Cloroformo Jamás va a estar seguro de nada, ni siquiera de su

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Cloroformo
Jamás va a estar seguro de nada, ni siquiera de su nombre, ese que nunca reconoce como suyo las veces
que cede al alcohol (se le sube muy rápido, por eso lo evita, pero sabe que aún así de ebrio recuerda lo
importante: su nombre, su hermano, respirar, ella...) pero el alcohol no es una buena forma de morir.
Ni siquiera sabe si quiere morir de verdad, por eso usa el cloroformo. Antes no lo conocía pero
ella lo mencionó una vez "te deja inconsciente un rato" se repitió con un eco cuando la escuchó, por
supuesto que ella no lo decía con la intención de que él lo usara de esa forma, era una curiosidad. Ay,
linda, si supieras en lo que terminaron esas palabras inocentes...
Lo usa todas las noches, cada vez más temprano y ha comenzado a pensar en que tal vez la
repetición sí lo mate. No le importa, hace tres años que todo dejó de importarle "te rindes muy rápido"
repite esa voz en su cabeza de vez en cuando. Siempre la reprime, esa voz es la culpable de su miseria
después de todo.
La voz le habló a los quince años y se lo dijo: "Tal vez no fue así en la literatura, pero en la vida
real seguro que Romeo y Julieta sobrevivieron" y él le creyó aquel comentario sin fundamento. Para
empezar esos tipos no se aman en realidad, luego está el hecho de que no, en la vida real tampoco
sobrevivieron (hay muchas menos posibilidades). Debería dejar las comparaciones de su vida con
historias ficticias.
Camina hasta su casa, o eso cree que hace, sólo lo alucina y la ve ahí, en el umbral de la puerta
sin que el daño hubiese ocurrido (en apariencia, sabe que ocurrió) y no le dice nada. Tienen dieciocho
años y él está a punto de morir ahogado en su última inhalación de cloroformo.
—Eso fue lo único bueno que hice con mi vida —susurra justo antes de rozar sus labios y
marcharse sonriendo.
Es lo último que ve justo antes de rozar el trapo empapado y terminar de morir.
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