Puntos fuertes y débiles de los niños de seis años

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El Plantío International School
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Departamento de Orientación
PUNTOS FUERTES Y DÉBILES EN LOS NIÑOS
DE 6 AÑOS
A esta edad el niño se centra en la tarea de hacerse un sitio en
su mundo y desarrollar sus habilidades intelectuales.
Tienen ya mucha más capacidad que antes para pensar en
abstracto y ya pueden imaginar cosas de un modo que antes no
les era posible.
Lo que le falta a un niño de 6 años es experiencia y es una edad
en la que suelen estar deseosos de aprender el cómo y por qué
del mundo físico, por lo que hacen infinidad de preguntas
acerca de cómo funcionan y por qué ocurren las cosas.
Son ya bastante capaces de controlar emociones fuertes.
Los intereses del niño se desplazan claramente de la casa a la
escuela. Adquieren extraordinaria importancia las relaciones
en la escuela y las vicisitudes de esas relaciones enriquecen
enormemente la vida mental del niño.
Los padres debemos ayudarle a hacerse más independiente, lo
que supone animarle a que tome iniciativas en actos de la vida
diaria tales como vestirse, atarse los zapatos, ponerse el
abrigo sin la ayuda de los adultos…
Para facilitarle la adaptación en este sentido, debemos
establecer en casa rutinas diarias, que le facilitarán además el
adaptarse a las actividades bien regladas de la escuela.
Es una edad en la que están tomando conciencia de los otros
compañeros de la clase, lo que le obliga a adquirir habilidades
nuevas para manejarse e interesarse por ellos.
La profesora se convierte para los niños en una persona muy
importante en sus vidas, pues sienten que no son capaces de
funcionar de modo autónomo y es la figura en el colegio que les
conoce y simpatiza con sus necesidades.
Aunque para el niño de 6 años el hogar sigue siendo la base de
su sentimiento de seguridad y de confianza en sí mismo.
Los intentos de independencia del niño dependen de vuestra
actitud y de vuestras reacciones a cada intento de aprender
algo nuevo.
Es una edad en la que el niño empieza a ver la realidad como
algo divertido e interesante donde pasan muchas cosas, por lo
que no le debemos abrumar para que lo comprenda todo.
Aunque es muy importante que seáis pacientes con el niño y le
animéis y acompañéis al conocer y comprender las cosas
difíciles, pues así adquirirá la capacidad de ser perseverante
en su vida.
La inclinación a competir que tiene el niño a esta edad puede
ser saludable, pues le incita para superarse. Debemos ayudar y
enseñar (principalmente por el ejemplo) a dominar y encauzar
bien los sentimientos de rabia y frustración que estas
situaciones le pueden llevar a vivir.
Existe una relación estrecha entre lenguaje y lectura, por lo
que leerles y decirles a los niños canciones no sólo les divierte,
sino que además les ayuda a aprender.
Desde edades muy tempranas se le debe hablar y escuchar al
niño además de leerle historias, así el niño se hará muy pronto a
la idea de escuchar y de hacerse entender, lo cual le llevará al
deseo de hablar con la intención de decir algo y de comprender.
De ahí partirá el aprender a leer.
Con la lectura, los padres debéis ser pacientes pues el proceso
de leer consiste en retroceder, tienen que hablar lento para
reconocer los símbolos impresos que representan las palabras.
Eso supone para el niño un gran esfuerzo y exige paciencia y
perseverancia por parte de todos.
Debemos ayudar al niño a que no sólo lea las letras sino que
entienda lo que está leyendo. Con los cuentos para niños de esta
edad las historias suelen tener una estructura muy clara que
facilita la comprensión: un principio, una parte central y un
final. Por ello los libros suelen empezar diciendo “Erase una
vez…”, lo cual produce placer por lo que se espera que va a
venir, y terminar con “y vivieron para siempre felices”. Lo
simple de la construcción hace que la lectura sea fácil y al
mismo tiempo ayude al niño a adquirir un sentido de algo
estructurado y terminado.
También es importante que escuche historias leídas por un
adulto, pues le estimulará el deseo de leer por placer y con
tranquilidad.
La unión emocional con la familia sigue siendo esencial, pero
ahora el foco de interés del niño empieza a desplazarse hacia el
mundo del aula y el terreno del juego. Muchas veces los niños
no nos hacen partícipes de lo que están viviendo en estos
lugares, pero no por ello debemos pensar que les pasa alguna
cosa, ya que nos lo mostrarían por otras vías: alteración del
sueño, del apetito, del carácter…
En el recreo los niños de esta edad se suelen separar para
jugar en grupos del mismo sexo, esto es por la necesidad de
”practicar” y consolidar la propia identidad de cada uno dentro
de su grupo y para ir afianzando la seguridad en uno mismo.
En sus juegos, los niños de esta edad dedican mucho tiempo a
establecer las reglas del juego y el papel que va a jugar cada
uno. En estos momentos salen a la luz sentimientos intensos que
estaban latente y así cada niño tiene la oportunidad de
representar una figura de poder como “mamá”, “jefe de
policía”… en cuyo papel manda sobre los demás.
En la relación del niño con el entorno, interviene menos el
lenguaje corporal (gestos y acciones) e interviene más la
observación, las preguntas y el pensamiento. A esta edad el
niño quiere saber, averiguar, explorar y que le expliquen cómo y
por qué las cosas son como son.
A esta edad los niños se admiran ante la idea de que sus padres
también fueran en un tiempo niños. Les gusta mirar fotos de
cuando sus padres eran pequeños y así aprenden algo más de lo
que es hacerse mayor y de lo que significa que ellos en un
tiempo no existiesen. A esta edad se quedan muy impresionados
frente a los ancianos y sus rasgos físicos distintivos.
Los 6 años es una edad en la que el mundo de la fantasía está
acercándose al mundo de la realidad. La creencia en las figuras
de los Reyes Magos, Papa Noel y el ratoncito Pérez empiezan a
cuestionarse.
El niño a esta edad está controlando mejor sus impulsos por lo
que tenemos que seguir diciéndole, sin cansarnos ni enfadarnos,
lo que está y no está permitido. A los 6 años ya tiene conciencia
interna de lo que ha hecho y el alcance que esto tiene.
Al niño de 6 años ha de tratársele en general con firmeza
cuando sea necesario, al mismo tiempo que se le concede
suficiente libertad para que pueda expresar sus deseos y se le
hace ver que tomamos sus deseos en serio. Eso hará que el niño
se sienta a gusto en un mundo de mayor disciplina como es el
mundo de la escuela.
¿CÓMO PUEDO AYUDAR A MI HIJO A ESTA EDAD?
Reconócele sus esfuerzos y cosas bien hechas.
Ayúdale a desarrollar sus responsabilidades a través de algún
pequeño encargo familiar.
Dale razones que pueda entender.
Razónale lo que está bien y mal y por qué.
Explícale cómo se portan los buenos compañeros.
Enséñale sencillas reglas de urbanidad y buen comportamiento.
Manifiéstale de forma positiva y en los momentos adecuados
que vosotros sois la autoridad.
Anímale a practicar
coordinación.
algunos
deportes
que
mejoren
su
Léele cuentos y que él te los cuente.
Alábale cuando dice la verdad.
Refuérzale los hábitos de orden, especialmente con sus
juguetes y habitación.
Habla mucho con él y sobre todo escúchale (dialogad).
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