Instituciones y desarrollo regional en Colombia, el caso del café

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INSTITUCIONES Y DESARROLLO REGIONAL EN COLOMBIA:
EL CASO DEL CAFÉ
María Adelaida Fernández Muñoz1
Resumen:
La importancia que tuvo el café en el desarrollo moderno de Colombia es
incuestionable y ha sido uno de los procesos más estudiados en la historia
económica del país. La actividad impulsó la industrialización, integró a Colombia con
el comercio mundial, permitió el crecimiento de la demanda interna y generó los
ingresos fiscales que el Estado necesitaba para impulsar las obras de infraestructura
que el país necesitaba en su momento. Sin embargo, a nivel regional, no es muy
claro cuál fue el impacto que tuvo la economía cafetera en el desarrollo de largo
plazo de las diferentes regiones que jugaron un papel en su consolidación como
principal producto de exportación. En primer lugar el éxito de la actividad cafetera fue
muy heterogéneo en las diferentes regiones donde existían las condiciones propicias
para el cultivo. En segundo lugar, las regiones donde el café se consolidó como el
producto principal no siempre fueron aquellas donde el desempeño económico fue
más destacado. En tercer lugar, el nivel de industrialización regional no parece
coincidir con aquellas zonas donde la economía cafetera tuvo su mayor auge. Este
trabajo busca analizar esos tres fenómenos, con el fin de entender mejor cuál fue el
impacto del café en el desarrollo regional de Colombia en el siglo XX. En particular
se quiere responder a las siguientes preguntas ¿cuáles fueron los factores
determinantes del éxito de la actividad cafetera en las diferentes regiones del país?,
la segunda ¿fueron las regiones de mejor desempeño cafetero las que lograron
mayores niveles de desarrollo en el largo plazo?, y la tercera ¿qué impacto tuvo la
actividad cafetera sobre la industrialización regional a finales del siglo XX en
Colombia?
Palabras clave:
Desarrollo económico, economía cafetera, instituciones, desarrollo regional.
Introducción:
En términos de crecimiento económico, el siglo XIX es calificado por algunos como
autores como un siglo tortuoso y de lento desarrollo para Colombia (Ocampo, 1984).
Luego de la independencia en 1810 el país sufrió una fuerte división política, entre
1
Candidata a Doctorado en Ciencias Económicas, Universidad Nacional de Colombia.
[email protected], [email protected] Artículo presentado a la Escuela de Verano de Historia
Económica 2010.
quienes querían reconstruir los fundamentos coloniales y aquellos que buscaban
integrar al país al mundo moderno sobre la base del librecambio (Tovar, 2007), la
lucha entre ambos grupos marcó una la lenta evolución del nuevo Estado, que,
debilitado económicamente por la guerra de independencia, no pudo consolidarse en
una nación fuerte y se enfrentó constantemente a pugnas regionales por el poder.
La población nacional en esa época estaba altamente dispersa, no existían aun vías
de comunicación que permitieran la circulación masiva de mercancías y los
intercambios económicos ocurrían de forma localizada y sólo por medio de
excedentes de sistemas de producción orientados hacia el autoconsumo. En
definitiva muchos autores plantean que el mercado interno colombiano era casi
inexistente, así que el desarrollo sólo podía ser impulsado por medio de la
exportación de bienes primarios como el café (Ocampo, 1984; Palacios & Safford,
2002).
El principal producto de exportación del país hasta su independencia, y de hecho
durante las tres cuartas partes del siglo XIX, fue el oro. Además del éste, los demás
productos que lograron tener una participación más o menos importante en las
exportaciones nacionales después de la independencia fueron el tabaco, la quina, el
añil y el café; sin embargo, todas estas iniciativas tenían grandes limitantes en
términos de su productividad, su capacidad de innovación y una alta vulnerabilidad
frente a la volatilidad del mercado internacional (Junguito & Pizano, 1991) 2.
Finalmente, hacia finales del siglo XIX, el aumento de los precios internacionales del
café, debido al crecimiento de la demanda mundial, permitió que este producto
superara las barreras que había tenido hasta el momento y se posicionara como el
bien de exportación más importante de Colombia durante el siglo XX. El café impulsó
no sólo el desarrollo de los transportes, tanto tradicionales como modernos (Palacio,
2009); sino que fue la fuente principal de divisas del país hasta finales de los años
1970, permitió el crecimiento del mercado interno y promovió la industrialización
durante la mayor parte del siglo XX (Junguito & Pizano, 1991).
Esto significó que la actividad cafetera se desarrollara relativamente tarde en el país.
Sólo hasta la segunda mitad del siglo XIX, se empezaron a las establecer las
primeras plantaciones comerciales en los Departamentos de Norte de Santander y
Santander, en razón de que era de las pocas regiones que podía exportar el grano a
precios razonables a través de Maracaibo, en Venezuela.
Poco a poco, a medida que el precio internacional fue mejorando, el cultivo del café
se fue expandiendo a otras regiones del oriente y del occidente del país, bajo
condiciones geográficas y sistemas productivos muy diferentes. En algunas de ellas
predominaba del sistema de hacienda, heredado de la colonización española; otras
regiones eran de nueva colonización, donde la tierra tenía una distribución más
equitativa y donde se establecieron en mayor proporción pequeños propietarios
campesinos; y finalmente otras donde predominaba el minifundio, originados de la
división de los viejos resguardos indígenas que se eliminaron durante la época
2
A comparación de otros países de América Latina, el desempeño exportador del país fue uno de los más pobres
del siglo XIX, a causa principalmente de la debilidad de los derechos de propiedad que enfrentaron los colonos
en las tierras de frontera. Condición que duró incluso durante los primeros años del siglo XX (Sánchez, et al.
2009).
radical a mediados del siglo XIX3. Se dice que estas condiciones influyeron en el
éxito relativo que tuvo la economía cafetera en las distintas regiones (Arango,
Machado, 1988; Palacios, 2009), las cuales presentaría senderos de desarrollo muy
diferentes en el largo plazo.
Gráfico 1: Mapa de Regiones Cafeteras en Colombia y número de cosechas
Fuente: http://www.cafedecolombia.com/particulares/es/la_tierra_del_cafe/regiones_cafeteras/
3
La época radical representa el período de hegemonía liberal en el Gobierno y que va desde y en la cual se
establecen importantes reformas legislativas que buscaban limitar el papel del Estado en la economía,
« modernizar » el Estado e impulsar la integración del país al comercio internacional (Melo, 2007).
Estudiar por qué existió una divergencia tan marcada en el desarrollo regional del
país, dentro de una actividad económica relativamente homogénea, que tuvo
condiciones preferenciales de política desde el nivel central, que abría la oportunidad
de integrarse al comercio internacional y que en algunos casos resultó un gran éxito,
puede aportar nuevas explicaciones a la pregunta de por qué ciertos países logran
desarrollarse a velocidades mayores que otros, pero partiendo de una visión
regional, con el propósito de ampliar la literatura sobre la relación que existe entre
las instituciones y desarrollo, como proponen Pande & Udry (2006). Además un
análisis comparativo en este sentido no parece haberse realizado hasta el momento
para Colombia.
Con esto en mente se divide el documento en las siguientes secciones: una primera
sección, donde se presentan los principales aportes que ha hecho la teoría de la
Nueva Economía Institucional al estudio del desarrollo económico divergente, en
particular para América Latina, una segunda sección donde se presenta las
características más importantes del desarrollo regional del café en Colombia y por
qué un análisis a partir de las instituciones parece ser adecuado para responder a
las preguntas de este trabajo, una tercera sección donde se presentan los modelos
propuestos para entender mejor las diferentes trayectorias de desarrollo de las
diferentes regiones cafeteras de Colombia y una cuarta sección con algunas
conclusiones parciales de este trabajo.
1. Instituciones y Desarrollo
Las instituciones son restricciones ideadas por los seres humanos que estructuran
las interacciones políticas, económicas y sociales, y a través de la historia han
permitido generar orden y reducir la incertidumbre ligada a las actividades de
intercambio (North, 1991). Junto con las restricciones del sistema económico, las
instituciones definen el conjunto de elecciones disponibles para los agentes y
determinan los costos de transacción y producción que éstos enfrentan, lo que a su
vez definen los posibles niveles de beneficios que obtendrán de participar en una
actividad económica. En definitiva, las instituciones determinan el desempeño final
de la economía.
Las instituciones y la forma en que evoluciona la estructura institucional de una
sociedad, permiten entonces explicar el proceso de crecimiento económico de las
diferentes sociedades humanas, y la gran variedad de resultados que se pueden ver
hoy en día, tanto entre países, como entre las regiones de un mismo país4.
Estos planteamientos han inspirado una importante línea de análisis en la literatura
del desarrollo económico y de la historia económica, que ha permitido generar
evidencia empírica de la estrecha relación que existe entre las instituciones que se
establecen en un momento dado del tiempo en una sociedad y el posterior
desempeño económico que exhibe en el largo plazo, ofreciendo una nueva
explicación a los niveles de crecimiento económico tan divergentes que existen a
nivel mundial.
4
Para North (1991), el interés principal de estudiar las instituciones es el de entender y explicar la amplia
diversidad de desempeños que exhiben las economías a lo largo del tiempo y que son evidentes en el mundo
actual.
Los principales esfuerzos empíricos realizados en los últimos años para entender la
relación entre las instituciones y el desarrollo económico, se han centrado en el
análisis de las instituciones formales y su impacto en el desempeño económico a
través de la historia (Coatsworth, 2008). En particular, el análisis histórico de eventos
clave como la caída del feudalismo en Europa Occidental (North & Thomas, 1973), o
la colonización por parte de Europa de América, Asia y África y su posterior
crecimiento económico (Acemoglu, et al. 2001, 2002; Banerjee & Iyer, 2002), ha
identificado a las instituciones como la causa de las diferencias en prosperidad de
las naciones en el largo plazo.
Para América Latina, los trabajos de Acemoglu, Johnson & Robinson (2002),
Acemoglu, Johnson & Robinson (2001), Sokoloff & Engerman (2000), entre otros,
han marcado una línea de trabajo que ha permitido obtener interesantes
explicaciones para el contraste que existe entre el desarrollo de América Latina
frente al de América del Norte, y han identificado como causas fundamentales a los
diferentes arreglos institucionales que se establecieron en las nuevas colonias
Europeas durante los siglos XV, XVI y XVII en ambas regiones.
Los primeros explican que las dificultades enfrentadas por América Latina para su
desarrollo son el resultado de las instituciones extractivas impuestas por los
europeos quienes se enfrentaron a regiones con una alta tasa de mortalidad y donde
la inmigración de población europea fue muy baja. Los segundos por su parte
plantean que fueron las dotaciones iniciales, es decir la disponibilidad de recursos
naturales y la oferta de trabajo de las poblaciones precoloniales, lo que influyó en
que se estableciera una sociedad altamente inequitativa, con gran concentración de
la propiedad y que favoreció la aparición de instituciones que beneficiaron a una
pequeña porción de la población, lo que afectaría posteriormente su desempeño
económico durante los siglos en que América del Norte logró su industrialización5.
Por otro lado Galor et al. (2009), proponen que uno de los factores fundamentales
para el desarrollo moderno de los países es la formación de capital humano, que
sólo logra ser promovido por instituciones que incentiven la oferta de educación
pública a todos los niveles. Según estos autores, la transición de una economía
agrícola a una economía industrializada se da en gran medida gracias a la
masificación de la educación, que fue lo que ocurrió en los países que ahora son
desarrollados. Incluso Corea del Sur y Taiwan basaron su desarrollo de los últimos
años en una política de educación que incrementó significativamente la inversión en
este rubro a nivel nacional. Pero esta transición y los incentivos adecuados, afirman
ellos, sólo pueden darse en un entorno de baja desigualdad en la distribución de la
tierra, es decir cuando el marco institucional le otorga menos poder político y
5
En esta discusión Coatsworth (2008), plantea una explicación alternativa a las diferencias en el nivel de
desarrollo de América Latina frente a América del Norte y afirma que las diferencias no radican únicamente en
el surgimiento a nivel local de instituciones coloniales deficientes; sino en la forma en que el imperio ibérico
tuvo que adaptar sus instituciones para poder mantener el control sobre sus colonias y maximizar las riquezas
que se extraían de los nuevos territorios. Si bien estas adaptaciones permitieron que ciertas regiones de América
Latina fueran las de mayor PIB per capita en el mundo durante los siglos XVI y XVII, no permitieron que las
instituciones locales se modernizaran con suficiente rapidez en el siglo XVIII, en particular la seguridad de los
derechos de propiedad, para poder integrar efectivamente a América Latina en la revolución industrial que
ocurrió posteriormente.
económico a los terratenientes y le adjudica mayor poder a los comerciantes,
quienes pueden ejercer su influencia en pro de aumentos de la educación.
El vínculo que puede haber entre el establecimiento de instituciones coloniales
extractivas y la propuesta teórica de Galor et al. (2009), es que las sociedades
donde se establecen instituciones que promueven una distribución altamente
desigual de los factores productivos, como aquellas donde predominan las
instituciones coloniales, van a tener pocos incentivos para aumentar la provisión de
bienes públicos como la educación y de esa manera afectarán el incremento del
capital humano e inhibirán la industrialización y el desarrollo en el largo plazo
(Acemoglu y Dell,2009; Bobonis, 2008). Se puede afirmar entonces, que uno de los
canales a través de los cuales las instituciones coloniales o extractivas afectan el
desarrollo es la baja provisión de educación que éstas suscitan.
Las divergentes trayectorias de desarrollo serían entonces el resultado de diferentes
arreglos institucionales, derivados de distintos niveles de desigualdad económica en
las regiones, que se dieron ya sea por las condiciones iniciales de colonización o por
el tipo de dotaciones iniciales que causaron una determinada distribución de la tierra
o de la riqueza.
Según Bobonis (2008), las instituciones que marcaron la desigualdad fueron: la
seguridad en los derechos de propiedad, la extensión de los derechos de voto y las
limitaciones a las actividades rentistas del gobierno, la provisión de bienes públicos
pro desarrollo como la educación, y el desarrollo de sistemas fiscales, que afectaron
el desempeño de las economías.
A nivel regional también existen trabajos que analizan el efecto de las instituciones
sobre el desempeño económico desde una visión histórica. Para América Latina se
pueden mencionar los de Acemoglu & Dell (2009), Dell (2009); Bobonis (2008) y
Acemoglu, et al. (2007).
Acemoglu y Dell (2009), analizan las diferencias en términos de ingreso que existen
entre diferentes países de occidente y al interior mismo de los países, y muestran en
primer lugar la gran divergencia que existe en los niveles de productividad y de
calidad de vida que hay regionalmente dentro de un país, siendo incluso mucho
mayor a la que se evidencia entre países. En segundo lugar, proponen un modelo
para analizar el impacto de las políticas y las instituciones a nivel intra nacional, en el
desarrollo, dado que ambas afectan significativamente la generación de incentivos
para invertir en capital humano, capital físico y tecnología. Los resultados muestran
que casi la mitad de las diferencias encontradas en el nivel de desarrollo, tanto entre
países como dentro de los países, se relacionan con el nivel de inversión en capital
humano, seguido por el nivel de la tecnología.
Uno de los planteamientos más importantes que hacen los autores de este trabajo,
es que las instituciones no sólo tienen un impacto nacional; sino que a nivel regional
presentan grandes variaciones y juegan un papel esencial en la generación de
incentivos para la inversión en bienes público y para los aumentos de productividad,
factores que finalmente determinan el potencial de desarrollo de una región.
Instituciones como el grado de “law enforcement”, la disponibilidad de escuelas, la
infraestructura de vías, los tiempos necesarios para obtener permisos y el acceso a
mercados, son posibles mecanismos que podrían explicar las grandes divergencias
en el desarrollo regional al interior de los países.
Por su parte el trabajo de Dell (2009), examina el impacto de largo plazo que tuvo la
mita6 en el desarrollo de las regiones mineras de Perú y Bolivia. Los resultados
muestran que en las regiones donde existió el sistema de mita, los hogares tienen
menores niveles de consumo, están menos integrados a las redes de transporte y
sus habitantes son principalmente campesinos, resultados que ofrecen una
evidencia directa del impacto persistente que tuvieron las instituciones coloniales
extractivas sobre el desarrollo regional. Por otro lado la autora logró analizar cuáles
pudieron ser los canales a través de los cuales las instituciones creadas por el
sistema de mita persistieron en el tiempo, e identificó que estos canales fueron en
gran medida la estructura de tenencia de la tierra, dado que no hubo presencia de
grandes haciendas en los territorios de influencia de la mita, y la provisión de bienes
públicos, en vista de que en las regiones de mita hubo menores niveles de
educación de la población. En conclusión ella propone que el efecto de la presencia
de terratenientes en las zonas por fuera de la mita fue la mayor seguridad en los
derechos de propiedad en estas regiones y en consecuencia, mayores incentivos
para invertir en bienes públicos, como por ejemplo la construcción de vías de
transporte o la provisión de educación.
Este estudio, encuentra una relación positiva entre la presencia histórica de grandes
terratenientes y los niveles actuales de desarrollo económico regional, en
contraposición con la hipótesis de Sokoloff y Engerman (2000), que sostiene que
mayores niveles de desigualdad en la distribución de la tierra, disminuyen el nivel de
inversión en bienes públicos, lo que afecta negativamente el desarrollo económico
de largo plazo.
Bobonis (2008), utilizó micro datos de las municipalidades cafeteras de Puerto Rico
durante el siglo XIX con el objetivo de identificar el impacto de variables como: el
trabajo coercitivo, las instituciones políticas represivas, los niveles de inequidad
económica y la composición étnica de las poblaciones, en la provisión de educación
pública para la creación de capital humano y por consiguiente en el desempeño
económico regional. Los resultados encontrados muestran que los municipios con
mejores condiciones para el cultivo del café presentaron políticas coercitivas de
trabajo obligatorio, mayor nivel de gastos en fuerza policial y menores niveles de
inversión en educación pública, es decir la existencia de incentivos para que las
elites controlaran la oferta de trabajo, a bajos precios y con bajo nivel de educación,
para poder extraer la mayor proporción de las rentas derivadas de la agricultura y
mantener la exclusión de una gran porción de la población del derecho al voto.
Según Bobonis (2008), dado que los costos de represión política y coerción son
menores en el sector agrícola que en sector industrial, las regiones con mayor
predominio rural y agrícola son más propensas a utilizar la represión contra el trabajo
para mantener las rentas económicas y políticas. Por otro lado, las elites dueñas de
la tierra pueden haber bloqueado las reformas escolares si estas reformas, que
promueven la formación de capital humano, pudieran afectar negativamente las
6
La mita fue un sistema de trabajo obligatorio para la población indígena que implantaron los españoles en las
nuevas colonias con el fin de extraer los recursos mineros que encontraron en ciertas regiones de Perú y Bolivia
entre 1573 y 1812 (Dell, 2009).
rentas de la tierra, inhibiendo así la industrialización y el desarrollo económico de la
región. El anterior postulado también predice que la industrialización de los
municipios cafeteros estaría retrasada como resultado de este conflicto entre la élite
terrateniente y la fuerza de trabajo. Estos resultados son similares a los obtenidos en
otros trabajos que compararon la relación histórica entre la inequidad en la
distribución de la tierra y el desarrollo entre jurisdicciones locales, en los que se
identifica una correlación parcial entre la inequidad en la propiedad de la tierra y el
nivel de alfabetismo en las regiones de mayor producción cafetera durante los
períodos de altos precios internacionales (Bobonis, 2008).
Para Colombia, Acemoglu et al. (2007), analizan el nivel de desigualdad económica
y política de los diferentes municipios de Cundinamarca para el siglo XIX y
encuentran un resultado que se opone al consenso existente en la literatura sobre el
impacto de la desigualdad sobre el desarrollo, a saber que los municipios de
Cundinamarca que eran más desiguales a nivel económico, según la distribución de
la tierra, son actualmente los que tienen el mayor nivel de desarrollo. Sin embargo
los autores demuestran que esta aparente contradicción se explica al analizar el
nivel de desigualdad política, que identifican como el factor que afecta
negativamente la trayectoria de desarrollo de largo plazo, y proponen como
explicación que los municipios donde existió una élite económica capaz de inhibir la
concentración del poder político, lograron promover una mayor oferta de bienes
públicos, en particular la educación y alcanzaron mejores desempeños económicos
en el largo plazo.
Finalmente Nugent & Robinson (2005), aunque contrastan diferentes países, hacen
un análisis muy interesante sobre el impacto del desarrollo del sector cafetero en las
regiones cafeteras de Costa Rica, Colombia, Guatemala y el Salvador, y encuentran
resultados similares a los de Bobonis (2008), donde los países que se caracterizaron
por tener elites que no dependían en alto grado de la tierra para obtener sus rentas,
basaron su economía cafetera principalmente en pequeños propietarios, con
mayores niveles de educación (Costa Rica y Colombia), y los países donde las élites
sí dependían en alto grado del latifundio heredado de la colonia, buscaron mantener
el poder político y económico expandiendo el ejercito, estableciendo políticas de
control del trabajo, reduciendo los salarios y haciendo menores inversiones en
educación. Tal como se esperaría, las regiones cafeteras de Costa Rica y Colombia
tienen hoy en día niveles de desarrollo mayores que las de Guatemala y el Salvador.
En definitiva, estos estudios empíricos han mostrado una gran variedad de
resultados en términos de la relación entre las instituciones y el desarrollo de largo
plazo a nivel nacional y regional. Por un lado las instituciones coloniales extractivas
suelen tener un impacto negativo, sobre todo cuando la tierra está distribuida de una
forma muy desigual y los dueños de la tierra tienen control sobre las instituciones
políticas. En este escenario, la élite terrateniente puede reducir la provisión de
bienes públicos como la educación, afectando la acumulación de capital humano;
inhibir la inversión en nuevas tecnologías, si estas liberan oferta de trabajo del
campo hacia el sector industrial, incluso pueden utilizar la fuerza pública para forzar
a los campesinos a trabajar en sus tierras y su poder político para inhibir la
participación de ciertos sector sociales en la toma de decisiones políticas. Sin
embargo en otros escenarios, la presencia de una élite terrateniente, que no posee
tanto poder político, puede tener efectos positivos sobre la provisión de bienes
públicos y promover mejores condiciones para el desarrollo, sobre todo si su riqueza
no depende exclusivamente de las rentas de la tierra. En estos casos, la
desigualdad parece incluso relacionarse positivamente con el desempeño
económico.
Para el desarrollo de las regiones cafeteras de Colombia, ambos escenarios parecen
haberse presentado. Por un lado regiones con élites terratenientes donde el
desarrollo no fue muy significativo, como en el Magdalena. Por otro lado regiones
donde se presentan niveles de desarrollo altos incluso con la existencia de
terratenientes cafeteros, como Cundinamarca y Santander. Regiones con alta
participación de pequeños productores en la producción cafetera, que no parecen
tener desempeños de desarrollo tan altos como los que se esperaría en
comparación con otras zonas del país. Y finalmente regiones donde el impacto de
instituciones coloniales como los resguardos, que generaron una distribución muy
equitativa de la tierra en pequeños minifundios, que tienen los indicadores más bajos
de desarrollo económico dentro de las regiones cafeteras7.
2. Desarrollo Regional del Café en Colombia:
El café fue introducido en Colombia por los Jesuitas hacia 1723 y se difundió
lentamente por el territorio nacional (Junguito & Pizano, 1991). Los primeros cultivos
comerciales se establecieron en la región del Norte de Santander y en el Valle de
Aburrá, en Antioquia, a comienzos del siglo XIX. De ahí el cultivo se expandió
principalmente por la Cordillera Oriental a los actuales departamentos de Santander,
Cundinamarca y el oriente del Tolima, dado que desde estas regiones era fácil
exportar el grano por Venezuela y por el río Magdalena (Bejarano, 1987).
Si bien el cultivo se extendió en la primera mitad del siglo XIX, la importancia del
café como cultivo exportador sólo se consolidó en la segunda mitad del siglo: en
1860 el café representaba el 8% de las exportaciones, a comienzos de 1880 su
participación era del 12% y para finales del siglo se aproximó al 50% (Junguito &
Pizano, 1991). Durante este período ocurrió un crecimiento acelerado de la
producción de café a nivel nacional. Entre 1853 y 1890 la producción había crecido a
una tasa del 21% y entre 1890 y 1930 el crecimiento fue de 7,8%. Al final del siglo se
estaban produciendo más de 3 millones de sacos (Junguito & Pizano, 1991).
Durante esta fase el café provenía principalmente de los Departamentos de Norte de
Santander, Santander y Cundinamarca, y se cultivaba bajo el sistema de haciendas.
Este sistema, heredado de la economía colonial (Paredes, 1991; Ocampo, 1984),
persistió en el tiempo en las regiones que ya estaban colonizadas antes de la
independencia (Norte de Santander, Santander, Cundinamarca, Tolima, Antioquia y
la Sierra Nevada), y se plantea que no tenía capacidad de adaptarse a los bruscos
cambios que sufrían los precios internacionales del café, lo que lo hacía un sistema
productivo poco competitivo. Además este tipo de instituciones coloniales son
asociadas generalmente con pobres desempeños económicos en el largo plazo.
7
Situación similar a la que ocurrió con la mita en Perú y Bolivia (Dell, 2009).
A finales del siglo XIX, la Guerra de los Mil Días y la caída de los precios
internacionales del café, afectan significativamente la actividad cafetera en el país, la
cual sólo se recupera de nuevo para 1905 (Junguito & Pizano, 1991). A partir de ese
año se inicia una nueva fase de crecimiento en la producción, en donde ésta se
duplica cada 10 años aproximadamente y comienzan a integrarse a la economía
cafetera las nuevas zonas de colonización de Antioquia, el Antiguo Caldas, Tolima,
Huila y Valle.
Para el año de 1932 se consolida definitivamente el Antiguo Caldas (Caldas,
Risaralda y Quindío), como la principal región cafetera del país, seguida por
Antioquia, Tolima, Cundinamarca y el Valle del Cauca. Los Santanderes, que fueron
líderes en la producción a finales del siglo XIX y principios del XX, experimentan un
bajo crecimiento en su nivel de producción durante el principio del siglo XX y poco a
poco van perdiendo importancia a nivel nacional (Junguito & Pizano, 1991)8. Algo
ocurrió dentro de la economía regional y el desarrollo del sector cafetero que relegó
a las primeras regiones pioneras en el cultivo del café del escenario nacional hacia
mediados del siglo XX y permitió el impulso en las nuevas zonas de colonización.
Gráfico 2 : Participación regional en la producción cafetera de Colombia, años
seleccionados
Fuente: Datos Junguito & Pizano (1991). Los otros departamentos incluyen: Magdalena, Boyacá, Huila y Nariño.
La literatura sobre la historia económica de la actividad cafetera explica la diferencia
en el desempeño económico de la región oriental y la nueva región cafetera del
occidente principalmente debido a la dicotomía de los sistemas productivos
predominantes en ambas regiones: por un lado las haciendas del oriente y por el
otro los pequeños propietarios del occidente, donde éstos últimos tenían mayores
incentivos para aumentar la productividad, incrementar el área sembrada de café y
eran menos vulnerables a los ciclos de los precios internacionales (Palacio, 2009;
Machado, 1988; Bejarano, 1987; Arango, 1977) 9.
9
Según Sánchez et al. (2009), si bien en las nuevas zonas de colonización entre 1873 y 1892, el número de
titulaciones fue muy superior a título del cultivador que a grandes terratenientes a través de bonos para baldíos;
la superficie entregada fue muy superior en el caso de los terratenientes, quienes recibieron el 69% del área
titulada en ese período. Por su lado Melo (2007), con base en el trabajo de LeGrand plantea que el 73% de la
tierra titulada en el país durante el siglo XIX quedó en manos de beneficiarios de concesiones de más de 1.000
Tabla 1 : Fases de expansión de la hacienda cafetera en diferentes regiones del
país
Región
Santander
Cundinamarca
Tolima
Antioquia
1
Sierra Nevada
Años de expansión de la hacienda
cafetera
1840 – 1900
1875 – 1900
1875 – 1900
1885 – 1905
1895 – 1915
Fuente: Datos Bejarano (1987), elaboración propia
1
Datos Viloria de la Hoz (1997).
Un factor fundamental en la expansión cafetera en todo el país fue la inversión de
capital comercial por parte de los comerciantes de origen urbano, quienes
organizaron las actividades de exportación (Bejarano, 1987). En Cundinamarca
entre 1880 y 1895, y en Antioquia entre 1890 y 1900, el 80% de las inversiones
fueron hechas en la apertura de haciendas cafeteras (Palacios, citado por Bejarano,
1987).
En la zona de colonización tardía como el Viejo Caldas, el café era un cultivo ideal
para los pequeños propietarios. El cultivo no requiere de grandes inversiones de
capital, es durable, su procesamiento es fácil, no requiere grandes extensiones, no
tiene economías de escala, se puede combinar con otros cultivos de subsistencia y
es compatible con suelos de mala calidad (Bejarano, 1987). Sin embargo, el café es
un cultivo de tardío rendimiento y sólo podía integrarse a las fincas una vez los
colonos hubieran estabilizado su producción para subsistencia y hubieran obtenido
el capital inicial para el café10.
Tabla 2 : Características de los sistemas productivos
Economía de haciendas
Alta variedad en los arreglos de trabajo y de
formas de pago.
Relaciones de trabajo pre-capitalistas, opresivas,
de carácter semi-servil, sobre la base del
monopolio de la tierra.
Sistema de economía dual: economía parcelaria
de subsistencia del arrendatario y economía
cafetera a nivel de la hacienda en la cual el
arrendatario debía proveer su trabajo obligatorio.
Pagos en especie y no en moneda.
Economía parcelaria
Economía autosuficiente, que le daba mayor
estabilidad y la hacía menos vulnerable a los
ciclos de precios.
Un mayor porcentaje del terreno dedicado al
cultivo del, lo que correspondía a los ingresos
monetarios de los campesinos.
Forma de trabajo más cercanas al capitalismo,
utilización de “contratos”, aparcería sin trabajo
forzoso y trabajo asalariado temporal
hectáreas y los títulos de menos de 100 hectáreas representaron sólo el 11% de las tierras concedidas. Es
probable que gran parte de las grandes concesiones haya sido explotada bajo el sistema de haciendas y que en
realidad el área que fue explotada bajo el sistema de pequeño propietario de tierra fuera relativamente pequeña a
principios del siglo XX.
10
El café fue solo uno de los múltiples cultivos que tenían los campesinos en su finca y nunca ocupó más de la
mitad del terreno; sino hasta bien entrada la modernización y tecnificación del cultivo en la segunda mitad del
siglo XX, es decir que los pequeños productores no dependían exclusivamente del café para su subsistencia, lo
que les daba una ventaja para soportar los ciclos de precios que sufren productos primarios como el café.
Prohibición del cultivo del café al arrendatario.
Formas peculiares de trabajo por la necesidad
de asegurar la mano de obra escasa, ahorrar en
el pago de jornales y disminuir los costos
monetarios para hacer frente a los riesgos de
liquidez y de los ciclos del comercio exterior.
Fuente: Bejarano (1987)
Sin embargo las condiciones geográficas, como la presencia de suelos de origen
volcánico, principalmente en la región occidental del país, y las características
climáticas, también son determinantes importantes del éxito de la actividad cafetera
en ciertas regiones del país (Palacio, 2009). Especialmente para Santander, una de
las hipótesis que se plantean para explicar el por qué de su rezago en la producción
cafetera durante el siglo XX, fue el uso intensivo que se le dio al suelo durante la
época del cultivo del tabaco y posteriormente durante el cultivo del café, que
disminuyó su fertilidad con el paso de los años, hasta afectar significativamente su
productividad (Bejarano 1987).
Otros factores que afectaron el desarrollo de la actividad cafetera regional
planteados por la literatura fueron los conflictos civiles y las guerras, especialmente
la época de la Violencia, que se vivieron con más intensidad en el oriente del país y
en particular en las regiones donde predominaban las grandes haciendas cafeteras
de Cundinamarca (Bejarano, 1987), la mayor rentabilidad que los empresarios
dueños de haciendas, en su mayoría bogotanos, encontraron en la sustitución de
importaciones en el sector industrial y que marca una reorientación del capital de la
región hacia la industrialización (Junguito y Pizano, 1991), la construcción del
ferrocarril a principios del siglo XX, que permitió la expansión de la actividad cafetera
en Antioquia y el Viejo Caldas, y que esto sumado a las condiciones geográficas
excepcionales para el cultivo de la región, lograron consolidarla como la zona de
mayor éxito cafetero del país (Palacio, 2009). Finalmente se afirma que fue el tipo de
colonización, más equitativa y con base en el pequeño productor lo que permitió el
desarrollo cafetero en el occidente del país (Junguito y Pizano, 1991, Machado,
1988)11. Es decir que las principales hipótesis se orientan bien sea a explicaciones
geográficas o explicaciones institucionales.
Sin embargo, cuando se analiza más a fondo la estructura de tenencia de propiedad
en las regiones cafeteras y se trata de ver qué relación existe entre el predominio de
instituciones coloniales extractivas, como las haciendas, o de sistemas de tenencia
de la tierra más equitativos, como los pequeños propietarios, sobre el éxito de la
actividad cafetera, se puede ver que los resultados son menos claros de lo que se
propone en la literatura. Con base en los datos Departamentales del censo cafetero
hecho por Monsalve en 1925 y el análisis de estos datos realizado por Machado
(1988), se puede ver que las regiones donde el café ha tenido un mayor desarrollo
no son necesariamente las regiones donde hay menor proporción de terratenientes.
11
Las razones presentadas en la literatura para el éxito del fenómeno llamado “colonización antioqueña” son
variadas, entre ellas están: 1. Las características personales del antioqueño, que retoma de alguna manera la idea
de razas o etnias y su importancia en el desarrollo, esta visión podría asociarse con una explicación cultural al
proceso. 2. La combinación de factores sociológicos y económicos. 3. La importancia de la minería del oro,
recalcando los tipos de relación establecidas entre los agentes dentro de este particular sistema económico,
similar a un análisis institucional de las reglas que rigen la interacción socioeconómica. 4. La economía cafetera
(Junguito & Pizano, 1991).
Gráfico 3 : Distribución de la producción en los Departamentos cafeteros con base
en Machado (1988)
Las propiedades menores a 3Ha corresponden a minifundios, las de 3 a 12 Ha
corresponden a pequeños propietarios cafeteros y las mayores a 12 Ha
corresponden a sistemas de hacienda
Si se analiza la forma en que se distribuye la producción, se puede ver que en las
regiones de Antioquia, Caldas y Tomina, que son los de mayor importancia en la
producción de café durante el siglo XX en Colombia, en realidad gran parte de la
producción proviene de las grandes haciendas. Sólo en Caldas, la producción
proviene en su mayor parte de las fincas de 3 a 12Ha, es decir las de los pequeños
propietarios.
Gráfico 4 : Distribución del tamaño de las fincas en los Departamentos cafeteros
con base en Machado (1988)
Con respecto al tamaño de las fincas, se puede ver que en todos los Departamentos
cafeteros prima el minifundio como sistema de producción, en términos absolutos,
aunque su participación en la producción total de café no sea tan significativa,
precisamente porque el tamaño del cultivo es mucho menor que en los demás
sistemas productivos.
En cuanto al desempeño económico de las diferentes regiones cafeteras en el largo
plazo, se podría esperar que las regiones que lograron basar su desarrollo en una
economía tan importante para el país como la cafetera, donde la distribución de la
tierra fue más equitativa y donde las instituciones coloniales no fueran tan
influyentes, presentaran a finales del siglo XX mejores indidcadores de crecimientos
económico. Sin embargo lo que se puede ver es que su desempeño se ubicó
alrededor del promedio nacional.
Gráfico 5 : Desarrollo en las zonas cafeteras
Fuente: DANE, Estadísticas Sociales (1993)
Caldas, que corresponde a los actuales Departamentos de Caldas, Risaralda y
Quindío y que se nombra en el documento como el Viejo Caldas, si bien es la región
de mayor éxito cafetero del país, tiene un nivel de PIB per cápita que está por debajo
del Departamento de Boyacá y es muy similar al del Departamento del Tolima, un
poco por encima del promedio nacional.
Pero al mirar indicadores de desarrollo social, la situación es muy diferente. Tanto el
índice de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), uno de los indicadores de
pobreza que calcula el Gobiernos Colombiano, como en el indicador de educación,
en este caso la tasa de alfabetismo, la situación de Caldas es muy diferentes, y se
encuentra entre las regiones donde los niveles de pobreza son los más bajos y los
niveles de capital humano son los más altos del país.
Gráfico 6 : Educación en las zonas cafeteras
Fuente: Censo de 1993
Gráfico 7 : Educación en las zonas cafeteras
Fuente: Censo de 1918 y Censo de 1938
El efecto de la economía cafetera en las regiones del país no es entonces claro.
Aunque las regiones de mayor éxito cafetero tienen indicadores de desarrollo social
muy superiores al promedio nacional su nivel de PIB per cápita no parece haber
aumentado de la misma manera, y esto parece deberse a que su nivel final de
industrialización no fue tan significativo como en otras regiones del país. Es decir
que la región cafetera por excelencia no parece haber tenido el cambio estructural
que podría esperarse según la teoría de Galor et al. (2008), de una economía
agrícola, que gracias a los aumentos de capital humano, se transforma a una
economía industrializada, incluso cuando en esta región no fue tan importante la
influencia de instituciones coloniales extractivas como la hacienda y donde la tierra
tuvo una distribución mucho más equitativa que en el resto del país.
Tabla 3 : Importancia regional de diferentes determinantes de la actividad cafetera
Instituciones coloniales
Factores
Región
Oriental
Norte de
Santander
Santander
Boyacá
Cundinamarca
Tolima
Región
CentroOriental
Antioquia
Viejo Caldas
Valle del
Cauca
Huila
Región
Occidental
Cauca
Nariño
Colonización
Geografía
Otras variables
Encomiendas Pequeña
Suelos
Distancia
Haciendas o Resguardos propiedad Antioqueños volcánicos a puertos Educación Desigualdad
**
**
**
***
***
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**
***
**
*
Región Costa
Atlántica
Bolívar
Magdalena
Fuente: elaboración propia
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**
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***
Minifundio
Minifundio
Minifundio
*
Con base entonces en esta evidencia y en la situación actual de desarrollo de las
regiones cafeteras de Colombia, se presentan a continuación los modelos
propuestos para analizar más en detalle el efecto de la economía cafetera y sus
instituciones asociadas, con el desempeño económico de largo plazo regional del
país.
3. Modelos:
1. Éxito cafetero e instituciones:
El primer modelo busca determinar cuáles fueron los factores de éxito de la actividad
cafetera en las distintas regiones de Colombia. En particular si el éxito se debió a
condiciones geográficas o a las diferencias institucionales que se establecieron en
cuanto a la forma en que se distribuyeron los derechos de propiedad de la tierra.
Para esto se plantea el siguiente modelo:
Actcafei = β 0 + β1Institucionesi + β 2Geografíai + β3Culturai + β 4 Educacióni + β 5 Desigualdad i + β 6 Federacióni + ε i
Donde:
Actcafei:
Producción promedio por hectárea del censo cafetero de 1993 en el municipio i.
Institucionesi:
Dummy de presencia de encomiendas o resguardos en el municipio i.
Proporción de haciendas en el municipio i, según el censo cafetero de Monsalve de
1925.
Proporción de pequeños propietarios en el municipio i, según el censo cafetero de
Monsalve de 1925.
Geográficas:
Altitud del municipio i
Dummy de presencia de suelos volcánicos en el municipio i
Precipitación anual promedio del municipio i
Distancia a Bogotá del municipio i
Distancia a ciudad industrial más cercana del municipio i
Distancia al puerto más importante del municipio i
Cultura:
Dummy de “Colonización antioqueña” para el municipio i
Educación:
Tasa de Alfabetismo a principios del siglo XX del municipio i
Desigualdad:
Gini de número de cafetos del municipio i, según el censo de Monsalve de 1925
Federación:
Nivel de Inversión en programas sociales, diversificación o tecnificación para el
municipio i
2. Desarrollo y economía cafetera:
El segundo modelo busca determinar la relación entre desarrollo económico de largo
plazo y la importancia de la actividad cafetera regional.
Para esto se plantea el siguiente modelo:
y i = β 0 + β 1 Instituciones i + β 2 Geografía i + β 3 Cultura i + β 4 Educacióni + β 5 Desigualdad i + β 6 Federacióni + β 7 Actcafei + ε i
Donde:
yi = Recaudo de impuestos por municipio 1990/población proyectada = proxy del PIB
per cápita municipal
Institucionesi:
Dummy de presencia de encomiendas o resguardos en el municipio i.
Proporción de haciendas en el municipio i, según el censo cafetero de Monsalve de
1925.
Proporción de pequeños propietarios en el municipio i, según el censo cafetero de
Monsalve de 1925.
Geográficas:
Altitud del municipio i
Dummy de presencia de suelos volcánicos en el municipio i
Precipitación anual promedio del municipio i
Distancia a Bogotá del municipio i
Distancia a ciudad industrial más cercana del municipio i
Distancia al puerto más importante del municipio i
Cultura:
Dummy de “Colonización antioqueña” para el municipio i
Educación:
Tasa de Alfabetismo a principios del siglo XX del municipio i
Desigualdad:
Gini de número de cafetos del municipio i, según el censo cafetero de Monsalve de
1925
Federación:
Nivel de Inversión en programas sociales, diversificación o tecnificación para el
municipio i
Actcafei:
Producción promedio por hectárea del censo cafetero de 1993 en el municipio i.
3. Industrialización y economía cafetera:
El tercer modelo busca determinar la relación que existe entre el nivel de
industrialización de las diferentes regiones cafeteras y el efecto que pudo tener la
actividad cafetera.
Para esto se plantea el siguiente modelo:
Z it = β 0 + β1 Institucionesi + β 2Geografíai + β3Culturai + β 4 Educacióni + β 5 Desigualdad i + β 6 Federacióni + β 7 Actcafet + β8 ∆ + ε i
Donde:
Zit = Industrialización:
Trabajadores del sector industrial sobre el total de la población
Consumo de energía eléctrica per cápita
% de personas que viven en área urbana
A = efectos fijos por departamento
El resto de variables propuestas son iguales a las anteriores
4. Conclusiones parciales:
Se puede decir que las explicaciones históricas a las diferencias regionales en la
actividad cafetera se centran en el tipo de colonización que sufrió una región
particular. Aquella en que se presentó la colonización española se caracterizó por
una distribución menos equitativa de la tierra, la presencia de haciendas como
sistema productivo predominante y una menor provisión de bienes públicos como
educación que pudo afectar la posibilidad de desarrollo en el largo plazo.
Por otro lado, aquellas regiones que fueron colonizadas más tarde, después de la
independencia y por el fenómeno de “colonización antioqueña”, lograron una
distribución más igualitaria de la propiedad, con una mayor proporción de pequeños
propietarios que tenían ventajas para soportar los cambios que sufren normalmente
los mercados internacionales de bienes como el café. Además fueron regiones que
lograron una mejor oferta de bienes públicos, un mayor desarrollo de vías de
comunicación y mejores niveles en sus indicadores sociales, como por ejemplo,
menor incidencia de pobreza, medida en el índice de necesidades básicas
insatisfechas.
Sin embargo, el desempeño económico de largo plazo de las regiones cafeteras
muestra un comportamiento contra intuitivo y es el hecho de que las regiones
cafeteras más importantes del país y en las que hubo una distribución
aparentemente más equitativa de la tierra, nunca sufrieron un proceso de
industrialización significativo durante más de un siglo, y tienen indicadores de
crecimiento económico intermedios con relación al promedio nacional. Esta situación
es aún más paradójica, si se comparan algunos indicadores sociales como el nivel
de educación, el índice de necesidades básicas insatisfechas y, en los cuáles, las
regiones de mayor éxito cafetero, suelen ubicarse en los primeros lugares de
desempeño nacional.
Esta evidencia va en contra de la propuesta teórica de Galor et al. (2009), que
plantea que los países más desarrollados lograron en algún momento de su historia
económica hacer una transición de una economía agrícola a una industrializada,
particularmente en aquellos países donde la distribución de la tierra, era más
equitativa. Según estos autores, el mecanismo a través del cual se lograba la
transición era formación de capital humano a través de la educación. Así sociedades
agrícolas con una distribución de la tierra más igualitaria, tendrían mayores
incentivos para establecer instituciones que proveyeran en mayor cantidad el bien
público de la educación y esto a su vez impulsaría un mayor desarrollo del sector
industrial y una transición de una economía agrícola a una economía industrial,
incrementando sustancialmente el PIB de la sociedad.
La zona cafetera de Colombia, donde se ha defendido la existencia de una
distribución de la tierra más equitativa gracias a la colonización antioqueña, no
parece haber presentado esta transición y la región parece haberse estancado en
una economía preponderantemente agrícola con base en el café.
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