Displasia en la cadera en los perros

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Planeta Canino
Displasia en la cadera en los perros
Autor Planeta Canino
 La Displasia
La displasia de codo es un grupo de enfermedades ortopédicas del desarrollo muy común, probablemente
infradiagnosticada, de la articulación del codo en perros. Decimos probablemente infradiagnosticada porque puede
resultar difÃ-cil de confirmar el diagnóstico en perros jóvenes con los métodos tradicionales. Aunque el término
displasia de codo ha sido adoptado internacionalmente, no existen evidencias cientÃ-ficas firmes que confirmen que se
trata de una displasia en sentido estricto. Además el agrupamiento de tres o cuatro enfermedades bajo una misma
expresión que hace de paraguas puede no ser del todo apropiado con los conocimientos (o falta de ellos) actuales
sobre su etiopatogénesis. Aunque bajo la expresión displasia de cadera encontramos cuatro enfermedades
(fragmentación de la apófisis coronoides medial, OCD del cóndilo humeral medial, no unión de la apófisis ancónea y
la incongruencia del codo) en esta ocasión nos centraremos en las más comunes, es decir, la fragmentación de la
apófisis coronoides medial (FAC) y la OCD.
EtiologÃ-a
Se cree que la FAC es un proceso multifactorial, aunque existen muchas evidencias de una base genética de la
enfermedad. Varios estudios se han interesado por la heredabilidad de la displasia de codo usando puntuaciones
radiográficas que definen el fenotipo y, dado que la FAC representa aproximadamente el 97% de los casos de displasia
de codo, probablemente sea justo decir que estos estudios han investigado la heredabilidad de la FAC. En el Reino
Unido se ha estudiado a los perros de crÃ-a de la Asociación de Perros GuÃ-a para Invidentes. Otros han estudiado
perros en Escandinavia, Europa continental, Australia y Norteamérica. La heredabilidad de la FAC publicada difiere algo
entre estudios, existe un consenso general respecto a la importancia del componente hereditario de la FAC de modo
que las estrategias de crÃ-a podrÃ-an ser útiles para controlar la enfermedad. Parece más probable que se trate de una
enfermedad poligénica, pero sigue discutiéndose si la heredabilidad es de tipo maternal (ADN mitocondrial) o vinculada
al sexo (cromosoma X).
Con el mapa genético casi completo de los perros, se nos presenta una oportunidad para hacer una criba de los genes
para identificar los asociados con la FAC. El diseño de estos estudios dependerá de las poblaciones disponibles. Los
análisis de vinculación serán posibles siempre que se disponga de ADN de varios pedigrÃ-es que contengan individuos
afectados, y se trata de un método potente de detección de los genes relevantes. Los estudios de asociación de la
enfermedad son menos potentes pero más al alcance porque no requieren una información detallada del pedigrÃ-. El
archivo de ADN del Reino Unido está recogiendo muestras actualmente para este tipo de estudios.
Patogénesis de la fragmentación de la apófisis coronoides.
Los estudios macroscópicos e histopatológicos de FAC han sugerido que la FAC es una fractura en lugar de una
osteocondrosis. ¿Por qué tendrÃ-a que ser una fractura? Es posible que se trate de una fractura por estrés, es decir,
una fractura causada por una carga anormal y repetitiva en un hueso normal. Es posible que existan fuerzas excesivas
sobre la apófisis coronoides medial causadas por una forma o carga anómalas de la articulación. En el perro de
Montaña de Berna se ha sugerido, a partir de estudios postmórtem, que podrÃ-a existir una incongruencia (paso) entre
la cabeza del radio y la apófisis coronoides medial. Además, también se ha sugerido que podrÃ-a haber incongruencia
humerocubital, de modo que el diámetro del cóndilo humeral es mayor que el del escotadura semilunar del cúbito, lo
que causarÃ-a una sobrecarga en los márgenes de la escotadura cubital.
Diagnóstico de FAC
El diagnóstico puede ser todo un reto. La reseña puede ser útil porque las razas afectadas habitualmente son el
Labrador y Golden Retriever, Rottweiler, Montaña de Berna, Mastiff y Terranova. La edad tÃ-pica de presentación es a
los 5 - 9 meses, aunque algunos animales son mayores (9 - 18 meses) y, en ocasiones, mucho más (p.ej, de 4 a 6
años).
Los signos clÃ-nicos incluyen una cojera leve o moderada de la extremidad anterior y entumecimiento por inactividad.
Los perros afectados pueden, además, rotar las extremidades anteriores hacia fuera cuando están de pie. Esta
enfermedad suele ser bilateral, por lo que puede haber cierta simetrÃ-a en los signos clÃ-nicos y puede que la cojera no
sea muy obvia. Los perros con dolor bilateral pueden presentar una marcha a zancadas en las extremidades torácicas.
La manipulación de la articulación causa dolor, sobre todo en extensión completa, rotación externa y con la
combinación de flexión completa y rotación interna. Algunas articulaciones afectadas presentan una efusión palpable
caudolateralmente, aunque suele ser la excepción que confirma la regla.
La radiografÃ-a es el método tradicional de evaluación de la articulación del codo, aunque no significa que sea el mejor.
Las proyecciones mediolateral (en flexión, extensión y posición nutra) y craneocaudal pueden proporcionar
información sobre osteofitos secundarios, o sobre la existencia de osteocondritis disecante en el cóndilo humeral
medial, o una apófisis ancónea no unida. En las articulaciones afectadas solo suelen observarse osteofitos. Un
problema importante al basarnos en los osteofitos como marcadores es que pueden pasar de semanas a meses para
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Generado: 25 November, 2016, 04:10
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que aparezcan. Se han estudiado las radiografÃ-as oblicuas como alternativa para detectar la fragmentación, pero la
posición lateral del fragmento de la apófisis coronoides medial, junto a la cabeza del radio, dificulta la obtención de
información. La formación de osteofitos puede gradarse (como hace el grupo internacional de trabajo sobre el codo)
pero la relación entre el grado de osteofitosis y FAC está mal documentada. Un estudio sugirió una correlación entre
el grado de osteofitosis y el grado de erosión del cartÃ-lago.
La subluxación humerorradial distal puede ser un cambio temprano de la displasia de codo [1,2]. No obstante, la
evaluación de la incongruencia en el codo no es fácil. Estudios recientes han demostrado que la evaluación subjetiva
de la incongruencia requiere una radiografÃ-a mediolateral centrada del codo flexionado a 90 grados para la mayorÃ-a de
los observadores [3]. La medición de los espacios articulares se consigue gracias al software de procesamiento de
imágenes, técnica fiable para la mayorÃ-a de las articulaciones avaluadas. No obstante, la posición del codo puede
alterar de forma significativa la medición del espacio articular [3]. Se requiere más información para validar la
evaluación radiográfica de los espacios e incongruencias articulares. También pueden emplearse técnicas avanzadas
de la imagen, pero su disponibilidad limitada puede ser un problema. Se ha demostrado que la TAC es sensible para la
detección de FAC, y la información sobre la RM es muy limitada.
La artroscopia es, probablemente, el patrón de oro para el diagnóstico y estadificación de la FAC. El abordaje
estándar consiste en un portal medial con un artroscopio de 1,9 o 2,4 mm. La artroscopia permite detectar los
fragmentos no desplazados además de las fisuras del cartÃ-lago y la condromalacia. Es importante la práctica y
formación con esta técnica para conseguir un buen grado de experiencia. La artroscopia también facilita el manejo
operatorio de este problema.
La lesión clásica de fragmentación no aparece en todos los perros. Aproximadamente un 30% de los perros
presentados por dolor en el codo no exhiben separación del fragmento, pero pueden tener fibrilación y erosión del
cartÃ-lago de la apófisis coronoides medial y, a veces, una fisura parcial del hueso subyacente [4]. Es lógico que sea
asÃ- puesto que cabe esperar cambios patológicos continuados. Sin embargo, nos subraya que la fragmentación no
tiene por qué causar dolor y cojera siempre.
Tratamiento
El tratamiento de este problema es polémico. El tratamiento conservador (6 - 8 semanas de ejercicio reducido con
correa y uso táctico de AINEs) puede hacer que un 65% de los perros mejores en 2 - 3 meses. El control quirúrgico
suele comportar la artrotomÃ-a medial y eliminación de los fragmentos sueltos. El tratamiento que actualmente
realizamos en Liverpool consiste en la eliminación del fragmento guiada por artroscopia. Otras técnicas recientes han
intentado corregir la incongruencia subyacente mediante una osteotomÃ-a cubital con o sin artrotomÃ-a medial.
Actualmente no hay datos suficientes para decir si esto consigue mejores resultados a largo o corto plazo. Los perros
deben reposar entre 4 y 6 semanas después de la intervención.
A largo plazo, los perros con este problema desarrollan una osteoartritis que puede causar o no problemas clÃ-nicos
más adelante. Se ha visto que tiene una base hereditaria en algunas razas, por lo que deberÃ-a aconsejarse no utilizar
los animales afectados para la crÃ-a tras la confirmación del diagnóstico.
OCD del cóndilo humeral medial
La OCD del cóndilo humeral medial ocurre con mayor frecuencia en perros Retriever dorados y de Labrador. Suele ser
un problema bilateral. Los signos clÃ-nicos son muy parecidos a los de FAC. El diagnóstico se realiza mediante
radiografÃ-a craneocaudal del codo, en la que se aprecia in defecto en el hueso subcondral (colgajo cartilaginoso +/mineralizado) en el punto medio del cóndilo humeral medial. El tratamiento consiste en el raspado de la lesión
mediante artrotomÃ-a o artroscopia. El pronóstico es bueno pero este problema puede coexistir con FAC, lo que
disminuye la probabilidad de recuperación completa. Es probable que aparezca OA más adelante.
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