ANTICONCEPCIÓN POSTCOITAL La

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ANTICONCEPCIÓN POSTCOITAL
La anticoncepción postcoital, denominada también como anticoncepción de emergencia, consiste en la adopción de determinadas medidas, generalmente farmacológicas,
para prevenir un embarazo no deseado tras la realización de un coito o acto sexual no
protegido (exento de cualquier clase de medida anticonceptiva). Son denominadas de
emergencia porque están destinadas a hacer frente a situaciones tan dispares como una
violación o la simple rotura de un preservativo durante el coito.
En cualquier caso, estos métodos no son recomendables como sistema habitual
de anticoncepción, fundamentalmente porque la anticoncepción postcoital es menos
eficaz y suele producir más efectos adversos que los métodos anticonceptivos habituales.
Generalmente se considera que el embarazo comienza realmente una vez que el óvulo
fertilizado se ha implantado por completo en la pared del útero de la mujer. El proceso
de implantación comienza unos cinco días después de la fertilización y se completa una
semana más tarde, alrededor de la fecha en que se espera la menstruación. Los anticonceptivos de emergencia son inefectivos una vez que ha comenzado la implantación.
Básicamente existen dos tipos de sistemas de anticoncepción postcoital:
Dispositivo intrauterino (DIU) liberador de cobre.
Anticonceptivos hormonales ("píldora del día siguiente").
Los DIU son pequeño objetos que liberan localmente cobre y que son insertados en el
útero por ginecólogos expertos. Se puede colocar dentro de los cinco a diez días después de haber tenido un contacto sexual sin protección para prevenir el embarazo. Este
método es muy efectivo, ya que tiene un índice de fallos de menos de un uno por ciento
de las mujeres.
Tiene la peculiaridad de que puede ser utilizado durante años como un anticonceptivo regular, por lo que puede ser una opción para aquellas mujeres que busquen anticoncepción de emergencia y que adicionalmente quieran protección anticonceptiva a largo plazo. No obstante, el DIU no es adecuado para todas las mujeres, en especial para aquellas
que padecen de infecciones en el sistema reproductivo o que presenten riesgo de contraer una enfermedad de transmisión sexual.
Por su parte, los anticonceptivos hormonales se emplean en anticoncepción hormonal de
emergencia en las 72 horas (tres días) posteriores a una relación sexual.
Existen dos tipos de preparados. El primero de ellos utiliza la misma clase de preparados
hormonales empleados en anticoncepción oral estándar; es decir, una asociación a bajas
de dosis de un estrógeno y un progestágeno. En España no existe, por el momento, ningún anticonceptivo oral que tenga autorizada oficialmente la indicación de anticoncepción
de emergencia, aunque en la práctica sí son empleados por ginecólogos y algunos centros de planificación para determinadas condiciones de emergencia.
Los anticonceptivos orales se emplean en estas circunstancias usando el denominado régimen de Yuzpe, consistente en dos dosis consecutivas de una combinación de 100 µg
de etinilestradiol (estrógeno) y 500 µg de levonorgestrel (progestágeno), separadas entre sí por un intervalo de 12 horas.
El uso de este tipo de anticonceptivo de emergencia reduce el riesgo de embarazo en un
75%. Esto no significa que el 25% de las mujeres que emplean este método puedan
quedar embarazadas, ya que la proporción normal de embarazos entre las mujeres que
no emplean ningún método anticonceptivo y han realizado un coito con un hombre fértil
durante la segunda o tercera semana de su ciclo menstrual es de un 8%. Por consiguiente, la anticoncepción postcoital reduce en un 75% la proporción desde ese 8%
hasta un 2%. En definitiva, en término medio, sólo un 2% de las usuarias de este método quedarán embarazadas.
El régimen de Yuzpe es responsable de una relativamente alta incidencia de efectos adversos. Concretamente y de forma aproximada, un 50% de las mujeres que usan estas
dosis experimentan náuseas y un 20% vómitos.
Frente al régimen de Yuzpe, existe un segundo tipo de anticonceptivos de emergencia,
que emplea únicamente un agente progestágeno, generalmente levonorgestrel, en do-
sis superiores a las habitualmente empleadas en los preparados anticonceptivos convencionales.
El levonorgestrel es un progestágeno sintético que presenta además débiles actividades
estrogénicas y androgénicas. Su mecanismo de acción anticonceptivo varía según el
momento en el que se administre el fármaco y depende de la combinación de la inhibición de la ovulación y de la implantación.
La capacidad inhibitoria de la ovulación es limitada (en torno a un 50%) si se administra
con antelación a la misma, pero no hay demasiados datos acerca de los mecanismos implicados cuando se toma después de que la ovulación haya ocurrido, aunque existe
constancia de afectación del moco cervical y de la función endometrial, impidiendo el
proceso de implantación del huevo fecundado.
El levonorgestrel es absorbido por vía oral de forma relativamente completa, alcanzando
su nivel plasmático máximo (T MAX) al cabo de 1,6-1,9 horas, aunque con importantes
variaciones intra e interindividuales. Esto implica que la presencia de vómitos, una reacción adversa relativamente común, durante las horas siguientes a su administración oral
podría implicar una insuficiente absorción del producto y, por consiguiente, haría peligrar
su eficacia ya que ésta es muy dependiente de mínimas variaciones de los niveles séricos
del fármaco.
Por este motivo, se recomienda tomar una nueva dosis en caso de que la mujer experimente vómitos durante las tres horas (algunos estudios apuntan incluso hasta cuatro
horas) siguientes a la ingestión del producto.
La eficacia del levonorgestrel en esta indicación ha quedado demostrada en varios ensayos clínicos controlados, algunos de los cuales han sido promovidos por la Organización
Mundial de la Salud. El más importante de ellos consistió en un ensayo aleatorizado y
doblemente ciego, realizado sobre un total de 1998 mujeres en 21 centros diferentes.
Todas las mujeres presentaban una menstruación regular, no empleaban anticoncepción
hormonal y solicitaron la anticoncepción postcoital hasta 72 después de una relación sexual no protegida.
Las mujeres recibieron aleatoriamente levonorgestrel (750 µg inicialmente, seguida de la
misma dosis 12 horas después) o el régimen de Yuzpe, consistente en una asociación de
100 µg de etinilestradiol más 500 µg de levonorgestrel, con idéntica cadencia posológica
(dos dosis separadas 12 horas).
Los resultados de este estudio mostraron que el porcentaje global de embarazos entre
las mujeres que utilizaron levonorgestrel solo fue del 1,1%, frente al 3,2% con el régimen de Yuzpe. Asimismo, la incidencia de efectos adversos fue significativamente inferior
con levonorgestrel solo, con una incidencia de náuseas del 23%, frente a un 51% en las
mujeres tratadas con el régimen de Yuzpe, mientras que la incidencia de vómitos fue del
6% y 18%, respectivamente.
No obstante, es importante indicar que la frecuencia de embarazos aumenta con el tie mpo transcurrido entre la relación sexual y la primera dosis de levonorgestrel. En este
sentido, la frecuencia de embarazos fue de tan sólo un 0,4% si la administración se producía antes de las primeras 24 horas, del 1,8% si se administraba entre las 24 y 48 horas y del 2,7% si administraba entre las 48 y 72 horas. Es importante indicar que en este
estudio, las mujeres tomaron una dosis adicional de tratamiento en el caso de que experimentasen vómitos durante las primeras horas después de la primera administración.
En otro estudio controlado, realizado sobre un total de 678 mujeres que había tenido un
relación sexual no protegida durante las últimas 48 horas, se administraron los mismos
medicamentos que en el estudio anterior, aunque no se repitió la primera dosis en caso
de vómitos.
Los resultados obtenidos en este último estudio indicaron un índice embarazos del 1,8%
con levonorgestrel entre las mujeres que recibieron el tratamiento durante las primeras
24 horas, frente a un 1,4% con el régimen de Yuzpe. En aquellos casos en que la administración fue realizada entre las 24 y las 48 horas del coito, los correspondientes índices
de embarazos fueron del 3,5% y 4,6%, respectivamente.
En los estudios clínicos realizados la incidencia de efectos adversos es significativamente
inferior con levonorgestrel que con el régimen de Yuzpe, en especial en lo que se refiere
a náuseas y vómitos, como se indicó anteriormente. En general, el levonorgestrel admi-
nistrado en dos dosis no parece producir acontecimientos adversos graves ni se han descrito por el momento embarazos ectópicos, algo teóricamente más probable con el levonorgestrel solo debido a la falta de componente estrogénico (presente en el régimen de
Yuzpe). Asimismo, tampoco se han registrado notificaciones de malformaciones en los
embarazos resultantes.
A pesar de lo indicado, la utilización de levonorgestrel en estas circunstancias no está
exenta de producir efectos adversos. En este sentido, además de las ya indicadas náuseas (20% de los casos) y vómitos (5-10%), la aparición de hemorragias o manchado
intermenstrual ocurre en el 10-12% de las mujeres y la aparición de ciclos anovulatorios
llega hasta un 15%. Aunque todos ellos pueden considerarse en general como efectos
clínicamente poco relevantes, suponen molestias adicionales que, junto con la menor
protección frente al embarazo, hacen de éste un método anticonceptivo sólo indicado
para situaciones de emergencia y, por tanto, no aconsejable para la mayoría de las mujeres en condiciones habituales, en relación con los anticonceptivos orales convencionales
u otros métodos no hormonales (preservativo, DIU, etc).
Algunos estudios han comprobado que al prevenir los embarazos no deseados, la anticoncepción de emergencia puede reducir la tasa de abortos. En varios países europeos,
como Holanda, donde el uso de anticonceptivos es alto entre los jóvenes y la anticoncepción de emergencia ha estado disponible desde hace décadas se registran los índices más
bajo de abortos de todas las naciones industrializadas. Este ha sido el motivo por el que
en algunos países, como Francia, se preconizase inicialmente su libre distribución en colegios, sin ningún tipo de control en su dispensación. Esta situación se ha corregido posteriormente.
Existen especialidades registradas con levonorgestrel para la anticoncepción de emergencia en la mayor parte de los países de la Unión Europea, así como en Estados Unidos. Por
lo que se refiere a España, la Agencia Española del Medicamento ha autorizado el registro
de dos preparados conteniendo 750 µg de levonorgestrel, con indicación de anticoncepción de emergencia en las 72 horas posteriores a una relación sexual. Se trata de las especialidades Postinor® y Postfemin®, de los laboratorios Schering, y de Norlevo®, de
Dreiman. Aún no han sido comercializadas, entre otros motivos porque hasta la fecha (28
de marzo de 2001) no se han establecido sus condiciones de financiación por parte de la
Seguridad Social, ni su precio, aunque algunos indicios apuntan hacia la ausencia de financiación pública de estos medicamentos. En cualquier caso, se trata de especialidades
cuya dispensación deberá hacerse bajo prescripción médica.
La forma de administración consiste en ingerir la primera dosis a una hora conveniente
para que pueda tomarse la segunda dosis 12 horas más tarde. Es preferible tomarla
junto con algo de comida, con el fin de reducir la incidencia de náuseas. En ningún caso
este tratamiento debe comenzar 72 horas después de haber tenido la relación sexual
desprotegida.
Si se vomita dentro de las tres horas después de haber tomado una de las dosis, es necesario volver a tomar otra lo antes posible. Si el vómito ocurre después de la primera
dosis, todavía necesitará tomar la segunda dosis 12 horas después, además de la dosis
adicional ante indicada.
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