Senderos del Pago de los Arroyos

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Museo Estevez
El Museo Municipal de Arte Decorativo Firma y Odilo Estevez es un espacio
clave del casco histórico de Rosario ya que la casa donde funciona ocupa un terreno que
integró la primera partición urbana del Pago de los Arroyos, nombre que recibió la
ciudad en sus orígenes. Cabe destacar que Rosario, a diferencia de otros centros urbanos
importantes del país, no tuvo fundación.
Los muros pertenecientes al museo son la única edificación que sobrevive de la
antigua cuadra de la calle Santa Fe entre Laprida y Buenos Aires, frente a la plaza 25 de
Mayo. El edificio fue construido a mediados del siglo XIX. No se conoce con precisión
el año, sólo aparece en documentos fotográficos de 1851 y se sabe que durante dos
siglos perteneció a la Familia Ibarlucea.
De esta familia, el último que habitó la casa fue don Melitón de Ibarlucea, una
personalidad relevante en la vida política y comercial de la ciudad. Fue él quien le dio
las dimensiones y el planteo que conserva en la actualidad, así como la fachada de estilo
italianizante totalmente revestida en mármol de Carrara que se mantiene íntegra.
La propiedad de Santa Fe al 700 fue adquirida por Odilo Estevez Yañez y Firma
Mayor de Estevez en 1921, para vivienda familiar. Después de los reiterados viajes a
Europa, la casa se fue colmando de una gran cantidad de pinturas, objetos, muebles,
alfombras y tapices de procedencia diversa, que terminaron conformando un valioso
patrimonio artístico. Tras la muerte del señor Estevez, su viuda, Firma Mayor, donó el
inmueble y su valioso contenido a la Municipalidad de Rosario, como acto de gratitud a
la ciudad que acogiera a aquel emprendedor español llegado con la ola inmigratoria. La
residencia pasó a ser sede, desde entonces, del museo.
El Museo Estevez quedó oficialmente inaugurado el 8 de julio de 1968. A partir
de octubre de 1997, forma parte del Conjunto Urbano Arquitectónico de Interés
Nacional, considerado por la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y
Lugares Históricos.
La Catedral
Antes de convertirse en Catedral, los terrenos donde actualmente se encuentra
este edificio pertenecieron a la primera capilla del Pago de los Arroyos, construcción
que fue sufriendo modificaciones con el correr de los años, acompañada por el
crecimiento del asentamiento. Fue construida por encargo del capitán Domingo Gómez
Recio. Para brindar atención espiritual a los numerosos pobladores instalados en el área,
en 1730 el Gobernador de Buenos Aires -de quien Santa Fe dependía- solicitó al
Cabildo Eclesiástico la creación del curato del Pago de los Arroyos. Se asignó por
parroquia a la capilla de paja y barro y fue elegido su primer cura, Ambrosio de
Alzugaray, convirtiéndose en la primera autoridad que tuvo asiento fijo y duradero en
suelo rosarino.
En 1731 se iniciaron los libros parroquiales, con el primer bautismo. Por esta
razón enviaron desde Santa Fe, alhajas, útiles y dos imágenes de la virgen, una de la
Concepción y otra del Rosario para ornamentar la capilla. La primera se entregó a la
población calchaquí que se asentó en la zona de Carcarañá y la segunda imagen es la
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que dio nombre a la ciudad. La Capilla que en los comienzos se llamaba del Pago de los
Arroyos, pasó a ser conocida por Capilla del Rosario.
En 1757 Santiago Montenegro donó las tierras donde estaba construida la
Capilla. Sobre este terreno, el cura Francisco Antonio de Cossio y Therán hizo construir
en 1761 una nueva capilla, realizada de tapia y sin cimientos. La precariedad con que se
levantaban estos edificios demandaba frecuentes reparaciones. Esta segunda capilla se
mantuvo en pie hasta 1802.
En 1802 comenzó una nueva construcción de la capilla del Rosario: un edificio
cubierto de tejas, que se mantuvo en pie hasta 1834, siendo parcialmente destruido en
plena guerra civil en 1819.
A partir de los primeros años del siglo XIX, Rosario se convirtió en uno de los
centros de la actividad militar más relevantes, a raíz de su ubicación geográfica. La costa
rosarina fue uno de los campos de batalla en que se desarrolló la guerra de la
Independencia. Desde aquí el rosarino Vicente Anastasio de Echevarria partió con
Manuel Belgrano a negociar la paz con el Paraguay. Para contener a los buques
españoles se construyeron las baterías Libertad e Independencia sobre las barrancas del
Paraná y se dispuso que el coronel Belgrano estuviese al frente. Con donaciones se
construyeron las baterías y los milicianos rosarinos resistieron los pasos de la flota real.
En 1823, por su contribución a las luchas, se le concede al poblado el honroso título de
“Ilustre y Fiel Villa”.
Demolida la antigua capilla del Rosario en 1834, se inició la construcción de la
iglesia que proyectó el arquitecto norteamericano Timoteo Guillón. Las nuevas obras
consistieron en la reedificación de torres y construcción de cúpula y crucero que se
efectuaron entre 1882 y 1887. Estuvieron a cargo de uno de los más destacados
arquitectos italianos que actuaron en la Argentina, Juan Bautista Arnaldi.
Respetando el trazado y parte de la caja muraria del proyecto anterior, Arnaldi
cambió el pórtico de seis columnas por una fachada ecléctica, alternando elementos
típicos del academismo italiano, con propuestas ornamentales exóticas. El altar mayor
se realizó en Italia en dos tonos de grises de mármol de Carrara.
En el subsuelo se encuentra el camarín con una imagen de la Virgen del Rosario
traída de Cádiz en 1773. Completan su interior puertas y barandas de madera, frescos en
la nave central, bajorrelieves del Viacrucis, órganos, vitral histórico sobre el portal de
ingreso, púlpito e imágenes de madera cubiertas de oro a la hoja.
La primera casa de altos
Estaba ubicada donde hoy está la plaza Sicilia, frente al Palacio Municipal. La
propiedad fue residencia de Matías Nicolorich, quien era vecino del pueblo desde 1815
y la hizo construir para vivienda hacia 1830.
Caserón de Santa Coloma
En 1852 fue ubicada la primera imprenta de Rosario, en la que se editaron varios
números del Boletín del Ejército Grande, cuerpo militar que respondía al mando de
Justo José de Urquiza. Domingo Faustino Sarmiento -en ese entonces boletinero de
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Urquiza- imprimió la primera hoja en Rosario saludando a los habitantes y augurando
un futuro próspero a la ciudad. El caserón ocupó el sitio que actualmente forma la
esquina nordeste de las calles Laprida y Santa Fe. En el mismo solar se construyó cerca
de 1898 el edificio llamado Palacio Arijón, se un valor arquitectónico indiscutible, cuyo
propietario original fue José Arijón, y que se demolió hacia 1980, a pesar de que las
crónicas locales ya escribían sobre la “conciencia del patrimonio”.
Palacio Municipal 1890/96
El edificio de la Municipalidad de Rosario, es una obra italianizante de corte
clásico proyectado por el Arquitecto Gaetano Rezzara. La construcción se puso en
marcha en 1890 y fue terminada en 1896.
Es una obra de tres plantas sumamente compacta con un trabajo de relieve que
cubre de mayor a menor, toda la fachada y rematado en un coronamiento que incluye el
reloj público. En la planta baja se destaca el patio central rodeado de una columnata
jónica. Las aberturas con arcos de medio punto, las esquinas redondeadas, los ojos de
buey que flanquean la entrada son rasgos característicos del modelo de arquitectura
italianizante de fin de siglo XIX. Los leones que custodian su frente y dan origen a la
denominación “Palacio de los leones”, están realizados en mármol de Carrara y fueron
donados por el entonces intendente Dr. Agustín Mazza.
Pasaje Juramento
En 1899 el gobierno municipal autorizó la conexión con la Plaza Matriz 25 de
Mayo a través de un pasaje de 13 metros de ancho liberado entre la Catedral y la
Municipalidad, denominado Pasaje Juramento, que sería para peatones y carruajes.
Sobre este pasaje y junto a las paredes de la Iglesia se recuerda en placas alegóricas el
sitio donde se encontraba la Primera Escuela Parroquial del Siglo XVIII y el Primer
Cementerio que contiene aún hoy los restos de los primeros pobladores rosarinos.
La obra final que se puede apreciar hoy, se finalizó en la década del 90 y
revalorizó la zona con la apertura del pasaje y la vista al Monumento Nacional a la
Bandera.
Monumento Nacional a la Bandera
Único y magnífico por sus dimensiones y la armonía de sus proporciones, fue
inaugurado el 20 de junio de 1957. Es obra del arquitecto e ingeniero Ángel Guido y sus
grupos escultóricos fueron realizados por José Fioravanti, Alfredo Bigatti y Eduardo
Barnes. El conjunto arquitectónico compone una simbología orientada a exaltar la
creación de la Bandera Argentina y el espíritu americanista.
Consta de tres partes: la torre con la cripta de Manuel Belgrano, el patio cívico y
el propileo, debajo del cual está la Sala de Honor de las Banderas de América.
Representa el ideal de la Patria, en forma de nave avanzando hacia el futuro.
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Palacio de Correos
En 1748 sobre la esquina suroeste de Buenos Aires y Córdoba se instaló el
andaluz Matheo Fernández, quien construyó el edificio que posteriormente fuera la
antigua Jefatura Política de Rosario.
Este edificio tuvo una nueva construcción sobre el mismo solar realizada por
Pascual Páez en 1864. Probablemente fue la obra de mayor significación, de neto corte
italianizante con dos pisos y balcón de hierro.
Este inmueble fue cuartel de policía, bomberos y cárcel hasta su traslado a la
plaza San Martín en las primeras décadas del siglo XX.
El diseño actual está basado en el proyecto del arquitecto, ingeniero, urbanista e
historiador Ángel Guido, quien proyectó para el edificio la torre más alta de la ciudad en
ese momento. Finalmente, por cuestiones no declaradas se decidió bajar la altura y se
remató con un trabajo del tipo del renacimiento francés.
Edificio Bola de Nieve
La última década del siglo XIX será testigo del crecimiento arquitectónico de la
ciudad. Esto se dio por dos factores: la radicación de profesionales especializados y la
notoria prosperidad económica de la burguesía rosarina, que originó un proceso de
mimetización con las pautas de vida de las clases altas tradicionales de Buenos Aires.
Las últimas obras italianizantes de Rosario se sucedieron hasta la primera década
de 1900, momento en que serán definitivamente desplazadas por las propuestas del
academicismo francés, que ya estaba en boga en Buenos Aires desde hacia dos décadas.
“La Bola de Nieve” fue el edificio más alto de la ciudad en los primeros años del
siglo XX y tiene rasgos muy marcados de la arquitectura academicista mezclados con
otros modernistas. Este edificio es una réplica exacta de la sede que la compañía de
seguros que lo mandó a construir, poseía en Buenos Aires.
En la planta baja del mismo funcionó, a comienzos del 1900, una cigarrería
propiedad de los hermanos Flo. Ellos organizaban proyecciones de cine desde lo alto de
la torre hacia una pantalla en la plaza.
La Plaza 25 de Mayo se convertía, al atardecer, en un apretujado conjunto de
hombres y mujeres llegados en algunos casos como pasajeros de los tramways a caballo
desde lo que se consideraba los arrabales de Rosario, atraídos por esa magia de la que
muchos hablaban pero pocos habían podido contemplar: el cine.
Plaza 25 de Mayo
La Plaza 25 de Mayo conserva en la actualidad el nivel de altura original de la
ciudad. Las calles circundantes fueron modificadas. Su vegetación nunca fue natural y
antiguamente estuvo rodeada por una verja.
En 1855, se construyó el Monumento a la Constitución, hecho que significó un
gran acontecimiento para Rosario, ya que en la ciudad había, según relatos de la época
“una devoción casi fanática por la Constitución escrita”. La obra consistía en una
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pequeña columna de mampostería rodeada de cuatro figuras que representaban las
estaciones. La fragilidad del material sumada a las adversidades climáticas y las balas
perdidas en disputas electorales, causaron un repentino deterioro de la obra. El
monumento finalmente fue demolido y reemplazado ya que se consideró que una obra
en homenaje a la Constitución no podía encontrarse en ese estado.
Por lo tanto, en 1883 se inauguró en el Monumento a la Independencia, también
llamado Columna de la Libertad, concepción artística del escultor italiano Alejandro
Biggi. La obra fue realizada en Italia y trasladada en barco a la ciudad donde fue
compuesta y ubicada en el centro de esta plaza principal.
La columna central realizada en tres segmentos, sostiene en la cúspide una
escultura que simboliza la libertad. En cada esquina de la base están ubicadas cuatro
figuras célebres de la historia nacional: al noreste Manuel Belgrano, al noroeste
Bernardino Rivadavia, al suroeste Mariano Moreno y al sureste José de San Martín.
La Plaza 25 de Mayo servía de ámbito para otras actividades donde lo social
también tenía su lugar, la tradicional procesión presidida por la imagen de la Virgen del
Rosario, los festejos de las fiestas patrias, el espectáculo dominguero de la salida de
misa de la Catedral. Pasadas varias décadas, la plaza se convirtió también en escenario
de las luchas y reclamos sociales. También allí las Madres y Abuelas de Plaza 25 de
mayo se reunieron y organizaron para realizar su ronda semanal, que se mantiene en la
actualidad como símbolo de la memoria de un pueblo que aún no puede cerrar las
heridas de un momento histórico nefasto para la vida nacional.
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