional o
accidental.- Por otra parte, la finalidad de la norma en estudio al establecer quiénes son las personas aptas para
recibir la cédula de notificación en caso de que en la segunda búsqueda no se encuentren al interesado, es
precisamente, que la cédula llegue a su destinatario a través de dichos sujetos que la ley considera idóneos por
sus cualidades específicas para tener contacto con el interesado y hacerle llegar oportunamente la referida
cédula de notificación. Ahora bien, uno de los sujetos que la ley considera apto para esa finalidad, es el
doméstico, persona que sin habitar en el domicilio del interesado, resulta confiable para considerar que
entregará la cédula de notificación, pero en relación con este sujeto surge la siguiente interrogante ¿quién puede
ser el doméstico?. Si atendemos a una mera interpretación semántica del término doméstico, se tiene que
conforme al Diccionario de la Real Academia Española, se trata de un adjetivo que refiere pertenencia a la casa u
hogar; se entiende como un criado, que sirve en una casa. Otra aceptación la encontramos en el Diccionario
Enciclopédico Ilustrado Grijalbo, en el que se dice que se trata de un sirviente, que a su vez es una persona que
sirve a otra, de este modo, sirviente o doméstico puede ser un cocinero, un velador, una mucama, una camarera
y otros muchos empleados que auxilian a una persona en sus quehaceres. Personas que tienen un factor o
denominador común “sirven al amo o interesado”, y esa calidad fue la razón de que la ley los considerara aptos
para hacer llegar al interesado la cédula de notificación, pues están bajo sus órdenes y sirven a los intereses de
esa persona.- Estimo que el supuesto normativo relacionado con los domésticos del interesado, debe
interpretarse en un sentido amplio y no restringido, ya que por “domésticos” deben entenderse todas aquellas
personas que prestan un trabajo, un servicio o una asistencia al interesado, sin limitarlos únicamente a los
sujetos que realizan las labores de mantenimiento de una casa u oficina. Se afirma de este modo, ya que la
disposición en comento data desde 1947, año en que se aprobó y publicó el Código de Procedimientos Civiles
para el Estado de San Luis Potosí, por lo que el idioma y las expresiones empleadas fueron acorde a esa época,
pero dicha disposición debe interpretarse progresivamente, pues debe recordarse que las leyes suelen estar
vigentes durante muchos años y, por ello, se produce un inevitable arcaísmo en el empleo del idioma, por lo que
los tribunales no pueden sustraerse a la época en que se aplican, a las nuevas exigencias sociales y
económicas, sino que deben interpretar atendiendo a las nuevas necesidades y realidades. Se trata pues de una
interpretación necesaria pues de otra manera seria indispensable que el legislador cambiara continuamente las
leyes para adaptarlas a las nuevas circunstancias; de ahí que la interpretación permita extraer de la ratio legis de
la norma y conservando su espíritu supuestos normativos acordes con la realidad.- Las circunstancias actuales
nos demuestran que en el lugar donde se lleva a cabo una notificación, trátese del domicilio particular del
interesado o de su oficina, se encuentra no sólo personal encargado de actividades de mantenimiento, limpieza,
cuidado o vigilancia, sino otras personas como asesores, consultores, abogados, secretarias, mensajeros,
pasantes y otros más. Sujetos éstos últimos que al igual que los primeros sirven a los intereses de la persona
para la cual laboran, con la única diferencia, tal vez, en cuanto a su nivel social, cultural y educativo. De este
modo, si la característica que tuvo en cuenta el legislador y que objetivamente plasmó en la norma para
establecer como sujetos idóneos a los domésticos para hacer llegar al destinatario la cédula de notificación, fue
justamente que dichas personas sirven a los intereses de este último, es claro que los demás sujetos que aquí se
enumeran también cuentan con esa característica, lo único que varía es el tipo de actividades que desempeñan o
tienen encomendadas, que son de diversa índole a las de un doméstico en estricto sentido, pero que en
ocasiones son de mayor importancia y requieren, por lo mismo, mayor responsabilidad que el simple cuidado de
la casa u oficina.- En esta línea de pensamiento, considero que la acepción “doméstico” empleada en la ley
adjetiva debe entenderse en un sentido amplio y no únicamente dirigido a aquellas personas que laboran en la
casa del interesado realizando actividades de mantenimiento, limpieza, cuidado o vigilancia; sino que la misma
debe adecuarse a las nuevas circunstancias e interpretarse acorde con las nuevas exigencias de la sociedad, de
donde se obtiene que en los lugares donde ha de realizarse una notificación, no sólo se encuentran
“domésticos” en estricto sentido y, en el sentido que hace sesenta y cuatro años, sino que también se
encuentran otras personas que pueden y deben considerarse como “domésticos”, en un sentido amplio de la
aceptación, entendida como persona que sirve a otra, pues tanto los encargados del mantenimiento o vigilancia
de la casa u oficina del interesado, como las personas que laboran para éste o las que le presenten un servicio
velan en cada una de sus actividades por los intereses particulares del interesado, de ahí que en su relación de
trabajo, servicio o asistencia se encuentra inmerso el interés de la persona que funge como su patrón o como el
solicitante de sus servicios o auxilio; por lo que entre las personas encargadas de actividades de mantenimiento,
cuidado o vigilancia y entre las personas que también se encuentran en el lugar por virtud de un relación de
trabajo o con el objeto de prestar sus servicios al interesado, existe de igual forma un denominador común,
consistente en que ambas deben ver en sus actividades por el interés de la persona que las contrata
independientemente de la naturaleza laboral, civil o meramente de beneficencia que los une con ella. Esta
interpretación se corrobora si se toma en consideración que la finalidad de la norma en estudio, es que a la parte
interesada, efectivamente, se le haga entrega de la cédula de notificación y con motivo de ello tenga
conocimiento oportuno del acto procesal que se le hace saber por virtud de aquélla; luego, si la ley considera
como personas aptas para hacer llegar a su destino la referida cédula a los domésticos en caso de no encontrar
directamente al interesado, se debe a que dichas personas están al servicio de aquél, al igual que los empleados
o las personas que le prestan un servicio al interesado y, por lo tanto, tienen la misma facilidad y oportunidad de
hacerle llegar la documentación que se les entregue.- Asimismo puede hacerse uso del argumento a minore ad
maius, conforme al cual si la ley admite el requisito mínimo de que la cédula de notificación se entregue al
doméstico (considerado en estricto sentido y no en un sentido amplio) –quien rara vez conoce y comprende la
trascendencia del referido acto procesal y la importancia de hacerlo saber al interesado- con mayor razón puede
admitir que la cédula se entregue a una persona que labore o presente sus servicios profesionales al interesado
y, que por sus cualidades específicas, asegure una mayor efectividad o posibilidad de que llegue al interesado el
oportuno conocimiento de que existe un procedimiento instaurado en su contra. El punto de analogía radica en
que tanto el doméstico, como el empleado o el prestador de servicios que se encuentra en la oficina del
interesado son personas de su confianza y ello asegura, en cierta medida, que harán llegar la documentación que
le sea entregada inmediatamente al interesado. Máxime tratándose de una persona que dice ser abogado del
interesado, como en el caso, pues ésta persona se presume perito en derecho y, por ende, es conocedora de la
trascendencia e importancia de comunicar con la debida oportunidad al interesado el hecho de que existe una
demanda en su contra y el término que tiene para contestarla, así como de las consecuencias que trae consigo el
que no lo haga, sirve de apoyo a lo anterior el siguiente criterio: Época: Octava Época, Registro: 214932,
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito, Tipo de Tesis: Aislada, Fuente: Semanario Judicial de la
Federación, Tomo XII, Septiembre de 1993, Materia(s): Civil, Tesis: Página:
222. EMPLAZAMIENTO. PERSONAS
A QUIENES PUEDEN ENTREGARSE EL CITATORIO Y EL INSTRUCTIVO CORRESPONDIENTES AL. Como el
artículo 80 del Código de Procedimientos Civiles del Estado de Michoacán establece que la primera notificación
se hará en la casa designada al efecto, es lógico suponer que ésta puede ser una casa habitación propiamente
dicha, una oficina o un negocio, y por ende, la disposición del párrafo segundo de dicho precepto, de que "el
instructivo, lo mismo que el citatorio, se entregarán a la esposa, hijos, parientes, domésticos del notificado o a
cualquier otra persona que viva en la casa...", no debe entenderse al pie de la letra, sino que ha de interpretarse
en el sentido de que tales documentos pueden entregarse también a cualquiera persona que labore en el
domicilio donde vaya a practicarse la primera notificación, aunque no se trate precisamente de domésticos, sino
de algún oficinista o de un empleado que preste sus servicios en ese lugar.- No es óbice para llegar a la anterior
conclusión que, en el caso, la persona a quien se le entregó la cédula de notificación se haya ostentado como
abogado del interesado sin acreditar esa calidad, pues se trata de una manifestación que realizó ante un
funcionario público (actuario) y, en caso de ser falsa, así debió alegarse y ofrecerse prueba al respecto, pues el
referido artículo no exige como requisito que la persona a quien se entregue la cédula de notificación acredite el
carácter con que se ostente, por lo que el juzgador no puede imponer mayores requisitos a los establecidos por
el legislador. Es ilustrativa en este sentido, por igualdad de razón la jurisprudencia 4ª. 20, emitida por la extinta
Cuarta Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, publicada en la Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación, Octava Época, Número 29, mayo de 1990, página 55, cuyo rubro y texto establecen:
NOTIFICACIONES PERSONALES EN JUICIOS LABORALES. CITATORIO. EL ACTUARIO NO TIENE OBLIGACION
DE CERCIORARSE DE QUE LA PERSONA CON QUIEN LO DEJA TIENE EL CARACTER CON QUE SE OSTENTA.
La Ley Federal del Trabajo no establece en su artículo 743, fracción III, ni en algún otro precepto, que cuando no
esté presente el interesado o su representante y que tenga que dejar citatorio, el actuario deba cerciorarse que la
persona con quien deja dicho citatorio tiene el carácter con que se ostenta. Tampoco se puede establecer que el
requisito aludido esté contenido en el párrafo final del artículo 743, pues debe entenderse que es suficiente que
el actuario exprese que se constituyó en el domicilio en que debe realizar la primera notificación y que recabó el
nombre y carácter de quien lo atendió en dicha diligencia, cuando no se encuentre en el domicilio indicado la
persona que deba ser notificada o su representante. Si bien la primera notificación debe ser personal, ello no
lleva al extremo de que se cumpla con un requisito no establecido en la Ley de la Materia, pues el sentido de este
precepto es el de agilizar la diligencia respectiva, si se atiende a que es su fracción IV establece que si no
obstante el citatorio, no está presente el interesado o su representante, la notificación la puede hacer a cualquier
persona que se encuentre en la casa o local y si estuvieran éstos cerrados, se fijará una copia de la resolución en
la puerta de entrada; incluso, en su fracción V establece que si en la casa o local designado para hacer la
notificación se negare el interesado, su representante o la persona con quien se entienda la diligencia, a recibir la
notificación, ésta se hará por instructivo que se fijará en la puerta de la misma adjuntando una copia de la
resolución.- TERCERO.- Por otro lado, el Juez resolutor al momento de dicta [sic] la sentencia génesis del
presente medio de impugnación, argumentó que a la suscrita se me tuvo por señalando nuevo domicilio
procesal, siendo este el mismo en el que se emplazó a la parte apelada del presente toca, pasando desapercibido
que por medio de escrito de fecha 13 de enero de los en curso la suscrita aclaré que por un error involuntario
había asentado el domicilio erróneamente siendo el correcto el ubicado en la calle de ELIMINADO, de la Colonia
ELIMINADO, de esta Ciudad Capital, escrito al cual recayó un acuerdo mediante el cual se me tuvo por aclarando
mi domicilio procesal, situación que en su momento no valoró ni revisó el juez, siendo obvio que dicho
argumento no pudo tomarlo como base para robustecer el fallo dictado, pues como ya se recalcó fue un error
involuntario de la compareciente.- Por todo lo anteriormente expuesto, no coincido con la sentencia dictada por
el A quo, por lo que debe revocarse en su totalidad la sentencia dictada por el Juez responsable y se le ordene
dicte una nueva en donde se avoque al estudio del fondo de la litis ya plateada en autos.”.
SEGUNDO.- Del análisis de los conceptos de agravio formulados por la parte recurrente se advierte que
ésta no hizo valer en el caso ningún derecho humano que considere indebidamente restringido o afectado a través del
acto de autoridad que combate y esta Sala no advierte ex officio que exista en la especie algún derecho humano que
pudiera estimarse trasgredido en agravio de las partes, razón por la cual no se ejerce en el presente asunto control
constitucional-convencional, en términos de los artículos 1º y 133 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos.
TERCERO.- Los agravios expresados por la actora y apelante ELIMINADO, son infundados.
De manera inicial se estima pertinente señalar, en lo que importa, algunos antecedentes informativos de la
litis, lo cual se hace de la siguiente manera.
Por escrito recibido en el juzgado de origen el 9 nueve de octubre de 2014 dos mil catorce, compareció
ELIMINADO, a demandar, en la vía extraordinaria civil, a ELIMINADO, señalando en dicho ocurso que para efectos de
requerimiento y emplazamiento, ésta podía ser localizada en el domicilio ubicado en la calle de ELIMINADO, de la
colonia ELIMINADO de esta capital, a quien le reclama las siguientes prestaciones:
a).- El otorgamiento y firma de la escritura de compraventa respecto de la casa marcada con el número
ELIMINADO de la calle ELIMINADO, colonia ELIMINADO de esta ciudad, con las medidas y colindancias que se
describen en su ocurso respectivo; y
b).- Por el pago de las costas y gastos que se originen con motivo de la tramitación del juicio.
Como hechos sustento de su acción, la actora señaló fundamentalmente que el 21 veintiuno de julio de
2001 dos mil uno, ella y la demandada suscribieron un contrato privado de compraventa, respecto del mencionado
inmueble objeto del juicio, en el cual la demandada plasmó su huella dactilar, acordándose en ese acto jurídico, que con
posterioridad y cuando la actora lo necesitara, acudirían ante el fedatario público a elección de la compradora, a fin de
que le escriturara el referido inmueble.
Que tiene la necesidad de escriturar el referido bien, pero que la demandada se ha negado a efectuar ese
trámite, a pesar de que la ha requerido de manera extrajudicial para que acuda ante notario, ya que sólo le hizo entrega
de las escrituras que corresponden al mencionado inmueble, como así lo demuestra con la copia del instrumento notarial
otorgado a la demandada bajo el acta número ELIMINADO, del Tomo ELIMINADO del protocolo del ELIMINADO, en
su carácter de Notario Público Número Uno, con ejercicio en esta ciudad;
Que a pesar de los múltiples requerimientos extrajudiciales que ha realizado con el objeto de que la
demandada le otorgue la escritura correspondiente al inmueble de referencia, y de que ésta le hizo entrega de la
posesión material del mismo, la aludida demandada se ha negado a hacerlo, pues incluso su hijo (de la actora) de
nombre ELIMINADO, habita el citado domicilio, agregando la accionante, que ante esa situación, es por lo que acude
ante el Órgano Judicial para que en su momento se le obligue a escriturarle el inmueble objeto de la invocada
compraventa.
Por acuerdo de 13 trece del propio mes y año, se admitió a trámite la demanda interpuesta y se ordenó
correr traslado a la demandada, emplazándola para que dentro del término de tres días compareciera a producir su
contestación, apercibiéndola legalmente que de no hacerlo, se le tendría por presuntamente confesa de los hechos de la
demanda y por perdido el derecho que en tiempo pudo haber ejercido; ordenándose en dicho acuerdo, prevenirla para
que señalara domicilio en esta ciudad para recibir las notificaciones.
Mediante diligencia de 10 diez de noviembre de 2014 dos mil catorce, la actuaria judicial ELIMINADO, se
constituyó en el domicilio señalado por la actora, como el de la demandada, el ubicado en la calle ELIMINADO, Colonia
ELIMINADO de esta ciudad, asentando dicha actuaria judicial que una vez que se cercioró de ello, por tener a la vista el
nombre de la calle y número exterior oficial, así como información que le proporcionó quien dijo llamarse ELIMINADO y
ser empleada del despacho, a quien al preguntarle por la demandada manifestó que ésta no se encuentra, procedió a
dejarle citatorio para que se sirviera esperar en su domicilio a las 13:30 trece treinta horas del 11 once del propio mes y
año, apercibida legalmente para el caso de no esperar, a lo cual manifestó la persona que atendió la diligencia, que lo
entregaría a quien va dirigido, y que no firma para constancia lega; lo anterior tal y como se desprende de la mencionada
diligencia, misma que obra a fojas 13 vuelta del expediente de origen.
En la fecha y hora señalada en último término, nuevamente se constituyó la actuaria judicial en el domicilio
señalado en el sumario como de la demandada, cerciorándose del mismo por tener a la vista la nomenclatura
correspondiente y por así habérselo manifestado una persona que dio llamarse
ELIMINADO, quien dijo ser
recepcionista del despacho jurídico en donde sí reciben notificaciones de la aludida demandada, quien al no estar
presente, pese al citatorio previo, por tal motivo la actuaria judicial procedió a notificarle por conducto de la citada
persona, mediante cédula de emplazamiento, por no haber esperado a la diligenciaría, el auto de 13 trece de octubre de
2014 dos mil catorce, y con las copias simples de ley, le corrió traslado y la emplazó para que dentro del término de tres
días, compareciera a producir su contestación, apercibiéndola legalmente para el caso de que no lo hiciera, diligencia la
anterior que obra a fojas 13 vuelta, 15 y 16 del citado expediente natural.
Seguido que fue el juicio por sus diversas etapas procedimentales correspondientes, el 25 veinticinco de
marzo de 2015 dos mil quince, el juez de conocimiento pronunció la sentencia definitiva respectiva, en la cual determinó
que como el emplazamiento es de orden público y que esa violación procesal da origen a las demás formalidades
esenciales del juicio, por ese motivo procedía a su estudio, señalando al respecto, que al no haberse llevado
correctamente el mismo, quedaba sin efecto la diligencia de 11 once de noviembre de 2014 dos mil catorce, dejando a
salvo los derechos de la actora para que los haga valer conforme a derecho, sustentándose para ello en las siguientes
consideraciones:
“CUARTO.- Previo al análisis de la acción ejercitada, de los autos se advierte que la demandada no
fue emplazada legalmente, comunicación indispensable, para que la contraria conozca de la existencia de la
acción que se ejercita en su contra, como principio de seguridad jurídica que rige las resoluciones judiciales y
que constriñe al suscrito a su análisis, en cualquier etapa del procedimiento, con el objeto de permitir una
adecuada defensa y que se establezca la relación jurídica procesal entre las partes.- En ese orden de ideas, el
suscrito se abstiene de fallar la cuestión principal, para realizar el estudio oficioso relativo al emplazamiento,
como acto de orden público que pone fin al proceso, cuya violación procesal, da origen a las demás formalices
[sic] esenciales del juicio.- Se cita por su aplicación apoyo al respecto, la tesis Jurisprudencial de los Tribunales
Colegiados de Circuito, Octava Época del Semanario Judicial de la Federación, tomo: XI Febrero, página: 249,
que a la letra dice: “EMPLAZAMIENTO, ES DE ORDEN PÚBLICO Y SU ESTUDIO ES DE OFICIO. (La transcribe).En el caso concreto, los artículos 107, 111, 112 y 113 del Código de Procedimientos Civiles del Estado, a la letra
dicen: “Artículo 107.- Todos los litigantes, en el primer escrito o en la primera diligencia judicial, deben designar
casa ubicada en el lugar del juicio para que se les hagan las notificaciones y se practiquen las diligencias que
sean necesarias. Igualmente deben designar la casa en que ha de hacerse la primera notificación a la persona o
personas contra quienes promuevan. Cuando un litigante no cumpla con lo prevenido en la primera parte de este
artículo, las notificaciones, aun las que, conforme a las reglas generales, deban hacerse personalmente, se le
harán por lista o por cédula fijada en las puertas del tribunal o juzgado; si faltare a la segunda parte no se hará
notificación alguna a la persona contra quien promueva hasta que se subsane la omisión. Artículo 111.- La
primera notificación se hará personalmente al interesado o a su representante o procurador en la casa
designada; y no encontrándolo el notificador, cerciorado de que allí vive, le dejará instructivo en el que hará
constar la fecha y hora en que lo entregue, el nombre y apellido del promovente, el juez o tribunal que mande
practicar la diligencia, la determinación que se mande notificar y el nombre y apellido de la persona a quien se
entregue, recogiéndole la firma en la razón que se asentará del acto. Artículo 112.- Si se tratare de notificación de
la demanda y a la primera busca no se encontrase al demandado, se le dejará citatorio para hora fija del día
siguiente; y si no espera se le hará la notificación por cédula. La cédula en los casos de este artículo y del
anterior, se entregará a los parientes o domésticos del interesado o a cualquier otra persona que viva en la casa,
después de que el notificador se hubiere cerciorado de que allí vive la persona que deba ser citada; de todo lo
cual se asentará razón en la diligencia. Artículo 113.- Si después que el notificador se hubiere cerciorado de que
la persona por notificar vive en la casa y se negare aquel con quien se entiende la notificación a recibir ésta, se
hará en el lugar en que habitualmente trabaje, sin necesidad de que el juez dicte una determinación especial para
ello.”.- De los preceptos que regulan el emplazamiento de las partes, se advierte, la designación de la casa en
que ha de hacerse la primera notificación a la persona o personas contra quienes promuevan, que se hará
personalmente al interesado o a su representante o procurador en la casa designada, y no encontrándolo el
notificador, cerciorado de que allí vive, le dejará instructivo en el que hará constar la fecha y hora en que lo
entregue, el nombre y apellido del promovente, diligencia que podrá entenderse con los parientes o domésticos
del interesado o a cualquier otra persona que viva en la casa, después de que el notificador se hubiere
cerciorado, que aquél con quien debe entender la diligencia se negare a ésta, se hará en el lugar en que
habitualmente trabaje.- Con fecha 9 nueve de octubre de 2014 dos mil catorce, compareció ELIMINADO, ante
este Tribunal, a demandar en la vía extraordinaria civil a ELIMINADO, con domicilio en calle ELIMINADO, Colonia
ELIMINADO de esta Ciudad, por el otorgamiento y firma de escrituras, respecto del inmueble ubicado en la calle
de ELIMINADO Número ELIMINADO de la Colonia ELIMINADO, en esta Ciudad. Por auto de 13 trece de octubre
del mismo año se radicó la demanda, admitiendo los términos propuestos de la actora y por ende, el domicilio
señalado de la demandada.- Con fecha 10 de noviembre de 2014 dos mil catorce, la Actuaria Judicial, se
constituyó al domicilio señalado como de la demandada, entendiendo la diligencia con quien dijo llamarse
ELIMINADO, quien manifestó ser la empleada del despacho, persona a quien dejó citatorio para la practica de la
diligencia judicial en sus términos para el siguiente día (foja 14); en cumplimiento a la citación, que por conducto
de la empleada del despacho, realizó la Actuaria, nuevamente se constituyó en el domicilio, para entender la
diligencia con la demanda y para el caso de no encontrarla, con los parientes, empleados o domésticos del
interesado o cualquier otra persona que viva en el domicilio, cerciorada que en efecto es el lugar señalado, por
tener a la vista la nomenclatura correspondiente y por así manifestárselo una persona que dijo llamarse
ELIMINADO, quien dijo ser recepcionista del despacho jurídico donde sí se reciben notificaciones de la aludida
demandada, y al no estar presente la misma, a pesar de citatorio previo, procede a notificarle la demanda
entablada en su contra con las formalidades del acto. (foja 15, 16 y 17). De lo anterior resulta evidente que en
ningún momento la diligenciaria se cercioró de que la demandada viviera en tal domicilio, y por tanto incumplió
con lo que expresamente ordena el artículo 112 del Código de Procedimientos Civiles y por el cual es menester
que se tenga por acreditado que la demandada vive en el domicilio, Sirve de apoyo a lo anterior, el criterio que
sustenta el Segundo Tribunal Colegiado del 9º
Circuito, en la tesis visible en el Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Tomo XXXIV, Agosto de 2011, tesis IX.2º.61C, página 1337, que reza: “EMPLAZAMIENTO.
ES ILEGAL PRACTICARLO CON EL ABOGADO DEL DEMANDADO, POR NO TRATARSE DE SU PARIENTE,
DOMÉSTICO O EMPLEADO (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE SAN LUIS POTOSÍ ). (La transcribe).- A mayor
abundamiento, se advierte que por auto de 12 doce de enero de 2015 dos mil quince (foja 30), se tuvo a la actora,
por señalando nuevo domicilio para oír y recibir notificaciones, el ubicado en la calle ELIMINADO, Colonia
ELIMINADO de esta Ciudad y autorizando para tal efecto al profesionista que menciona, sin exclusión de los
designados con anterioridad, siendo que dicho domicilio, se encuentra habilitado como despacho jurídico, que
corresponde al señalado por la actora, como la casa habitación de la demandada y además como el lugar en
donde la promovente recibe notificaciones, porque ahí las atienden sus abogados, como así lo asentó la Actuaria
Judicial, quien una vez que se constituyó a emplazar a
ELIMINADO, entendió la diligencia de citación y
emplazamiento, con la empleada y recepcionista, respectivamente del despacho jurídico, diligencias que no
reúnen las formalidades legales del procedimiento, al no haberse verificado conforme a las disposiciones
legales.”(Lo subrayado es agregado).
Determinación la anterior que constituye la materia del recurso de apelación.
Ahora bien, la apelante, en su pretensión de impugnar la aludida determinación, hace valer en su pliego de
agravios los siguientes argumentos:
1.- Que el juez del conocimiento no debió estudiar de forma oficiosa el emplazamiento, pues, en su
concepto, sólo la personalidad, la vía y la competencia, constituyen presupuestos procesales que deben ser analizados
de esa forma, toda vez que el mencionado emplazamiento se encuentra restringido por lo previsto en el artículo 254 del
Código de Procedimientos Civiles del Estado, el cual obliga a que, previo a decretar la rebeldía del demandado, el juez
examine cuidadosamente que la citación y notificación hecha al reo, se hayan verificado de forma legal, porque en caso
contrario, el a quo se contraría en condiciones de ordenar la repetición de una actuación, ya que al momento de dictar el
auto por el que declaró rebelde a su contraria parte, debió abordar el estudio del citado emplazamiento y no hacerlo hasta
la sentencia.
2.- Que los argumentos del inferior parten de una idea falsa, en razón de que utiliza criterios aislados, los
cuales no son obligatorios, aunado a que no está de acuerdo con lo determinado por el juez de primer grado, toda vez
que el artículo 14 de la Constitución Federal, señala que en los juicios del orden civil la sentencia definitiva debe ser
conforme a la letra de la ley, o a la interpretación jurídica de la misma, y que solamente a falta de ésta, se fundará en los
principios generales del derecho, por lo que, en su opinión, el artículo 112 del Código de Procedimientos Civiles del
Estado, en el cual se sustentó el a quo, debe interpretarse conforme a un criterio funcional, empleando diversos métodos
de interpretación jurídica, pues acorde al contenido del citado dispositivo, la cédula que se debe entregar en el caso de
que se deje citatorio y no espere el demandado, puede hacerse a los parientes o domésticos del interesado o a cualquier
otra persona que viva en la casa.
Que como son tres las personas legitimadas para recibir la referida cédula, en el caso de los parientes o
domésticos del interesado, el legislador empleó la disyunción para referirse a cada uno de esos supuestos, sin que la
coma que se utiliza en la frase, pueda emplearse para entender que esa calidad era necesaria para todos y cada uno de
ellos, pues lo hizo para determinar quiénes son las personas aptas para recibir la cédula de notificación y pueda llegar a
su destinatario a través de esos sujetos que la ley considera como idóneos por sus cualidades específicas y tener
contacto con el interesado.
3.- Que el supuesto normativo relacionado con los domésticos del interesado, debe interpretarse en un
sentido amplio y no restringido, ya que por dicho concepto debe entenderse a todas aquellas personas que prestan un
trabajo, un servicio o una asistencia al interesado, sin limitarlos únicamente a los sujetos que realizan las labores de
mantenimiento de una casa u oficina, y que como esa norma data del año de 1947 mil novecientos cuarenta y siete, tal
situación produce un inevitable arcaísmo en el empleo del idioma, por lo que, los tribunales no pueden sustraerse a la
época en que se aplican, a las nuevas exigencias sociales y económicas, sino que deben interpretarlas atendiendo a las
nuevas necesidades y realidades.
4.- Que atendiendo a esas circunstancias, en el lugar en donde se lleva a cabo una notificación, ya sea que
se trate del domicilio particular del interesado o de su oficina, no sólo se encuentra el personal encargado de las
actividades de mantenimiento, limpieza, cuidado o vigilancia, sino también otras personas tales como asesores,
consultores, abogados, secretarias, mensajeros, pasantes y otros, los cuales sirven a los intereses de la persona para la
que laboran, con la única diferencia en cuanto a su nivel social, cultural y educativo, pero con la característica que tuvo en
cuenta el legislador y que objetivamente plasmó en la norma para establecer como sujetos idóneos a los domésticos para
hacer llegar al destinatario la cedula de notificación, agregando la disidente, que la diferencia radica en el tipo de
actividades que desempeñan o tienen encomendadas, ya que son de diversa índole a las de un doméstico en estricto
sentido, estimando por ello, que en su relación de trabajo, servicio o asistencia se encuentra inmerso el interés de la
persona que funge como su patrón o como el solicitante de sus servicios de auxilio, pues lo que importa es que, quienes
laboren para dicha persona deben observar en sus actividades el interés por la misma con independencia de la
naturaleza laboral, civil o meramente de beneficencia que los une con ella, pues la finalidad de la norma es que se le
haga entrega a la referida persona, de la cédula de notificación y con motivo de ello, tenga conocimiento oportuno del
acto procesal que debe conocer, por conducto de quien se la hace llegar.
5.- Que también puede hacerse uso del argumento a minore ad maius, conforme al cual, si la ley admite el
requisito mínimo de que la cédula de notificación se entregue al doméstico, quien rara vez conoce y comprende la
trascendencia del referido acto procesal y la importancia de hacerlo saber al interesado, con mayor razón puede admitirse
que la cédula sea entregada a una persona que labora o presta sus servicios profesionales al interesado y que por sus
cualidades específicas, asegure una mayor efectividad o posibilidad de que llegue al interesado el oportuno conocimiento
de que existe un procedimiento instaurado en su contra, destacando la disidente, que el punto radica en que, tanto el
doméstico como el empleado o el prestador de servicios que se encuentra en la oficina del interesado, son personas que,
dada su confianza, aseguran en cierta medida, que harán llegar la documentación que les sea entregada inmediatamente
al interesado, más aun si se trata de una persona que dice ser abogado del interesado, como en el caso concreto
aconteció, pues al considerarse perito en derecho, resulta evidente que conoce de la trascendencia e importancia de
comunicar con la debida oportunidad al interesado, el hecho de que existe una demanda interpuesta en su contra, así
como el término que tiene para producir su contestación respectiva, así como las consecuencias jurídicas para el caso de
que no lo haga; invocado la apelante en apoyo de tales argumentos, el criterio jurisprudencial de rubro:
“EMPLAZAMIENTO. PERSONAS A QUIENES PUEDEN ENTREGARSE EL CITATORIO Y EL INSTRUCTIVO
CORRESPONDIENTE AL.”.
6.- Que no es óbice a lo anterior, el hecho de que la persona a quien se le entregó la cédula de notificación
se haya ostentado como abogado del interesado, sin haber acreditado esa calidad, ya que se trata de una manifestación
que realizó ante un actuario, quien en el supuesto de ser falsa, debió allegarse las pruebas que estimara pertinentes, ya
que el artículo 112 del Código Procesal de la materia no exige como requisito, que la persona a quien se entregue la
cédula de notificación, acredite el carácter con el que se ostenta y por ende, el juzgador no puede imponer mayores
requisitos a los establecidos por el legislador, citando como fundamento a tales argumentos, la tesis jurisprudencial de
rubro: “NOTIFICACIONES PERSONALES EN JUICIOS LABORALES. CITATORIO. EL ACTUARIO NO TIENE
OBLIGACIÓN DE CERCIORARSE DE QUE LA PERSONA CON QUIEN LO DEJA TIENE EL CARÁCTER CON QUE SE
OSTENTA.”.
7.- Finalmente, señala la recurrente que el juez de la causa, al pronunciar el fallo impugnado, manifestó que
la tuvo por señalando nuevo domicilio procesal, siendo éste el mismo en el que se emplazó a la demandada, pero que
pasa desapercibido que por diverso escrito de 13 trece de enero del año en curso, aclaró que por un error involuntario
había asentado ese domicilio de manera equivocada, siendo el correcto el ubicado en la calle ELIMINADO de la colonia
ELIMINADO de esta ciudad, al cual recayó un diverso acuerdo en donde se le tuvo por aclarando su domicilio procesal,
situación la anterior que, a decir del inconforme, en su momento no valoró, ni revisó el juzgador y por ende, tampoco
pudo tomarlo en cuenta para robustecer el fallo, por tratarse de un error involuntario.
Al respecto, esta Sala considera que los anteriores motivos de inconformidad, son infundados, atento a las
consideraciones que enseguida se precisan.
En efecto, con relación al primero de los enunciados conceptos de agravios, cabe señalar que, en modo
adverso a lo señalado por la recurrente, el emplazamiento del demandado, al ser una cuestión de orden público y
observancia general, constituye una formalidad esencial del procedimiento, y por ende, su falta o ilegalidad al llevarse a
cabo la diligencia respectiva, representa la violación procesal de mayor magnitud y de carácter más grave, en tanto da
origen a la omisión de las demás formalidades esenciales del juicio, ya que imposibilita al enjuiciado a participar en él, por
lo que, en estricto apego al derecho de audiencia que consagra el artículo 14 de la Constitución Federal,
consistente en el otorgamiento al gobernado de la oportunidad de defensa previamente al acto privativo de la
libertad, propiedad, posesiones o derechos, debe examinarse, aún de oficio, la legalidad de tal llamado a juicio.
ELIMINADO
Bajo ese contexto constitucional y legal, esta Sala, avocándose al estudio de la sentencia
recurrida, considera que, contrario a lo manifestado por la apelante en su pliego de agravios, fue correcta la
determinación del juez del conocimiento al señalar que, previo al análisis de fondo de la acción de otorgamiento y firma
de escrituras ejercida por la actora, era necesario abordar el estudio oficioso del emplazamiento como un acto de orden
público que pone fin al proceso, determinando con base en lo expuesto, que se dejara sin efecto la diligencia de
emplazamiento de 11 once de noviembre de 2014 dos mil catorce, bajo el argumento relativo a que, no existe la certeza
de que el domicilio en donde se practicó la aludida diligencia, es en donde habita la demandada, dejando a salvo
los derechos de la actora para que los hiciera valer conforme a derecho y en su caso, proporcionara el domicilio en donde
vive dicha demandada, a efecto de que pueda efectuarse el emplazamiento respectivo.
Se afirma lo anterior, en razón de que la falta de emplazamiento o defectuosa citación a juicio debe
analizarse de oficio no sólo por el juez de primer grado sino por el tribunal de alzada, por ser la más grave de las
irregularidades procesales, lo que significa que ese estudio puede realizarse aunque no se alegue por la parte
demandada, es decir, sin que exista argumento alguno; de ahí que resulte inexacto que sólo la personalidad, la vía y la
competencia, como presupuestos procesales, pueden ser analizados por el juez de primer grado, como sin razón lo hace
valer la recurrente, pues como ya se dijo, al tratarse de una formalidad esencial del procedimiento, su falta o ilegalidad
representa la violación procesal de mayor magnitud y de carácter más grave, y por tal motivo, debe ser examinada por el
juzgador, aún en la sentencia definitiva, deviniendo de ello lo infundado de los agravios que al respecto formula la
recurrente.
Encuentra apoyo lo anterior, en lo conducente, el criterio Jurisprudencial de la Octava Época, Registro:
209732, visible en el Semanario Judicial de la Federación, Tomo XIV, Diciembre de 1994, Materia(s): Civil, Tesis:
XVII.2o.35 C, Página: 374, cuyo rubro es: “EMPLAZAMIENTO. ES DE ORDEN PUBLICO Y SU ESTUDIO ES DE
OFICIO. EXCEPCION A DICHA REGLA.- El emplazamiento es de orden público y por ende su estudio es de oficio,
puesto que así lo ha sustentado la Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a través de la tesis
de jurisprudencia número 137, que bajo el rubro: "EMPLAZAMIENTO. ES DE ORDEN PUBLICO Y SU ESTUDIO ES
DE OFICIO.", aparece visible en la página 403, IV Parte, del Apéndice 1985, lo que se traduce en que la falta de
emplazamiento o su verificación en forma contraria a las disposiciones aplicables, puede y debe corregirse de
oficio en cualquier estado del procedimiento, por lo que no sólo al juzgador de primera instancia compete
subsanar de oficio la violación, sino también al Tribunal de apelación. Sin embargo, cuando la falta de
emplazamiento o su verificación en forma contraria a las disposiciones legales aplicables ha sido vista y resuelta
por el juez natural, lo que sucede cuando resuelve un incidente de nulidad planteado, tal cuestión ya no puede
ser revisada de oficio en ningún estadio procesal, ya sea en la sentencia de primera instancia o en la segunda,
porque ello equivaldría a que el juez natural en primera instancia se pronunciara nuevamente sobre una cuestión
que ha sido previamente resuelta, con grave riesgo de afectar el principio de seguridad que rige a las
resoluciones judiciales, tal como expresamente lo prohíbe el artículo 99 del Código de Procedimientos Civiles
vigente en el Estado de Chihuahua; misma razón por la cual el ad quem no puede ni debe tampoco analizarla de
oficio, toda vez que, se reitera, ya existe pronunciamiento sobre el particular por parte del juez natural.”. (Lo
subrayado es énfasis).
Así como en la diversa tesis, cuyo epígrafe es el siguiente: “EMPLAZAMIENTO, ES DE ORDEN PÚBLICO
Y SU ESTUDIO ES DE OFICIO.- La falta de emplazamiento o su verificación en forma contraria a las disposiciones
aplicables, es la violación procesal de mayor magnitud y de carácter más grave, puesto que da origen a la
omisión de las demás formalidades esenciales del juicio, esto es, imposibilita al demandado para contestar la
demanda y, por consiguiente, le impide oponer las excepciones y defensas a su alcance; además, se le priva del
derecho a presentar las pruebas que acrediten sus defensas y excepciones y a oponerse a la recepción o a
contradecir las probanzas rendidas por la parte actora y, finalmente, a formular alegatos y ser notificado
oportunamente del fallo que en el proceso se dicte. La extrema gravedad de esta violación procesal ha permitido
la consagración del criterio de que el emplazamiento es de orden público y que los jueces están obligados a
investigar de oficio si se efectuó o no y si, en caso afirmativo, se observaron las leyes de la materia.”. (Lo
subrayado es énfasis).
Finalmente, también se apoya lo antes señalado en el criterio del Tercer Tribunal Colegiado del Segundo
Circuito, visible en el Semanario Judicial de la Federación, con número de registro 222263, Tomo VIII, Julio de 1991,
Materia(s): Civil, Página: 157, que a la letra señala: “EMPLAZAMIENTO. ES DE ORDEN PUBLICO, POR ENDE SU
ESTUDIO DEBE REALIZARSE OFICIOSAMENTE POR LOS JUECES.- La falta de emplazamiento o su verificación
en forma contraria a las disposiciones aplicables, es la violación procesal de Mayor magnitud y de carácter más
grave, puesto que da origen a la omisión de las demás formalidades esenciales del juicio, esto es, imposibilita al
demandado para contestar la demanda y, por consiguiente, le impide oponer las excepciones y defensas a su
alcance; además se le priva del derecho de presentar las pruebas que acrediten aquéllas; oponerse a la
recepción o a contradecir las probanzas rendidas por la parte actora y finalmente, a formular alegatos y ser
notificado oportunamente del fallo que en el proceso se dicte. Dadas esas circunstancias, se ha estimado que el
emplazamiento es de orden público y los jueces están obligados a investigar de oficio si se efectuó o no y de
examinar, si se observaron las reglas previstas en la legislación correspondiente.”.
No es óbice a lo anterior, lo manifestado por la recurrente en el sentido de que, la facultad oficiosa del
juzgador para abordar el estudio del emplazamiento precluyó, sustentando su aseveración en el hecho relativo a que, el a
quo al momento de dictar el auto mediante el cual se le declaró la rebeldía a su contraria parte, examinó
escrupulosamente las constancias del emplazamiento y que ante ello, ya no debió examinarlo en la sentencia definitiva,
por virtud del contenido del artículo 254 del Código Procesal Civil del Estado, pues además de que la referida norma no
establece la obligación con relación al estudio a que alude la aquí recurrente, sino que la misma alude a que, presentada
la demanda con los documentos y copias prevenidos, se correrá traslado de ella a la persona contra quien se proponga y
se le emplazará para que produzca su contestación; al respecto cabe decir, que acorde a lo expuesto en párrafos
precedentes, resulta inexacto que el juez se encuentre impedido para examinar en su sentencia el emplazamiento por la
circunstancia de haber analizado éste al dictar el auto mediante declaró la rebeldía a ELIMINADO; toda vez que tal
proveído no causa estado, ya que al ser el emplazamiento un acto de orden público, su estudio debe hacerse de
oficio en cualquier etapa de procedimiento, por tratarse de la diligencia mediante la cual se hace del conocimiento
de la parte demandada la existencia de la acción que se ejerce en su contra, con el objeto de permitirle una
adecuada defensa y de que se establezca la relación jurídica procesal entre las partes, lo anterior en cabal
cumplimiento al artículo 14 de la Constitución Federal, situación la anterior que priva de sustento jurídico a lo alegado
en contrario por la inconforme y torna infundado el examinado motivo de inconformidad.
Por cuanto a los diversos argumentos de la recurrente contenidos en los puntos del 2 al 6 del presente
considerando, los cuales se analizan de manera conjunta dada su estrecha vinculación, en los cuales esencialmente
señala que el artículo 112 del Código de Procedimientos Civiles del Estado, debe interpretarse mediante un criterio
funcional, empleando diversos métodos de interpretación, porque entratándose del emplazamiento, cuando a la primera
búsqueda no se encuentre al interesado, se le dejará citatorio y si éste no espera al diligenciario en la fecha y hora
señalada, la notificación se hará por cédula, la cual se entregará a los parientes o domésticos del mismo o a cualquier
otra persona que viva en la casa, estimando por tales circunstancias que si la finalidad de la referida norma es establecer
quiénes son las personas aptas para recibir la cédula de notificación y que se haga entrega a quien va dirigida, para que
tenga oportuno conocimiento del acto procesal que se instaura en su contra, al permitir que aquella se entregue al
doméstico, quien rara vez comprende la trascendencia de ese acto y la importancia de hacerlo, con mayor razón puede
admitirse que la citada cédula se entregue a una persona que labora o presta sus servicios profesionales al interesado,
quien por sus cualidades específicas asegura una mayor efectividad o posibilidad que llegue a éste.
Al respecto, esta Sala considera que la apelante parte de una premisa equivocada, pues la razón
fundamental por la cual, el juez del conocimiento analizó de manera oficiosa el emplazamiento en la sentencia impugnada
y dejó sin efecto la diligencia de emplazamiento de 11 once de noviembre de 2014 dos mil catorce, así como todo lo
actuado con posterioridad a ello, no fue porque la cédula de notificación se hubiere dejado con una persona que afirmó
ser recepcionista del despacho jurídico en donde se reciben notificaciones de la demandada ELIMINADO, y quien las
debe de recibir son parientes o los domésticos del interesado o cualquier otra persona que viva en la casa, sino que el
motivo por el que declaró insubsistente esa diligencia, se debió a que no existe la certeza jurídica de que el domicilio
en donde se practicó la diligencia, pertenece en realidad al lugar en donde habita la demandada, es decir, porque
en ningún momento la diligenciaria se cercioró de que la demandada viviera en la calle de ELIMINADO número
ELIMINADO, Colonia ELIMINADO de esta ciudad, incumpliendo por ende, con lo que expresamente le ordena el
artículo 112 del Código de Procedimientos Civiles del Estado.
En efecto, las diligencias de 10 diez y 11 once de noviembre de 2014 dos mil catorce, las cuales obran a
fojas 13 vuelta, 15 y 16 del expediente de origen, textualmente señalan:
“EN SAN LUIS POTOSÍ SIENDO LAS 13:45 HORAS DEL DÍA 10 DE NOVIEMBRE DE 2014, EL SUSCRITO
ACTUARIO JUDICIAL LIC. ELIMINADO ME CONSTITUI EN EL DOMICILIO SEÑALADO COMO EL DE LA PARTE
DEMANDADA ELIMINADO . UBICADO EN ELIMINADO COL. ELIMINADO Y CERCIORADO DE QUE SI ES EL
DOMICILIO DE DICHA PERSONA POR TENER A LA VISTA EL NOMBRE DE LA CALLE Y NUMERO EXTERIOR
OFICIAL, ASÍ COMO INFORMACIÓN QUE ME PROPORCIONO QUIE DIJO LLAMARSE
ELIMINADO
Y SER
EMPLEADA DEL DESPACHO Y AL PREGUNTARLE POR LA PARTE DEMANDADA MANIFIESTA QUE NO SE
ENCUENTRA, POR LO QUE AL NO ENCONTRARLA PROCEDO A DEJAR CITATOTRIO PARA QUE SE SIRVA
ESPERAME EN SU DOMICILIO EL DIA 11 ONCE A LAS 13:30 HORAS, APERCIBIDA LEGALMENTE EN CASO DE
NO ESPERAR, A LO QUE MANIFIESTA LA PERSONA QUE ME ATIENDE, QUE LO ENTREGARA A QUIEN (ES) VA
DIRIGIDO Y NO FIRMA PARA CONSTANCIA LEGAL. DOY FE.”.
“EN LA CIUDAD DE SAN LUIS POTOSÍ, CAPITAL DEL ESTADO DEL MISMO NOMBRE, SIENDO LAS 13:30 TRECE
HORAS CON TREINTA MINUTOS DEL DÍA 11 ONCE DE NOVIEMBRE DEL AÑO 2014 DOS MIL CATORCE. LA
SUSCRITA ACTUARIA JUDICIAL LIC.
ELIMINADO ME VOLVI A CONSTITUIR EN EL DOMICILIO SEÑALADO
COMO EL DE LA C. ELIMINADO, SITO EN LA CALLE ELIMINADO COL. ELIMINADO DE ESTA CIUDAD Y
CERCIORADA DE QUE SI LO ES POR ASI TENER A LA VISTA LA NOMENCLATURA CORRESPONDIENTE Y POR
ASI MANIFESTÁRMELO UNA PERSONA QUE DIJO LLAMARSE ELIMINADO .- DIJO SER RECEPCIONISTA DEL
DESPACHO JURÍDICO DONDE SÍ SE RECIBEN NOTIFICACIONES DE LA ALUDIDA DEMANDADA Y AL NO ESTAR
PRESENTE LA MISMA, A PESAR DE CITATORIO PREVIO ENSEGUIDA PROCEDO A NOTIFICAR A LA
DEMANDADA POR CONDUCTO DE LA PERSONA QUE ME ATIENDE Y POR MEDIO DE CEDULA DE
EMPLAZAMIENTO POR NO HABER ESPERADO A LA SUSCRITA A PESAR DEL CITATORIO PREVIO EL AUTO DE
FECHA 13 TRECE DE OCTUBRE DEL AÑO 2014 DOS MIL CATOCE, DICTADO POR EL C. JUEZ 1º PRIMERO DEL
RAMO CIVIL Y COMO LO ORDENA EL AUTO CON LAS COPIAS SIMPLES DE LEY LE CORRO TRASLADO A LA
PARTE DEMANDADA EMPLAZÁNDOLA PARA QUE DENTRO DEL TÉRMINO DE 3 TRES DÍAS COMPAREZCA A
CONSTESTAR LA DEMANDA ENTABLADA, APERCIBIDA LEGALMENTE QUE DE NO HACERLO, SE LE TENDRA
POR PRESUNTAMENTE CONFESO DE LOS HECHOS DE LA DEMANDA Y POR PERDIDO EL DERECHO QUE EN
TIEMPO PUDO HABER EJERCITADO; LA PREVENGO ASIMISMO PARA QUE SEÑALE DOMICILIO UBICADO EN
ESTA CIUDAD CON CALLE, NUMERO, COLONIA Y CODIGO POSTAL PARA RECIBIR NOTIFICACIONES,
APERCIBIDA QUE DE NO HACERLO, AUN LAS PERSONALES SE LE HARAN POR LISTA O CEDULA EN LOS
ESTRADOS DEL JUZGADO. POR ULTIMO LE HAGO SABER QUE EN CUMPLIMIENTO A LO DISPUESTO POR EL
ARTÍCULO 23 FRACCION III DE LA LEY DE TRANSPARENCIA Y ACCESO A LA INFORMACIÓN PUBLICA DEL
ESTADO Y QUE LA SENTENCIA QUE EN DEFINITIVA SE DICTE EN EL PRESENTE ASUNTO Y QUE HAYA
CAUSADO ESTADO O EJECUTORIA ESTARA A DISPOSICIÓN DEL PUBLICO PARA SU CONSULTA, CUANDO ASI
LO SOLICITEN, CONFORME AL PROCEDIMIENTO DE ACCESO A LA INFORMACIÓN, ASI TAMBIEN EL DERECHO
QUE LES ASISTE, PARA MANIFESTAR HASTA ANTES DE QUE SE DICTE EL FALLO SU CONFORMIDAD O NO,
DE QUE SUS DATOS PEROSNALES SEÑALADOS EN EL ARTICULO 3º FRACCION XV, DE LA LEY EN CITA, SE
INCLUYAN EN LA PUBLICACIÓN. A LO QUE MANIFESTO LA PERSONA QUE ME ATIENDE QUE, OYE EL AUTO,
QUEDA ENTERADA, RECIBE LAS COPIAS DE TRASLADO Y CEDULA DE EMPLAZAMIENTO QUE HARA LLEGAR
A SU DESTINATARIA Y FIRMA DE RECIBIDO EN LA COPIA DE LA CEDULA. CON LO QUE DOY POR TERMINADA
LA PRESENTE DILIGENCIA DE LA CUAL LEVANTO ESTA ACTA QUE SE AUTORIZA EN FORMA LEGAL Y PARA
CONSTANCIA FIRMANDO LA SUSCRITA ACTUARIA. DOY FE. RÚBRICA. ELIMINADO .”.
Ahora bien, el artículo 112 del Código de Procedimientos Civiles del Estado, señala textualmente lo
siguiente:
“Si se tratare de notificación de la demanda y a la primera busca no se encontrase al demandado, se
le dejará citatorio para hora fija del día siguiente; y si no espera se le hará la notificación por cédula.
La cédula en los casos de este artículo y del anterior, se entregará a los parientes o domésticos del
interesado o a cualquier otra persona que viva en la casa, después de que el notificador se hubiere cerciorado de
que allí vive la persona que deba ser citada; de todo lo cual se asentará razón en la diligencia.”. (Lo subrayado es
agregado).
Del contenido del referido dispositivo legal, se desprende, en lo que interesa, que la exigencia de que el
actuario se cerciore de que el demandado vive en el domicilio en que se practica el emplazamiento a que se alude, es
una formalidad incluida en la ley, con el propósito de salvaguardar los derechos del referido demandado, otorgándole
seguridad para que pueda tener pleno conocimiento del acto procesal instaurado en su contra, lo anterior en tutela del
derecho a una adecuada defensa reconocido en el preinvocado artículo 14 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos.
Luego, si de las referidas diligencias no se advierte que la Actuaria Judicial se haya cerciorado de que
efectivamente en el domicilio en el que se constituyó vive la demandada, con independencia de las personas con
quienes haya entendió la diligencia, así como el carácter que éstas hayan tenido, así como de la forma en que se cercioró
de que el domicilio en el que se encuentra es el ubicado en la calle ELIMINADO, colonia ELIMINADO de esta ciudad y
que fue el señalado por la actora en su escrito inicial, como en el que habita la demandada; resulta evidente que tal
diligencia no cumplió con las formalidades a que se refiere la transcrita norma legal, y ante ello, como ya quedó
precisado, es correcta la determinación del juzgador al señalar que no existe la certeza jurídica de que el domicilio en
donde se practicó la diligencia, pertenezca al lugar en donde habita la demandada, pues es patente que si la ley fija como
lugar donde debe hacerse el emplazamiento el domicilio en que habita el demandado, es precisamente para que éste
tenga conocimiento efectivo de la demanda y por esa razón, es indispensable que el notificador se cerciore plenamente
de que el domicilio señalado por el actor y en el que se constituye a emplazar, es realmente el de la demandada porque
ahí vive, sin que sea suficiente que para que la diligencia revista legalidad, la simple anotación de que así lo hizo, pues el
citado artículo 112 de la ley procesal civil, exige, como requisito para un legal emplazamiento a juicio, que el actuario al
verificarlo se cerciore, no sólo de que el domicilio en que se constituye sea el del demandado, sino, además que
corrobore que la persona que deba ser llamada a juicio, efectivamente vive en él, siendo además indispensable que se
asiente en la diligencia, los medios de que se valió o las fuentes de información a las que tuvo que recurrir para adquirir
esa certidumbre, razonando circunstancialmente tales hechos y dejándolo asentado en el acta relativa, y con ello, que
haya tenido conocimiento de la demanda instaurada en su contra, requisito éste que en el caso concreto no se satisfizo,
situación la anterior que priva de sustento a los argumentos que al efecto formula la apelante y hace inaplicable los
criterios jurisprudenciales que invoca en apoyo de los mismos, al establecerse en ellos una hipótesis diversa de la que
nos ocupa, atento a las expuestas razones.
Encuentra sustento lo expuesto, en lo conducente, la Jurisprudencia del Segundo Tribunal Colegiado del
Décimo Primer Circuito, localizable en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Registro:
191491, Tomo XII, Julio de 2000, Materia(s): Civil
Tesis: XI.2o. J/8, Página: 658, que a la letra reza: “EMPLAZAMIENTO A JUICIO, REQUISITOS DEL (LEGISLACIÓN
DEL ESTADO DE MICHOACÁN).- El artículo 80 del Código de Procedimientos Civiles para el Estado de
Michoacán exige, como requisitos para un legal emplazamiento a juicio, que el actuario al verificarlo se cerciore,
no sólo de que el domicilio en el que se constituye sea el del demandado, sino, además, que corrobore que la
persona que deba ser llamada a juicio, efectivamente viva en él y se encuentre dentro de la población, de donde
resulta que la omisión del ministro notificador, de cerciorarse de todos y cada uno de esos datos, es suficiente
para estimar ilegal el emplazamiento a juicio.”.
Así como en la tesis jurisprudencial del Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito,
Octava Época, Registro: 226302, Fuente: Semanario Judicial de la Federación, Tomo V, Segunda Parte-2, Enero-Junio
de 1990, Materia(s): Civil, Común, Página: 570, cuyo epígrafe es del siguiente tenor: “EMPLAZAMIENTO. CUANDO NO
SE ENCUENTRA EN LA PRIMERA DILIGENCIA EL DEMANDADO, EL FUNCIONARIO RESPECTIVO DEBE
ASENTAR QUE SE CERCIORO DEL DOMICILIO, Y DE LOS MEDIOS DE QUE SE VALIO PARA ELLO, TANTO EN EL
ACTO DEL CITATORIO COMO AL PRACTICAR EL.- Para cumplir con las formalidades esenciales que prescribe el
artículo 112, del Código de Procedimientos Civiles para el Estado de Jalisco, es bien sabido que, cuando no se
encuentra a la primera busca al demandado, deben llevarse a cabo dos actos, uno, que es el relativo al citatorio
para hora fija del día siguiente, y otro, que es donde propiamente se llama a juicio al reo, que si no espera, debe
efectuarse a través de cédula, la que para entregar a los parientes o domésticos del interesado, o cualquier otra
persona que vive en la casa, es requisito sine qua non, que en forma previa el funcionario encargado de practicar
dicha diligencia, se asegure que en el lugar que actúa vive la persona que debe ser citada, consecuentemente, es
inconcuso que, tanto en el acta de citatorio, como en la del emplazamiento, ha de hacerse constar esa
circunstancia, por requerirlo así la validez de cada uno de esos actos, pues uno tiene la finalidad de citar, y el
otro, el de emplazar, sin que sea suficiente la simple anotación de que así lo hizo, sino que es menester asentar
en autos, los medios de que se valió o las fuentes de información a las que tuvo que recurrir para adquirir esa
certitud. Criterio que se adopta, pues aunque el citado numeral no dispone expresamente que a la primera
búsqueda, el actuario se cerciore y asiente razón de que es el domicilio del demandado, habitual y
cotidianamente, los actuarios, es en esta diligencia, cuando practican tal cercioramiento, pero ya no en el
segundo acto.”.
Finalmente, debe puntualizarse a la disidente que aun y cuando el juez del conocimiento haya mencionado
en la combatida sentencia, que por auto de 12 doce de enero de 2015 dos mil quince, se tuvo a la actora por señalando
nuevo domicilio para oír y recibir notificaciones, el ubicado en la calle de ELIMINADO de la Colonia ELIMINADO de
esta ciudad, así como autorizando para tal efecto al profesionista que menciona en ese ocurso, sin exclusión de los
designados con anterioridad, destacando que el aludido domicilio se encuentra habilitado como despacho jurídico, el cual
corresponde al señalado por la actora, como la casa habitación de la demandada y en donde además ésta recibe
notificaciones, porque ahí las atienden sus abogados, como así lo asentó la actuaria judicial, quien una vez que se
constituyó a emplazar a ELIMINADO, entendió la diligencia de citación y emplazamiento; siendo omiso el juzgador, como
lo hace valer la aquí inconforme, en mencionar que mediante diverso escrito de 13 trece de enero del mismo año, la
actora aclaró que por un error involuntario, había asentado ese domicilio erróneamente, siendo el correcto el ubicado en
la calle ELIMINADO de la Colonia ELIMINADO, en esta ciudad; sin embargo, al respecto cabe decir a la disidente, que
tales argumentos el a quo sólo los emitió a medida de mayor abundamiento, lo que implica que solamente lo hizo para
dar claridad y solidez a los argumentos que emitió con motivo del indebido llamamiento a juicio y que por ende, con
independencia de la omisión en que haya incurrido el a quo, ello ninguna trascendencia jurídica tienen al resultado del
fallo para revocarlo o modificarlo, porque la única verdad procesal que impera en el sumario es la relativa a que, atento al
contenido del artículo 112 del Código Procesal Civil del Estado, es requisito sine qua non, que en forma previa, el
funcionario encargado de practicar la diligencia de emplazamiento se asegure que en el lugar en el que se constituyó
para llevar a cabo la misma, vive la persona que debe ser citada y emplazada a juicio, de donde resulta que la omisión
del ministro notificador, respecto de los aludidos datos o requisito, es suficiente para estimar ilegal el emplazamiento
verificado en el sumario, deviniendo de ello lo infundado de los examinados motivos de inconformidad.
En consecuencia, ante lo infundado de los agravios expresados por la apelante, con apoyo en las anteriores
consideraciones y con fundamento en lo dispuesto por el artículo 936 del Código de Procedimientos Civiles, lo
procedente es confirmar la combatida sentencia definitiva de 25 veinticinco de marzo de 2015 dos mil quince,
pronunciada por el Juez Primero del Ramo Civil de esta Capital, en el expediente número 1437/2014.
CUARTO.-
No obstante que en la especie se actualiza la hipótesis prevista por la fracción II del artículo
135 del Código de Procedimientos Civiles, en virtud de que la actora y apelante ELIMINADO no obtuvo resolución
favorable a sus intereses, no ha lugar a condenarla al pago de costas y gastos en esta segunda instancia.
Para colegirlo así, es menester destacar el contenido de los artículos 133, 135 fracción II y 140 del citado
ordenamiento procesal, los cuales por su orden literalmente se transcriben:
“Cada parte será inmediatamente responsable de las costas que originen las diligencias que
promueva; en caso de condenación en costas, la parte condenada indemnizará a la otra de todas las que hubiere
anticipado. La condenación no comprenderá la remuneración del procurador, ni la del patrono, sino cuando
fueren abogados recibidos. Los abogados extranjeros no podrán cobrar costas, sino cuando estén autorizados
legalmente para ejercer su profesión y haya reciprocidad internacional con el país de su origen en el ejercicio de
la abogacía”;
“Siempre se hará condenación en costas, pídanlo o no las partes: I. En contra del litigante que no
obtuviere resolución favorable, ya en lo principal, ya en los incidentes que surgieren; II. En contra del que no
obtuviere sentencia favorable en segunda instancia. En este caso, la condenación comprenderá las costas de
ambas instancias. La condenación no comprenderá los honorarios y gastos ocasionados por promociones,
pruebas y actuaciones que sean inútiles y superfluas o no autorizadas por la Ley.”; y,
“Nunca por motivo alguno, sean cuales fueren los trabajos ejecutados y gastos expensados en un
negocio, podrán exceder las costas del veinte por ciento sobre el interés del mismo; los jueces deberán de oficio
reducir la cantidad que importe la regulación al citado veinte por ciento, haciendo valuar por peritos el monto o
valor total del negocio si no consistiere éste en una cantidad precisa de dinero.”.
De la recta interpretación de los dispositivos legales transcritos se desprende que, por regla general,
siempre se condenará al pago de costas y gastos de ambas instancias, entre otros supuestos, a la parte que no obtenga
sentencia favorable en segunda instancia; sin embargo, por la finalidad de las costas que es la de restituir las
erogaciones motivadas por la contienda al que resulta vencedor en el juicio, surge un caso de excepción a esa regla
general, que se actualiza cuando la parte apelada no comparece a la segunda instancia y además el juicio se siguió en su
rebeldía.
Lo anterior es así, porque si la intención del legislador al establecer la condena al pago de costas fue la de
reintegrarle al vencedor los gastos que erogó con motivo del juicio, es inconcuso que la sanción al pago de dicha
prestación no tiene justificación cuando la parte demandada y apelada no realizó ningún gasto en su defensa durante el
trámite de la apelación interpuesta por su contraria parte dentro de un juicio que se siguió en su rebeldía, no obstante que
la sentencia de segunda instancia le sea desfavorable al actor, pues de decretar en esas condiciones la anotada
condena, se desnaturalizaría la finalidad de las costas.
Luego, si como en el caso ocurre, la demandada ELIMINADO, no intervino en el trámite de la apelación
interpuesta por su contraria parte, y además el juicio natural se siguió en su rebeldía, es inconcuso que ningún gasto
judicial erogó en su defensa, y por ende, aunque en esta instancia se haya confirmado el fallo que le fue adverso a la
actora y apelante, no procede condenarla al pago de las costas de esta segunda instancia, en virtud de que no puede
sancionarse a una persona a que pague a otra los gastos que nunca realizó.
Encuentra apoyo lo expuesto con antelación, por analogía, en el criterio pronunciado por el Primer Tribunal
Colegiado en Materia Civil del Séptimo Circuito, visible en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena
Época, Tomo: XXVI, Julio de 2007, página 2513, cuyo rubro y texto literalmente se transcribe: ELIMINADO “GASTOS
Y COSTAS. NO PROCEDE SU CONDENA CUANDO EL JUICIO SE SIGUE EN REBELDÍA DEL DEMANDADO Y
ÉSTE NO REALIZA NINGUNA EROGACIÓN POR ESE CONCEPTO (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE
VERACRUZ).- El artículo 104 del Código de Procedimientos Civiles para el Estado de Veracruz, prevé:
"Siempre será condenado al pago de gastos y costas que incluirán los honorarios del abogado patrono de la
contraparte, el litigante que no obtuviere resolución favorable, ya en lo principal, ya en los incidentes que
surgieren. ...". De la recta interpretación de la norma inmersa en el párrafo transcrito, se desprende la regla
general relativa a que siempre se condenará al pago de gastos y costas al litigante que no obtenga resolución
favorable, entendiéndose así con claridad que la intención del legislador fue la de establecer la posibilidad de
restituir las erogaciones motivadas por la contienda de primera instancia, sin condición alguna. Sin embargo,
al analizarse tal disposición en relación con lo que al respecto establecen los numerales 100 y 107 del mismo
ordenamiento, en el sentido de que cada parte será inmediatamente responsable de las costas que originen las
diligencias que promueva, que en caso de condenación en costas la parte condenada indemnizará a la otra de
todas las que hubieren sido causadas, y que las costas surgen en función de los trabajos ejecutados y de los
gastos expensados en un negocio, surge un caso de excepción a esa regla general, que se actualiza cuando el
juicio se sigue en rebeldía del demandado, quien al no comparecer al juicio resulta obvio que ningún gasto
judicial de los previstos en dichos preceptos erogó en su defensa y, por ende, no hay obligación de pagar los
gastos y costas apuntados que imponen los preceptos en cita, a pesar de que el fallo de primer grado haya
sido adverso al actor, al ser evidente que no se erogó gasto alguno por promociones, pruebas, actuaciones y
honorarios de abogado patrono a que aluden los propios numerales, de donde se sigue que en ese caso es
improcedente la condena al pago de la prestación en comento.” ELIMINADO Cabe destacar que aunque la
invocada tesis se sustenta en la interpretación de la legislación procesal civil del Estado de Veracruz, sin embargo,
cobra aplicación al caso concreto porque el contenido de los numerales 100, 104 y 107 que ahí se analizan, es
esencialmente similar a lo previsto por los artículos 133, 135 y 140 del Código de Procedimientos Civiles de esta
entidad.
La expresada determinación encuentra fundamento asimismo en la Jurisprudencia emitida por esta Tercera
Sala, bajo el rubro: “GASTOS Y COSTAS. NO PROCEDE CONDENAR A SU PAGO AL ACTOR Y APELANTE
CUANDO SU CONTRARIA PARTE NO COMPARECIÓ A LA SEGUNDA INSTANCIA Y EL JUICIO SE SIGUIÓ EN
SU REBELDÍA.”.
QUINTO.- En virtud de que ninguna de las partes litigantes manifestó su inconformidad respecto a que sus
datos personales señalados en el artículo 3º., fracción XV de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública
del Estado, se incluyan en la publicación que se haga del presente fallo, con fundamento en lo dispuesto por los artículos
3º., 18, 23, fracción III, 44 y relativos de la Ley en cita, así como 13, fracción XIII, 14, 15 fracción I, 21 y 22 del
Reglamento del Poder Judicial del Estado para la aplicación de la mencionada Ley, hágase del conocimiento de las
mismas que la sentencia pronunciada en el presente asunto estará a disposición del público para su consulta, cuando así
se solicite, incluidos los mencionados datos, sin perjuicio de la protección que por mandato constitucional deba hacerse
de oficio en relación a los mismos.
Por lo anteriormente expuesto y fundado, se resuelve:
PRIMERO.- En el caso a estudio no se ejerce control constitucional-convencional ex officio, por las razones
expuestas en el considerando segundo de esta resolución.
SEGUNDO.- Los agravios expresados por la actora y apelante ELIMINADO, resultaron infundados
TERCERO.- Se CONFIRMA la sentencia definitiva de 25 veinticinco de marzo de 2015 dos mil quince,
pronunciada por el Juez Primero del Ramo Civil de esta Capital, en el expediente número 1437/2014, relativo al Juicio
Extraordinario Civil por Otorgamiento y Firma de Escrituras, promovido por ELIMINADO en contra de ELIMINADO .
CUARTO.- No se hace especial condena en cuanto al pago de costas en esta segunda instancia.
QUINTO.- Al no existir inconformidad de las partes litigantes, la presente sentencia estará a disposición del
público para su consulta, cuando así se solicite, incluidos los datos personales de las mismas, conforme al procedimiento
de acceso a la información, sin perjuicio de la protección que por mandato constitucional deba hacerse de oficio en
relación a los mismos.
SEXTO.- Con copia certificada de la presente resolución, devuélvase el expediente al juez del conocimiento
para los efectos legales consiguientes, y en su oportunidad archívese el toca como asunto concluido.
SÉPTIMO.- Notifíquese personalmente comuníquese y cúmplase.
A S I, por unanimidad de votos, lo resolvieron y firman los señores Magistrados que integran la Tercera Sala
del H. Supremo Tribunal de Justicia del Estado, ELIMINADO, ELIMINADO y ELIMINADO quienes actúan con
Secretaria de Acuerdos que autoriza y da fe, ELIMINADO, siendo ponente la primera de los Magistrados nombrados y
Secretaria de Estudio y Cuenta, ELIMINADO . Doy Fe. ELIMINADO
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