¡ORGASMO ECOLOGICO! para satisfacer la curiosidad del hombre. Advertencia: Solo para mentes abiertas En el Parque Nacional Natural el Cocuy, Sentado a los 5.000 m.s.n.m., junto a este glaciar, después de unir el alma individual con la divinidad en la relajación del yoga Pensaba como contar esta experiencia, mientras mi mente apreciaba una especie de auto hipnosis en una dimensión muy conocida, hasta que decidí contar esta historia conjugándola con las cuatro (4) fases del anhelado orgasmo humano, sin dejar a un lado la ciencia, que simplemente existe, ¿Cómo poder expresar una emoción tan sublime y que los lectores sientan a qué me refiero? Es que pasar de los 350 a los 5.000 m.s.n.m., experimentando un cambio de temperaturas de 30 °C a los -3°C en 60 horas, y además observar la selva subandina con sus epifitas jugando a las escondidas con Yopos y bambús de montaña, pasando a la selva andina decorada con elegantes palmas y atléticos robles en una sola mañana, y en la tarde del mismo día rasguñar la franja del páramo donde los frailejones nos dan la bienllegada, observándonos como soldados de la guardia presidencial, con sus hojas arrosetadas y peludas con flores amarillas como si fuesen los 33 botones dorados de los uniformes de estos erguidos hombres; botones que significan las 33 batallas que hubo para obtener la libertad, libertad, que estas plantas de género espeletia son testigos oculares y que en su histórica ignorancia colona, fueron casi extintas sin saber que para el futuro serían excelentes almacenadoras de agua, y que desde su pasado han sido útiles a la humanidad, como alguna vez lo hicieron los frailes mendicantes, de donde proviene su nombre cultural: Frailejón. FASE EXCITACIÓN: En la mirada hacia la inmensa cumbre a los 5.330 m.s.n.m. que sobresale casi desde que inicia el camino y a diferencia de la mujer que en su gran inteligencia utiliza el tacto como guía en esta fase, en el que escribe estas letras ya despertaba una sensación de curiosidad que experimenta el hombre solo con ver y en cada piso térmico desde la selva húmeda ecuatorial con 700 m.s.n.m. mi temperatura no disminuía y al llegar al fin del bosque de niebla ya a los 3.000 m.s.n.m. esta aumentaba, una vez en el páramo ya visualizando las nieves perpetuas que desde los 4.200 m.s.n.m. me erizaban la piel, daba la sensación de nadar al desnudo a los 2°C, ya con la excitación al máximo no di espera y como si fuese un rio llanero me sumergí pocos centímetros, en un cuerpo de agua que habita a los 4.600 m.s.n.m. dejándome hasta el alma congelada, pero quizás, tal vez lo necesitaba; por tanta calentura. FASE MESETA: Con la respiración entrecortada y las pulsaciones muy altas al igual que los 4.800 m.s.n.m. en los que ya me encontraba, observé como el Nevado irriga hacia la Orinoquia hasta llegar al río Meta por medio de la apasionante corriente del río Casanare, con el pecho y la cara con un enrojecimiento extasiado típico de esta fase y el rubor sexual ecológico junto a la tensión muscular en aumento, llegué a lo alto de la meseta, al saber que mi exótico Departamento es legalmente parte de tan lujurioso ecosistema, desde el 6 de junio de 1977, por medio de la resolución ejecutiva No.156 que aprobó el acuerdo 0017 del 2 de mayo en su artículo 1 , mojón No. 27 del mismo año, año en que este servidor llegó al mundo y que sin ser llanero 100% ama esta tierra Casanareña como si hubiese nacido en la propia mitad de la sabana y también el año en que Dumar Aljure convirtiera a la “Catira Casanareña”, en el himno de la mujer llanera. FASE ÉXTASIS: Con 48 horas de pendiente y cerca de la cúspide, llegué a los 5.000 m.s.n.m. donde la producción de hormonas oxitócinas o las bien llamadas moléculas del amor, ocasionaron que mis pulsaciones y respiración, llegaran a la máxima frecuencia e intensidad. Desde esta altura admiré la creación de Dios y recordé una de mis frases favoritas, “La naturaleza ama la huellas del hombre, pero teme a sus manos.” (Joaquín Araujo), existen cinco clases de Vegetación, entre ellas los frailejonales que se componen por ocho géneros, pero la que llama mi atención, es la madura y experta libanothamnus tamanus genero frailejón primitivo de millones de años con alturas hasta de 5 metros (1 cm cada año- 500 años), adornada de flores amarillas en su coqueta corona y como si fuera poco en su esbelto cuerpo, alberga especies de la avifauna, pero como la mano de nosotros los hombres desmantela por donde va, este género ya no existe, la busqué con caricias desde la falda a la copa de la montaña y no la encontré, se fue y me niego a creer que se fue y tú que viajas si algún día la ves, cuéntamelo, (versión: Sergio Vargas). FASE RESOLUCIÓN: Ya en la calma y normalidad del periodo emocional, vi ese paraíso más cerca del cielo que de lo acostumbrado ver en esa inmensa llanura, porque allá lo veo todos los días, solo que a 4.650 m.s.n.m. más abajo, lugar donde nace el sol y también brotan muchas riquezas naturales que sin hacernos ricos, nos dejan pobres cada día y no me refiero al poder económico, porque eso en realidad es lo que hay, no equitativo, pero existe, me refiero a una pobreza ecológica que se visualiza cada día, esta llanura también es testigo del nacimiento de la luna, inventándose un cuadro grandilocuente que se forma con las estrellas en cielo cada noche y pide a gritos mostrándonos su sufrimiento sin botar una sola lagrima a veces y después llorando días enteros hasta que sus ojos se hinchan por completo, y esta civilización a la cual pertenezco, hasta ahora se dio cuenta de los mensajes que ella ha enviado por décadas, con sequias y luego con demasiada abundancia, intentemos no ser esa generación de generaciones odiada por las futuras, por no hacer al menos un reclamo con unos carteles hacia nosotros mismos, sin necesidad de culparnos unos a otros, todos sabemos, que somos nosotros mismos los verdugos de este GEOsidio. ISRAYA. RODRIGO ROA Ambientalista