la Ley Federal de Reforma Agraria

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La Ley Federal
de Reforma Agraria
RAMON FERNANDEZ Y FERNANDEZ
Solamente resolviendo el problema agrario se podra
resolver el problema agrfcola.
Lic. Luis Echeverría, presidente de
México, en Valle Hermoso, Tamps.,
7 de mayo de 1970. .
Pienso que el primer deber del funcionario público
en nuestra época es mantener vivas las instituciones
que se le hayan confiado, a fin de volverlas instrumentos eficaces para transformar la realidad. Para
ello es preciso actuar con imaginación y visión del
futuro; es preciso estar alerta contra las tradiciones
polfticas, las rutinas burocráticas, los clichés ideológicos, los intereses de grupo, e incluso el conformismo de los ciudadanos que constituyen un peso
muerto capaz de hacer naufragar a los regfmenes democráticos.
Lic. Luis Echeverría, presidente de
México, en declaraciones a Le Monde, 5 de mayo de 1971.
PERSPECTIVA AGRARIA EN MEXICO
Un juicio sobre la Ley Federal de Reforma Agraria, recientemente expedida en sustitución del Código Agrario de 1942, no
puede formularse sin anotar, en primer lugar y así sea en forma
somera, cuál es el panorama actual de la tenencia de la tierra en
México. De ahí partiré para diferenciar este panorama del que
dio origen a la legislación agraria. Trataré después de diferenciar
el enfoque general de la nueva Ley del que caracterizaba al Código anterior. Consideraré si a la evolución del panorama agrario
corresponde una evolución paralela de los ordenamientos y saca-
NOTA: El autor es profesor investigador del Centro de Economía
Agrícola del Colegio de Posgraduados, Chapingo, Méx.
ré conclusiones. Finalizaré con referencias a las partes más interesantes (positivamente interesantes) de la nueva Ley.
Por esta vez no me referiré, sino indirectamente y de pasada,
a las partes negativamente interesantes. Ya lo he hecho en otros
escritos y no faltará ocasión de seguirlo haciendo con ánimo
constructivo, es decir, con ánimo positivo.
En cuanto a terminología, entiendo por agrario lo referente a
la tenencia de la tierra y por agrícola ·lo referente a la agricultura en general. Sigo así el uso mexicano de la etapa revolucionaria, independientemente de la corrección en el <lenguaje .
El panorama agrario actual de México puede bosquejarse como sigue:
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1) Cerca d e l 50 % de la ti erra d e labor est á en e jidos; el rest o
es propiedad privada.
2) El ejido es una forma legalmente rígida de tenencia. No
puede traspasarse intervivos. Esto se refiere al dominio del núcleo de población, sobre todo el ejido, y se extiende al d o mini o
individua l derivado del ejidat ario sobre su parce la d e labor. En
este segundo caso, el ejidat a rio pierd e su derecho d e usufru cto
si no cultiva person a l y di recta mente durante dos año s.
3) La propi edad privada est á legalment e restringida, princi palmente en superficie. Debe mantenerse en ex plotac ió n. Otras
restricciones se ejercen por mediación del agua para ri ego y d e l
créd ito .
4) El ejido es una forma de tenencia que, en general, no ha
logrado solidez ni impulso s vigorosos de desarrollo . Muchos ejidos carecen d e d eslinde, lo que les origina una situaci ó n precaria y pugnas externas. Hay otros muchos con sólo la poses ión
provisional. En casi todos, los ejidat arios en lo individu al carecen de títu lo pa rcelario (abolido por la nu eva Ley) en e l qu e
consten sus d erechos a cierta parcela, y sól o tienen, y no siempre, un certificado d e d erechos agrarios, que es una co nstanci a
de que son miembros d el ejido, pero sin referencia a la parcel a
específica que les corresponde. Lo anterior no tendría importanc ia si e l cul t ivo fuera colectivo, pero casi siempre es parce lario y, por muchas razones, no es d e es perarse la genera li zación
de la forma colectiva (cooperativa ) de producción . En muchos
ejidos las parcelas son demasiado pequeñas, menores que la
magnitud familiar, o sea que se trata de minifundios, con los
consecuentes fuertes impedimentos para el establecimi ento en
ellos de empresas agrícol as reditu ables, impedime ntos q ue su b·
siste n aun con una superestructura cooperat iva. El vínculo tierra-hombre es d e masiado rígido, lo qu e impid e: e l progreso d e
los más aptos; e l fracaso d.e los ine ptos ; la concentración parcelaria hasta cierto 1ímite para abolir el minifundio (aunque quizá
conviniera llevar la concentración un poco más allá de la magnitud familiar); la se lección automática de los ejidatarios, que se
considera muy importante, y u r;i mayor apego a la parcela qu e
indujera a hacer inve rsiones en ella . Los pastos y bosques comu nales ya no funcionan pa ra el uso individua l libre e indistinto
(como en la antigua tierra comuna l) y, a falt a de organizació n,
crédito y asistencia técnica para explotarlos colectivamente, han
acabado por ser d ados en arrendamiento a ganaderos y madereros pri vados, con pocas 'ex cepciones. Las pa rcelas d e labor, contrari ando o rden amientos lega les, se arri endan e n una proporción
alta y aun se venden, ya sea entre los propios miembros del eji do o hacia afuera, dando orige n a ten encias jurídicame nte d efectuo sas, de hecho cl a ndestinas, que tienen un carácter precario y no pueden ser explotad as en form a sati sfactori a. Los e jid ata rios, finalmente, son empleados por el gobi erno como masa
poi ítica man ejable, lo que les crea un sentido de supeditación a
un poder pat ernalista dispensador de mercedes, y una tónica
contrari a a l espíritu de empresa esforzado.
5) La prbpi ed ad privada (o pequeña propiedad , como se
acostu mbra ll a marla) ha demostrado ser el fruto más valioso
(aunqu e no e l más preci ado) de la reforma agraria. Sus impulsos
progres ist as ha n sido muy notorios. Con frecuenci a, empero,
su poses ió n es precari a, porque est á a mparad a sólo por títulos
d efectu osos o e l consenso genera l. ·Tod avía más frecuente es
la . carenc ia d e certificado de inafectibilidad. Abunda la propi ed ad exces iva mente peque ña, inferior a la magnitud familiar,
es dec ir, se tra t a d e mi'n ifundi os , a veces fr agme ntados, con
los inco nven ie ntes q ue d e ahí se de rivan para est ab lecer empresas agrícol as reditu abl es. A la pulveri zación en minifundi us
se suma a veces la fr agmentac ió n, es dec ir, q ue cad a empresa
la ley fede ral de refo rm a ag raria
esté const itu id a por pedazos de tie rra dis perso s, en ve z d e por
una superfici e co mpacta. En el otro ext re mo d e magnitud ,
subsist e el latifundi o, com o se ll ama aho ra co nvenci o na lme nte
a t od as las propi edades cuya superfic ie excede a la lega lme nte
inafectab le. Hay cuat ro t ipos de latif un d io actu almente : a) e l
am parado po r cont rato conces ió n de inafectab il id ad ganad era,
a pun to d e d esaparecer porq ue esos co ntrat os no se renu eva n
(incluso han desa parec ido de la nu eva Ley ) ; b) el latif und io
subsiste nte, o sea el anti guo q ue no ha sido t ocado por la
reform a, el cu al ya ex ist e só lo po r exce pc ió n; e) el lat ifundi o
d isperso , o sea el hecho d e qu e un propi et a ri o te nga una
superfi cie mayo r qu e la in afectab le, pero fo rmad a po r fragmentos muy dispersos (a fa vor de lo cua l o cul ta su carácte r),
cada uno de un ta maño infe rior o igual a la inafecti b ilid ad ; d)
los neol atifundios, casos en que la ti erra se volvió a concentrar, q ui zá con ci erto disfraz, post eri o rme nte a la reforma
agrari a. Cl aro que algunos d e los caracte res de lat ifundi o
en umerados no son ind ependi entes , y pu eden co in cid ir; po r
ejempl o , un lati fundio subs ist ente puede ser di sperso . Un a
modalid ad d e ocul tac ió n d e l ca ráct er lat ifund is ta (cualq ui era
d e los t res último s t ipos ante ri o res) es e l consorcio fam ili ar,
q ue co nsiste en po ner la ti erra co mpo ne nte de una e mp resa
ag ríco la gra nd e a no mbre de d iversas perso nas, ge neralme nte
miembros d e la m isma fam ili a o pari entes, cada persona co n
una superf ici e cuand o mucho igu al a la in afectabl e , con sus
t ítulos en regl a y su certifi cado d e in afectabil idad . El con sorcio fa miliar ha te nido difusión y se le e ncuent ra por
diversos rumb os d e la re públi ca. Sin e mbargo, no es c re íble
(sob re estas cosas no hay d atos sino a preciaciones subjetivas
prod uct o d e recorridos por regiones rurales) que su importa ncia cuantitativa sea grande . En cambio , su importancia
cuali tati va es ta l q ue e l co nsorcio fa mili ar qu eda co locado a la
va nguardi a d el ava nce t écni co y, a l d esh ace rlo , se co rre el
peligro de deca pi tar el d esa rroll o . Prob abl eme nte ést a es una
de las razo nes por las cua les el gob iern o se ha ma ni fes t ad o
tol eran te co n los consorcios famil ia res , pu es no es nuest ro
medio razó n váli da pa ra res petarlos qu e se apegu en a la le tra
d e la ley . En la propi ed ad privada el arre nda mi e nto (y en
genera l e l absenti smo), contrariamente al ejido , cas i no ex iste,
de modo q ue, paradójicamente, los terrate nientes absentistas
so n aho ra los ejid at a rios, a lo que co nt rib uye la imposibilidad
legal d e tras pasa r la tierra en defini t iva. La propi ed ad privad a
sufre la reacc ión de un trato privil egiado , en diversos as pectos,
para e l ejido ; el pat ern ali smo y tute la polít ica para ést e suelen
t ener efectos desfa vorabl es para la primera , cuya más o minosa
mani festació n so n las invas iones d e ti erras, ma l cró nico durante los últimos 60 años y que ha sido muy d esfavorabl e
para e l desa rroll o. Tiend e a acentu arse con la presión d emo gráfi ca sobre la ti erra, o sea con la d eso cupació n rura l. De
tod as maneras, la propi ed ad privada ha res istido co n una
sor prende nte vitalidad esos e mbátes .
LA R EFORM A
La situación anterior es producto de una larga, penosa, azarosa,
reforma agraria, rea l izada formalmente a partir de 1915 e informalmente (posesiones militares, Comisión Agraria de Mad ero) a
pa rt ir e.Je 1910. Dicha reforma, mediante procedimientos tímidos y titubeantes en sus primeros dos decenios, y despu és prin·
c ipalmente por una vigorosa poi íti ca d e dotación de t ierras co·
rn unal es (ejidos) a los pueblos, se propuso dos metas : a) des·
truir una excesiva concentración de la propied ad ter ritori a l me·
d iante la distribució n de la ti erra e ntre qui e nes carecían d e e ll a,
lo qu e constituía un a just ic iera re ivindicación, y b) quebra ntar
e l poder poi ítico y econó mico de una aristocra ci a terra teni ente
que había sido e l ba luarte del régimen vencido por la Revolu·
comercio exterior
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c1on. Estos dos objetivos inspiraron la legislación agraria que
nos rigió hasta abril de 1971.
Los objetivos de la reforma nunc.a fueron muy claros en
cuanto a la estructura de la tenencia de la tierra que habría de
sustituir a la que se estaba aboliendo. Por ello, y por deficiencias en la realización, sucedió que, a medida que se iban esfu-·
mando los caracteres del antiguo problema agrario, se iba configurando uno nuevo. Un nuevo problema agrario, distinto casi
por .completo del anterior, energía al paso que el viejo problema
iba quedando resuelto. Un problema nuevo complejo, compuesto por numerosas facetas, unas, las más, nuevas; otras, residuos
del viejo problema.
Otra vez algo de terminología. Llamo problema agrario a la
existencia de una estructura de la tenencia de la tierra defectuosa para el desarrollo económico o para el bienestar social. La
estructura actual de la tenencia de la tierra presenta muchos
defectos de ese tipo. Padecemos pues un problema agrario, al
que llamo problema agrario actual para distinguirlo y diferenciarlo del anterior.
Si tenemos un problema .agrario, necesitamos una reforma
agraria. Llamo reforma agraria a un proceso dirigido de cambios
en la estructura de la tenencia de la tierra para hacerla más
favorable al desarrollo económico y al bienestar social. Pero, si
el problema agrario actual es nuevo y distinto del que afrontó
la Revolución, la reforma agraria que necesitamos es nueva y
distinta. Dicho de otro modo: necesitamos replantear el proble'
ma agrario, estudiar sus características actuales y, en función de
ellas, buscarle soluciones, las que constituirán una nueva poi ítica agraria. Pero no nos vamos a pasar s:glos haciendo una reforma agraria. La aspiración ahora debe ser cerrar rápidamente, por
medios expeditos, el período propiamente dicho de reforma y
que, de ahí en adelante, el Estado se constituya, esto sí en
forma permanente, en vigilante y regulador de un régimen de
propiedad territorial restringida, producto de la reforma. Perfeccionar y cerrar la reforma y establecer cómo debe funcionar el
sistema reformado, deberían ser los ánimos principales de la
nueva poi ítica agraria, cuya necesidad desde hace mucho se hacía sentir.
LA NUEVA LEY
la constelación que constituye el ·problema agrario mexicano
actual. b) La etapa distributiva de la reforma está prácticamente
agotada en cuanto a la existencia de tierras afectables; pero aun
concediendo que las hay, la distribución en el sentido original
(dar tierra a quien no la tiene) no debe continuar, porque ya
hay más posesionarios de tierra de los que conviene que haya
en una estructura agraria saludable ... c) En forma concordante
con lo anterior, antes se trataba de combatir el latifundio, porque era la forma defectuosa característica de la estructura de la
tenencia de la tierra; ahora la forma defectuosa más de relieve
es el minifundio. d) El problema agrario actual es muy complejo, y no se va a resolver con una sola medida, ya casi agotada
históricamnte, como son las participaciones de los latifundios.
e) Los privilegios a los ejidatarios quizá alguna vez se justificaron, como una forma de táctica; ahora son una manifestación
del problema agrario actual, puesto que crean malestar e impiden el desarrollo, o sea que la nueva Ley, en vez de resolver
este aspecto del problema agrario actual, lo agrava. f) El otro
resultado de la reforma, la pequeña propiedad, tiene también
problemas de tenencia, que. deben atenderse y la Ley no toca,
en una poi ítica agraria actuaHzada.
Como pretendida novedad, al amparo del concepto confusionista de reforma agraria integral, la nueva Ley se desborda sobre
lo que debería ser su campo de referencia y se va a indicar todo
lo que debe hacerse en el ejido para fomentar su buena explotación. Es decir, se sale de la poi ítica agraria (que desde luego ni
siquiera diseña en su integridad) y se va a la poi ítica agrícola
ejidal, como si ésta debiera ser una para los ejidos y otra para el
otro sector; como si no hubiera ya legislación sobre esas acciones de la poi ítica agrícola que deben acompañar (y acompañan
ya en lo posible) a la poi ítica agraria, y encarga esas acciones de
la poi ítica agrícola al Departamento de Asuntos Agrarios y Colonización (DAAC), como si no estuvieran ya de ellas legalmente encargados la Secretaría de Agricultura y los bancos agrícolas, y como si el DAAC, limitado a las cuestiones de tenencia,
no tuviera ya, sólo con eso, una labor enorme qµe diiiícilmente
alcanzará a cumplir y que menos cumplirá si se distrae en cosas
que no le incumben . Muchas de estas novedades de la Ley van
probablemente a quedar en calidad de piedras infernales, enunciación de buenas intenciones, de aspiraciones sin carácter normativo, porque la urgencia de los hechos haní que todos los
efomentos del DAAC se vuelquen, y se hará bien, a las cuestiones referentes a la tenencia de la tierra.
El 1 de mayo de 1971 quedó derogado el Código .Agrario de
Otras de las novedades de la Ley no tienen trascendencia,
1942 y expedida una Ley Federal de Reforma Agraria en su
lugar . Su sólo nombre indica que no tiene el nuevo enfoque como la personalidad jurídica de los ejidos, y sólo perfeccionan
señalado. Prevalecieron la rutina y las supersticiones ideológicas, jurídicamente el régimen ejidal. Otras son cosas que de todas
y la Ley recientemente expedida tiene el mismo enfoque básico maneras podrían hacerse, con la Ley o sin ella (porque tienen
que toda la anterior. Sienta con detalle, como el Código deroga- otras bases jurídicas) y su inclusión en la Ley no lleva más
do, los postulados directores y los procedimientos para lograr la ánimo que subrayar su deseabilidad.
distribución de la tierra, v la consecuente obtención de ejidos
por los pueblos. Continúa la larga y complicada mecánica, con
la excepción de las afectaciones de oficio que son un valioso ·Acercamientos positivos
acercamiento a un nuevo enfoque, para que los pueblos hagan
sus solicitudes de tierra, se determinen las fincas por afectar, se En cambio, hay nuevas disposiciones de interés, aunque aisladas,
haga la dotación en primera instancia y después de otro largo inconexas, incompletas, trasplantadas a la vieja estruct.ura legal
trámite se dé la posesión definitiva. Además, se sigue rodeando que permanece. Su interés reside en que se acercan a un nuevo
de privilegios a los peticionarios y a los nuevos posesionarios de trato a la cuestión agraria. * Se van a señalar en seguida.
la tierra, como se hizo cuando la lucha por la destrucción del
baluarte lat ifundista estaba entablada.
Para comprender lo anacrónico de tal enfoque, debemos considerar: a) Oue la mecánica establecida para la redistribución de
la tierra en México nunca fue satisfactoria, y originó muchos
problemas, algunos de los cuales han pasado a formar parte de
• En este artículo no se hace e l diseño de cómo debiera se r la nueva
politica agraria, porque es tema largo. Se remite al lector a Ramón
Fernández y Fernández, El problema agrario ac tual: observaciones al
proyecto de Ley Federal d e Reforma Agraria, 2a. edición corregid a y
aumentada, Centro de Economia Agricola, Colegio de Posgraduados,
Chapingo, Méx .. México, 1971 .
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1) Se abre la posibilidad de afectaciones de oficio (arts. 202,
212, 273, 274, 275, 282, 285, 286, 289), siguiendo precedente
establecido en el régimen anterior aunque sin base legal. Esto
es importante porque significa un acercamiento a la proscripción plena del latifundio. Debería, a estas alturas, haberse
ll egado de plano a dicha proscripción, estableciendo la prohibición, bajo penas espedficas, de tener superficies mayores que
las inafectables, y la obligación de poner en plazo perentorio los
excedentes de lo inafectable a la disposición del DAAC, con los
correspondientes planos'. De esta manera cerraríamos el proceso
de afectaciones y terminaríamos con la larga mecánica, ya sin
sentido, de las solicitudes de dotación y restitución de ejidos.
De preferencia esas tierras no seri'an usadas para la constitución
de nuevos ejidos, sino para programas de combate al minifundio, ejida l y privado (la Ley se olvida de los problemas de tenencia eri el sector de la propiedad privada), con la tendencia a
ir robusteciendo la mediana explotación .
2) Un acercamiento a lo anterior se encuentra en el art. 350,
de acuerdo con el cual los propietarios de fincas afectables pueden pedir que se les fije la parte inafectable.
3) La unidad de dotación sigue siendo de 1 O hectáreas de
riego o 20 de temporal, y sigue teniendo el carácter de mínima.
Cuando cambie la cal id ad de la tierra' por esfuerzo propio del
ejidatario, la unidad se conserva. El arti'culo 222, además, abre
la posibilidad de llevar esas unidades hasta el doble de dichas
superficies mí ni mas, a base de tierras vacantes. No hay mucha
congruencia entre esto y otras disposiciones en que se habla de
adjudicar las tierras vacantes a "ejidatarios con sus derechos a
salvo", absurda categoría que se conserva en la nueva Ley. De
todos modos, lo anterior es positivo como un acercamiento a la
promoción de una concentración parcelaria automática, sobre
todo en los ejidos minifundistas, mediante traspasos onerosos de
· las parcelas, internamente en el ejido y en forma limitada, lo
que significaría, tamhién, una selección espontánea de los ejidatarios y mayor apego a la parcela para hacerle inversiones.
4) El artículo 256 establece que, una vez reconocida la inafectabilidad de un predio, ésta no cambia cuando varíe la calidad de las tierras por esfuerzo del propietario. Esto tiende a es.timular los mejoramientos y a establecer un régimen de seguri dad en la posesión de la tierra, y por ello es positivo. Por desgracia es sólo un acercamiento, pues posteriormente se legisla
(art. 258) en forma incongruente con lo anterior, sobre inafectabilidades separadas : agrícola, ganadera y agropecuaria, lo cual
desesti mula las mejoras y establece elementos de rigidez en la
administración de las empresas agrícolas. Es decir, por ejemplo,
que al amparo de la inafectabilidad ganadera no pueden abrirse
tierras al cultivo de cosechas diversas para su venta, so pena de
perder la inafectabilidad (art. 258), a menos que se conserve todo el ganado que señala el certificado de inafectabilidad. Desde
el art. 249, que es el básico de las inafectabilidades, se nota una
deletérea y absurda confusión entre calidad y uso de la tierra
como bases para determinar la inafectabilidad, cuando debería
atenderse sólo a la calidad de la tierra en el momento de expedirse el · certificado . El art. 418, de nuevo poco congruente con
otros relacionados, establece que e l certificado de inafectabilidad "podrá" ser cancelado cuando "tratándose de inafectabi lidad ganadera o agropecuaria, dedique [el titular del certificado] la propiedad a un fin distinto del señalado en el certificado". O sea que el resultado será diverso según el artículo al
que se recurra.
5) El Título Quinto, rehabilitación agraria, es de interés,
la ley federal de reforma agraria
porque en vez de atender al problema agrario tradicional (distri bución de la tierra), pasa a atender los problemas actuales de
ejidos constituidos en el pasado . Es decir, este titulo ti ene la
tónica que ya toda la Ley debería tener : atender al problema
agrario actual, y no al problema agrario de hace 60 años . Otro
asR_ecto favorable de este título es que se actuará por regiones.
En rigor está haciendo falta una revisión por regiones del estado
que guarda la tenencia de la tierra, y está haciendo falta en todas las regiones, para dejar zanjadas múltiples cuestiones en cada una, es decir, para plantear con detalle y resolver el problema agrario actual en cada una. Se ha operado en el pasado por
regiones (La Laguna, Yucatán) y a esto se refiere el artículo
289 de la Ley, pero esto ya no puede tener vigencia, corresponde a épocas pasadas. Ahora lo que debemos hacer es revisar y
córregir por regiones. Y es labor que está urgiendo. En forma
vaga este título parece referirse a un ataque al minifundismo ejidal, pues habla de "dotar a cada ejidatario con terrenos suficientes" (art. 270) y de "el traslado de la población ejidal a
otro 1ugar".
6) El Libro VI, Título Segundo de la Ley, se refiere a p/aneación agraria. Encarga al Departamento de Asuntos Agrarios y
Colonización que organice "los servicios de análisis e investigación necesarios para formular los programas de rehabilitación
agraria [a que se hizo referencia atrás], diseñar los programas de
organización y desarrollo ejidal y comunal, y en general realizar
los estudios que le encomiende el Jefe del DAAC para cumplir
con las funciones que esta Ley le confiere" (art. 454). Esto es
positivo, y desde luego es de esperarse que aquí colabore, robustecido, el Centro de 1nvestigaciones Agrarias. Pero la planeación y estudios deberían limitarse, por consideraciones prácticas
y de competencia, a los problemas relativos directamente a la
tenencia de la tierra (a los que debe limitarse la acción del
DAAC, claro que en el sentido de problemas actuales, dejando
de lado, a otras manos (serían la Secretaría de Agricultura y los
bancos agrícolas), lo relativo a "programas de organización y
desarrollo ejidal y comunal", programas que no tendrían que
circunscribirse a uno solo de los sectores de tenencia (ejidal y
comunal), sino a toda la agricultura.
En esta acción debieran encontrar cabida preferente los estudios de revisión de la tenencia (toda, no sólo la ejidal) por regiones, para, sobre el planteamiento derivado, hacer programas
de corrección y perfeccionamiento de la estructura de la tenencia, gestionando si se quiere que otras dependencias realicen
programas paralelos o consecuentes de desarrollo, a fin de que
el arreglo de la tenencia obtenga los mejores frutos.
7) El mismo Título Segundo (art. 456) se refiere a levantamientos estadísticos anuales sobre los ejidos, que equivaldrían a
un censo ejidal anual. Esto es positivo, oero parece demasiado
ambicioso y más valdría que cada 5 años, en colaboración con
la Dirección General de Estadística, se levantara un buen censo
ejidal. Entre los conceptos por captar, que se enumeran, faltan
el arrendamiento de parcelas, las formas como se explotan los
bienes · de uso común, la forma de organiz~ción cooperativa y
algunos detalles sobre su funcionamiento, y quizá otros.
8) Es también encomiable la constitución de un Consejo Nacional de Desarrollo Agrario, siempre que su acción se concen tre (habría que cambiarle nombre) en las cuestiones relativas a
la tenencia de la tierra, es decir, en la política agraria, sin ocuparse de la política agrícola, porque desviaría su acción y desvirtuaría las finalidades que le corresponden al depender del Departamento de Asuntos Agrarios y Colonización.
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