La ciencia debate si las nubes artificiales modifican el clima

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LUNES
19 DE NOVIEMBRE DEL 2012
JERONI LORENTE Y MARCEL COSTA
EL ADN
de la semana
PERE
Puigdomènech
Mayas
V
‘ESTRUCTURAS’ HUMANAS 3Estelas de aviones en Barcelona, antropoestrato generado por una empresa de tratamiento de leche en Vic,
antropocúmulo formado por la central térmica de Sant Adrià de Besòs y antropoestratocúmulos en la misma central energética.
PROPUESTA CATALANA PARA LA ORGANIZACIÓN METEOROLÓGICA MUNDIAL
La ciencia debate si las nubes
artificiales modifican el clima
El vapor de estelas
de aviones y fábricas
puede contribuir al
calentamiento global
MICHELE CATANZARO
BARCELONA
U
n algodón suspendido en
el cielo, encima de la central térmica del Besòs,
atrajo en el 2004 la atención de Jordi Mazón, físico de la Universitat Politècnica de Catalunya
(UPC). El científico no dudaba de que
esa nube se había formado a partir
del vapor que salía de la torre de refrigeración de la central.
Mazón lleva siempre una cámara
encima, como buen miembro de la
Associació Catalana d’Observadors
Meteorològics (ACOM). Desde ese lejano 2004, no solo retrata las nubes
más espectaculares que la naturaleza le brinda, sino que también capta imágenes de las producidas por
los humanos, especialmente estelas de aviones y barcos, vapores emitidos por chimeneas y pironubes, las
formaciones que se generan encima
de los incendios.
El resultado de este trabajo –realizado con Marcel Costa y David Pino,
también de la UPC, y Jeroni Lorente,
de la Universitat de Barcelona (UB)–
es un artículo que los cuatro han publicado este mes en la revista Weather. El trabajo reúne una selección
Físicos de la UPC
y la UB clasifican las
formaciones causadas
por la acción humana
alrededor de partículas en suspensión. El smog que caracterizaba ciudades como Londres hasta los años
70 era una gran nube baja generada
por las partículas emitidas por sistemas de calefacción antiguos y contaminantes.
El smog ha desaparecido de la mayoría de las ciudades, pero al aumentar las fábricas, los barcos, los aviones y los incendios, hay cada vez más
partículas en la atmósfera y, lógicamente, más nubes antropogénicas.
«Se estima que las estelas de los aviones podrían suponer el 0,14% del total de las nubes en el 2015 –explica
Pino–, pero en ciertos lugares del hemisferio norte, donde se concentra
la mayoría del tráfico aéreo, este porcentaje podría ser bastante mayor».
de aquellas fotos, junto con una propuesta de clasificación de las nubes
antropogénicas, las antroponubes.
PROPUESTA INICIAL / La publicación es
el primer paso para proponer a la Organización Meteorológica Mundial
el reconocimiento oficial de esta clasificación. Los científicos proponen
que, en estudios e informes, se escriba una a antes de los símbolos que
identifican cada tipo de nube (estratos, cirros, cúmulos...) cuando se habla de una nube cuya forma coincide con uno de esos tipos, pero tiene
un claro origen humano. Este pequeño cambio permitiría identificar sistemáticamente las antroponubes y avanzar en su estudio.
Y es que estas estructuras podrían
afectar nada menos que al calentamiento global. «Las nubes reducen
el enfriamiento de la Tierra porque
bloquean parte de su radiación; por
eso, las noches sin nubes son las más
frías», observa David Pino. «Sin embargo, también tienen una consecuencia opuesta, al bloquear parte
de la radiación del Sol», añade. Así
que su efecto sobre el calentamiento
es un balance de estas dos acciones.
«Es un asunto de mucho debate, pe-
/ A la espera de
aclarar el impacto de ese proceso,
Mazón insiste en disipar las leyendas urbanas sobre las estelas de los
aviones que, según algunas teorías
conspirativas, nos estarían regando
con sustancias tóxicas. «Es un cuento chino», bromea el científico. «Las
turbinas emiten partículas derivadas de la combustión del queroseno
y el vapor de agua se condensa alrededor de ellas. Debido a la baja temperatura, se forman cristales: por esto las estelas son tan blancas», explica. Pino afirma que es difícil que esos
contaminantes lleguen a tierra, y en
todo caso son los mismos que el
avión emite en el aeropuerto. H
LEYENDAS URBANAS
33 Estelas captadas por la NOAA
ro la mayoría de los estudios apuntan a que el efecto de las nubes artificiales sería incrementar el calentamiento», apunta Pino.
En condiciones naturales, la mayoría de la cubierta nubosa es generada por la evaporación, los volcanes o los eventos que aumentan las
partículas en el aire, como las grandes tormentas de arena. En efecto,
explica Pino, las nubes se forman
cuando el vapor de agua se condensa
iajando por el sur de
México descubrimos las
ruinas de ciudades perdidas en medio de la selva y ello nos lleva a especular por
qué se construyeron y abandonaron aquellos magníficos edificios.
Un estudio reciente sostiene que
la civilización maya se extinguió
por un cambio climático acaecido
hacia el año 1100. Algunos piensan que debemos tomar nota.
El ocaso de la civilización maya despierta interés desde que se
descubrieron diversas ciudades
abandonadas en lo que hoy es el
sur de México, Guatemala y Belice. Esos núcleos se comenzaron a
construir a partir del año 300, crecieron entre el 400 y el 700 y acabaron desapareciendo cuatro siglos después. Por lo tanto, su final no tuvo que ver con la llegada
de los europeos. Una razón desconocida parecía haber expulsado a
los mayas de sus ciudades.
Un estudio vincula el
fin de la civilización
mesoamericana a
un cambio climático
En fechas recientes se han publicado muchos estudios sobre la
evolución de los últimas épocas
de las ciudades mayas y se ha observado que pasan por un periodo
de crecimiento seguido por otro
de empobrecimiento, guerras y
abandono. Se ha propuesto que
su evolución social había creado
una minoría dominante que habría provocado revueltas y guerras, y se ha hablado también de
que el cultivo intensivo agotó las
tierras y forzó al abandono.
Ahora parece que la causa última fue una sequía que se produjo entre los años 1020 y 1100.
Un estudio muy completo realizado por un equipo internacional
en unas cuevas de Belice ha descubierto, estudiando la composición de sus estalagmitas, pruebas
de una falta continuada de agua
en la región. Ello habría disminuido la producción de alimentos,
causado revueltas y, finalmente,
el abandono de las ciudades. ¿Podemos extraer lecciones de esos
hechos? Para algunos, lo que sucedió con los mayas sería una prefiguración de lo que puede pasar si
no detenemos el cambio climático. Si ahora abandonamos los actuales no será sencillo encontrar
otro lugar donde ir, pero hemos
estudiado el pasado y deberíamos
poder tomar medidas a tiempo. H
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