PROPUESTA DE SOLUCIÓN. TAREAS DE COMENTARIO DE TEXTO. PLATÓN Y ARISTÓTELES. Texto: “Pues bien querido Glaucon (…), puede actuar bien en tanto en lo público como en lo privado” 1.- Identificación del tema y explicación de las ideas del texto Este fragmento del mito de la caverna Platón nos expone la relevancia yla importancia que tiene la Idea de Bien en su sistema filosófico. El problema que plantea Platón es qué realidad es el Bien, su conocimiento e importancia para la vida humana. Lo principal del texto es que, si hemos comprendido correctamente la alegoría narrada, nos daremos cuenta de que la Idea de Bien es la entidad más importante para entender el conjunto de la realidad, para obtener un conocimiento verdadero y para ser sabio en la acción moral y política. Este fragmento aparece al final de la alegoría de la caverna, un relato metafórico con el que Platón quiere descubrirnos la naturaleza del alma antes de ser educada y después de la educación. Con ello Platón desarrolla sus teorías principales en torno a la realidad, el conocimiento, el ser humano, la ética y la política desde la perspectiva del proceso educativo. El mito de la caverna guarda continuidad con 2 símiles desarrollados en el libro VI (símil del sol y símil de la línea), en los cuales aparecen las funciones del Bien (en similitud con las funciones del sol, en el símil del sol), y un descripción de los grados de realidad y sus correspondientes niveles de conocimiento (en el símil de la línea), lo que nos permite entender el conocimiento verdadero como resultado de un ascenso por los grados de realidad y de conocimiento hasta llegar al Bien. Por eso, dice Platón al inicio de este fragmento, debe aplicarse íntegra esta alegoría sobre la educación con lo anteriormente dicho (haciendo referencia a las funciones del Bien en comparación con las funciones del sol, y a los grados de realidad y de conocimiento hasta el Bien). En la alegoría de la caverna, el alma sin educar ha sido representada como un prisionero encadenado desde niño en el fondo de una caverna, que solo ve sombras y escucha ecos. La educación del alma, hasta contemplar la Idea de Bien, es simbolizada con la liberación de las cadenas de uno de los prisioneros, su ascenso por el interior de la caverna, la salida al exterior y su contemplación, hasta ver el sol tal cual es. Estos son los elementos fundamentales del mito de la caverna, que el propio Platón va interpretando en este fragmento, y que permiten concluir en la consideración del Bien y de su importancia. Después de relacionar en la primera línea la alegoría con los símiles antes narrados (“Pues bien, querido Glaucón, debemos aplicar íntegra esta alegoría a lo que anteriormente ha sido dicho”), Platón pasa a interpretar los elementos fundamentales que han aparecido en la alegoría: - la morada-prisión debe ser entendida como el mundo visible, la región que se manifiesta a la vista (“comparando la región que se manifiesta por medio de la vista con la morada-prisión”). Presenta aquí una tesis ontológica fundamental que nos conduce a su dualismo ontológico: mundo sensible opuesto al inteligible. 1 - La luz del fuego que alumbra el interior de la caverna simboliza el sol del mundo sensible, cuya luz permite ver, conocer sensorialmente, (“y la luz del fuego que hay en ella con el poder del sol”). Presenta aquí una tesis de carácter ontológico y epistemológico: en el nivel de la realidad sensible, el sol permite conocer sensorialmente el mundo físico. - El ascenso del prisionero por el interior de la caverna y la contemplación de las cosas del exterior (de arriba) es el camino del alma hacia el ámbito inteligible (“compara, por otro lado, el ascenso y contemplación de las cosas de arriba con el camino del alma hacia el ámbito inteligible”). Aquí nos presenta la tesis epistemológica del conocimiento como el proceso que se desarrolla pasando de un grado de realidad a otro superior, y de un estado mental a otro superior (como hizo en el símil de la línea). Asimismo, muestra el fundamento antropológico del conocimiento: el proceso de conocer lo lleva a cabo el alma. Estas tesis ontológicas, epistemológicas y antropológicas llevan al núcleo del texto: la Idea de Bien, su función e importancia. Platón dice que si hemos entendido su alegoría, podemos reconocer qué es el Bien, qué funciones e importancia tiene (“y no te equivocarás en cuanto a lo que estoy esperando, y que es lo que deseas oír. Dios sabe si esto es realmente cierto”). Sobre el Bien como Idea afirma: - El Bien es una realidad dentro de lo cognoscible, es una Idea del mundo inteligible a la que sólo se llega al final, y con dificultad, en el proceso del conocimiento(“en todo caso, lo que a mí me parece es que lo que dentro de lo cognoscible se ve al final, y con dificultad, es la Idea del Bien”). Aquí aparece una tesis de carácter ontológico y epistemológico: el Bien no es una realidad sensible, sino inteligible, es una Idea, y puede ser conocida sólo al final del proceso de conocimiento, y con dificultad. - la comprensión del Bien nos permite comprender otras cosas (“Una vez percibida, ha de concluirse que”): - El Bien es la causa de todas las cosas que llamamos justas y bellas. (“es la causa de todas las cosas rectas y bellas”) Se trata de una tesis sobre la función ontológica del Bien en relación con las cosas del mundo sensible: las cosas justas y las cosas bellas son lo que son y existen porque existe el Bien. Las cosas dependen ontológicamente del Bien. Nos indica con ello que el mundo sensible depende en último término de la Idea de Bien, por tanto, del ámbito inteligible (El Bien es la entidad suprema del ámbito inteligible), que el ser del mundo sensible no le es propio, sino causado por el mundo inteligible. - El Bien es la causa del mundo sensible, al generar al sol y su luz (“ en el ámbito visible ha engendrado la luz y al señor de ésta”) Se trata de una tesis sobre la función ontológica del Bien con respecto al mundo sensible. Nuevamente nos indica la dependencia del mundo sensible con respecto al inteligible. - El Bien, en el ámbito inteligible (mundo inteligible), es el que genera la verdad y posibilita el conocimiento máximo (inteligencia) (“en el ámbito inteligible es señora y productora de la verdad y de la inteligencia”) Se trata de una tesis sobre la función ontológica y epistemológica del Bien respecto al propio ámbito inteligible. Nos indica con ello que el propio ámbito inteligible debe su inteligibilidad al Bien, y que, 2 debido a esta inteligibilidad, el Bien es la causa de que el ámbito inteligible pueda ser conocido. - El Bien es el valor que debe estar presente en un comportamiento sabio, tanto privado (moral) como público (político) (“y que es necesario tenerla en vista para poder obrar con sabiduría tanto en lo privado como en lo público”) Con ello, Platón nos habla de la función ética y política de la Idea de Bien. Ya no se trata sólo de que el máximo conocimiento teórico (la inteligencia) se pueda obtener porque existe el Bien, sino que la acción sabia en la vida privada y en la vida política es resultado del conocimiento del Bien. 2- Justificación desde la posición filosófica del autor (2 puntos) Modelo A de justificación Toda la filosofía de Platón está orientada a la creación de un Estado justo en el que los sabios (quienes han conocido el Bien) sean quienes gobiernen, y no los ignorantes que ansían poder para obtener un beneficio propio. La concepción platónica de qué es el Bien y cómo puede educarse en su conocimiento resulta central, como se manifiesta en este fragmento. Todo el mito de la caverna está orientado a su explicación, así lo dice expresamente en este fragmento. Para entender qué es el Bien, debemos partir del dualismo ontológico que establece Platón y de su teoría de las Ideas, a los cuales hace referencia en este fragmento. Existe un ámbito visible, el mundo de las cosas, representado por la moradaprisión en el mito. Este mundo sensible no es la realidad auténtica, no contiene la verdad, sino que es sólo una copia o imitación del mundo inteligible. El mundo sensible es material, cambia. Su esencia y existencia se debe a su participación de la realidad auténtica: el ámbito inteligible. El mundo inteligible es la esencia trascendente y el paradigma del mundo sensible. Este es un nivel de realidad inmaterial, perfecto, inmutable, copiado por el sensible. El Demiurgo o causa eficiente modeló la materia caótica tomando como modelo el inteligible, generando así el mundo que habitamos. En el mundo sensible encontramos sombras de objetos y los objetos mismos. En el ámbito inteligible encontramos una organización jerárquica: en la base están los objetos matemáticos, y después las Ideas. Entre ellas, en la base están las Ideas matemáticas y de objetos, después los valores superiores como la Justicia, la Belleza. Hasta que llegamos al Bien, la Idea máxima en el ámbito inteligible. Como dice en el texto, el Bien es la realidad máxima de la cual depende todo, tanto en el ámbito inteligible como en el sensible. Todas las Ideas pueden entenderse como una participación del Bien, y los objetos matemáticos son una “copia” de las Ideas matemáticas. Por ello, las cosas justas y bellas (que imitan la Idea de Justicia y la Idea de Belleza) son causadas por el Bien (pues la Justicia y la Belleza participan del Bien). El Bien, en el ámbito sensible, es la causa del sol, la realidad máxima de nuestro mundo sensible. Y en el ámbito de lo inteligible, el Bien es la causa de la verdad (inteligibilidad como propiedad de la realidad) y de la inteligencia (del grado máximo de conocimiento). Platón afirma que, aunque tratándose de la realidad más importante, es la que se ve sólo al final de un dificultoso proceso de conocimiento, caracterizado como un proceso de ascenso del alma que acaba en la contemplación del Bien. La consideración del conocimiento en Platón parte de presupuestos ontológicos y 3 antropológicos: el conocimiento se corresponde con la realidad, y es un proceso llevado a cabo por el alma. Ya que existen distintos grados de realidad, de la inferior a la superior, existen distintos niveles de conocimiento cuyo recorrido se presenta como un ascenso. En el mito de la caverna, al que pertenece este fragmento, el conocimiento como ascenso viene representado por el ascenso del prisionero por el interior de la caverna, y una vez fuera, por el ascenso de la mirada hacia realidades cada vez más luminosas, hasta poder ver el sol ( el Bien) tal cual es. Con la imagen del ascenso en el conocimiento hacia el Bien Platón nos sugiere que ascendemos en la captación de realidades cada vez más verdaderas, hasta llegar a la verdad absoluta del Bien. De las sombras e imágenes de la realidad sensible obtenemos conjeturas, de los objetos sensibles mismos creencias. Conjeturas y creencias son niveles de Opinión o conocimiento sensorial. Propiamente dicho, la Opinión no es conocimiento, pues éste es la captación de lo esencial, y las Ideas no están en el mundo sensible, aunque sean su esencia. Platón nos dice que para seguir ascendiendo en el proceso de conocimiento, debe abandonarse la Opinión, basada en los sentidos, y basarnos sólo en la razón. La Ciencia es el nivel de conocimiento que obtenemos de lo inteligible. Como este tiene una organización jerárquica, también en la ciencia encontramos un proceso de ascenso. De los objetos matemáticos obtenemos un conocimiento basado en el pensamiento discursivo; de las Ideas un conocimiento basado en la intuición, inteligencia o dialéctica. Desde las Ideas ascendemos al Bien (dialéctica ascendente) y desde el Bien comprendemos toda la realidad inteligible y sensible (dialéctica descendente). Platón dice que se trata de un proceso dificultoso para el alma. Las consideraciones antropológicas, basadas en el dualismo ontológico, explican por qué el conocimiento es posible (si las Ideas no están en este mundo sensible) y por qué es un proceso difícil para el ser humano. El alma es la parte inmaterial, eterna y afín a las Ideas, el cuerpo es parte del mundo sensible. Encerrada en el cuerpo, el alma está como un prisionero en una caverna. Sin educar, es como un prisionero encadenado en la caverna. La educación supondrá realizar un proceso de purificación del alma y de ascenso desde lo sensible hasta lo inteligible. Para ello, debe tenerse en cuenta la estructura tripartita del alma y las condiciones iniciales de las que parte. Antes de caer al mundo sensible, el alma estaba contemplando lo inteligible. Sus propias pasiones (alma apetitiva) impedían a la voluntad (alma irascible) seguir a la razón (alma racional), lo cual provocó la caída del alma, arrastrada por sus pasiones. Encerrada en el cuerpo, el alma se encuentra encadenada a sus propias pasiones, al mundo sensible que no hace sino avivarlas, y dando por verdad lo que sólo es copia ínfima de la verdad ( las imágenes de los objetos físicos). Para ascender en el conocimiento se necesita dominar las pasiones, fortalecer la voluntad y ejercitar la razón en el recuerdo de la verdad contemplada (teoría de la anámnesis) antes de caer al mundo sensible, y perdida en contacto con él. Es todo ello un proceso difícil de adquisición de virtud (moderación de los apetitos, fortaleza de la voluntad) y de conocimiento (sabiduría o inteligencia), que consta de una fase teórica y otra práctica (puesta en práctica del Bien contemplado). Como el Bien es la realidad máxima que puede ser conocida y nos dota de una comprensión total de la realidad, su contemplación es muy importante si queremos actuar Bien, y obtener un Estado justo. Tener a la vista el Bien es la condición indispensable para acceder al gobierno. En un Estado justo, armonizado, cada uno debe cumplir la función para la que está capacitado y para la que ha sido formado. Los sabios o filósofos (quienes hayan recordado el Bien, y lo hayan ejercitado 4 en la fase práctica de la educación) serán los futuros gobernantes. Quienes hayan conseguido la fortaleza, serán los guerreros. Y quienes sólo hayan conseguido la moderación de sus pasiones, los productores. Este Estado tripartito cuenta también con un comunismo de bienes y la ausencia de familia para la clase de los gobernantes y los guerreros. Cualquier otra forma de Estado, que no respete esta estructura tripartita y en la que ejerzan el poder quienes no son sabios, es una forma injusta, pues se desvía de la consecución del bien común, objetivo último del Estado. Sólo quien conoce el Bien, actúa de acuerdo a él en el Estado. Modelo B de justificación La consideración platónica del Bien engloba toda su filosofía, pues se trata de la realidad inteligible (ontología platónica) máxima que se puede conocer, algo a lo que accede el alma (antropología platónica) tras un proceso de ascenso por los grados de realidad y de conocimiento (epistemología platónica), y cuya contemplación es condición para una conducta sabia, desde el punto de vista moral y político (ética y política platónicas) El Bien como máxima realidad inteligible. Ontología platónica. Platón parte de una doctrina dualista: existe un mundo sensible (la moradacaverna del mito) y un mundo inteligible (el exterior de la caverna). El mundo sensible es material, imperfecto, mutable, compuesto de sombras e imágenes de objetos físicos y por los objetos mismos. Es el mundo del devenir, que carece de esencia propia. Es un mundo que es y existe porque es una copia del mundo inteligible, el cual constituye la esencia trascendente y el modelo del sensible. El mundo sensible es resultado de la ordenación de la materia caótica realizada por el Demiurgo, a partir de las Ideas. El mundo inteligible es inmaterial, perfecto, eterno. Tiene una organización: en la base están los objetos matemáticos, después el mundo de las Ideas. Este mundo está organizado jerárquicamente: en la base están las Ideas matemáticas y de objetos, después los valores morales y estéticos (la Justicia, la Belleza…). En la cúspide de toda realidad, encontramos la Idea de Bien. Como dice en el texto, si se ha entendido la alegoría, el Bien es la realidad inteligible máxima, y todo es una participación del Bien. Todo lo que llamamos bello o justo (recto), es causado por el Bien, pues al ser las cosas bellas copias de la Belleza y las cosas justas copias de la Justicia, y tanto la Belleza y la Justicia participan del Bien, éste causa las cosas bellas y justas. En el orden de lo sensible el Bien es también la causa del sol. En el orden inteligible el Bien es la causa de la verdad y de la inteligencia. La verdad es una propiedad de la realidad, equivalente a inteligibilidad. El Bien dota de inteligibilidad a la realidad inteligible, lo que permite conocerla. En cuanto el Bien puede ser conocido, dota al alma de inteligencia o sabiduría: el conocimiento máximo sobre la realidad, pues conocer el Bien supone darse cuenta de que el Bien es la causa de todo en el orden de la realidad. El Bien como la realidad inteligible que se ve al final y con dificultad en el proceso de ascenso en el conocimiento por parte del alma. Epistemología y antropología. La ontología platónica, dualista, se corresponde con un dualismo epistemológico y antropológico. Al mundo sensible corresponde como nivel de conocimiento la Opinión o conocimiento sensorial. Al mundo inteligible corresponde la Ciencia. El conocimiento sensorial se basa en los sentidos, que residen en el cuerpo (materia, 5 mundo sensible). La ciencia se basa en la razón, facultad que reside en el alma (parte inmaterial, eterna y afín a las Ideas del ser humano). La consideración ontológica dualista de Platón dificulta la explicación de cómo se conocen las Ideas, ya que estas no están en el mundo sensible, aunque sean su esencia. Platón se basa en tres fundamentos: - Las Ideas han sido contempladas previamente por el alma, antes de unirse al cuerpo. Nacemos con un conocimiento innato de la verdad que ha sido olvidado, pero que puede recuperarse. Conocer es recordar la verdad olvidada. - Las cosas participan de las Ideas, por lo que las cosas pueden servir de ocasión para despertar el recuerdo de la verdad. - Lo inteligible está ordenado jerárquicamente, por lo que se puede ascender en el conocimiento hasta llegar al Bien. La explicación del conocimiento como un ascenso del alma hasta lo inteligible no supone sólo hablar de un proceso cognoscitivo, sino de un proceso de purificación del alma, de aquello que la tiene atada, prisionera a una situación de ignorancia y de falta de virtud. El alma tiene una estructura tripartita (parte racional, parte irascible, parte apetitiva), y en ella hay un conflicto entre la razón, la voluntad y las pasiones. Antes de caer al mundo sensible, la parte racional estaba contemplando las Ideas. La falta de control de sus pasiones provocó su caída al mundo sensible. Encerrada en un cuerpo, sometida a sus pasiones, a los sentidos y a la opinión, está como un prisionero encadenado desde niño en el fondo de una caverna. Para poder ascender en el conocimiento hasta llegar al Bien, el alma tendrá que empezar a controlar sus pasiones, fortalecer su voluntad y ejercitar su razón en un proceso de ascenso por los grados de realidad y de conocimiento. En el mito, este proceso de ascenso viene representando por la subida y escarpada cuesta del interior de la caverna hasta llegar al exterior, y una vez allí, por el ascenso de la mirada hacia realidades cada vez más cercanas al sol ( el Bien). Lo primero que se forma el alma son conjeturas sobre las sombras de la realidad sensible, cuando mira hacia las imágenes de las cosas y se fía de los sentidos ( las sombras del interior de la caverna). Deberá después ascender para adquirir creencia sobre los objetos sensibles mismos ( ver los objetos mismos de la caverna). Pero si quiere proseguir en el ascenso, el alma debe renunciar a los sentidos y abandonar la Opinión (conjeturas y creencias). La razón debe dirigirse hacia lo inteligible ( el prisionero debe salir al exterior de la caverna), sin apoyo de los sentidos. Primero accederá por el pensamiento discursivo a los objetos matemáticos, obteniendo la ciencia de las Matemáticas (contemplación de las sombras e imágenes de los objetos del exterior). Después, accederá a las Ideas ( los objetos mismos, el cielo de noche), hasta llegar al Bien ( el sol ), por la inteligencia, intuición o dialéctica. Cuando capte el Bien (dialéctica ascendente), el alma comprenderá qué es y qué función cumple en la realidad inteligible y sensible, en el conocimiento y la vida humana (dialéctica descendente). Podemos decir que el alma, con el conocimiento del Bien, ha adquirido la virtud de la sabiduría, la ciencia máxima y la virtud moral máxima para actuar bien. El Bien como la realidad que debe tenerse a la vista para poder obrar con sabiduría tanto en lo privado como en lo público. Ética y Política El Bien es la realidad máxima cognoscible. Se trata de un valor moral que capacita para actuar Bien. Quien conoce el Bien (quien tenga sabiduría), actúa bien (actúa sabiamente). La filosofía platónica tiene como objetivo la creación de un Estado justo en el que sus gobernantes actúen para la consecución del bien común. Sólo quien conoce el Bien puede dirigir al Estado hacia el bien común. Ya que no todas las almas 6 nacen con el mismo conocimiento innato de la verdad, no todos los seres humanos, si son educados, recordarán el Bien. Es por eso necesario una educación estricta que ayude a formar una estructura tripartita del Estado, en correspondencia con la estructura tripartita del alma, para hacer posible que sólo accedan al poder quienes puedan ejercerlo sabiamente. El gobierno de los filósofos es la única forma justa del Estado, pues la justicia consiste en la armonía dentro del todo, de modo que cada individuo actúe en aquello para lo que está capacitado y para lo que ha sido formado: los sabios (los filósofos) gobernarán, los valientes defenderán la polis, los moderados en apetitos producirán bienes para el Estado. El Estado tripartito platónico cuenta también con un régimen comunista de bienes y la ausencia de la institución de la familia para gobernantes y guardianes, evitando así que puedan velar por lo propio en lugar de por lo común. 3. Relación del tema del texto con la posición filosófica de Aristóteles (2 puntos) La importancia de la Idea de Bien muestra la centralidad de la teoría de las Ideas en la filosofía platónica, su enfoque dualista (en ontología, epistemología y antropología) y la orientación de su filosofía a un proyecto ético-político: la creación de un Estado justo, basado en el conocimiento del Bien en sí por parte de sus gobernantes. La filosofía aristotélica resulta ser una crítica a la teoría de las Ideas platónicas y al dualismo platónico (ontológico, epistemológico y antropológico). Asimismo, la filosofía aristotélica no está orientada a la creación de una utopía política, sino a la creación de un conjunto sistemático del saber (el saber que se busca por sí mismo es más perfecto que se busca por otro motivo). Por tanto, encontramos muchos puntos de diferencia entre los planteamientos platónicos y aristotélicos. El Bien como realidad inteligible máxima supone aceptar el dualismo platónico. Aristóteles considera que un mundo inteligible como causa del sensible no es una solución válida para explicar la realidad, y que la teoría de la participación como teoría para explicar la relación entre lo sensible e inteligible no es más que una metáfora. Aristóteles considera que la realidad sensible es en sí misma inteligible, su esencia no es trascendente, sino inmanente. Todo lo que es, o es sustancia o accidente de la sustancia, es real en acto, pero también en potencia. Ser sustancia, accidente, en acto y en potencia son las formas fundamentales de ser (teoría de la analogía del ser). Cada sustancia es una entidad inteligible por sí misma, pues contiene una dimensión material y otra formal o esencial que la hace inteligible (teoría hilemórfica de la sustancia). Lo inteligible existe en las cosas mismas, no en un mundo inmaterial trascendente. No sólo lo que una sustancia es resulta inteligible por su esencia, sino que también lo que una sustancia puede llegar a ser, aquello que todavía no es pero puede ser, es inteligible por su esencia. De modo que el cambio es visto también como un proceso inteligible, cuya explicación requiere atender a la naturaleza de la sustancia, a lo que es en acto y en potencia, y a las causas que intervienen en su trasformación (causa material, formal, eficiente y final). En Aristóteles hay un modelo teleológico de la realidad (igual que en Platón), pero sus teorías metafísicas explican el cambio no como un fenómeno reducible al mundo sensible y debido a la materia (para Platón el mundo sensible cambia porque la materia caótica introduce caos), sino como un fenómeno que afecta a lo esencial e inteligible, debido a causas intrínsecas de la realidad, pues existe el cambio esencial. Ello hará que la Física, como ciencia de la naturaleza, sea la Filosofía segunda ( la 7 Filosofía primera es la ciencia del ser en cuanto tal), no meramente un tipo de Opinión basado en creencias ( como en el caso de Platón).La Física explica las sustancias naturales, su composición y su cambio. En los seres inertes, la causa eficiente de este cambio es externa, pero en los seres vivos, su naturaleza o esencia es también la causa eficiente y final del cambio. Aquello hacia lo cual tiende una sustancia en su cambio es la actualización de su ser en potencia, y ello constituye su fin, en el que encuentra su propia perfección o bien. No hay, pues, un Bien en sí mismo, único y separado de las sustancias. El dualismo ontológico en Platón se corresponde con su racionalismo e innatismo epistemológicos. Aquí también Aristóteles se opone: los sentidos son la base del conocimiento inteligible, y no nacemos con ninguna verdad innata que haya que recordar. Aristóteles parte de un presupuesto empirista: no hay nada en el entendimiento que no haya pasado antes por los sentidos. Nuestro entendimiento es como una tablilla de cera, sin ninguna inscripción. Los sentidos nos ponen en contacto con la realidad, proporcionándonos datos sensoriales sobre las sustancias. El sentido común unifica estos datos, y la imaginación guarda una imagen de las mismas. Sobre estas imágenes trabaja el entendimiento agente, para separar o abstraer lo esencial contenido en las imágenes. Se crea así el concepto como representación mental de la esencia. El entendimiento paciente elabora juicios que permiten construir la ciencia como un edificio basado en el razonamiento. Es cierto que para Aristóteles el entendimiento capta de forma intuitiva los primeros principios de la realidad, pero la sabiduría teórica es la unión de esta intuición y del razonamiento. No hay, pues, en este proceso de conocimiento de lo inteligible, ni un abandono de lo sensorial, ni un proceso dialéctico que prescinda del razonamiento. La dialéctica platónica, en todo caso, es un proceso mental, pero no el camino de la ciencia ni una ciencia ( como sí lo era para Platón). La lógica, en Aristóteles, se convertirá en la herramienta de construcción de la ciencia. El intelectualismo de herencia socrática presente en la filosofía de Platón hace que del conocimiento del Bien surja la acción buena. La ética platónica constituye la sabiduría o ciencia suprema, una ciencia teórica que capacita para la acción. En estas tesis platónicas juegan un papel fundamental cómo concibe el Bien, el conocimiento y el alma. Aristóteles considera que la Ética es una ciencia práctica, cuyo objetivo es orientar la conducta humana, estableciendo qué cosas son buenas para el hombre y los medios para conseguirlas. No existe un Bien en sí mismo, único para toda la realidad. Existen distintos tipo de bienes, aunque sí que es verdad que en la vida humana hay un fin propio a la naturaleza racional y política del ser humano: la felicidad o autorrealización. El ser humano es un ser vivo, una sustancia compuesta por cuerpo y alma (no es resultado de la unión accidental y temporal de un alma inmaterial que transmigra a lo largo de ciclos ocupando distintos cuerpos). El alma es única (no tripartita), con funciones vegetativas, sensitivas y racionales. El máximo bien para el ser humano consistirá en la actualización de sus facultades superiores, las racionales. La perfección de estas facultades, el entendimiento y la voluntad, supondrá la adquisición de virtudes, el camino para la felicidad. La perfección del entendimiento supone adquirir virtudes dianoéticas o del entendimiento. Pero conocer qué es bueno y cómo conseguirlo no es suficiente (a diferencia de Platón): hay que habituarse a actuar de acuerdo a ello. La voluntad es absolutamente necesaria para formarse un buen carácter, para adquirir virtudes éticas. Éstas consisten en el hábito de actuar de forma prudente, escogiendo el término medio entre el defecto y el exceso. No siempre es 8 prudente actuar de la misma manera, hay que atender a las circunstancias. No existe un modo único, justo en sí, de actuar. La justicia consiste en dar a cada uno lo debido, atendiendo al asunto y a la circunstancia. La distinta consideración de Aristóteles de la naturaleza humana y de sus virtudes en relación con el dualismo platónico y su intelectualismo conlleva también un planteamiento político diferente. Atento a las circunstancias históricas y reales de un Estado, Aristóteles no busca la creación de un Estado utópico que se adecue al modelo ontológico del mundo inteligible, sino la creación de un Estado justo posible, en el que las leyes regulen la convivencia ciudadana. Ello hace que no exista un único modelo de Estado justo, gobernado por filósofos, sino que Aristóteles considera que cualquier Estado que busque el bien común, caiga en manos de uno solo, una minoría o una mayoría, será un Estado justo. Por tanto, una monarquía, una aristocracia y una democracia que buscan el bien común son estados justos (para Platón, una democracia era una degeneración de la oligarquía, y era el penúltimo peor Estado posible). 9