La crisis de 1808: Guerra de la Independencia y

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La crisis de 1808: Guerra de la Independencia y revolución política
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Independencia y revolución política".
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Godoy, valido de Carlos IV desde 1792, firmó en 1796 con
Napoleón el Tratado de San Ildefonso por el que España se vio
envuelta en la guerra contra Inglaterra. A consecuencia de ello, el
almirante Nelson destrozó en Trafalgar (1805) a la escuadra
franco-española, lo que supuso el hundimiento del poderío naval
español.
En 1807 Godoy firmó con Napoleón el Tratado de Fontainebleau
por el que se autorizaba el paso de tropas francesas por España con
el fin de invadir Portugal, país aliado de los británicos que se había
negado al bloqueo continental contra Inglaterra, en guerra con
Napoleón. En 1808 las tropas francesas al mando del mariscal Murat
ocuparon diversas ciudades estratégicas, lo que hizo sospechar
sobre su intención de ocupar España. Asustado, Godoy decidió
trasladar a la familia real a Andalucía. Pero el 18 de marzo de 1808
estalló el Motín de Aranjuez, donde descansaba la Corte. Soldados,
campesinos y servidumbre de palacio protagonizaron el motín,
asaltando el palacio de Godoy, y obligaron a Carlos IV a despedir al
valido y abdicar en su hijo Fernando, príncipe de Asturias, que se
convirtió en Fernando VII. En realidad el motín fue urdido por la
camarilla de nobles y clérigos absolutistas simpatizantes de
Fernando, que odiaba a Godoy por las reformas que quería llevar a
cabo para modernizar el país. Estos sucesos mostraban claramente
la crisis del Antiguo Régimen y la descomposición política de la
monarquía borbónica, por lo que Napoleón decidió hacer de España
un estado satélite de Francia. Carlos IV escribió a Napoleón
pidiéndole ayuda y éste atrajo a Fernando VII y a Carlos IV a la
ciudad francesa de Bayona, donde obligó a ambos a abdicar en su
persona, y a su vez nombró rey de España a su hermano José
Bonaparte -abdicaciones de Bayona, abril de 1808-. José I convocó
una asamblea de notables españoles en Bayona, que firmaron el
Estatuto de Bayona (julio de 1808), que era una carta otorgada de
reformismo moderado, que establecía un régimen autoritario, con
soberanía real y Cortes estamentales, pero reconocía algunos
derechos individuales y libertades económicas. Aunque no llegó a
ponerse en práctica por la guerra. El gobierno provisional estaba
indeciso, ya que Fernando VII había ordenado colaborar con los
franceses.
Mientras tanto, el 2 de Mayo de 1808 estalló en Madrid un motín
popular. El pueblo, molesto por los abusos de las tropas francesas,
cuando salía del Palacio de Oriente el resto de la familia real para ir a
Bayona, de forma espontánea intentó impedirlo. Murat reprimió la
insurrección con gran dureza. En los días siguientes, se extendió la
insurrección por toda España, al unirse espontáneamente a la
rebelión muchas ciudades y provincias. Había empezado la Guerra
de la Independencia (1808-1814)
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Portugal: el objetivo
era el reparto de
Portugal en tres partes
(la del sur sería un
principado para
Godoy).
Se Traslado a
Andalucía para
embarcar luego a
América en caso de
peligro.
Modernizar el país
mediante la reducción
de los privilegiados y
desamortización
eclesiástica.
Abdicar en favor de
José Bonaparte a
cambio de elevadas
compensaciones
económicas.
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a) Rasgos generales de la Guerra:
La Guerra de la Independencia es una guerra de liberación nacional
contra el invasor francés. Tiene un carácter popular. Se trata de un
fenómeno muy complejo en el que hay que distinguir tres vertientes:
conflicto internacional, guerra civil y crisis política.
Fue un conflicto internacional, iniciado en 1792 en el que
participaron Inglaterra, Portugal y España contra Francia. La
intervención del ejército inglés, dirigido por el duque de Wellington,
fue decisiva. También fue un guerra civil. Ante la invasión francesa
se observan dos actitudes de los españoles:
- una minoría apoyó a José I y su gobierno: los afrancesados. Eran
intelectuales, altos funcionarios y una parte de la alta nobleza,
partidarios de la monarquía del Despotismo Ilustrado, pero no de la
dinastía borbónica que había demostrado su incapacidad, que
aceptaron al nuevo monarca porque pensaban que así evitarían la
guerra, que un poder fuerte frenaría los excesos revolucionarios y
que haría reformas necesarias para modernizar el país. Así pues, los
principios doctrinales de los afrancesados eran tres: monarquismo,
oposición a los avances revolucionarios y necesidad de reformas
económicas y sociales realizadas de forma pacífica. No se les puede
acusar de antiespañoles, porque lo hicieron por el bien del país.
- La mayoría se levantó en una guerra de liberación contra los
franceses y formó el frente patriótico, una heterogénea amalgama
de clases e ideologías. Aunque todos compartían el rechazo al
francés y el reconocimiento de Fernando VII como legítimo rey, en
este bando hay diversas posturas: Los ilustrados, como Jovellanos y
Floridablanca, deseaban la vuelta del rey para continuar las reformas.
Los liberales aspiraban a que la guerra permitiese hacer una
revolución que transformase el Antiguo Régimen en un régimen
liberal parlamentario. Los absolutistas (muchos nobles y clérigos)
querían la vuelta al Antiguo Régimen; contaban con el apoyo de la
mayor parte de las clases populares, en defensa de la tierra, la
religión y el rey.
La Guerra de la Independencia desencadenó también una crisis
política. Ante el vacío de poder creado por la ausencia de Fernando
VII y la colaboración del Gobierno Provisional con los invasores, se
improvisó un poder político alternativo, surgiendo las Juntas de
Defensa, organismos revolucionarios que surgieron
espontáneamente y asumieron la soberanía para defender la
independencia del país frente a los franceses. Primero fueron
Locales y luego Provinciales (13). La Junta Central Suprema,
establecida en Aranjuez y presidida por Floridablanca, coordinaba la
actuación de todas y asumió la tarea de dirigir la guerra y gobernar el
país en las zonas no ocupadas. Se trasladó más tarde a Sevilla
siendo sustituida en 1810 por una Regencia que se estableció en
Cádiz.
Dada la inferioridad de las tropas españolas ante los franceses, las
formas típicas de lucha en la Guerra de la Independencia fueron las
guerrillas y los sitios. La guerrilla es una forma espontánea y popular
de lucha en el mundo rural con poca gente -soldados huídos del
ejército, bandoleros, campesinos, clérigos- que atacaban con rapidez
y por sorpresa a los franceses en la retaguardia y contaban con el
apoyo del pueblo. Se organizaban en partidas, con un jefe elegido,
iban armados como podían y no hacían prisioneros. Juan Martín El
Empecinado, Francisco Espoz y Mina y el cura Merino fueron
guerrilleros famosos. Los sitios es la forma de resistencia de las
ciudades para entretener y desgastar a las tropas enemigas
permitiendo la resistencia en el resto del país.
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Reformas para
modernizar:
Constitución de
Bayona, abolición de
la Inquisición,
supresión de las
órdenes religiosas
masculinas,
desamortización de
bienes del clero y
nobleza que se
oponían a él.
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b) Desarrollo y fases de la guerra:
1. De mayo a noviembre de 1808: la resistencia popular espontánea
se extiende por todo el país. El ejército del general Castaños venció
al francés del mariscal Dupont en Bailén (19 de julio de 1808), lo que
impidió la ocupación de Andalucía. Los franceses se replegaron y
sólo conservaron el país vasco-navarro y las plazas de Barcelona y
Figueras. José I abandonó Madrid para establecerse en Vitoria. Esta
primera etapa es de claro protagonismo de la resistencia española.
2. De noviembre de 1808 a julio de 1812: es una fase de claro
predominio francés. Napoleón en persona dirige la contraofensiva
con la Grande Armée, un ejército de 150.000 hombres. Expulsa a los
británicos y avanza hasta Madrid (batalla de Somosierra) donde
restablece a José I. Obligado a volver a París, sus generales
continuaron la ocupación de la Península, aunque el relieve y la
resistencia de los españoles dificultaron el avance. Zaragoza y
Gerona, defendidas por los generales Palafox y Álvarez de Castro
respectivamente, resisten duros sitios; también Cádiz, que resistió
gracias a su privilegiada situación geográfica. Las guerrillas
populares actúan por todas partes. Los ingleses, dirigidos por
Wellington, tras ganar en Talavera (1809) se repliegan y resisten en
Portugal
3. De julio de 1812 hasta diciembre de 1813: la guerra da un giro y
los ejércitos anglo-españoles pasan a la ofensiva. Napoleón debe
sacar sus mejores tropas para la campaña de Rusia. Wellington
ocupa Badajoz y Ciudad Rodrigo y gana la batalla de Los Arapiles
(Salamanca), lo que le permite ocupar Madrid. Nuevas derrotas
francesas (Vitoria y San Marcial,1813) consiguen la expulsión de
España de los franceses. Napoleón firma el Tratado de Valençay, a
fines de 1813, por el que devuelve la corona a Fernando VII y
concluye la guerra. Los últimos territorios ocupados fueron los
Pirineos centrales y Cataluña.
c) Consecuencias de la guerra:
La Guerra de la Independencia fue un desastre para España.
Además de muertos - más de 300.000- y heridos, las destrucciones y
saqueos causaron hambre, epidemias, la ruina de la agricultura y la
ganadería, la paralización del comercio y de la incipiente industria y
el aumento de la enorme deuda estatal. Por otro lado, los españoles
se acostumbraron a resolver sus conflictos por la violencia. La
guerrilla popular fue una auténtica escuela de rebelión colectiva,
utilizada tanto por liberales como por absolutistas a lo largo del siglo
XIX.
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Los generales que
quedaron en la
península: Soult, en
Galicia y norte de
Portugal y luego en
Andalucía y
Extremadura (1810);
Massena, en
Salamanca y Portugal;
Ney,en Asturias; Víctor,
en Toledo y Cáceres;
Suchet, en Cataluña y
Valencia.
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