UN POETA: ANÍBAL NÚÑEZ La Mandragora A ñ o V I I I ~ N º 1 ~ O c t u b r e - N o v i e m b r e / 2 0 07 [ # 8 4 ] VEINTE años desde la desaparición de un poeta que escribía CANCIONES DE AMOR (a lo Catulo) y algÚN POEMA DESESPERADO (a lo Baudelaire) o viceversa: Aníbal Núñez por SALUSTIANO FERNÁNDEZ H ay en Aníbal Núñez un lirismo a lo Catulo y un malditismo a lo Baudelaire que encallan en la universitaria, franquista y provinciana Salamanca. Todos ―Aníbal, Catulo, Baudelaire― amaron a su manera la ciudad natal sin ser correspondidos. Aquí hablaré sobre todo del primero y el último de los citados, pues la ‘ciudad’ de Catulo no tiene calles, sino carnes, y él la llamó Lesbia, por lo que ésa es otra historia. Todos ellos están orlados de desgracia, incomprensión e incluso persecución. A Baudelaire, la libérrima Francia lo condena tras un proceso judicial emprendido contra su libro Las Flores del Mal. A Aníbal, la liberticida España le hizo suprimir personalmente un poema “por prudencia” y tres más le fueron censurados en Fábulas domésticas (1972), uno de sus primeros libros, sin contar los vivos obstáculos que hubo y sigue habiendo en el camino, incluso veinte años después de muerto, para ver publicadas sus cosas. La protagonista principal en los poemas de Baudelaire es París, la “capital del siglo XIX” europeo. Salamanca lo será en los de Aníbal Núñez, la primera “capital del franquismo”, es decir, del siglo XX español, donde se forja “la leyenda del César visionario”. Pero Salamanca le atrae tanto como ella le rechaza. (Infiel, ingrata, le traiciona constantemente como una Lesbia de piedra de Villamayor). El poeta es un fruto del árbol de la ciencia salmantino caído en el cerrado huerto charro, pero también una raíz pujante y loca que busca el Tormes para irse por allí hasta el océano. Esa raíz alimenta fervorosamente Estampas de ultramar, el título de un libro suyo que escribe en torno a 1974, pero que no consigue publicar hasta 12 años después, uno antes de su muerte, y al que él mismo llama “estas páginas náuticas”. ¿Otro “marinero en tierra”? ‘Viajero inmóvil’ se le ha llamado. ¿Qué razón poderosa, o qué azar caprichoso, condujo a un joven brillante, inteligente, culto, hermoso incluso, a embarrancar su nave en una ciudad que no le quería y a la que él mismo lanza puyas de desprecio, algunas explícitamente dirigidas a su institución universitaria endogámica y burocratizada: Pero el señor rector y sus bedeles 20 nos tienen encerrados a la sombra del Árbol de la Ciencia y lo siguen regando con tinta de tampón ¡Maldito frutal éste que no da mas que peros! Nos dice en Naturaleza no recuperable, libro publicado cuatro años después de su muerte, aunque escrito entre 1972 y 1974 y del que sólo había visto la luz una pequeña selección ciclostilada y con una tirada de 30 ejemplares. En otros poemas se puede rastrear la mirada crítica del poeta con respecto a la renovada faz arquitéctonica que ha ido adquiriendo la ciudad en la posguerra (algo de lo que hablaremos más adelante): Huraño, el eremita su cubículo deja y se lanza a la calle... ... ...Execra a toda arquitectura: ya aborrece lo medido que alberga lo desmedido, abjura de la decoración (o la cobarde imposición de ritmo al aire), ignora de su propia fachada la traza; no el verdín ni el desgaste... Cuarzo (compuesto entre 1974 y 1978) Otros poemas, en fin, dirigen su palabra contra la forma general de vida que va imponiéndose en una de tantas capitales de provincia en la España “desarrollista” de la posguerra. No me resisto a transcribir uno enteramente, donde el cruce de referencias entre la higiene moderna, la publicidad y la situación política del momento es un auténtico hallazgo. Se titula “Todos los desperdicios” y está dividido en tres partes: Todos los desperdicios eliminados sin preocupaciones ―la basura resulta así invisible― http://centros5.pntic.mec.es/ies.leon.felipe2 I. E. S. León Felipe – Benavente Si tú supieras olmo no crecería tu copa cada año un palmo no abrirías las ramas olmo que mi mano alcanza casi desde el alféizar no, seguro, ibas a despertar a tus gorriones Pero no sabes y cobijas coches que hay una línea recta en un estante olmo superviviente una línea de tinta y una cinta un hacha servicial y unas tijeras sin estrenar y un día memorable. cuide la asepsia cotidiana de su familia duerma tranquilamente: alguien vela en alguna parte por su seguridad (Naturaleza no recuperable) II largos años de práctica respaldan la experiencia de la casa: ni una mosca se mueve (hoy completamente incapaces de dar con la carroña) III Y si el vuelo de alguna más osada se atreve a descubrir lo oculto ―a pesar del hermético sellado― es abatida rápida y sencilla mente con el producto adecuado y preciso (véase nuestro catálogo) (Fábulas domésticas, 1972) ¿Qué razón, pereza, voluntad, adicción, destino, le ató como lazarillo a la ciudad del Tormes? Tuvo que ser la ribera de este río literario, los numerosos juncos, las aceñas, los atardeceres en sus aguas, no las ramas (de los árboles) que emboscan las orillas, sino el hueco entre ellas, lo que a través de ellas se veía: el cielo, el vuelo. Y así termina un poema titulado significativamente “Arte Poética”: «Mi palabra no manche intervalos de ramas y de plumas: no suene». Terminar el poema. (Cuarzo, compuesto entre 1974 y 1979; publicado en edición definitiva en 1988, un año después de su muerte) Y es que Aníbal mira de continuo en dirección al campo que rodea a la “urbe interminable”: Ir al campo a bebernos todo el campo subirnos a las ramas ¡qué maravilla andarse por las ramas! confundirnos las bocas con cerezas oler a jara el cuerpo merendar la cascada y chocolate trenzarte una corona de juncos del arroyo contar las veces que la piedra roza con el agua aprender botánica sin flexo zoología sin matrícula (Naturaleza no recuperable, compuesto entre 1972 y 1974; publicado póstumamente en 1991) León Felipe – Benavente Mandragora También mira, con mucha más tristeza, a veces rabia, al campo eunuco que verdea sitiado dentro de la propia ciudad: toda una extensa gama un producto estudiado para cada situación (desde lentas digestiones hasta nocivas tomas de conciencia) el más moderno y fácil procedimiento para la estética y la higiene de la casa rápida instalación siga nuestro consejo nuestra marca es símbolo en el mundo libre de garantía I. E. S. La Antonio Machado veía volver la primavera en los brotes del viejo olmo de Soria. Aníbal, ¿qué ve en el olmo urbano que casi llega a acariciar desde la ventana? A un superviviente de la codicia (especulación inmobiliaria) y de las tijeras de podar, al que suplica que no verdee/embellezca el desaguisado desarrollista. Estamos a principios de los años 70 en Salamanca, son años de transición en el brutal, desquiciado, avariento, ‘desarrollo’ urbanístico iniciado veinte años antes. ¿Nos suena de algo hoy esta música y esta letra? David Senabre López (en Desarrollo urbano y urbanístico del municipio de Salamanca en el siglo XX, Scripta Nova, Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, 2003, nº 7) nos recuerda que entre 1956 y 1977 la actividad urbanística nacional (y ejemplarmente en Salamanca, pues «fue un modelo para los planificadores de la posguerra española», llegando a convertirse tal actividad urbanística en «el más estricto paradigma simbólico e ideológico de corte nacional-falangista») se había asimilado, sobre todo, a la construcción de viviendas y menos al propio sentido de «pensar la ciudad». «Esta prioridad fue fruto, no cabe duda, de la aplicación sistemática de los sucesivos Planes Nacionales de Construcción de Viviendas (1956-1960, 1961-1976)». Como consecuencia, Salamanca crece desproporcionadamente. «Desde 1960, y con carácter oficial, se empiezan a elaborar informes críticos de la situación caótica en que está sumida la ciudad». «Entre 1965 y 1979 Salamanca asiste a una imparable gama de ejecución de proyectos». La sola relación de estos proyectos ―que ahorro al lector, supongo ya cansado de tanto asunto urbanístico en el meollo poético, pero es que el telón de fondo de la poesía de Aníbal es la ciudad de Salamanca y su entorno, único espacio geográfico que nos permite entenderla cabalmente―, ocupa en el citado artículo dos larguísimos párrafos de mucho interés para quienes conozcan bien la urbe y sus barrios... y la http://centros5.pntic.mec.es/ies.leon.felipe2 21 UN POETA: ANÍBAL NÚÑEZ A ñ o V I I I ~ N º 1 ~ O c t u b r e - N o v i e m b r e / 2 0 07 [ # 8 4 ] UN POETA: ANÍBAL NÚÑEZ La Mandragora A ñ o V I I I ~ N º 1 ~ O c t u b r e - N o v i e m b r e / 2 0 07 [ # 8 4 ] poesía de Aníbal. El resultado: «Entre 1950 y 1981 la provincia pierde 43.908 habitantes y la capital gana 83.892 (un 208 por ciento de incremento)». Si la ciudad era un cuartel en maniobras, mezcla de ideología falangista y lucro capitalista, tuvo que ser el campo, el campo abierto que rodea Salamanca ―el campo de Castilla otra vez en la historia de la poesía española― lo que imantó la voluntad azul como sus ojos de Aníbal Núñez. Pero ahora ese campo no es aquel lugar (mitad sueño de Arcadia, mitad guerrera geografía) que el poeta sevillano observaba subido a un altozano como si mirase un cuadro, ‘desde fuera’ y desde lejos, había sido y seguía siendo in pectore “la capital del franquismo”, aquella que había encerrado a Unamuno, rector de la Universidad, y vitoreado el “¡Muera la inteligencia!” de Millán Astray. Las tierras labrantías, como retazos de estameñas pardas, el huertecillo, el abejar, los trozos de verde oscuro en que el merino pasta, entre plomizos peñascales siembran el sueño alegre de infantil Arcadia. En los chopos lejanos del camino parecen humear las yertas ramas. (A. Machado, Campos de Castilla, 1907-17) Yo divisaba, lejos, un monte alto y agudo, y una redonda loma cual recamado escudo, y cárdenos alcores sobre la parda tierra ―harapos esparcidos de un viejo arnés de guerra― (A. Machado, Campos de Castilla, 1907-17) sino el espacio para el galope libre, ¿de huida?, loco, ancestral, que se siente adentro. Y por eso Aníbal escribió: Tengo de mis ancestros los vacceos las ganas diluidas de un caballo sin nombre ―nada de compromisos― y horizontes abiertos para tender galopes (Taller del hechicero, 1979) es decir, un galope tendido como ropa al sol, nunca bélico: No hay manzanas este año; pero hay sombra debajo del manzano y he sabido, reclinado en su tronco, que, si vuelve a haberlas, no por eso ―y aunque intente desenterrar el hacha― habrá en mis manos otra cosa que herumbre desarmada (Definición de savia, publicado póstumamente, en 1991) tendido como una sábana (ni siquiera bandera) blanca al viento sangriento del oeste: No os guardamos rencor por vuestra media hogaza a doble precio ni tendremos en cuenta los quienvive de los excombatientes... pero sabedlo amigos: no traemos metro ni curvas de nivel en los morrales ni bandera: puede servirnos en el mástil de nuestra tienda de campaña la primer ala que se pose. (Naturaleza no recuperable, compuesto entre 1972 y 1974; publicado póstumamente en 1991) Portada del libro Naturaleza no recuperable , 1991 Además del campo, y a pesar de todo, en aquella «ciudad perdida» también había flores... no del mal ni de otro mundo, flores que nacían y crecían en el extrarradio de ese círculo cuadrado de cuarteles, conventos y birretes, esparciendo por el espacio urbano una fragancia pobre, no miserable, nueva y de libertad. Flores que pasaban los sábados rumbo al centro: De la relación que la obra de Aníbal Núñez tiene con la poesía de Baudelaire, quizás otro día y otro espacio permitirán decir más. Hoy sólo apuntar la comparación entre el poema “A une passante” de Baudelaire, con el poema de Aníbal transcrito entero en la página siguiente y que comienza con el verso “Un autobús urbano rumbo al centro...” Al parisino, la mirada fugitiva que cruza con una “majestuosa” mujer desconocida que pasa por la atestada calle le parece un “relámpago entre tinieblas” y el poeta se siente renacer en el éclair (como el tierno brote del olmo le anuncia la prometedora primavera a Machado). Al salmantino, por el contrario, la chica de extrarradio que va en “un autobús urbano rumbo al centro” (de la ciudad... y de la mirada del poeta, pero con quien no cruzará mirada alguna, pues el poeta no se halla en ningún sitio, sino que parece ser la propia ciudad que ve/siente vivir a esa muchacha), llega de noche a la “boite” (el centro de la ciudad/mirada ―en la palabra francesa resuena la libertad allende nuestras fronteras) cuando “la luz ha caído ya”, envuelta en un aroma de “colonia a granel”. A Baudelaire es la calle multitudinaria la que le trae y le arrebata a la muchacha que pasa. A Aníbal es Salamanca, y tal vez por eso nunca se marchó de esa ciudad que todavía se avergüenza de haberle visto crecer entre sus muros y pasear por las calles rodeado de ninfas suburbiales. Ciudad a la que bien podría haber dirigido las palabras de Catulo a la casquivana Lesbia: Odi et amo. • porque bastante cuadratura militar rezumaba una ciudad que 22 http://centros5.pntic.mec.es/ies.leon.felipe2 I. E. S. León Felipe – Benavente Mandragora IN MEMORIAM Aníbal Núñez 1944-1987 Poeta nacido en 1944 en Salamanca, en cuya Universidad estudió Filología Francesa. A pesar de morir a los 43 años, dejó una extensa obra poética e hizo numerosas traducciones de poetas como Rimbaud, Mallarmé, Nerval, Eugenio de Andrade, Catulo y Propercio, entre otros. Su concepción de la poesía podría resumirse con estas palabras suyas: “No creo en una poesía que valga por su mera intención de ser confesión, y sí, en cualquier intervención que se atenga al lenguaje y renueve la fantasía...” El año 2007 ha acogido algunas celebraciones (en Zamora y Madrid; curiosamente no en Salamanca) para recordar los 20 años de su fallecimiento. UN AUTOBÚS URBANO RUMBO AL CENTRO, acoge entre las huellas del gas-oil quemado una frágil estela de colonia a granel (muchacha suburbana cosmética introduce el billete en el bolso imitación de legítimo ante rectifica furtiva en el espejo la línea de los ojos certifica la presencia sedante del paquete de rubio INUTILIDAD DEL POETA DIDÁCTICO emboquillado derecho de admisión) y llega a la parada La rosaleda del chalé mantiene donde relaciones cordiales con la baja a pie firme desciende maleza del camino ―sobre su origen procedencia nada queda escrito; del yeso Esto bastaba para hacer una fábula, un cuento edificante sobre la abolición de las barreras sociales por amor. Añadiríamos que una abeja dorada es la correveidile y que sin que lo sepa el jardinero ha brotado un rosal al otro lado en las manos de padre la bayeta servil de casa bien de madre ya otros tiempos ―las amigas estarán al llegar la luz ha caído ya cuando La sola exposición de estos detalles ―sucede mientras que de por sí moraliza: de su mera es primavera y suena contemplación surgió la moraleja, la bocanada dulce de la música happy la urgencia de escribirla together en un cielo y un precoz sentimiento de sonrojo sólo para dos― intentando variar sin conseguirlo llegan a la penumbra de una boite el vuelo de la musa moralista ―¡proletaria on the rocks Esperemos… qué tal!― en tanto que el lastre de verdad que la corona que renace el martini la haga precipitarse y vuele libre ritual cuando haya perdido la cabeza ...sentados. (lo que sigue es la historia de una tarde con resquemor de alcohol Foto hecha por NÚÑEZ LARRAZ, padre del poeta y palabras de amor posiblemente) I. E. S. León Felipe – Benavente un autobús urbano al extrarradio oculta bajo el agrio traqueteo la rabia transitoria de una niña que el sábado siguiente volverá a ser la dulce cenicienta en palacio. http://centros5.pntic.mec.es/ies.leon.felipe2 23 UN POETA: ANÍBAL NÚÑEZ La A ñ o V I I I ~ N º 1 ~ O c t u b r e - N o v i e m b r e / 2 0 07 [ # 8 4 ]