El Abanderado

Anuncio
El
Abanderado
Producción: ITVCH.
Autor: Heiremans
Dirección: Eugenio Gtajnán
Escenografía: Guillermo Ntiñez
Actuación: Larca, Bunsier,
Rujas Murphy. Barahona, etc.
Para los que ritmos seguido de cerca la trayectoria de Luis Alberto Heiremans como dramaturgo, es indudable que la producción que se acaba
de estrenar en el Teatro Antonio Varas por el
Instituto del Teatro de la Universidad de Chile, y
que obtuviera el Premio Único en el Concurso que
realiza dicha Institución anualmente, merece calificarse de obra acabada, profunda y renovadora
para la escena nacional.
Veamos porqué. Las primeras obras de Heiremans, desde "Noche de Equinoccio" y la "Hora
robada" hasta "Sigue la Estrella" estaban repleIp.s de fantasía, seres creados como alucinaciones,
sacrificando en ellas el elemento puramente teatral, por un exceso de poesía, muchas veces esencialmente simbólica. Esta tónica central de poesía,
la ha mantenido Heiremans aun en sus producciones posteriores, pero su evolución y madurez ha
ido incrustando en sus producciones algunos elementos de mayor consistencia teatral, que han hecho que sus abundantes ambientes poéticos pasen a
un segundo plano, produciendo un clima poético
por oblicuidad.
Asi, en "La Jaula en el ArboJ" primaba ya el
costumbrismo; en "Moscas en el Marmol" el análisis social; y en "Versos de Ciego" el expresionismo épico. Esta evolución encuentra su justo término medio y más adecuada expresión dramática
en "El Abanderado". En esta obra podemos saludar en forma entusiasta la maduración definitiva
de un gran dramaturgo, que se constituye de inmediato en una realidad de primer plano en el
teatro latino-americano.
No caeremos en la torpeza de pretender disminuir la calidad de la obra, argumentando que
su forma esta influenciada por Brecht, y que ello
no representaría un aporte del autor a la dramá254
tica mundial. En estas mismas columnas ya hemos analizado en anteriores artículos la mayor o
menor importancia que la influencia extranjera
puede significar en el desenvolvimiento del teatro
chileno. Es un factor que no pesa, que no tiene
ninguna importancia, máxime cuando las influencias son en cierto sentido asimiladas, y transformadas o enriquecidas con aportes auténticos que
superan en mucho a los moldes originales.
El argumento.
La obra transcurre en los pueblos de Coligue
Bajo y La Calavera, en la Provincia de Valparaíso,
y muestra aspectos para muchos desconocidos del
folklore regional y popular en la celebración de la
procestón de la Cruz de Mayo. Coincide con dichos preparativos y con la ceremonia misma, el
apresamiento de un temido bandido llamado "El
Abanderado", que es conducido por Carabineros al
retén de La Calavera, haciendo el trayecto de pueblo a pueblo junto a la troupe de Coligue Bajo,
que efectúa su anual peregrinación al pueblo de "La
Calavera".
Es notable el aporte que el autor ha hecho a
la escena nacional, al dar vida a una de tas tantas
ceremonias populares de carácter religioso, que la
tradición ha ido transformando en escenas pintorescas, que unen a su riqueza folklórica un paganismo formal e irresponsable. Asistimos maravillados a la preparación de la Cruz de Mayo, la confección de sus polícromas vestimentas, de sus legendarios bailes y cantos; a la fértil imaginación
de los Alféreces de comarcas; y por último a la
recepción de las distintas peregrinaciones por parle de la troupe de "La Calavera". El trabajo de
Eugenio Guzmán en ese aspecto y la asesoría de
Raquel Barros, y la correcta asimilación por parte
de los actores fmás de 50 personas) nos hace imaginar la titánica y detallada función que les habrá
cabido en el período de preparación de !a obra.
No estamos de acuerdo con Guzmán en que
las fases que vive Juan Araneda, "El Abanderado",
durante la obra completa, "combina con las diferentes fases del Vía Crucis", como lo señala en el
programa. Nada más equivocado y perjudicial, y,
estamos seguros, nada más lejos del interés y propósitos de Hdremans que pretender una similitud
del argumento con ios aspectos de la Pasión de
Nuestro Señor Jesucristo. El autor nos ha mostradu simplemente un hecho teatral, verídico o no,
que sucede en determinada zona de nuestro país,
pero que no tiene ningún paralelismo con el Vía
Crucis, ya que mal podríamos comparar la historia
de un Bandido a la de Cristo, y mucho menos
—llevando más Jejos la citada interpretación—
tratar de ubicar en el argumento a la Santísima
Virgen o a los Apóstoles del Crucificado.
La dirección.
Aparte del mérito indudable de la obra, sin
duda que la mayor felicitación debe centrarse en
Eugenio Guzmán. Su mágico encanto en la creación de ambientes de conjunto, en la movilización
de grupos, en el dominio eficaz de la acción y contraacción, en los efectos lumino-te'cnicos (recordemos
la magistral escena del racconlo del Abanderado
en la Comisaria de "La Calavera") nos mueven al
elogio más unánime y definitivo. Guzmán es un
hombre de sensibilidad y oficio. Trabajador entusiasta, estudioso, ha aprovechado sus innumerables
viajes al extranjero, para completar su personalidad como director.
Ha sabido asesorarse de un grupo técnico de
calidad, como Víctor Segura en la iluminación;
Sergio Zapata en el vestuario; Raquel Barros en el
folklore y Alfonso Unanue en las danzas.
La escenografía.
Guillermo Núñcz ha regresado de un,i pro'ongada permanencia en Europa, y nos muestra aquí
sus progresos. Ha diseñado con imaginación y belleza una escenografía de tipo funcional, pero que
complementaba magníficamente el simbolismo poético de la obra. Su solución de plataformas, ol inteligente uso de la parrilla, que operó magníficamente, y la selección de elementos simples pero
efectivos, son sus principales cualidades. Creemos
que su mayor acierto lo consigue en la amhientación del prostíbulo de Pepa de Oro, donde prefirió
la arpillera, como elemento de trabajo, consiguiendo un efecto plástico desolador, a la vez que .iprisionaba a las infelices "asiladas".
La actuación.
Los personajes suman 61 en total. Esta sola cifra, quizás la más alta t>n espectáculos de :sta categoría, nos impide hacer un análisis detallado dej
la actuación de cada uno de ellos. Pero analizjR rooa los principales.
Mario Lorca, que se ha especializado en caracterizar a elementos rudos del campo chileno (recordemos "La Viuda de Apahlaza") consigue crear
el tipo adecuado al bandido legendario. Pero su va
inveterada dificultad de modulación lo hace mon<itono, dificultando su comunicación con el público,
principalmente en su importante escena del racconto emocional. Es expresivo en las escenas de silencio o de suspenso emocional, como la que sostiene
con su madre; la que creemos podría acortarse un
poco en beneficio del total de la representación.
Dicha escena, de difícil realización, fue quizás demasiado lenta, no pareciéndonos claro el momento
preciso en que la Madre reconoce a su hijo en el
detenido.
Carmen Bunster, en la regenia de un prostíbulo
de arrabal, simplemente magnifica. Con una profunda expresividad interior, llena de matices emocionales, llenó la escena con su fascinante personalidad interpretativa.
Rojas Murphy bien en su Cabo González. Igual
cosa podríamos decir de Tennyson Ferrada, Luis
Barahona y Dominga Tessiei-. Quizás si la escena
de Tessier con su lugarteniente Fernando González
en el Retén de Coligue Bajo nos pareció algo equivoca.
De los Alféreces, nos pareció muy bien José
Bravo, alumno de la Academia de! ITUCH, quien
creó un tipo popular admirable y completo. En general es dignu de señalar el hecho de que un reparto tan numeroso, en el que se mezclan actores
avezados y muchachos inexpertos, demostró una
correcta homogeneidad, lo que constituye un nueva
mérito du la dirección de la obra.
En resumen, podríamos decir que constituye un
buen augurio este estreno de Heiremans. El Instituto del Teatro de la Universidad de Chile sufría
de un cierto estancamiento en su línea de producciones teatrales, que estamos seguros será rcvilalizada por el éxito de "El Abanderado". Esta obra
reúne los requisitos indispensables para asegurar
una larga permanencia en cartelera; y. lo que es
más importante, para impulsar a los directivus del
Teatro a continuar con mayor vigor este apronte
artístico; lo que seguramente redundará en beneficio del teatro chileno.
Jaime CELEDÓN.
Descargar