Formas y transformaciones del narcisismo

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Formas y transformaciones
del narcisismo *
Heinz Kohut **
Aunque en las consideraciones
teóricas suele aceptarse
que el narcisismo, esto es, la carga Iibidinal del Self ***, no es per se patológica ni nociva,
existe una comprensible
tendencia
a evaluarlo
negativamente
en cuanto se
abandona
el campo de la teoría. Cuando existe tal prejuicio, sin duda está
basado en una comparación
entre el narcisismo y el amor objetal, y se lo
justifica afirmando
que el primero representa
la más primitiva y la menos
adaptativa
de esas dos formas de distribución de la libido. Con todo, creo que
estos criterios no surgen fundamentalmente
de una evaluación objetiva de la
posidóndel
narcisismo en el desarrollo o de su valor adaptativo,
sino que se
deben a la intromisión injustificada
civilización occidental. Cualesquiera
del sistema altruista de valores típico de la
sean los motivos, tales juicios de valor ejer-
cen un efecto empobrecedor
sobre la práctica clínica. Tienden a promover en
el terapeuta
el deseo de reemplazar
la posición narcisista del paciente por ~l
amor objetal, mientras que a menudo se descuida la meta más adecuada,
esto
es, un narcisismo transformado
(es decir, una redistribución
de la libido narcisista y la integración de las estructuras
psicológicas primitivas en la personalidad madura). También en el aspecto teórico se ha descuidado
la contribución
del narcisismo a la salud, la adaptación
y el logro
Sin embargo, tal predilección resulta justificable por razones heurísticas, ya que el examen de ros
estados relativamente
silenciosos del narcisismo en equilibrio es evidentemente
****.
menos fructífero que su estudio en los estados de perturbación.
Los trastornos
del equilibrio narcisista a los que nos referimos como "herida narcisista" parecen ofrecer una vía de acceso particularmente
promisoria a los problemas del
narcisismo, no sólo por la frecuencia con que aparecen en un amplio espectro
* Trobc]e publicado en el Journal of
** Dirección: 1'80 N. Michigan Avenue,
*** Para la delimitación del narcisismo
de American
Chicago,
Psychoanalytic
111., 60601,
Estados
Association,
Unidos
1966,
XIV, 2.
de Norteamérica.
como "la ,carga libidinal estrictamente
definida del Self" y
con respe-cto a otras distribuciones de la libido (como las que utilizan las funciones yoicas o el "outolnterés"),
véase Hartmann (por ejemplo ~:.!, en particular pág. 185 Y Ha, en
particular póg. 433).
su diferenciación
***,* Las
observaciones
de Federn que concuerdan
con este enfoque aparecen
en un capítulo del
volumen Ego Psychology and the Psychoses 9. Sin embargo, también aquí, como en tantas otras
de las fascinantes observaciones
de Federn sobre la psicología del Yo, sus formulaciones
estón
demasiado
cerca de la fenomenolog ía, esto es, de la experiencia
introspectiva,
por lo cual
resulta diffcil integrarlas
en la teoría psicoanalítico
establecida
(cf. 31, póg. 84).
371
Heinz Kohut
de estados
psicológicos
normales
ser fácilmente
reconociblés
los acompaña
de inferioridad
y por la elaboración
u orgullo
y anormales,
por el afecto
sino también
penoso
de malestar
porque
suelen
o vergüenza
que
ideadonal
que se conoce como sentimiento
discernirse
dos direcciones
herido.
En la obra de Freud pueden
complementarias
que los analistas tienden a seguir en su esfuerzo por lograr que ciertos casos
de desequilibrio
narcisista coincidan con un contexto psicoanalítico
preestablecido. Por un lado, Freud llamó la atención sobre ciertas fundones del Yo relcelonadas'con
el Ello, en particular
los aspectos
exhiblclonistos
de los impulsos
pregenitales;
en otras palabras, señaló la vergüenza potencial como un
para la defensa (el Schamgefühl del Yo, su sentimiento de vergüenza) y
rición de vergüenza
debido a fallas de la defensa14,
(págs. 169, 171,
(págs. 242 y sig.; 26, págs. 99 n., 106 n.) 17, (págs. 177 y sig.) 18,(pág.
motivo
la apa178)16,
171) 19,
(pág. 108). Por otro lado, Freud afirmó que parte del narcisismo infantil se
transfiere
al Superyó y, de tal manera, se producen tensiones narcisistas en
el Yo cuando éste trata de vivir de ccuerdocon
su Ideal del Yo. Según Freud, el
Superyó es "el vehículo del Ideal del Yo mediantee'l
cual el Yo se mide a sí
mismo, al que emula y cuyas exigencias de una perfección cada vez mayor se
esfuerza por satisfacer" 27 (págs. 64 y sig.).
En este contexto me resulta imposible considerar las numerosas contribudones de la literatura psicoanalítico y otros campos afines que han seguido
estas dos direcciones conceptuales
en lo relativo al desarrollo del narcisismo.
Aunque en ciertas áreas he llegado a conclusiones que van más allá de las
idees de Freud, el esquema g'eneral de mi propio pensamiento también ha sido
determinado
por ellas.
A pesar de que en este estudio me referiré a menudo a fenémenos bien
conocidos de la superficie psiCológica que pueden expresarse sin dificultad en
372
términos de la conducta, los conceptos utilizados aquí no son los de la psicología
social. La definición general del narcisismo como carga del Self podría ser
compatible con un enfoque transaccional,
pero el Self en el sentido psicoanalítico
es variable y de ninguna manera coincide con los límites de la personalidad
tal
como puede evaluarlos
un observador
del campo social. En ciertos estados
Formas
psicológicos,
el Self puede ampliarse
\
o bien contraerse
y transformaciones-
del narcisismo
mucho más allá de los límites del individuo
y coincidir con una sola de sus acciones
o metas (d. 43, págs.
226 y sig.). La antítesis del narcisismo no es la relación de objeto sino el amor
objeta!. La profusión de relaciones objeta les que pueda exhibir un individuo,
en el sentido en que lo vería un observador
del campo social, puede ocultar
su experiencia narcisista del mundo de los objetos;" y luego el aislamiento y la
soledad aparentes
de una persona pueden constituir el marco para una gran
riqueza
de cargas
,El concepto
objeta les.
de narcisismo
primario
constituye
un caso ilustrativo.
Aunque
se debe a una extrapolación
a partir de observaciones
empíricas, no se refiere
al campo social sino al estado psicológico del bebé. Implica afirmar que éste
experimenta
originalmente
a -la madre
y a sus cuidados
no como
un "tú" y
sus acciones, sino dentro de una visión del mundo en que la diferencia yo-tú
aún no se ha establecido.
Así, el control sobre la madre y .sus cuidados se
asemeja más al concepto que un adulto tiene de sí mismo y del control que
espera ejercer sobre su propio cuerpo y su propia mente, más que a la experiencia que el adulto tiene de los demás y de su control sobre ellos
Sin embargo,
el narcisismo primario no constituye el tema central de
las consideraciones
sobre el desarrollo que haré a continuación.
Aunque sigue
siendo durante toda la vida un importante
residuo directo de la posición original -un tono narcisista básico que impregna todos los aspectos de la personalidad-,
pasaré a considerar otras dos formas en las que llega a diferenciarse:
el Self narcisista y la imago parental idealizada.
*.
El equilibrio del narcisismo primario se ve perturbado
por las presiones
de la maduración y las dolorosas tensiones psíquicas que se producen debido a
que los cuidados maternos son necesariamente
imperfectos y a que resulta
imposible impedir que haya demoras traumáticas.
Con todo, la organización
psíquica del bebé intenta manejar esas perturbaciones
construyendo
nuevos
sistemas de perfección. Freud llamó a uno de ellos 21 (págs. 136) el "Vo del
*
Bing, McLaughlin y Marburg 3 (pág. 24) consideran que el narcisismo primario es un estado "en
el que diversas partes del organismo se cargan con libido de manera difusa e indiferenciado".
As!
su definici6n indica que el narcisismo primario es anterior a la época en que la aplicaci6n
de un enfoque psicol6gico comienza a ser adecuada.
373
Heinz Kohut
placer puro" *, una etapa en el desarro'lo
en la que todo lo placentero,
lo
bueno y lo perfecto se considera como parte de un Self rudimentario,
mientras
que todo lo displacentero,
lo malo y lo imperfecto se consideran "externos". O
bien, en contraste con este primer intento de solución, el bebé trata de mantener
la perfección y 1'0 omnipotencia originales confiriendo al "tú" rudimentario,
esto
es, el adulto, perfección y poder absolutos **.
La carga de la representación
psíquica de la imago parental idealizada
no puede resumirse adecuadamente
bajo el encabezamiento
de narcisismo y
tampoco de amor objetal. Desde luego, la idealización puede describirse como
un aspecto
bondad
del narcisismo,
originales
esto es, de la dicha,
(aún no diferenciadas)
el poder,
que se proyectan
la perfección
en la figura
y la
parental
durante una fase en que esas cualidades se van separando gradualmente
y dan
lugar a una perfección correspondiente
al pl¡acer, o al poder, o al conocimiento,
o a la belleze o a la moral. la relación íntima entre idealización y narcisismo
queda
demostrada
por el hecho de que la libido homosexual
predominantemente,
incluso cuando
el objeto
siempre
es del sexo opuesto.
participa
Adem6s,
la
facilidad con que la identificación
permite reincorporar
en el Self la representación del objeto idealizado en diversas etapas de su desarrollo, constituye una
pruebo
adicional
siguiendo
de objeto"
a Rank
puede
de su car6cter
46
establecer
terior en los depresivos.
en el narcisismo,
sista del objeto
sólo tenemos
para
si incluimos
en cuenta
Freud
sino que la libido de la carga
formación,
esto es, la aparición
la introyección
la imago
23
narcisista
con rasgos
,El Yo de placer puro 'puede ser considerado
ensayo se denomina Self narcisista.
dentro
250),
de elección
pos-
idealizada
la carga
de amor
narciobjetal
misma ha sufrido una trans-
de libido idealizadora
sui generis
(p6g.
patógena
objetal
parte de 1:0 situación.
no sólo se amalgama
verdadero,
*
**
como señala
dice que "un tipo narcisista
los cimientos
Sin embargo,
idealizado
un paso en la maduración
374
narcisista,
(p6g. 416), cuando
puede
del desarrollo
como un anticipo
entenderse
como
de la libido narci-
de la estructura
que en este
Para un examen del eeneepte que la psiquis inmadura se forma de un objeto tod'opoderoso y
la relación del niño con él, véase Ferenczi 10 y Jones 37. Asimismo, véa,se Sandler et al., quienes
en este contexto ·hablan ,efe un "objeto ideal" 48 (págs. 156 y sig.).
Formas
sista, que puede diferenciarse
fases transicionales.
y tra"sformaciones
del descrrello del amor
objetal
del narcisismo
con sus propias
Aunque la idealización de la imago parental constituye una continuación
directa del narcisismo original, la imagen cognitiva del progenitor
idealizado
cambia a medida que madura el equipo cognitivo del; niño. Durante un importante período transaccional
en el que poco a poco se reconoce que la gratificación y la frustración proceden de una fuente externa, el objeto alternativamente
emerge y vuelve 'a sumergirse en el Self. Con todo, cuando está separado del
Self, la experiencia
que el niño tiene del objeto es total en cada punto del
desarrollo, y la clasificación aparentemente
objetiva de objetos "parciales"
y
"totales"
se funda
en el juicio de valor del observador
adulto.
Así, la forma y el contenido de la representación
psíquica del progenitor
idealizado varían según la etapa de la maduración
por la que atraviesa el aparato cognitivo del niño; asimismo, sufren la infl¡uenda de factores ambientales
que afectan la elección de internalizaciones
y su intensidad.
La imago parental idealizada recibe en parte cargas Iibidinales de objeto,
y las cualidades idealizadas
son amadas como una fuente de gratificaciones
a
la que el niño se aferra tenazmente.
Sin embargo, si la psiquis queda privada
de una fuente de gratificación
instintiva, no se resigna a esa pérdida sino que
transforma
la imoqo objetal en un introyecto, esto es, en una estructura del
aparato
psíquico que asume las funciones que previamente
desempeñaba
el
objeto. Así, la internalización
(aunque forma parte del equipo autónomo de la
psiquis y tiene lugar de modo espontáneo)
se ve realizada
por la pérdida del
objeto. No obstante, en este contexto meta psicológico, la pérdida de objeto debe
entenderse
en términos muy amplios, que van desde la muerte de un progenitor, o su ausencia o el retiro de su afecto debido a una enfermedad
mental o
psíquica, hasta la inevitable desilusión del niño en lo relctlvo a algunos aspectos circunscriptos de la lmoqo parental, o a las .prchlblclcnes de un progenitor
con respecto a exigencias instintivas no modificadas.
No refutaría a nadie que afirmara
que e~ término pérdida objetal no
debe utilizarse para las frustraciones
impuestas por la educación o por otras
exigencias de la realidad.
Sin embargo,
en el contexto de las precondiciones
375
Heinz Kohuf
para la internalización
de las funciones reguladoras
de los impulsos, las diferencias son s610 de índole cuantitativa.
El rechazo bondadoso
de una demanda
instintiva no modificada, aunque esté enunciado en la forma de un valor positivo, sigue siendo una frustración
que implica la imposibilidad
de mantener
una carga objetal específica; por lo tanto, puede traer como resultado una internalización y el incremento de la estructura psíquica que regula los impulsos.
La posici6n excepcional
del Superyó entre las estructuras psíquicas que regulan los impulsos está correlacionada
con el hecho de que el niño debe lograr
un retiro de carga, específico o de la fase, de sus representaciones
objetares
infantiles precisamente
en la época en que la carga ha alcanzado su máxima
intensidad.
Si aplicamos estas consideraciones
a nuestro tema específico, podemos
decir que durante el período preedípico se produce normalmente
una pérdida
gradual de la imago parental idealizada
y un incremento concomitante de la
ma"triz yoica destinada a regular los impulsos, ai tiempo que la pérdida masiva
durante el período edípico contribuye a la formación del Superyó.
Cada una
de las fallas
percibidas
en el progenitor
idealizado
lleva a una preservación
*.
interna correspondiente
de la cualidad externamente
perdida del objeto
Un
niño miente y nadie se da cuenta y, de tal manera, se pierde un aspecto del
objeto idealizado
omnisapiente¡
pero la omnisapiencia
se" proyecta como un
pequeño aspecto de la matriz que controla los impulsos y un aspecto significativo de la mirada que todo lo ve, la omnisciencia del Superyó. Es por la
introyección masiva, especifica de fase, de las cualidades idealizadas
del objeto
que, como señala Freud, debemos considerar all Superyó como el "vehículo del
*
376
Aquí se condensa un amplio espectro de posibilidades. No sólo la en~ermedad o la muerte de
'Un 'progenitor, sino tamhién las reacciones de los padres ante la enfermedad de un niño pequeño
pueden destrozar prematura y traumáticamente la imago del ebjete idealizado y provocar así
;nternalizaciones masivas, inadecuadas e inapropiadas con respedo a la fase, que impiden el
establecimiento de un Superyó idealizado y llevan más tarde a una vacilación entre la búsqueda
de poderes omnipotentes externos con los que el individuo quiere fusionarse y el refuerzo defensivo de un concepto grandioso del Self.
Empero, no sólo el descubrimiento prematuro de las de'bilidades parentales puede dar origen a
traumas, en esta área, puesto que la incapacidad de un progenitor narcisista, para permitir que
el niño descu'bra gradua,lmente sus flaquezas puede tener resultados iguolmente traumáticos.
La confrontación final con la debilidad del progenitor resulta inevitable y, cuando se produce,
la introyección resultante es masiva y patológica.
y transformaciones
Formas
del narcisismo
Ideal del Yo", O, en otros términos: el Ideal del Yo es ese aspecto del Supery6
que corresponde a la introyección masiva, específica de fase, de las cualidades
idealizadas
del objeto. El hecho de que el progenitor idealizado fuera el depositario de la perfección y la omnipotencia
originalmente
narcisistas explica la
omnipotencia,
la omnisapiencia
y la perfección del Superyó, y a estas circunstancias se debe que los valores y las normas del Superyó se experimenten
como
absolutos. Con todo, el hecho de que el narcisismo original haya pasado por un
objeto querido antes de que fuera reinternalizado,
y de que la carga narcisista
misma hubiera 'alcanzado el nuevo nivel de idealización, explica la importancia
emocional única que tienen nuestras normas, valores e ideales, en tanto forman
parte del Superyó.
Desde el punto de vista psicol,ógico, ese valor no puede
definirse según su contenido o su forma. Un chiste deja de ser gracioso cuando se
relata su contenido sin tener en cuenta la estructura psicológica espedfica
de
las bromas.
Del mismo modo, la posición especial que ocupan los valores e
ideales que pertenecen
al dominio del Superyó no está determinada
por su
contenido, que es variable, (y puede consistir en exigencias
de una conducta
generosa
y altruista oen
exigencias de hazañas
y éxitos) ni por su forma,
también variable (es decir, se trate de prohibiciones
o valores positivos, incluyendo las exigencias de modos específicos de descarga impulsiva), sino por su
génesis y su ubicación psíquica.
lo que caracteriza
al Ideal del Yo no es su
forma o su contenido, sino su cualidad única que le permite despertar nuestro
amor y admiración al tiempo que nos impone la tarea de controlar los impulsos.
Hemos de referirnos
contraste
ahora
al Self narcisista.
con la que se utiliza en la carga
instintiva
Su carga
de la imago
narcisista,
parental
en
idea-
lizada y del Ideal del Yo, se retiene en el núcleo del Sel,f y no da ese paso
parcial específico hacia el amor objetal que trae como resultado la idealización.
El Ideal del Yo está
predominantemente
relacionado
con el control
de
los impulsos, mientras que el Self narcisista está estrechamente
vinculado con
los impulsos y sus tensiones inexorables.
A riesgo de parecer antropomórfico,
aunque no hago más que condensar una serie de impresiones clínicas y reconstrucciones genéticas, me siento tentado de decir que el Yo experimenta
la influencia del Ideal del Yo como algo que previene desde arriba y la del Self
377
Heinz Kohuf
narcisista,
como proveniente
de abajo.
O bien podría
ilustrar
mi argumentación
utilizando imágenes que corresponden
a los derivados
preconscientes
de las
dos estructuras y decir que el hombre está guiado por sus ideales, pero empuladO por sus ambiciones.
Y, en contraste con la imago parental idealizada,
a
la que se contempla con admiración, respeto y con el deseo de parecerse a ella,
el Self narcisista aspira a que se lo mire y se lo admire.
El establecimiento
del Sel:f narcisista debe evaluarse como un paso predeterminado
en la maduración
y también como un logro del desarrollo, y la
fantasía grandiosa
que constituye su correlato funcional es adaptativa
y apropiada a la fase, tal como lo es la sobreestimación
del poder y la perfección del
objeto idealizado.
la interferencia
prematura
en lo que respecta al Self narcisista trae como resultado una vulnerabilidad
narcisista posterior, porque lo
fantasía
grandiosa
se reprime
y se vuelve inaccesible
a las influencias
modificadoras.
Asimismo, el Self narcisista y el Ideal del Yo pueden distinguirse
por
la relación entre las capas superficiales de ambas estructuras y la consciencia.
La percepción y la consciencia constituyen los análogos psicológicos de los órganos sensoriales que escrutan el medio circundante; por lo tonto, el hecho de que
el Ideal del Yo posee cualidades
objeta les lo. hace más accesible a la eonsCiencia
Sin embargo, hasta los aspectos superficiales
del Self narcisista son
introspectiva mente difíciles de percibir, pues esta estructura no posee cualida-
*.
des objeta les. En una carta a Freud (29 de junio de 1912) Binswanger
que "Había quedado impresionado
por la tremenda vol/untad de poder
señala
... de
dominio [de Freud]". Freud le contestó el 4 de julio de 1912: "No me animaría
a contradecirlo con respecto a la voluntad de poder, pero no tengo consciencia
de ella. He conjeturado
hace mucho que no sólo el contenido reprimido de la
psiquis, sino también el ... núcleo de nuestro Yo ["das Eigentliche unseres Ichs",
esto es, la parte esencial de nuestro Yo] es inconsciente
...
hecho de que la consciencia es ... un órgano sensorial dirigido
*
378
lo deduzco del
hacia el¡ mundo
Desde luego, estas consideraciones no son válidas cuando algunos aspectos del Ideal del Yo
quedan ocultos como consecuencia de un conflicto endopsfquico. En consecuencia, con el status
especial efel Ideal del Yo eemo un objeto interno, este ocultamiento está ubicado entre la
represión y la negación.
Formas
exterior ...
se percibe"
4
de modo que siempre
(págs. 57 y sig.).
y tra"sformaciones.
está vinculada
del narcisismo
con una parte del Yo que no
Como ya señalé, los correlatos preconscientes
del Self narcisista y el
Ideal del Yo se experimentan
como nuestras ambiciones
e ideales.
A veces
resulta difícil distinguirlos,
no sólo porque las ambiciones
a menudo se disfrazan sus ideales como ambiciones y, por último, ciertos contenidos del Ideal
vida, o períodos afortunados
en la vida de los mimados por ta fortuna, en
los que ambiciones e ideales coinciden.
Los tipos adolescentes
a menudo disfrazan sus ideales como ambiciones y, por último Ciertos contenidos del Ideal
del Yo (exigencias de logro) pueden confundir al observador.
Con todo, si se
tienen presentes las diferencias
metapsicológicas,
la distinción fenomenológica
resulta más fácil.
Nuestros ideales son nuestros líderes internos; los amamos y anhelamos
alcanzarlos.
Los ideales pueden absorber
gran parte de la libido narcisista
transformada
y, por ende, disminuir las tensiones y la vulnerabilidad
narcisistas. Si la carga instintiva que el Yo hace del Superyó no está suficientemente desexualizada
(o si vuelve a sexualizarse),
el resultado es el masoquismo
moral, un estado en el que el Yo puede quedar anegado en un estado de humillación cuando no logra vivir a la altura de sus ideales. En general, sin embargo, el Yo no experimenta
específicamente
la sensación de estar narcisistamente herido cuando
similar al anhelo.
tasías
También
infantiles
fusionarse
embargo,
no puede alcanzar
los ideales,
nuestras ambiciones,
aunque
grandiosas,
pueden alcanzar
sino más bien una emoción
derivan de un sistema de fanun grado óptimo de restricción,
con la estructura de Ips metas yoicas y alcanzar autonomía.
Sin
también aquí es posible discernir un cíerto sabor psicológico carac-
terístico y genéticamente
determinado.
Nos vemos empujados
por nuestras
ambiciones pero no les amamos.
Y si no logramos realizarlas,
tampoco podemos descargar
las tensiones narcisistas y exhibicionistas,
que entonces se
acumulan, y la desilusión que el Yo experimenta
contiene siempre un ingrediente
de vergüenza.
Con todo, si la grandiosidad
del Self narcisista no ha sido suficientemente
modificada,
debido a ataques
traumáticos
contra la autoestima
379
Heinz Kohut
del runo que han provocado la represión de las fantasías
grandiosas,
el Yo
adulto tiende a vacilar entre una sobreestimación
irracional del Self y sentimientos de inferioridad,
y reacciona con mortificación
narcisista frente a la
frustración de sus ambiciones.
Antes de seguir adelante
con nuestro examen de la relación entre el
Self narcisista y el Yo debemos examinar dos temas secundarios:
el exhibicionismo y la fantasía grandiosa.
Permítaseme
comenzar describiendo
la interacción entre una madre y
su bebé, tomada de un capítulo de una novelo de Trollope. "Upalalá...
¿no
tiene unas piernas lindísimas?", dijo la madre, maravillada.
"'"
es un tesoro,
eso es lo que es; y tiene las piernitas rosadas más lindas del mundo ... bueno ...
¿vieron alguna vez algo igual?..
mi Juancito travieso.
Le ha despeinado
todo el cabello a mamá...
qué hombrecito travieso. " El niño daba gritos
de deleite ... " Esta descripción,
muy abreviada,
de una escena sumamente
común,
ilustra
dos aspectos
bicionista
a la perfección
importantes
y sus fantasías
de grandeza.
mo puede entenderse
como
pulsos, como la expresión de
Self como ejecutor) más que
medida en que se lo invita
confirmarlo
380
las circunstandas
del equipo
de esa manera.
psicológico
correlacionadas
con
del niño: su propensión
externas
exhi-
En un sentido
amplio,
el, exhibicionis-
una dimensión narcisista básica de todos los imun énfasis narcisista en la meta del impulso (en el
en su objeto. El objeto es importante sólo en la
'a participar en el placer narcisista del niño y a
Antes de que se haya
establecido
la separación
psicológica, el bebé experimenta
el, placer de la madre en todo su Self corporal, como parte de su propio equipo psicológico. Luego de dicha separación
el niño necesita el brillo que percibe en la mirada materna para mantener la
sufusión libidinal narcisista que ahora concierne, en su correspondiente
secuencia, a las principales funciones y 'actividades de las diversas fases de la maduración.
Así, hablamos
de exhibicionismo
anal, uretral y fálico, señalando
que, en la nlño, el exhibicionismo
de la fase uretral-fálica
no tarda en verse
reemplazado
por el exhibicionismo
que concierne a todo su aspecto y por un
énfasis exhibicionista
interrelacionado
en la moral y el control de los impulsos.
El exhibicionismo
del niño debe desexualizarse
gradualmente
y subor-
Formas y transformaciones
del narcisismo
dinarse a sus actividades dirigidas a una meta, propósito que se logra en forma
óptima a través de frustraciones
graduales
acompañadas
por apoyo afectuoso,
al tiempo que las diversas actitudes, manifiestas y encubiertas,
de rechazo o
excesiva permisibilidad
(sobre todo sus amalgamas
y sus alternancias
rápidas
e imprevisibles)
constituyen el terreno emocional, para una amplia gama de
trastornos.
Aunque los resultados
desfcvcrcb.es
varían en gran medida, y
van desde una severa hipocondría
hasta formas leves de vergüenza,
desde el
punto de vista metapsicol6gico
todos ellos constituyen estados de acentuada
tensión narcisista-exhibicionista,
con modos de descarga
incompletos y aberrantes. En todas estas situaciones, el Yo trata de obtener la participación
del
objeto en el exhibicionismo
de su Self narcisista, pero cuando se produce el
rechazo por parte del objeto, también fracasa la libre descarga
de la libido
exhibicionista;
en lugar de una sufusión placentera
de la superficie corporal,
surge el calor del rubor desagradable;
en lugar de una confirmación placentera
del valor, la belleza y la capacidad del Sel,f para despertar amor, aparece una
dolorosa vergüenza.
Pasaré ahora a examinar
la posición que ocupa y la función que desempeña
la fantasía
gr'andiosa en la estructura de la personalidad.
Si bien
las urgencias narcisistas-exhibicionistas
pueden considerarse
como el aspecto
impulsivo predominante
del Self narcisista, la fantasí'a grandiosa constituye su
contenido ideacional.
Que contribuya a 1,0 enfermedad
o a la salud, al éxito
o al fracaso del individuo, depende
del grado de desexualizaci6n
y de la
medida en que está integrada con los propósitos realistas del Yo. Consideremos,
por ejemplo, la afirmación de Freud en el sentido de que "un hombre que ha
sido el favorito indiscutido de su madre conserva durante toda la vida el sentimiento de un conquistador,
esa confianza en el éxito que a menudo lleva al
éxito real" 24 (pág. 26 y, en 1,0 traducción de E. Jones 38, pág. 5). Evidentemente,
Freud habla .aquí sobre los resultados de las fantasías narcisistas valiosas desde
el punto de vista adaptativo,
que constituyen un apoyo perdurable
para la
personalidad.
Es evidente que, en esos casos, las tempranas
fantasías
narcisistas de poder y grandeza
no chocaron con experiencias
prematuras
súbitas
de desilusión traumática,
sino que se integraron
gradualmente
en la organización orientada
hacia 1'0 realidad.
381
Heinz Kohut
Podemos ahora tratar de resumir la influencia final que ejercen los
dos principales derivados del narcisismo original sobre la organización
pslco16gica madura.
Bajo circunstancias
favorables,
las fuerzas neutralizadas
que
emanan
del Self narcisista (las necesidades
narcisistas de la personalidad
y
sus ambiciones) se van integrando
gradualmente
en la trama de nuestro Yo
como una saludable
capacidad
de gozar de nuestras actividades
y éxitos y
como un sentimiento
de decepción adaptativamente
útil, teñido de rabia y
vergüenza
por nuestros fracasos y deficiencias.
Del mismo modo, el Ideal del
Yo (la imagen internalizada
de perfección que admiramos)
puede llegar a
constituir un continuo con el Yo, como un foco para nuestros valores egosintónicos, como un sa'udable
sentido de dirección y guía de nuestras actividades
y propósitos, y como un objeto adaptativamente
útil de nostálgica desilusión,
cuando no podemos alcanzarlo.
Un Superyó firmemente cargado y fuertemente
idealizado absorbe considerables
cantidades de energía narcisista, lo cual disminuye la tendencia de la personalidad
al desequilibrio
narcisista.
Por otro
lado, la vergüenza surge cuando el Yo no puede asegurar una descarga apropiada a las exigencias exhibicionistas
del Self narcisista.
De hecho, en casi
todos los casos clínicamente significativos de propensión a la vergüenza,
la personalidad está caracterizada
por una idealización deficiente del Superyó y por
una concentración
de la libido narcisista en el Self narcisista; y asf, la personalidad ambiciosa,
que anhela el éxito, con un concepto del Self grandioso
pero mal integrado e intensas tensiones narcisistas-exhibicionistas,
es la más
proclive a' experimentar
vergüenza
Si las presiones procedentes
del Self
narcisista son intensas y el Yo no puede controlarlas,
la personalidad
responde
con vergüenZ!a a los fracasos de todo tipo, sea que sus ambiciones se refieran
a la perfección morolo
al éxito exterior (o, como suele ocurrir, alternen unas
con otras, ya que la personalidad
no posee una estructura firme en cuanto a
las metas ni en cuanto a los ideales).
Así, bajo circunstancias óptimas, el Ideal del Yo y la estructura de metas
del Yo constituyen la mejor protección de la personalidad
contra la vulnerabilidad
*.
*
382
El. Jacobson 36 (págs. 203 y sig.), siguien,do a A. Reich 47, se refiere al hecho de que tales
pacientes a menudo culpan a sus elevedes ideales por su "intolerable e~periencia de ansiedad,
vergüenza e inferioridad", eucnde en realidad su padecimiento se debe a conflictos relacionados
con "imágenes del Self grandiosas y anheladas" y con t'tentlenc'ias narcisistas-exhibicionistas".
Formas
y 'transformaciones
del narcisismo
narcisista y la propensron a la vergüenza.
Sin embargo,
en lo que se refiere
al mantenimiento
del equilibrio narcisista homeostástico
de la personalidad,
la
interacción entre el Self narcisista, el Yo y el Superyó puede describirse de la
siguiente manera. El Self narcisista provee pequeñas cantidades de libido narcisista-exhibicionisto
que se transforman
en señales subliminales
de desequilibrio narcisista (señales subliminales de vergüenza) cuando el Yo intenta alcanzar
sus metas, emular ejemplos externos y obedecer exigencias externas, o bien
vivir a la clturc de las normas y, sobre todo, de los ideales del Superyó (es
decir, del "Ideal del Yo ... cuyas exigencias de una perfección cada vez mayor
se esfuerza por satisfacer")¡ o bien, expresado de manera al,go más caprichosa:
el Self narcisista trata de exhibir su perfección ante el Yo o, por intermedio del
Yo, ante el mundo externo o el Superyó, y comprueba entonces que es deficiente¡
la pequeña y deficiente descarga resultante de libido pone al Yo sobre alerta
con respecto a una experiencia
potencial de dolorosa vergüenza.
En contraste con la explicación meta psicológica de la vergüenza ofrecida
aquí, Saul49 (págs. 92-94) basándose
en Alexander 1 y de acuerdo con el
enfoque de la antropología
culturcl P, compara la culpa y la vergüenza
como
fenómenos paralelos; sugiere una diferenciación
entre ambas emociones especificando
cuando
que,
al revés
una persona
considerar
de lo que
sucede
no puede vivir de acuerdo
aquí la cuestión
relativa
(cf. especialmente
la amplia
posición 14). Hace poco fue examinada
sostienen
que es desaconsejable
la vergüenza
con sus ideales.
a la corrección
turales
quienes
con la culpa,
surge
No corresponde
de teles distinciones
estruc-
formulación
de Piers y Singer de esta
por Hartmann y Loewenstein 39 (pág. 67),
"exagerar
la separación
entre el Ideal
del Yo y las otras partes del Superyó", un procedimiento teórico del que "depende
la oposición estructural entre culpa y vergüenza"
Por otro lado, Sandler, Holder y Meers 48 (pág. 156 y sig.) incluyen el
Ideal del Yo dentro del contexto del Superyó. Basándose en contribuciones
de
Jacobson 85 y A. Reich 47 postulan la existencia de un "Self ideal" (distinto del
*.
>1<
Véase, asimismo, Kohut y Seitz 39 (pág. 135), quienes destacan la importonclo de retener la
idea de la "cohesión genética y funcional" esencial de las fuerzas morales internas que residen
en el Superyó, a pesar de las ventejcs heurísticas y la conveniencia de una diferenciación
ceerde con la fenomenología
de sus efectos psicológicos.
383
Heinz Kohut
Ideol del Yo), afirman
que el, niño trote de "evitar
la desilusión
y la frustración
viviendo de acuerdo con su Self ideol" y llegan a la conclusión de que la vergüenza surge cuando el individuo no logra "vivir de acuerdo con las normas
ideales que acepta, mientras que 1'0 culpa se experimenta
cuando su Self ideal
difiere de lo que siente que le dictan sus introyectos".
la interacción entre el Self narcisista, el Yo y el Superyó determina los
rasgos característicos de la personalidad
y, por lo tanto, es instintivamente
considerada, más que cualquier otro atributo de la personalidad,
como la piedra de
toque de la individualidad
o la identidad de una persona *. En muchas personalidades destacadas,
ese equilibrio interno parece estar más dcmlnede por un
Self narcisista bien
Yo (que los guía y
en un campo cada
de la que parecía
integrado (que canaliza los impulsos) que
los controla). Churchill, por ejemplo, repitió
vez más amplio, la hazaña de surgir airoso
no haber salida por medios corrientes. (Un
por el Ideal del
una y otra vez,
de una situación
ejemplo de ello
es su famosa huida durante la guerra' de los boers). No me sorprendería
descubrir que, en lo más profundo de su personalidad,
abrigaba
la convicción de
que podía volar y así escapar en los casos en que las formas corrientes de
locorncclén eran imposibles. En el volumen autobiográfico
My Early Life5 (págs.
43 y sig.) describe los siguientes hechos. Durante unas vacaciones en el campo,
intervino en un juego en el que 1.0 perseguían
un primo y un hermano menor.
Mientras cruzaba un puente sobre un precipicio se vio atrapado
por sus perseguidores, quienes habían dividido sus fuerzas.
la captura parecía inevireble", escribió, pero "de pronto se me ocurrió un gran proyecto", Contempló
los árboles jóvenes debajo del puente y decidió saltar y colgarse de una de sus
ramas. Hizo cálculos y meditó. "En un segundo, me había lanzado al vcc'o",
continúa Churchill, "abriendo
los brazos para aferrarme
a la copa del árbol".
1/.
Estuvo tres días inconsciente
la cama. Aunque es .evidente
*
384
••
y más de tres meses obligado
que en esta ocasión la fantasía
a permanecer
en
grandiosa
incons-
Resulto difícil encontrar en psicoanálisis un lugar adecuado para el concepto de "identidad" 8,
puesto que, anfibológicamente,
resulta igualmente aplicable en la psicología social y en la
individual. Bajo tales circunstancias, parece iustificado preferir un enfoque empírico de un área
vagamente delirnitcedo por el uso impresionista del término y, de hecho, dicho enfoque ha dedo
lugar en algunas ocasiones (véase, por ej'emplo, Kramer 40) a hallazgos esclarecedores,
sobre
todo en el campo de la psicopatología.
Formas
ytra~sformaciones
del narcisismo
ciente que lo impulsó no estaba aún completamente
integrada,
ya se había
iniciado la lucha del Yo razonador
para dar cumplimiento
al anhelo del Self
narcisista de modo rea'ista. Afortunadamente
para él y para la civilización
cuando alcanzó la cumbre de sus responsabilidades,
el equilibrio interno ya se
había
modificado.
'11
Hasta este momento me he referido al origen, el desarrollo y las funciones de dos formas principales del narcisismo, y a su integración en la personalidad. Aunque les influencias mutuas entre el Self narcisista, el Yo y el Ideal
del Yo no se desconocían, se prestaba particular atención a las estructuras narcisistas mismas y no a la capacidad del Yo poro controlar las energías narcisistas
y tronsforrnor
las constelaciones
narcisistas
en configuraciones
psicológicas
nuevas y más diferenciadas.
Con todo, hay una serie de adquisiciones
yoicas
que, aunque genética y dinámicamente
relacionadas
con los impulsos narcisistas, de los que reciben la energía, están muy alejadas de las estructuras narcisistas preformadas
de la personalidad
y, por lo tanto, deben evaluarse
no
sólo como transformaciones
del narcisismo sino más bien como logros del Yo
y aptitudes y logros de la personalidad
Permítaseme enumerar primero aquellas cuya vinculación con el narcisismo me propongo examinar: 1) la creatividad
del hombre; 2) su capacidad de empatía; 3) su capacidad para aceptar su propia
finitud; 4) su sentido del humor y 5) su sabiduría.
*.
En primer lugar, examinaremos
brevemente
la relación entre el narcisismo y la creatividad.
Al igual que todas las actividades
humanas complejas,
la creatividad
artística y científica cumple muchos propósitos y abarca la per-
*
En su trabaja sobre la prestancia Rangell (45) señaló la interreloción genétka y dinámica de lmpulsos específicos con una actitud integradora
del Yo. Para decirlo 'con mis propias polcbrcs, la prestancia se basa en la desexualización
de la carga crudcrnente exhibicionista del Self narcisista y en
la impregnación de toda la personalidad
física y mental con la libido neutralizada.
Aunque la
prestancia puede estar más cerca de los impulsos exhibicionistas que los diversos logros yoicos que
se examinarán
aquí, resulta imposible explicarla completamente
en relación con los impulsos que
lo alimentan, y es necesario considerada
como una nueva y amplia <:onfiguradón dentro de los
dominios del Yo mismo.
385
Heinz Kohut
sonalidad
lógicas
total y por lo tanto,
e impulsos.
también
En consecuencia,
una amplia
cabe
esperar
gama
de estructuras
que el narcisismo
psico-
del indi-
viduo creador participe en su actividad creativa, por ejemplo, como un acicate
que lo impulsa a alcanzar fama y aplauso. Sin embargo, si entre el narcisismo
y la creatividad
no existiera otra conexión que la interacción entre ambiéión y
un equipo ejecutivo superior, no se justificaría e.xaminar la creatividad de modo
específico entre las transformaciones
del narcisismo. 'Empero, creo que, si bien
I,os artistas y los científicos pueden tener necesidad de aplauso y ser individuos
vulnerables desde el punto de vista narcisista, y si bien sus ambiciones pueden
contribuir a impulsarlos a la comunicación
creativa misma merece que se la considere
cisismo.
adecuada
de su obra, la actividad
entre las transformaciones
del nar-
las ambiciones del individuo creador desempeñan
un papel importante
en su relación con el público, esto es, con un auditorio de admiradores
potenciales; sin embargo,
la transformación
del narcisismo constituye un rasgo de
la relación que el, creador tiene con su obra. En la labor creativa se utilizan
energías narcisistas que han alcanzado
una forma a la que me referí antes
como libido idealizadora,
esto es, la elaboración de ese punto específico en el
proceso del desarrollo que va desde el narcisismo hasta el amor objetal, en el
que un objeto (en el sentido de la psicología socia/) es cargado con libido narcisista y queda así incluido en el contexto del Self.
386
la analogía con el amor de una madre por el feto y por el bebé recién
nacido es tentadora
y, sin duda, la profunda
devoción hacia el niño al que
incorpora en su Self ampliado, y su empatía en la respuesta a él, son similares
a la participación de una persona en su obra. No obstante, creo que 1'0 relación
de la persona creadora con su trabajo tiene menos en común con el narcisismo
ampliado de la maternidad
que con el narcisismo todavía ilimitado de la temprana infancia. También desde el punto de vista fenomenológico,
la personalidad de muchos individuos excepcionalmente
creativos es más infantil que
maternal, e incluso los experimentos
de 'algunos grandes hombres de ciencia
revelan sorprendente
frescura y simplicidad infantiles. La conducta de Enrico
Fermi, por ejemplo, mientras presenciaba
la primera explosión atómica es des-
Formas
cripta
por su esposa
de la' siguiente
y tral'lsformaciones
manera:
rompió
une
del narcisismo
hoja
de papel
en
pequeños pedazos y, en cuanto se inició la explosión, los dejó caer uno por uno
mientras observaba
el impacto de la onda de choque 11 (pág. 239).
Sea en el arte o en la ciencia, el individuo creador está menos separado
psicológicamente
de su medio que el no creador; la barrera "yo-tú" no está tan
claramente
definida.
La intensidad
con que la persona creadora
percibe los
aspectos pertinentes de su medio circundante se asemeja a las detalladas
percepciones de~ Self que tienen Jos tipos esquizoides e infantiles: se acerca más a
la relación del niño con sus excrementos
o a las experiencias
que algunos
esquizofrénicos
tienen de su cuerpo *, que a los sentimientos
madre frente a su hijo recién nacido.
normales
de una
Todos nosotros conocemos la falta de distinción entre lo "interno" y lo
"externo" en nuestra relación con el aire circundante
que, al ser inhalado y
expulsado,
se experimenta
como parte de nuestro Self, mientras que casi no
lo percibimos como parte de nuestro medio externo. Del mismo modo, el individuo creador tiene aguda consciencia de aquellos aspectos del medio que son
significativos
para su obra y los carga con libido narcisista idealizadora;
al
igual que el aire que respiramos,
se experimentan
muy claramente
en el
momento de la unión con el Self. La tradicional
metáfora
expresada
en el
término "inspiración"
(que se refiere tanto al hecho de tomar aire como a la
influencia fertilizadora
de un estímulo externo sobre la capacidad
creadora
interna) y la típica descripción de la creatividad
("Formó, pues, el Señor Dios
al hombre del lodo de la Tierra, e inspiróle
en el rostro un soplo de vida, y
quedó hecho el hombre con alma viviente" [génesis, 2: 7]), confirman el aserto
de que existe una estrecha proximidad
psicológica, por un lado, entre la inspiración creadora y la respiratoria y, por el otro, entre surgir a la vida del polvo
yla transformación
creadora en obra de arte de un material que se experimenta en forma narcisista.
Greenacre, que hace poco estudió la naturalez·a de la inspiración creadora so (págs. 11 Y sig.) y que menciona el interés del niño por el aire como una
*
Traté a una talentosa joven esquizofrénica que, en cierta ocasión, me hizo una hermosa descripción,
artísticamente objetiva, de la aureola de sus pezones, con un conocimiento casi microscópico de los
detalles y una absorta concentración, como si se tratara del mós fascinante de 105 paisajes.
387
Heinz Kohut
fuerza
misteriosa
pensamientos,
e invisible
y también
que se convierte
para
su consciencia
en un símbolo
moral
para
incipiente,
futuro artista creador posee ya en la infancia no sólo gran
a los estímulos sensoriales procedentes del objeto primario,
sus sueños y
sostiene
que el
sensibilidad frente
esto es, la madre,
sino también de todos los que se originan en objetos similares al primario.
Utiliza los términos "alternativas
colectivas" y "enamoramiento
del mundo" para
describir la actitud del artista frente a su medio, y afirma que no debe entenderse como una expresión del narcisismo infantil sino que "participa
de una
relación objetal, aunque colectiva" 29 (págs. 67 y sig.).
También K. R. Eissler se refiere al prob'ema de la relación entre el artista
y la realidad cuando habla de "técnicas automórficas" 7 (pág. 544), esto es,
ac:tividades artísticas que tienen lugar en una región fronteriza de las actitudes
autoplásticas
y clcpléstlcos
frente a la realidad.
Sostiene que una obra de
arte es autoplástica
en tanto, al igual que un sueño o un síntoma, sirve para
resolver un conflicto interior y cumplir un deseo¡ empero, también es aloplástica
pues modifica la realidad al crear algo original y nuevo.
Greenacre y Eissler examinan el problema de la creatividad desde direcciones distintas de la que se adopta aquí, por lo cual llegan también a conclusiones diferentes. No obstante, creo que sus halllazgos son congruentes con la
proposición de que el artista carga a su obra con una forma específica de libido
narcisista. Así, la observación que hace Greenacre acerca de la intensidad de
la temprana
sensibilidad
percepción del mundo en el futuro artista y de la persistencia de
en la madurez, está de acuerdo con la afirmación
de que una
parte importante del equipo psicológico de las personas creadoras es el resultado de la amplia elaboración
de un momento transicional en el desarrollo de
la libido: la idealización.
En el individuo corriente, esta forma de libido narcisista sobrevive sólo como el componente idealizador
del enamoramiento,
y el
excedente de libido idealizadora
que no se absorbe en la amalgama
con la
carga objetal puede explicor los breves accesos de actividad artística que no
son raros en ese estado. Además, el hecho conocido de que las personas crea-
388
doras tienden, durante los períodos de productividad,
a tener fases
su obra les merece una muy alta opinión y otras en las que se sienten
en que
conven-
Formas
y transformaciones
del narcisismo
cidos de que carece de todo valor, constituye una clara indicación de que la
obra de arte está cargada
con una forma particular
de libido narcisista. La
extensión de' esa carga libidinal a las "alternativas
colectivas" y, en última
Instcnclc. "01 mundo", que describe Greenacre, me parece indicar una experiencia narcisista del mundo (un Self ampliado que incluye al mundo) antes que la
manifestación
de un "enamoramiento"
dentro de un conte,xto de amor objetal
sin reservas de ninguna clase. Asimismo, el hecho de que, como Eissler demuestra convincentemente,
la obra de arte sea la materialización
de procesos psíquicos autoplásticos
y aloplásticos
a un mismo tiempo y de que, en cierto
sentido, la actitud del artista frente a su obra see similar a la del fetichista
con el fetiche,
parece
confirmar
la idea
de que,
para
el creador,
su obra
es
un objeto transicional
cargado con libido narcisista transicional.
El apego del
fetichista al fetiche exhibe la intensidad
de una adicción, lo cual no constituye una manifestación
de amor objetal sino de una fijación a un objeto temprano que se experimenta
como parte del Self. Los artistas creadores, y también
los científicos, pueden sentirse apegados
a su obra con la intensidad
de un
adicto, pero tratan de controlarla
y moldearla con fuerzas y para fines que
corresponden
a un mundo que se experimenta
en forma narcisista.
Intentan
recrear una perfección que antes constituía un atributo personal; durante el
acto de IIa creación, sin embargo, no se relacionan con su obra dentro de esta
mutualidad
de dar y tomar que caracteriza
al amor objeta l,
Me referiré ahora a la empatía, la segunda de las facultades
del Yo,
que aunque muy apartada
de los impulsos y en gran medida autónoma,
se
considera aquí en el contexto de la transformación
del narcisismo
*.
La empatía es el medio por el cual se reúnen datos psicológicos acerca
de otras personas y, cuando éstas dicen qué piensan o sienten, permite imaginar esa experiencia interna aunque la misma no sea susceptible de observación
directa. Por medio de la empatía tratamos de discernir, en un único acto de
*
Au'nque, incluso con respecto a [os temas examinados en este estudio, a menudo me ·resulta imposible presentar suficiente material empírico en apoyo de mis afirmadone,s, las siguientes consideraciones acerca de la empatía son más especulativas en su esencia y probablemente requieren para su
verificación un enfoque experimental de erlente'elén psicoanalrtica.
389
Heinz Kohut
reconocimiento
mos definir
certero,
mediante
complejas
configuraciones
la trabajosa
presentación
psicológicas
que sólo podría-
de una multitud
*.
de detalles
o
que incluso pueden superar nuestra capacidad
de definición
La empatía es un elemento esencial de la observación psicológica y, por
ende, encierra particular importancia
para el analista, quien, como científico
empírico, debe percibir las complejas configuraciones
psicológicas que constituyen la materia prima de la experiencia humana antes de tratar de explícarlas.
Sin embargo, el uso científico de la empatía constituye un logro específico del
Yo autónomo ya que, en el acto de empatía, debe suspender deliberadamente
su 'modo predominante
de funcionamiento,
que' apunta a percibir los datos no
psicológicos del medio.
El fundamento
de nuestra capacidad
para lograr acceso a la mente de
otra persona tiene su origen en el hecho de que, en nuestra temprana
organización mental, los sentimientos, las acciones y la conducta de la madre estuvieron incluidos en nuestro 5elf. Esta empatía primaria con la. madre nos prepara para reconocer que, en gran medida, las experiencias
internas básicas
de la gente siguen siendo similiares a las nuestras. Nuestra primera percepción
de las manifestaciones
de los sentimientos,
los deseos y los pensamientos
de
otra persona tuvo lugar dentro del marco de una concepción narcisista del
mundo; por lo tanto, la capacidad
para la empctlo corresponde al equipo innote) de la psiquis humana y, hasta cierto punto, sigue estando asociada al
proceso primario.
Con todo, las formas no empáticas
de cognición, correspondientes
a
objetos que son esencialmente
distintos del 5elf, se superponen
cada vez más
al modo .empático original de percepción de la realidad y tienden a impedir su
libre funcionamiento.
La persistencia' de formas empáticas de observación fuera
*
390
La. eepocldcd 'para reconocer estados psicológicos complejos por ·medio de la empatía tiene
su paralelo en la capacidad 'para identificar un rostro en un único cete de apercepción. Tampoco
.. cqu] -po~ lo general sumemos detalles ni repasamos eemplejes teorías de [ulele comparativo, ni
podemos .deflnlr nuestro reconocimiento certero aduciendo detalles. La similitud entre el recenacimiento -perceptual inmediato de 'un rostro y la captación empática del estado psicológico de
otra persona quizás no sea sólo accidental, pues podría muy bien ·derivar de un hechc genético
significativo, a saber, que la fusión perceptual del niño pequeño con el rostro de la madre constituye a un tiempo su más importante acceso ala identidad y al estado emocional de aquélla (cf.50,
págs. 103 y sig.).
Formas
y transformaciones
del narcisismo
de la psicología es, de hecho, arcaica y lleva a una percepción defectuosa, prerroclonol y animista de la realidad.
Los modos no empótiCos de observaCión,
por otro lado, no apuntan
a las experiencias
de otras personas y,' si se los
utiliza, en el 'campo psicológico, llevan a una concepción mecanicista y sin vida
de la realidad psico.óqlco.
Las -formas no empáticas de cognición predominan
en el, adulto, por' lo
cual a menudo es necesario establecer rápidamente
la empatía antes de que
interfieran los modos no empáticos de observación'. La corrección cproxlmcdo
de las primeras impresiones en la evaluación de personas, en contraste con las
evaluaciones
posteriores, es un hecho bien conocido y e,xplotado por los hombres de negocios. Aquí la empatía parece capaz de evitar toda interferencia- y
de completar un rápido escrutinio antes de que otros modos de observación
logren imponerse.
Sin embargo,
la comprensión
empática
exhaustiva,
que
constituye 110 meta del analista,
requiere la capacidad 'para usar la empotra
durante períodos prolongados.
Su actitud habitual de observación
(Jlatención
constantemente
flotante"; evitar las anotaciones; limitar las interacciones realistas;
concentración
en la meta de lograr comprensión y no en el deseo de curar y
ayudar) tiende a excluir los procesos psicológicos correspondientes
a la percepción no psicológica de objetos y a promover la comprensión
empática mediante la percepción de identidades
experiencia les.
Entre los principa'es
obstáculos para el uso de la empatía-(sobre
todo
durante períodos prolongados)
figuran los que tienen su .orlqen en conflictos
inherentes al modo narcisista de relacionarse.
Dado que el .edlestromlento
en
la empatía
constituye un aspecto importante
en la formación
psicoanalítico,
la disolución de las posiciones narcisistas representa
una tarea específica del
análisis didáctico; y la creciente capacidad
del candidato
para utilizar las
cargas narcisistas ,transformadas
en la observación empática constituye un signo
de que esa meta se ha alcanzado.
¿No cabría pensar que entre los obstáculos para el uso de la empatla
figura también
la resistencia
a reconocer el conocimiento
inconsciente
que
tenemos de los demás? ¿Y que al "Siempre lo he sabido" del paciente toda
vez que se pone de manifiesto un contenido inconsciente 70 (pág. 148) corres-
391
Heinz Kohut
pendería
logran
un "Siempre
lo he reconocido"
una reconstrucción
válida
del analista
o cuando
el segundo
cuando
éste y el paciente
proporciona
un recuerdo
pertinente?
Freud se preguntó
mientos existía
realmente
en más de una ocasión
27
(págs.
si la transferencia
de pensa-
54-56) y se refirió a esos fenómenos
bioló-
gicos y sociales como el medio por el cual /lse cumplen los objetivos en las
grandes comunidades de insectos" y como la posible persistencia de un "método
original, arcaico, de comunicación entre los individuos" que "en ell curso de la
evolución filogenética ha sido reemplazado
por un método mejor: proporcionar
información
con la ayuda de señales", a pesar de lo cual "puede volver a
aparecer bajo determinadas
circunstancias,
por ejemplo, en las muchedumbres
frenéticamente
exelrcdes" (pág. 55). A tales afirmaciones,
sólo cabe agregar
1) que una limitación intencional de los procesos cognitivos habituales del Yo
(como la que se da en t,a situación analítica) puede abrir acceso a la comunicación
empática,
como sucede
con el estado
involuntario
de tipo trance
que
se produce en quienes forman parte de una muchedumbre
excitada *, y 2)
que el prototipo de la comprensión
empática
debe buscarse no sólo en la
prehistoria de la raza, sino también a comienzos de la vida del individuo. Sin
embargo,
bajo circunstancias
favorables,
la facultad de percibir las manifestaciones psicológicas de la madre, alcanzada
mediante
la extensión de las
cargas narcisistas, constituye el punto de partida para una serie de pasos en
el desarrollo que, en última instancia, llevan a un estado en que el Yo puede
elegir entre los modos empáticos y no empáticos de observación,
requerimientos
de la realidad y la naturaleza del medio que examina.
La capacidad
del hombre
para
para actuar de acuerdo con este penoso
tituir su logro psicológico más grande,
*
392
reconocer
la finitud
según
de su existencia
los
y
descubrimiento,
puede muy bien consa pesar de que a menudo se com-
A. Mitscherlich 42 (en particular 'págs. 202 y sig.) ofre'ce una notable descripción de la permeabilidad del Yo con respecte a las tendencias mentales predominantes de una multitud excitada,
y un esclarecedor examen ,de la propensión del individuo atrapado por un grupo excitado a
ebcndencr
la autonomla yoka y reaccionar regresivamente cen complacencia narcisista-idantificatoria.
Formas y tra •.•sformaciones
prueba que la aceptación
encubiertas. La aceptación
del narcisismo
manifiesta de tal finitud coexiste con negaciones
de la finitud es un logro del Yo, el cual realiza I~
tarea emocional que precede, acompaña y sigue a lcasepereclones.
Sin tales
esfuerzos, resultaría imposible alcanzar una concepción válida del tiempo, da
los límites y de la falta de permanencia de las cargas objeta les. Freud estudió
'a tarea emocional impuesta a la psiquis por la impermanencia
de los objetos,
trátese de personas amadas o de valores respetados 22 (pág. 303), Y expresó
su convicción de que esa impermanencia
no lleva a desvalorizarlos.
Por el contrario, afirmó, su misma impermanencia
nos hace amarlos y admirarlos aún
más: "el velor de la transitoriedad
es valor de escasez en el tiempo".
La actitud de Freud está basada en el abandono del infantilismo emocional, incluso de todo resto de la insistencia narcisista en la omnipotencia del
deseo; expresa
la aceptación
de los valores realistas.
Sin embargo,
más diffci.1
aún que el reconocimiento de que las cargas objetales no son permanentes, es
la aceptación emocional e intelectual sin reservas del hecho de que nosotros
mismos no somos permanentes,
de que el Se!f cargado con libido narcisista
es finito en el tiempo. Creo que esta rora proeza no depende sólo de una
victoria de la rozén autónoma y de la objetividad suprema frente a los reclamos del narcisismo, sino también de la creación de una forma superior de
narcisismo. los grandes hombres que elconzercn eso visión de la vida que
los romanos llamaban vivir sub especie aeterni1atis, no exhiben resignación y
desesperanza,
sino un sereno orguUo, acompañado
a menudo por un cierto
desdén frente a la muchedumbre que, sin poder gozar de lo variedad de experiencias que la vida le ofrece, teme a la muerte y tiembla ante ella. Goethe
expresó con bellas palabras su desprecio por quienes no pueden aceptar la
muerte como una parte intrínseco de la vida:
Und so lang du das nicht hast
Dieses: Stirb und werde!
Bist du nur ein trüber Gast
Auf der dunklen Erde
*
*.
"Que mientras en ti cumplida
na veas el ' IM.uere y transfármatel',
serás en la oscura tierra
393
Heinz' Kohut
Goethe sostiene aquí que sólo 'aceptando
la muerte puede el hombre
cosechar todo Jo que la vida ofrece; sin ella, la vida es insignificante
y gris.
No creo que una actitud como la que expresa aquí Goethe deba entenderse
como una hermosa negación del temor a la muerte, pues no hay en el/a ningún
matiz .de ansiedad
y tampoco excitación. Con todo, se destaca en ella una
superioridad
crecdoro no aislada que. juzga y recrimina con tranquila seguridad.
No,rt:'e cobe dude de que quienes pueden alcanzar esta actitud final; frente a
la vida lo hacen gracias a un narcisismo transformado,
nuevo y más amplio:
un ..narcisismo cósmico que ha trascendido
los límites del individuo.
Así corno la empatía primaria del niño con la madre es precursora de
la .capacidad adulta para la empatía, del mismo modo su identidad primaria
conelle debe considerarse
precursora de una expansión del Self, en las postrimerías de la vida, cuando se reconoce la finitud de la existencia individual.
El, universo psicológico original, esto es, la experiencia primordial de la madre,
es "recordado"
por muchas personas en le forma de esas vagas reverberaciones que aparecen ocasionalmente
y se conocen como "sentimiento oceánico" 26
(págs. 64-73). También debe entenderse que cuando se alcanza plenamente
la
certeza de la muerte, el desplazamiento
de las cargas narcisistas desde el Self
hasta un .concepto de participación en una existencia supra individual e intemporal, .éstá genéticamente
predeterminado
por Ja identidad primaria del niño
eon. la mcidre. -Sin embargo; en contraste con el sentimiento oceánico, que se
expérimenta
.pasivamente
(y por lo común en forma transitoria)
la auténtica
modificéición de las cargas en la dirección de un narcisismo cósmico es el resulta'do per.durable y erecder de las actividades
de un Yo autónomo, y son muy
pocos los que pueden lograrlo.
Parece haber una gran distancia entre la aceptación de la finitud y la
solemnidad
casi religiosa de un narcisismo cósmico y otra adquisición singularmente humana: e] sentido del humor. Y, sin embargo,
ambos fenómenos
.394
no m6s que un huésped borroso
que vaga entre tinieblas".
Según la :traducción de Rafael Cansinos
Madrid, 1950.
Assens, Obras
Completas,
Tomo 1, p6g.
1511, AguiJar,
Formas
y transformaciones
del narcisismo
tienen mucho en común. No es casual que Freud inicie su ensayo sobre el
humor 29 (pág. 16)) hablando de la capacidad
de un hombre para superar su
temor, a una muerte inminente colocándose, mediante el sentido del humor" en
Un pleno superior. "Cuondo .,. un criminal a quien se conducía al cadalso
comentó: 'Bueno, la semana comienza bien'
Freud sostiene que "el proceso
humorístico
.,.
le proporciona
...
satisfacción".
Y afirma que "el humor
11,
tiene algo, de liberodor", "algo de grandeza"
y constituye un "triunfo del narcisismo" y "la victoriosa confirmación
de la 'invulnerab~lidad'"
(pág. 162).
Sin, embargo,
desde el punto de vista meta psicológico, Freud explica que el
sentido, del humor, este "trlunfo del narcisismo", se logra cuando una persona
retira "el acento psíquico de su Yo" y "lo transfiere a su Superyó" (pág. 164).
,,' Asf, tanto el sentido del humor 'como el narcisismo cósmico constituyen
transformaciones
del narcisismo que ayudan al hombre a alcanzar un domlnlc
fincil sobre las exigencias del Self narcisista, es decir, a tolerar el reconocimiento
de su finitud en principio e incluso de su muerte inminente.
No cabe duda de que, muchas veces, la afirmación
de que el Yo ha
dominado s~ temor a la muerte es inauténtico. Si una persona es incapaz de
estar seria y utiliza el sentido del humor en modo excesivo, o si se muestra reacia
a enfrentar las penas y las dificultades de la vida diaria y tiene siempre la cabeza
en'la.s nubes, llegamos' a sospechar tanto del payaso como del santo, y probablernente estaremos en lo cierto al suponer que ni el sentido del humor ni ,la
santidad son genuinos. Con todo, si un hombre puede reaccionar con sentido
del humor frente al reconocimiento
de esas realidades
inalterables
que se oponen a las afirmaciones
del Se'f narcisista, y si verdaderamente
puede alcanzar
esa posición serena, superior, que le permite conternplor filosóficamente
su
propio fin, supondremos
que ha tenido lugar una transformación
de su narcisismo (un retiro del acento psíquico del "Yo", como lo expresa Freud) y respetaremos a quien lo haya logrado.
La indiferencia
con respecto a los intereses del Self, incluso hasta el
punto' de permitir su muerte, también puede sobrevenir
durante
estados de
carga objetal suprema.
Tales casos (por ejemplo, como consecuencia
de un
fervor patriótico personificado
y extremo) tienen lugar en un estado mental
395
Heinz Kohut
de frenesí, y el Yo queda paralizado,
como si estuviera en trance. Por otro
. !IOdo, el sentido del humor yel narcisismo cósmico que nos permiten enfrentar
la muerte sin tener que recurrir a la negación, no están meta psicológicamente
basados en un retiro de carga del Self por medio de una frenética hipercarga
de los objetos, sino en un retiro de carga del Self narcisista mediante la reorganización y transformación
de la libido narcisista; y, en contraste con los estados de
carga objetal extrema, el Yo no queda por el'e limitado, sino que permanece
activo e intencional.
Un genuino retiro de carga del Self sólo puede
medio de un Yo intacto y eficaz; y está acompañado
que ,la carga se transfiere desde el Self, tan apreciado,
viduales y al mundo con que el individuo se identifica.
más profundas
del sentido del humor y el narcisismo
cuadro de grandiosidad
y euforia sino el de un sereno
cierta mezcla de rnelcneolle no negada.
lograrse lentamente por
por tristeza a medida
a los ideales supraindiPor lo tanto, las formas
cósmico no ofrecen un
triunfo interior, con una
Hemos llegado ahora a nuestro tema flnol, la aptitud humana
que
llamamos sabiduría.
En la progresión que va desde la información
pasando
por el conocimiento, hasta la sabiduría, las dos primeras todavía pueden definirse casi exclusivamente
dentro de la esfera de la cognición misma. El término
informaci6n
se refiere a la reunión de datos aislados acerco del mundo; el
conocimiento, a la comprensión de un conjunto cohesivo de tales datos unidos
por una matriz de abstracciones.
Sin embargo,
la. sabiduría
va más allá de
la esfera cognitiva aunque, desde luego, la incluye.
La sabiduría se logra, en gran parte, gracias a la capacidad del hombre
para superar su narcisismo no modificado, y se basa en su aceptación de las
limitaciones de sus poderes físicos, intelectuales y emocionales. Puede definlrselo
como una amalgama
de los procesos superiores de la cognición con la actitud
psicológica que acompaña
al renunciamiento
de tales exigencias
narcisistas.
396
Ni la posesi6n de ideales, ni el sentido del humor, ni la aceptación de la finitud
caracterizan
por sí solas a la sabiduría;
las tres deben estar relacionadas
y
constituir una nueva constelación psicol6gica que va más allá de los c;liversos
\
\
Formas
atributos
definirse
y transformaciones
del narcisismo
emocionales y cognitivos que 110 constituyen. Así, la sabiduría
puede
como una actitud estable de la personalidad
frente a la vida y el
mundo, actitud formada
mediante
ei sentido del humor, la aceptación
memente cargado.
Es evidente
la integración
de la finitud
que, en el curso de la vida,
de la función cognitiva con
y un sistema de valores firla adquisición
de conocimiento
debe estar precedida por 110reunión de información.
Incluso desde el punto de
vista de su componente
cognitivo, por lo tanto, la sabiduría
no puede ser un
atributo de la juventud, ya que se necesitan experiencia y esfuerzo para adquirir un amplio conocimiento.
Los ideales están ampliamente
cargados
en la
juventud; el sentido del humor suele alcanzar su punto más alto en la madurez;
y la aceptación de la finitud puede lograrse cuando el hombre se acerca a la
vejez. Así, vemos una vez más que el logro de la sabiduría queda por lo común
reservado a las fases posteriores de la vida.
La esencia de este notable logro es, por ende, 'un abandono
total de los
delirios narcisistas, incluyendo la aceptación de que la muerte es inevitable, sin
abandonar
la participación cognitiva y emocional. El acto final de la cognición,
esto es, el reconocimiento de los lfmltes y de la finitud del Self, no es el resultado
de un proceso intelectual ais!ado, sino el victorioso producto de la labor de la
personalidad
total durante toda una vida tendiente a la adquisición de un amplio
conocimiento yola
transformación
de modos arcaicos de norclsisrno en ideales,
sentido del humor y un sentimiento de participación supraindividual
en el mundo.
El sarcasmo aparece como consecuencia
de la falta de valores idealizados y tiene como meta minimizar la significación emocional de las limitaciones
narcisistas mediante la hipercarga
de un Self omnipotente
que busca placer.
Sin embargo, la condición más importante para el logro del sentido del humor
bajo circunstancias
adversas
y para la capacidad
de contemplar
el propio
fin inminente, es la formación y el mantenimiento
de un conjunto de valores
importantes, esto es, desde el punto de vista meta psicológico, una fuerte idealización del Superyó. Además, la sabiduría se caracteriza no sólo por el mantenimiento de las cargas libidinales de los antiguos ideales sino por su e.xpansión
creadora. Y, a diferencia de una actitud de total seriedad e insoportable
solem-
397
Heinz Kohut
nidad frente al fin de la vida, los hombres verdaderamente
sabios pueden, en
los .ú'timos instantes, transformar
el humor de sus años de madurez en un
sentido de ,la proporción, un toque de ironía frente a los logros de la existencia
Individuo], incluyendo su propia sabiduría. El dominio final del Yo sobre el Self
narcisista, el control final del jinete sobre su montura, quizás haya contado
con ,la ayuda decisiva de que también el caballo ha envejecido. Y por último,
P9d~mos, reconocer que lo que se ha l,agrado no es tanto un co~trol sino la
aceptación del insight final de que,en
lo relativo a los poderes supremos de
la naturaleza,
todos somos "jinetes
domingueros"
*.
Al concluir este trabajo quisiera ofrecer un breve resumen de los principales temas planteados.
Quise señalar que existen diversas formas de narcisismo que es necesario considerar no sólo como precursoras del amor' objetal,
sino también como constelaciones
psico'ógicas
independientes,
cuyo desarrollo
y cuyas funciones, merecen un examen y una evaluación
aparte. Ademós,
intenté. mostrar de qué manera una serie de logros complejos y autónomos de
la personolidod
madura derivan de transformaciones
del narcisismo, es decir,
dele capacidad del Yo para dominar las cargas narcisistas' y utilizarlas al servic'i6 'de sJs metas má~altas.
Para concluir, quisiera decir que estoy cada vez más convencido del
valor de estas conceptualizaciones
para la terapia
psicoanalHica.
Son útiles
para formular amplios aspectos de los pslcopctoloqto
de las personalidades
narcisist,as que tan a menudo figuran entre nuestros pacientes; nos ayudan a
comprender
los cornblos psicológicos que aquéllos tienden a provocar y, por
último, nos cyudon a evo lucr la meta terapéutica.
En muchos casos, la transformoción de las estructuras
narcisistas y su integración en la personalidad
-el
fortalecimiento
de los ideales y el logro, incluso en pequeño grado, de transformaciones del narcisismo tan saludables corno el, sentido del humor, la creatividad, Ic empatía y la sabiduríadeben evaluarse
como un resultado mós
genuino y válido de ,~a terapio que la precaria aceptación por parte del paciente
,¡.
398
'La palabra alemana "Sonn,tagsreiter" en el conocido chiste mencionado por Freud 17 (pág. 275
Y lú, póg. 237) se ha traduddo como "jinete dominguero" en las versiones inglesas 13 (pág. 258
'y lG, pág, 231),'
"
Formas
de nuestra
objeta!.
exiqencio
de que modifique
y transformaciones
su narcisismo
del narcisismo
y lo transforme
en amor
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