EL MANEJO PRODUCTIVO DEL VENADO COLA BLANCA José Manuel FABIÁN REGALADO, Arturo CHACÓN TORRES y Raymundo SANCHEZ RODRÍGUEZ. Instituto de Investigaciones sobre los Recursos Naturales Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (INIRENA-UMSNH). Av. San Juanito Itzícuaro Col. Nueva Esperanza. Morelia, Mich. Mex. C.P 58330. Tel 327-2350 ext 1203. [email protected] Palabras clave: especies nativas, UMA, vida silvestre, Odocoileus virginuanus RESUMEN Ante la necesidad de frenar los procesos de deterioro ecológico y la oportunidad económica de aprovechar la vida silvestre mexicana se ha motivado la participación de los diversos sectores de la población para generar proyectos de investigación, conservación y aprovechamiento sustentable de la vida silvestre. El venado cola blanca (Odocoileus virginuanus) es la especie silvestre con más amplia distribución en México, que ocupa una gran diversidad de ambientes naturales, es también la especie más adaptable y tolerante a las actividades humanas, por lo tanto se debe considerar de disponer de espacios naturales que ofrezcan alimento, agua y protección. Estos atributos identifican al venado como una especie potencial para su cultivo en una diversidad de ambientes y modelos de manejo como una alternativa a la ganadería convencional. Sin embargo, la vida silvestre es un patrimonio nacional y por lo tanto debe ser regulada por la normatividad federal el formato legal para el cultivo del venado cola blanca es a través del modelo de Unidad de Manejo Ambiental (UMA). Los beneficios directos que se obtiene con la ganadería diversificada es el aprovechamiento de la fauna silvestre nativa y endémica, además de la repoblación en el medio natural para mantener el germoplasma nativo de alguna especie. Por tal motivo es necesario realizar un mejoramiento en el hábitat de la especie, lo que representa un incremento de fuentes de agua, la conservación de la vegetación natural, así como la presencia de especies de fauna y flora silvestre nativa regional asociadas a la especie aprovechada. INTRODUCCION I. La diversidad biológica de México El territorio nacional posee una superficie territorial de 1'953,128 km de zona continental, asociado a la extensa zona litoral que alberga un 72.8% de ecosistemas naturales identificados y descritos en el planeta, además del 27.2% de ecosistemas transformados. En estos ambientes se localiza una amplia riqueza y abundante vida silvestre que ubica a la nación mexicana en el sexto lugar mundial en diversidad biológica (Mittermeier y Mittermeier, 1992), en solamente el 1 1.3% de la superficie, el país posee entre el 8 y el 12% de las especies biológicas que habitan en el planeta. México ocupa el primer lugar en el mundo en el registro de especies de reptiles (718), el cuarto lugar en anfibios (295), el segundo lugar en mamíferos (500), el décimo primer lugar en aves (1,150) y el cuarto lugar en plantas con flores (25,000). Sin embargo, esta riqueza biológica ha sido poco estudiada, a pesar de que su permanencia ofrece la oportunidad de un aprovechamiento sostenido para la obtención de numerosos beneficios requeridos por la creciente población mexicana. La diversidad biológica nacional es el resultado de la interacción de tres componentes ambientales. El primero porque el país se encuentra ubicado en la zona tropical lo que significa una influencia climática que determina la incursión de especies de origen tropical; por otro lado, en la porción central del territorio nacional se presenta la Altiplanicie Mexicana que favorece la influencia de climas templado, fríos y semi fríos con la consecuente distribución de especies biológicas asociadas a los ecosistemas de norteamérica. Por lo tanto, la región central del país es una zona en donde confluyen dos regiones biogeográficas que se identifican como la Neártica de origen boreal y la conocida como Neotropical con elementos biológicos de la región tropical del sur del continente americano. Lo anterior, define la existencia de especies biológicas con afinidades geográficas típicamente boreales con afinidad meridional, además de la ocurrencia de aquellas especies de distribución tropical. Finalmente, el aislamiento geográfico derivado del accidentado relieve topográfico del territorio, la distribución heterogénea de la humedad y la temperatura, la sombra orográfica generada por las cadenas montañosas y la diversidad de suelos originados por el pasado geológico de la región ha favorecido la existencia de un mosaico heterogéneo de condiciones ambientales que a su vez asociados con los procesos de aislamiento geográfico ha inducido la presencia de grupos biológicos considerados como endémicos de México. Por lo anterior, la diversidad biológica nacional mantiene una estrecha relación con la variabilidad en el espacio y en el tiempo de los distintos ecosistemas. II. La pérdida de la diversidad biológica En la actualidad se estima que por lo menos el 70% del territorio nacional sufre de algún grado de deterioro ambiental. El bosque mesófilo de montaña y la selva húmeda son los ecosistemas más frágiles y con una alta diversidad biológica expuesta a la extinción biológica. Se ha reportado que el 55% de la cubierta vegetal original del territorio nacional se ha perdido con la consecuente pérdida del hábitat. De la misma manera, se estima que cerca de 700,000 hectáreas de bosque mexicano se pierden anualmente por la deforestación, es decir, la tasa anual de deforestación es de 4.2% que representa la más alta de toda América Central (Challenguer, 1998). Diversos reconocimientos ecológicos en ecosistemas mexicanos indican que se han extinto 11 especies de plantas 2 superiores, 16 de peces de agua dulce, 2 de anfibios y reptiles, 10 de aves y 10 de mamíferos. El resto de las especies se encuentran en peligro o seriamente amenazadas de extinción. Son numerosas las causas que ha ocasionado la pérdida de la diversidad biológica del país, sin embargo, entre las principales se identifican a la intensa destrucción del bosque y la selva, la expansión de las fronteras agrícola y ganadera, la indiscriminada introducción de especies exóticas al país que necesariamente compiten o erradican a la fauna nativa, el tráfico ilegal y la cacería furtiva de la fauna, el crecimiento acelerado de los centros urbanos, además de la contaminación del suelo, aire y agua. III. La vida silvestre como alternativa de producción El modelo actual de la producción alimentaria mexicana se caracteriza por la presencia de especies biológicas exóticas y la adopción de modelos importados, que en la mayoría de los casos se orientan hacia una fuerte dependencia tecnológica más que la autosuficiencia productiva. Lo anterior, significa que para que los cultivos sean viables económicamente, se requiere de la expansión de la unidad de producción hacia áreas que originalmente han sido el hábitat de especies biológicas nativas y en ocasiones endémicas que son obligadas a emigrar o peor aún a disminuir su potencial reproductivo para adaptarse a las nuevas condiciones ecológicas de destrucción de hábitat. Por otro lado, la apremiante necesidad de producir alimentos para una población humana cada vez más numerosa y la responsabilidad de mantener el equilibrio entre los recursos naturales existentes y los procesos productivos, diversos autores han planteado la posibilidad de generar nuevas formas de producción de alimentos así como el diseño de opciones tecnológicas que sean económicamente viables y ecológicamente compatibles, capaces de evitar la degradación de los recursos naturales, de conservar el patrimonio biológico nacional, de mejorar la calidad de vida de la sociedad mexicana y la oportunidad de diversificar e integrar los procesos en las redes productivas. Ante la apremiante necesidad de frenar los procesos de deterioro ecológico y la oportunidad económica de aprovechar la vida silvestre mexicana se ha motivado la participación de los diversos sectores de la población para generar proyectos de investigación, conservación y aprovechamiento sustentable de la vida silvestre. En este sentido es necesario impulsar aquellos esfuerzos para promover alternativas de inversión productiva y viable en los sectores productivos agrícola y pecuario. 3 MATERIAL Y METODOS El venado cola blanca El venado cola blanca (Odocoileus virginuanus) es la especie de mamífero silvestre con más amplia distribución en México, ocupa una gran diversidad de ambientes naturales del territorio nacional con excepción de los climas desérticos de Baja California los cuales son ocupados por el venado bura (Odocoileus hemionus). El venado cola blanca es también la especie de la familia de los cérvidos o venados más adaptable y tolerante a las actividades humanas, considerando la posibilidad de disponer de espacios naturales que ofrezcan alimento, agua y protección en la cantidad y calidad necesaria. Dentro de la clase de los mamíferos se identifica el orden de los artiodáctilos ungulados cuya característica principal es la de poseer casco o pezuña con dedos pares que en el caso de venado son dos. Los artiodáctilos incluyen el suborden de los rumiantes al cual pertenecen los mamíferos herbívoros terrestres que rumen, es decir, el proceso de masticar por segunda vez el alimento que ocupó el primer compartimiento del estómago. Dentro de este suborden se distingue la familia de los cérvidos que se caracterizan por ser animales que ostentan astas ramificadas en su cabeza (Brown, 1992). La familia de los cérvidos consiste de 16 géneros y 37 especies y se encuentran distribuidos en todo el planeta. Son animales herbívoros y los tres pares de dientes incisivos inferiores y caninos son de forma espatulada y se dirigen hacia delante. Estos animales no cortan el alimento (hierba u hojas) sino que la arrancan, colocando el alimento entre los labios superiores y los dientes anteriores de la mandíbula inferior (Boever, 1986). El peso de los ejemplares tiende a variar de acuerdo a las regiones en donde habita. Sin embargo, los ejemplares machos registran un peso entre 58 a 182 kg y en las hembras de 47 a 113 kg según la subespecie. Para el macho las medidas corporales son de 1.3 a 2.1 m de largo de nariz a cola y una altura de la cruz de 0.66 a 1.2 m, mientras que en las hembras la longitud es de 1.0 a 1.9 m. Los individuos más grandes se encuentran en el norte, en cambio los más pequeños en el sur del país. Presenta un color café rojizo y un vientre de color blanco. Su cola que es también blanca se levanta de manera vertical cuando corre. La característica más distintiva y atractiva del macho son las astas, de cuyo eje principal salen varias puntas que pueden ser de 6 a 12 dependiendo de la región y de la sub especie. Las astas no son estructuras permanentes y el venado las muda y regenera cada año. El desarrollo de las astas se encuentra estrechamente asociado a la regulación en la concentración de la hormona testosterona que a su vez induce la defensa del territorio, la búsqueda de la pareja, el cortejo y el apareamiento. Las hembras inician su etapa reproductiva a partir del año y medio de edad. La época de apareamiento ocurre de diciembre a enero, la gestación tiene una duración de 210 días y el parto se presenta de julio a agosto. El número de crías 4 es de una o excepcionalmente dos. Estos atributos identifican al venado como una especie potencial para su cultivo en una diversidad de ambientes y modelos de manejo como una alternativa a la ganadería convencional. RESULTADOS La Unidad de Manejo Ambiental En la actualidad existe un creciente interés para el cultivo del venado cola blanca en modalidades como son los ranchos cinegéticos, los encierros o criaderos intensivos, zoológicos, zonas para el turismo y la recreación, así como en áreas de restauración de ecosistemas terrestres. Considerando que la vida silvestre es un patrimonio nacional y por lo tanto regulado por la normatividad federal el formato legal para el cultivo del venado cola blanca es a través del modelo de Unidad de Manejo Ambiental (UMA). Este debe de ser autorizado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT). La autorización de una UMA requiere de un estudio de factibilidad que incluye la descripción del predio o hábitat según sea el caso, la justificación y el interés ya sea económico, ecológico o recreativo de su cultivo, así como un estudio de factibilidad y plan de manejo de la especie. Lo anterior garantiza que los ejemplares que se generen en la UMA no son producto del tráfico ilegal de vida silvestre, que se producen bajo criterios de sustentabilidad y que existe compromiso y ética en su manejo productivo. Criterios para el cultivo del venado cola blanca Algunos de los aspectos a considerar en el cultivo del venado cola blanca incluyen la selección de un terreno plano y seco libre de posibles inundaciones, alternativamente los lomeríos con pendiente suave son apropiados. Es también necesario poseer algún camino de acceso para el transporte de ejemplares y suministros. En el caso de inducir la producción de alimento natural es aconsejable disponer de una pradera con la cobertura de plantas silvestres arbustivas preferidas por el venado cola blanca, ya que esta especie es principalmente un herbívoro consumidor de hojas y en segunda opción consume pastos y forraje. Se deberá disponer de sitios con abundante agua fresca y limpia o alternativamente ubicar bebederos. De la misma manera, se requiere en el caso de que no exista de manera natural la construcción de sombras para su descanso y protección. Finalmente, el predio deberá de ser protegido con un cerco perimetral de un mínimo de 2.25 hasta 3.0 m de altura construido de alambre galvanizado en calibre 18 (18 alambres lineales). El tamaño del grupo de ejemplares es diverso pero un número aproximado de 25 a 50 ejemplares es común en los criaderos intensivos. Un macho puede lograr su 5 potencial reproductivo con un grupo de 25 hembras. Es importante no incluir dos o tres machos en el mismo encierro ya que el riesgo de inducir la lucha por el territorio especialmente en la etapa de reproducción podría ocasionar daños en los ejemplares. CONCLUSIONES Los beneficios El principal beneficio directo que se obtiene con la ganadería diversificada como así se le ha denominado al cultivo de la fauna silvestre cuando es orientada hacia el aprovechamiento de la fauna silvestre nativa y endémica lo constituye la recuperación de poblaciones silvestres de especies biológicas que en la actualidad se consideran amenazadas o en vías de extinción. Cuando se avanza en la recuperación de las poblaciones de fauna silvestre se incrementan las posibilidades de manejar actividades económicas con mayor autonomía regional como es el atractivo cinegético, la fotografía biológica y el turismo ecológico. De manera simultánea, cuando se considera la opción de repoblar el medio natural para mantener el germoplasma nativo de alguna especie biológica, es necesario realizar un mejoramiento en el hábitat de la especie biológica, lo que representa necesariamente un incremento de fuentes de agua, la conservación de la vegetación en su estado natural, así como de la presencia de poblaciones de especies de fauna y flora silvestre nativa regional asociadas a la especie aprovechada. Lo anterior, favorece procesos de restauración de ecosistemas que ofrecen fuentes alternativas de actividades económicas (Sánchez et al, 2002). Actualmente la ganadería alternativa o diversificada asociada a la repoblación y a los cultivos extensivos ha permitido la recuperación de poblaciones de especies de aves, mamíferos y reptiles, que anteriormente registraban una baja densidad o eran consideradas como raras, amenazadas o en riesgo de extinción incluyendo el armadillo (Dasypus novemcinctus), mapache (Procyon lotor), puma o león americano (Felis concolor), búho cornado (Bubo virginianus), zorra gris (Urocyon cinereoargenteus), gato montés (Lynx rufus), pecarí de collar (Dicotyles tajacu) y numerosas especies de aves canoras y de ornato, que en su conjunto constituyen un importante patrimonio biológico de México (Villarreal, 2002). En el caso particular de las aves acuáticas migratorias como son patos, cercetas, gansos, pelícanos, garzas y otras especies de aves que se desplazan de Canadá y Estados Unidos al territorio mexicano durante la época invernal, se refugian en las presas y arroyos que sirven de abrevadero en los diferentes ranchos ganaderos diversificados de México. Estos sistemas acuáticos y su vegetación de 6 galería asociada constituyen un importante hábitat utilizado por estas aves para descansar, recuperar energía y continuar su viaje al centro y sur del país. Otro beneficio directo que se obtiene con los cultivos extensivos de fauna silvestre nativa lo constituye la disminución de los desmontes masivos que en años anteriores se realizaron con el fin de establecer praderas, pastizales, cultivos de granos, frutos o verduras que aparte de ser incompatibles con la región incrementaban la dependencia tecnológica y económica de los productores. Considerando que el cultivo extensivo de fauna silvestre nativa requiere para su adecuado desarrollo como es la alimentación y el refugio, de la existencia de una estructura vegetal natural original incluyendo árboles, arbustos y hierbas representa un atractivo para que aquellos ganaderos interesados en incrementar sus poblaciones de fauna silvestre, conserven sus predios en condiciones naturales, además de planificar sus áreas de praderas en sitios estratégicos. REFERENCIAS Boever, W. (1986) Cervidae. Philadelphia, Pennsylvania. Brown R.D. (1992) The biology of deer. Springer-Verlag. Mittermeier R.A. y Mittermeier C.G. (1992) La importancia de la diversidad biológica en México. En: J. Sarukhán and R. Dirzo (Eds.) México confronts the challenges of biodiversity. Comisión Nacional para el Uso de la Biodiversidad en México. Sánchez R.R.; Fabián R.J.M. y Chacón T.A. (2002) Principios básicos para el manejo del venado cola blanca. INIRENA-UMSNH. 80p. Villarreal G.J.G. (2002) Venado cola blanca: manejo y aprovechamiento cinegético. Editorial Impresora Monterrey. 7