LA REVOCATORIA EN EL PERÚ: APUNTES CONSTITUCIONALES Y POLÍTICOS RAFAEL RODRÍGUEZ CAMPOS* ¿Revocar o no revocar? Esa parece ser la pregunta que la mayoría de limeños se hacen en estos momentos. Votar a favor o en contra de la revocatoria de la alcaldesa de Lima y 39 de sus regidores se ha convertido en el tema que monopoliza el debate público de la ciudad en estos días. La campaña electoral ya empezó y la ciudadanía se ve bombardeada por anuncios publicitarios de todo tipo que buscan fortalecer la posición del SI o el NO, respectivamente. Sin embargo, y a pesar de la avalancha informativa que sobre el particular vienen difundiendo los medios de comunicación masiva, tenemos la impresión de que el grueso de los limeños, y de los peruanos en general, desconocen a ciencia cierta la naturaleza, alcance e importancia que una figura como la revocatoria de autoridades tiene en el diseño constitucional del sistema político peruano y el impacto de la misma en el proceso de consolidación nuestra democracia. En ese sentido, aquellos que diariamente nos dedicamos al estudio del derecho constitucional y la ciencia política, tenemos el deber y la obligación cívica de llevar la reflexión constitucional y política más allá de lo meramente coyuntural y mediático. Por eso en esta oportunidad, aprovecharemos el espacio que nos brindan para desarrollar algunos de los temas vinculados al proceso revocatorio, y al mismo tiempo, absolver las preguntas que con mayor frecuencia se hacen los ciudadanos en torno a este tema. Es preciso señalarle al lector que en este texto no encontrará una toma de posición a favor o en contra de la revocatoria de la alcaldesa de Lima, Susana Villarán. Este escrito tiene otro objetivo. De ningún modo queremos que estas líneas sean tomadas como una declaratoria personal a favor del SI o el NO. Lo que deseamos es que luego de haber revisado el texto, cualquier lector cuente con las herramientas conceptuales suficientes para comprender de mejor manera la figura de la revocatoria, y de ese modo, ejerza su derecho (cuando corresponda) de sufragio de un modo mucho más responsable. I. ¿CUÁLES SON LOS ANTECEDENTES CONSTITUCIONALES DE LA REVOCATORIA EN EL PERÚ? Si bien la revocatoria, como otras figuras constitucionales de similar naturaleza, fueron incorporadas expresamente en la Constitución peruana recién con la promulgación de la Carta Política de 1993, no podemos dejar de mencionar el tenor del artículo 64 de la Constitución de 1979 que a la letra señalaba lo siguiente: “Los ciudadanos tienen el derecho de participar en los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes libremente elegidos en comicios periódicos y de acuerdo con las condiciones determinadas por ley” (…). En tal sentido, podemos afirmar que la actual Constitución (lo veremos a continuación) amplia el alcance de la regulación que la Constitución de 1979 estableció en materia de participación política ciudadana. *Abogado por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Investigador en temas de derecho Constitucional. Estudiante de la maestría en Ciencia Política en la PUCP. Articulista en temas constitucionales y políticos en diversos portales de actualidad. II. ¿CUÁL HA SIDO EL RECONOCIMIENTO QUE LA REVOCATORIA HA RECIBIDO EN LA CONSTITUCIÓN DE 1993? En la Constitución de 1993, la figura de la revocatoria aparece expresamente recogida en dos artículos constitucionales. El primero de ellos es el artículo 2, inciso 17, cuyo tenor es el siguiente: “Toda persona tiene derecho a participar, en forma individual o asociada, en la vida política, económica, social y cultural de la Nación. Los ciudadanos tienen, conforme a ley, los derechos de elección, de remoción o revocación de autoridades, de iniciativa legislativa y de referéndum” (las cursivas son nuestras). Pero este artículo no puede ser leído sin tomar en cuenta el texto del artículo 31 que establece lo siguiente: “Los ciudadanos tienen derecho a participar en los asuntos públicos mediante referéndum; iniciativa legislativa; remoción o revocación de autoridades y demanda de rendición de cuentas” (las cursivas son nuestras). Tienen también el derecho de ser elegidos y de elegir libremente a sus representantes, de acuerdo con las condiciones y procedimientos determinados por ley orgánica” (…). Como se puede apreciar, una interpretación sistemática de la Carta Política, guiada por el principio de Unidad de la Constitución, debe tomar en cuenta siempre a ambos artículos al momento de analizar el contenido y alcance de esta figura. Incluso, podríamos decir que en materia de participación política, la Constitución también nos obliga a considerar lo dispuesto por el artículo 35 de la misma en el cual se hace mención a las formas asociativas de participar en política, tal y como en su momento lo señaló el profesor Enrique Bernales Ballesteros, en su conocido libro La Constitución de 1993. III. ¿CUÁL HA SIDO EL DESARROLLO NORMATIVO QUE HA TENIDO LA REVOCATORIA EN NUESTRO PAÍS? Básicamente podemos decir que la base normativa de la revocatoria la encontramos en los artículos antes mencionados de la Constitución, y en la Ley N.° 26300, Ley de los derechos de participación y control ciudadanos, norma de desarrollo constitucional que regula los mecanismos de participación política recogidos en la Carta Magna. IV. ¿CUÁLES FUERON LAS RAZONES POR LAS QUE SE DECIDIÓ INCORPORAR A LA REVOCATORIA EN EL TEXTO DE LA CARTA DE 1993? Como todos sabemos, la década de los noventas marcó el inicio de lo que la literatura especializada de nuestro país (Martín Tanaka es uno de los autores que mejor ha estudiado este periodo) ha denominado como: El quiebre del sistema de partidos y la crisis de representación. El desprestigio de los partidos y agrupaciones políticas tradicionales impactó directamente en la percepción que los ciudadanos de a pie tenían con relación al sistema representativo. En ese escenario, la incorporación de estos mecanismos de democracia directa empieza a cobrar gran popularidad pues la participación política de los ciudadanos era vista como la respuesta a la crisis por la cual atravesaban las instituciones políticas de nuestro sistema (partidos, parlamento, autoridades locales, entre otras). En otras palabras, el fracaso de nuestro sistema de representación abrió el camino para la incorporación de mecanismos democracia directa como la revocatoria en nuestro actual diseño constitucional. V. ¿QUÉ SECTOR POLÍTICO FUE EL QUE PROMOVIÓ LA INCORPORACIÓN DE ESTA FIGURA EN NUESTRO SISTEMA POLÍTICO? Cuando uno revisa el diario de debates del Congreso Constituyente Democrático de 1993, puede llegar a la conclusión de que fueron los sectores de izquierda los que con mayor fervor y convicción defendieron la tesis bajo la cual era necesario contar con una figura como la revocatoria pues ello fortalecería la capacidad del pueblo para controlar la labor de sus autoridades. Seguramente, en aquellos años, nada les hacía presagiar, que luego de un tiempo, este mecanismo sería utilizado de manera irresponsable por quienes desde la posición de vencidos en las urnas querían revertir dicho resultado socavando los cimientos de la autoridad elegida desde el primer momento el cual esta asumía su mandato. En todo caso, no resulta extraño que muchos de los que en el pasado defendieron a esta institución, ahora la critiquen, e incluso propugnen su modificación o derogación definitiva. VI. ¿LA REVOCACIÓN ES UN DERECHO O ES UN MECANISMO DE PARTICIPACIÓN POLÍTICA DIRECTA? Si bien la redacción de los artículos antes señalados es confusa y puede prestarse a diversas interpretaciones, nosotros creemos, más allá de la literalidad del artículo 2, inciso 17, que la revocatoria de autoridades no es un derecho fundamental de naturaleza política, sino únicamente un mecanismo que hace posible el ejercicio concreto de un derecho que sí es fundamental como el derecho a la participación política. Una de las razones, quizá la más evidente en este terreno, que justifica nuestra posición, es la denominada tesis de la irreversibilidad en materia de derechos fundamentales. Esta tesis afirma que cuando un derecho ha sido reconocido como fundamental por el ordenamiento jurídico de un país, este no puede ser derogado o expulsado del mismo en un momento posterior. Siendo ello así, basta con tomar como referencia la opinión de destacados especialistas como Víctor García Toma, Marcial Rubio, o la del propio Ernesto Álvarez Miranda, ex presidente del Tribunal Constitucional, que plantean la necesidad de repensar esta figura, incluso reformar la Constitución para suprimirla, para darnos cuenta de que la revocatoria, como cualquier otro mecanismo de participación política, puede ser modificada o derogada sin mayor problema, siempre que se respete el procedimiento establecido por la Constitución y la legislación vigente. Ergo, la revocatoria no puede ser considerada como un auténtico derecho fundamental. VII. ¿QUÉ ES LA REVOCATORIA? La revocación, como afirma Francisco Miró Quesada Rada en su libro Democracia Directa, es la facultad que tiene un determinado número de ciudadanos, miembros del cuerpo electoral, para remover a la autoridad antes de que concluya el período para el que fue elegida. Cabe apuntar que de acuerdo a nuestra legislación vigente, se distingue revocación de remoción de autoridades, pues la primera opera en contra de autoridades elegidas por voto popular, mientras que la segunda se aplica únicamente a funcionarios públicos. No obstante ello, en un sentido amplio, toda revocación implica una remoción del cargo. Debemos reiterar que la revocatoria es un mecanismo de participación política directa como lo son: la remoción de autoridades, el referéndum, la iniciativa legislativa y la rendición de cuentas, todos ellos reconocidos en nuestra Constitución. VIII. ¿CUÁL ES EL ORIGEN HISTÓRICO DE ESTE MECANISMO? La revocación es una figura constitucional que nace en el derecho anglosajón y cuya regulación ha merecido un importante tratamiento debido a la necesidad de buscar un equilibrio entre el poder de los ciudadanos, el mismo que se expresa a través de su respaldo o rechazo a la labor de la autoridad sometida a este proceso, la cual puede ser cesada de su cargo, y el deber del Estado de garantizar el orden y la continuidad en el desempeño de la función de todas y cada una de las autoridades públicas. Así por ejemplo, en el caso de los Estados Unidos, tenemos que la revocación procede en algunos Estados, y opera frente a algunas autoridades como por ejemplo gobernadores, alcaldes o concejales con ciertas limitaciones. IX. ¿CUÁL FUE EL SUSTENTO IDEOLÓGICO QUE IMPULSÓ LA INCORPORACIÓN DE ESTA FIGURA EN EL DISEÑO CONSTITUCIONAL DE LAS DEMOCRACIAS REPRESENTATIVAS? La revocatoria pone en cuestión uno de los grandes principios que rigen la dinámica de las democracias representativas: Los ciudadanos eligen a sus representantes pero estos no se encuentran sometidos a mandato imperativo. Este dato es importante pues si las autoridades no están sometidas a mandato imperativo entonces tampoco deberían ser pasibles de un proceso de revocatoria en su contra. Fue justamente contra la lógica de este principio que se reveló Marx, quien quiso dar particular importancia al hecho de que la Comuna de París, compuesta por consejeros municipales elegidos por sufragio universal en los diversos cargos, sean responsables antes los electores y revocables por los mismos en cualquier momento, así lo señaló en su famoso libro La guerra civil en Francia. Al cabo de un tiempo, este misma lógica marxista sería tomada por Lenin, comenzando por El Estado y la revolución, y luego trascendió como regla normativa en las diversas constituciones soviéticas, tal y como lo señala el profesor Norberto Bobbio, en su célebre libro El futuro de la democracia. X. ¿QUÉ OTROS PAÍSES EN LA REGIÓN HAN RECOGIDO ESTE MECANISMO DE PARTICIPACIÓN? En Latinoamérica podemos encontrar dos grandes grupos de países. En el primer grupo aparecen aquellos que no contemplan esta figura como Chile, Uruguay o Costa Rica. Y un segundo grupo, del cual forma parte el Perú, en donde la figura de la revocatoria aparece reconocida pero presenta diversos matices dependiendo de la opción política de cada Estado. Estamos hablando de países como Venezuela, Bolivia, Ecuador y Colombia. XI. ¿QUÉ AUTORIDADES PUEDEN SER REVOCADAS EN EL PERÚ? Por mandato constitucional expreso, la revocación en el Perú puede realizarse únicamente en contra de alcaldes (provinciales y distritales) y presidentes, vicepresidentes y consejeros regionales, según ha sido establecido en los artículos 191 y 194 de la Constitución vigente. También opera contra los jueces de paz elegidos por voto popular. En cambio, y aunque muchas propuestas se han presentado en sentido inverso, no existen normas en la Constitución que permitan que el Presidente de la República sea revocado en su mandato. Tampoco es el caso de los congresistas, pues el artículo 134 de la norma fundamental, prohíbe revocar el mandato parlamentario por otra vía que nos sea la disolución del Congreso impulsada por el poder Ejecutivo en el supuesto habilitado constitucionalmente. XII. ¿CÓMO SE TRAMITA UN PEDIDO DE REVOCATORIA DE AUTORIDADES? De acuerdo a la legislación vigente el proceso se inicia con la adquisición del Kit electoral en la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE). Una vez completada la información requerida en el Kit el promotor de la revocatoria debe presentar los planillones de firmas adherentes al Registro nacional de Identificación y Estado Civil (RENIEC), para que esta institución proceda a verificar la autenticidad de las mismas. Luego de ello, en caso corresponda, RENIEC remitirá a ONPE, la constancia de haber alcanzado el mínimo requerido, otorgando al promotor el acta respectiva. En caso no se alcance el número de adherentes suficiente, se le comunica al promotor para que subsane este inconveniente presentando más firmas. Una vez cumplido este requisito, el promotor presentará la solicitud de convocatoria de consulta popular a la ONPE para su verificación final y cumplidos los demás requisitos de ley remitirá el expediente al Jurado nacional de Elecciones (JNE). Finalmente, el JNE convoca a consulta popular de revocatoria de autoridades y fija la fecha de la misma. De ser el caso, el JNE puede acumular las iniciativas de consulta y someterlas en forma conjunta. XIII. ¿CUÁNTAS FIRMAS DE ADHERENTES SE REQUIEREN PARA SOLICITAR LA REVOCATORIA DE UNA AUTORIDAD? Como regla general se requiere del 25% de los electores que figuren en el padrón electoral, con un máximo de 400 mil firmas. Es decir, si el 25% del total de electores (como es el caso de Lima Metropolitana) excede las 400 mil firmas, solo se requerirá de este último número. En otras palabras, y aquí radica uno de los cuestionamientos a la manera cómo se reguló esta figura para Lima Metropolitana, para el caso de la capital basta con que el 5% del universo electoral (400 mil firmas) esté de acuerdo para que obligue al otro 95 % a acudir a las urnas para revocar a la autoridad edil. Sin lugar a dudas, una situación anormal que distorsiona las reglas básicas de la democracia. XIV. ¿CUÁNDO SE REALIZA LA CONSULTA REVOCATORIA? En el Perú, la realización de la revocatoria no puede hacerse efectiva ni en el primer ni en el último año de la gestión de la autoridad cuestionada. Para el caso de la alcaldesa de Lima, por ejemplo, ésta únicamente podía ser revocada en el segundo (2012) o tercer año (2013) de su periodo edil. Diferente es el caso de los jueces de paz para los cuales esta regla no se aplica. XV. ¿EL PEDIDO FUNDAMENTADO? DE REVOCATORIA DE AUTORIDADES REQUIERE SER Podríamos decir que no. Es cierto que la solicitud de revocatoria siempre consigna las razones que motivan dicho pedido. Sin embargo, las autoridades competentes no pueden analizar la validez de dichas afirmaciones. En otras palabras, se trata de un mecanismo eminentemente político por medio del cual los ciudadanos, impulsados por razones objetivas o subjetivas, eso no importa, ratifican o no su confianza en la autoridad sometida a evaluación. XVI. ¿CUÁNTOS VOTOS SE REQUIEREN PARA REVOCAR A UNA AUTORIDAD? En nuestro país el acto revocatorio se consuma si el 50% o un número mayor de electores hábiles del padrón electoral concurre al acto de sufragio. Y luego, si la mitad más uno de los votos válidamente emitidos respalda la opción revocatoria. XVII. ¿SI SE REVOCA A LA AUTORIDAD SE CONVOCA A NUEVAS ELECCIONES? No necesariamente. Debemos recordar que los pedidos de revocatoria son por autoridad y la revocatoria de un alcalde (incluso la autoridad edil de la capital) o presidente regional no supone la revocación del mandato del resto de sus consejos municipales o regionales. No obstante ello, habrá nuevas elecciones únicamente si la revocatoria alcanza a más de un tercio (1/3) de los miembros del consejo municipal o regional (incluyendo al alcade o presidente regional). XVIII. ¿QUIÉN REEMPLAZA AL ALCADE REVOCADO? El llamado a recibir ese encargo es el primer regidor hábil que sigue en la lista de la autoridad revocada (el Teniente alcalde). XIX. ¿QUIÉN REEMPLAZA AL PRESIDENTE REGIONAL REVOCADO? Naturalmente, el vicepresidente regional. Sin embargo, si en caso el vicepresidente regional también fuese revocado, el reemplazante será quien resulte elegido por el Consejo Regional entre los consejeros hábiles que integran la lista de la autoridad revocada, mediante la votación de la mitad más uno del número legal de los consejeros. XX. ¿LA AUTORIDAD REVOCADA PIERDE O VE LIMITADO ALGÚN OTRO DERECHO DE PARTICIPACIÓN POLÍTICA A CONSECUENCIA DE SU REMOCIÓN? La revocatoria no supone un impedimento para que la autoridad revocada se abstenga de participar políticamente, incluso tiene abierta la posibilidad de seguir haciendo política y participar en futuras elecciones. Esto es así pues se trata de salvaguardar la condición de ciudadano de la autoridad revocada, como persona que debe contar con los mismos derechos que cualquier otro peruano deseoso de participar activamente en la vida pública. Sin embargo, es importante señalar que la autoridad revocada no puede participar en las elecciones al cargo inmediatas al proceso revocatorio. Pero luego de este periodo, tiene el camino llano para participar en las elecciones regulares siguientes. Por ejemplo, si una autoridad edil fue elegida para el periodo 2011-2014, y resulta siendo revocada el 2013, podrá participar en las elecciones regulares del 2015-2018. XXI. ¿CUÁNDO SE LLEVÓ A CABO EL ÚLTIMO PROCESO REVOCATORIO EN EL PERÚ? En noviembre de 2009, se realizó el último referéndum revocatorio, dando como resultado la revocación de 67 alcaldes y 271 regidores. Fueron 72 distritos los que sometieron a esta consulta a sus autoridades locales. XXII. ¿QUÉ RESULTADOS HAN ARROJADO LOS PROCESOS REVOCATORIOS EN NUESTRO PAÍS? En nuestro país, han sido revocadas 1057 autoridades en el marco de las 7 consultas populares llevadas a cabo. Entre las autoridades revocadas tenemos a: regidores, concejales y alcaldes. Para ser más precisos podemos decir que 3367 alcaldes y regidores es el total de autoridades municipales que fueron sometidas al escrutinio popular (740 alcaldes y 2627 regidores). XXIII. ¿CUÁL ES EL MONTO ESTIMADO PARA LLEVAR ADELANTE EL PROCESO DE REVOCATORIA EN LIMA METROPOLITANA? Según información proporcionada por especialistas y difundida en los medios, 69 millones de soles es lo que el proceso de revocación de la autoridad de la comuna limeña le costará al país. XXIV. ¿QUÉ OTROS PROCESOS REVOCATORIOS IMPORTANTES HEMOS TENIDO EN NUESTRA REGIÓN EN LOS ÚLTIMOS TIEMPOS? Sin lugar a dudas, fue Estados Unidos el país en el cual se registraron dos de los más importantes procesos revocatorios en los últimos tiempos. En el año 2003, el Gobernador de California, Gray Davis fue revocado. Como se recuerda esta autoridad fue reemplazada en el cargo por la estrella de cine Arnold Schwarzenegger. La misma suerte corrió el alcalde de Miami, Carlos Álvarez, quien fue destituido del cargo luego de haber aumentado los impuestos a la propiedad y subirse el sueldo en momentos en los cuales el país atravesaba por una dura crisis económica. Ahora bien, si queremos centrar nuestra mirada en América del Sur, podemos decir que otra ciudad importante como Bogotá está a punto de iniciar un proceso revocatorio contra Gustavo Petro. Algunos sectores del periodismo colombiano afirman que el proceso en contra de Petro se debe a la lucha frontal contra la corrupción que este ha encabezado desde el inicio de su mandato. Pero el caso de Petro no sería el primero ya que en años anteriores otro alcalde de Bogotá, Samuel Moreno, fue revocado luego de que fuese acusado de actos de corrupción por la Procuraduría Nacional. A Moreno se le atribuyeron delitos de peculado, malversación y defraudación, dentro del escándalo conocido como el carrusel de la contratación. XXV. ¿QUÉ RAZONES JUSTIFICAN LA REVOCACIÓN DE UNA AUTORIDAD DEMOCRÁTICAMENTE ELEGIDA? En líneas anteriores señalamos que para presentar la solicitud de un pedido de revocatoria no era necesario probar ni justificar los motivos de la misma. De hecho señalamos que la revocatoria busca ratificar o no la confianza (siempre subjetiva) que se tiene en una autoridad a la cual elegimos los ciudadanos. Sin embargo, es un tanto irracional y peligroso para el sistema político decir que la revocación es legítima porque está en la Constitución. Digo todo ello, pues debemos diferenciar entre legalidad y legitimidad. Nadie duda de que la revocatoria sea un mecanismo legal y que cuando se cumplen los requisitos establecidos por la ley esta deba ser convocada. Lo que discutimos son las razones por las cuales se pretende impulsar un proceso de revocatoria contra una autoridad. Eso, pues desde nuestra óptica el elector también debe asumir su cuota de responsabilidad al momento de elegir a un candidato, y debe entender que uno de los principios básicos del juego democrático es respetar el mandato de quien resultó vencedor en las urnas. XXVI. ¿CÓMO RACIONALIZAR EL PROCESO DE REVOCACIÓN DE AUTORIDADES EN EL MARCO DE UNA DEMOCRACIA REPRESENTATIVA? La opinión antes desarrollada es compartida por la teoría constitucional y política contemporánea por eso la doctrina especializada sobre la materia señala que un proceso de revocatoria resulta legítimo cuando la autoridad elegida es cuestionada por: corrupción comprobada, abuso de poder, violación de derechos humanos y pérdida razonable de legitimidad (que no es lo mismo que impopularidad). En este punto, es preciso recordar que teóricos como Weber, en su conocido libro Economía y sociedad o Sartori, en su Teoría de la democracia, distinguen entre dos tipos de legitimidad: 1) La legitimidad de origen que se adquiere cuando una autoridad ha sido elegida de acuerdo a las leyes establecidas; y 2) La legitimidad de ejercicio que se pone de manifiesto cuando una autoridad ejerce el poder de conformidad con el marco constitucional y legal vigente. En tal sentido, únicamente cuando la autoridad se coloca al margen de la constitucionalidad y legalidad esta puede ser revocada de manera legítima en los términos exigidos por la propia razón democrática pues su conducta es contraria a los valores fundamentales que inspiran el modelo constitucional y republicano. XXVII. ¿QUÉ OPINAN LOS ESPECIALISTAS CON RESPECTO A LA REVOCATORIA Y A LA MANERA CÓMO HA SIDO DESARROLLADA EN EL PERÚ? Sin lugar a dudas, Fernando Tuesta Soldevilla es el más importante de los especialistas peruanos en temas electorales. Para el profesor de la Pontifica Universidad Católica del Perú, la revocación es una figura típica de la democracia directa, pues a través de ella la ciudadanía tiene la oportunidad de participar activamente en la remoción de sus autoridades. Sin embargo, afirma Tuesta, es importante, al momento de preguntarnos por las bondades de esta institución, que nos formulemos la siguiente interrogante: ¿Qué impacto ha tenido en aquellos lugares donde se ha dado la revocación? ¿Contribuyó a la calidad de la democracia? Para Tuesta, como para muchos otros entre los cuales nos incluimos, la respuesta es NO. Esto es así, pues si uno mira la experiencia peruana de los últimos años nos daremos cuenta de que la revocación “hace que al día siguiente de las votaciones los que pierden cuestionen el resultado y piensen en sacar al ganador”, apunta Tuesta. Con lo cual, una figura que fue pensada como un mecanismo de promoción de la participación termina convertido en un medio de presión política que juega a favor de los que resultaron vencidos en las urnas. Este comportamiento, afirma Tuesta, tiene un impacto negativo y severo sobre la gobernabilidad del país. La preocupación que expone este destacado académico es justificada y atendible sobre todo si prestamos atención al panorama en los Estados Unidos, país en el cual tuvo origen esta figura. La revocatoria en Estados Unidos está presente desde 1908. Ha sido reconocida por 18 de los 50 estados. Pero en los últimos 104 años, ha sido únicamente utilizada en 22 casos (entre gobernadores (2) y legisladores regionales (20)), es decir, casi un promedio de una revocatoria por siglo en cada uno de los estados en las cuales esta se aplica. De ningún modo este comportamiento, democrático y responsable, se asemeja a la precaria realidad de nuestro sistema político y a la manera burda como nuestros políticos han mal utilizado a la figura de la revocatoria. XXVIII. ¿POR QUÉ LA JUSTIFICACIÓN JURÍDICA NO BASTA PARA DARLE VALIDEZ POLÍTICA A LA REVOCATORIA? Los defensores de la revocatoria señalan que esta es un instrumento legal y plenamente democrático porque está en la Constitución (algo habíamos dicho al respecto en el párrafo anterior). También afirman que no existe nada más democrático que la mayoría expresándose en las urnas (no importan las razones ni los argumentos que se esgriman). Incluso han llegado a señalar que quienes se oponen a este mecanismo lo hacen porque no quieren que los ciudadanos tengan mayor control sobre sus autoridades. Yo no creo que la lógica utilizada por este sector sea tan sencilla como pretenden hacerla aparecer. Creo que cuando las instituciones constitucionales como la revocatoria son utilizadas de manera irracional e irresponsable, y no con el ánimo de promover la participación sino de generar inestabilidad en la gestión de un adversario político, estas podrían terminar destruyendo la esencia misma de la democracia. Como bien lo señaló en su momento Steven Levitsky, en un artículo titulado: Cuando la democracia atenta contra la democracia: “La democracia moderna no es una simple expresión de las mayorías. (Si lo fuera, Venezuela –campeón regional del referéndum– sería el país más democrático de América Latina. Hugo Chávez sepultó la democracia con amplias mayorías electorales.) La democracia moderna es un régimen: un sistema de reglas y derechos que nos permite elegir libremente a nuestros gobiernos –y no una vez, sino a través del tiempo”, apunta el profesor de Harvard. Por tal motivo, es necesario que las democracias en formación como la nuestra traten de institucionalizarse mediante la observancia de reglas mínimas que le dan consistencia a todo el sistema político. Pero toda democracia con reglas legalmente establecidas viene acompañada de reglas políticas informales que contribuyen a profundizar el proceso de consolidación institucional. Por ejemplo, señala Levitsky, existen ciertas normas básicas sobre el comportamiento de los ganadores y perdedores. Los que ganan las elecciones no se aprovechan del poder para perjudicar o debilitar a sus rivales. En cambio, los que pierden aceptan la legitimidad del nuevo gobierno y –sin renunciar a la vigilancia y la crítica–dejan que sus rivales gobiernen. XXIX. ¿POR QUÉ RAZÓN EL USO DE FIGURAS COMO LA REVOCATORIA DEBE OPERAR EN SITUACIONES EXCEPCIONALES EN UNA DEMOCRACIA? Siguiendo la lógica expuesta en la pregunta anterior, podemos decir que mientras el gobierno (nacional, regional o local) no abuse del poder, la oposición no busca tumbarlo antes del fin de su mandato. Por ejemplo, quien gana una elección no busca atornillarse en el poder como tantas veces ha ocurrido en la historia de nuestro país y de América Latina. Por tanto, es necesario fijar límites legales y políticos para evitar este tipo de escenarios. Al mismo tiempo, para que la democracia como sistema político adquiera mayores niveles de estabilidad, es necesaria, como apunta Levitsky, que instituciones que puedan afectar el equilibrio de poder y la normalidad política-como la reforma constitucional, la declaratoria de estados de excepción, el referéndum o la revocatoria- se utilicen con poca frecuencia. Ello es así no porque lo señale una regla legal formalmente consagrada en un cuerpo jurídico, sino debido a comportamientos y reglas de moderación que deben formar parte de la cultura política de todos los actores involucrados en el debate público. XXX. ¿QUÉ DEBEMOS HACER PARA QUE LA REVOCATORIA NO DESTRUYA A LA DEMOCRACIA DESDE ADENTRO? Lo que debemos de comprender todos los ciudadanos es que si no logramos moderar la conducta de los actores políticos para con ello darle continuidad y respaldo a las autoridades democráticamente elegidas, entonces correremos siempre el riesgo de que instituciones como la revocatoria se politicen de tal modo que terminen siendo convertidas en armas para debilitar y atacar a los rivales políticos a los cuales el grupo perdedor (y casi siempre el promotor de las revocatorias) no pudo vencer en las ánforas. En el caso peruano, si analizamos las estadísticas y las opiniones de gente especializada como Fernando Tuesta o Henry Pease, llegaremos a la conclusión de que la revocatoria no ha servido para profundizar el proceso democratizador peruano, sino todo lo contrario, ya que como lo señala Levistky: “En el Perú la revocatoria no es otra cosa que un golpismo disfrazado de participación ciudadana”. XXXI. A MODO DE CONCLUSIÓN: Los ciudadanos que acudamos a las urnas en un proceso revocatorio debemos de partir por reconocer que ninguna autoridad logrará colmar absolutamente todas nuestras expectativas. Los ciudadanos debemos reconocer que llevar adelante una gestión exitosa en un país como el nuestro no es una tarea fácil. La escasez de recursos, la falta de voluntad política de los actores, las miles de demandas sociales no atendidas a lo largo de la historia, la falta de institucionalidad, la corrupción generalizada y la ausencia de una cultura cívica y democrática son factores que entorpecen el quehacer diario de cualquier autoridad en los diversos niveles de gobierno. Por eso es importante reflexionar y evaluar sin apasionamientos todos estos factores al momento de acudir a las urnas a decidir el futuro de una autoridad democráticamente elegida.