Traumatismos óseos del hombro

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Capítulo 1
Traumatismos óseos del hombro
Joseph A. Abboud, MD
N. Douglas Boardman III, MD
Fracturas de clavícula
Presentación
En las fracturas diafisarias desplazadas, los músculos esternocleidomastoideo y trapecio tiran del fragmento medial en dirección superior y posterior, respectivamente,
mientras que el peso del brazo y el pectoral mayor tiran
del fragmento lateral en dirección inferomedial, lo que
provoca un descenso del hombro afectado. En las fracturas muy anguladas o conminutas, los fragmentos pueden
perforar el músculo platisma del cuello hasta alcanzar el
tejido subcutáneo (figura 1). Puede haber una lesión
vasculonerviosa asociada (3 %), porque la clavícula está
muy próxima al plexo braquial y a los vasos subclavios2.
Evaluación radiográfica
La fractura de clavícula suele verse inicialmente en las radiografías anteroposteriores (AP) del hombro o del tórax.
Debería obtenerse una proyección AP verdadera de la clavícula y una proyección con 30° de inclinación superior
para valorar la deformidad ósea en dos planos. La tomografía computarizada (TC) con reconstrucciones tridimensionales puede ser útil en situaciones especiales, como la
evaluación de las fracturas fisarias claviculares mediales
o las fracturas-luxaciones esternoclaviculares.
Clasificación
Se ha propuesto un sistema de clasificación de las fracturas de la clavícula basado exclusivamente en la localización anatómica de la fractura (lateral, medial o diafisaria), y las fracturas del extremo lateral se han clasificado
como no desplazadas (tipo I) o desplazadas (tipo II). Las
fracturas laterales desplazadas pueden clasificarse, a su
vez, según la integridad de los ligamentos conoide y tra-
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1: Extremidad superior
La clavícula, uno de los huesos fracturados con mayor
frecuencia, sufre el 2,6-l 4 % de todas las fracturas del
adulto y alrededor del 35 % de las lesiones de la cintura
escapular1. Las fracturas de la clavícula pueden afectar a
la diáfisis (69-83 %), al extremo lateral (28 %) y/o al extremo medial (2-3 %), y habitualmente están causadas
por una caída sobre el brazo extendido o por un golpe
directo. Las fracturas diafisarias son más frecuentes en
adultos jóvenes, mientras que las fracturas laterales y
mediales son más frecuentes en pacientes ancianos2.
pezoide (figura 2). Para subclasificar las fracturas diafisarias según el desplazamiento y el grado de conminución se ha utilizado la clasificación de Edimburgo1. Este
sistema de clasificación tiene un grado aceptable de variabilidad interobservador e intraobservador. Las fracturas
del extremo medial y del extremo lateral se subclasifican
con el sistema de Edimburgo según el desplazamiento y
la afectación articular.
Fracturas diafisarias
Las fracturas del tercio medio de la clavícula consolidan
habitualmente de modo satisfactorio sin necesidad de cirugía. Algunos estudios han señalado que los factores de
riesgo relevantes de seudoartrosis son la edad, el sexo femenino, el desplazamiento de la fractura y la conminución. El acortamiento de la fractura (> 20 mm) también
es un factor de riesgo de seudoartrosis3.
Estudios previos han registrado una tasa de seudoartrosis de tan sólo el 0,13 al 0,80 %. Los puntos débiles de
estos estudios son la inclusión de pacientes en edad infantil y la ausencia de métodos modernos de valoración
de los resultados funcionales. Se acepta, en general, que
las fracturas claviculares diafisarias consolidarán en la
mayoría de los adultos. El tratamiento de referencia es
la inmovilización inicial con un cabestrillo o un vendaje
en forma de ocho, retirando la inmovilización cuando el
dolor lo permita.
Hasta hace poco tiempo, se contaba con escasa evidencia disponible para afirmar que el tratamiento quirúrgico temprano de las fracturas de clavícula desplazadas aporta ventajas funcionales en comparación con los
resultados del tratamiento no quirúrgico inicial. Un estudio multicéntrico reciente comparativo entre tratamiento
no quirúrgico y fijación primaria con placa de fracturas
desplazadas en 132 pacientes constató mejores resultados funcionales, tasas más bajas de consolidación defectuosa y de seudoartrosis, así como una disminución del
tiempo de consolidación, en el último grupo4. No obstante, el grupo tratado mediante fijación primaria con placa tuvo una tasa de complicaciones del 34 % y una tasa
de reoperación del 18 %, aunque la mayoría de las reoperaciones fueron para retirar el material de fijación. En
una revisión retrospectiva de 30 pacientes tratados sin
cirugía por fracturas claviculares diafisarias no desplazadas hubo una prevalencia más alta de insatisfacción
del paciente si el acortamiento era mayor de 2 cm, lo que
corrobora los estudios previos5.
Orthopaedic Knowledge Update 10
1
Sección 1: Extremidad superior
1: Extremidad superior
Figura 1
Radiografía anteroposterior (AP) de una fractura
diafisaria segmentaria de clavícula desplazada.
Fijación con placa
La fijación con placa consigue una estabilización rígida y
un alivio del dolor inmediatos, y facilita la movilización
temprana. Habitualmente, la placa se coloca en la cara
superior de la clavícula. Los estudios biomecánicos han
demostrado que es mejor proceder de esta manera, sobre todo en presencia de conminución cortical inferior6.
Las técnicas de fijación con placa en posición superior
tienen mejores propiedades biomecánicas de resistencia
al fallo que las técnicas con placa inferior y anterior7.
A pesar de las ventajas biomecánicas, la colocación de la
placa en la cara superior implica más riesgo de lesión de
las estructuras vasculonerviosas subyacentes durante la
manipulación de la fractura y la perforación de los agujeros para los tornillos. Además, la prominencia de la placa
colocada en la cara superior puede obligar a retirarla en
los pacientes sintomáticos. En la actualidad, los implantes más utilizados son las placas bloqueadas o las placas
de compresión dinámica. Ha aumentado la aceptación de
las placas bloqueadas preconformadas específicas para la
región anatómica, que pueden ser menos prominentes tras
la consolidación, lo que disminuye la tasa de retirada
del material de fijación tras la consolidación6.
Si el tratamiento no quirúrgico de la fractura conduce a consolidación defectuosa o seudoartrosis sintomáticas, puede estar indicado el tratamiento quirúrgico
mediante fijación con placa y autoinjerto óseo. El 93 %
de 47 pacientes tratados con placa en posición superior
por seudoartrosis clavicular lograron la consolidación
de la seudoartrosis con una sola intervención quirúrgica8. Los autores de este estudio afirmaron que tratar a
los pacientes con una placa en la cara superior sin autoinjerto óseo obtenido a distancia resultó eficaz para
lograr la consolidación de la fractura.
Enclavado intramedular
El enclavado intramedular es otra opción de tratamiento quirúrgico para las fracturas claviculares. La reparación intramedular de las fracturas claviculares diafisarias
con un clavo elástico de titanio puede ser segura y mí2
Orthopaedic Knowledge Update 10
Figura 2
Proyección radiográfica lordótica de la clavícula
de una fractura desplazada del tercio lateral de
la clavícula de tipo II.
nimamente invasiva9. No obstante, pueden surgir complicaciones, como perforación medial, penetración lateral, rotura del clavo e intolerancia al material de osteosíntesis10. Se necesitan más estudios para definir mejor la
utilidad de la fijación con clavo intramedular en las fracturas claviculares.
Fracturas del tercio distal
Las fracturas del tercio distal de la clavícula pueden clasificarse según la localización respecto a los ligamentos
coracoclaviculares. Las fracturas de tipo I son interligamentosas y con desplazamiento mínimo, porque tanto
el fragmento proximal como el distal continúan estabilizados por los ligamentos coracoclaviculares. En estas lesiones, el tratamiento de elección es no quirúrgico, con
un protocolo similar al de las fracturas diafisarias. Las
fracturas de tipo II son mediales a los ligamentos coracoclaviculares. Las fuerzas deformantes, como el peso del
cuerpo y las inserciones musculares, provocan un desplazamiento inferior y medial del fragmento distal a través
de sus inserciones ligamentosas. Las fracturas de este
tipo se asocian a retraso de consolidación y a seudoartrosis. Las fracturas de tipo III se extienden a la superficie articular acromioclavicular sin lesión ligamentosa y
generalmente son estables.
Aunque varios estudios retrospectivos han detectado
tasas altas de seudoartrosis con tratamiento no quirúrgico de las fracturas del extremo lateral desplazadas, un
estudio reciente halló una incidencia baja de seudoartrosis con tratamiento no quirúrgico3. Además, la fijación
quirúrgica implica una tasa de complicaciones elevada11.
Dado que la mayoría de estas lesiones afectan a personas de mediana y avanzada edad, la seudoartrosis suele
tolerarse bien, y pocos pacientes precisan una intervención quirúrgica diferida3,11. En el reducido número de pacientes que presentan una artrosis considerable con el
tiempo, la resección del segmento lateral puede conseguir
un hombro funcional2.
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Capítulo 1: Traumatismos óseos del hombro
Se han descrito numerosas técnicas quirúrgicas primarias para tratar las fracturas de tipo II, y muchas técnicas quirúrgicas utilizadas para tratar las fracturas del
extremo lateral desplazadas han sido adaptadas a partir
de las usadas para tratar las luxaciones acromioclaviculares. Las opciones terapéuticas corresponden al uso de
tornillos coracoclaviculares, fijación con placa-gancho,
placas bloqueadas, fijación con agujas de Kirschner y técnicas de sutura.
Las fracturas intraarticulares (tipo III) aumentan el
riesgo de artrosis acromioclavicular tardía que puede precisar tratamiento adicional. Las fracturas de tipo III suelen consolidar bien con tratamiento no quirúrgico, aunque puede estar indica la reducción abierta con fijación
interna (RAFI) en presencia de un fragmento grande que
provoque un escalón articular de tamaño considerable. Si
se produce artropatía degenerativa sintomática, la técnica
de elección es la resección diferida de la clavícula distal2.
Las fracturas del tercio proximal de la clavícula son infrecuentes; la mayoría son extraarticulares y con desplazamiento mínimo1. A menudo, estas fracturas son fracturasluxaciones fisarias, habitualmente en dirección posterior.
La estabilidad depende de la integridad de los ligamentos
costoclaviculares. Si los ligamentos están rotos, el fragmento lateral se desplaza en dirección anterior y puede
superponerse con el fragmento medial. El tratamiento
de estas fracturas suele ser no quirúrgico a menos que
el desplazamiento de la fractura provoque compromiso
mediastínico. En estas circunstancias, debería realizarse
un intento urgente de reducción cerrada, seguido de reducción abierta si resulta infructuoso. Debería contarse
con un cirujano torácico preparado si es necesario estabilizar quirúrgicamente la fractura. Se han descrito diversas
técnicas de fijación interna, como el uso de una placa de
Balser modificada y el uso de sutura de fibra de poliéster
o de otras suturas interóseas trenzadas resistentes12. Sin
embargo, ninguna de estas técnicas tiene evidencia firme
favorable y no hay acuerdo sobre el tratamiento óptimo
de las fracturas que precisan tratamiento quirúrgico.
Complicaciones generales de la fijación
de las fracturas claviculares
La complicación intraoperatoria principal de la fijación
de las fracturas claviculares es una lesión de la arteria
o de la vena subclavias al movilizar la fractura o al perforar en el hueso los agujeros para los tornillos. Igual
que en cualquier otra RAFI, pueden ocurrir complicaciones postoperatorias relacionadas con la herida, disestesia en la cicatriz, infección, fracaso de la fijación y seudoartrosis, que pueden precisar cirugía de revisión.
Figura 3
La radiografía anteroposterior (AP) del hombro
muestra una fractura humeral proximal en cuatro
partes impactada en valgo.
1: Extremidad superior
Fracturas del tercio proximal
do una correlación entre edad avanzada y aumento del
riesgo de fractura en las mujeres, lo que indica una asociación con la osteoporosis. Las fracturas del húmero
proximal son las terceras más frecuentes en pacientes ancianos, por detrás de las fracturas de la cadera y del radio distal. Alrededor del 85 % de las fracturas humerales
proximales tienen un desplazamiento mínimo. No obstante, existe bastante controversia respecto al diagnóstico y tratamiento del 15 % restante (figura 3). Aunque
las fracturas humerales proximales están causadas frecuentemente por caídas y afectan a un hueso osteoporótico, también pueden ser consecuencia de mecanismos
de alta energía en pacientes más jóvenes, que a menudo
sufren traumatismos más graves con lesiones concomitantes de partes blandas y vasculonerviosas.
Presentación
En un paciente con una fractura del húmero proximal,
el hombro suele estar tumefacto y doloroso a la palpación. Se aprecia una equimosis extensa, que desciende
por el brazo hacia el antebrazo y el tórax. Conviene determinar la causa de la caída y evaluar las lesiones asociadas, porque la mayoría de los pacientes son ancianos.
Habitualmente, la presencia de lesión nerviosa periférica
asociada pasa desapercibida. Se ha comprobado que el
67 % de todos los pacientes con fracturas humerales proximales tienen una lesión neurológica aguda, que con
mayor frecuencia afecta al nervio axilar y/o al nervio supraescapular13.
Fracturas de húmero proximal
Las fracturas de húmero proximal son lesiones frecuentes y representan el 4-6 % de todas las fracturas. La proporción de mujeres y varones es de 2:1, y se ha observa-
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Vascularización
La irrigación sanguínea del húmero proximal es importante para determinar la supervivencia de la cabeza hume-
Orthopaedic Knowledge Update 10
3
Sección 1: Extremidad superior
1: Extremidad superior
ral. La arteria circunfleja humeral anterior aporta la mayor parte de la irrigación para la cabeza humeral a través
de la rama anterolateral ascendente que entra en la región
proximal del surco bicipital. Otros elementos vasculares
importantes son los vasos que entran en los tubérculos a
través de las inserciones del manguito de los rotadores
y las ramas directas de los vasos circunflejos.
El interés por la importancia de la vascularización del
húmero proximal ha llevado a los cirujanos a intentar
conocer mejor la configuración de la fractura, porque
está relacionada con la perfusión del segmento articular.
Hace poco tiempo, un grupo de pacientes tratados mediante hemiartroplastia recibieron tetraciclina marcada
para evaluar la viabilidad de la cabeza humeral en las
fracturas del húmero proximal en tres o en cuatro partes.
Se observó que la irrigación sanguínea estaba conservada tanto en las fracturas del húmero proximal en tres partes como en las de cuatro partes, así como que la edad
del paciente era inversamente proporcional a la irrigación
sanguínea de dicha región14.
En un estudio reciente, se realizó una evaluación intraoperatoria de la perfusión de la cabeza humeral mediante perforación de orificios, flujometría Doppler láser
o ambos15. No hubo osteonecrosis en 8 de 10 cabezas
humerales inicialmente isquémicas en el momento de la
cirugía. Este hallazgo llevó a los autores del estudio a señalar que es posible una revascularización y que es probable que la tasa de osteonecrosis no sea tan alta como
se pensaba con anterioridad. Estos hallazgos indican que
puede estar indicada la osteosíntesis con conservación
de la cabeza humeral cuando sea posible conseguir una
reducción adecuada y una fijación estable, que son las
condiciones óptimas para la revascularización. Un estudio reciente analizó un sistema de clasificación de las
fracturas humerales proximales y determinó los factores
predictivos de probabilidad de isquemia de la cabeza humeral16. Dichos factores fueron los siguientes: rotura de
la bisagra perióstica medial, extensión metadiafisaria
medial menor de 8 mm, aumento de complejidad de la
fractura y desplazamiento mayor de 10 mm o angulación
mayor de 45°.
Evaluación radiográfica y clasificación
La serie radiográfica para traumatismos con proyecciones AP, escapular en Y y axilar es el patrón de referencia
para evaluar las fracturas humerales proximales. La TC
con reconstrucción tridimensional es útil para evaluar el
tamaño y el desplazamiento de los fragmentos de la
fractura. La clasificación de las fracturas humerales proximales se basa habitualmente en el sistema de cuatro
partes de Neer. Este sistema está basado en la identificación de los cuatro fragmentos anatómicos (cabeza humeral, tubérculo mayor, tubérculo menor y diáfisis humeral)
y en la determinación del desplazamiento y de la angulación entre estas partes mayor de 1 cm o de 45°, respectivamente. Otro sistema de clasificación evalúa los predictores de isquemia, como rotura de la bisagra medial
mayor de 2 mm y extensión metafisaria de la cabeza menor de 8 mm17. Un tercer sistema, el sistema AO/Orthopaedic Trauma Association (OTA), clasifica las fracturas
4
Orthopaedic Knowledge Update 10
en tipos A, B y C. El tipo A corresponde a una fractura
extracapsular en dos partes y con una irrigación sanguínea intacta; el tipo B, a una fractura en tres partes parcialmente intracapsular y con posible compromiso vascular, y el tipo C, a una fractura intracapsular en cuatro
partes y con probabilidad de compromiso vascular16.
Un estudio reciente analizó el impacto de la estereovisualización de los conjuntos de datos de TC con representación de volumen tridimensional en la fiabilidad
interobservador e intraobservador de los sistemas de clasificación de Neer y AO/OTA en la evaluación de las fracturas humerales proximales18. Ambos sistemas de clasificación tenían una fiabilidad interobservador moderada
con radiografías simples y TC bidimensional. La TC con
representación de volumen tridimensional mejoró la fiabilidad interobservador de ambos sistemas de clasificación hasta un grado óptimo, y con las imágenes tridimensionales la fiabilidad intraobservador mejoró a un
grado óptimo con la clasificación AO/OTA y a un grado
excelente con el sistema de clasificación de Neer.
Tratamiento no quirúrgico
El tratamiento de las fracturas humerales proximales
está basado en diversos factores, como la edad del paciente, la calidad ósea, las enfermedades concomitantes,
las lesiones concurrentes y el tipo de fractura. El tratamiento no quirúrgico con movilidad pasiva temprana
sigue siendo el tratamiento de elección de las fracturas
con desplazamiento mínimo o nulo. El tratamiento quirúrgico se reserva para las fracturas desplazadas que no
pueden reducirse con técnicas cerradas. Un estudio reciente demostró que la fisioterapia inmediata tras una
fractura humeral proximal con desplazamiento mínimo logró una recuperación más rápida, con beneficios
funcionales máximos a un año19. Los autores de otro estudio reciente observaron que el tratamiento no quirúrgico de las fracturas humerales proximales es seguro y
efectivo, específicamente en las fracturas tipos A y B de
la AO/OTA20. Pocas fracturas consideradas apropiadas
para tratamiento conservador precisaron estabilización
quirúrgica más adelante. Cuando se realiza tratamiento
no quirúrgico de las fracturas humerales proximales
complejas suele haber cierto grado de consolidación defectuosa y puede haber osteonecrosis con colapso de la
cabeza humeral. Como ya se ha comentado, parece que
la tasa de osteonecrosis es más baja de lo que se creía
hasta ahora21.
Tratamiento quirúrgico
Si es posible fijar la cabeza humeral, pueden emplearse
diversas técnicas. Las fracturas en las que esta indicada
la RAFI son las fracturas desplazadas del tubérculo mayor (troquíter) con desplazamiento superior a 5 mm, las
fracturas del tubérculo menor (troquín) con afectación
de la superficie articular, las fracturas desplazadas o inestables del cuello quirúrgico, las fracturas desplazadas del
cuello anatómico en pacientes jóvenes y las fracturas en
tres o en cuatro partes desplazadas apropiadas para reconstrucción.
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Capítulo 1: Traumatismos óseos del hombro
Las fracturas en las que está indicada la reducción cerrada asociada a percutánea con agujas son las fracturas
en dos partes del cuello quirúrgico, del tubérculo mayor
y del tubérculo menor, las fracturas del cuello quirúrgico
en tres partes con afectación del tubérculo mayor o menor y las fracturas en cuatro partes impactadas en valgo.
La reducción cerrada asociada a fijación percutánea con
agujas es una técnica quirúrgica difícil (figura 4). Para
que el resultado sea satisfactorio, son necesarias varias
condiciones: 1) reducción cerrada estable, 2) reserva ósea
óptima, 3) conminución mínima, especialmente de los tubérculos, 4) calcar medial intacto y 5) paciente colaborador. Se ha demostrado que la bisagra posteromedial es
una estructura mecánica que proporciona soporte para
la reducción y la estabilización percutáneas de una fractura humeral proximal mediante ligamentotaxis22. Si no
puede lograrse una alineación aceptable, debe abandonarse esta técnica en favor de una reducción abierta más
tradicional.
RAFI con placas bloqueadas preconformadas
Recientemente se han publicado los resultados a corto
plazo del uso de placas bloqueadas preconformadas en
la fijación de las fracturas humerales proximales desplazadas. En un estudio de 187 pacientes con fracturas humerales proximales agudas tratados mediante RAFI con
una placa bloqueada humeral proximal, hubo 62 complicaciones en 52 pacientes con un seguimiento de un
año23. Veinticinco (40 %) complicaciones estaban relacionadas con una técnica quirúrgica incorrecta y estaban
presentes al finalizar la intervención quirúrgica. La complicación más frecuente, presente en 21 de 155 pacientes, era la perforación intraoperatoria de la cabeza humeral con algún tornillo.
En un estudio de una placa bloqueada humeral proximal (Philos, Synthes, Oberdorf, Suiza) para tratar fracturas humerales proximales desplazadas en 157 pacientes
(158 fracturas), la tasa de complicación fue relativamente alta (35 %), especialmente por perforación primaria y
secundaria con tornillo en la articulación glenohumeral24. Los autores de este estudio señalaron que el tratamiento quirúrgico de las fracturas humerales proximales
desplazadas mediante una placa humeral proximal puede
conseguir resultados funcionales favorables si se emplea
la técnica quirúrgica correcta. Recomendaron una medición precisa de la longitud y una selección de tornillos
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Figura 4
1: Extremidad superior
Fracturas del tubérculo mayor
Las fracturas del tubérculo mayor en dos partes a menudo
se asocian a una luxación glenohumeral. Debe evaluarse
el desplazamiento del tubérculo mayor tras la reducción
cerrada de la luxación glenohumeral. Si persiste un desplazamiento superior y posterior mayor de 5 a 10 mm,
está indicada RAFI del fragmento del tubérculo. Un desplazamiento residual no corregido mayor de 5 mm puede provocar choque del tubérculo mayor desplazado
hacia arriba contra el acromion. La fijación del tubérculo mayor se realiza a menudo mediante suturas intraóseas que fijan la inserción del manguito. Si el tubérculo mayor es un solo fragmento grande, puede fijarse con
tornillo.
Radiografía anteroposterior (AP) postoperatoria
tras fijación percutánea con agujas de una fractura humeral proximal en dos partes inestable.
más cortos para evitar la perforación primaria con tornillo. La concienciación sobre la necesidad de lograr una
reducción anatómica de los tubérculos y una reconstrucción del soporte medial debería disminuir la incidencia
de penetración secundaria con tornillo incluso en hueso
osteoporótico (figura 5).
Nuevas técnicas de fijación
Entre las nuevas técnicas de fijación de las fracturas humerales proximales destacan el sistema de bloque humeral, el puente-bloque y el uso de alambre en hélice25,26.
Es conveniente considerar estas técnicas con precaución,
porque hay poca información sobre los resultados de su
utilización.
Hemiartroplastia
La hemiartroplastia es una opción adecuada para las
fracturas en pacientes jóvenes o de mediana edad en los
que no es posible reconstruir la superficie articular, con
fragmentación grave de la cabeza humeral o con fracturas del cuello anatómico extruidas y en pacientes ancianos con fracturas en tres o en cuatro partes con hueso
muy osteoporótico y gran conminución, así como en las
fracturas-luxaciones en tres y en cuatro partes. La hemiartroplastia primaria para una fractura del húmero
proximal puede conseguir la satisfacción del paciente y
el alivio del dolor. Como factores importantes para mejorar los resultados de la artroplastia en fracturas del
hombro se han identificado la restitución intraoperato-
Orthopaedic Knowledge Update 10
5
1: Extremidad superior
Sección 1: Extremidad superior
Figura 5
Esta radiografía anteroposterior (AP) del hombro
izquierdo muestra la fijación con placa preconformada de una fractura humeral proximal en
tres partes desplazada. Obsérvese la posición inferior de la placa respecto a la cima del tubérculo
mayor, así como la posición intencionada de los
tornillos en la cabeza humeral bastante alejados
de la superficie subcondral.
ria de la altura y de la versión humeral anatómica, así
como la reconstrucción de los tubérculos mayor y menor (figura 6). Un estudio27 de 2008 analizó la restitución de la longitud humeral y el centrado de la cabeza
protésica en la hemiartroplastia para fracturas humerales proximales usando como punto de referencia el pectoral mayor. En 21 de 30 pacientes restituyeron la longitud humeral usando como referencia el tendón pectoral
mayor, mientras que en nueve pacientes no usaron esta
referencia. Los pacientes lograron mejores resultados
cuando se usó el tendón pectoral mayor como punto de
referencia.
En un estudio reciente, se evaluó a 82 pacientes tratados con hemiartroplastia primaria por una fractura humeral proximal muy desplazada con un seguimiento medio de 4,4 años28. La hemiartroplastia primaria evitó por
lo general el dolor en el hombro, pero la mayoría de los
pacientes lograron sólo una función moderada y una
fuerza inadecuada. El deterioro funcional podía estar
relacionado con la ausencia de integridad del manguito
de los rotadores. En una revisión de 2008 de 50 pacientes con fracturas humerales proximales tratados mediante
hemiartroplastia con un seguimiento medio de cinco años,
27 pacientes obtuvieron resultados satisfactorios y 30 pacientes, resultados insatisfactorios29. Los datos de este es6
Orthopaedic Knowledge Update 10
Figura 6
Radiografía anteroposterior (AP) de un hombro
derecho con una hemiartroplastia cementada
por fractura de hombro. Obsérvese que la reducción de los tubérculos es casi anatómica.
tudio indican que los pacientes con una fractura humeral
proximal aguda tratados mediante artroplastia pueden
conseguir un alivio satisfactorio del dolor a largo plazo.
No obstante, el resultado de la movilidad global del hombro es menos previsible. A la vista de estos resultados, se
ha propuesto una reevaluación de las indicaciones, las
técnicas quirúrgicas y el tratamiento postoperatorio empleados en la actualidad en estas fracturas.
Artroplastia reversa
Con el creciente uso de la artroplastia reversa o inversa,
las indicaciones de esta técnica se han extendido al tratamiento de fracturas conminutas en pacientes ancianos.
Un estudio evaluó a 43 pacientes consecutivos con una
media de edad de 78 años con fracturas del húmero proximal en tres y en cuatro partes tratados mediante artroplastia reversa de hombro30. Este grupo logró una elevación activa hacia delante postoperatoria media de 97° y
una rotación externa activa media de 30°. Los autores del
estudio concluyeron que, en comparación con la hemiartroplastia convencional, se logró una movilidad satisfactoria a pesar de la migración frecuente de los tubérculos
en el seguimiento a corto plazo.
Veintinueve pacientes fueron tratados mediante artroplastia reversa tras el fracaso de una hemiartroplastia primaria como tratamiento de una fractura31. En los
pacientes tratados con revisión de hemiartroplastia por
fractura a prótesis reversa de hombro, la flexión hacia
delante media mejoró de 38° a 73°, y la abducción me-
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Capítulo 1: Traumatismos óseos del hombro
joró de 34° a 70°. En estas circunstancias, la prótesis
reversa de hombro es una solución de rescate para una
complicación como el fracaso de la hemiartroplastia por
artrosis glenoidea e insuficiencia del manguito de los rotadores tras fracaso de los tubérculos. Los autores del
estudio recuerdan que es necesario disponer de resultados a largo plazo antes de recomendar la artroplastia reversa de hombro como técnica habitual para el tratamiento de las fracturas complejas del húmero proximal
en pacientes ancianos.
fractura escapular. Una revisión retrospectiva36 constató la siguiente incidencia de lesiones asociadas: fracturas costales en el 52 % de los casos, contusión pulmonar
en el 41 %, fracturas vertebrales en el 29 %, fracturas
claviculares en el 25 % y neumotórax en el 32 %. Los
pacientes con una lesión del plexo braquial y una fractura escapular tienen una probabilidad de lesión arterial
del 57 %37.
Evaluación radiográfica
Fracturas de escápula
Las fracturas de escápula representan alrededor del 4 % de
todas las fracturas de la cintura escapular. Para que se fracture la escápula son necesarias fuerzas elevadas, dada la
amplia cobertura de partes blandas por la musculatura del
manguito de los rotadores y de la cavidad torácica. Por lo
tanto, la mayoría de las fracturas escapulares (11-25 %)
son secundarias a traumatismos de alta energía34.
Presentación
En el marco de un traumatismo de alta energía, el contexto en el que habitualmente se producen las fracturas escapulares, debería evaluarse al paciente según el protocolo
de soporte vital traumático avanzado. Las fracturas de escápula también pueden ser secundarias a mecanismos de
baja energía, como una caída sobre la mano extendida.
En el paciente consciente, la palpación de la escápula y
la abducción del brazo producen dolor. El paciente habitualmente mantiene el brazo en aducción con el antebrazo pegado a la pared torácica. Es posible una seudorrotura del manguito de los rotadores, con hemorragia
intramuscular y la consiguiente disfunción muscular35.
Lesiones asociadas
La elevada incidencia (35-98 %) de lesiones asociadas
justifica una evaluación meticulosa del paciente con una
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Sólo el 57 % de las fracturas escapulares se aprecian en
las radiografías torácicas iniciales38. Deberían obtenerse
proyecciones AP verdadera, escapular en Y y axilar. Para
visualizar las fracturas de la coracoides, puede obtenerse también una proyección de la escotadura de Stryker
(radiografía AP con el haz de rayos centrado en la apófisis coracoides e inclinación superior de 10°). La TC es útil
para evaluar la glenoides y la coracoides, y puede mostrar fracturas del cuerpo que no se ven inicialmente en
las radiografías simples.
1: Extremidad superior
Consolidación defectuosa y seudoartrosis humeral
proximal
Aunque infrecuente, la seudoartrosis humeral proximal
suele afectar al cuello quirúrgico o al tubérculo mayor. La
consolidación defectuosa suele ser consecuencia del fracaso de la intervención quirúrgica primaria o una secuela
del tratamiento no quirúrgico. La artroplastia de hombro
se ha utilizado con precaución en una fractura humeral
proximal con consolidación defectuosa, porque la tasa de
complicaciones es más alta y los resultados funcionales
son imprevisibles32. Los pacientes con seudoartrosis del
cuello quirúrgico pueden ser candidatos a RAFI de revisión con injerto óseo33. Las seudoartrosis del tubérculo
mayor no suelen ser apropiadas para RAFI de revisión ni
para artroplastia anatómica de hombro. En las seudoartrosis graves, especialmente en las que afectan a los tubérculos, está acumulándose información favorable a la
artroplastia reversa de hombro, aunque esta técnica debe
evaluarse con precaución de modo individualizado.
Clasificación
Las fracturas escapulares se dividen, según su localización, en los tipos siguientes: cuerpo de la escápula, acromion, apófisis coracoides, cuello glenoideo y fracturas
glenoideas intraarticulares (cavidad o fosa glenoidea).
Las fracturas acromiales se dividen, a su vez, en desplazadas mínimamente, desplazadas sin choque subacromial y desplazadas con choque subacromial. Las fracturas de la coracoides se clasifican según la localización
de la fractura, proximal (tipo 1) o distal (tipo 2) a los ligamentos coracoclaviculares. Las fracturas extraarticulares del cuello glenoideo se diferencian por la presencia
o ausencia de una fractura clavicular o de una luxación
acromioclavicular (como la presencia o ausencia del denominado hombro flotante). La clasificación de Ideberg
de las fracturas glenoideas intraarticulares fue modificada en seis tipos39. El tipo I corresponde a una fractura
del borde glenoideo; el tipo II, a una fractura transversal
a través de la cavidad glenoidea con subluxación de la
cabeza humeral; los tipos III, IV y V son fracturas del
cuerpo escapular, y el tipo VI es una fractura con conminución grave de la cavidad glenoidea.
Tratamiento
Fracturas de cuerpo escapular
El tratamiento no quirúrgico de las fracturas de cuerpo
escapular, las fracturas de escápula más frecuentes, suele
obtener resultados satisfactorios en la mayoría de los
pacientes. Los ejercicios tempranos de péndulo pasivos
y activos asistidos deberían comenzar preferiblemente
poco después de la lesión. En un estudio de 123 fracturas del cuerpo escapular, 106 (86 %) lograron resultados
buenos o excelentes40. La insatisfacción del paciente con
el tratamiento se debía a debilidad, crepitación o dolor.
Los pacientes con fracturas de cuerpo escapular aisladas
habitualmente recuperan una función satisfactoria. Sin
Orthopaedic Knowledge Update 10
7
Sección 1: Extremidad superior
embargo, los pacientes politraumatizados tienden a presentar resultados menos favorables.
1: Extremidad superior
Fracturas de acromion
Las fracturas de acromion suelen estar causadas por un
traumatismo directo en el hombro o por un traumatismo
indirecto a través del húmero. También se han identificado fracturas de estrés en pacientes con artropatía avanzada por rotura del manguito de los rotadores, y recientemente se han observado tras artroplastia total reversa de
hombro. Puede ser difícil distinguir una fractura acromial
de un hueso acromial (os acromiale), aunque este último
puede ser bilateral hasta en el 60 % de los pacientes41,42.
En presencia de un desplazamiento superior de la cabeza humeral, debería realizarse una resonancia magnética (RM) del hombro para descartar una rotura del manguito de los rotadores. Las fracturas acromiales que no
producen choque subacromial son apropiadas para tratamiento no quirúrgico. Una ortesis de abducción puede
ayudar a disminuir la tracción del deltoides sobre el acromion para evitar que el desplazamiento de la fractura
aumente. Si hay choque subacromial, puede repararse la
fractura acromial mediante cerclaje con alambre en forma de ocho, tornillos canulados, placa o, si el fragmento
es pequeño, extirpación quirúrgica del mismo43-45.
Fracturas de apófisis coracoides
Las causas de las fracturas de apófisis coracoides son
traumatismos directos, lesiones por avulsión, luxación
anterior del hombro, luxación acromioclavicular, desplazamiento superior del húmero y fijación coracoclavicular con cinta. Estas fracturas suelen localizarse con
más frecuencia en la base de la apófisis coracoides y habitualmente tienen un desplazamiento mínimo, debido
a las múltiples inserciones de partes blandas. Se ha recomendado la fijación quirúrgica de las lesiones por avulsión en deportistas así como en los pacientes que realizan trabajos físicos duros. Sin embargo, incluso con
un desplazamiento notable, el tratamiento no quirúrgico consigue resultados excelentes y es el pilar principal
del tratamiento46,47. La consolidación de la fractura se
produce habitualmente a las seis semanas con tratamiento no quirúrgico.
Fracturas de cuello glenoideo
La fractura de cuello glenoideo es el segundo tipo más
frecuente de fractura escapular. Las fracturas de cuello
glenoideo verdaderas afectan al borde escapular lateral
así como al borde superior, bien medial o lateral a la base
de la apófisis coracoides. La fuerza deformante principal
es la ejercida por la cabeza larga del tríceps. Más del 90 %
de todas las fracturas del cuello glenoideo tienen un desplazamiento mínimo, y en tal caso puede emplearse un
tratamiento no quirúrgico con resultados funcionales
buenos a excelentes. La integridad de la clavícula y de la
articulación acromioclavicular aumenta la estabilidad de
la fractura, y habitualmente se consigue la consolidación
en la posición observada en la primera exploración.
Se ha recomendado tratamiento quirúrgico en los pacientes con angulación mayor de 40° o traslación medial mayor de 1 cm48. Los resultados de un estudio con
8
Orthopaedic Knowledge Update 10
113 pacientes demostraron que el tratamiento no quirúrgico de estas fracturas estaba asociado a dolor continuo
en el 50 % de los pacientes, debilidad con el ejercicio en
el 40 %, síntomas mecánicos persistentes en el 25 % y
disminución de la amplitud de movimientos del hombro
en el 20 %48. Una disminución más pronunciada de la abducción del hombro estaba asociada a medialización de
la glenoides. La vía de abordaje quirúrgico para acceder
al cuello glenoideo es habitualmente la posterior, con
conservación del origen del deltoides.
Fracturas de cavidad glenoidea
La mayoría (90 %) de las fracturas de cavidad glenoidea
presentan un desplazamiento mínimo, por lo que puede
emplearse tratamiento no quirúrgico. Además de los estudios de imagen convencionales de la escápula, la proyección de la escotadura de Stryker y la TC suelen ser
útiles para evaluar el desplazamiento de la fractura y la
congruencia articular.
Tipo I
Las fracturas del borde glenoideo ocurren cuando la cabeza humeral provoca una carga excéntrica en la cavidad
glenoidea. Puede estar indicado el tratamiento quirúrgico en pacientes con subluxación persistente, con desplazamiento de la fractura mayor de 10 mm o con afectación
por la fractura del 25 % anterior o del 33 % posterior49.
La vía de abordaje para estas fracturas depende de la localización de la fractura (anterior a través de una vía de
abordaje deltopectoral o posterior).
Tipos II-V
La cirugía está indicada en pacientes con escalón en la
superficie articular mayor de 5 mm, subluxación persistente de la cabeza humeral o separación amplia de los
fragmentos glenoideos50. Para acceder a la fractura puede ser necesaria una combinación de varias vías de abordaje quirúrgico (anterior, posterior y/o superior).
Tipo VI
El mejor tratamiento de las fracturas muy conminutas
de la cavidad glenoidea es la movilidad temprana. La cirugía puede dañar las partes blandas de sostén y puede
acelerar el daño condral.
Hombro flotante
El complejo suspensorio superior del hombro es una estructura de hueso y partes blandas que mantiene una relación estable entre el esqueleto axial y la extremidad
superior. Los componentes del complejo suspensorio superior del hombro crean un anillo formado por el acromion, la glenoides, la apófisis coracoides, los ligamentos
coracoclaviculares, la clavícula distal y la articulación
acromioclavicular, con sus ligamentos respectivos. Las lesiones que interrumpen un solo componente del complejo suspensorio superior del hombro son estables, mientras
que la interrupción de dos o más componentes provoca
inestabilidad51.
El hombro flotante clásico corresponde a una fractura de cuello glenoideo y de clavícula. Persiste la contro-
American Academy of Orthopaedic Surgeons
Capítulo 1: Traumatismos óseos del hombro
1: Extremidad superior
versia sobre el tratamiento apropiado de estas lesiones.
El tratamiento no quirúrgico consiste en un período de
inmovilización seguido de fisioterapia. Los resultados
del tratamiento no quirúrgico son buenos o excelentes
en fracturas con desplazamiento mínimo, pero persisten
las dudas sobre el grado de desplazamiento aceptable.
En los pacientes que reciben tratamiento no quirúrgico
con más de 10 mm de desplazamiento clavicular y más
de 5 mm de desplazamiento escapular, los resultados fueron similares a los de los pacientes con fracturas no desplazadas52. Los pacientes con medialización glenoidea
mayor de 30 mm obtuvieron mejores resultados con tratamiento quirúrgico.
También se ha debatido sobre la fijación de la clavícula y/o del cuello glenoideo. En ausencia de interrupción
coracoclavicular, la fijación de la clavícula alarga las
partes blandas, neutraliza las fuerzas deformantes, evita
el desplazamiento y la disrotación de la glenoides, permite una fisioterapia precoz y es una técnica relativamente
poco complicada. Se han conseguido de modo uniforme
resultados buenos o excelentes53,54. Los partidarios de la
fijación quirúrgica de la glenoides señalan que facilita
la rehabilitación postoperatoria y proporciona más estabilidad al húmero. Aunque se han utilizado distintas
técnicas, generalmente se realiza primero la fijación quirúrgica de la clavícula. Debería realizarse una evaluación
intraoperatoria de la glenoides, con fijación de la misma
si es necesaria.
Fracturas de diáfisis humeral
Las fracturas de diáfisis humeral representan alrededor
del 4 % de todas las fracturas y tienen una distribución
bimodal, con el primer pico máximo en varones en la
tercera década de vida (la mayoría por un traumatismo
de alta energía). El segundo pico máximo corresponde a
la séptima década de la vida, con un aumento de la incidencia en mujeres, habitualmente como consecuencia de
caídas. La identificación apropiada del mecanismo de lesión y las características del paciente son importantes para
la elección del tratamiento.
Presentación
Los pacientes con fracturas de diáfisis humeral habitualmente presentan dolor y deformidad en la extremidad
afectada. Debe realizarse una exploración meticulosa de
la piel y del estado vasculonervioso como componente
esencial de la evaluación. La parálisis del nervio radial es
la lesión nerviosa más frecuente en las fracturas de diáfisis humeral, con una incidencia del 3 al 34 %55,56. Esta
tasa aumenta en las fracturas abiertas, politraumatismo, lesión vascular y fracturas ipsilaterales múltiples.
Evaluación radiográfica
La evaluación radiográfica inicial de las fracturas humerales debería consistir en radiografías simples ortogonales. Además, deberían obtenerse proyecciones especiales
del hombro y del codo ipsilaterales (figura 7). En las
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Figura 7
Esta proyección anteroposterior (AP) de la diáfisis
humeral muestra una fractura diafisaria con alineación aceptable tratada con una ortesis de Sarmiento.
fracturas con probable lesión vascular asociada puede estar indicada la arteriografía. La TC puede ser útil para la
evaluación inicial de la extensión de la fractura a las superficies articulares y, más adelante, para evaluar las consolidaciones con disrotación humeral.
Tratamiento
El tratamiento no quirúrgico mediante ortesis funcional
es un elemento importante del tratamiento de las fracturas humerales diafisarias que permite ejercicios de movilidad tempranos, aporta comodidad al paciente y disminuye los costes (figura 8). El tiempo de consolidación
oscila entre 3 y 40 semanas, con una media de 10,7 semanas en las fracturas cerradas. La tasa de seudoartrosis es
del 5,5 % (79 de 1.428 fracturas)57. La consolidación defectuosa es una de los desventajas posibles del uso de ortesis funcionales, con angulación en varo como deformidad más frecuente. No obstante, la angulación en varo
Orthopaedic Knowledge Update 10
9
1: Extremidad superior
Sección 1: Extremidad superior
Figura 8
La proyección escapular en Y de la diáfisis humeral un año después de la fractura muestra consolidación de la fractura con alineación aceptable.
mayor de 10° está presente en menos del 15 % de los pacientes tratados con ortesis funcionales. En un estudio
reciente de 452 fracturas, la angulación sagital media
fue de 3,7°, y sólo el 2 % de los pacientes tenían una angulación mayor de 20° en el plano sagital57. Ningún estudio
registró un acortamiento mayor de 2 cm. La alineación se
considera aceptable en las fracturas que consolidan hasta con 20° de angulación anterior, 30° de angulación en
varo y/o 3 cm de acortamiento.
Aunque se han obtenido resultados clínicos excelentes
con tratamiento no quirúrgico, existen algunas indicaciones de tratamiento quirúrgico de las fracturas diafisarias humerales, como fracturas abiertas, fracturas con
lesión vascular, fracturas asociadas de la extremidad superior ipsilateral, politraumatismo y fracturas con extensión intraarticular.
Las opciones quirúrgicas corresponden a osteosíntesis con placa, enclavado intramedular y fijación externa. Mientras que el tratamiento con ortesis funcional es
el pilar principal del tratamiento no quirúrgico, la osteosíntesis con placa sigue siendo el patrón de referencia
del tratamiento quirúrgico. Se han logrado de modo uniforme tasas de consolidación del 93 al 96 %. Se han comunicado tasas bajas de complicaciones, entre ellas parálisis radial (2 %), infección (2 %) y refractura (1 %)58.
La vía de abordaje quirúrgico (anterolateral, lateral o
posterior) depende mucho de la preferencia del ciruja10
Orthopaedic Knowledge Update 10
no, así como de la localización de la fractura. Como norma, en las fracturas diafisarias centrales a proximales es
preferible la vía de abordaje anterolateral, mientras que
en las fracturas más distales puede ser más apropiada
una vía de abordaje posterior. Es preferible una placa de
compresión dinámica de 3,5 o 4,5 mm con tres tornillos
proximales y tres distales al foco de fractura, con colocación de tornillos de compresión interfragmentarios siempre que sea posible. Las fracturas conminutas, con poco
agarre de los tornillos o con mala calidad ósea pueden
precisar una fijación más firme y el uso de una placa bloqueada de ángulo fijo.
El enclavado intramedular no ha logrado las mismas
tasas de éxito en la extremidad superior que en la extremidad inferior. Se han utilizado puntos de entrada anterógrado, retrógrado y anterógrado lateral para permitir
la colocación del clavo. En un metaanálisis con más de
155 pacientes, el enclavado humeral tenía una tasa más
elevada de reoperación, lesión del nervio radial, dolor subacromial crónico y fractura iatrogénica que la placa de
compresión59. Sin embargo, el enclavado intramedular
del húmero es útil en el tratamiento de las fracturas patológicas, en pacientes con obesidad mórbida y en fracturas con compromiso de partes blandas que impiden
una vía de abordaje segura para la fijación con placa.
La fijación externa se ha utilizado clásicamente como
medida transitoria en el contexto de heridas contaminadas, seudoartrosis infectadas o necesidad de estabilización rápida en pacientes inestables o con lesión vascular. El movimiento constante en el hombro y en el codo
en presencia de una amplia cubierta de partes blandas
ha provocado complicaciones tales como retraso de consolidación, irritación en el trayecto de los clavos del fijador e infección.
Parálisis del nervio radial
La parálisis del nervio radial asociada a fracturas humerales merece una mención especial. Como ya se ha señalado, la incidencia de parálisis del nervio radial asociada
a fracturas diafisarias humerales es del 3 al 34 %60. En
un metaanálisis reciente, la localización más frecuente
de las fracturas asociadas a lesión del nervio radial era
el tercio distal del húmero (23,6 %), seguido del tercio
medio (15,2 %) y del tercio proximal (1,8 %)61. La mayoría de estas lesiones del nervio radial son neuropraxias, con una probabilidad elevada de recuperación de
la función nerviosa. En un estudio de 1.045 pacientes
con fracturas humerales y parálisis del nervio radial,
921 recuperaron la función nerviosa56,62-65. No obstante, los pacientes con fracturas abiertas recuperaron la
función nerviosa con menos frecuencia (85,7 %) que los
pacientes con fracturas cerradas (97,1 %). La media de
tiempo hasta el inicio de la recuperación fue de 7,3 semanas. Si no se aprecia recuperación, debería realizarse
un electromiograma y un estudio de la velocidad de conducción nerviosa basales a las 3-4 semanas de la lesión.
Si no se recupera la función nerviosa, deberían repetirse
los estudios electrodiagnósticos alrededor de 4-6 meses
después de la lesión y antes de considerar la cirugía. Si el
nervio está seccionado, debería realizarse una repara-
American Academy of Orthopaedic Surgeons
Capítulo 1: Traumatismos óseos del hombro
ción quirúrgica o un marcado del nervio para una reparación diferida.
6. Iannotti MR, Crosby LA, Stafford P, Grayson G, Goulet R: Effects of plate location and selection on the stability of midshaft clavicle osteotomies: A biomechanical
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Seudoartrosis
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El tratamiento no quirúrgico de las fracturas claviculares diafisarias desplazadas puede asociarse a unas tasas más altas de seudoartrosis y de déficits funcionales que las registradas hasta
ahora. No obstante, sigue siendo difícil predecir qué pacientes
presentarán estas complicaciones.
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Los autores presentan una evaluación de la estabilidad biomecánica de las placas de reconstrucción clavicular bloqueadas y no
bloqueadas en el tratamiento de las fracturas transversales diafisarias comparando la posición anteroinferior de la placa con la
superior. Nivel de evidencia: I.
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Cuarenta y siete pacientes recibieron tratamiento mediante placa en posición superior por seudoartrosis clavicular. Habitualmente no es necesario un autoinjerto óseo obtenido a distancia
para lograr la consolidación. Nivel de evidencia: III.
9. Mueller M, Rangger C, Striepens N, Burger C: Minimally
invasive intramedullary nailing of midshaft clavicular fractures using titanium elastic nails. J Trauma 2008;64(6):
1528-1534.
Se trataron 31 fracturas claviculares diafisarias mediante enclavado intramedular con clavo elástico de titanio. No hubo ninguna seudoartrosis. Ningún paciente presentó refractura al retirar
el clavo. El desplazamiento medial del clavo elástico de titanio
en siete pacientes y la perforación iatrogénica de la cortical lateral en un paciente precisaron acortamiento secundario en cinco
ocasiones. Hubo dos roturas del clavo tras la consolidación de
la fractura. Nivel de evidencia: III.
10. Frigg A, Rillmann P, Perren T, Gerber M, Ryf C: Intramedullary nailing of clavicular midshaft fractures with
the titanium elastic nail: Problems and complications.
Am J Sports Med 2009;37(2):352-359.
Se trató a 34 pacientes mediante enclavado intramedular. Se utilizó un clavo elástico de titanio convencional en 19 pacientes y
un clavo elástico de titanio con un tapón en el extremo en 15 pacientes. Se realizó una incisión corta en el foco de fractura para
reducción abierta si era necesario. En el 62 % de los pacientes
fue necesaria la reducción abierta con independencia del tipo de
fractura, aplanamiento del clavo elástico de titanio o fragmentos transversales. Hubo complicaciones en el 70 % de los pacientes.
Nivel de evidencia: IV.
11. Robinson CM, Cairns DA: Primary nonoperative treatment of displaced lateral fractures of the clavicle. J Bone
Joint Surg Am 2004;86(4):778-782.
Los autores concluyen que la fijación primaria con placa de las
fracturas claviculares diafisarias desplazadas en pacientes adultos activos es una técnica terapéutica aceptable.
12. Franck WM, Siassi RM, Hennig FF: Treatment of posterior epiphyseal disruption of the medial clavicle with a
modified Balser plate. J Trauma 2003;55(5):966-968.
5. McKee MD, Pedersen EM, Jones C, et al: Deficits following nonoperative treatment of displaced midshaft clavicular fractures. J Bone Joint Surg Am 2006;88(1): 35-40.
13. Visser CP, Coene LN, Brand R, Tavy DL: Nerve lesions in
proximal humeral fractures. J Shoulder Elbow Surg 2001;
10(5):421-427.
American Academy of Orthopaedic Surgeons
1: Extremidad superior
La seudoartrosis afecta al 2-10 % de las fracturas con tratamiento no quirúrgico y hasta al 15 % de las fracturas
tratadas mediante fijación interna, siendo más frecuente
en las tratadas con enclavado intramedular que con placa atornillada66. La incidencia de seudoartrosis aumenta
en fracturas abiertas, lesiones de alta energía, deterioro
de la vascularización, infección, fracturas inestables,
obesidad, osteoporosis, paciente no colaborador, tabaquismo y malnutrición. La seudoartrosis de una fractura
diafisaria humeral debería tratarse mediante extirpación del foco de seudoartrosis, apertura del canal humeral y colocación de injerto óseo y placa de compresión
dinámica. Con ello se logra la consolidación en el 83 al
100 % de los casos de seudoartrosis67-69. Si se había colocado un clavo intramedular, hay que retirarlo. En un
estudio retrospectivo, nueve de nueve seudoartrosis con
enclavado intramedular consolidaron mediante fijación
con placa70. En las seudoartrosis infectadas se han conseguido tasas de consolidación del 88 al 95 % mediante lavado, desbridamiento, antibióticos intravenosos y fijador externo71. El injerto peroneo libre es una opción
terapéutica viable para las seudoartrosis atróficas resistentes al tratamiento72-74.
Orthopaedic Knowledge Update 10
11
Sección 1: Extremidad superior
14. Crosby LA, Finnan RP, Anderson CG, Gozdanovic J,
Miller MW: Tetracycline labeling as a measure of humeral head viability after 3-or 4-part proximal humerus
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20. Hanson B, Neidenbach P, de Boer P, Stengel D: Functional outcomes after nonoperative management of fractures of the proximal humerus. J Shoulder Elbow Surg 2009;
18(4):612-621.
Se realizó una hemiartroplastia en 19 pacientes como tratamiento definitivo de 20 fracturas humerales proximales en tres o en
cuatro partes desplazadas después de administrar 500 mg de
clorhidrato de tetraciclina. Se efectuaron biopsias intraoperatorias de la cabeza humeral en cuatro localizaciones predeterminadas. Los autores concluyeron que la vascularización está conservada en las fracturas humerales proximales en tres o cuatro
partes desplazadas, especialmente en pacientes jóvenes con fracturas en la región anterosuperior de la cabeza humeral.
Los pacientes mayores de 18 años con una fractura humeral proximal cerrada considerados apropiados para tratamiento funcional por el cirujano responsable fueron incluidos en un estudio de observación prospectivo con supervisión externa. Este
estudio puede aportar valores de referencia para investigaciones
futuras. Pone de relieve los efectos techo que hacen difícil demostrar una ventaja significativa del tratamiento quirúrgico sobre el no quirúrgico en pacientes con fracturas humerales proximales. Nivel de evidencia: IV.
15. Bastian JD, Hertel R: Initial post-fracture humeral head ischemia does not predict development of necrosis. J Shoulder Elbow Surg 2008;17(1):2-8.
21. Edelson G, Safuri H, Salami J, Vigder F, Militianu D: Natural history of complex fractures of the proximal humerus
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1: Extremidad superior
Los autores evaluaron el resultado funcional y la incidencia de
osteonecrosis en 51 pacientes consecutivos (26 mujeres) con
fracturas intracapsulares del húmero proximal tratadas mediante RAFI. La osteosíntesis con conservación de la cabeza humeral
puede ser una opción adecuada cuando es posible lograr una reducción adecuada de la fractura y unas condiciones estables
para la revascularización. Nivel de evidencia: II.
16. Robinson BC, Athwal GS, Sanchez-Sotelo J, Rispoli DM:
Classification and imaging of proximal humerus fractures. Orthop Clin North Am 2008;39(4):393-403.
Es complicado conocer en todos los casos el tipo específico de
fractura humeral proximal. Las reconstrucciones tridimensionales mediante TC disponibles en la actualidad en la mayoría de
los hospitales permiten evaluar mejor las fracturas complejas.
Nivel de evidencia: IV.
17. Hertel R, Hempfing A, Stiehler M, Leunig M: Predictors of
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proximal humerus. J Shoulder Elbow Surg 2004; 13(4):
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Los autores evaluaron el impacto de la estereovisualización de
los conjuntos de datos de TC con representación de volumen tridimensional en la fiabilidad interobservador e intraobservador evaluada mediante los valores kappa en las clasificaciones
AO/OTA y de Neer en la evaluación de las fracturas humerales proximales. Nivel de evidencia: I.
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Los autores presentan los resultados a los dos años de un estudio
comparativo prospectivo aleatorizado sobre fracturas humerales proximales con desplazamiento mínimo tratadas mediante
fisioterapia inmediata o inmovilización durante tres semanas.
La rehabilitación diferida después de tres semanas de inmovilización del hombro produce una recuperación más lenta que
continúa al menos dos años después del momento de producirse
la lesión. Nivel de evidencia: I.
12
Orthopaedic Knowledge Update 10
Seguimiento prospectivo de la evolución natural de 63 pacientes
con fracturas complejas del húmero proximal durante dos a nueve años con un protocolo no aleatorizado. En la mayoría de los
pacientes se logró un estado similar a una artrodesis quirúrgica
de hombro satisfactoria (denominada artrodesis natural). La osteonecrosis es infrecuente incluso en las fracturas muy desplazadas. Nivel de evidencia: II.
22. Kralinger F, Unger S, Wambacher M, Smekal V, Schmoelz
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Los autores investigaron las propiedades biomecánicas del periostio medial en las fracturas del húmero proximal con un modelo estándar en 20 cadáveres congelados en fresco equiparables en sexo, edad y densidad mineral ósea. La rotura perióstica
comenzó con un desplazamiento medio de 2,96 mm y una carga
media de 100,9 N. Observaron una correlación baja pero estadísticamente significativa entre densidad mineral ósea y carga máxima tolerada. Nivel de evidencia: I.
23. Konrad GG, Mehlhorn A, Kühle J, Strohm PC, Südkamp
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El tratamiento no quirúrgico de las fracturas no desplazadas y
de las fracturas con desplazamiento mínimo y estabilidad adecuada logra habitualmente resultados satisfactorios. Algunos
implantes novedosos con estabilidad angular aportan mejores
propiedades biomecánicas y aumentan el anclaje, especialmente
en hueso osteoporótico. Estos implantes ofrecen la posibilidad
de conseguir mejores resultados en el tratamiento de estas lesiones complejas.
24. Brunner F, Sommer C, Bahrs C, et al: Open reduction and
internal fixation of proximal humerus fractures using a
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Se trató a 157 pacientes con 158 fracturas mediante RAFI con
placa Philos. Los autores concluyeron que es previsible un resultado funcional satisfactorio. No obstante, la incidencia de complicaciones es alta. Nivel de evidencia: II.
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American Academy of Orthopaedic Surgeons
Capítulo 1: Traumatismos óseos del hombro
part fractures of the proximal humerus in elderly patients. J Bone Joint Surg Br 2008;90(12):1602-1607.
Estudio en 76 pacientes mayores de 70 años con fracturas en
tres o en cuatro partes tratados mediante reducción y fijación
interna percutánea con la técnica Humerusblock (Synthes, Salzburgo, Austria). Esta técnica puede conseguir un hombro móvil
y confortable en los pacientes ancianos y es una alternativa satisfactoria a la artroplastia y a las técnicas clásicas de fijación interna. Nivel de videncia: IV.
26. Russo R, Visconti V, Lombardi LV, Ciccarelli M, Giudice
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27. Greiner SH, Kääb MJ, Kröning I, Scheibel M, Perka C:
Reconstruction of humeral length and centering of the
prosthetic head in hemiarthroplasty for proximal humeral fractures. J Shoulder Elbow Surg 2008;17(5):709-714.
Este estudio analizó el resultado clínico, el restablecimiento de la
longitud humeral, el centrado de la cabeza protésica en la glenoides y la posición y la consolidación de los tubérculos utilizando
el tendón del pectoral mayor como referencia intraoperatoria.
El resultado clínico fue muy dependiente de la consolidación del
tubérculo mayor y del centrado de la cabeza protésica en la glenoides. Nivel de evidencia: III.
28. Grönhagen CM, Abbaszadegan H, Révay SA, Adolphson PY: Medium-term results after primary hemiarthroplasty for comminute proximal humerus fractures: A study
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J Shoulder Elbow Surg 2007;16(6): 766-773.
Este estudio evaluó a 82 pacientes tratados mediante hemiartroplastia primaria por una fractura humeral proximal muy desplazada. La puntuación de Constant media en todos los pacientes fue de
42/100 puntos. La evaluación radiológica demostró que 24 prótesis habían migrado en dirección superior, había hueso ectópico
en 25 pacientes, 16 tenían erosiones glenoideas y cinco presentaban desplazamiento de los tubérculos. Nivel de evidencia: IV.
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Los autores emplearon una artroplastia reversa de hombro en
43 pacientes con fracturas del húmero proximal en tres o en cuatro partes. Las complicaciones correspondieron a tres pacientes
con síndrome de dolor regional complejo y cinco con complicaciones neurológicas. La mayoría de estas complicaciones se corrigieron. Un paciente presentó una luxación anterior. Nivel de
evidencia: II.
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Los autores analizan la prótesis reversa de hombro en la revisión de una hemiartroplastia de hombro fallida en 19 hombros
de 18 pacientes con dolor intenso y deterioro funcional considerable. Hubo mejorías estadísticamente significativas en los resultados de dolor y función. Hubo seis complicaciones relacionadas con la prótesis en seis hombros (32 %), cinco con notable
pérdida ósea en glenoides, húmero proximal o ambos. Nivel de
evidencia: IV.
32. Boileau P, Trojani C, Walch G, Krishnan SG, Romeo A, Sinnerton R: Shoulder arthroplasty for the treatment of the
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Los autores estudiaron si existe una relación entre fracturas escapulares y lesiones concomitantes, y determinaron que las lesiones asociadas de la extremidad superior y del anillo pélvico y
las lesiones torácicas eran más frecuentes en los pacientes con
una fractura escapular.
Los datos de este estudio indican que los pacientes con artroplastia como tratamiento de una fractura aguda del húmero proximal pueden conseguir un alivio del dolor satisfactorio a largo
plazo. Sin embargo, el resultado de la movilidad global del hombro es menos previsible. Hay que esforzarse al máximo para reconstruir los tubérculos anatómicamente y retrasar la fisioterapia
intensiva hasta que se aprecia evidencia radiográfica de consolidación de los tubérculos.
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1: Extremidad superior
El sistema puente-bloque es una técnica nueva de reconstrucción
del húmero proximal alrededor de un bloque óseo de forma triangular colocado dentro de la cabeza y de la metáfisis. Los resultados fueron excelentes o buenos en 23 pacientes. La elevación anterior activa media fue de 160° y todos los pacientes estaban sin
dolor y reanudaron sus actividades preoperatorias, incluso las
deportivas. Un paciente presentó una osteonecrosis sintomática
tratada mediante hemiartroplastia. Nivel de evidencia: IV.
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Las fracturas aisladas del cuerpo escapular consolidaron con
tratamiento no quirúrgico, logrando una puntuación funcional
del hombro similar al de la población general y una amplitud de
movimientos igual a la del hombro no lesionado. Los pacientes
politraumatizados lograron un resultado menos favorable.
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Los autores analizan la necesidad de exploración quirúrgica en
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Los autores llevaron a cabo una revisión bibliográfica para determinar la eficacia de una ortesis funcional y constataron que las fracturas diafisarias humerales consolidan en una media de 10,7 semanas y que las fracturas del tercio proximal y las de tipo A de
la AO tienen una tasa de seudoartrosis más elevada. Las desventajas principales de este tipo de tratamiento son la deformidad
residual y la rigidez articular.
Orthopaedic Knowledge Update 10
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