CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN EN ESPAÑA Y

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CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN EN ESPAÑA Y GUERRA DE INDEPENDENCIA (1789 – 1813) EL REINADO DE CARLOS IV Carlos IV inicia su reinado en una fecha significativa de la historia universal: el año 1789, el mismo año en que la Revolución Francesa iniciaba el camino hacia el hundimiento del Antiguo Régimen en toda Europa y el establecimiento del estado burgués y capitalista. Reunidos en las Cortes españolas los representantes de los tres estamentos (nobleza, clero y estado llano) para prestar juramento al nuevo rey, tomaron una decisión que pasaría desapercibida pero que iba a cobrar trascendental importancia cuarenta años después: decidieron recuperar el orden sucesorio en la corona establecido en las Partidas de Alfonso X el Sabio y romper así con la Ley Sálica importada de Francia por Felipe V y que negaba el derecho de las mujeres a heredar el trono. Sin embargo, el deseo de no molestar a Francia hizo que la Pragmática Sanción correspondiente no fuera publicada. El estallido revolucionario en Francia que siguió a la reunión de los Estados Generales (el equivalente francés de las Cortes españolas) provocó una rápida reacción en España, temerosa de que los disturbios se extendiesen a este lado de los Pirineos. Gobierno del Conde de Floridablanca (1789-­‐1792) El gobierno de Carlos IV se había iniciado bajo el signo de la continuidad tras el de Carlos III. Esto quiere decir una continuación del proceso de reformas iniciadas por el despotismo ilustrado y que eran llevadas a cabo por el mismo hombre de confianza del rey fallecido, ahora al servicio del nuevo rey: el conde de Floridablanca. Sin embargo, los sucesos de Francia provocaron, como se ha dicho, el temor del gobierno y le impulsó a truncar la línea reformista y sustituirla por un retroceso a las posiciones más intransigentes. De esta manera, Floridablanca decide la inmediata disolución de las Cortes y la puesta en marcha de una serie de medidas de control y prevención, de entre las que destacan: -­‐ Control de fronteras -­‐ Censura y prohibición de libros -­‐ Control de residentes extranjeros -­‐ Revitalización del tribunal del Santo Oficio (Inquisición) -­‐ Hostilidad con el nuevo gobierno revolucionario establecido en Francia No obstante, la Corte española se encontraba sujeta a las intrigas y disputas por los intereses particulares de determinados personajes, entre los que hay que destacar la reina María Luisa de Parma y su amante y favorito del rey, el ex-­‐guardia de corps Manuel Godoy. Como consecuencia de estas intrigas palaciegas, la posición del conde de Floridablanca se fue debilitando, hasta provocar su caída y sustitución por un nuevo hombre de confianza, el conde de Aranda. Gobierno del conde de Aranda (1792) Aranda desarrolló una política de neutralidad, para evitar la guerra con Francia. En el interior, suavizó la postura con respecto a la Revolución francesa, redujo la vigilancia sobre los extranjeros y toleró la distribución de algunos periódicos franceses, al menos hasta el encarcelamiento de Luis XVI. Su paso por el gobierno es efímero, pues a los pocos meses es reemplazado por el amante de la reina, el citado Manuel Godoy. Primer gobierno de Godoy (1792-­‐1798) Con Godoy en el poder, tiene lugar en Francia el juicio y ejecución de Luis XVI, lo que provoca la ruptura de las hostilidades entre Francia y España. La Guerra de los Pirineos, que tiene lugar entre ambos países en 1793, se zanja con una derrota de España, obligada a firmar la Paz de Basilea en junio de 1795. Tal derrota no significará, sin embargo, la caída del principal responsable del gobierno español, Godoy, quien por el contrario es premiado con nuevos honores que fortalecen su posición, entre ellos, el título de Príncipe de la Paz. La Paz de Basilea abre una nueva fase en las relaciones hispano-­‐francesas, que se encuentran ahora como aliadas, aunque con España sometida siempre a una situación de inferioridad frente a la potente Francia. Esta alianza se presenta como una nueva edición de los tradicionales "Pactos de Familia" que establecieron a lo largo del siglo XVIII las ramas española y francesa de la dinastía Borbón. La alianza es sancionada con el Tratado de San Ildefonso, que empuja a España a la guerra contra el tradicional enemigo de Francia: Gran Bretaña. La nueva guerra comienza a minar las bases del poder de Godoy, que se encuentra cada vez más cuestionado y enfrentado a una camarilla palaciega reunida en torno al príncipe Fernando (futuro Fernando VII). En marzo de 1798, por fin, Godoy se ve forzado a dimitir de sus cargos. Gobiernos ilustrados (1798-­‐1801) Tras la caída de Godoy, se suceden varios gobiernos, muy inestables, que recuperan la línea de las reformas ilustradas, dirigidos por Saavedra, Jovellanos y Urquijo. Pero en esos años Napoleón Bonaparte asciende al poder en Francia, el cual lleva en su programa de gobierno un proyecto de expansión del poder francés por todo el continente, para el que resulta muy útil la presencia en el gobierno español de un personaje como Godoy; así, la posición del antiguo favorito, partidario de la alianza con la Francia napoleónica vuelve a fortalecerse hasta encumbrarlo de nuevo en marzo de 1801. Segundo gobierno de Godoy (1801-­‐1808) Con Godoy de nuevo en el poder, España vuelve a la alianza con Francia y a organizar su política exterior de acuerdo con los intereses franceses. De esta manera, declara la guerra a Portugal (aliada inglesa) en la "Guerra de las Naranjas", ganada por España en 1801 y de la que obtiene la ciudad de Olivenza. Dos años después, en 1803, vuelve a estallar la guerra entre España y Gran Bretaña. En esta ocasión el enfrentamiento se salda con un desastre para las armadas francesa y española, destruidas en el cabo de Trafalgar (Cádiz) en octubre de 1805. La perdida de su fuerza naval tendrá para España importantes repercusiones al anular su capacidad para enfrentarse a los movimientos independentistas que empiezan a aflorar en sus colonias americanas. Tras el desastre de Trafalgar, la posición de Godoy en la Corte, sólo sostenida por la confianza de los reyes, se hace más precaria, mientras se fortalece la oposición agrupada en torno al Príncipe de Asturias. Se llega así en 1807 a la "Conspiración de El Escorial" un proyecto para desbancar al favorito que fracasa antes de cumplir su propósito. El mismo año de 1807, Francia establece un bloqueo continental contra Gran Bretaña, con el objetivo de estrangularla económicamente, pero el bloqueo es roto por Portugal. Napoleón decide invadir este país y logra de España el permiso para que las tropas francesas crucen su territorio camino de Portugal, es el Tratado de Fontainebleau. En marzo de 1808 una nueva conspiración de la oposición a Godoy estalla en el "Motín de Aranjuez", en esta ocasión, Godoy cae y con él, el rey Carlos IV, que se ve obligado a abdicar en el infante Fernando. Napoleón llama a la familia real a reunirse con él en Bayona (sur de Francia). LA GUERRA DE INDEPENDENCIA Acontecimientos de Bayona En abril de 1808, Napoleón había convocado a la familia real española a reunirse con él en la ciudad francesa de Bayona. Allí, entre amenazas y promesas, consigue que Fernando VII devuelva la corona a su padre, Carlos IV y que éste, a su vez, la ceda al hermano de Napoleón, quien se convierte en rey de España con el nombre de José I Bonaparte. Se lleva a cabo de esta manera la transmisión legal de la soberanía a manos de un monarca que entre grandes dificultades intentará modernizar el estado español, aplicando algunos de los principios del liberalismo político y económico ya vigentes en Francia. Sucesos del 2 de mayo En España, los sucesos de Bayona, son entendidos como un secuestro de la voluntad de los reyes, mientras que los movimientos de las tropas francesas, acuarteladas en puntos que no están en la ruta hacia Portugal, hacen cundir la sospecha de que está teniendo lugar una invasión del país. El 2 de mayo de 1808, el pueblo madrileño trata de evitar que el ejército francés traslade a Francia a Francisco de Paula, último infante de la familia real que permanecía en Madrid; las tropas francesas reprimen la revuelta, con lo que tiene lugar el primer choque violento entre los soldados franceses y el pueblo español. La represión que sigue al levantamiento madrileño es dura y el alcalde de Móstoles difunde un bando declarando la guerra a Francia. Generalización de la guerra Tras el bando del alcalde de Móstoles, se suceden los levantamientos antifranceses por todo el país. La guerra contra el ejército de Napoleón se generaliza en un enfrentamiento que durará seis años y que podemos estudiar en cuatro fases de desarrollo. Primera fase Se desarrolla en los primeros meses de guerra (hasta el verano de 1808) y está centrada en las revueltas urbanas contra las tropas francesas y el asedio de estas a las ciudades. El 19 de julio, el ejército español, ya reorganizado, se enfrenta y derrota al ejército francés en Bailén (primera derrota de los ejércitos de Napoleón), poniendo fin a la primera fase de la guerra. Segunda fase Tras la derrota de Bailén, Napoleón decide intervenir personalmente en España y en noviembre de 1808 cruza la frontera al frente de la Grand Armèe. Derrota y dispersa al ejército español, pero el estallido de la guerra con Austria le obliga a retornar a Francia. Tercera fase La oposición popular a los franceses y los restos dispersos del ejército, organizan una guerra de guerrillas que hostiga continuamente a las tropas francesas y obliga a Napoléon a consumir grandes recursos. Estas guerrillas adquieren cada vez una mayor envergadura y coordinación, entre sí, con la Junta Central y con el ejército británico que actúa contra los franceses desde Portugal. No obstante, las tropas francesas ocupan todo el territorio español excepto Cádiz. Cuarta fase Napoleón invade Rusia en 1812, pero su fracaso en este país le obliga a reforzar su ejército con tropas retiradas de España. Esto propicia una ofensiva de las fuerzas conjuntas hispano-­‐
británicas. En 1813, la batalla de Vitoria pone fin a la invasión. Por el Tratado de Valençay del 11 de diciembre de 1813, Napoleón devuelve la corona española a Fernando VII, quien regresa a España en marzo de 1814 El gobierno de España durante la guerra Durante la guerra, existe en España una dualidad de poderes: por un lado, el gobierno de José I Bonaparte, apoyado por Francia y por otro, el constituido de forma espontánea para resistir a la invasión y que se concreta en la Junta Central Suprema. El gobierno de José I Bonaparte Recibe inicialmente el apoyo de Francia, del Consejo de Castilla (gobierno español) y de los españoles "afrancesados" (partidarios de reformar la monarquía absoluta). José I trató de llevar a cabo una política reformista que modernizara España. Para ello promulgó el Estatuto de Bayona, una Carta otorgada que, sin establecer un régimen liberal, introducía importantes reformas modernizadoras del estado español, tanto en los aspectos económicos como políticos. Sin embargo, tuvo grandes dificultades para gobernar: por un lado, su incapacidad para controlar todo el país, ya que algunos territorios se mantenían en manos de la resistencia española, mientras que en otros, controlados por el ejército francés, los generales mantenían una actitud prácticamente independiente del gobierno de José I. Por otro lado hay que señalar las continuas injerencias de Napoleón en la política española, a menudo sin contar con su hermano. En este sentido llegó incluso a promulgar en Burgos una serie de ocho decretos, entre los que destacan: -­‐ Disolución del Consejo de Castilla -­‐ Abolición del Santo Oficio (Inquisición) -­‐ Reducción del número de conventos -­‐ Abolición de la jurisdicción señorial -­‐ Supresión de las aduanas interiores El gobierno de las Juntas El vacío de poder dejado por las abdicaciones de Bayona propició que la población, que rechazaba el poder de José I y de los franceses, se organizase de forma espontánea en juntas locales, estas formaron poco después juntas provinciales que finalmente constituyeron una Junta Central Suprema, auténtico gobierno del país durante la guerra. La Junta Central Suprema gobierna España en nombre de Fernando VII y debe afrontar una doble tarea: la dirección de la guerra contra los franceses y la reforma del Estado español. La primera cuestión ya se explicó arriba; en cuanto a la reforma del Estado, se van a convocar unas Cortes Generales que debían reunirse en Cádiz, único territorio español libre del dominio francés. En 1810, la Junta cede sus poderes a un Consejo de Regencia, que continuará su labor de gobierno, concretada en una serie de disposiciones ordinarias y en la redacción de la primera constitución española, la de 1812. Las Cortes españolas se reunieron efectivamente en Cádiz, a la sazón, única ciudad española libre del control francés. El ambiente liberal que se respiraba en esta ciudad mercantil contribuyó a que las decisiones adoptadas por las Cortes, tanto a la hora de redactar la constitución como cuando se trataba de legislación ordinaria, tuviera una fuerte inclinación hacía esos principios, si bien a menudo los diputados liberales tuvieron que consensuar con los más conservadores, lo que da a parte de la legislación gaditana un carácter ecléctico, en el que por ejemplo, se establece la soberanía nacional al tiempo que se mantiene el catolicismo como religión de estado. 
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