EL FORTALECIMIENTO DEL ACUERDO INTERNACIONAL DEL

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EL FORTALECIMIENTO DEL ACUERDO INTERNACIONAL DEL CAFE
Palabras del Presidente de Colombia
Belisario Betancur con motivo de la
condecoración al doctor Carlos Alberto Leite
Barbosa, antes embajador del Brasil y
ahora Presidente del Instituto Brasileño del
Café: Bogotá, Casa de Nariño, noviembre 5
de 1985.
Estarnos reunidos aquí con motivo de la despedida como Embajador
del Brasil en Colombia, del doctor Carlos Alberto Leite Barbosa, quien ha sido
llamado por el gobierno del Presidente Sarney a dirigir el Instituto Brasileño
del Café.
El Embajador Leite fue un gran impulsor de las relaciones de Brasil y
Colombia: no sólo atendió a las normales actividades de una representación
de tanto significado en el concierto latinoamericano, sino que dio gran
impulso a los intercambios culturales, económicos y políticos; durante su
misión en Bogotá, tuvo oportunidad de conocer muchos de nuestros
principales dirigentes políticos, económicos y sociales, experiencia que le será
útil en su nueva posición, ya que la cooperación de nuestros dos países en el
mantenimiento y el fortalecimiento del Acuerdo Internacional del Café, es
fundamental para la estabilidad de este importante instrumento.
1.-
EL ACUERDO INTERNACIONAL DEL CAFE
Desde comienzos de este siglo las relaciones Brasil-Colombia se
entrelazan principalmente por las ramas del café. En efecto, se podría afirmar
que el diálogo permanente entre nuestros países, el análisis conjunto de los
problemas y la adopción de soluciones comunes, han significado estabilidad y
confianza para el mercado del grano.
En el caso del café, mercado libre no es sinónimo de mercado estable
o de mercado eficiente: la experiencia ha demostrado que la inestabilidad de
precios y suministros es la característica de este mercado cuando no existe
ningún instrumento para buscar el orden y la disciplina.
Por otra parte, el procesamiento del grano cada día se concentra más,
hasta el punto de que hoy unas pocas empresas localizadas en países
industrializados lo dominan; situación que exige coordinación de los países
productores y entendimiento con los países consumidores.
Exige, como lo señaló el Ministro de Industria y Comercio del Brasil,
tratamiento equitativo y equilibrado para productores y para consumidores,
tarea cumplida en los últimos 23 años por ese gran instrumento de regulación
y ordenamiento que ha sido y es el Acuerdo Internacional del Café.
2. -
EL DO UT DES DEL ACUERDO
El Acuerdo del Café es el ejemplo de cooperación internacional más
exitoso en el área de los productos básicos, es un do ut des de equitativas
prestaciones y contraprestaciones.
La supervivencia política, económica y social de 45 países productores
de África, Asia y América Latina, depende de la fortaleza de este instrumento:
veinticinco millones de personas trabajan directamente en la producción,
exportación, comercialización, transporte y procesamiento de este producto
básico, que, después del petróleo, es el de mayor representatividad en las
corrientes del comercio internacional.
Desde el punto de vista de los países industrializados, el Acuerdo les
ofrece precios razonables y suministros estables.
Más de 400 millones de personas comienzan su día de trabajo con la
energía y el estímulo de esta fascinante bebida. Pero además, los países
cafeteros están comprando muchos miles de millones de dólares en bienes
provenientes de países industrializados: un estudio realizado en los Estados
Unidos hace algunos años, concluyó que cerca de ochocientas mil personas
trabajan en ese país en la fabricación de bienes cuyo destino es alguno de los
países cafeteros.
3.-
ORDEN Y DISCIPLINA
Por tanto, debemos reforzar y perfeccionar el Acuerdo; y la coyuntura
cafetera actual, exige la iniciativa de Brasil y Colombia, para orientar y
administrar dicha política dentro de tan idónea herramienta.
Para dar aplicación al Acuerdo, es esencial la coordinación de acciones
y la participación directa de los principales productores y consumidores. Y no
debemos tener vacilación en cuanto a la conveniencia de utilizar todos los
mecanismos contemplados en él, para ordenar el mercado, estabilizar los
precios y suministrar un flujo estable de café.
La experiencia de las últimas décadas, demuestra que los países
productores tienen interés en mantener el orden y la disciplina, con el fin de
permitir el aumento del consuno y estabilizar sus ingresos. Por tanto, resulta
evidente que debe evitarse la repetición de fenómenos artificiales de precios,
los cuales causan distorsiones en las economías de los productores, que los
obligan a esfuerzos y sacrificios a fin de corregirlas, como se ha visto en los
últimos años.
La reducción del consumo en los setentas por el alza inmoderada de
los precios, apenas ahora comienza a recuperarse, una década después. De
consiguiente, es necesario evitar hoy una reacción de parte de los
consumidores, como la que determinó que el Presidente Carter invitara a sus
compatriotas norteamericanos, en una inolvidable alocución televisada, a
consumir té en lugar de café, como él aparecía haciéndolo.
4.-
VOCACION DE CONCERTACION CON BRASIL
Todos los latinoamericanos miramos con admiración el avance
económico que en las últimas décadas ha realizado el Brasil. Lo hemos visto
innovador en la tecnología, agresivo en los mercados internacionales,
emprendedor en la industria, sabio en el manejo del agro. Se sabe que pasa
hoy por circunstancias difíciles en el campo financiero; pero nadie puede
menos de advertir que, cualquiera sea la magnitud de su deuda, los recursos
naturales y humanos brasileños, así con el volumen de las inversiones
pasadas, auguran buenos tiempos en un futuro no distante para el país
hermano, cuyo enrutamiento por los caminos de la democracia ha saludado
con alegría el mundo libre.
Pese a su exitoso esfuerzo de diversificación, el café tiene todavía
papel importante en la economía brasileña. Visto en el contexto de los
productores mundiales, qué duda cabe de que Brasil es un coloso.
Colombia, pues, ha hecho bien desde el pasado, en mirar hacia el
Brasil como al aliado natural para su política cafetera internacional. Y los
hechos demuestran que esa alianza es fructífera para ambos países: el
convenio es prueba palpable de ello.
Colombia reitera, por tanto, su vocación de diálogo, de concertación,
de identidad con el Brasil.
5. -
UN CONVENIO PARA PERMANECER
El convenio descansa sobre una aspiración tan lógica que, finalmente,
tuvo que ser aceptada por los países consumidores: la de que no se puede
esperar que los países productores, comprometidos en la difícil tarea del
desarrollo económico y del progreso social, puedan cumplir ésta y ser buenos
miembros del orden internacional, si no se los protege contra la inestabilidad
de aquellos mercados de materias primas que tienen un valor estratégico
dentro de sus estructuras económicas.
El Convenio tiene otro elemento igualmente importante: la certidumbre
de que los países productores renunciarían a cualquier ganancia especulativa;
y orientarían sus políticas de precios y producción, pensando ante todo en el
largo plazo, sin tomar ventaja de coyunturas transitorias para trasladar a los
consumidores los riesgos de fenómenos climatológicos, biológicos o políticos.
En éste, como en todo convenio diseñado para permanecer, todas las
partes tienen que mostrar comprensión por los intereses de los demás.
Colombia aspira a que el Convenio Internacional del Café permanezca
y en dicho orden de ideas estamos haciendo gestiones con los principales
países consumidores. En estos últimos días recibimos el respaldo del
Presidente Mitterrand para avanzar en tal dirección y también tuvimos
oportunidad de intercambiar ideas en forma muy constructiva con una
delegación de alto nivel de la Oficina para Negociaciones Comerciales de la
Casa Blanca. En las próximas semanas presentaremos el tema en la reunión
de Cancilleres de Luxemburgo y en la reunión de Cancilleres del hemisferio
americano que se celebrará en Cartagena.
6.-
LA POLITICA CAFETERA A NIVEL NACIONAL
Quisiera hacer ahora unas breves reflexiones sobre el manejo de la
política cafetera en los próximos meses, en lo doméstico.
Como ha sido tradición, esta política es el resultado de un sofisticado
proceso de concertación entre el gobierno y los representantes del gremio
cafetero. Siempre se ha realizado un gran esfuerzo por conciliar la política
cafetera y la política macroeconómica. En esta administración la política
cafetera ha buscado mejorar la situación financiera del Fondo Nacional del
Café y ha buscado mantener estable el ingreso real de los caficultores.
Estos objetivos deben mantenerse:
El Fondo del Café debe operar como instrumento anticíclico; y para
cumplir con esta función, debe capitalizarse en las buenas épocas, con
el propósito de defender al productor en las malas épocas;
Al mismo tiempo, el Fondo debe seguir apoyando los presupuestos de
los Comités Departamentales de Cafeteros, entidades que han
desarrollado grandes obras de infraestructura física y social con
eficiencia y seriedad;
El Fondo está cumpliendo 40 años y no hay duda de que ha sido
instrumento fundamental para nuestra economía: entidades como el
Banco Cafetero, Almacafé, la Flota Mercante Grancolombiana, las
Compañías Agrícolas de Seguros y el Centro de Investigaciones
(Cenicafé), fueron creadas con recursos suyos, y le han prestado
grandes servicios al gremio cafetero y en general a la economía
nacional.
7.-
LA COOPERACION BRASILEÑA-COLOMBIANA
Volviendo a la política cafetera internacional, es obvio que si, como se
ha dicho, los niveles de producción y de inventarios existentes en los países
productores de café son bastantes para que el Convenio subsista, dentro de
los lineamientos que acaban de ser objeto de acuerdo, todos debemos
regocijarnos por ello.
Las presiones alcistas de los últimos días deberían manejarse,
entonces, con buena voluntad por los países miembros, adoptando aquellas
medidas administrativas necesarias para conseguir que los mecanismos
existentes puedan operar con fluidez, restando nerviosismo e incertidumbre
al mercado; y volviendo, de esa manera, a niveles de precios acordes con las
previsiones de largo plazo con las que se negoció, hace unos días, en
Londres.
Si, por el contrarío, los hechos comenzaran a demostrar que las
proyecciones sobre producción e inventarios que se hicieron en Londres
fueron excesivamente optimistas, deberíamos revisar nuestra estrategia en
forma conjunta, con el objetivo de proteger a los países consumidores de
variaciones excesivas, que pudieran resultar impropias, teniendo en cuenta
los esfuerzos que ellos han hecho para protegernos a nosotros de las fuerzas
depresivas que obraron en otra época en el mercado.
En esta etapa, como en todas, la colaboración brasileña-colombiana es
esencial.
8.-
ESTABILIDAD DEL CONVENIO
Por parte de Colombia, he dado instrucciones a los funcionarios que
tienen a su cargo la coordinación de la política cafetera con la Federación
Nacional de Cafeteros, de que permanezcan alertas haciendo el seguimiento
del mercado internacional día a día, para preservar el supremo objetivo de la
estabilidad del Convenio Cafetero, como marco de acuerdo entre productores
y consumidores.
En cualquier caso, los colombianos debemos recordar que somos aún
más dependientes que el Brasil, de la economía cafetera, cuando se trata de
generación de divisas, empleo, y nivel de actividad económica interna.
Por eso tenemos como absoluta prioridad el mantenimiento de
mercados cafeteros estables en el mundo: mercados en los cuales las
posibilidades de sorpresas, sean mínimas.
Esa estabilidad de largo plazo es, para nosotros, algo mucho más
importante que la opción de realizar grandes ganancias en un plazo corto: la
experiencia demuestra que éstas se esfuman con rapidez; y que las
depresiones que las siguen, y la secuela de problemas internos que originan,
tienen efectos más duraderos y más profundos que aquellas.
En síntesis y para concluir, quisiera decirles que si aplicamos la
imaginación para mantener el orden y la disciplina tanto a escala interna
como externa, el Acuerdo del Café seguirá siendo un convenio modelo en el
ámbito internacional. Y el Fondo Nacional del Café, seguirá siendo el soporte
interno de nuestra industria cafetera. Esto nos permitirá continuar el proceso
de mejoramiento del bienestar económico y social de cerca de tres millones
de personas que residen en nuestras zonas cafeteras; y como lo ha
demostrado la experiencia, cuando el sector cafetero se fortalece toda la
economía nacional se beneficia. Este sector ha sido uno de los motores
básicos de nuestro desarrollo y su evaluación es fundamental para la
consolidación de la paz en el país, lo mismo que para mejorar a la parte no
cafetera de nuestros compatriotas, atendiendo a la solución de sus grandes
necesidades en vivienda, hospitales, escuelas, acueductos, alcantarillados,
caminos, crédito.
9.-
LOS TEMAS COMUNES
Señor Embajador:
Usted sabrá comprender que esta sea más que una despedida un
cordial, un entusiasta saludo en su calidad de Presidente del Instituto
Brasileño del Café.
Por ello no he profundizado en otros aspectos de nuestras relaciones
inmejorables que Usted contribuyó a estimular y ahondar. Las que se refieren
al aumento de nuestros intercambios comerciales, a nuestro trabajo conjunto
en el Pacto Amazónico, en la creación del Grupo de Apoyo de Contadora. En
nuestros crecientes intercambios de tecnologías culturales, artísticas y
deportivas.
Señor Embajador:
Es con sumo placer que contrariando una tradición de muchos años
sea yo personalmente quien imponga a Usted las insignias de nuestra más
alta condecoración. Con ello deseo testimoniarle mi aprecio personal y el de
mi gobierno por la tarea cumplida y la seguridad de que en el futuro su
inteligencia y buen juicio habrán de producir grandes beneficios a nuestros
dos países.
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