SU ÚNICO HIJO Las oraciones que la liturgia dirige a Dios Padre concluyen normalmente con una frase: “Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo”. La liturgia hace eco de la fe que dice: “Creo en JesuCristo, su único Hijo, nuestro Señor”. Jesús de Nazaret es el Cristo, el Ungido anunciado por la Escritura, el Hijo de Dios, el hijo que existe con el Padre Dios desde siempre, el Señor por quien todo lo que procede del Padre llega a existir. Cristo, Hijo de Dios y Señor son las tres palabras que en el Nuevo Testamento acompañan con más frecuencia al nombre de Jesús e incluso pueden reemplazarlo, de modo que Jesús es llamado simplemente Jesucristo, Hijo de Dios o Señor. Los Evangelios narran en dos momentos - en el bautismo y la transfiguración de Cristo - que la voz del Padre lo designa como su "Hijo amado" (Mt 3, 17; 17, 5). Jesús se designa a sí mismo como "el Hijo Único de Dios" (Jn 3, 16) y afirma que existe eternamente (cf. Jn 10, 36). Pide la fe en "el Nombre del Hijo Único de Dios" (Jn 3, 18). Esta confesión cristiana aparece ya en la exclamación del centurión delante de Jesús en la cruz: "Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios" (Mc 15, 39), porque solamente es en el misterio pascual donde el creyente puede alcanzar el sentido pleno del título "Hijo de Dios". Área Eclesial Conferencia Episcopal de Chile [email protected]