la filantropía: ¿un acto de responsabilidad social?

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Cuadernos de la Cátedra “la
Caixa” de Responsabilidad
Social de la Empresa y
Gobierno Corporativo
LA FILANTROPÍA:
¿UN ACTO DE
RESPONSABILIDAD
SOCIAL?
Nº 15
Julio de 2012
Marta Curto Grau
Cátedra “la Caixa” de Responsabilidad
Social de la Empresa y Gobierno
Corporativo
Cuaderno Nº 15 - Julio de 2012
LA FILANTROPÍA: ¿UN ACTO DE
RESPONSABILIDAD SOCIAL?
Agradecimiento
La autora desea expresar su agradecimiento al Profesor Antonio
Argandoña, sin cuya contribución este cuaderno no hubiera
sido posible.
Índice
1.INTRODUCCIÓN
7
2.
FILANTROPÍA INDIVIDUAL Y FILANTROPÍA EMPRESARIAL
2.1. El donante privado
2.2. Filantropía empresarial y responsabilidad social corporativa
2.3. Guía breve para el futuro filántropo
9
9
10
14
3.
CRÍTICAS Y PUNTOS DÉBILES DE LA FILANTROPÍA
3.1. Críticas a la filantropía
3.2. Puntos débiles de la filantropía
15
15
15
4.
¿HACIA DÓNDE VA LA FILANTROPÍA?
18
5.CONCLUSIONES
19
6.REFERENCIAS
20
7.
21
LITERATURA COMPLEMENTARIA
La filantropía: ¿un acto de responsabilidad social?
INTRODUCCIÓN
En agosto de 2011, el filántropo, inversor y empresario estadounidense Warren E. Buffett pedía
al Congreso de Estados Unidos un aumento de los impuestos a las grandes fortunas1. Buffett, quien
consideraba que los superricos habían sido «mimados» por la Administración durante demasiado tiempo,
propuso esta iniciativa con el deseo de mejorar el reparto de la carga que supone la actual crisis económica.
El dinero recaudado a través de una subida de tipos impositivos a las rentas más altas puede servir,
por ejemplo, para evitar recortes en sanidad o educación pública. De la misma forma que puede ir
destinado a financiar rescates de entidades financieras con problemas. La primera opción (facilitar
el mantenimiento de servicios y bienes públicos), va destinada a garantizar el principio de equidad,
es decir, que los impuestos sean proporcionales a la capacidad de pago. La segunda, claramente, no
tiene esta finalidad, aunque puede tener otras consecuencias para el bienestar de los ciudadanos.
Al escuchar la propuesta de Warren Buffett, algunos congresistas republicanos le contestaron que,
para limpiar su conciencia, en vez de pagar más impuestos, lo que podía hacer era realizar más
donaciones, bien a las arcas del Estado, bien destinadas a la filantropía. ¿Existe alguna diferencia
entre la opción que proponen los republicanos y la que propone el Sr. Buffett? Sí. La principal
reside en el hecho de que, con las donaciones filantrópicas, el donante es quien decide a qué
causa se destina el dinero, mientras que en el caso del aumento de los impuestos, es el Gobierno
el que establece, según su criterio, cuáles son las prioridades. ¿Quién de los dos hará una mejor
elección y una gestión más eficiente de los fondos? ¿Cómo debemos realizar los ciudadanos nuestra
contribución a la sociedad: a través de impuestos o a través de donaciones a causas sociales?
¿Cómo debemos realizar
los ciudadanos nuestra
contribución a la sociedad:
a través de impuestos o
a través de donaciones a
causas sociales?
Sin duda, las cuestiones que hemos planteado no tienen una única respuesta válida. No obstante, la anécdota de
la polémica propuesta de Warren Buffet nos sirve para ofrecer una reflexión sobre la utilidad de las aportaciones
filantrópicas, las razones que llevan a los individuos a hacer donaciones, las formas más adecuadas de llevar a
cabo la actividad filantrópica y la efectividad de estas acciones. Todos ellos son temas que tratamos a lo largo
de este Cuaderno bajo el título «La filantropía: ¿un acto de responsabilidad social?».
Los estudios sobre la filantropía identifican históricamente dos corrientes analíticas diferentes: una
de ellas explica la filantropía como un acto caritativo que pretende aliviar el sufrimiento de las
personas necesitadas, mientras que la otra considera que la filantropía parte de un acto solidario
a través del cual se brindan oportunidades. Este último tipo de actuaciones ya se daban en las
antiguas Grecia y Roma, con el apoyo a las artes y al aprendizaje, o el ofrecimiento de oportunidades
al público en general (un ejemplo es el apoyo de Cayo Mecenas a los poetas del comienzo del Imperio
Romano). En la actualidad, buena parte de la actividad filantrópica está dirigida a ayudas a los países
en desarrollo. La ayuda de este tipo enviada por agentes privados se canaliza básicamente a través de
las ONG y las fundaciones. En general, estas últimas aportan fondos de manera continuada, para poder
financiar proyectos de largo plazo y, de este modo, permiten actuar sobre la raíz del problema. En cuanto
a las ONG, habitualmente trabajan para aliviar el sufrimiento de los más desfavorecidos (por ejemplo, en
casos de catástrofes naturales) y, por lo tanto, estaríamos hablando de actuaciones con un impacto más
inmediato, aunque las situaciones reales son mucho más ricas de lo que sugiere esta clasificación.
Es de sobra conocido que la filantropía es una práctica que está mucho más extendida en Estados
Unidos que en España (y, en general, en Europa). Existen pocos informes que ofrezcan un análisis
comparativo de la filantropía entre países. El mejor análisis, posiblemente, es el estudio elaborado
por la Johns Hopkins University2, en el cual se examina el peso de la filantropía (entre otros aspectos
relacionados con el tercer sector) en 36 países. En la Figura 1 ofrecemos un gráfico comparativo
elaborado a partir de los datos de este estudio. En él, presentamos el porcentaje de producto interior
bruto (PIB) que la filantropía –entendida como donaciones y voluntariado- representa en cada país.
En los países desarrollados
las áreas de actuación
con un mayor peso son:
cultura, educación, servicios
sociales y sanidad.
Esta misma base de datos elaborada por la Johns Hopkins University ofrece información sobre la
distribución de la fuerza laboral (tanto personal remunerado como voluntarios) en el sector civil.
Los datos están calculados en unidades equivalentes a tiempo completo (FTE [full-time equivalent]).
En los países desarrollados que aparecen en la Figura 1, en promedio, las áreas de actuación con
un mayor peso son (por este orden): cultura, educación, servicios sociales y sanidad. Aunque en
los países en vías de desarrollo estas áreas también son las de mayor importancia, las prioridades
cambian: la primera, a gran distancia del resto, es la educación, seguida de los servicios sociales, la
cultura y la sanidad. Como es lógico, en los países menos industrializados también es muy importante
Aquí se encuentra el artículo original escrito por Buffet, W.E. para The New York Times:
http://www.nytimes.com/2011/08/15/opinion/stop-coddling-the-super-rich.html
2
El estudio fue dirigido por Lester M. Salomon y culminó en el libro Global Civil Society: Dimensions of the Nonprofit
Sector, Vol. 2 (Salamon, Lester M., Sokolowski, S.W., and Associates; Kumarian Press, 2004).
1
Cuadernos de la Cátedra “la Caixa” de Responsabilidad Social de la Empresa y Gobierno Corporativo - IESE
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La filantropía: ¿un acto de responsabilidad social?
el volumen de trabajadores en el sector del desarrollo económico, en contraposición con lo que ocurre en los
países industrializados. En España, el sector al que se destina más personal son los servicios sociales, muy por
encima de la educación, la cultura o la sanidad. El medioambiente es otro de los campos de actuación a los
que va destinada la filantropía. No obstante, en términos de fuerza laboral, esta área tiene poca importancia,
comparada con el resto de las que hemos mencionado.
% de PIB destinado a filantropía
5%
4%
3%
2%
1%
Países Bajos
Suecia*
EE.UU.
Tanzania
Reino Unido
Noruega
Francia
Alemania
Finlandia
Canadá
Israel
Argentina
España*
Irlanda
Bélgica
Australia
Sudáfrica
Filipinas
Uganda
Kenia
Portugal
Rep. de Corea
Italia
Japón
Austria
hungria
Rep. Checa
Colombia*
Rumania
Brasil
Eslovaquia
India*
Polonia
Pakistán
Perú*
México*
0%
Figura 1. Filantropía: un análisis comparado
Fuente: elaboración propia a partir de «Comparative data tables»(http://ccss.jhu.edu/the-center/media), Center for Civil Society Studies,
Johns Hopkins University.
Notas: cifras para el año 2004; *No se dispone de datos referentes a donaciones a entidades religiosas por parte de estos países.
Como hemos dicho, el país por excelencia de la filantropía, es Estados Unidos. Prueba de ello es que el
ranking que presentó en 2010 la importante revista financiera estadounidense Barron’s –en colaboración
con el Global Philanthropy Group-, la lista de «Los 25 mejores donantes» de aquel año estaba copada de
estadounidenses. Dicha lista estaba encabezada por la fundación de Bill y Melinda Gates, conocida en todo
el mundo , que ha conseguido logros tan importantes como la rebaja drástica por parte de la industria
farmacéutica del precio de 2,4 billones de dosis de vacunas contra la polio, o la puesta en marcha –junto
con Warren E. Buffet- de una iniciativa que reta a los americanos más ricos a donar al menos la mitad de su
riqueza, antes o después de su muerte, a causas benéficas.
Es necesario concienciar
a los donantes de que
no cualquier tipo de
donación tiene un
impacto positivo, sino
que las formas también
importan.
Aunque la lista elaborada por Barron’s es de hace dos años y no está actualizada, la usamos como referencia
porque está configurada siguiendo un interesante criterio: los filántropos que aparecen en ella han sido
seleccionados no tanto por el volumen de dinero aportado como por el impacto que este ha tenido sobre
los beneficiarios. De hecho, una de las críticas más comunes lanzadas hacia la filantropía es el escaso
seguimiento que se hace de los resultados obtenidos, es decir, de su impacto.
Es imprescindible conocer las formas incorrectas de actuar dentro de este campo, para así poder evitarlas;
por ello, en el tercer apartado, abordamos los puntos débiles de la filantropía, en los que existe margen de
mejora, y las críticas que esta suele suscitar. Es necesario concienciar a los donantes de que no cualquier
tipo de donación tiene un impacto positivo, sino que las formas también importan. Así pues, la filantropía
realizada de forma inteligente posee un gran potencial para paliar importantes problemas sociales. Pero,
al mismo tiempo, la hecha con poca planificación, sin emplear métodos empresariales, sin controlar la
efectividad, etc., puede tener efectos contraproducentes.
El resto de este Cuaderno está estructurado de la siguiente manera: el primer apartado contiene una
introducción a la filantropía; en el siguiente abordamos este tema desde el punto de vista del donante
individual y el de las empresas que realizan donaciones; en el tercero, como hemos apuntado, presentamos
los aspectos críticos de la filantropía y aquellos en los que aún queda mucho margen de mejora; el cuarto
apartado habla de las perspectivas de futuro que se divisan en este campo; por último, en el apartado
Conclusiones, resumimos los elementos más importantes tratados a lo largo del Cuaderno.
Aquí se encuentra el listado de «Los 25 mejores donantes»: online.barrons.com/article/SB125935466529866955.html#articleTabs_
article%3D1.
3
8
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La filantropía: ¿un acto de responsabilidad social?
2. FILANTROPÍA INDIVIDUAL Y FILANTROPÍA EMPRESARIAL
Las donaciones filantrópicas, de las cuales se benefician millones de personas en el mundo,
provienen de dos fuentes: de donantes individuales y de empresas que financian obras filantrópicas.
Los motivos que llevan a estos dos tipos de agentes a hacer una donación son diferentes, del mismo
modo que difieren en la manera de hacerlo.
2.1. EL DONANTE PRIVADO
Hasta hace poco, gran parte de la ayuda a los países en vías de desarrollo provenía de las
administraciones públicas. No obstante, cada vez ganan más peso las donaciones privadas. En 2007,
por ejemplo, las ayudas privadas al desarrollo enviadas desde Estados Unidos ascendían a 37 mil
millones de dólares, mientras que la ayuda oficial (canalizada a través del Banco Mundial) alcanzaba
los 24 mil millones.
¿Qué lleva a una persona a hacer una aportación filantrópica? ¿Adoptan los individuos posturas
diferentes a las de los Gobiernos? Desai & Kharas (2009) analizan esta última cuestión. Para ello,
por una parte, recopilan y analizan información de dos populares organizaciones sin ánimo de
lucro que operan online (GlobalGiving & Kiva4) y, por la otra, estudian los datos correspondientes
a la ayuda oficial de los Gobiernos. Los autores concluyen que los Gobiernos se preocupan por los
siguientes aspectos: qué países deberían recibir ayuda, a qué campos deben ir destinados los fondos
(agricultura, educación, gobernanza, etc.), cómo asegurarse de que el dinero se canaliza a través
de instituciones de calidad, cómo generar cambios a nivel macroeconómico o cómo asegurarse
de que los países receptores hacen lo que el Gobierno donante tiene en mente. En cambio, la
mayoría de donantes privados se fijan menos en las especificidades de cada país (el nivel de PIB,
la calidad institucional, etc.) y realizan sus donaciones basándose en las particularidades concretas
de los proyectos. Así pues, dichos filántropos buscan empatía con los proyectos que financian e
intentan comprender las circunstancias en las que viven las personas que necesitan su ayuda. En
consecuencia, los donantes privados no tienen por qué aportar más capital a los países más pobres ni
a aquellos con una mejor gobernanza. Tampoco existe un campo o tema preferido –como puede ser
la sanidad-, pero sí se observa que este tipo de donantes suele aportar más a las causas destinadas
a mujeres y a los proyectos pequeños.
Los filántropos individuales
buscan empatía con los
proyectos que financian e
intentan comprender las
circunstancias en las que
viven las personas que
necesitan su ayuda.
Hasta el momento disponemos de pocos informes que evalúen la efectividad de las ayudas privadas.
Sus defensores dicen que con esta vía se ahorran costes generales y la ayuda es menos susceptible
de corrupción. Además, argumentan que a través de la ayuda oficial de los Gobiernos –financiada
con impuestos- los contribuyentes no pueden decidir sobre los proyectos a los cuales su dinero va
destinado. Es decir, las actuaciones de los Gobiernos pueden no satisfacer las preferencias de sus
ciudadanos5. Una forma interesante de observar si esto sucede es comparar el tipo de donaciones
hechas por los ciudadanos con aquellas hechas por los Gobiernos.
En el ámbito de la filantropía privada es obligatorio hacer referencia también al mecenazgo, sin
entrar a discutir si este concepto está englobado dentro del primero, ya que no existe consenso sobre
este tema. Lo que sí está claro es que ambas actividades están íntimamente relacionadas. Hablar
de un «mecenas» es, en términos generales, hablar de una persona que hace una aportación con el
único fin de promover obras que tengan relación con la cultura (el arte, las letras, la pintura, etc.), es
decir, sin buscar contraprestación alguna ni beneficio económico a cambio6. La financiación privada
de la cultura puede realizarse de formas muy diversas, tal como apunta Argandoña (2008):
Un «mecenas» es una
persona que hace una
aportación con el único
fin de promover obras que
tengan relación con la
cultura.
• mediante una donación monetaria a una entidad cultural o artística, o a una persona o conjunto
de personas dentro de este campo, para financiar una actividad concreta;
• mediante una donación en especie, como puede ser la cesión de instalaciones para albergar
eventos culturales;
• mediante la aportación de asistencia técnica; por ejemplo, en términos de gestión y asesoramiento,
sería el caso de un abogado que ofrece desinteresadamente sus servicios o un economista que se
implica en la elaboración de un presupuesto para un proyecto cultural.
Las dos plataformas sirven para canalizar ayuda al desarrollo.
Este hecho no se limita al campo de la filantropía. Como hemos dicho en la introducción, se trata del debate recurrente
sobre la forma de gestionar los bienes y servicios de los cuales nos beneficiamos los ciudadanos: ¿necesitamos un Estado
paternalista que decida por nosotros o es mejor que los ciudadanos relevemos al Gobierno de algunas de estas tareas?
4
5
Cuadernos de la Cátedra “la Caixa” de Responsabilidad Social de la Empresa y Gobierno Corporativo - IESE
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La filantropía: ¿un acto de responsabilidad social?
Aquellas personas que opten por la vía del mecenazgo a través de donaciones monetarias tienen cada vez más
facilidades para hacerlo. Una excelente alternativa es la llamada «financiación en masa» o «micromecenazgo»
(en inglés, crowdfunding). Se trata de la cooperación entre personas que aportan dinero a un fondo común,
destinado a financiar un proyecto concreto. En este campo, GlobalGiving, entidad a la que hemos citado,
es una reconocida organización sin ánimo de lucro que promueve el crowdfunding, ejerciendo de puente
entre donantes y receptores. Fue fundada en 2002 por dos exejecutivos del Banco Mundial que, después
de crear el World Bank’s Development Marketplace, vieron un gran potencial en un mercado global de
filantropía. En este sentido, los expertos en la materia señalan que la filantropía del siglo XXI se inclina por
las microdonaciones y por facilitar a los donantes el seguimiento de los proyectos que financian7.
2.2. FILANTROPÍA EMPRESARIAL Y RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA
Hablar de RSE no
equivale a hablar
solo de filantropía,
pero la filantropía
empresarial sí que puede
considerarse un «acto de
responsabilidad social».
La actividad empresarial se sirve de los recursos presentes en el conjunto de la sociedad para producir
productos y servicios de los cuales los consumidores obtienen un provecho. Al mismo tiempo, los procesos
de producción también pueden provocar consecuencias no deseadas, como puede ser, por ejemplo, la
contaminación. Las empresas son cada vez más conscientes del deber social que tienen; en otras palabras,
de su responsabilidad social. En el primero de nuestros cuadernos, titulado «La responsabilidad social
de las empresas pequeñas y medianas», el Profesor Antonio Argandoña describía este término como «la
responsabilidad que tiene una empresa, por una parte, ante los que están dentro de la misma empresa y, por
la otra, ante el resto de la sociedad». También decía que «la responsabilidad social no es solo filantropía, acción
social o beneficencia». Luego, hablar de responsabilidad social empresarial (RSE) no equivale a hablar solo
de filantropía, pero la filantropía empresarial sí que puede considerarse un «acto de responsabilidad social».
En Norteamérica estarían de acuerdo con esta afirmación8. En España, donde existe la tendencia a querer
desligar un concepto del otro, posiblemente la reprobarían . Pero, si buena parte de la actividad filantrópica
se destina a servicios sociales, educación, cultura y, en definitiva, al desarrollo de las comunidades, ¿por qué
se debería ignorar el componente de «responsabilidad social» inherente en la filantropía?
Dicho esto, la empresa se plantea la misma pregunta que el donante individual: «¿por qué donar?». Los
motivos que hay detrás de una donación son varios: en primer lugar,, hay que tener en cuenta que no
solo los receptores de la ayuda se benefician de la filantropía, sino que la empresa también puede obtener
importantes ventajas de ella. Así, por una parte, puede servir a las empresas para mejorar su reputación
frente a sus consumidores, empleados e, incluso, reguladores. Esto se consigue utilizando la filantropía
como un instrumento de «señalización» que, al mismo tiempo que ayuda a dar publicidad al producto o
servicio ofrecido, facilita la diferenciación de la empresa de la competencia. Este punto ha sido investigado
por Fisman et al. (2006), entre otros, quienes plantean un modelo de señalización según el cual, en un
contexto donde la calidad de un producto o servicio es difícil de observar y las empresas tienen dificultades
para diferenciarse las unas de las otras, la filantropía puede ser una herramienta para identificarlas como
organizaciones «sobresalientes», e incrementar de esta forma sus beneficios. Por ello, no es de extrañar
que la filantropía empresarial tenga más posibilidades de darse en aquellos sectores donde la imagen de
la empresa es un reclamo para atraer clientes (por ejemplo, industrias que destinan muchos recursos a
campañas publicitarias).
Si la empresa opta por considerar la filantropía como una acción estratégica, para obtener mayores beneficios
tanto a nivel empresarial como social, puede ser de utilidad intentar alinear los intereses de la empresa con
los de los beneficiarios de las ayudas.
• Ejemplo: Cisco Systems tiene un programa educativo (Cisco Networking Academy) que forma a
administradores de sistemas de red. De esta forma, consiguen que sean más los usuarios que pueden
utilizar los servicios de Cisco Systems, al mismo tiempo que ofrecen atractivos puestos de trabajo a
recién graduados.
A diferencia del patrocinio que realizan las entidades, cuyo objetivo final es su propia promoción. Un ejemplo de ello son los
patrocinadores de los juegos olímpicos u otros eventos deportivos, que persiguen dar publicidad a su marca y asociarla a estándares
de excelencia.
7
Para estar al día de las últimas novedades y avances en el campo de la «donación digital», recomendamos el blog
http://givinginadigitalworld.org/.
8
Véase, por ejemplo, un artículo de Forbes Insights en qué la filantropía es identificada con la RSE:
http://www.forbes.com/forbesinsights/philanthropy_csr_2011/index.html
9
Ejemplo de ello es el siguiente artículo publicado en 2006 en Cinco Días: www.cincodias.com/articulo/opinion/responsabilidadsocial-filantropia/20060520cdscdiopi_5/
6
10 Cuadernos de la Cátedra “la Caixa” de Responsabilidad Social de la Empresa y Gobierno Corporativo - IESE
La filantropía: ¿un acto de responsabilidad social?
Tal como muestra este ejemplo, tratar de maximizar los objetivos sociales y económicos de una
empresa con la filantropía es perfectamente compatible. Se trata de escoger bien el foco de atención
al cual van dirigidas las actuaciones. En el caso de Cisco Systems, no se trataba únicamente de
invertir en educación, sino de hacerlo en aquel grupo de beneficiarios que más relación podían
tener con la empresa. En línea con estos argumentos, las inversiones que muchas empresas destinan
a países en vías de desarrollo, si bien están dirigidas a mejorar las condiciones socioeconómicas de
la región, pueden también crear nuevos mercados para sus productos y encontrar localizaciones más
productivas donde la empresa puede plantearse operar. Es posible que el lector se esté planteando
que invertir de esta forma (para mejorar el entorno) conlleva fuertes problemas de free-riding, es
decir, la creación de ese entorno mejor beneficiará a otras empresas, incluso competidoras de la que
hizo la inversión, aunque estas no hayan participado en el proyecto. Y, en cierto modo, es así, pero
hay que matizar algunos aspectos. Como bien explican Porter & Kramer (2002), el hecho de que otros
competidores puedan beneficiarse de las inversiones de un donante no significa que esas donaciones no
aporten valor al que las hace. Los autores se basan en cinco puntos para justificar su afirmación:
Tratar de maximizar
los objetivos sociales y
económicos de una empresa
con la filantropía es
perfectamente compatible.
1. Mejorar un entorno específico solo beneficia a las empresas que operan en él, y no todos sus
competidores se encuentran en este contexto.
2. La empresa que realiza filantropía puede plantearse cooperar con otras empresas (entre ellas,
competidoras) para compartir los costes a asumir y reducir los problemas de free-riding.
3. Las compañías líderes son las que están mejor posicionadas para absorber la mayor parte de los
beneficios derivados de sus actuaciones filantrópicas.
4. Cuanto más ligada esté la actividad filantrópica a la actividad productiva de la empresa, menos
posibilidades tienen los competidores de beneficiarse de ella, pues el valor añadido que pueden
obtener no es el mismo en todos los casos.
5. La compañía que da el primer paso al hacer una aportación filantrópica en una determinada
zona goza de una importante ventaja comparativa, porque es la primera en ganarse la reputación y
establecer relaciones.
La segunda razón por la cual el sector empresarial se implica en filantropía son los beneficios
fiscales que se conceden. Puesto que la actividad filantrópica genera externalidades positivas para
la sociedad, es bueno que este tipo de obras sean incentivadas mediante subvenciones públicas o
deducciones fiscales.
El tercer motivo que explica las donaciones empresariales es la motivación puramente altruista del
empresario, quien puede considerar, simplemente, que tiene un deber con la sociedad.
El mecenazgo, del que hemos hablado en el apartado anterior, suele asociarse a menudo con
personas (especialmente de gran poder adquisitivo), pero también se da en el mundo empresarial.
La creciente demanda de servicios en el ámbito social ha hecho que los Gobiernos tengan que
priorizar la provisión de este tipo de servicios, en detrimento de la cultura. Por ello, es cada vez
más importante la labor que empresas y donantes privados realizan en este campo. Además,
recientemente se viene observando que las relaciones entre la empresa donante (ya sea a través de
actuaciones propias o vía fundaciones) y la institución cultural tienden a ser cada vez más estables
en el tiempo, lo cual es positivo para el desarrollo de proyectos culturales y artísticos a largo plazo.
En España, el Gobierno es consciente de la relevancia que tiene la labor de los agentes privados en el
mantenimiento del patrimonio histórico y, para fomentarla, se establecieron una serie de incentivos
fiscales regulados por la Ley 16/1985 del Patrimonio Histórico Español10. Un ejemplo es la exención
del pago de impuestos por parte de los propietarios de inmuebles declarados de interés cultural que
hayan realizado sobre ellos obras de conservación, mejora o rehabilitación (art. 69).
Recientemente se viene
observando que las
relaciones entre la empresa
donante y la institución
cultural tienden a ser cada
vez más estables en el
tiempo.
El listado concreto de estas medidas se localiza en el título VIII del documento:
http://www.mcu.es/patrimonio/docs/ley16-1985.pdf
10
Cuadernos de la Cátedra “la Caixa” de Responsabilidad Social de la Empresa y Gobierno Corporativo - IESE
11
La filantropía: ¿un acto de responsabilidad social?
Empresas con Consejos
de Administración más
numerosos donan mayores
cantidades y tienen
una mayor tendencia a
establecer fundaciones.
Las donaciones pueden ser
una manera de maximizar
el valor de los accionistas.
Por otra parte, la filantropía empresarial (corporate philanthropy) permite a los directivos de las
empresas, por una parte, apoyar a sus organizaciones caritativas preferidas, a expensas, quizá, de los
accionistas y, por otra parte, puede contribuir a aumentar su reputación personal. Ambos aspectos
generan un grave problema de costes de agencia. Brown et al. (2006) demuestran que, dado que no
son los directivos los que asumen el coste de la donación filantrópica, estos son más generosos y,
por ello, empresas con Consejos de Administración más numerosos donan mayores cantidades y tienen
una mayor tendencia a establecer fundaciones. Según los autores, este fenómeno puede tener dos
explicaciones: una basada en que cuanto mayor sea el tamaño del Consejo, mayores son los problemas de
free-riding y de comunicación que pueden aparecer, de modo que, si cada directivo intenta captar fondos
para su propia causa, el importe final agregado resulta mayor; al mismo tiempo, los resultados del estudio
de Brown et al. demuestran su hipótesis de que las donaciones pueden ser una manera de maximizar el
valor de los accionistas, puesto que los programas escogidos para recibir los fondos se seleccionan en
función de la publicidad que la donación aportará a la empresa.
No obstante, los empresarios deben ser conscientes de los límites que existen a la hora de utilizar
las campañas filantrópicas como mero instrumento publicitario de la empresa. En 1999, Philip
Morris gastó 75 millones de dólares en sus donaciones caritativas al mismo tiempo que lanzaba
una campaña de 100 millones para publicitarlas. A la luz de estos datos, fueron muchos los que
acusaron a la compañía de cinismo, ya que quedaba al descubierto cuál era el verdadero motivo de
las aportaciones benéficas.
Y hablando de cifras, el Committee Encouraging Corporate Philanthropy (CECP) -el único foro
internacional de directivos centrado exclusivamente en la filantropía internacional- presenta, desde
2005, un informe anual con cifras sobre las tendencias de la filantropía empresarial. El último
informe presentado –de 2011- es interesante, ya que en él se ven reflejadas las implicaciones que la
crisis económica está teniendo sobre este tipo de filantropía. Los resultados del informe se basan en
datos de 184 empresas que incluyen 63 de las del Top 100 publicado por Fortune 500. Las principales
conclusiones están expuestas, a grandes rasgos, en el Recuadro 1.
Recuadro 1. Reciente evolución de las donaciones empresariales
- Grandes cambios desde 2007: si bien la crisis ha tenido un fuerte impacto sobre los
beneficios empresariales, no se puede decir que todas las empresas hayan disminuido sus
aportaciones filantrópicas. De hecho, el 25% las han incrementado en más de un 25% y
un 21% las ha reducido más del 25%.
- Aumento de las contribuciones en efectivo: si bien cuando comenzó la crisis las
empresas pasaron a ofrecer donaciones «en especie» (es decir, ofrecer sus productos o
servicios en lugar de monetarias), entre 2009 y 2010 hubo un retorno a la estrategia
inicial de hacer donaciones en efectivo.
- Incremento en donaciones médicas: las empresas farmacéuticas han realizado
importantes donaciones en especie, en forma de medicinas, a personas que no disponían
de seguros médicos con suficiente cobertura.
- Mayores transferencias y con objetivos mejor acotados: las compañías se centran
cada vez más, en unicamente uno o dos problemas sociales, en lugar de en intentar
abarcar una gran cantidad de programas con sus donaciones.
- Dar prioridad a las necesidades básicas: las áreas de sanidad básica, servicios sociales,
educación y desarrollo económico reciben importantes cuantías.
- Aumento de la ayuda destinada a desastres naturales: en especial, al desastre
provocado por el terremoto de Haití en 2010.
- Mayor compromiso de los empleados: son cada vez más frecuentes las empresas
que, con el fin de atraer talento, ofrecen a sus empleados la posibilidad de participar en
actividades de voluntariado y otro tipo de contribuciones sociales.
Fuente: http://www.corporatephilanthropy.org/research/benchmarking-reports/givingin-numbers.html
12 Cuadernos de la Cátedra “la Caixa” de Responsabilidad Social de la Empresa y Gobierno Corporativo - IESE
La filantropía: ¿un acto de responsabilidad social?
Mencionadas las fundaciones, dedicaremos los últimos párrafos de este apartado a hablar de ellas,
porque hay notables diferencias entre «hacer una donación caritativa» y «establecer una fundación
caritativa». En general, se trata de organizaciones que operan como intermediarias, concediendo
subvenciones a otras instituciones que son las que llevan a cabo los proyectos sociales, culturales,
etc. Esto no significa que su actividad se tenga que limitar a la de un simple mediador, sino que
también existe potencial para aportar valor social.
Las principales ventajas de las fundaciones son:
• Pueden actuar de manera más independiente que los Gobiernos y explorar nuevas vías de
actuación, ya que están sometidas a una menor presión social que los organismos gubernamentales.
• Pueden operar a mayor escala, a más largo plazo y hacer una gestión más profesionalizada que los
donantes individuales. Precisamente, un horizonte temporal amplio es lo que aconsejan los expertos
para garantizar el éxito y la eficacia de los proyectos; para ello, recomiendan que las fundaciones
tengan Consejos de Administración relativamente estables en el tiempo.
Las fundaciones pueden
actuar de manera más
independiente, a mayor
escala y estableciendo
mejor las prioridades.
• Disponen de una mayor capacidad para establecer prioridades a las cuales dirigir los fondos, en
vez de establecer categorías más generales y dispersas que normalmente se traducen en resultados
más pobres.
En contraste con estos aspectos positivos señalados, también hay que mencionar que la donación a
través de fundaciones tiene algunos riesgos. Los más destacables son los siguientes:
• Sus costes de administración son elevados.
• Los costes administrativos en los que deben incurrir los beneficiarios de las subvenciones también
son elevados.
• La parte de los activos de las fundaciones que se dona a la beneficencia es pequeña. En Estados
Unidos, por ejemplo, tan solo el 5,5% se destina a esta función (el mínimo legal es el 5%) mientras
que el resto va dirigido a crear beneficios financieros en vez de sociales (Porter & Kramer, 1999).
Para que las fundaciones utilicen todo su potencial como generadoras de progreso social, Porter &
Kramer (1999) sugieren cuatros caminos a seguir:
1. Selección de los mejores receptores de ayudas: las fundaciones deben hacer un gran esfuerzo
a la hora de evaluar y seleccionar a las instituciones receptoras de los recursos. Se debe primar
aquellas que actúen de una manera más eficiente a la hora de paliar problemas sociales. De este
modo, la fundación se asegura de que los fondos se utilizan de la forma más productiva posible.
2. Ligado con el punto anterior, el buen uso de técnicas de evaluación y selección debe servir
a la fundación para señalizar su modo eficiente de trabajar y que ello sirva de ejemplo para otros
donantes.
3. Mejora del desempeño de las instituciones receptoras: el rol de las fundaciones no debe
limitarse a prestar dinero, sino que, para conseguir un mejor uso de estos fondos, tienen que
implicarse en la actividad de los receptores, ayudando a garantizar el uso eficiente de los recursos.
4. Promoción de la investigación: la mejor forma de crear valor social es mediante el fomento
de la investigación que busque las formas más eficientes de solventar los problemas sociales. Por
ejemplo, las fundaciones pueden crear centros que investiguen aspectos medioambientales, o que
estudien los efectos de la educación y la sanidad sobre el desarrollo económico, etc. Si bien ya hay
fundaciones que han seguido este camino, hasta el momento son pocas.
Cuadernos de la Cátedra “la Caixa” de Responsabilidad Social de la Empresa y Gobierno Corporativo - IESE
13
La filantropía: ¿un acto de responsabilidad social?
2.3. GUÍA BREVE PARA EL FUTURO FILÁNTROPO
El deseo de hacer una donación con el fin de ayudar a otras personas está latente en muchos
de nosotros. Aún así, existe un gran desconocimiento acerca de cómo llevarlo a cabo y realizarlo
de una manera eficiente11. Rockefeller Philanthropy Advisors, una importante ONG estadounidense
que asesora a filántropos y gestiona sus fondos, ha publicado una guía breve con respuestas a las
preguntas que todo filántropo incipiente (tanto personas como empresas) debería plantearse y que
resumimos a continuación:
- ¿Cuál es el motivo que le empuja a donar?
Existe un gran
desconocimiento de cómo
hacer una donación de la
manera más eficiente.
- ¿Qué se desea conseguir con la donación?
- ¿Cómo cree que se va a dar el cambio que espera?
- ¿Cómo se evaluarán los progresos conseguidos?
- ¿Quién se unirá a usted en esta tarea? ¿Qué nivel de implicación tendrá usted?
Las razones que mueven a las personas a donar son muy diversas: hay quien tiene una motivación
clara de querer mejorar el mundo, otros lo hacen por sus creencias religiosas, hay personas que
prefieren dejar parte de su herencia como donación, etc. Sea como fuere, hay que tener claro por
qué se quiere hacer una donación y a qué se quiere destinar. Este último aspecto es crucial, pues
no es recomendable fijar objetivos excesivamente generalistas, como «erradicar la pobreza en el
mundo», «reducir el analfabetismo», «combatir el cambio climático», etc. En el siguiente apartado
reflexionamos más a fondo sobre este punto, ya que resulta habitual que los filántropos planteen los
objetivos de forma imprecisa. Del mismo modo, tampoco es habitual que planifiquen adecuadamente
cómo medirán el rendimiento social que genera su dinero. Por ello, en el próximo apartado, también
daremos algunas pautas acerca de cómo llevar a la práctica este último paso.
Hay que tener claro por
qué se quiere hacer una
donación y a qué se quiere
destinar.
11
Dicha guía está disponible en: http://www.rockpa.org/document.doc?id=142
14 Cuadernos de la Cátedra “la Caixa” de Responsabilidad Social de la Empresa y Gobierno Corporativo - IESE
La filantropía: ¿un acto de responsabilidad social?
3. CRÍTICAS Y PUNTOS DÉBILES DE LA FILANTROPÍA
3.1. CRÍTICAS A LA FILANTROPÍA
Una de las críticas más conocidas a la filantropía empresarial es la que lanzó Milton Friedman en
un artículo publicado en la New York Times Magazine, titulado «La responsabilidad social de un
negocio es incrementar sus beneficios»12. Según Friedman, si el empresario ejerce su «responsabilidad
social», posiblemente tendrá que actuar de una manera que no estará de acuerdo con el interés de
sus empleados, accionistas y consumidores. Por ejemplo, si sus contribuciones sociales tienen como
efecto un incremento del precio de sus productos, esto equivaldría a gravar con un impuesto a los
consumidores, para después gastar los ingresos en aquello que el empresario desee. «Por el contrario
-dice Friedman-, si no es el empresario quien gasta el dinero, entonces accionistas, empleados y
consumidores podrán hacerlo de acuerdo con sus gustos y prioridades».
No obstante, la crítica de Friedman ignora que la actividad filantrópica, cuando no es puramente
altruista sino estratégica para la empresa, puede generar valor al mismo tiempo para los accionistas
y para la sociedad, sin que exista incompatibilidad. (Ya hemos explicado en el apartado 2.2 cómo
puede conseguirse este fin.)
Otro aspecto puesto en entredicho son las elevadas deducciones fiscales que, fundamentalmente
en Estados Unidos, se aplican a este tipo de donaciones. Estos incentivos son muy necesarios para
fomentar la filantropía en países en los que existe un bajo nivel de este tipo de actividad. No
obstante, no debemos olvidar que las deducciones fiscales se traducen, al fin y al cabo, en un menor
ingreso para las arcas públicas. Esto no es un problema siempre y cuando la Administración, que es
la que determina el nivel de beneficios fiscales, establezca, en la medida de lo posible, mecanismos
que aseguren que la filantropía se canaliza correctamente. Esto se conseguiría, según Reich (2005),
mediante mayores deducciones para donaciones destinadas a programas de reducción de pobreza o
a instituciones que lleven a cabo proyectos de lucha contra la desigualdad.
Hay otros críticos, como Ahn (2007), que consideran que los fondos con fines benéficos, canalizados
a través de fundaciones, han ayudado a «perpetuar instituciones al servicio de la élite». Por ello,
abogan por reformas fiscales más contundentes que eviten desde el inicio que la riqueza se
concentre en un número reducido de individuos. Pero esta cuestión es discutible, ya que alguien
podría afirmar que el dinero recaudado vía impuestos también puede ser utilizado incorrectamente
por los Gobiernos o los políticos para perpetuarse en el poder.
Según Friedman, si el
empresario ejerce su
«responsabilidad social»,
posiblemente tendrá que
actuar de una manera que
no estará de acuerdo con el
interés de sus empleados,
accionistas y consumidores.
Otro aspecto puesto en
entredicho son las elevadas
deducciones fiscales que
se aplican a este tipo de
donaciones.
3.2. PUNTOS DÉBILES DE LA FILANTROPIA
Llegados a este punto, nos quedan por tratar dos importantes aspectos que los filántropos abordan
muy a menudo de forma incorrecta y en los que su mejora permitiría a la filantropía ser un buen
catalizador de progreso social.
El primero de ellos es la falta de concreción, por parte de fundaciones, empresarios y filántropos
individuales, acerca de los proyectos que serán beneficiarios de la ayuda. En otras palabras: existe
la tendencia a querer resolver demasiados problemas (o problemas demasiado complejos) en vez de
poner el foco de atención en uno concreto. En el apartado 2 ya mencionamos la breve guía práctica
publicada por Rockefeller Philanthropy Advisors. Nos remitimos de nuevo a ella para resumir algunas
de las sugerencias que pueden ayudar al filántropo a escoger de manera inteligente el proyecto al
que destinará sus fondos. La estrategia a seguir se simplifica en tres pasos:
El primer punto débil es la
falta de concreción acerca
de los proyectos que serán
beneficiarios de la ayuda.
1. Acotar el tema: establecer el reto que se quiere conseguir (puede ser general, como la lucha
contra la pobreza, o más específico, como la educación de niños con deficiencias mentales), pensar
en el tipo de comunidad a la que en concreto se dirigirán los fondos, su localización geográfica, etc.
2. Estrechar el campo de actuación: lo cual no significa tener un solo foco de atención, pues se pueden
tratar temas diversos que relacionados entre sí se complementen para conseguir el objetivo deseado.
3. Definir el objetivo a conseguir: no es suficiente con tener claro cuál es el reto que se quiere alcanzar,
sino que también hay que pensar desde un inicio en cómo será el resultado del trabajo realizado.
Aquí se encuentra el artículo completo:
http://www.colorado.edu/studentgroups/libertarians/issues/friedman-soc-resp-business.html
12
Cuadernos de la Cátedra “la Caixa” de Responsabilidad Social de la Empresa y Gobierno Corporativo - IESE
15
La filantropía: ¿un acto de responsabilidad social?
Obviamente, no todas las organizaciones actúan de manera incorrecta. Son muchas las que lo hacen
de forma adecuada y gracias a ello contribuyen al avance de la sociedad. En el Recuadro 2 reflejamos
el caso de una de ellas como ejemplo de buena práctica.
Recuadro 2. La Fundación Carolina: una buena definición de objetivos y de
instrumentos para conseguirlos
La Fundación Carolina es una institución cuyo objetivo es promover «las relaciones
culturales y la cooperación en materia educativa y científica entre España y los países de
la Comunidad Iberoamericana de Naciones (CIN)».
En su planteamiento, decidió dar prioridad a cuatro áreas: cultura, educación, ciencia
y tecnología. Además, fijó desde los inicios una comunidad específica a la cual dirigir
sus ayudas.
Para conseguir sus objetivos ha puesto en marcha cuatro programas:
a) Programa de Formación: destinado a facilitar y promover, mediante becas, la ampliación
de estudios de titulados universitarios, y la especialización y actualización de conocimientos
de posgraduados, profesores, investigadores y profesionales de Iberoamérica.
b) Programa de Investigación: gestionado a través del Centro de Estudios para América
Latina y la Cooperación Internacional (CeALCI). El fin es fomentar el conocimiento
y el debate de ideas sobre la realidad de los países en desarrollo, y de Iberoamérica
en particular, y realizar análisis y propuestas sobre la mejor manera de enfrentar los
problemas en estos países.
c) Programa Internacional de Visitantes: ofrece a aquellas personas con un claro
potencial en sus respectivos países la ocasión de establecer contacto con personas e
instituciones españolas de su ámbito de interés, y dar a conocer, de primera mano, la
realidad actual española, así como fomentar relaciones estrechas entre España y el país
de origen del visitante.
d) Programa de Responsabilidad Social: su misión es sensibilizar a la sociedad acerca
de la importancia de desarrollar mecanismos que mejoren la calidad de vida de los
trabajadores y del medio en el que se lleva a cabo la actividad empresarial.
Toda la información sobre la Fundación Carolina está disponible en:
www.fundacioncarolina.es
El segundo aspecto a
mejorar es la realización
de estudios de medición
del impacto generado por
las obras filantrópicas y la
eficacia y eficiencia de los
proyectos.
El segundo aspecto a mejorar es la realización de estudios de medición del impacto generado por
las obras filantrópicas y la eficacia y eficiencia de los proyectos que se llevan a cabo. Rockefeller
Philanthropy Advisors ha elaborado una guía resumida de cómo puede medirse la efectividad. Según
este documento, los métodos más comúnmente utilizados son los tres descritos a continuación:
1. Evaluación
Es el más utilizado en el campo del sector sin ánimo de lucro. También es habitual que se use en la
medición del impacto de políticas públicas. Algunos de los métodos son:
a) Comparar los objetivos planteados con los resultados obtenidos. En este caso es necesario que los
objetivos sean concretos y cuantificables. Esta es una de las vías menos costosas.
b) Evaluación de los procesos. Con ella no solo se estudia el resultado final, sino que se analiza en
detalle el proceso y se identifican los puntos a corregir.
16 Cuadernos de la Cátedra “la Caixa” de Responsabilidad Social de la Empresa y Gobierno Corporativo - IESE
La filantropía: ¿un acto de responsabilidad social?
c) Diseño experimental. Se trata de comparar el comportamiento de dos grupos: el de tratamiento
(sometido al programa) y el de control (no sometido al proyecto). Un ejemplo de este tipo de análisis
son las técnicas de matching, que requieren de una base de datos suficientemente grande para
poder hacer inferencia y, además, el procedimiento a seguir es relativamente sofisticado. Una buena
guía –aunque algo técnica- sobre estos métodos está disponible en Duflo & Kremer (2003)
d) Evaluación de clusters. Este método consiste en comparar resultados entre una series de programas
similares o bien en comparar programas de diferentes tipos pero con fines parecidos.
2. ROI
El ROI (Return on investments) es un ratio que mide la relación entre los fondos invertidos en un
proyecto y los beneficios obtenidos (es decir, el rendimiento de una inversión). Como se muestra en
el Recuadro 3, puede ser útil para tomar decisiones entre varios programas.
Recuadro 3. ¿Cómo escoger el mejor método para tratar la malaria?
Acumen Fund –un fondo de capital riesgo- tenía como objetivo combatir la malaria
en África mediante mosquiteros tratados con insecticidas. Una de las opciones que se
planteó fue hacer una donación a una organización sin ánimo de lucro que distribuía
estos mosquiteros; otra era transferir la tecnología a un fabricante local. Los cálculos
que Acumen hizo fueron:
Préstamo de 390.000$ a una firma de textil local
93.000 mosquiteros = 1,3 personas por año protegidas por cada dólar gastado
Subvención de 350.000$ a una organización sin ánimo de lucro
1.000.000 mosquiteros = 15,4 personas por año protegidas por cada dólar gastado
Naturalmente, la opción escogida fue la de transferir la tecnología al fabricante local.
3. Pensamiento sistémico
Este tipo de análisis parte del estudio, mediante un enfoque amplio, de un problema complejo, con
el fin de identificar los factores principales que lo explican. Con ello se pretende cambiar todo el
sistema. Un ejemplo de es el procedimiento seguido por la ONG gallega Semilla para el Cambio, que
trabaja para mejorar las condiciones de vida de la infancia más desamparada en Benarés (la India).
En sus inicios, la ONG centró todos sus esfuerzos en proporcionar educación a estos niños que, de
lo contrario, tendrían que trabajar en pésimas condiciones. Después de evaluar los resultados del
primer año se dieron cuenta de que los niños necesitaban algo más que complementar su formación,
y diseñaron un programa integral que actúa también sobre su nutrición y su salud. Posteriormente,
consideraron que también sería de gran ayuda que las madres se involucraran más en el proyecto.
Para ello, diseñaron el programa Marina Silk, que ofrece formación y un oficio a las mujeres de
los slums (chabolas) de Benarés, para que dejen de recoger basura y se ganen la vida dignamente
pintando seda. Con todas estas actuaciones, Semilla para el Cambio ha logrado adoptar un enfoque
más global para atajar el problema del trabajo infantil en los slums de Benarés.
Cuadernos de la Cátedra “la Caixa” de Responsabilidad Social de la Empresa y Gobierno Corporativo - IESE
Un método de medición del
impacto es el “pensamiento
sistèmico”, es decir, el
estudio mediante un
enfoque amplio del
problema.
17
La filantropía: ¿un acto de responsabilidad social?
4. ¿HACIA DÓNDE VA LA FILANTROPÍA?
Según los expertos, la
“filantropía estratégica” es
el camino que se seguirá en
un futuro.
La filantropía ha entrado
también en la era digital.
Como hemos visto en el anterior apartado, a la filantropía –sea individual o empresarial- le queda
un largo camino por recorrer, ya que hay varios ámbitos que requieren importantes mejoras. Los
expertos en la materia ya han dado un toque de atención y los filántropos han empezado a aplicarse.
El primer aspecto a atajar es una mejor focalización y definición de los proyectos. El segundo,
un mayor esfuerzo en la evaluación de los resultados. Como muchos apuntan, se trata de aplicar
métodos empresariales ya existentes que lleven a una mejor gestión de los fondos invertidos. Además,
los empresarios deben tener en cuenta que la actividad filantrópica de sus empresas puede tener
una repercusión positiva sobre los resultados de las mismas. En este sentido, algunas organizaciones
ya han empezado a aplicarse, llevando a cabo lo que se conoce como «filantropía estratégica».
Según los expertos, este es el camino que se seguirá en un futuro, dado que permite sacar el mejor
rendimiento a las donaciones, especialmente en estos tiempos de presupuestos ajustados.
La actual crisis económica ha propiciado cambios diversos en la actitud de los Gobiernos frente la
filantropía. Por una parte, en países como Estados Unidos, Eslovaquia y Hungría se han recortado las
deducciones fiscales con el fin de incrementar los ingresos públicos. Por otra, en muchos otros países
se han introducido deducciones e incentivos fiscales para que el sector privado pueda cubrir alguno
de los gastos que el Gobierno ya no puede asumir. Así ha sucedido en Italia, Francia y Luxemburgo.
En el caso de España, aún nos queda un largo camino por recorrer en este sentido. En una entrevista
realizada en 2010, Antonio González, portavoz de la Coordinadora de ONG para el Desarrollo-España
(CONDGE), opinaba que el país necesita «que el Estado cree políticas públicas y fiscales más fuertes
que favorezcan las labores filantrópicas». Pero, al mismo tiempo, hacía una afirmación que sugeriría
que a lo mejor este tipo de medidas no son suficientes, ya que hay un componente cultural difícil de
cambiar. Como decía González, en España «la gente con mayor poder adquisitivo no ha desarrollado
todavía la responsabilidad que sienten los estadounidenses de tener que devolver a la sociedad lo
que la sociedad les ha dado».
Recientemente también se han observado dos tendencias en el mundo de la filantropía empresarial:
existe una mayor implicación de los donantes en los programas o en las instituciones beneficiarias, a
través de una mayor participación en el diseño de los proyectos y la evaluación de los resultados; y
se observa una mayor y más regular colaboración entre varios donantes que va unida, en ocasiones,
a la interacción con Gobiernos y entidades sin ánimo de lucro. (Argandoña, 2008, pp. 3-4)
Por otra parte, la filantropía ha entrado también en la era digital. Las nuevas tecnologías tienen un
gran potencial para hacer crecer las donaciones, pues ayudan a realizar pequeños pagos de forma
más sencilla y rápida y a un menor coste. Por su parte, las redes sociales e internet ayudan a divulgar,
el trabajo de las ONG, las fundaciones, proyectos que requieren financiación, etc.
La financiación a través de
la “filantropía de riesgo” es
concedida con una visión
a más largo plazo que
garantiza la sostenibilidad
de los proyectos.
Finalmente, existe una forma relativamente nueva de enfocar la filantropía: mediante la adopción,
en este sector, de modelos de capital riesgo. Es la llamada «filantropía de riesgo» (venture
philanthropy). La financiación recibida a través de esta vía es concedida con una visión a más largo
plazo que garantiza la sostenibilidad de los proyectos. Además, puede utilizar instrumentos distintos
a las subvenciones. El resultado final es una mayor involucración del donante en los proyectos que
financia. Algunos ejemplos de modelos exitosos son Social Venture Partners, Invest for Children e
Impetus Trust. Entonces, ¿es este el futuro de la filantropía? Como advierten Mair & Hehenberger
(2007), esta es una estrategia efectiva solamente en algunos casos. En concreto, puede ser de utilidad
«para hacer crecer una entidad sin ánimo de lucro joven y de rendimiento probado». Se trata de que
las organizaciones que proporcionan este tipo de capital realicen una labor complementaria a la de
los organismos filantrópicos tradicionales, como las fundaciones, y no sustitutiva.
18 Cuadernos de la Cátedra “la Caixa” de Responsabilidad Social de la Empresa y Gobierno Corporativo - IESE
La filantropía: ¿un acto de responsabilidad social?
5. CONCLUSIONES
La filantropía ha sido capaz de movilizar importantes sumas de capital privado para invertirlo en
aspectos sociales como la cultura, la educación, la sanidad, etc. Las donaciones se realizan por
personas a título individual o empresas, y los motivos que las mueven a donar son distintos. Así, en
el caso de las primeras, es posible que las lleven a cabo empujadas por una motivación puramente
altruista, por la cual sienten la obligación moral de hacer una contribución a la sociedad, o puede
haber un deseo personal de forjarse una buena reputación; incluso pueden estar motivadas por
deducciones fiscales que, en algunos países, son considerables. En cuanto a las contribuciones que
la empresa realiza en este campo, pueden deberse al altruismo y la generación de reputación, pero
también pueden servirle para dar a conocer mejor su producto o servicio o para afianzar la relación
con sus consumidores y realzar la imagen de la compañía, ya que de este modo demuestra su
preocupación no solo por los beneficios económicos, sino también por los problemas sociales. En
este Cuaderno también hemos querido hacer énfasis en los puntos débiles que se han identificado
en la filantropía para que aquellos que se dedican a ella, o estén considerando hacerlo, no cometan
dichos errores. Veíamos que los fallos más habituales y relevantes son dos: el primero, la falta de
concreción a la hora de definir los proyectos que se beneficiarán de las ayudas. Como también
hemos indicado al respecto, la forma correcta de actuar consiste en seguir tres pasos: acotar el tema
o problema a tratar, estrechar el campo de actuación y hacer una definición precisa del objetivo a
conseguir; el segundo fallo común entre los filántropos es no contar con una estrategia para medir
los logros conseguidos con la ayuda aportada. Para ello existen varios instrumentos, que también
hemos explicado brevemente en el apartado 3: la evaluación, el uso del ROI y el pensamiento
sistémico (es decir, enfocar el problema de manera global).
Las contribuciones
filantrópicas empresariales
pueden ser por altruismo y
generación de reputación,
pero también para dar a
conocer mejor un producto
o afianzar la relación con
los consumidores y realzar
la imagen de la compañía.
Por último, hemos señalado los caminos que, posiblemente, la filantropía va a seguir en un futuro más
o menos próximo. En este sentido, en el campo empresarial, va a ganar peso la llamada «filantropía
estratégica», con la cual se persigue una mayor involucración del filántropo en la causa que financia.
Por otra parte, las nuevas tecnologías pueden suponer un relanzamiento de la filantropía, entre otras
razones porque facilitan que las personas hagan donaciones y estén más al corriente de proyectos
que requieren financiación u otros tipos de ayuda. Además, cada vez hay una mayor implicación
por parte de los donantes en los programas o en las instituciones beneficiarias y una mayor y más
regular colaboración entre varios donantes, unida a la cooperación con Gobiernos y entidades sin
ánimo de lucro. Finalmente, puede que la incipiente «filantropía de riesgo» juegue un papel más
importante que el actual en los próximos años, aunque los expertos consideran que no será una
actividad sustitutiva de la filantropía tradicional.
Cuadernos de la Cátedra “la Caixa” de Responsabilidad Social de la Empresa y Gobierno Corporativo - IESE
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La filantropía: ¿un acto de responsabilidad social?
6. REFERENCIAS
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Organizations. Responsive Philanthropy, Fall.
Argandoña, A. (2008). La empresa y la promoción de la cultura. IESE Business School, OP-150.
Brown, W. O., Helland, E. y Smith J. K. (2006). Corporate philanthropic practices. Journal of Corporate
Finance, 12: 855–877.
Desai, R.M. y Kharas, H. (2009). Do Philanthropic Citizens Behave Like Governments? Wolfensohn
Center for Development at Brookings Working Papers, 12.
Duflo, E. y Kremer, M. (2008). «Use of Randomization in the Evaluation of Development Effectiveness».
Evaluating Development Effectiveness, Transaction Publishers: World Bank Series on Evaluation and
Development, vol. 7: 93–120.
Fisman, R., Heal. G. y Nair, V.B. (2006). A Model of Corporate Philanthropy. Working Paper, Wharton
School, University of Pennsylvania. Disponible online en: http://knowledge.wharton.upenn.edu/
papers/1331.pdf
Mair, J. y Hehenberger, L. (2007). Venture Philanthropy. Technical Note, DGDN-656-E, IESE Publishing.
Porter, M.E. y Kramer, M. R. (1999). Philanthropy’s New Agenda: Creating Value. Harvard Business
Review, November-December, 77(6): 121–130.
Porter, M.E. y Kramer M.R. (2002). The Competitive Advantage of Corporate Philanthropy. Harvard
Business Review, December, 80(12): 56–69.
Reich, R. (2005). A Failure of Philanthropy: American Charity Shortchanges the Poor, and Public
Policy is Partly to Blame. Stanford Social Innovation Review, Winter: 24-33.
20 Cuadernos de la Cátedra “la Caixa” de Responsabilidad Social de la Empresa y Gobierno Corporativo - IESE
La filantropía: ¿un acto de responsabilidad social?
7. LITERATURA COMPLEMENTARIA
Este último apartado lo dedicamos al lector que desee ampliar la información sobre el tema
que hemos abordado en este Cuaderno. A continuación presentamos libros, informes y artículos
académicos que pueden ayudar a profundizar en la materia.
LIBROS
• Sobre cómo llevar a cabo obras filantrópicas de forma eficiente
Crutchfield, L.R., Kania J.V. y Kramer, M.R. (2011). Do More than Give: The Six Practices of Donors
who Changed the World. Jossey-Bass.
Morino, M. (2011). Leap of Reason: Managing to Outcomes in an Era of Scarcity. Venture Philanthropy
Partners.
Tierney, T.J. y Fleishman, J.L. (2011). Give Smart: Philanthropy that Gets Results. Public Affairs.
ARTÍCULOS CIENTÍFICOS
• Revisiones de literatura sobre filantropía
Lindahl, W.E. y Conley, A.T. (2002). «Literature Review: Philanthropic Fundrasing». Nonprofit
Management and Leadership, Autumn (Fall), 13(1): 91-112.
• Sobre el efecto de las deducciones fiscales sobre las contribuciones filantrópicas
Boskin, M.J. y Feldstein, M. (1977). «Effects of the Charitable Deduction on Contributions by LowIncome and Middle-Income Households: Evidence from a National Survey of Philanthropy». Review
of Economics and Statistics, 59: 351-354.
Tiehen, L. (2001). «Tax Policy and Charitable Contributions of Money». National Tax Journal,
December, 54 (4): 707-723.
• Sobre la racionalidad económica de la filantropía
Schwartz, R.A. (1970). «Personal Philanthropic Contributions». Journal of Political Economy,
November-December, 78: 1264-1291.
• Sobre capital riesgo filantrópico y RSE
Wulfson, M. (2001). «The Ethics of Corporate Social Responsibility and Philanthropic Ventures».
Journal of Business Ethics, 29: 135-145.
INFORMES Y GUÍAS
• Datos sobre el sector de capital riesgo filantrópico a nivel europeo
A Guide to Venture Philanthropy for Venture Capital and Private Equity Investors (2011). EVPA
Knowledge Centre. Fuente: http://www.socialinnovationeurope.eu/node/2110
• Informe sobre donaciones digitales
«Digital Giving: Modernising Gift Aid; Taking Civil Society into the Digital Age» (2010). ResPublica.
Fuente: https://www.cafonline.org/pdf/Digital%20Giving.pdf
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Av. Pearson, 21
08034 Barcelona
Tel.: 93 253 42 00
Fax: 93 253 43 43
www.iese.edu
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